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1
SINOPSIS
Dee
Siempre he sido buena llevando máscaras. No permitiendo que nadie vea mi verdadero
yo. Estoy contenta siendo la despreocupada mejor amiga. La jefa con voluntad fuerte.
La mujer independiente que no necesita a un hombre.
Pero, la verdad es que estoy tan destrozada como el resto de ustedes. Me aterroriza que
todo lo que se necesite sea una persona para hacer que todas mis paredes, construidas
cuidadosamente, se desmoronen hasta ser un fino polvo. Así que, protejo mi corazón
con todo lo que tengo. Decidida a no dejar que nadie se acerque lo suficiente para
hacerme daño otra vez. Todo es perfecto hasta que ÉL entra en mi vida. No.… no sólo a
entra. Se pavonea con su buen aspecto, rezumando sexo, justo directo en mi espacio y
demandando que lo vea. Haciéndome desear lo que sé que no puedo tener.
Así que hice lo único que sé hacer.
Huir.
Pero simplemente no me deja ir.

Beck
En el segundo en que la veo, sé que será mía. Veo más allá de sus hermosas sonrisas y
risa de infarto. La veo a ELLA. No quiere que sepa sus secretos o el pasado que la
atormenta, pero he vuelto mi misión descubrirlos.
Hacerla mía.
Puede huir todo lo que quiera, pero nunca será suficientemente lejos para evitar
que vaya tras ella. Ella es todo para mí y lo sabe.
Simplemente tiene demasiado miedo para admitirlo.
Corps Security, 3

2
DEDICATORIA
Para Danielle Calcote.
¡Por mantenerme cuerda y reírte de mis locuras!
Incluso si tus gustos en suéteres son cuestionables… Sigo considerándome
bendecida por tenerte como amiga, lectora beta y mano derecha.

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LISTA DE REPRODUCCIÓN
Sam Grow – Shot of Crown
Sam Grow – Fall to Me
Miguel – Adorn
Creed – With Arms Wide Open
The Lumineers – Stubborn Love
Bonnie Raitt – I Can’t Make You Love Me
Justin Timberlake – Drink You Away
The CO – Keep it Together
John Newman– Love Me Again
Avicii – Addicted to You
Halestorm – Beautiful With You
Jason Mraz – I Won’t Give Up
Papa Roach – Last Resort
Johnny Cash – Hurt
Seether – Broken
A Great Big World – Say Something
Ciara – Love Sex Magic
System of a Down – Toxicity
Saving Abel – Addicted
Little Mix – Cannonball
Bruno Mars – Gorilla

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PRÓLOGO
—Denise, tienes que detener esta locura. Una chica de tu edad tiene que mostrar
un poco de madurez y dejar de ser tan necesitada. Eres perfectamente capaz de mantenerte
ocupada a ti misma. Esta es una gran noche para tu padre; podrías intentar ser un poco
más comprensiva. —Vuelve su perfectamente pintado rostro hacia el espejo, aplicando
más de su maquillaje. Siempre me he preguntado cómo es capaz de ponerse todo ese
maquillaje cuando su cara realmente nunca se mueve. Su cita semanal al spa se encarga
de las arrugas que nunca he podido encontrar.
—Pero, mamá, esta noche es mi recital escolar —susurro dócilmente. Incluso a
los trece años, sé que debería defenderme a mí misma, pero parece que no puedo hacer
eso con mi madre, la reina de hielo—. ¿Cómo se supone llegaré?
Antes de que pueda reaccionar, su mano golpea mi mejilla.
—No seas una mocosa tan ingrata, Denise. Algunos niños sólo pueden soñar con
vivir la vida que te hemos dado. No quiero oír otra palabra de ti esta noche. Sube a tu
habitación.
Parpadeando para contener la humedad que se apresura hasta mis ojos, doy
marcha atrás lentamente, manteniendo los ojos fijos en mi madre. No me doy cuenta de
que he estado conteniendo la respiración hasta que tropezo con el cuerpo duro e
implacable detrás de mí.
—¿Qué has hecho ahora, Denise? —La profunda voz de barítono de mi padre
retumba a través de la habitación. Una fría cinta de miedo serpentea por mi espalda. Me
preparo para su ira, mientras me volteo hacia él.
—Lo siento, papá. Sólo quería preguntarle a mi madre respecto a mi recital del
coro. Se supone que tengo que estar en la escuela en una hora. —No me atrevo a hacer
contacto visual con mi padre. Nadie se atrevería. Él exige toda tu atención y respeto. Le
daré mi atención, pero antes de empezar la secundaria, aprendí que no merecía mi respeto.
—Tú, niñita estúpida. Te lo he dicho, las actividades extracurriculares deben ser
cosas que puedan impulsar tu carrera. Cosas como el coro no te llevarán por el camino de
la grandeza. A primera hora del lunes, quiero que hables con tus maestros sobre dejarlo.
Mi interior se detuvo, porque sabía que no debí siquiera mencionar el recital, y
aun así lo hice. Debía fingir una enfermedad el lunes en la escuela. Durante el último año,
he tenido éxito en mantener mi ‘tiempo de diversión’ oculto de mis padres. No les importa
lo que haga. Ellos no me quieren, así que nunca lo han notado.
—¿Me di a entender, Denise? —Su tono tiene un filo más agudo, y sé que este no
es un asunto en el que deba prolongarme.
—Sí, señor —respondo—. ¿Me puedo retirar? —Simplemente me quiero alejar.
Lejos de su habitación, de ellos, y de esta vida por la cual dicen que debo estar agradecida.
¿Quién estaría agradecido por esto? Dos padres que no te quieren. ¿Todo el dinero del
mundo, pero nada de felicidad? Preferiría vivir en los barrios bajos.
Caminando tan rápido como me fuese posible, atravieso rápidamente el laberinto
de pasillos y entro a mi habitación. Solo cuando la puerta se cierra me permito exhalar y
a mi cuerpo relajarse.

5
Siempre, desde que he sido suficientemente mayor para saber la diferencia, he
sabido que no les agrado a mis padres. No, no solo ‘no les agrado’…. Me odian. Soy el
accidente que debió haber sido terminado, o eso es lo que a menudo me recuerdan. No
creo que le haya importado nunca a mi madre, de cualquier forma. Ella solo quiere la vida
que mi padre le ha dado, a pesar del hecho de que incluso su propia hija sabe que él
duerme con la asistente contratada.
¿Y mi padre? Mi padre es la razón por la cual sabes que no puedes confiar nunca
en un chico. Nunca permitir que uno entre a tu corazón. A ellos solo les importa una y
solo una cosa. Ellos mismos. Cada hombre en mi vida me ha decepcionado. Mi abuelo
murió antes de que tuviera éxito en apartarme de mis padres. Mi padre es tan malvado
como pueden llegar a ser. Y solo hoy, mi novio, Tobby, dijo que quería salir con
Malinda “Tengo tetas más grandes que mi hermana de dieciocho” Monroe.
Nunca habrá un chico en el mundo que pueda hacerme olvidar que la única
persona con quien puedo contar es conmigo. No puedo esperar para alejarme de este
lugar. El día que cumpla dieciocho años huiré tan rápido como pueda. Me he asegurado
de obtener buenas calificaciones, y tendré opciones para elegir universidad. Porque el
primer día en que abandone este infierno, seré una nueva persona. Seré feliz. Seré amada.
Y, encontraré gente con quien compartir mi vida, y que quiera estar a mi alrededor.
Pero, nunca jamás confiaré en un chico.

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Reuniones y comienzos

7
1
Dee
Nunca ha habido un momento en mi vida en que me haya sentido bien y
realmente amada. Aceptada y querida. Mis padres no me querían. Soy el accidente del
que debieron “haberse encargado”, la vergonzosa niña cuyo silencio compraron. Después
de todo, cuando tienes tanto dinero como mi padre, ¿por qué deberías mostrar realmente
emociones o sentimientos?
Mi padre, Davison Bennett Roberts III, es un banquero de tercera generación. El
padre de su padre abrió la sucursal local, y el resto fue, como suelen decir, historia. No
recuerdo realmente haberle ‘agradado’ a mi padre. Demonios, ni siquiera recuerdo que le
agradara mi madre, tampoco. Él trabajaba, trabaja, y cuando terminaba, trabajaba un poco
más. Cuando no estaba en el banco, estaba en su oficina en casa. Y cuando no era
consumido con lo que fuera que hacía, estaba fuera follándose a la pequeña secretaria
ardiente, o a la cajera, o a la zorra universitaria.
Siempre ausente en mi vida.
Siempre recordándome, a veces sin palabras, cuán poco importante era.
Él fue el primer strike contra los hombres, a mis ojos.
Todo el resentimiento que tenía hacia los hombres, y mi renuencia a iniciar una
relación ahora, todo podía ser rastreado de vuelta al hombre que se hacía llamar a sí
mismo mi padre.
La peor parte, sin embargo…era que él, con todas sus ocupaciones, y su falta de
cuidado, aun así, hacía tiempo para descargar la ira de Davison Roberts III sobre mí en
cada oportunidad. Mi promedio de 4.0 nunca iba a ser lo suficientemente bueno para
complacerlo. Los clubes educativos extracurriculares a los que se me permitió unirme,
nunca me servirían para nada. Así de simple, yo sencillamente nunca iba a ser suficiente.
Él no me quería, pero, aun así, quería echarme en cara su actitud puritana y
mojigata. No estoy segura, incluso hoy día, de qué era lo que intentaba enseñarme.
Dejó claro, desde el inicio, que nunca permitiría que una mujer dirigiera su empresa, así
que, estaba convencida de que a él simplemente le gustaba darme palizas.
Literalmente.
No ponía sus manos sobre mí a menudo, pero cuando lo hacía, no era bonito. Y
ese fue el segundo strike contra los hombres.
Al crecer, no tuve muchas personas que considerara verdaderos amigos. Tenía
un montón de conocidos, hijos de los socios de mi padre. Esos eran la clase de niños con
los que mis padres me permitían hacer amistad. Esos amigos no me querían debido a mí,
sino debido a quién era mi padre y cuánto dinero tenía. Ya sabes, el tipo de chicos que
andaban por ahí con ropa de diseñador y sus espaldas tan rectas que sabías que debían

8
tener una vara metida tan profundamente en sus culos, que no había manera en que fueran
nada más que falsos.
Cuando me hice mayor, nuevamente se me recordó que las personas sólo veían
lo que podían ganar, al estar cerca de mí para conseguir acercarse más a mi padre. Los
chicos nunca querían salir conmigo; querían salir con el dinero de mi familia y sus
conexiones. Cuanto más me acercaba a graduarme de la secundaria, más dolorosamente
obvio se volvía que a los chicos con los que salía, nunca les agradaría yo realmente.
Únicamente estaban ahí con la esperanza de ganar algo para sus futuras carreras por estar
conmigo.
Las únicas personas que les importaban eran… ellos mismos.
He ahí el tercer strike.
Sólo podía confiar en mí misma. Me prometí que cuando tuviera la edad
suficiente, iba a salir de aquí y, finalmente, sería yo misma. Nadie iba a decirme de quién
podría ser amiga. Los hombres no sabrían quién era mi padre, así sólo me amarían por
mí, y no por ser la hija de Davison Bennett Roberts III. Encontraría a personas que me
amaran… por mí.
Y nunca iba a necesitar a un hombre.
Soy Denise Ann Roberts. Fuerte, orgullosa, e independiente. Una amiga leal,
madrina, e irradio jodida felicidad para que las personas nunca vean cuán solitaria
verdaderamente soy.
Curioso, estas máscaras que la gente se pone. Me veo como la mujer más feliz
del mundo. Parece que tengo todo lo que quiero en la vida. Que todo es perfecto. Y eso
es exactamente lo que quiero que la gente vea. Pero, ¿por dentro? Por dentro, estoy
muriendo. No soy feliz. Tengo amigos increíbles, y sé que me aman, pero estoy
completamente sola. Igual que lo he estado toda mi vida, y la mejor parte, la gran patada
en mi culo… es que sólo yo tengo la culpa.
¿Por qué? Porque he alejado de mí al único hombre que amo, y lo sigo alejando,
incluso cuando él sigue regresando por más. He encontrado al único hombre, entre
millones, que podría ser capaz de demostrarme que estoy equivocada. El único que podría
amarme recíprocamente de manera incondicional y nunca cambiar.
Y cada día tengo que fingir estar bien, ser feliz, y eso lentamente me está
matando.

Tres años antes


Dos largos años y, finalmente, finalmente, Izzy está viviendo. Su hermosa
sonrisa está plasmada en todo su rostro, y ese brillo está de vuelta en sus ojos. Nada más
que preocupación me ha consumido desde aquel día que me llamó para que viniera a
rescatarla de Brandon. Que viniera a salvarla.
La había observado dejarme lentamente. No, no en el sentido en que ella ya no
fuera mi amiga, sino que me fue robada. La vi convertirse en quien solía ser yo: una
cáscara de mi antiguo ser, con temor de moverme debido a la gente que tiraba de las
cuerdas de mi vida.

9
El último par de días no han sido agradables. Entre que ese bastardo de Brandon
le enviara un perverso paquete y que ella se hubiese cerrado casi por completo, he estado
tan preocupada de que vuelva de nuevo a la depresión de la que se ha estado despertando
lentamente.
Cuando abrió ese paquete y vi el pánico y el miedo tomar el control, no sabía
qué hacer, ni cómo ayudar. Lo primero que hice fue llamar a Greg, el mejor “hermano
mayor” con el que una chica alguna vez podría soñar. Él ha estado ahí conmigo, en cada
paso del camino, asegurándose de que Izzy está bien y que ambas estamos a salvo. Lo
que sea que Greg hizo antes, parece ser la llamada de atención que ella necesitaba. O tal
vez sólo es el recordatorio que él le dio de que no tenía permitido darse por vencida.
Cualquiera que sea la razón, aquí estamos en el Club Carnal, celebrando el
cumpleaños número treinta de mi mejor amiga y el aniversario de lo que posiblemente es
la peor cita de su vida.
Incluso con todo el miedo desconocido y persistente en su vida, mi chica es feliz,
y estamos viviendo la vida esta noche. Y disfrutando de cada maldito segundo como si
fuera el último.

Maldita sea, estoy cachonda.


He estado mirando al ardiente barman durante los últimos quince minutos. Hoy
más temprano, decidí que, finalmente, terminaría con ese maldito hechizo de sequía, esta
noche, y él parece ser una elección decente para una rápida aventura de una sola noche.
El Señor sabe que necesito un poco de acción esta noche o mi vagina simplemente podría
huir y unirse a un circo. Resoplo ante el pensamiento y me preparo para, con suerte,
asegurarme un orgasmo esta noche, uno que no requiera baterías.
Justo cuando me dispongo para abrir la boca e invitarlo a una noche de diversión,
escucho la más deliciosa voz venir detrás de mí. Un profundo acento sureño que puede
ser escuchado sobre el palpitante ritmo de la música, se envuelve alrededor de mí como
una manta caliente de pecado, y mi pobre vagina descuidada se anima y dice “¡oye… yo,
escógeme!”
Rápidamente cierro la boca, y me muevo sobre mi taburete, así puedo girar y
quedar de frente a él. Oh. Mi. Dios. Él tiene que ser el hombre más atractivo que haya
visto alguna vez. Luce como un anuncio andante de sexo puro y crudo. El tipo de sexo
que se queda contigo durante días, incluso meses después, porque fue así de bueno.
Parece como si alguien hubiese tomado todas las características derrite-bragas que
pudieras imaginar, y las hubiese colocado en sus piernas. Y maldita sea, qué piernas son
esas.
Es más alto que Izzy, lo que en realidad no es tan difícil, pero también se eleva
por encima de mí, y eso es difícil. Es difícil decirlo desde mi posición en el taburete de la
barra, pero supongo que mide por lo menos quince centímetros más que mi metro setenta
y seis. Me pican los dedos por pasarlos a través de su desordenado cabello castaño. Al
igual que un rollo de película, casi puedo verlo suceder: él entre mis piernas mientras lo
acercó más a mi centro, aferrándome a su cabello, y montando la ola. Tengo que apretar
las piernas juntas ante el pensamiento de sus carnosos labios lamiendo y chupando mi
clítoris.

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Rápidamente me libero de mi niebla de lujuria inducida, esperando que nadie se
haya dado cuenta de que casi me vine en el lugar con sólo mirar a este desconocido. Me
habría salido con la mía, pero cuando me remuevo en mi asiento, y mi palpitante clítoris
se frota contra mi vestido, sus ojos se disparan en mi dirección, y dejo escapar lo primero
que se me viene a la mente.
—¿Quién es este ardiente macho del sexo? —Podría sentirme mortificada sino
fuera por la cálida sonrisa que al instante convierte su rostro de tremendamente guapo a
malditamente sexy estremecedor de vaginas.
Él rodea a Izzy, quien me mira con una enorme sonrisa de embriaguez, y da un
paso directamente a mi espacio.
—¿Macho del sexo? —repite. Sus cejas marrones oscuras bajan con malicia, y
si no me equivoco, con la misma cantidad de interés que proyectan las mías.
—Ah, sí. Asumo que ya que sabes cuán caliente eres, así que, o estés buscando
cumplidos, o simplemente tratando de hacerme parecer ridícula. De cualquier manera,
sigues siendo ardiente. —Sonrío, esperando dar una mirada coqueta de ven a por mí, pero
con la cantidad de alcohol que he consumido esta noche, simplemente podría lucir como
una tonta balbuceante.
Él se ríe, sus ojos se arrugan ligeramente en las esquinas.
—Sé cómo luzco, y si eso funciona para ti, entonces estoy completamente a
favor, nena. Soy Beck.
Extiende su mano para estrechar la mía, y en el segundo en que pongo la mía en
la suya, siento que todo mi brazo está en llamas. No es sólo un hormigueo o
manifestación. Es una explosión total de nuestros cuerpos reconociéndose entre sí. Casi
como si estuviéramos destinados a colisionar en este lugar. Todo mi ser se vuelve un
cable electrificado.
—D-Dee —balbuceo, sintiendo mis mejillas incendiarse cuando él me sonríe—
. Soy Dee.
Sacudo mi cabeza, tratando de despejar las imágenes de este hombre tomándome
duro contra la barra. Cuando atrapo un movimiento a mi izquierda, giro la cabeza y recibo
una sorpresa que me quita todo el mareo. Ni siquiera puedo mover mis ojos cuando miro
con incredulidad. Es un trágico choque de trenes sucediendo justo delante de mis ojos, y
no hay nada que pueda hacer al respecto. Todo mi cuerpo se pone rígido, y puede que
incluso haya gemido. La mano de Beck, que todavía envuelve la mía mucho más pequeña,
se aprieta ligeramente, pero lo suficiente para despertarme de mi asombro. El Señor sabe
que mi mente está lo suficientemente nublada esta noche, pero cuando me encuentro con
la mirada del recién llegado, juro que mi corazón se detiene.
Esto va a ser malo. Realmente malo.
Mi sentido común entra en acción dos segundos demasiado tarde. Izzy vuelve su
hermosa sonrisa de “viviendo la vida al máximo” en mi dirección, y sé que ella puede
decir que algo está mal. Luce confundida por un segundo, y antes de que pueda gritar una
advertencia para la enorme bomba de mierda que está a punto de estrellarse contra ella,
se da la vuelta, y todo lo que puedo hacer es observarlo desarrollarse como una maldita
película de terror desde el infierno.

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—¿Qué demonios? —Siento decir a Beck contra mi espalda. Sus manos agarran
mis caderas cuando me balanceo ligeramente.
No, no… No hay manera de que esto esté sucediendo. Daría cualquier cosa por
poder evitar que esto suceda, pero sé que no hay nada que pueda hacer. Esto está
sucediendo, y todo lo que puedo hacer es esperar para recoger las piezas cuando ella se
desmorone.
Sucede tan rápidamente. Ella se da la vuelta con su sonrisa todavía en su lugar,
con sólo un poco de confusión, y cuando ve lo que yo he visto, observo mientras sus
piernas ceden, y su cuerpo cae sin fuerzas en los brazos de Greg. Y por segunda vez en
estos días, todo lo que siento es miedo. Ese mismo miedo que empiezo a preocuparme de
que nunca desaparezca.
Salgo de mi taburete para llegar a Izzy, pero me detengo en seco cuando escucho
su voz.
—Joder, ¿me estás jodiendo? ¿Isabelle es tu puta Iz? —El recién llegado, a quien
al instante reconozco como el antiguo novio de la secundaria de Izzy, gruñe en un tono
que hace que cada vello de mi cuerpo se ponga de punta.
—Oh Dios —chillo.
—Santa mierda —retumba Beck contra mi espalda.
—Sí, santa mierda lo dice todo.
Greg ni siquiera hace una pausa. Envuelve a Izzy protectoramente en sus brazos
fuertes y empieza a abrirse paso a través de la multitud hacia el pasillo de atrás. Beck me
saca de mi aturdida inmovilidad cuando agarra mi mano y tira de mí detrás de ellos. Puedo
sentir a los demás detrás de nosotros, pero sólo puedo concentrarme en el enorme hombre
que va tras Greg e Izzy, y en asegurarme de llegar a donde tengo que estar.

Qué desastre. Mientras mis piernas se apresuran para mantenerse el paso de las
de Beck, que son mucho más largas, la única cosa en mi mente es cómo Izzy va a
recuperarse de ver de nuevo al hombre que nunca dejó de amar, el hombre que ella creía
muerto desde hace más de una década.

Hemos estado de pie en el estrecho pasillo afuera de la oficina del dueño durante
un tiempo. No mucho, pero lo suficiente para que Axel, el ex de Izzy, camine de un lado
a otro como un animal enjaulado. Cuando su paciencia se acaba, y empieza a gritar a
través de la puerta, sé que tengo que hacer algo. Ponerme delante de una bestia salvaje
probablemente no sea muy inteligente, pero si él tiene que abalanzarse físicamente sobre
mí, por lo menos ofreceré algún tipo de obstáculo.

En este punto, puedo decir con seguridad que mi anterior pensamiento de que
esto sería un desastre, fue un gran eufemismo. Sé que no hay mucho que pueda hacer si
Axel quiere pasar sobre mí, pero ahora mismo, la única cosa en mi mente es mantenerlo
alejado de Izzy, así ella no tiene otro episodio. No puedo dejar que se hunda de nuevo en
ese pozo de depresión en el que estuvo durante tanto tiempo. Ha habido momentos en los
que realmente dudé de mi capacidad para mantenerla cuerda. Diablos, dudé de mi
capacidad para mantenerme a mí cuerda.

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Aquí mismo, y en este momento, tengo que ponerme mi sombrero de mejor
amiga y hacer lo que tenga que hacer por Izzy. Le lanzo a Beck una breve mirada antes
de mirar nuevamente los ojos verdes esmeralda de Axel Reid, que echan chispas.
—Quítate de mi jodido camino, mujer. No te lo diré de nuevo. —La fría furia
entrelazando sus palabras hace que me estremezca, pero me mantengo firme—. Voy a
entrar allí. ¿Me escuchas Isabelle? ¡Voy a hablar contigo! —grita en voz alta por encima
de mi cabeza para que su voz pueda hacer lo que yo no le permitiré hacer físicamente…
llegar a Izzy.
—Tienes que detenerte. No quiero decir que te calles y te sientes. Me refiero a
que te calles y te vayas a la mierda. Si Izzy alguna vez quiere hablar contigo, lo cual dudo
seriamente que pase, después de tu pequeña rabieta inmadura, entonces te llamará. Pero
esto, esta mierda que pareces tan inclinado a lanzar en su rostro se detiene jodidamente
ahora. —Estoy muy orgullosa de mí misma cuando digo todo eso sin que mi voz tiemble,
con el miedo todavía rodeándome.
Cuando sus ojos, ya demasiado llenos de ira y odio, se vuelven hacia mí, sé que
esto no va a ser bonito. Casi puedo saborear la locura saliendo de él. Justo antes de que
pueda decir una palabra, Beck me engancha alrededor de la cadera y me empuja detrás
de él.
—No. —Una palabra, pero una con mucho significado, sólo un tonto no
reconocería la advertencia. Este hombre, quien ni siquiera me conoce, simplemente acaba
de levantarse y elegir un bando contra alguien lo suficientemente cercano para ser su
familia.
Eso nunca me ocurre.
Nunca, ni una sola vez, ningún hombre ha sido algo más que un jodido narcisista
conmigo. Dejé de esperar hace años algo más que algunas miradas tontas, y si tengo
suerte, un orgasmo. Pero con ese simple movimiento, Beck podría convertirse en el
primer hombre en hacer que me cuestione mi decisión sobre encariñarme.
No se necesita mucho tiempo para que las cosas se pongan un poco locas. Aún
no estoy cómoda con todas las oleadas de testosterona emanando de cada uno de estos
hombres. Todo lo que quiero hacer es agarrar a Izzy y llevarla de regreso a casa, a nuestro
pequeño nido seguro.
Beck se mantiene firme durante unos minutos, asiente con la cabeza, y da un
paso hacia atrás a mi lado, efectivamente haciendo mi muro de resistencia contra Axel un
cuerpo más grande. Ni una vez retira su brazo de mi cintura. Estoy demasiado ocupada
tratando de descifrar la reacción de mi cuerpo hacia este hombre, así que no noto cuando
la ira de Axel golpea un punto de ruptura.
—¡CARAJO! —ruge. Literalmente ruge. La piel de gallina estalla a través de mi
cuerpo, y cada vello se pone de punta. Él no es nada salvo aterrador—. ¡Sal de mi puto
camino, mujer!
El último estallido de Axel debe haber sido la gota que colmó el vaso. Antes de
que Axel incluso pueda continuar con su diatriba, un furioso Greg abre la puerta en la que
estaba recostada. Una mirada a su rostro, y sé que él también ha alcanzado su punto de
quiebre. Honestamente, pensé que haría estallar la puerta en el segundo en el que Axel
gritó “Isabelle”. Después de que me enderezo tras haber perdido la puerta contra la que

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me había estado inclinando, Beck y yo tranquilamente nos movemos a un lado para salir
de su camino. Estoy tratando de mantenerme bajo control, pero por dentro, estoy
cualquier cosa menos calmada.
Un millón de preguntas se apresuran a través de mi mente. ¿Quién tiene a Izzy?
¿Está bien? ¿Me necesita? ¿Hice lo correcto al mantener a Axel alejado de ella? ¿Dónde
está?
Desestimo mi preocupación cuando comienzan su concurso de cabreación. Sé
que Greg tiene las mejores intenciones hacia Izzy, pero parte de mí se pregunta si estamos
haciendo lo correcto al mantener a estos dos separados. Algo en mis entrañas me dice que
las cosas no son lo que parecen.
Sé que no soy el mejor ejemplo para las relaciones, o demonios, siquiera
partidaria de ellas, pero hay algo sobre obtener un cierre. Sólo quiero que ella sea feliz,
independientemente de cómo llegue allí, y lo que tenga que hacer para lograrlo.
Cuando escucho la puerta cerrarse de golpe, enfoco mi mirada de nuevo en el
hombre alto de pie delante de mí. Con los hombros caídos, la mano frotando la parte
posterior de su cuello, y ahora con la furia atenuándose ligeramente, puedo sentir las
ondas de confusión que emanan de él. Siento el brazo alrededor de mis caderas apretarse
ligeramente, y levantó la mirada hacia los castaños ojos preocupados de Beck.
—¿Estás bien? —susurra en mi oído.
—En realidad no, pero no soy yo la que me preocupa.
—Déjame ver tu teléfono. —Ni siquiera lo cuestiono. Sacó mi teléfono de mi
bolsillo trasero y se lo entrego. Su enorme mano envolviéndose alrededor de mi iPhone
lo hace parecer como una pequeña pieza de Lego. Sus largos dedos me mantienen en
trance mientras desbloquea mi teléfono y se mueven a través de la pantalla en un lento
baile que hace que me cosquille la piel con conciencia. Salto ligeramente cuando escucho
otro teléfono sonar. Él me devuelve mi teléfono, y con una sonrisa torcida, y un brillo en
sus ojos, saca el suyo de su bolsillo delantero.
—¿Me llamarás cuando llegues a casa? ¿Me harás saber que estás bien, y que
todo lo demás está bien?
Simplemente asiento con la cabeza, con mi corazón latiendo tan violentamente
en mi pecho, y mi mente gritando una y otra vez que huya. Hay veces en mi vida cuando
quiero desesperadamente dejar que mis muros reforzados con acero caigan. Dejar entrar
a un hombre. Creer que ellos no me harán daño. Pero entonces, recuerdo todo el dolor en
el pasado, y todo el dolor que ellos me han causado, y todos esos muros simplemente se
vuelven más y más gruesos.
» ¿Crees que tal vez puedas actualizarme? —Su sonrisa crece cuando asiento de
nuevo.
—Uh… sí. Te haré saber. —Porque, en realidad, ¿qué más puedo decir? Si hay
algo más, tal vez en un par de semanas, cuando las cosas se calmen con Iz, él podría ser
una distracción bienvenida. Una manera de relajarme y recordarme que disfrute la vida
un poco más.
El hechizo se rompe cuando Axel da un par de pasos hacia atrás, y luego cae al
suelo frente a la puerta cerrada. Como si solo saber que ella está ahí adentro, lo mantiene

