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Tipo:Optativa
Semestre:Anual.
Créditos ECTS: 6
EQUIPO DOCENTE:
PRESENTACIÓN
Esta asignatura tiene una orientación teórica; el objetivo es abarcar los conocimientos
interdisciplinarios necesarios para ser capaces de manejar las herramientas que se nos
ofrecen desde el campo de la cultura política, la historia de los conceptos, la formación
constitucional para facilitar así el análisis y la comprensión del origen y desarrollo de
nuestro Estado Contemporáneo; los avatares y medios de su formación, los proyectos
políticos que se diseñaron, los medios con que se contaba en el campo de la doctrina y la
cultura política que luego había que contrastar con la realidad, los objetivos buscados en
cada momento y las razones alegadas para ello. Por este medio se consigue conocer y
ser capaces de analizar los logros obtenidos, tanto como los que no se pudieron
alcanzar. Es el contexto necesario para analizar los protagonistas de la historia, los
acontecimientos que se sucedieron, que pasan así a formar parte de un proceso histórico
comprensivo en el que encuadrarlos y analizarlos.
presidencialismo que, como no podía ser menos tiene su razón de ser en la historia.
Ser capaces de comprender este proceso es la base para conseguir el análisis crítico de
nuestra propia actualidad y sus posibles desenvolvimientos. No deja de tener un interés
inmediato conocer cómo se llegó a la Monarquía y a la República, con qué características
se formaron y qué objetivos se buscaban, o qué razones se esgrimieron para ir hacia uno
u otro modelo. Conocer el propio significado actual de estas formas de gobierno y lo que
se buscó con su diseño político evitará confusiones en cuanto a objetivos a conseguir con
uno u otro modelo, y contribuirá a evitar repetir luchas ya producidas e improductivas,
conociendo el resultado histórico de las mismas. Hacia dónde debe o puede caminar
nuestro desarrollo político viene dado por el conocimiento de lo que se buscó conseguir
con este modelo liberal democrático que tenemos. Saber lo que se consiguió y lo que
falta aún por conseguir es un modo de construir ciudadanos activos y capaces de dirigir
nuestra propia historia.
CONTEXTUALIZACIÓN:
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
Los alumnos que cursen esta asignatura adquirirán las siguientes competencias:
e) Conocimiento sobre las fuentes básicas para desarrollar esta línea historiográfica y
habilidad en su manejo, así como la bibliografía básica que se debe manejar.
CONTENIDOS DE LA ASIGNATURA
Glosario:
Ilustración / Liberalismo
Gobierno constitucional: Constitución
Gobierno parlamentario
Separación de poderes y sus modelos políticos
División de poderes e id.
Soberanía y ejercicio de la soberanía: nacional /compartida
Jefatura del Gobierno / Jefatura del Estado en los diferentes modelos
La representación política de la sociedad en Cortes
Sistemas de representación
Cortes unicamerales y bicamerales (Senado)
Las Monarquías Constitucionales y sus modelos
La Monarquía Parlamentaria
República: Presidencialista / Semipresidencialista / Parlamentaria
Pronunciamiento y golpe de Estado
Liberalismo y democracia
METODOLOGÍA
de los términos utilizados en cada época, lo que tiene especial relevancia en el siglo
XIX que construye un nuevo régimen e inicia nuevos conceptos y significados.
Comentarios y anexos:
Bibliografía básica
En la presentación de cada tema aparece una bibliografía que está recogida en esta
lista que sigue; del mismo modo para la elaboración de tareas encuentra el alumno
más abajo concretada la bibliografía:
LARIO, A., El modelo liberal español. Revista de Estudios Políticos, nº 122. diciembre
2003
Id., “Monarquía y República en la España Contemporánea”, en Ángeles
LARIO (ed.), Monarquía y República en la España Contemporánea, Madrid, UNED-
Biblioteca Nueva, 2007
Id., “Los estudios sobre Monarquía y República. Nuevos paradigmas
interpretativos”, en Monarquía y República en la España Contemporánea, UNED /
Biblioteca Nueva, Madrid 2007
Id. “La Monarquía en España y la construcción del Estado Contemporáneo”
en Marco Antonio Landavazo (ed.) Experiencias monárquicas y republicanas en
Hispanoamérica, siglos XIX y XX. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia (México) 2008 (pp. 379-407)
Id. “Monarquía y República en la construcción del Estado Contemporáneo.
