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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP AL 1450/2014 - ECLI: ES:APAL:2014:1450


Id Cendoj: 04013370012014100533
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Almería
Sección: 1
Fecha: 23/12/2014
Nº de Recurso: 429/2014
Nº de Resolución: 371/2014
Procedimiento: CIVIL
Ponente: JUAN ANTONIO LOZANO LOPEZ
Tipo de Resolución: Sentencia

SECCION Nº 1 DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE ALMERIA


AVDA. REINA REGENTE S/N
Tlf.: 950-00-50-10. Fax: 950-00-50-22
N.I.G. 0407942C20020001176
Nº Procedimiento: Recurso de Apelacion Civil 429/2014
Asunto: 100451/2014
Autos de: Procedimiento Ordinario 398/2002
Juzgado de origen: JUZGADO MIXTO Nº3 DE ROQUETAS DE MAR
Apelante: FLORENCIO AGUSTIN E HIJOS S.A
Procurador: OLGA GARCIA GANDIA
Abogado: NAVARRO GALL, ENRIQUE
Apelado: D. Romualdo y D. Severino
Procurador: MARIA DOLORES FUENTES MULLOR y MARTA GILABERT MARTIN
Abogado: FLORIDO AYALA, MARIA DEL MAR y FATIMA JIMENEZ PUERTAS
SENTENCIA
=====================================
ILTMOS. SRES.
PRESIDENTE:
Dª MARÍA LOURDES MOLINA ROMERO
MAGISTRADOS:
D. JUAN ANTONIO LOZANO LÓPEZ
D. JUAN JOSÉ ROMERO ROMÁN
=====================================
En Almería, a veintitrés de diciembre de dos mil catorce.
La Sección Primera de esta Audiencia ha visto en grado de apelación, Rollo 429/2014, el juicio ordinario
registrado con el número 398/2002, procedente del Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Roquetas de Mar.
Es parte apelante y apelada FLORENCIO AGUSTÍN HIJOS SA, representado por la Procuradora Dª OLGA
GARCÍA GANDÍA y asistido por letrado D. ENRIQUE NAVARRO GALL.

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JURISPRUDENCIA

Es parte apelada D. Severino , representada por la Procuradora Dª MARTA GILABERT MARTÍN y asistida por
letrado Dª FÁTIMA JIMÉNEZ PUERTAS.
Es parte apelante y apelada D. Romualdo , representante por la Procuradora Dª DOLORES FUENTES MULLOR
y asistido por letrado D. MARÍA DEL MAR FLORIDO AYALA.
Ha sido designado ponente el Ilmo. Sr. Magistrado D. JUAN ANTONIO LOZANO LÓPEZ, que expresa la opinión
de la Sala.

ANTECEDENTES DE HECHO
1.- Ante el Decanato de los Juzgados de Roquetas de Mar, a 21 de octubre de 2002, Dª Olga García Gandía,
en nombre y representación de Florencio Agustín e Hijos SA, presentó demanda frente a D. Romualdo , D.
Severino , Dª Milagros , y las esposas de los dos primeros, Dª Rafaela y Dª Inés a los efectos del art. 144
del Reglamento Hipotecario , en solicitud de que se dicte sentencia por la que se condene solidariamente a
los demandados al pago de la cantidad de 10,621,225,060 pesetas (63.834.487 €), más intereses y costas.
2.- Se afirmaba en la demanda que la actora actora fue constituida mediante escritura de 27 de diciembre
de 1983 e inscrita en el Registro Mercantil, con objeto social relacionado con el negocio inmobiliario, siendo
nombrados D. Benjamín , D. Romualdo y D. Severino , aun cuando éste sufrió determinadas modificaciones
y precisiones a lo largo de su vida. Dicha sociedad, en el año 1985, compró 111 parcelas sitas en el sector
37 del Plan Parcial de Playa Serena (fases 3 y 4 iniciales), siendo así que, mediante contrato privado de
19 de noviembre de 1988, encomendaron su venta a terceros a través de dos intermediarios, por un precio
total de unos 11.000 millones de pesetas, con una reserva de derechos urbanísticos. En cambio, procedieron
a beneficiarse de la venta en su interés exclusivo mediante los siguientes actos: constituyeron en 1986 la
mercantil Hotel Golf Descubrimiento SA, inactiva hasta 1988 en que interviene junto con los siguientes actos
realizados el mismo día y ante el mismo Notario; constituyen Jardín Park Europea SA, con capital de 1,000
millones de pesetas, domiciliada en Barcelona; aumentan el capital social de Hotel Golf Descubrimiento SL
de 10,000 hasta 1,000 millones de pesetas con renuncia del derecho adquisición preferente, y pacto de
unanimidad para modificación y disolución; apoderan, para Hotel Golf Descubrimiento SL, a D. Diego para la
compra de los terrenos de Playa Serena; cambian la estructura de administración de Hotel Golf Descubrimiento
SL, nombrando administradores mancomunados a D. Romualdo y D. Faustino ; ceden a Jardín Park Europea
SA sus derechos de suscripción por 99991 participaciones sociales de la ampliación de capital de Hotel
Golf Descubrimiento SL por 6.807.135.000 pesetas; renuncian al derecho de adquisición preferente de Hotel
Golf Descubrimiento SL, cuyas participaciones son adquiridas por Jardín Park Europea SA; y venden, como
apoderados de Florencio Agustín e Hijos SL, a Hotel Golf Descubrimiento SL, las 111 parcelas de su propiedad,
por un precio de 892.800.000 pesetas, con retención de 290.883.581 pesetas por retención para pago de
hipoteca. Sólo por estos actos, Florencio e hijos SL obtendría un perjuicio de 10.000.000.000 pesetas, a lo
que hay que añadir a consecuencia de unas inspecciones fiscales por dicha operación, 754,202,148 pesetas
del impuestos de Sociedades del ejercicio 1988, 376,653,732 pesetas de Iva, 256,864,201 por impuesto
de sociedades, y 40,000,000 de pesetas por impuesto municipal de plusvalía. Asimismo, hubo de soportar
reclamaciones de intermediarios por importe de 150,000,000 y 291.225.060 pesetas.
3.- Se aporta la siguiente documentación. 1. Certificación de la hoja abierta en el Registro Mercantil de la
mercantil Florencio e Hijos SA; 2. Contrato de venta de 19 de noviembre de 1988; 3. Demanda y contestación
del juicio 123/1996 del Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Roquetas de Mar; 4. Recortes de períodico
del año 1989; 5. Certificación registral de la mercantil Hotel Golf Descubrimiento SA, después Europea de
Servicios Urbanísticos de Roquetas de Mar; 6. Certificación del registro mercantil de Jardín Park Europea SA; 7.
Escritura pública otorgada ante el Notario D. Carlos Cobadés O'Callaghan el día 21 de diciembre de 1988, con
el número 5992 de su protocolo, de elevación a público de aumento de capital de Hotel Golf Descubrimiento
SL; 8. Escritura pública otorgada ante el Notario D. Carlos Cobadés O'Callaghan el día 21 de diciembre de
1988, con el número 5993 de su protocolo, de nombramiento de apoderado con facultades específicas de
compra de los terrenos de Florencio Agustín e Hijos SL; 9. Escritura pública otorgada ante el Notario D. Carlos
Cobadés O'Callaghan el día 21 de diciembre de 1988, con el número 5994 de su protocolo, de nombramiento
de cargos de hotel Golf Descubrimiento SL; 10. Escritura pública otorgada ante el Notario D. Carlos Cobadés
O'Callaghan el día 21 de diciembre de 1988, con el número 5995 de su protocolo, por la que Benjamín ,
Severino y D. Romualdo ceden a Jardins Park Europea SA 99,991 de derechos de suscripción preferente
del aumento de capital de Hotel Glof Descubrimiento SL, por el precio de 6.807.135.000 pesetas; 11. Escritura
modificativa de la anterior de 27 de septiembre de 1990; 12. Escritura pública otorgada ante el Notario D.
Carlos Cobadés O'Callaghan el día 21 de diciembre de 1988, con el número 5996 de su protocolo, de renuncia
y suscripción de capital social de Hotel Golf Descubrimiento SA; 13. Escritura pública otorgada ante el Notario

