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LA PARALAJE Y LA PUESTA DE SENTIDO A LA REALIDAD EN EL

MONÓLOGO INTERIOR DE LEOPOLD BLOOM EN EL EPISODIO ONCE DE


ULISES DE JOYCE

Polisena, Araceli Noelia

La posmodernidad, ese conglomerado simbólico y material sobre el cual nos


hallamos parados como sujetos y que sustenta nuestra “realidad”, permite lecturas diversas
sobre su naturaleza y sobre la manera en que ésta pone sentido a nuestras prácticas.
Poner sentido al concepto de posmodernidad no es sencillo, debido a que su
conceptualización aún se encuentra abierta y operando sobre nosotros. Sin embargo, nos
posicionamos en el lugar de intérpretes1 de la realidad y proponemos reflexionar como tales
sobre una obra que es clave para practicar distintas puestas de sentido sobre la
posmodernidad. El Ulises de James Joyce es clave porque manifiesta en sí misma la
“erosión” de los fundamentos de la modernidad que comenzó a partir de la primera mitad
del siglo XX y la transición al mundo posmoderno.
Entonces, la propuesta central de este trabajo es poner sentido al universo del Ulises
y a la realidad posmoderna materializada en él, en tanto la obra es producto del contexto
histórico y cultural en el que fue concebido.
Hemos evidenciado en el Ulises una nueva forma de “observación” de la
interioridad del sujeto, del sujeto que percibe el mundo desde su subjetividad. Es viable
decir que en esta forma discursiva de ver la realidad nos reconocemos como sujetos. La
nueva forma es materializada por Joyce a través del monólogo interior, práctica escritural
que se posiciona fuera de la tradición y de los cánones de escritura y lectura literaria.
La práctica discursiva a la que nos referimos no es el monólogo puro, sin diálogo ni
voz narrativa, sino una representación narrativa del pensamiento caracterizada por la
confluencia (interrupción) de múltiples voces y por una estructura sintáctica cuya lógica no
responde a los parámetros de composición tradicionales.

1
Al definirnos como intérpretes de la realidad acordamos con el filósofo Zygmunt Bauman (2005) en que en
la posmodernidad hay necesidad de intérpretes que sepan moverse en la incertidumbre, y no de legisladores
que pretenden ser autoridades incuestionables.

1
El monólogo interior en el Ulises constituye, entonces, un “lugar” dinámico de
puestas de sentido acerca de la obra y en relación al fundamento posmoderno que
desacredita la verdad “objetiva” y “homogeneizadora”, y en su lugar, concibe al objeto
como construcción del yo a partir de su propia experiencia. De esta manera comprendemos
la afirmación de Kenneth Gergen que dice “Ya no se trata de saber cuáles son “los hechos”,
sino para quién son “hechos”.2
Ahora bien, proponemos una hipótesis que da cuenta de nuestra experiencia de
lectura del Ulises y lo vincula a lo anteriormente dicho: la paralaje que opera en el
episodio once de Ulises funciona como fenómeno discursivo que, en el monólogo interior
de Leopold Bloom, muestra cómo el sujeto confiere sentidos a lo externo desde su
experiencia. Tenemos como objetivo central revelar cómo la experiencia del sujeto
determina su observación sobre los hechos u objetos y de qué manera la paralaje muestra
discursivamente ese fenómeno.
Comenzamos haciendo referencia al personaje seleccionado y cuyo monólogo
interior es una de nuestras unidades de análisis. Leopold Bloom se caracteriza por
representar al observador “posmoderno”. Es este sentido conviene explicar el concepto
apoyándonos en las palabras de Rafael Echeverría que dice “El observador actúa sobre esa
realidad y le da la forma, la secuencia y las relaciones que su estructura de observador
exige. Lo que llamamos consciencia es producto de esa acción y en esa acción el
observador se constituye”.3
La relación tríadica entre el observador, su experiencia y lo observado son el
elemento clave de la subjetividad: el sujeto pone sentido a la realidad desde su experiencia
y, a la vez, lo externo lo modifica como sujeto.
Dicho esto, continuamos con la aclaración de los términos observación y
experiencia. La observación implica una toma de posición del observador con respecto al
objeto observado; es decir, el observador adopta un determinado punto de vista, expresión
que según la Real Academia Española alude a “cada uno de los modos de considerar un

2
GERGEN, Kenneth (2006). El yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Barcelona,
Paidós. pág. 129.
3
ECHEVERRÍA, Rafael (2009). El observador y su mundo. Tomo I. Buenos Aires: Granica.

