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Colombia es un Estado de América del Sur, cuya historia ha estado llena de problemas
políticos, sociales y económicos, incluyendo la corrupción, la violación de los derechos
humanos, el narcotráfico, entre otros.
De hecho, Colombia es la nación occidental con el peor registro en cuando a los derechos
humanos se refiere, de acuerdo con los datos ofrecidos por los reportes de los derechos
humanos llevados a cabo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En los últimos años, el país se ha estado recuperando. Sin embargo, con tantos problemas
que afrontar, las mejorías han sido más bien lentas.
1- Corrupción
La corrupción es uno de los problemas sociales más acuciantes que enfrenta Colombia. Esta
se evidencia no sólo en el gobierno sino también en la praxis de muchas empresas
multinacionales.
Uno de los casos más recordados de corrupción fue la financiación de grupos paramilitares
por parte de empresas bananeras (principalmente la empresa estadounidense Chiquita Banana
Brands), que se dio entre 1996 y 2004.
La Chiquita Brands estableció relaciones ilegales con grupos paramilitares con el objeto de
controlar ilícitamente el movimiento obrero: básicamente se prohibió la formación de
sindicatos y el derecho a la protesta social a través del terror infundido por los grupos
armados.
3- Pobreza
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia, en el
año 2014, la línea de pobreza monetaria por hogar era de 894922 $.
Esto quiere decir que una familia con ingresos inferiores a los 894922 pesos está incluida en
la facción pobre de la población.
Para el año 2015, el porcentaje de pobreza monetaria era de 27, 8 %. Esta cifra ha disminuido
en los dos últimos años. Sin embargo, el índice de pobreza monetaria continua siendo
alarmante.
Por otra parte, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística señaló que el valor
de la línea de pobreza extrema es de 408436 $. El porcentaje de personas en situación de
pobreza extrema era de 8 % para el año 2015.
Por último, se encuentra el índice de pobreza multidimensional, que hace referencia a cinco
dimensiones: (1) condiciones educativas del hogar, (2) condiciones de la niñez y de la
juventud, (3) trabajo, (4) salud y acceso a servicios públicos, y (5) condiciones de la vivienda.
4- Discriminación
En el año 2011, el Estado colombiano promulgó una ley en contra la discriminación racial,
de género, de religión, de orientación sexual, entre otros.
Incluso se creó una ley contra el feminicidio, cuya condena es de 21 a 50 años, sin posibilidad
de apelar a la reducción de la condena.
Sin embargo, aún se presentan casos de discriminación, siendo los más frecuentes aquello
que involucran un trato desigual hacia las mujeres.
Por otra parte, se presentan casos aislados de discriminación en cuanto a la religión, siendo
la comunidad judía una de las más afectadas.
5- Drogadicción
La drogadicción es un problema que afecta principalmente a la juventud colombiana. El
incremento en el índice de drogadicción en Colombia se debe en gran medida a que el Estado
ha controlado el tráfico de drogas hacia el exterior, lo que hace que los productores de estas
sustancias alucinógenas busquen alternativas en el mercado interno del país.
La mayoría de la población colombiana que consume drogas se encuentra entre los 10 y los
24 años de edad. Los estupefacientes más consumidos son la cocaína, el cannabis, la heroína
y algunos fármacos con prescripción médica.
El consumo de drogas es un problema que no sólo afecta la salud de los individuos sino que
agrava otros problemas sociales, tales como la delincuencia, la deserción escolar, el
desempleo, entre otros.
6- Delincuencia juvenil
Entre el año 2011 y el año 2014, diariamente se detenían entre 60 y 70 menores de edad por
haber cometido crímenes varios, que incluían, pero no se limitaban al consumo de
estupefacientes, daño a infraestructuras públicas, hurto y asaltos.
De hecho, los crímenes cometidos por jóvenes constituyen cerca del 12 % de los actos
criminales cometidos por la población colombiana en general.
Estos datos resultan alarmantes puesto que los jóvenes son la generación de relevo. Si la
delincuencia juvenil continúa de ese modo, el futuro del país estará lleno de criminales.
A pesar de que la constitución de este Estado garantiza los derechos básicos del ciudadano
(derecho a la vida, a la libertad, a la privacidad, a la justicia), los reportes de los derechos
humanos en Colombia llevados a cabo por la Organización de las Naciones Unidas
demuestran que el país presenta problemáticas en las siguientes áreas:
– Corrupción. Con respecto a la corrupción, este es un problema grave en el país. Los casos
de corrupción más críticos incluyen tráfico de drogas y empleo de fuerzas paramilitares.
– Discriminación.
Reflexiones sobre los problemas sociales en Colombia. Ensayo
Pero Colombia no tiene toda la culpa. Este sistema fue el adoptado por la mayoría de países
latinoamericanos con sus respectivas variaciones, dependiendo de su cultura, sus condiciones
históricas, su contexto económico, sus propias luchas y desafíos. No se trata de buscar
culpables o desafiar la responsabilidad histórica de la destrucción paulatina de un estado al
borde del colapso con la deslegitimación de las instituciones, pero a la vez, el rechazo de un
verdadero cambio radical.
