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E.

G, West

Los E cononais ías í^lási


asicos
LEáiicacion
Típicamente, los economistas clásicos se (algunos de los cuales permanecen por debajo
asocian en la mente popular con la doctrina del de la superficie de sus escritos principales).
laissezfaire. No obstante, los historiadores de la
educación con frecuencia observan, a veces con En términos generales, se puede afirmar

curiosidad pero siempre con aprobación, que


que casi todos estos economistas consideraban

mismos autores se encontraban


la educación desde un punto de vista utilitarista.
entre estos al-
Ciertamente fue Jeremy Bentham el que planteó
gunos de los más enérgicos defensores y pione-

ros de la educación estatal. Además, tal parece este punto de vista en su forma más rígida y me-
que con el énfasis actual en la idea de "educa-
cánica, característica que en el campo educativo
ción para el crecimiento económico," se han
se refleja más en su discípulo Edwin Chadwick
vuelto a poner de moda las referencias al "respe-
que en James Mili. Pero todos los economistas
se asemejaban en cuanto compartían lo que po-
table abolengo" de estos autores. Es interesan-

te, por ejemplo, que Lord Robbins, escribiendo dría llamarse un utilitarismo negativo, esto es, la

idea de que la educación podría reducir la crimi-


en calidad de economista profesional hace algu-

nos años, se sintió obligado a refutar de una vez


nalidad y el desorden. Adam Smith, decano de

por todas la acusación de que los economistas


los clásicos, competía con el mismo Bentham
por el lugar de honor en este punto. Refiriéndo-
clásicos se oponían por principio a la interven-
se a la educación para los "rangos inferiores" del
ción estatal para la provisión de servicios socia-
pueblo, Smith afirmaba:
les y para la protección de minorías necesitadas,
mencionando el caso de la educación como un
...nadie duda que [el Estado] obtie-
ejemplo típico,^
ne, además, considerables ventajas de la
instrucción de aquellas gentes. Cuanto
En vista de esto, se hace necesario un análi-
más instruidas estén, menos expuestas se
sis de la naturaleza precisa de la contribución hallarán a los [engaños] traídos por la
educacional de estos autores. También es nece- ligereza y la superstición, que frecuente-
sario agregar que tal investigación debe cuida- mente ocasionan los más terribles tras-
^
dosamente evitar la tendencia común de tomar tomos entre las naciones ignorantes.

fuera de su contexto del siglo XIX a cualquier


Estas opiniones no eran originales. Ya
autor que haya tratado el tema de la educación,
habían sido expresadas, por ejemplo, aunque
presentándolo como uno de los tantos persona-
con menos vehemencia, por Francis Hutcheson
jes que contribuyeron al desarrollo de una tra-

ma histórica que cuhnina triunfahnente en la

Ley de Educación de 1944. Uno de los propósi- E. G. West, economista británico, enseña

tos de este trabajo será cuestionar la validez de en la Universidad Carleton, en Ottawa, Ca-

este tratamiento que con mucha frecuencia se nadá. El presente trabajo es una traducción

aplica a los economistas clásicos. Este cuestio- del capítulo 8 de su libro Education and

namiento surge de un examen de la forma de The State (Institute of Economic Affairs.

sus argumentos, y del descubrimiento de serios 1970).

conflictos de opinión sobre políticas concretas

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'

(maestro de Smith), y por el economista del si- Es interesante notar que los escoceses eran
glo XVII, William Petty. No hay duda, sin em- los economistas clásicos que más insistente-

bargo, de que la actitud de Smith se vio mente asociaban la educación popular con la ob-

considerablemente influida por los fisiócratas servancia de la ley. Siempre les complacía
fi-anceses, a quienes conoció durante su viaje observar que los escoceses eran más observan-
continental en 1764-66. Mientras que Petty y tes de la ley y que esta era conse-
que otros,

Hutcheson proponían una educación religiosa, cuencia de su mejor educación. La primera


los ¿"anceses ahora abogaban por la instrucción sugerencia la hizo Adam Smith, siendo luego
científica. Turgot, por ejemplo, tipificaba el en- imitado por sus compatriotas James Mili, J. R.

tusiasmo de sus colegas por este tema en el si- McCulloch y Thomas Chalmers. Dirigiéndose a
guiente memorándum dirigido a su monarca: los oponentes de la educación. James Mili
anotó:
Me atrevo a sostener que si este pro-
grama [de educación estatal universal] No es necesario que comparen po-
fuera adoptado, sus subditos serán irreco- blaciones turcas e inglesas. Que sólo re-
nocibles enuna década, y su inteligencia, flexionen sobre el estado de los irlandeses
buena conducta, y fervor a su servicio y comparados con los ingleses, y luego com-
el de su nación los colocarán muy por en- paren la población de Escocia con la de
cima de cualquier otra nación moderna. Inglaterra.
^

