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que se trata de encontrar las verdades últimas de las cosas a través de la razón
(racionalismo).
A principios del siglo XIX, bajo el impulso de Manuel Kant, la filosofía se torna en
metafísica
En su obra cumbre “Novum Organum” (Nueva lógica), plantea un nuevo sistema para el
progreso de las ciencias, un solo camino verdadero para alcanzar el saber auténtico,
efectuando una depuración de los errores, prejuicios y peligros o “Ídolos”. Identifica
cuatro tipos de ídolos: 1) ídolos de la tribu; 2) ídolos de la caverna; 3) ídolos del
mercado; 4) ídolos del teatro.
Durante la Edad Moderna se multiplican las definiciones de la filosofía y que son dados
por los filósofos de las diversas corrientes (racionalismo y empirismo). Aquí se
encuentran los conceptos, por ejemplo, de Bacon, Descartes, Locke, Berkeley, Hume,
Kant, Fichte, Hegel, Schopenhauer, Husserl, Bergson, Dilthey. Pero al mismo tiempo se
produce una permanente e incansable lucha entre las diversas corrientes filosóficas:
idealismo, positivismo, espiritualismo, vitalismo, materialismo, relativismo. Cuando los
filósofos decían “A las ideas ni se las fusila ni se las encarcela”, los gobiernos liberales
replicaban “El pensamiento no delinque”.
El idealismo
Kant Reuter, Manuel (1724-1804). Fundador de la Teoría del conocimiento como una de
las importantes disciplinas filosóficas. Kant, en su “Crítica de la razón pura”, expresó
que “No se aprende filosofía. Sólo se puede aprender a filosofar, es decir, a ejercitar el
talento de la razón siguiendo sus principios generales en ciertos ensayos existentes, pero
siempre salvando el derecho de la razón a examinar esos principios en sus propias
fuentes y a refrendarlos o rechazarlos”.
Dijo que “La filosofía no es una ciencia formada; es más bien la idea de una ciencia
posible que no es dada en ninguna parte de un modo concreto”.
Y el término concreto lo define así: “El ser en sí y el ser para sí son los momentos de la
actividad (evolución); en la acción se encierran, por consiguiente, estos dos elementos
distintos. La acción es, así, unidad esencial; y esta unidad de lo distinto es precisamente
lo concreto. No sólo se concreta la acción; también lo es el ser en sí, el sujeto de la
actividad de la que éste arranca. Finalmente, el producto es algo tan concreto como
actividad misma y lo que comienza… De este modo, la idea es, de suyo, algo concreto en
cuanto a su contenido, tanto en sí como porque está interesada en lo que ella misma es
en sí se manifieste y desprenda como algo para ella”.
Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph von (1775-1854). Filósofo alemán, hombre dotado
de gran sensibilidad artística, formuló un tipo de filosofía denominada “filosofía de la
identidad” que concibe el sujeto y el objeto amalgamados en el absoluto. Incursionó en
los campos de la filosofía de la naturaleza, de la filosofía trascendental y del arte,
filosofía de la identidad, filosofía de la libertad y filosofía positiva. “Al igual que Fichte,
Schelling pretende una filosofía que sea ciencia absoluta, es decir, una filosofía sin
presupuestos, que parta absolutamente del principio de todo saber. Este principio no es
otro que la intuición intelectual, en la cual la conciencia, como pura actividad, se pone
a sí misma como objeto para sí misma; ella es, pues, identidad de sujeto y objeto, de
intuir e intuido…” explica Alfredo Cruz Prados en su “Historia de la Filosofía
Contemporánea”.
Schelling trata de dar una explicación unitaria de todo lo existente y para lo cual se vale
del Yo absoluto, como primera realidad originaria en la cual y por la cual todo lo
existente llega a existir, este Yo absoluto se caracteriza por ser independiente,
primitivo, incausado, no puesto por otro, sino puesto por sí mismo, o sea la causalidad
absoluta. Dijo que la única realidad que puede ponerse a sí misma y poner a todas las
demás ha de ser un yo absolutamente independiente y primitivo. Lo Absoluto no es un
objeto, sino un sujeto, es decir, lo que es pura actividad y productividad y que se
encuentra en la naturaleza del yo absoluto, no el yo particular y finito del hombre. El yo
absoluto es una voluntad o un querer absoluto que no puede ser comprensible porque no
admite explicación alguna, porque es una realidad última, que es el límite último de
toda comprensión racional. Asimismo afirmó Schelling que la Naturaleza es una
revelación de lo Absoluto, es una realidad anterior al yo humano, toda vez que este yo
humano brota de la Naturaleza por su actividad de desenvolvimiento espontáneo.
El racionalismo
Malebranche llegó a decir de Descartes que “descubrió en treinta años más verdades que
todos los otros filósofos juntos”. Y Leibniz vio en la filosofía cartesiana “la antecámara
de la verdad y que resulta difícil ir más adelante sin antes haber pasado por ella”.
Hegel, por ejemplo, vio en Descartes a un héroe, un libertador, un hombre que abrió las
puertas a una nueva época en el pensamiento humano.
Según el pensamiento de Descartes “Todas las cosas que concebimos muy clara y
distintamente son verdaderas”. “Todo lo que hallamos contenido en la idea de una cosa
es verdad de esta cosa si existe, y puede ser afirmado de ella”, es decir, toma como
criterio general de verdad la percepción clara y diferenciada de una cosa, de la cual
deduce todas las demás verdades.
Sostiene que los cuerpos, las cosas u objetos del universo no son propiamente conocidos
por los sentidos o por la facultad de imaginar, “sino por el entendimiento solo, y que no
son conocidos porque las vemos y las tocamos, sino porque los entendemos o
comprendemos por el pensamiento”. Afirma que “los sentidos son engañosos” y uno no
debe fiarse de ellos. “Todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son
verdaderas”; “Todo lo que hallamos contenido en la idea de una cosa es verdad de esta
cosa si existe, y puede ser afirmado de ella”.
Descartes comparó a la filosofía con un árbol “cuyas raíces son la metafísica, su tronco
la física, y las ramas que de este tronco salen constituyen todas las demás ciencias, que
se reducen a tres principales, a saber: la medicina, la mecánica y la moral; quiero decir
la moral más alta y más perfecta que, dando por supuesto un conocimiento entero de las
demás ciencias, es el grado último de la sabiduría” (“Prefacio de los Principios”).
Para la época en que vivió, Descartes no dejó de ser un auténtico revolucionario que se
atrevió a luchar en el plano de las ideas contra las tradicionales doctrinas y filosofías; en
su proposición “Yo pienso, luego existo” y en “la duda metódica” o “duda racional”,
funda toda su filosofía.
El empirismo
Los máximos representantes del empirismo inglés del siglo XVII son: Francisco Bacon,
Hobbes, Locke, Berkeley, Hume y Newton.
Para Locke todo nuestro conocimiento resulta de ideas. La idea es el único objeto
posible del entendimiento. Las ideas se originan de la experiencia. Y todo lo que el
espíritu percibe en sí mismo se llama Idea. Hay ideas de reflexión (derivadas del sentido
interno: la percepción, el pensamiento, la duda, la voluntad, el razonamiento y el
conocimiento) e ideas de sensación (derivadas del sentido externo: lo rojo, lo frío, lo
suave, lo ácido, etc.). Hay tres clases de conocimiento: 1) conocimiento intuitivo; 2)
conocimiento demostrativo, y 3) conocimiento de las cosas que existen fuera de
nosotros.