Sin duda la problemática no radica en que cambie el otro, o que solo se transforme una
dimensión del establecimiento, sino que se analice de manera plural los efectos que hasta el
momento se han generado en toda la región al punto de tener sensaciones de que es vital un
giro dramático para el mejoramiento en la construcción de una verdadera república, de un
verdadero conjunto de progresos y anhelos.
Pero para saber cómo se debe dar el cambio, no se debe plantear desde las esferas de la élite
política. Al contrario, el cambio debe venir desde las bases sociales: la familia, los colegios,
las universidades, los sindicatos, las industrias, los medios, los banqueros, en fin.
Ahora, ¿En qué consistiría el cambio? ¿Tal vez en el modelo económico o político? ¿Tal vez
en el modelo de estado? La verdad es que eso es accesorio a un cambio social de raíz. El
verdadero cambio se desprende de la posibilidad de que cada uno de nosotros entienda y
comprenda las dificultades de nuestra sociedad, como un todo, y dejemos atrás la idea de que
priman los intereses propios, el deseo de pasar por encima de todos, para lograr un beneficio
individual.
Entonces, el debate radica en que es necesario actualmente para llegar a ese ideal que alguna
vez se quiso. Cómo hacer para que ese sentimiento de patria no solamente exista cuando
juega la selección de futbol o gana la corona una reina de belleza o se convoca a elecciones.
Es difícil, pero para empezar hay que analizar en que consiste la enfermedad para llegar a
establecer el remedio:
Corrupción
La corrupción era un tema de la vida en la alta sociedad política antes de que llegara el
narcotráfico como negocio ilícito. En la mayor parte del siglo pasado, la gente de aquella
época, pensaba que la política tenía dos caminos: liberal y conservador, y si se era de un lado
la corrupción estaba del otro lado del río. Se defendía con la vida una estructura bipolar que
la historia demostró como un juego de ajedrez en donde se manipulaba al pueblo por medio
de una lucha civil inhumana.
Pero el tema de la lucha bipartidista entre liberales y conservadores tuvo dos cambios que no
se esperaban: un golpe de estado y la posterior constitución de una alternación del poder.
Desde luego la lucha por defender un partido perdió el sentido pero quedaban focos de
resistencia que cada vez se hacían más grandes y dominaban más los ideales radicales de
extinción del estado. En todo caso, la sociedad creía que la burocracia era la enferma, y desde
luego comenzó a verse una deslegitimación política de las instituciones.
Pero pasando el tiempo llegó algo que nadie se lo imaginaba, solo los interesados: el
narcotráfico. Un cáncer peor que cualquier otra mafia. Pero el negocio como tal no era lo
malo sino la propaganda facilista que emitía: un joven sin oportunidades, sin estudio, que
quiere tener dinero para llevar a su casa y alimentar a su familia, que desea tener poder y
dominar, observa en el negocio de las drogas como puede lograr sus objetivos sin más
requisitos que “creerse un hombre” y no tener mayor esfuerzo.
Con esto se crea una cultura, un sistema social que se transformó de manera única: desde el
hogar, pasando por los medios de comunicación y las instituciones de educación, hasta las
altas corporaciones estatales, se aceptó el narcotráfico y se generó la cultura de la corrupción
en su máximo esplendor.
La gente ya no creía en que la corrupción era inherente a la clase política, sino que se trasladó
al diario vivir. Se permitió la introducción del “dinero fácil” en cada campo de la sociedad
colombiana y eso trajo como consecuencia varias cosas.
Pero sin duda alguna, una consecuencia terrible ha sido seguir aceptando ese modelo de
corrupción. Todos lo aceptamos, porque si no se tiene un mínimo de corrupción o de
deshonestidad no se progresa en Colombia. Así de sencillo. Lamentable es que incluso desde
el hogar se lleve esta dinámica hasta los colegios, de los colegios a las universidades, de allí
a las instituciones, de las instituciones a los hogares y se crea el circulo vicioso.
Educación
Otro problema, y se diría es el más importante, es la educación como eje fundamental de toda
sociedad democrática. El problema es muy complejo de resolver. A raíz de la cultura
generada por el narcotráfico y la corrupción, la educación pasó a ser meramente técnica y
jamás se volvió a instaurar valores sociales o colectivos de manera amplia, esencial e integral.
Pero partamos desde el inicio del problema: la familia. Esto es importante mencionarlo
porque el núcleo de todo ser, en donde se desarrollan los primeros pasos, se crea una
conciencia colectiva, se aprende integralmente es el hogar, no el jardín ni la escuela, mucho
menos el colegio o la universidad. Pero este problema es tan común y visible que seguirnos
aceptándolo: el abandono de los hijos.
Aquí no se va a decir que el hogar está conformado por un hombre y una mujer ni tampoco
que las parejas del mismo sexo tiene derecho a adoptar a un niño, porque la verdad radica en
dos puntos: el primero, las familias actuales no están conformadas por un hombre y una mujer
sino por abuelos, tíos, primos, madres solteras, padres solteros, etc.; y segundo, el niño es
quien tiene el derecho a una familia, no los adultos a adoptar a un niño como a una mascota.