España, Portugal y América Latina”, en Asociación de Historia Contemporánea. IX
Congreso, Murcia 2009
Id. “El papel de la Monarquía en el desarrollo constitucional europeo. El caso
español. Del régimen de Asamblea al Parlamentarismo –versus presidencialismo
americano-“, en Alcores (Fundación 27 de Marzo. León), nº 3 (2007); pp. 237-254
Id., Del Liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario. El triunfo
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del camino inglés. Revista Espacio, Tiempo y Forma, nº 17, Madrid 2005
Id., “Monarquía Constitucional y gobierno parlamentario”, Revista de Estudios
Políticos, nº 106, diciembre de 1999
Id. “La Corona en el Estado Liberal. Monarquía y Constitución en la España del
XIX". Pgs. 139-159 de El Estado en España. Del Estado Ilustrado al Estado de las
Autonomías. Historia Contemporánea..U.P.V., nº 17, Bilbao, 1998
Id. "La Corona en el proyecto canovista". Pgs. 89-111 de Antonio Cánovas y
el sistema político de la Restauración. Congreso de los Diputados y Bblioteca Nueva.
Madrid, 1998
Id. El Rey, piloto sin brújula. En su capítulo I.1 se trata de las diferentes
Monarquías Constitucionales y las lecturas clásicas –de época- de referencia (pp. 31-
57).
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REVISIONES ACTUALES:
Pocock, Skinner, Petit, sobre republicanismo clásico y su influencia en la construcción del Estado
Contemporáneo. Para este punto puede consultarse:
- POCOCK, J.G.A., El momento maquiavélico. El pensamiento político florentino y la tradición
republicana atlántica. Ed. Or. Inglés Princeton University Press1975, 1ª traducción español, 2002, 1ª
traducción francés 1997. 2ª edición española Madrid, Tecnos 2008
- Philip PETTIT, Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno. (ed. Or. In inglés
en 1997 por Oxford University Press), Barcelona, Paidós 1999.
- Yves Charles ZARKA (dir.), Monarchie et république au XVIIe siècle, Paris, PUF, 2007
(explica la importancia de Pocock y el cambio, la revisión de la teoría política que significa, y del
cambio de la historia inglesa a la luz de los conceptos sacados del humanismo cívico y del
republicanismo maquiavélico)
- Ramón RUIZ RUIZ, La tradición republicana, Madrid, Dyckinson 2006: éste es un buen
resumen de todo este nuevo planteamiento, utilizando estos nuevos pensadores y elaborando un
interesante estudio, claro y didáctico
Utilizarán la bibliografía básica recomendada, que incluirá los temas cuya presentación
y desarrollo se presenta más adelante.
Además podrán aprovechar los recursos ofrecidos a través del curso virtual, que
permite el contacto activo entre equipo docente y estudiantes (tutoría virtual y correo
electrónico), y entre los propios estudiantes a través de su foro. Allí se podrán
consultar las orientaciones de carácter general sobre la asignatura, así como el
material didáctico básico para la preparación del temario de la asignatura (en caso de
que no fuera posible su edición impresa), así como lecturas y documentación
complementaria.
Por otra parte, los alumnos disponen de un horario de atención directa semanal del
profesor (dos mañanas y una tarde) a través del teléfono, o del contacto presencial en
el despacho.