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paralizado en este pasillo. El hombre guapo y rubio que llegó con ellos simplemente
sacude su cabeza un par de veces y se inclina hacia atrás como preparándose para una
larga estancia. Beck imita su movimiento y suspira profundamente. Por supuesto, estos
hombres saben que algo más grande que nosotros está sucediendo aquí. Simplemente
esperan en silencio para ayudar a cualquier bando que lo necesite.
No puedo apartar mis ojos de Axel. Él está sentado en el suelo con la cabeza
apoyada contra la pared y los ojos cerrados, pero el cuerpo tan fuertemente apretado que
no hay ninguna posibilidad de que esté relajado. Quiero odiarlo. Quiero creer que él es
este bastardo sin corazón quien simplemente avanzó, dejó a Izzy e ignoró sus cartas.
Quiero culparlo por la serie de eventos siguientes. Los que la han tenido pensando que él
ha estado muerto y desaparecido durante la última década. No quiero nada más que,
acercarme a este hombre y patearlo en las pelotas por todo lo que vale la pena.
Pero… pero algo me está reteniendo de condenarlo automáticamente al infierno.
Tal vez es la presencia de estos hombres fuertes en silencio ofreciendo lo que creo que es
apoyo, o el hecho de, cuando él se dio cuenta de quién era Izzy, lo primero que brilló en
esos ojos verdes fue conmoción, y si no me equivoco… amor.
Lo que sea que esté sucediendo aquí es más grande que lo que cualquier de
nosotros nos damos cuenta. Así que, con el conocimiento de que voy a tener que ver cómo
se desarrollan las cosas, al igual que todos los demás; me siento para una larga espera.
Justo cuando estoy a punto de ponerme cómoda contra la pared, la puerta se abre, y sale
el otro hombre que llegó con el grupo. Creo que Greg lo llamó Locke. Cada fibra de este
hombre está atada con una fuerte advertencia. Él parece inaccesible o al menos esa es
simplemente la vibra que quiere proyectar. Sus ojos, tan oscuros que parecen negros,
asimilan el pasillo abarrotado, pero se enfocan en Axel cuando él se levanta del suelo.
En conclusión, ese hombre me hace cagar de miedo.
—¿Qué carajo estás mirando, Locke? —gruñe Axel, dando un paso un poco más
cerca del tipo grande y escalofriante.
—Te estoy viendo a ti, hijo de puta. No se requiere pensar mucho para saber que
te estoy viendo a ti pedazo de imbécil —gruñe las palabras en un profundo tono de
barítono. Sus ojos son duros como el carbón, su gran cuerpo está hinchado y listo para
una pelea. Retrocedo ligeramente de su fuerte presencia. A pesar de que sus palabras son
dichas en un tono bajo, el puro poder detrás de ellas tiene a todos los instintos de mi
cuerpo diciéndome que corra lejos del depredador.
Obviamente, Axel no parece tener los mismos conflictos relativos a este hombre
que yo. Él camina, tranquilamente, justo hacia el espacio de Locke.
—¿Qué carajos? ¿Hay alguna razón por la que estés cabreado?
Los observo tener su acalorado debate. Cada vez que Axel abre la boca es para
lanzar alguna excusa de regreso a Locke, o Locke explica lo que está pasando con Izzy
en la otra habitación, siento mi corazón acelerarse. Cada palabra que sale de sus bocas
hace que mi mundo lentamente se tambalee y se sacuda, sabiendo que las cosas que Izzy
ha creído durante tanto tiempo están tan lejos de la realidad.
Es como cuando ves un accidente automovilístico y simplemente no puedes
apartar la mirada. O cuando estás viendo una película de terror que sabes que te mantendrá
despierto por la noche durante los próximos años. Sabes que no deberías ver, sabes que

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algo se aproxima, pero por tu vida, no puedes apartar la mirada. Este es uno de esos
momentos para mí. Sé en mi interior que necesito dejar de escuchar, pero no puedo apartar
la mirada. No puedo tapar mis oídos como lo haría un niño y luego tirarme al piso,
haciendo un berrinche que exija a estos hombres que se callen.
Así que, me quedo aquí y lo asimilo todo. Entonces, Axel hace lo único que
puede sacarme de la conmoción inducida por el estupor. Menciona al único hombre que
no sólo arruinó la vida de Izzy, sino la mía también. El único hombre que todavía tiene el
poder para arruinar la de ella, y el único hombre por el que yo haría cualquier cosa por
ver borrado de este planeta.
Brandon Hunter, el exesposo de Izzy.
Ante mi jadeo, su rostro se vuelve hacia mí. Me estremezco de nuevo ante la
dura mirada que ha aparecido sobre sus rasgos, que de otro modo serían apuestos.
—¿Qué coño te pasa? —escupe con un tono que carece de toda simpatía. ¿Soy
la molestosa aquí? ¡Jodidamente no lo creo!
¿Cómo demonios puede voltear esto, y hacerlo culpa de todos los demás?
Cualquier simpatía que he sentido por él durante la última hora aproximadamente se
desvanece al instante. Siento que la adrenalina comienza a dispararse a través de mis
venas. Él tiene la desgracia de encabronar a la mamá osa dentro de mí. Tengo años y años
de ser la roca de Izzy y la fuerza a mi costado alimenta mi cólera. Tú no molestas a la
única persona que iría a la batalla para asegurarse de que la mujer en la otra habitación
no se convierta en ese amasijo indefenso de nuevo. Sobre todo, cuando, en realidad, todo
esto es de alguna manera su culpa. Incluso si él no lo sabe, ÉL es la razón por la que ella
está tan jodida.
Y, como un típico hombre, no puede mantener su boca cerrada cuando encabrona
a una mujer. Pensarías que él sabría mejor. Pero sus palabras demuestran lo contrarios.
—¿De verdad, necesitas algo? ¿Agua, una silla, una puta Midol?
Toda esa adrenalina y fuego reprimido, esa furia helada, fluye a la superficie, y
todo lo que quiero hacer es arremeter contra este hombre. Camino directamente hacia él,
dando un paso en medio del pequeño espacio entre él y Locke, y hago todo lo posible por
encontrar su mirada enojada con una propia.
—Escucha, enorme imbécil, no estarás aquí y harás tu mierda. No tienes idea de
lo que está pasando, pero te puedo jurar que esto es más grande que tu necesidad de una
“charla”. ¿Me entiendes? —Empujo mi dedo en su pecho duro como una roca un par de
veces sólo para asegurarme de que mi punto está claro.
Él baja la mirada hacia mi dedo, todavía presionado con fuerza entre sus
pectorales, antes de envolver los dedos alrededor de mi muñeca y quitarlo.
—No, pequeñita, no te entiendo ni una mierda, ni un poco. ¿Quizás tú culo pueda
orientar a este bastardo? —Así de rápido, esa ráfaga de ira parece desvanecerse, y él se
ve como el mismo hombre confundido que era antes, cuando se dio cuenta de que la mujer
de pie frente a él era su amor perdido de hace mucho tiempo.
—No puedo, Axel. No es historia mía para contar. —Sonrío débilmente, pero
dejo caer mis labios en el segundo en que su confusión se vuelve un poco más oscura.

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—¿Cómo carajos sabes mi nombre? No me he llamado Axel por un largo tiempo,
corazón, así que, si alguien sabe lo que está pasando, supongo que eres tú.
—Por supuesto que sé lo que pasa, pero como dije, no es mi historia. —Señalo
hacia la puerta, la puerta que está protegiendo a Izzy de tener que tener esta
conversación—. Es de ella. Siempre la ha sido. Sólo que nunca pensé que vería el día en
el que necesitaría contarla.
Sus ojos se entrecierran, bajando la mirada hacia mí cuando me niego a abrirme
y darle pistas.
—Está bien, no me digas, pero déjame preguntarte esto, ¿su jodido esposo sabe
que ella está fuera, vestida así, coqueteando con cualquiera que le hable?
—Hijo de puta… —Ni siquiera pienso antes de que mi mano vuele hacia arriba
y golpee contra su mejilla. Es difícil saber quién está más sorprendido de que lo abofeteé,
y lo abofeteé lo suficientemente fuerte como para inclinar su cabeza hacia un lado.
—¿Por qué mierda fue eso? —retumba. Detrás de mí, puedo escuchar a uno de
los tres hombres en el pasillo riéndose, y el calor se eleva en mi rostro. Tan avergonzada
como podría estar por dejar que mi temperamento saque lo peor de mí, no hay manera en
el infierno en que me sienta mal por darle ese golpe.
—Oh, mierda, mierda… No lamento eso. Entiéndelo de una vez, necesitas
vigilar tu boca y lo que dices sobre Iz. Hasta que sepas qué está pasando, no tienes derecho
a decir nada. Ni una sola cosa. —Cruzo los brazos sobre mi pecho y me mantengo firme.
Si él no va a escuchar a nadie, entonces lo sacaré yo misma si tengo que hacerlo.
Él suspira profundamente antes de alcanzar su bolsillo y recuperar su cartera,
sacando una tarjeta blanca, y extendiéndola hacia mí.
—Toma, dale esto y dile que me llame.
—Le diré, pero no te haré ninguna promesa. Si entendieras lo que estás pidiendo,
bueno… entenderías lo que quiero decir.
Él empieza a responder, pero la puerta junto a nosotros se abre, y Greg sale por
la puerta con Izzy acurrucada protectoramente en sus brazos. La escena me recuerda a
muchas de sus “crisis” en el pasado, que me balanceo ligeramente con la enormidad de
las emociones que pesan sobre mí. Quiero gritar y golpear algo.
Lo que realmente quiero es encontrar al jodido Brandon Hunter y matarlo con
mis propias manos. Cómo se atreve a tomar a una mujer tan perfectamente feliz y
convertirla en este desastre. La verdad es que, ni siquiera yo soy inmune a él. No después
de esa noche, no mucho tiempo después de que él e Izzy se hubiesen casado, cuando me
mostró de primera mano lo que ella había estado viviendo, y algo más. Cuando los
recuerdos se filtran a través de mi mente, me encuentro casi sobre mi culo, pero Beck da
un paso hacia adelante y engancha su brazo alrededor de mis hombros, manteniéndome
firme.
—Te tengo —murmura en mi oído.
—Gracias —ofrezco, débilmente.
Greg sale un segundo más tarde y se pone delante de mí. Sé que está tan
preocupado por ella como yo. Está escrito en todo su rostro.

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—Se ha calmado, por fin, hace diez minutos. Vamos a llevarla a casa, ¿sí? —Se
dirige hacia mí en voz baja, para así no molestarla.
—Claro, G, déjame decirle al gorila que abra la puerta de al lado. Ya tienen tu
camioneta estacionada allí, para no tener que sacarla por enfrente. —Verla así, y la
preocupación que Greg tiene, simplemente confirma mi idea de que esto no va a ser bueno
en absoluto.
Me giro y casi choco contra el hombre de pie detrás de mí, atrapándome justo a
tiempo.
—Vamos, me aseguraré de que no necesites más ayuda. —Beck se acerca y
entrelaza sus dedos con los míos. Me está ofreciendo muchísimo más con esa muestra de
apoyo, de lo que sus palabras sugieren.
Trato de que no me agrade la cálida sensación que eso me da, pero estaría
mintiendo si dijera que no disfruto y me entretengo con el pensamiento. Pero ahora
mismo, ni siquiera puedo dejarme llevar aquí. Izzy me necesita y al igual que todas las
veces anteriores, y cualquier momento en que ella me vaya a necesitar en el futuro, estaré
allí. Conozco demasiado bien lo que se siente cuando no hay nadie allí, y nunca permitiré
que alguien que amo sienta ese tipo de dolor.

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2
Dee
Ha pasado una semana.
Una semana del mal.
Mi mejor amiga ha perdido completamente el control. No quiere que lo sepa, y
le doy algo de crédito, hace un buen trabajo en ocultarlo. Puedo verlo en sus ojos y lo
oigo a través de las paredes cuando llora hasta dormirse cada noche. Ha estado “ocupada”
evitando el enorme problema que ha caído en su vida durante toda la semana y, mientras,
he estado haciendo control de daños con Greg. No hablará con él. Él lo sabe y ni siquiera
luchará con ella. Ambos sabemos que, si intenta hacerle hablar antes de que esté
preparada, solo terminará mal. Sé que a Greg le duele; pero, como le dije ayer, tenemos
que dejar que lo maneje por sí misma.
Demonios, llegados a este punto, estoy bastante segura de que no hay una buena
forma para que termine. Independientemente de cómo nos sintamos Greg y yo, ambos
sabemos que Izzy necesita hablar con él. Tiene que aclararse para que pueda sanar y
seguir adelante. Sea con Axel, alguien más, o sola. Una cosa es segura, he terminado con
permitirle esconderse. Me mata verla sufrir; pero si no me meto, nunca despertará.
El pasado fin de semana no fue fácil. Le envié a Beck un mensaje para hacerle
saber que habíamos llegado a casa y que las cosas estaban… complicadas. Ya que no he
oído nada más de él, imagino que es uno de esos chicos que simplemente quiere que las
cosas fluyan, pero las cosas se volvieron confusas y no quiere drama ahora. Estoy bien
con ello y, sinceramente, tenía el presentimiento de que eso pasaría. Seguro lo hace mucho
más fácil para mí de esa forma, de todas maneras. No quiero o necesito un hombre ahora
mismo y, tan prometedor como parecía en el departamento del placer, fácilmente puedo
verme perdiéndome profundamente en él.
Lo profundo es algo que evitaré como las plagas.
Lo profundo es lo que trae el dolor.
Dolor cuando engañe. Dolor cuando se vaya. Dolor cuando te das cuenta de que,
sin importar lo mucho que desees que las cosas fueran diferentes, nunca serán lo primero
a los ojos de los hombres.
¿Qué si soy cínica? Demonios, sí, lo soy. Incluso me molesto conmigo misma
por esto; pero he aprendido lo suficiente de mi pasado, que, si nunca encuentro a un
hombre con el que valga la pena intentar una relación, las posibilidades de que no me
rompa el corazón son escasas.
Hasta entonces, planeo simplemente disfrutar el momento. Si Beck llega a ser
uno de esos momentos, entonces que así sea. Simplemente tengo que recordarme que el
precio de admisión es demasiado alto como para tener esos momentos a menudo.

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—¿Dee? —Me aparto de mi escritorio, me froto los ojos y alejo el trabajo. He
estado mirándolo fijamente durante los últimos treinta minutos, mientras me he sentado
aquí y he repasado la mierda que está pasando.
—¿Si, nena? —grito a la puerta abierta, esperando que mi voz suene mejor de
cómo me siento ahora.
—Quiero que me lleves de compras mañana. Todo el conjunto. Ya sabes, todas
esas ridículas cosas que me sigues diciendo que están mal con cómo me visto. Bien, ahora
son tuyas para que hagas lo que quieras con ellas. Sin límites. —Quiero refutarlo con
tantas ganas. Puedo decir por cómo suena que es otra forma de evitar su vida. Bueno, mi
mente racional lo sabe, pero también sabe cómo jugar este juego. Está usando mi amor
por las compras y mi odio por toda esa mierda que se pone, para salir de casa y alejarse
de lo que solo puedo asumir es Axel. Pero, mi chica golpeó directo en el clavo.
Un golpe directo.
Así que le doy lo que necesita. Pongo una sonrisa en mi cara y, con algo de
estiramientos y saltitos como un canguro demente, estoy de acuerdo enseguida. Después
de todo, cuenta como ayudarla, ¿verdad?

A la mañana siguiente, no perdemos el tiempo en prepararnos, y nos vamos al


centro comercial. Llegamos justo cuando abren las puertas. Le doy algo de crédito. Odia
estar aquí, pero actúa como si esta idea suya fuera la mejor que ha tenido. Ni siquiera
pelea conmigo cuando le escojo ropa y se la tiro a los brazos. En la última tienda que
acabamos de dejar, simplemente me dio su tarjeta de crédito y la ropa que se acababa de
probar, antes de salir del vestidor.
Por lo menos está intentando sonreír.
Salimos de otra tienda más y la miro. Todavía se ve, claramente, miserable, pero
intenta ocultarlo. Yo, por otro lado, no podía estar en un sitio mejor. Estoy en mi
elemento. Podría pasarme horas paseando por el centro comercial. Es mi vicio. Alguna
gente tiene el alcohol, las drogas… demonios, incluso el sexo. ¿Pero yo? Yo tengo las
compras.
Cuando era más joven y mis padres querían que me alejara de ellos, me
mandaban con Nanny Amy y su tarjeta de crédito. Amaba a Nanny Amy. Cuando
desaparecíamos durante horas, simplemente andábamos por el centro comercial,
entrábamos a todas las jugueterías a las que mi madre nunca miraría, comíamos comida
chatarra, o simplemente hacíamos cosas normales. Podía fingir que alguien me quería.
Podía olvidarme de la mierda con la que tenía que lidiar y de la máscara falsa que me veía
obligada a llevar.
Podía ser yo. La Dee real. La chica que quería desesperadamente tener
simplemente a alguien que la quisiera por quien era y quien no odiaba el simple hecho de
mirarse en el espejo.
Cuando iba de compras, compraba lo que quisiera para llenar ese vacío. Podía
fingir; podía olvidar. Así que, entiendo lo que está haciendo Izzy. Me está usando y
comprando para olvidar el enorme desastre de mierda en el que se ha convertido su vida.

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Es casi la hora de comer cuando contesta una llamada de Greg. Su tono es más
suave y, al final, acepta reunirse con él. Sé que no es lo que él quiere, pero pasos de bebé
son mejor que nada. Ya no se está cerrando a él.
Va camino a reunirnos con Greg y lo encontramos esperando fuera de la nueva
tienda de la que acabamos de salir cuando lo veo. Beck. El señor Empapa Bragas, el
mismo, y, justo como la noche que nos conocimos, la atracción es muy fuerte. Solo que
esta vez no quiero parar. Quiero disfrutarlo a él y a todas las promesas que veo que se
esconden tras sus ojos.
Me mira como si solo tuviera ojos para mí. Con una deliciosa sonrisa en el rostro
y sus ojos marrones sonriendo, está diciendo todo lo que no puede decir en voz alta solo
con una mirada.
Este precioso hombre me quiere y, por una vez, voy a soltarme el pelo y
simplemente disfrutar de lo que la vida quiere que disfrute. Es un chico, después de todo,
así que no debe de tener ningún problema con esta cosa de “solo sexo”. Necesito que aleje
mi mente de todo lo que está pasando a mi alrededor.
Nos vamos del centro comercial después de encontrarnos con los chicos. Greg
es el tipo de hombre que le salen sarpullidos solo de pensar en ir de compras, así que no
me sorprende que quiera salir de aquí. Nos vamos a Heavy’s, nuestro restaurante favorito,
y nos acomodamos para una larga tarde de comer, beber y —lo que tanto necesitamos—
, reír. La tensión entre Beck y yo es tangible. La mitad de la conversación flota a mi
alrededor mientras lo miro a los ojos. El coqueteo, la conversación sobre sexo y la
incontrolable lujuria son demasiado para manejar.
Cuando Izzy deja caer la bomba de que quiere hacerse un tatuaje, hago lo único
que puedo hacer. Me vuelvo a poner el sombrero de amiga y voy a por ello. Puedo decir
que Beck está confundido y preocupado, pero aun así acepta ir.
Solo esperamos unos treinta minutos en la tienda de tatuajes antes de que le
llamen. Beck se hace a mi lado y me rodea los hombros con el brazo, apretándome contra
él, ofreciéndome su apoyo Es obvio que Greg está a punto de perderlo. No puedo dejar
de preocuparme por Izzy y el hecho de que es un enorme error haberla dejado venir.
Me levanto rápidamente y me preparo para entrar ahí dentro y sacarla de aquí;
pero antes de poder dar un paso, se abre la puerta principal y Axel entra como una
tormenta por la entrada. Un vistazo a su cara hace que me deje caer de vuelta al sofá, al
lado de Beck.
—Está bien. No va a hacerle daño —me susurra en el oído.
—Ya se lo ha hecho —respondo críptica. Me mira como si fuera a preguntar,
pero niego con la cabeza y veo la tormenta que se va a desatar.
Después de los diez minutos más tensos, terminamos en la acera. Cuando Axel
obliga a una Izzy con cara estoica a entrar en su enorme camioneta, respiro con alivio y
ansiedad, todo a la vez.
—¿Quieres estar sola? —pregunta Beck cuando me atrae a sus brazos. Me quedo
ahí un segundo y miro por donde desaparecieron las luces traseras de Axel justo antes de
negar con la cabeza—. Vamos, te tengo. —Presiona sus labios en mi sien y me entra un
escalofrío. Gruñe profundo en su garganta antes de entrelazar nuestros dedos y llevarme
a su camioneta. Miro hacia atrás a Greg donde todavía está de pie en la acera. Me saluda

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con la mano antes de ir hacia su coche. Debería de estar enfadada con él por lo que acaba
de hacer, pero sé que lo hizo pensando que era lo mejor para Izzy.
Sabiendo que no hay nada que pueda hacer por ella esta noche y, con la esperanza
de que se abra a Axel, me preparo para el nuevo giro en mi noche. El hombre que no he
podido sacarme de la cabeza está tomando el mando y tengo toda la intención de dejarle
hacerlo.
Y ahora, después de una noche que todavía no puedo procesar de verdad, aquí
estoy, en su casa y, por la caliente mirada con la que me ve desde el otro lado de la sala,
no tengo ninguna duda de que ambos queremos lo mismo.
—¿Crees que está bien? —rompo al fin el silencio. La forma en la que Izzy
‘dejó’ el grupo todavía no me termina de agradar.
—Dulzura, creo que ambos estamos de acuerdo en que suficiente es suficiente
con esos dos. Axel no es el tipo de hombre que va a sentarse a esperar poder hacer algo.
Creo que una semana es demasiada paciencia para él. —Empieza a andar hacia mí, pero
lo detengo con la mano.
—No me gusta la forma en que la dejé. —Hago hincapié, esperando que me
entienda.
—Realmente no hay mucho que puedas hacer ahora mismo. Esos dos son adultos
y necesitan arreglar su propio desastre sin atraer a nadie más que les sirva de
amortiguador. Déjame suponer. ¿Han sido su escudo durante un tiempo? ¿Greg y tú? —
Cuando asentí, continuó—. Bien, bueno, diría que es hora de dejar que se mantenga de
pie sola. No le estás haciendo ningún favor al agarrarla de la mano. —Está en mi espacio
personal ahora, el calor de su pecho me calienta.
—No sé si puedo. —Susurro cuando levanta las manos hasta mi cara y me la
envuelve. Me acaricia las mejillas con los pulgares antes de atraer mi cara para que le
mire, asegurándose de que entiendo lo que me está diciendo.
—Déjalo, Dee. Lo vi en el momento en el que te conocí. Lo escondes bien, pero
mientras trabajas tanto por protegerla, te olvidas de ti misma.
Jadeo y me ofrece simplemente una sonrisa de entendimiento. No debería de
sorprenderme ya que tiene razón, pero este hombre que me conoce desde hace una
semana, puede verme a través de las paredes que he construido. Es enervante.
—No me conoces —escupo, casi desafiándole. No quiero que entre y se abra
paso a través de mis muros. Se supone que esto, supuestamente, era sobre relajarse y tener
algo para mí.
La expresión en sus ojos se suaviza por un segundo.
—Todavía no, pero lo haré. Fue mi trabajo durante demasiados años, ver lo que
otros no querían que se viera; así que, lo siento si soy directo, pero no te enfades porque
tenga razón.
No tengo ni idea de qué se supone que debo decir. Tiene razón. Estoy cabreada
porque me ha descifrado en muy poco tiempo y, las dos personas que amo más que la
propia vida todavía piensan que soy la feliz y suertuda Dee. Rompo el contacto visual
cuando se vuelve más de lo que puedo soportar. Es como si, en realidad, me viera en el
interior. Es casi como si pudiera llegar dentro y sacar a la luz todos mis secretos.

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—Bien. ¿Vamos a hacer esto? —Desesperada por cambiar de tema y evitar que vea
demasiado, levanto las manos y las meto bajo su camisa. Me sacudo el irritante
sentimiento de que irme a la cama con este hombre pueda ser más de lo que podría
manejar. El calor de su suave piel hace que se me aceleren las mariposas y que escalofríos
me recorran entera. Es completamente duro y caliente por todos los sitios. Cada parte de
él que toco hace que mi cuerpo se caliente más y más. Me lamo los labios cuando pienso
en recorrer su espalda con mis manos, clavándole las uñas cuando entre en mí.
—Íbamos a hacerlo incluso antes de que supieras que vendrías conmigo a casa,
nena. —Y, antes de poder siquiera parpadear, tiene los labios sobre los míos. Me está
consumiendo la mente, marcándome directamente en el alma.
Mierda. Sabía que sería más de lo que pudiera manejar y si me siento así de
“tomada” después de un simple beso, no tengo ni idea de cómo me voy a sentir por la
mañana.
Cuando se aparta de la dulce seducción que sus labios han estado haciendo contra
los míos, la mirada en sus ojos casi me hace perder el equilibrio. Tiene los ojos tan oscuros
ahora que parecen del más rico y caro chocolate que el dinero pueda comprar. Brillando
con lujuria y una luz de deseo, se pasan por mi rostro, deteniéndose sobre mis hinchados
labios y mis ojos entrecerrados. Cuando ve el estado en el que me ha puesto, se le curvan
los labios en una sonrisa de infarto.
―Quieres esto, ¿no es así, dulzura? Porque puedo decirte en este instante,
después de solo probarte una vez, que te quiero más que a mi siguiente respiración. ―Su
profunda y resuelta voz barítono se envuelve a mí alrededor como una sábana. Siento que
teje una red de deseo en la que estoy completamente atrapada e hipnotizada―. Dee, tienes
que decírmelo. Una vez que empiece por este camino, no hay manera en la que esté listo
para tirar de los frenos.
Aclaro mi garganta, esperando limpiar algo de la neblina de mi cerebro antes de
hablar.
―Sí, Beck, quiero esto, pero esto solo va a ser por diversión. Sin ligaduras, sin
notas de amor, y sin promesas. ―Intento mantenerme fuerte, mantener esa máscara de
indiferencia firmemente en su lugar, pero la mirada que me da es mi perdición. Esa sexy
sonrisa de suficiencia, ojos centelleando con travesura, y una ceja levantada como si
incluso, se burlara. Como sea―. Lo digo en serio, no estoy buscando el “para siempre”,
Beck.
―No te pedí el “para siempre”. Quieres vivir en el momento, y venirte mientras
estás en él, no te juzgo. Pero solo para advertirte, haré mi mejor intento para hacerte
cambiar de idea. —Y con un guiño, sus labios están de regreso en los míos. Su lengua,
caliente contra mi boca, traza las costuras de mi boca. Lentamente acaricia mis labios con
apacibles lamidas, añadiendo sus dientes a la seducción, y mordisqueando suavemente
hasta que abro la boca y lo dejo entrar. El segundo en que su lengua se encuentra con la
mía, siento como si todo mi cuerpo hubiese sido atrapado por el fuego. Llamas lamen mis
piernas, brazos, todo el camino hasta la parte superior de mi cabeza, devorándome
completamente y abrumándome, quemando hasta que el corazón explota de lujuria.
Ni siquiera me doy cuenta que nos estamos moviendo hasta que mis muslos
golpean algo sólido. Las grandes manos de Beck bajan por mi cuerpo, quemando mi piel
mientras recorre desde mis caderas a la parte posterior de mis piernas, y con un

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movimiento espontáneo, me tiene en el aire y mi trasero en la mesa de la cocina. Me
libero de su boca y miro alrededor en conmoción, preguntándome como hicimos para ir
desde la sala de estar hasta la cocina. Antes de poder preguntar, sus labios se pegan a mi
cuello, con ligeras mordidas, golpes de su lengua y aliento cálido contra mi cuello, juro
que podría venirme de inmediato. Solo una pequeña cantidad de fricción es todo lo que
necesito contra mi clítoris, y me vendré como una loca.
―Tu sabor es excitante ―murmura contra mi cuello, sus labios se mueven por
mi clavícula en un flameante y caliente camino hacia mi escote. Los únicos sonidos que
puedo escuchar son sus suaves gruñidos cuando lame mi piel, y mis jadeos. Sí, jadeos.
Estoy segura que debería estar avergonzada de sonar como una perra en celos, pero ha
pasado tanto desde que disfruté del placer de un hombre, que no creo que haya una sola
cosa que pueda arruinar este momento.
―Quiero sentirte ―suplico, tratando de halar su camisa sobre sus hombros sin
perder su lengua sobre mi piel―, por favor.
Él se aparta de mi cuerpo y, en segundos, se quita la camiseta y la lanza por
encima de su hombro. Se extiende hacia adelante, y en un veloz movimiento que
enorgullecería a un mago, toma la mía y la lanza lejos, ambos camisa y sostén salen
volando a través de la sala. Miro hacia abajo a mis pechos, preguntándome cuando
infiernos se las arregló para sacarme el sostén, pero el segundo en el que su fuerte cuerpo
regresa a su sitio entre mis piernas extendidas, y su caliente boca se cierra alrededor de
uno de mis dolorosamente rígidos pezones, todo pensamiento racional sale volando por
la ventana.
Los siguientes minutos son un frenesí de extremidades, bocas húmedas, y ropas
voladoras. Vagamente reparo en el escozor del suelo de madera dura cuando caemos
rodando de la mesa de la cocina y nos estrellamos en el piso. Escucho, casi como si
estuviera parada en un túnel, la madera astillarse y un estrépito en la distancia, pero con
su boca y lengua bailando contra mi cuerpo, estoy feliz de ignorar a todo excepto a este
hombre.
―¿Estás listas para mí, Dee?
Bajo la vista y lo veo sobre sus rodillas, acariciando con lentos movimientos, el
pene más grande que alguna vez he tenido el placer de ver.
―¡Santa mierda! ―susurro. No tengo ninguna duda en mi mente de que incluso
cuando Beck no está listo para algo de diversión, este hombre luce exactamente tan
impresionante como ahora. El pétreo astil grueso, que me hace agua la boca, con su piel
lisa, me hace lamer mis labios en anticipación, y solo asentir con mi cabeza.
―No estoy seguro de que lo estés. Puedo oler cuanto me deseas, y déjame
decirte, está tomando toda mi fuerza contenerme de cogerte fuerte y rápido. Apuesto a
que tu vagina sabe tan dulce como el resto de ti. Haré que te pongas dispuesta y lista para
mí, y disfrutaré cada maldito segundo. ―Saca su mano y gimo cuando deja de tocarse a
sí mismo―. No te preocupes, me tendrás lo suficientemente pronto.
Y entonces, se inclina hacia adelante y lame de un extremo al otro con una
agonizantemente lenta caricia antes de cerrar su boca alrededor de mi clítoris y chupar.
Fuerte. En un abrir y cerrar de ojos, golpeo mis manos contra el suelo, arqueo mi espalda,
y me vengo. Puedo sentir su gruñido de aprobación contra mi hipersensible piel, lo cual
no hace más que intensificar mi orgasmo cuando siento las vibraciones.