Para ese entonces, los niños que hoy tie-


nen 10 años se habrán convertido en jó- Thomas Malthus parece haber aceptado sin
venes dispuestos a cumplir su deber para reservas esta opinión de sus colegas, observan-
con el Estado, patrióticos y observantes do que:
de la ley, no por temor sino sobre bases
racionales, respetuosos de la justicia, y los discretos pacíficos hábitos del
y
prestos a ayudar a sus conciudadanos en instruido campesino escocés, comparados
tiempo de necesidad. con la turbulenta disposición del igno-
rante irlandés, no pueden dejar de afec-
En manos de los utilitaristas ingleses, es- tar a todo pensador imparcial.
^

tos razonamientos se conviertieron en fríos cál-


culos de costos y beneficios sociales. Bentham Whitbread, quien reconocía la influencia de
estimaba que los gastos públicos en educación Malthus, fue uno de los primeros en citar cru-
serían más que compensados por la reducción das estadísticas en el Parlamento en apoyo de
en los gastos en prisiones, por lo que la inver- tales argumentos. En el debate sobre el "Pro-

sión pública en educación sería sociaünente ren- yecto para el Establecimiento de un Plan para la

table. Este razonamiento fue popularizado por Educación de los Pobres," en 1807, afirmó:
influyentes parlamentarios de la talla de Henry
Revisen el calendario de Newgate
Brougham, J. A. Roebuck, y T. S. Macaulay,
fia conocida prisión londinense]. Im
pero varios de los economistas también desarro-
gran mayoría de los ejecutados cada año
llaron el argumento en la misma medida. Miss fueron irlandeses; seguidos por los ingle-
Martineau, la gran popularizadora de la econo- ses, y en último lugar los escoceses. Esto
mía clásica, representaba fielmente a muchos de guarda proporción exacta con sus respec-
sus colegas cuando escribió: tivos sistemas de educación para los ran-
'
gos inferiores.
Tampoco veo que la economía polí-
tica se oponga a los impuestos generales Esta triunfal referencia a estadísticas ele-

para propósitos educacionales. Como mentales continuó por medio siglo. ' ^arte de
mero impuesto policial esta tributación la debilidad general de este tipo de inferencias,
resultaría muy barata: nos costaría mu- es difícil ver cómo podría emplearse el argu-
cho menos que lo que hoy pagamos por
*
mento de Whitbread para defender una
la depravación juvenil.

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'

propuesta sobre legislación educativa, dado que Cobbett parece haber sido el único en efectuar
Irlanda estaba sujeta a disposiciones legislativas esta observación. Cobbett se opuso en 1833 al

para la provisión obligatoria de escuelas simila- proyecto educativo de Roebuck sobre la base de
res a las de Escocia. que la criminalidad en Inglaterra estaba aumen-
tando al mismo tiempo que se difundía la
James Mili citaba cifras que mostraban que educación:
existían, en proporción a sus respectivas pobla-
ciones, 11 veces más criminales en Inglaterra En tal caso, ¿qué razón hay para
que en Escocia: gravar al pueblo para extender la educa-
'*
ción?
Deseamos que nos indiquen nues-
tros oponentes ¿en qué sentido no han Aparte de estas dificultades, sin embargo,
sido más favorables las circunstancias no está del todo claro que las mismas definicio-

del pueblo infles que las del escocés, ex- nes de "crimen" que se empleaban en el siglo

cepto en la provisión de escuelas?^" XIX sean siempre iguales que las que se aceptan
hoy en día. Los benthamitas claramente distin-
Existen muchas posibles respuestas a esta
guían el "crimen" del "pecado." La ética, para
pregunta, pero la que propondrían muchos de
ellos, se reducía a una ciencia. En su opinión,
los mismos economistas es que Escocia no tenía
las acciones "malas" surgían simplemente de la
la Ley de Pobres inglesa. " Todos los economis-
ignorancia de los mejores medios para promo-
tas clásicos, incluyendo el propio James Mili,
ver la felicidad. Su objetivo era eliminar el des-
estaban convencidos de los efectos desmorali-
conocimiento de lo que ellos, los utilitaristas,
zantes de esta legislación, y por tanto deberían
consideraban como los mejores medios para
de haberla tomado en cuenta en este contexto
promover la felicidad. Las personas, insistía
particular. (De hecho, en un artículo anterior.
Roebuck en el parlamento, no podían ser felices
James Mili había sugerido que en Inglaterra era
por sí mismas; había que enseñarles cómo ser
mucho más urgente la reforma de la Ley de Po-
felices. Nadie podría acceder plenamente a un
bres que la provisión de educación.)
estado de felicidad a no ser que su mente hu-

