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Diferencias entre Alabanza y Adoración

Como introducción al estudio del significado de la adoración, sería útil tener una
perspectiva más clara sobre algunas de las diferencias entre la alabanza y la adoración.
Con frecuencia operan en diferentes campos. A veces, sin embargo, es casi imposible
diferenciar entre alabanza y adoración; diferentes individuos al mismo tiempo pueden
expresarías en un culto. Al levantar las manos o danzar delante del Señor, ¿los creyentes
alaban o adoran? Podrían hacer ambas cosas, pues las formas externas de la alabanza y
la adoración son a menudo idénticas.

Es casi tan difícil separar la alabanza de la adoración como dividir el alma y el espíritu.
Parece seguro que el alma y el espíritu son dos aspectos diferentes del hombre, pero se
vuelve muy difícil identificar las diferencias. Cuando uno siente cierto impulso, ¿cómo
puede determinar si viene del espíritu o del alma? Sólo hay una cosa bastante aguda
para separar entre el alma y el espíritu, y es la Palabra de Dios (Hebreos 4:12) Ni
siquiera puedo analizar la diferencia en “propio ser”. De modo semejante, la alabanza y
la adoración son dos entidades diferentes, pero es a menudo imposible separarlas.

Las cuatro expresiones conocidas como oración, acción de gracias, alabanza y


adoración tienen una relación muy íntima. Hay partes dentro de ellas que se
sobreponen. Al ver la superposición en el diagrama de abajo, quizás se pueda entender
por qué es difícil separarlas por completo la una de las otras.

Así que, las diferencias entre la alabanza y la adoración en este capítulo son casi
hipotéticas. Se entiende mejor la esencia de la adoración al examinar esas diferencias
"hipotéticas.

Primero: Dios no necesita las alabanzas; el creyente sí necesita alabarlo. Dios ha


ordenado la alabanza, no por lo que le afecte a Él sino por los cambios que obra en los
creyentes. Los pone en buena relación con Dios y es una etapa necesaria en el proceso
de la humillación de uno mismo. Dios recibe muchas alabanzas de sus otras múltiples
creaciones; Él sigue muy bien aunque alguna u otra persona rehúsen alabarlo. Sin
embargo, el Padre busca adoradores (Juan 4:23). Los busca porque los necesita.
Obsérvese que Dios busca adoradores, no la adoración. No necesita la adoración, sino
que busca fervorosamente a los que han adoptado la vida y la mente del adorador.

Segundo: La alabanza puede ser a veces distante, pero la adoración es, por lo general,
íntima. El corazón del hombre no tiene que estar cerca de Dios para que ocurra la
alabanza. En una ocasión, Jesús dijo que las rocas clamarían si sus discípulos no lo
alababan (Lucas 19:37-40). Es obvio que las rocas no tienen una relación con el Dios
Todopoderoso, y no existirá nunca una interacción de personalidades entre Dios y una
roca, pero la alabanza todavía es posible. Cualquier persona o cosa puede alabarlo; los
árboles, las montañas, los ríos, el sol, la luna y las estrellas alaban al Señor (Salmo
148:3-12), aunque Dios no tiene relación con ninguno de ellos.

La adoración es diferente, pues acerca a los creyentes al corazón de Dios. La relación es


un requisito de la adoración porque ésta es una calle de dos vías, que incluye tanto el dar
como el recibir. Es posible que la alabanza ascienda por una sola vía, pero la adoración
involucra la comunión y la comunicación.
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Tercero: La alabanza siempre se ve o se oye; la adoración siempre es evidente al


observador. Hay veces cuando la adoración es en todo tan visible y evidente como la
alabanza, pero no siempre es así. A veces la adoración es silenciosa e invisible. La
Biblia dice que los ancianos caen postrados delante del trono en adoración. Me imagino
que parecen casi sin vida al derramar su ser y humillarse delante del Señor. No siempre
es posible ver a la gente y determinar si adoran o no. Uno se podría atrever a juzgar si
otro está alabando a Dios, porque la alabanza siempre es obvia a otros, pero sólo hay
Uno que sabe si alguien adora de veras.

Cuarto: La alabanza es en su mayor parte en sentido horizontal en su propósito,


mientras que la adoración es primeramente interacción vertical. Mucho ocurre en el
nivel horizontal cuando se alaba a Dios; los participantes se hablan unos a otro declaran
sus alabanzas delante de los demás; pero la adoración es más privada y se enfoca más en
la Divinidad. La alabanza tiene funciones verticales, y la adoración tiene algunos
elementos horizontales, pero estas no son sus direcciones principales

La alabanza es a menudo una preparación para la adoración. Dios trata de enseñarle a la


Iglesia a alabar antes de entrar e plenitud de la adoración, pues una vez que el creyente a
aprendido lo que significa alabar al Señor con todo su ser, puede después con facilidad
ser un buen adorador. Si hay inhibiciones en la alabanza, es posible quedar atado en la
adoración también.