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―Más. ―Su demanda me tiene sacudiendo mi cabeza y murmurando palabras
incoherentes―. Sí, más.
Él desacelera su asalto, lamiendo y mordisqueando; atendiendo cada milímetro
de mi empapada vagina. Cada milímetro, excepto el único lugar donde quiero sus labios
de vuelta. Levanta la cabeza, y asimilo sus relucientes labios y barbilla. Con una ceja
arqueada, y su sonrisa de superioridad, sube su mano, y con dos largos y gruesos dedos,
entra en mí con un firme empuje. Curva sus dedos suavemente, y encuentra ese bulto de
nervios que con toda certeza me llevan al límite, y susurra de nuevo―: Más.
Entonces sus labios; sus rellenos y perfectos labios, vuelven de inmediato contra
mi clítoris. Él chupa, lame, muerde, y en segundos, golpea mi punto de nuevo, y vuelo.
No solo vuelo, sino que vuelo jodidamente alto.
Estoy bastante segura de que me desmayé. Demonios, pude haber muerto e ido
al paraíso, haber tomado té con Jesús, y luego caído de regreso en la Tierra. Él es así de
bueno. Cuando finalmente soy capaz de concentrarme, puedo sentir sus labios subir
besando mi cuerpo. Cuando su cara está a la altura de la mía nuevamente, noto que la
sonrisa de suficiencia, que he comenzado a desear, se fue hace tiempo. Me está mirando
como si fuera el último trozo de comida en el planeta. Me mira como si pudiera ver
directamente a través de mí, y si yo fuera inteligente, esa mirada me aterrorizaría.
―Deliciosa. ―Una palabra, dicha con tanta ansia; realmente hace que me lo
crea. Cuando sus labios presionan contra los míos y comienzan a darse un banquete de
nuevo, mis dedos de los pies se enroscan, y otro gemido de puta se escapa de mi garganta.
―Por favor, Beck, te necesito dentro de mí. ―No estoy más allá de rogar en
este momento. Probablemente cedería mi alma al demonio por solo una probada de él
clavándose dentro mi cuerpo―. Por favor, tómame.
―Con mucho gusto ―murmura antes de estirarse entre nosotros. Siento la
cabeza de su pene frotando contra mi clítoris, y mis ojos ruedan hacia atrás. Se frota contra
mí unas cuantas veces más antes de que sienta su sólida erección en mi entrada,
presionando contra la resistencia que mi cuerpo parece estar dándole.
―Preservativo ―menciono, entre jadeos de placer.
―Ya puesto ―jadea―, cuando estabas inconsciente de placer. ―Mis ojos se
abren ante su tono engreído. Me encuentro con su hipnotizante mirada antes de que sus
labios se eleven en una sonrisa y empuje hacia adelante. Con una rápida estocada, se
introduce hasta los testículos. Mis uñas se hunden en la piel de sus costados, los dedos de
mis pies se doblan, y tiro mi cabeza hacia atrás, gritando su nombre tan ruidosamente que
estoy segura que la ventana va a romperse. Su frente descansa contra mi hombro, su
caliente aliento baña mi piel en veloces ráfagas mientras él se esfuerza por controlarse.
Me retuerzo, tratando de hacer que se mueva, y su cabeza salta. Sus ojos, tan
oscuros y repletos de promesa, se estrechan ligeramente.
―No. Te. Muevas ―jadea.
Lo agarro, ajustando no solo mis piernas, sino también las paredes de mi vagina,
mientras se cierran alrededor de su grueso pene. Él gime y deja caer su cabeza contra mi
hombro de nuevo.

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―Por favor, quiero que esto dure, no que termine en dos segundos. ―Si no
hubiera habido tanta desesperación en esa casi suplicada petición, lo habría atormentado
un poco más.
Cuando finalmente comienza a moverse, tengo un breve pensamiento de que él
me ha estropeado para cualquier otro hombre. Hay fuegos artificiales explotando, mis
orejas zumban, y mi garganta duele de gritar el crudo y bruto placer en el que me ha
sumergido. Cada una de mis terminaciones nerviosas parecen encenderse al mismo
tiempo; mi piel está resbaladiza del sudor y arde en llamas mientras mi orgasmo toma
fuerza. Todo sentido del tiempo y de la realidad sale volando mientras me toma duramente
contra el suelo de la cocina. Cuando mi clímax golpea, levanto mis caderas del suelo y
aprieto su firme culo, aplastando mi clítoris contra su pelvis, y grito su nombre.
―¡BECK! ¡Oh, Dios! ¡Beck!
―Más. ―Su voz suena casi brutal. Sus ojos me absorben. Lucen completamente
oscuros hasta el punto que no puedes notar donde están las pupilas. Todo rastro del color
marrón ha desaparecido, y en su lugar está el hambre que siente por mí. Esta se apodera
completamente, y con eso, el control que ha mantenido durante toda la noche se rompe.
Nos movemos juntos como si nuestros cuerpos hubieran sido hechos para el otro.
Cambiamos posiciones, y cuando dejo caer mi peso en su regazo, y lo siento golpear
profundo dentro de mí, casi lo pierdo. Nuestra danza de dominación continua cuando me
voltea sobre mi espalda de nuevo, conduciendo su pelvis profundamente dentro. Minutos,
horas, días… estoy completamente perdida mientras este hombre me toma. El olor de
nuestra excitación es tan intoxicante como el hombre que se clava dentro de mi cuerpo.
No hay ni un milímetro de nuestros cuerpos que no se esté tocando.
―¡Ouch! ―Cuando mi cabeza golpea algo sólido, él nos voltea a ambos de
nuevo, y sus manos, tan grandes que casi se tocan, agarran mis caderas, me levantan de
su regazo, y luego me empujan hacia abajo. Y de repente, mi vagina se tensa, y siento las
cintas del placer comenzar a desatarse. Sabiendo que estoy a segundos de otro clímax,
bajo mis manos contra sus fuertes y duros pectorales y lo miro a los ojos. Su hermosa
cara contraída, el ceño fruncido, las fosas nasales dilatadas, y su grueso labio inferior
entre sus labios. Sé, sin lugar a dudas, que él está tan cerca, si no más, como yo de alcanzar
su orgasmo. Puedo sentirlo construirse, nuestro placer alcanzando su cima juntos.
Nunca pensé que fuera posible perder la consciencia y aún ser consciente de tu
entorno. Él parecía haber obtenido un tercer arranque1, y a una velocidad que no puedo
entender por completo, estamos rodando de nuevo. Los muebles colapsan, el vidrio se
rompe, y en medio de todo eso, sus caderas mantienen un constante ritmo contra mi
cuerpo. Levanto mis manos y agarro con fuerza su culo de nuevo, disfrutando de la
sensación de sus firmes músculos flexionándose debajo de mis manos.
Sus testículos golpean dolorosamente contra mi culo, y sus gruñidos adquieren
velocidad. En un enredo de extremidades, resbaladiza piel, y gruñidos de placer, ambos
perdemos el control. Completamente agotados y unidos, desploma su gran cuerpo contra
mi pecho. Ninguno de los dos está listo para romper el momento.

1
En el original “third wind”. El “second wind” es: obtener una segunda ráfaga de energía después de que
la explosión inicial haya dejado a la persona exhausta. Ergo, “third wind” es algo aún más grande y potente.

26
Nunca me he sentido tan vulnerable como me siento en este momento. Ni
siquiera mis pasadas breves relaciones me han hecho sentir alguna vez como si todas mis
paredes se hubiesen desmoronado tan instantáneamente. Mi mente me dice que huya, y
mi cuerpo me dice que nunca lo suelte.
Eso asusta la mierda de “amantes para siempre” fuera de mí.
Sé que, en este momento —atrapada entre un duro y fuerte cuerpo, y un incluso
más duro suelo—, que este hombre tiene todo el poder en el mundo de destrozarme
completamente.
Cuando parece regresar a la Tierra, se apoya sobre sus codos, me da un dulce
beso, y solo me observa. Se siente como si estuviera mirando directamente en mi alma, y
viendo todo lo que yo nunca he querido que nadie vea. Me ve a mí.
―Vamos, llevemos esto arriba. No estoy ni siquiera cerca de terminar contigo.
―Me besa nuevamente, ofreciendo una presión pequeña y escasa contra mis labios antes
de apartarse de mi cuerpo con un gemido. Mira alrededor, sacude su cabeza unas cuantas
veces, y suavemente se ríe por lo bajo.
―Parece que necesito llamar a un ama de casas y a una tienda de muebles. ¿Y
que es ese olor?
Debo lucir tan confundida como me siento sobre de ese comentario, porque tira
su cabeza hacia atrás y ríe.
―Mira a tu alrededor. Puedes derribar una casa con esa potente vagina.
Mi mandíbula cae ante su grosero comentario, pero cuando miro alrededor a la
destrucción de su cocina, una vez perfectamente organizada, puedo sentir mis mejillas
arder.
―¡Oh, Dios mío! ¿Nosotros hicimos esto? ―Me levanta del suelo y antes de
responder, se quita el preservativo. Volviéndose para mirar donde, asumo solía estar el
cubo de basura, deja salir otra risa. Olvido, por un segundo, el desastre a nuestro alrededor
cuando se inclina hacia adelante, y levanta el cubo y una pequeña cantidad de basura que
se derramó cuando se volcó. Mis palmas anhelan agarrar sus firmes nalgas en mis manos
y estrujarlas. Él está bronceado de pies a cabeza, fuerte, y repleto de deliciosamente
abultados músculos.
Sacudiendo mi cabeza un par de veces antes de que me pille acosándolo
mentalmente, asimilo la sala de nuevo. La mesa de la cocina está volcada con al menos
una pata quebrada. Tres de sus cuatro sillas están rotas en piezas alrededor de la mesa.
Hay unos pocos fragmentos de lo que parece un plato quebrado, desperdigados alrededor.
Dos taburetes de bar están en el suelo. Un teléfono fijo arrancado de la pared, el correo
en el suelo, un agujero en la pared cerca del suelo, y mantequilla de maní cubre la mayor
parte del piso a nuestro alrededor.
¿Qué demonios?
―Tenía un presentimiento de que serías una gata salvaje. ―Se ríe tiernamente,
tomando mi mano en la suya y tirándome hacia las escaleras. ¿Y yo? Simplemente lo
sigo, incluso con mi mente todavía gritando que huya, atrapada completamente en su
embrujo y no preparada para encontrar la cura.

27
3
Beck
Ya han pasado dos meses desde la primera vez que llevé a Dee a casa conmigo.
Dos meses del mejor sexo que he tenido en mi vida. Dos meses, y todavía no siento que
ella se haya abierto ni una vez. Puedo ver la batalla detrás de sus ojos. Ella desea
quererme, querernos, pero es casi como si estuviera asustada de dejar ir cualquier miedo
que aún veo bailando detrás de sus ojos. No es tan fuerte como la primera vez que la
conocí, pero sigue allí, y no sé qué hacer al respecto.
He cedido a toda su mierda de “esto sólo será sexo”, porque sinceramente, nunca
pensé que sería tan terca al respecto. Creo que soy un buen tipo. Todavía llamo a mi mamá
todos los domingos para ver que esté bien, y mis hermanitas dicen que sería el mejor
novio. Alguna mierda sobre cómo ser criado por mujeres significa que no hay manera en
que pueda joder una relación.
Nunca, ni una sola vez, en mis treinta y dos años he ansiado a una mujer de la
forma en que ansío a Denise Roberts. Ella consigue meterse debajo de mi piel como
ninguna otra. Entra a la habitación, y quiero estar cerca de ella. Si uno de los chicos le
habla, quiero destriparlos, desollarlos, y tal vez incluso decapitarlos. Ella se ríe, no una
de esas falsas risas como el demonio que siempre le da a Izzy y a Greg, sino unas
carcajadas desde el estómago que expresan su alma y que sólo me da a mí cuando estamos
solos. Estoy cerca de ella, y lo único que quiero es reclamarla, hacerla mía, y dejar que
todo el mundo a nuestro alrededor lo sepa.
No es por falta de intentos que no he sido capaz de romper sus murallas. Puedo
ver más allá de todo. La felicidad que no llega a sus ojos. Esos momentos cuando salimos
como grupo y ella se ve como si su mundo hubiese colapsado. Las veces en que ve a una
pareja feliz paseando por la calle, e inmediatamente, su rostro se llena de profundo anhelo.
Simplemente no entiendo por qué. Puedo decir, en el fondo, que quiere que alguien
sostenga su mano a lo largo de la vida, pero maldita sea si va a dejar que alguien lo haga.
No hay duda alguna en mi mente. Ella vale soportar esto y encontrar el diamante
oculto bajo toda la suciedad.
Ahora, aquí estamos después de dos meses de compañía constante, casi teniendo
sexo todas las noches, y casi haciendo todo lo demás que una “pareja” hace, pero sin la
etiqueta. Lo he intentado. Sabe cuál es mi posición, pero ella es firme. Quiere toda la
exclusividad, sin el título. Para ella, nunca habrá un “nosotros”, y si no soy feliz de
compartir su cama, entonces puedo largarme.
Es en esos momentos cuando quiero retorcerle su jodido cuello.
—Todavía persiguiendo lo inalcanzable, ¿eh? —Aparto la mirada de donde Dee
está de pie con Izzy, con la cabeza echada hacia atrás riéndose, y su espeso cabello castaño
cayendo en rizos por su espalda. Sus vaqueros abrazan fuertemente su culo, implorando

28
por mis manos, y sus tetas están a punto de explotar a través de la fina tela de su camiseta.
Jesús, ¿cuán patético soy?
—No persigo nada.
Maddox levanta su ceja. Sí, estoy bastante seguro de que sabe que estoy lleno de
mierda. Incluso a mis propios oídos, eso suena como una mentira, porque perseguir es
exactamente lo que estoy haciendo.
—De acuerdo. ¿Y cómo te va con eso? —Toma un poco de su cerveza, mirando
alrededor de la habitación antes de que sus ojos oscuros vuelvan a mí.
No digo nada porque realmente, ¿qué hay que decir? Miro alrededor de la
habitación, tratando de encontrar una distracción. —¿Qué opinas de eso? —Apunto mi
cerveza hacia donde Axel está sentado en el sofá.
—No lo sé. Sin embargo, ni una mierda tiene sentido. —Y con eso, se levanta y
se acerca al sofá, volviendo su atención al juego.
Por lo menos no soy el único en una relación limbo. Mierda, sueno como una
maldita chica. ¿Relación limbo? Mis hermanas tendrían un día de campo con ésa. Dee
entra de nuevo a la habitación y deja caer su lindo culo justo en mi regazo. Toma todo de
mí no lanzarla al suelo y reclamar lo que es mío. Arrancarle la ropa y embestir mi pene
tan profundamente en su cuerpo cálido y húmedo que no será capaz de caminar durante
semanas. Gruño y trato de ajustar mi erección, sólo para conseguir una risita de parte de
Dee cuando se da cuenta de lo que me ha hecho.
—¿Necesitas un poco de ayuda ahí, Chico Grande?
Su cálido aliento contra mi oído sólo provoca que me ponga aún más duro.
Dolorosamente duro.
—No provoques, a menos que quieras tener audiencia cuando te folle. —Mis
palabras salen más duras de lo que pretendía, y sus ojos se abren antes de llenarse con el
mismo deseo que corre por mis venas.
—Más tarde, lo prometo. —Se inclina y susurra, sus labios contra los míos antes
de colocar su cabeza en mi hombro, y volver su atención al partido de fútbol.
Son momentos como éste que me recuerdan por qué estoy luchando tan duro
para hacer a esta chica mía. Ella está cerca; puedo verlo en sus ojos cuando me mira. Me
mira como estoy seguro de que yo la miro a ella. Como si simplemente estar alrededor
del otro hiciera el mundo un poco más fácil. Suspiro y tiro de ella más apretadamente
contra mis brazos, sólo disfrutando el momento.
No estoy seguro de cuánto tiempo ha pasado cuando el timbre de la puerta suena.
Dee y yo hemos estado tan envueltos en nuestra burbuja con la lujuria elevada tan alto
que hemos estado ignorando prácticamente a todos. Dee baja de mi regazo para ir abrir la
puerta, pero Izzy la detiene con la mano.
Los eventos que siguen se repetirán para siempre en mi mente. Izzy había estado
ausente durante unos minutos antes de que el infierno se desatara y el completo caos
estallara a nuestro alrededor. Cuando todos llegamos al porche, y vemos el estado en el
que se encuentra Izzy es como estar viviendo una pesadilla. Que alguien la atacara justo
bajo nuestras narices no le sienta bien a ninguno de nosotros, pero en medio de la locura
que sigue, no puedo hacer nada más que observar como mi chica se aleja un poco más.

29
En el momento en que la ambulancia llega, ella se ha arrastrado tan lejos que dudo que
alguna vez conseguiré que retroceda.
La abrazo mientras hace su mejor esfuerzo para mantenerse tranquila por Izzy,
y eso rompe una parte de mí. Daría cualquier cosa por quitarle este peso, pero sé que no
me lo permitiría.
—Está bien, Dee. Nos marcharemos ahora y nos reuniremos con ellos en el
hospital. Axel no dejará que nada le pase. —Ella no se mueve durante mucho tiempo, así
que lo repito. Una vez que mis palabras finalmente se filtran a través de su confusión,
salta.
—Necesito estar con ella, Beck. Me necesita. —Sus ojos son frenéticos, pero su
tono es mortalmente calmado. Casi como si se hubiera entrenado a sí misma para actuar.
La miro con los ojos entrecerrados, observándola asimilar todo. Sus ojos siguen
moviéndose alrededor de la habitación como si esperara otra amenaza. ¿Qué diablos está
pasando aquí?
—De acuerdo, Gata salvaje. Vamos a por la camioneta, para llevarlos. —Ella no
parece escucharme, así que lo intento de nuevo—. Vamos, Dee. ¿Axel tiene a Izzy, ves?
Le dijo al técnico de emergencias médicas que él la llevaría, así que vamos a buscar la
camioneta, para poder llevarlos. ¿Está bien? —Asiente con la cabeza, pero continúa
mirando alrededor en su forma maniática. Mantengo mi brazo apretado alrededor de ella,
y llamó a Axel para que nos siga a la camioneta, y simplemente así, Dee parece relajarse.
No mucho, pero es algo.

Llegamos al hospital en tiempo récord. Axel aún se niega a separarse de Izzy, y


Dee no está en condiciones de hacerse cargo, así que, después de decirle al personal que
él es su prometido, no nos dan ningún problema con que él permanezca con ella. Coop y
Maddox se sientan en silencio en la sala de espera mientras que Greg camina de un lado
a otro en tensos círculos alrededor de la habitación. No cuesta mucho ver cuán molesto
está. Y yo estoy más preocupado por Dee. Ella no ha dejado de temblar desde que dejamos
su casa. Sus manos literalmente están vibrando con energía nerviosa. Sus ojos todavía
están enloquecidos, y cada pocos minutos, levanta la cabeza de dónde ha estado mirando
a su regazo y asimila cada centímetro cuadrado de la habitación. Entonces deja caer su
barbilla de nuevo en su pecho y observa sus manos moverse nerviosamente una vez más.
Se está cerrando, y no tengo ni idea de cómo evitar que suceda.
—Vamos a buscar algo para comer, ¿de acuerdo? —hablo en voz baja, pero ella
prácticamente salta de su asiento. Sus manos vuelan hacia su boca, y sus ojos hacen otro
recorrido de la habitación—. Te tengo, Dee. Estoy justo aquí. No dejaré que nada te pase.
—Ella, aun así, no detiene su mirada preocupada alrededor de la habitación. Trato de
calmarla al susurrarle palabras tranquilizadoras, pero no puede relajarse. Estoy a punto
de abrir mi boca para intentarlo de nuevo cuando Maddox se para frente a donde está
sentada. Levanto la cabeza y le doy una mirada inquisidora, a la espera de ver lo que está
haciendo.
—Andando. Ahora. —A pesar de que sabía que estaba a punto de hablar, el tono
mordaz de Maddox me irrita. ¿Quién demonios se cree que es, hablándole a mi mujer así?
Pero para mi sorpresa, Dee detiene sus miradas enloquecidas y toma su mano extendida.

30
Me siento aquí con incredulidad mientras un hombre lo suficientemente cercano para ser
mi hermano, y la mujer de la que estoy a punto de enamorarme, simplemente salen por la
puerta.
¿Qué demonios acaba de pasar aquí?

Dee
No puedo detener los escalofríos. Este miedo que el ataque de Brandon a Izzy
me ha provocado. Que él incluso fuese capaz de lograr acercarse a Izzy. Tan cerca de mí.
Todo mi cuerpo se siente como un martillo neumático, sacudiéndose violentamente.
Nunca he conocido un miedo como el que el maldito Brandon Hunter puede provocar en
mí. Y la peor parte, no puedo hablar de ello. Izzy no tiene idea, y Greg está tan preocupado
por la estabilidad mental de Izzy que permanece bastante cegado al resto del mundo
alrededor de él. Estoy atrapada en mi propio infierno personal con ninguna posibilidad de
escapar. Ha pasado tanto tiempo desde que sentí esta oscuridad cerrándose a mi alrededor
que no puedo averiguar cómo empujarla lejos.
Es mejor de esta forma. Me recuerdo a mí misma. Izzy está pasando por mucho
en este momento, e incluso antes de ahora, nunca ha habido un buen momento para decirle
lo que él me hizo. Lo he mantenido encerrado, y escondido detrás de mi máscara.
Maldita sea. Estoy harta de esto. Pensé que toda esta mierda de Brandon había
quedado atrás y luego bam, él aparece frente a nuestros rostros nuevamente, como alguna
mala enfermedad venérea. Justo cuando estoy preparada para decirle a Beck que estoy
lista para intentarlo. Por primera vez en mi vida, estoy lista para confiar en un hombre, y
entonces como un recordatorio del infierno, la fría realidad me golpea en cara.
Ahora, no importa lo que haga. No puedo separar todas las malas rachas que he
tenido en el pasado con los hombres, y lo más importante, lo que Brandon me hizo cuando
era apenas una universitaria novata tratando de hacer la vida de Izzy un lugar mejor.
Todos los momentos sorprendentes que Beck y yo hemos compartido durante los últimos
meses parecen desvanecerse cuando las sombras tiran de mí nuevamente bajo el agua.
Beck podría parecer perfecto. Podría actuar perfecto. Demonios, podría SER
perfecto. Pero eso no significa nada a largo plazo. Nunca he conocido a un hombre que
pueda tener una relación sin que ésta se vuelva un infierno con el tiempo. He sido una
puerta giratoria para los imbéciles toda mi vida. No es una exageración que todos mis
“problemas con los hombres” empiezan y terminan con mi padre. Por mucho que lo
intento, no puedo evitar la sensación de que simplemente es imposible para mí tener amor.
Estoy bastante segura de que Beck es lo más parecido que alguna vez tendré a la
felicidad, pero después de hoy, no hay manera en el infierno de que vaya a tomar esa
oportunidad. No puedo, porque en el fondo sé, sé, que, si le doy una oportunidad, él robará
mi corazón. Simplemente no estoy segura de que me sucedería si lo dejo entrar, y él
cambia de opinión.
Por lo tanto, es mejor que lo que sea que es esto entre nosotros termine ahora,
antes de que algo malo ocurra. Tomo una profunda respiración, intentando sacar de mi

31
mente las imágenes de Izzy, destrozada y golpeada de nuevo. Tiemblo violentamente
cuando las dolorosas imágenes suyas vuelven a filtrarse a través de mi mente.
—¿Vas a seguir resoplando y jadeando por allí como una maldita mocosa?
Mis ojos se abren y mi columna vertebral se tensa antes de que levante la mirada
y observe a Maddox. ¡Cómo se atreve! ¡Cómo jodidamente se atreve!
—No me conoces lo suficientemente bien para juzgarme, Maddox Locke. —
Nunca he sido buena para lanzar impertinencias. Izzy es mejor dando esa mirada
desagradable para remarcar su punto. Puedo decir que estoy haciendo un trabajo de
mierda cuando la comisura de su boca se levanta ligeramente—. Esto no es divertido. —
Hago un puchero, cruzando los brazos sobre mi pecho.
—Es malditamente divertido.
Mi mandíbula cae, y me detengo en seco.
—¿Disculpa? —No tengo que fingir el desagrado que entrelaza mis palabras.
—¿Quieres que lo exponga para ti? —Ante mi asentimiento, él simplemente
sacude la cabeza antes de continuar—. Así es como lo veo. Durante dos meses, pon o
quita un par de horas, tú y mi chico han sido amigos con derecho a roce, que actúan más
como una pareja de lo que hacen algunas personas casadas. Te he observado, Dee. Te veo
recular y, al mismo tiempo, correr hacia adelante. Eres caliente y fría, pero cuando eres
fría, eres jodidamente helada. El último par de semanas, he visto ese miedo abandonarte.
Las locas emociones, las subidas y bajadas, todos esos estúpidos juegos que has estado
jugando con él, han parado. Finalmente estabas lista. No voy a actuar como si entendiera
tu vida, pero si dejas que lo que pasó hoy arruine lo que podría ser algo que valga la pena
intentar, entonces esto está sobre tus hombros.
—¿Terminaste? —escupo. Literalmente escupo las palabras hacia él. Estoy
segura de que luzco graciosa. Podría incluso estar echando espuma por la boca en este
punto.
—Sí, he terminado. Por ahora. —Él empieza a caminar de nuevo, y después de
un segundo de quedarme aturdida y sorprendida, me apresuro detrás de él.
—No tienes derecho a juzgarme, Maddox. No tienes idea de lo que estoy
pasando ahora mismo. —Casi me tropiezo, pero él extiende la mano antes de que pueda
caer en picada hacia el asfalto.
—¿De verdad? ¿Quieres que te haga partícipe de un pequeño secreto? Esto —
agita su mano alrededor de nosotros—, ni siquiera está cerca de ser sobre de ti. Tu mejor
amiga está aquí con Dios sabe qué mal, y tú estás regodeándote en tu propia mierda.
Todos tenemos un pasado alterado, todos. No eres especial porque te han hecho daño.
¿Sabes cuánto me gustaría tener a alguien sólido con quién compartir mi vida? Ustedes
dos, huyen y huyen. ¿A dónde exactamente irán cuando no quede ninguna otra parte a la
cual huir? —Su pecho está agitado, y sus ojos negros simplemente me asimilan,
juzgándome sin saber qué está juzgando.
—¿No crees que quiero eso? ¡Anhelo eso! ¡Pero sé bien que nunca dejaré que
alguien me lastime de nuevo! Nunca lo haré, NUNCA estaré a la merced de otro hombre.
¡Te diré esto, Maddox! ¿Quieres quedarte allí y mirarme con esos ojos juzgadores? ¡Está
bien! Pero mejor que conozcas todos los hechos antes de que te atrevas a juzgarme. —

32
Sus ojos se entrecierran ligeramente antes de que me dé un ligero asentimiento y
comience a caminar de nuevo—. ¡En serio! ¿A dónde vas?
—Comida. Necesitas comer y jodidamente calmarte. Cuando hayas terminado
de comer, hablaremos.
¡Obstinado, imbécil, y exasperante HOMBRE!