mismo, en biera sido previamente manipulada por los utili-


Mili también se contestó a sí
taristas. Sólo después de instrucción estatal
parte, en su mismo artículo cuando declaró que
sería lógico para el gobierno recurrir al castigo.
el número de escuelas estaba creciendo rápida-
mente en Inglaterra. Para 1826, estaba conven- De lo contrario, se minimizaría el placer, y se
maximizaría el dolor (crimen). La estrechez de
cido de que la capacidad de leer y escribir era
esta concepción queda bien reflejada en la críti-
típica entre "las gentes más bajas." '^
Para 1835,
Inglaterra casi había alcanzado a Escocia en la
ca de William Godwin:

provisión de escuelas, sin ninguna legislación


^^
No es fácil decidir si este comentario
obligatoria.
("el gobierno no puede con justicia casti-
gar a los transgresores, sin haberles infor-
Por lo que respecta la noción general de
mado previamente qué y qué es la virtud
que la educación reduce el crimen, el observa-
es una una respuesta se-
ofensa") merece
dor del siglo XX es mucho más escéptico. Para parada. Es de esperarse que la humani-
empezar, e incluso aceptando los criterios esta- dad nunca tenga que aprender tan
dísticos de los economistas clásicos, el creci- importante lección por medio de un con-
ducto tan corrupto. El gobierno puede
miento de la educación en el último siglo y
razonablemente presumir que los hom-
medio no ha estado asociado con una reducción
bresque viven en sociedad saben que los
perceptible en la delincuencia; más bien, las au-
crímenes enormes son dañinos para el
toridades modernas, perplejas, apuntan cada vez
bien público, sin que sea necesario anun-
más a lo contrario. En sus tiempos, William ciárselos por medio de leyes proclamadas

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por heraldos o explicadas por los curas... entendimiento o adiestrar su capacidad
Todos los crímenes reales pueden ser dis- inventiva en la búsqueda de varios expe-
cernidos sin la enseñanza de la ley. Todo dientes que sirvan para remover dificul-

crimen presunto, que no puede ser tades que nunca se presentan. Pierde
discernido de esta forma, es invariable- así, naturalmente, el hábito de aquella
'*
mente inocente. potencia, y se hace todo lo estúpido e ig-

norante que puede ser una criatura hu-


No obstante, muchos de los economistas mana. La torpeza de su entendimiento
clásicos fueron más allá del mero argumento no sólo le incapacita para terciar en una
"policía" en favor de la educación, compartiendo conversación y deleitarse con ella, sino

algunos de los aspectos paternalistas del utilita-


para concebir pensamientos nobles y ge-
nerosos, y formular un juicio sensato, res-
rismo positivo. A este nivel, sin embargo, sus
pecto a las obligaciones de la vida
razonamientos no siempre fueron consistentes.
privada. . . . Adquiere, pue¡s, destreza en
Los malthusianos, por ejemplo, deseaban usar su oficio peculiar, a expensas de sus vir-
las escuelas estatales para instruir al pueblo so- tudes intelectuales, sociales y marciales.
bre las consecuencias de las familias muy gran- Aún en las sociedades civilizadas y pro-
des y los matrimonios a temprana edad, con la gresivas éste es el nivel a que necesaria-

esperanza de contener la tasa de crecimiento mente decae el trabajador pobre, o sea la


