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Instrucciones:
Eliminación del narcotráfico
Si la acción prohibicionista se funda en el criterio de que todo lo que hace daño a la salud del ser humano debiera prohibirse,
entonces tendría que proponer la prohibición de la mayor parte de los alimentos, refrescos, golosinas y medicamentos de
patente, porque consumidos en exceso o mal administrados provocan severas enfermedades e incluso la muerte; también los
automóviles, motocicletas, aviones, helicópteros, ferrocarriles, carreras de autos, buceo, estufas, calentadores, cuchillos de
cocina, tijeras, cortaúñas, puesto que todos ellos pueden provocar daños físicos y la muerte; no olvidar las escaleras porque
podemos resbalar y morir, los chicles porque podemos morder nuestras lenguas, los plátanos porque de resbalarnos con sus
cáscaras moriríamos... También debería prohibir la vida, porque inevitablemente conduce a la muerte.
El prohibicionismo es un discurso irracional y contradictorio que está fundado no en razones ni en una lógica coherente sino en
estados de ánimo viscerales, en actos reflejos derivados del pánico y el miedo a vivir, así como en una obcecación mayúscula
de querer que el mundo humano y natural sean perfectos, inofensivos y carentes de riesgos y vicisitudes, lo que es
matemáticamente imposible. A esto, por supuesto, hay que añadir los usos políticos y económicos que las autoridades públicas
renuentes a la regulación hacen con el prohibicionismo, razón por la que también se aferran a él.
En suma, la legalización de las drogas ilegales significa entre otras cosas, tres: 1. La eliminación de la delincuencia que se dedica
al narcotráfico. 2. El hecho de que es preferible que el Estado legalice y regule la producción y la comercialización de sustancias
que de todos modos se van a consumir legal o ilegalmente, a que una delincuencia carnicera, que jamás se va a eliminar por
vía policiaca o militar, controle este proceso. 3. El respeto a la libertad del individuo a elegir para sí mismo lo que mejor le
parezca mientras no afecte a terceros, tal y como lo establecen los principios elementales de la democracia liberal, de la que
se dicen seguidores los países que desde hace mucho tiempo han creado y aplicado de manera irracional —y anti-liberal— el
prohibicionismo.
Escritor