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Capítulo II

El «pop», arte de la imagen popular

El venerable critico inglés Herbert lar art», propuesta en 1955 por Leslie
Read, en un ataque frontal al «pop art», Fieldler y Reyner Banham 2. La expre-
plañía: «Tomar en serio sus adefesios sión se refería a un amplio repertorio de
significa caer en la trampa que nos tien- imágenes populares, integrado por la pu-
den. Nos obligan a mostramos solemnes blicidad, la televisión, el cine, la fotono-
con tonterías, a pinchar globos de jugue- vela, los «comics», etc., es decir, por el
te con escalpelos» l. Numerosas voces repertorio icónico de la cultura urbana
apocalípticas en las más diversas latitu- de masas. Hollywood, Detroit y Madi-
des han careado su condenación. P. Selz, son A venue -centros clásicos de la pro-
J. Canady, Max Kozloff, L. Picard y ducción de películas, automóviles y pu-
otros nombres más cercanos han procla- blicidad- producían la mejor cultura
mado esta decadencia de nuestra civili- popular, que era aceptada como un he-
zación, esta nueva vulgaridad, producto cho y consumida con entusiasmo. En sus
secundario del capitalismo competitivo. orígenes, el término no posee, pues, un
Y, sin embargo, precisamente por todo sentido crítico, en cuanto no se relacio-
ello, el «pop art» es uno de los fenóme- na con el análisis y defensa de intereses
nos artísticos y sociológicos que mejor de las clases sociales inferiores. Tampo-
refleja en sus lenguajes e ideología la si- co nos remite a la concepción románti-
tuación del capitalismo tardío. Sin entu- ca e idealista, es decir, al «arte del pue-
siasmos ni codenas apresuradas, merece blo», a los objetos producidos por el
un estudio serio y detenido, crítico y pueblo anónimo sin autoconciencia ni
distanciado. intención estética. Esta noción presupo-
ne la teoría romántica del asentimiento y
el pueblo como conjunto homogéneo.
1. Lo «POP» y LA IMAGEN POPULAR Por otra parte, está ligada a una estruc-
tura económica agraria y preindustrial.
El desgastado término «pop art» hace
referencia a la expresión inglesa «popu-
2 Cfr. L. FIEDLER: The middle against both
Ends, Encounter, agosto (1955); R. BANHAM: Ma-
I Orígenes de la forma en el arte, Buenos Ai- cbine aestbetics, The Architectural Review,
res; Ed. Proyección, 1967, pág. 207. núm. 17 (1955).

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Lo «popular» se despoja de su nostal- competitivas y de concurrencia de las so-
gia romántica y se arropa como catego- ciedades clasistas. En esta última deter-
ría sociológica. En una primera aproxi- minación alcanza relevancia el consumo,
mación se relaciona con la sociedad de palabra mitificadora que encubre el he-
masas en una cultura urbana e industrial. cho de que los procesos productivos
La noción de masas no se entiende sólo se revolucionan incesantemente, sin que
en un sentido cuántico, numérico. Ni ello influya demasiado y en la misma
mucho menos en la acepción despectiva proporción en las relaciones productivas.
de modelo gregario, próxima a Max Esta nota ha definido a las «sociedades
Scheler y Ortega y Gasset. Tampoco es de consumo».
suficiente la noción microsociológica, en Los primeros movimientos ingleses
cuanto la masa es una de las manifesta- de la imagen popular afloran entre
ciones de sociabilidad o maneras de es- 1950-1960, justamente la época en la que,
tar ligado el individuo a la totalidad so- según destacados economistas, como
cial. Las masas supondrían el tipo micro- Sweezy o Baran, irrumpe la sociedad de
sociológico de mínima intensidad de fu- consumo. Por este motivo, la cultura y
sión. Esta es débil y afecta a las manifes- el arte de la imagen popular son con toda
taciones superficiales de las relaciones propiedad la superestructura de las socie-
del individuo con la colectividad. Si el dades más desarrolladas del capitalismo
«pop art» se asocia a la cultura urbana e tardío. Esta es la causa del apogeo en el
industrial es porque entre masas y socie- mundo anglosajón, en especial en los
dad existe una relación dialéctica: las EE. UU. y esto explica el hecho de su
condiciones de producción de las masas, casi inexistencia en España y que hayan
su origen, se identifican con las condi- asomado algunos síntomas a medida que
ciones generales de producción. Es de- ciertas caras sociales traspasaban los um-
cir, las nuevas condiciones y relaciones brales de subdesarrollo.
de producción industrial en el sistema El «arte popular» presenta en la co-
capitalista han creado estas nuevas agru- yuntura reciente un doble aspecto: arte
paciones sociales. Las masas, pues, no popular de masas y arte popular de élite.
sólo dependen de la producción, sino Esta bifurcación parece alimentar una
que se fundamentan en el modo de cómo contradicción, pues la contraposición
producen los individuos. Por otra parte, con la cultura artística superior, clasista,
la extensión de los productos a las masas ha sido un rasgo esencial del arte popu-
es condición de superviviencia del siste- lar tradicional. Por su parte, el arte de
ma social subyacente. élite, como arte de minorías, ha comba-
La cultura de masas es un fenómeno tido y negado la cultura de mayorías.
histórico concreto de nuestra época, de- Con el «pop» elitista parece que en cier-
terminado por los siguientes factores: to modo se ha mitigado esta clásica con-
producción en masa propia de los mo- tradicción, pues es comprensible sola-
dos productivos industriales, el público- mente bajo el presupuesto y la vitalidad
masa en el sentido ya indicado y unas re- del arte popular de los diferentes «rnass-
laciones de producción con una necesi- media». Los elementos de este último
dad competitiva de estimular el consu- son, a nivel sintáctico y sernántico, el ho-
mo. La imagen popular se inserta en este rizonte que han presupuesto de un modo
contexto. Es producida en masa y para u otro los artistas del «pop» de élite.
las masas. En segundo lugar, se distri- Sabemos que tradicionalmente los ar-
buye y comunica según las técnicas de los tistas de élite imponían las normas artís-
diferentes «rnass-medias citados. Y en ticas, que de este modo traducían las
su distribución está regida por las leyes convenciones estilísticas y simbólicas de