En este bloque, los estudiantes deberán realizar las tareas que se especifican más
abajo. Dichas tareas permitirán una evaluación continuada del aprendizaje y las
habilidades adquiridas con respecto a asimilación de contenidos, análisis crítico de
documentos, redacción escrita, etc. Además el alumno debe realizar un trabajo
práctico final de estado de la cuestión, localización de fuentes (de archivo o de
internet) o investigación (en el caso de los alumnos del itinerario de investigación), tal y
como se especifica más adelante.
TUTORIZACIÓN Y SEGUIMIENTO
Para la resolución de las dudas que pudieran plantearse acerca de los contenidos de
la asignatura, así como para la aclaración de cualquier otro tipo de cuestiones, los
estudiantes pueden contactar con la profesora a través de los medios de comunicación
que se especifican:
Ángeles Lario
Esta asignatura se imparte a lo largo de todo el curso (de octubre a julio), con una
convocatoria extraordinaria en septiembre. Con el fin de que el estudio de los temas y
la elaboración de las actividades de carácter práctico se realicen de forma ordenada y
gradual, se recomienda al alumno atender a la siguiente secuencia temporal:
- Marzo a junio: redacción del trabajo práctico final, que deberá ser presentado a
finales del mes de junio (Convocatoria de Junio) o antes de fines del mes de
septiembre (Convocatoria de Septiembre).
1. Plan de Trabajo
La asignatura se imparte a lo largo de todo el curso (de octubre a julio), con una
convocatoria extraordinaria en septiembre. Con el fin de que el estudio de los temas y
la elaboración de las actividades de carácter práctico se realicen de forma ordenada y
gradual, se recomienda atender a la siguiente secuencia temporal.
Enero- marzo: preparación de los temas 4 a 10 (40 horas), que aunque en número
son más, en contenidos son más ligeros porque se reparten los conceptos en
diferentes apartados; y elaboración del ejercicio práctico correspondiente a la
segunda parte del curso (12,5 horas). Este ejercicio debería enviarse antes del 30
de abril.
LECTURAS CONCRETAS:
Enlace con mi página personal y con el repositorio de la UNED donde están mis textos
publicados, así como en el documento “ENLACES”, que se encuentra dentro del icono
“DOCUMENTOS” del curso virtual:
http://e-
spacio.uned.es:8080/fedoragsearch/rest?operation=gfindObjects&indexName=DemoO
nTodo&query=lario
Para comprender aspectos que no queden claros sirven los siguientes artículos y
capítulo Primero del libro recogido en el último puesto de esta lista (El Rey, piloto sin
brújula):
- Id., Monarquía Constitucional y gobierno parlamentario, Revista de
Estudios Políticos, nº 106, diciembre de 1999 (monarquia_constitucional.pdf
DC)
- - Id., Del Liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario.
El triunfo del camino inglés. Revista Espacio, Tiempo y Forma, nº 17,
Madrid 2005 (PDF DC)
- - La Corona en el Estado Liberal. Monarquía y Constitución en la
España del XIX". Pgs. 139-159 de El Estado en España. Del Estado
Ilustrado al Estado de las Autonomías. Historia Contemporánea..U.P.V., nº
17, Bilbao, 1998: en red: DC corona_estado.pdf
- - “El papel de la Monarquía en el desarrollo constitucional europeo. el
caso español. Del régimen de Asamblea al Parlamentarismo -versus
presidencialismo americano-”Alcores nº 3 (2007), pp. 237-254: en red:
PDF
- - "La Corona en el proyecto canovista". Pgs. 89-111 de Antonio
Cánovas y el sistema político de la Restauración. Congreso de los
Diputados y Biblioteca Nueva. Madrid, 1998
11
BIBLIOGRAFÍA GENERAL:
- E. Tierno Galván, Leyes políticas españolas fundamentales (1808-1978),
Tecnos. Madrid 1979, 2º edición
- Martínez Sospedra, M., La Constitución de 1812 y el primer liberalismo
español. Valencia 1978
- Colomer Viadel, A., Los liberales y el origen de la Monarquía parlamentaria
en España. Tirant lo Blanch, Valencia 1993
- Clavero, B., Evolución histórica del Constitucionalismo español. Tecnos,
Barcelona, 1986
- Jiménez de Parga, M., los regímenes políticos contemporáneos. Tecnos,
Madrid 1983
- Marichal, J., la revolución liberal y los primeros partidos políticos (1834-
1844) , Cátedra, Madrid, 1980
- Sánchez Agesta, L., Curso de Derecho constitucional compardo. 7º edic.