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JURISPRUDENCIA

D. Carlos Cobadés O'Callaghan el día 21 de diciembre de 1988, con el número 5997 de su protocolo, de venta
de Florencio Agustín e Hijos SA, representada por D. Benjamín y D. Severino , a Hotel Golf Descubrimiento
SL, representada por D. Diego , de las 111 parcelas del sector de Playa serena de la que era titular; 14,
Resolución del TEAC de 14 de mayo de 1998; 15, Resolución del TEAC de 10 de julio de 1998; 16. Resolución
del TEAC de 28 de septiembre de 1998; 17. Solicitud de testimonio del procedimiento 115/1990 del Juzgado de
Primera Instancia de Roquetas de Mar; 18. Demanda y contestación del procedimiento 115/1990 del Juzgado
de Primera Instancia de Roquetas de Mar; 18. petición de testimonio y procedimiento de ejecución de títulos
arbitrales a instancias de D. Abel ; 19. petición de testimonio y procedimiento de suspensión de pagos
de Florencio Agustín e Hijos SA en el Juzgado de Roquetas de Mar al número 292/1997; 20. Documento
compuesto de cesiones y testamento aportados a otro procedimiento judicial; 21. Acuerdo de la Junta de
Accionistas de Florencio Agustín e Hijos SA de 6 de septiembre de 2001.
4.- Mediante Auto 69/2003, de 4 de septiembre, que revocaba otro del Juzgado de Primera Instancia nº 3 de
Roquetas de 11 de noviembre de 2002, se admitió a trámite la demanda. Consta contestación a la demanda por
la representación procesal de D. Severino , en la que alegó los siguientes motivos de excepción u oposición. 1.
Dejación de funciones de sus actividades de administración en su hermano Romualdo ; 2. Precio de la venta
en contrato pactado por importe de 1.000.000.000 de pesetas; 3. Licitud del beneficio obtenido, sin perjuicio
de las consecuencias fiscales que la operación pudiera tener; 4. licitud de la actitud de los socios en maximizar
su beneficio, que se obtuvo sin repercusión fiscal mediante la suscripción de participaciones sociales exentas
fiscalmente; 5. El valor de mercado de los terrenos era de 3.037.058.000 millones de pesetas, al que deben
de serle imputadas las repercusiones impositivas de los actos; 6. Inexistencia de perjuicio por comisiones y
reclamaciones de la Hacienda Local; 7. Falta de concurrencia de los requisitos establecidos en la Ley para
esta clase de responsabilidades.
5.- Mediante escrito de 3 de febrero de 2004 presentó contestación la representación procesal de D. Romualdo
, en el sentido de solicitar la desestimación de la demanda por los siguientes motivos. 1. litispendencia por
la existencia de juicio declarativo ordinario sobre nulidad de transmisión de acciones nominativas de Fahsa,
derecho de tanteo y acción de reconocimiento de adquisición preferente, autos 171/2001 del Juzgado de
Primera Instancia nº 1 de Roquetas de Mar; 2. Litispendencia con respecto del procedimiento ordinario de
impugnación de acuerdos sociales seguidos ante el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Roquetas de Mar,
autos 193/2001; 3. falta de legitimación activa, con abuso de derecho, en tanto que los promotores de la
demanda sólo pueden ejercer esta acción desde el momento de su entrada en la sociedad a 8 de marzo de
1999; 4. Prescripción de la acción; 5. Validez del documento de venta formado de 19 de noviembre de 1988,
pero su precio es incorrecto, dado que, mediante vicisitudes inesperadas, quedó recudido a los que consta en
las escrituras públicas de 21 de diciembre de 1988; 6. Validez de las escrituras públicas de 21 de diciembre
de 1988, aunque fueron emitidas por los socios y administradores de Fahsa en situación de empresa familiar;
7. Por cuanto se trataba de una empresa familiar, los perjuicios o beneficios que se pudiesen producir se
lo estaban produciendo así mismos; 8. Valoración de la operación de autos por un precio de 1.130.856.380
pesetas, que podían cubrirse con los fondos de la sociedad hasta la venta por la sociedad del Golf Hotel
Trinidad; 9. Irregularidades de gestión de la nueva administración de Fahsa que le apartó de la gestión de la
misma; 10. Inexistencia de perjuicio para la actora, puesto que al momento de los hechos la sociedad era
familiar, de su titularidad junto con su padre y hermano; 11. Inexistencia de perjuicio porque el bien se compró
por 430 millones y se vendió por 892 millones, las deudas producidas son posteriores y sorpresivas, porque
habían garantizado el patrimonio de la sociedad personalmente, no existen acreedores perjudicados, y porque
había patrimonio suficiente para hacer frente a las deudas sociales.
6.- Acompañaba la siguiente documentación. 1. Acta de requerimiento notarial otorgada a 6 de septiembre
de 2001; 2. Escritura de compraventa de acciones nominativas de 8 de marzo de 1999; 3. sentencia de 22 de
diciembre de 2003 recaída en el juicio ordinario 171/2001 del Juzgado de Primera Instancia nº 1 de Roquetas
de Mar ; 4. Acta del Consejo de Administración de Fahsa de 6 de noviembre de 2000; 5. Auto de 6 de noviembre
de 2002 dictado por el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Roquetas de Mar , que estimaba la excepción
de litispendencia; 6. Auto 31/2003, de 23 de mayo, de la Sección Segunda de esta Audiencia , que confirmaba
el anterior; 7. Certificación registral de la finca NUM000 del Registro de la Propiedad de Roquetas de Mar; 8.
Sentencia de 24 de noviembre de 2003 de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería ; 9. Informe
pericial de D. Feliciano de 8 de mayo de 2002; 10. Fotocopia del BOP de 27 de agosto de 1991; 11. Demanda
presentada en su día por Fahsa frente a Flat Rental Limited; 12. Sentencia de 17 de septiembre de 2002 que
estima la oposición al Convenio de Acreedores en la suspensión de pagos 292/1997; 13. Cuentas anuales de
la mercantil Dimar Europea SL; 14. Solicitud de convocatoria judicial de Junta de accionista de Fahsa presenta
por la representación de D. Romualdo a 1 de junio de 2001; 15. Escritura de compraventa por ejercicio de
opción de compra con condición resolutoria de 31 de octubre de 2001 del 35 % del Golf Hotel Trinidad de Falsa
a Hotel Rurals SL; 16 a 28. Documentos de pago a favor de D. Abel .

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JURISPRUDENCIA

7.- Seguido el procedimiento por sus trámites, la Ilma. Sra. Jueza del Juzgado de Primera Instancia nº 3 de
Roquetas de Mar dictó Sentencia de 15 de julio 2013 , con el siguiente fallo: "Que desestimando la demanda
interpuesta por la mercantil Florencio Agustín e Hijos SA, representada por la Procuradora Dª Olga García
Gandía, frente a 1) D. Romualdo , representado por la Procuradora Dª Marta Dolores Fuentes Mullor, 2) D.
Severino , presentado por la procuradora Dª Encarnación López Rodríguez; 3) Dª Milagros , como heredera
de la cuota viudal usufructuaria de su fallecido esposo D. Benjamín , 4) Dª Rafaela y Dª Inés , esposas estas
de dos últimas respectivamente de los primeros, demandadas a los efectos del artículo 144 del Reglamento
Hipotecario , estando declaradas las tres últimas en situación de rebeldía procesal, debo absolver y absuelvo
a los demandados de las pretensiones en su contra deducidas, con imposición a la actora de las costas
causadas.
8.- La sentencia se fundaba en los siguientes motivos. 1. Hay legitimación pasiva de D. Romualdo y D.
Severino , puesto que el acuerdo de ejercicio de la acción social lo adopta la sociedad, no sus miembros, pero
no de Doña. Milagros , puesto que el acuerdo no incluía a esta señora como sujeto directo del ejercicio de la
acción; 2. No hay prescripción de las acciones, puesto que, computándose la prescripción respecto de todos
los administradores a los que se imputa responsabilidad, el último de ellos, D. Severino , cesó el día 22 de
noviembre de 2000, por lo que la acción estaría viva; 3. La acción la ejercita Dimbar SL, unos diez años después
de adquirir la condición de socio, siendo así que, al momento de su adquisición, tenía conocimiento de todas
las operaciones; 4. No consta perjuicio a la mercantil por las inspecciones tributarias llevadas a cabo, dado
que los administradores empeñaron su propio patrimonio en su pago; 5. La deuda con los Sres Abel y Lucas
quedó reducida; 6. La deuda con el Ayuntamiento de Roquetas de Mar no era significativa en relación con el
total de la operación; 7. No existe responsabilidad por venta del hotel Golf Trinidad porque constan los actos
inscritos en el Registro Mercantil y Dimbar tenía conocimiento de los mismos; 8. No ha responsabilidad por
el beneficio obtenido, puesto que no hay hecho ilícito al ser la operación una forma de obtener beneficio, a
través de ampliación de capital de la sociedad adquirente; 9. Asimismo, no está correctamente cuantificado
el perjuicio, se ha tardado más de diez años en presentar la demanda, y no consta la diferencia de tres mil
millones que se recoge en demanda.
9.- Notificada tal resolución a la actora, mediante escrito de 18 de septiembre de 2013 presentó recurso de
apelación. Alegó los siguientes motivos. 1. Error de Ley, por no aplicar la juzgadora a quo los preceptos legales
aplicables para resolver el asunto; 2. Error de Ley por no aplicar la juzgadora a quo la norma del art. 133.3 de
la LSA ; 3. Error en la apreciación de la prueba por considerar la juzgadora que la actora se ha dilatado en la
presentación de la demanda y en el conocimiento de los hechos; 4. Error en la apreciación de la prueba en
cuanto a la determinación del perjuicio causado.
10.- Con notificación de la sentencia a la representación procesal de D. Romualdo , mediante escrito de 21
de octubre de 2013 presentó recurso de apelación, haciendo notar la existencia de inadmisibilidad del recurso
por pago indebido de la tasa judicial y alegando impugnación de la sentencia por indebida apreciación de falta
de prescripción en su contra.
11.- Con traslado a la actora apelada, que presentó escrito de impugnación a 10 de diciembre de 2013,
se elevaron las actuaciones a esta Sala, se formó rollo y se designó ponente, y, con admisión de medios
documentales aportados en el recurso de apelación, se fijó fecha para votación y fallo para el pasado día 16,
quedando las actuaciones vistas para el dictado de la presente resolución.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
1.- Ejercita la actora una acción social de responsabilidad contra la administradora única que lo fue de la citada
compañía actora, acción que en demanda se nomina con expresa mención a lo dispuesto en el art. 238 del Real
Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio , por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de
Capital (TRLSC), o en su antecedente previo, dada la fecha de la demanda. En la versión anterior a este texto,
se recogía en el art. 69 de la Ley 2/1995, de 23 marzo, de Sociedades de Responsabilidad Limitada (LSRL ), con
remisión a las disposiciones de los arts. 133 y 134 del Real Decreto Legislativo 1564/1989, de 22 diciembre ,
por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas (LSA).
2.- Los administradores de derecho o de hecho como tales, responderán frente a la sociedad, frente a los
socios y frente a los acreedores sociales, del daño que causen por actos u omisiones contrarios a la ley o a los
estatutos o por los realizados incumpliendo los deberes inherentes al desempeño del cargo. En ningún caso
exonerará de responsabilidad la circunstancia de que el acto o acuerdo lesivo haya sido adoptado, autorizado
o ratificado por la junta general (art. 236 TRLSC). La acción de responsabilidad contra los administradores se
entablará por la sociedad, previo acuerdo de la junta general, que puede ser adoptado a solicitud de cualquier
socio aunque no conste en el orden del día. Los estatutos no podrán establecer una mayoría distinta a la

