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LA CONSTITUCIÓN DE UN PAÍS: LA ESPAÑA LIBERAL EN PERSPECTIVA


COMPARADA (S .XIX) - (Cod.27702055). Ángeles Lario
(Máster Universitario en La España Contemporánea en el contexto internacional) Órgano responsable:
Departamento de Historia Contemporánea de la Facultad de Geografía e Historia.

Tipo:Optativa

Semestre:Anual.

Créditos ECTS: 6

EQUIPO DOCENTE:

Profesora: ANGELES LARIO

Despacho 516 edificio Humanidades


Tlf. 913989337
alario@geo.uned.es
Horario: martes: 10-14 horas / 15,30-19,30
Jueves: 10-14 horas

PRESENTACIÓN

Esta asignatura tiene una orientación teórica; el objetivo es abarcar los conocimientos
interdisciplinarios necesarios para ser capaces de manejar las herramientas que se nos
ofrecen desde el campo de la cultura política, la historia de los conceptos, la formación
constitucional para facilitar así el análisis y la comprensión del origen y desarrollo de
nuestro Estado Contemporáneo; los avatares y medios de su formación, los proyectos
políticos que se diseñaron, los medios con que se contaba en el campo de la doctrina y la
cultura política que luego había que contrastar con la realidad, los objetivos buscados en
cada momento y las razones alegadas para ello. Por este medio se consigue conocer y
ser capaces de analizar los logros obtenidos, tanto como los que no se pudieron
alcanzar. Es el contexto necesario para analizar los protagonistas de la historia, los
acontecimientos que se sucedieron, que pasan así a formar parte de un proceso histórico
comprensivo en el que encuadrarlos y analizarlos.

Se ofrece el conocimiento de las líneas de investigación actuales en este campo, desde


la Begriffgesichte (historia de los conceptos) hasta la de las culturas políticas, la
necesidad de interdisciplinariedad y de análisis comparativos. Se ofrece el marco de
análisis contextualizado en el mundo occidental, en el que el caso español es uno más
que se entiende mucho mejor cuando se observa el paralelo con el resto de casos en
Europa y el contraste con América. Se busca la comprensión amplia de los diferentes
modelos políticos que se diseñaron en nuestra contemporaneidad, y cómo éstos fueron
marcados y a su vez marcaron el devenir histórico y la diferenciación de los dos lados del
atlántico, Europa y América, lugar el primero del parlamentarismo y el segundo del
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presidencialismo que, como no podía ser menos tiene su razón de ser en la historia.

Ser capaces de comprender este proceso es la base para conseguir el análisis crítico de
nuestra propia actualidad y sus posibles desenvolvimientos. No deja de tener un interés
inmediato conocer cómo se llegó a la Monarquía y a la República, con qué características
se formaron y qué objetivos se buscaban, o qué razones se esgrimieron para ir hacia uno
u otro modelo. Conocer el propio significado actual de estas formas de gobierno y lo que
se buscó con su diseño político evitará confusiones en cuanto a objetivos a conseguir con
uno u otro modelo, y contribuirá a evitar repetir luchas ya producidas e improductivas,
conociendo el resultado histórico de las mismas. Hacia dónde debe o puede caminar
nuestro desarrollo político viene dado por el conocimiento de lo que se buscó conseguir
con este modelo liberal democrático que tenemos. Saber lo que se consiguió y lo que
falta aún por conseguir es un modo de construir ciudadanos activos y capaces de dirigir
nuestra propia historia.

CONTEXTUALIZACIÓN:

Como demuestra Linz en su estudio sobre la crisis del presidencialismo, muchas


Repúblicas están dispuestas a transitar hoy por un camino que la Monarquía ya
recorrió en el XIX (“Democracia presidencial o parlamentaria ¿Qué diferencia implica?,
de J.J. LINZ, en LINZ, J.J., y VALENZUELA, (comp.), Las crisis del presidencialismo; 2
v. Alianza, Madrid 1997-1998 –edición original de 1994-.). Más necesario que nunca
es, ahora, dar a conocer los proyectos políticos ya discutidos y ensayados en la ya
larga historia del liberalismo y la democracia. Estas discusiones (Linz, Duverger,
Sartori., Nohlen, Lijphart, Stepan) están volviendo a poner de actualidad el clásico
debate liberal entre las formas de gobierno y la estructura constitucional. Pero,
después de casi un siglo de haber sido prácticamente olvidado, se hace evidente la
carencia de familiaridad con los proyectos ya discutidos, desechados o puestos en
práctica desde el inicio del liberalismo y de ahí la importancia de los estudios históricos
en este campo. Interesante el análisis de Dieter NOHLEN, sobre los seminarios
internacionales que tuvieron lugar, primero en 1987 en referencia a América Latina, y
después en 1989 y 1990 como muestra del cambio de situación en los análisis
políticos: “Presidencialusmo versus Parlamentarismo: Dos enfoques contrapuestos, en
R.E.P., 1996.

CONOCIMIENTOS PREVIOS RECOMENDABLES


Se recomienda capacidad de lectura en francés e inglés

RESULTADOS DE APRENDIZAJE
Los alumnos que cursen esta asignatura adquirirán las siguientes competencias:

a) Un conocimiento general acerca del funcionamiento, organización y conceptos


básicos de nuestro Estado contemporáneo. Este conocimiento dotará al alumno de los
medios necesarios para analizar históricamente su desenvolvimiento en perspectiva
comparada, no centrándose únicamente en los acontecimientos españoles sino
enmarcándolos en los objetivos y medios propios del Estado donde se desenvuelven y
de la cultura política occidental a la que se pertenece, siendo capaces de analizar
críticamente las distintas coyunturas históricas.

b) Los conocimientos y herramientas necesarias para el análisis de la política española


en el contexto internacional, en el ámbito político-cultural al que pertenece
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c) Capacidad para analizar no sólo la historia española sino la historia occidental


contemporánea en base a unos parámetros comunes que son los que ofrece la cultura
política común que fundamenta nuestro Estado Contemporáneo

d) Capacidad para comprender y revisar de forma crítica la historiografía sobre nuestra


historia contemporánea, sus líneas interpretativas, sus logros y carencias, lo que
facilitará abrir nuevas vías de investigación, nuevas preguntas y planteamientos
metodológicos.

e) Conocimiento sobre las fuentes básicas para desarrollar esta línea historiográfica y
habilidad en su manejo, así como la bibliografía básica que se debe manejar.

f) Metodología adecuada para utilizar este tipo de fuentes constitucionales, políticas,


parlamentarias, conceptuales

g) Capacidad para la elaboración y comunicación de juicios y conclusiones propias


fundamentadas en el conocimiento preciso de nuestra construcción política, fines,
objetivos, propuestas y logros, que faciliten la tarea de ser un ciudadano activo, crítico,
capacitado para comprender la propia actualidad y actuar sobre ella.

Los principales resultados de aprendizaje que se evaluarán a través de los trabajos


escritos a realizar por el alumno son:

a) Manejo fluido y crítico de los principales conceptos que confluyeron a la


construcción del Estado Contemporáneo y deben formar parte de nuestra cultura
político-cívica: presidencialismo, parlamentarismo, federalismo, centralismo, división /
separación de poderes, soberanía nacional, soberanía compartida, soberanía popular,
tipos de sufragio, poderes políticos, relación entre los mismos, modelos políticos….

b) Utilización responsable y consciente de ese conocimiento en el análisis crítico de


nuestro modelo actual y de nuestro modo de ser ciudadanos y de organizar el Estado,
el gobierno político que nos atañe y nos compete.

c) Capacidad de comunicar con claridad y concisión los conocimientos adquiridos,


tanto a través del mensaje hablado a través de conferencias, clases o cursos, como
del ensayo escrito

d) Conocimientos y técnicas necesarias para la elaboración de un estado de la


cuestión acerca de alguna de las áreas temáticas identificadas

e) Capacidad de identificar objetivos históricos de análisis beneficiándose de los


conocimientos adquiridos, de la familiarización con las herramientas necesarias, del
conocimiento de los posibles campos de investigación (para alumnos del itinerario de
investigación)

CONTENIDOS DE LA ASIGNATURA

El temario de la asignatura se estructura cronológicamente

1. Del Antiguo al Nuevo Régimen: los nuevos conceptos y culturas políticas:


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Desde la Revolución inglesa a las revoluciones continentales


2. El modelo revolucionario: La teoría del nuevo gobierno y la aplicación práctica:
la necesidad de limitar el poder del Rey y la separación de poderes. La
Constitución de 1812
3. El modelo post-revolucionario: la teoría y la historia: del exceso teórico al
asentamiento práctico de la revolución: del modelo de Asamblea al
parlamentarismo: La Constitución de 1837
4. Los nuevos conceptos necesarios: de la soberanía nacional y la soberanía
compartida.
5. Los nuevos conceptos necesarios: del sufragio universal indirecto al sufragio
censitario directo
6. Los nuevos conceptos necesarios: de la separación estricta de poderes a la
división y confluencia de los mismos
7. Los nuevos conceptos necesarios: de la Cámara única a la doble Cámara
8. Los nuevos conceptos necesarios: de la fuerza del Legislativo al incremento del
Poder Ejecutivo. La lucha por la Constitución: 1845, 1856, 1869, 1873, 1876
9. El poder efectivo y el poder dignificado (Bagehot): El nuevo papel del Rey:
Constant y el Poder Moderador en perspectiva comparada
10. Monarquía y República en la construcción del Estado Contemporáneo

Contenidos (palabras clave):

Estado Contemporáneo, Modelos políticos, Constitución y liberalismo, Monarquía y


República, parlamentarismo y presidencialismo

Glosario:
Ilustración / Liberalismo
Gobierno constitucional: Constitución
Gobierno parlamentario
Separación de poderes y sus modelos políticos
División de poderes e id.
Soberanía y ejercicio de la soberanía: nacional /compartida
Jefatura del Gobierno / Jefatura del Estado en los diferentes modelos
La representación política de la sociedad en Cortes
Sistemas de representación
Cortes unicamerales y bicamerales (Senado)
Las Monarquías Constitucionales y sus modelos
La Monarquía Parlamentaria
República: Presidencialista / Semipresidencialista / Parlamentaria
Pronunciamiento y golpe de Estado
Liberalismo y democracia

METODOLOGÍA

La metodología se basa en la nueva historia política, influenciada por dos grandes


corrientes vigentes actualmente: la historia de los conceptos y el contextualismo de la
la escuela de Cambridge.

