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ción. at psicoanálisis 26- D .

Lagache: El pslcoan<l•
4- F. KUnkel y R. E. Die• ltsis
kerson : La tormación del 27-M. Mégret: La; 111127'111
ca.Tácter. psicológica
1 - J. Rumney y ;¡, Ma!er: 26- H. Baruk: Las te r apl"-
Soclo!og!a. La cioncia do ttcas psiqutátrica.t
· la rociedad ' 29- P. Chauchard : La medi-
e- A. Adler: Guiando al cina psicosomática
níllo 30- P. P!chot : Los test• me,..
' - E. Fromm : .11:1 miedo a
ta Ube¡·tad
8 - A. N. Wh!tehead : L os
tale o
31- J . Ma!sonneuve: P.tcolo·
gia social
MOMENTOS
tlnu de la educación 32- J. C . F!lloux: Psicolo¡¡la
D- C. G. Jung: Pslco!og!a
v educación.
10- E . Fromm: El arte do
a.mnr
de lo• a;nlmales
33- G. Palmade : La pslcot4c-
nfca
34- R. B!noUI: La psicolo¡¡ IA
DEL PENSAMIENTO
11 -V. Kle!n: El carácter fC• aplicada
menino
12- A. Freud: Introducción.
al psicoan.álisi• pm·a edu-
~-J. Chazal: La in1anclo
delincuente
33 - M . Abeloos: El croci-
: GRIEGO Y CRISTIANO
cadores m{ento
13- B. Malinowskl: Estudio• 37- P . Chauchard: La qu{mi·
do psicolo¡¡!a prlmiti·va ca del cerebro
a- B. Russell: Análisi• del 33- J. Delay: La p:icof!sioiP-
esph·itu gía humana.
1~- G . Highet: El arte d~ 39- P . Ch~uchard: La muer-
en:teñar te
18- L. Klages: Lor funda - 40- P . H. Maucorps: Polco·
mentos de la caracterolo .. lo¡¡fa · militar
g!a; 41- P. Chauchard: Fl•lolo¡¡ ltt
11- E. Jone• y otros: Socio• de la conclen~fa
dad, cuituTa 11 psicoaná- 42 - E. Baumgardt: LCl3 sen-
lisis do hoy .aracione,. en. el animal
13-M. Klein y otr.o s: . P•l- 43- F . Gregolre: El mú• allli
colog!a; infantil 11 p3'Lco- 4<1- P. Chauchard: El eers-
a;ndlisis de hoy b1·o humano
19- F. Alexander, A, A. 45 - H. Piéron: La w~ n.sa ció l\
Brlll y otros: Neurosis, 45 - J . C. Fllloux: El tono
rc:x:ualldBd 11 psicMndlisia m enta;!
de hoy 47- A. B al : La ate91Cfón y
20- F . Dunbar y otro•: M~­ rus entermedade•
diclna ps!cosomátic<t y 48- G. Palmade: Mdtodoe Qn
psicoa;n.álisis de hoy p edagogla
21 -P. Schllder y otros: Pri- t
49. -.Y. Castellan: La mct<~­ i

¡
quia;tria; 11 psicoa;n<11isa psiquica
de ltov 50- R. Suaudeau: Los n uQ-
!2- w. McDou¡¡al!: In.tro• vos métodol ÜQ educa•
ducció~> a ta psicología ció!l flslca
(Siguq en. la penúltima pligina)

VOLUMEN EDITORIAL PAIDOS


¡ BUENOS AIRES
118 1

Versión castellana de
ÜBERDAN CALETTI

Los Capítulos IV de la Primera Par te y I y II íNDICE


de la Segunda Parte fueron traducidos del ita"!iano
PÁG.