Estamos sentados en un pequeño restaurante en la esquina del hospital. Él ya ha


tenido una comida que podría alimentar a un pequeño ejército, mientras yo he estado
picoteando todo y nada en mi plato. Sus palabras de antes todavía me abofetean la cara.
Bofetada.
Bofetada.
Bofetada.
¿Qué pasa con estos malditos hombres y su capacidad para ver jodidamente a
través de mí? Él ha dado justo en el clavo, y en silencio, me estoy volviendo malditamente
loca. Si él puede ver más allá de mi máscara justo dentro de mis heridas más profundas,
entonces Beck seguramente también puede.
—Mi padre solía abofetearme. Mi madre no era tan mala, pero aun así era mala.
He tenido unos cuantos novios. Todos me usaron y dejaron cuando consiguieron lo que
querían. Algunas otras malas relaciones y amistades con hombres dispersos aquí y allá.
Mi historial de amistades no es mucho mejor. Izzy y Greg son las primeras amistades
reales que he tenido en mi vida. En toda mi vida. No confío fácilmente. En realidad, ni
siquiera creo que podría amar a alguien. La última vez que sentí lo que pensé que era la
verdadera felicidad y el amor es cuando Izzy encontró a Brandon. —Continúo moviendo
mi comida alrededor, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Ni siquiera estoy
realmente segura de lo que hay acerca de este hombre que me ha hecho abrirme, pero
ahora que he comenzado, no estoy segura de que pueda parar. Nos conocemos hace el
mismo tiempo que conozco a Beck, pero hay algo en él que me hacer sentir como si
pudiera tomar mis secretos y guardarlos bajo llave.
»La historia de Izzy no es bonita, Maddox. Es casi tan mala como puedes
imaginar, y un poco peor que eso. Cuando conoció a Brandon, él era un gran hombre.
Demonios, en realidad, por primera vez en mi vida, animaba a alguien a que consiguiera
su felices para siempre. Pero, al igual que todos los otros hombres que han entrado a mi
vida, sus verdaderos colores salieron a relucir. No puedo recordar cuánto tiempo habían
estado casados antes de que sucediera. Pequeñas cosas, tan insignificantes que solamente
podrías captarlas si realmente conoces a la persona. Pasé las señales por alto. Izzy, estoy
segura como el infierno, pasó las señales por alto. —Detengo lo que estoy haciendo y lo
miro a los ojos. Quiero que él sienta lo que estoy a punto de decirle. Tengo la sensación
de que esa es la única manera en que me ganaré un aliado.
»No llevaban mucho tiempo de casados, tal vez un año o dos. Yo estaba
trabajando hasta tarde, tratando de terminar algunas cosas de última hora, así podría
tomarme la siguiente semana libre. Ni siquiera estoy segura de qué estaba haciendo. De
todos modos, estaba sola en la oficina cuando escuché algo caer en la trastienda. Sé lo
que estás pensando. Estúpida pequeña mujer yendo a comprobar el golpe en la noche. Oh,
cuán estúpida fui. Apenas había tenido el tiempo suficiente para girar la cabeza antes de

33
recibir la primera bofetada. Él no golpeaba para dejar marcas; simplemente golpeaba con
la intención de hacer suficiente daño para hacerse entender. Diez minutos de infierno,
absoluto infierno. Ese fue el día en que me di cuenta de que realmente no quedaban
hombres buenos. El esposo de mi mejor amiga me molió a golpes durante diez largos
minutos. Los conté. ¿Sabes cuántos segundos hay en diez minutos? Seiscientos. Lo último
que me dijo antes de que me diera una patada más en las costillas fue que me mantuviera
alejada de Izzy, o él me mataría. ¿Y sabes qué? Creí que lo haría, así que dejé a mi amiga
sola con ese monstruo.
Cuando termino, dejo caer mi tenedor, saltando cuando hace un fuerte ruido
contra el plato y la mesa antes de caer al suelo con un ruido fuerte. Nunca le he dicho a
nadie esa historia. Ahora que las palabras realmente salieron de mis labios, quiero
agarrarlas, empujarlas de nuevo dentro, y pretender que esta conversación, tan unilateral
como es, nunca sucedió. El único trozo de alivio que siento en este momento es que no le
dije todo.
—Has tenido un montón de mierda en tu vida. —Bueno, es propio de Maddox
que lo desglose así.
—Sí. —Me río un poco ante la evaluación de la historia de mi vida.
—¿Vas a seguir dejando que eso controle tu futuro?
Mi cabeza sale dispara hacia arriba desde donde he estado desmenuzando una
servilleta, y una vez más, encuentro mi boca abierta.
—Uh…
—¿Vas a dejar que los fantasmas de los imbéciles del pasado arruinen tu
oportunidad de algo bueno? —Levanta el ceño de manera inquisitiva e inmediatamente
pienso en Beck. Su hermoso rostro y esos ojos que tanto amo se filtran a través de mi
mente. La forma en que me mira como si fuera la última mujer sobre la tierra.
Con un profundo suspiro, asiento con la cabeza.
»De acuerdo. Déjalos ganar entonces. Aparta a un buen hombre, pero cuando
toda esta mierda explote en tu cara, te recordaré esta conversación. Ningún hombre en
este mundo vale el dolor que tienes sobre tus hombros. Tampoco hay ninguna manera en
que crea que no eres capaz de amar. Te he visto con Izzy, te he visto con Greg, y te he
visto con Beck. Estás equivocada, Dee.
—Tengo que protegerme, Maddox. No puedo… No, no sé cómo dejar ir.
Él se acerca y agarra mi mano. Su enorme palma la cubre por completo. Me da
un suave apretón, y por primera vez desde que lo conozco, veo algo cercano al
arrepentimiento en sus ojos.
—Sólo porque dejes a alguien entrar no significa que tienes que dejar de
protegerte a ti misma. Simplemente significa que tienes a alguien con quien compartir el
trabajo.
Nos sentamos en silencio durante un poco más de tiempo antes de que él pague
la cuenta y luego regresemos al hospital. Realmente no hay mucho más que decir, por lo
menos de mi parte. Justo antes de llegar a la entrada del hospital, Maddox me pide que
me detenga.

34
—Desde ya puedo decir que vas a huir. Prométeme que, si necesitas hablar, ¿me
buscarás?
—Sí, está bien, Maddox. —Mi voz es apenas un susurro, pero él me escucha.
Me da otro de sus asentimientos antes de poner una expresión adusta, de nuevo.
Cuando volvemos adentro, todos están de pie alrededor de la cama de Izzy,
esperando a que despierte. Sé que ella no estará feliz, pero estas personas necesitan saber
que esta no es la primera vez que hemos estado en esta posición. Así que me abro y
difundo los secretos de mi mejor amiga. Observo mientras los hombres en la habitación
se ponen rígidos y el estado de ánimo se convierte en furia. Mis ojos se mueven de la
expresión destrozada de Axel a la estoica de Beck. Él sólo me mira. Su rostro es
inexpresivo a excepción de sus ojos. Sus ojos me están suplicando que vaya a él, que lo
deje ser mi roca. Cuando le doy una pequeña sacudida con mi cabeza, sus labios se
convierten en una fina línea, y baja su magnífica mirada al suelo.
Y con solo eso, a pesar de mi estúpida regla de no ataduras, mi corazón se rompe
en dos.
Y, no tengo a nadie a quien culpar más que a mí misma.

35
4
Beck
Una mierda.
Sí, así es como ha sido mi vida las últimas semanas. Una absoluta mierda. Los
muros de Dee están más altos que nunca. La semana pasada fue el verdadero golpe. Me
presenté en su casa con películas, botanas y flores. La lucha en su mirada cuando abrió la
puerta, impactada de verme ahí, fue casi dolorosa para mí.
La sonrisa en mi rostro cuando abrió la puerta murió, una lenta y dolorosa muerte
cuando me dijo que no estaba libre. Algo como “Stewart, de la oficina” estaba en camino.
Revisé la hora de nuevo y fruncí el ceño al darme cuenta que “Stewart, de la oficina” no
estaba en camino para hacer algo del trabajo. No a las ocho de la noche en una noche de
sábado. ¿Qué podía decir? Ni una maldita cosa, porque ella dejo bastante claro que no
quería una relación, y cualquier progreso que hubiera hecho desapareció en el momento
en que Izzy fue lastimada por su exmarido. Así que sonreí, le di la mierda que había
comprado, y me fui con mi orgullo intacto.
Entonces se me senté en mi camioneta como un maldito acosador y esperé.
Ningún “Stewart, de la oficina” apareció. Las luces se apagaron, y su casa se quedó a
oscuras y en silencio.
Estoy tan molesto de que esté usando excusas para alejarme, pero estoy aún más
molesto de que ella no me deje estar ahí cuando sé que me necesita. Se está alejando tanto
que no estoy seguro de alguien la atrape esta vez.
Puedo decir que está pasando por cosas bastante fuertes. Izzy y Axel por fin han
resuelto sus problemas. Los chicos y yo apostamos por cuanto les tomará a esos dos dar
el sí o embarazarse. Sé que está feliz por su amiga, así que cualesquiera que sus problemas
sean, no tienen nada que ver con celos.
Con su reconciliación, Izzy se fue de la casa que compartía con Dee. Puedo decir
que el corazón de Dee se estaba rompiendo cuando ayudo a su mejor amiga a empacar
sus cosas y mudarse con Ax. Nadie más lo notó porque ella mantuvo una sonrisa y se
reía. Pero yo lo sabía. Lo vi en el momento en que entré por la puerta y todo lo que podía
pensar era tomarla entre mis brazos y calmar su dolor. La peor parte fue el miedo en sus
ojos cuando todos se fueron. Podía sentir el terror emanando de ella, pero solo sonrió
débilmente y cerró la puerta.
Viendo el desastre que hice en la mesa de la cocina en la que he estado ocupado
armando, lancé el destornillador contra la pared y me levanté del suelo del garaje. Nota
personal, no hacer proyectos de mejoras a la casa cuando estoy molesto.
—¡Maldita sea! —Con una patada que enorgullecería a David Beckham, la mesa
en la que he estado trabajando las últimas dos semanas no es más que una pila de madera.
—¿Qué te ha hecho esa madera?

36
Mi cabeza se levanta de golpe, y observo a Coop entrar en el garaje y recoger
una pieza de madera antes de reír ligeramente y regresarla a los restos.
—No salió como esperaba. —Ja. ¿Qué tan cierto es eso?
—¿Hablas del proyecto de ‘Tim the Tool Man’2 o de Dee?
—Así de transparente, ¿eh? —resoplo molesto y camino hacia el refrigerador
que he puesto afuera y saco dos cervezas.
—Sí, Beck. Ni siquiera estoy seguro de por qué pierdes el tiempo cuando puedes
tener una chica diferente cada noche. —Levanta su bebida, brindando por el hecho de que
es un completo Don Juan.
—No todo el mundo está contento esperando el siguiente brote de ladillas.
Se ríe incómodamente antes de ajustar su entrepierna. Asqueroso. Si no supiera
lo estricto que es para revisarse, estaría seguro de que está preocupado.
—Gracioso. Necesitas despertarte de este sueño en el que has estado. ¿Qué le
pasó al chico que no podía esperar estar en una nueva ciudad y empezar de cero? Diablos,
ni siquiera saliste con nadie en Cali. —Sacude la cabeza y se ríe—. Ninguna chica vale
todo este trabajo.
—Mierda, Coop. No sabía que fueras un completo imbécil.
Ni siquiera pestañea ante mi tono sarcástico. Más bien su sonrisa se hace más
grande.
—No. De ninguna maldita forma soy un imbécil porque no quiero tener mis
bolas atadas.
—Sí, lo eres. Ni siquiera estoy seguro como consigues chicas para empezar, pero
te prometo esto, eres la última persona de quien tomaría consejos sobre relaciones. —
Comienzo a recoger los restos de madera y a limpiar los resultados de mi mal
temperamento.
—Lo estás haciendo todo mal, hermano. Te daré algunos consejos gratis de
Coop, el “Rey de los Chochitos”. Necesitas hacerle ver lo que se está perdiendo. Justo
ahora, está jugando a hacerse la difícil. Ya sabes, aprovechando el poder del coño. Cree
que te tiene en sus manos. Hazle vez que no eres su perra.
—¿Te acabas de referir a ti mismo como el “Rey de los chochitos”? Jesucristo,
¿qué mierda está mal contigo?
El simplemente encoje los hombros. Sacudo mi cabeza y continúo limpiando.
Por muy ridículo que sea tomar un consejo de él, tengo que darle algo de crédito. Tiene
un poco de sentido.
Se termina su cerveza antes de entrar a mi casa, diciendo que usará mi ducha y
mis mierdas para alistarse y salir esta noche.
Continúo limpiando y pensando en lo que acaba de decir. Normalmente, cuando
Coop comienza a hablar, todos nosotros simplemente ponemos los ojos en blanco y lo
ignoramos. Pero, ¿qué si tiene razón? ¿Qué si Dee solo está jugando a hacerse la difícil?

2
Personaje de serie “Home improvement”, “Un chapuzas en casa” en España o “Mejorando la casa”
América Latina.

37
Todo mi cuerpo siente la determinación. Es hora de jugar. Coop puede estar lleno
de mierda la mayor parte del tiempo, pero en realidad tiene un punto. Todo lo que Dee
ve, es a mí esperando y persiguiendo. Ella no me ha visto mirando alguna otra mujer.
Mierda, ni siquiera estoy interesado en ninguna otra mujer. Puedo verlo en sus ojos
cuando estamos en la misma habitación. Quiere esto tanto como yo.
Bueno, Denise Roberts… prepárate, porque voy por ti.

Después de que Coop termina de prepararse como una maldita mujer, nos
dirigimos a Heavy’s a encontrarnos con los demás. Siento como si hubiera estado
tomando bebidas energéticas todo el día. La anticipación de hacer algún progreso con
Dee tiene descontrolados mis sentidos.
Mi cuerpo la necesita. Y desde que me alejó y comenzó a evitarme, siento como
si estuviera viviendo el infierno en la tierra.
Coop se ríe cuando me ve revisar mi teléfono, de nuevo, para ver si me ha
contestado. Sus mensajes de hoy más temprano fueron más de lo mismo.
Yo: ¿Por qué saliste de la oficina antes de que pudiera verte?
Dee: Necesitaba ocuparme de unas cosas.
Yo: ¿En serio? ¿Usando el trabajo como una excusa de nuevo?
Dee: Sí, lo siento, simplemente estoy muy ocupada.
Yo: ¿Vienes a Heavy’s esta noche? Entiendo que estés ocupada, pero me
gustaría que pasáramos tiempo juntos sin tener que perseguirte como un acosador.
Dee: Gracioso, Beck. Estaré ahí pero no estoy segura de quedarme mucho
tiempo.
Yo: ¿Me guardas un baile?
Dee: Ya veremos.
Yo: Siempre podríamos salir mañana en la noche. Como solíamos hacerlo.
Eso es todo lo que se necesita para volver a su silencio. El momento en el que
menciono solo nosotros dos haciendo algo, se vuelve fría. Ha sido casi un mes, y ha hecho
imposible que estemos solos en la misma habitación. Es como si el ataque de Izzy
encendiera un botón en su cerebro que la hiciera tener miedo hasta de su propia sombra.
Cuando la luz se pone verde, lanzo mi teléfono al portavaso. Coop está hablando
sobre una nueva camarera de Heavy’s, algo sobre que el simplemente sabe que ella es la
buena. Sí, el mismo imbécil que antes estaba hablando de no estar atado a nadie ahora
está convencido que hay una mujer con quien compartiría tiempo extra.
Seguro, tal vez le debería dedicar un día extra a ella.
—¿Sabes, en verdad podrías hacer un esfuerzo con alguien? Prueba las aguas.
No es difícil disfrutar la compañía de la misma mujer. No sé… ¿tal vez hacer nacer una
verdadera relación? —resopla, pone los ojos en blanco, y luego continúa.

38
—Sabes, he intentado cada truco del libro, y ella no cede. Ni un poco. Voy a
disfrutar conseguir a esta.
—¿Cómo es que somos amigos? —me rio sacudiendo mi cabeza al pensar lo
diferentes que somos Coop y yo. No me malentiendan. Amo a este pedazo de mierda
como a un hermano, pero no podríamos ser más diferentes.
—¿Por qué soy el rey del puto mundo?
—Deliras.
Enciendo la radio para distraerme e intentar calmar la anticipación bombeando
en mis venas. Es tiempo de hacer que mi mujer entienda que me quiere.

Heavy’s está a reventar cuando llegamos. Cuando entramos por la puerta, Izzy
nos saluda y nosotros comenzamos a abrirnos camino entre la multitud. Desde que las
chicas nos trajeron aquí por primera vez, este se ha convertido el lugar elegido cuando
todos queremos reunirnos para una pequeña ‘cena familiar’. Por supuesto, eso se
convierte en jarras y jarras de cerveza, y antes de que lo sepamos, alguien está siendo
arrastrado.

El rock clásico ya está sonando, y ya que Coop y yo somos los últimos en llegar,
parece que el alcohol ya está fluyendo.
—Ordenamos un montón de alitas para ustedes. —Emmy me sonríe y se mueve
para que yo pueda deslizarme al fondo. Dee ha bloqueado efectivamente mi oportunidad
de acercarme a ella al terminar entre Izzy y Maddox. Intento hacer contacto visual con
ella, pero está mirando a todos lados menos a mí.
—¿Has estado aquí mucho tiempo, Em?
Ella sacude su cabeza, y el ligero rubor que a todos nos parece adorable cubre su
rostro.
—No, no mucho. —Levanta la vista de nuevo y mira a Maddox. Me río
ligeramente, lo que hace ganarme su mirada impactada. No es ningún secreto que tiene
un encaprichamiento importante con nuestro vecino Mr. Intocable. O él no tiene idea, lo
cual dudo que sea el caso, no con Maddox, o simplemente no quiere ver el dulce cambio
de Emmy. No es un hombre fácil de tratar, e incluso a mí me preocupa que su pequeño
enamoramiento terminé mal. Un día de estos, ella finalmente saldrá de su caparazón y le
dará al hombre una sorpresa.
—Eso es bueno, preciosidad.
—Bueno, ¿quién está listo para comenzar la fiesta? —grita Coop cuando
finalmente se libra de la rubia que lo atrapó en cuanto cruzó la puerta.
Le dejamos a Coop romper el hielo y tenernos a todos comiendo, bebiendo y
riendo en cuestión de segundos. Miro a Dee de nuevo para verla sonriendo y uniéndose,
pero, como siempre, veo a través de ella. Está riendo, pero no como solía hacerlo. Sonríe,
pero no lo suficiente para llegar a sus ojos. Está comiendo, si puedes llamarle comer a
picotear una pieza cada pocos minutos. ¿Cómo es que los demás son tan ciegos al hecho
de que ella necesita alguien en quien apoyarse?

39
Tomo otro largo sorbo de mi cerveza, limpio mis manos en mi pantalón y me
tranquilizo. Solo estoy midiendo mi tiempo antes de tomar el riesgo e intentar devolverla
a un poco de sentido común.
Solo esperemos que no esté cometiendo un grave error.

Dee
Treinta minutos más y me voy. Normalmente no tengo problemas con estar cerca
de Beck; pero, después del último fin de semana, al ver la devastación que recorrió su
cara cuando le dije que Stewart iba a venir, casi me hizo ceder.
Ha sido muy difícil mantenerme alejada, mantener las distancias, e intentar
aplastar esto que tenemos entre nosotros. Siento como si mi mente y corazón estuvieran
en una batalla continua, ambos quieren algo diferente. Pero, profundamente, sé que estoy
haciendo lo correcto. Simplemente hay demasiado en juego si cedemos e intentamos una
relación.
Durante la última hora, Izzy ha estado en el regazo de Axel y estoy bastante
segura de que, si pudieran, ya le habría puesto sobre la mesa. Se siente tan bien saber que
es finalmente feliz, pero verles es casi nauseabundo.
Saco la mano para coger otra bebida cuando recuerdo que la jarra se acabó9999
hace poco, mandando a Coop y Beck al bar para que repongan. Me recuesto en mi sitio y
cojo otra patata frita que sé que no me comeré.
—¿Quieres la mía?
Salto cuando Maddox me pregunta en la oreja.
—Jesús, Maddox… ¿Asustándome?
Se le levantan las comisuras de los labios y se encoje de hombros.
—No me la voy a beber, si la quieres. —Me tiende su vaso lleno y se lo quito
contenta. Cuanto más me quedo aquí, más tentador es el emborracharme hasta
desmayarme.
Tras un gran sorbo, miró alrededor de la habitación de nuevo. ¿Dónde coño
está? Justo cuando estoy a punto de abandonar mi estúpida búsqueda de Beck, miro a la
barra y la pareja que estoy mirando se diferencia de la multitud.
Antes de poder contenerlas, las palabras salen de mi boca. —¿Qué carajo? —La
cabeza de Izzy se levanta de golpe y me mira antes de seguir la dirección de mis ojos al
otro lado de la habitación. Sé cuándo lo ve, porque levanta la mano y me agarra del brazo.
Aún no noto el dolor cortante de sus uñas por la furia al rojo vivo que recorre todo mi
cuerpo.
¿Cómo se atreve? Actúa como si me quisiera, pero en el momento en el que las
cosas se ponen difíciles, sale corriendo. Típico de los hombres. ¿Y una puta de Heavy’s?
Tenía que elegir a basura habitual que nunca parecía irse y siempre estaba aquí, siempre
vestida como una puta y nunca con el mismo hombre.

40
—Ese estúpido, pequeño idiota. Espero que se le caiga la polla. —No hay
ninguna manera en el infierno de que pare con mi vómito verbal ahora mismo. Oigo que
Axel se ríe por lo bajo y todo lo que hace es echar gasolina al fuego que tengo dentro.
Quiero sangre, preferiblemente de la zorra que roza su podrida entrepierna sobre la pierna
de él; pero, lo resolveré. Quiero dañar algo, destruir algo; quiero que sepa que esto está
mal.
Me toma unos pocos segundos más antes de no poder soportarlo más y me
levanto de la silla tirándola suelo. Los tacones amenazan con romperse por la fuerza de
mis pasos. Tengo las manos en puños a los costados y respiro rápido y denso. Cuando me
acerco y veo que se está restregando sin vergüenza contra su pierna, entrecierro los ojos
y camino más rápido.
Él la sujeta flojamente por la cadera. Esas manos que conozco tan bien como las
mías están en su cuerpo, contra su piel desnuda donde se le ha subido la camisa durante
su imitación de una perra en celo.
En toda mi vida nunca sentí este tipo de rabia. Ni siquiera cuando mi padre me
pegaba tan fuerte que no podía oír durante una semana, ni cuando me abandonó por
séptima vez después que le apareciera un trabajo, ni siquiera cuando el asqueroso de
Brandon Hunter me puso las manos encima.
No, este es un nuevo tipo de enfado y, profundamente, sé que la única forma de
mejorarlo es sacando la basura.
Cuando me acerco lo suficiente como para ponerle las manos encima a este trol,
ni siquiera tengo que pensarlo. Levanto la mano, le cojo del mal teñido cabello y tiro. Con
un grito, su boca pierde la succión contra los labios de Beck y la alejo de su cuerpo.
—Tú, perra estúpida. ¿Qué te hace pensar que puedes entrar en este elegante
sitio y empezar a restregar tu despreciable y sucia entrepierna sobre un hombre que no
conoces? Este, el hombre cuya pierna ahora necesitará un gran envase de desinfectante,
no está para tu inmunda, usada y patética mierda. —Está arañándome en las muñecas,
intentando, sin éxito, apartar mi mano de su cabello—. Y lávate el pelo, sucia perra. —
Aparto el brazo y, con cada pequeña onza de ira que me posee, la arrojo hacia el lado. Ni
siquiera necesito darle otro vistazo antes de volverme hacia el hombre que me tiene atada.
—¡Y TÚ! —grito en su cara—. Me haces todas esas promesas. Haces que me
cuestione todo lo que me había dicho a mí misma, y replantearme cada camino que he
planeado con cuidado. ¡ME HACES SENTIR, MALDITO! —Le clavo el dedo en su duro
pecho como roca, tomo otra profunda respiración antes de continuar—. ¡¿Cómo puedes
hacerme sentir, y luego simplemente renunciar?! Sabía que ibas a ser como todos los
demás.
Finalmente me detengo, dejo caer la cabeza y me esfuerzo para coger aliento.
Me siento como si acabara de correr una maratón. Me lleva un par de respiraciones
profundas más calmarme un poco antes de volver a mirar su hermoso rostro. Pero, cuando
veo su sonrisa, esa jodidamente caliente sonrisa, me golpea un poco la inseguridad.
Cuando se echa hacia delante, salto hacia atrás con un grito. Ese grito se convierte en un
gruñido cuando se inclina, me pone el hombro en el estómago y, antes de saber qué está
pasando, me lanza sobre su hombro.
Para cuando me pone en el asiento del pasajero de su camioneta, me abrocha el
cinturón y arranca, finalmente despierto de la maldita conmoción en la que estoy.

41
¿Qué de… —¿Acabas de secuestrarme? —grito.
—Maldita sea que lo he hecho, Gata salvaje. Estoy cansado de que me ignores,
huyas y jodidamente te escondas. Esta noche, vamos a hablar, y no hay ni una jodida cosa
que puedas hacer al respecto. —Sube el volumen de la radio y Last Resort, de Papa
Roach, rompe el silencio.
Muy sutil, Beck.
Sin otra opción más que hacer este viaje, empiezo a prepararme a mí misma para
lo que va a pasar.

42
5
Dee
Cuando la camioneta entra al camino de entrada, abro la puerta de un empujón
y pisoteo fuertemente por el camino de piedra hacia el porche iluminado. Observo como
hace su camino hasta la puerta, moviendo la cabeza con esa maldita sonrisa en su lugar,
y quiero gritar. Mi ira ha llegado al punto de no retorno, y todo lo que quiero hacer es
borrarle a golpes esa expresión de su rostro. Y luego, besarlo para quitarle el dolor. Dios,
estoy tan enferma por mi constante tira y afloja mental con este hombre.
—¿Esto un juego para ti, Beck?
Se ve sorprendido por un segundo antes de que sus ojos se vuelvan duros. Se
gira para abrir la puerta y la sostiene para que la atraviese antes de seguirme. Después de
dejar las llaves sobre la mesa desarma el sistema de seguridad y luego me mira. Sus ojos
siguen siendo duros, y su cuerpo está tenso.
—¿Qué parte crees que es un juego? ¿Negarte a ser más que una calienta cama?
¿No contestar el teléfono cuando llamo porque estoy preocupado por ti? No, espera, ya
lo tengo. Debe ser la vez cuando dije que quería ser más que simplemente un picor que
rascar y una polla que montar. Por favor dime, Dee, porque te lo juro, ¡no puedo averiguar
exactamente qué juego podría estar jugando contigo!
Oh. Mi. Dios. Nunca. Ni una sola vez, en los meses que he conocido a este
hombre me ha gritado. Estando aquí, en este momento, mirando sus ojos salvajes y fosas
nasales dilatadas, quiero darme una bofetada por tomar un hombre tan fuerte y convertirlo
en esto. No se merece esto. Se merece una mujer que lo pueda amar sin reservas. Una
mujer que no espere otra decepción, y que el hombre perfecto se transforme en una
pesadilla.
Se merece lo mejor. Y por mucho que me gustaría ser esa persona, sé que no lo
soy.
—No sé lo que quieres que diga. —A pesar de que murmuro las palabras, por la
expresión en su rostro, bien podría haberlas gritado—. No creo ser capaz de ser la persona
que quieres que sea.
—¿En serio? No quiero que seas nadie, Dee. No estoy aquí sentado exigiendo
que seas nadie más que TÚ. —Se acerca hacia donde estoy, dando cada paso medido de
manera lenta y estable. Sus manos se relajan a sus costados, y su cuerpo exuda
comodidad—. Todo lo que quiero es a ti. —Enfatiza con su profunda voz grave,
acariciando mis oídos y calentando mi corazón. Si alguien tiene el poder de hacerme
creer, es este hombre aquí frente a mí.
Cuando sus besos ligeros como plumas cruzan danzando mi cara, es casi mi
perdición. Toma mi cabeza entre sus grandes manos y la inclina para tener un mejor
acceso. Miro sus ojos suplicantes, y en silencio le ruego que se detenga.