gran masa del pueblo, a no ser que el Go-
demográfico. Adam Smith, sin embargo, pensa-
bierno se tome la molestia de evitarlo.'^
ba que un población creciente era normalmente
sefial de mayor prosperidad, por lo que no po- menudo por
Este pasaje ha sido citado a los
dría apoyar este argumento. Por su parte,
historiadores de la educación, quienes natural-
Smith también tenía sus propias prescipciones mente se interesan más por esta parte de La Ri-
paternalistas, derivadas de su peculiar sistema queza de las Naciones. Para los economistas, sin
filosófico y sociológico, y que deseaba adminis- embargo, quienes se interesan también por las
trar via el instrumento semi-autoritario de es-
otras secciones de la obra (y especialmente por
cuelas subsidiadas por el estado. Smith
el Libro T), este pasaje causa cierta sorpresa.
argumentaba que la más importante causa con-
Porque en el resto de libro las referencias a la
temporánea de infelicidad tenía que ver con el
división del trabajo se hacen con entusiasmo y
creciente sistema fabril y la división del trabajo.
optimismo. De hecho, la comparación de cier-
La educación estatal, argumentaba, era necesa- tos pasajes del libro revela una obvia inconsis-
ria como antídoto en este nuevo ambiente. Esto
tencia en el tratamiento de este tema. El primer
lo expresa en el Libro V de La Riqueza de las
párrafo del capítulo inicial establece el tema
Naciones, donde examina las diferentes obliga-
central:
ciones del gobierno:
El progreso más importante en las
Con los progresos en la división del facultades productivas del trabajo, y gran
trabajo la ocupación de la mayor parte parte de la aptitud, destreza y sensatez
de las personas que viven de su trabajo, o con que éste se aplica o dirige, por do-
sea la gran masa del pueblo, se reduce a quier, parecen ser consecuencia de la di-
muy pocas y sencillas operaciones; con visión del trabajo.
'^

frecuencia, a una o dos tareas. Conside-


remos, sin embargo, que la inteligencia Más adelante, explica:
de la mayor parte de los hombres se per-
fecciona necesriamente en el ejercicio de El hombre adquiere una mayor ap-
sus ocupaciones ordinarias. Un hombre titud para descubrir los métodos más idó-

que gasta la mayor parte de su vida en la neos y expeditos, a fin de alcanzar un


ejecución de unas pocas operaciones muy propósito, cuando tiene puesta toda su

sencillas, casi uniformes en sus efectos, atención en un objeto, que no cuando se


no tiene ocasión de ejercitar su distrae en una gran variedad de cosas.

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Debido a la división del trabajo toda su (armarse con justicia que las gentes que
atención se concentra naturalmente en visten al mundo se encuentran ellos mis-
un solo y simple " '^
objeto. mos en harapos.

Smith también criticaba la "mutua emula-


En vista de estas opiniones conflictivas, el
ción" de los obreros relativamente prósperos*, y
pasaje que citan los educacionistas y que parece
en su Teoria de los Sentimientos Morales presen-
inclinarse en favor de la educación estatal difícil-
ta el caso del hombre que, "dedicado por siem-
mente podría considerarse como completamen- pre a la búsqueda de riquezas y grandeza,"
te representativo, o como una opinión final encuentra que "...en los últimos trances de su
sobre el asunto.
vida, su cuerpo desgastado por el trabajo y la

enfermedad... se da cuenta por fin que la rique-

A veces se sugiere que los economistas clá- za y los honores son meras chucherías de frivo-

sicos deseaban promover la educación estatal


la utilidad..."" Es cierto que Smith recomendaba
sobre la base de presuntas consecuencias direc- la modernización curricular, para inclub temas

tas para el crecimiento económico. Esto es difí-


como geometría y mecánica a fin de que el futu-
ro obrero fabril pudiera estar más familizarizado
cil de comprobar. La reducción del crimen y la

promoción de con su ambiente. Pero su objetivo primordial no


la "felicidad" eran, con mucho, las

más parece haber sido alcanzar una mayor producti-


consideraciones importantes. De hecho, el

deseo exagerado de acumulación económica es vidad e inventiva para propósitos materialistas.


Estas propuestas deben ser evaluadas en con-
fuertemente criticado por Adam Smith en cier-
el

texto de su filosofía y sociología, que sostenían


tos pasajes en el contexto del tema de la educa-
ción, comentarios que se asemejan mucho a las
que cierto conocimiento de algunos elementos
modernas referencias a la "sociedad de consu-
de su entorno producirían en el obrero una ma-

mo." En las Conferencias de Glasgow [sobre yor reflexión, lo que probablemente daría lugar
jurisprudencia], argumentaba que la educación
al pensamiento especulativo y absorbente. Esto

no era necesaria para promover el crecimiento


a su vez produciría un estado mental deseable
económico, sino para contrarrestar sus conse- por sí mismo, evitando el fastidio mental que a

cuencias negativas. El principio de la división


menudo promueve el alboroto, el desorden, y el

del trabajo, por sí solo, promovería una produc-


ción suficiente de bienes y servicios, abriendo
El economista J. R. McCulloch fue excep-
oportunidades de trabajo tanto para jóvenes
cional, en su época, al relacionar la educación
como para ancianos. Sin embargo, cuando un
con el crecimiento económico en ciertas afirma-
muchacho puede conseguir un empleo con
ciones que tienen un aire moderno. Al tratar de
facilidad,
explicar el mayor desarrollo económico británi-