PRIMERA PARTE
Impreso en la Argentina (Printed in Argentina)
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 Cuestiones relativas a la teoría
del conocimiento
p EDICIÓ N, 1964
l. Veritas filia temporis en Aristóteles 9
II. Veritas filia temporis en Santo Tomás 30
"
III. Técnica y ciencia en la Grecia antigua 49
"
IV. Una anticipación de Vico en Filón de
" Alejandría ..... . . . .. . ... ........ . 66

SEGUNDA PARTE

Cuestiones históricas referentes


t a la cultura antigua
CAP. l. La primera afirmación de la esferici-
1 dad de la tierra .. . . ........ .. ... . 77
J "
II. El hombre griego según Pohlenz .. . 99

TERCERA PARTE

¡
©
Copyright de todas las ediciones en castelle,no by Esiudios agustinianos
CAP. l. La teoría del sentido interior en San
EDITORIAL PAI Dó S Agustín y sus antecedentes griegos . .. 151
Sociedad en Coman dita
11. El problema del mal en San Agustín
Cabildo 2454 Buenos Aires " y el agustinismo ................. . 178
1
.f
..

MOMENTOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO Y CRISTIANO 179

ético-teológicos referentes a la creación, la encarnación


y la gracia, este problema del mal había sido central en
la mente de San Agustín desde el primer despertar del
interés filosófico en él, por influjo del H ortensius de
Cicerón. Inspirada en el Protréptico de Aristóteles, esta
obra ciceroniana, perdida para nosotros, volvía a pre-
sentar la doctrina ético-religiosa del orfismo y del pla-
tonismo, que consideran el nacimiento como expiación
de un pecado original, que el alma paga en la cárcel
II del cuerpo; al que se encuentra atada tal como el pri-
sionero de los ladrones 'etruscos, atado cara a cara
EL PROBLEMA DEL MAL EN SAN AGUSTíN con un cadáver en putrefacción y condenado de esta
manera a la agonía más atroz.
Y EL AGUSTINISMO " De ahí el anhelo de liberación que el alma experimen-
ta, y que sólo puede satisfacer mediante la purificación
Ao-Un~ de las características del pensamiento de San
del pecado, que el platonismo busca especialmente en
la filosofía y en la vida contemplativa, medio supremo
oustm, que demuestra su fervor de VI.da . "t 1
st · · d · . espin ua y de salvación eterna.
sa~i~~~~~r;t~a. : s_m~endad, :stá en esa inquietud e in- . Esta doctrina, en el platonismo y neoplatonismo an-
nerse - In eno;?s, que Siempre le impidieron dete- tiguos, ya estaba vinculada con el problema del origen
f e~ una soluciOn alcanzada y considerarla defini- del mal. Aceptando del orfismo la idea de que el cuer-
i:a~fu~ntras la hon~a conciencia de los problemas ·Jo po es cárcel o tumba del alma y, por ende, malo por su
. p ~a a_ .a profundizar continua y ulteriorment
naturaleza misma, Platón se encontraba. ya orientado
~7:::~Iga~:ó~. ~sa insatisf~cción, esa conciencia de ~ :~ 1 hacia la consideración de la materia como causa del
h . es_ u 1euOJ. es, se convierten luel?o en una fecunda
mal; y por eso_en el Timeo la llama "concausa", es de-
ciencia .egada .al pensamiento sucesivo y, es ecial-
men~e, al neoplatonismo cristiano procedente de sus cir, causa real que, por sí misma, lucha con la causa
divina del orden y la perfección, interviene en la for-
efsena~;as. De manera particular, aparece visible con mación del mundo, donde se enfrentan las fuerzas del
e prod emrd, central d. e la filosofía ag·ustiniana asi'
como e to a 1 t - · · ~ orden y del desorden. La lucha entre la materia y Dios
del
ma.
1 a pa nstica-, es decir, el problema se transforma luego, en las Leyes del mismo Platón,
por influjo del dualismo persa, en un contraste entre el
':i?cula?o. con las preocupaciones más hondas del
espn·Itu cnstiano (concernientes al destino del 1 1 alma cósmica buena y la mala; y este dualismo persa
pecado, a la salvación) así como con los pr~b%~~ y platónico repercute más tarde en el maniqueísmo,
donde los dos principios antagónicos del bien (Dios)
y del mal (demonio) , son identificados, el primero con
'' Co~ferencia dictada en el Paraninfo de Ja Universid d d
'MontevJdeo, el 21 de agosto de 1946. a e la luz y el segundo con las tinieblas. Las tinieblas han
