Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
sdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert
yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh
jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnm
“Teoría del Acto Jurídico”
qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopa
Guías de estudio
sdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
1/1/2010
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert
Samuel Malamud Herrera
yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh
El presente resumen no tiene otro fin que el servir, de manera gratuita, a
toda persona interesada en el estudio del Derecho. El contenido en su
mayoría ha sido extraído, aunque no en su totalidad de las obras señaladas
en la bibliografía; sin pretender ser creación intelectual del autor.
jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnm
qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopa
sdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmrtyuio
pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklz
xcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwe
rtyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf
ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn
mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio
pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklz
xcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqw
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
- El Acto Jurídico es una manifestación de voluntad. Esto implica que no basta con la
existencia de una voluntad interna o psicológica, sino que es necesario que la voluntad del autor
o de las partes se exteriorice por medio de una declaración o de un comportamiento que permita
conocerla. La sola intención de celebrar un acto jurídico que se mantiene oculta en el fuero
interno no produce consecuencia alguna para el derecho; como tampoco la produce la mera
manifestación que no obedece a una intención, es decir, al propósito real y serio de realizar un
acto jurídico.
- La manifestación de voluntad debe perseguir un propósito específico “producir efectos
jurídicos”. Estos efectos jurídicos consisten, a su vez, en crear, modificar o extinguir derechos y
obligaciones. 2
- Es necesario que las consecuencias estén reconocidas por el ordenamiento jurídico. Esto
significa que las consecuencias del acto tienen que ser lícitas, lo que no significa que el derecho
deje de lado los actos jurídicos que buscan consecuencias ilícitas (delitos y cuasidelitos).
Referirnos a la estructura del Acto Jurídico implica hablar de las partes que lo integran, de los
elementos por los que está constituido. El art. 1444 del C.C. se refiere a los elemento que pueden
existir en los contratos 3; estos son los a) elementos de la esencia, b) los elementos de la naturaleza c)
elementos accidentales.
a) Elementos de la Esencia.
Señala el art. 1444: “Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no
produce efecto alguno 4, o degenera en otro contrato diferente”.
Los elementos de la esencia se sub-clasifican en comunes o generales y especiales o
específicos.
en general.
4 La frase “o no produce efecto alguno” del art. 1444 es uno de los respaldos usados para justificar la Inexistencia Jurídica.
2
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Los elementos comunes o generales no pueden faltar en ningún acto jurídico, se cual fuere
su especie, tienen esta calidad “la voluntad”, “el objeto” y “la causa”. Si se omite un elemento
esencial común o general, el acto no produce efecto alguno, es la nada 5(Teoría de la Inexistencia).
Los elementos esenciales especiales o específicos son aquellos requeridos para cada acto
jurídico en general, constituyendo los elementos de la esencia propios y característicos de cada
acto jurídico determinado. Tal clase de elemento si bien impide que se produzcan los efectos
característicos del acto de que se trata, no cierra la posibilidad de que se produzcan los efectos de
otro acto jurídico (“degenera en otro contrato diferente”). V.gr. elemento de la esencial especial del
contrato de compraventa es que se pacte un precio, y que además este sea pactado en dinero. Así
si en la compraventa falta el precio, tal contrato degenera en otro distinto, en donación; y si por el
contrario existe precio, pero se entrega por concepto de precio un automóvil, estaríamos en
presencia de una permuta.
b) Elementos de la Naturaleza.
Señala el art. 1444 C.C.: “…son de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales
en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial…”.
Por lo tanto, si las partes nada expresan en el acto o contrato, estos elementos se entienden
incorporados por el sólo ministerio de la ley, de manera que las partes o el autor podrían
válidamente prescindir de tales elementos. 6
Ejemplo de estos elementos son la obligación de saneamiento de la evicción y de los vicios
redhibitorios que pesa sobre el vendedor en el contrato de compraventa, también se menciona la
condición resolutoria tácita, que va envuelta en todos los contratos bilaterales (art. 1489). 7
c) Elementos Accidentales.
Son aquellos que sin ser esenciales, ni pertenecerles naturalmente al acto, las partes agregan en
virtud de cláusulas especiales a fin de alterar los efectos normales del acto.
Se refieren, generalmente, a la existencia de los derechos que emanan el acto, a la exigibilidad o
a la extinción del acto.
Ejemplos: estipular en una compraventa que el contrato no se reputa perfecto sino hasta el
otorgamiento de escritura privada o pública (art. 1802). Dejar suspenso el nacimiento de un derecho
mediante la estipulación de una condición suspensiva. Limitar la vigencia de un contrato mediante el
establecimiento de un plazo extintivo o de una condición resolutoria.
Todo acto jurídico debe contener ciertos elementos esenciales para su “existencia jurídica”. Por
otro lado, el acto que nace a la vida jurídica debe reunir cumplir con una serie de condiciones para
tener una existencia sana y así no ser susceptible de ser invalidado posteriormente.
En el acto jurídico se distinguen los requisitos de existencia y los de validez.
Son aquellos indispensables para que el acto pueda nacer a la vida del Derecho, para que
exista como tal y produzca efectos. Son tales:
1- La Voluntad,
2- El Objeto,
3- La Causa,
5 Las solemnidades (sólo cuando la ley las exige en atención a la naturaleza del acto o contrato), si bien no son elementos
esenciales generales a todos los actos; cuando la ley las exige, su efecto es el de privar al acto de efectos jurídicos, compartiendo tal
característica con los elementos de la esencia generales o comunes.
6 Parte de la doctrina (Cariota F., Castán T.) rechaza la denominación de “elementos de la naturaleza”, debido a que mal pueden, en su
juicio, las consecuencias de un acto ser elementos del mismo. Por lo mismo DonVíctor Vial recomienda el uso del término “efectos
naturales”.
7 Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con
indemnización de perjuicios.
3
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
4- Las solemnidades (en los casos en que son exigidas en atención a la naturaleza del acto o
contrato). 8
En relación a la sanción que conlleva la omisión de uno o más de estos requisitos en los
actos jurídicos, la lógica nos indica que sea la inexistencia jurídica, sin embargo a juicio de parte.
mayoritaria de la doctrina, nuestro Código civil no reconoce como sanción civil la inexistencia, por lo
que se les aplica la máxima sanción civil reconocida por la ley chilena: la nulidad absoluta.
Aquellos necesarios para que el acto pueda subsistir válidamente, para que el acto tenga una
vida sana y produzca sus efectos en forma estable. Son tales:
La sanción a la que están afectos puede ser la nulidad absoluta o relativa dependiendo del
vicio de que se trate. Si el vicio consiste en la ilicitud del objeto o de la causa o en una intervención
de ciertas personas que carecen de voluntad (incapaces absolutos) la sanción será la máxima, es
decir, la nulidad absoluta.
Si la voluntad esta viciada o en el acto intervine un relativamente incapaz la sanción será la
nulidad relativa o rescisión, que es la regla general de sanción de ineficacia de los actos jurídico (art.
1682).
4
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
que la mayoría sean consensuales y no solemnes, en contraposición a los actos unilaterales en los
que son frecuentes las solemnidades.
Convenciones y Contratos.
En doctrina los actos jurídicos bilaterales, tienen como sinónimo la voz convención.
Las convenciones constituyen acuerdos de voluntad de dos partes destinados a crear, modificar o
extinguir derechos y obligaciones.
Los actos jurídicos bilaterales, que crean derechos y obligaciones, se denominan contratos.
Entre las convenciones y los contratos existe una relación de género-especie en la que las
convenciones son el género y los contratos la especie, o sea, el contrato viene siendo una especie
de convención. 11
Por último la doctrina moderna agrega a la anterior clasificación otra categoría, la de los
“actos plurilaterales”, que son aquellos que para nacer requieren la manifestación de voluntad de
más de dos partes.
c.2.2) Aleatorios
11 A pesar de esta clara distinción, el Código en ciertos casos (V.gr.: arts. 1437 y 1438) hace sinónimos a la convención y al contrato.
12 Art. 999. El testamento es un acto más o menos solemne, en que una persona dispone del todo o de una parte de sus bienes para
que tenga pleno efecto después de sus días, conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en él, mientras
viva.
13 Art. 2169. No se extingue por la muerte del mandante el mandato destinado a ejecutarse después de ella. Los herederos suceden
Según el art. 1440 C.C.: “El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto
la utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen…” Se celebran en beneficio
exclusivo de una sola de las partes, contrato a título gratuito por antonomasia es la donación.
c.2.1) Actos Conmutativos. Según el art. 1441 es tal cuando cada una de las partes se obliga
a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su
vez.
La ley dice que se mira como equivalente, no que lo sea realmente, en otras palabras las partes
deben creer subjetivamente en esta equivalencia. Ej.: compraventa, sociedad, arrendamiento, etc.
c.2.2) Actos Aleatorios. Es aleatorio cuando la equivalencia consiste en una contingencia incierta
de ganancia o perdida. V.gr.: el contrato de juego o apuesta.
d) Según si están o no
afectos a modalidades
d.2) Actos Jurídicos sujetos a modalidades
e) Atendiendo al Contenido
de los Actos Jurídicos
e.2) Actos Jurídicos Patrimoniales
14 Plazo, hecho futuro y cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho. Condición, hecho futuro e incierto, del
cual depende la existencia o la resolución de un derecho. Modo, carga impuesta al beneficiario de un acto jurídico, generalmente a
título gratuito.
6
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
f.2.1) Actos accesorios de garantía o cauciones. Son aquellos que se constituyen para
asegurar el cumplimento de una obligación principal, de tal manera que no pueden subsistir
sin ella, se refiere a ellas el art. 46 16, constituyen cauciones la hipoteca, la prenda y la fianza.
f.2.2) Actos accesorios dependientes. Aquellos que si bien no pueden subsistir sin un acto
jurídico principal, no persiguen asegurar el cumplimiento de obligación alguna. V.gr.: Las
capitulaciones matrimoniales celebradas antes del matrimonio (arts. 1715 y sgtes).
15 El Profesor René Navarro A. presenta una sub-clasificación de los actos onerosos en: actos de comercio, actos civiles,
actos de consumo. Actos de comercio: los señalados en el art. 3° del Código de Comercio. Actos civiles: los que no sean de
comercio. Actos de consumo: los sometidos a la Ley del consumidor, de acuerdo a lo dispuesto en
el art. 2° de la Ley Nº 19.496.
16 Art. 46. “Caución significa generalmente cualquiera obligación que se contrae para la seguridad de otra obligación propia o
ajena. Son especies de caución la fianza, la hipoteca y la prenda.”
7
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El código emplea el término “tradición” en instancia que debería haber usado el término
“entrega”, término genérico que comprende al de tradición. Así, hay contratos reales que se
perfeccionan por la tradición de la cosa, v.gr.: contrato de mutuo o préstamo de consumo, mientras
otros como el comodato o préstamo de uso se perfecciona por la simple entrega pues ésta no
transfiere el dominio.
Esta clasificación es importante pues permite determinar la forma como se pone término a estos
actos: En aquellos instantáneos, la parte cumplidora puede pedir la resolución del contrato, por lo
que opera con efecto retroactivo, mientras que en los de tracto sucesivo, la parte cumplidora debe
pedir la terminación y por lo mismo nunca operan con efecto retroactivo.
17 Art. 1801 inc. 2: “La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas
ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.”
8
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.- La Voluntad.
Para que la Voluntad permita al acto jurídico producir efectos jurídicos se requiere:
Además para que el acto produzca efectos válidos, no susceptibles a ser invalidados, se requiere:
a) Voluntad Expresa
Es aquella que se da a conocer en términos claros y explícitos. Normalmente esta se expresa
a través del lenguaje hablado y escrito, también puede manifestarse por signos.
En general pesa sobre el declarante la obligación de hablar claro sin ficciones o ambigüedades,
este tendrá que soportar las consecuencias de su falta de claridad. Este principio encuentra acogida
en nuestro Código Civil art. 1566 inc. 2, al señalar: “las cláusulas ambiguas que hayan sido
extendidas o dictadas por una de las partes, sea acreedora o deudora, se interpretarán contra ella,
siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una explicación que haya debido darse por
ella”.
b) Voluntad Tácita
La voluntad es tácita cuando se deduce de ciertos comportamientos exteriores de las
personas que inequívocamente demuestran una voluntad implícita o indirecta.
9
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
c) Voluntad Presunta
Se presenta cuando de hechos verificados, se colige determinada manifestación de voluntad,
salvo prueba en contrario. Se verifica cuando la ley la deduce de ciertas circunstancias que el
propio legislador determina. Es excepcional.
A diferencia de la voluntad tácita en la que el comportamiento debe ser interpretado en un
sentido, en la voluntad presunta es la ley la que se encarga de señalar que al concurrir ciertas
condiciones hay voluntad en uno u otro sentido.
Como ejemplo el profesor Gonzalo Ruz cita la tácita reconducción en el contrato de
arrendamiento (art. 1956 inc. final) por cuya virtud llegado el día del vencimiento o término del
contrato de arrendamiento si el inmueble sigue siendo usado por el arrendatario, pagando éste las
rentas al arrendador o hubiera manifestado de otra manera su intención de perseverar, el contrato
se entenderá renovado en las mismas condiciones, pero por no más de 3 meses en los inmuebles
urbanos.
A pesar de que tanto la voluntad tácita como la presunta puedan constituir manifestación de
voluntad, existen ciertos casos en que la voluntad debe, por mandato legal, ser manifestada de
manera expresa:
• En el caso de la solidaridad:
- Art. 1511 inc. final: “La solidaridad debe ser expresamente declarada en todos los
casos en que no la establece la ley.”
10
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
persona ausente les hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como
aceptación.”
Por último, el Juez puede atribuir al silencio el valor de manifestación de voluntad en los
casos no contemplados expresamente por la Ley o las partes, cuando las circunstancias de
hecho del caso sometido a su conocimiento permiten formular una atribución en tal sentido.
Es preciso tener presente que el silencio, en lo que le sea aplicable, está sujeto a las mismas
reglas que toda manifestación de voluntad, le son por lo mismo aplicables las nomas relativas a
los vicios de la voluntad (error, fuerza, dolo).
Por último cabe recordar que no es jurídicamente lo mismo el silencio del cual puede
extraerse una manifestación de voluntad, que el silencio o reticencia de la persona que tenía la
carga o la responsabilidad de manifestar algo por mandato contractual o de la Ley. V.gr.: puede
citarse el caso del silencio del vendedor en relación a los vicios redhibitorios, silencio que produce
los efectos del art. 1858.
Esta materia ha sido tradicionalmente tratada en una división tripartita, es decir en tres etapas 19.
b) Etapa pre-contractual
Esta etapa se inicia con la oferta de una de las partes, de celebrar un acto jurídico determinado
y termina con la aceptación o rechazo. Si la oferta rencuentra la aceptación estamos ya en la tercera
etapa.
18 Es conveniente prevenir que las materias tratadas a partir de este título son aplicables a los contratos “consensuales”, o sea a aquellos
que se perfeccionan por el consentimiento de las partes. Por lo tanto se excluyen por su propia naturaleza a los contratos reales y los
solemnes.
19 Esta división ha sido criticada, en efecto el Profesor Gonzalo Ruz expone: “salta a la vista es que la fase precontractual no está
realmente constituida por 3 sino por 2 etapas. La tercera etapa no es pre sino contractual propiamente tal.
Lo segundo que nos llama la atención es que la etapa pre-contractual sea reducida a aquella que nace con la oferta y termina con la
aceptación. De partida la etapa de tratativas preliminares es precontractual, y en segundo lugar el reducirla a la sola oferta y aceptación
nos retrata que ella es sólo unilateral lo que es un error pues puede ser bilateral o plurilateral, como lo es en el caso muy corriente de la
negociación de un contrato de sociedad o un “joint-venture” o GIE GEIE o asociación de empresas o en la mayoría de los precontratos o
“avant-contrats” o contratos preparatorios”
11
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1- Al ser un acto jurídico unilateral, debe cumplir los requisitos de existencia y de validez que
establece la Ley.
2- Debes ser completa. Debe ser formulada en términos tales que baste con la simple aceptación de
la persona a quien ha sido dirigida, de manera que si el contrato es nominado es completa la oferta
que contiene a lo menos los elementos esenciales del contrato propuesto (H. Lehmann).
3- Debe ser seria. Es seria, cuando se plantea por persona capaz y con el propósito de obligarse.
Tipos de Oferta:
a) En primer lugar la Oferta puede ser expresa o tácita. Es expresa aquella que se manifiesta
en términos explícitos y directos. Es tácita cuando se desprende de un comportamiento que
revela inequívocamente la proposición de celebrar una convención.
b) Desde otro punto de vista la oferta puede ser hecha a persona determinada o a persona
indeterminada. La oferta hecha a persona determinada es aquella que va dirigida a un
destinatario que se encuentra individualizado. La oferta a persona indeterminada es aquella
que no va dirigida a ninguna persona en especial sino que al público en general. A este último
tipo de oferta se refiere el Código de Comercio en su art. 105, al artículo señala que las ofertas a
personas indeterminadas que se hace en cualquier clase de anuncio impreso no engendra
obligación alguna para el que la hace. Por el contrario las ofertas hechas a personas
determinadas llevan siempre la condición implícita de que al tiempo de la demanda no hayan sido
enajenados los efectos ofrecidos, de que no hayan sido alterados en su precio y de que existan en
el domicilio del oferente.
2.3.- La Aceptación.
Es un acto jurídico unilateral por el cual la persona a quien se le ha hecho una oferta
manifiesta pura y simplemente su conformidad con ella. En el fondo no es más ni menos que una
la respuesta afirmativa dada por el destinatario a la oferta.
Clasificación de la Aceptación
a) La Aceptación (al igual que la oferta) puede ser expresa o tácita. Expresa cuando se hace en
términos explícitos y formales. Tácita cuando se deduce inequívocamente del comportamiento del
destinatario.
Requisitos que debe reunir la Aceptación para que se entienda formado el consentimiento.
12
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La aceptación es oportuna, cuando se verifica dentro del plazo voluntario señalado por el
proponente o a falta de este dentro del espacio de tiempo que establece la Ley.
Los plazos legales señalados por el código de Comercio, son distintos, dependiendo si la
oferta fue verbal o escrita.
Así tenemos:
- Si la propuesta fue verbal se requiere sea aceptada en el acto de ser conocida por la
persona a quien se dirigiere; y no mediando tal aceptación, queda el proponente libre de
todo compromiso (art. 97 Código de Comercio).
- Si la propuesta fue hecha por escrito deberá ser aceptada o desechada dentro de 24
horas, si la persona a quien se ha dirigido residiere en el mismo lugar que el
proponente 20, o a vuelta de correo 2, si estuviere en otro diverso. Vencidos los plazos
indicados, la propuesta se tendrá por no hecha, aún cuando hubiere sido aceptada. En
caso de aceptación extemporánea, el proponente será obligado, bajo responsabilidad de
daños y perjuicios, a dar pronto aviso de su retractación (art. 98 Código de Comercio).
1- La Retractación.
Es la revocación de la oferta por parte del oferente, lo que significa que este
unilateralmente decide desistirse de la oferta y dejarla sin efecto como si nunca la hubiera
formulado.
Pero esta facultad de retractarse tiene límites (art. 99 Código de Comercio). 21 En primer
lugar la retractación debe efectuarse en el tiempo que media entre el envío de la propuesta
y la aceptación. Excepcionalmente le está vedada la posibilidad de retractarse en los siguientes
casos:
- Si al hacer la oferta se hubiera comprometido a esperar contestación del destinatario
- Si se hubiera comprometido a no disponer del objeto el contrato, sino después de
desechado o transcurrido un determinado plazo.
20 Determinar que se entiende por “residir en el mismo lugar” o “a vuelta de correo” es una cuestión de hecho que corresponde al Juez
hacerla se hubiere comprometido a esperar contestación o a no disponer del objeto del contrato, sino después de
desechada o de transcurrido un determinado plazo.
El arrepentimiento no se presume.”
13
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1- En relación a la capacidad de las partes, las partes deben ser capaces al momento de
contratar.
2- Relativo al objeto del contrato, el objeto debe ser lícito al momento de contratar.
3- Respecto a la L.E.R.L., el art. 22 de tal Ley señala que “en todo contrato se entienden
incorporadas las leyes vigentes al tiempo d su celebración”
4- En relación a los efectos del contrato, el contrato empieza a producir, por regla general, sus
efectos una vez que se perfecciona.
5- Referido a la retracción del oferente, una vez formado el consentimiento, el oferente no
puede retractarse válidamente.
6- Por último, fija el punto de partida de ciertos plazos de prescripción o caducidad de acciones,
v.gr.: la rescisión en caso de error y dolo (art. 1691) 22, entre otros.
b) Teoría de la expedición. Para esta teoría no basta la manifestación, sino que es necesario
que esta sea dirigida al oferente, aun que no es necesario que éste la haya recibido.
Sistema Chileno
a) Propuestas Verbales:
En este caso, no existiría dificultad para determinar el momento de la formación del
consentimiento, puesto que éste se fija en el momento que se da la aceptación.
22 Art. 1691. “El plazo para pedir la rescisión durará cuatro años.
Este cuadrienio se contará, en el caso de violencia, desde el día en que ésta hubiere cesado; en el caso de error o de dolo,
desde el día de la celebración del acto o contrato.
Cuando la nulidad proviene de una incapacidad legal, se contará el cuadrienio desde el día en que haya cesado esta
incapacidad.”
23 Art. 99. “El proponente puede arrepentirse en el tiempo medio entre el envío de la propuesta y la aceptación, …”
Art. 101. “Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente la propuesta, el contrato queda en el acto
perfeccionado y produce todos sus efectos legales,…”
14
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
- En la remisión o condonación (art. 1653), la remisión se rige por las reglas de las donaciones
entre vivos, por lo tanto, para que se entienda formado el consentimiento es necesario que la
aceptación que hace el deudor se le notifique al acreedor y mientras eso no ocurra no hay
consentimiento.
Esta temática es relevante pues el contrato se rige por la ley del lugar (lex locus regit
actum), al mimo tiempo el lugar en que se forma el consentimiento determina la costumbre que se
aplica a ciertos contratos (contrato de arrendamiento arts. 1940 y 1944; contrato de mandato art.
2117 inc. 2). También será relevante en materia procesal, pues determinar donde se formo el
consentimiento sirve, en ciertos casos para fijar la competencia de los tribunales.
En esta materia se aplica el artículo 104 del Código de Comercio: “Residiendo los
interesados en distintos lugares, se entenderá celebrado el contrato, para todos sus efectos legales, en
el de la residencia del que hubiere aceptado la propuesta primitiva o la propuesta
modificada.”
15
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
2.- El Error
2.1.- Generalidades
Se entiende por error el falso concepto de la realidad, de una persona, de una cosa o de la
ley y que se manifiesta en una falta de concordancia entre lo que piensa el sujeto y la
realidad, la cosa o la ley.