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las clases dominantes. El arte superior como la nueva moda «pop» movía el dó-
era la fuente renovadora de normas esté- lar, la «high society» no tenía de qué
ticas socialmente imperantes. En la ac- preocuparse y no sospechaba amenaza
tualidad da la impresión de que se han alguna. Por su parte, la nueva industria
invertido los términos de la cultura ar- vio un campo experimental de nuevas
tística, en cuanto que en apariencia bebe técnicas de propaganda y «advertise-
en las fuentes del arte popular. Ahora rnent-Research», como indicaba el presi-
bien, a pesar de este espejismo, la confi- dente de la Philip Morris. El «pop», cul-
guradora de convenciones continúa sien- tura del capitalismo tardío, se ha exten-
do, en última instancia, la clase dominan- dido en proporción a la coca-coloniza-
te. Lo que ocurre es que la situación pre- ción. Las técnicas y temáticas de las imá-
senta una dialéctica complicada. Se cons- genes de masas han sido el horizonte que
tata que las nuevas clases de capitalismo han presupuesto de alguna manera los
tardío monopolista no tienen verdadero artistas «pop» de élite. Por otra parte, la
interés en la alta cultura. Y si lo tienen, cultura popular ha despertado toda la
es como residuo superestructural, como gama de categorías estéticas como el
divertimento y tanto en cuanto se inser- Kitsch, lo «camp», lo «sub» y otras, que
ta, no lesiona o no se sale de los cauces merecerán un atento estudio en otra oca-
de su manipulación. Esta sociedad, según sión.
la conocida frase de Marcuse, «invalida
la alta cultura» de la tradición. La cultu-
ra artística superior no sólo es contradic- 11. EL .POP ART» COMO TENDENCIA
toria con la propia realidad social en su DE VANGUARDIA
reducción a una minoría, sino que inclu-
so su carácter elitista sólo es apropiado El «pop art» de élite tiene como base
como valor de cambio para el orden es- la apropiación de los aspectos más co-
tablecido, pero no como medio de con- munes y banales del horizonte cotidiano
trol manipulador y distribución a escala de la sociedad industrial de consumo.
masiva. De todo ello se desprende que la Apropia el amplio repertorio de elemen-
imagen popular de los diferentes «rnass- tos populares extraídos del panorama de
media» no es popular en el sentido que objetos de uso que nos envuelven.
responda a los intereses de la mayoría, Históricamente encontramos algunos
sino que con más frecuencia y en gene- antecedentes en obras de Boccioni, Seve-
ral es una falacia de lo popular. rini, Carrá. El dadaísmo de M. Duchamp
Sólo explicitados estos presupuestos, -«ready made»-, Picabia, Schwitters,
es posible tratar de la influencia de la los fotomontajes de Heartfield y otros
imagen popular sobre el arte de élite en son considerados como precedentes in-
la tendencia «pop» de vanguardia. El arte mediatos. Se tropieza con algunos ejem-
de minorías se subordina de este modo a plos en la «nueva objetividad» alemana
la presencia del arte de masas. Los pre- o en el surrealismo, así como en la pro-
supuestos son los productos de masa y pia tradición americana de los años vein-
de consumo de la «affluent society» y su te: G. Murphy, Ch. Demuth, Ch Shee-
mentalidad consumista. En el país que ler, etc.
alcanzó su máximo desarrollo, en los La célula del «pop» de élite es el Gru-
EE. UU., su apogeo es paralelo con la po Independiente -IG- del Instituto
legendaria era Kennedy -1960-1964-, de Arte Contemporáneo de Londres,
a pesar de que contradijera los ideales de fundado en 1952 y en el que destacó el
su «bigb society» y el movimiento popu- artista R. Hamilton. En 1955 organizó la
lar fuera «anti-neui-Frontier»: Pero exposición de imágenes fotográficas

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posas tuvieron lugar en la 4 Documenta
de Kassel-1968- y en la Hayward Ga-
llery de Londres -1969-. Podemos
agrupar la tendencia en diferentes fases
y países 3.
En España no recogió demasiadas
adhesiones y siempre muy mediatiza-
das 4. Las razones han sido de tipo esté-

3 En Inglaterra podemos señalar las siguientes


fases:
Prehistoria: fase de 1953 a 1958. Destacaron: E.
Paolozzi (1922) y R. Hamilton (1922). La fase de
1958 a 1961, cuya figura fue R. Smirh (1931), re-
torna a un formalismo abstracto. La plana del pop
inglés se aglutinó en la exposición de 1961 - Young
Contemporaries»: P. Blake (1932), R. B. Kitaj
(1932), D. Hochney (1937), Allen Jones (1937), D.
Boshier (1938), A. Donaldson (1939), Joe Tilson
R. Harnilton, J ust whal LS it that makes today's
(1928), P. Phillips (1939), P. Caulfield (1936) y
homes so different, so appealing? 1956. Primer
otros.
fotocollage del «pop art». En el pop americano distinguimos:
Escuela de Nueva York, dividida a su vez en Del
neodadaísmo al -pop.: J. Johns (1930), R. Raus-
chenberg (1925), Jin Dine (1935) y los artistas del
«Hombre, máquina y movimiento». En assemblage: C. Oldenburg (1929), G. Segal (1924),
1956, en la Whitechapel Gallery de Lon- G. Brech (1925), Marisol Escobar (1930).
dres, tuvo lugar la muestra «Tbis is To- Etapa de mayor objetividad e impersonalización:
morrotu», en donde Hamilton expone un Tom Wesselmann (1931), J. Rosenquist (1933), R.
Indiana (1928), Roy Lichtenstein (1923) y A. War-
«collage» que ha sido considerado como hol (1930).
la primera obra «pop»: «l ust what is it Escuela de California: J. Collins (1923), E. Kien-
that makes Today's Homes so Different, holz (1927), W. Thiebaud (1920), B. Al Bengston
so Appealingi». El año «pop» inglés por (1934), Mel Ramos (1935), E. Ruscha (1937), J.
Goode (1937).
excelencia sería 1961. En Canadá destacaron: A. Flint, M. Snow. En
Si las primeras formu1aciones apare- Europa cristalizó con ciertas particularidades en
cieron en Ing1aterrra, su consolidación lo que los franceses han denominado «nuevo rea-
fue un fenómeno típico americano. La lismo», con un claro deseo de diferenciación res-
pecto al americano, y que en realidad se relaciona
prehistoria «pop» americana se extiende con la fase neodadaísta del americano: J. Tinguely
hasta 1962, año de su consagración. En (1923), Yves Klein (1928-1962), Arman (1928), D.
1961 las galerías Green y Leo Castelli Spoerri (1930), M. Raysse (1936), A. Jacquet
empiezan a promover la tendencia y R. (1939), el residente en París Christo (1935). Con el
pop se relacionan los italianos M. Rotella (1918), T.
Scull a co1eccionarla. Tiene lugar tam- Festa (1938), E. Baj (1924), M. Pistoletto (1933),
bién la exposición «Art of Assemblage», V. Adami (1935), M. Cerolli (1938), o en algunas
En 1962 aparece en las cubiertas de las etapas los alemanes G. Richter (1932), K. Klapheck
revistas Time, Life, Newsweek y se or- (1935), el noruego O. Fahlstrórn (1928), el belga
Poi Mara (1920). Las tendencias europeas mantie-
ganizaron las exposiciones The neu: nen mayor dependencia formal de la tradición
painting of common objects en el Museo artística.
de Pasadena y los New Realists en la Ga- 4 Tal vez los más adictos fueron C. Sansegundo

lería Sidney J anis. En 1964 se consagra (1930) o A. Ximenes (1934), ambos residentes fue-
ra de España. Se ha relacionado, en sentido amplio,
internaciona1mente con el primer premio a Anzo (1931), A. Orcajo (1934), Miralda (1942),
de pintura a R. Rauschenberg en la Bie- J. Gardía (1944), el grupo de Banyoles O. Gim-
nal de Venecia. Las consagraciones pom- ferrer, A. Mercader, L. Güell), E. Urculo (1938),