...encuentra que no depende de su co, comparado con otros países que poseían si-

padre, y por tanto rechaza su autoridad. milares ventajas naturales, McCulloch señalaba
Cuando crece, no tiene ideas con las cua- que carecían de suficientes conocimientos. No
les distraerse. Por tanto, cuando no está mejorarían hasta que "les iluminara el sol de la
trabajando se dedica a la borrachera y el ciencia." "No creo que seria exagerado afirmar
escándalo. En consecuencia, vemos que
que el conocimiento es el verdadero productor
en las regiones comerciales de In^aterra, ^
de toda riqueza en la civilización."
los obreros se encuentran en esta despre-
ciable condición: trabajo de media se-
el
Pero incluso aquí es importante anotar que
mana para mantenerlos, y
es suficiente
estas afirmaciones separan a su autor de aque-
por /alta de educación no tienen distrac-
ción para la otra mitad como no sea el llos que abogaban por un sistema de educación
alboroto y el vicio. Por tanto puede estatal, porque McCulloch argumentaba que la

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superioridad económica de Gran Bretaña com- la Universidad de Oxford hace muchos años
parada con Prussia y Francia se debía a las fallas que la mayor parte de los profesores oficiales

de sus sistemas educativos, y eran precisamente abandonaron las obligaciones de la

estos países los que contaban con sistemas es- enseñanza."^*


colares centralmente administrados. Gran Breta-
ña, por el contrario, dependía mayormente de la
A menudo la autoridad no radica en el cuer-

educación privada, "ahora [1825] tan amplia- po que administra la dotación del colegio, como
mente difundida" según McCulloch. en el caso del gobernador de una provincia, o
quizá de un ministro de estado. Pero en este
Este es el aspecto que claramente distingue caso lo más que puede lograrse por medio de
a los economistas clásicos de los diseñadores de control "remoto" es obligar al maestro a dedicar
nuestro sistema actual en Gran Bretaña. Mien- a sus alunmos un cierto número de horas, o sea
tras que los economistas clásicos argumentaron que dé un cierto número de clases por semana.
en favor de alguna educación estatal, la conce- El resto dependería de la diligencia del maestro
bían en términos muy restringidos. Si tuviéra- individual (de la que Smith, al parecer,
mos que seleccionar la más importante de las desconfiaba).
características que los distingue de la práctica

actual, sería su insistencia de que las cuotas no La experiencia personal de Adam Smith

debieran abolirse, y de que éstas debieran siem-


como profesor universitario le llevó a favorecer

pre cubrir una parte significativa de los costos


un sistema de pago de cuotas. Su propio salario

de la educación. Su principal motivo en este en la Universidad de Glasgow era de alrededor

sentido ha sido olvidado, o cuando menos evita-


de £ 70 por año (con casa), mientras que los ho-
norarios que recibía directamente de sus alum-
do, por las partes interesadas. Porque el pago
de cuotas, según la mayoría de los economistas, nos sumaban cerca de £ 100 anuales.^^ Smith

era el instrumento por medio del cual los padres


pensaba que este sistema aseguraba por lo me-

podrían mantener viva la competencia entre nos un mínimo de eficiencia, dado que un ele-

maestros y escuelas. La propuesta de Adam mento variable de los ingresos del maestro

Smith, por ejemplo, se limitaba a subsidios esta- dependían de la calidad de los servicios presta-

tales para edificios escolares, enfatizando dos. Por tanto, mientras mayor fuera la propor-

insistentemente que los salarios de los maestros ción del ingreso total que dependía de los pagos

debían provenir de las cuotas pagadas por los


de los estudiantes, menor sería el riesgo de

padres de familia. Smith critica la ausencia de inercia pedagógica. Las instituciones fuerte-

este principio en el caso de las escuelas provis-


mente dotadas, por el contrario, generalmente

tas de grandes dotaciones (endowments): no se manejaban de acuerdo a los intereses de


los estudiantes, sino de los maestros. La ense-
Las dotaciones de escuelas y colegios ñanza monótona y aburrida, por ejemplo, queda-
han disminuido necesariamente, en ma- ba protegida de las burlas, su sanción normal,
yor o menor grado, la necesidad de apli-
por medio de la disciplina del colegio.
^
cación en los maestros. Mientras su
subsistencia dependa de un sueldo, es a La disciplina del Colegio le faculta,
todas luces evidente que procede de un al mismo tiempo, para obligar a los estu-
fondo independiente, por completo, del diantes a que asistan regularmente a
éxito y de la reputación que en su profe- una lectura tan vergonzosa, mantenien-
sión particular conquiste.
^
do en su presencia la atención y respeto
^^
que se deben a los maestros.
Smith aquí se basaba en su propia expe-
riencia personal. Sus años de estudio en Oxford Smith pensaba que en tales condiciones era
le produjeron una opinión muy desfavorable de poco sorprendente que no se efectuaran innova-
la enseñanza en universidades protegidas: "En ciones curriculares, y que prevalecieran las