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JURISPRUDENCIA

ordinaria para la adopción de este acuerdo. En cualquier momento la junta general podrá transigir o renunciar
al ejercicio de la acción, siempre que no se opusieren a ello socios que representen el cinco por ciento del
capital social. El acuerdo de promover la acción o de transigir determinará la destitución de los administradores
afectados. La aprobación de las cuentas anuales no impedirá el ejercicio de la acción de responsabilidad ni
supondrá la renuncia a la acción acordada o ejercitada (art. 238 TRLSC). Todos estos presupuestos formales
concurren en el presente caso, y no se discute que sea así. Más discutible es que concurran los presupuestos
materiales.
3.- Las acciones de responsabilidad frente a los administradores de compañías mercantiles parten de actos
de estos que lesionen directamente los intereses de la sociedad, lo que presupone la concurrencia de un
comportamiento, activo u omisivo, imputable al administrador, y antijurídico (contrario a la Ley, a los estatutos
o realizado sin la diligencia con la que deben desempeñar el cargo, que no es otra que la exigible a un
ordenado empresario, según el artículo 225 TRLSC); un daño a los intereses del socio o del tercero; y una
relación causal que, como literalmente exige el artículo 236 TRLSC, debe ser directo entre el comportamiento
y el resultado ( SSTS de 11 de octubre de 1991 , 10 de diciembre de 1996 , de 21 de noviembre de 1997 ,
28 de junio de 2000 , 30 de marzo de 2001 , 18 de julio de 2002 y 27 de octubre de 2004 ), lo que le
aproxima a una acción de responsabilidad extracontractual del art. 1902 Cc ,. En efecto, la acción social de
responsabilidad es una acción societaria que pueden ejercerla los socios vinculados a los administradores
con el contrato social y, sólo subsidiaria y extraordinariamente se concede legitimación a los acreedores. El
canon de diligencia es el previsto en los arts. 225 TRLSC, cuyo antecedentes se encuentran en los arts. 127 y
siguientes de la Ley de Sociedades Anónimas (introducidos por la Ley 26/2003, de 17 de julio, de transparencia
de las sociedades anónimas cotizadas): los administradores desempeñarán su cargo con la diligencia de un
ordenado empresario y de un representante leal, con obligación de cumplir los deberes impuestos por las leyes
y los estatutos, con fidelidad al interés social, entendido como interés de la sociedad.
4.- La acción social de responsabilidad tiende a reparar el patrimonio social perjudicado por el actuar
negligente de los Administradores, siendo sujeto pasivo del daño la propia sociedad. Está orientada por su
propia naturaleza a reintegrar el patrimonio de la sociedad perjudicado por malicia, abuso de facultades o
negligencia grave del hoy recurrente ( STS de 21 de febrero de 2007 ). Su objeto es reestablecer el patrimonio
de la sociedad, al contrario que la acción individual, que pretende reparar el perjuicio en el patrimonio de los
socios o terceros ( STS de 4 de noviembre de 1991 y 14 de marzo de 2007 ); busca restablecer el patrimonio
tras el daño «social», entendido como el sufrido por la propia sociedad titular de la acción -aunque afecte
indirectamente a sus socios y acreedores, a quienes también se legitima para su ejercicio-, mientras que la
acción individual es una acción personal, que se dirige a la reparación de los perjuicios causados, «directa e
individualmente, a los intereses de los accionistas y de los terceros ( SSTS de 12 julio 1984 , 21 mayo 1985 , 12
de abril de 1989 , 4 de noviembre de 1991 y 14 de marzo de 2007 ). En efecto, esta acción tiende a la reparación
del patrimonio social, garantía de las legítimas expectativas económicas de los socios y de los créditos de
los acreedores frente a la sociedad ( SAP de Baleares -Sección 3ª- 650/2002, de 22 noviembre y de Madrid -
Sección 13 ª-, de 30 marzo 2001).
5.- En todo caso, se precisa para su estimación de la concurrencia de los siguientes requisitos: a) daño al
interés social, b) que se hayan producido actos u omisiones negligentes por parte de los administradores,
por incumplimiento de la obligación de proceder como un ordenado empresario, pues no es necesario que se
haya producido un acto contrario a la Ley o los estatutos sociales, sino que basta con que se haya omitido
la diligencia exigible, y c) que exista relación de causalidad entre la conducta y el daño ( STS de 24 de
noviembre de 2005 , 7 de marzo de 2006 y la 14 de marzo de 2007 ). La acción social de responsabilidad está
regulada en los artículos 133 y 134 de la LSA , a los que se remite el artículo 69 LSRL , y para su estimación
se exige la concurrencia de los siguientes presupuestos o elementos, a saber: 1.-) actos u omisiones de
los administradores sociales contrarios a la Ley, a los estatutos sociales o incumplidores de los deberes
inherentes al desempeño del cargo; 2.-) culpa del administrador; 3.-) daños directos en el patrimonio social
aunque pueden derivarse daños indirectos o reflejos a los accionistas o terceros; 4.-) relación de causalidad
entre la acción u omisión y el daño ( SAP Alicante -Sección 8ª-, 447/2007. de 3 diciembre ).
6.- Y estos presupuestos deben quedar acreditados por la actora ( SAP de Murcia -Sección 4ª- 164/2007, de
25 junio ). La doctrina y la jurisprudencia, son coincidentes en aplicar las reglas de la carga probatoria a los
supuestos de ejercicio de acciones por responsabilidad contra los administradores, y así, corresponderá al
demandante la prueba del incumplimiento legal o estatuario, la del daño causado, y la relación de causalidad
entre uno y otro, si bien, matiza la doctrina más autorizada, que el demandante no debe cargar con la
prueba de la culpa, por tratarse de una prueba negativa, debiendo ser el administrador quien se exonere de
responsabilidad probando haber actuado con el empleo de la diligencia debida en el desempeño de su cargo.
Como dice la STS de 12 de abril de 1989 , la acción social de responsabilidad constituye una acción de
indemnización destinada a proteger y reintegrar el patrimonio social dañado como consecuencia de los actos