logrado encarcelar centellas de la luz, que .son las almas,
180 RODOLFO MONDOLFO !
l MOMENTOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO Y CRISTIANO 181
1
cuya liberación puede alcanzarse únicamente con elimi- . 1
orden, y quedaba frente .a él la resistencia de la ma· .
nar la generación, o sea, la transmisión de la herencia 1 teria corpórea, considerada como causa de~ mal, ext~­
i
del pecado. ! rior al espíritu, es decir, teniendo una _reahdad propia
En ambas doctrinas dualistas, pues, la órfico-plató- frente al espíritu e independiente de el. .
nica y la maniquea, que en momentos sucesivos logra- . Esta situación cambia de manera esenci~l en la doc-
ron la adhesión juvenil de San Agustín, había un aspecto trina cristiana, por la .aceptac~ón de la ~dea de un_a
que debía determinar luego su alejamiento y repudio creación de la nada. La matena ya no tiene esa pn-
de ellas .por incompatibles · con el cristianismo; y era l:nordialidad autónoma y eterna que tenía en ~a. t_I~a­
la consideración del mal como realidad positiva, anti- dición pagana, y que podía fundamentar su de~mlCl~ÍI
tética al bien, pero colócada en el mismo plano de rea- como "mal por su naturaleza", a raíz_de su res1_s~enc1a
lidad primordial que aquél por ·la afirmación de un y oposición .al espíritu, al orden _Y a la perfeccwn ~el
dualismo originario de dos poderes opuestos. Bien y 1 bien. Siendo la materia una reahdad creada, es ?ec~r,
mal debían considerarse ·en su oposición y lucha como '
1 procedente de Dios, no puede ser u~ mal por s1_ mis-
dos seres o fuerzas igualmente reales y primordiales, l. ma. Si toda realidad procede de Dws, sumo b1en Y
desarrollando eternamente su acción una contra otra.
Lo cual en Platón, cuya clasificación jerárquica de las
¡ fuente únicamente de bienes, todo ser debe tener el
1 carácter de bien.
ideas eternas parecía tender hacia una reciprocidad o ¡ Todo ser (incluso la materia) debe por lo tanto reco·
identificación entre bien y ser (colocados ora uno ora 1 nocerse como un bien por su natura~eza; Y el mal
otro en el ápice de la escala ideal), podía contener puede consistir solamente en el .uso culpable que es
una contradicción interior al atribuir también al mal negación del bien, e~ d~cir, negac;ión del ser, de la
un ser real; pero tenía su vinculación con toda la tra- jerarquía y el orden mtrmsecos .a el. El_ ~al, pues, es
dición del pensamiento pagano, que planteaba el pro- pura negatividad; no una realidad p~slt1~a fr~~te a
blema moral como problema de la felicidad, y por eso la del bien, sino sólo la negación del b1en Identificado
solía hacer un balance de los bienes y de los males en con el ser. De esta manera tampoco _pue~e _el mal pro-
la yida del hombre. Cierto que mientras la tradición ceder de una causa positiva mala, smo umcamente de
corriente planteaba ese problema tan sólo en el terreno una elección equivocada, vale decir, de la voluntad. La
de la vida presente, llegando a las opuestas conclu- umca fuente del mal se encuentra, pues, en nuestro
siones del optimismo y pesimismo, en cambio el orfis- querer, o sea en una fuente interior, que est~, en el
mo y Platón desplazaban su mirada hacia la vida alma; el mal no es otra cosa que una negacwn del ·
futura, vinculando su problema con la idea del pecado bien hecha por la voluntad. , .
y con la exigencia de salvación. Así se determina el tránsito de la teona que, atn·
Se realizaba de esta manera un encaminamiento huye una positividad a la causa del mal, a la teona de
hacia la idea de una causalidad interior, atribuyéndose su negatividad. . , .
. al alma misma y a la voluntad humana la responsabi- El estímulo hacia semeJante transito habíase h~cho
lidad esencial en la determinación del destino personal sentir de manera parcial en el mism~ neoplatomsmo
futuro; pero en esta misma do_ctrina, el principio del pagan O. Es cribía Plotino en la Eneada I, libro 8,
bien aparecía únicamente como fuerza y voluntad de cap. 7:
183
MOM.ENTOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO. y CI\IITUNO