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tic o-cultural y socioeconómico. En pri- las diferencias interindividuales o de gru-
mer lugar, el peso específico de la tradi- pos.
ción informalista-expresionista se resiste «Pop» y expresionismo abstracto».-Es
a aceptar las técnicas populares. Pero la frecuente contraponer el «pop» como
causa principal es la naturaleza social, reacción al expresionismo abstracto. En
pues los fenómenos «pop» sólo tienen ello se opone la objetividad e imper-
razones objetivas en sociedades indus- sonalidad al énfasis sobre los «estados
triales de consumo, como he indicado. interiores» y contenidos subjetivos,
Los primeros síntomas «pop» obedecen autoexpresivos. Entre los ingleses o eu-
inevitablemente a importaciones miméti- ropeos no existe relación alguna. Sin em-
cas de la vanguardia exterior. Y cuando bargo, en la primera fase americana de
las condiciones objetivas empiezan a po- Johns, Rauschenberg y otros sabemos
sibilitar fenómenos «pop», el cambio de que proceden y se apoyan inicialmente
una economía de subdesarrollo a una de en la «action painting». Dine puede ser
desarrollo según el modelo neocapitalis- el portador: «Me relaciono al expresio-
ta aparece sembrado de contradicciones, nismo abstracto como padres e hijos» 5.
pues la transición no ha sido del conjun- « Pop» y nueva abstracción. -Algunos
to del país sino de alguno de sus secto- autores, como R. Rosenblum, B. Rase, S.
res, en especial de la burguesía urbana. Gablik, etc., lo relacionan con la «nueva
Esto explica el mimetismo, la ambivalen- abstracción» y «minimalisrno» por el
cia y su desplazamiento al reportaje so- empleo de las técnicas «frías» -cool- y
cial y realismo crítico. la limpieza de su representación 6.
«Pop» y nueva figuración. -El «pop»
afirma la continuidad de la nueva figura-
1. Relaciones con otros movimientos ción. Desarrolla la dirección de la repre-
sentación icónica. El lenguaje de la nue-
Entre los problemas iniciales más de- va figuración hemos visto que resultaba
batidos figuran los que se refieren a sus insuficiente en su formulación indeter-
relaciones con otros movimientos ante- minada. El mundo anglosajón pasó in-
riores. Las posturas polarizan en dos cluso por alto a la nueva figuración. En
sentidos: una dependencia o ruptura otros casos explicitaba lo que estaba im-
completa. Creo que esta alternativa no es plícito en aquélla 7. Y esto es porque, en
correcta. La tendencia «pop» no ha sido contra de lo que algunos habían pensa-
la ruptura que se ha pretendido ni la do, la nueva figuración no se avenía a
identificación. Además, el «pop» nunca idealizar problemas formales. Sólo tenía
fue un movimiento congruente, ni mu- sentido con las experiencias comunicati-
cho menos programático. Surge por una vas del signo plástico determinado por
serie de afinidades estructurales sintácti- las necesidades concretas y peculiares de
cas, pero sobre todo semánticas, como lugar y tiempo. Es ilustrativo a este res-
consecuencia a nivel de lenguaje de la in- pecto la relación de Bacon con la prime-
troducción de técnicas y mitologías de la ra fase del «pop» inglés y el apoyo que
imagen popular. No tiene proclamas ni
definiciones y, por eso, son tan acusadas
5 G. R. SWENSON: What is pop art (entrevista),

Art netas, febrero (1964), pág. 6l.


6 Cfr. J. RUSSEL y S. GABLIK: Pop art redefined,
y, sobre todo A. Alcaín (1936) y L. Gordillo pá s. 10, 53.
(1934), etc. Ch. AGUILERA CERNI: Panorama del 9 Cfr., sobre estas relaciones, V. BOZAL: De la
nuevo arte español, págs. 237-43; A. CIRICI PELLI- nueva figuración al «pop art», Cuadernos Hispa-
CER: L 'art catalá, págs. 293 y sigs. noamericanos, núm. 181 (1965), págs. 58 Y slgs.

3S
prestó a su nacimiento. A diferencia del relacionado con las tendencias del realis-
americano, los ingleses son aún esencial- mo crítico y político.
mente subjetivos, a pesar de las analogías En la etapa objetivista americana se
iconográficas. Realizan síntesis metafóri- debilitan las relaciones con el dadaísmo.
cas, multievocativas. Mientras Dine respondía a la cuestión
«Pop», «dadá-pop» y dadaísmo. -En sobre sus relaciones con el dadaísmo:
un principio, era frecuente la opinión de «No mucha, aunque nunca he visto mo-
que el «pop» era un simple retorno al da- tivo para reírme de este asunto» 9, India-
daísmo. De este modo, todo él se iden- na declaraba que su obra «no era una ma-
tificaría con un neodadaísmo 8. Esta re- nifestación dadá antiarte» 10 y, Wessel-
lación se acentuó tal vez con más insis- mann proclamaba abiertamente: «No
tencia en la crítica europea que en la tuvo nada que ver conmigo» 11.
americana. Ello fue debido a que los di- Antiguos dadaístas como H. Richter,
versos juicios tenían como base las obras R. Hausmann o M. Duchamp han nega-
del «nuevo realismo francés». La rela- do tal relación o se han referido a su fal-
ción más directa asoma asimismo en la sificación 12. Existe una similitud al al-
primera fase americana, como se mani- zarse contra la abstracción del período
festó en la exposición «Tbe art of assem- anterior, en la adopción y alegría del em-
blage» (1961), donde destacaban obras pleo del «ready-made», «object trouvé»,
de Dine, Johns, Kienholz, M. Escobar o fotomontajes, «assemblage», etc. Pero
pinturas «combinadas» de Rauschenberg. por encima de las influencias reales -en
El «assemblage» -ensamblados- especial del ala formalista de Schwit-
puede incluir ropas, partes de máquinas, ters- se dan diferencias significativas.
fotografías, palabras impresas, etc., car- En primer lugar, la mayoría de los «pop»
gadas de gran dosis de significados aso- nunca renegaron del arte en su sentido
ciativos. A veces son menos específicos tradicional. M. Duchamp decía en 1962:
en significados o están restringidos a las «En el neodadá emplean los «ready-rna-
mismas sustancias, modos de transfor- de» para descubrir en ellos "valor estéti-
mación: películas, espejos, luces eléctri- co» . Yo les lancé a la cara botellas y el
cas, madera, etc. Los materiales icono- orinal como una provocación y ahora los
gráficos despiertan nostalgias posdadaís- admiran como lo bello estético» 13. In-
tas o surrealistas. El «assemblage» rom- cluso el neodadaísmo es una adaptación
pe con la glorificación de la obra en el es- conformista. Mientras Duchamp, por
pacio. Puede ser colocado en la pared, en ejemplo, ofrecía un antifetiche contra el
el suelo como cualquier otro objeto, sin fetiche artístico tradicional, el neodadaís-
lugares de preferencia. Ofrece diferentes mo le concede un nuevo atributo artísti-
modalidades en A. Kaprow, Dine, Raus- co e instaura el «shock» como valor en
chenberg u otros. Le suelen interesar sí. El «pop» ha tenido poco que ver con
partes u objetos industriales destruidos.
Posteriormente derivará a lo que deno-
minaremos más adelante el «Scbocker o 9 SWENSON: What is pop art, Art news, noviem-

bre (1936), pág. 61.


Underground pop» o «Funk art», ya más
10 SWENSON, ibid., pág. 63.
11 SWENSON, ibíd., Art news, febrero (1964),

8 Cfr. A. KAPLAN: The aesthetics of the popular


r
pá ·64.
2 Cfr. Hans RICHTER: Dada-Kunst und Anti-
art, Journal of aesthetics and art criticism, Spring kunst, Kóln, DuMont, 1964, págs. 209-12; HAUS-
(1966), pág. 351 ; TAPIES: Pop Art, Das Kunstwerk, MAN : Neorealismus, Dadaismus, en Das Kunst-
10 (1964), pág. 31; E. T. KELLY: Neo-dada: a cri- werk, 17 (1963), pág. 13.
tique of pop art, The art Journal, Spring (1964), 13 Cit. en RICHTER: Dada-Kunst und Antikunst,
pág. 196; H. OHFF: Pop und die Folgen, pág. 9. pág. 212.