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y/o acuerdos de los administradores... (esto es) persigue la reestructuración económica del patrimonio social
dañado por el administrador que incumplió con los deberes de su cargo en la forma establecida en el artículo
238 TRLSC.
7.- Sucede, en cambio, que los hechos imputados ocurrieron en el año 1988, según se expone en el desarrollo
de la demanda, momento en que no estaba en vigor ni el texto refundido del año 1989, ni el vigente de 2010.
Dicha sistemática procede de la Ley 19/1989, de 25 de julio, de reforma parcial y adaptación de la legislación
mercantil a las Directivas de la comunidad Económica Europea (CEE) en materia de Sociedades, que preveía, en
su disposición final primera , la posibilidad de refundir con las disposiciones de la misma, la Ley vigente hasta
ese momento, esto es, la Ley de régimen jurídico de sociedades de responsabilidad limitada de 17 de julio de
1951 con las que contenía dicha reforma. A los efectos, es sustancial el régimen de responsabilidad de los
administradores establecido en el art. 79 de la misma, cuando fijaba que los administradores desempeñarán
su cargo con la diligencia de un ordenado comerciante y un representante legal, y responderán frente a la
Sociedad, frente a los accionistas y frente a los acreedores del daño causado por malicia, abuso de facultades
y negligencia grave. En cualquier caso, estarán exentos de responsabilidad los administradores que hayan
salvado su voto en los acuerdos que hubieren causado daño.
8.- Esto es, el régimen de responsabilidad era el de dolo o culpa grave, exigencias que fueron modificadas en
el texto refundido de 1989 por aplicación de la Cuarta Directiva del Consejo de 25 de julio de 1978 basada
en la letra g) del apartado 3 del artículo 54 del Tratado y relativa a las cuentas anuales de determinadas
formas de sociedad (78/660/CEE). El Canon de diligencia seguía siendo el mismo (ordenado empresario y
de un representante leal -art. 127-), pero el art. 133 indicaba que los administradores responderán frente a la
sociedad, frente a los accionistas y frente a los acreedores sociales del daño que causen por actos u omisiones
contrarios a la ley o a los estatutos o por los realizados incumpliendo los deberes inherentes al desempeño
del cargo. El criterio sigue siendo el mismo con el Texto Refundido de 2010 (arts. 225 y 236). En suma, antes
de 1989 el rango de responsabilidad se medía por el dolo o culpa grave del administrador, mientras que tras
la reforma de 1989 el rango es mucho más amplio, puesto que, además de dolo o culpa grave, se incluye la
culpa leve o levísima.
9.- Por tanto, en la actualidad, la culpa imputable a los administradores es la culpa profesional y específica, y
no la culpa grave o el dolo de la legislación de 1951( SSTS de 14 de octubre de 1988 , 13 de febrero de 1990 , 4
de noviembre de 1991 , 21 de mayo de 1992 y 22 abril de 1994 ). Se abandona, por consiguiente, las exigencias
de la doctrina francesa con respecto de la diligencia media de todo gestor de bienes ajenos, y se acoge el
patrón objetivo empresarial próximo a la doctrina alemana, en el sentido de que el canon de responsabilidad se
aproxima a la competencia profesional en el ejercicio del comercio y las actividades mercantiles, al ordenado
gerente o buen hombre de negocios del Derecho alemán. Y sobre estas premisas, es necesario analizar los
actos traídos a conocimiento judicial, dado que, en contra de las apreciaciones de la juzgadora a quo , el
actor imputa responsabilidad por la despatromialización de la sociedad acaecida por seis actos conjuntos
realizados en el ejercicio de 1988, que dejaron vacío el principal activo de la sociedad. Se recogen otras
consecuencias lesivas en los apartados subsiguientes tras el examen de dichos actos, pero el actor en realidad
no se refiere a ellas como fuente de responsabilidad, sin que carga contra dichos seis actos sustancialmente
En principio, el régimen de responsabilidad es el estricto previo a la legislación vigente, esto es, el previsto en el
art. 79 de la Ley de 1951, sobre los que procede aplicar la legilación vigente a tal momento ( tempus regit actum
), para atender al principio de retroactividad de normas no favorables o restrictivas ( art. 9.3 de la Constitución ).
10.- Los arts. 9.3 de la Constitución y 2.3 del Código Civil establecen el principio de irretroactividad de las
normas, salvo que otra cosa se disponga, y la jurisprudencia constitucional ( SSTC de 13 de abril de 2000 ,
16 de julio de 1987 , 4 de febrero de 1983 , 4 de octubre de 1990 o 31 de octubre de 1996, A 14-7-2003) y
la del Tribunal Supremo ( SsTS de 16 de enero de 1963 , 22 de diciembre de 1978 , 19 de octubre de 1982 ,
24 de octubre de 1988 , 6 de abril de 1993 , 25 de mayo de 1995 , 3 de noviembre de 1997 y 19 de octubre
de 1999 ) señalan la necesidad de interpretar las normas de derecho transitorio de modo restrictivo y, por
tanto, sin extender los términos legales a situaciones no contempladas y agotadas. La eficacia retroactiva
de una ley podría entrañar una vulneración constitucional, ya sea porque la retroactividad de la norma infrinja
directamente el principio de irretroactividad expresamente reconocido en el artículo 9.3 CE , ya sea porque
a través de ella se vulneren otros principios, como pueden ser los de seguridad jurídica e interdicción de la
arbitrariedad, contenidos en el mencionado precepto.
11.- No obstante, el Tribunal Constitucional ha limitado, en sentencias de 4 de febrero de 1983 , 10 de abril
de 1986 , 16 de julio de 1987 y 29 de noviembre de 1988 , el alcance del principio de irretroactividad, al
indicar que no hay retroactividad cuando una ley regula de manera diferente y pro futuro situaciones jurídicas
creadas y cuyos efectos no se han consumado, pues una norma es retroactiva, a los efectos del artículo 9.3
de la Constitución Española , cuando incide sobre relaciones consagradas y afecta a situaciones agotadas,

6
JURISPRUDENCIA

ya que lo que prohíbe el artículo citado es la retroactividad, entendida como incidencia de la nueva Ley en
los efectos jurídicos ya producidos de situaciones anteriores, de suerte que la incidencia en los derechos, en
cuanto a su proyección hacia el futuro, no pertenece al campo estricto de la irretroactividad. Y añade, y añade
que el principio de la irretroactividad no puede presentarse como defensa de una inadmisible petrificación
del Ordenamiento Jurídico. En efecto, la prohibición de la retroactividad sólo es aplicable a los derechos
consolidados, asumidos e integrados en el patrimonio del sujeto, y no a los pendientes, futuros y condicionados
o a las expectativas.
12.- En la misma línea también se ha pronunciado el Tribunal Supremo, cuando admite una retroactividad débil
o de primer grado. En efecto, el principio de irretroactividad impide su aplicación a hechos o relaciones que
hubieran producido todos sus efectos bajo el imperio del anterior orden normativo, pero no siempre conduce
a igual solución respecto de los efectos de dichas relaciones que se produjeran después de la entrada en vigor
de la nueva regulación, pues la retroactividad débil o de primer grado puede venir impuesta, sin necesidad
de mandato expreso en tal sentido, cuando así se derive del espíritu y finalidad de aquélla, en cuyo caso sus
disposiciones habrán de entenderse aplicables a los tractos futuros de la relación en curso de ejecución. Se
admite la retroactividad de la Ley no sólo cuando se manifieste expresamente en tal sentido, sino también
cuando se pueda deducir del sentido de la Ley, resultando patente el propósito del legislador (Ss. de 23 de
mayo de 1989, 11 de octubre de 1988 y 9 de abril de 1992). En tal sentido puede entenderse los intentos de la
actora de justificar el daño más allá de la "foto fija" de los actos de diciembre de 1988, en el sentido de querer
dar a entender que, si bien dichos actos se produjeron antes de 1989, sus efectos se produjero después, y
perduran incluso tras la presentación de la demanda.
13.- Por otra parte, y sobre estos antecedentes y patrones ordinarios de responsabilidad civil basadas en
la diligencia del buen padre de familia (régimen del art. 79 de la Ley de 1951), nuestra jurisprudencia viene
equiparando el dolo civil y los supuestos de culpa grave o lata. En este sentido, viene diciendo esta Audiencia
que "en nuestro Derecho el dolo equivale a conducta maliciosa, o, como señala la Sentencia del Tribunal
Supremo de 26 de octubre de 1981 , el dolo abarca, no sólo a la insidia, la maquinación directa, sino la reticencia
del que calla o no advierte debidamente a la otra parte", lo que se puede deducir del tenor literal de artículos
como el 1101, 1102 y 1007 del Código Civil, y en particular del art. 1269 del Código Civil ". Son queridos, y,
por tanto, dolosos, los resultados que, sin ser intencionalmente perseguidos, aparecen "como consecuencia
necesaria de la acción" ( Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de abril de 1973 ); surge así el llamado "dolo
eventual", como una de sus manifestaciones fronterizas con la culpa consciente o culpa con previsión. No es
preciso, en consecuencia, para entender doloso el quebrantamiento contractual, una voluntad deliberadamente
rebelde a su cumplimiento ( Sentencias del Tribunal Supremo de 18 de octubre de 1983 , 18 de octubre de
1983 , 18 de marzo de 1991 , 13 de julio de 1995 , 18 de marzo de 1991 y 13 de julio de 1995 ), sino que
el infractor se represente como posible, a consecuencia de su acción, el resultado prohibido, y, pese a ello,
consienta en llevar a cabo el mismo.
14.- En cualquier caso, también existía en la legislación de 1951 la llamada al "ordenado empresario" y
"representante leal", con lo que no es posible la equiparación absoluta del modelo de diligencia al del
"buen padre de familia", sino el del buen profesional, recuperándose la equiparación entre el dolo y la culpa
grave (" magna negligencia culpa est, magna culpa dolus est "), como reflejan los artículos 168.2 , 1366
y 1904.2 del Código Civil ( SAP de Barcelona de 6 de abril de 1988 ). Esto implica que la desaparición
inexplicada, inexplicable o insuficientemente explicada del patrimonio social, permite, sin ningún esfuerzo
interpretativo, equiparar dicho comportamiento con el de quienes actúan de mala fe o con dolo en el desarrollo
y cumplimiento de las obligaciones, en relación con quienes el artículo 1102 del Código Civil establece la plena
aplicabilidad en la exigencia de responsabilidad legal ( SAP Burgos de 9 de mayo de 2003 ). Se produciría,
entonces, un desplazamiento de la prueba al administrador o gestor de bienes ajenos, pues ante el único
dato objetivo de la pérdida patrimonial sin mas explicación se está imputando a la misma que ha incurrido en
negligencia grave; desplazamiento que tiene su base en la especial diligencia que se le exige al administrador
de bienes ajenos en sus deberes de administración y representación y en lo dispuesto en el artículo 217 LEC ,
pues si ante cualquier pérdida sin más justificación del motivo que originó la despatrimonialización se aplicase
un principio basado en el riesgo empresarial, les sería rentable hacer desaparecer sin explicación alguna un
patrimonio cuya gestión le fue encomendada al gestor o adminitrador de bienes ajenos.
15.- Esto es lo ocurrido en el caso de autos, en que el actor explica y documenta una serie de actos
realizados en el mismo día ante el mismo Notario, y con la concurrencia de diversas mercantiles implicadas
(constituidas, unas, y/o participadas, otras, por los administradores de la sociedad actora), que generaron
la despatrimonialización y salida del principal activo de la sociedad, unos terrenos sitos en la denominada "
URBANIZACIÓN000 " de Roquetas de Mar (hoy parte del entorno de la conocida URBANIZACIÓN001 ), con un
valor en ese momento de 11.000.000.000 de las antiguas pesetas (hoy más de 65 millones de euros, sin contar
la inflación), sin que ese capital por precio de las fincas vendidas haya revertido de ningún modo a la mercantil