revisada, Univ. Complutense, Madrid 1980
- Id. Historia del Constitucionalismo español. 1808-1936, 4º edic. revisada
y ampliada , CEC, Madrid 1984
- Bobbio, N, y Matteucci, N. (dirs), Diccionario de política, Siglo XXI, Madrid
1982
- J. M. Jover( dir), Historia de España. Dirigida por Menéndez Pidal, t. XXXIV,
“La era isabelina y el sexenio revolucionario (1834-1874). “La obra
legislativa y el desmantelamiento del Antiguo Régimen”. Ver Tomás
Villarroya: “El proceso constitucional (1834-1843)”, y “La Constitución de
1845”
- Giner, S., Historia del pensamiento Social, Ariel, Historia 2002 (10ª edición
ampliada y actualizada, 1ª edición de 1967)
- Tomás Villarroya, Breve historia del Constitucionalismo español, CEC, 1981
- Varela Suanzes, J. (ed.), Modelos Constitucionales, Oviedo
- Para 1834 y 1837 Tomás Villarroya: El Estatuo Real
- Para la Constitución de 1837: Varela Suanzes, J., La Constitución de 1837”,
revista de Derecho Político, nº 20 (1983-1984), UNED
- Además los clásicos de Sabine y de Touchard (Historia de las ideas
políticas, 1990). Los tres para ideas políticas. Es útil también :
- Stromberg, R.N., Historia intelectual europea desde 1789, Debate 1995
REVISIONES ACTUALES:
HERRAMIENTAS:
- Revista Electrónica Historia Constitucional, Universidad de Oviedo / Centro
de Estudios Políticos y Constitucionales
- Revista de Estudios Políticos, del Centro de Estudios políticos y
Constitucionales
- Revista Ayer, de la Asociación de Historia Contemporánea. Marcial Pons
- Biblioteca Virtual Cervantes (www.cervantesvirtual.com) Portal Constitución
de 1812 y Portal Constituciones hispanoamericanas
- www.constitucion.1812org
- Diario de Sesiones de Cortes, en la Biblioteca Central de la UNED. CD
Se ofrece para cada tema un texto introductorio que sirve de guía para afrontar
el resto de las lecturas (artículos, capítulos de libros y documentos de archivo) con las
cuestiones básicas a las que el estudiante deberá tratar de buscar respuesta a partir
del material propuesto.
