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Dr.

Kléver Silva Zaldumbide


MEDICO ACUPUNTURISTA
Doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad Central del Ecuador
Especialización de dos años de postgrado en la República de China en
ACUPUNTURA Y MOXIBUSTIÓN

Un triángulo inseparable
Se dice que para ser un hombre sabio, rico y saludable hay que acostarse y
levantarse temprano, que la actividad física es una de las más importantes
claves para un cuerpo saludable. También decimos que somos el resultado de
los que comemos y que dejemos que los alimentos sean nuestra medicina y
que nuestra medicina sea nuestro alimento. Que la salud es nuestra riqueza
que no estamos conscientes de tenerla hasta que la perdemos, pues sólo con
la amargura de la enfermedad nos enteramos de la dulzura de la salud que
hemos estado gozando. Que la salud, al igual que la libertad, su verdadero
valor se la reconoce cuando nos falta. ¿Será por eso que el ser humano pasa la
primera mitad de su vida arruinando la salud y la otra mitad, casi en vano,
tratando de recuperarla?
Pero cuando decimos que somos integralmente un triángulo cuerpo, mente y
espíritu, ¿cómo podemos estar con salud solo atendiendo a nuestro cuerpo
como nos han hecho creer en estos últimos años, especialmente en occidente
con la “próspera” revolución industrial y mercantil? Puede ser muy útil, pero
me pregunto: ¿Será suficientemente efectivo como para tener salud íntegra
este bombardeo de vitaminas de la A a la Z, hierros, suplementos, minerales,
oligoelementos, aguas, hierbas milagrosas, cartílagos de tiburón, polvos
mágicos, colágenos, calcios, soyas, MSM, elementos, oligoelementos, miles y
miles de productos que compiten salvajemente en las farmacias y en las
perchas de los supermercados? Sabemos que es de capital importancia el
chequeo y análisis temprano por medio de ayudas diagnósticas con los
sofisticados aparatos actuales, pero: ¿Estará solucionado todo sólo con
hacernos costosos controles ejecutivos en lujosas clínicas con un rastreo total
de cabo a rabo? Algunas vacunas son de vital importancia, pero: ¿Será que
todas las vacunas que se venden a los países, forman parte, imparcialmente,
de un arsenal preventivo, honesto o será una paranoia creada para tener
buena venta?
Hablar de medicina preventiva integral es cultivar desde niños
responsabilidad y autoestima de salud, es, precozmente enseñar el cómo
tener una buena administración emocional, pues la mente construye
ayudando a recuperarse de una enfermedad o destruye acelerando su
empeoramiento. ¿Estamos conscientes de que nuestro cuerpo es un templo,
lo tratamos como tal, respetamos las horas de dormir? ¿Nos relajamos y le
hacemos nuestro a ese reposo consciente que es la hora de la ducha, sin
pensar en nada, disfrutando del agua, el olor del jabón y de la toalla limpia, o
mientras restregamos nuestra cabeza con el champú estamos planificando el
estrés diario? ¿Cuidamos nuestra columna con simples ejercicios, natación,
hidromasaje, masajes, estrategias preventivas y generosamente beneficiosas
como la Acupuntura que equilibra y mejora defensas, sistema nervioso,
hormonal, sueño, memoria, entre otros beneficios?
La salud de la población del mundo sería distinta si se le diera a la prevención,
aunque sea la mitad de importancia de la que le dan a la intervención. Si no
tenemos tiempo para hacer ejercicios, tarde o temprano vamos a tener que
buscar tiempo para estar enfermos… ¿Está bien acudir al médico “gateando”
moribundo y complicado por el “ya me ha de pasar” o “vecino de la farmacia
que tiene para tomarme”? ¿Pero por qué es esa nuestra idiosincrasia? Si
nuestra estrategia médica termina, casi totalmente, en una prescripción
medicamentosa: ¿Podríamos ser preventivos u oportunos?

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