La historia de los conceptos remarca la necesidad de conocer el significado histórico


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de los términos utilizados en cada época, lo que tiene especial relevancia en el siglo
XIX que construye un nuevo régimen e inicia nuevos conceptos y significados.

El contextualismo tiene el mismo sentido y un desarrollo excepcional en cuanto al


origen del Estado Contemporáneo. Pues rompe con la idea de que sólo el liberalismo
sea el fundamento de nuestra contemporaneidad; a él hay que sumar el
republicanismo clásico. Son Skinner y Pocock los pensadores más conocidos, siendo
éste último el que renovó la historia de las ideas políticas con su libro El Momento
Maquiavelo, publicado en la Princeton University Press en 1975 y traducido
al castellano por Tecnos en 2002, con sucesivas ediciones. En él analiza los
lenguajes políticos del republicanismo clásico desde Machiavelli hasta la Revolución
de Independencia de Estados Unidos. La impronta de ésta y otros estudios (Bernard
Baylin en 1969, The Ideological Origins of American Revolution, donde dio cuenta de
una tradición que él identificó con el humanismo cívico. O estudios como el de Gordon
Wood sobre la revolución norteamericana), ha sido honda, en especial en la
historiografía estadounidense e, incluso, ha dado pie a la formulación de teorías
políticas, como la de Phillip Petitt, quien considera que el republicanismo puede ser
una alternativa a las visiones sociales del Estado y a las teorías liberales que
privilegian el mercado.

Comentarios y anexos:

Bibliografía básica

En la presentación de cada tema aparece una bibliografía que está recogida en esta
lista que sigue; del mismo modo para la elaboración de tareas encuentra el alumno
más abajo concretada la bibliografía:

Para las tareas propuestas:


ARTOLA, M. (ed), La monarquía parlamentaria. Ayer, nº 1, Madrid 1991
Id., Constitucionalismo en la Historia Editorial Crítica, 2005.
Id., El modelo constitucional Español del siglo XIX Fundación Juan March,
1979.

LARIO, A., El modelo liberal español. Revista de Estudios Políticos, nº 122. diciembre
2003
Id., “Monarquía y República en la España Contemporánea”, en Ángeles
LARIO (ed.), Monarquía y República en la España Contemporánea, Madrid, UNED-
Biblioteca Nueva, 2007
Id., “Los estudios sobre Monarquía y República. Nuevos paradigmas
interpretativos”, en Monarquía y República en la España Contemporánea, UNED /
Biblioteca Nueva, Madrid 2007
Id. “La Monarquía en España y la construcción del Estado Contemporáneo”
en Marco Antonio Landavazo (ed.) Experiencias monárquicas y republicanas en
Hispanoamérica, siglos XIX y XX. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia (México) 2008 (pp. 379-407)
Id. “Monarquía y República en la construcción del Estado Contemporáneo.
España, Portugal y América Latina”, en Asociación de Historia Contemporánea. IX
Congreso, Murcia 2009
Id. “El papel de la Monarquía en el desarrollo constitucional europeo. El caso
español. Del régimen de Asamblea al Parlamentarismo –versus presidencialismo
americano-“, en Alcores (Fundación 27 de Marzo. León), nº 3 (2007); pp. 237-254
Id., Del Liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario. El triunfo
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del camino inglés. Revista Espacio, Tiempo y Forma, nº 17, Madrid 2005
Id., “Monarquía Constitucional y gobierno parlamentario”, Revista de Estudios
Políticos, nº 106, diciembre de 1999
Id. “La Corona en el Estado Liberal. Monarquía y Constitución en la España del
XIX". Pgs. 139-159 de El Estado en España. Del Estado Ilustrado al Estado de las
Autonomías. Historia Contemporánea..U.P.V., nº 17, Bilbao, 1998
Id. "La Corona en el proyecto canovista". Pgs. 89-111 de Antonio Cánovas y
el sistema político de la Restauración. Congreso de los Diputados y Bblioteca Nueva.
Madrid, 1998
Id. El Rey, piloto sin brújula. En su capítulo I.1 se trata de las diferentes
Monarquías Constitucionales y las lecturas clásicas –de época- de referencia (pp. 31-
57).

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

Obras generales sobre teoría e ideas políticas:


George SABINE, Historia de la teoría política, México, FCE, 2006 (edición original de 1945)
Jean TOUCHARD, Historia de las ideas políticas, 6ª edición, Madrid, Tecnos 2006
Salvador GINER, Historia del pensamiento social, Ariel Historia, Barcelona 2002 (10ª edición)
Roland N. STROMBERG, Historia intelectual europea desde 1789, Debate Pensamiento, Madrid
1995 (v.o., inglés, 1988)
Norberto BOBBIO, N, y N. MATTEUCCI (dirs), Diccionario de política, Siglo XXI, Madrid 1982
J. FERNÁDEZ SEBASTIÁN y JF FUENTES (dir.), Diccionario político y social del siglo XIX español,
Madrid, Alianza Editorial, 2003
O. DUHAMEL, Y. MÈNY (dir.), Dictionnaire Constitutionnel, P.U.F., 1992
Diccionario Espasa: Enciclopedia Universal ilustrada Europeo-Americana, vt, Barcelona 1908-1923
(voz “Monarquía” –v. 36- en 1918, voz “constitucional” –v. 14 y 15- en 1912 y 1913)
Vernon BOGDANOR, Enciclopedia de las Instituciones políticas, ed. Or. Inglés 1987, Alianza
Diccionarios, Madrid 1991
Miguel ARTOLA (dir), Encilopedia de Historia de España¸ vt, Alianza, Madrid 1988

BIBLIOGRAFÍA sobre construcción constitucional:


TIERNO GALVÁN, E., Leyes políticas españolas fundamentales (1808-1978), Tecnos. Madrid
1979, 2º edición
MARTÍNEZ SOSPEDRA, M., La Constitución de 1812 y el primer liberalismo español. Valencia
1978
COLOMER VIADEL, A., Los liberales y el origen de la Monarquía parlamentaria en España. Tirant
lo Blanch, Valencia 1993
CLAVERO, B., Evolución histórica del Constitucionalismo español. Tecnos, Barcelona, 1986
JIMÉNEZ DE PARGA, M., los regímenes políticos contemporáneos. Tecnos, Madrid 1983
MARICHAL, J., la revolución liberal y los primeros partidos políticos (1834-1844) , Cátedra, Madrid,
1980
Modelos constitucionales en la historia comparada, Fundamentos, Oviedo, 2/2000.
PÉREZ ROLDÁN, C., El Partido Republicano Federal, Madrid, Endimión, 2001
SÁNCHEZ AGESTA, L., Curso de Derecho constitucional comparado. 7º edic. revisada, Univ.
Complutense, Madrid 1980
Id. Historia del Constitucionalismo español. 1808-1936, 4º edic. revisada y ampliada , CEC,
Madrid 1984
JOVER, J. M. ( dir), Historia de España. Dirigida por Menéndez Pidal, t. XXXIV, La era isabelina y el
sexenio revolucionario (1834-1874). “La obra legislativa y el desmantelamiento del Antiguo Régimen”.
Ver Tomás Villarroya: “El proceso constitucional (1834-1843)”, y “La Constitución de 1845”
TOMÁS VILLARROYA, J., Breve historia del Constitucionalismo español, CEC, 1981
Id. El Sistema Político del Estatuto Real (1834-1836), Madrid 1968 (para 1834 y 1837)
VARELA SUANZES, J. (ed.), Modelos Constitucionales, Oviedo
7

Id., La Constitución de 1837”, revista de Derecho Político, nº 20 (1983-1984), UNED


Id., “El pensamiento constitucional español en el exilio: el abandono del modelo doceañista”
Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005 (versión original: Revista de Estudios
Políticos, (Nueva Época), núm. 88 (abril-junio 1995), pp. 63-90.):
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/09250563289814028537857/p0000001.htm
Id. “La Constitución de Cádiz y el Liberalismo español del Siglo XIX” (versión original: Revista
de las Cortes Generales, núm. 10 (1987), pp. 27-109). Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes, 2005:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/57905074767367275754491/index.htm