2
asunto u otra cosa.”4 El vocablo experiencia, por su parte, es de difícil conceptualización
debido a la multiplicidad de sentidos que conlleva. Aun así, estamos de acuerdo con José
Ferrater Mora en que la experiencia puede definirse como “la aprehensión sensible de la
realidad externa”.5
Relacionamos las conceptualizaciones del párrafo anterior con el término paralaje.
Según el Diccionario de la Real Academia Española la paralaje es un tecnicismo propio de
la astronomía que consiste en “la diferencia entre las posiciones que en la bóveda celeste
tiene un astro, según el punto desde donde se supone observado”6. Etimológicamente
hablando, el término proviene del griego parallaxis (παράλλαξις) que alude al movimiento
alternativo o al cambio7.
Si tenemos en cuenta ambas definiciones del término (técnica y etimológica) es
posible advertir que la idea de paralaje traspuesta al Ulises es, fundamentalmente, el
cambio de posición relativa del objeto cuando se produce un desplazamiento del
observador. Podemos arriesgarnos a afirmar que la paralaje es el fenómeno discursivo que
mejor sintetiza en el Ulises la relación, anteriormente mencionada, entre el observador, su
experiencia y el objeto observado.
Ahora bien, advertimos que en el capítulo once del Ulises (Las Sirenas) la paralaje
opera sobre el monólogo de Bloom mostrándonos al sujeto que a partir de su aprehensión
sensible de la realidad, valorada positiva o negativamente por el mismo sujeto, adopta una
posición relativa respecto a un objeto. El elemento material y sensorial proveniente del
exterior genera un estímulo en el interior del sujeto, frente a ese estímulo la conciencia
reacciona desplegando evocaciones y asociaciones libres que se traducen en aprehensión de
la realidad. Este proceso de observación y aprensión conlleva representaciones y
valoraciones por parte del sujeto. Los sentidos que predominan en el capítulo once son la

4
Versión online del Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en:
http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae.
5
FERRATER MORA, J. (1994). Diccionario de Filosofía. Tomo I (A-K). Buenos Aires: Sudamericana. Pág.
618.
6
Versión online del Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en:
http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae.
7
Yarza, Florencio I. Sebastián (1972). Diccionario Griego-Español. Barcelona: Editorial Ramón Sopena
S.A., p. 1028.

3
vista y el oído; sobre todo el oído porque como afirma Carlos Gamerro “en este capítulo
(Joyce) abruma los oídos de sus personajes y de sus lectores con la máxima potencia y
variedad de recursos orquestales”.8
Ya tenemos presentes los datos sobre en qué consiste la paralaje y cómo opera la
relación entre el observador, su experiencia como sujeto y lo observado, analicemos
discursivamente el fenómeno paraláctico en el monólogo de Bloom9.
Ejemplo n° 1:
Ojeó y vio a lo lejos en el puente Essex un alegre sombrero montado en airoso
tílburi. Es él. De nuevo. Por tercera vez. Coincidencia.
Tintineando sobre blandas gomas el coche se oreaba desde el puente hasta Ormond
Quay. Sigue. Arriésgate. Corre. A las cuatro. Casi. Fuera.
-Dos peniques, señor, se aventuró a decir la dependienta.
-Ya, ya… se me olvidaba… Perdone…
- Y cuatro.
A las cuatro ella. Encantadoramente ella a Brooembloom sonrió. Bloo sonri corr.
Tardes. ¿Te crees el ombligo del mundo? Hace eso con todos. Para los hombres.10
Nos situamos en el primer ejemplo. Bloom recibe un estímulo cuando observa a
Boylan cruzando el puente en carromato. El narrador en tercera persona identifica a Bloom
como el observador utilizando las marcas discursivas verbales ojeó y vio. Al estímulo lo
estructura, entonces, la vista y lo genera la valoración negativa que Bloom tiene acerca de
Boylan debido a que tiene la certeza de que Boylan es el amante de su esposa. El narrador
utiliza para describir a Boylan las adjetivaciones alegre y airoso, resaltando su superioridad
de ánimo frente decaimiento de Bloom. El punto de vista del narrador se reiterará más tarde
en Lenehan cuando éste al ver a Boylan entrar al bar del hotel exclama:
- Vean venir al héroe conquistador.

