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Su importancia
puede deberse a su valor económico actual o potencial, pero también a que nos provocan una
cierta emoción o nos hacen sentir que pertenecemos a algo, un país, una tradición o un modo
de vida. Puede tratarse de objetos que poseer o edificios que explorar, de canciones que
cantar o relatos que narrar. Cualquiera que sea la forma que adopten, estas cosas son parte de
un patrimonio y este patrimonio exige que nos empeñemos activamente en salvaguardarlo.
La UNESCO, que es el único organismo especializado de las Naciones Unidas cuyo mandato
trata específicamente de la cultura, ayuda a sus Estados Miembros a concebir y aplicar
medidas para la salvaguardia efectiva de su patrimonio cultural. Entre esas medidas, la
adopción de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial fue un paso
importante hacia la formulación de nuevas políticas en la esfera del patrimonio cultural
La Convención adoptada por la UNESCO en 2003 es el primer tratado internacional que ofrece
un marco jurídico, administrativo y financiero para la salvaguardia de este patrimonio. Una
convención es un acuerdo entre Estados, concertado con arreglo al derecho internacional, que
prevé derechos y obligaciones de cada una de las partes.
el primer paso que debe dar un Estado para salvaguardar este patrimonio es identificar y
registrar o inventariar las expresiones y manifestaciones susceptibles de ser consideradas
patrimonio cultural inmaterial.
Articulo 1
- los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las
zonas, incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el
punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.
Articulo 2
- los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de
esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético
o científico,
- los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza
natural,
Los Estados Partes en la presente Convención, por todos los medios apropiados, y sobre
todo mediante programas de educación y de información, harán todo lo posible por
estimular en sus pueblos el respeto y el aprecio del patrimonio cultural y natural definido en
los artículos l y 2 de la presente Convención.
MUSEOS
Una definición actual dice que “[...] EL MUSEO ES UNA INSTITUCIÓN ABIERTA AL PÚBLICO,
QUE ADQUIERE, CONSERVA, INVESTIGA, COMUNICA Y ESPECIALMENTE EXHIBE EVIDENCIAS
MATERIALES SOBRE EL HOMBRE Y SU ENTORNO, CON FINES DE ESTUDIO, DE EDUCACIÓN Y
DE DELECTACIÓN”.
• Los museos deben reunir, conservar (o sea guardar con cuidado, para que duren todo lo
posible) estudiar y mostrar cierto tipo de objetos.
La noción de patrimonio cultural es histórica. Es lo que en una época se considera que hay
que valorar y guardar del pasado y del presente. Evidentemente, casi siempre la selección de
lo que se rescata del pasado la hacen los grupos sociales dominantes, de acuerdo con
criterios restrictivos que se presentan como generales.
El patrimonio cultural de una nación, una ciudad, un grupo social, es público. No es reservado.
Esto crea simultáneamente una red de derechos y responsabilidades. Si es público, es de
todos; si es de todos, es mío; pero no para hacer con él lo que quiera, porque también es de
los otros y de los que vienen después (esa noción de patrimonio como algo heredado, nos
impone, a su vez, la responsabilidad de transmitirlo). En nuestra vida cotidiana estamos
permanentemente en situación de proteger o de descuidar el espacio público, desde los
parques hasta los monumentos, los libros de una biblioteca o elementos más modestos que
pasan desapercibidos, pero que forman parte de nuestro acervo común.
Museos y museos
Una manera de diferenciar los museos es por su contenido, por el tema al que se dedican. No
tiene mucho sentido dedicarnos a clasificarlos, sobre todo porque son instituciones ideales
para hacer entrecruzamientos y mezclar disciplinas. Pero podemos enumerar sin demasiado
rigor los más usuales.
Museos de Arte
Carteles pequeños, textos grandes, textos chicos. Esos textos incluyen aclaraciones sobre los
objetos o sobre el conjunto de la exposición. En algunos casos, nos resultarán interesantes,
significativos y claros. Y en otros, no. Así como aún hay muchos museos que transmiten una
sensación de descuido, a menudo también ocurre que la información incluida es ociosa o poco
clara. Además de los textos podremos encontrar mapas, gráficas, maquetas y otros recursos
para ampliar la información sobre el tema.