REVISIONES ACTUALES:

Pocock, Skinner, Petit, sobre republicanismo clásico y su influencia en la construcción del Estado
Contemporáneo. Para este punto puede consultarse:
- POCOCK, J.G.A., El momento maquiavélico. El pensamiento político florentino y la tradición
republicana atlántica. Ed. Or. Inglés Princeton University Press1975, 1ª traducción español, 2002, 1ª
traducción francés 1997. 2ª edición española Madrid, Tecnos 2008
- Philip PETTIT, Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno. (ed. Or. In inglés
en 1997 por Oxford University Press), Barcelona, Paidós 1999.
- Yves Charles ZARKA (dir.), Monarchie et république au XVIIe siècle, Paris, PUF, 2007
(explica la importancia de Pocock y el cambio, la revisión de la teoría política que significa, y del
cambio de la historia inglesa a la luz de los conceptos sacados del humanismo cívico y del
republicanismo maquiavélico)
- Ramón RUIZ RUIZ, La tradición republicana, Madrid, Dyckinson 2006: éste es un buen
resumen de todo este nuevo planteamiento, utilizando estos nuevos pensadores y elaborando un
interesante estudio, claro y didáctico

La renovación de la construcción del Estado Contemporáneo, dando importancia a la revolución


inglesa en:
Annie Jourdan, La Révolution, une exception française?, Flammarion 2004

RECURSOS DE APOYO AL ESTUDIO

En la asignatura se empleará la metodología propia de los sistemas de educación a


distancia.

Los estudiantes prepararán el temario de la asignatura atendiendo a los criterios


establecidos por el equipo docente.

Utilizarán la bibliografía básica recomendada, que incluirá los temas cuya presentación
y desarrollo se presenta más adelante.

Además podrán aprovechar los recursos ofrecidos a través del curso virtual, que
permite el contacto activo entre equipo docente y estudiantes (tutoría virtual y correo
electrónico), y entre los propios estudiantes a través de su foro. Allí se podrán
consultar las orientaciones de carácter general sobre la asignatura, así como el
material didáctico básico para la preparación del temario de la asignatura (en caso de
que no fuera posible su edición impresa), así como lecturas y documentación
complementaria.

Asimismo se incluirá la información y, en su caso, la documentación necesaria para la


elaboración de los ejercicios prácticos que deben ser presentados a lo largo del curso.
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Por otra parte, los alumnos disponen de un horario de atención directa semanal del
profesor (dos mañanas y una tarde) a través del teléfono, o del contacto presencial en
el despacho.

La correcta preparación de esta asignatura requiere la dedicación de un total de 150


horas, de las cuales, se considera que 100 horas deben aplicarse al estudio de los
distintos temas en los que se estructura el programa docente y 50 horas a la
elaboración de las actividades y trabajos de carácter práctico propuestos a los
alumnos.

En este bloque, los estudiantes deberán realizar las tareas que se especifican más
abajo. Dichas tareas permitirán una evaluación continuada del aprendizaje y las
habilidades adquiridas con respecto a asimilación de contenidos, análisis crítico de
documentos, redacción escrita, etc. Además el alumno debe realizar un trabajo
práctico final de estado de la cuestión, localización de fuentes (de archivo o de
internet) o investigación (en el caso de los alumnos del itinerario de investigación), tal y
como se especifica más adelante.

TUTORIZACIÓN Y SEGUIMIENTO

Para la resolución de las dudas que pudieran plantearse acerca de los contenidos de
la asignatura, así como para la aclaración de cualquier otro tipo de cuestiones, los
estudiantes pueden contactar con la profesora a través de los medios de comunicación
que se especifican:

Ángeles Lario

Horario de atención: Martes de 10-14 h. y de 15,30 a 19,30 y Jueves 10-14 h.

Dirección postal: Dto. de Historia Contemporánea. Facultad de Geografía e


Historia UNED. Paseo Senda del Rey, 7, 5ª Planta (despacho 515) 28040
MADRID
Teléfono 91 398 93 37 Fax 91 398 67 18

Correo electrónico alario@geo.uned.es

EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES

Esta asignatura se imparte a lo largo de todo el curso (de octubre a julio), con una
convocatoria extraordinaria en septiembre. Con el fin de que el estudio de los temas y
la elaboración de las actividades de carácter práctico se realicen de forma ordenada y
gradual, se recomienda al alumno atender a la siguiente secuencia temporal:

- Octubre a diciembre: preparación de los temas 1 a 3 y elaboración de un trabajo


práctico (ENSAYO) de dichos temas en base a las lecturas especializadas.
- Enero a marzo: preparación de los temas 4 a 10 y elaboración del trabajo práctico
relativo a dichos temas en base a las lecturas especializadas (CUESTIONARIO
SOBRE CONCEPTOS).
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- Marzo a junio: redacción del trabajo práctico final, que deberá ser presentado a
finales del mes de junio (Convocatoria de Junio) o antes de fines del mes de
septiembre (Convocatoria de Septiembre).

La ponderación de los trabajos se encuentra asignado en cada tarea, cuando se entra


en el icono correspondiente puede verse el porcentaje de nota que implica cada una
de las tareas.

1. Plan de Trabajo

La correcta preparación de esta asignatura requiere la dedicación de un total de 150


horas, de las cuales, se considera que 100 horas deben aplicarse al estudio de los
distintos temas en los que se estructura el programa docente y 50 horas a la
elaboración de las actividades y trabajos de carácter práctico propuestos a los
estudiantes.

La asignatura se imparte a lo largo de todo el curso (de octubre a julio), con una
convocatoria extraordinaria en septiembre. Con el fin de que el estudio de los temas y
la elaboración de las actividades de carácter práctico se realicen de forma ordenada y
gradual, se recomienda atender a la siguiente secuencia temporal.

Octubre – diciembre: preparación de los temas 1 a 3 (40 horas) y elaboración del


ejercicio práctico correspondiente a la primera parte del curso (12,5 horas). Este
ejercicio debe entregarse antes del 15 de enero:

Según el temario establecido, corresponde a los siguientes temas:

1. Del Antiguo al Nuevo Régimen: los nuevos conceptos y culturas políticas:


Desde la Revolución inglesa a las revoluciones continentales
2. El modelo revolucionario: La teoría del nuevo gobierno y la aplicación práctica:
la necesidad de limitar el poder del Rey y la separación de poderes. La
Constitución de 1812
3. El modelo post-revolucionario: la teoría y la historia: del exceso teórico al
asentamiento práctico de la revolución: del modelo de Asamblea al
parlamentarismo: La Constitución de 1837

Enero- marzo: preparación de los temas 4 a 10 (40 horas), que aunque en número
son más, en contenidos son más ligeros porque se reparten los conceptos en
diferentes apartados; y elaboración del ejercicio práctico correspondiente a la
segunda parte del curso (12,5 horas). Este ejercicio debería enviarse antes del 30
de abril.

4. Los nuevos conceptos necesarios: de la soberanía nacional y la soberanía


compartida.
5. Los nuevos conceptos necesarios: del sufragio universal indirecto al sufragio
censitario directo
6. Los nuevos conceptos necesarios: de la separación estricta de poderes a la
división y confluencia de los mismos
7. Los nuevos conceptos necesarios: de la Cámara única a la doble Cámara
8. Los nuevos conceptos necesarios: de la fuerza del Legislativo al incremento del
Poder Ejecutivo. La lucha por la Constitución: 1845, 1856, 1869, 1873, 1876
9. El poder efectivo y el poder dignificado (Bagehot): El nuevo papel del Rey:
Constant y el Poder Moderador en perspectiva comparada
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10. Monarquía y República en la construcción del Estado Contemporáneo

a) Marzo – junio: Elaboración del trabajo práctico final de estado de la cuestión


(20 horas), localización de fuentes o investigación (en caso de los alumnos del
itinerario de investigación) sobre un tema elegido por él, previo acuerdo (antes
del mes de febrero) con el equipo docente (25 horas). El trabajo práctico
debería remitirse en la primera semana de julio (convocatoria de junio), o antes
de fines de septiembre (convocatoria de septiembre).

