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SIGNOS DE CAMBIO

Aplicación a las experiencias supranaturales

Cuanto más reprime el hombre su propio ser profundo tanto se siente más profundamente
desgraciado. Y de esa misma desazón, irrumpe pujante el ansia del retorno a una vida que lo sea
de veras. Lo que era antes obvio, la acomodación a un mundo que pretendemos dominar, ya no
tiene hoy validez.
Esa acomodación se le hace ya demasiado superficial y angosta, desde el momento en
que experimenta la vida profunda que trata de aflorar como auténtica vida. La pujanza de esa
vida, cuyo desarrollo y plenitud se ve dificultada por toda ordenación fija se manifiesta en una
insatisfacción peculiar, en sentimientos de ansiedad, de culpa y de vaciedad cuyos motivos no
son visibles y que, sin embargo, no encuentran curación con ninguno de los remedios que
anteriormente bastaban al YO volcado en el mundo exterior. Ninguna de las seguridades del
mundo cura esa dolencia ; no hay rectitud que elimine ese sentimiento de culpabilidad : no hay
riquezas en el mundo capaces de colmar ese vacío porque el problema es muy distinto.
En esa nostalgia que agita al hombre de hoy, está latente una secreta sabiduría. Es la
sabiduría escondida de una plenitud que brota de lo profundo del ser y es independiente e
independiza al hombre de toda multiplicidad de cosas que puede adquirir el hombre con sus
posesiones, prestigio y poder. Es la sabiduría oculta de un sentido que está más allá
de todo sentido o contrasentido, de toda razón o sinrazón tal como las entiende el YO y de todo
<maquillaje>, que no nos da reposo y en que la imagen íntima va pasando por una ininterrumpida
sucesión de formas cambiantes. Es la secreta sabiduría de refugiarse en un amor que es
independiente e independiza de todo amor que proviene de fuera y que quita a la soledad todo su
desamparo y precariedad. En esta secreta sabiduría que colma toda aspiración, es nuestro ser
profundo el que está a la obra en ella ; nuestro ser profundo hace sentir su presencia de una
manera que está en notable independencia de todo aquello a que se agarra tenazmente el YO
volcado y dependiente del mundo. Es una sabiduría que nada tiene que ver con la lógica del
mundo, con la lógica de la conciencia objetiva y que renuncia a su espontánea pretensión de
hacerse valer individualmente. Una vez que se ha sentido la suave llamada de esta sabiduría, su
voz resuena llena de promesas y exigencias. Una nueva conciencia se despierta y finalmente el
hombre, queda ya preparado para prestar toda su atención a los momentos en que esa sabiduría
comenzó a germinar ; y más aún, si en ella brilla, aunque fuera fugazmente, una certidumbre.
Ahora es cuando el hombre puede prestar seria atención a ésas horas estelares de la vida cuya
importancia despreciaba mientras se agarraba a lo objetivamente tangible. Y desde ese momento,
también, se muestra dispuesto a prestar oído a los testimonios de aquellos, que antes que él y de
manera distinta han tenido la experiencia de lo que a él le ocurre y la han tomado como punto de
arranque de un camino a lo largo del cual, lo que él ha experimentado de manera fugitiva, viene
a desarrollarse como el auténtico ser personal. De ese modo venimos a prestar un oído más
afinado a la sabiduría oriental que nunca ha dejado de escuchar la voz de
esa sabiduría escondida.
“El Zen y nosotros”Karlfried Durkheim.Pag.43-45

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