Por último, la idea del error como un falso concepto o una falsa representación de la realidad nos
lleva a preguntarnos: ¿esta realidad corresponde a hechos pasados, presentes o futuros? Según explica
el profesor Víctor Vial en su obra, no cabe aplicar la teoría del error respecto de cosas que al
tiempo del contrato no existen, siendo, en consecuencia imposible reconocerlas. Para hablar de
realidad es necesario, evidentemente, referirse a algo que de hecho exista.
a) Error de Derecho
24 Si bien el art. 1451 habla de: “los vicos de que puede adolecer el consentimiento”, cabe también dicha posibilidad respecto de los
actos jurídicos unilaterales, como lo reconoce expresamente el Código en el testamento por ejemplo.
25 Tal como menciona Don Víctor Vial existen ciertos actos en los que subyace una “duda objetiva”, v.gr.: las transacciones con obras de
arte, en el que el comprador puede verificar la realidad por diversos medios, pero subsiste un grado de incertidumbre, inherente a la
calidad de la cosa que constituye el objeto de la declaración. Este tipo de duda no excluiría el campo de aplicación del error y sus efectos.
16
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
a) El Error de Derecho.
Consiste en el falso concepto que se tiene del sentido o alcance de una norma jurídica,
ya sea por la ignorancia de la norma o bien por su errada interpretación.
Este error no vicia la voluntad, porque si la viciara se atentaría contra el principio de la
omnipotencia de la ley y contra el principio de la presunción del conocimiento de la ley (art. 8 C.C.). 26
El artículo 1452 lo establece de manera expresa:
Art. 2297. “Se podrá repetir aun lo que se ha pagado por error de derecho,
cuando el pago no tenía por fundamento ni aun una obligación
puramente natural”.
El problema que presenta el art. 2297 es el siguiente: una persona sufre un error y paga lo que
no debe, habiendo incurrido en un error de derecho (falsa representación de la realidad jurídica), por
ejemplo; si tal persona paga a otro cierta cantidad porque cree que una ley le obliga a hacerlo, en
circunstancias que dicha ley no existe. Resultaría en tal caso que de la aplicación rigurosa del art.
1452 la persona que ha pagado lo que no debe no podría exigir la devolución de la suma entregada, o
sea, el error en que incurrió sería irrelevante. Pero el art. 2297 permite repetir lo pagado en virtud de
un error de derecho, lo que desde esta óptica constituye una excepción al principio general irrelevancia
del error de derecho.
Art. 2299. “Del que da lo que no debe, no se presume que lo dona, a menos de
probarse que tuvo perfecto conocimiento de lo que hacía, tanto en el
hecho como en el derecho.”
En este segundo caso el problema que pudiera presentarse es que una persona que recibe de
otra lo que no debe, pretendiera retenerla bajo el pretexto de que se le ha donado. Pero el art. 2299
aclara que no se presume de tal hecho una donación, a menos que se pruebe que la persona en
cuestión tenía perfecto conocimiento de lo que hacía, tanto en materia de hecho como de derecho.
V.gr.: una persona efectúa un aporte a una institución de beneficencia en la creencia errada de que
la ley contempla para tales tipos de aportes un beneficio tributario. En tal caso la persona, que
mantiene un concepto errado de la realidad jurídica, es inducida a efectuar el aporte no por mera
liberalidad, sino que cree acogerse a una franquicia.
Tal hipótesis reflejaría otra excepción a la regla del art. 1452.
26 Art. 8º. “Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia.”
27Se debate en doctrina si la presunción del inc. final del art. 706 tiene aplicación general (posición mayoritaria) o bien restringida sólo
a materias posesorias, entre ellos Carlos Ducci C.
17
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Manteniendo una opinión contraria Don Víctor Vial niega la calidad, a estos dos casos, de
excepción a la regla de que el error de derecho no vicia la voluntad. Según expone estas dos
disposiciones no pueden asumir el carácter de excepción a dicha regla ya que de ser así las víctimas
del error podrían demandar la nulidad relativa del acto, que es la sanción para los vicios de la
voluntad, y en los mencionados artículos el efecto que produce el error no es la nulidad, sino que la
posibilidad de repetir lo dado o pagado.
b) El Error de Hecho.
Consiste en falso concepto que se tiene de una realidad, de una persona o de una cosa.
Existen cuatro diversas hipótesis de esta clase de error contempladas en los arts. 1453, 1454 y 1455.
Necesariamente debe tratarse de un error espontáneo y no de uno provocado. El primero es
aquel que no depende de la acción u omisión de un tercero, sino que nace de la falsa –o de la falta
de- noción del agente. En cambio el segundo, deriva de la acción u omisión de otro que lleva a
equivocarse. En este último caso se configuraría otro vicio (si fue obra de una de las partes): el dolo.
Art. 1453. “El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la
especie de acto o contrato que se ejecuta o celebra, como si una de
las partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre la
identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el
contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa
determinada, y el comprador entendiese comprar otra.”
Ambas hipótesis son constitutivas de error esencial u obstáculo, sus efectos serían por tanto los
mismos. Doctrinariamente se ha considerado al error obstáculo no como un vicio del consentimiento
sino que como un impedimento a la formación de la voluntad, o sea como una situación que impide
la formación del consentimiento. Por sobre esto, nuestro Código Civil expresamente en su art. 1453
lo contempla como un vicio del consentimiento.
1era posición: algunos piensan que la sanción debiera ser la inexistencia, porque en estos
casos el error es de tal magnitud que impide la formación del consentimiento, indispensable
para que cualquier convención exista.
2 da posición: para otros la sanción debiera ser la nulidad absoluta; como base de esta
postura se argumenta que la inexistencia como sanción de ineficacia no tiene reconocimiento
en nuestra legislación, añadiendo que la nulidad absoluta es la máxima sanción que
establece la Ley, inclusive para los actos en que falta el consentimiento.
3 era posición: por último algunos señalan que la sanción debiese ser la nulidad relativa.
Tal respuesta surgiría en primer lugar de que el propio Código en su art. 1453 considera al
error obstáculo como vicio de la voluntad, lo que indica que existiría un requisito de validez
del acto vulnerado y no uno de la esencia y en atención a que es considerado un vicio de la
voluntad la sanción sería naturalmente la nulidad relativa de acuerdo a lo preceptuado en el
art. 1682 inc. final. 28
28 Art. 1682. “La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de algún requisito o
formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y
no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.”
18
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1454 inc. 1: “El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando
la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el
acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de
las partes se supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es
una masa de algún otro metal semejante.”
De manera que en este caso el error puede recaer bien en la sustancia o bien en la calidad
esencial del objeto materia del contrato.
El concepto de “sustancia” no presenta problemas, es la materia específica de que está
constituida una cosa.
Por otro lado la idea de “calidad esencial de un objeto” va asociada a una apreciación
subjetiva de las partes y guarda relación con la intención de las mismas, los motivos que ellas
tienen para contratar.
El hecho de que el art. 1454 inc. 1 haya optado por un criterio subjetivo para establecer la
existencia del error, a través de la idea de la calidad esencial, trae como consecuencia que el
ámbito de aplicación del mismo se amplíe considerablemente.
Lo anterior porque no es posible formular una regla base para establecer en abstracto que se
va a entender por calidad esencial de una cosa en uno u otro caso. De manera que tal
consideración va a quedar en manos del Juez, quien zanjará tal asunto caso a caso en atención a
las circunstancias del caso concreto sometido a su conocimiento.
La expresa mención del art. 1454 a la sustancia entendida como materia y aún más el
ejemplo que coloca de consentimiento viciado por la creencia de que la cosa es de plata y no de
otro metal semejante, induce a interpretar que la disposición contiene una presunción
simplemente legal de que la sustancia-materia es relevante en la contratación. De lo mismo nace
que quien alega haber comprado en consideración de que el objeto estaba hecho de una materia
diferente de la que realmente estaba compuesto, no está obligado a probar que la materia
constituía para él una cualidad esencial de dicha cosa, por lo que cabría el error por el sólo hecho
de estar compuesta la cosa de una sustancia distinta a la que el contratante pensaba.
Art. 1454 inc. 2: “El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa
no vicia el consentimiento de los que contratan, sino cuando esa
calidad es el principal motivo de una de ellas para
contratar, y este motivo ha sido conocido de la otra parte.”
Se entiende como cualidades accidentales de una cosa aquellas que normalmente son
irrelevantes, en el sentido de que no fuerza a contratar o no abstiene a hacerlo el hecho de que la
cosa las tenga o carezca de ellas.
Para que el error en la calidad accidental de la cosa vicie el consentimiento se requiere:
Que esa calidad sea el principal motivo de una de las partes para contratar,
Que ese motivo sea conocido por la otra parte.
19
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La regla general, es que este tipo de error no vicie la voluntad. Sin embargo existe una especie
de actos llamados “intuitus personæ” 29 en que el error en la persona sería de gran relevancia.
Podemos mencionar entre otros los siguientes:
Los actos de familia (matrimonio, reconocimiento de un hijo);
Los actos patrimoniales a título gratuito (donación, mutuo sin interés, comodato,
depósito);
Algunos actos patrimoniales a título oneroso (arrendamiento de servicios, sociedades de
personas, mandato); y
Los casos en donde la Ley presume que son intuitus personaæ, como en la transacción
(art. 2.456).
Art. 1058. “La asignación que pareciere motivada por un error de hecho,
de manera que sea claro que sin este error no hubiera tenido
lugar, se tendrá por no escrita.”
29 Son aquellos en que se tiene en especial consideración la persona del otro contratante o alguna de sus cualidades personales.
30 El error común tiene su origen en el Derecho Romano. Un esclavo se hizo pasar por hombre libre y fue nombrado pretor en
Roma. Al tiempo, cuando se descubrió la verdad, surgió el problema de qué hacer con los edictos, decretos y en general los actos que
realizó ¿debían anularse? La respuesta fue negativa. Con el tiempo se afirmaría: “Error comunis facit iuris”.
20
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El error común es una excepción al Derecho Común, esto es, sólo procederá en los casos
taxativamente señalados por la Ley.
Algunos casos de error común:
- Art. 1013, relativo a la capacidad para ser testigo en un testamento:
- Art. 704 nro. 4, referente al heredero putativo,
- Art. 51 L.M.C., referente al matrimonio putativo.
3.- La Fuerza
3.1.- Generalidades
La fuerza se define como la presión o coacción física o moral que se ejerce sobre una
persona para obligarla a manifestar su voluntad en un sentido determinado.
La fuerza se entiende también como el conjunto de apremios físicos o morales que se ejercen sobre
la voluntad de una persona, para obligarla a consentir.
La voluntad supone no sólo una manifestación consciente del sujeto (libre de error), sino que
también una manifestación libre, sin coacciones. La fuerza es un vicio de la voluntad que se opone
precisamente a la libertad que tal manifestación debe tener.
El tratamiento de la fuerza está regulado en los Art.1456 y 1457, que se refieren a la fuerza en
las convenciones o sea en los actos jurídicos bilaterales. Sin embargo la fuerza también puede viciar la
voluntad en los actos jurídicos unilaterales y también en los actos extrapatrimoniales.
Art. 1456 inc. 1: “La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de producir una
impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad,
sexo y condición. Se mira como una fuerza de este género todo acto que infunde a una
persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o
descendientes a un mal irreparable grave.”
O sea será grave la fuerza cuando sea: capaz de producir una impresión fuerte en una
persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición.
Corresponde al Juez, apreciando las circunstancias d hecho, determinar si la fuerza cumple o
no con este requisito.
Analizando o preceptuado por el art. 1456 es posible señalar que una misma amenaza puede
producir en una persona un impresión fuerte mientras que en otra no.
La víctima de la amenaza deberá probar, en primer término, la existencia de la amenaza y en
segundo lugar, la gravedad de la misma.
21
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Por excepción la ley presume la gravedad de la fuerza cuando la amenaza infunde a la víctima
“un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a
un mal irreparable grave” (art. 1456 inc. 1). Concurriendo estos elementos la víctima no se
encuentra en la obligación de probar la gravedad de la fuerza.
Esto implica que debe existir una relación de causalidad entre la amenaza y la conducta
que adoptó la persona víctima de la fuerza; que aparezca de forma inequívoca que sin la fuerza la
persona no habría contratado o la habría hecho en términos muy distintos.
c) La Fuerza debe ser injusta
El apremio, en que consiste la fuerza, debe ser contrario a la Ley o al Derecho. El mal con que
se amenaza debe ser ilícito, o bien no siendo en sí mismo ilícito, que se enlace a la consecución de
una ventaja desproporcionada e injusta.
La amenaza no es injusta cuando se tiene derecho a ejercerla, v.gr.: acreedor que amenaza con
embargar los bienes de deudor que no cumple su obligación, o la amenaza de promover la quiebra
del deudor insolvente.
La amenaza debe provenir necesariamente de una persona, pero no así de una cosa, un
animal o un hecho de la naturaleza. Esta persona puede ser arte en la convención, el destinatario de
una declaración unilateral o un tercero: sin que importe para estos efectos que la contraparte de la
convención o el destinatario de la declaración sean cómplices o tengan conocimiento de la amenaza
fraguada por el tercero.
Art. 1457. “Para que la fuerza vicie el consentimiento no es necesario que la ejerza
aquel que es beneficiado por ella; basta que se haya empleado la fuerza por
cualquiera persona con el objeto de obtener el consentimiento.”
El art. 1456 inc. 2 señala que se entiende por temor reverencial y su efecto:
Art. 1456 inc. 2: “El temor reverencial, esto es, el solo temor de desagradar a las
personas a quienes se debe sumisión y respeto, no basta para viciar el
consentimiento.”
Si la fuerza reúne los anteriores requisitos su sanción va a ser la nulidad relativa (arts. 1682 y
1691 C.C.)
4.- El Dolo
El art. 44 del Código Civil, define al “Dolo” en términos generales: “El dolo consiste en la
intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro.”
Existen tres grandes grupos de materias en el Derecho Civil en donde aparece el dolo.
Una de dichas facetas, es considerar al dolo como un vicio más del consentimiento, junto al error,
la fuerza y el dolo (art. 1451). El dolo también se estudia, como agravante de la responsabilidad
del deudor en materia contractual (art. 1558), y también como elemento subjetivo del ilícito
civil en materia de responsabilidad extracontractual.
22
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La voluntad para desplegar los efectos jurídicos que le son propios requiere de un adecuado
conocimiento de la realidad de parte del manifestante. Tanto en el error como en el dolo existe de parte
de la víctima una falsa representación de la realidad que atenta contra tal “debido conocimiento”.
La diferencia entre uno y otro caso radica en que en el error la falsa representación en que cae el
sujeto es espontánea; mientras que en dolo nace en forma provocada, inducida por las maquinaciones
fraudulentas de otra persona, para engañar o inducir a error al sujeto.
Como se señaló el art. 44 define al dolo en forma genérica, de manera que se hace necesario
definirlo en términos aptos para comprender su esencia como vicio del consentimiento.
Tradicionalmente se ha dio que el dolo consiste en la “maquinación fraudulenta destinada a
que una persona preste su consentimiento a la celebración de un determinado acto o contrato”.
Por otro lado G. Stolfi señala que el dolo consiste en el “artificio utilizado para engañar a
una persona provocando en ella un error o aprovechando el error en que ella misma se halla, a
fin de inducirla a realizar un negocio jurídico.”
De las diversas definiciones que puedan existir en doctrina, Víctor Vial destaca que en ellas es
coincidente la idea de que el dolo no es más que un “engaño provocado”.
El dolo puede estar presente en todo tipo de acto, con una sola excepción; el matrimonio, pues
allí no se acepta el dolo como vicio de la voluntad.
Dolo bueno, es un engaño menor, producto de las exageraciones que son normales en el
comercio a través de las cuales el comerciante pondera su producto. No es otra cosa que la jactancia
o exageración de las cualidades o del valor de la cosa ofrecida.
El dolo malo, en cambio, supone un comportamiento ilícito constituido por el engaño que una
persona hace a otra para inducirla a prestar su voluntad en un determinado sentido, o sea, coincide
con la idea de dolo como vicio del consentimiento. El dolo malo es un engaño que excede de la
simple exageración de un contratante hábil, y por ello el derecho lo considera reprochable.
Dolo positivo, es aquel en que el engaño se realiza a través de razonamientos o actos tendientes
a representar como verdaderos circunstancias falsas o a suprimir o alterar las verdaderas.
Dolo negativo, es aquel en que el engaño consiste en ocultar sagazmente hechos verdaderos,
tales como el silencio o la reticencia.
Dolo determinante, principal o inductivo; es aquel que induce en forma directa a una persona
a realizar una declaración o manifestación de voluntad que, de no mediar el dolo, se habría
abstenido de realizar.
Dolo incidental, en cambio, no es determinante para la manifestación de voluntad, que la
víctima hubiera formulado de todas maneras, aunque, de no existir el dolo, la hubiera formulado en
condiciones menos onerosas.
Esta clasificación es relevante al momento de determinar la sanción que conlleva el dolo.
Son dos los requisitos que debe poseer el dolo para que vicie la voluntad, estos se extraen de
art. 1458 inc. 1:
Art. 1458. “El dolo no vicia el consentimiento sino cuando es obra de una de las
partes, y cuando además aparece claramente que sin él no
hubieran contratado.
En los demás casos el dolo da lugar solamente a la acción de
perjuicios contra la persona o personas que lo han fraguado o que se han
aprovechado de él; contra las primeras por el total valor de los perjuicios,
y contra las segundas hasta concurrencia del provecho que han reportado 23
del dolo.”
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El dolo como vicio d la voluntad se sanciona con la nulidad relativa o rescisión (art. 1682 inc.
final)
No reuniendo los requisitos exigidos por el art. 1458 inc. 1, o sea, cuando no es determinante o
cuando teniendo tal carácter no es obra de la otra parte (en los actos jurídicos bilaterales), no vicia el
consentimiento, no afecta la validez del acto o contrato.
Sin embargo, el dolo que no reúne los requisitos para viciar la voluntad, da derecho a la víctima
para exigir la indemnización de los perjuicios sufridos por el dolo, así lo dispone el at. 1458 inc. final:
Art. 1458. “El dolo no vicia el consentimiento sino cuando es obra de una de las
partes, y cuando además aparece claramente que sin él no
hubieran contratado.
En los demás casos el dolo da lugar solamente a la acción de
perjuicios contra la persona o personas que lo han fraguado o que se han
aprovechado de él; contra las primeras por el total valor de los perjuicios,
y contra las segundas hasta concurrencia del provecho que han reportado
del dolo.”
El art. 1459 prescribe: Art. 1459. “El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la
ley. En los demás debe probarse.”
De lo anterior surge que la regla general será que el dolo deberá probarse por quien alega ser la
víctima de él. Por excepción, la Ley presume la concurrencia del dolo en ciertas ocasiones, v.gr.: el caso
del art. 968 nro. 5. 35
31 Art. 1234. “La aceptación, una vez hecha con los requisitos legales, no podrá rescindirse, sino en el caso de haber sido obtenida
por fuerza o dolo, y en el de lesión grave a virtud de disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al tiempo de
aceptarla.”
32 Art. 1237. “Ninguna persona tendrá derecho para que se rescinda su repudiación, a menos que la misma persona o su
inducidos a renunciar por engaño o por un justificable error acerca del verdadero estado de los negocios sociales.”
34 Art. 968. “Son indignos de suceder al difunto como herederos o legatarios:…
4º El que por fuerza o dolo obtuvo alguna disposición testamentaria del difunto, o le impidió testar;…”
35 Art. 968. “Son indignos de suceder al difunto como herederos o legatarios:…
24
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
De manera que, la simple acción que hace el incapaz tendiente a convencer de que no tiene
incapacidad alguna, no constituye dolo, es necesario de que realice maquinaciones fraudulentas. Si
efectúa esta maniobras e incurre en este tipo de dolo, la ley le aplica la sanción según la cual ni el ni
sus herederos o cesionarios podrán alegar la nulidad. La doctrina ha señalado que si el incapaz
guarda silencio acerca de su incapacidad debiera considerarse que tampoco actúa con dolo.
5.- La Lesión
5.1.- Generalidades
5º El que dolosamente ha detenido u ocultado un testamento del difunto, presumiéndose dolo por el mero hecho
de la detención u ocultación….”
25
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El art. 1451 no menciona a la lesión como vicio del consentimiento, pese a que el proyecto
1853 la incluía expresamente como uno de ellos.
Para nuestra legislación la lesión no constituye una causal genérica de rescisión de los
contratos onerosos conmutativos que evidencian una desproporción o falta de equivalencia entre
las prestaciones recíprocas de las partes.
El Código Civil limita el campo de aplicación de la lesión a ciertos actos jurídicos, que no
necesariamente son contratos onerosos conmutativos, y algunos de ellos ni siquiera contratos; como
consecuencia de los cuales una parte sufre un daño patrimonial que la ley estima excesivo,
dictando para tales casos normas que tienden a restablecer el equilibrio.
El art. 1888 señala que el contrato de compraventa puede rescindirse con motivo de una
“lesión enorme”. Seguido el art. 1889 señala cuando se entiende que hay lesión enorme:
Art. 1889. “El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es
inferior a la mitad del justo precio de la cosa que vende; y el
comprador a su vez sufre lesión enorme, cuando el justo precio de la
cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por
ella.
El justo precio se refiere al tiempo del contrato.”
La Ley no pretende que las prestaciones de las partes sean exactamente equivalentes. Sin
embargo, señala un límite o tope máximo a la falta de equivalencia de las prestaciones, lo que
excede de tal límite es reprochable.
El justo precio a que se refiere el Código se va a determinar al momento de celebrar el contrato.
Determinar el justo precio es una cuestión de hecho y varía en cada caso, debe por lo tanto el juez
determinar si ha habido o no lesión enorme sobre la base del justo precio que se fija.
La lesión enorme no es en todo caso aplicable a todos los tipos de compraventa, se excluyen:
1- La compraventa de bienes muebles (art. 1891) 36
2- La compraventa que se hace por el ministerio de la justicia (art. 1891) 13
3- La compraventas de pertenencias mineras, por su carácter aleatoria (art. 170 C. de Min.) 37
36 Art. 1891. “No habrá lugar a la acción rescisoria por lesión enorme en las ventas de bienes muebles, ni en las que se hubieren
hecho por el ministerio de la justicia.”
37 Art. 170 C. de Minería: “No hay rescisión por causa de lesión enorme en los contratos de compraventa y de permuta de una
concesión o de una cuota o parte material de ella.”
26
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
De amanera que declarada que sea la lesión enorme por el Juez, se producen los efectos
propios de la nulidad, quedando obligado el vendedor a restituir el precio recibido y el comprador
a restituir el inmueble. Sin embargo tanto el vendedor o el comprador en contra de quienes se
demanda la lesión pueden evitar los efectos de la nulidad; el comprador: completando el justo
precio con una deducción de una décima parte 38, y el vendedor devolviendo el exceso sobre el
justo precio aumentado este en una décima parte. 39
b) Lesión en la Permuta
El art. 1900 hace aplicables al contrato de Permuta todas las disposiciones relativas al
contrato de Compraventa (entre ellas las relativas a la “Lesión enorme”) siempre que no se
opongan a al naturaleza de tal contrato.
