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PRAXIS Y PSIQUIATRIA *

1) La praxis de la higiene mental, tarea esencialmente social, se nutre de las principales


teorías provenientes de distintas posturas ideológicas. ¿Cuál es según su esquema
referencial el aporte del mismo a la higiene mental?

Me llama la atención el uso de un lenguaje que entra en flagrante contradicción con el


aspecto de la semántica y de la tarea. Al preguntar si la praxis de la higiene mental, tarea
esencialmente social, se nutre de las principales teorías provenientes de distintas posturas
ideológicas, podríamos contestar diciendo que no existe una praxis de la higiene mental.
Quizás haya una confusión entre métodos de higiene mental. De todas maneras, aunque el
problema formal está lleno de malentendidos, "tarea esencialmente social" centra el
problema no sobre los métodos de la HM, sino sobre los métodos o estrategias de cómo
cambiar la estructura socioeconómica de la cual emerge un enfermo mental. Para mí, y
hace más de 20 años que lo vengo sosteniendo, el enfermo mental es el portavoz de la
ansiedad y conflictos del grupo inmediato, es decir, del grupo familiar. Y estas ansiedades
y conflictos que son asumidos por el enfermo son de orden económico y terminan por
acarrear un sentimiento crónico de inseguridad, un índice de ambigüedad considerable y
sobre todo un índice de incertidumbre también crónico, sometido a zigzags de acuerdo con
la situación histórica de cada momento. El paciente, si uno lo analiza detenidamente, está
denunciando, es el "alcahuete" de la subestructura de la cuál él se

* Reportaje aparecido en la Revista Latinoamericana de Salud Mental, 1966.

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ha hecho cargo y que trae como consecuencia el empleo de técnicas de marginalidad o
segregación (internación en hospital psiquiátrico) donde en un interjuego implícito, pero
por supuesto no explícito, el psiquiatra asume el rol de resistencia al cambio, es decir de la
cronicidad del paciente. Él está inexorablemente comprometido en la situación y de esa
manera es leal a su clase social. Podríamos llegar a una interpretación más profunda con el
riesgo de atraer el rechazo de los psiquiatras como comunidad si empleamos la palabra
símbolo, ya que algunos creen que fue una invención de Freud. El enfermo mental,
entonces, es el símbolo y depositario del aquí y ahora de su estructura social. Curarlo es
transformarlo o adjudicarle un nuevo rol, el de "agente del cambio social". Así estamos en
plena militancia, todo el mundo está comprometido a través de una ideología con
revestimientos científicos. En cuanto a las principales teorías provenientes de distintas
"posturas", son simplemente ideologías. La psicoterapia tiene como finalidad esencial la
transformación de una situación frontal en una situación dialéctica que sigue un curso en
forma de espiral permanente, a través de una tarea determinada. Allí sí encontramos el
verdadero sentido de praxis donde teoría y práctica se realimentan mutuamente a través de
este decurso, dando como resultado la creación de un instrumento operacional que
configura una situación que podríamos denominar "operación esclarecimiento". Lo que
llamamos ECRO, esquema conceptual, referencial y operativo, es el producto de síntesis
de corrientes aparentemente antagónicas, pero sobre todo ignoradas, situación que crea, por
ejemplo, por ignorancia sobre psicoanálisis, un clima somnoliento y de bizantinismo.
Como final de esta respuesta diré que el psiquiatra en general tiene todas las características
de una personalidad autoritaria etnocéntrica que piensa siempre en términos absolutos y no
dialécticos; y en los que aparentemente piensan en esta forma dialéctica, sus planteos
llegan a estereotiparse de tal modo "como si lo hubieran estudiado de memoria",
transformándose paradójicamente en personas que debiendo haber adquirido flexibilidad y
personalidad democrática, se comportan de la misma manera que los primeros, en forma
autoritaria, absoluta, sin aperturas, llegando algunos de ellos a situarse en la más cobarde
de las posiciones que cuesta pronunciar y que se titula eclecticismo.

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2) ¿Se complementan estas ideas con las provenientes de otras escuelas?

Si el hombre es considerado como un ser total y totalizante en pleno desarrollo dialéctico,


las ideas con las que se propone actuar sobre él son emergentes de las propias
contradicciones del paciente y absorbidas por el terapeuta, configurándose una situación
alienada y realimentada por ambos personajes. Toda comprensión del paciente mental
debe partir de la comprensión vulgar, es decir, de una psiquiatría de la vida cotidiana. El
grado de profundidad al que se puede llegar dependerá del instrumental operacional y
situacional empleado por cada psiquiatra, ya que al fin de cuentas no existen pronósticos en
relación con enfermedades, sino pronósticos en relación con cada terapeuta.

3) ¿Considera posible el trabajo en común de investigadores de distintas ideologías


científicas en el campo de la salud mental?

Soy un veterano de la investigación grupal siempre que el grupo sea manejado con técnicas
operativas centradas en la tarea (la enfermedad mental) y no se gaste el tiempo de la tarea
en el ping-pong de la pretarea, en las discusiones interminables sobre ideologías científicas.
La tarea debe estar centrada en cómo lograr una mayor salud mental en una comunidad
específica situada en el tiempo y el espacio.

4) En el campo concreto de la praxis, y de acuerdo con sus principios teóricos y


experiencias, ¿qué medidas prácticas considera oportunas para una educación sanitaria
en higiene mental?

Trataría primeramente de que el aprendiz de psiquiatría entendiera el sentido real de la


praxis y no lo disocie en campos concretos y principios teóricos. El mejor medio didáctico
para formar psiquiatras es que la tarea esté centrada no en la enfermedad mental, sino en la
salud mental. El término higiene está viciado de un materialismo ingenuo y los grupos de
trabajo, lo repetimos, deben estar centrados en los factores que condicionan un cierto modo
de salud mental (no en forma absoluta salud mental como

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valor tope y absoluto). Se trata de cantidades de salud mental que a través de saltos
dialécticos transforman la cantidad en calidad, ya que la salud mental se mide sobre todo
en términos de calidad de comportamiento social y sus causas de mantenimiento o
deterioro están relacionadas con situaciones sociales como los factores socioeconómicos,
estructura de familia en estado de cambio y sobre todo en ese índice de incertidumbre que
se hace persecutorio y que perturba el comportamiento social, ya que lo que se quiere
lograr es una adaptación activa a la realidad donde el sujeto, en la medida en que cambia,
cambia la sociedad que, a su vez, actúa sobre él en un interjuego dialéctico en forma de
espiral, donde en la medida en que se realimenta en cada pasaje realimenta también la
sociedad a la que pertenece. Aquí está el error más frecuente al considerar que un paciente
está "curado" cuando es capaz de apenas cuidar su aseo personal, adoptar buenas maneras y
sobre todo no dar muestras de rebeldía. Este último sujeto, desde ya, con su conducta
pasiva y parasitaria, sigue afiliado a la alienación.

5) ¿Cuál es su opinión con respecto a una orientación en higiene mental en relación con
las estructuras socioeconómicas y culturales?

Creo que en mis opiniones anteriores están más implícitas las respuestas a esta pregunta.
Lo que a su vez me hace preguntar a mí: ¿Es posible que haya algún psiquiatra que dude
todavía de esto?

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