LECTURAS CONCRETAS:

Enlace con mi página personal y con el repositorio de la UNED donde están mis textos
publicados, así como en el documento “ENLACES”, que se encuentra dentro del icono
“DOCUMENTOS” del curso virtual:
http://e-
spacio.uned.es:8080/fedoragsearch/rest?operation=gfindObjects&indexName=DemoO
nTodo&query=lario

- Artola, M. (ed), La monarquía parlamentaria. Ayer, nº 1, Madrid 1991


(revista de la Asociación de Historia Contemporánea): en red en el siguiente
enlace: http://www.ahistcon.org/docs/ayer/ayer1_04.pdf
- Ver también el Diccionario Político y Social del siglo XIX, de Fernández
Sebastián, y F. Fuentes

y la definición de modelos políticos de Ángeles LARIO:


- Lario, A., El modelo liberal español. Revista de Estudios Políticos, nº 122.
diciembre 2003 (DC modelo_liberal.pdf)
- (ed.), Monarquía y República en la España Contemporánea, UNED /
Biblioteca Nueva, Madrid 2007

Para comprender aspectos que no queden claros sirven los siguientes artículos y
capítulo Primero del libro recogido en el último puesto de esta lista (El Rey, piloto sin
brújula):
- Id., Monarquía Constitucional y gobierno parlamentario, Revista de
Estudios Políticos, nº 106, diciembre de 1999 (monarquia_constitucional.pdf
DC)
- - Id., Del Liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario.
El triunfo del camino inglés. Revista Espacio, Tiempo y Forma, nº 17,
Madrid 2005 (PDF DC)
- - La Corona en el Estado Liberal. Monarquía y Constitución en la
España del XIX". Pgs. 139-159 de El Estado en España. Del Estado
Ilustrado al Estado de las Autonomías. Historia Contemporánea..U.P.V., nº
17, Bilbao, 1998: en red: DC corona_estado.pdf
- - “El papel de la Monarquía en el desarrollo constitucional europeo. el
caso español. Del régimen de Asamblea al Parlamentarismo -versus
presidencialismo americano-”Alcores nº 3 (2007), pp. 237-254: en red:
PDF
- - "La Corona en el proyecto canovista". Pgs. 89-111 de Antonio
Cánovas y el sistema político de la Restauración. Congreso de los
Diputados y Biblioteca Nueva. Madrid, 1998
11

- El Rey, piloto sin brújula. La Corona y el sistema político de la Restauración


(1875-1902). En su capítulo I.1 se trata de las diferentes Monarquías
Constitucionales y las lecturas clásicas –de época- de referencia (pp. 31-
57).

BIBLIOGRAFÍA GENERAL:
- E. Tierno Galván, Leyes políticas españolas fundamentales (1808-1978),
Tecnos. Madrid 1979, 2º edición
- Martínez Sospedra, M., La Constitución de 1812 y el primer liberalismo
español. Valencia 1978
- Colomer Viadel, A., Los liberales y el origen de la Monarquía parlamentaria
en España. Tirant lo Blanch, Valencia 1993
- Clavero, B., Evolución histórica del Constitucionalismo español. Tecnos,
Barcelona, 1986
- Jiménez de Parga, M., los regímenes políticos contemporáneos. Tecnos,
Madrid 1983
- Marichal, J., la revolución liberal y los primeros partidos políticos (1834-
1844) , Cátedra, Madrid, 1980
- Sánchez Agesta, L., Curso de Derecho constitucional compardo. 7º edic.
revisada, Univ. Complutense, Madrid 1980
- Id. Historia del Constitucionalismo español. 1808-1936, 4º edic. revisada
y ampliada , CEC, Madrid 1984
- Bobbio, N, y Matteucci, N. (dirs), Diccionario de política, Siglo XXI, Madrid
1982
- J. M. Jover( dir), Historia de España. Dirigida por Menéndez Pidal, t. XXXIV,
“La era isabelina y el sexenio revolucionario (1834-1874). “La obra
legislativa y el desmantelamiento del Antiguo Régimen”. Ver Tomás
Villarroya: “El proceso constitucional (1834-1843)”, y “La Constitución de
1845”
- Giner, S., Historia del pensamiento Social, Ariel, Historia 2002 (10ª edición
ampliada y actualizada, 1ª edición de 1967)
- Tomás Villarroya, Breve historia del Constitucionalismo español, CEC, 1981
- Varela Suanzes, J. (ed.), Modelos Constitucionales, Oviedo
- Para 1834 y 1837 Tomás Villarroya: El Estatuo Real
- Para la Constitución de 1837: Varela Suanzes, J., La Constitución de 1837”,
revista de Derecho Político, nº 20 (1983-1984), UNED
- Además los clásicos de Sabine y de Touchard (Historia de las ideas
políticas, 1990). Los tres para ideas políticas. Es útil también :
- Stromberg, R.N., Historia intelectual europea desde 1789, Debate 1995

REVISIONES ACTUALES:

Pocock, Skinner, Petit, sobre republicanismo clásico y su influencia en la construcción


del Estado Contemporáneo. Para este punto puede consultarse:
- Pocock, J.G.A., El momento maquiavélico. El pensamiento político florentino y la
tradición republicana atlántica. Ed. Or. Inglés Princeton University Press1975, 1ª
traducción español, 2002, 1ª traducción francés 1997. 2ª edición española Madrid,
Tecnos 2008
- Philip PETTIT, Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno. (ed. Or. In
inglés en 1997 por Oxford University Press), Barcelona, Paidós 1999.
- Yves Charles ZARKA (dir.), Monarchie et république au XVIIe siècle, Paris, PUF,
2007 (explica la importancia de Pocock y el cambio, la revisión de la teoría política que
significa, y del cambio de la historia inglesa a la luz de los conceptos sacados del
humanismo cívico y del republicanismo maquiavélico)
12

- Ramón RUIZ RUIZ, La tradición republicana, Madrid, Dyckinson 2006: éste es


un buen resumen de todo este nuevo planteamiento, utilizando estos nuevos
pensadores y elaborando un interesante estudio, claro y didáctico

La renovación de la construcción del Estado Contemporáneo, dando importancia a la


revolución inglesa en:
- Annie Jourdan, La Révolution, une exception française?, Flammarion 2004

HERRAMIENTAS:
- Revista Electrónica Historia Constitucional, Universidad de Oviedo / Centro
de Estudios Políticos y Constitucionales
- Revista de Estudios Políticos, del Centro de Estudios políticos y
Constitucionales
- Revista Ayer, de la Asociación de Historia Contemporánea. Marcial Pons
- Biblioteca Virtual Cervantes (www.cervantesvirtual.com) Portal Constitución
de 1812 y Portal Constituciones hispanoamericanas
- www.constitucion.1812org
- Diario de Sesiones de Cortes, en la Biblioteca Central de la UNED. CD

2. Orientaciones para el estudio de los contenidos

Se ofrece para cada tema un texto introductorio que sirve de guía para afrontar
el resto de las lecturas (artículos, capítulos de libros y documentos de archivo) con las
cuestiones básicas a las que el estudiante deberá tratar de buscar respuesta a partir
del material propuesto.

El primer bloque de temas requiere un esfuerzo añadido de lecturas y


comprensión de la nueva cultura política que se inicia con el nuevo régimen. Se trata
de adentrarse y familiarizarse con los conceptos propios de la construcción
constitucional, del modelo liberal que en adelante presidió nuestra organización
política, hasta nuestros días en su evolución democrática.

TEMA 1.- Del Antiguo al Nuevo Régimen: los nuevos conceptos y culturas
políticas: Desde la Revolución inglesa a las revoluciones continentales

Como bien dice la nueva historiografía por vía de Annie Jourdan (La Révolution, une
exception française?, Flammarion, 2004), el ciclo revolucionario no empieza en 1789
en Francia, sino que lo que marcó el imaginario de los ilustrados del XVIII fue la
revolución inglesa del XVII, o mejor, las revoluciones, los dos momentos
revolucionarios en 1640 y 1688. En el interregno se desarrollaron las ideas
republicanas en Inglaterra, buscando alternativas a la Monarquía como al resto de
regímenes que se sucedieron entre 1649 y 1660. Entonces produjeron sus escritos
John Milton o James Harrington, del que se dice que fue el más agudo de entre ellos y
el más influyente (“maestro de pensar” de más de un americano dice Annie Jourdan);
influencia que ejerció sobre todo después de la ejecución del rey. Parece que fue justo
a raíz de la guerra civil cuando tomó cuerpo y comenzó a florecer esta tradición del
republicanismo clásico, a volver la mirada a los clásicos y sus formas de gobierno, a
sus teorías y reflexiones, para intentar encontrar en ellos la salida a la situación
creada. Se cree que el humanismo anterior, desde el Renacimiento, habría sido el
preparador de este retorno. No en vano el Renacimiento fue eso, vuelta a los clásicos,
no sólo en el arte y la literatura, sino también en la reflexión política, siendo el italiano
Maquiavelo un representante destacado de esa tradición, por más que lo conozcamos
sobre todo por El Príncipe y su justificación cínica del poder del soberano. Era leído y
citado por los humanistas ingleses, aunque en la época también tardó en verse al
13

Maquiavelo republicano. Esa tradición humanista llegada a Inglaterra forjó su


naturaleza cívica, su visión de lo común, de la cosa pública como algo de principal
interés para todo ciudadano. Según Skinner en su obra Los fundamentos del
pensamiento político moderno, el humanismo llegó a Inglaterra a mediados del siglo
XV, produciéndose el abandono de los estudios escolásticos a favor de las
humanidades. Entonces se viajó a Italia a beber de esa tradición, y en muchos casos
estos estudiosos volvían a Oxford y Cambridge acompañados de algún erudito
italiano, lo que contribuyó al gran cambio intelectual de la época, que acabó con el
escolasticismo –fue la época además del libro impreso-. (Ya en el siglo siguiente, el
XVI, aparecieron las obras cumbres del humanismo inglés: La Utopía, de Thomas
Moro, por ejemplo, cuya palabra clave fue res publica, que en inglés fue
Commonwealth, es decir, comunidad política próspera bajo un gobierno justo y
benéfico. Era en esa dirección en la que debía caminar la transformación política).
Luego llegó la Restauración monárquica en Inglaterra y la tendencia de nuevo al
absolutismo, pero nunca se logró la contrarrevolución. Entonces se produjo el segundo
momento de auge del pensamiento republicano, precisamente en el momento de crisis
entre 1677 y 1683 cuando se pensó que quizá podía heredar la corona restaurada el
heredero católico, llegar a una nueva guerra civil y acabar así todo el proceso iniciado
en 1640; algún autor dice que se produjeron entonces los últimos escritos republicanos
ingleses. Pero finalmente en 1688-1689 se cambió de dinastía con Guillermo de
Orange y se aseguró la Monarquía limitada, en la tradición de los pensadores del
interregno y sus herederos; a éstos siguieron luego los que escribieron avalando la
segunda revolución y que tanto peso tuvieron también en el pensamiento occidental;
En Inglaterra la figura destacada fue Locke, que fue el que más influyó sobre los
pensadores políticos del XVIII; en el continente fue Montesquieu quien, junto con
Voltaire, puso en contacto la constitución política y el liberalismo inglés con el
pensamiento político continental.