7
JURISPRUDENCIA

actora. Al contrario, ese dinero se lo han quedado los administradores, lo que ha generado el daño directo de
la inexistencia de dicho capital en los activos societarios, y otros indirectos que documenta y explica. Sólo por
estos últimos se da una explicación por la juzgadora, pero el verdadero daño directo reclamado está justificado
por los demandados, en opinión que la juzgadora a quo acepta, en un etéreo riesgo empresarial o de intento
de maximizar de beneficios. En efecto, por los perjuicios indirectos se reclama una futura indemnización en
ejecución de sentencia, petición que no puede ser aceptada, y que en realidad es lo que trata la sentencia
de instancia. La verdadera cuestión debatida sólo está tratada en el fundamento de derecho octavo de la
sentencia.
16.- Planteados en estos términos los hechos constitutivos de la demanda, conviene recordar la conocida
doctrina jurisprudencial de la los daños en que " de re ipsa loquitur ". En este caso, el planteamiento es llamativo
por sí solo, y llama la atención a cualquier analizador mínimamente imparcial. Asombra a cualquier espectador
desligado del asunto que el fabuloso patrimonio por ese importe aparezca en manos después de terceros,
que no son tales terceros (son los mismos socios y administradores), sin que exista en el activo societario
la más mínima huella de su existencia, ni tan siquiera un un mínimo importe de sustitución (unas 600,000
pesetas, cuando el precio en realidad, se dice, no fue ese, de once mil millones de las antiguas pesetas, sino el
séxtuplo). En tales casos, el Tribunal Supremo estima correcta la presunción de existencia del daño cuando se
produce una situación en que los daños y perjuicios se revelan reales y efectivos. Se trata de supuestos en que
la existencia del daño se deduce necesaria y fatalmente del ilícito o del incumplimiento, o son consecuencia
forzosa, natural e inevitable; o se trata de daños incontrovertibles, evidentes o patentes, según las distintas
dicciones utilizadas. Se produce una situación en que habla la cosa misma, (« ex re ipsa »), de modo que no
hace falta prueba, porque la realidad actúa incontestablemente por ella ( STS de 21 de octubre de 2014 ).
Corresponderá a los administradores demandados explicar razonablemente qué ha pasado. Esta doctrina es
aplicable al caso, incluso en el supuesto de que nos hallemos ante el viejo sistema de la Ley de 1951, dado que
este último criterio jurisprudencial es continuado y no tan moderno (repetido en las sentencias 1163/2001 de
7 de diciembre y 692/2008, de 17 de julio ), sin que pueda alegarse que los demandados no pudieron prever las
consecuencias de esta doctrina: el progreso de la jurisprudencia no se considera infractor de la tutela judicial
efectiva, sino que es propio de la función que el Tribunal Supremo desempeña en el sistema judicial de un
Estado de Derecho (Auto TS de 6 de noviembre de 2013, R. 485/2012 ).
17.- Pues bien, la demanda indica, con precisión documentada en los 21 instrumentos aportados en el escrito
rector, que la entidad actora fue constituida mediante escritura de 27 de diciembre de 1983 e inscrita en el
Registro Mercantil, con objeto social relacionado con el negocio inmobiliario, siendo nombrados D. Benjamín ,
D. Romualdo y D. Severino como miembros del Consejo de Administración, no obstante lo cual, podían actuar
indistintamente cualesquiera de ellos para la representación de la sociedad. El sistema se tornó al principio
de mancomunidad con dos miembros del Consejo a 29 de octubre de 1986. A 29 de febrero de 1988 se volvió
al sistema inicial, para tornarlo nuevamente al sistema mancomunado de dos consejeros a 14 de noviembre
de 1989, dado que la sociedad estaba siendo instrumentalizada por D. Romualdo . D. Benjamín , fallecido
después en el año 1997, y D. Romualdo , fueron cesados de su cargo el día 14 de noviembre de 1996. Se
mantuvo como consejero D. Severino , a su madre Dª Milagros , a su hijo, D. Jon , y a su yerno D. Marcial
. Tras la dimisión del yerno a los pocos días después, en Junta de 6 de noviembre de 2000 fueron cesados
todos los miembros anteriores y se nombraron consejeros a miembros ajenos a la familia. Todo lo anterior
con el objeto fijar la legitimación pasiva del proceso, sin perjuicio de no sostenerse en el recurso la falta de
legitimación pasiva de la esposa del Sr. Benjamín , apreciada en la instancia.
18.- A continuación, la actora pasa desbrozar los hechos. Indica, en primer lugar, el hecho causante de la
existencia del patrimonio espoliado. A 11 de febrero de 1985, la sociedad compró 111 parcelas sitas en el
sector 37 del Plan Parcial de Playa Serena (fases 3 y 4 iniciales), siendo así que, mediante contrato privado
de 19 de noviembre de 1988, encomendaron su venta a terceros a través de dos intermediarios, por un
precio total de unos 11.000 millones de pesetas, con una reserva de derechos urbanísticos a favor de los dos
codemandados. A continuación, se relata un hecho previo preparatorio del expolio. Los codemandados, con
un socio y amigo, D. Sixto , constituyeron a 16 de septiembre de 1986 la mercantil Hotel Golf Descubrimiento
SA, con un capital de 90.000 pesetas, y la mantienen en durmiente o en hibernación, sin actividad, hasta el año
1988, cuando se materializan los actos causantes de responsabilidad.
19.- En concreto, los codemandados, D. Romualdo , D. Severino , ysu padre, D. Benjamín , llevaron a
cabo, durante diciembre de 1988, 7 actos, protocolizados todos en el mismo notario y el mismo día, tal que:
1. Constituyen Jardín Park Europea SA, con capital de 1,000 millones de pesetas, domiciliada en Barcelona;
2. Aumentan el capital social de Hotel Golf Descubrimiento SA de 10,000 hasta 1,000 millones de pesetas
con renuncia del derecho adquisición preferente, y pacto de unanimidad para modificación y disolución; 3.
Apoderan, para Hotel Golf Descubrimiento SL, a D. Diego (contable de la sociedad, para la compra de los
terrenos de Playa Serena); 4. Cambian la estructura de administración de Hotel Golf Descubrimiento SA,

8
JURISPRUDENCIA

nombrando administradores mancomunados a D. Romualdo y D. Faustino ; 5. Ceden a Jardín Park Europea


SA sus derechos de suscripción por 99991 participaciones sociales de la ampliación de capital de Hotel Golf
Descubrimiento SL por 6.807.135.000 pesetas (séxtuplo valor real de los inmuebles; 6. Renuncian al derecho
de adquisición preferente de Hotel Golf Descubrimiento SA, cuyas participaciones son adquiridas por Jardín
Park Europea SA; 7. Venden, como apoderados de Florencio Agustín e Hijos SL, a Hotel Golf Descubrimiento
SA, las 111 parcelas de su propiedad, por un precio de 892.800.000 pesetas, con retención de 290.883.581
pesetas por retención para pago de hipoteca. Esto es, el precio de venta, documentado en un contrato previo
por 11,000,000,000 pesetas, y confesado en unos de estos actos mediante aumento de capital y precio de la
disposición de derechos de adquisición preferente por cerca de 7,000,000,000 pesetas, queda esfumado para
la actora, que recibe a cambio sólo 892,800,000 pesetas, cantidad insignificante, más aún, si, además, debe
de pechar con el levantamiento de la carta hipotecaria por importe de 290,883,581 pesetas.
20.- El perjuicio es ese y no otro, y a continuación la actora aumenta perjuicios indirectos por añadidura, que
en realidad no aumentan el grado de perjuicio reclamado, sino que aporta hechos adicionales para justificar el
grado de implicación y responsabilidad de los administradores. Son los actos periféricos en los que se centra
la juzgadora a quo . Así, a consecuencia de unas inspecciones fiscales por dicha operación, la mercantil hubo
de cargar con 754,202,148 pesetas del impuesto de Sociedades del ejercicio 1988, 376,653,732 pesetas de
Iva por la operación de venta indicada, y 256,864,201 por impuesto de sociedades del ejercicio 1988, dado
que la administración tributaria entendió que la declaración debió referirse a operación vinculada con socios
a valorar por su precio de mercado y no de escrituración. Asimismo, hubo de soportar la reclamación de un
mediador de venta, D. Abel , por importe de 150,000,000 de pesetas, de otros mediadores de venta, D. Lucas
y D. Lucas , por importe de 291.225.060 pesetas, y de una inspección tributaria del Ayuntamiento de Roquetas
de Mar por impuestos de plusvalías por importe de más de 40.000.000 de pesetas. Asimismo, por tales actos,
y ante la despatrimonialización de la compañía, hubo de presentar propuesta de suspensión de pagos, que
finalizó con un acuerdo con los acreedores, no obstante lo cual, ha sido impugnado por los demandados, que,
en definitiva, se han quedado con el dinero de las transacciones, haciendo responsable a la actora de la deuda
tributaria, plusvalías municipales, intermediarios y hasta gastos de desplazamiento.
21.- Los hechos hablan por sí solos, y hay que estar a la justificación de los demandados. Y tal es la locuacidad
de los hechos invocados y los documentos en que se apoya la demanda, que el codemandado D. Severino
, en el resumen de hechos en el noveno de su contestación, dice expresamente: "Los hechos recogidos
en el correlativo no son más que el reverso de los recogidos en los anteriores, por lo que los mismos ya
han sido suficientemente comentados y RECONOCIDOS" (énfasis de la contestación) objetivamente por esta
representación". Lo justifica en el motivo que acoge la juzgadora y que la Sala no comparte: no se duda del
interés de los socios en maximizar el beneficio, pero la Ley establece la forma de maximizar dicho beneficio
que, en ningún caso, puede ser obviada, y menos aún cuando lo que se reconoce sin ambages es que la forma
de maximización se produjo mediante elusión de normas fiscales. Hay que indicar, en primer lugar, que este
órgano judicial, sin tener como misión la recaudación de impuestos, sí que es colaborador de la Hacienda
Pública ( arts. 94.3 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria , 168 de la Ley 37/1992, de
28 diciembre, sobre Impuesto sobre el Valor Añadido , y 52 del Real Decreto Legislativo 1/1993, de 24 de
septiembre , por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales
y Actos Jurídicos Documentados).
22.- Pero sobre todo, en el contenido de la contestación late un intento de justificar la elusión fiscal, que no
impedirá, como ha sucedido, la inspección de los órganos de la Hacienda pública, el reconocimiento de cuotas
tributarias a su favor, y su repercusión a la Sociedad actora: y esto no impedirá la existencia de un acreedor
social dañado. Dicho de otra forma, el patrimonio dañado es el de la sociedad, pero dicho patrimonio está
también destinado al pago de los acreedores, uno de los cuales es la Hacienda Pública. De hecho, no sólo la
legislación vigente, sino también la legislación de 1951, legitima a los acreedores para ejercitar esta acción,
precisamente, que no es el caso por el sujeto actor, si los administradores no la ejercitan y la acción "(...) tienda
a reconstruir el patrimonio social". Los argumentos aportados en el sentido de que el impuesto de Sociedades
habrá de pagarlo la sociedad, como corresponde, y las cuotas de IVA pueden reclamarse al comprador en
forma de IVA repercutido, suponen, además de un futurible por el segundo supuesto, un intento de hacer
supuesto de la cuestión, y, finalmente, un mecanismo de defensa antijurídico. En efecto, una posible acción
contra los compradores por el IVA repercutido y no pagado carece de consistencia por cuando lo reclamado es
una revisión de bases tributarias; la cuestión es un daño directo a la sociedad, que repercute a los acreedores,
y no una cuestión sobre la forma de maximizar el beneficio, y, finalmente, el beneficio se liquida después de
impuestos, no como han pretendido los socios y administradores, y el IVA se cobra, repercutido al comprador,
como pasivo de la sociedad, por lo que las alegaciones son completamente inanes.
23.- Particular relevancia tienen las dos justificaciones de estos actos recogidas en la contestación. En
primer lugar, "(...) si la mercantil hubiera vendido esos terrenos y obtenido por los mismos un precio acorde