Art. 1544 inc. 1: “Cuando por el pacto principal una de las partes se obligó a pagar
una cantidad determinada, como equivalente a lo que por la otra parte debe
prestarse, y la pena consiste asimismo en el pago de una cantidad determinada,
podrá pedirse que se rebaje de la segunda todo lo que exceda al duplo de la primera,
incluyéndose ésta en él.”
38 V.gr.: Vendedor sufrió lesión porque vendió en $ 100 lo que tenía un justo precio de $ 300, juez puede declarar rescisión de la
compraventa, para eximirse de esto el comprador debe completar el justo precio con una deducción de una décima parte, o sea, pagar al
vendedor la diferencia entre $ 100 (suma pagada originalmente) y $ 270 (justo precio que es 300 menos su décima parte, que son 30),
debe en definitiva entregar $ 170 al vendedor.
39 V.gr.: Comprador sufre lesión enorme porque compra en $ 300 lo que tiene un justo precio de $ 100, declarada la rescisión el
vendedor puede evitar sus efectos restituyendo el exceso recibido sobre el justo precio, aumentado este en una décima parte, o sea,
devolver al comprador la diferencia de $ 110 (justo precio más su décima parte) y $ 300, que son $ 190.
40 La cláusula penal es una evaluación anticipada que hacen las partes de los perjuicios que deriven del retardo en el cumplimiento de
penal por la cual el agricultor deberá entregar 70 ton., adicionales a las 50 (o sea 120 ton. en total), en caso de no
entregar el maíz en la fecha establecida en el contrato. Esta cláusula penal sería enorme ya que impondría una pena
superior al doble de lo debido incluyéndose la pena en ese doble. El agricultor (deudor) tendría derecho a que se le
rebajará la suma total (obligación ppal. y pena, conjuntamente) a no más de 100 ton.
27
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1234. “La aceptación, una vez hecha con los requisitos legales, no podrá
rescindirse, sino en el caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, y en
el de lesión grave a virtud de disposiciones testamentarias de que no se
tenía noticia al tiempo de aceptarla.
Esta regla se extiende aun a los asignatarios que no tienen la libre
administración de sus bienes.
Se entiende por lesión grave la que disminuyere el valor
total de la asignación en más de la mitad.” 42
Art. 1348. “Las particiones se anulan o se rescinden de la misma manera y según las mismas
reglas que los contratos.
La rescisión por causa de lesión se concede al que ha sido perjudicado en
más de la mitad de su cuota.”
O sea, habrá lesión cuando uno de los coasignatarios o comuneros es perjudicado en más de la
mitad de su cuota.
42 V.gr.: el heredero acepta la herencia porque estima que va a recibir $ 100 y no sabe que por existir una deuda sólo va a recibir $ 40, en
ese caso el heredero puede pedir dejar sin efecto la aceptación por lesión grave
28
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
GUIA Nº 4: LA SIMULACIÓN
1.- Generalidades
Acto simulado es el que tiene una apariencia contraria a la realidad; o porque no existe
en lo absoluto, o porque es distinto a como aparece.
La simulación, es la declaración de un contenido de voluntad real interno, emitido
conscientemente y de acuerdo entre las partes o entre el declarante y la persona a quien va
dirigida la declaración, para producir con fines de engaño la apariencia de un acto jurídico
que no existe o que es distinto de aquel que realmente se ha llevado a cabo.
Son tres los requisitos que normalmente se citan para toda simulación:
Simulación Lícita, es aquella en que las partes no persiguen el perjuicio de terceros. Si bien
existe en ella el ánimo de inducir a error o de engañar a terceros, no existe, en cambio, la intención
de perjudicarlos. La causa de la simulación lícita puede ser por ejemplo evitar el disgusto de
terceros, un fin de vanidad, el interés de conservar el crédito ciertas apariencias sociales.
Simulación Absoluta, se produce cuando se celebra un acto jurídico que no tiene nada de
real, que es ficticio en su totalidad. Se traduce en la realización de un acto aparente no
queriendo en realidad celebrar contrato o acto alguno.
Semejanza: Ambas suponen una declaración de lo que no se quiere con el propósito de engañar.
Diferencias:
43 Reserva mental: “consiste en no aceptar en el fuero interno lo que se manifiesta como la voluntad real” (Avelino León H.)
29
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1- La reserva mental existe en una sola de las partes, el declarante, que en secreto se representa
un pensamiento que contradice la declaración; en tanto que la simulación es compartida por
ambas partes.
2- Se diferencian también en la intención, que en la reserva mental es engañar a la contraparte, a
la persona a quien se destina la declaración; en tanto que la simulación el engaño es a terceros.
3- Por último, se diferencian en que la reserva mental no atenta en contra de la validez del acto
jurídico; la simulación en cambio, bajo ciertas condiciones si afecta tal validez.
Como comentamos se advierten en la simulación relativa nítidamente dos actos: uno “simulado
o fingido”, que es el acto declarado por las partes y el “disimulado u oculto”, que es aquel que refleja la
verdadera intención de las partes y que se encuentra encubierto por el primero.
Por eso se sostiene que en la simulación relativa se simula algo, por una parte, y se disimula,
por otra. Se simula por que se inventa la apariencia de un acto que no es real, y se disimula por que
bajo ese acto aparente se esconde u oculta un acto real.
En la simulación absoluta, en cambio, se simula algo, pero no se disimula nada.
Una vez descubierto el velo de la simulación relativa, y apareciendo el acto verdadero que se
encontraba tras él, deja el acto ostensible o simulado de tener valor, adquiriendo relevancia el
oculto que es el que las partes verdaderamente celebran.
Si el acto disimulado u oculto no perjudica a terceros ni infringe la ley, nos encontramos rente a
una simulación lícita. En tal caso, el acto disimulado que cumpliera con los requisitos de existencia y
validez producirá lo efectos que le son propios.
Sin embargo, lo más frecuente es que el acto disimulado perjudique a terceros o infrinja la ley
Si la Simulación es Absoluta
Establecida que sea ésta, el acto simulado se desvanece, quedando, en suma inexistente.
Si la Simulación es Relativa
Establecida que sea, el acto simulado se desvanece y queda inexistente, no producirá efectos ya
que carece de causa o tiene una causa falsa o engañosa.
En cambio queda a la vista el acto disimulado u oculto, que puede tener una causa lícita o
ilícita y se sancionará según los vicio que en él se adviertan.
Si el acto disimulado no adolece de vicios y cumple con los requisitos de existencia y de
validez determinados por la ley, producirá válidamente sus efectos.
No se sanciona la simulación en sí misma, sino que lo que puede estar sujeto a sanción es
el acto disimulado. El acto disimulado no es nulo por haberse recurrido a la simulación, sino
porque puede existir en él un vicio que lo haga susceptible de anularse.
Uno de los casos mas frecuentes de simulación relativa está constituido por la liberalidad que se
disfraza aj la forma de un contrato oneroso. V.gr.: donación encubierta por una compraventa.
Se ha discutido la validez del contrato disimulado solemne encubierto bajo un contrato
consensual, citándose específicamente la donación de una cosa que debería cumplir la solemnidad de
la “insinuación” 44, oculta bajo una compraventa simulada.
Según lo expresado en el acápite anterior, comprobada que sea la simulación corresponde
establecer si el acto o contrato real o simulado cumple o no con los requisitos de existencia y de validez,
proceso que llevaría a concluir que la donación sería nula, pues se habría omitido u requisito de validez
de ella “la insinuación”.
44 Art. 1401. “La donación entre vivos que no se insinuare, sólo tendrá efecto hasta el valor de dos centavos, y será nula en el
exceso.
Se entiende por insinuación la autorización de juez competente, solicitada por el donante o donatario.
El juez autorizará las donaciones en que no se contravenga a ninguna disposición legal.”
30
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La simulación relativa puede recaer en el objeto del acto cuando se disimula el real objeto de
éste bajo la apariencia de otro.
O puede recaer en la fecha del acto cuando las partes, de común acuerdo, fingen una fecha
distinta a la real, ya sea suponiendo que el acto se ha celebrado en tiempo pasado (antidata) o en
tiempo posterior (postdata) V.gr.: las partes antidatan la fecha de un contrato de un deudor en quiebra
para sustraer a dicho contrato de los efectos revocatorios propios del proceso concursal; o bien
postdatan la fecha de un contrato, en que ha participado un menor adulto, al momento en que la
incapacidad hubiere cesado.
Por último la simulación puede recaer en las modalidades o pactos accesorios de un contrato,
v.gr.: la existencia de un plazo en circunstancias que la obligación es pura y simple.
Los efectos de la Simulación deben analizarse respecto a las partes y en relación a los terceros,
separadamente.
La simulación es un engaño que urden las partes con el propósito de perjudicar a terceros; las
artes no pretenden engañarse a sí mismas. Es por esto, que en las relaciones recíprocas de las partes el
acto simulado no existe, rigiéndose éstas por su voluntad real.
Por ejemplo, entre Juan y Diego se celebra un contrato de compraventa (simulado) en virtud del
cual Juan aparece vendiendo a Diego una cosa determinada en un precio también determinado. Siendo
la verdadera intención de las partes el celebrar un contrato de comodato (disimulado). Si en tal caso el
comodante (Juan) – que en el contrato simulado aparenta ser vendedor- quisiera aprovecharse del
contrato simulado y exigir a Diego, comodatario, que le pague el precio estipulado en la compraventa; el
comodatario podrá oponerse alegando que el contrato que realmente lo vincula con el aparente
vendedor es un comodato y no una compraventa.
Es frecuente en la práctica que las partes, en forma paralela al documento en que hacen constar
el contrato aparente, extiendan otro documento que deje constancia escrita de su voluntad real. A este
se le denomina contraescritura, porque contradice lo expresado en otro documento, y constituye
precisamente un medio para probar la voluntad real de las partes.
La afirmación de que “entre las partes prima la voluntad real por sobre la declarada” se funda en
el artículo 1707:
Art. 1707. “Las escrituras privadas hechas por los contratantes para
alterar lo pactado en escritura pública, no producirán efecto
contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando
no se ha tomado razón de su contenido al margen de la escritura
matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del
traslado en cuya virtud ha obrado el tercero.”
El inciso primero de este artículo tácitamente reconoce que entre las partes prima la voluntad
real.
Por último es importante tener presente que el principio que entre las partes prima la
voluntad real por sobre la aparente, si bien obliga a probar la voluntad real, pues la ley presume que
la declaración constituye un reflejo de ésta, no requiere para su eficacia que la voluntad real conste
necesariamente en un documento o en una contraescritura. La falta de documento dificulta en la
práctica la prueba, pero no obsta a que la voluntad pueda probarse por otros medios.
Opuesto a lo que sucede con las partes, para los terceros sólo existe el acto ostensible, es
decir, el contrato simulado que da cuenta de la voluntad declarada por las partes. La voluntad real de
éstas, que mantuvieron encubierta, no afecta por regla general a terceros.
31
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Dicho alcance fluye del propio art. 1707. La voluntad real, aunque esté acreditada por una
contraescritura, no se puede hacer valer en contra de terceros, a menos que dicha contraescritura
consista en una escritura pública, que debe cumplir, además, las formalidades que determine el art.
1707. Si la voluntad real ni siquiera consta en una contraescritura, con mayor razón aún no se podrán
hacer valer contra terceros.
Sin perjuicio de lo anterior, es posible que los terceros tengan interés en prevalerse de la
voluntad real de las partes. Para ello será necesario que acrediten dicha voluntad real y que
demuestren que el acto ostensible es simulado en su totalidad o en una parte.
Por lo tanto, para analizar los efectos que produce la simulación con respecto a terceros, hay
que distinguir dos tipos de terceros: los que quieren aprovecharse de la voluntad real y los que quieren
aprovecharse de la voluntad declarada
Los terceros a quienes perjudica el contrato simulado pueden solicitar al juez la declaración de
que éste no coincide con lo que las partes realmente querían.
Si la simulación fuera absoluta, la resolución judicial que deja en evidencia que el contrato es
simulado es ficticia en su totalidad impide que éste pueda producir efectos respecto de terceros, con lo
que se soluciona el problema que tenían aquellos a quienes el contrato perjudica.
Si la simulación fuera relativa, la resolución judicial deja en evidencia el contrato realmente
celebrado por las partes, dándose en este caso las siguientes posibilidades:
1- la posibilidad de que el tercero que solicitó al juez la declaración de la voluntad real de las partes
tenga interés en que el contrato antes mencionado produzca a su respecto todos los efectos que está
naturalmente destinado a producir (interés en que el contrato disimulado produzca sus efectos) 45
2- interés del tercero en que el contrato disimulado salga a l luz, pero que no produzca sus efectos
propios, lo que puede resultar de la existencia de un vicio que acarea la ineficacia del acto. 46
Situación diferente es la del tercero a quien el contrato aparente celebrado por las partes le es
por algún motivo favorable, de manera que no tendrá interés alguno en que dicho contrato sea
impugnado, razón por la cual no será el quien alegue que lo declarado por las partes es ineficaz por no
coincidir con la voluntad real de éstas.
En la situación antes mencionada se encuentran los terceros que haciendo fe del acto ostensible
han adquirido de una de las partes una determinada relación jurídica.
Por Ejemplo: Pedro vende a Juan simuladamente una cosa, en circunstancias que realmente
quería entregarla en comodato. Diego, en la creencia de que Juan compró la cosa y que había adquirido
el dominio de ella, decide comprársela a Juan, quien se la vende como dueño de la misma.
El tercero (en el ejemplo Diego) que ha adquirido una determinada relación jurídica de las
partes, podría verse afectado si por alguna razón se pretendiera imponer la voluntad real de las partes;
tanto si quienes intentan prevalecer la voluntad real son las partes, como si son otros terceros.
a) Si las partes intentaran prevalecer su voluntad real (el acto disimulado), hay que atenerse a lo
preceptuado por el art. 1707; o sea por regla general las contraescrituras no van a producir
efectos contra terceros, salvo que se cumpla el caso de excepción contemplado por el mismo
art. 1707, o sea, si la contraescritura constara por escritura pública o por instrumento privado,
45 V.gr.: El acreedor de la persona que aparece celebrando con otra el contrato de arrendamiento de una cosa, en circunstancias que el
realmente el contrato celebrado por las partes fue una donación, tiene un evidente interés en que se declare la voluntad real de las partes,
pues el contrato simulado lo perjudica. Ello porque en virtud del contrato de arrendamiento (simulado) el acreedor no puede perseguir el
cumplimiento de la obligación en la cosa materia del contrato, ya que como supuesto arrendador el deudor no tiene más que un título de
mera tenencia sobre la cosa. Distinta es la situación que deriva del contrato de donación, pues la tradición que se hizo en virtud de éste le
permitió al deudor adquirir el dominio de la cosa, lo que faculta al acreedor para embargarla. De ahí el interés del tercero en que, en
primer lugar, se establezca la voluntad real de las partes y, en segundo lugar, aprovechar tales efectos.
46 V.gr.: En una situación diferente se encuentra el acreedor de la persona que celebra con otra una compraventa, que encubre o
disimula una donación. En efecto, si bien tanto la compraventa como la donación son títulos traslaticios de dominio, lo que determina
que la tradición que se haga en virtud de ellos transfiera el dominio, y que el acreedor tanto en uno como en otro caso se vea perjudicado,
pues en ambos casos el bien sale del patrimonio del deudor y no puede ser embargado, conviene a este que se declare el contrato de
donación como reflejo de la verdadera voluntad de las partes. Ello porque tal donación (que se haya tras el velo de un contrato aparente,
de naturaleza consensual) no cumpliría con una solemnidad requerida por ley para su validez, la insinuación; pudiendo el acreedor, en
definitiva, pedir al juez que junto con establecer el contrato real, declare la nulidad absoluta del mismo por el vicio que adolece.
32
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
que se haya tomado razón al margen de la escritura matriz y del traslado en cuya virtud obró
el tercero. En tal hipótesis de excepción, las partes pueden imponer la voluntad que los vincula a
cualquier tercero, sin que este pueda alegar que tal contrato le es inoponible.
b) Por otro lado puede ser otro u otros terceros, quienes ejerzan la acción tendiente a que el Juez
declare la voluntad real de las partes que aparecen celebrando un contrato simulado.
La doctrina, en forma unánime, estima que la consecuencia de la simulación demandada por
terceros no afecta a otros terceros de buena fe y que, por ende, la voluntad real sólo puede
oponerse a los terceros que sabían o debían saber sin negligencia de su parte que sus derechos
derivaban de un título simulado.
47 Entendiendo par estos efectos por “interés jurídico” un derecho subjetivo o una posición jurídica embarazada por el contrato aparente
33
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.- Generalidades
La Capacidad se estudia en relación con el Acto Jurídico por que ésta es un requisito de validez
de aquel. Para que el acto jurídico sea válido, no basta que haya sido querido; es preciso que se ejecute
no sólo por persona dotada de voluntad, sino que es menester también que ésta tenga la capacidad
requerida para realizar el acto de que se trata.
Señala el art. 1445 Nro. 1:
Art. 1445. “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración
de voluntad es necesario: 1º que sea legalmente capaz; 2º que
consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca
de vicio; 3º que recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una causa
lícita.”
a) La capacidad de goce
b) La Capacidad de Ejercicio
Es la aptitud legal para hacer valer, poner en movimiento o ejercitar por sí mismo un
derecho.
El art. 1445 inc. 2 la define en los siguientes términos:
“La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin
el ministerio o la autorización de otra.”
Art. 1446. “Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara
incapaces.”
Las Incapacidades pueden ser de tres tipos: Absolutas, Relativas y Especiales o Particulares. La
incapacidad absoluta y relativa son generales, porque se refieren a la generalidad de los actos.
Estas incapacidades se encuentran taxativamente señaladas en la ley. Sólo la ley puede
establecerlas, por lo tanto no pueden ser creadas convencionalmente ni interpretarse en forma
extensiva o por analogía. Al ser de orden público, además, son irrenunciables.
48Desaparecida del mundo civilizado la esclavitud nadie carece de la capacidad de goce en general. Es inconcebible la existencia de una
persona sin la capacidad para adquirir derechos.
34
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1447. “Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los sordos o
sordomudos que no pueden darse a entender claramente.
Sus actos no producen ni aun obligaciones naturales, y no admiten caución.”
i) Los Dementes: en este caso la palabra “demente” esta tomada en sentido amplio, es decir, como
toda enfermedad mental privativa de razón. 49 La demencia en sentido amplio comprende las
enajenaciones mentales en todas sus formas, cualquiera sea su causa. La expresión demente ha
sido tomada en un sentido diverso al técnico, que podría proponer la ciencia de la psiquiatría.
La demencia debe ser probada, en todo caso existe una institución que releva a las partes de tal
carga, “la interdicción”. La interdicción de una persona se produce por resolución judicial en que el
tribunal declara la incapacidad a petición de las personas habilitadas que la ley señala para
solicitarla. En todo caso la interdicción no configura la incapacidad, sólo sirve para efectos
probatorios y en general una vez declarada, inscrita en los registros respectivos y publicada
legalmente, sirve para hacer oponible ese estado de incapacidad respecto de todos aquellos que
quieran contratar con el demente.
ii) Los Impúberes: Se llama impúber, al varón que no ha cumplido 14 años y la mujer que no ha
cumplido 12 años (art. 26).
iii) Los Sordos y Sordomudos que no pueden darse a entender claramente: en este caso la
causa de la incapacidad radica en que dichas personas carecen de un medio para expresar su
voluntad con claridad.
De acuerdo con el C. Civil, los actos y contratos de los absolutamente incapaces adolecen de
nulidad absoluta (art. 1682); pero en estricto derecho, como observa Don Antonio Vodanovic, tales
actos son jurídicamente inexistentes, por falta de voluntad, que es una de las condiciones de existencia
de todo acto jurídico.
“Son también incapaces los menores adultos y disipadores que se hallen bajo
interdicción de administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas a que se
refiere este inciso no es absoluta, y sus actos pueden tener valor en ciertas
circunstancias y bajo ciertos respectos, determinados por las leyes.”
A diferencia del absolutamente incapaz, el relativamente incapaz puede actuar por si mismo en
la vida del derecho, pues el art.1447 inc.3º señala que sus actos pueden tener valor bajo ciertas
circunstancias determinadas por las leyes, eso si para actuar debe hacerlo representado o autorizado
por su representante legal. En el primer caso, éste ejecuta en nombre y lugar de aquel el acto o
contrato en que el incapaz tenga interés; en el segundo, es el incapaz él mismo el que obra, pero con la
aquiescencia del representante, manifestada en la forma prescrita por la ley.
Son representantes legales de una persona el padre o la madre, el adoptante y su tutor o
curador (art.43).
49 La nueva ley de matrimonio civil caracteriza también la demencia en un sentido amplio en el art.5º Nº3 cuando señala que no
pueden contraer matrimonio: “Los que se hallaren privados del uso de razón; y los que por un trastorno o anomalía psíquica,
fehacientemente diagnosticada, sean incapaces de modo absoluto para formar la comunidad de vida que implica el matrimonio;…”
35
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La ley determina las formalidades a que deben sujetarse los incapaces relativos en la celebración
de los actos jurídicos.
Todas estas formalidades, que se llaman habilitantes, son exigidas en consideración al estado o
calidad de las personas; de manera que si en el acto se observan las formalidades, él es plenamente
válido. Pero si se omiten, es nulo de nulidad relativa, porque de conformidad con el C. Civil, produce
nulidad relativa la omisión de los requisitos que la ley exige en consideración al estado o calidad de las
personas (art. 1682).
Varias disposiciones del Código Civil prohíben, por razones de moralidad u otras de orden
público o de orden privado, la ejecución de ciertos actos a determinadas personas.
Así, el tutor o curador no puede comprar los bienes raíces del pupilo, o tomarlos en arriendo
(art. 412 inc. 2°); los cónyuges no divorciados perpetuamente no pueden celebrar el contrato de
compraventa entre ellos, como tampoco pueden celebrarlo el padre o madre y el hijo de familia (art.
1796). Así también se prohíbe al empleado público comprar los bienes públicos o particulares que
se vendan por su ministerio; y a los jueces, abogados, procuradores o escribanos, los bienes en cuyo
litigio han intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio; aunque la venta se haga en
pública subasta (art. 1798).
En todos estos casos la incapacidad se reduce a ciertos actos por las circunstancias en que
se encuentran las partes entre sí o respecto al objeto de que se trata. No ocurre lo mismo con la
incapacidad absoluta y la relativa que son generales, es decir, inhabilitan para realizar la
generalidad o serie indeterminada de actos respecto a los cuales la incapacidad juega.
Para celebrar un acto jurídico no basta, pues, tener capacidad, por plena que sea, sino que es
necesario, además, estar legitimado, o sea, tener calidad o ser un sujeto calificado para ejercitar el
derecho de que concretamente se trata en cada caso. Si no se tiene dicha calidad, falta la
legitimación para el negocio, que nuestro Código hace equivalente a la prohibición impuesta por la
ley a ciertas personas para ejecutar ciertos actos.