Todo este proceso está considerado como la cuna del liberalismo; de hecho Inglaterra
sufrió toda una revolución que incluyó todos los pasos que luego se repitieron en los
procesos posteriores: radicalización y ejecución del Rey, República, Dictadura, Guerra
Civil, y vuelta a la moderación aceptando los avances producidos por la revolución
(Christopher Hill).

Para cuando se produjo la revolución norteamericana, disponían de un modelo, el de


la cultura política inglesa en el seno de la cual vivían.

La revolución francesa, después de abolir los derechos feudales, extender el pago de


impuestos a la nobleza y clero, vender los bienes de la Iglesia para sortear el déficit
del Estado; tras establecer la igualdad ante la ley de todos y proclamar la Declaración
de Derechos, se dispuso a redactar una Constitución cuyo principal cometido, se dijo
al juramentarse en la sala del Juego de la Pelota, era también “reponer los verdaderos
principios de la Monarquía”. Todos creían estar recuperando derechos perdidos, no
descubriendo derechos nuevos. Lo cierto es que a la vez que se declaró a la nación
soberana se siguió declarando sagrada la persona del rey e incluso la monarquía. Ya
desde Montesquieu, y antes, se pensó que era la separación de poderes y no la forma
de gobierno la que garantizaría la libertad. Se trataba de acomodar la Constitución
mixta republicana a un rey, que es lo que se hizo en la historia constitucional europea
a partir de entonces, y se había hecho en la inglesa desde el XVII (puede verse
Ángeles LARIO (coord..) Manual de Historia Contemporánea Universal, Del
surgimiento del Estado Contemporáneo a la Primera Guerra Mundial, Madrid, Alianza,
2010, tema I).
14

TEMA 2.- El modelo revolucionario: La teoría del nuevo gobierno y la aplicación


práctica: la necesidad de limitar el poder del Rey y la separación de poderes. La
Constitución de 1812

En España, como pasó en la Francia de 1791, nunca se pensó en eliminar al Rey, sino
en recuperar las viejas libertades, como decía Muñoz Torrero en las Cortes gaditanas
en 1811: “sólo hemos tratado de restablecer las antiguas leyes fundamentales de la
monarquía, y declarar que la nación tiene derecho para renovarlas y hacerlas
observar”, al modo como los ingleses también dijeron durante su revolución, que sólo
querían recuperar los derechos del pueblo a participar en el gobierno; lo que no
excusó ningún paso a dar ni disminuyó la radicalización como se demostró en la
revolución de 1640. Desde la teoría de Locke, la separación de poderes que iba a
garantizar los derechos de los ciudadanos y evitar el gobierno absoluto, implicaba una
separación estricta de poderes. En 1812 se puso en funcionamiento el modelo
revolucionario de separación estricta de poderes. La Constitución de 1812 es
resistente a las clasificaciones: Martínez Sospedra la denomina «Monarquía
presidencialista», por el poder propio que se le reconoce al rey (Sevilla Andrés), no
delegado, pues posee legitimidad propia en línea con el principio monárquico; el rey
ostenta la plenitud del Poder Ejecutivo en un régimen de separación de poderes, y
sólo ante él son responsables los ministros; Fusi dice de ella que es una «especie de
monarquía republicana y asamblearia». Sin embargo, Artola la denomina «Monarquía
Parlamentaria», atendiendo al predominio político de la Asamblea. Várela Suanzes,
reconociendo la dificultad de definirla, rechaza tanto el término de «constitucional»
como, sobre todo, el de «parlamentaria». Martínez Marina en 1813 hablaba de
poderes «independientes e incomunicables» (6). Paralelamente, en Francia en 1791 el
rey era representante de la Nación igual que la Asamblea y por ello tenía, además de
la jefatura del ejecutivo que según el artículo 4 estaba delegado, otro tipo de poder
como «depositario de toda la majestad nacional... la dignidad nacional». Fue en estos
primeros momentos cuando quedó establecido lo que era un
sistema «puramente» constitucional, en referencia a la separación estricta de poderes;
lo que viniera luego no serían sino reformas para la aplicabilidad práctica que hoy
denominaríamos incluso «vergonzantes», por la idea que existía de que era una salida
práctica poco ortodoxa teniendo en cuenta los principios del gobierno constitucional —
así se vio originalmente el gobierno parlamentario—. Eso nos explica la confusión
terminológica que imperó hasta nuestros días sobre el modo de calificar las diferentes
soluciones que se fueron dando durante el xix, y que no serían aceptadas en la letra
constitucional hasta bien entrado el xx. Ésta es la razón de que haya escrito y
sostenga que el término «Monarquía Constitucional» es poco eficaz para definir el
modelo más extendido en Europa, y consecuentemente, para definir el modelo liberal
español. Así se explica que sea mucho más útil y cercano a la realidad de la época
hablar de «Monarquía Constitucional de Gobierno Parlamentario» a partir de la muerte
de Fernando VII, antecedente directo en los casos exitosos, de la Monarquía
plenamente parlamentaria que conocemos hoy día. ¿Para quién dejar, entonces, el
término de «Monarquía Constitucional», sin más apelativos? La respuesta la
encontramos en las propias definiciones de la época, que dieron origen y sentido a
esta terminología, y explican la propia evolución y diferenciación de los modelos. Y es
que para comprender lo que en el xix todavía significaba el término «constitucional»,
nada mejor que acudir a los razonamientos de los pensadores alemanes que
definieron la Monarquía Constitucional y el Estado de Derecho (veáse “El modelo
liberal español”, artículo que se puede consultar en red –en bibliografía-)

TEMA 3.- El modelo post-revolucionario: la teoría y la historia: del exceso teórico al


asentamiento práctico de la revolución: del modelo de Asamblea al
parlamentarismo: La Constitución de 1837
15

Fue la existencia de la Monarquía y su defensa –para lo que fue determinante la


existencia ya en Inglaterra de una Monarquía Constitucional en funcionamiento-, la
que llevó a la evolución del Liberalismo europeo desde el sistema revolucionario que
implicaba una separación estricta de poderes, porque era lo aceptado, desde el diseño
de Locke del nuevo sistema de gobierno (véase el artículo: “El papel de la Monarquía
en el desarrollo constitucional europeo. el caso español. Del régimen de Asamblea al
Parlamentarismo -versus presidencialismo americano-”Alcores nº 3 (2007), pp. 237-
254: en red: PDF)- hasta una convivencia de los mismos cuando fracasó el primer
intento de constitucionalizar la Monarquía (1791, 1812). También en el caso español
fue decisivo el simple conocimiento de la práctica política en Inglaterra y el cambio en
el mismo sentido en Francia desde la Carta de 1814 y después desde la Constitución
de 1830, y la Constitución belga de 1831 (coincidiendo con los dos exilios españoles),
y, desde luego, los nuevos diseños políticos de Constant, la difusión de la
interpretación de Burke del sistema inglés, y el predominio del utilitarismo de Bentham.

Esta importancia decisiva de la Monarquía en la conformación constitucional de


Europa, se inicia con las primeras constituciones, en las que, no es que se rechace el
modelo americano, con su República federal, es que no se tiene en cuenta; primero
porque la idea de República en la época, que todavía recoge Montesquieu, es que
sólo funciona en Estados pequeños, casi como democracia directa; segundo porque
en el caso de las trece colonias hay República porque no tienen Rey: es una carencia;
tercero, porque que sea Federal es la consecuencia lógica de esa carencia, de la
República, y de la unión de las diferentes colonias. En Europa tienen que diseñar algo
diferente, que sirva para constitucionalizar la Monarquía, y de ahí surgió, tras los
fracasos de primera hora, el parlamentarismo. Además, recuerda Blanco Valdés, en
las Monarquías europeas había que unificar los ordenamientos jurídicos,
convirtiéndose la Constitución en el fundamento mismo de la construcción de la
Nación.

De esa forma, cuando se intentó fortalecer el Ejecutivo, como paso ineludible en el


proceso revolucionario, la República cambió el modelo asambleario de la
Confederación por el presidencial de la Unión. La Monarquía, sin embargo, si quería
ser constitucional no podría ir por ese camino; la incompatibilidad de Presidencialismo
y Monarquía constitucional hizo que todas las miradas se volvieran a lo que ya venía
funcionando suficientemente bien en Inglaterra, y que Burke ya había definido como
gobierno de gabinete: el gobierno parlamentario o de Ejecutivo dual, por la necesidad
de apartar al Rey –poder permanente- del gobierno efectivo que pasó a manos de la
parte variable –y por tanto controlable- del Ejecutivo, el gobierno designado por el Rey
y controlado directamente por el Parlamento. Es lo que Bagehot denomina la parte
dignificada y la parte efectiva del Poder Ejecutivo.