9
JURISPRUDENCIA

con su valor real (no el reflejado en el documento aportado con la demanda, sino el valor real, meramente
inferior, como se verá), en las cuentas anuales se habría reflejado una importante cifra de beneficios, se
habría pagado el pertinente Impuesto de Sociedades, se habrían repartido los beneficios entre los tres socios
en la mismas proporciones en que se repartieron los derecho de suscripción preferente de la ampliación
de capital de la sociedad compradora, y la mercantil ahora demandante tendría en el año 1989 la misma
situación que tuvo" (folio 581 página 5 de la contestación de D. Severino )". Para concluir: "En resumen, y
aunque presentación superficial de los hechos pudiera parecer que ampara la tesis de la actora, lo cierto es
que la actora vendió unos terrenos de su propiedad, por decisión de todos sus Consejeros y de todos sus
accionistas; que esa venta generó unos beneficios, en forma de ganancias o en forma de DSPs; que el impuesto
de sociedades por esos beneficios lo soportó quien debía soportarlo legalmente, la vendedora; que la cuota
de IVA por dicha venta la soportó la vendedora pero es a cargo de la compradora y a ella debe reclamársele; y
que los beneficios de esa venta debían repartirse entre los accionistas y así se hizo, siendo una cuestión entre
éstos y la Agencia Tributaria el devengo o no del IRPF por reparto de dividendos".
24.- En suma, los actos que relata el actor son ciertos, y, además, y como muestran estos pasajes de la
contestación del D. Severino , expresamente realizados, queridos, y deseados por este administrador, lo que
supone un expreso reconocimiento de un acto doloso con el perjuicio correlativo a la sociedad. Con este
contenido de reconocimiento de hechos ( arts. 405.2 LEC ), carece de trascendencia el resto de elementos
de oposición. No obstante, recordar que los deberes que impone la norma societaria sobre diligencia en la
administración no pueden amparar una supuesta dejación de administración, máxime cuando el demandado
defiende lúcidamente el beneficio obtenido por estas operaciones. Y, en fin, el contrato de documento nº
2 de contestación establece claramente un precio de 11.000.000.000 de pesetas: la estipulación tercera no
condiciona el pago, sino que establece un calendario de pago en virtud del cumplimiento de unos hechos,
que, en este caso, constan cumplidos porque la finca se ha vendido. En cuanto al valor de mercado que fija la
contestación por remisión al acta de infracción tributaria (3.037.058.000 pesetas), constando dicho contrato
con un precio mayor, e incluso el documento de cesión del derecho de suscripción preferente, que aumenta
el precio a 6.000.000.000 de pesetas, corresponde a los demandados perfilar cuánto cobraron, puesto que
el valor de mercado es el precio realmente recibido o el valor a que un comprador objetivo está dispuesto a
adquirir un bien o servicio, y no sólo por aplicación de criterios económicos, sino también a efectos de IVA:
contraprestación recibida o precio facturado ( art. 78 de la Ley 37/1992, de 28 diciembre, sobre Impuesto sobre
el Valor Añadido ).
25.- La posición del codemandado D. Romualdo no dista mucho de la anterior, aunque, considerándose el
principal destinatario de la demanda, procede a adoptar una posición de resistencia a la demanda de mayor
contundencia. Las excepciones de litispendencia por procedimientos anteriores ya fueron desestinados tras
el auto de 15 de julio de 2004 tras la celebración de la audiencia previa, entendiéndose, no obstante, que
había prejudicialidad civil. No obstante, la cuestión sobre la enajenación de acciones de D. Severino y Dª
Milagros fue resuelta en el sentido de ser válida la enajenación por la Sentencia de 5 de octubre de 2004 de
la Sección Tercera de esta Audiencia Provincial, sin que cupiera recurso de casación (folios 1055 a 1070 de
las actuaciones). Asimismo, el procedimiento sobre nulidad de nombramiento de administración fue objeto de
caducidad de instancia (folios 1076 a 1078), por lo que la nueva administración, si alguna duda cupiera, estaba
en trance de plantear la presente demanda. La nueva administración puede perfectamente entablar la acción
presente, incluso por hechos anteriores a su toma de posesión, con tal de que no esté prescrita la acción.
26.- Y en igual sentido a lo indicado más arriba, se acepta por dicha representación la validez del documento de
encomienda de venta de 19 de noviembre de 1988. El precio no pude ser incorrecto, por oposición al contenido
de las escrituras públicas de diciembre de 1988, porque en solo un mes, por muchos problemas que surgieran
en la urbanización, no es posible su reducción en más de 10,000.000.000 de pesetas, como no se dé una
justificación cumplida. Y antes al contrario, en la misma demanda se admite la valoración de la operación en
1.130.856.380 pesetas. La actora no pone en duda la validez de las escrituras públicas de 21 de diciembre
de 1988, como tampoco duda que fueron emitidas por los socios y administradores de Fahsa en situación de
empresa familiar, sino que lo que manifiesta es que esa operación, sobre un bien de la actora, y sin que el precio
realmente recibido y confesado por los demandados, sin que haya entrado el precio de la contraposición en
la caja social, es una acto intrínsecamente perjudicial para la actora. Tampoco duda la actora, como tampoco
la Sala, que la constitución de sociedades mercantiles está destinada a la consecución de beneficios, pero
previa la liquidación los costes de la transacción, siendo el remanente el objeto de apropiación de beneficios.
Lo que no cabe es legitimar un acto como el de autos, que consiste en la apropiación de todo el valor de la
transacción, dejando a la sociedad con todos los costes de la transacción.
27.- El escudo argumentativo que alegan los demandados consiste en afirmar que la sociedad era familiar y
se confunden los socios con la sociedad. Esta posición cosiste expresamente en el reconocimiento doloso
del acto, puesto que se está reconociendo que constituyeron la sociedad para dejarla con los costes de la