43
—Tengo tanto miedo de ti, John Beckett.
Sus ojos se amplían una fracción de segundo antes de que una emoción que he
visto pocas veces se apodere de su rostro. Me mira como si fuera todo su maldito mundo
y no tiene miedo de admitirlo.
—No tienes nada que temer conmigo. Ni una maldita cosa. Me has tenido
trastornado desde hace meses, Dee. Luchar por ti, por nosotros, y esta relación podría
volverme loco a veces, pero es una pelea que quiero si al final te tendré en mis brazos.
Entre sus palabras y la promesa tranquilizadora, me encuentro cediendo.
Sabiendo que esto podría estallarme en la cara, y demostrarme, una vez más, que estoy
en lo cierto acerca de los hombres, ni siquiera me molesta. Lo anhelo tanto como el me
anhela.
Sus labios se encuentran con los míos, y es un beso lleno con cada onza de amor
de la que ha estado tratando de convencerme, pero que yo tenía tanto miedo de ver.
Todavía estoy aterrada de lo desconocido, pero cuando lo miro a los ojos, sé que habla en
serio. Puedo sentir la emoción vertiéndose sobre mí, ahogándome, y quiero más que nada
creer en él.
—Dime que eres mía. Dime que dejarás de huir y de trabajar tan duro en poner
esos malditos muros. Solo inténtalo. Eso es todo lo que pido, por favor. —Él ni siquiera
me da oportunidad de responder.
Levantándome en sus brazos, me lleva subiendo las escaleras, por el pasillo, y a
su dormitorio sin quitar sus labios de los míos. Me coloca suavemente sobre el colchón,
y continúa mirándome con los ojos en llamas, viéndome sólo a mí. Voy a sentarme para
quitarme la ropa, pero mis movimientos deben haber parecido un nuevo intento de huida
porque pone su mano sobre mi pecho, suavemente, con una súplica en sus ojos.
—Por favor, Dee. Danos una oportunidad, y te juro, bebé, no te arrepentirás ni
un solo día.
Suspirando profundamente, lo miro a los ojos y sostengo su mirada. Sí,
terriblemente asustada, pero si me voy de aquí esta noche y le niego esto, sé que me
arrepentiré de ello hasta el día que muera.
—Lo intentaré. —La sonrisa que se asoma en su cara hace que mi corazón deje
de latir. Sus ojos se arrugan en las esquinas y pierden todo rastro de preocupación. Se
parece a un hombre que tiene el mundo en sus manos. Y, en ese instante, me siento más
ligera de lo que me he sentido en años. Siento que soy quien gobierna el mundo.
—Gracias. —Beso —. Gracias. —Beso—. Dios, gracias. —Me río cuando se
echa hacia atrás salpicando mi cara de besos, y veo la sonrisa que sigue todavía firme en
su lugar—. No te arrepentirás de esto. Voy a hacerte la mujer más feliz del maldito
mundo, Dee. Solo espera.
Nos juntamos bruscamente. Tiro de él hacia abajo encima de mí, y su peso sólido
me golpea, haciendo salir mi respiración en un silbido. Dios, he echado de menos esta
sensación que sólo él me da. Somos un lío de extremidades y ropa que vuela. La
habitación hace eco con nuestros besos ruidosos, jadeos, y gemidos. Ninguno de los dos
quiere perderse un segundo de nuestra conexión recién descubierta.

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No se necesita mucho tiempo antes de que los dos estemos finalmente desnudos.
Su calor me calienta directamente hasta mi núcleo, y me dan ganas de llorar cuando
pienso en todo el tiempo que me he negado estúpidamente a este hombre. —¡Apúrate,
por favor! Te necesito.
—Shh, pronto. —Su cálido aliento en mi oído me hace temblar, y cuando mete
mi lóbulo a su boca y lo muerde suavemente antes de lamer ligeramente la concha de la
oreja, mis dedos se doblan. Se ríe cuando empujo mis dedos en su pelo y más o menos
devuelvo su cabeza mis labios.
—Te necesito ahora. Necesito sentirte tomándome duro. —Dios, lo necesito. Ni
siquiera estoy avergonzada por rogar.
—No te voy a tomar duro, aún. No esta vez. Esta vez, voy a mostrarte
exactamente lo que se siente ser amado. —Sus palabras me hacen abrir mucho los ojos,
pero cuando sus labios trazan por mi cuerpo un rastro de fuego y se adhieren a mi clítoris,
me olvido de cada segundo de temor que se apoderó previamente de mí. Sus labios y
lengua se dan un banquete en mi clítoris, y me pierdo en el placer que me supera. No se
necesita mucho tiempo para que nuestra normal, forma fuera de control de hacer el amor
tome el relevo. No importa qué, la pasión carnal que siempre creamos alcanza
proporciones máximas. Lame, chupa, y mordisquea, lo que me hace gritar un par de veces
cuando el placer casi llega a ser demasiado intenso. No importa lo cerca que llego, sigue
haciéndome retroceder, negándome lo que mi cuerpo anhela.
—Beck, por favor! —ruego cuando inserta un largo dedo dentro de mí,
presionando contra el único punto que garantiza hacerme volar por los cielos.
—Mmmm... —Cuando su profundo estruendo golpea mi clítoris, y las
vibraciones se disparan por mi cuerpo, enroscándose a mi alrededor, y encendiendo en
fuego cada pulgada, grito. Grito tan fuerte que mi garganta arde, mis oídos resuenan, mis
ojos lagrimean. Besa mi cuerpo echándose hacia atrás y toma mis labios rudamente, y
cuando los abro para aceptarlo, puedo probar mi deseo en su lengua. Nunca en mi vida se
me habría ocurrido que iba a disfrutar del sabor de mí misma, pero en él, me siento como
si pudiera lamer toda su cara y nunca tener suficiente. Su lengua entra, bailando con la
mía, y después de unos minutos del beso, se aleja. Mis labios se sienten tan magullados e
hinchados como se ven los suyos.
Sostenemos la mirada, mientras lentamente arrastra su mano por mi lado antes
de tomar su polla dura en su mano y lentamente meterla en mi ansioso cuerpo. En el
segundo que se empuja dentro de mí, el resto del mundo desaparece, y nos unimos como
siempre lo hacemos, salvaje y frenéticamente. Pierdo la cuenta de cuántas veces
volteamos de acá para allá, ambos luchando por la posición de control.
Cuando caemos de la cama, se voltea para que su cuerpo se lleva la peor parte
del golpe, y grito su nombre cuando me estrello, y su pene me golpea más profundo que
nunca. Mis ojos ruedan en mi cabeza, y lo monto como si estuviera en una audición para
el primer puesto en un rodeo.
Estiro el brazo ciegamente, agarrándome a su mesita de noche para hacer
palanca, y clavo mis talones antes de levantarme casi por completo. Gruñe, y sus dedos
se hunden en mis caderas, casi hasta el punto de dolor.
—Dee...

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Le guiño antes de caer de nuevo duramente por su erección, y ambos gemimos
por el placer. Él no me da mucho tiempo para disfrutar tomándolo y teniendo el control.
Sé que me sigue la corriente cuando me deja tener unos minutos de diversión.
Me voltea fácilmente, y vagamente escucho algo estrellándose en el suelo antes
de que él golpee en mí duro y rápido, como a mí me encanta. Sus fuertes manos me
sostienen las piernas por la rodilla mientras se apoya en sus rodillas y empuja dentro de
mi cuerpo con fuerza. Cada vez que toca fondo, grito su nombre.
—Beck... bebé, ¡tan cerca! —Cierro los ojos cuando el placer se vuelve
demasiado.
—Ojos. Quiero ver tus ojos cuando te vengas.
Mis ojos se abren de golpe, y miro hacia arriba para ver sus ojos ardiendo de
lujuria. Una gota de sudor rueda por la punta de su nariz y cae entre mis pechos, me quema
la piel a medida que rueda lentamente hacia mi cuello. Da unas cuantas embestidas
profundas antes de inclinarse un poco hacia atrás y pone una de sus manos entre nosotros,
pellizcando mi clítoris entre sus dedos, entregándome el más delicioso dolor.
—Oh, Dios... ¡Oh, SÍ! —Trato de mantener los ojos abiertos para centrarme en
su cara, pero entonces un calidoscopio de colores brillantes se cierra sobre mi visión
cuando la fuerza del orgasmo se apodera de mi cuerpo.
—Se siente tan condenadamente bien... muy, muy bien. —Él sale, casi
liberándose de mi cuerpo, antes de empujar de forma rápida. Sus bolas se estrellan contra
mi culo, sus manos se aprietan contra mí, y gruñe antes de caer contra mi cuerpo.
Nos quedamos allí durante unos minutos antes de que salga de mí. Al instante
echo de menos la plenitud de él dentro de mi cuerpo. Me recoge del suelo y tira de mí
cerca, envolviendo sus brazos alrededor de mí con fuerza antes de besarme
profundamente.
—Eres un dolor en el culo a veces, pero maldición, cuando mi gata salvaje sale,
vale la pena cada segundo. —Giro mi frente hacia él, sin entender al principio, con el
ceño fruncido cuando se ríe en voz alta—. Dee, mira a tu alrededor. —Aparto mis ojos
de los suyos y miro alrededor de la habitación. Las sábanas están en el suelo, el colchón
está ligeramente colgando de su enorme cama, la mesita de noche volcada, y su lámpara
hecha pedazos en el suelo.
—¡Oh Dios mío! ¿Cómo terminamos haciendo esto cada vez? —Entierro mi
cabeza en su pecho, disfrutando de la sensación de su risa resonando contra mi cara.

Debería haber sabido mejor que no podría ser feliz. La felicidad y el amor no
son para mí. Fue una estupidez por mi parte pensar que podía confiar en esa sensación
exterior de pura felicidad, la confianza y el amor que sentí esa noche y los siguientes días
en los que estuve envuelta firmemente en los brazos de Beck.
Toda la felicidad que había sentido tuvo una muerte rápida, cuando una semana
más tarde, el imbécil del exmarido de Izzy se presentó en mi casa. No sólo casi mata a
Greg, sino que, si Izzy no hubiera tomado el control de la situación, no tengo ninguna
duda en mi mente de que ella y yo no nos habríamos salvado. La esperanza, la alegría, y
la creencia de que podía hacer esto murió ese día, y no importó lo que me dije, lo que

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Beck me dijo. Nada fue capaz de sacudirme del agujero oscuro hacia el cual mi mente
parecía correr.
Estaba perdida. Tenía miedo. Y lo peor de todo, estaba sola porque aparté lo
mejor que me ha pasado en la vida, cuando dejé que mi miedo tomara el control. La peor
parte, junto a la pérdida de Beck, fue que ni siquiera podía detenerme. Yo no quería parar.
La oscuridad se había convertido en mi mejor amiga, y todo lo brillante y feliz
simplemente parecía desvanecerse.
El tiempo se convirtió en un ciclo gris interminable. Me movía y actuaba como
si todo estuviera bien cuando había gente cerca, pero en el segundo que estaba sola, y las
telas de mi depresión se tejían a mi alrededor en un capullo lo suficientemente apretado
para asfixiarme, lo único que quería era que todo simplemente parara. Quería el final, y
cada mañana cuando me despertaba y me daba cuenta que no lo conseguía, me deslizaba
un poco más profundo.
Y no tenía a nadie a quien culpar sino a mí misma.

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Curación y aceptación

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6
Casi dos años después
Beck
—Te estás convirtiendo en la anciana de los gatos de la calle. —Coop se ríe,
recogiendo a uno de los gatitos que aparecieron en mi porche un día hace algunos meses—
. ¿Cuál es este? ¿Coño o Problemas? Sabes, es básicamente la misma maldita cosa. El
coño es problemas, y los problemas siempre vienen del coño. —Se ríe de su propia broma,
pero me quedo en silencio. Siempre estoy jodidamente en silencio en estos días.
—Síp. ¿Quieres una cerveza antes de que salgamos? —Solo me mira, así que
me encojo de hombros y me dirijo a la nevera, agarrando botellas para ambos. Cuando le
entrego su cerveza, me está mirando como si me hubieran crecido dos cabezas, no
exactamente una mirada que esté acostumbrado a estar recibiendo.
—¿Te estás sintiendo bien? Sé que el último año ha sido difícil, pero, ¿beber
antes del almuerzo? No es exactamente un movimiento de Sr. Perfecto, Beck. —Mi piel
se siente como si estuviera demasiado tensa cuando me mira con sus ojos preocupados.
Jesús, ¿cuándo me convertí en este tipo? Demonios, sé exactamente cuándo. Simplemente
no sé qué hacer al respecto.
—Estoy bien… solo tengo muchas cosas en mi mente en este momento. —Me
mira por unos segundos más antes de sacudir la cabeza y mirar hacia la puerta del garaje.
Me ocupo de limpiar las herramientas de mi más reciente proyecto en madera, limpiando
mi mesa de trabajo y barriendo el aserrín. Debería haber sabido que no podría dejar pasar
esto. Sé que todos se preocupan por mí. Veo la forma en que me miran, esperando a que
me quiebre o, tal vez, esperando a que explote. En este punto, estoy bastante seguro de
que ambas son opciones.
—¿Cuánto tiempo van a jugar a este juego ustedes dos, Beck? ¿No crees que sé
cómo pasas tus noches, sentado en tu casa como un jodido viejo? No tienes citas; trabajas,
lo cual estoy seguro que a todos les gusta ya que haces toda la mierda dura antes de que
nosotros siquiera tengamos abierto el expediente para iniciar un nuevo caso. Pero no te
estás haciendo ningún favor. Si Dee no quiere una relación o lo que demonios sea por lo
que estás luchando en esta guerra de un solo hombre, creo que es hora de seguir adelante.
—Se acerca, pone su cerveza en la nevera y toma una respiración profunda antes de
continuar. Durante todo el tiempo, estoy paralizado—. Cualesquiera sean sus
problemas… no son tuyos para preocuparte.
¿Qué puedo decir que no sea traicionar su confianza? Desearía poder gritar la
verdad en su rostro, porque no sabe ni la mitad de esta. Durante casi dos años he visto a
la mujer que posee mi corazón luchar para mantener su cabeza fuera del agua. Ni siquiera
su mejor amiga ve el dolor que está llevando en su espalda, porque ella lo esconde tan
bien. Pero no de mí. Nadie más estaba allí para recoger el alma rota de Dee y luchar para

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mantenerla entera después de que el exmarido de Izzy las atacara. Nadie más vio cuántas
veces sus bellos ojos oscuros perdían su chispa completamente. Y mientras todos los
demás han seguido adelante después del incidente, yo fui quien estuvo a su lado durante
meses antes de que ella finalmente me alejara.
La única cosa en la que he pensado es la preocupación profundamente arraigada
de que un día nos presentaremos en su casa y ella se habrá ido. Hago lo que puedo desde
la barrera, pero incluso yo sé que no es suficiente. Izzy está demasiado ocupada con Axel
y su hijo, Nate, para siquiera notar hasta qué punto Dee se está deslizando lejos de
nosotros. Greg y su nueva esposa, Melissa, y su hijo, Cohen, están disfrutando de su nueva
vida como una familia. Honestamente, después de todo por lo que esos dos han pasado
recientemente, no es una sorpresa que él no lo haya notado. Que secuestren a tu hijo puede
hacerle eso a alguien.
No, las dos personas más cercanas a ella, quienes serían capaces de ver a través
del velo de mierda que lleva alrededor, están demasiado ocupadas. Y la única persona
que quiere más que nada estar allí para ella ha sido bloqueada. Por lo tanto, sí, estoy un
poco jodido en este punto.
—No puedo evitarlo, Coop, y sé que no lo entiendes, así que ahórrame la mierda.
No puedo solo apagar esta mierda. —Termino de barrer la última pila de aserrín y después
de volcarla en la papelera, vuelvo a mirar a Coop—. Ella me necesita. No sé cómo
explicarlo, pero cuando la miro, incluso cuando ella está sonriendo y riendo con las
chicas, todo lo que veo es la necesidad.
—Sí, bueno, no voy a pretender entender de dónde estás viniendo porque nunca
me he sentido así, pero tienes que preguntarte si solo estás viendo algo que deseas que
esté allí porque todavía estás luchando por algo que solía ser. ¿Alguna vez pensaste que
tal vez ella no es la misma chica que conociste?
—No, porque si pensara así, sería otra persona que renuncia a ella. Ven, vamos
a llegar tarde si no dejamos de hablar como un par de malditas chicas y llegamos a la casa
de Greg.
Me tomo unos minutos para cambiarme mi ropa de trabajo y me pongo unos
jeans viejos y una camiseta negra desteñida antes de dirigirnos a la casa de Greg y Melissa
por la fiesta de cumpleaños de Cohen. Cuanto más nos acercamos, más energía nerviosa
fluye a través de mi sistema. La siento cada vez que sé que estoy a punto de encontrarme
cara a cara con Dee.
Dios, por favor no dejes que tenga una cita.

La fiesta está en modo de caos completo cuando entramos. Coop, siendo Coop,
se dirige directamente hacia los niños y comienza a actuar alguna extraña imitación de un
ninja. Pateando sus piernas y agitando los brazos a su alrededor, parece más como si
necesitara atención médica por segundos. Cohen está en el medio de cerca de unos diez
pequeños de su tamaño, todos ellos riéndose del extraño hombre frente a ellos.
A Coop le toma aproximadamente un segundo demasiado largo darse cuenta en
lo que acaba de meterse.

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—¡Coopie! —Y en un destello de cabello rubio, mallas negras y una capa
dorada, Sway salta a la palestra y abraza a Coop fuertemente. Cohen empieza a reírse
histéricamente cuando Sway empieza a saltar alrededor, agitando los brazos, pateando
sus piernas y batiendo su larga cola de caballo rubia alrededor. Coop, no queriendo ser
menos, se une y en poco tiempo todos los niños están actuando como pequeñas hienas
aullantes.
—Hola, me alegra que pudieras venir. —La voz de Melissa rompe a través de la
locura y envuelve sus brazos a mi alrededor, dándome un pequeño abrazo antes de
retroceder. Greg es justo detrás de ella y me da una de sus miradas duras, lo que solo me
hace atraerla para otro abrazo y besarla suavemente en la mejilla. Cuando es apartada de
mis manos y hacia los brazos de Greg, los dos nos reímos. Sí, es de alguna manera
demasiado fácil molestarlo en estos días. Desde que ella descubrió que está embarazada
de gemelos, él se ha vuelto casi insoportable con su posesividad.
—Cálmate, bestia. —Melissa se ríe, alejando sus brazos.
Sus ojos todavía están quemándome cuando finalmente habla.
—No la toques. ¿Quieres un poco de pastel? —Me río antes de seguirlos a través
de la locura hacia la cocina. La tensión que ha cedido lentamente de mis hombros cuando
llegamos aquí vuelve, arrojándose con venganza. Allí está ella, tan hermosa como
siempre, riendo con Izzy y Emmy.
Está usando uno de mi par de jeans favoritos que abrazan su culo perfectamente
y muestran sus largas piernas tonificadas. Su camisa es una de esas cosas sueltas que
cuelga libremente de una manera atractiva. Es transparente, así que todavía puedo ver su
cuerpo apretado y su pecho lleno metido en una camiseta de tirantes negra apretada. Casi
me trago mi lengua cuando veo sus zapatos. Esa mujer podría tenerme lamiendo el suelo
solo para tenerla en esos tacones y solo esos tacones. Rojo profundo y muy altos.
Tentación en piernas.
Me aclaro la garganta y hago que mi erección baje. Lo último que necesito es
parecerme a un espeluznante viejo poniéndome duro en la fiesta de cumpleaños de un
niño de cuatro años. Sí, eso no se vería bien en absoluto.
Sus ojos saltan a donde yo estoy apoyado en el marco de la puerta que conduce
a la cocina. Puedo decir el segundo exacto en que la pared que tiene levantada comienza
a asegurar todas sus cerraduras adicionales y el vidrio a prueba de balas comienza a subir.
Literalmente, puedes verla protegiéndose a sí misma. Y lo peor de todo, la parte que me
desgarra directo hasta el puto corazón, es que ella está protegiéndose a sí misma de mí.
—Izzy, Em, Dee… es bueno verlas. —Me doy vuelta y camino de regreso a la
sala de estar. No tiene sentido quedarme donde no me quieren.

51
7
Dee
Qué desastre. Debería saber por ahora que mi cuerpo reaccionará al estar cerca
de él, incluso si le ruego que no lo haga. Mi terapeuta sigue diciéndome que es el momento
de confiar. Es hora de dejar ir mis miedos y los fantasmas del pasado que se interponen
en el camino de mi felicidad. Ella dice que no puedo seguir condenando a todos a mi
alrededor por los delitos de otros. La parte racional de mí sabe que tiene razón, pero
entonces recuerdo, por billonésima vez, lo que sucede cuando el chico bueno se convierte
en el diablo. Se está haciendo más fácil, sin embargo. Me siento más fuerte y eso en sí es
un gran paso para mí.
Miro a mi alrededor, a los rostros felices de mis amigos y siento el tirón de
costumbre en mi corazón. El amor pintado tan claramente por todos lados, es casi
demasiado para tomar. Demonios, incluso la tímida y pequeña Emmy parece sonreír y
reír más.
Todo el mundo es feliz.
Todo el mundo es amado.
Todo el mundo está cegado por esa perfección.
Sonrío, colocando mi apariencia de “estoy muy feliz” y me excuso del grupo. Sé
que vi a Maddox entrar hace un rato y si planeo conseguir la información que necesito de
él sin otros alrededor, tengo que hacerlo pronto o pasarán horas antes de tener la
oportunidad de acorralarlo solo.
Durante los últimos meses, he estado tratando de evitar que uno de estos simios
sobreprotectores se inmiscuya en mis asuntos en la oficina. La rama de mi agencia de
seguros en Carolina del Norte ha estado teniendo problemas. Grandes problemas. Solo
me enteré de ello porque uno de nuestros clientes más grandes llamó para informarnos
que iban a mudar su cuenta a otra agencia. Una que afirmaba podría darles mejores tasas.
Conociendo malditamente bien que eso no era cierto, empecé a cavar y cuando encontré
el número de veces que su cuenta había sido cobrada en exceso, me sorprendió. Cuando
empecé a entender que el problema era más grande de lo que me había dado cuenta, o
alguna vez imaginado, supe que era momento de pedir ayuda.
Introducir a Maddox. Me ha estado ayudando, con la promesa de que mantendrá
la boca cerrada a menos que note algo potencialmente peligroso. ¿Qué tan peligroso
podría ser esto?
La única ventaja del gigante pedazo de mierda en que se ha convertido mi
empresa es que no tengo tiempo para extrañar a Beck. Bueno, no tengo tiempo para
extrañarlo con la misma intensidad aplastante en mis huesos. Aun así, no siempre será

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fácil estar en la misma habitación con él. No cuando puedo sentir la línea invisible que
parece conectarnos tirando fuertemente de mí cada vez que estamos CERCA del otro.
Ha habido un puñado de veces en los últimos dos años en los que no he sido
capaz de mantener esas paredes en alto por mucho tiempo y nos hemos juntado con el
mismo amor feroz que siempre creamos. Y cada mañana después, me aseguro de haberme
ido mucho antes de que incluso se despierte. Ninguno de los dos menciona esos momentos
robados, pero lo sé… sé que desea que solo una vez esté allí por la mañana. Me he hecho
una promesa a mí misma de que esta última vez terminaría. No más hacerle daño porque
soy demasiado débil para mantener mis paredes en alto.
—¿Buscándome?
Estoy tan perdida en mis pensamientos que casi choco contra Maddox. No me
da la oportunidad de caer porque sus manos se disparan para estabilizarme hasta que
recupero el equilibrio.
—Uh, sí. —Levanto la mirada hacia sus ojos ilegibles. Maddox siempre ha sido
el maestro de no revelar nada cuando lo miras. Su cara casi siempre está libre de
expresión, sus ojos duros sin fondo y su gran figura nunca es menos que intimidante. Para
ser honesta, él me asustaría demasiado si me lo encontrara en las calles. Maddox Locke
luce como un hombre que come bebés para el desayuno.
—Me encontraste. —Su arenosa y profunda voz retumba en su normal forma de
hablar de “tan pocas palabras como sea posible”.
—Sí, me di cuenta cuando tu duro pecho casi me noqueó. ¿Solo ibas a dejar que
me rompiera el cuello? —Mi paciencia, en su mayor parte, se encuentra en pequeña
cantidad en estos días, pero por alguna razón, Maddox y todas sus tendencias de imbécil
simplemente funcionan para mí. Sé que parte de ello es que él sepa algo acerca de mí que
nadie más sabe.
—Probablemente. Parecías bastante perdida en tus pensamientos, así que no
estoy seguro de que incluso me hubieras escuchado decir nada, de todos modos. También
he notado que Beck y tu están haciendo su mierda normal. ¿De cuál quieres evitar hablar
más?
—No seas imbécil, Mad. ¿Encontraste algo de los archivos que te envié? —
Estoy bastante segura de que sueno tan desesperada como me siento, tal vez incluso en el
límite maníaco en este punto. Sé que me dijo que no diría nada a los otros, pero
dependiendo de lo que haya encontrado, podría cambiarlo todo. Y la última persona que
necesito que descubra que estoy en problemas es Beck.
—Sí.
¿Eso es? ¿Somos serios en este momento?
—Por favor, no juegues conmigo. Esto es grave, Maddox.
—Sí, sé que lo es. Sé que es grave porque he cavado lo suficientemente profundo
como para saber exactamente cuán peligroso puede ser para tu pequeño y bonito culo si
sigues siendo tan obvia con tu trabajo de investigación. Infiernos, bien podrías aparecerte
y decirle a toda la oficina lo que estás buscando. —Estrecha sus ojos y hace ese estúpido
resoplido y cosa ronca que se supone me ponga en mi lugar. No hay oportunidad de que
eso ocurra.

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—Dime lo que has encontrado. Por favor. —Sé, incluso antes de que abra la
boca, que no me va a gustar lo que me diga.
—Adam Harris. ¿Edad treinta y seis, soltero, agente de tu compañía durante los
últimos ocho meses?
—Sí, sé de quién estás hablando. Lo contraté yo misma. Tenía una buena hoja
de vida y todas sus referencias revisadas. Puede que no haya terminado entre los mejores
de su clase ni nada, pero tenía suficiente historial de trabajo en el ámbito de los seguros
para que le diera una oportunidad. Infiernos, ¡su último empleador me dijo que no quería
dejarlo ir! —Está bien, podría estar a punto de perder la calma porque este tipo no estaba
cerca de mi radar.
—Ese sería el elegido. Parece que el Sr. Harris tiene una pequeña mala
costumbre. El tipo de hábito que cuesta mucho mantener el ritmo. —La expresión de
confusión en mi rostro debió haber mostrado inmediatamente el hecho de que no estoy
siguiéndolo exactamente, porque casi en el último momento, agregó—: Drogas, Dee. Está
tan endeudado con su distribuidor de drogas que no estoy muy seguro de cómo todavía
respira.
—¿Qué? —jadeo.
—Dee, revisé su historial financiero y lo mejor que puedo decir es que está en
números rojos por todas partes. Está en ejecución hipotecaria, camioneta embargada y
eso ni siquiera cuenta los estados de cuenta bancarios negativos y al menos cincuenta mil
de deuda en tarjetas de crédito. Parece que de todos los informes de la compañía que me
has dado, solo ha hecho esto a una cuenta. No fue suficiente para conseguir sospecha,
hasta hace poco tiempo. Mi conjetura es que se estaba acercando a la desesperación y eso
hace que la gente como él se descuide.
Solo lo miro fijamente con incredulidad. Conozco a Adam. Infierno, he ido a
cenar con él un par de veces en mis viajes de regreso a Carolina del Norte. Le he contado
acerca de mi vida aquí. No puede estar haciéndome esto a mí.
—Tienes que estar equivocado. No se ve como si fuera tan… malvado. —Trato
de calmar mi respiración y cuando no lo consigo, me apoyo contra la pared del pasillo
antes de deslizarme hacia el suelo.
Maddox suspira antes de agacharse frente a mí, toma mi rostro entre sus manos
y me obliga a levantar la mirada.
—Calma tu mierda, Dee. Te dije que iba a investigar y lo hice. Ahora que los
dos sabemos lo que está pasando, es momento de dejar que los demás entren. No hay una
maldita forma de que sea lo suficientemente seguro para ti tratar de solucionar esto por
tu cuenta.
Antes de que pueda responder, una voz enfadada corta a través del silencio y
salto tan alto que mi barbilla golpea la nariz de Maddox. Veo con horror a medida que
sus piernas ceden y cae de culo. Ni siquiera parece preocupado por la sangre saliendo de
su nariz; está más preocupado por tirar hacia abajo la pierna de sus jeans que ha subido
hasta la mitad de su pantorrilla. Su cabeza se levanta bruscamente cuando mi jadeo hace
eco a nuestro alrededor. Sus ojos inexpresivos están ahora llenos de ira y pánico.