TEMA 1.- Del Antiguo al Nuevo Régimen: los nuevos conceptos y culturas
políticas: Desde la Revolución inglesa a las revoluciones continentales
Como bien dice la nueva historiografía por vía de Annie Jourdan (La Révolution, une
exception française?, Flammarion, 2004), el ciclo revolucionario no empieza en 1789
en Francia, sino que lo que marcó el imaginario de los ilustrados del XVIII fue la
revolución inglesa del XVII, o mejor, las revoluciones, los dos momentos
revolucionarios en 1640 y 1688. En el interregno se desarrollaron las ideas
republicanas en Inglaterra, buscando alternativas a la Monarquía como al resto de
regímenes que se sucedieron entre 1649 y 1660. Entonces produjeron sus escritos
John Milton o James Harrington, del que se dice que fue el más agudo de entre ellos y
el más influyente (“maestro de pensar” de más de un americano dice Annie Jourdan);
influencia que ejerció sobre todo después de la ejecución del rey. Parece que fue justo
a raíz de la guerra civil cuando tomó cuerpo y comenzó a florecer esta tradición del
republicanismo clásico, a volver la mirada a los clásicos y sus formas de gobierno, a
sus teorías y reflexiones, para intentar encontrar en ellos la salida a la situación
creada. Se cree que el humanismo anterior, desde el Renacimiento, habría sido el
preparador de este retorno. No en vano el Renacimiento fue eso, vuelta a los clásicos,
no sólo en el arte y la literatura, sino también en la reflexión política, siendo el italiano
Maquiavelo un representante destacado de esa tradición, por más que lo conozcamos
sobre todo por El Príncipe y su justificación cínica del poder del soberano. Era leído y
citado por los humanistas ingleses, aunque en la época también tardó en verse al
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Todo este proceso está considerado como la cuna del liberalismo; de hecho Inglaterra
sufrió toda una revolución que incluyó todos los pasos que luego se repitieron en los
procesos posteriores: radicalización y ejecución del Rey, República, Dictadura, Guerra
Civil, y vuelta a la moderación aceptando los avances producidos por la revolución
(Christopher Hill).
En España, como pasó en la Francia de 1791, nunca se pensó en eliminar al Rey, sino
en recuperar las viejas libertades, como decía Muñoz Torrero en las Cortes gaditanas
en 1811: “sólo hemos tratado de restablecer las antiguas leyes fundamentales de la
monarquía, y declarar que la nación tiene derecho para renovarlas y hacerlas
observar”, al modo como los ingleses también dijeron durante su revolución, que sólo
querían recuperar los derechos del pueblo a participar en el gobierno; lo que no
excusó ningún paso a dar ni disminuyó la radicalización como se demostró en la
revolución de 1640. Desde la teoría de Locke, la separación de poderes que iba a
garantizar los derechos de los ciudadanos y evitar el gobierno absoluto, implicaba una
separación estricta de poderes. En 1812 se puso en funcionamiento el modelo
revolucionario de separación estricta de poderes. La Constitución de 1812 es
resistente a las clasificaciones: Martínez Sospedra la denomina «Monarquía
presidencialista», por el poder propio que se le reconoce al rey (Sevilla Andrés), no
delegado, pues posee legitimidad propia en línea con el principio monárquico; el rey
ostenta la plenitud del Poder Ejecutivo en un régimen de separación de poderes, y
sólo ante él son responsables los ministros; Fusi dice de ella que es una «especie de
monarquía republicana y asamblearia». Sin embargo, Artola la denomina «Monarquía
Parlamentaria», atendiendo al predominio político de la Asamblea. Várela Suanzes,
reconociendo la dificultad de definirla, rechaza tanto el término de «constitucional»
como, sobre todo, el de «parlamentaria». Martínez Marina en 1813 hablaba de
poderes «independientes e incomunicables» (6). Paralelamente, en Francia en 1791 el
rey era representante de la Nación igual que la Asamblea y por ello tenía, además de
la jefatura del ejecutivo que según el artículo 4 estaba delegado, otro tipo de poder
como «depositario de toda la majestad nacional... la dignidad nacional». Fue en estos
primeros momentos cuando quedó establecido lo que era un
sistema «puramente» constitucional, en referencia a la separación estricta de poderes;
lo que viniera luego no serían sino reformas para la aplicabilidad práctica que hoy
denominaríamos incluso «vergonzantes», por la idea que existía de que era una salida
práctica poco ortodoxa teniendo en cuenta los principios del gobierno constitucional —