182
la idea de la creación de la nada, po_r la cu~l ~oda exis- '·
IIODOLFO MONDOLFO

. "Pero, ¿cómo, pues, si existe el bien, debe también tencia procede de Dios, el neoplatomsmo cnstl~no deb~
existir necesariamente el mal? ¿Acaso porque en el Identificar el_ser con el bien, y no P';l;de consi~erar e
universo debe existir la materia? Pues, por necesidad mal como ser real, sino como negacwn del sei que. es
este universo consta. de contrarios, y no existiría si no bien. Negación, pues, que no proc.ede del creador, smo
existiese . la materia. Efectivamente, la naturaleza de únicamente de la criatura, es decu de la voluntad hu-
este universo es una mezcla de intelecto y de necesi- mana autora del pecado. .
dad; y todo lo que recibe de Dios es bien; en cainhio Si; embargo, se planteaban problemas ~!tenores a
los males le provienen de la antigua naturaleza, la ma- consecuenciá de esta afirmada procedencia del ma~.
teria. . . Y también así puede aprehenderse la necesi- Si la criatura procede de Dios, ¿cómo pue?e conv~­
dad del mal: pues como no existe solamente el Bien, tirse en autora del pecado y del mal? ¿Como pue e
la necesidad deriva de él por descenso. O, si se quiere volverse mala y causa del mal la criatura q~e proce~e
decirlo así, en el eterno descenso y alejamiento del del principio del bien? ¿Cómo puede, de Dws om~:s·
primer principio perfectísimo, el último, después del ciente y todopoderoso, salir una criatura. cuy~ acciOn
cual no es posible que nazca algo, éste es el mal· ahora no sea predeterminada por el creador? ¿_Sena, pues,
bi~n, por necesidad existe lo que se halla despdés del el mismo principio del bien la fuente pnmera de la
pnmero, por lo cual también el último existe. :Éste es negación del mismo? . . .,
la materia, que no posee ya nada de aquel primero y San Aaustín en su De libero arb~tno da, entre otras
ésta es la necesidad del mal". ' contestaciones 'una explicación profunda de estos pro-
Puede reconocerse en este pasaje una vacilación en- blemas. La cr~ación, obra de Dios, debía. ser pe~fecta
tre el viejo camino y uno nuevo. Por un lado la ma- por lo tanto contener una perfecta Jerarqma de
teria es una realidad necesaria y primordial, ~S la ne- ~;res. por eso n~cesitaba también la existenci~ de seres
cesidad opuesta al intelecto, y, por lo tanto, es el mal dotados del libre albedrío, a fin de que hubiera en el
que se enfrenta necesariamente con el bien el último cosmos, al lado de existencias necesitadas por su n~­
que está contra el primero y cuya presenci~ ca-eterna tur.aleza, otras libres por su voluntad. Entre_ las exp~I­
a su contrario constituye el insuperable límite final de caciones expresas ofrecidas por San Agustm, se ~~s­
la pro.cesión · de los seres q_ue derivan de su opuesto, lumbra una idea más honda, es decir, que la p~rfeccwn
es decir, de la suma perfecciÓn. Por el otro, la materia del cosmos creado por Dios exige la presenc1~ de vo-
y el mal son negaciones del intelecto y el bien, es decir, luntades buenas entre las criaturas, y no podna haber
el acabamiento total del proceso del descenso y aleja- voluntad buena real si fuera necesitada por su natu-
mi.ento, el término último que no posee ya nada del raleza hacia el bien. La voluntad buena -~e h~ce real
pnme:? y que, po; lo ~anto, caracterizándose como pura únicamente con la posesión de la elecc~on hbre, es
negacwn de aquel, tiende a perder la realidad autó- decir, con la posibilidad de querer el_ ~~~n Y el mal
no~a y primordial que lo igualaba en ser y en jerar- igualmente. En otras palabras, la p~s.IhJhdad d~l pe-
qUia a su opuesto. cado era necesaria para la perfecc10n del universo
Ahora bien, lo que en Plotino aparece como vacila- creado por Dios. f d
ción parcial, se convierte en decisión terminante en el Tenemos de esta manera una justificación pro un a
neoplatonismo cristiano de San Agustín. Partiendo de
RODOLFO MONDOLFO MOMENTOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO Y CRISTIANO 185