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—Mantendré el secreto por ahora, Dee, pero no te atrevas a decir una palabra
acerca de esto a las chicas. —Salta y se alejada, golpeando rudamente a Beck en el
hombro.
Debo estar en estado de shock porque ni siquiera me muevo. Mi mente está fuera
de control con toda la información que Maddox me dijo y con lo que vi cuando se cayó.
Ni siquiera me doy cuenta cuando Beck entra en mi espacio. Aun mirando a lo lejos,
siento sus manos alrededor de mis bíceps y levantándome para ponerme de pie frente a
él. Su cuerpo está vibrando de rabia.
—¿Qué demonios era eso?
Me toma un segundo poner las piezas juntas, pero cuando lo hago, mis ojos se
abren. Él piensa que yo y Maddox... Que Maddox y yo… Oh, mierda.
—No es lo que parece, Beck —susurro.
—Correcto, así que no estabas sentada aquí en un pasillo oscuro y todo acogedor
con uno de mis amigos más cercanos. ¿Eh? No soy lo suficientemente bueno para ti, ¿pero
Maddox lo es?
Nunca he visto a este Beck enfadado antes. Lo he visto enojado, pero nunca de
esta manera.
—Solo me estaba ayudando, Beck. No es fácil estar aquí y estaba pasando un
mal momento. Todo lo que estaba haciendo era hablarme, tratando de conseguir que
dejara de estar molesta y disfrutara de la fiesta. ¿Puedes por favor calmarte? —No es
exactamente la verdad, pero tampoco es una mentira.
Toma un segundo; puedo ver claramente que se calma. Una de las cosas que me
gusta de él es su capacidad de controlar sus emociones. No oculta nada de mí. Puedo ver
la ira desvanecerse y en su lugar hay confusión, que rápidamente se convierte en dolor.
Dolor porque no era él quien fuera capaz de consolarme. Y, por último, la comprensión
cae. Puede que no le guste, en realidad sé que él no lo hace, pero aun así pone sus
sentimientos a un lado y comprende. Maddox y yo no estábamos juntos de una manera
lujuriosa. Se trataba de Maddox estando ahí para mí como un amigo. Por todo lo que nos
he hecho pasar, lo único que le importa es que esté bien, incluso si él no es quien está
haciendo posible que yo esté de esa manera.
No lo merezco. Ahora lo sé. Pero lo peor de todo, en este momento, sé que no
hay manera de que este hombre frente a mí pudiera ser ningún otro que el Sr. Perfecto. Él
nunca podría ser de lo que he estado huyendo. Todo el tiempo, él ha estado justo frente a
mi rostro, prometiéndome el mundo y yo no podía verlo. Eso es todo lo que se necesita
para que empiecen las lágrimas y todo mi cuerpo se sacude con sollozos silenciosos.
Nos rompí.
Lo rompí.
Y solo continúo rompiéndome.

55
8
Beck
Mi corazón todavía late rápidamente ante la vista de Maddox con las manos
sobre Dee. El lado lógico de mí sabe que él nunca haría un movimiento sobre ella, pero
el examante celoso y posesivo solo la vio en sus brazos.
Ahora todavía estoy a punto de enloquecer, pero no a causa de los celos. Esta
vez, es porque la mujer que amo está rompiéndose… otra vez. Ni siquiera puedo recordar
todas las veces que he estado en esta posición con ella. Justo después del ataque de
Brandon, ella pasó la mayor parte de ocho meses de esta manera. Podría haber sido más,
pero ella me empujó y no me dejó entrar por otros dos meses siguientes a eso.
La única razón por la que sé lo mal que estuvo fue porque me negué a irme.
Antes de que se cerrara a mí por completo, estaba con ella tanto como pude estar, tanto
como ella lo permitía. Ella vivió con Izzy y Axel por un tiempo, pero aun así venía.
Todavía me sorprende que ninguna de estas malditas personas en nuestras vidas notara el
dolor con el que ella estaba lidiando. Estuvo viviendo bajo el techo de su propia mejor
amiga y ni siquiera ella se dio cuenta. Cuando llegó el punto en el que estuve más
preocupado de que ella se hiciera daño, supe que era el momento de conseguir más ayuda
de la que podía ofrecer.
Sé que todavía está viendo a la Dra. Maxwell. A lo largo de los años, ella se ha
equivocado y me lo contó. Hemos tenido nuestro puñado de encuentros, esos momentos
en los que pienso que podría estar teniendo a mi chica de vuelta, solo para que las
esperanzas mueran por la mañana.
Todos los que nos rodean ven nuestra jodida relación y no hacen nada más que
juzgar. Solo ven el exterior, la decoración de vitrinas. No ven este lado de Dee. No la ven
cuando golpea sus puntos más bajos y me llama a las dos de la mañana porque está
aterrada de que alguien esté en su casa. No han recibido su llamada diciéndoles que el
mundo sería mejor sin alguien tan dañado. No, todo el mundo ve a la perfecta Dee, la
feliz Dee y la Dee que nunca deja de sonreír, incluso cuando se está muriendo por dentro.
He observado esto ocurriendo un montón en mis hermanos cuando volvíamos de
una misión que fue mal. Los he visto completamente desmoronados e incluso he visto a
alguno de ellos perdiendo la pelea. No se necesita un médico para decirme que ella ha
estado, y lo más probable es que todavía esté, sufriendo de trastorno de estrés
postraumático. He visto las señales de que se está poniendo más fuerte en los últimos
meses, pero aún no es la Dee que era antes de que ese idiota violara su seguridad.
—Shh, te tengo Dee. —Mientras la empujo en mis brazos, presiono su cabeza
en mi pecho y hago lo único que sé hacer. Sólo estar allí. Independientemente de cómo
las personas que nos rodean piensen que estoy perdiendo el tiempo, me niego a creerlo.
Conozco a la mujer que oculta debajo de todo este dolor—. Cálmate. Todo está bien.

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Sé que no podemos sentarnos aquí en el pasillo. No va a pasar mucho antes de
que alguien venga en busca de un cuarto de baño y entre en un momento muy privado.
Sin perder el agarre sobre ella, me agacho y recojo sus piernas en mis brazos. Ella se
acurruca aún más en mi cuerpo y presiona su cabeza contra mi cuello.
Camino más lejos del ruido de la fiesta y entro a la oficina de Greg, cierro la
puerta y camino hacia el sofá. Cuando me siento, ella todavía no quita el rostro de mi
cuello. Sus brazos están sujetados firmemente alrededor de mi torso. Sé que no hay nada
que pueda decir en este momento para hacerlo mejor, así que solo la abrazo, ofreciéndole
la única cosa que me gustaría que tomara y nunca dejara de lado. Yo.
Cuando el último temblor deja su cuerpo y el agarre de tornillo que tiene sobre
mí se afloja ligeramente, por fin puedo respirar con un poco más de facilidad. Espero
unos minutos más hasta que ella levanta la cabeza de mi cuello. Mira alrededor de la
habitación antes de finalmente hacer contacto visual conmigo. Sus hermosos ojos
marrones están inyectados en sangre e hinchados con rímel corriendo por su rostro. Sus
mejillas están hinchadas y con manchas rojas. Luce terrible, pero nunca se ha visto más
hermosa para mí. Está desnuda y vulnerable en este momento. Esta es Dee, mi Dee y no
alguna farsa fantasía que proyecta al mundo a su alrededor.
—¿Estás mejor ahora?
Asiente, sin apartar la vista.
Presiono.
—¿Estás lista para derrumbar alguna de esas paredes?
Asiente de nuevo.
Quiero tanto preguntarle si está lista para ser mía otra vez, pero sé que no está
preparada para eso.
—¿Has dejado de huir?
Sus ojos se agrandan y puedo ver las ruedas empezando a girar, tratando de
encontrar una salida a esta pregunta.
—No sé, Beck. Sé que no es lo que quieres oír, pero simplemente no lo sé. —
Suspirando, deja caer sus ojos a su regazo, donde apoya sus manos. Extiendo la mano y
cubro ambas manos suyas con una de las mías, acariciando su piel suave con mi pulgar.
—Está bien, Dee. Sabes que estoy aquí cuando estés lista. ¿Sigues viendo a la
Dra. Maxwell? —Aguanto la respiración, esperando a que ella responda, porque si me
dice que no, entonces esta ruptura significa que ella se ha dirigido de nuevo a ese lugar
oscuro en el que vivió durante un tiempo.
—Sí, estoy mucho mejor. Todavía tengo momentos, obviamente, pero no he
tenido uno en un par de semanas. —Suena tan débil. Todo lo que quiero hacer es
solucionar esto por ella, pero sé que no le estaré haciendo ningún favor y sé que, si
precipito su curación solo para sentirme mejor, nuestra relación no se construirá en nada
lo suficiente fuerte como para asentarse.
—Te creo. Ahora, ¿que ha estado ocurriendo que te tiene bajando de nuevo? —
Mantengo mi voz en un susurro para que sepa que no estoy enojado, solo intentando estar
aquí para ella.

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—No es nada, solo tuve un momento. —No me mira, así que sé que está llena
de mierda, pero no presiono.
—Dee, sabes que puedes hablar conmigo. Después de todo lo que tú y yo hemos
pasado, tienes que saber que puedes confiar en mí con cualquier cosa.
Vacila ligeramente, mirándome a los ojos de nuevo antes de dejar caer su mirada
de nuevo a nuestras manos. El dolor en sus ojos es casi demasiado para tomar.
—Quiero contarte. Lo quiero y lo haré. Solo tengo que hacer esto por mi cuenta.
Tengo que ser lo suficientemente fuerte por mí sola. —Por primera vez en casi un año,
siento la primera chispa de esperanza. No se está derrumbando de nuevo; esto es solo un
golpe rápido en su curación. Quiero saltar del sofá y gritar. Esta es la primera vez que me
ha admitido que quiere dejarme entrar.
—Muy bien, Dee. Lo entiendo, pero sabes que estoy aquí. Quiero estar aquí y
cuando estés lista, todo lo que tienes que hacer es decir la palabra.
—Realmente lo entiendes, ¿verdad? ¿Qué estoy intentándolo?
—Sí, de verdad lo hago. Sé que estás sufriendo. Te he visto herida durante tanto
tiempo y, nena, sabes que lo sacaría de ti en un segundo. ¿Pero en este momento? En este
momento, puedo ver la pelea de regreso y no podría estar más feliz. Hemos pasado por
muchas cosas juntos, Dee, y en este momento, no podría estar más orgulloso de ti.
Buscándola, la empujo en mis brazos y la abrazo con fuerza. En mi interior, sé
que algo está pasando, pero tengo que dejarla hacer esto. Tengo que dejar que luche por
sí misma antes de que esté lista para que alguien luche con ella.

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9
Dee
Después de que me calmara, Beck salió de la habitación para agarrar mi bolso
así podía asearme antes de regresar a la fiesta. Regresó por la puerta con su sonrisa
demasiada guapa para describirla con palabras.
Parece que fuera lo que fuera lo que sucedió entre nosotros aligeró algo del peso
de su espalda. Si soy honesta conmigo misma, también me siento más ligera.
Justo antes de que él abriera la puerta para dejarme sola para alistarme, digo las
palabras que le debería haber dicho un año atrás.
—Gracias por estar ahí, por estar siempre ahí y no dejarme caer.
Su cuerpo se pone tenso y veo que sus nudillos se ponen blancos de lo duro que
está agarrando el pomo de la puerta. Su cabeza cae por un segundo antes de darse vuelta
y se dirigirse hacia donde estoy de pie en medio de la oficina de Greg. Sin darme un
segundo para adivinar sus intenciones, agarra mi cabeza con gentil fuerza y aplasta sus
labios contra los míos.
Se siente como si cada centímetro de mi cuerpo estuviera en llamas. No hace un
movimiento para profundizar el beso, pero aun así se siente como uno de los besos más
íntimos que hemos compartido. Mis manos apoyadas contra sus lados se hunden cuando
trae su cuerpo más cerca hasta que me tiene presionada contra la pared. Mantiene sus
labios apretados a los míos antes de levantarse y darme unos besos más pequeños. Aparta
su rostro, pero manteniendo su dominio sobre mí, sonríe; todo el amor que quiere que yo
crea brilla tan brillante que me siento físicamente acalorada por este.
—¿Aún no lo sabes? No podrías mantenerme lejos, aunque lo intentaras. —
Guiña un ojo y presiona sus labios contra los míos una vez más. Luego sale por la puerta
y a pesar de que la cierra suavemente, el chasquido cuando se cierra hace ecos en toda la
habitación como un disparo. Todavía puedo sentir su delicioso beso minutos después de
que se ha ido. Estoy aquí en el mismo lugar, con la punta de mis dedos presionados a mis
labios y por primera vez en mucho tiempo, sonrío con una verdadera sonrisa de pura
felicidad.
Tal vez las cosas están empezando a mejorar.

Me toma unos buenos treinta minutos antes de que parezca lo suficientemente normal
para volver a la locura erupcionando en el interior de la casa Cage. Al segundo en que
rodeo la esquina y entro a la cocina, choco contra el mismísimo cumpleañero.
—¿Qué estás haciendo aquí solo? ¿Buscando robar un poco de helado cuando tu
madre no está mirando? —Sonrío, pero como siempre, este chico puede ver directo a

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través de mí. Cruza sus pequeños brazos sobre su pecho e inclina la cabeza hacia un lado,
estudiándome con una intensidad que me pone nerviosa.
—Tía Dee, tu rostro se ve gracioso. —Déjaselo a Cohen; juro que ese chico no
tiene filtro.
—Gracias, pequeño. Tu capa se ve divertida. —Saco mi lengua hacia él y cuando
su adorable rostro estalla en una gran sonrisa, sé que ha olvidado todo sobre mi “rostro
divertido”.
—Mi capa es impresionante. Me da magia y hace que todo el mundo me ame.
—Planta sus manos sobre sus caderas y me mira como si todo esto debería ser de
conocimiento común, lo cual lo es, pero aun así es lindo escucharlo explicarlo. Sus
diminutas cejas están fruncidas y sus labios están empujados en un pequeño y adorable
puchero.
—Ajá, ¿y apuesto a que la capa mágica también te mantiene alejado de los
problemas? —Inclinándome y arrodillándome delante de él, miro sus ojos marrones que
están tan llenos de inocencia que un incómodo anhelo se dispara a través de mi corazón—
. Realmente eres el niño más genial de cuatro años que conozco.
—Lo sé. —Sonríe ampliamente.
—¿Y cuántas veces te has metido en problemas desde que te la pusiste esta
mañana? —pregunto con una sonrisa.
Su sonrisa se vuelve aún más grande, hasta el punto donde parece que lo
espeluznante está saliendo de él.
—¡Dos veces! —grita en mi rostro, levantando los dedos—. Dos veces, pero fue
culpa de mamá la primera vez. La salchicha de papá estaba fuera y yo solo estaba tratando
de evitar que ella la viera. —Se inclina hacia mi rostro, tan cerca que nuestras narices se
tocan—. No se supone que las chicas vean las salchichas, tía Dee. Y la salchicha de papá
estaba molesta porque mamá la vio. ¡Estaba tan molesta que estaba apuntándola!
Oh. Mi. Dios. Cómo diablos voy a ser capaz de evitar soltar una risa está más
allá de mí. Cuando miro por encima de su cabeza, veo a Greg sacudiendo la cabeza con
un ligero rubor en sus mejillas. Lo pierdo, riendo tan fuerte que caigo sobre mi culo.
Cohen, completamente ajeno al hecho de que acaba de hacerme saber que interrumpió a
Greg y Melissa, empieza a reírse conmigo. Trato de detenerme, pero la risa sigue
llegando. Tal vez algo de la tensión de antes todavía está tratando de escapar, pero al
infierno, este chico podría hacer del peor de los días el mejor.
—Está bien, está bien… vamos, héroe cumpleañero, tienes que usar el baño y
volver a tu fiesta. —Antes de levantarme, lo jalo hacia mis brazos y le doy un gran abrazo.
Sus pequeños brazos se envuelven fuertes alrededor de mi cuello y me aprieta con
fuerza—. Te amo, Cohen. Tienes razón, esa capa seguro que funciona.
—¡Lo sé! —Me da un beso en la mejilla antes de salir corriendo por delante de
mí y cerrar la puerta del baño.
Bueno, supongo que me uniré a la fiesta. Me pongo de pie y sacudo el polvo de
mi trasero. Cuando levanto mi mirada, noto que Beck se ha unido a Greg en la cocina.
Me da una cálida sonrisa y puedo decir con solo mirar sus ojos que también atrapó ese
momento entre Cohen y yo.

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—Me encanta escuchar esa risa, Dee. Ha pasado demasiado tiempo. —Y con
eso, se da la vuelta y regresa por la puerta hacia la sala de estar.
Debo haber estado parada allí por un tiempo, simplemente mirando la puerta que
él atravesó, porque cuando Greg se aclara la garganta, salto ligeramente.
—Debes haber estado bastante lejos en ese momento. Ni siquiera te diste cuenta
que Cohen pasó volando junto a ti. —Sonríe, pero es cautelosa.
—Sí, debo haberlo estado.
—¿Estás sintiéndote bien? Sé que las cosas han estado bastante locas por aquí
últimamente, pero sabes que puedes venir a mí si alguna vez quieres hablar. —Es en
momentos como este que solo quiero gritarle. No es su culpa. Han pasado muchas cosas
en su vida en los últimos meses, pero todavía duele saber que alguien tan cercano a mí ha
estado completamente ciego. Quiero gritar por todas las veces en que lo necesité, pero él
estaba demasiado preocupado por Izzy. Todas las veces que lo necesité, pero estaba
demasiado ocupado enamorándose. Sé que no es justo pasarle ninguna culpa, pero para
alguien que me conoce mejor que la mayoría de nuestros otros amigos, no me conoce en
absoluto.
—Estoy bien. Solo pasando por algunas cosas, eso es todo. —Pego mi sonrisa
perfectamente practicada de “Estoy en la cima del mundo” y espero para ver si es capaz
de ver más allá de mi máscara.
Dios, estoy tan harta de esta máscara.
Me mira un instante antes de sacudir su cabeza.
—He sido una mierda de amigo últimamente. Sé eso, pero no es excusa. Puede
que engañes a las chicas, pero estoy pendiente de ti, Dee. Ni siquiera me habría dado
cuenta si no hubiera sido por ese pequeño quiebre que vi. Y antes de que te vuelvas loca,
nadie más lo vio. Cuando vi que Beck te tenía, despejé la cocina y los mantuve lejos del
salón de atrás. ¿No quieres decirme lo que tienes en tu mente? Duro. Vamos a hablar y
vamos a hablar pronto.
Estoy totalmente sorprendida cuando él básicamente se para allí y me regaña
como a un niño. ¿Qué demonios está sucediendo hoy? Nadie, ni una sola de estas personas
se ha dado cuenta de nada en absoluto desde la primera vez me estrellé y me incendié. No
se dieron cuenta cuando me resbalé mucho más allá del nivel de estar bien. No se dieron
cuenta cuando pensé en quitarme la vida. Y ni siquiera se dieron cuenta cuando empecé
a tratar de beber para alejar el temor.
Ni uno solo de ellos, a excepción de Beck.
—¿Podemos simplemente olvidarnos de esto durante el día? No dejemos que
mis problemas sean la nube oscura en el cumpleaños de su hijo. Por favor, Greg.
Él me da una mirada de compasión antes de abrir sus brazos. Entro en los brazos
familiares y reconfortantes de uno de mis mejores amigos y tomo el apoyo que está
ofreciendo.
—Y no te atrevas a mencionar la pequeña historia de la salchicha de Cohen —
dice contra mi sien—. Tuviste tu risa, pero maldición, Dee, ese niño nació con un sensor
interno de bloqueador de polla. Solo ahora estoy logrando olvidar la última vez que Cohen
le dijo al grupo sobre ver a Melissa “abrazando a papá debajo de las sábanas”.

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Comienzo a reír de nuevo y justo así mi estado de ánimo se eleva ligeramente.
—Mis labios están sellados, pero G, puede que desees considerar conseguir un
cerrojo de seguridad o algo más seguro para tus actividades de dormitorio. —Me río aún
más fuerte cuando noto que realmente está considerando mi comentario—. Vamos,
condenado raro, vamos a tener una fiesta de cumpleaños.

El resto de la fiesta pasa con risas, regalos y algunas rabietas, todas las cuales
son de Coop cuando le decimos que no puede conducir el nuevo auto de Cohen de cuatro
ruedas y tamaño de niño. Juro que el hombre es un niño atrapado en el cuerpo de un
hombre adulto. Cuando Sway se ofrece a abrazarlo más, Coop cierra la boca muy rápido.
—Dios, estoy tan contenta de que esos niños se hayan ido —dice Melissa
mientras se deja caer sobre el regazo de Greg—. Pero definitivamente no estoy lista para
limpiar este desastre. —Se ríe antes de apoyar la cabeza contra su hombro. Observo
mientras Greg aprieta su agarre inconscientemente, ni una sola vez interrumpiendo su
conversación con Axel y Maddox, y lleva su palma hacia arriba para apoyarse en su
adorable vientre.
—Este fue un día increíblemente largo. Incluso Nate se cansó antes de su
almuerzo y ese niño nunca se pierde una comida. —Izzy se ríe, sacudiendo la cabeza un
par de veces.
Miro alrededor de la habitación y disfruto de mi “familia”, perdiéndome en mis
pensamientos de nuevo. Parece que fue ayer que nuestro trío de Greg, Izzy y Dee se
convirtió en esta gran y encantadora familia. Incluso en mi momento más oscuro, creo
que sabía que estos chicos no me lastimarían. Todo lo contrario, protegerían a las mujeres
en sus vidas hasta el extremo. No siempre pensé eso, pero ellos lo han demostrado una y
otra vez. Todavía punza cuando pienso en lo bien que mi máscara protectora oculta mi
dolor de cada una de estas personas que amo… bueno, de todos menos uno de ellos.
Esa única persona que en este momento está mirándome desde el otro lado de la
mesa sin ocultar ni una sola de sus emociones. Nop, no es John Beckett. Él me está
mirando como lo hace siempre. Con amor, anhelo y completo éxtasis.
Jesús, entre mis problemas con la empresa, mi jodida cabeza y mi corazón que
late por un solo hombre, ni siquiera sé qué sentido es hacia arriba. Con una nota mental
para hacer una cita extra con la Dra. Maxwell esta semana, me sacudo de mi encogimiento
y me centro de nuevo en la conversación a mi alrededor.
—… en concierto el próximo mes —dice Emmy con su voz suave. Está mirando
directamente hacia mí, así que al parecer me he perdido de algo.
—Lo siento, ¿qué fue eso? —pregunto.
—Dee, saca tu cabeza de las nubes. —Izzy se ríe. Oh, mi estúpida y maravillosa
mejor amiga. Si tuviera alguna idea de cómo ha sido mi vida, no haría chistes. Sin
embargo, no es su culpa que ella esté mirando la vida a través de sus gafas de color rosa
y sea completamente inconsciente de que la he necesitado más que nunca.
—Me atrapaste. —Me río, pero incluso a mis propios oídos puedo escuchar cuán
falso suena—. ¿Quién va a venir a la ciudad? Lo siento, Em, todo lo que oí fue concierto.

62
—Eso está bien, Dee. Sam Grow va a regresar a la ciudad. Creo que es el último
fin de semana del mes que viene. Van a hacer un gran espectáculo de beneficencia. Creo
que sería interesante si hiciéramos una noche de salida de chicas de esto. —Sonríe y no
puedo evitar devolverla. Emmy es tan fácil de amar y a pesar de que está en una situación
similar a la de Beck y yo, eso nunca le impide disfrutar lo mejor de la vida.
—Y le dije lo mucho que me gusta esa idea. Desde que Greg utilizó sus
habilidades de Rico Suave y me dio una serenata con una de las canciones de Sam, he
sido una gran fan. —Melissa le sonríe a Greg, quien todavía está frotando su vientre
redondeado.
—Suena bien para mí. Creo que Izzy me dio su CD hace unas semanas, así que
me aseguraré de escucharlo de antemano. Ha pasado un tiempo desde que hemos tenido
una noche de chicas.
Hacemos planes, con Emmy prometiendo comprar los boletos mañana. Después
de unas horas más, pizza y más conversación, todos nos dirigimos a nuestras casas
separadas. Cuando me meto en la cama esa noche, incluso con toda la preocupación
todavía en mis hombros, me siento más ligera de lo que me he sentido en mucho tiempo.

63
10
Dee
Después de la fiesta de Cohen, las cosas se pusieron locas de nuevo en el trabajo.
Chelcie, mi asistente personal, llama y me dice que necesita que vaya a la sucursal de
Carolina del Norte. Tenemos otro gran cliente que está solicitando una reunión y solo
quiere hablar conmigo. En mi interior, sé cuál será el problema, pero aun así espero
equivocarme.
Sin saber cuánto tiempo tendré que estar fuera esta vez, empaco pesado y salgo
a la carretera antes del almuerzo. Afortunadamente, el tráfico es ligero ya que es domingo
por la tarde. Luego de registrarme en el hotel y agarrar la cena, me acomodo para pasar
la noche. No muy diferente a cuando estoy en casa, solo que esta vez no tengo mi arsenal
de helado.
Al sonar mi teléfono en la mitad de mis programas de Bravo TV, es seguro que
mi estado de ánimo vaya directamente a la basura. Cuando veo “Greg llamando”, espero
que tome la indirecta cuando envío la llamada al correo de voz. Ni siquiera dos segundos
más tarde, está llamando de nuevo. Suspirando profundamente, contesto de mala gana.
—Hola, G.
—Oh, ella habla. Gracias por enviarme al correo de voz. Muy dulce de tu parte.
—El sarcasmo está goteando de cada palabra.
—Lamento eso. Golpeé ignorar en lugar de responder. Estaba a punto de
devolverte la llamada. —Miento sin problemas.
—Ja, trate eso con alguien un poco más crédulo que yo.
—De todos modos, ¿qué puedo hacer por ti, Greg? —Apago el televisor y tiro
el mando a distancia hacia el costado con frustración.
—Te dije ayer que hablaríamos y lo dije en serio, Dee. Fui por tu apartamento,
pero no estabas allí. Supuse que o estabas ignorándome o estabas fuera, ¿así que cual es?
Podría mentirle, pero en realidad no tiene ningún sentido. No creerá que no
sucede nada solo porque estoy fuera de la ciudad.
—Tuve que venir a la sucursal de Carolina del Norte. Chelcie me llamó justo
cuando llegué a casa anoche y dijo que era necesitada aquí. Así que aquí estoy.
—¿Chelcie te llamó… un sábado por la noche, para decirte que condujeras hasta
allá? ¿Qué demonios, Dee? ¿Solo saltaste en el auto en la primera cosa para evitar hablar
conmigo o realmente tienes necesidad de estar allí?
No debería molestarme, pero el destello de molestia que pasa sobre mí es tan
poderoso que no puedo mantener mi boca cerrada. ¿Cómo se atreve a actuar como si
estuviera haciendo algo malo aquí? He estado viviendo mi propia vida por un tiempo sin

64
que ninguno de ellos malditamente se preocupe y ahora que él quiere charlar, está
enfadado porque me fui.
—¿No estoy realmente segura de por qué te sientes como si necesitara consultar
contigo? He estado muy bien desde hace un tiempo. Solo en caso de que perdieras el
memo, soy una chica grande ahora, Greg. Ya ni siquiera necesito mis pantalones de
entrenamiento.
—Vaya, muy tensa. Alguien debe estar en el tiempo. —Se ríe antes de ponerse
serio. Sé que no va a soltarlo tan fácil, así que espero, mi respiración contenida, a que
haga preguntas que no quiero responder—. Estoy preocupado por ti, Dee.
—Estoy bien —suelto, un poco demasiado severamente.
—No estás bien y me siento insultado de que pienses que creería esa mentira. —
Su voz, la que había sido amable y tranquila, tiene ahora un tono duro.
—Perdóname, ¡pero has estado creyendo eso por dos jodidos años! —grito al
teléfono. Me toma alrededor de dos segundos darme cuenta de mi error. ¡Mierda! Golpeo
mi mano sobre mi boca para detener el vómito verbal desbordándose antes de decir
cualquier otra cosa.
—¿Que acabas de decir? —Maldita sea. Maldición. Mierda. Sé que Greg no
quiere ignorar a todos a su alrededor. Tiene todo el derecho a estar preocupado por Izzy
y su propia recuperación de las lesiones sufridas ese espantoso día de Dios. No es justo
sostener nada contra él, pero en mi mente, parece que no puedo separar mi dolor y
soledad.
—No es importante. Estoy bien —subrayo, rezando para que simplemente lo
deje en paz.
—¡Maldita sea, Dee! Sé que no estás bien. Te vi quebrarte como si tu mundo
acabara de estrellarse en torno a ti ayer. No es así cómo actúa alguien que está solo bien.
No puedes apartar esa mierda en un mal día, con tu período o alguien robándote tu
periódico. ¡Hay algo pasando y no estás solo jodidamente bien!
—Está bien, Greg, voy a decir esto de la forma más agradable posible. No te
preocupes por mí. Tienes suficiente de lo que preocuparte y, honestamente, sabes que te
quiero como a un hermano, pero en este momento no necesito tu actitud protectora. Dale
a Cohen un abrazo y dile a Melissa que le mando saludos. Me voy a la cama ahora. Tengo
que estar en la oficina mañana temprano para que poder resolver todo y volver a casa.
Greg, lo digo en serio… Detente. Buenas noches, te quiero, ve a abrazar a tu esposa. —
Desconecto la llamada sin darle un segundo para protestar o tirar su basura. Estará
enfadado, pero también lo superará. Después de apagar mi teléfono y tirar de las mantas,
me acomodo para otra noche inquieta de falta de sueño.