Eso es lo que encontró el republicano Constant mientras buscaba un modelo de


República para Europa, y fue descubriendo “las ventajas de la monarquía”, pues
diseñaba ya un gobierno parlamentario en el que necesitaba un “Poder neutro”. Esa
necesidad suprapartidista que tan bien podía simbolizar el Rey y que representó
adecuadamente Washington, fue sentida asimismo por algunos constituyentes
hispanoamericanos, y puesta en práctica en el presidencialismo chileno de 1833, de
larga duración, por inspiración de Diego Portales, que “sustituyó el símbolo del Rey”
por la “religión del gobierno”, con una presidencia de la república “abstracta e
impersonal”, con simbolismo de patria y unidad nacional; pero finalmente no se pudo
mantener cuando los partidos políticos se desarrollaron.
(véase también: Del Liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario. El
triunfo del camino inglés. Revista Espacio, Tiempo y Forma, nº 17, Madrid 2005 (PDF
16

DC), y Monarquía Constitucional y gobierno parlamentario, Revista de Estudios


Políticos, nº 106, diciembre de 1999 (monarquia_constitucional.pdf DC)

El segundo bloque aborda la evolución del modelo, desde los inicios


revolucionarios y la separación estricta de poderes, con énfasis en la preponderancia
del Legislativo, es decir, la representación nacional en Cortes, hacia una moderación
marcada por el progresivo avance del Ejecutivo, para entonces ya controlable por las
Cortes en su parte variable, el Gobierno o Consejo de Ministros. Se analizan los
componentes básicos de este modelo y su funcionamiento, que sirve para el
conocimiento y comprensión de nuestro modelo político actual.

TEMA 4.- Los nuevos conceptos necesarios: de la soberanía nacional y la


soberanía compartida.

El modelo liberal español que se establece tras la reforma del modelo gaditano, no es
sino el modelo europeo posrestauracionista que acabó predominando en el XIX,
excepto en el modelo alemán que pretendía mantener la pureza constitucional en aras
del principio monárquico. Con este modelo posrevolucionario no se renunciaba
teóricamente a ese principio monárquico que se podía considerar inherente a la
permanencia de la Monarquía, pero fue el Gobierno Parlamentario lo que le
caracterizó, y sus elementos se incorporaron a los artículos imprescindibles de la
Constitución y sobre todo a los Reglamentos de las Cámaras. Así es que el modelo de
1837 en España es el modelo básico sobre el que luego se harán variaciones con
poca trascendencia en el intento partidista de acoplar lo mejor posible la letra
constitucional al grupo triunfante tras cada pronunciamiento originado por la falta de
mecanismo adecuado para turnar en el poder, el control de las elecciones desde el
poder y el exagerado personalismo en las soluciones regias para la resolución de las
crisis.
Los dos exilios políticos que sufrieron los liberales españoles, con ocasión de la vuelta
al absolutismo por parte de Fernando Vil, sirvieron para ponerlos en contacto con las
tendencias políticas europeas; pero entonces ya no sólo de Inglaterra, sino también de
la Francia posterior a 1814 y de Bélgica, fundamentalmente. Estas tendencias no eran
otras que el gobierno parlamentario. 1834 parece el momento de volver a intentar la
convocatoria de Cortes para llevar a cabo el proceso constitucional, ahora sí, de
acuerdo a lo establecido y a la moderación que parecía exigir el momento. Con la
ruptura de 1836 y tras la Constitución de 1837 se avanzó decididamente en el modelo
parlamentario de Gobierno, al menos en la estructura constitucional, que debería
haber sido desarrollada por la práctica política. De hecho, en 1836, «ahora que
España va a constituirse» se publican «en lengua vulgar las principales constituciones
porque se gobiernan estados grandes y adelantados en la civilización», porque «no
sólo es útil, sino hasta necesario, que se generalicen y conozcan»: Francia y Bélgica,
«porque sobre su sencillez y puntos recomendables, son las últimamente redactadas;
y encierran, particularmente la belga, precauciones muy estudiadas para evitar los
abusos del poder real, y la confusión de los del estado». Portugal y Brasil, porque
«sobre no ser tampoco antiguas, se han dado a pueblos más en armonía con el
nuestro, o de costumbres y hábitos menos desemejantes». Estados Unidos de
Norteamérica, «hemos tenido presente que era para una república federal, para un
país nuevamente constituido; pero estas mismas circunstancias, a más de otras
razones, convidan a darle cabida en la colección, para que formando contraste y
puntos de comparación, tenga mejores datos el discernimiento». Se añade la de 1812
y su discurso preliminar, porque «esta es la única que se redactó por españoles
eminentes, en circunstancias honrosas: es la única calcada sobre nuestros antiguos
fueros; y por reformas que haya menester, siempre será el grande arsenal a donde
nuestros representantes acudan para formar el nuevo monumento de la libertad
española».
17

Una de las primeras justificaciones de la reforma fue «las circunstancias


extraordinarias de aquella época, de cuyo influjo tendría necesariamente que
resentirse la Constitución»'", admitiendo que no estuvo ocho años en vigor como
exigía el artículo 373 antes de ser reformada, pero justificable también «por las
vicisitudes por que ha pasado este Código en tan largo periodo», que dio tiempo a
formarse una opinión nacional favorable a su reforma «en los puntos más esenciales
con admirable uniformidad/ ... no sólo con los buenos principios del derecho público,
sino con los más acreditados por la experiencia de otros países».
(Véase: Del liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario en España.El
triunfo final del camino inglés: PDF)
Los conceptos que se incluyen desde este tema, son los básicos en este modelo
liberal, y por ello es necesario comprenderlos porque serán los que evolucionen hacia
la plena parlamentarización que conocemos hoy día.

Se analizan los conceptos en Teleuned y es una base para los temas siguientes:
“Conceptos fundamentales para la Hª Contemporánea de España”, Ángeles Lario, 22
de noviembre de 2004: enlace-1 DC

TEMA 5.- Los nuevos conceptos necesarios: del sufragio universal indirecto al
sufragio censitario directo

Las bases para la reforma de la Constitución del 12, y que se presentaron a las Cortes
el 30 de noviembre de 1836, fueron:
1. eliminación de lo que podía pasar a Leyes Orgánicas y Reglamentos para presentar
«bajo formas muy sencillas, el cuadro completo de un gobierno representativo». Que
se aceptó sin discusión.
2. Admisión del Bicameralismo, «mecanismo» o «máquina prodigiosa» para
garantizar la verdadera representación de la opinión pública, «norte y móvil único del
Gobierno» en «los sistemas representativos», y que es «tan difícil de averiguar».
Ocasionó un interesante debate, aunque fue aprobado por 126 votos contra 11.
3. Robustecimiento de los poderes de la Corona en cuanto a la sanción de las leyes y
la facultad de convocar, suspender y disolver las Cortes. Correspondió al artículo 44,
que también dio lugar a amplia discusión.
4. Elección directa, aunque, dice Arguelles «no hará empeño la comisión en incluirla
como base»

La elección directa:
El fin del sufragio universal indirecto se justificó, una vez más, por el derecho
comparado, citándose a menudo la Constitución belga. Además se considera «base
única y la verdadera expresión de la voluntad nacional», alegando que la elección
indirecta en cuatro grados, desde la parroquia, del sistema gaditano, es una ficción —
que es como se denominará precisamente andando el tiempo a las elecciones en
España bajo el sistema directo. De hecho, ya se había producido una elección bajo
este nuevo sistema, y ya se había denunciado —por Montoya— el influjo del Gobierno
en la misma; se achaca, en todo caso, a defecto de ese Gobierno.
El mismo diputado expuso claramente que la elección directa y censitaria adelantaba
los medios de control por la Administración y el cacique: «el Gobierno,... que tiene a su
disposición la fuerza y la facultad de dar y quitar empleos, será el único que tenga
influencia». Pero la Comisión dice algo más a favor de la elección directa, y que nos
da la clave de su importancia en el liberalismo postrrevolucionario: «Tiene además la
ventaja de que por mucho que se extienda el derecho de elegir, no puede extenderse
fácilmente a ciertas clases, que no sabrían apreciar su importancia y que abusarían de
su ejercicio», exponiendo así abiertamente el temor a la democracia, que denunció el
diputado González Alonso, a lo que consideraron proyecto democrático del 12:
18

«serene los ánimos de los que creían que los españoles que amamos la Constitución,
éramos unos demagogos furiosos, unos demócratas que no conocíamos las bases de
una Monarquía templada», Al lado de la elección directa viene la no limitación de
reelección de los Diputados.
(Véase: Del liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario en España. El
triunfo final del camino inglés: PDF)

TEMA 6.- Los nuevos conceptos necesarios: de la separación estricta de poderes


a la división y confluencia de los mismos

Si el modelo de 1812 establecía la separación estricta entre los poderes, materializado


en que los secretarios del rey y futuros ministros no tenían asiento en las Cortes, la
corrección post-revolucionaria de la Constitución, que se materializó en la de 1837,
corrigió este principio atendiendo a la práctica ya generalizada en Europa, y hace que
los ministros del rey sean parlamentarios, lo que llegará hasta su posición preeminente
en el “banco azul” de nuestro sistema político actual: de ahí el término de “gobierno
parlamentario” que caracteriza a este modelo.