así se vio originalmente el gobierno parlamentario—. Eso nos explica la confusión
terminológica que imperó hasta nuestros días sobre el modo de calificar las diferentes
soluciones que se fueron dando durante el xix, y que no serían aceptadas en la letra
constitucional hasta bien entrado el xx. Ésta es la razón de que haya escrito y
sostenga que el término «Monarquía Constitucional» es poco eficaz para definir el
modelo más extendido en Europa, y consecuentemente, para definir el modelo liberal
español. Así se explica que sea mucho más útil y cercano a la realidad de la época
hablar de «Monarquía Constitucional de Gobierno Parlamentario» a partir de la muerte
de Fernando VII, antecedente directo en los casos exitosos, de la Monarquía
plenamente parlamentaria que conocemos hoy día. ¿Para quién dejar, entonces, el
término de «Monarquía Constitucional», sin más apelativos? La respuesta la
encontramos en las propias definiciones de la época, que dieron origen y sentido a
esta terminología, y explican la propia evolución y diferenciación de los modelos. Y es
que para comprender lo que en el xix todavía significaba el término «constitucional»,
nada mejor que acudir a los razonamientos de los pensadores alemanes que
definieron la Monarquía Constitucional y el Estado de Derecho (veáse “El modelo
liberal español”, artículo que se puede consultar en red –en bibliografía-)
El modelo liberal español que se establece tras la reforma del modelo gaditano, no es
sino el modelo europeo posrestauracionista que acabó predominando en el XIX,
excepto en el modelo alemán que pretendía mantener la pureza constitucional en aras
del principio monárquico. Con este modelo posrevolucionario no se renunciaba
teóricamente a ese principio monárquico que se podía considerar inherente a la
permanencia de la Monarquía, pero fue el Gobierno Parlamentario lo que le
caracterizó, y sus elementos se incorporaron a los artículos imprescindibles de la
Constitución y sobre todo a los Reglamentos de las Cámaras. Así es que el modelo de
1837 en España es el modelo básico sobre el que luego se harán variaciones con
poca trascendencia en el intento partidista de acoplar lo mejor posible la letra
constitucional al grupo triunfante tras cada pronunciamiento originado por la falta de
mecanismo adecuado para turnar en el poder, el control de las elecciones desde el
poder y el exagerado personalismo en las soluciones regias para la resolución de las
crisis.
Los dos exilios políticos que sufrieron los liberales españoles, con ocasión de la vuelta
al absolutismo por parte de Fernando Vil, sirvieron para ponerlos en contacto con las
tendencias políticas europeas; pero entonces ya no sólo de Inglaterra, sino también de
la Francia posterior a 1814 y de Bélgica, fundamentalmente. Estas tendencias no eran
otras que el gobierno parlamentario. 1834 parece el momento de volver a intentar la
convocatoria de Cortes para llevar a cabo el proceso constitucional, ahora sí, de
acuerdo a lo establecido y a la moderación que parecía exigir el momento. Con la
ruptura de 1836 y tras la Constitución de 1837 se avanzó decididamente en el modelo
parlamentario de Gobierno, al menos en la estructura constitucional, que debería
haber sido desarrollada por la práctica política. De hecho, en 1836, «ahora que
España va a constituirse» se publican «en lengua vulgar las principales constituciones
porque se gobiernan estados grandes y adelantados en la civilización», porque «no
sólo es útil, sino hasta necesario, que se generalicen y conozcan»: Francia y Bélgica,
«porque sobre su sencillez y puntos recomendables, son las últimamente redactadas;
y encierran, particularmente la belga, precauciones muy estudiadas para evitar los
abusos del poder real, y la confusión de los del estado». Portugal y Brasil, porque
«sobre no ser tampoco antiguas, se han dado a pueblos más en armonía con el
nuestro, o de costumbres y hábitos menos desemejantes». Estados Unidos de
Norteamérica, «hemos tenido presente que era para una república federal, para un
país nuevamente constituido; pero estas mismas circunstancias, a más de otras
razones, convidan a darle cabida en la colección, para que formando contraste y
puntos de comparación, tenga mejores datos el discernimiento». Se añade la de 1812
y su discurso preliminar, porque «esta es la única que se redactó por españoles
eminentes, en circunstancias honrosas: es la única calcada sobre nuestros antiguos
fueros; y por reformas que haya menester, siempre será el grande arsenal a donde
nuestros representantes acudan para formar el nuevo monumento de la libertad
española».