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:

lenguas muertas en tanto las ciencias nuevas Mili, la educación era uno de los casos excepcio-
languidecían. Los peores casos eran los de las nales donde el principio del laissez faire se des-

universidades, que según Smith se habían con- moronaba debido a la falta de buen criterio de
vertido en santuarios de "sistemas periclitados" parte del comprador: "¿Está el comprador siem-
y "prejuicios obsoletos." pre bien calificado como para evaluar la mercan-
cía? Si no, entonces la presunción en favor de la
Pero si bien las dotaciones de los colegios competencia del mercado no se aplica."
^^

amortiguaban las fuerzas de un mercado libre

educativo, se podían encontrar ejemplos donde La medicina era un ejemplo obvio de este
las fuerzas del mercado operaban sin mayores tipo de falla del mercado: incluso si el paciente
restricciones, produciendo por tanto mejores estuviera dispuesto a comprar una cantidad mí-
resultados. Aquellas escuelas que no cuentan nima, por su propia cuenta y voluntariamente,
con dotaciones son, según Smith, las escuelas no podríamos concluir que el paciente siempre
comprará la medicina adecuada sin ayuda.^ La
...donde mejor se enseña. Cuando
situación es análoga en el caso de la educación:
un joven va a una escuela de baile o de
"Los mcultos no pueden ser jueces competentes
esgrima es cierto que no siempre aprende
de la cultura."^ Se requiere una larga experien-
a bailar o el arte de esgrimir perfecta-
mente, pero rara vez deja de sacar algún y por tanto el
cia para apreciar la educación,

provecho.
^ mercado no podría proporcionarla adecuada-
mente. La especulación financiera no espera:
El fracaso completo sólo podría ocurrir en "debe lograr éxitos rápidos, o fracasar."^ Entre
una institución pública (i.e., en una institución los economistas clásicos, sólo Nassau Sénior pa-
provista de una fuerte dotación) rece haber estado del lado de Mili en esta con-
tienda. Sénior tampoco confiaba en el buen
¿05 tres partes más esenciales de la
juicio del padre de familia promedio, y por razo-
educación literaria, que consiste en saber
leer, contar y escribir, se continúan nes similares. El hecho es que ni Sénior ni Mili

aprendiendo generalmente en escuelas gustaban del tipo de escuelas que el mercado


particulares y no en colegios públicos, y libre estaba produciendo hacia mediados del si-

rara vez sucede que una persona no las glo XIX. Esto se debía sin duda a su opinión de
aprenda, al menos en el grado en que que estas escuelas eran inferiores a los modelos
son necesarias.
^
de gran escala que las instituciones de caridad
estaban produciendo bajo las órdenes de sus su-
La mayoría de los economistas posteriores
pervisores benthamitas. Con respecto a la pro-
sostuvieron el principio de Adam Smith. Mal-
visión de educación, Mili sostenía (sin
thus, por ejemplo, señalaba que si cada niño tu-
evidencia) que
viera que pagar una suma fija, "el maestro
tendría entonces un mayor incentivo para incre-
...incluso en cantidad es [en 1848J,
mentar el número de sus pupilos..." ^ En forma siendo, comple-
y probablemente seguirá
similar, McCulloch pensaba que el sistema de tamente insuficiente, mientras que en ca-
cuotas lidad, si bien tiende a mejorar, nunca es

buena salvo raros accidentes, y general-


...aseguraría la constante presencia mente es tan mala que resulta poco más
^*
de una persona capacitada para instruir que nominal.
a los jóvenes, con fuertes incentivos para
perfeccionarse en este quehacer, atrayen- Esta cita contrasta marcadamente con la

do a su escuela el mayor número posible creencia de Smith de que las escuelas privadas
''
de alumnos. eran más eficientes que las públicas. Mientras
que Mili pensaba que el principio del mercado
Entre los economistas, el más renuente a
competitivo se desmoronaba en el caso de la
aceptar este principio era J. Stuart Mili. Según

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educación, debido a la incompetencia del consu- su propia educación, eventualmente se limitó a
midor para juzgar sus propios intereses, Smith proponer una ley de educación obligatoria: "El
(y posteriormente su discípulo Robert Lowe) instrumento para enforzar esta ley deberían ser
argumentaba que al mercado no se le permitía los exámenes públicos, aplicados a todos los ni-

operar adecuadamente debido al estorbo de las ños."