Pero hasta aquí no he dicho la esencia del caos familiar en Colombia, y es un círculo vicioso.
En el inicio tenemos un padre y una madre que naturalmente han procreado a sus hijos, pero
las condiciones económicas y sociales presionan para que los padres se dediquen en tiempo
exclusivo a trabajar y olviden así el deber que les asiste con sus descendientes. Los niños en
cierto punto se convierten en adolescentes, y tienen a explorar el mundo que se les presenta:
drogas, sexualidad, culturas urbanas, videojuegos, etc. ¿Dónde están los padres? Trabajando
y en el mejor de los casos se los encargan a los abuelos, personas en la mayoría de casos de
avanzada edad que son permisivos o incluso no tienen el mismo cuidado de un padre o una
madre.
Este es el meollo del asunto, muchos adolescentes carecen por completo del acompañamiento
de sus padres y eso genera que cometan errores serios que agreden la calidad de una sociedad.
Sencillamente un joven que cae en la drogadicción, es violado o violada o queda en
embarazo, tiene altas probabilidades de volverse una carga para la sociedad y resultar en
situaciones de vulnerabilidad al punto de ingresar a la lista de presos, mujeres con
antecedentes de aborto o con enfermedades de transmisión sexual, personas de la calle, o en
la pobreza extrema, incluso en la prostitución.
El punto más grave de todo esto, es que los hijos no deseados o abandonados van a tender a
seguir estas situaciones, produciendo un círculo vicioso sin fin.
Pero no en todos los casos es por el abandono de los padres por cuestiones económicas al
tener que trabajar. También se observa el caso de un aumento considerable en las estadísticas
de abandono del hogar por parte de uno de los cónyuges, en especial el hombre. En este caso,
el eje temático radica en el machismo.
Es más, el hogar como hoy se concibe con el matrimonio como un encierro eterno de
sufrimiento y angustia. En muchos casos el matrimonio es producto de un hijo no deseado,
obligación con la familia o sencillamente un capricho espontaneo y para eso no está diseñado
el matrimonio. Ese rito, en principio es para compartir con una persona y crear un familia
solidad que en lo posible perdure en el tiempo y la excepción es la separación; pero esto está
al revés, la excepción es encontrar un matrimonio sólido.
Sin embargo, no se puede negar que las instituciones educativas tienen errores inmensos en
los procesos de aprendizaje. Un docente no puede simplemente seguir dictando lo que se
dictaba hace cincuenta años, o aunque sea no en la misma forma. Basta no más con analizar
los resultados de las pruebas PISA o sencillamente realizarle un examen de ortografía a un
alumno de último grado: es algo espantoso. Ahí algo está mal, algo toca cambiar y debería
ser la forma de apropiación del conocimiento, en la metodología, porque la verdad la que se
utiliza actualmente no dista mucho del mito de la caverna de platón.
Entre corrupción y modelo de estado, la primera es la génesis del segundo. Este modelo
colombiano es legitimado por vía democrática pero por manipulación de la clase dirigente.
Analizando cada rama del poder ejecutivo encontramos:
Un poder legislativo bicameral, que no debería tener dos cámaras y tantos congresistas. Es
bien sabido que los mecanismos de ambas cámaras son idénticos y su estructura similar. Un
Congreso unicameral es válido y tendría mayor legitimidad, porque a ciencia cierta nadie
sabe el nombre de todos los congresistas ni su pasado.
Un poder ejecutivo de clientelismo tan notorio que no es necesario explicarlo con palabras
técnicas: se pagan favores políticos con más burocracia y más presupuesto para los
contratistas. Además la manipulación de empresarios, compañías trasnacionales, potencias
extranjeras e incluso grupos al margen de la ley es tan evidente que no se puede negar. Tener
un presidencialismo tan pronunciado es malo para el pueblo, porque el titular parece un
monarca, y bueno para la corrupción.
Un poder judicial bastante ineficiente, también salpicado por la corrupción, es entre todos el
que más ayuda le ha dado a esta sociedad, en especial la Corte Constitucional. Pero el
esquema se debe mejorar, los despachos judiciales están llenos de procesos porque la
sociedad cree que todo problema debe ser solucionado por ese medio y no buscan acuerdos
alternativos.
Frente a lo expuesto, la solución inicia en cada uno de nosotros, los demás jamás cambiarán
si no empezamos por casa. Pero frente al sistema tenemos mecanismos para cambiar. Una
Constitución Política como deseo que aún no se ha cumplido, con mecanismos de
participación política inmejorables; un conjunto de instituciones públicas y privadas sin
ánimo de lucro que se esfuerzan por mejorar las condiciones de vida y dar apoyo a las
personas más vulnerables; un sistema amplio pero deficiente de educación que los docentes
tienen para mejorar de la mano de los padres de familia; pero ante todo, el cambio de
mentalidad, la superación a nosotros mismos y la búsqueda del bienestar común antes de los
intereses particulares.