Compatibilidad de Ministro y parlamentario


“Curiosamente, sin que haya aparecido en las bases de reforma, la Comisión de
reforma constitucional de 1836 propone, como al hilo de las sucesivas
transformaciones, algo que, sin embargo, es básico en el nuevo modelo político: la
compatibilidad de Ministro y parlamentario, reconociendo que «en esto ha anticipado
ya el Congreso su respetable opinión, que le servirá de norma». Una vez más, la
práctica contrastada se impone a cualquier teoría, lo que lleva a la Comisión a no
insistir más sobre el asunto «porque cuando la práctica sanciona constantemente la
utilidad de ciertas instituciones, no sería cuerdo ni patriótico exponer a la nación a los
experimentos arriesgados de no probadas teorías».
(Véase: Del liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario en España. El
triunfo final del camino inglés. PDF)

TEMA 7.- Los nuevos conceptos necesarios: de la Cámara única a la doble


Cámara

En 1837 sale adelante la propuesta de Vicente Sancho de bicameralismo, pues al


decir de Marichal dominaba la Comisión constituyente por su fuerte personalidad y
enorme erudición en cuestiones de práctica parlamentaria. Sin embargo la comisión
tenía liberales de tanto peso como Arguelles, que era el presidente, y Olózaga que era
el secretario y que, según Tomás Villarroya fue el redactor del texto''\ Su lema era: un
Rey, una Asamblea y un Senado igualmente fuertes. Hay que destacar que de los
diputados constituyentes en 1836 sólo cinco habían estado en la de 1812.

El Bicameralismo
Para apoyar el bicameralismo, justificado por la necesidad de que «ni una sola vez
pueda equivocarse la manifestación de esa opinión», para lo que es preferible
«deliberar separadamente» y cuya utilidad es «demostrada por la experiencia y
confirmada por la opinión general»"^, se acudió incluso al Trienio y a la caída en 1823
del sistema liberal: «era necesario quitar todo pretexto a nuestros enemigos y reformar
la Constitución». En aquel momento no fue posible por no pasar a depender de
gabinetes extranjeros, aparte de que «ahora es mucho más fácil proceder a la reforma
de la Constitución, porque no hay la discordancia de opiniones en este punto».
Arguelles dijo que «Creo que en el día la verdadera opinión de España está a favor de
los Cuerpos Colegisladores», reconociendo que fue el caballo de batalla en 1822 y
1823: «sobre esta división giró la mayor parte de la guerra clandestina que se hizo
19

entonces a la Constitución», siendo abandonada «por un gran número de personas


porque no establecía dos Cámaras»; y dice más, «Todos los extranjeros pusieron el
mayor empeño del mundo contra ella por no establecer dos Cámaras, y éste fue el
verdadero autor de todas las desgracias en el año 1823»''^. Lo que nos viene a
confirmar las fuertes presiones, internas y externas, existentes en ese sentido durante
el Trienio.
Abiertamente el segundo Cuerpo, el Senado, además de «depurar con el otro cuál es
la verdadera opinión nacional», debía «contener su empuje», dice abiertamente la
Comisión —imbuida de los rápidos cambios en las teorías, como reconoce y de la
«impaciencia con que buscan una perfección ideal», mostrando el temor al excesivo
movimiento: «impedir que se precipite»—, o en palabras de Arguelles, tener «el
carácter y naturaleza de revisor» de la Cámara de los Diputados «porque por su
naturaleza está expuesto a tomar con demasiado calor o precipitación algún negocio, y
a otros defectos que son consiguientes a una Asamblea única». La Comisión deja de
manos de las Cortes el carácter de la segunda Cámara que, aunque ha de ser
diferente a la primera —calidades personales, duración del encargo, forma de
nombramiento—, considera que no debe ser hereditaria como en otros países; la
razón primera es «el instinto de igualdad, desarrollado prodigiosamente en España»,
alega la comisión. Pero, sobre todo, se entiende que si se excluye el principio
hereditario y con él «queda abolido todo privilegio», en palabras de Arguelles, se
amenguará la oposición que se plantea a la segunda Cámara, representada en primer
lugar por Montoya que impugnó de frente las bases de reforma —excepto la primera.
Finalmente es constante la justificación de que esta reforma es «lo más arreglada al
Estado de nuestra Nación».
Las atribuciones de ambas Cámaras deben ser iguales, excepto «en cuanto a las
leyes sobre contribuciones y crédito público», en las que predomina abiertamente la
primera Cámara'*^. Es precisamente, en el carácter anual de los presupuestos, en el
que fiaban la necesaria reunión anual de las Cortes, sosteniendo así la fuerza de la
práctica política sobre las cambiantes teorías: «Este es uno de los artículos más
esenciales de la Constitución, y la más segura garantía de su observancia». En la
asunción o no de esta práctica parlamentaria básica, hay que distinguir las políticas
constitucionales de las que no lo son en el reinado de Isabel II, cuyo extremo
anticonstitucional está marcado por el intento de Bravo Murillo de un presupuesto
permanente, pero que tiene sus antecedentes en la postura de ciertos sectores del
partido Moderado, tan pronto como 1839 en el Gobierno de Pérez de Castro, que
deben ser calificados, asimismo por ello de anticonstitucionales".
(Véase: Del liberalismo revolucionario al liberalismo post-revolucionario en España. El
triunfo final del camino inglés: PDF

TEMA 8.- Los nuevos conceptos necesarios: de la fuerza del Legislativo al


incremento del Poder Ejecutivo. La lucha por la Constitución: 1845, 1856, 1869,
1873, 1876

El modelo español más acabado: La Restauración de 1875 Si el proceso de


parlamentarización en España fue iniciado tras el Estatuto de 1834, con la
Constitución de 1837 como modelo, las circunstancias en que se produjo la práctica
política fueron poco favorables durante el reinado de Isabel II para el Gobierno
Parlamentario, por la falta de unos partidos políticos fuertes y de unas Cortes
verdaderamente representativas, que hizo volcar hacia la confianza regia y la decisión
de los militares todo el poder efectivo sobre la vida de los Gobiernos y del mismo
ordenamiento constitucional; en esto se cifraban todas las esperanzas, y cada fracción
diferente quería tener su propia Constitución, sin que por ello se alterara efectivamente
la práctica política .Después de Isabel II, si bien teórica y positivamente se pretendía
avanzar en la parlamentarización del régimen, una vez más la falta de partidos fuertes
20

y de una efectiva representación nacional en las Cortes, hizo volcar sobre la Corona la
responsabilidad de la resolución de las crisis políticas, independientemente de la
reducción de algunos poderes del rey y del deseo personal de Amadeo de alejarse de
la lucha partidista. De todas formas es esclarecedor observar la continuidad en la letra
constitucional del XIX en cuanto a los poderes del rey; no en vano pudo decir Cánovas
que la Constitución de 1876 sería lo que los diputados quisieran que fuera, y Silvela lo
dejaba también claro como miembro de la Comisión que la elaboró. El incremento del
poder Ejecutivo está tratado en “El papel de la Monarquía en el desarrollo constitucional
europeo. El caso español. Del régimen de Asamblea al Parlamentarismo –versus
presidencialismo americano-“, en Alcores (Fundación 27 de Marzo. León), nº 3 (2007);
pp. 237-254. A. LARIO, “La Monarquía, del Liberalismo a la Democracia”, en Ángeles
LARIO (ed.), Monarquía y República en la España Contemporánea, Madrid, UNED-
Biblioteca Nueva, 2007

TEMA 9.- El nuevo papel del Rey, desde el Poder Ejecutivo al Poder
Moderador: Constant y el Poder Moderador en perspectiva comparada (El poder
efectivo y el poder dignificado según Bagehot):

Ciertamente en el modelo de gobierno parlamentario que finalmente funcionó como


estabilización de la revolución con una Monarquía, el rey mantuvo, además de la
jefatura del Ejecutivo, un papel superior que iba más allá de la Jefatura del Estado en
una Monarquía plenamente parlamentaria, propia del siglo XX; era la prerrogativa
regia -lo que conservaba el rey después de la Constitución- Así podía conservar
atribuciones tradicionales respecto a la Fuerzas Armadas, teniendo como prerrogativa
propia el mando del Ejército tanto en el caso español desde 1812, culminando en 1876
-en ambos casos el rey manda lo Ejércitos, art. 171.8, y art. 52 respectivamente,
mientras que en el resto de Constituciones «dispone» de la Fuerza Armada-, como en
el caso belga o italiano, donde de hecho el rey se puso al frente del Ejército, como
Alfonso XII al principio de la Restauración (esta tradición se trasladó a la Constitución
americana y a la de la III República francesa). Del mismo modo al rey se le reconoce
atribuciones importante en las relaciones internacionales, en la Justicia, que se hace
en su nombre y en la que conserva el derecho de gracia por medio del indulto.