del libre albedrío; pero de ella proceden consecuencias men en Adán y por eso manchadas directa y ?ri~inal­
que se convierten en dificultades interiores del agusti- mente por su pecado; y a pesar de s~s :vacilaciOnes
nismo. ulteriores entre traducianismo y creacwmsmo de las
En primer lugar, si el libre albedrío es necesario almas individuales, conserva firme la convicción de
para la existencia efectiva de la voluntad buena, el una herencia del pecado, que hacía necesaria, por toda
mérito de la elección del bien y del repudio del mal salvación, una intervención de la gracia.
pertenece a la voluntad humana. La remuneración de Sin embargo, esta intervención po~í~ supon~rse
su conducta, por consiguiente {premio o castigo, sal- realizada con la encarnación y el sacnf10 de Cnsto
vación o condena) aparece merecida por el hombre, en benefidio de toda la humanidad; lo cual significaba
es decir, debida por Dios. La salvación o condenación una redención ofrecida a todos, una gracia universal
eterna, por lo tanto, sería determinada por la misma constituida por la reintegración de la humanidad en
voluntad humana y procedería de su elección: vale la libertad de su querer, perdida ya por el pecado. Pe
decir, la voluntad humana obligaría a Dios en virtud
de la ley eterna de la justicia.
Esta ,.::onclusión, justamente, ·constituye luego la teo-
a:
esta manera la humanidad habría reconquistado la po-
. sibilidad merecer, de acuerdo COIÍ la .actuación de
cada uno la salvación o la condenación eterna personal.
ría de Pelagio, quien afirma que todos se gobiernan Pero San Agustín se coloca en contra de semej.a nte
por su propia voluntad {omnes propria voluntate regi) interpretación. Si la retribución fuer~ mereci~a p~r
en la vida presente y en la futura igualmente. Conclu- el hombre se convertiría en una necesidad de JUStiCia
sión que era un (!esarrollo consecuente de principios para Dios: En cambio, la libertad plena de la decisión
agustinianos; y sin embargo {o precisamente por eso) de Dios sólo se concilia con una gracia absolutamente
estimula una decidida reacción de San Agus,ín, quien gratuita, no otorgada a toda la humanidad de una vez
reivindica la libertad de Dios y por eso afirma la exi- por todas, sino solamente a cada indivi~uo elegid~ P?r
gencia de una gracia gratuita y no obligada por el Dios. Por eso la humanidad, aun despues del sacnfiCIO
merecimiento humano. divino y a pesar de él, debe quedar para San A~stín
Por cierto, la exigencia de la gracia era fundamen- una massa damnationis, vale decir, toda en conJunto,
tal en el cristianismo. San Pablo había colocado en objeto de condenación, incapaz de una liberación po_r
la encarnación y el sacrificio divinos la condición ne- sí misma o por fuerza de la voluntad personal, y admi·
cesaria para la redención y salvación de la humanidad. tida a la salvación solamente por una gracia divina,
El pecado de Adán, cuya herencia se había· trasmitido individual y gratuitamente. . .
como una mancha indeleble a la humanidad proce- En este punto se planteaba otro problema en rela-
dente de aquél, con la predisposición al pecado y la cón con la ·naturaleza eterna y eternamente inmutable
condenación a la muerte, no podía ser borrado por la 1 de Dios, superior al flujo del tiempo. En la inmutable
humanidad misma, sino que necesitaba la intervención eternidad divina todo pensamiento o decreto debe ser
de la gracia divina redentora. eterno es decir, existir inmutablemente ab-aeterno; de
San Agustín había acentuado la idea de la trasmi- maner~ que los decretos de gracia {elección) o nega-
sión ·del pecado hasta la teoría del traducianismo, que 1 ción de ella (rechazo) deberían ser decisiones eter-
consideraba a todas las almas contenidas ya en ger- 1 nas, vale decir, eternas predestinaciones para las per-
i
l'
l
MOMENTOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO Y CRISTIANO 187