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Se analizan los conceptos en Teleuned y es una base para los temas siguientes:
“Conceptos fundamentales para la Hª Contemporánea de España”, Ángeles Lario, 22
de noviembre de 2004: enlace-1 DC
TEMA 5.- Los nuevos conceptos necesarios: del sufragio universal indirecto al
sufragio censitario directo
Las bases para la reforma de la Constitución del 12, y que se presentaron a las Cortes
el 30 de noviembre de 1836, fueron:
1. eliminación de lo que podía pasar a Leyes Orgánicas y Reglamentos para presentar
«bajo formas muy sencillas, el cuadro completo de un gobierno representativo». Que
se aceptó sin discusión.
2. Admisión del Bicameralismo, «mecanismo» o «máquina prodigiosa» para
garantizar la verdadera representación de la opinión pública, «norte y móvil único del
Gobierno» en «los sistemas representativos», y que es «tan difícil de averiguar».
Ocasionó un interesante debate, aunque fue aprobado por 126 votos contra 11.
3. Robustecimiento de los poderes de la Corona en cuanto a la sanción de las leyes y
la facultad de convocar, suspender y disolver las Cortes. Correspondió al artículo 44,
que también dio lugar a amplia discusión.
4. Elección directa, aunque, dice Arguelles «no hará empeño la comisión en incluirla
como base»
La elección directa:
El fin del sufragio universal indirecto se justificó, una vez más, por el derecho
comparado, citándose a menudo la Constitución belga. Además se considera «base
única y la verdadera expresión de la voluntad nacional», alegando que la elección
indirecta en cuatro grados, desde la parroquia, del sistema gaditano, es una ficción —
que es como se denominará precisamente andando el tiempo a las elecciones en
España bajo el sistema directo. De hecho, ya se había producido una elección bajo
este nuevo sistema, y ya se había denunciado —por Montoya— el influjo del Gobierno
en la misma; se achaca, en todo caso, a defecto de ese Gobierno.
El mismo diputado expuso claramente que la elección directa y censitaria adelantaba
los medios de control por la Administración y el cacique: «el Gobierno,... que tiene a su
disposición la fuerza y la facultad de dar y quitar empleos, será el único que tenga
influencia». Pero la Comisión dice algo más a favor de la elección directa, y que nos
da la clave de su importancia en el liberalismo postrrevolucionario: «Tiene además la
ventaja de que por mucho que se extienda el derecho de elegir, no puede extenderse
fácilmente a ciertas clases, que no sabrían apreciar su importancia y que abusarían de
su ejercicio», exponiendo así abiertamente el temor a la democracia, que denunció el
diputado González Alonso, a lo que consideraron proyecto democrático del 12:
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«serene los ánimos de los que creían que los españoles que amamos la Constitución,
éramos unos demagogos furiosos, unos demócratas que no conocíamos las bases de
una Monarquía templada», Al lado de la elección directa viene la no limitación de
reelección de los Diputados.
(Véase: Del liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario en España. El
triunfo final del camino inglés: PDF)
El Bicameralismo
Para apoyar el bicameralismo, justificado por la necesidad de que «ni una sola vez
pueda equivocarse la manifestación de esa opinión», para lo que es preferible
«deliberar separadamente» y cuya utilidad es «demostrada por la experiencia y
confirmada por la opinión general»"^, se acudió incluso al Trienio y a la caída en 1823
del sistema liberal: «era necesario quitar todo pretexto a nuestros enemigos y reformar
la Constitución». En aquel momento no fue posible por no pasar a depender de
gabinetes extranjeros, aparte de que «ahora es mucho más fácil proceder a la reforma
de la Constitución, porque no hay la discordancia de opiniones en este punto».