Se puede concebir la alabanza como la entrada a la adoración. Muchas veces es más


fácil alabar que adorar. Por eso, si hay dificultad para entrar en la adoración, el
comenzar con la alabanza ayudará a que la adoración fluya más fácilmente. Se canta
para entrar en la alabanza, y a veces se alaba para entrar en adoración; pero el canto no
garantiza la alabanza, así como la alabanza tampoco garantiza que se pasará el umbral
hacia la adoración.

Hay excepciones al punto siguiente, pero por regla general la experiencia afirma que la
adoración va acompañada de cantos más lentos, y la alabanza de cantos más rápidos. No
es que el compás lento siempre denote adoración, y que el compás rápido sea igual a la
alabanza; más bien, el compás de los cantos lentos es más adecuado a la adoración, y los
cantos más rápidos se prestan más a la actividad que caracteriza a la alabanza. Por
supuesto hay excepciones ocasionales, pero estas generalizaciones ayudan a entender
las diferencias entre la alabanza y la adoración. En realidad, una de las mejores mane-
ras de decidir si un canto es un coro de alabanza o de adoración es considerar no sólo la
velocidad del compás sino el tema de la letra.

Hay que recordar, no obstante, que la música es un catalizador de la adoración, y no


garantiza ni denota adoración. Alguien podría decir: No me siento bien con todo este
énfasis en la adoración porque no me gusta cantar. El gusto del canto no tiene nada
que ver con la adoración.

En Lucas 7, la mujer que le ungió los pies a Jesús es un ejemplo de una buena
adoradora; no se tocaron instrumentos musicales delante de ella, ni estaba cantando,
pero adoraba de la manera más notable y loable. La adoración no es una actividad
musical sino una función del corazón.
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Otra diferencia entre la alabanza y la adoración se puede ver en que, a veces, hay que
empezar a alabar con mucho entusiasmo. A menudo es necesario agitar el cuerpo y el
alma para alabar al Señor. La adoración parece funcionar a un nivel diferente, sin incluir
un esfuerzo humano al mismo grado. Se caracteriza más a menudo por el deleite
silencioso y retraído en la presencia de Dios.

El espíritu está dispuesto a adorar, pero el cuerpo es débil y reacio. Como la alabanza se
expresa de modo físico, requiere que se estimule el cuerpo. Sin embargo, puesto que la
adoración es más una función del espíritu, lo que se necesita no es estimular el cuerpo,
sino desatar el espíritu.

Con estos comentarios no se propone la implicación de que la adoración es superior o


más noble que la alabanza. Ambas expresiones son igualmente importantes, y ambas
desempeñan un papel de importancia vital en la vida de todo creyente y toda
congregación. Si se cree que la adoración es más deseable que la alabanza, el énfasis se
pondrá en cada culto de alabanza en el paso a la adoración. Con frecuencia, es
apropiado permanecer en la alabanza cierto tiempo, o culminar un culto con la alabanza
de exaltación.

Algunas personas se preocupan de la dirección de sus cantos: ¿Se dirige el canto a mí,
mi prójimo o Dios? Los cantos que se dirigen a Dios no son necesariamente mejores ni
que los que hablan de Él. Lo que le interesa a Dios, es que los creyentes entren en dulce
comunión con Él. ¿Alabo ahora, o estoy adorando?" Hay que apartarse de lo mecánico y
concentrarse en agradar al Señor mediante la expresión del amor debido a Él.

Algunos han cometido el error de igualar la alabanza con el atrio exterior y la adoración
con el atrio interior Es barrera tan fuerte entre las dos es artificial. Muchas de las
actividades corporales empleadas en la alabanza, por ejemplo, se emplean también en la
adoración. Al alzar las manos, ¿se alaba o se adora? Podrían ser ambas cosas, o
cualquiera de las dos. En la adoración se pueden usar todas las formas externas de la
alabanza como los clamores, gritos, aplausos, palmoteos o cantos; pero la adoración
también puede existir sin ninguna actividad en tanto que la alabanza siempre se
caracteriza por alguna forma de manifestación física. ¿Cuál es la más elevada de estas
dos expresiones? La que sea inspirada por el Espíritu Santo para la ocasión.
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