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el nihilismo y la negatividad dadaísta. vaciones del canal físico material. Some-
No ha conferido valor trascedental algu- tidas a diferentes transformaciones, han
no a la imagen descontextualizada, sino apropiado técnicas expresivas orientadas
que acentúa su vulgaridad y atiende a su a fines de comunicación, inspiradas y
contexto sociológico explícito. Ha exis- probadas en los diferentes «mass-me-
tido una relación al dadaísmo, pero con dia», asimiladas por el cuerpo social
matizaciones decisivas, incluso en los como códigos no sólo de transmisión
momentos más dadaístas. sino también estilísticos. R. Hamilton
Como consecuencia, son falsas las declaraba en 1965: «La búsqueda de as-
afirmaciones sobre el pretendido desin- pectos específicos de nuestro tiempo, así
terés hacia el arte. El conocimiento so- como los nuevos métodos visuales que
mero de las obras contradice esta apre- nos proporcionan nuestra imagen del
ciación. A excepción de Warhol, que ha mundo, han iniciado nuestros cuadros.
declarado que «el estilo no es realmente En esto el interés continuado en los di-
importante», en la mayoría de los artis- ferentes «modos de visión» a un nivel
tas se observa una tendencia a señalar puramente técnico se alió a una fuerte
teóricamente su relación con el arte en conciencia artística» 15. Los modos artís-
su sentido consagrado 14. En los artistas ticos sintonizan con hábitos visivos con-
ingleses y europeos este problema no temporáneos. De este modo relacionan
ofrece discusión, ya sea Hamilton, J ones, la representación con la sociedad a tra-
Hockney, etc. La evolución ulterior de vés de su vinculación con los lenguajes,
muchos ha sido hacia un conformismo productos de la acción social y circuitos
estético perfecto, de acuerdo con las con- semánticos. No sólo se refieren a unos
venciones del arte superior de élite, pu- contenidos sociales determinados, sino a
rificando todo tipo de sospechas irre- las estructuras lingüísticas de la transmi-
verentes. sión de los mismos.
La transformación de los soportes fí-
sicos se hace en función de diversos me-
2. Técnicas lingüísticas y de dios de reproductibilidad -cartel, seri-
transformación grafía, objeto elaborado en serie-- y de
los medios industriales ya institucionali-
El «pop» ha cultivado la bidimensio- zados. El color hace uso de nuevas sus-
nalidad y la tridimensionalidad. Aunque tancias y procedimientos, del recurso a
el grupo inglés está más ligado a conven- colores planos impuestos por el cartel, al
ciones lingüísticas tradicionales, al cua- empleo de un estilo claro del dibujo
dro, en el propio R. Hamilton y en los como configurador de la forma. Las di-
americanos advertimos diferentes inno- mensiones obedecen a la táctica consu-
mista de ofrecer grandeza al espectador,
14 en SWENSON: What is pop art, Art
Warhol,
característica compartida con la «nueva
news, noviembre (1963), pág. 61; Dine diría: abstracción» y el «rninirnal».
«Hago arte. Otros hacen otra cosa», o «estoy en- En las obras de Oldenburg, Rauschen-
vuelto con elementos formales» (SWENSO , ibíd., berg, Segal, Wesselmann y en general en
pág. 61); T. WESSELMANN es más explícito: «Creo
que la pintura es esencialmente lo mismo que ha
las próximas al «assemblage» y «nuevo
sido siempre» (SWENSON, ibid., febrero (J 964), realismo» destaca la introducción de ob-
pág. 65); Lichtenstein, en los últimos años el más jetos comunes en su corporeidad física.
destacado esteticista, apunta: «La gente, por tanto, Ya he señalado que los «object-trouvé»
considera que mi obra es antiarte ... No siento que
sea antiarte», pues para él el arte es «una percep-
ción organizada» (SWENSON, ibíd., noviembre 15 R. HAMILTON: Notizen zu meiner Arbeit, Das
(1963), pág. 63). Kunstwerk, 7 (1965), pág. 3.

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«pop» no se identifican con los dadaís-
tas, ya que se mueven en un contexto de
intencionalidad y no exploran los ele-
mentos casuales. No obstante, en estas
obras denunciamos una paradoja sobre
la que han llamado la atención algunos
crí ticos 16.
Desde un punto de vista formal, la
obra asume la apariencia del objeto.
Ahora, como ha señalado Sánchez Ma-
Irín, «el objeto real también puede asu-
mir la apariencia de la obra». En este mo-
mento el representativismo alcanza la si-
tuación teórica límite. De esta manera
llega un momento en que no se sabe
cuándo un objeto real es real o cuándo
J. J ohns, Bandera americana y círculos.
actúa en función representativa. Nos ha- (1957-58). Exposición en la Galería L. Castelli
llamos ante lo que desde J. Johns se ha de Nueva York. Técnica mixta.
denominado la «crisis de la identidad».
Todo dependerá del contexto objetivo en
donde se encuentre. Lo que en la tradi- Sin embargo, han sido más frecuentes
ción se llamaba componer, se limita así las diversas trasformaciones realizadas a
al acto de la elección del material u ob- través de los aspectos visivos de los di-
jetos apropiados de antemano. La acti- ferentes «rnass-media- y de la influencia
vidad decreciente del artista exige una ejercida por éstos sobre el arte. Estas so-
actividad acrecentada del espectador, que luciones lingüísticas institucionalizadas
ya no se encuentra ante una obra confi- se ven sometidas a las transformaciones
gurada, sino que la debe complementar del nuevo medio, propio de cada uno de
de un modo asociativo. La intención los artistas.
creadora o del espectador puede trans- La fotografía es una primera fuente de
formar un objeto ordinario en una obra técnicas asumidas. Inicialmente sirve
estética con un simple cambio de contex- para clarificar la representación, como en
to. El objeto, como obra de arte, depen- el «pop» inglés en general. Pero con el
derá de su relación a la libre decisión del propio R. Hamilton, P. Blake, Paolozzi
espectador. En la acumulación de obje- y con los americanos Rosenquist, Lich-
tos, propia de estas obras dimensionales, tenstein y Warhol, entre otros, alcanzan
deja de existir un orden estético inma- relevancia técnicas de «collage», foto-
nente a una estructura del objeto y se montaje y procesos mecánicos de repro-
instaura una ambivalencia entre arte y ducción. Ha destacado la serigrafía. La
realidad. El propio material pasa a pri- fotografía deja de ser un modelo a imi-
mer plano. Y de este modo se rompe con tar con medios pictóricos para convertir-
la concepción tradicional de una estruc- se en un proceso donde el artista contro-
tura inmanente a la propia obra. la los estadios del desarrollo mecánico de
la obra. Los procedimientos reproducti-
16 Cfr. SANCHEZ MARIN: El representatiuismo vos se insertan en los procesos creativos.
en el ~pop art» y en «nueua figuración', Aulas, Para ello se acude a toda clase de oblite-
32-33 (1965), pág. 21; F. FROHLICH: Aesthetic pa-
radoxes of abstract expressionism and pop art, The
raciones, negativos, ampliaciones, yuxta-
British [o urnal of aesthetics, enero (1966), posiciones, etc. Ahora bien, mientras
págs. 17-25. Warhol o Rauschenberg no influyen en