8
GAMERRO, Carlos (2008) Ulises. Claves de lectura. Buenos Aires, Norma. pág. 275.
9
La cursiva en los ejemplos extraídos es mía a fin de observar mejor el monólogo interior. Aquellos términos
que estén en negrita son los indicadores lingüísticos del discurso.
10
Todos los ejemplos son extraídos de JOYCE, James (2009). Ulises. Edición de F. García Tortosa. Madrid:
Cátedra. Este ejemplo pertenece a la pág. 302. Líneas 370-386.

4
Entre coche y ventanal, caminando cautelosamente pasó Bloom, héroe
inconquistado. Y se esconde de Boylan. (págs. 303. Líneas 421-423).
Por su parte Bloom ni siquiera lo nombra a Boylan, lo alude mediante la tercera
persona él que ocasiona el efecto de distanciamiento afectivo con respecto a su referente.
Este estímulo visual de carga negativa despliega en la conciencia de Bloom
representaciones negativas sobre Boylan (¿Te crees el ombligo del mundo?) y genera, a su
vez, evocaciones sobre el encuentro entre Molly y su amante acordado a las 4 de la tarde (A
las cuatro ella. Tardes); estas representaciones y evocaciones “disparan” el monólogo
interior. Esta última representación es generada a partir del estímulo auditivo a causa de
que la dependienta interpela a Bloom para que le pague los cuatro ¿chelines? que le debe
por la compra. La observación de Bloom lo impulsa a seguir a Boylan, es decir, determina
su accionar como sujeto. Así se observa el efecto paraláctico que comienza en la visión de
Bloom y termina en la reacción traducida en sutil persecución.
Seguimos al ejemplo no 2:
Primero contextualizaré el fragmento tomado. Los personajes se encuentran en el
bar del Hotel Ormond; el padre Cowley y Ben Dollard le piden a Simon Dedalus que cante.
Ambos recuerdan la noche en que Ben no tenía la ropa adecuada para el concierto y,
Cowley recordó que el matrimonio Bloom alquilaba ropa y hacen comentarios de índole
sexual sobre Molly.
Al final Simon Dedalus bromea diciéndole a Ben:
- Seguro, que le va a romper el tímpano del oído (a Molly), hombre, dijo Mr.
Dedalus por entre aroma de humo, con ese órgano como el suyo.
Con abundante risa barbada Dollard trepidó sobre el teclado. Se lo rompería.
- Por no mencionar otra membrana, añadió el Padre Cowley. (…)
En chiste está basado en una analogía entre la seducción musical y la atracción
erótica, del oído como órgano sexual femenino penetrado por la voz.
Por medio de un estímulo auditivo-musical Bloom invierte esa analogía.
Piano de nuevo. Es Cowley. La forma en que se pone delante, como si fueran uno,
comprensión mutua. Pesados embutidores rascando violines, el ojo en el extremo de arco,
serrando el violonchelo, te dan un dolor de muelas. El largo ronquido sonoro de ella. (…)