En algunos casos, los museos ponen a nuestra disposición publicaciones que profundizan la
exhibición: algún desplegable con referencias generales a la muestra, folletos, catálogos.
En la mayoría de los casos, los museos de nuestro país están instalados en edificios que fueron
construidos con otro propósito y más tarde fueron adaptados para esta función. Algunas veces
se trata de construcciones que en sí mismas tienen valor cultural y deben ser considerados
parte de la colección del museo, relacionada o no con su tema
los museos tienen una historia relativamente breve: corresponden a la modernidad occidental.
Sin embargo, cuando se hace la historia de los museos se rastrean antecedentes muy lejanos.
Se señala, por ejemplo, que en casi todas las culturas se dio importancia a ciertos objetos, y
que, por lo tanto, se los utilizaba como ofrendas religiosas. También se sabe que en las guerras
los vencedores se apropiaban de los objetos que eran valiosos para los vencidos, y que luego
los exhibían en señal de triunfo. Y que los museos nacieron concretamente de las colecciones
reunidas por particulares.
tal como los conocemos, los museos son una creación del siglo XVIII europeo, y consistieron en
abrir al público lo que hasta ese momento habían sido colecciones privadas, de reyes y
príncipes. Esta cualidad de hacer público y compartido un acervo los convirtió en un agente
fundamental en la organización de patrimonios nacionales.
La visita puede ser una herramienta de aprendizaje, pero es importante que no reproduzca el
contexto escolar. En gran medida, el potencial educativo del museo radica en su clara
diferencia con ese contexto, su característica no formal, el manejo de un espacio y un tiempo
menos pautado, la capacidad de entregar al deseo de cada uno la decisión de recorridos,
tiempos, etc.
Podemos usarlo como fuente de información. Recurrir, si los tienen, a sus bibliotecas y
archivos. Y también a los saberes de los que allí trabajan, que podrán orientarnos sobre
muchos temas
el patrimonio intangible apela a alguno o todos de los cinco sentidos de los seres humanos,
pero también a la espiritualidad, las sensaciones y algunos aspectos como la tradición de la
que hablaremos más adelante. Muchos elementos del patrimonio intangible tienen un
continente tangible que lo materializa.
El patrimonio intangible es tan amplio que incluye aspectos tan disímiles como el arte
culinario, la artesanía tradicional, la música, las lenguas, los mitos y leyendas como también las
festividades.
Bienes intangibles. Son aquellos que no tienen sustentación material sino que corresponden a
las manifestaciones que solo la tradición mantiene vivas.
Las principales fuentes del patrimonio intangible se hallan en las creencias y costumbres, que
incluyen las supersticiones relativas a fenómenos naturales, o conceptos inanimados, a
fenómenos relacionados con plantas, animales, seres, faenas rurales, juegos, brujerías, la
muerte, fantasmas, espíritus, duendes, curanderismo, cosmovisiones. O basados en algunas
costumbres tradicionales como las ceremonias que se celebran en acontecimientos como
nacimientos y la muerte. En estas fuentes se encuentran también los juegos, las narraciones y
los refranes, las anécdotas, las adivinanzas. Y dentro del arte las poesías y canciones populares,
las coplas, los romances, las glosas, las danzas, las canciones de cuna, y otras. Y también los
conocimientos populares de diversas ramas de las ciencias, como la botánica medicinal, etc. La
tradición va llevando el hilo conductor de estos saberes de modo tal de convertirlos en
patrimonio intangible
Toda sociedad tiene su patrimonio intangible, que lo fue elaborando a través de los siglos, en
algunos países está más reconocido y en otros menos. Pero en todos es el tesoro que ha ido
conformando la identidad de las naciones.
En la medida en que nuestras culturas pasan al olvido, nosotros como personas también
pasamos al olvido, por eso uno de los sustentos de la gestión es precisamente la memoria.