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JURISPRUDENCIA

transacción y recibir los socios-familiares- administradores todos los beneficios: en efecto, si no hubieran
procedido a la constitución de sociedad alguna para la adquisición y posterior venta del inmueble, hubieran
cargado personalmente con los costes, y, con el remanente, cobrarse el beneficio. Para evitarlo, crean una
sociedad, a cuya titularidad adquieren las parcelas, posteriormente las colocan en sociedades terceras que
controlan, adquieriendo el mayor valor, mientras los costes de la transacción, incluidas todas las repercusiones
fiscales, quedan en el debe de la sociedad. Particularmente sorprendente es lo que esta demandada denomina
silogismo al folio 610 de las actuaciones (folio 17 de su contestación): "Fahsa es propiedad, de un 33,33 % de
don Benjamín , de otro 33,33 % de don Romualdo , y de otro 33,33 % de don Severino . Por consiguiente
se produce el siguiente silogismo: Si A es de B, y B es de C, A es de C". Este supuesto silogismo, formalmente
expresivo de propiedades concatenadas, sería válido en el caso de grupos jerárquicos de sociedades, pero
no para lo que se quiere expresar, esto es, que los socios y administradores de Fahsa, de un lado, y Fahsa,
de otro, son una misma cosa. Si así se defiende, bastaría la aplicación de la teoría del levantamiento del velo
para acoger sin más la demanda.
28.- Finalmente, no se enjuicia la supuesta ruina económica derivada de la venta del Golf Hotel Trinidad, que,
en la consideración de la demandada, provocó la quiebra técnica de la sociedad y posterior suspensión de
pagos. Tampoco las no precisadas irregularidades de gestión de la nueva administración de Fahsa que le
apartó de la gestión de la misma, actos posteriores a los actos de enajenación denunciados como fuente
de responsabilidad societaria. En fin, contra lo que se argumenta en la contestación de D. Romualdo , hay
perjuicio en la medida en que la contraprestación total de la venta no entró en la caja social, caja social de
donde salió el bien objeto de la venta. El argumento de que el bien se compró por 430 millones y se vendió por
892 millones, lo que indicaría ganancias suficientes para el pago de deudas, es inválido, puesto que lo que ha de
ingresar la sociedad es el total importe de la venta, que termina por aceptarse que es superior a dicha cantidad
en más de 10 veces. Se admite asimismo en contestación que existen deudas que no pueden liquidarse con
la venta del bien, ni se liquidaron correctamente, por muy sorpresivas que fueran (en realidad, se acepta que
todo el entramado ejecutado estaba destinado a la elusión fiscal). Y, finalmente, el solo hecho de aceptar
que habían garantizado el patrimonio de la sociedad personalmente, con pago personal a los intermediarios
(documentos 16 a 28 de la contestación) implica, de suyo, un reconocimiento de la responsabilidad societaria.
29.- En suma, conforme la Sala con el recurso de apelación de la actora, concurren los presupuestos para
el ejercicio de la acción social de responsabilidad. Los administradores, abusando de su condición, venden
el principal activo de la sociedad, apalabrado en 11.000.000.000 de pesetas, a un precio que no es real en
escritura, y que en realidad, supuso engrosar su patrimonio personal en dicha proporción o incluso superior.
Hay una actuación antijurídica de los administradores, y dolosa, hasta el punto de que no se niega: fuera
de los procedimientos legales para la maximización del beneficio (contabilización de activos en la sociedad,
contabilización de ganancias minoradas con pérdidas o pasivos derivados de las ventas, y determinación del
beneficio), procedieron a atribuirse el valor real del patrimonio mediante artificios de ingeniería societaria.
Tampoco se niega la relación causal entre los hechos descritos y el daño producido, siendo proporcional la
actuación llevada a cabo al daño. Las defensas de los demandados inciden en el segundo de los presupuestos,
en la acción ilícita, en la medida, dicen, que su actuación estaba movida para la maximización del beneficio; al
contrario, lo hicieron fuera de los cauces societarios, sin cumplir con el deber de lealtad hacia la sociedad, por
más que, además, fueran los socios de la mercantil, puesto que defraudaron el pasivo de la sociedad.
30.- En consecuencia, el primero de los motivos de recurso de apelación de Fahsa debe ser admitido, al
concurrir los presupuestos de la acción social de responsabilidad. Igualmente deben ser admitidos los demás.
En efecto, cualquier argumento sobre subsanación de de hechos no puede aceptarse, en primer lugar, porque
cualquier elemento de ratificación de los socios (los mismos administradores) no es obstáculo para el ejercicio
de las acciones sociales. Así lo dice hoy el art. 236.2 TRLSC. La norma procede del art. 133.4 LSA ( art.
133.3 antes de la reforma operada en dicho precepto por la Ley 26/2003, de 17 de julio , el fin de reforzar la
transparencia de las sociedades anónimas cotizadas). La norma no se encontraba en el art. 80 de la Ley de
1951, pero el Tribunal Supremo admite la posibilidad de la aplicación retroactiva de las leyes nuevas en los
casos de disposición expresa de la ley, cuando se desprenda ello del propio contenido de la nueva norma y,
lo que es aplicable al caso, cuando sean interpretativas, complementarias o ejecutivas de una ley principal (S.
26 de enero de 1982).
31.- Puede ser cierto que Dimbar SL adquiere su participación en la sociedad diez años antes de presentarse
esta demanda, pero hay que recordar que el principalmente legitimado para el ejercicio de esta acción es la
sociedad misma, puesto que es ella la llamada a vigilar y proteger su patrimonio. En norma que se repite en
todas las versiones del precepto aplicable, el accionista sólo puede entablar la acción en el caso de tener
cierta mayoría en el capital social, y en la medida en que la Sociedad no lo ejercite. Es indiferente quién sea
el promotor de la acción en el seno de la sociedad, por más que la representación D. Romualdo presente el
conflicto entre él y, no ya Dimbar SL, el socio, sino un representante de ésta. El supuesto paso del tiempo en el

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JURISPRUDENCIA

ejercicio de la acción, fuera de los supuestos de prescripción de la acción, es indiferente si la actora no alega un
retraso desleal en el ejercicio de los derechos, en la forma y contenido que expresan las Sentencias del Tribunal
Supremo de 1982, 19 de junio de 1985 y 16 de diciembre de 1991 , 22 de junio de 1996 y 4 de julio de 1997 (
Verwirkung durch Duldung -pérdida por tolerancia- stopell by laches -perdida por tardanza-). Difícilmente pueda
existir dicha tardanza cuando también diez años atrás la sociedad inició un dificultoso y accidentado proceso
concursal. En fin, los contornos del perjuicio están claros desde que los mismos actores aceptan el contenido
de documento 2 de demanda, y aceptan ofertas de 11.000.000.000 pesetas. Si el perjuicio fue inferior, compete
a los administradores aceptarlo. Uno de ellos, el Sr. Severino , acepta el resultado de la inspección tributaria
(unos tres mil millones), que, en efecto, se encuentra documentado en instrumento público ( art. 319 LEC ), y
debió por lo menos ser tenido en cuenta por la juzgadora de instancia. No obstante, la Sala acepta el perjuicio
reclamado en demandada en los términos antes indicados.
32.- En cuanto al recurso formulado por la representación procesal de D. Romualdo , sostiene que el depósito
de la tasa fue extemporáneo y por cuantía indebida. Al contrario de lo sostenido, si bien la falta de depósito de
los previstos en el art. 449 LEC puede generar la inexistencia del acto de apelación, con la consiguiente firmeza
de la resolución recurrida ( STS 723/2010 de 24 de noviembre ), en cambio, la falta de depósito de la tasa no
convierte al acto en nulo, sino en irregular, pudiéndose subsanar en cualquier momento ( STC 79/2012 ). En
cuanto al importe de la tasa, los órganos jurisdiccionales no son recaudadores de impuestos; sólo tienen una
obligación legal de colaborar con la Hacienda Pública ( art. 94.3 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General
Tributaria ). En consecuencia, les basta con comprobar la presentación de la autoliquidación. Si, presentada,
resultase que es por cuantía indebida, bien de oficio, o bien a instancia de parte, el órgano judicial sólo tiene la
carga de informar de ello a la Administración Tributaria ( art. 8.3 y 4 de la Ley 10/2012, de 20 de noviembre ,
por la que se regulan determinadas tasas en el ámbito de la Administración de Justicia y del Instituto Nacional
de Toxicología y Ciencias Forenses).
33.- En segundo lugar, el recurrente afirma que alegó situación de prescripción, y, en cambio, la alegación ha
sido desestimada. La actora apelante rechaza este motivo, indicando que este recurrente no puede sostener
un recurso de apelación cuando la sentencia de instancai le ha sido favorable. Invoca al efecto el art.
448.1 LEC , a cuyo tenor, contra las resoluciones de los Tribunales y Secretarios Judiciales que les afecten
desfavorablemente, las partes podrán interponer los recursos previstos en la ley. Cierto es el precepto, pero
la jurisprudencia que invoca la actora, ahora apelada, no está correctamente citada. El concepto de gravamen
no puede quedarse en contenido del fallo, sino en los puntos de debate, estimatorios o desestimatorios,
que puedan afectar a la parte, si, con ello, su posición respecto del fondo mejora. Así lo ha entendido la
STS 502/2008 de 30 mayo , cuando dice que no hay derecho al recurso cuando un pronunciamiento en
absoluto afecta al recurrente y que, aunque fuera objeto de modificación, en nada alteraría la situación jurídica
determinada para el mismo por la sentencia impugnada. En este caso, la modificación del pronunciamiento
sobre prescripción de la sentencia de instancia sí que mejora la posición procesal del recurrente, como se
ve en el trascurso de lo anterior: con la consideración de los hechos como prescritos, el recurrente tendría la
única posibilidad de, con esta sentencia, quedar absuelto.
34.- El plazo de prescripción, en principio, dada la naturaleza extracontractual de la acción, debería ser el
de un año desde que la acción pudo ejercerse ( arts. 1968.2 y 1969 Cc ). No obstante, el Tribunal Supremo
viene aplicando el art. 949 del Código de Comercio , que ya declaró vigente el art. 1.3 A) del Decreto 14
diciembre 1951 , en cuanto se refiere a obligaciones emitidas por las Sociedades Anónimas, y a cuyo tenor,
la acción contra los socios gerentes y administradores de las compañías o sociedades terminará a los cuatro
años, a contar desde que por cualquier motivo cesaren en el ejercicio de la administración. Así lo ha venido
entendiendo la jurisprudencia más reciente ( SSTS de 24 de marzo de 2004 , 26 de mayo de 2004 , 22 de marzo
de 2005 , 13 de diciembre de 2005 y 22 de diciembre de 2005 , 28 de noviembre de 2006 , 13 de febrero de
2007 , 14 de mayo de 2007 y 14 de febrero de 2008 ). Esta es la última línea jurisprudencial, pero no es la única,
pues a lo largo de la historia el Tribunal Supremo ha sido vacilante. La razón es la naturaleza de dicha acción,
que ha venido a ser entendida como una responsabilidad extracontractual desde la perspectiva del art. 135
LSA . Hay jurisprudencia que ha aplicado el régimen común de los arts. 1968 y 1969 ( STS de 21 de mayo de
1992 ). Pero en los últimos años definitivamente se ha decantado por el art. 949 Cccom, no porque el precepto
sea decimonónico (el TS se decanta por él con toda su redacción, incluido en el dies a quo ), sino porque es
una norma específica más allá de la genérica del art. 943 que remite a las disposiciones civiles, que el engarce
del art. 135 LSA incluiría también toda la normativa mercantil, incluido el Código de Comercio por lo dispuesto
en su art. 121 , añadiendo otros matices, como la consideración restrictiva de la prescripción y la unificación
de todo el régimen de responsabilidad societaria en un único plazo de prescripción.
35.- La STS 234/1998 (Sala de lo Civil, Sección 1), de 24 marzo 2004 añade otros elementos para apartarse
del art. 1968 Cc en cuanto al plazo de prescripción, y añade que la acción individual de responsabilidad tiene
contornos propios, específicos y especializados respecto del supuesto general del art. 1902 Cc , sin identidad

