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La puerta sin manijas representaba el corazón del hombre.

Un famoso pintor expuso, un día, toda la serie de sus cuadros en una galería de arte de una
famosa ciudad. Todos admiraban sus cuadros: paisajes, retratos, naturaleza muerta, objetos
simbólicos etc. y quedaban admirados de las obras de arte. Pero una pareja se acercó al pintor
que estaba presente y le dijeron: "Disculpe maestro, nos parece que usted dejó sin terminar el
cuadro de aquella casa con un hombre que está fuera a la puerta. ¿No le falta la manija a la
puerta? Y el pintor amablemente le respondió: "¡No!, no me olvidé de la manija; es que aquella
puerta simboliza el corazón del hombre que no se puede abrir sino desde dentro. Aquél hombre
que está golpeando es Jesús que, como se dice en la Apocalipsis : "Yo estoy a la puerta y llamo"
(3, 20) para que me abran.

Ni Dios, con todo su infinito poder, quiere forzar la libertad del hombre y obligarlo a responder con
un 'sí' a su amor infinito. El amor: o es libre o no es amor. Es por eso que el Apocalipsis compara
a Dios a un mendigo que llama a la puerta del corazón y espera como respuesta un acto libre de
amor.

Con la violencia se puede entrar en todas partes, menos que en el corazón. Una caja fuerte, se
abre si se descubre la combinación de los números. Sólo se puede abrir desde fuera sin pedir que
la caja fuerte nos dé el permiso o se abra de su espontánea voluntad.

El corazón en cambio se abre solo desde dentro

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