38
la estructura orgamca del objeto de la
foto y consideran la fotografía reprodu-
cida como material de información ob-
jetiva, el «rnec-art» europeo -P. Bury,
M. Rotella, Pistolleto, M. Raysse, A. Jac-
quet, Bertini y otros- tiende a reestruc-
turar la bidimensionalidad. Tuvo gran
importancia como experiencia «rnec-art»
la sección del laboratorio de Investiga-
ción de la Bienal veneciana en 1970.
Las técnicas de reproductibilidad me-
cánica han planteado la cuestión de los
«múltiples» en el «pop», que, por otra
parte, serían la expresión más clara de los
procesos industriales de la imagen po-
pular.
«Comics».-Utilizados por primera-
vez en la obra For Kdte -1947-, de
Schwiters, Rauschenberg los aprovecha
después en las «pinturas combinadas» en
el sentido de un realismo ciudadano del
desperdicio, tanto en sus elementos esti-
lísticos como designativos. Su contenido
o estructura narrativa no desempeña
aún función alguna. En Dick Tracy
-1960-, de Warhol, ya se formaliza
técnica e iconográficamente como per-
tinente al «pop», al igual que en la serie R. Rauschenberg, Exile, 1962. Técnica mixta.
Superman -1962-, de Mel Ramos. De
1961 a 1964 se convierte en el tema prin- relaciones entre los diferentes encuadres
cipal de Lichtenstein. Pero éste no se in- se traducen en divisiones del espacio,
teresa por su contenido sino por la es- próximas a las normas de la narra tividad
tructura formal de la viñeta aislada. fílmica. La mayor influencia sobre el
Mientras Lichtenstein ha recurrido al en- «pop» ha sido ejercida por la escena, la
cuadre aislado, en J. Collins o Fahlstrórn secuencia o acción compleja, aunque
es frecuente la relación de encuadres su- única, que se desarrolla a través de va-
cesivos. En general, la nubecilla se trans- rios lugares y acentúa los momentos
forma como elemento uniforme y de esenciales. Esto puede verse en obras de
equilibrio de la composición. Confiere la Hamilton, Rosenquist, Warhol, entre
balanza, ausente en el «cómic» original, otros.
y la unidad rítmica. Pero en cada caso El cartel publicitario, principal género
particular se producen manipulaciones visivo estático de la sociedad de consu-
sustanciales. mo, ha sido tal vez el que más ha influi-
La composición de varias fotografías do en el «pop». Reúne el inventario más
deriva hacia el espacio cinematográfico. sistemático de técnicas visuales. Entre las
De un modo similar al «cómic» se ad- que más relevancia han tenido en las
vierte la influencia de articulaciones es- transformaciones «pop» figuran las acu-
paciales de encuadres, montajes, secuen- mulaciones de varios lenguajes, como
cias. Las consideraciones sintagmáticas o puede ser: escrito-visual, pictórico-foto-

39
J. Dine, Baño negro, 1962. O'eo sobre lienzo y objeto encontrado.

gráfico, manual-mecánico, pintura-colla- racion de las imágenes de su contexto,


ge, etc.: en el neodadaísmo de Rauschen- como, por ejemplo, la glorificación de
berg, J ohns, Dine o en Wesselmann o obras famosas de arte en términos de
Tilson. Abunda asimismo la acumula- imagen popular --copias de Lichtenstein
ción por la cantidad de elementos o con- sobre obras de Picasso, Cézanne o Mo-
tenidos dispares, yuxtaposiciones de ma- net, de A. Jacquet sobre Manet, Raus-
teriales -medios mezclados del «nuevo chenberg sobre Ingres, etc.-. La oposi-
realismo francés»- o de objetos repre- ción da origen a la parodia o figura que
sentados -Rosenquist, entre otros. retiene la forma o el carácter estilístico
Es frecuente también el recurso a la de la obra primaria, pero lo sustituye por
oposición, agrupada en familias a nivel un contenido o contexto ajeno -abun-
sin táctico o semántico. Sobresale la alte- da en Rauschenberg y Rosenquist.

40
Una figura muy socorrida ha sido la jeto, como en algunas obras de Tilson de
supresión de elementos representados. carácter letrista o los temas de Ruscha.
No se trata tan sólo de la supresión de Como figura de supresión se puede es-
un objeto, sino de que el espectador per- tudiar la fragmentación, cuyo maestro ha
ciba la ausencia y pueda reconstituir el sido Rosenquist, quien ha desvelado las
objeto ausente. La supresión se traduce posibilidades formales y significativas de
en condensaciones de una escena comple- un fragmento a través de grandes amplia-
ja en alguno de sus elementos caracterís- ciones de un detalle. Rauschenberg la ha
ticos. Las «Hamburguesas» de Olden- utilizado en técnicas mixtas, «collage» de
burg condensan la referencia a restauran- rótulos fragmentarios, hojas de calenda-
tes baratos, o sus «Giant Fagends» rios, etc. En la supresión y sus variantes
-1967-, colillas personificadoras del tiene gran relevancia el código fotográfi-
fumador. En la «Habitación» -1967- co en su recurso a técnicas selectivas de
de Wesselmann, el cigarrillo, el cenicero, planos -puesta en relieve y primer pla-
los labios y los pechos condensan figu- no de un producto en un anuncio--, téc-
ras sexuales básicas. O las obras de R. In- nicas enfáticas, como la manipulación de
diana con sus títulos libidinosos, así la escala dimensional o volumétrica de
como otras de Dine, Thiebaud, Kien- los objetos.
holz, etc. En Inglaterra tienen interés las Sin embargo, la técnica más conocida
condensaciones de A. Jones, Hamilton y y extendida ha sido la repetición y seria-
Blake. Estas condensaciones desembo- ción, en la que destacó Warhol desde sus
can a veces en omisiones totales del su- series de M. Monroe, J. Kennedy, Flo-
res y otras. Hoy día se ha universaliza-
do. La repetición tiene lugar en función
C. Oldenburg: Escena «soft» con el propio ar- de la identidad de la forma, aunque pue-
tista rodeado de obras realizadas entre 1961 y
1967: Alimentos (1961-63), Helados gigantes,
de ofrecer variaciones: mayor o menor
colillas, .teléfono etc. (1962-67) y proyecto de intensidad de sombras, de colores, etc.
«Monumento para Cbicago» (1967). De cualquier modo, lo repetido deviene
algo estereotipado. La repetición carac-
teriza el nivel común de comunicación y
alcanza importancia cuantitativa a nivel
informativo.
Las diversas apropiaciones lingüísticas
refuerzan las funciones referencia/es de
los elementos sintáctico-formales, sus re-
laciones a los objetos icónicos. Los ob-
jetos representados sufren intensificacio-
nes estilísticas que favorecen las informa-
ciones redundantes. Toda redundancia
informativa se asocia con la previsibili-
dad y, eliminando la improbabilidad, po-
sibilita la inteligibilidad. Las diversas téc-
nicas apropiadas son eficaces en su em-
peño de comunicar con eficacia y clari-
dad, en especial la repetición. En cuanto
asimiladas previamente por el cuerpo so-
cial, facilitan a nivel sintáctico la comu-
nicación. La redundancia se apoya en la
praxis de las sociedades actuales. Y tal
41
vez su regularidad, su repetición de las nicos de situaciones simbólicas colecti-
mismas situaciones de la vida social, es vas. Ya la primera obra de Hamilton re-
una de sus bases objetivas. producía los principales ingredientes
Las diferentes técnicas visuales apro- simbólicos de los «rnass-media». Y él
piadas han alterado fundamentalmente la mismo declaraba en una ocasión: «El es-
concepción tradicional del espacio repre- píritu de trabajo es de tipo polémico: son
sentativo. A diferencia de la nueva figu- cuadros de y sobre nuestra sociedad» 17.
ración, se trata siempre de un espacio al- En consecuencia, el repertorio icono-
tamente socializado y determinado no gráfico del «pop» se ha insertado en un
sólo por la sintáctica sino por la semán- sistema de temas convencionalizados que
tica de cada forma. Todo contribuye, no ha dependido del mismo arte sino de
desde los niveles sintácticos y formales, las sociedades en donde éste ha aflorado.
a la concreción y univocidad en la lectu- Ha tematizado diversas convenciones
ra inequívoca de estas obras. iconográficas siguiendo diversos pará-
metros. En oposición a todo tipo de na-
turalismo, que se siente atraído por la na-
3. Unidades temáticas y nuevos iconos turaleza como el estímulo óptico más de-
cisivo, en el «pop» lo prefabricado de las
Las unidades temáticas del arte de la sociedades industriales se convierte casi
imagen popular se relacionan directa- en el único contenido temático de sus
mente con la sociedad de masas y de con- obras. La redundancia temática es un re-
sumo. Sus imágenes icónicas se agrupan sultado de esta apropiación de imágenes
en unidades simbólicas compac~as, pro- preformadas. De todo ello resulta que la
pias de cada sociedad. Están ligadas a la comprensión de las mismas exige un co-
praxis de los sujetos históricos, funda- nocimiento del contexto concreto, en
mentalmente a la del mundo bajo la in- donde han ido aflorando, y tiene como
fluencia de la coca-colonización. En nota común el recurso a tópicos, proto-
todo caso, desarrollan ampliamente la se- tipos y estereotipos. A continuación es-
miótica connotativa más que ninguna bozo algunas unidades temáticas de ico-
otra tendencia y todas las técnicas sintác- nografía recurrente en el «pop»
ticas han entrado al servicio de la misma. Símbolos del «status». En las temáticas
El «pop» trabaja con símbolos, sus de la imagen popular abundan todos
iconos ya han sido agrupados en unida- aquellos objetos que simbolizan los di-
des temáticas con anterioridad a la obra. versos «status» de la personalidad y de
Elabora una técnica próxima a la de la la posición social: automóviles, objetos
propaganda, donde el primer paso es la domésticos, alimentos, viviendas, etc.
formación de imágenes que surgen ante Cada uno de estos objetos se convierte
la mera mención del producto. En esta en un símbolo portátil de la situación de
tendencia se denuncia que el arte no re- un individuo o de una comunidad. El au-
produce «cosas» sino símbolos, resulta- tomóvil, como símbolo portátil de la po-
dos de la información e imágenes plásti- sición, ha sido frecuente en las obras de
cas de los diversos «rnass-rnedia». Así, Hamilton, Rosenquist, Wesselmann, etc.
pues, las temáticas no son arbitrarias, Otro aspecto del «status» muy socorri-
sino que su elección está condicionada do ha sido el confort doméstico: obras
por la aceptación de las estructuras lin- de Hamilton -1958-1961, 1964-, esce-
güísticas de transmisión y de los conte-
nidos simbólicos presentes en los corres-
pondientes medios de comunicación. El 17 Notizen zu meiner Arbeit, Das Kunstwerk, 7
«pop» ha introducido equivalentes icó- (1965), pág. 3.