Arguelles dijo que «Creo que en el día la verdadera opinión de España está a favor de
los Cuerpos Colegisladores», reconociendo que fue el caballo de batalla en 1822 y
1823: «sobre esta división giró la mayor parte de la guerra clandestina que se hizo
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y de una efectiva representación nacional en las Cortes, hizo volcar sobre la Corona la
responsabilidad de la resolución de las crisis políticas, independientemente de la
reducción de algunos poderes del rey y del deseo personal de Amadeo de alejarse de
la lucha partidista. De todas formas es esclarecedor observar la continuidad en la letra
constitucional del XIX en cuanto a los poderes del rey; no en vano pudo decir Cánovas
que la Constitución de 1876 sería lo que los diputados quisieran que fuera, y Silvela lo
dejaba también claro como miembro de la Comisión que la elaboró. El incremento del
poder Ejecutivo está tratado en “El papel de la Monarquía en el desarrollo constitucional
europeo. El caso español. Del régimen de Asamblea al Parlamentarismo –versus
presidencialismo americano-“, en Alcores (Fundación 27 de Marzo. León), nº 3 (2007);
pp. 237-254. A. LARIO, “La Monarquía, del Liberalismo a la Democracia”, en Ángeles
LARIO (ed.), Monarquía y República en la España Contemporánea, Madrid, UNED-
Biblioteca Nueva, 2007
TEMA 9.- El nuevo papel del Rey, desde el Poder Ejecutivo al Poder
Moderador: Constant y el Poder Moderador en perspectiva comparada (El poder
efectivo y el poder dignificado según Bagehot):
Id., “La Monarquía Constitucional: Teoría y práctica política”, en Javier Tusell, Ángeles
Lario y Florentino Portero (eds.), La Corona en la historia de España, Madrid,
Biblioteca Nueva, 2003.
Asímismo el primer capítulo de Lario, A., El Rey, piloto sin brújula, Madrid, Biblioteca
Nueva 1999
es decir, todo aquello que quedaba como prerrogativas propias del rey y que iba más
allá de su papel de jefe del Ejecutivo. Aunque rara vez se decidieron los constituyentes
a situar al monarca en ese cuarto poder fuera de los tres clásicos, de hecho quedó
privativo del monarca esa capacidad de moderar y los instrumentos necesarios para
ello. Constant antes de la Carta francesa de 1814, en sus Reflexions sur la
Constitution et La distribution des pouvoirs, ya diferenciaba nuevos poderes, y sobre
todo en sus Principios de Política en 1815 establecía abiertamente el poder real,
neutral, diferente del poder ministerial; del mismo modo en España avanzado el siglo
tanto Adolfo Posada como Santamaría de Paredes, a diferencia de Colmeiro,
delimitaron los poderes del rey en sus facetas de jefe del Ejecutivo y de Poder
Moderador, y ésa fue la doctrina aceptada en la Restauración de 1875. La obra de
Constant y la aceptación de hecho de su teoría, respondió al intento de racionalizar el
sistema cuando ya parecía imponerse el Gobierno Parlamentario; partió de la
evidencia de que el Poder Ejecutivo quedaba en manos del Gobierno, y buscó para el
rey una posición coherente, para lo que creyó necesario la reforma de la estructura
constitucional para introducir un cuarto poder, lo que no consiguió hasta las
Constituciones de nuevo cuño del siglo xx (art. 56 de la Constitución española de
1978).
La base para este tema es el libro: Lario, A. (ed.), Monarquía y República en la España
Contemporánea, Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, en su capítulo
Las actividades propuestas en el plan del curso pretenden que el alumno sea capaz de
alcanzar los objetivos del curso. En el repositorio digital de la Biblioteca Central de la
Uned, que se encuentra en su página Web, están colgados partes de los trabajos que
he publicado y que sirven al alumno para seguir este curso.