5
Sólo el arpa. Encantadora. Enardecida luz de oro. La chica la pulsaba. La popa de
una encantadora. La salsa está buena digna de. La nave dorada. Erín. El arpa que una vez
o dos. Manos frías. Ben Howth, los rodondendros. Somos sus arpas. Yo. Él. Viejo. Joven.
(pp. 310-311, líneas 724-738).
En este fragmento visualizamos el poder evocativo de la música que potencia la
asociación de emociones y recuerdos del sujeto. Bloom asocia los instrumentos musicales
(piano, violines, violonchelo) con el dolor de muelas utilizando la adjetivación pesados, y
los gerundios rascando y serrando, que producen el efecto de molestia incesante. El
estímulo auditivo se acentúa con la conexión entre la sonoridad de los instrumentos con el
ronquido de Molly (el largo ronquido sonoro de ella). Sin embargo, el arpa (sólo el arpa)
representa un estímulo agradable para Bloom otorgándole una valoración positiva a su
sonoridad (encantadora o enardecida luz de oro). Pero pronto ese estímulo despliega en el
monólogo una representación melancólica de sí mismo y de Boylan como instrumentos
musicales en manos de Molly. Podemos dar cuenta de esto por la presencia del indicador
discursivo verbal ser en tercer persona del plural somos referente a Bloom y Boylan
identificados como objetos poseídos y por el posesivo en tercera persona plural sus que
identifica a Molly como la poseedora. Al final del fragmento Bloom, siguiendo con la
focalización melancólica, se representa a sí mismo (Yo. Viejo) como más viejo que Boylan
(Él, Joven). Por lo que esta vez es Bloom quien se coloca a sí mismo en el lugar de la
inferioridad respecto a su contrincante amoroso. La paralaje opera de la misma manera que
en el ejemplo anterior: tenemos una realidad exterior al sujeto (Bloom) la cual, mediante un
estímulo sensorial (sonoridad de los instrumentos musicales) genera una reacción interna
(pesadez, molestia, melancolía) que se despliega en el monólogo evocando imágenes (dolor
de muelas, ronquido de Molly, Molly como instrumentista, y su amante y su marido como
instrumentos manipulados por ella).
Nos dirigimos ahora al tercer y último ejemplo. Cuando Simon Dedalus y el padre
Cowley finalizan su canto, todos los que se hallan en el bar del hotel alaban a los músicos
menos Bloom. Él como buen pragmático tiene una visión nada romántica sobre la
naturaleza de la música:
De números se trata. Toda la música cuando lo piensas. Dos multiplicado por dos
dividido por la mitad es el doble de uno. Vibraciones: eso son los acordes. Uno más dos

6
más seis es siete. Haces lo que quieres con cifras haciendo juegos malabares. Siempre
encuentras que esto es igual a aquello. Simetría junto al muro de una crucería. No se da
cuenta de que voy de luto. Insensible: todo para su buche. Musimatemáticas. Y te crees
que estás escuchando lo etéreo. (…)
Como podemos ver, Bloom está en contra de la sublimación musical, es decir, en
contra de aquello que eleva la música al terreno de lo inefable y la vincula con las fuerzas
trascendentes. La música se transforma desde la perspectiva pragmatista de Bloom en
números, cifras, vibraciones, algo que es factible de ser asociado con todo (simetría) y se
contrapone a lo trascendental (etéreo). Creemos que Bloom adopta esta perspectiva debido
a su postura pragmatista que lo induce a asociar la música con lo innecesario para satisfacer
las necesidades inmediatas y cotidianas. El vocablo amalgamado musimatemáticas es
significativo en cuanto responde a una concepción de la música alejada de la visión clásica
que la entiende como el don otorgado por las musas. El efecto paraláctico sigue operando
de la misma manera. Bloom recibe un estímulo sensorial (alabanza hacia los músicos) que
despierta en una reacción negativa en contra de la música en general y así se despliega una
vez más el monólogo asociando puntos en común entre la música y las matemáticas.
Finalizo este recorrido afirmando que la paralaje es el fenómeno discursivo que
muestra en el monólogo interior al sujeto confiriendo sentidos a lo externo desde su
experiencia por medio de las asociaciones o evocaciones y representaciones generadas a
través de estímulos sensoriales.
Los estímulos sensoriales externos, sean visuales o auditivos, impactan en el sujeto
haciendo que su conciencia reaccione en la mente disparando múltiples perspectivas sobre
un objeto. Así, como dijimos al principio, el sujeto observador determina la realidad desde
su experiencia, y a la vez la realidad observable determina al sujeto.

Bibliografía
Diccionario de la Real Academia Española, versión online. Disponible en:
http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae.
ECHEVERRÍA, Rafael. El observador y su mundo. Tomo I. Buenos Aires: Granica, 2009.

7
FERRATER MORA, J. Diccionario de Filosofía. Tomo I (A-K). Buenos Aires:
Sudamericana, 1994.
GAMERRO, Carlos. Ulises. Claves de lectura. Buenos Aires, Norma, 2008.
GERGEN, Kenneth. El yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo.
Barcelona, Paidós, 2006.
JOYCE, James. Ulises. Edición de F. García Tortosa. Madrid: Cátedra, 2009.
YARZA, Florencio. Diccionario Griego-Español. Barcelona: Editorial Ramón Sopena,
1972.
BAUMAN, Zigmunt. Legisladores e intérpretes. Sobre la modernidad, la posmodernidad y
los intelectuales. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 2005.

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