Curiosamente un patrimonio intangible se sostiene gracias a otro elemento intangible que es
la memoria, pero no en su forma recordatorio sino en la forma concreta de relevamiento y
listado.
propias. La mayor parte de la población se asienta en la ciu - dad de Buenos Aires o en espacios
urbanos. Este alejamiento y desconocimiento de la vida cotidiana hace que no la sintamos
como propia y que para un porteño, una baguala sea tan extra - ña como la música de otro
país. Achicar esa diferencia, hacer sentir como propio lo autóctono es el desafío que nos
compete educativamente. • Fortalecer los eventos, exposiciones, fiestas y celebraciones po -
pulares, ferias y mercados regionales, priorizando el protagonis - mo de aquellas expresiones
más tradicionales. • Realizar cursos de capacitación, dictados por los artesanos más
experimentados y, en su defecto, por especialistas en artesanía histórica. • Promover ámbitos
espaciales y temporales donde se pueda se - guir transmitiendo el Patrimonio Intangible. Los
juegos tradicio - nales de los niños, en franco proceso de desaparición, precisa - rían para ser
recobrados de un espacio público vecinal y pací - fico que ha desaparecido de las grandes
ciudades y que parece difícil de recuperar. • Otros bienes como las fiestas y celebraciones, en
plena vigencia, necesitan de tiempo libre para poder dedicarlo a su preparación y además el
apoyo de todos los que puedan dedicarse a la fiesta ese día. Por lo tanto habría que promover
los feriados necesarios para permitir la organización y realización de fiestas o espectá - culos
tradicionales, tal como lo hizo la Ciudad de Buenos Aires respecto de los feriados de Carnaval
que se habían suprimido en 1977. Se debería restablecer, por ejemplo, el feriado del 1 y 2 de
noviembre para que la festividad que conmemora a los muertos en todo el país, y
especialmente en el NO argentino, no desaparezca, o el del 6 de enero, en el cual en provincias
como la Rioja se realizan exposiciones familiares y concursos de pesebres. Lo mismo
podríamos decir para el 24 de junio, día de San Juan y su víspera en el NE de Argentina,
jornadas en las que se prepara y realiza una de las festividades religiosas paraeclesiásticas más
interesantes de nuestro país y de los vecinos de Paraguay y Brasil. El hecho de que todos los
habitantes dis - pongan del feriado influye además en que estas fiestas tradicio - nales no se
conviertan en mero espectáculo para observar, sino que se permita a todos, como fue
tradicionalmente, participar en su organización y desarrollo. • Advertir sobre las distorsiones
en las que se cae al unir lo exó - tico con el patrimonio intangible con fines exclusivamente tu -
rísticos o comerciales. Por ejemplo celebraciones como la fiesta de San Patricio o Hallowen
deberían tener su propio contexto diferenciador con otras manifestaciones más tradicionales y
au - ténticas. • Revalorizar los concursos donde participen los promotores del Patrimonio
Intangible, concursos donde los abuelos narren le - yendas, concursos de música tradicional
argentina, etc.
Incluir la temática del Patrimonio Intangible en los distintos niveles curriculares de enseñanza.
Promoviendo a través de los ministerios de educación de las distintas provincias, que se
aborde el tema transversalmente en las diferentes materias: ciencias naturales, historia,
geografía, ciencias sociales, artes y ciencias. En forma programada también brindar cursos de
capacitación docente para que los educadores puedan saber como tratar el tema. • Considerar
el Patrimonio Cultural Viviente como una particular categoría de personas o grupos sociales
que, por su aporte a las tradiciones en las diversas manifestaciones de la cultura popular,
ameriten ser consideradas como integrantes del Patrimonio Cultural de las provincias o de la
Nación, al igual que lo han hecho la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Tucumán. • En
forma individual es mucho lo que podemos hacer. Realizar investigaciones cuando nos vamos
de vacaciones, o al visitar un lugar nuevo de nuestro país. El tiempo libre puede ser un buen
momento de aprendizaje fluido. Rescatando historias, tomando entrevistas con los habitantes
locales. Por ejemplo durante el viaje ir escuchando la música característica de esa provincia o
región, reconociéndola como una expresión del paisaje. • Informarse en la compra de
artesanías y en jerarquizar al artesano por sobre el comerciante. Pedir información sobre las