42
=

nas interiores o exteriores de Hockney, Los mitos de masas. El individuo de la


ambientes domésticos de Wesselmann, sociedad de consumo del capitalismo tar-
Oldenburg, Rosenquist, Lichtenstein, dío, sometido al bombardeo publicitario,
Segal. A otro grupo pertenecerían los acaba por atribuir a un personaje deter-
placeres de la comida, bebida o los ves- minado la calidad de un héroe mítico. El
tidos: hamburguesas de Oldenburg, co- ídolo de estas sociedades depende direc-
ca-colas de Rauschenberg, Warhol, Mel tamente del «boom» comercial y publi-
Ramos, Marisol, pasteles de Thiebaud, citario del momento, cuya aparición o
sopas de Warhol, etc. desaparición es necesario activar, dado
Los comerciales en sentido amplio se su rápido desgaste y consumo, con ob-
refieren a todos los medios de publici- jeto de que no genere en una redundan-
dad y propaganda de los productos que cia semántica y, lo que es más grave, en
pueden elevar el «status» social. Cono- un estancamiento económico. Los mo-
ciendo la relevancia alcanzada por el delos más socorridos son los del mundo
anuncio en la experiencia visual, no ex- de los «Teenager». En ellos no sólo se es-
traña su función como nuevo contenido pecula con el potencial económico de
social y elemento fetichista de la socie- casi un 50 por 100 de la población, sino
dad de consumo. El «pop» no ha descui- con la magia y la fuerza atractiva de lo
dado este sector fundamental, y es fre- originariamente «juvenil». El ídolo se ha
cuente el recurso temático a las imágenes convertido en el «Trendsetter» ideal de
comerciales tomadas como modelo. El la moderna cultura ciudadana. Pueden
inglés R. Smith se detuvo en los paque- pertenecer al mundo de la canción, del
tes de productos por aquello de que el deporte, del cine, de la política, etc. Han
consumidor no juzga tanto el producto tenido gran cabida en el «pop». Persona-
como el atractivo del envoltorio. Warhol je deportivo era el protagonista de la pri-
-sopa Campbell, detergente Brillo, co- mera obra de Hamilton. Abunda asimis-
ca-cola-, E. Ruscha, Rosenquist, Olden- mo en P. Blake y P. Phillips. Warhol al-
burg, Mel Ramos y otros han dedicado canzó gran fama con las series de Elvis,
atención preferente a estos temas. 1964; Marilyn Monroe, 1962-1967, y J.
Los símbolos técnicos de la era tecno- Kennedy, 1965. Este es un terreno pro-
lógica afloran con cierta frecuencia en las picio para seguir las huellas de numero-
diversas fases. Quien primero utilizó esta sos fenómenos mitagógicos o falsos mo-
temática fue E. Paolozzi en 1954 y la ex- delos de las diversas contradicciones so-
posición de 1955 «Hombre, máquina y ciales.
movimiento». Posteriormente, en 1962, En este arartado merecen una men-
destaca la serie de Hamilton sobre el ción especia las obras inspiradas en los
hombre actual en su ambiente tecnoló- «comics», sobre todo las de Lichtenstein
gico. Cercano a él se hallan algunas obras y en menor medida las de Jess Collins.
de Anzo. Rauschenberg acude a ella en La obra es una condensación impersonal
muchas de sus obras, en especial en las del mito social de la historieta. Pero con-
que titula «Revolver», de 1967. En Ale- viene advertir que Lichtenstein no los
mania interesan las máquinas de Klap- toma en serio desde un punto de vista
heck. Las autopistas de A. D' Arcangello político-social, sino por razones funda-
o las estructuras tecnificadas del español mentalmente formales. Esta posición
Orcajo son otros tantos ejemplos de esta tendrá que ver con la cuestión sobre el
temática. En muchas de estas obras es compromiso social del «pop».
frecuente la interacción continua entre Simbología sexual. Muchos símbolos
sueños de deseos de la ciencia-ficción y humanos poseen un contenido sexual.
el progreso técnico del hecho científico. Sociológicamente hay un continuo inter-
43
T. Wesselmann: Gran desnudo americano, 1968.
R. Lichtenstein: Obras diversas (1962-64). Obra tridimensional de acrílico sobre tableros.