186 RODOLFO MO.NDOLFO
más allá, aun a la vida terrenal y a todas las acciones
sonas hu'm anas individuales. San Agustín, por cierto, del hombre. Buenas o malas, pero conocidas ab aeterno
intenta limitar esta consecuencia lógica de la predes- por el .pensam~ento divino, que es un pensamiento enti-
tinación: hay solamente -:.:.afirma- una predestina- ficativo, es decir, que otorga la realidad a lo pensado,
ción a la salvl!ció'n para los elegidos; no hay . predes- las acciones del hombre tendrían en ese conocimiento
tinación para los demá!. divino eterno una predestinación a la cual no podría
No obstante, la existencia de una predestinación sustraerse la voluntad humana; y de esta manera no
positiva para una parte limitada, significa lógicamente solamente el destino eterno ele salvación o· condena-
existencia de una predestinación negativa para toda ción, sino también el destino temporario terrenal de
la otra parte; los excluidos de la elección que lleva a una vida virtuosa o pecaminosa, parecería proceder
la' gracia son predestinados sin más a la condenación de Dios antes que de la voluntad libre del hombre.
eterna. No hay, por lo tanto, solamente una predesti· A esta conclusión opone San Agustín una negación
nación unilateral y parcial, sino una doble y por ende terminante. La. presciencia divina no significa predes-
total ; y con eso ya queda excluido, en relación con tinación, porque lo que Dios conoce ab aeterno de
el destino eterno del alma en 'el más allá, todo valor nosotros es lo que queremos, es decir, nuestras deci-
de11ibre albedrío y de la voluntad buena. La afirma- siones libres en tanto libres. Su conocimiento, por lo
ción de la necesidad de ambos, para Ia perfección del tanto, no nos quita nuestra libertad.
universo creado, pierde su sentido más hondo al ser Y San Agustín quiere confirmar su teoría mediante
cortada la vinculación de ellos con el mundo de la un parangón entre previsiones y recuerdos humanos.
inmortalidad y con la decisión de la salvación o el Nuestras previsiones anteriores a los acontecimientos
castigo eterno. no son necesitantes, no impelen de manera irresistibl~
Nos encontramos aquí con una contradicción inte- a la ejecución de algún acto, no coartan, así como
rior del agustinismo, cuya herencia ha sido, sin em- nuestros recuerdos, posteriores a los hechos, no pue-
bargo, recogida no solamente por varias herejías me- den necesitar ni obligar a la efectuación ya realizada
dievales, sino también por corrientes del pensamiento de aquéllos. Pero esta explicación olvida una diferen-
protestante y del católico en la edad moderna. Recor- cia esencial entre el conocimiento humano y el cono-
demos por un lado a Calvino y por el otro a Jansenio cimiento divino de las cosas.
(con su A ugustÍnz¿s) y a los católicos influidos por él, El conocimiento humano de cosas o .acciones, aun
como Arnauld, .Pascal, Lamennais, etc., todos aseve- bajo las formas de previsión o de recuerdo, es un
radores de una predestinación ineludible para cada reflejo de una_ realidad existente o que se supone exis-
persona humana. tida o próxima a existir, y puede también equivocarse
Además, otra causa de desvalorización o destruc- en la creencia de ser ve~dadero; el conocimiento di-
ción del libre albedrío aparecía en la doctrina agusti- vino, en cambio, no solamente no admite posibilidad
niana. La teoría de la presciencia divina ( conocimien· de equivocación, sino que al ser anterior a las cosas
·' to previo, ab aeterno, de todos los acontecimientos uni- (por su misma eternidad) es entijz:cativo, es decir,
versales y de todos los actos humanos) llevaba con- creador de realidades no existentes todavía. Por eso la
sigo una ampliación de la idea de la predestinación, presciencia P,ivina se convierte en una predestinación;
extendiéndola de lo Hlferenht al d•etino eterno ~1
.. J