Mi llamada para despertar entra a las 4:45 de la mañana, aproximadamente una


hora después de que finalmente me las arreglara para dejar de asustarme por la oscuridad,
saltando por cada sonido que oía viniendo de la ventana y mi mente finalmente se cerró.
Nunca duermo bien cuando estoy lejos de mi casa, así que no estoy segura de por qué
pensé que esta vez sería diferente.

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Aturdida, molesta y muy enfada no es una buena forma de empezar el día,
especialmente sabiendo que estoy a punto de tener otro montón de mierda aterrizando en
mi regazo cuando llegue a la oficina.
Mi oficina de respaldo en Georgia es de tamaño decente. Tengo otros tres
agentes y algunos otros miembros del personal. No es la más grande, pero funciona para
nosotros. En casa, me he trasladado al mismo edificio de oficinas donde se encuentra
Corps Security. Cuando el edificio apareció, me lancé hacia este. No es que necesite una
nueva oficina, pero la vieja estaba fuera de una vieja casa que había sido remodelada para
oficina. La desventaja, estaba en medio de la nada y me había vuelto asustadiza incluso
de estar allí por mí cuenta. Así que no perdí tiempo firmando el papeleo para el nuevo
espacio.
Aquí, mi oficina es un poco más grande. Tengo seis agentes, además de que cada
uno tiene sus propios asistentes. Hice que el edificio fuera construido desde cero y cuando
finalmente fue terminado y abierto para los negocios, el sentido de orgullo había sido
abrumador. Siempre he estado tan orgullosa de esta oficina y el personal y cómo nos las
hemos arreglado para prosperar cuando otras pequeñas empresas se han estrellado.
Este es mi bebé.
Y cada día que un nuevo problema se origina dentro de la oficina, no quiero nada
más que dar a este “bebé” en adopción. La emoción se ha ido y, más importante, no siento
ni una pizca de orgullo cuando atravieso las puertas.
Siendo que estoy llegando dos horas más temprano y el personal ni siquiera
debería estar dentro hasta las ocho, sorprendida sería un eufemismo cuando me estaciono
y veo algunas luces encendidas. He estado tan perdida en mis pensamientos que, cuando
conduzco, ni siquiera compruebo el estacionamiento del frente antes de estacionar mi auto
detrás del edificio. Creo que esto explicaría las ridículas facturas de energía; ¡los idiotas
mantienen las luces encendidas toda la noche! Dado que soy la única que estaciona aquí
atrás, ni siquiera se me cruza por la mente esperar hasta las horas normales para entrar.
Mi teléfono repica un par de veces antes de llegar a la puerta de atrás y, con un
resoplido, lo saco de mi bolsillo trasero y empiezo a comprobar mis alertas y correos
electrónicos. Desbloqueando la puerta rápidamente, entro en la sala de descanso de atrás,
área de la cocina, con mi teléfono todavía frente a mi rostro. Mal hábito el mío, que el
teléfono sea una constante adicción a mi cuerpo, pero cuando estás manejando dos
empresas en dos estados diferentes, tienes que estar disponible en todo momento.
Aparto la sensación de hormigueo que hace que mi piel se erice. Siendo tan
temprano, no estoy sorprendida de que uno de mis miedos ridículos se esté arrastrando
sobre mí. Hago otra nota mental para hablar con el médico acerca de eso. Soy demasiado
vieja para estar malditamente asustada de cualquier golpe en la noche.
Hablando de eso, borro la alerta recordándome de mi cita con la Dra. Maxwell
y me muevo hacia mis correos electrónicos de nuevo y navego a través de la basura
mientras espero que el café se cuele. Mi mente es golpeada por la estupidez cuando veo
un mensaje de mi madre, pidiéndome que programe una llamada a la mayor brevedad
posible. Ja, no lo creo. Eliminando el resto de la basura, voy a la pantalla de mensajes de
texto para enviarle uno a Chelcie, para hacerle saber que he logrado entrar y la veré
cuando ella llegue.

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Meto mi teléfono de nuevo en mi bolsillo y agarro una taza. Justo cuando mi
mano se cierra alrededor de mi taza preferida de la Universidad de Georgia, me golpea la
razón de que tuviera una sensación de incomodidad cuando entré por la puerta trasera.
La alarma.
No estaba armada y por lo que puedo decir, los sensores de la puerta ni siquiera
sonaron.
De repente, esa molesta sensación de temor no parece tan ridícula. Bajo la taza
en silencio y con una respiración profunda, me volteo para enfrentar la puerta que conduce
a la zona de recepción abierta. Mi cabeza hace una buena imitación de un muñeco
bamboleante mientras miro entre la puerta a las oficinas y la que conduce afuera. Pelear
o volar.
¡Dios! ¡Estoy tan enferma de tener miedo de todo! Siento que este es un
momento decisivo. Correr de nuevo o ponerme en pie y luchar por mi vida.
Debería saberlo mejor. ¿No todas las películas de terror tienen esa escena que te
hace gritarle a la estúpida rubia que se dirige directamente hacia el peligroso asesino? Sí,
debería saberlo mejor, pero por desgracia mi mente ha decidido que ha tenido suficiente
del maldito festín de dos años, ha tenido bastante de ser un pequeño gatito asustado.
Desde ayer y mi “momento” con Beck en la oficina de Greg, me he sentido
diferente. No lo suficientemente diferente que pueda señalar el cambio, pero no me siento
tan… dañada. Casi me siento un poco como la vieja Dee. Quiero a esa Dee de vuelta y
estoy dispuesta a luchar para llegar allí. Esa es la única razón que puedo pensar que me
haría tomar las medidas necesarias para llevarme hasta la puerta de madera maciza que
conduce a las oficinas. Cuando mi mano toca la fría manija, salto ligeramente, pero saco
mi fuerza y trato de reunir un poco de ese valor que pensé que estaba desaparecido hace
tiempo.
Puedes hacer esto, Dee. Solo abre la puerta y cuando veas que la oficina está
vacía, suelta una buena risa. No hay nada en esta.
Girando la manija, empujo la puerta silenciosamente hasta que hay espacio
suficiente para ver dentro de la habitación bien iluminada. Jadeo cuando lo primero que
veo es una figura alta vestida de negro con una máscara sobre su rostro, de pie justo frente
a la puerta abierta. Grito lo suficientemente fuerte para que mis propios oídos resuenen y
trato de empujar la puerta para cerrarla. La mano carnosa que se extiende y evita que la
puerta se cierre me asusta lo suficiente para perder mi equilibrio y caer de culo.
Jadeando por el miedo, retrocedo rápidamente, golpeando la cabeza contra la
mesa en el medio de la habitación. Sigo arrastrándome tan rápido como puedo hacia atrás
hasta que mi columna golpea la pared con un golpe seco. Al mismo tiempo, la alta figura
sigue acercándose lentamente hacia mí, al igual que lo haría un depredador con su presa.
—¿Dónde está, perra? —La voz no es una que haya escuchado antes, pero la
sangre corriendo en mis oídos es suficiente para hacer que la voz más familiar sea
irreconocible.
—¡No sé lo que está buscando! P-p-por favor, no me haga daño… Si quiere
tomar mi bolso, puede tenerlo; hay dinero ahí. También tarjetas. ¡Por favor, oh Dios, por
favor! —Las lágrimas están corriendo por mi rostro y mi cuerpo está sacudiéndose con
tal violencia que mis dientes se sienten como si estuvieran sonando en mi cabeza. Esto es

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todo. Mi miserable vida va a estar terminada antes de que alguna vez tenga la oportunidad
de decirle a la gente en mi vida cuanto los amo.
— ¡No quiero tu jodida billetera, estúpido coño! Lo que sea que tengas en esa
maldita billetera no es suficiente para cubrir lo que ese idiota debe. ¡Dónde carajo está él!
—Se inclina y me jala rudamente por las raíces de mi cabello. Grito, pero me levanto a
tientas del suelo para tratar de minimizar los daños. Mi cuerpo está gritando que lo
apague, que simplemente lo deje acabar con esto. Cualquier cosa sería más fácil que vivir
con el vacío en que se ha convertido mi vida. Pero tan rápido como el pensamiento entra
en mi mente, recuerdo que quiero luchar. Soy mejor que en lo que he dejado que se
convierta mi vida y absolutamente seguro que no quiero salir así.
—N-no sé —gimo—. ¡Por favor, no lo sé! —Al parecer, eso no es lo que este
extraño quiere escuchar porque retrocede su brazo y me golpea con lo que se siente como
toda su fuerza justo en mi ojo. Mi cabeza se mueve bruscamente hacia un lado y el dolor
que irradia de su golpe es casi suficiente para hacerme perder el conocimiento. Ya puedo
decir que mi ojo será inútil y el otro está lagrimeando tanto que no puedo ver nada más
que un punto negro ligeramente borroso en una habitación de otra manera blanca.
—¡Ese será el menor de tus jodidas preocupaciones si no me dices dónde está
jodidamente escondiéndose! Ese idiota debe un montón de dinero y si no está cerca para
pagar, entonces parece que va a caer sobre ti. —Se coloca justo frente a mi rostro y con
mi ojo bueno, puedo decir que sus ojos son un frío azul hielo. Serían casi atractivos si no
fuera por la llama de pura maldad bailando detrás de ellos—. Dónde. Está. Ese. Hijo. De.
Perra.
—Estoy diciendo la verdad. ¡No lo sé! ¡No vengo a esta oficina a menudo! ¡No
sé a quién está buscando! —Algo que he dicho debe haberse registrado como verdad
porque se aparta un poco antes de mirarme de la cabeza a los pies. Sorprendentemente,
comienza a reír, una risa llena de tonos demoníacos. Literalmente, puedo sentir el color
drenarse de mi rostro cuando sus ojos se encuentran con los míos de nuevo.
—Bueno, bueno, bueno… Pero si no es Denise Roberts, la única dueña de
Roberts Insurance. No se supone que estés aquí y es igual que una estúpido y maldito
coño venga a meter su culo gordo donde no pertenece. —¿Qué demonios?
Antes de que pueda abrir mi boca para preguntarle… bueno, no sé qué le
preguntaría, pero antes siquiera de que tenga la oportunidad, su mano sale y se agarra
apretada alrededor de mi cuello. Mi vía aérea se cierra mientras me levanta del suelo con
su mano. Me estiro y agarro su muñeca, arañando y luchando por el aire que está
robándome.
—Tú, pequeña Denise Roberts, eres un problema y no me gustan los problemas.
Uno de tus empleados tiene algo mío y lo quiero. Ya ves, mi problema ahora es que él ha
decidido desaparecerse y no me gusta cuando me deben dinero y tengo que jugar al jodido
escondite para encontrarlo. Cuando dejó de responder a mis llamadas, pensé que la
pequeña mierda grasienta estaba teniendo remordimiento de conciencia. No puedo tener
eso ahora. Encontrarás a ese bastardo o la totalidad del dinero. Y me refiero a todo.
Trato de responder, pero puedo sentir mi mente empezar a entrar en pánico. Mis
pulmones queman y mis manos están luchando desesperadamente contra él, pero están
perdiendo la fuerza rápidamente. Trato de comunicarle con mis ojos que lo entiendo, pero
solo sigue apretando su agarre, apretándome con tanta fuerza que siento que mi garganta

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está a punto de romperse en dos. Mis brazos y piernas comienzan a aletear alrededor
mientras intento ganar solo un soplo de aire.
Después de unos cuantos segundos más cerca de la eternidad, me suelta y caigo
al piso ásperamente. Mientras hago arcadas y lucho por respirar, lágrimas caen por mi
rostro y mi garganta arde como si me hubiera tragado una bola de fuego.
Le da a mi cuerpo caído una rápida patada directo en las costillas, las cuales
chasquean con un crujido repugnante.
—Yo no pensaría en denunciarme. Sé todo sobre ti. Me refiero a cada cosa
acerca de ti. También lo sé todo sobre tus amiguitos y ni siquiera estoy un poco
preocupado por esos idiotas. Tengo que concedértelo; nunca pensé que te presentarías
antes de que tuviera la oportunidad de cubrir mis huellas.
Cuando va a agarrarme de nuevo, tenso mi cuerpo y grito. Gran error de mi parte,
porque todo lo que esto hace es molestarlo más.
—¡Cierra la maldita boca, perra! —Desafortunadamente para mí, no tengo la
fuerza para bloquear el golpe que me golpea justo en la sien y, al instante, todo a mi
alrededor se desvanece en la oscuridad. Trato de luchar contra esto, pero cuando mi visión
comienza a irse, sé que estoy a su merced. Solo espero que se aburra conmigo y se
detenga. No estoy lista para morir. Tengo cosas que quiero hacer. Personas con las que
necesito arreglar las cosas. Y un hombre que sé que estaría devastado si este fuera mi
final.
Mi último pensamiento antes de que todo se quede en blanco es lo mucho que
quiero vivir y si logro atravesar esto, haré todo en mi poder para aprender a dejar que el
amor entre.

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11
Dee
Cuando comienzo a sentir los tirones de conciencia, la primera cosa que noto es
un sonido agudo. El molesto pitido que no se calla. Trato de mover mis brazos para
encontrar el ofensivo sonido, pero no se mueven. Cuando trato de abrir los ojos, no sucede
nada. Voy a través de la lista de verificación, tratando de hacer que algo, cualquier cosa,
responda a mi orden mental. Nada. Yazco ahí tratando de descubrir una razón de por qué
no puedo sentir nada, mover nada ni ver nada. Nada.
Puedo escuchar el pitido comenzar a acelerarse mientras empiezo a entrar en
pánico. Con cada rápido sonido, mi mente y cuerpo comienzan a enloquecer aún más.
Quiero gritar, pero no sucede nada. Justo cuando creo que mi pánico podría ser demasiado
para controlarlo, siento que algo frío golpea mis brazos y en segundos mi corazón se
calma y mi mente se vuelve felizmente en blanco.
La oscuridad vuelve y vuelvo al sueño. Esta vez, Beck está aquí, sonriendo con
sus hermosos labios llenos y sus ojos marrón oscuro con deseo. Mi sonrisa viene fácil
cuando me doy cuenta de que esta aquí. Siempre está aquí cuando lo necesito. No gasto
un segundo antes de correr a sus brazos y empaparme en su fuerza.
Mi último pensamiento antes de dejar que mi sueño me lleve lejos es que estoy
tan feliz de que sus brazos me estén sujetando fuerte de nuevo. Nos he negado esto por
tanto tiempo e incluso aunque el entiende el motivo, no lo merece. Cuando sus labios
tocan los míos, quiero gritar contra la injusticia, pero la oscuridad nubla mi visión de
nuevo y vuelo.

El maldito pitido ha vuelto.


¿Qué demonios es ese sonido?
Después de intentar de mover mi cuerpo y fallar, tomo una respiración profunda
y trato de descifrar qué está pasando y por qué soy incapaz de moverme. Puedo escuchar
una voz en algún lugar de la habitación, así que dirijo toda mi atención a ello y trato lo
mejor que puedo de captar algo que pueda ser útil.
Con cada fibra de mi ser, me tenso y me concentro, pero solo me las arreglo para
captar algunas palabras aquí y allá.
—… aún dormida… días… no lo han atrapado… deberían llamar a su familia…
optimista… debería venir. —Trato de enfocarme un poco más, pero está tomando
demasiada de mi energía solo entender esas quince estúpidas palabras. Quiero llorar
cuando el miedo se cuela a mis huesos. No tengo idea de lo que está pasando o dónde
estoy. La última cosa que recuerdo es ir a la oficina y recibir ese estúpido correo
electrónico de mi madre.

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Trato de mantener mi mente alerta el tiempo suficiente para descubrir qué
demonios está pasando, pero después de solo unos momentos, estoy volando lejos de
nuevo hacia la oscuridad.

¡Dios! Cada parte de mi cuerpo duele. Mi cabeza está palpitando como si acabara
de salir de una torsión de toda una semana, mi garganta y pulmones queman con cada
aliento que tomo, mis brazos y piernas se sienten como si me hubiera ejercitado en una
de esas tortuosas clases de bicicleta a las que Izzy suele arrastrarme y, muy raro, incluso
mi cabello duele.
¿Qué demonios?
Después de revisar mi cuerpo y darme cuenta de que sí, cada centímetro de hecho
duele, me enfoco en los sonidos a mi alrededor. Puedo escuchar voces de nuevo, pero esta
vez sé quiénes son. O al menos eso creo. Definitivamente, reconozco el bajo gruñido de
Maddox. Me toma un segundo ubicar la voz de Coop, sin embargo. No suena como su
ser usualmente juguetón. La voz de Chelcie es la siguiente que capto, hablando
rápidamente en un tono bajo; creo que suena asustada, pero no puedo entender sus
palabras lo suficiente para estar segura.
Justo cuando creo que conozco a todos los jugadores en la habitación, una voz
más habla y mi corazón se detiene en mi pecho por un minuto antes de agarrar velocidad.
Ni siquiera tengo que abrir los ojos para saber que está sentado justo a mi lado. Ahora
que me estoy volviendo más consciente de mis alrededores, puedo sentirlo. No solo la
calidez en mi brazo y mano, pero puedo sentir su energía en la habitación. El siempre
presente amor y su fuerza están vertiéndose encima de mí como una cálida manta. Pero
también siento su oscuridad, esa vibra de patente violencia que está a punto de salir. Está
molesto y tratando de contenerse.
Trato de recordar qué paso que podría causar ese tipo de reacción de él, pero mi
mente sigue saliendo con un gran y gordo nada. Están ahí, las respuestas que necesito,
pero están fuera de mi alcance.
—Despertará cuando esté lista, así que apreciaría si dejaran de hablar de ella
como si necesitáramos comenzar a planear su maldito funeral. —El estallido de Beck me
sorprende por un segundo hasta que sus palabras penetran mi cerebro. ¿Por qué pensarían
que estoy muriendo?
Quiero gritar y decir que estoy despierta, estoy aquí y todo va a estar bien, pero
cuando abro la boca, no sale más que un gemido estrangulado. Siento la vibra en la
habitación cambiar instantáneamente cuando se dan cuenta de que estoy despertando. Las
olas de tristeza, ira y confusión se disipan y una oleada de alegría y alivio atraviesa mi
cuerpo.
—Shhh, está bien, nena. Déjame llamar a la enfermera para que venga a
revisarte. No sé si puedo darte algo de agua, así que déjame traerla.
Sujeto su mano con la poca fuerza que tengo cuando va a alejarse de mí.
Apretando mis débiles dedos alrededor de su mano, espero desesperadamente que
entienda que no quiero que deje mi lado. Mis ojos se rehúsan a abrirse, así que vuelvo mi
rostro lentamente hacia donde creo que está. Abriendo la boca, trato de decirle que no me
deje, pero ese enfermo sonido sale de nuevo.

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—Dee, por favor, no trates de hablar. No me voy a ir, estoy justo aquí. Coop, ve
por la enfermera. —Lo siento moverse más cerca de donde debe haber estado parado, su
mano libre pasando por mi frente—. No voy a irme —jura.
La energía a mi alrededor se queda quieta y él continúa murmurando en mi oreja.
No sé lo que está diciendo porque está hablando muy bajo, pero aun así es un consuelo.
Sus suaves tonos calman mi acelerado corazón en segundos.
—Bueno, veo que la bella durmiente decidió despertar para su príncipe, después
de todo. Mi nombre es Destiny; hemos estado esperando por ti. Voy a levantar tu cama
ligeramente así puedo poner un popote en tu boca. ¿Está bien, dulzura?
Cuando la suave voz de la enfermera comienza a explicarme por qué me duele,
comienzo a entrar en pánico de nuevo. ¿Qué demonios me pasó?
—Está bien, dulzura, abre la boca y veamos si puedes hablar. Tu garganta va a
doler, pero veremos qué podemos hacer. Eso es, pequeños y lentos sorbos.
Cuando tomo lo suficiente para que mi garganta no se sienta como si hubiera
decidido comer arena y sea más un dolor punzante, despego mis labios del popote.
—Eso es bueno, eso es bueno. ¿Puedes decirme tu nombre dulzura?
—D-De-nise. —mi voz causa que salte ligeramente. Un bajo gemido de dolor se
me escapa y trato de calmar mi respiración cuando el dolor se vuelve demasiado intenso.
—Te conseguiré algo para ese dolor en un segundo, ¿está bien? Estás haciéndolo
genial. —Escucho mientras se mueve alrededor de la habitación y entonces pone una
banda en mi brazo. Cuando termina de apretar, lee mi presión arterial en voz alta.
Trato de calmarme por un par de segundos tomando respiraciones profundas. Mi
ojo derecho finalmente se abre y veo la habitación a mi alrededor. Mi enfermera, una
hermosa mujer con piel tan oscura como la noche y el cabello en un moño apretado, aún
se está moviendo alrededor del borde de la cama. Puedo ver a Maddox, Coop y Chelcie
en la esquina junto a la ventana. Maddox tiene sus dos gruesos brazos cruzados sobre su
amplio pecho. Su rostro es duro, pero puedo decir por el ligero temblor de su barbilla que
no está conteniendo sus emociones tan bien como quisiera. No, está enojado. Para mi
sorpresa, Coop tiene a Chelcie envuelta apretadamente en sus brazos, frotando su espalda
ligeramente.
Cuando mi ojo finalmente encuentra la preocupada y oscura mirada del hombre
sentado en mi cama, quiero llorar. Sus ojos están rojos y puedo decir que o bien ha estado
sin dormir o ha estado llorando, y espero desesperadamente que solo no haya dormido.
Sus cejas están apretadas, sus labios presionados en una línea y su grueso cabello oscuro
está desordenado y señalando en miles de direcciones. Incluso luciendo tan terrible como
ahora, aún es el hombre más hermoso que he visto alguna vez.
—Todo luce genial cariño. Voy a traerte algunas medicinas más para el dolor.
Va a darte sueño, así que déjame traer al doctor para explicarte lo que está pasando antes
de volverte la bella durmiente de nuevo.
Mis ojos nunca dejan el rostro de Beck.
—Correcto. Ese príncipe tuyo no ha dejado tu lado ni una vez, así que me
imagino que yo tampoco querría dejar de mirarlo. —Deja salir una suave risita antes de
que la escuche salir de la habitación.

72
Trato de ofrecerle una pequeña sonrisa de consuelo, pero debe fallar porque sus
ojos lucen incluso más adoloridos. Se agacha y besa mi frente suavemente justo antes de
que escuche pasos junto a mi cama de nuevo. Muevo la vista del rostro preocupado de
Beck y me enfoco en el recién llegado. Está usando una bata blanca, así que estoy
asumiendo que es mi doctora. Me calma de inmediato con su sonrisa, pero son sus ojos
los que me hacen sentir que estoy en buenas manos. Tiene los ojos más amables.
—Hola ahí. Soy la Dra. Knott. ¿Entiendo que acabas de despertar?
—Cerca de treinta minutos atrás, señora —habla Beck y estoy agradecida de no
tener que usar mi voz de nuevo.
—Bien, bueno. Entiendo que hubo un incidente en tu oficina y sé que la policía
ha estado esperando a que despiertes para hablar contigo, pero creo que puedo retenerlos
por un par de días. Necesitas descansar. Vamos a mantenerte con medicamentos para el
dolor por al menos otro día y dejar que tu cuerpo mejore un poco antes de quitarte las
cosas buenas. —Sonríe de nuevo y palmea el brazo opuesto al que Beck está frotando
suavemente—. Tienes unas cuantas costillas magulladas, pero por suerte nada roto ahí.
Tú ojo, el izquierdo, va a lucir y sentirse mucho peor de lo que es, pero en un par de días
la hinchazón debería bajar lo suficiente para que seas capaz de abrirlo. Queremos
asegurarnos de que no estás teniendo problemas con tu visión, así que tendremos que
revisarlo. Hay otros golpes y moretones, pero en este momento vamos a mantener un ojo
en tu cabeza para asegurarnos de que la hinchazón sigue bajando. Eres una chica con
suerte; por como luce, podría haber sido mucho peor.
Ella sigue explicando varias cosas acerca de sanar y cuidado en casa, pero estoy
demasiado ocupada asimilando todo lo que acaba de decirme. Beck hace unas cuantas
preguntas, pero no las escucho. Solo me acuesto ahí conmocionada. Me pregunta algunas
cosas más que respondo débilmente antes de que deje la habitación con la promesa de
enviar a Destiny de nuevo con mis medicamentos para el dolor. Al segundo en que la
puerta se cierra, es como si las barreras cayeran y todos los recuerdos, llevándome a este
momento, vuelven de prisa. La oficina, sin alarma, luz encendida, el hombre… ¡oh Dios,
el hombre!
—Shh Dee… Mírame. Está bien. Te tengo. —Me doy la vuelta y me concentro
en él, tratando de calmar mi rápida respiración que hace que duelan mis costillas.
—¿Lo encontraste?
Niega con la cabeza y cuando escucho la burla desde un lado de la habitación,
mi ojo se mueve a Maddox, quien luce como si fuera explotar. Beck le grita que se calme
o se vaya antes de hacerme mirarlo de nuevo.
—Está bien; necesito que me creas, Dee. Estamos trabajando en eso, ¿está bien?
—Veo sus ojos rogándome… suplicándome que no lo deje fuera.
Tomo unas cuantas respiraciones temblorosas y enfoco sus ojos.
—Está bien. Confío en ti, Beck.
Sus hombros caen con mis palabras susurradas y sus ojos caen por un segundo
antes de volver a mirarme. Jadeo cuando veo la humedad formándose en sus ojos.

73
—Gracias, Dios, gracias… —Se agacha, me besa ligeramente antes de sentarse
y comienza a frotar mi brazo de nuevo. Puedo decir por la forma en que sus labios están
apretados y el ligero flameo de sus fosas nasales que está tratando de contenerse.
Destiny vuelve a la habitación y me da los medicamentos para el dolor y revisa
las máquinas una vez más antes de irse. Trato de mantenerme despierta, asustada de que,
si me duermo, podría no despertar de nuevo. Claramente entendiéndome mejor de lo que
me entiendo yo, Beck reconoce mi reticencia a cerrar mi ojo bueno. Trae su rostro a mi
oído y comienza a susurrar lentamente de nuevo.
Entre su profunda voz hablando lentamente contra mi cuello y la fuerza que
obtengo de su toque, mi ojo comienza a cerrarse y mi corazón empieza a calmarse. Lo
último que atraviesa mi mente mientras escucho su voz es cuánta suerte tengo de que esté
aquí. Ni siquiera importa que no pueda entender las palabras, está aquí. Por todo lo que
lo he hecho pasar, mi depresión y TEPT3 y mi estúpida mente dejando que el pasado
maneje mi presente, él aún no se ha dado por vencido. Si esta no es una prueba de cuán
lejos iría para luchar por mí, entonces no sé qué lo es.
Dejo que su amor me envuelva y me voy a la deriva a un sueño sin sueños con
el conocimiento de que cuando despierte, él seguirá aquí y me corresponde arreglar esto
ahora.