36
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.- El Objeto
1.1.- Generalidades
Todo acto jurídico debe tener un objeto, éste es un requisito de existencia esencial de los actos
jurídicos.
El concepto de objeto es controvertido en doctrina.
Existen dos conceptos relacionados con el objeto que no deben confundirse: Objeto del acto
jurídico y el objeto de la obligación:
Por objeto del acto jurídico ha de entenderse los efectos jurídicos que de él emanan. En
general, la creación, modificación o extinción de derechos y obligaciones.
El objeto de la obligación en cambio, es la prestación o comportamiento que debe cumplir
el deudor en favor de su acreedor. 50
El código no hace la distinción precedente, si no que más bien, en su art. 1460, identifica al
“objeto” con el “objeto de la obligación”, o sea con la cosa que en virtud de la relación de
obligación debe darse o entregarse, ejecutarse o no ejecutarse . En efecto señala el artículo:
Art. 1460. “Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más
cosas que se trata de dar, hacer o no hacer. El mero uso de la cosa o su
tenencia puede ser objeto de la declaración.”
No cabe duda de que del tenor literal del art. 1460 el objeto del acto jurídico es la cosa que debe
darse o entregarse o el hecho que debe ejecutarse o no ejecutarse, lo que resulta consecuente con la
representación de una necesidad que impulsa al sujeto a la celebración del acto.
Como se indicó para nuestro código el objeto de todo acto es una cosa que debe darse o
entregarse, o un hecho que debe o no ejecutarse. Consecuente con esto, el código, en su art. 1461, al
establecer los requisitos del objeto distingue si éste consiste en una cosa que debe darse o entregarse o
en un hecho que debe o no ejecutarse.
Art. 1461. “No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de una declaración
de voluntad, sino las que se espera que existan; pero es menester que las
unas y las otras sean comerciables, y que estén determinadas, a lo menos,
en cuanto a su género.
La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas
o contenga datos que sirvan para determinarla.
Si el objeto es un hecho, es necesario que sea física y moralmente
posible. Es físicamente imposible el que es contrario a la naturaleza, y
moralmente imposible el prohibido por las leyes, o contrario a las buenas
costumbres o al orden público.”
De manera que si se trata de un objeto que consiste en una cosa que debe entregarse o darse,
la cosa debe ser real, comerciable y determinada (o determinable). Y si el objeto consiste en un hecho,
éste debe ser determinado y física y moralmente posible.
50 El profesor Gonzalo Ruz da el siguiente ejemplo: Compramos un automóvil. El objeto del acto jurídico es el derecho que nace para el
comprador de exigir la entrega del auto y el derecho que nace para el vendedor de exigir el pago del precio; el objeto de la obligación del
lado del vendedor será la entrega de la cosa y del lado del comprador el pago del precio.
37
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Significa que la cosa debe existir al tiempo de celebrarse el acto o contrato o a lo menos
esperarse que exista (art. 1461 inc. 1).
Esta exigencia hay que relacionarla con el art. 1813 referida al contrato de compraventa:
Art. 1813. “La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá
hecha bajo la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que
por la naturaleza del contrato aparezca que se compró la suerte.”
Por consiguiente, cuando se vende una cosa que no existe, pero se espera que exista (cosa
futura), el contrato es condicional, y se reputa celebrado bajo la condición suspensiva de que la cosa
llegue a existir.
La condición constituye así un elemento de la naturaleza de la compraventa de cosas futuras. La
ley la subentiende sin necesidad de una declaración expresa de voluntad de las partes.
Sin embargo esta regla presenta dos excepciones: 1) la expresa declaración de las partes, en
orden a establecer que la compraventa no se entiende subordinada a tal condición suspensiva; 2)
la naturaleza misma de la compraventa de que se trata, de la cual se desprende que lo que se
compra es la suerte más que la cosa misma. 51
Asimismo esta exigencia debe relacionarse con el art. 1814 inc. 1, relativo también al
contrato de compraventa
Art. 1814. “La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se
supone existente y no existe, no produce efecto alguno.”
Se entiende por comerciable el que la cosa sea susceptible de dominio y posesión privada. El
principio general es que todas las cosas son comerciables, es decir, susceptibles de dominio o
posesión por los particulares. La incomerciabilidad puede tener su fundamento en la naturaleza
misma de la cosa (como las comunes a todas las personas: la alta mar, el aire, etc.) 52; en su
destino o destinación (los bienes nacionales de uso público, como las plazas, puentes, etc.) 53; o
por consideraciones de orden público o de otra índole que el legislador señale (drogas ilícitas,
armas sin autorización militar, etc.).
En el primer caso (incomerciabilidad por la naturaleza misma de la cosa), su carácter
incomerciable es absoluto; en los demás, su incomerciabilidad es relativa, pues su tráfico podrá
determinarse bajo circunstancias calificadas.
La cosa sobre que versa el acto o contrato debe ser determinada, a lo menos, en cuanto a su
género (art.1461 inc.1).
Una cosa puede encontrarse determinada como especie o cuerpo cierto o como género. La
determinación es genérica cuando se indica indeterminadamente un individuo de un género
determinado, v.gr.: un caballo, n automóvil; la determinación es de especie o cuerpo cierto cuando se
indica un individuo determinado de un género también determinado, v.gr.: el automóvil Honda Civic
placa patente XC-4523, el caballo “seabiscuit” ganador del clásico Ricardo Lyon.
51 Como ejemplo de esta última excepción, Don Víctor Vial cita el caso de la compra a un pescador por un precio que se conviene
anticipadamente de lo que extraiga su red. Si el producto de la pesca, que no se conoce al tiempo de contratar, resulta por un valor
superior al precio convenido, la suerte favorece al comprador; y al vendedor en la situación contraria.
52 Art. 585. “Las cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres, como la alta mar, no son susceptibles de
De acuerdo al art. 1461 inc. final: “es físicamente imposible el que es contrario a la
naturaleza, y moralmente imposible el prohibido por las leyes, o contrario a las buenas
costumbres o al orden público.”
Si la imposibilidad es sólo relativa (irrealizable por algunos), no hay imposibilidad y la obligación
existe, porque el objeto también existe. De esa manera si el deudor no puede realizar el hecho a que
se obligó, debe realizar una prestación que la reemplace, pero si en esto es absolutamente imposible
no hay obligación alguna, ya que a lo imposible nadie está obligado.
Para estimar que hay imposibilidad física, ella debe ser absoluta, es decir, el hecho a que se
refiere debe ser irrealizable por todos, por cualquier persona. Si la imposibilidad es sólo relativa
(irrealizable por algunos, no por todos), no hay imposibilidad y la obligación existe, porque el objeto
también existe. Si el deudor no puede realizar el hecho a que se obligó, debe realizar una prestación
que la reemplace o en su defecto indemnizar por perjuicios al afectado. Pero no ocurre lo mismo si
el hecho es absolutamente imposible, pues en tal caso no hay obligación alguna, ya que, como
sostiene el adagio a lo imposible nadie está obligado.
Se entiende que el acto jurídico no tiene objeto o que falta el objeto, cuando éste no reúne uno o
más de los requisitos exigidos por la ley.
Parte de la doctrina (entre ellos Víctor Vial) sostiene que el acto carente de objeto sería
inexistente, por falta de un requisito esencial para su existencia jurídica.
En respaldo de tal postura se cita al art. 1814 que dice que “la venta de una cosa que al tiempo
de perfeccionarse el contrato se supone existente y no existe, no produce efecto alguno.” También se
cita entre otros al art. 1444.
Para los autores que no admiten la teoría de la inexistencia en el Código Civil, la sanción
sería la nulidad absoluta del acto.
2.1.- Generalidades
Para que el acto jurídico sea válido, el objeto no sólo debe existir, sino que además debe ser
lícito. De no ser así el acto jurídico nace, pero con un vicio que lo hace susceptible de ser invalidado
por la declaración de nulidad absoluta.
Por lo demás así lo establece el art.1445 Nro. 3:
Art. 1445. “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de
voluntad es necesario: 1º que sea legalmente capaz; 2º que consienta en
dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio; 3º que
recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una causa lícita.”
39
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El código no define lo que debe entenderse por “objeto lícito”, sólo se imita a describir ciertas
situaciones en las que considera que el objeto es ilícito.
Para Luis Claro Solar objeto lícito es el que está conforme a la ley y amparado por ella. Para
Somarriba objeto lícito es el conforme a la ley, las buenas costumbres y el orden público. Para Alessandri
el término lícito es sinónimo de comerciable.
Más allá de cualquier discrepancia que pueda existir en doctrina hay que estarse a los casos de
objeto ilícito que concretamente ha señalado el legislador, y precisamente la idea del legislador en
cuanto a objeto lícito, es aquel conforme a la ley, las buenas costumbres y el orden público.
El profesor Víctor Vial, con fines pedagógicos, entrega una clasificación de los casos contenidos
en el código de objeto ilícito:
Los actos contrarios al Derecho Público chileno, tienen el vicio de nulidad absoluta por objeto
ilícito, su sanción es la nulidad absoluta. El derecho público es el conjunto de normas que rigen la
organización y la actividad del Estado y demás órganos públicos y las relaciones entre los particulares y
estos organismos, en cuanto actúan en su calidad de poder político o soberano.
Art. 1463. “El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no
puede ser objeto de una donación o contrato, aun cuando intervenga el
consentimiento de la misma persona.”
54 Cabe tener presente que la ley prohíbe las convenciones que tengan por objeto el derecho de suceder por causa de muerte a una
persona viva, siendo perfectamente válidas las convenciones relativas a los derechos sucesorios ya existentes por haber muerto el
causante.
40
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1204. “Si el difunto hubiere prometido por escritura pública entre vivos a su
cónyuge o a alguno de sus descendientes o ascendientes, que a la sazón era
legitimario, no donar, ni asignar por testamento parte alguna de la cuarta de
mejoras, y después contraviniere a su promesa, el favorecido con ésta tendrá
derecho a que los asignatarios de esa cuarta le enteren lo que le habría valido el
cumplimiento de la promesa, a prorrata de lo que su infracción les aprovechare.
Cualesquiera otras estipulaciones sobre la sucesión futura, entre un
legitimario y el que le debe la legítima, serán nulas y de ningún valor.”
Art. 1810. “Pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya
enajenación no esté prohibida por ley”.
Las cosas que no están en el comercio son aquellas que no son susceptibles de dominio o
posesión privada, como por ejemplo, las cosas comunes a todos los hombres y los bienes nacionales de
uso público.
Surge entonces un problema; el código en el art. 1461 contempla la comerciabilidad como un
requisito del objeto (cuando este consiste en una cosa que ha de darse o entregarse), estableciendo la
55 Cabe tener presente que la adjudicación, que es la singularización de un derecho que se tiene en común con otra persona sobre una
cosa, no constituye enajenación. Por eso sería válida la enajenación de una cosa embargada judicialmente o de una especie cuya
propiedad se litiga.
41
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
comerciabilidad de tal cosa como un requisito de existencia, ya que de no estar en el comercio no habría
objeto y por tanto el acto sería inexistente (o nulo absolutamente, según la postura que se siga).
Por el contrario el art. 1464 Nro. 1 establece la comerciabilidad del objeto como requisito de
validez, o sea, como una exigencia para que el objeto sea lícito y por lo tanto válido, lo que refleja una
falta de armonía entre ambas disposiciones; ya que de acuerdo al art. 164 Nro. 1 se puede desprender
que aún cuando la cosa se encuentre fuera del comercio puede ser objeto de enajenación.
Claro Solar, considera que el art. 1464 Nro. 1 revela una confusión de ideas del legislador
quien no distingue entre requisitos de existencia y de validez. Adhiriendo a esta postura, Víctor Vial
agrega que si no existiera el art. 1464 Nro. 1 podría sostenerse que todos los actos que carezcan de un
objeto comerciable son inexistentes, situación que parece jurídicamente correcta, ya que no se divisa
ninguna razón para que se justifique la excepción con la compraventa o enajenación de tales cosas,
lamentablemente, por un error del código – como señala el autor- la situación es otra.
b) Enajenación de los derechos y privilegios que no pueden transferirse a otras personas (art.
1464 Nro. 2)
c) Enajenación de las cosas embargadas por decreto judicial (art. 1464 Nro. 3)
1- La Autorización Judicial: La jurisprudencia ha señalado que tal autorización debe ser concedida
por el mismo juez que ordenó la prohibición o el embargo; y que si varios jueces han decretado el
embargo o establecido la prohibición la autorización debe ser dad por todos ellos.
56 Las cosas a que se refiere el art. 1464 Nro. 2 son “absolutamente inalienables”, por otro lado existen cosas “relativamente
inalienables”. Ejemplos de cosas relativamente inalienables son los órganos y tejidos humanos destinados al trasplante, los cuales
sólo pueden transferirse, a título gratuito, a las personas que los requieran para su salud. La ley N° 19.451, sobre trasplantes y
donaciones de órganos, establece medidas para que tos fines humanitarios que persigue se cumplan y se eviten hechos indignos
dirigidos a un comercio deleznable. También los estupefacientes representan cosas relativamente inalienables, pues sólo pueden
producirlos y comercializarlos las personas que cuenten con la autorización competente y para fines médicos
42
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Especies cuya propiedad se litiga, son aquellos cuerpos ciertos, muebles o inmuebles, cuyo
dominio o propiedad se discute en juicio.
El Código de Procedimiento Civil incorpora un requisito infaltable para que estemos en
presencia de una especie cuya propiedad se litiga, en efecto el inc. 2 del art. 296 C.P.C. señala:
Art. 296 inc. 2 C.P.C.: “Para que los objetos que son materia del juicio se consideren
comprendidos en el número 4. del artículo 1464 del Código Civil, será
necesario que el tribunal decrete prohibición respecto de ellos.”
De los artículos citados el primero modifica el art. 1464 Nro. 4 en el sentido de que se hace
necesario que el juez decrete la prohibición respecto de las especies de que se trate para que se
entiendan incluidas en el caso del art. 164 Nro. 4; pero el art. 297 C.P.C. no agrega una exigencia
adicional, ya que la inscripción que tal artículo contempla no se requiere para que el objeto materia del
juicio quede incluida en el art. 1464, si no que para que la prohibición surta efectos respecto de
terceros.
¿De qué manera se puede enajenar válidamente una especie cuya propiedad se litiga?
Las cosas litigiosas, pueden enajenarse válidamente cuando el juez que conoce del litigio da su
permiso previo conocimiento de la causa.
2.5.- Actos contrarios a la Ley, a la Moral, al Orden Público o a las Buenas Costumbres (art. 1465
y 1466)
Los casos de objeto ilícito contemplados en los arts. 1465 y 1466, se agrupan bajo la
denominación común de actos contrarios a la ley, a la moral, al orden público o a las buenas
costumbres.
Art. 1465. “El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale
en cuanto al dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente.
La condonación del dolo futuro no vale.”
El dolo no puede ser condonado anticipadamente, lo anterior no obsta a que el dolo pueda
ser condonado una vez que se haya ejecutado el engaño o maniobra fraudulenta, y siempre que la
víctima de tal engaño haya conocido el dolo.
57 En la condonación del dolo (art. 1465) la ley establece uno de los casos en que la voluntad debe necesariamente expresarse de modo
expreso: “… no vale en cuanto al dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente”.
43
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La Primera parte del art. 1466 declara que hay objeto ilícito en las deudas contraídas en los
juegos de azar.
El código reglamenta el juego y la apuesta como contratos aleatorios de los cuales deriva una
obligación que afecta a la parte que perdió el juego o la apuesta (arts. 2259 a 2263).
Cabe tener presente que el contrato de juego y de apuesta tienen por objeto la cosa que una
de las partes –la que perdió el juego o la apuesta- debe dar a la otra.
La ley no define que debe entenderse por juego y por apuesta, en general se puede entender
por “juego” al ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde (v.gr.: naipes,
ajedrez, bilar); y por “apuesta” la acción en que se arriesga cierta cantidad de dinero en la creencia de
que algo, como un juego, una contienda deportiva, etc., tendrá tal o cual resultado; cantidad que en caso
de acierto se recupera aumentada a expensas de las que han perdido quienes no acertaron.
El juego se clasifica en lícito o ilícito según si la ley lo reprueba o no. En términos generales la
ley reprueba los denominados “juegos de azar”, que son aquellos en que la contingencia incierta de
ganancia o pérdida dependen de la suerte. Por otro lado la ley permite los juegos que dependen la
“fuerza o destreza corporal” (carreras de caballo, fútbol), siempre que no se contravenga la ley o los
reglamentos de policía (art. 2263); y también permite aquellos juegos en que predomina “la destreza o
habilidad intelectual” (ajedrez, damas). Excepcionalmente la ley autoriza y legitima ciertos juegos de
azar (ciertos casinos y loterías determinadas).
El contrato de juego que se celebra en relación con un juego en que predomina la destreza o
fuerza física y el contrato de apuesta que se celebra en relación con el mismo, engendran obligaciones
perfectas, quien gana el juego o la apuesta tiene acción para exigir el pago convenido al perdedor.
En cambio, los contratos de juego y apuesta que se celebran en relación a un juego en que
predomina la destreza intelectual, si bien engendra obligación, esta no es perfecta, ya que el ganador
arece de acción para exigir el pago. No obstante si el perdedor paga lo que debe, no puede pedir la
restitución de lo pagado, a menos que le hayan ganado con dolo, art. 2260 (similar a una obligación
natural).
Art. 1466. “Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar, en la venta
de libros cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de
láminas, pinturas y estatuas obscenas, y de impresos condenados como
abusivos de la libertad de la prensa; y generalmente en todo contrato prohibido
por las leyes.”
Termina el art. 1466 señalando que hay objeto ilícito: “en todo contrato prohibido por las
leyes.” Como ejemplo se puede citar al art. 1810 (compraventa de cosas cuya enajenación la ley
prohíbe) o al art. 1796 (compraventa entre cónyuges no separados a perpetuidad y entre el padre o
madre y el hijo sujeto a patria potestad).
El acto o contrato que tiene como elemento un objeto ilícito es nulo absolutamente (C. Civil,
art. 1682).
44
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
GUIA Nº 7: LA CAUSA
1.- Generalidades
i- Causa final en los contratos bilaterales: La causa final de la obligación de una de las partes,
sería la obligación de la contraparte. Por ejemplo, el arrendamiento es un contrato bilateral, en
donde ambas partes resultan obligadas; la obligación del arrendador es entregar la cosa, y la
obligación del arrendatario pagar la renta: la causa de la obligación del arrendatario (pagar la
renta) es la obligación de su contraparte (entregar la cosa, por parte del arrendador).
ii- Causa final en los contratos reales: La causa de la obligación del deudor, en los contratos
reales es su forma de perfeccionamiento, vale decir, según el caso: la tradición o la entrega.
iii- Causa final en los contratos gratuitos: La causa final en los contratos gratuitos es la mera
liberalidad. La liberalidad, es la disposición de bienes a favor de alguien sin ninguna prestación a
cambio.
d) Posturas anticausalistas
Surgen como críticas a la doctrina clásica de la causa y postula que el elemento causa sería
falso e inútil.
45
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1445. “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de
voluntad es necesario: 1º que sea legalmente capaz; 2º que consienta en
dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio; 3º que
recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una causa lícita.”
Art. 1467. “No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no
es necesario expresarla. La pura liberalidad o beneficencia es causa
suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato;
y por causa ilícita la prohibida por ley, o contraria a las buenas
costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece
de causa; y la promesa de dar algo en recompensa de un crimen o de un
hecho inmoral, tiene una causa ilícita.”
Art. 1468. “No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa
ilícita a sabiendas.”
La ley define a la causa en el art. 1467 inc. 2 como “el motivo que induce al acto o
contrato”; dicha definición ha justificado que ciertos atores crean que el código adhiere a una
concepción sicológica de la causa, debido al empleo de la palabra “motivo”, pero como se señaló, la
mayoría de la doctrina nacional está de acuerdo en que el código sigue un sistema objetiva, el de la
causa final.
Por otro lado el art. 1467 inc. 1 exige que la causa sea real y lícita. Que sea real implica
que debe tener una existencia efectiva. Si la causa no existe, se dice que hay ausencia de causa y la
sanción sería la nulidad absoluta o la inexistencia. Puede ocurrir también que la causa verdadera no
corresponda a la expresada, esto nos lleva a vincular el estudio de la causa con la simulación. En el
caso de que la simulación sea absoluta, no habría causa, la sanción entonces sería la nulidad absoluta
o la inexistencia. En el caso de que la simulación sea relativa hay que atenerse a acto disimulado, ver
si este tiene a su vez una causa real y lícita.
Por otro lado que a causa sea lícita implica, en palabras del Código Civil, que esta no sea
“prohibida por ley, o contraria a las buenas costumbres o al orden público.” La licitud de la causa es
un requisito de validez del acto o contrato.
Actos abstractos son aquellos en cuyo perfeccionamiento la causa no aparece como elemento
constitutivo. Se perfeccionan y funcionan separados o abstraídos de la causa, desvinculados de ella.
Por tanto, si falta la causa o es ilícita, el acto queda válido y produce sus efectos.
Tratándose de los actos abstractos, al revés de lo que sucede con los causales o concretos, la
causa no es requisito esencial en el perfeccionamiento de ellos, no se torna en cuenta para la
constitución de los mismos y, por ende, para la producción de sus efectos; pero esto no significa que
no existe. Y si bien en un primer momento, en el de la formación del acto abstracto, la causa es
intrascendente, su existencia y licitud pueden adquirir relieve después, sea para remover los efectos
ya producidos del acto, sea para detenerlos o paralizarlos.
Supóngase que una persona expida una letra de cambio (acto abstracto) para pagar el precio
de una compraventa y que, con ulterioridad, ésta se declare nula. Aunque la causa de la letra, la
satisfacción o el cumplimiento de la obligación de pagar el precio, no exista, el acto cambiario es y
queda válido; la falta de causa sólo puede invocarse para repetir lo pagado sin su concurrencia y,
aun, en ciertas legislaciones y en determinados casos, para impedir el cumplimiento de la obligación
producida por la letra cuando ésta todavía no se ha pagado.
Los actos abstractos existen en el mundo del Derecho por razones prácticas. Su misión
primordial es dar seguridad a la adquisición de ciertos derechos y hacer expedita la circulación de
46
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
los mismos; evitan que el deudor, pretendiendo falta o ilicitud de la causa, trunque esa adquisición o
estorbe dicha circulación.
Como hemos repetido más de una vez, la causa no es elemento constitutivo del acto
abstracto, no es llamada a comparecer en la formación de éste; pero su existencia y licitud son
necesarias para dejar inmutables los efectos producidos por dicho acto.
¿Cuándo puede hacerse valer la falta o la licitud de la causa del acto abstracto?
Según algunos, sólo después que los efectos producidos por ese acto se han cumplido o
consumado; entonces, la parte perjudicada podría entablar la acción de enriquecimiento sin causa
para borrar o corregir la anomalía.