materias primas, las formas de producción y desarrollo de aquello que compremos. En el caso
de los artesanos poner en valor cada pieza artesanal, explicando de qué se trata, qué
representa, para qué, cómo o por qué se usaba y quién la hizo. Solicitar al artesano tarjetas
informativas que acompañen y jerarquicen la pieza. • Respecto de la investigación del
Patrimonio Intangible, debemos mencionar al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET), universidades nacional
La provincia de Santa Cruz, a través de la Escuela Municipal de Danzas, ofrece desde hace
varios años la posibilidad de acceder al estudio sistematizado de las danzas nativas para
generar futuros técnicos en danzas folclóricas argentinas. El perfil de los egresados será de
formación específica en danza nativa y cultura general, que lo capacite para integrar y
organizar grupos de nivel técnico y profesional y también para realizar producción de
espectáculos, teniendo en cuenta los repertorios tradicionales en su contexto histórico y social
y en relación con otras expresiones semejantes. • Con respecto a la gestión, la Secretaría de
Cultura de la Nación, las Secretarías de Cultura y Patrimonio de las distintas provincias y
municipios y el Fondo Nacional de las Artes, son las más decisivas. El Consejo Federal de
Inversiones, organismo federal que otorga subsidios y préstamos para las más diversas
actividades, considera desde hace muchos años a las artesanías tradicionales y las
“expresiones folclóricas”. Por ejemplo, en la actualidad apoya a Artesanías Neuquinas,
sociedad del Estado provincial, o a la Asociación de Artesanos Salteños Unidos, al Centro
Provincial de Artesanos Jujeños o al Mercado Artesanal de Salta. • Las ONGs dedicadas a la
promoción y venta de artesanías son, entre otras, “Adobe”, “Silataj” o la “Fundación Chaco
Artesanal” dependiente de la Subsecretaría de Cultura de la provincia del Chaco. • En algunos
casos, las universidades también gestionan, como es el caso de la Universidad Nacional de
Rosario, que ha organizado desde 2001 una feria anual denominada “Feria Nacional de
Maestros Artesanos”, en la cual los expositores son invitados en reconocimiento a su calidad
no sólo de artesanos sino de “maestros”. • En las provincias existen diversas instituciones,
tales como las escuelas provinciales de danzas, los museos y archivos o la red de bibliotecas
populares (CONABIP), en cuyos ámbitos se realizan actividades de investigación y difusión del
Patrimonio Intangible.
https://ich.unesco.org
El estilo pictórico del filete porteño está ligado a la ciudad por: 1) sus ornatos y
volutas inspirados en molduras y herrería de la arquitectura de estilo francés
que abunda en la ciudad; 2) su iconografía que recupera personalidades
destacadas de la cultura porteña y argentina; 3) su tradicional vínculo con el
tango y más actual con la murga (filete sobre bombos y levitas).
Por tratarse de un oficio, que responde a las exigencias de quien lo demanda
(otro trabajador), el filete recoge símbolos de devoción popular como escudos
de los clubes de fútbol, ídolos de la música o íconos religiosos; y también
cristaliza frases, refranes y sentencias del saber popular. A diferencia de la
técnica, estos elementos son los que muestran mayor variación a lo largo del
tiempo, porque recogen los usos preponderantes en cada época.
Actualmente, los barrios con más filete son San Telmo, la Boca, Boedo y el
Abasto. El hecho de que sean filetes actuales muestra la vitalidad de la
práctica.
La técnica pictórica del Filete Porteño es una tradición mayormente urbana que
comienza con el arribo de amplios contingentes de inmigrantes europeos entre
fines del siglo XIX y principios del XX. Cambiando de soportes y de motivos, el
filete acompañó la transformación de Buenos Aires en gran metrópoli,
sosteniéndose con altibajos hasta el día de hoy. En su momento de
surgimiento, el filete porteño era practicado como oficio y trasmitido bajo la
relación de maestro-aprendiz. Inicialmente, era solicitado para la decoración de
carros tirados a caballo y luego de camiones y colectivos, de manera que
muchos fileteadores fueron empleados permanentes de las carrocerías. Hacia
mediados de la década de 1970, había alcanzado una notable visibilidad en el
espacio público, momento en que su demanda comienza a disminuir. No
obstante, desde entonces los fileteadores siguieron haciendo trabajos
publicitarios en carteles y vidrieras, mientras que algunos se adentraron en el
arte de caballete.