^
dotaciones. Smith citaba extensamente la litera-

tura de la Grecia antigua para demostrar que el


Así, el lugar o la fuente de su educación se-

mercado ría irrelevante, al fin y al cabo. Para apreciar lo


libre funcionaba bien en ausencia de
tales obstáculos.^ Probablemente habría acep^ radical que resultaría hoy en día esta propuesta,

tado el argumento de Mili de que la competen- sólo debemos imaginar a los niños recibiendo

su instrucción por medio de televisión, cursos


cia inicial del consumidor para escoger su
Pero se hubiera por correspondencia, academias a tiempo par-
educación sería inadecuada.
opuesto a la conclusión de que la educación de- cial, o de sus padres en el hogar (como fue edu-

bería aislarse del mercado por esta razón, por-


cado el mismo J. S. Mili). Ni siquiera habría
presión para proporcionar maestros previamen-
que la experiencia cotidiana del mercado es en
si un medio de instrucción, y un medio superior
te educados en escuelas normales oficiales. En
al de cualquier autoridad gubernamental. las palabras de Adam Smith: "Los interesados,
muy pronto encontrarían maestros mucho mejo-
Por otra parte, en el caso de John Stuart res que los ofi-ecidos por el Estado."
"
Mili, las citas parciales de sus obras fácilmente
producen una impresión errónea sobre sus opi-
En vista de esta investigación general de

niones finales, porque a pesar de sus dudas so-


los escritos de los economistas clásicos, esta-

bre la eficacia del mercado en el campo mos obligados a especular que estos autores se

educativo, Mili al final, al igual que Smith, se habrían sentido enormemente decepcionados
por la subsiguiente evolución de la educación en
pronunció en favor de las escuelas privadas.
su propio país, y especialmente por el Acta de
Sus razones, sin embargo, no fueron las mismas
Educación de 1944. Probablemente hubieran
que las de Smith. En el caso de Mili, el elemen-
cuestionado casi todos los proyectos legislativos
to decisivo fue su adhesión al principio de liber-

tad. La libertad no sólo era un fin en sí mismo, en este campo posteriores al Acta de Lord San-

sino que también era necesaria para producir don de 1876. Este último proyecto satisfacía los

ciertas consecuencias deseables, tales como la


deseos de Mili por una educación obligatoria
(versus enseñanza escolar obligatoria). Al mis-
espontaneidad, la diversidad, y la experimenta-
ción. Estas se verían sofocadas bajo un sistema
mo tiempo, esta obligación se reforzaba por exá-

de escuelas estatales:
menes (otra propuesta de Mili), mientras que
otra de sus condiciones se cumplía por medio
Un sistema de educación estatal es de la provisión, en casos individuales de pobre-
simplemente un medio para producir za, de concesiones financieras especiales. La
personas conforme a un mismo molde, y
legislación posterior, sin embargo, progresiva-
puesto que el molde es el que prefiere el
mente socavaba esta posición, basándose en
poder predominante en el gobierno, sea
principios muy ajenos a los de los autores ante-
éste un monarca, el clero, una aristocra-
cia, o la mayoría de la generación exis-
riores. De hecho, nada hay en sus escritos que
tente, en la medida en que sea eficiente y pueda sugerir que alguno de ellos habría apoya-

exitoso, conduce a un despotismo sobre la do el grado de predominio estatal en el campo


mente, que a su vez conduce natural- educativo que hoy en día experimentamos. Por
mente a un despotismo sobre el cuerpo.^ último, su principal argumento en favor de la

intervención estatal, la tesis de "reducción del


Mili, por tanto, a pesar de sus dudas sobre
crimen," les habría obligado a re-pensar su posi-
la capacidad de la gente común para procurarse
ción en el contexto del siglo XX.

Laissez - Paire 50
NOTAS y la mendicidad eran más prominentes en
Escocia.

1. Véase su obra TJte Theory ofEconomic Poli-


12. Westminster Review. VI (Octubre 1826).
cy (1952). El Informe Robbins sobre Edu-
cación Superior menciona favorablemente a
13. Véase el discurso de Brougham ante los
los economistas clásicos (p. 204). Véase
Lores, Mayo 21, 1835.
también John Vaizey, The Economics of
EducatioH (Faber, 1962), Cap. 1.
14. Hansard, 1833, vol. XX. Cobbett continua-
ba: "No era más que un intento deimponer
2. y Causas de
Investigación sobre la Naturaleza
la educación por la fuerza - era francés -
la Riqueza de las Naciones, edición Cannan
era un plan doctrinario, y siempre se
(México: Fondo de Cultura Económica,
opondría."
1958), p. 692.