De acuerdo con otra concepción, si bien los actos abstractos se perfeccionan y producen sus
efectos sin tomar en cuenta la causa, esto no se opone a que la falta o la ilicitud de ella pueda
invocarse también antes de que se consuman o se realicen prácticamente aquellos efectos.
Dentro del ordenamiento jurídico chileno debe concluirse que sólo el legislador puede establecer
actos abstractos.
Se mencionan como actos abstractos en nuestro ordenamiento jurídico la delegación, la
estipulación en favor de tercero, la fianza y demás contratos de garantía por deuda ajena y ciertos
títulos de crédito, como la letra de cambio y el cheque.
Según el Código Civil, la causa ilícita produce la nulidad absoluta del acto o contrato de
que forma parte (art. 1682).
Si falta la causa habría que concluir que el respectivo acto o contrato es inexistente, pero la
mayoría de la doctrina y la jurisprudencia incluyen, por razones prácticas, los casos de inexistencia
jurídica en la nulidad absoluta.
Hay además una sanción adicional para el que, a sabiendas, haya dado o pagado por una
causa ilícita: esta es que no puede pedir la devolución de lo dado o pagado (art. 1468).
47
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.- Generalidades
Las formalidades son los requisitos externos con que algunos actos, según la ley, deben
celebrarse. (Alessandri, Somarriva, Vodanovic).
En algunos momentos históricos, la forma del acto llegó a superar su fondo. Actualmente, se
mantienen ciertos actos jurídicos eminentemente formales (v.gr. el matrimonio), pero a la vez, la
regla general es el consensualismo, vale decir, lo normal es que los actos y contratos, en su gran
mayoría sean consensuales y no requieran formalidad alguna.
Atendiendo a las finalidades perseguidas por la ley, las formalidades se clasifican en 4
grupos:
a) Formalidades propiamente tales o solemnidades
b) Formalidades habilitantes
c) Formalidades por vía de prueba
d) Formalidades por vía de publicidad
Las solemnidades son determinadas formas en que debe manifestarse la voluntad de las
partes, formas exigidas por la ley como elemento constitutivo de ciertos actos jurídicos en
consideración a la naturaleza de tales actos. Si la forma precisamente determinada por la ley no
se observa en el acto para el cual se señala, éste es inexistente o nulo absolutamente.
Solemnidades son aquellos requisitos externos exigidos en los actos llamados “solemnes”. Un
acto es solemne según el art. 1443: “… cuando está sujeto a la observancia de ciertas formalidades
especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto civil…” 58
De manera que las solemnidades serían requisitos de la esencia del acto o contrato, requisitos
externos a través de los cuales debe expresarse la voluntad del actor o de las partes para que el acto de
que se trata nazca a la vida del derecho.
La ley es la que da a un acto el carácter de solemne o no solemne; pero las partes pueden
hacer solemne a un acto que de acuerdo con la ley no lo es (solemnidades convencionales) Así
sucede, por ejemplo, con la compraventa de cosas muebles, cuando se pacta que se hará por escrito.
Pero en este caso hay un medio de prescindir de la formalidad creada por los particulares sin que se
resienta la existencia y validez del contrato (art. 1802).
Art. 1802. “Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las
enumeradas en el inciso 2.º del artículo precedente no se repute
perfecta hasta el otorgamiento de escritura pública o privada, podrá
cualquiera de las partes retractarse mientras no se otorgue la
escritura o no haya principiado la entrega de la cosa vendida.”
Las solemnidades impuestas por la ley son de derecho estricto. En consecuencia, deben ser
interpretadas en forma restrictiva: las solemnidades que la ley exige para un acto no pueden
aplicarse a otro, por parecido que sea, ni pueden exigirse otras solemnidades que las que la ley
58 En contraposición a los solemnes se encuentran los actos jurídicos consensuales, que son aquellos para cuya existencia o
perfeccionamiento basta la voluntad o el consentimiento de las partes, cualquiera que sea la forma en que ellos se exterioricen. Por
ejemplo, la compraventa de bienes muebles
48
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
expresamente indica; no hay más solemnidades ni actos jurídicos necesariamente solemnes que los
que la ley establece de una manera expresa.
En los actos solemnes, la solemnidad, a la vez que es un requisito generador del acto es, por
regla general, la única manera de probar su existencia. La omisión de la solemnidad no puede
suplirse por otro medio de prueba. De ahí el adagio "el acto solemne se prueba por sí mismo".
Este principio está consagrado en el Código art. 1701 inc. 1:
Art. 1701. “La falta de instrumento público no puede suplirse por otra
prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa
solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando
en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto
plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.”
Así, la compraventa de bienes raíces por escritura privada, no existe, aunque se haya entregado la
cosa y recibido el precio, y no existiendo resulta evidente la imposibilidad de probarla. 59
Llámanse formalidades habilitantes los requisitos que la ley, velando por los intereses de los
incapaces, exige para la validez o eficacia de ciertos actos jurídicos que los afectan y que tienden a
integrar la voluntad de aquéllos o el poder de sus representantes legales y, consecuentemente, a
remover la incapacidad o la falta de poder.
En pocas palabras serían los requisitos exigidos por la ley para completar la voluntad
de un incapaz, o para protegerlo (Avelino León H.)
Estas formalidades son establecidas en atención a la calidad o estado de las personas que los
ejecutan o acuerdan.
Se puede citar por ejemplo:
Art. 254. “No se podrán enajenar ni gravar en caso alguno los bienes raíces del hijo,
aun pertenecientes a su peculio profesional o industrial, ni sus derechos
hereditarios, sin autorización del juez con conocimiento de causa.”
Son las formas que sirven como prueba de la realización de los actos jurídicos y de su
contenido. En este caso, la forma no desempeña la función de elemento constitutivo del acto
jurídico como ocurre con la solemnidad, sino la de prueba del mismo.
Si no se emplea la forma de prueba señalada por la ley, ésta priva al acto de algún
determinado medio de prueba.
Los casos más claros de este tipo de formalidad se encuentran en los arts. 1708 a 1710:
Art. 1708. “No se admitirá prueba de testigos respecto de una obligación que haya debido
consignarse por escrito.”
Art. 1709 inc. 1: “Deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la
entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades tributarias…”
60
59 Excepcionalmente existen ciertos actos solemnes que pueden probarse por otro medio que su solemnidad, los actos constitutivos
unidades tributarias (2 U.T.M.), sean contratos solemnes dada la exigencia de constar por escrito; la falta de escrituración no
acarrea la nulidad absoluta del acto o contrato, la sanción es diferente, y consiste en impedir que en juicio pueda probarse dicho
acto o contrato a través de la prueba de testigos. Tales contratos siguen siendo consensuales, porque la exigencia de constar por
escrito no constituye una solemnidad en atención a la naturaleza del acto o contrato, sino que es una formalidad establecida por vía
de prueba.
49
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
presumir legalmente que el valor de la renta sea la que señale el arrendatario. La escrituración
constituye entonces una formalidad por exigida por vía de prueba.
Son aquellas formalidades que tiene por objetivo el proteger a terceros que pueden verse
afectados por los efectos de un determinado acto jurídico. (Avelino León H.)
En palabras del Profesor René Navarro son requisitos establecidos por la Ley, para dar
publicidad a ciertos actos, vale decir, el fin es dar comunicación cierta a determinados
sujetos, y con ello hacerles oponibles el acto.
Estas medidas admiten una clasificación: formas de publicidad de simple noticia y
substanciales.
b) Formas de publicidad substanciales: tienen por objetivo precaver a los terceros interesados (que
son aquellos que están o estarán en relaciones jurídicas con las partes) de los actos que las partes
celebren.
V.gr.: la notificación que debe hacerse al deudor de la cesión de un crédito (art. 1902).
a) Solemnidades nulidad absoluta (art. 1682) o inexistencia, según otros (art. 1443)
50
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.- Generalidades
a) Efectos Esenciales:
Son aquellos que determina la Ley, y que se producen como obligada consecuencia de la
celebración del acto; de modo tal que las partes no pueden descartarlos ni sustraerse a ellos. V.gr.:
en la compraventa son efectos esenciales la obligación que contrae el vendedor de dar la cosa y la
obligación que contrae el comprador de pagar el precio.
b) Efectos Naturales:
Son aquellos que estando establecidos por ley, pueden ser eliminados, siendo, por ende, posible
sustraerse a su aplicación, sin que su omisión afecte a la validez del acto. V.gr.: es efecto natural de
la compraventa la obligación que contrae el vendedor de sanear la evicción o los vicios redhibitorios.
c) Efectos Accidentales:
Son aquellos que las partes pueden, en virtud de la autonomía privada, incorporar a los actos
jurídicos. Dichos efectos no están previstos por el legislador en el acto tipificado por él y su
incorporación no se encuentra prohibida. Si las partes los incorporan al acto jurídico, se encuentran
obligadas a su cumplimiento (art. 1545, “ley del contrato”).
3.- Personas con respecto a las cuales se producen los Efectos de los Actos Jurídicos
En principio, los actos jurídicos sólo producen efectos, esto es, derechos y obligaciones
entre las partes, y no aprovechan ni perjudican a las personas que no contribuyeron a generarlos.
Estas, que se llaman terceros, son extrañas a la formación del acto y, por lo mismo, mal podrían
quedar ligadas por sus efectos, que son relativos.
Partes son las personas que, personalmente o representadas, concurren a la formación del
acto. Una parte puede estar constituida no sólo por una persona sino también por varias.
61En relación con la finalidad de la manifestación de voluntad, ver guía nro. 1 infra nro. 2 y “Teoría del Acto Jurídico”, Víctor Vial del
Río págs. 27 y sgtes.
51
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Respecto a ellas el acto jurídico que celebran tiene calidad de ley, produce todos sus efectos:
Art. 1545. “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y
no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas
legales.”
Dado que la vinculación, por regla general, alcanza sólo a las partes, es lógico que éstas
puedan determinar el contenido y alcance práctico del acto jurídico y que puedan, asimismo,
sustituirlo por otro o si, lo prefieren, dejarlo sin efecto.
En términos generales la revocación, para ser eficaz, requiere:
- Que emane del autor o partes que dieron vida al acto jurídico
- Que se haga observando las mismas formas y requisitos del acto que se deja sin efecto.
62
Art. 1449. “Cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona, aunque no tenga
derecho para representarla; pero sólo esta tercera persona podrá demandar lo
estipulado; y mientras no intervenga su aceptación expresa o tácita, es revocable
el contrato por la sola voluntad de las partes que concurrieron a él.
Constituyen aceptación tácita los actos que sólo hubieran podido ejecutarse en
virtud del contrato.”
Art. 1450. “Siempre que uno de los contratantes se compromete a que por una tercera
persona, de quien no es legítimo representante, ha de darse, hacerse o no hacerse
alguna cosa, esta tercera persona no contraerá obligación alguna, sino en virtud
de su ratificación; y si ella no ratifica, el otro contratante tendrá acción de
perjuicios contra el que hizo la promesa.”
Ahora bien, en ambos casos, para que los terceros se encuentren vinculados a los
actos que las partes crearon sin su participación, se requiere que aquellos acepten detentar
la calidad, de beneficiario en la estipulación a favor de otro, y la calidad de obligado en la
promesa de hecho ajeno. De manera que en estos casos, para que los terceros pasen a tener
la calidad de acreedor y deudor, según sea el caso, es menester su aceptación, la estipulación
a favor de otro o la promesa de hecho ajeno por sí solas, no les dio la calidad de tal. Luego,
desde el momento en que aceptan han pasado a convertirse en partes de la convención, y por
esto ésta los afecta, de manera que es dable cuestionar que en estos casos se hable de
“efectos respecto a terceros”
Para las personas que no son partes en el contrato y que reciben la denominación genérica de
“terceros” el acto jurídico que éstas realizan puede resultar indiferente y ajeno a sus intereses, o
por el contrario, dicho acto puede afectarlos; lo que ocurrirá cuando deriven de él consecuencias
jurídicas que los beneficien o perjudiquen.
De lo anterior surge una clasificación de los terceros en absolutos o relativos.
Terceros Absolutos:
Terceros absolutos son las personas extrañas a la formación del acto y que no están
ni estarán en relaciones jurídicas con las partes, respecto de ellas el acto jurídico no produce
efectos.
Terceros Relativos:
Terceros relativos son los que están o estarán en relaciones jurídicas con las partes, sea por
su propia voluntad o la de la ley. El acto jurídico que celebran las partes presenta un indudable
interés o relevancia, por el beneficio o gravamen que pudiera ocasionar para ellos dicho acto o
contrato.
Se pueden sub-clasificar en:
- Los sucesores o causahabientes a título singular: Son aquellas personas que han adquirido
de otra una cosa o una relación jurídica determinada, v.gr.: el legatario, el donatario, el
comprador, el arrendatario; en relación con la cosa legada, donada, comprada o arrendada. Los
causahabientes a título singular pueden serlo por acto entre vivos o por causa de muerte, a
diferencia de aquellos que lo son a título universal, que sólo pueden serlo por causa de muerte.
Los causahabientes a título singular sólo soportan los actos celebrados por su autor, relativos al
derecho en que lo han sucedido y deben respetar la situación jurídica creada por él.
- Los acreedores de las partes: Es normal que los acreedores de las partes, pese a su calidad de
terceros, puedan verse afectados por los actos que estas realicen. Los acreedores se van a ver
63 Cabe tener presente que dicho beneficio o perjuicio sólo se hace patente una vez producida la apertura de la sucesión, lo que se
verificará a la muerte del causante, ya que con anterioridad los herederos no tienen el derecho a suceder al causante y solamente posen
una mera expectativa.
53
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
afectados por ejemplo por actos que produzcan una disminución del patrimonio del deudor, por
actos por los cuales surjan nuevos acreedores o bien por actos en que se les otorgue a éstos
ciertos privilegios para obtener el pago de sus créditos (v.gr.: cauciones). Los acreedores en
general deben respetar los actos jurídicos de sus deudores, salvo que exista fraude por parte de
éstos, en cuyo caso podrán intentar las acciones que correspondan (acción pauliana o
revocatoria, acción de simulación, etc.)
54
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Por otro lado, al revés de la invalidez, que es el acto afectado en su íntima constitución, en su
estructura, y que por eso no produce efectos, la ineficacia en sentido estricto supone un acto
jurídico existente y válidamente formado y, por consiguiente, susceptible de ejecución, pero que no
produce efectos o queda privado de ellos por causa de un hecho posterior y ajeno al acto mismo
(causas extrínsecas al acto). Hay ineficacia en sentido estricto, pues, cuando un acto, aunque
por sí sería idóneo para producir los efectos que le son propios no los genera o cesa de hacerlo
a causa de un hecho posterior y extrínseco, ajeno a la estructura del acto.
La ineficacia en sentido estricto es una figura jurídica autónoma; no queda comprendida
dentro de los casos de invalidez del acto.
Podrían citarse como ejemplos de causas extrañas al acto, que causan su ineficacia en
sentido estricto, la estipulación de una condición suspensiva que resulta fallida o bien el
cumplimiento de una condición resolutoria; la ineficacia en sentido estricto puede resultar de la
omisión de una formalidad que la le establecía por vía de publicidad y de la cual surge que un acto
válido produzca efectos sólo entre partes y no respecto a terceros (inoponibilidad); también puede
surgir de las acciones que hagan valer ciertos terceros (acreedores) por las cuales los acto celebrados
por las partes, que resulten perjudiciales para los intereses de tales terceros y siempre que se den
ciertas circunstancias, sean privados de efectos (v.gr.: acción pauliana o revocatoria); por último se
da el caso de que sean las mismas partes las que provoquen ineficacia en sentido estricto del acto
válido, como podría suceder por ejemplo a través de la resciliación o mutuo disenso, la resolución del
acto o contrato y la revocación.
2.- La Inexistencia
La inexistencia jurídica es la sanción que tienen los actos jurídicos celebrados con
omisión de uno de los requisitos necesarios para su existencia en la vida de derecho. De
manera que el acto jurídico en que se omite alguno de los elementos esenciales para su existencia,
no puede existir, no produce efecto alguno, es la nada.
64 Algunos cuestionan que la inexistencia jurídica puede ser englobada dentro de la invalidez, ya que pues sólo un acto existente puede
ser válido o inválido. Esto más allá de que la invalidez esté o no contemplada en los distintos ordenamientos jurídicos.
55
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La teoría de la inexistencia jurídica fue formulada a principios del siglo XIX por e]
jurisconsulto alemán K.S. Zachariae, y la expuso a propósito del matrimonio entre dos personas del
mismo sexo.
Tradicional ha sido en doctrina la controversia acerca de si el código sanciona o no con la
inexistencia los actos o contratos en que se omite algún requisito de existencia. Encabezando una
primea postura Don Luis Claro Solar señala que la inexistencia tiene aplicación en el Código Civil
chileno; por otro lado Don Arturo Alessandri Rodríguez considera que la inexistencia sería aceptable
solo en doctrina, no teniendo reconocimiento en el código como sanción, por lo que la sanción
máxima que considera nuestro ordenamiento civil sería la nulidad absoluta.
La Jurisprudencia mayoritariamente a apoyado la postura de que la nulidad absoluta es la
máxima sanción civil, no procediendo la inexistencia, más allá de que en ciertos casos la
inexistencia ha sido corroborada por tribunales, pero sólo minoritariamente.
1- El Código Civil no regula en forma ordenada y expresa esta sanción, ni menos sus
consecuencias. En cambio el título XX del Libro IV, denominado “De la Nulidad y la Rescisión” el
código establece los efectos que produce la omisión de un requisito exigido por la ley, tanto para la
existencia como para la validez de los actos jurídicos.
En materia de sanciones la regulación debe de ser completa pues no se pueden aplicar por
interpretación o analogía.
2- El art. 1682 dice que es nulidad absoluta "la producida por la omisión de algún requisito o
formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la
naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o acuerdan". De
esta manera el Código engloba todos los requisitos que se exigen, tanto para la validez como para
la existencia de los actos jurídicos.
3- El art. 1682 inc. 2 sanciona con nulidad absoluta los actos de los absolutamente incapaces.
Si el código hubiera seguido la teoría de la inexistencia, hubiera declarado tales actos
inexistentes, pues tales incapacidades implican una falta de voluntad.
4- El Código de Procedimiento Civil, al enumerar taxativamente las excepciones que pueden
oponerse en los juicios ejecutivos, menciona "la nulidad de la obligación" (art. 464 N° 14); y al no
señalar la inexistencia de la misma, debe entenderse que la comprende en aquélla.
1- Dos preceptos del Código Civil demuestran claramente que el legislador chileno distingue la
inexistencia de la nulidad. El primero de ellos, el art. 1444, dice que si falta a un acto jurídico un
elemento de la esencia este no produce efecto alguno o degenera en otro distinto, no declara
que el contrato al cual falta ese requisito esencial, sea nulo. El otro precepto el art. 1701 señala:
“La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que
la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados…”
2- El Código Civil reglamenta la nulidad y rescisión como uno de los modos de extinguir las
obligaciones, lo que explica que no se haya referido a la inexistencia, si se considera que el acto
inexistente, al no producir efecto alguno, no engendra obligaciones.
3- El art. 1681, dispone que "es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley
prescribe para el valor del mismo acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes"; no dice
que el acto o contrato sea nulo si falta alguno de los requisitos exigidos para su existencia, sino que se refiere a
requisitos prescritos para el valor, para la validez, del acto o contrato.
4- El art. 1682 no sanciona expresamente la falta de objeto, de causa y de consentimiento y
como las nulidades absolutas son de derecho estricto, habría que concluir que en estos casos la
sanción de los actos o contratos en que faltan esos requisitos sería la nulidad relativa, que es la
regla general, lo cual sería una aberración
56
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
NULIDAD INEXISTENCIA
1- El acto nulo, nace a la vida jurídica y produce todos sus 1- El acto, inexistente, no produce efecto alguno; no nace a la
efectos mientras no sea declarada la nulidad. vida del derecho.
2- La nulidad se refiere a los actos que no reúnen alguno de 2- La inexistencia jurídica se refiere a los actos carentes de un
los requisitos de validez (voluntad no viciada, capacidad requisito de existencia (voluntad, objeto, causa,
de las partes, objeto lícito, causa lícita) solemnidades)
3- La nulidad debe ser declarada por los tribunales de 3- La inexistencia se produce de pleno derecho (ipso jure).
Justicia, mientras esto no suceda el acto produce sus efectos Procesalmente no existe acción para que se declare judicialmente la
válidamente inexistencia, sin perjuicio de que el Juez la pueda “constatar”
4- El acto nulo puede sanearse por el transcurso del 4- El acto inexistente no puede sanearse por el transcurso
tiempo del tiempo
5- La nulidad relativa puede sanearse por la 5- El acto inexistente no puede ratificarse por la voluntad
ratificación de las partes (art. 1684). Pero la nulidad de las partes, por que la nada no puede, mediante la
absoluta, no puede sanearse por la ratificación de las confirmación, devenir en existencia
partes
6- Sólo ciertas personas pueden alegar la nulidad, serán 6- La inexistencia puede ser alegada por cualquier persona
distintos los titulares según se trate de nulidad absoluta o
relativa.
7- La acción para alegarla prescribe; nulidad absoluta en 7- La acción para alegarla es imprescriptible
10 años, nulidad relativa 4 años.
El Código Civil establece diversas reglas generales sobre la nulidad de los actos y contratos
en el Título XX de su Libro IV (arts. 1681 a 1697), sin perjuicio de las señaladas en algunas otras
de sus disposiciones.
El Código Civil chileno, al igual que el francés, reglamenta la nulidad como un modo de
extinguir las obligaciones.
Del art. 1681 se deprende una definición de nulidad: La nulidad es "la sanción legal
establecida por la omisión de los requisitos y formalidades que se prescriben para el valor
de un acto según su especie y la calidad o estado de las parles".
La naturaleza jurídica de la nulidad es la de ser es una sanción civil, es decir, tiene ésta un
carácter sancionatorio, en términos de concebirse como un castigo que la ley impone al acto viciado
privándolo de valor. La nulidad sanciona un vicio congénito, originario del acto, por ello es
jurídicamente imposible que un acto nazca válido y se convierta en nulo. Sin embargo un acto que nace
viciado puede luego convertirse en valido.
65 Art. 966. “Será nula la disposición a favor de un incapaz, aunque se disfrace bajo la forma de un contrato oneroso o por
interposición de persona.”
Art. 1058. “La asignación que pareciere motivada por un error de hecho, de manera que sea claro que sin este error no hubiera
tenido lugar, se tendrá por no escrita.”
57
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
a) La nulidad es una sanción de derecho estricto. Al gozar de tal cráter no puede ser aplicada
por analogía, no hay más casos de nulidad que los expresamente señalados por el legislador
b) La nulidad no puede renunciarse anticipadamente. Con ello se protegen los intereses
superiores de la sociedad, art. 1469. 66
c) Cuando dos o más personas han contratado con un tercero, la nulidad declarada a favor
de una de ellas no aprovechará a las otras (art. 1690).
d) La nulidad puede hacerse valer en juicio como acción o como excepción.