cambio de la imagen del cuerpo dentro interesó desde 1961 por estos temas,
de la comunidad, que se expresa en la apoyándose para ello en revistas como
norma de la imagen social del cuerpo. El «Play Boy» o «Beauty Parade», A. Do-
«pop» ha introducido numerosas situa- naldson trata los desnudos fotográficos
ciones sexuales en sus obras, pero bajo estereotipado s de las playas. Abundan
la impronta de la conversión de 10 eró- estas referencias en los rostros de las pri-
tico y sexual en algo estético. En el meras obras de P. Phillips. Esta será la
«pop» no encontramos pornografía, en- temática preferida, a través de una gran
tendida ésta como una respuesta natural sofisticación, en el francés M. Raysse, en
a la represión, como una exaltación de la los alemanes G. Richter o K. Lueg, en al-
negatividad del sexo o una función mix-
tificada por cuanto reprimida. El arte
erótico «pop» refleja la sexualidad repre-
A. Jones: Mujer curiosa, 1964-65.
siva en la sociedad de masas, los aspec-
tos parciales, socialmente convertidos en
ídolos, de la sexualidad. La temática
sexual «pop» responde a la imposibili-
dad, propia de la sociedad burguesa y ca-
pitalista actual, de vivir y ver auténtica-
mente el sexo. De aquí surge la necesi-
dad de justificarlo, de convertirlo en un
hecho estético, en una cosa bella para ver.
En especial va muy ligado al mito de la
mujer-objeto, forma particular de aliena-
ción burguesa. En esta situación el mo-
delo no existe como persona, sino que
simplemente es un vehículo de valores
estéticos o generalmente comerciales que
le son extraños y que son falsos. El sexo
pierde el valor humano y se niega como
hecho significativo y determinante.
Las imágenes idolátricas «pop» .se ins-
piran muy directamente en los «rnass-me-
dia», en especial en las revistas ilustradas
y anuncios publicitarios. R. Hamilton se

44
gunas obras de los españoles Anzo, Gor-
dillo y posteriormente Urculo.
Pero sin duda alguna las dos figuras
que investigan con más insistencia en
esta vertiente han sido el inglés Allen J 0-
nes y el americano T. Wesselmann. Las
primeras obras eróticas de Jones apare-
cen hacia 1962. Posteriormente abordó
más conscientemente el tema. Jones so-
mete a sus figuras, casi siempre macho-
hembra, a unos procesos continuos de
metamorfosis entre formas fantásticas y
fragmentos de imágenes cotidianas. En la
serie «Lije Class», de 1968, emergen her-
mafrodíticamente las parejas, incrustadas
unas figuras en otras. Otras veces son
personajes desprovistos de gravedad, con
inversiones espaciales y direccionales en
función del erotismo de las partes sexua-
les. En «Life Class» la imagen de la «sexy
girl- está integrada por componentes
pornográfico-naturalistas y fantástico- L. Gordillo: Gran cabeza con franjas, 1964.
terroríficos. Este es el tema favorito de
T. Wesselmann desde 1960, tanto en sus cancía. La boca se mueve en la tradición
desnudos como en sus condensaciones. de la pasta dentífrica y los bellos dientes
En 1968 había realizado 98 obras con el operan como símbolo de salud y bienes-
tema del «Great American Nude», mo- tar social, se convierten en símbolos de
numentalización erótica de diversas par- «status». Semejante carácter de represen-
tes sexuales. El mismo carácter presen- tación artificiosa poseen las modelos de
tan obras fragmentarias de Rosenquist o Hamilton de 1969 o los anteriores de
las condensaciones de R. Indiana, Mari- Gordillo, 1964-1965.
sol Escobar y otros. El arte «erótico» del «pop» no es obs-
En la mayoría de estas obras, en espe- ceno, en cuanto un arte que concibe la
cial en las de Jones y Wesselmann, se da imagen de la libertad sexual como nega-
una reducción a esquemas representati-
vos, donde se oscurece el estímulo sen-
sible-sensual. Se muestran preferente- J. Rosenquist: t-tu, (1964-65). Oleo y técnicas
mente partes parciales: piernas, labios, mixtas. Vista parcial.
boca, dientes, pechos, cigarrillos, etc.
Tanto el pecho como los dientes, cigarri-
llos, labios son propios de la etapa oral
sexual. Pero no sólo esto. El objeto
sexual «mujer» se ve integrado como
algo abstracto, la sexualidad se ha con-
vertido en una institución higiénica, clí-
nica. Y esta higiene deviene un estado es-
tético. Esta artificialidad de la represen-
tación refleja perfectamente y responde
a la propaganda en el mundo de la mer-

4S
D. Hockney: Juego dentro de un juego, Ojeo
sobre lienzo (1965).

ción estética de las libertades a medias.