15. Enquiry conceming Political Justice and its


3. Citado por Alexis de Tocqueville, The Oíd
inftuence on Moráis and Happiness (Lon-
Regime and the French Revolution, Parte III,
dres, 1796).
Cap. 3. Sobre los encuentros de Smith con
los fisiócratas en París, véase I. Cumming,
16. Smith, op. cit, pp. 687-88.
Helvetius (1955).

17. ibid., p. 7 (énfasis nuestro).


4. Citado por Herbert Spencer, Social Statics
and Man versus the State (1884).
18. ibid., p. 12.

5. Edinburgh Review (1813), Art. K. 19. Adam Smith, Lectures on Jurisprudence (Ox-
ford Univ. Press, 1978), p. 540. Véase E.
6. Essay on Population, 7a ed., Cap. IX.
G. West, "Adam Smith 's Two Views on the
División of Labour," Económica (Febrero
7. Hansard, IX, cois. 539-50.
1964).

8. Ver, por ejemplo, los cuadros más elabora-


20. Riqueza de las Naciones, pp. 79-80.
dos contenidos en J. Kay, The Social Condi-
tions and Education ofthe People in England
21. Smith, The Theory of Moral Sentiments (Ox-
and France (Longman Brown, 1850). ford Univ. Press, 1976), p. 181.

9. Un Acta de 1570 C'An Act for the Erection


22. A Discourse, delivered at the Opening of the
of Free Schools") ordenó la provisión de
City ofLondon Literary and Scientific Institu-
escuelas gratuitas en cada diócesis. La le-
tion. Mayo 30, 1825.
gislación equivalente en Escocia se inició
recién en 1615. La mala administración im-
23. Smith, Riqueza de las Naciones, p. 672.
pidió la implementación de los estatutos en
Irlanda, pero después de una sucesión de 24. ibid.. p. 673.
comisiones parlamentarias, el sistema fue
fortalecido a partir de 1816 por subsidios 25. Rae, Ufe ofAdam Smith (Londres. 1895),
J.
educativos anuales del parlamento inglés p.48.
para educación voluntaria irlandesa (o
la
sea, 17años antes del primer subsidio par- 26. Los maestros a menudo acostumbraban
lamentario para la educación inglesa). leer de un libro, a veces en un idioma
extranjero.
10. op. cit
27. Smith, op. cit, p. 675.
11. En Escocia, el sistema de ayuda para los
pobres estaba basado en las Actas de 1503 28. ibid.
y 1579. Su característica más notable era
que a los pobres en buenas condiciones físi- 29. ibid.
cas no se les reconocía legalmente el dere
cho de recibir ayuda. Por tanto, la vagancia 30. Malthus, Carta a Whitbread, 1807.

Laissez - Faire 51
31. Nota XXI, edición McCulloch de The Wealth ningún producto enteramente nuevo pueda
of Nations (1828). De lo contrario, si el introducirse en
el mercado.

maestro obtuviera la mayor parte de su in-


greso de un salario fijo, no tendría el mismo 36. ibid.,p.956.
incentivo para esforzarse, "... y como cual-
quier otro funcionario en situaciones simila- 37. James Mili, el padre de J. S. Mili, estaba del
res, aprendería a desatender sus lado de Smith en esta cuestión, apoyando
obligaciones, tomándolas como una carga a su opinión de que "todas las instituciones
ser evitada en la medida de lo posible." para la educación de aquellos que pueden
pagar por ella deberían quitarse de las ma-
32. J. S. Mili, Principies ofPolitical Economy, p. nos de y dejarse a
las entidades públicas,

953. Para un contraste más completo entre las operaciones de la competencia


libre
Smith y Mili véase E. G. West, "Prívate ver- creada naturalmente por los intereses de
sus Public Education: A Classícal Economic las partes deseosas de enseñar y de recibir

Dispute," /o«r«<3/ ofPolitical Economy, Oc- enseñanza; - y es fácil ver que el mismo ra-
tubre 1964. zonamiento se aplica en gran medida inclu-
so al caso de la educación de las clases más
33. ibid.,p.954. pobres." Edinburgh Review, Art. IX, 1813.

34. ibid.,p.953. 38. On Liberty (Fontana, 1962), p. 239.

35. ibid., p. 954. Llevado a su extremo, este ar- 39. ibid.

gumento excluiría la posibilidad de que


40. Smith, op. cit, p. 700.

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