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JURISPRUDENCIA

total, dado que en sede societaria se concreta el modelo de diligencia en el art. 127 LSA (ordenado empresario
y de un representante leal), más aún tras la entrada en vigor de la Ley 26/2003, de 17 de julio, a el fin de
reforzar la transparencia de las sociedades anónimas cotizadas, que añade los arts. 127 .bis, ter y quater, y
precisan dicho modelo, lo que implica que la lesión causada a los intereses de los terceros por los actos de
los administradores ha de ser directa; entendiendo que la responsabilidad de los administradores ha de ser
orgánica, en el ámbito de su actividad de gestión, administración y representación. Fuera de su responsabilidad
por esa actividad orgánica, caso se incardinará en el art. 1902 Cc , lo que justifica que el art. 135 LSA no es
una llamada por remisión a la acción de responsabilidad extracontractual. Y, en cualquier caso, "la presunta
nitidez de la naturaleza extracontractual de la responsabilidad de los administradores frente a quienes no
sean socios se desdibuja en gran medida cuando, como suele suceder en la práctica y ocurre también en el
caso examinado, la acción se ejercita por un acreedor social que lo es precisamente en virtud de uno o varios
contratos celebrados con la sociedad a través del propio administrador".
36.- En cuanto al dies a quo , la falta de inscripción del cese de los administradores en el Registro Mercantil no
puede por sí misma ser determinante de la prolongación de su responsabilidad más allá de su cese efectivo,
dado que éste impide un ejercicio eficaz de las funciones de administración desde la fecha en que se produce,
la inscripción carece de carácter constitutivo y la imposibilidad de oponer a terceros los efectos del cese del
administrador cuando no ha sido inscrito (principio llamado a garantizar frente a terceros la efectividad de
las obligaciones contraídas por los administradores aparentes en nombre de la sociedad) no es suficiente
para la integración de los elementos determinantes de la existencia de responsabilidad de los mismos. En
consecuencia, no es necesaria la publicidad registral del cese del administrador para la efectividad del mismo
y, al fin, para que comience a correr el plazo de prescripción establecido en el artículo 949 del Código de
Comercio ( SSTS 25 de septiembre de 2.007 y 13 de enero de 2010 ).
37.- En el recurso, la apelante indica que la inscripción de cese se produjo el día 3 de enero de 1997, si bien
estuvo fuera del cargo desde el día 14 de noviembre de 1996. Así resulta de la inscripción 8ª de la sociedad
(folio 50 vto). Ahora bien, es cierto que en ese cese estuvo implicado el apelante, como también lo es que
con el mismo se nombra administradores a miembros de la familia Romualdo Benjamín Jon Severino ,
incluidos la Sra. Milagros y el Sr. Severino , también inicialmente demandados. Pero también lo es que no
consta la separación posterior de este consejo de Administración del Sr. Romualdo . Asimismo, es cierto que
a 3 de abril de 1998 se inscribe la suspensión de pagos, y, aunque fuera después anulado, el día 3 de de febrero
de 1999 realiza un acto de verdadera gestión, como es la presentación de una escritura de aumento de capital
en el Registro de la Propiedad. Al decaer esta ampliación, Dimbar Europea SL adquiere el paquete de acciones
de los Sres. Severino y Milagros , y se convierte en socio mayoritario (documento nº 2 de demanda, folios
662 y siguientes de las actuaciones). Dadas las relaciones entre las partes, hay un acto de rigurosa gestión
en febrero de 1999, y, con cese inscrito, la gestión quedaba ya controlada por Dimbar SL a marzo de 1999.
Presentada la demanda en octubre de 2002, han trascurrido 3 años y 8 meses desde la primera fecha, y 3 años
y 9 meses respecto de la segunda. Por tanto, dentro de plazo.
38.- La anteriormente citada sentencia de 3 de enero de 2010 también señala que "(...) hay casos - entre ellos,
el previsto en el artículo 1.968, ordinal 2º, del Código Civil - en los que el comienzo del plazo de prescripción
extintiva de la acción exige que el sujeto activamente legitimado conozca la existencia del hecho del que nació
su derecho. Pero la doctrina de la actio nata, en que se inspira el artículo 1.969 del Código Civil - aplicable
cuando no hay disposición especial que otra cosa determine -, se limita a exigir una posibilidad de ejercicio
abstracta y conforme a criterios objetivos - sentencias de 24 de septiembre de 1.965 , 12 de febrero de 1.970 ,
22 de marzo de 1.971 , 13 de noviembre de 1.972 , 19 de noviembre de 1.973 ... -, con independencia de las
circunstancias singulares que puedan afectar al titular en cada caso - como resulta de los artículos 1.932 y
1.934 del Código Civil -". En consecuencia, la Sala sólo acepta un ejercicio intempestivo de la acción desde 9 de
marzo de 1999, precisamente la misma fecha que el demandado hoy apelante acepta y utiliza para rebatir las
afirmaciones de la actora (folio 606 de las actuaciones). En ese momento era posible la acción porque habría
posibilidad de un ejercicio independiente de la acción social de responsabilidad como indica la juzgadora a
quo . En consecuencia, el motivo debe ser desestimado.
39.- Por todo lo cual, deberá ser estimado el recurso, con revocación de la sentencia de instancia. Aunque
formalmente el escrito de la representación procesal de D. Severino parece indicar que se impugna la
sentencia, no hay contenido impugnatorio propio en su escrito, además de que la sentencia, a su caso, es
completamente favorable. No se admite la pretensión de diferir otros perjuicios para ejecución de sentencia
( arts. 219 y 400 LEC ). La costas de instancia no se imponen en tanto que se mantiene el vicio de falta de
legitimación pasiva de una de las demandadas ( art. 394 LEC ). No se imponen las costas de esta instancia
( art. 398 LEC ).
Vistos los preceptos legales citados, y demás de general y pertinente aplicación, en atención a lo expuesto,

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JURISPRUDENCIA

FALLAMOS
Que con ESTIMACIÓN del recurso de apelaci ón deducido contra la Sentencia de 15 de julio de 2013 dictada
por la Ilma. Sra. Jueza del Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Roquetas de Mar en autos de Juicio Ordinario
398/2002 del que deriva la presente alzada,
1.- REVOCAMOS la expresada resolución, que dejamos sin efecto.
2.- En su sustitución, ESTIMAMOS parcialmente la demanda presentada en su día por Dª Olga García Gandía,
en nombre y representación de Florencio Agustín e Hijos SA.
3.- En consecuencia, CONDENAMOS a D. Romualdo y D. Severino (y a sus esposas a los efectos del art.
144 RH ) al pago a la actora en la cantidad de 10.621.225.060 pesetas (63.834.847 €), más intereses legales
desde al presentación de la demanda.
4.- ABSOLVEMOS a Dª Milagros de las pretensiones formuladas en su contra.
5.- Sin imposición de costas en primera instancia.
6.- Sin imposición de costas en esta instancia.
Devuélvanse los autos originales al Juzgado de procedencia acompañados de certificación literal de la
presente resolución a efectos de ejecución y cumplimiento.
Devuélvase la totalidad del depósito constituido al recurrente, visto el apartado 8 de la Disposición adicional
decimoquinta de la Ley Orgánica del Poder Judicial , añadida por la Ley Orgánica 1/2009, de 3 de noviembre.
Notifíquese a las partes, haciéndoles saber que contra esta sentencia, que es firme, no cabe interponer recurso
alguno.
Así por esta Nuestra Sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada que fue la anterior sentencia por el Iltmo. Sr. Magistrado Ponente que la
firma, estando celebrando Audiencia Pública el mismo día de su fecha, de todo lo cual doy fe.

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