En el poder Legislativo interviene al convocar, suspender y disolver las Cortes,


disponiendo de iniciativa legislativa y con la prerrogativa de la nación. Resulta evidente
que en la nueva ordenación constitucional el rey es mucho más que el jefe del poder
ejecutivo, independientemente de lo poderes que pueda ejercer en la práctica. Parece
que todo este poder se justifica por su carácter de representación nacional
permanente, en la que se apoya también su posibilidad de ser sobre todo un poder
moderador, al estar por encima de todos los poderes que se ejercen y representan una
voluntad momentánea o partidista. (Véase Lario, A., La Corona en el Estado Liberal.
Monarquía y Constitución en la España del XIX". Pp. 139-159 de El Estado en España.
Del Estado Ilustrado al Estado de las Autonomías. Historia Contemporánea..U.P.V., nº
17, Bilbao, 1998: en red: DC corona_estado.pdf.)

Id., “La Monarquía Constitucional: Teoría y práctica política”, en Javier Tusell, Ángeles
Lario y Florentino Portero (eds.), La Corona en la historia de España, Madrid,
Biblioteca Nueva, 2003.
Asímismo el primer capítulo de Lario, A., El Rey, piloto sin brújula, Madrid, Biblioteca
Nueva 1999

El rey como poder moderador:


Desde Constant en 1814 se pudo atribuir al rey, como poder moderador, el
nombramiento libre de los ministros, la disolución de las Cortes, la sanción y el indulto;
21

es decir, todo aquello que quedaba como prerrogativas propias del rey y que iba más
allá de su papel de jefe del Ejecutivo. Aunque rara vez se decidieron los constituyentes
a situar al monarca en ese cuarto poder fuera de los tres clásicos, de hecho quedó
privativo del monarca esa capacidad de moderar y los instrumentos necesarios para
ello. Constant antes de la Carta francesa de 1814, en sus Reflexions sur la
Constitution et La distribution des pouvoirs, ya diferenciaba nuevos poderes, y sobre
todo en sus Principios de Política en 1815 establecía abiertamente el poder real,
neutral, diferente del poder ministerial; del mismo modo en España avanzado el siglo
tanto Adolfo Posada como Santamaría de Paredes, a diferencia de Colmeiro,
delimitaron los poderes del rey en sus facetas de jefe del Ejecutivo y de Poder
Moderador, y ésa fue la doctrina aceptada en la Restauración de 1875. La obra de
Constant y la aceptación de hecho de su teoría, respondió al intento de racionalizar el
sistema cuando ya parecía imponerse el Gobierno Parlamentario; partió de la
evidencia de que el Poder Ejecutivo quedaba en manos del Gobierno, y buscó para el
rey una posición coherente, para lo que creyó necesario la reforma de la estructura
constitucional para introducir un cuarto poder, lo que no consiguió hasta las
Constituciones de nuevo cuño del siglo xx (art. 56 de la Constitución española de
1978).

TEMA 10.-Monarquía y República en la construcción del Estado


Contemporáneo.

En este tema se aborda un tema de gran relieve, como es conocer la importancia y


significado que tuvo en los momentos constituyentes de nuestro Estado
Contemporáneo, la decisión entre organizar una Monarquía o una República. Mientras
en Europa se decidió por una Monarquía, en América se hizo por la República, y esto
configuró dos modelos distintos hasta hoy día: el parlamentarismo y el
presidencialismo. La razón de esa separación estuvo en la idea que entonces se tenía
de Monarquía y de República, de las características que tenían que tener las naciones
para organizarlas de una forma u otra. La República se asoció a la idea clásica de
autogobierno, democracia directa, lo que sólo podía ser llevado a cabo en pequeños
Estados y no en las grandes naciones europeas. Por eso la República se asoció
también a federalismo, y la Monarquía a centralización. La organización de la
República, finalmente, según el modelo de las trece colonias, pasó a denominarse
“presidencialismo”, por la fuerza del poder central que finalmente se adoptó en la
constitución, cuando se pasó de la Confederación a la Federación –o Unión-,
manteniéndose la separación estricta de poderes, como en el modelo revolucionario, y
que sólo parecía poder funcionar en una República. La Monarquía necesitó un modelo
“ad hoc” para contrarrestar el poder permanente del Rey, titular del Ejecutivo; así
surgió el gobierno de gabinete, que nombrado por el Rey salía de la mayoría
parlamentaria y era responsable ante las Cortes; era un “doble ejecutivo”, uno
eficiente, el que actuaba y tenía responsabilidad –el gobierno-, y otro dignificado –el
Rey-, y a este sistema se denominó gobierno parlamentario, o parlamentarismo en su
evolución final, de alejamiento definitivo del Rey del poder Ejecutivo en los modelos
actuales. Lo peculiar es que cuando en Europa se prescindió de la Monarquía y se
organizaron repúblicas, no se siguió el modelo republicano por excelencia, el
presidencialismo, sino el modelo europeo, heredado de la monarquía, el
parlamentarismo.

La base para este tema es el libro: Lario, A. (ed.), Monarquía y República en la España
Contemporánea, Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, en su capítulo

3. Orientaciones para la realización del plan de actividades


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Las actividades propuestas en el plan del curso pretenden que el alumno sea capaz de
alcanzar los objetivos del curso. En el repositorio digital de la Biblioteca Central de la
Uned, que se encuentra en su página Web, están colgados partes de los trabajos que
he publicado y que sirven al alumno para seguir este curso.

Los trabajos prácticos consistirán en:

1.- Breve cuestionario sobre el segundo bloque de temas (4 a 10)


Es un cuestionario sobre conceptos clave, en el que el alumno debe mostrar la
correcta comprensión de los mismos. Los puede encontrar en Teleuned; “Conceptos
fundamentales para la Hª Contemporánea de España”, Ángeles Lario, 22 de
noviembre de 2004: enlace-1 DC, además de en la bibliografía citada y las
publicaciones de la profesora accesibles usualmente desde Internet, en los enlaces
propuestos
- a) Definir soberanía compartida
- b) Definir Monarquía Constitucional y Monarquía parlamentaria
- c) Definir Monarquía Constitucional de gobierno parlamentario
- d) Definir Poder Moderador y Poder Ejecutivo
- e) Definir sistema presidencialista y sistema parlamentario y las razones
históricas de su diferenciación
- f) Definir el modelo revolucionario y el modelo postrevolucionario

2. Un ensayo sobre el primer bloque de temas (1 a 3)


Se basará en la lectura y comentario analítico de los documentos y textos que
el alumno encontrará en el curso virtual. El objetivo es el análisis crítico y comprensivo
de la temática que se está estudiando
En el ensayo bibliográfico, se pide la lectura de dos textos:
a. ARTOLA, M. (ed), La monarquía parlamentaria. Ayer, nº 1, Madrid 1991
(revista de la Asociación de Historia Contemporánea): en red en el
siguiente enlace: http://www.ahistcon.org/docs/ayer/ayer1_04.pdf
b. LARIO, A., El modelo liberal español. Revista de Estudios Políticos, nº
122. diciembre 2003 (DC modelo_liberal.pdf), e id: LARIO, A.,
Monarquía Constitucional y gobierno parlamentario, Revista de Estudios
Políticos, nº 106, diciembre de 1999 (monarquia_constitucional.pdf DC).
Pudiéndose ampliar en el resto de publicaciones de la autora sobre el
tema, como: LARIO, A., (ed.), Monarquía y República en la España
Contemporánea, UNED / Biblioteca Nueva, Madrid 2007

Se trata de analizarlos conjuntamente. El alumno dará respuesta a preguntas


como las siguientes: ¿Cuál es la tesis fundamental en ambos? ¿Cuál es la
temática común? ¿Qué los diferencia? ¿En qué coinciden? ¿Qué razones
encuentra para las diferentes posturas e interpretaciones? ¿Cuál considera
más útiles para el objeto del estudio? ¿Se manejan las mismas o diferentes
fuentes? ¿Se utiliza igual o diferente metodología? ¿Cuál le resulta más útil y
comprensible para el objeto de estudio? ¿Qué conclusiones finales ha obtenido
de cada uno y en su análisis conjunto?

3. Un trabajo práctico final, que consiste en elaborar un Estado de la Cuestión,


que puede ser sobre la propuesta que puede verse más abajo, o bien, sobre un
tema elegido por el alumno previo acuerdo con el equipo docente y necesariamente
relacionado con la temática y metodología del curso (creación del Estado
Contemporáneo, nuevos conceptos, estudios políticos o constitucionales…). El trabajo
debe quedar establecido de mutuo acuerdo antes del QUINCE DE MARZO,
23

En cualquier caso, se deberá emplear al menos cuatro libros y, en su caso, los


artículos que correspondan.

La propuesta de trabajo es llevar a cabo un Estado de la cuestión analizando los


estudios sobre Monarquía y República que se encuentran en LARIO, A. (ed.),
Monarquía y República en la España Contemporánea, Madrid, Biblioteca Nueva 2007.
Combinado con el de RUIZ RUIZ, R., La tradición republicana. Renacimiento y ocaso
del republicanismo clásico, Madrid, Dykinson, 2006, y el artículo de LARIO, A.,
“Historia y monarquía. Situación historiográfica actual”, Revista electrónica de historia
constitucional (6), 2005, p. 409-425. ISSN 1576-4701
Historia_y_Monarquia.pdf

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