188 RODOLFO MONDOLFO MOMENTOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO Y CRISTIANO 189 -

y al afirmar la presciencie se tiende a admitir una pre- nes, a la teoría agustiniana, según la cual Dios es sólo
destinación de las acciones humanas, así como en la causa del bien. La creación del ser, hecha por Dios,
teoría de la gracia gratuita, vinculada con la eternidad es creación de bien únicamente; es imposible la crea-
de Dios, había una tendencia a admitir la predestina- ción de un mal de parte de Él y, por lo tanto, es im-
ción no solamente de los elegidos para la salvación, posible la existencia de un infierno y de una condena-
sino, justamente, también de los rechazados, sometidos ción eterna. Dios, causa del bien, no puede castigar,
así a la condenación eterna. es decir, infligir un mal.
Nos encontramos de esta manera con vacilaciones Más aún: además de no poder castigar el pecado ·
y co!ltradicciones del pensamiento agustiniano, que humano, Dio~ (agrega S coto Eriúgena) tampoco pue-
muestran haber quedado todavía inesoluto para él de conocerlo: Conocerlo o pensarlo significaría (a raíz
- por lo menos en parte- ese gran problema del mal. de la. virtus en'tificativa del pensamiento divino) , crear-
A la pregunta de si el mal y el pecado deben consi- lo, otorgarle realidad. La presciencia eterna de Dios
derarse procedentes efectivamente dP- la voluntad hu- sería creación o predestinación ab aeterno; y por eso
mana, libre y por lo tanto enteramente responsable, o Dios, principio del bien, debe eternamente ignorar el
si, .a raíz de la presciencia divina, tienen una depen- mal y el pecado, ni puede castigarlos. He aquí un
dencia del pensamiento y la voluntad divinos, no basta principio agustiniano (Dios principio del bien, que
contestar que la presciencia divina es previsión de de- no puede por lo tanto ser causa de su contrario) lle-
cisiones libres. La libertad del querer humano no re- vado a una consecuencia negadora de la presciencia
sulta establecida de manera clara y firme cuando se le universal diviria que sería universal predestinación, de
sobrepone una previsión eterna que no puede dejar todo bien y de todo mal igualmente. Al admitir única-
de realizarse y que, además, es previsión de la mente mente la presciencia y predestinación del bien, Eriú-
creadora referente a la criatura que recibe de .ella su gena, sin embargo, podía considerarse sustancialmente
existencia y su naturaleza e inclinación .particulares. orientado en el mismo punto de vista de San Agustín,
Quedaba, además, en la doctrina agustiniana, com- . cuando éste admitía como establecida por Dios sola-
plicada con la dificultad mencionada, otra dificultad - mente la predestinación de los elegidos, para la salva-
relativa a la remuneración eterna de la conducta hu- ción eterna, y negaba la contraria, de los abandonados
mana, que ha sido puesta de relieve por Scoto Eriú- a la eterna condenación.
gena, partiendo de los mismos principios agustinianos. Sin embargo, Eriúgena no se daba cuenta de que,
Si la remuneración eterna (condenación o salvación) negando a Dios .aun el conocimiento del pecado hu-
es otorgada por Dios, deben considerarse realidades mano, iba a chocar contra su misma teoría de la reden-
positivas eternas tanto la eterna bienaventuranza como ción. Al afirmar esta teoría de la redención, en efecto,
los eternos suplicios: el eterno bien y el eterno mal. caía en una contradicción cabal con la negación del
Entonces, ¿adónde va la teoría de la pura negatividad conocimiento y castigo del pecado humano por parte
del mal? Además, los eternos suplicios implican la de Dios, porque la liberación del pecado y de sus co1,1·
creación del infierno: ¿hecho por quién? ¿por Dios? secuencias, llevada por Dios a los hombres mediante
¿Entonces, sería Dios creador de un mal? la redención, implicaba necesariamente el conocimiento
Scoto Eriúgena apela, contra semejantes conclusio- · divino de los pecados humanos y la salvación de los
190 RODOLFO MONDOLFO MOMENTOS DEL PEN'SAMIENTO GRIEGO Y CRISTIANO 191

