Cisneros Ríos Pavel Angello// Segundo semestre en LELIT//Composición// Prof. Marco Ángel.

Danza con lobos: Una lúdica opción para comprender la historia de

colonización norteamericana.

Una ventana cuyo cristal reverbera el pasado, tanto el momento histórico que escenifica como
el trabajo visual que lo trabaja es fenomenal, esta película es un impacto para el espectador
de principio a fin. El film, del director Kevin Costner, con el director como protagonista; fue
referida a siete premios Oscar y premios de la academia, entre tantos, por mejor guión y
fotografía. Un trabajo de exposición histórica, con un gran guión, escrito por Michael Blake,
permeado del contexto de la época y las imperantes condiciones bélicas que infligen una
crítica e interpretación de los autores intelectuales de la filmación, mismos que, apoyando su
trabajo en la expresión visual del largometraje, a su vez, nos ofrecen su óptica histórica de la
formación de Norteamérica, sumado a los paisajes que conforman la cinematografía; Dakota
del Sur, Kansas, parques nacionales y escenas al aire libre de ingeniosa iluminación que
denotan una realización exhaustiva en la caracterización, así sea narrativa; así sea
cinematográfica.
En lo anterior, vale la pena recalcar que tomar como fuente fidedigna la narrativa de la
película es olvidar que la libertad adquirida por el narrador lo deslinda de la obligación de
describir un hecho verídico para, en este caso, ofrecer desde su imaginación, simplemente
una labor interpretativa, vista desde un elaborado desarrollo discursivo en la historia de la
obra y problemática de esta. Una vez mencionado lo anterior, describiré para ustedes,
amables lectores, una breve introducción al contexto en el fluir de lo que se verá en el film:
Desde el eje cronológico de los sucesos librados en 1863, un movimiento civilizador ha
llevado a los colonizadores hacia las primitivas tierras pieles rojas, donde emigrantes, quienes
abandonasen los burgos citadinos para probar suerte en el norte del continente, en otras
palabras, extraer y explotar, por derecho, los recursos naturales y a los habitantes de las
civilizaciones arcaicas de la región. Para los últimos vestigios de los nativos el escenario era
desfavorable: la condición relativamente pacífica a la que la costumbre y la periferia de tribus
enemigas a la que estaban acostumbrados estaba parcialmente sumida en el olvido a causa
de la expansión territorial que ejercían los fundadores. Teniendo como objetivo La Frontera:
extensiones de tierra extremadamente rica, en cuanto a materia prima y fertilidad, causa
misma de su constante asedio. A la par, los invadidos defendían a puño y flecha lo poco que
de su patrimonio aun restase.
La sinópsis del film, claro, sin derruir la experiencia de ver el film para el lector interesado,
es la siguiente: un beligerante estadounidense es relegado a un puesto de vigilancia en La
frontera, por la cual muestra interés, situado en praderas ávidas de vida y fértiles, en las
periferias de la civilización. Dada una serie de actos encadenados, dados por las condiciones
de la trama, traba amistad y cohabita con una tribu de nativos; los Sioux, quienes se
encargarán de romper los esquemas de barbarie con los que John Dumbar, el protagonista,
los concibe, y transformar la ideología expansionista de este a una renovada suerte de
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camaradería que lo exhorta a formar parte de la comunidad e incluso arriesgar su propia vida
por el bien de sus antiguos antagonistas.
Por parte del desarrollo escénico se logra apreciar correctamente, para el espectador, las
insignes condiciones socioculturales e históricas de la época, transportando con ella cierto
nivel de anacronía, ya excusado por la libertad narrativa del artista ejecutor, al adverso y
salvaje tiempo de colonización norteamericana. Una excelente adaptación para quien disfruta
del género novela histórica en un beneplácito contenedor fílmico.