De lo dispuesto por el art. 1681 se obtiene que la nulidad absoluta es la sanción a todo acto o
contrato a que falte alguno de los requisitos que a ley prescribe para el valor del mismo acto o
contrato, según su especie.
La nulidad absoluta se encuentra establecida en interés de la moral y de la ley: para proteger
la primera y obtener la observancia de la segunda; no se dirige a cautelar el interés de determinadas
personas.
Partiendo de la premisa que nuestro Código Civil comprende la inexistencia jurídica en la nulidad
absoluta, de acuerdo con el art. 1682, las causales de dicha nulidad son las siguientes:
1) La falta de objeto;
2) El objeto ilícito;
3) La falta de causa;
4) La causa ilícita;
5) La falta de voluntad o consentimiento;
6) La incapacidad absoluta;
7) La omisión de requisitos o formalidades que las leyes prescriben para el valor de ciertos
actos o contratos, en consideración a la naturaleza de ellos.
Para que un acto sea nulo y para que se produzcan los efectos de la nulidad, es menester que
una sentencia judicial previa haya declarado la nulidad absoluta o relativa, según sea el caso. Antes
de tal declaración el acto no es nulo, si no que anulable y produce con normalidad todos sus efectos
hasta que la declaración de nulidad sea pronunciada.
El art. 1863 señala todas las formas por las cuales se pude llegar a la declaración judicial de
nulidad absoluta de un acto o contrato.
Art. 1683. “La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aun sin petición de
parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el
que tenga interés en ello, excepto el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato,
sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba; puede asimismo pedirse su
declaración por el ministerio público en el interés de la moral o de la ley; y no puede
sanearse por la ratificación de las partes, ni por un lapso de tiempo que no pase de
diez años.”
66 Art. 1469. “Los actos o contratos que la ley declara inválidos, no dejarán de serlo por las cláusulas que en ellos se introduzcan
y en que se renuncie la acción de nulidad.”
58
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Señala el art. 1683 parte final: “y no puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por un
lapso de tiempo que no pase de diez años.”´
De lo anterior se extrae lo siguiente:
- La nulidad absoluta no puede sanearse por la voluntad de las partes (ratificación o
confirmación del acto nulo)
- La nulidad absoluta sólo puede sanearse por el transcurso del tiempo. El lapso exigido
por ley es de 10 años contados desde la celebración del acto o contrato.
De manera que transcurridos 10 años contados desde la fecha de celebración del acto o
contrato, sin que se hubiera pedido la declaración de nulidad o sin que se hubiera declarado de
oficio por el juez; el vicio de nulidad absoluta, sea cual fuere, desaparece y el acto se fortifica
entendiéndose que nunca existió el vicio que lo afectaba. Desde otro punto de vista se puede decir
que el acto se sanea una vez que transcurre el plazo que hace operar la prescripción extintiva de la
acción de nulidad que tienen derecho a ejercer sus titulares.
De la lectura del art. 1681 se obtiene que la nulidad relativa es la sanción legal impuesta a los
actos celebrados con prescindencia de un requisito exigido en atención a la calidad o estado de las
partes.
A diferencia de la nulidad absoluta, en la nulidad relativa prima un interés particular, no se ve
afectada toda la comunidad.
1- Los actos celebrados por los incapaces relativos, sin la autorización de su representante
59
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1684. “La nulidad relativa no puede ser declarada por el juez sino a pedimento de
parte; ni puede pedirse su declaración por el ministerio público en el solo interés
de la ley; ni puede alegarse sino por aquellos en cuyo beneficio la han
establecido las leyes o por sus herederos o cesionarios; y puede
sanearse por el lapso de tiempo o por la ratificación de las partes.”
La nulidad relativa a diferencia de la absoluta, no puede ser declarada de oficio por el juez, aún
cuando aparezca de manifiesto en el acto o contrato, ni puede solicitarse su declaración por el
ministerio público o por cualquiera persona que tenga interés en ello.
El art. 1684 nos señala que son tres los legitimados para solicitar la declaración de nulidad
relativa: 1) aquellas personas en cuyo beneficio la ha establecido la ley, 2) los herederos de éstos o
bien 3) los cesionarios de éstos.
En primer lugar entonces puede solicitar la declaración de nulidad relativa aquel en cuyo favor
se ha establecido el requisito que se ha omitido en la celebración del acto o contrato que se pretende
anular; o sea, si la causal consistía en error, fuerza o dolo que vicia el consentimiento, el legitimado
será la víctima del error, fuerza o dolo; si por el contrario la causal consistía en que un incapaz relativo
celebrara un contrato sin la autorización de su representante, será dio incapaz el legitimado; etc.
También pueden pedir la declaración de rescisión del negocio, los herederos de la persona que,
teniendo derecho a pedirla, falleció sin haberlo hecho. 68
Por último pueden solicitar la declaración de nulidad relativa los cesionarios de la persona que
tenía derecho a demandarla; entendiéndose por cesionarios, aquellos a quienes la persona en cuyo
beneficio establece la nulidad relativa o los herederos de ésta transfieren por acto entre vivos los
derechos que emanan del acto o contrato anulable por el vicio de nulidad relativa, entendiéndose
incluida en la cesión el derecho a demandar la rescisión.
5.4.- Situación excepcional del Incapaz que no puede demandar a rescisión del acto jurídico
Art. 1685. “Si de parte del incapaz ha habido dolo para inducir al acto o contrato, ni él ni
sus herederos o cesionarios podrán alegar nulidad. Sin embargo, la aserción de
mayor edad, o de no existir la interdicción u otra causa de incapacidad, no
inhabilitará al incapaz para obtener el pronunciamiento de nulidad.”
67 Salvo el caso de error esencial u obstáculo, respecto del cual algunos autores, por ser tal la entidad del equívoco, señalan que no
existiría voluntad alguna, de manera que la sanción sería la inexistencia o la nulidad absoluta.
68 Si bien así lo establece expresamente el art. 1684, tal derecho resulta también de la aplicación de la regla básica de derecho sucesorio
según la cual los herederos representan al causante y lo suceden en todos sus derechos y obligaciones transmisibles.
60
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
nacimiento para parecer como mayor de edad. En este caso -en que ninguna negligencia hay por el
otro contratante- la ley no permite al incapaz ni a sus herederos o cesionarios alegar la nulidad. 69
Del la lectura del art. 1684 parte final se desprende que la nulidad relativa se puede sanear
de dos formas:
a) Por el transcurso del lapso establecido por ley para solicitar la declaración de nulidad,
sin que esta sea ejercida. (4 años)
b) Por la ratificación o confirmación del acto o contrato por la partes.
a) Transcurso del lapso establecido por ley para solicitar la declaración de nulidad, sin que sea
ésta ejercida (4 años)
Si en el plazo de cuatro años que hay para pedir la rescisión, la persona legitimada para
alegar la nulidad relativa no lo hace, quiere decir que a su término el vicio del acto desaparece y
éste queda completamente sano como si siempre hubiera sido válido en forma perfecta.
Para determinar desde cuando se empieza a contar el plazo de 4 años el art. 1691 distingue las
siguientes situaciones:
- Si se trata de un caso de violencia, el cuadrienio se cuenta desde el día en que ésta haya
cesado.
- En el caso de error o de dolo, el cuadrienio se cuenta desde el día de la celebración del
acto o contrato.
- En el caso de una incapacidad legal, se cuenta el cuadrienio desde el día en que haya
cesado esta incapacidad. Para los menores adultos el plazo comenzará a correr desde que
cumplan 18 años, mientras que para los disipadores interdictos, desde el día de la
rehabilitación en la administración de sus bienes.
- Todo lo cual se entiende en los casos en que leyes especiales no hubieren designado otro
plazo
El art. 1692 regula la situación del plazo que tiene el heredero para ejercer la acción de
rescisión que pertenecía al causante que muere sin haberla ejercido, señala éste:
Art. 1692. “Los herederos mayores de edad gozarán del cuadrienio entero si no hubiere
principiado a correr; y gozarán del residuo en caso contrario.
A los herederos menores empieza a correr el cuadrienio o su residuo, desde que
hubieren llegado a edad mayor.
Pero en este caso no se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años
desde la celebración del acto o contrato.”
El acto que adolece de un vicio que autoriza a demandar su rescisión, puede sanearse o
validarse por la confirmación o ratificación, así el acto jurídico de anulable que era pasa a ser
plenamente válido.
La convalidación o confirmación se revela en sustancia como una renuncia al derecho de
exigir la anulación por vía de acción o por vía de excepción.
Por lo demás esta confirmación o ratificación del acto se encuentra en plena armonía con lo
dispuesto en el art. 12 70, en cuanto se trata de un derecho que sólo mira al interés particular del
renunciante y tal renuncia no se encuentra prohibida (sino más bien permitida por expresa
disposición de la ley).
La confirmación, de acuerdo al art. 1693, puede ser expresa o tácita.
Expresa es aquella que se realiza en términos formales y explícitos. Para que sea válida debe
hacerse con las mismas solemnidades a que estaba sujeto el acto que se confirma.
Tácita (Art. 1695) es aquella que consiste en la ejecución voluntaria de la obligación contraída.
Requisitos de la Confirmación:
- La confirmación sólo opera tratándose de vicios que provoquen la nulidad relativa,
nunca nulidad absoluta.
- Debe provenir de la persona que tiene derecho a alegar la nulidad relativa (art. 1696).
- El confirmante debe ser capaz.
- Debe hacerse en tiempo oportuno. Entendiéndose por tal el que media entre la celebración
del acto rescindible y la declaración judicial de nulidad.
- Debe efectuarse después de haber cesado la causa de invalidez.
- Cuando es expresa, debe cumplir con las mismas solemnidades a que por ley está
sujeta el acto o contrato que se confirma (art. 1694)
Para que se produzcan los efectos propios de la nulidad es menester la existencia de una
sentencia judicial firme o ejecutoriada, que declare la nulidad del acto o contrato.
Mientras la nulidad absoluta o relativa no ha sido judicialmente declarada, el acto viciado
surte todos los efectos, porque lleva envuelto en sí una presunción de validez, bien que una vez
declarada, la nulidad opera retroactivamente y aniquila todos los efectos del acto nulo en el pasado.
Los efectos son los mismos sea que se declare la nulidad absoluta de una acto o contrato, sea
que se declare su rescisión. No existen diferencias entre la nulidad absoluta y la nulidad relativa
en lo que concierne a los efectos que una u otra engendran.
Los efectos pueden distinguirse según se produzcan entre las partes del acto o contrato o según
afecten a terceros.
En primer lugar la nulidad judicialmente declarada produce efectos solamente con relación a
las partes en cuyo favor se ha decretado, no aprovecha a aquellas que no hayan sido partícipes del
juicio en que se declaró, así fluye del art. 1690.
El principio general que determina los efectos de la nulidad para las partes del acto o
contrato nulo se encuentra establecido en el inc. 1 del art. 1687, que señala:
62
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1687 inc.1: “La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada,
da a las partes derecho para ser restituidas al mismo estado en que se
hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo
prevenido sobre el objeto o causa ilícita.”
Como establece el art. 1687, las partes adquieren un derecho, que tiene como fuente la ley,
para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían de no existir el acto o contrato nulo; para lo
cual la ley establece dos mecanismos: 1) la extinción de las obligaciones que engendró acto y 2) la
obligación de efectuar determinadas prestaciones mutuas.
Tradicionalmente se enseña que para analizar los efectos de la nulidad se debe distinguir
previamente si el acto engendraba o no obligaciones, y en el primer caso si éstas se habían cumplido o
no por una o ambas partes. Concluyéndose que si el acto engendraba obligaciones y éstas no se habían
cumplido, la nulidad opera su extinción de acuerdo al art. 1567 Nro. 8, y que en los demás casos
opera el inc. 1 del art. 1687 que obliga a una o ambas partes a efectuar determinadas prestaciones.
Está distinción, según el profesor Víctor Vial, presenta, por encima de su utilidad didáctica,
ciertas imprecisiones. En efecto, la regla que determina que en el caso de que las obligaciones no se
hubieran cumplido por ambas partes el efecto de la nulidad se produce simplemente con la extinción de
éstas, es equívoca para el evento de que se hubiera declarado la nulidad de un contrato real que
engendra la obligación de restituir la cosa. El autor da el siguiente ejemplo; en un contrato de comodato
en el que las partes han establecido que el plazo de duración del contrato es de 20 años, contrato que
celebró un incapaz relativo, quien obtuvo antes del vencimiento del plazo la nulidad del contrato. En
dicho contrato la obligación de restituir la cosa no se había cumplido, no era aun exigible. ¿Debería,
entonces, estimarse que dado que la obligación no se ha cumplido, el efecto de la nulidad se obtiene
con a extinción de ésta, lo que implica en la práctica que el comodante no recibe la cosa que entregó en
comodato?
De manera que e efecto propio de la declaración de nulidad, como lo establece el art. 1687, es
el derecho que se concede a las partes a ser restituidos al estado anterior en que se hallarían si
no hubiese existido el acto o contrato nulo; de modo que si éste engendraba obligaciones que no se
encontraban cumplidas, tal derecho se satisface con la extinción de ellas, siempre que de esa manera
se vuelva al estado anterior. En cambio, si la extinción de obligaciones no permite por sí misma, que
se produzca el efecto tantas veces mencionado, deberá una de las partes o ambas efectuar las
prestaciones determinadas por la ley, que reciben el nombre de “prestaciones mutuas”.
Para efectuar las prestaciones mutuas se debe seguir lo dispuesto en el inc. 2 del art. 1687:
Art. 1687 inc. 2: “En las restituciones mutuas que hayan de hacerse los contratantes en virtud
de este pronunciamiento, será cada cual responsable de la pérdida de las especies o de
su deterioro, de los intereses y frutos, y del abono de las mejoras necesarias, útiles o
voluptuarias, tomándose en consideración los casos fortuitos y la posesión de buena o
mala fe de las partes; todo ello según las reglas generales y sin perjuicio de lo dispuesto
en el siguiente artículo.”
a) Caso del poseedor de buena fe. Éste no está obligado a entregar los frutos naturales y civiles
que ha percibido mientras estuvo de buena fe, y se presume que lo está hasta el momento de la
contestación de la demanda.
63
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
b) Declaración de nulidad por objeto o causa ilícita. Tal como señala el art. 1468 se prohíbe
repetir lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas, en consecuencia,
declarada que sea la nulidad absoluta de un acto por objeto o causa ilícita, quien lo celebró a
sabiendas de que adolecía de uno de los vicios mencionados no puede exigir la restitución de lo
que dio o pagó en virtud del contrato, pese a que él puede estar obligado a restituir lo que recibió
a su vez.
c) Caso en que se declara nulo el contrato celebrado con una persona incapaz sin los
requisitos que la ley exige. Esta excepción se encuentra en el art. 1688, el que señala:
Art. 1688: “Si se declara nulo el contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos que la
ley exige, el que contrató con ella no puede pedir restitución o reembolso de lo que
gastó o pagó en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse hecho más
rica con ello la persona incapaz.
Se entenderá haberse hecho ésta más rica, en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas
por medio de ellas, le hubieren sido necesarias; o en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas
por medio de ellas, que no le hubieren sido necesarias, subsistan y se quisiere retenerlas.”
Así la persona capaz que contrató con el incapaz no puede pedir restitución o reembolso de
lo que gastó o pagó en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse hecho más rica
con ello la persona incapaz. Y se entiende haberse hecho ésta más rica, en cuanto a las cosas
pagadas o las adquiridas por medio de ellas, le hubieren sido necesarias; o en cuanto las
cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas, si bien no le hubieren sido necesarias,
subsistan y se quisiere retenerlas.
Los efectos de la nulidad, una vez pronunciada, no se limitan pues sólo a los contratantes,
sino que alcanzan
también a los terceros que derivan su derecho de la persona que adquirió la cosa en virtud del
contrato nulo o rescindido. No hay en esto sino una aplicación de las reglas generales que rigen la
nulidad y la adquisición del dominio; anulado un contrato por resolución judicial ejecutoriada, sus
efectos se producen retroactivamente, y se reputa que el contrato no ha existido nunca, que no ha
habido adquisición del dominio por parte del adquirente, y que el dominio no ha salido jamás del
poder del tradente.
Siendo así, y como por otro lado nadie puede transferir más derechos de los que tiene y nadie
puede adquirir más derechos que los que tenía su causante, las personas que han derivado sus
derechos del que adquirió en virtud del contrato nulo, no han podido adquirir el dominio, puesto que
él no lo tenía, y como el verdadero dueño es el primer vendedor, puede ejercitar la acción
reivindicatoria, que es la que tiene el dueño no poseedor contra el poseedor no dueño.
Igualmente, si en vez de haber sido enajenada la propiedad ha sido gravada con hipoteca,
censo, servidumbre o cualquier otro derecho real, o se ha ejecutado cualquier acto que despoje al
propietario de alguno de sus atributos, el verdadero dueño tiene acción para hacer caducar esos
gravámenes, por haber sido constituidos por quien no era dueño de la cosa.
Es importante destacar que el art. 1689 no distingue si los terceros estaban de buena o de
mala fe, o sea, si conocían o no la circunstancia de haber adquirido la cosa con un vicio de nulidad.
En consecuencia la acción puede intentarse contra terceros de buena o de mala fe.
64
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Hay casos excepcionales que derivan de textos legales, en que la nulidad judicialmente
pronunciada no da acción reivindicatoria contra terceros poseedores:
b) Caso del tercero poseedor que ha adquirido el dominio de la cosa por prescripción
adquisitiva.
El tercero poseedor está a salvo de la acción reivindicatoria cuando ha adquirido el dominio
de la cosa por prescripción, porque los vicios o defectos de que puedan adolecer los títulos de sus
antecesores, no se transmiten a él.
6.- La Inoponibilidad
a) Inoponibilidad de Forma
65
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
3- La sentencia judicial que declara una prescripción hace las veces de escritura pública para
la propiedad de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos; pero no vale contra
terceros sin la competente inscripción (art. 2513).
4- Declarada en interdicción de administrar lo suyo una persona por disipación, la sentencia
que hace la declaración debe inscribirse en el libro de Interdicciones y prohibiciones de
enajenar que lleva el Conservador de Bienes Raíces (art. 447). Si la inscripción no se realiza la
sentencia no produce efectos respecto de terceros, no es oponible a éstos.
ii.- Inoponibilidad de forma por falta de fecha cierta: Los instrumentos privados, cuya
fecha es susceptible de ser alterada por las partes, no hacen fe contra terceros en cuanto a la
exactitud de ella mientras no se produzca un hecho que conforme a la ley dé certeza a aquélla.
En efecto, el Código Civil declara que "la fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto
de terceros sino desde el fallecimiento de algunos de los que le han firmado, o desde el día en
que ha sido copiado en un registro público, o en que conste haberse presentado en juicio, o en
que haya tomado razón de él o le haya inventariado un funcionario competente, en el carácter de
tal" (art. 1703).
Sin perjuicio de lo establecido en la disposición transcrita, la fecha de instrumento privado se
cuenta respecto de terceros desde su protocolización con arreglo a las formas del COT. (art.
419 COT.).
Tratándose de asuntos mercantiles, las escrituras privadas que guardan uniformidad con los
libros de los comerciantes hacen fe de su fecha respecto de terceros, aun fuera de los casos
que enumera el art.1703 del Código Civil (C. de Comercio, art. 127).
b) Inoponibilidad de Fondo:
Son aquellas que se basan en los efectos de un acto que hieren injustamente los derechos de
terceros. Tales inoponibilidades son las siguientes: por falta de concurrencia, por clandestinidad,
por fraude, por lesión de los derechos adquiridos y por lesión de las asignaciones forzosas.
i.- Inoponibilidad por falta de concurrencia. Con este título se engloban los casos en que el
acto o contrato no puede hacerse valer, oponerse, en contra de las personas que no han
concurrido como partes a su celebración. El caso más típico es el de la venta de cosa ajena, la
cual es válida, sin perjuicio de los derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se
extingan por el tiempo (art. 1815). Tal contrato es inoponible al verdadero dueño que, no
concurrió a prestar el consentimiento. También el arrendamiento de cosa ajena es inoponible
al dueño de la cosa arrendada (art. 1916); la prenda de cosa ajena, al dueño (art. 2390).
ii.- Inoponibilidad por clandestinidad. No pueden oponerse a los terceros los actos o
contratos celebrados ocultamente, por la imposibilidad de aquéllos de tornar conocimiento de
éstos. Ejemplo clásico es el de las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar
lo pactado en escritura pública: aquéllas no producen efectos contra terceros, les son
inoponibles (art. 1707 inc.1).
iii.- Inoponibilidad por fraude. Son inoponibles por fraude los actos ejecutados en fraude de
los derechos de terceros. Está fundada en la causal de fraude, por ejemplo, la llamada acción
Pauliana, también ciertas inoponibilidades establecidas por la Ley de Quiebras (art. 75)
iv.- Inoponibilidad por lesión de los derechos adquiridos. Esta inoponibilidad comprende
los casos en que los efectos de un acto no pueden hacerse valer contra terceros que tienen
derechos adquiridos sobre cosas a que el acto se refiere. Así, por ejemplo, el decreto de
posesión definitiva de los bienes del desaparecido otorgado en favor de otros sujetos puede
rescindirse en beneficio del desaparecido si reapareciere, recobrando sus bienes en el estado
en que se hallaren, subsistiendo las enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales
constituidos legalmente en ellos (art. 94 N° 4). Los terceros que adquirieron legalmente estos
derechos sobre los bienes del desaparecido que reaparece podrían oponerle esta adquisición si
él pretendiera recobrarlos en virtud de la rescisión del decreto de posesión definitiva.
v.- Inoponibilidad por lesión de las asignaciones forzosas. Estas asignaciones son aquellas
que el testador está obligado a hacer a ciertas personas determinadas por la ley. Si en un caso
dado el testador nada asigna a estos legitimarios, el testamento no adolece de nulidad, es
66
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
válido, pero inoponible a dichas personas en cuanto los perjudica y ellos pueden solicitar la
reforma del testamento para salvar ese perjuicio (art. 1216).
Hay casos excepcionales en que la nulidad de un acto o contrato no puede hacerse valer en
contra de terceros, los cuales tienen el derecho de que respecto de ellos el acto o contrato se mire
como perfectamente válido.
Un ejemplo en este sentido es la inoponibilidad de la nulidad del contrato de sociedad por
parte de los miembros de la sociedad de hecho en contra de los terceros de buena fe (art. 2058).
Otro caso en que la nulidad es inoponible se encuentra en el matrimonio putativo.
Aunque por regla general la resolución de los actos jurídicos opera con efecto retroactivo, la
resolución judicialmente declarada es inoponible a los terceros de buena fe (arts. 1490 y 1491).
El juez no puede declarar de oficio la inoponibilidad; ésta debe ser alegada por el sujeto en
cuyo favor se encuentra establecida.