pecadores con respecto a una condenación procede~te tarde por la dialéctica hegeliana, con la vinculación
del mismo juez eterno. Es decir, que Eriúgena afir- recíproca de los opuestos que engendra el movimicntu
maba con la redención lo que negaba con la teoría de de la superación y del desarrollo.
la causalidad unívoca de Dios, principio del bien que Otra fuente -interna de contr·adicción en la teoría
no puede ser fuente de maL Tampoco bastaba, para aglli!tiniana estaba en la exigencia de la gracia gra-
eliminar la contradiccltm, Cleclai·ar contra San Agus- tuita afirmada por San Agustín contra las exigencias
tín la universalidad de la redención, que otorga la sal- racionales de justicia. Si, de acuerdo con sus premi-
vación a toda la humanidad y asegura la bienaventu- sas, es necesaria la existencia del libre albedrío y de
ranza eterna para todos. la elección voluntaria para la existencia de la voluntad
De todas maneras, Scoto Eriúgena se había colo- buena y la perfección del mundo creado, es evidente
cado en el polo opuesto al que eligen, entre los agusti- que existen 'e n los hombres el mérito y el demérito,
nianos, los .aseveradores de la rígida e ineluctable pre- y que en consecunecia se plantea la exigencia de una
destinación universal, para los salvados y los conde- remuneración adecuada procedente de la justicia eter-
nados igualmente. De los pr,incipios agustinianos, na de Dios. Sin embargo, San Agustín, preocupado
Eriúgena y Jansenio deducen consecuencias contrarias por salvar la l,i bertad absoluta de Dios, se niega a some-
que, sin embargo, llevan igualmente a un mismo resul- tt;;r a la voluntad divina a esa exigencia racional de
tado : la destrucción del mérito y del demérito moral, justicia; pero eso llegaba, en sus últimas consecuen-
que Eriúgena elimina en sus consecuencias, negando el cias, a una negación del orden moral y de la perfec-
conocimiento divino y el castigo de las culpas y otor- ción de la creación, cuya afirmación había sido pre-
"'ando a todos, buenos y malos igualmente, la bien- cisamente, para San Agustín, el fundamento de la teo-
~venturanza eterna; y que J ansenio elimina en sus con- ría del libre albedrío.
diciones previas, negando con la predestinación el libre Éstas y otras contradicciones, procedentes del es-
albedrío humano. fuerzo por satisfacer exigencias opuestas, no permiten
El contraste de esos desarrollos posteriores es una a San Agustín llegar a una solución definitiva del pro-
documentación histórica de las contradicciones que blema del mal, y dejan así una herencia de investiga-
habían quedado sin solución en la teoría agustiniana. ciones y discusiones ulteriores al pensamiento sucesivo.
Había en el planteamiento mismo del problema del Pero en esto, justamente, debemos reconocer un a s-
mal . una insuficiencia de la propia idea del mal como ·pecto de la gran fecundidad del agustinismo. En toda
pura neo·atividad, aceptada por San Agustín. El neo- la historia del pensamiento humano en general, el des-
platonis~w, al quedarse satisfecho con una definición arrollo y movimiento ulteriores se hallan estimulados
del mal como pura negación del bien (y del ser, que por el planteamiento, más bien que por la solución, de
es bien), no había tenido en cuenta lo que la dial~c­ los problemas. Y por eso decía justamente Ar istóteles
tica platónica, sin embargo, había ya puesto de rehe- que debemos agradecer a nuestr os antecesores, no sola-
ve, es decir, que negación no significa reducción a la mente las verdades que nos han enseñado, sino tam-
nada, sino alteridad y oposición, y que el no ser no bién los errores o las insuficiencias de sus teorías, que
es falta de realidad sino realidad contraria. Esta he- planteando nuevos problemas dan estímulo al pensa-
rencia de la dialéctica platónica será aprovecha da más miento y a la investigación sucesivos.

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