En este sentido, es un reflejo estético de
los Ídolos estimulantes de la sexualidad
represiva, variantes refinadas de la adap-
tación sexual a través de la broma, que
es considerada como una forma represi-
va de la des inhibición en el «american
way of life».
Síntesis mixtas. Algunas obras de Ro-
senquist, por ejemplo, F.111, 1965, 30
metros de ancho por 3 de alto, y en ge-
nerallas de Rauschenberg, presentan pa-
noramas generales de nuestra época.
F.lll es un recuento del aparato milita-
rista americano. «Lanai»; 1964, de Ro-
senquist, es una síntesis de elementos de
placer: comida, sexo y automóvil. Igual
sentido sintético poseen obras de Raus-
chenberg, como el «Presidente Kennedy»
o «Tracen>. Esta última integra un heli-
cóptero, un desnudo de Rubens, un águi-
la y una escena callejera. El modo caóti-
co de representación tiene su sentido. La P. Blake: Señorita de la buena suerte, 1965, Pin-
incoherencia plástica y significativa res- tura, collage y objetos encontrados.
ponde a la de la sociedad.
Tras este esbozo de unidades temáti- vedad del código significativo y favore-
cas conviene insinuar algunas notas co- cen la redundancia a todos los niveles.
munes: En segundo lugar, les es esencial su
Estas obras no acuden a temáticas iné- carácter obsolescente, es decir, su rápido
ditas. Por el contrario, combaten la no- e incesante consumo. Están despojadas
46
de la naturaleza perenne, nunca o reli- propia de ciertas sociedades. Los temas
giosa, internporal, de la tradición. La te- son símbolos sociales que despiertan una
mática es un reflejo de la obsolescencia participación en los contenidos. Sin em-
psicológica y planificada. Por esta razón, bargo, en esto denunciamos contradic-
se les puede considerar como «expenda- .ciones en la adopción de símbolos y te-
ble icon» -icono vendible, consumible, máticas importadas, en vez de acudir a
en terminología de John MacHale. las propias.
De lo anterior se desprende la «expen-
dability» , su efimericidad, así como su
inserción en la estética de lo prescindible 4. Impersonalización, «objetividad» y
o del desperdicio. Esta alude no sólo al neutralidad
carácter perecedero del propio tema
sino de la misma obra. Sin embargo, no A medida que se ha introducido la
sólo el humanista sino el propio Hamil- imagen popular, los artistas «pop» se han
ton y casi todos los artistas «pop», han desplazado hacia la objetividad e imper-
considerado la estética del desperdicio sonalización creativa. Frente a la espon-
como el único principio maligno de la taneidad expresionista o a la afloración
cultura popular y han renunciado a ella de elementos subjetivos e intransferibles
en sus obras de élite. Esta es una de las del surrealismo, han tendido a un mayor
principales incongruencias con los pre- distanciamiento. No proyectan su baga-
supuestos de la imagen popular. je subjetivo. Por esto me parece equivo-
Por último, la temática destaca la res- cado considerar la tendencia como un
tauración de una semiótica connotativa, expresiorusmo.
No es posible comprender esta postu-
ra sin situarle en su medio ambiente. Ya
Cesar: «Pouce», 1966. Bronce. he subrayado su dependencia de la ima-
gen popular, con todo lo que esto impli-
ca. La mitificación en ella se ha conver-
tido en un hecho casi institucional, de-
tectado por las clases dominantes. La
imagen «pop» ha funcionado como un
filtro. No proyecta contenidos o estima-
ciones personales, no desenmascara los
mecanismos del hecho institucional re-
cién aludido, sino que básicamente los
presenta sin mutar lo establecido. Se ad-
vierte un mayor grado de objetivación,
distanciamiento, en las figuras america-
nas que en el inglés y en el europeo en
general. También se acusa la diferencia
entre la primera fase americana y los clá-
sicos posteriores: Wesselmann, Rosen-
quist, Indiana y, sobre todo, Lichtens-
tein y Warhol. Estos han evitado cada
vez más el comentario, sin intercalar para
nada impresiones personales.
La tendencia a la impersonalización
explica su inspiración directa en los di-
ferentes medios de masas, no sólo temá-
47
tic a o formalmente sino desde una pers- otro estado de ánimo» 21. R. Indiana se-
pectiva creativa. Esto aclara el recurso a ñalará: «Es el sueño americano, optimis-
los procesos mecánicos de diversa natu- ta, generoso y naive ... Es el mito ameri-
raleza. Rosenquist declaraba en 1964: cano. Por esto es el mejor de todos los
«Pinto cosas de las fotografías ... La fo- mundos posibles» 22. Rosenquist se refie-
tografía era una imagen producida por re entusiasmado al mundo de los dife-
una máquina ... La reproducía tan foto- rentes «rnass-media», relacionados con
gráficamente y precisa como podía ... Me «nuestra sociedad libre» 23. Rauschen-
gusta pintarla tan precisa como puedo ... berg indicaría asimismo: «Mi obra nun-
Pinto todo tan distanciado y tan bien ca fue una protesta contra lo que estaba
como puedo» 18, e insiste también en la sucediendo» 24.
influencia ejercida sobre él por la pintu- Si bien el «pop» rechaza las conven-
ra comercial, en especial en lo referente ciones estilísticas y temáticas de la tradi-
a las dimensiones. En 1966 es más explí- ción aristocrática del arte y asume la co-
cito: «Si pudiera fotografiar mi idea so- tidianidad, lo banal, se somete práctica-
bre el lienzo, también sería válido para mente siempre a los valores simbólicos
mí» 19. Warhol ha sido el caso más ex- del sistema establecido. Se revela como
tremo de impersonalización, tanto en su el arte de una sociedad capitalista alta-
obra como teóricamente: «Pienso que mente desarrollada. La relación a esta so-
cualquiera sería capaz de hacer por mí ciedad se realiza por la técnica mecánica
todas mis pinturas», o «La razón de 'por de reproducción y el principio de multi-
qué pinto de esta manera es porque quie- plicación de masas, y por las convencio-
ro ser una máquina» 20. - nes estilísticas y unidades temáticas se-
La postura «pop» frente a la socÍedad leccionadas. Así, pues, presenta los pro-
nunca es crítica en sentido estricto. En ductos de masas y sus implicaciones de
general presenta el orden existente en las un modo casi literal. Aunque a veces se
sociedades, con entusiasmo o escepticis- pueda rastrear alguna distancia crítica o
mo, en serio o bromeando. Pero en todo irónica, pretende en general ser «neu-
momento insiste más en las manifesta- tral». La mayoría se satisface con regis-
ciones sociales de las sociedades del ca- trar los objetos, el medio ambiente civi-
pitalismo tardío que en sus condiciona- lizado. Nos sensibiliza como obra de
mientos o en sus posibles transformacio- arte en el mundo de la mercancía. Las
nes mediante el desvelamiento de sus obras son radicales en la banalidad cons-
causas. Los propios artistas no han disi-
mulado su entusiasmo por los objetos de
uso. Casi siempre el «pop» ha sido un re-
flejo ilustrativo de la situación de feti- 21 SWENSON, loe. cit., noviembre (1963), pág. 25.
chismo bajo la que se encuentra el mun- 22 Ibid., pág. 27.
23 SWENSON, loco cit., febrero (1964), pág. 63.
do neocapitalista. Lichtenstein ha decla- 24 Citado por J. HERMAND: Pop International.
rado: «El "pop art" mira al mundo; Eine kritische Analyse, pág. 15. En términos simi-
parece que acepta su medio ambiente, lares se ha expresado Oldenburg, cuando en una li-
que no es bueno o malo, sino diferente, teratura de supermercado decía en 1967: .1 am for
Kool-art, 7-UP art, Pepsi-art, Sunshine art, 39 cents
art, 15 cents art, Vatronol art, Dro-bornb art, Vam
art, Menthol art, L & M art, Exlax art, Venida art,
1H SWENSON: What is pop art, Art news, febrero Heaven Hill art, Pamryl art, San-o-med art, Rx
(1964), pág. 64. art, 9.99 arto Now art, New art, How art, Fire sale
19 Entrevistado por M. RAGON: Arts, 10, 11 ju- art, Last Chance art, Only art, Diamond art, T 0-
nio (1966). morrow art, Franks art, Ducks art, Meat-o-rama
20 SWENSON, loe. cit., Arts news, noviembre art». Cit. por J. RUSSEL, S. GABLIK:POP art rede-
(1963), pág. 26. fined, pág. 98.

48
cien te del objeto y consecuentes en la texto de la falacia de lo popular denun-
instauración de la realidad del mundo de ciada al principio.
la mercancía. Establecen relaciones de
orden entre el mundo del consumidor y
el mercantil, enalteciendo todo ello a la A pesar de estas reflexiones críticas, el
categoría artística, a su conversión en «pop» ha sido la tendencia más decisiva
estética. en la evolución de la representación de
La «neutralidad» aparente se decide la década de los sesenta. Sus renovacio-
por la identidad del mundo del arte y de nes sintácticas, su exploración de la se-
la mercanáa. Esta identidad tiene su lado miótica connotativa ha favorecido el
progresivo en los nuevos planteamientos problema de la comunicación a nivel
del lenguaje artístico. En cambio, pre- pragmático. Y las tendencias posteriores
senta su lado conformista, regresivo e in- de un modo u otro deben considerarse
cluso represivo a nivel de totalidad so- como algo «pospop», no concebibles sin
cial en el aparente orden y conciliación la existencia del mismo. Sus lecciones
estética, no real, que niega al arte toda lingüísticas, el replanteamiento de la pro-
posibilidad de antagonismo y negación. blemática artística siguen operantes en la
Salvo contados casos en algunas obras de actualidad. E insisto en que la mayoría
Kitaj, Tilson, Warhol y otros, raramente de los movimientos son deudores y se
se rastrean huellas críticas. Nunca pone desenvuelven en el horizonte de las insi-
en cuestión la ideología de la manipula- nuaciones «pop» en las diferentes dimen-
ción y se mueve generalmente en el con- siones de la obra.

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