Generalmente, la inoponibilidad se deduce como excepción por el tercero en contra del cual
se pretende hacer valer el acto inoponible. En contados casos puede deducirse como acción; así
ocurre con la acción Pauliana.
7.- La Resciliación
8.- La Resolución
Es una sanción civil de ineficacia que se presenta cuando una de las partes de un acto
jurídico bilateral no ha cumplido con su obligación correlativa, ello faculta a la parte
cumplidora para pedir al juez que resuelva o deje sin efecto el contrato. Por regla general la
declara el juez, salvo en la condición resolutoria tácita que opera de pleno derecho, esta se
encuentra regulada en el art. 1489:
Art. 1489. “En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse
por uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.”
9.- La Revocación
Se presenta cuando una de las partes unilateralmente pone fin al contrato, en aquellos casos
excepcionales en que ello procede.
V.gr.: Hay actos que por su propia naturaleza son esencialmente revocables, como el
testamento. Y no sólo los actos unilaterales pueden revocarse; también pueden serlo algunos
bilaterales, como el contrato de mandato en el que el mandante puede poner término unilateralmente
al contrato y en ese caso se llama revocación, cuando quien pone término al mandato es el mandatario
67
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
se llama renuncia. En aquellos contratos de tracto sucesivo en que es permitida (arrendamiento, bajo
ciertas circunstancias), la revocación se llama desahucio o terminación.
68
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.- Generalidades
Lo normal es que las personas regulen directamente sus intereses, sin recurrir a
intermediarios. La representación surge entonces como una excepción a esta regla, ya que por su
intermedio los efectos del acto que ejecuta una persona a nombre de otra se radican directamente en
esta última.
La representación puede ser definida como: “la institución jurídica en virtud de la cual
los efectos de un acto que celebra una persona, que actúa a nombre o en lugar de otra, se
radican en forma inmediata y directa en esta última, como si ella personalmente lo hubiera
celebrado” (Federico Puig Peña)
El Código Civil en su art. 1448 se refiere a la representación en el siguiente tenor:
Art. 1448. “Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por
la ley para representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si
hubiese contratado él mismo.”
b) Representación voluntaria
La representación voluntaria, a diferencia de la legal, surge exclusivamente como consecuencia
de un acto voluntario del interesado, que otorga poder a otra persona para que actúe a su nombre.
Supone, por consiguiente, la más amplia libertad del interesado (futuro representado) para
decidir, en primer lugar, si actúa o no personalmente; y, en caso de optar por actuar representado,
para escoger la persona del representante, que puede incluso ser un relativamente incapaz. Quien
otorga el poder debe necesariamente ser capaz.
La teoría de la ficción ha sido abandonada, sobre todo porque resulta impotente para explicar casos
de representación legal como el del demente e impúber. Es imposible admitir que el representante
expresa la voluntad de éstos, ya que la ley les da precisamente tutor o curador porque carecen de
voluntad.
Sistema Nacional
A juicio del profesor Arturo Alessandri Rodríguez, la teoría de la modalidad encuadra
perfectamente dentro del sistema del Código Civil chileno. Sostiene que de los términos del art.
1448 aparece claramente que es el representante el que celebra el acto, pero atribuyéndole los
mismos efectos que si hubiese sido ejecutado por el representado; no considera la ley que el acto sea
consentido por el representado, sino que estima que los efectos de este acto se radican en el
representado, como si él lo hubiese ejecutado.
La mayoría de los autores nacionales se manifiestan contestes con esta teoría.
Algunas sentencias chilenas han aceptado también la teoría de la modalidad
El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que
se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera (art. 2116).
El mandato y la facultad de representación son diferentes. En el mandato existe una relación
contractual en virtud de la cual una de las partes resulta obligada a realizar determinado negocio, que
le fue encomendado por la otra parte. El poder de representación, en cambio, es una manifestación de
voluntad para que los actos de una persona puedan afectar a otra.
El mandato es una relación contractual que supone necesariamente el acuerdo de
voluntad entre el mandante y el mandatario; el otorgamiento de poder, en cambio, es un acto
jurídico unilateral, por el cual una persona confiere a la otra la facultad de representarla.
La representación es independiente del mandato. Éste puede existir sin que haya
representación, sin que el mandatario obre a nombre del mandante, sino en el suyo propio, y a la
inversa, puede haber representación sin mandato, como en el caso de la representación legal.
En todo caso ambas nociones se encuentran íntimamente ligadas, la doctrina unánimemente
señala que la representación es un elemento de la naturaleza del mandato.
70
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Cuando la ley requiere para la plena validez de un acto que el consentimiento no esté viciado: ¿a
qué consentimiento se refiere?, ¿al del representante o al del representado? Por otra parte, cuando la
ley exige capacidad, ¿quién debe ser capaz?, ¿el representante o el representado?
Se suele presentar una serie de problemas que dicen relación con esta materia y que deriva de
la falta de un texto expreso de la ley. La doctrina tampoco contempla un principio general, por lo que se
hace recomendable el análisis caso a caso.
a) En relación a la Capacidad
Para la plena eficacia del acto jurídico la ley requiere que tanto el autor (acto jdco. unilateral)
como las partes (acto jdco. bilateral) sean capaces.
Ahora bien, ¿quién debe ser capaz, el representante o el representado?
Se hace necesario distinguir:
- Representación legal: el representado es normalmente un incapaz, absoluto o relativo, quien
precisamente por carecer de voluntad requiere de representación, por esta misma razón el
representante debe ser persona capaz.
- Representación voluntaria: El representado debe ser persona capaz, pues la capacidad es un
requisito para que el otorgamiento de poder permita la representación. En cabio el
representante que tiene la calidad de mandatario, puede ser incapaz (incapaz relativo), así lo
confirma el art. 2128 71.
71 Art. 2128. “Si se constituye mandatario a un menor adulto, los actos ejecutados por el mandatario serán válidos respecto de
terceros en cuanto obliguen a éstos y al mandante; pero las obligaciones del mandatario para con el mandante y
terceros no podrán tener efecto sino según las reglas relativas a los menores.”
72 La ley protege el patrimonio de éstos por la vulnerabilidad que surge de su estado o calidad actual.
71
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
representado, sea que provenga del representante, el dolo vicia el consentimiento mientras sea
determinante.
e) En relación con la disposición que impide demandar la nulidad absoluta al que sabía o debía
saber el vicio que invalidaba el acto y con aquella que impide repetir lo pagado por un objeto o
causa ilícita a sabiendas
Es indudable que el representado que sabía o debía saber el vicio que invalidaba el acto, o que
tuvo la calidad de parte en un contrato a sabiendas del objeto o causa ilícita, no puede alegar la
nulidad absoluta o repetir lo pagado, respectivamente.
El problema surge en la situación contraria, es decir, cuando el representante es quien sabía o
debía saber el vicio que invalidaba el acto o quien contrató a sabiendas del objeto o causa ilícita.
En general, la doctrina se inclina por restar importancia a tal mala fe del representante, en
aplicación del principio que dice que la persona que es parte de un acto jurídico debe sufrir los
perjuicios que emanen de su propia ciencia, y no de la de otros.
Lo anterior se advierte con especial claridad en la representación legal, ya que en estos casos
es el representante es llamado a manifestar su voluntad, supliendo la de aquellos quienes la ley
considera que no tienen o no pueden manifestar la suya propia.
Sin embargo, también en la representación voluntaria el representante es quien da vida al
acto jurídico con su voluntad, como señala Stolfi, ello se da, en todo caso, aunque haya de atenerse
a las instrucciones recibidas: en efecto, la correlación de estas últimas con las cláusulas pactadas
sirve únicamente para comprobar si actuó o no dentro de los límites de sus poderes.
72
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
En general, nadie está facultado para disponer de los intereses ajenos; de los intereses que se
encuentran dentro de la órbita jurídica de otras personas, a menos que tengan el poder para ello.
Se entiende por poder, en este ámbito, la autorización que tiene una persona para
concertar negocios por cuenta de otra, obligando exclusiva y directamente al representado.
Puede provenir de la ley o bien de la voluntad del interesado.
El poder debe por lo tanto existir y ser anterior a la celebración de acto en que se ejerce dicho
poder. Sin embargo, y aunque no exista poder de representación, es posible que los efectos del acto
ejecutado por una persona se radiquen en otra, como si hubiese existido el mencionado poder:
- Cuando el acto jurídico ha sido celebrado por un agente oficioso o gestor de negocios ajenos, se
entiende que si la gestión realizada fue útil para el interesado, éste la ha autorizado en el
momento mismo en que se realizó; por el hecho de ser útil la ley la entiende autorizada.
- Cuando con posterioridad a la celebración del acto el interesado lo ratifica.
En lo que s refiere a la extinción del poder de representación se señalan las siguientes causales:
1) la revocación de poder, 2) la muerte del representado, 3) la muerte del representante y 4) la
incapacidad sobreviniente del representante.
Los efectos de la representación legal y la voluntaria son unos mismos. Consisten en que los
derechos y las obligaciones del acto celebrado por el representante se radiquen en la persona
del representado como si hubiese contratado él mismo (art.1448).
9.- La Ratificación
El acto jurídico que celebra una persona a nombre de otra, en exceso o defecto de poder, no
adolece de nulidad por este hecho.
La ratificación es un acto jurídico unilateral en virtud del cual el representado aprueba
lo hecho por el que se dijo su representante o lo que éste hizo excediendo las facultades que
se le confirieron.
El acto jurídico celebrado en las condiciones mencionadas será ineficaz si la persona a cuyo
nombre se realiza no lo ratifica; y será plenamente eficaz en caso contrario.
La ratificación puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando el representado en términos
formales y explícitos manifiesta su voluntad de hacer suyo el acto ejecutado por el representante. Es
tácita si se desprende de cualquier hecho ejecutado por el representado que manifieste en forma
inequívoca la voluntad de aceptar lo que en su nombre se ha hecho, v.gr.: si exige el cumplimiento de
las obligaciones que derivan del contrato que ratifica.
Si el acto por ratificar es solemne, la ratificación también deberá ser solemne y deberán llenarse
las mismas solemnidades que la ley exija para ejecutar el acto de que se trata.
La ratificación debe emanar necesariamente del representado, sus herederos o
representantes legales y, en todo caso, el que ratifica debe tener capacidad suficiente para ejecutar
el acto a que se refiere la ratificación.
La ratificación es además irrevocable y opera con efecto retroactivo.
73 A pesar de esto, el legislador para proteger los derechos de terceros que puedan verse afectados, ha dispuesto, en la regulación del
contrato de mandato, una serie de excepciones por las cuales el mandatario o bien el mandante podrían verse obligados (arts. 2160
inc. 2, 2173, 2154)
73
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
1.1.- Generalidades
Se puede definir a las modalidades como las cláusulas que se insertan en un acto jurídico con el
fin de alterar los efectos que normalmente dicho acto produce.
Las modalidades integran los denominados “elementos accidentales del acto jurídico” a que se
refiere el art. 1444 del Código Civil.
Las principales modalidades son la condición, el plazo y el modo; sin perjuicio de esto algunos
autores le asignan la calidad de modalidades a la representación y la solidaridad, 74que se pacta en
una obligación con pluralidad de deudores o de acreedores.
a) Son elementos accidentales; es decir, pueden o no hallarse incorporados en un acto, sin que
ejerzan influencia sobre la existencia o validez de éste; pero una vez incorporados a un acto jurídico,
pasan a ser parte integrante del mismo e influyen sobre su eficacia. 75
b) Son de carácter excepcional; la regla general es que los actos sean puros y simples, esto es, que
produzcan sus efectos inmediatamente y para siempre
En primer lugar debemos distinguir entre actos jurídicos patrimoniales por un lado y actos de
familia por el otro.
Tratándose de los actos patrimoniales, la regla general es que son susceptibles de someterse a
las modalidades sin mayores restricciones que el respeto a la ley, las buenas costumbres y el orden
público; ya que en derecho privado la regla fundamental es que puede hacerse todo lo que la ley no
prohíbe.
Excepcionalmente, hay algunos actos que no admiten modalidades. Así, "no se puede aceptar o
repudiar (una herencia) condicionalmente, ni hasta o desde cierto día" (art. 1227); "la legítima rigorosa
no es susceptible de condición, plazo, modo o gravamen alguno" (art. 1192). 77
Los actos de familia, por el contrario, no admiten modalidades, porque sus efectos son fijados
por el legislador en forma expresa e imperativa
74 De ser aceptadas la representación y la solidaridad en calidad de modalidades, éstas sólo podrían serlo tratándose de la representación
voluntaria y la solidaridad de que tenga como fuente la voluntad de parte, nunca las que tengan como fuente la ley; debido a que las
modalidades requieren de una manifestación expresa de voluntad.
75 A pesar de lo anterior, en el contrato de Promesa (art. 1554) la ley dispone la necesidad de una condición o plazo, por lo que en tal
caso la condición o plazo que se convenga pasaría a ser un elemento de la esencia de tal contrato.
76 Sin perjuicio de lo señalado, la ley en ciertas circunstancias establece condiciones o plazos, pero en éstos casos estas disposiciones no
pasarían a ser “modalidades”; ya que la ley las contempla como bien un elemento de la naturaleza del acto o contrato o bien como un
elemento de la esencia del mismo. Ejemplo de la primera posibilidad (condición como elemento de la naturaleza) es la “condición
resolutoria tácita” del art. 1489, según la cual en todo contrato bilateral va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por un de
las partes lo pactado; y ejemplo de la segunda posibilidad (condición como elemento de la esencia) lo encontramos en el art. 738 que
establece la condición de que exista el fideicomisario o un substituto al tiempo de la restitución, para que se configure el fideicomiso.
77 Sin embargo, hay que tener presente con respecto a esta última disposición la Ley General de Bancos: establece que podrán sujetarse
a la administración de los Bancos comerciales y Bancos hipotecarios la administración de los bienes que constituyen la legítima
rigorosa, durante la incapacidad del legitimario (Ley Gral. de Bancos, art. 48, N° 7).
74
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
2.- La Condición
Art. 1473. “Es obligación condicional la que depende de una condición, esto es, de un
acontecimiento futuro que puede suceder o no.”
2.2.- Clasificaciones
Del art. 1475 se extrae que, según que el hecho sea física y moralmente realizable o no
lo sea, la condición es posible o imposible, respectivamente. Es físicamente imposible la
condición que consiste en un hecho contrario a las leyes de la naturaleza física, y moralmente
imposible la que consiste en un hecho prohibido por las leyes, o es opuesta a las buenas
costumbres o al orden público. Se miran también como imposibles las que están concebidas en
términos ininteligibles.
Ejemplo de condición físicamente imposible: Te doy mi auto si no respiras durante 24 horas.
Ejemplo de condición moralmente imposible: te pago 20 millones de pesos si das muerte a X.
75
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La consecuencia que produce la condición imposible en cada uno de los anteriores casos, es
la ineficacia del contrato.
Art. 1477. “Se llama condición potestativa la que depende de la voluntad del acreedor o del deudor;
casual la que depende de la voluntad de un tercero o de un acaso; mixta la que en parte
depende de la voluntad del acreedor y en parte de la voluntad de un tercero o de un acaso.”
Bien definidas están las condiciones potestativas y casuales, pero no así las mixtas, en que
se omitió mencionar la voluntad del deudor. Puede decirse, en consecuencia, que condición mixta
es la que en parte depende de la voluntad del acreedor o del deudor y en parte de la voluntad de
un tercero o de un acaso.
Ejemplos:
- Condición potestativa: si me voy a Europa, te arriendo mi casa.
- Condición casual dependiente de la voluntad de un tercero: si Pedro deja el empleo, te lo
reservo a ti.
- Condición casual dependiente de un acaso: si llueve en diciembre, te regalo un paraguas.
- Condición mixta: si celebro matrimonio con María, te donaré mi auto. Es condición mixta,
porque depende de la voluntad del deudor (yo) y de un tercero (María).
Art. 1479. “La condición se llama suspensiva si, mientras no se cumple, suspende la adquisición de
un derecho; y resolutoria, cuando por su cumplimiento se extingue un derecho.”
78 Art. 1478. “Son nulas las obligaciones contraídas bajo una condición potestativa que consista en la mera voluntad de la
persona que se obliga.
Si la condición consiste en un hecho voluntario de cualquiera de las partes, valdrá.”
76
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La condición se encuentra cumplida el día que se verifica el hecho en que ella consiste.
Cumplida que se encuentre la condición, nace el derecho para el acreedor y la obligación
para el deudor. Recién en el momento en que la condición se cumple, el acreedor puede reclamar
la prestación que, asimismo desde ese momento, se le debe por deudor.
Si bien en estricto rigor, el derecho del acreedor y la correlativa obligación del deudor sólo
adquieren existencia una vez que la condición se encuentra cumplida, la ley finge que tanto el
derecho como la obligación existen desde el momento en que se constituye la relación de
obligación, como si ésta hubiera sido pura y simple. Por eso se dice que la obligación suspensiva
cumplida opera con “efecto retroactivo”.
Es importante tener en cuenta, en relación a la condición suspensiva lo dispuesto en el art.
1492 incs. 1 y 2:
Art. 1492 incs.1 y 2: “El derecho del acreedor que fallece en el intervalo entre el contrato
condicional y el cumplimiento de la condición, se transmite a sus herederos; y lo mismo
sucede con la obligación del deudor.
Esta regla no se aplica a las asignaciones testamentarias, ni a las donaciones
entre vivos.”
Según el anterior artículo, el derecho que pueda tener el acreedor condicional y que se
encuentra suspenso al cumplimiento de la condición, se transmite a sus herederos; salvo las dos
excepciones que contempla el inciso 2, o sea, no opera tratándose de las asignaciones
77
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
testamentarias ni en las donaciones entre vivos. Por el contrario, la obligación del deudor
condicional se transmite siempre a sus herederos.
La condición se encuentra fallida le día en que llegue a ser cierto que dicho hecho no se va a
realizar o en que vence el plazo establecido por la ley o por las partes para que el acontecimiento se
verifique, y no se ha verificado.
En otros términos la condición fallida es la que ya, fuera de toda duda, no puede realizarse;
dicho de otro modo: la condición está fallida cuando el hecho en que consistía no se ha verificado
y ya no es posible que se realice.
Fallida la condición, el germen de derecho que tenía el acreedor condicional se frustra y
desaparece, “como si nunca hubiese existido”. Se entiende, asimismo, que nunca existió obligación
alguna para el deudor condicional. Si se hubieran decretado providencias conservativas a petición el
acreedor, éstas deberán alzarse, pues desaparece la causa que justificó su dictación.
El hecho futuro e incierto en que cosiste la condición puede estar asociado a un plazo, o sea, a
un hecho futuro y cierto; de manera que dicho acontecimiento deba, según la voluntad de las partes,
verificarse dentro de un lapso de tiempo determinado. Así si el hecho en que consiste la condición se
efectúa (condición positiva) dentro del lapso establecido, o bien transcurrido dicho plazo no se efectúa
(condición negativa), la condición se encontrará cumplida; por el contrario si transcurre el plazo fijado
por las partes sin que el hecho se verifique (condición positiva), o bien si tiene lugar tal hecho (condición
negativa) dentro de tal plazo, la condición se reputará fallida.
Pero, el tiempo en que puede cumplirse el hecho en que consiste una condición, no solamente lo
pueden fijar las partes, sino que por el contrario la ley establece un plazo máximo dentro del cual deben
consolidarse los derechos, afectando dicho tope máximo a las condiciones. En efecto, al legislador,
inspirado en la libre circulación de bienes, le interesa que las situaciones que produzcan incertidumbre
en cuanto a la consolidación de derechos, no se prolonguen indefinidamente.
Así Don Andrés Bello, en el Mensaje de Código Civil establecía originalmente un límite a la
duración de las condiciones suspensivas y resolutorias, que, en general se deben reputar fallidas si
tardan más de treinta años en cumplirse. Este plazo de treinta años, era asimismo el máximo que
establecía el Código Civil para la prescripción. Como lo apunta Don Víctor Vial a través de sucesivas
modificaciones legales, dicho plazo máximo se redujo primero a quince años y luego a diez. De lo
anterior cabe inducir que el plazo de 30 años original que contemplaba el código, debe entenderse
referido a 10 años. En consecuencia cabe concluir que la condición que no se cumple en 10 años,
debe entenderse fallida.
Si bien las partes tienen derecho a establecer libremente plazos dentro de los cuales deba o no
deba verificarse el hecho en que consiste la condición, éste plazo no puede exceder del límite legal de 10
años.
Deben distinguirse los efectos que puedan producirse respecto a las partes y respecto a terceros
78
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Los arts. 1490 y 1491 propician las reglas para solucionar los eventuales problemas que
pueden presentarse, al adquirir un tercero una cosa de aquella parte que estaba obligada a
entregarla, mientras se encontraba pendiente la condición.
Art. 1490. “Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la
enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.”
Art. 1491. “Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición
constaba en el título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.”
Para comprender el alcance de los mencionados artículos, resulta útil plantear ejemplo:
Con fecha 2 de enero de 2000, Pedro celebra con Juan un contrato de compraventa, por el cual
el primero vende al segundo el caballo “Chanete”, en 1.000.000 de pesos, estipulando las partes que
los efectos del contrato, esto es, los derechos y obligaciones que crea, se van a producir solamente en
el evento de que Juan apruebe sus exámenes de fin de año en la universidad. El 20 de septiembre
del mismo año, encontrándose la condición suspensiva pendiente, Pedro dona el caballo “chanete” a
María, a quien le hace la tradición del mismo. Finalmente el día 12 de diciembre de 2000, Juan
finaliza con éxito sus exámenes de fin de año, con lo que la condición se cumple.
Cumplida la condición suspensiva, nace el derecho de Juan para exigir a Pedro la tradición de
“Chanete”, produciéndose el problema, dado que el caballo ya o se encuentra en el patrimonio del
vendedor, pues éste lo había enajenado un tercero.
Se presenta entonces, un conflicto de intereses entre el acreedor que tiene derecho a exigir la
tradición (Juan) y el tercero (María).
Si tenemos en cuenta el efecto retroactivo con que opera la condición suspensiva el conflicto
queda planteado n los siguientes términos: el adquirente (Pedro), no dueño de la cosa, que a su vez,
enajena la cosa a un tercero (María), no puede transferir a éste más derechos que los que tiene, de
modo que dicho tercero no adquiere el dominio, sino que solamente la posesión. El conflicto se
presenta, entonces, entre el dueño no poseedor (Pedro), que es la parte en el contrato que hizo a la
otra la tradición que no transfirió el dominio, y el poseedor no dueño (María), persona que sin ser
parte en el contrato adquiere de una de éstas la cosa (caballo “Chanete”).
Para la determinación del interés más digno de protección, el legislador, si bien razona sobre la
base del efecto retroactivo de la condición suspensiva cumplida, atiende, también, a una situación
de hecho: la buena o mala fe del tercero, constituida la primera por el desconocimiento por parte
del adquirente de la existencia de la condición suspensiva.