Los servicios del fileteador eran (y en gran medida todavía son) solicitados por
otro trabajador urbano, que buscaba imprimirle un sello personal a su vehículo
o comercio, mediante frases –generalmente escritas en lunfardo–, íconos
religiosos como la Virgen de Luján o ídolos populares como Gardel y Evita, con
los que se identificaba. De esta forma, el filete se convirtió en un verdadero
medio de expresión colectiva asociado al mundo del trabajador, que sumado al
hecho de ser un estilo pictórico desarrollado como oficio, lo consolidó como un
elemento distintivo de la cultura popular porteña.
En el año 1970, momento que puede calificarse como “de apogeo”, los artistas
plásticos Nicolás Rubió y Esther Barugel se propusieron llevar el filete a una
galería de arte, ofreciendo una mirada controvertida de este viejo oficio. En un
libro publicado con ayuda del Fondo Nacional de las Artes, relatan los
inconvenientes sorteados para dar con los fileteadores y convencerlos de
participar de la exposición como del esfuerzo que debieron hacer para
conseguir una galería que accediera a exponer tablas de carros fileteadas.
Asimismo dan a conocer los resultados de la única investigación desarrollada
hasta ese momento sobre los inicios y expansión del filete acompañada de
cuantiosas fotografías a color, motivo por el cual actualmente los fileteadores y
fileteadoras lo consideran la “Biblia del Filete”. En dicho libro, transcriben lo que
Carlos Carboni, uno de los grandes maestros fileteadores, dijo el día en que se
inauguró la exposición: “Me asombra que la gente se asombre de lo que hasta
ayer no le asombraba” (Rubió y Barugel 1994: 140), dando cuenta de lo
“invisible” que era esta expresión artística para los cultores del arte consagrado
por la crítica y el mercado.
Sin embargo, mientras ganaba espacio en el circuito del arte, lo perdía como
oficio. Con la prohibición de la tracción a sangre en la década del 60 y del uso
del filete en los colectivos en el año 1975, sumado al cierre de muchas fábricas
de carrocerías por la entrada de camiones importados, se perdió uno de los
soportes de mayor visibilidad en el espacio público, produciendo la impresión
en los ciudadanos porteños de que el oficio de fileteador había desaparecido, al
tiempo que efectivamente el fileteador perdió una fuente importante de trabajo.
Los años 90 trajeron una nueva amenaza para el oficio, cuando la aparición de
la tecnología del plotter, que posibilitaba la impresión a bajo costo de cartelería
de gran tamaño, desplazó el trabajo artesanal del fileteador. Para entonces, la
visión generalizada –manifestada en los titulares de algunos diarios de la
época– era que el oficio del filete se había extinguido. Martiniano Arce,
considerado “el último fileteador”, fue declarado personaje ilustre de la Ciudad
de Buenos Aires por ordenanza municipal en 1996 (Boletín Oficial del Consejo
Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, 03/02/1997).
Pero paradójicamente, las condiciones adversas para el desarrollo del oficio
recién mencionadas estimularon que, por un lado, los maestros fileteadores
empezaran a dar clases fuera de los espacios de trabajo; y, por otro, que
muchos hombres y mujeres quisieran aprender esta técnica como forma de
resistir a la estandarización de la imagen tanto por lo que tenía de artesanal
como de tradicional. Esta revalorización del filete fue potenciada por el
fenómeno de resurgimiento de identidades locales que se dio como contracara
del proceso globalizador (Bayardo y Lacarrieu, 1999).
Por otro lado, el incremento del turismo internacional fomentado por la
devaluación de la moneda nacional posterior al 2001 potenció aún más al filete,
que ahora se ofrecía al extranjero como un producto artesanal típicamente
porteño. Una vez más, acompañando los cambios urbanos, barrios como San
Telmo o La Boca, frecuentemente visitados por turistas, son los que
actualmente concentran la mayor cantidad de filete en comercios y el espacio
público en general.
FILETE PORTEÑO. TÉCNICA PICTORICA TRADICIONAL