Para estos efectos el legislador distingue también según se trate de cosas muebles (art. 1490) y
cosas inmuebles (art. 1491).
Así tratándose de cosas muebles, el art. 1490 privilegia los intereses de la persona que está en
posesión de la cosa, en desmedro de quien debe considerarse dueño y que tiene el derecho personal
para exigir la restitución, si dicho poseedor se encuentra de buena fe. En este caso el tercero
poseedor no queda obligado a restituir la cosa al dueño, pudiendo conservar la posesión de la
misma.
Por el contrario privilegia los intereses de la persona que tiene derecho a exigir la restitución de
la cosa, en desmedro de los intereses del tercero que los adquirió, solamente si éste se encuentra de
mala fe. 79
Como la ley presume la buena fe, sólo se puede reivindicar la cosa mueble en contra de un
tercero adquirente si se prueba la mala fe de ésta.
Tratándose de las cosas inmuebles, el art. 1491 contempla una regla que presenta ciertos
matices que permiten diferenciarla de la que el art. 1490 señala para las cosas muebles. El más
importante es que el art. 1491, no atiende directamente a la buena o mala fe del tercero para
solucionar el conflicto, sino que simplemente a un hecho objetivo: si la condición costa o no en el
79 Cabe comparar esta situación con a declaración de nulidad que también opera con efecto retroactivo levando a las partes a estado
anterior a la contratación. Tratándose de los efectos de la nulidad respecto de los terceros que han entrado en relaciones jurídicas con las
partes, el art. 1689 da acción reivindicatoria a las artes en contra de terceros sin distinguir si éstos están o no de buena o de mala fe;
situación contrapuesta a la contemplada en los arts. 1490 y 1491, en que la mala o buena fe va a ser determinante para analizar la
procedencia de las acciones en contra de terceros poseedores.
79
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
contrato respectivo, de manera que de constar en la forma prescrita por el art. 1491, la condición ha
de tener la suficiente publicidad como para que los terceros tomen cuenta de ella.
De manera que el art. 1491, igualmente razona sobe la base del conocimiento que pudiera
haber tenido el tercero adquirente de la condición suspensiva, pero con una particularidad: dicho
conocimiento necesariamente debe provenir de lo que se expresa en el contrato en el cual existe una
condición resolutoria. Si en dicho contrato, que debe otorgarse por escritura pública y que
puede encontrarse inscrito, consta la condición suspensiva, la ley presume de derecho que el
tercero que adquiere posteriormente la cosa objeto de ese contrato lo hace con cabal
conocimiento de la existencia de la condición y en consecuencia en conocimiento de que el
derecho que adquiere se encuentra expuesto a un eventual riesgo de extinción.
Mientras no se realiza el hecho que la constituye; dentro del espacio de tiempo que media
entre la fecha del contrato que engendra el derecho afecto al riesgo de extinción, y la fecha en que tal
hecho se realiza, o en que ha llegado a ser cierto que el hecho no se va a realizar, o en que se cumple
el plazo fijado por las partes o la ley para que el hecho se verifique, sin que hubiere tenido lugar.
O sea, desde la celebración del contrato hasta el día en que la condición se reputa cumplida o
fallida.
La gran diferencia que presenta la condición resolutoria pendiente con la condición suspensiva
pendiente radica en que, en la primera, no existe incertidumbre alguna en torno a la existencia del
derecho; por el contrario, éste nace como si la obligación fuera “pura y simple”.
En este caso el acreedor puede exigir de inmediato al deudor el cumplimiento de la
prestación, el acreedor es titular del derecho puede ejercer todas las facultades de que está dotado
sin mayores restricciones, sin embargo su derecho es un derecho “afecto a riesgo de extinción”.
80
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
La condición resolutoria se encuentra fallida, cuando llega a ser cierto que el hecho previsto
en la condición no sucederá, o bien cuando éste ha tenido lugar, tratándose de una condición
negativa.
Lo anterior puede suceder en cualquier momento, como consecuencia de un hecho que así lo
revele, o bien cuando ha expirado el plazo (convencional o legal) dentro del cual el acontecimiento ha
debido verificarse, y no se ha verificado.
En este caso tiene fundamental importancia el tope legal de 10 años, dentro del cual deben
consolidarse los derechos.
En suma, fallida la condición resolutoria, desaparece el riesgo de extinción que afectaba al
derecho, se consolida en definitiva.
Art. 1489. “En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.”
De la lectura del art. 1489, se desprende que el ámbito de aplicación de la condición resolutoria
tácita se circunscribe solo a los “contratos bilaterales”, o sea, aquellos contratos que obligan a ambas
partes.
El hecho de que la condición resolutoria tácita sea un “elemento de la naturaleza” de los
contratos naturales, significa que se entiende pertenecerle a éstos sin necesidad de cláusulas
especiales, porque es la propia ley la que la subentiende. Sin embargo, por el mismo hecho de ser de
la naturaleza del contrato y no de la esencia, puede faltar en los mismos, pero ello será posible
solamente como consecuencia de una expresa manifestación de voluntad.
Por último, y a riesgo de ser majadero, en la condición resolutoria tácita el evento futuro e
incierto contrato es el incumplimiento de la obligación de una de las partes en el contrato
bilateral, y de dicho efecto nace el derecho para el contratante diligente de solicitar las alternativas que
dispone el art. 1489 inc. 2.
En atención a lo anterior, la condición resolutoria tácita se entiende cumplida una vez que se
verifica la infracción de la obligación de una de las partes. Sin embargo, a diferencia de la condición
resolutoria ordinaria, el sólo hecho de la infracción no acarrea de pleno derecho la resolución del
contrato. Para que el vínculo contractual deje de producir efectos y se extingan los derechos
obligaciones que habían engendrado, es necesario que el juez declare la resolución del contrato por
incumplimiento de la obligación de una de las partes. De manera que el contrato subsiste y produce
todos sus efectos hasta que se declara judicialmente su resolución.
Sin embargo el contratante diligente no sólo tiene el derecho de demandar la resolución del
contrato, por el contrario el inc. 2 del art. 1489 le concede a éste el derecho alternativo y arbitrario de
demandar:
- 1) La resolución del contrato
- 2) El cumplimiento forzado de la obligación
81
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
En todo caso, sea que se compela al obligado a cumplir, o sea que se declare la resolución de
contrato, tendrá en ambos casos el demandante el derecho a exigir que se le indemnicen los
perjuicios sufridos.
La Acción Resolutoria
Como se indicó el art. 1489 inc. 2 concede a la víctima del incumplimiento contractual la
facultad de elegir a su elección si demanda a resolución del contrato o bien el cumplimiento forzado del
contrato, en ambos casos con indemnización de perjuicios.
El contratante que decide perseverar en el contrato y demanda la ejecución forzada de la
obligación, revela con su comportamiento que no está interesado ni quiere que operen los efectos de
una condición resolutoria.
El contratante que opta por que se produzcan los efectos propios de la condición resolutoria, lo
que implica, como ya se ha mencionado, la extinción o muerte del contrato, debe entablar la acción
resolutoria.
El sujeto activo en la acción resolutoria es el llamado “contratante diligente”, o sea, quien ha
cumplido o está llano a cumplir las obligaciones que para su parte engendra el contrato bilateral.
El sujeto pasivo, es el llamado “contratante negligente”, aquel que infringe la obligación
que para él engendra el contrato bilateral, una vez que ésta se hace exigible. 80
La cosa pedida en la acción resolutoria es la resolución del contrato. Adicionalmente puede
pedirse la indemnización de perjuicios.
La causa de pedir es la infracción de obligación de la contraparte en el contrato bilateral
El Pacto Comisorio, en un sentido amplio 81, es el acontecimiento futuro e incierto del cual
depende la extinción de un contrato, y que consiste en el incumplimiento por parte de alguno de
los contratantes de una obligación del contrato, pero que a diferencia de la condición resolutoria
tácita se encuentra expresamente estipulada por las partes.
El Código Civil reglamenta el pacto comisorio como una convención accesoria al contrato de
compraventa, que permite a las partes estipular que el incumplimiento de la obligación del
comprador de pagar el precio traerá como consecuencia la resolución del contrato.
Este es el pacto comisorio regulado por la ley, o “pacto comisorio típico”, contenido en el art.
1877:
Art. 1877. “Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo
convenido, se resolverá el contrato de venta.
Entiéndese siempre esta estipulación en el contrato de venta; y cuando se expresa, toma
el nombre de pacto comisorio, y produce los efectos que van a indicarse.”
80 En general se infringe una obligación cuando ésta no se cumple, o se cumple en forma imperfecta o tardía.
81 O sea, comprendiendo tanto al pacto comisorio típico como al atípico.
82
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
voluntad nos señala que las partes, en general, tienen amplia liberad para crear instituciones y figuras
que permitan regular sus intereses, siempre que éstas no contravengan la ley, el orden público y las
buenas costumbres; de manera que nos parce perfectamente posible la creación, por los contratantes,
de “pactos comisorios atípicos”.
En general, tal como dispone el art 1877, el incumplimiento de la obligación del comprador de
pagar el precio trae como consecuencia la resolución del contrato.
Sin embargo se hace necesario distinguir entre dos tipos de pacto comisorio típico:
- El pacto comisorio simple
- El pacto comisorio calificado
Siguiendo la postura de Víctor Vial, nos parece que no es posible aplicar por analogía las
disposiciones relativas a la compraventa que aparecen regulando los efectos el pacto comisorio
típico. Por el contrario, y en ausencia de norma legal, los pactos comisorios atípicos producirán los
efectos señalados por las partes, y en silencio de éstas lo que determine el juez, interpretando la
intención que tuvieron con su estipulación.
La Acción Comisoria
83
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Al igual que la acción resolutoria, que emana de la condición resolutoria tácita, la acción
comisoria es prescriptible, lo que significa que la acción se extingue si no se ejerce dentro del plazo que
establece la ley. Para determinar el plazo en que prescribe la acción comisoria es necesario distinguir
entre el pacto comisorio típico y el atípico:
- Pacto comisorio típico: el art. 1880 establece una prescripción especial:
Art. 1880. “El pacto comisorio prescribe al plazo prefijado por las partes, si no pasare
de cuatro años, contados desde la fecha del contrato.
Transcurridos estos cuatro años, prescribe necesariamente, sea que se haya
estipulado un plazo más largo o ninguno.”
- Pacto comisorio atípico: a falta de una norma especial que determine la prescripción, cabe
aplicar el principio general, según el cual las “acciones personales” prescriben en el plazo de 5
años, contados desde que la obligación se ha hecho exigible.
Para estudiar los efectos de las tres formas de condición resolutoria, habrá que distinguir entre
aquellos que se producen entre las partes y aquellos que se producen respecto de terceros.
Como ya se analizó los efectos, una vez cumplida la condición, pueden producirse ipso iure o
de pleno derecho (condición resolutoria ordinaria) o bien puede ser necesaria la dictación de una
sentencia judicial que declare la resolución del acto (condición resolutoria tácita o pacto comisorio).
En relación de los efectos para con los terceros, la situación va a ser la misma que en la
condición suspensiva, el legislador va a proteger a aquellos terceros que hayan adquirido las cosas
de buena fe, y respecto de los terceros que se encuentren de mala fe será posible la reivindicación.
Para tales efectos se entenderá por buena fe, el desconocimiento del tercero acerca de que la
existencia de una condición resolutoria que amenazaba con extinguir el derecho de aquel de
quien recibió la cosa, tratándose de bienes muebles. Y tratándose de bienes inmuebles, se
presume de derecho la mala fe si la condición resolutoria constaba en el título respectivo,
inscrito u otorgado por escritura pública (arts. 1490 y 1491)
84
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
Art. 1483. “La condición debe ser cumplida del modo que las partes han
probablemente entendido que lo fuese, y se presumirá que el modo
más racional de cumplirla es el que han entendido las partes.
Cuando, por ejemplo, la condición consiste en pagar una suma
de dinero a una persona que está bajo tutela o curaduría, no se
tendrá por cumplida la condición, si se entrega a la misma
persona, y ésta lo disipa.”
3.- El Plazo
3.1.- Generalidades
Art. 1494. “El plazo es la época que se fija para el cumplimiento de la obligación, y puede
ser expreso o tácito. Es tácito el indispensable para cumplirlo.”
En doctrina la definición más aceptada expresa que el plazo es un hecho futuro y cierto del
cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho.
Dos son, pues, las características del plazo: 1) El ser un hecho futuro, un acontecimiento
que debe realizarse con posterioridad a la celebración del acto jurídico, y 2) el ser un hecho cierto,
inevitable, que necesariamente ha de llegar.
a) Atendiendo al hecho de que el plazo puede estar expresamente establecido o bien deducirse de la
naturaleza de una obligación, el plazo se clasifica en expreso y tácito.
i.- Expreso: es el que aparece establecido de manera explícita en una declaración de voluntad
o en una disposición legal.
ii.- Tácito: es el que subentiende la ley a falta de estipulación de las partes, es el
indispensable para cumplir la obligación.
b) Más allá de que el plazo sea un hecho cierto, que necesariamente ha de llegar, el día en que el
hecho se verifique puede encontrarse perfectamente determinado o bien puede ser
indeterminado.
i.- Determinado: cuando se sabe el día en que se realizará el hecho futuro e inevitable; v.gr.:
la Pascua del año 2020
ii.- Indeterminado: cuando se ignora ese día; v.gr.: la muerte de una persona.
c) En atención al origen o fuente del plazo, éste puede ser legal, judicial o convencional.
i.- Legal: el que establece directamente la ley. El plazo legal es frecuente en materia procesal y
más escaso en la civil; pueden señalarse, por ejemplo, los plazos de prescripción para ejercer
las acciones; en el mutuo, cuando no se hubiere fijado término para el pago, el Código Civil
dice que no habrá derecho de exigirlo dentro de los diez días subsiguientes a la entrega (art.
2200), respecto al usufructo si las partes no hubieren convenido un plazo de duración, se
entenderá que es por toda la vida del usufructuario, si es persona natural.
85
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
ii.- Judicial: sólo en casos excepcionales el juez puede fijar un plazo y siempre que así la ley lo
disponga. Según señala el art. 1494 inc. 2, no puede el juez sino en casos especiales que las
leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de una obligación: sólo puede interpretar el
concebido en términos vagos u oscuros. Son ejemplos de plazo judicial los siguientes: El
poseedor vencido debe restituir la cosa en el plazo que el juez le señale (art. 904); en el caso de
haberse pactado que el mutuario pague cuando le sea posible, puede el juez, atendidas las
circunstancias, fijar un término (art. 2201), y el juez puede ampliar o restringir el plazo legal
para inventariar los bienes del pupilo (art. 378).
iii.- Convencional: es el que estipulan las partes en un contrato. Sólo el plazo establecido por
las partes tiene el carácter de modalidad del acto jurídico.
d) Atendiendo a que del plazo puede depender el ejercicio o la extinción de un derecho, éste se
clasifica en suspensivo y extintivo.
i.- Suspensivo: es el hecho futuro y cierto del cual depende el ejercicio de un derecho. Esto
significa que aunque se ha adquirido un derecho, éste no se puede exigir o reclamar mientras
no se cumpla el plazo. V.gr.: una compraventa en que se estipula que el precio se pagará seis
meses después de celebrado el contrato.
ii.- Extintivo: cuando por su cumplimiento se extingue un derecho. Es aquel acontecimiento
futuro y cierto hasta el cual duran los efectos del acto jurídico. V.gr.: el arrendamiento de una
cosa por un período determinado.
El plazo puede encontrase en dos estados: pendiente y cumplido. Para atender a los efectos
respecto de cada uno de estos dos estados hay que distinguir entre plazo suspensivo y extintivo
Celebrado el contrato nace el derecho del acreedor y la correlativa obligación del deudor; sin
embargo el acreedor no puede ejercer su derecho ni reclamar el cumplimiento de la prestación debida
mientras el plazo se encuentre pendiente. La exigibilidad o ejercicio del derecho del acreedor se
encuentra sujeta al cumplimiento de la condición suspensiva.
Prueban la existencia del derecho sujeto a plazo suspensivo las siguientes razones:
- El capital prestado a plazo produce interés, lo que indica que el acreedor tiene derecho sobre ese
capital;
- El acreedor, en ciertos casos, como tratándose del deudor constituido en quiebra o que se halla
en notoria insolvencia, puede ejercitar su derecho antes de expirado el plazo (art. 1496);
- Lo que se paga antes de cumplirse el plazo, no está sujeto a restitución (art. 1495)
Finalmente, resta por decir que el derecho constituido a plazo suspensivo permite también la
impetración de medidas conservativas.
Se dice que el plazo se haya cumplido, cuando se verifica la realización del hecho en que
consiste, ésta produce la exigibilidad del derecho: cumplido el plazo, puede el acreedor o
propietario ejercitar su derecho, porque ya no existe el obstáculo que se oponía, el plazo suspensivo.
Cumplido el plazo, sólo produce efectos para el futuro y jamás tiene fuerza retroactiva.
Por eso el acreedor o propietario de una cosa no tiene derecho a los frutos ni a los intereses
producidos antes del vencimiento del plazo.
En la obligación extintiva, el derecho nace para el acreedor desde la celebración del acto sin
mayores limitaciones, sin que deba verificarse hecho alguno para que pueda ejercitarlo; por lo mismo
podrá solicitar al deudor el cumplimiento de la prestación respectiva. Sin embargo, la condición
extintiva pendiente, si bien permite el ejercicio del derecho, amenaza con la resolución cierta del
contrato, éste está sujeto a un término del que no cabe duda; ello no afecta en todo caso al ejercicio o
goce del derecho.
86
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El plazo se puede extinguir por tres causales: a) por la llegada del día prefijado en él, b) por la
renuncia y c) por la caducidad.
a) El plazo se extingue por su cumplimiento o por su vencimiento cuando llega el día fijado para que se
pueda ejercer el derecho o para que éste se extinga.
b) El plazo se extingue antes de su vencimiento por la “renuncia” que puede formular la persona en
cuyo beneficio el plazo está establecido. La renuncia al plazo puede ser expresa o tácita. Constituye
renuncia tácita el pago que hace el deudor de la obligación encontrándose el plazo pendiente, este pago,
a diferencia de lo que sucede con la condición pendiente, no estará sujeto a restitución (art. 1495).
La regla general, es que el deudor pueda renunciar al plazo sin mayores restricciones ya que se
presume establecido en su sólo beneficio. Pero, según lo dispuesto en el art. 1497, el deudor no podrá
renunciar al plazo, cuando:
- Lo hubiere prohibido el testador o cuando se hubiere prohibido en el contrato;
- Cuando por el pago anticipado se genera un perjuicio para el acreedor que con el
establecimiento del plazo se propuso expresamente evitar. 82
c) Por último, el plazo puede extinguirse antes de su vencimiento por la caducidad. La caducidad del
plazo es una institución en virtud de la cual el acreedor puede exigir al deudor el pago de la obligación
antes de que haya vencido el plazo establecido en beneficio de éste, cuando concurren ciertas causales
establecidas en la ley o el contrato. Atendiendo a su origen, la caducidad del plazo puede ser legal o
convencional.
Las causales de caducidad legal están establecidas en el art. 1496
Art. 1496. “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es:
1º Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia;
2º Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido
considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del
plazo, renovando o mejorando las cauciones.”
82 En este caso el deudor podrá igualmente renunciar al plazo, si cuenta con la aquiescencia del acreedor; ya que en tal caso el acreedor
renuncia a un derecho establecido en su interés individual (art. 12).
87
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
El Plazo La Condición
1- El plazo es un hecho cierto, inevitable, que sin duda alguna 1- La condición, por el contrario, es un acontecimiento incierto,
debe realizarse que puede suceder o no
2- El plazo suspensivo afecta la exigibilidad del derecho, pero 2- La condición suspensiva afecta la existencia misma del
no se existencia, éste existe desde el momento de la contratación. derecho.
3- Lo que se paga antes de cumplirse el plazo suspensivo, 3- Todo lo que se hubiere pagado antes de efectuarse la
no está sujeto a restitución (art. 1495) condición suspensiva, podrá repetirse mientras no se
hubiere cumplido (art. 1485)
4- El plazo puede ser de origen convencional, legal o judicial 4- La condición, en cambio, sólo puede tener origen en la
voluntad de las partes o en la ley.
5- El plazo puede encontrase en 2 estados: pendiente y 5- La condición puede encontrarse en 3 estados: pendiente,
cumplido cumplida y fallida
6- El plazo cumplido produce todos sus efectos hacia el 6- La condición opera con efecto retroactivo, lo que implica
futuro, y nunca opera con efecto retroactivo. que se finge que el derecho nace en el mismo momento en que se
constituye la oblig. bajo condición suspensiva, o que nunca existió,
tratándose de una oblig. Sujeta a condición extintiva.
7- El plazo produce los efectos que le son propios de pleno 7- La condición en ciertos casos requiere de una resolución
derecho, ipso jure judicial para que produzca efectos (cond. resolutoria tácita,
pacto comisorio)
4.- El Modo
4.1.- Generalidades
En el Título IV del Libro Cuarto del Código Civil, denominado: “De las obligaciones
condicionales y modales” no se encuentra ningún artículo que reglamente las obligaciones sujetas a
un modo; limitándose el art. 1493 a señalar que las disposiciones sobre las asignaciones
testamentarias modales, se aplican a las convenciones, remisión que debe entenderse referida a los
arts. 1089 y sgtes. que regulan las asignaciones testamentarias modales.
La doctrina define el modo como una carga ligada a una disposición a título gratuito e
impuesta al beneficiario. La carga se traduce en una prestación que debe realizar el
beneficiario de la disposición.
Ejemplos: Te instituyo heredero con la obligación de que construyas tres escuelas en diversas
zonas fronterizas del país; te dono cien millones de pesos para que subvenciones hogares infantiles.
Ha de observarse que la prestación que debe cumplir el beneficiario de la disposición, no es
una contrapartida por el derecho recibido, sino una restricción de los efectos de éste para
satisfacer los motivos o fines del instituyente.
El modo se distingue de la condición suspensiva en que no suspende la adquisición del
derecho.
El modo no afecta la existencia del derecho, éste existe desde el comienzo; sólo afecta a
la manera de ejercerlo.
La persona favorecida con el modo tiene derecho para exigir judicialmente su cumplimiento.
El único derecho que tiene la persona favorecida con el modo es exigir su cumplimiento; el hecho de
no cumplirse el modo, no produce la resolución o extinción del derecho sujeto a modo, a menos
que haya cláusula resolutoria. En todo caso, la cláusula resolutoria no se presume, debe constar
de manera expresa.
88
Teoría del Acto Jurídico S.M.H
BIBLIOGRAFÍA:
1.- VIAL DEL RÍO, VÍCTOR; “TEORÍA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO”; EDITORIAL JURÍDICA
DE CHILE; 5 EDICIÓN; 2006.
TA
4.- NAVARRO ALBIÑA, RENÉ; “MANUAL DE DERECHO CIVIL. ACTO JURÍDICO”; 2007.
89