3
TEPT: Trastorno por estrés postraumático.

74
12
Beck
Cuando la doctora finalmente me dijo que sería dada de alta, quiero abrazar a la
mujer. Durante la última semana, me he sentado a su lado, esperando y rezando que
finalmente pueda llevarla a casa.
Primero, querían mantenerla por la hinchazón de su cerebro debido a los
repetidos golpes. Dios, solo escucharlos decir eso una y otra vez hacía que mi cuerpo
estuviera listo para una pelea. Cuando su cabeza no era la principal preocupación, parecía
que lo eran sus riñones. Y, finalmente, un par de días atrás, dejó de orinar sangre.
Habríamos estado fuera de aquí ahora, pero querían monitorear sus riñones para
asegurarse de que no pasaba nada más.
Creo que todos estábamos listos para sacarla de esta habitación y volver a
Georgia. Dee estaba comenzando a frustrarse con el constante picoteo de las enfermeras
y la falta de buena comida. Todo lo que yo podía hacer era sonreír, porque incluso aunque
ella estuviera aquí, estaba luchando con fuerza. La parte importante era que estuviera aquí
en absoluto.
Estar tan lejos de casa tampoco era ideal. Tener que mantener a todos allá al
tanto de su progreso se había vuelto lo más molesto. En algún momento alrededor del día
siete, finalmente le di el teléfono a Maddox y le dije que los mantuviera jodidamente
felices. Para ser honesto, ni siquiera daba una mierda por mantener a todos actualizados.
Solamente tengo ojos para Dee y toda mi atención está en mantenerla cómoda y
asegurarme de que se sienta a salvo. Miro su rostro dormido y me duele físicamente
cuando veo lo hinchada que está.
Cuando finalmente abrió su ojo izquierdo dos noches atrás, solo una rendija,
anunció que podía ver. Todos dejamos salir el aliento colectivo que habíamos estado
conteniendo desde que la doctora nos había advertido que había probabilidad de que su
vista pudiera haber sido dañada por el golpe.
Su ojo en realidad era el menos severo de sus males. No había mucho de su
cuerpo que no estuviera cubierto de moretones negros y morados, justo hasta algunos de
sus dedos.
Me inclino en la silla que he llevado cerca de su cama y dejo que mi mente piense
en la llamada que recibimos la mañana del lunes que casi detuvo mi corazón.
Cuando Maddox vino atravesando la puerta de mi oficina con la suficiente fuerza
para literalmente sacarla de los goznes, supe que algo estaba mal. Todo lo que tomó fue
una palabra —Dee— y estuve fuera de mi silla y siguiéndolo. Coop ya había traído la
camioneta y salimos desde ahí.
Me lo contaron durante el viaje. Su asistente lo llamó a su teléfono aterrada.
Había llegado al trabajo para encontrar la oficina destrozada. Habría pasado a Dee por

75
alto, pero en su pánico, tropezó encima de algunas cajas tiradas. Cuando cayó, tuvo línea
directa para ver la habitación destrozada. Para el momento en que llego junto a Dee y
llamo al 911, dijo que apenas podía sentir su pulso. Esa fue la última novedad que
tuvimos. Pasé el resto del camino pensando en que cuando llegara a ella, ya se habría ido.
Lo desconocido era lo suficientemente malo, pero cuando no podía dejar de pensar en lo
que haría si me la quitaran, la agonía era casi demasiado.
Ahora, aquí estábamos casi dos semanas después del ataque y aún sin respuestas.
Esos primeros cinco días en que ella no despertaba fueron los peores. Hubo tiempo
suficiente para que Maddox nos pusiera al tanto de lo que había estado investigando para
ella. Estuve lívido al principio, pero entonces traté de ponerme en sus zapatos y entendí
un poco por qué ella iría a Maddox. Cuando finalmente despertó lo suficiente para
decirnos lo que pasó durante el ataque, aún sentía que estábamos jugando con la mitad de
las cartas. Ella no sabía quién era el hombre e incluso si supiera como encontrar al
empleado que quería, ella ni siquiera sabía cómo contactarlo.
La policía vino y tomó su declaración, documentó sus heridas y se fue con la
promesa de que investigarían las cosas. No había nada dejado atrás que nos diera una sola
pista de quién hizo esto.
En la última llamada que Maddox tuvo con Greg, él lo puso al tanto de todo lo
que sabían. Nuestra mejor esperanza era encontrar al tal Adam y, con suerte, él iluminaría
un poco este desastre. No le pregunté a Maddox cómo fue esa llamada y no estaba seguro
de querer saberlo. Lógicamente, sabía que Greg no podía ayudar cuando no sabía lo que
estaba pasando, pero la otra parte de mí, la que quería culpar a alguien, no podía detener
los “y si” golpeándome. Saber que él estaba probablemente tan molesto como el resto de
nosotros era lo único que evitaba que explotara.
—Beck, realmente necesitas volver al hotel por un par de horas y dormir un
poco. No le estás haciendo ningún favor matándote. —Coop sonríe con tristeza—. Me
quedaré con ella, pero por favor, hombre… luces como la mierda.
—Saldré por esa puerta en el momento en que esté lista para ir conmigo. Ni un
segundo antes, así que cierra tu jodida boca.
Abre la boca para discutir un poco más, pero la cierra cuando ve cuán molesto
me estoy poniendo. Ha perdido su maldita cabeza si cree que voy a dejarla de nuevo.
—Déjalo en paz. —Maddox no ha dicho mucho desde que hemos estado aquí,
pero cuando escupe esas palabras, Coop menea la cabeza unas cuantas veces antes de
salir. Maddox está en silencio por un latido antes de reír sin humor—. Ese idiota. Volví
al hotel la otra noche y lo encontré follando a la asistente de Dee. No debería estar
sorprendido, pero joder, pensarías que él sabría cuándo debería mantener esa mierda
encerrada. —Sacude la cabeza algunas veces, claramente aún sin creer cuán mal se ha
puesto Coop cuando se trata de dormir por ahí.
Bueno, para ser honesto, yo tampoco vi eso venir. Chelcie es siempre una chica
muy callada, pero sé que ama a Dee, así que toda esta situación está molestándola de
verdad. Debería haber estado prestando más atención al nivel de consuelo de Coop.
—¿Dijo algo al respecto? —le pregunto, sin quitar los ojos de Dee.
—Sí, alguna mierda acerca de ayudarla a recordar que aún está viva. Dijo que
seguía enloqueciendo y él no sabía qué más hacer. Qué idiota.

76
—Eso es… bueno, en realidad no estoy sorprendido. Es Coop. —Qué puedo
decir, todos sabemos que es un imbécil cuando se trata de chicas, pero realmente esperaba
que pudiera mantenerlo en sus pantalones hasta que volviéramos a casa. Chelcie no
merece los avances de golpea y huye que él toma, sin importar por qué durmió con él.
—Hable con Axel esta mañana. Está teniendo un infierno de problemas
manteniendo a Izzy en Georgia. —Su tono condescendiente hace que mi cabeza se mueva
de golpe en su dirección.
—¿Y suenas tan enojado al respecto por qué? —No creo que alguien más se
haya dado cuenta de cuán lejanas se han vuelto ella y Dee recientemente, pero si alguien
lo ha notado, sería el. Juro que el hombre se da cuenta de todo.
—Correcto, no me tomes por tonto. He visto a Dee desde que ese hijo de perra
se puso en contacto con ella e Izzy. La he visto luchando y a ti recuperándola. La vi
partirse en dos y no fue nadie más que tú quien pego las piezas juntas de nuevo. Ni una
vez sus mejores amigos vieron una maldita cosa. Ni Izzy, ni Greg, ninguno de ellos. Así
que sí, estoy un poco enojado por eso. —Sus ojos se quedan en el destrozado rostro de
ella por unos cuantos segundos más antes de encontrar los míos—. Todos los demás
siguen dándoles mierda a ustedes dos, pensando que estaban jugando algún jodido juego
estúpido, pero si hubieran abierto los ojos por un segundo más, la habrían visto
ocultándose a plena vista mientras tú peleabas contra todos sus demonios.
No mantengo el contacto visual con él. Escuchar la batalla entre Dee y yo
resumida en pocas frases trae todo de regreso.
Dos años jodidamente largos.
Dos largos años preocupándome de que ella nunca volviera al lugar donde se
había ocultado en su interior cuando se había perdido.
Y ahora, justo cuando siento como si finalmente se estuviera sanando, sucede
esto y, honestamente, no sé qué tipo de efecto secundario va a tener en ella. Solo puedo
esperar que se haya vuelto lo suficientemente fuerte para darse cuenta de que tiene todo
el poder en el mundo para volverse completa de nuevo y un hombre que está dispuesto a
pelear con uñas y dientes para llevarla allí.
—¿Por cuánto tiempo has sabido?
Siento la mano de Dee apretarse en la mía, dejándome saber silenciosamente que
también está escuchando.
—Desde que la cargaste fuera de Heavy’s.
Mis ojos se disparan al rostro de Dee. Incluso con sus ojos aun cerrados como si
estuviera durmiendo pacíficamente, una sola lágrima se escapa y se desliza por su rostro,
diciéndome que sabe cuánto ha visto Maddox.
—Nunca dijiste nada, ni una vez. No entiendo por qué estarías enojado si lo viste
todo junto con ellos. —Mantengo mi tono ligero, pero por dentro, saber que
aparentemente soy tan transparente para Maddox como se ve y que aun así mantiene la
boca cerrada es un poco difícil de aceptar.
—No era mi lugar. Y antes de que te enojes, no solo me senté a ignorarlo.
Observé y si pensara por un segundo que no lo tenías bajo control, habría intervenido. No
voy a mentir. Hubo un momento, cuando ambos estaban tratando de poner al otro celoso

77
o lo suficientemente enojado para dejar de intentar, que casi dije algo. No me habría hecho
ningún bien, sin embargo. No me necesita metiendo la nariz donde no me llaman. Siempre
has sido tú. No todos habrían tenido la paciencia de seguir cerca cuando el resultado final
es una gran incógnita.
La mano de Dee aprieta tanto la mía que comienza a doler, a pesar de que su
rostro permanece relajado. Ni siquiera sé dónde comenzar a responder eso. No puedo
estar enojado porque tiene razón. Lo tenía bajo control, pero hubiera sido agradable saber
que no estaba peleando solo.
—La paciencia ni siquiera era un factor. Cuando amas a alguien, luchas. Luchas
por ellos y luchas con ellos. Ella necesitaba que luchara por ella entonces y seguiré
haciéndolo hasta que pueda luchar por ella misma de nuevo. —Lo siento acercarse a mí
y sujetar mi hombro, ofreciéndome su fuerza.
—Es por eso que no necesitaba decir nada. —Camina al otro lado de la cama,
baja la cabeza hasta el oído de ella y habla muy bajo para que no lo escuche. Sus ojos se
abren y mira directo a mí. Maddox se agacha, la besa en la frente y sale.
—¿Qué acaba de decir? —susurro, sin romper el contacto visual.
—Él… dijo que es hora de que tú y yo comencemos a luchar la misma guerra y
no diferentes batallas.
Asiento. Tiene razón. Siempre ha sido Dee luchando contra mí, contra ella
misma y huyendo de sus miedos. Y he estado luchando contra el mundo por ella mientras
tanto.
Es hora. Hora de que me deje entrar y ayudarla a sanar.
Más fácil decirlo que hacerlo con Dee, pero cuando la miro a los ojos, no está la
misma barrera que normalmente pone cuando la veo. No, veo directamente a su alma y
el amor que mantiene cuidadosamente oculto, por una vez, no está enmascarado. Esa,
justo ahí, es toda la esperanza que necesito.

78
13
Dee
—Si no dejas de tratarme como a una jodida niña, voy a enloquecer. Hablo en
serio, Beck. Quiero ir a casa. Quiero dormir en mi propia cama. —Se ríe, de hecho, se ríe
en mi rostro antes de volverse hacia la cocina y dar vuelta el panqueque que está haciendo.
Oh, el exasperante hombre. Y maldito sea por hacer panqueques dignos de que
le bese los pies.
Han pasado dos semanas. Dos malditas semanas desde que he sido dada de alta
del hospital y él no ha dejado mi lado ni una vez. Se está convirtiendo en Betty jodido
Crocker y Suzie Homemaker todo en uno, demasiado guapo para su propio bien. Cocina
mis comidas, hace la colada y apuesto a que, si se lo pidiera, limpiaría mi culo por mí.
No me malinterpreten. Estoy agradecida por la ayuda, pero no he salido de la
casa ni una vez desde que hemos vuelto. La primera semana, no creo que pudiera haber
salido si hubiera querido. Mis costillas gritaban de dolor cada vez que me movía y mi
rostro les habría dado pesadillas a los niños pequeños. Todavía parece que peleé con un
tractor y perdí, pero al menos los moretones no son tan feos y vibrantes como antes y la
inflamación ha disminuido lo suficiente para lucir algo normal.
Ahora solo quiero salir. Quiero ir a mi propia casa, dormir en mi propia cama y
poner un poco de espacio entre nosotros. Oh, ¿a quién estoy engañando? La razón
principal por la que quiero salir es porque me está haciendo sentir cosas que me asustan
mucho… haciéndome creer que todo lo que he estado evitando todo este tiempo es
posible.
Me está haciendo querer todo lo que está poniendo a mis pies. Me está haciendo
anhelar todo de lo que he estado huyendo.
Y me tiene tan excitada que lo único que tendría que hacer es decir “vente'” y
estoy bastante segura de que mi cuerpo detonaría como una bomba perfectamente
elaborada.
Sí, tengo que salir de aquí.
Pone la espátula sobre el mostrador y se gira para mirarme a los ojos.
—Ya hemos pasado por esto antes. No es seguro para ti que vayas a casa hasta
que podamos terminar la investigación, averiguar quién te atacó y llegar al fondo de toda
esta basura con la que has estado lidiando, en secreto podría añadir, en el trabajo. Así que
no… no vas a ninguna parte porque aquí conmigo es el lugar más seguro en el que estés.
—Me da su sonrisa marca registrada y se vuelve de nuevo a su volteo de panqueques.
—¡Estaré bien! Mi apartamento es seguro. Ni siquiera lo dejaré. Puedo trabajar
desde casa igual de bien que he estado trabajando desde tu casa.
—No.

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—¿No? ¿Eso es todo? —Estoy echando humo. Sé que estoy actuando como una
niña, pero estoy aterrada. Esas paredes, esa máscara, todas las medidas protectoras que
he perfeccionado a lo largo de los años desaparecieron ese último día en el hospital. No
puedo sacar sus palabras de mi cabeza.
—Sí, Dee, es más o menos eso. Sé lo que estás tratando de hacer. Estás huyendo,
o debería decir estás tratando de huir. Bueno, ¿sabes qué, nena? No vas a ninguna parte.
Finalmente, jodidamente al fin, estás de regreso y que me condenen si permito que me
alejes otra vez. —Reparte los panqueques y trae el plato hacia mí, girándose para agarrar
un poco de jugo de naranja de la nevera y el jarabe del mostrador antes de unirse a mí en
la mesa. Lo miro con la mandíbula colgando mientras comienza a masticar la comida en
su boca.
—No estoy huyendo —susurro.
Baja su tenedor, limpia su boca y me mira. Sus ojos son suaves y cuidadosos.
—Tienes razón. No estás huyendo. Estás tratando de construir esa fortaleza de
nuevo a tu alrededor. Estás tratando de ocultarte. Te he observado desde que estamos de
vuelta. La vieja Dee, la que ha estado escondida detrás de falsas sonrisas y risas, eso es a
lo que esperaba hacer frente cuando llegamos a casa. Estuve muy preocupado por ti
después del ataque de Brandon. Hubo momentos en los que realmente pensé que estarías
muerta cuando iba a comprobarte. —Hace una pausa y mira hacia otro lado por un
segundo. Con cada palabra que habla, mi corazón comienza a latir más fuerte en mi
pecho—. Has llegado muy lejos, nena, y has atravesado el infierno. Pero la diferencia es
que ahora ya no te escondes. MI salvaje está de vuelta y estaré maldito si la dejo ir de
nuevo.
Me da una sonrisa cautelosa, recoge su tenedor y empieza a comer de nuevo,
como si no hubiera dejado caer esta… esta bomba emocional en mi regazo. Ni siquiera
sé qué decir. Tiene razón y, maldita sea, ni siquiera creo que quiera que él me deje ir
nunca más.
—Estoy tan confundida —confieso.
—Lo sé. Es por eso que vamos a resolver esto juntos. Estoy aquí. Todo lo que
tienes que hacer es extender la mano y tomar la mía. Un paso a la vez.
Mirando sus ojos, puedo ver la honestidad allí, pero también puedo ver la
desesperación. Le he hecho esto a él, a nosotros y un hombre inferior habría renunciado
hace mucho tiempo.
—No te merezco, Beck. —No lo hago, sé eso. He sido una perra; he presionado
y empujado, dejándolo fuera. Lo puedo ver ahora y mi corazón se rompe por todo el
tiempo que ha desperdiciado en mí—. ¿Por qué no te diste por vencido? Soy tan
desastrosa, Beck… tan desastrosa. Ni siquiera puedo recordar la mitad de las veces que
viniste corriendo cuando llamé porque el deseo de dejar que el miedo consiguiera lo mejor
de mí era tan fuerte. Pero lo hiciste, cada vez. Incluso cuando trataba atraer otros hombres
para volverte lo suficiente enfadado para irte para siempre, no te moverías. ¿Cómo puedes
estar de pie a mi lado, incluso a distancia, por tanto maldito tiempo y no odiarme?
Demonios, yo me odio. —Tomo una respiración profunda y seco algunas lágrimas antes
de levantar la mirada y encontrar la suya. Cuando veo la emoción y la adoración en sus
ojos, dejo escapar un pequeño suspiro.

80
Él empuja la silla hacia atrás y se levanta, caminado la corta distancia hacia mi
silla. No levanto la mirada, pero mantengo mis ojos fijos en el sitio que acaba de
abandonar.
—Dee, ponte de pie.
No me muevo.
—Dee…
No me puedo mover, acabo de soltar todo y no estoy segura si estoy preparada
para escuchar lo que está a punto de decir.
—Denise. —Su tono es más fuerte esta vez; claramente, está perdiendo la
paciencia.
Suspiro, empujo mi silla hacia atrás, me levanto y giro lentamente para mirar su
pecho.
—Ojos aquí arriba, Dee. —Su tono todavía es duro, pero puedo oírlo, la emoción
dándole a su voz un ligero bamboleo.
Cuando encuentro sus ojos, están brillando alegremente y sus labios están
curvados en una pequeña sonrisa. Me quedo sin respiración. Me está mirando como Axel
mira a Izzy y Greg mira a Melissa.
Me está mirando como si fuera la única mujer en la tierra.
—Estoy a tu lado porque aquí es donde estoy destinado a estar. Estoy a tu lado
porque no tienes la fuerza para sostenerte por ti misma. Eso es lo que haces por la persona
que amas. Inmediatamente después del ataque, éramos tan recientes, pero sabía que valía
la pena luchar por nuestra relación. Durante meses tenías pesadillas y cada vez que
despertabas, era mi nombre el que estabas gritando para ayudarte. No estás arruinada,
nena. Pasaste por algo horrible y necesitabas tiempo para procesarlo. Tu mente necesitaba
tiempo para sanar. No voy a mentir y decir que no me dolió cuando me alejaste. Solo
había pasado ocho meses a tu lado tratando de ser lo que necesitabas, pero entiendo que
tenías que encontrar tu propio camino. —Enmarca mi rostro en sus manos calientes, sus
pulgares cepillando las lágrimas que están cayendo de mis ojos en sucesión rápida.
»Cada vez que volvíamos a estar juntos, pensaba que estabas de vuelta, que
estarías preparada para nosotros. Y no mentiré. ¿Cuando me despertaba en la mañana
esperando encontrarte desnuda en mi cama, solo para encontrarme con sábanas frías? Eso
dolió. Entonces te veía unos días más tarde y el dolor todavía estaba allí como un letrero
de neón en tus ojos. El dolor se ha ido ahora. Ni siquiera un rastro de ello. Incluso después
de todas las cosas que sucedieron en tu oficina, se ha ido ahora. ¿Necesitas un poco más
de tiempo para averiguarlo por ti misma? Eso está bien, pero vas a estar haciéndolo
conmigo, aquí mismo. —Se inclina hacia abajo y presiona el más suave de los besos
contra mis labios antes de echarse hacia atrás y sonreír—. ¿Lo entiendes ahora? —
Asiento—. Bien, ahora vayamos a comer.
Me siento sin convicción y como mi desayuno, porque después de todo eso, estoy
segura de que no sería capaz de formar una palabra de todos modos, mucho menos discutir
con él. Cada cosa que acaba de decir es verdad. No recuerdo mucho de los primeros meses
después del ataque de Brandon, pero sí recuerdo necesitándolo como una balsa
salvavidas. Y después de todo lo de huir, la terapia, el miedo, también puedo sentir

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también que las redes en las que he estado atrapada se han aclarado. Es casi como si este
ataque reciente me hubiera demostrado que soy lo suficientemente fuerte como para
luchar por mi propia felicidad. Más importante, siento como si ahora fuera posible.

Después del desayuno, limpio nuestro desorden y sigo intentando procesar lo


que malditamente acaba de ocurrir. Desde su gran discurso, mi mente está dando vueltas
y mi corazón está latiendo como si una banda de música hubiera invadido mi pecho.
¿Puedo olvidar todo lo que siempre he pensado? ¿Es posible que, tal vez, solo
he tenido la peor suerte posible cuando se trata de hombres y que él realmente es perfecto?
Incluso las razones que he usado para apartarlo en mi mente ya no son válidas. No hay
manera de que alguna vez pudiera ser como Brandon, ese bastardo. No hay manera de
que alguna vez me trataría como mi padre nos trataba a mi madre y a mí. Todo lo que me
ha mostrado alguna vez es amor.
Pongo el último plato en el lavavajillas y termino de limpiar el mostrador. Las
únicas cosas que puedo hacer ahora es esperar y ver si puedo convencer a mi cabeza de
que mi corazón ha estado en lo cierto y entonces dar el salto. El único problema es que
no estoy segura de si puedo apagar la parte de mí que sigue pensando que él está mejor
sin mí y mis muchas maletas de equipaje emocional.
Paso el resto del día en mi cabeza. Sé que él me está dando tiempo para pensar
y contemplar todo lo que dijo, porque no ha salido de su oficina desde esta mañana. Una
cosa que sé con certeza, si voy a hacer esto, tengo que dejar de lado mi pasado. Eso
significa que tengo que tener, finalmente, una conversación con mis padres que he estado
evitando desde que me gradué de la secundaria. Y también necesito tener una
conversación con Izzy que sé que podría ser más difícil de lo que necesito enfrentar.
Para darle a Beck todo de mí, tengo que dejar de lado el dolor que me han
causado dos hombres en mi pasado. Mi padre y Brandon.
Con una nueva resolución y claridad para que esto ocurra, llamo a Izzy y
hacemos planes para reunirnos mañana para el almuerzo y luego llamo a mi madre, solo
para dejar un mensaje con su personal solicitando una cita. Debe tener otra nueva ama de
llaves, porque cuando dije mi nombre, ni siquiera supo quién era yo. Por primera vez que
recuerde, ni siquiera duele que mis padres hayan borrado mi existencia de su casa.
Me siento más ligera de lo que me he sentido en años y se siente liberador.
Cuando miro en el espejo y veo mis ojos brillando con vida, siento la esperanza de que
podría afrontar el pasado y ganar esta vez. Saber que tengo un ejército de un solo hombre
de pie a mi espalda me ha convencido de que finalmente puedo ver la luz al final del túnel
en el que he estado atrapada.
Más tarde esa noche, cuando Beck finalmente sale de la oficina para cenar, me
da una mirada y sé que él ve el cambio, porque después de que él mira hacia abajo al
suelo durante unos segundos, mira de regreso a mis ojos con la mayor sonrisa plasmada
en su rostro.
—Bueno… todo bien —dice y me da un abrazo apenas por debajo de dolorosa.
Sí, puedo hacer esto. Por este hombre que ha estado luchando por nosotros solo,
por fin estoy preparada para empezar a luchar con él.

82
14
Beck
—No esperaba realmente verte venir al trabajo. Estuve medio tentado de solo
enviar a esos bastardos a tu casa para la reunión de hoy. —La voz risueña de Axel llega
por el pasillo cuando entro a la oficina al día siguiente.
Lo supe hoy cuando entré que tendría que lidiar con comentarios como este;
demonios, había estado fuera casi por un mes, así que han estado esperando hace mucho
tiempo.
—Muy divertido. Estoy aquí ahora, así que empecemos.
—¿Dónde está Maddox? —pregunta Coop, entrando en la sala de conferencia
con una caja llena de donas. Me estiro para agarrar una, pero antes de agarrarla, me golpea
en la mano como un niño rebelde—. Mías —gruñe.
—Estás tan jodido. —Río. Me vuelvo hacia el grupo cuando todos empiezan a
reírse. Todos están aquí excepto Maddox y puedo decir por la mirada que me está dando
Axel que no sabía sobre esto. Maldición—. Uh, Maddox no va a venir porque está con
Dee.
—Jesucristo, ¿hablas en serio? Lo entiendo, tú queriendo asegurarte de que esté
a salvo. Realmente lo entiendo. Puedo entender que estés preocupado por ella, pero esto
se está volviendo ridículo. Te vas por semanas y, oye, no puedo enojarme porque estás
manteniendo tus casos al día y se hace la mierda, ¿pero ahora tienes a Maddox de niñera
para que puedas entrar y decir joder mucho? —Cuando Axel terminado, toma toda mi
fuerza quedarme sentado.
Por qué pensé que estos imbéciles lo entenderían cuando no han visto la mierda
sucediendo bajo nuestras propias narices por años está más allá de mí. Demonios, solo
ven a Dee estando en el lugar equivocado en el momento equivocado. No saben ni mierda
y me está haciendo ver en rojo.
—¿Sabes qué? Voy a dejar pasar esa mierda porque no conoces la historia
completa, pero si alguna vez cuestionas mis acciones cuando se trata de Dee, no me
contendré y golpearé tu jodido culo. —Miro alrededor y me encuentro con todos los tres
pares de ojos mirándome sorprendidos. Demonios, Coop todavía tiene una dona colgando
en su boca, mirándome como si hubiera perdido mi maldita cabeza—. Está bien, lo siento,
simplemente no vayan allí —digo finalmente después de calmarme un poco.
—Sí, estoy sintiendo que podrías ser un tema delicado. —Greg ríe, tratando de
aligerar el ambiente.
—¿Crees? Este arrogante acaba de tener un ataque premenstrual y todo lo que
estás diciendo es que podría ser un tema delicado. ¡Ja! Esa mierda es divertida. —Coop
finalmente termina de llevarse la comida a su boca e ignora al resto de nosotros.

83
—¿Quieres decirme por qué Maddox está con Dee en vez de sentado en esta
reunión? ¿La reunión que se suponía era un resumen de toda la mierda que hemos estado
investigando por Dee? —El tono de Axel es menos enfadado y más confuso.
Debería simplemente explicarlo todo, pero lo que sucede entre Dee y yo no es
de su incumbencia. No esta cosa, no hasta que ella quiera que se sepa.
—Está con Dee porque me llamaste y dijiste que tenía que traer mi culo hasta
aquí. Lo pediste y estoy aquí. Maddox está ahí porque ella confía en él y, en este
momento, eso es todo lo que necesito para aliviar mi mente cuando no puedo estar aquí.
Tú tienes a Izzy, él tiene a Melissa y Cohen y este idiota tiene su insaciable polla por la
cual preocuparse. ¿Me estás diciendo que uno de ustedes hubiera estado allí para
asegurarse de que está a salvo? —Continúo mi barrida por la habitación. La ira más
temprana de Axel parece estar volviendo y la actitud despreocupada de Greg ha
desaparecido. Sí, bien podría seguirlos enfadando esta mañana. Miro a Coop para verlo
buscando debajo de la mesa y ni siquiera prestando atención.
Desenvolviendo mis dedos de su agarre de nudillos blancos en el brazo de la silla
me da algunos segundos para descifrar cómo quiero jugar esto. Puedo continuar
haciéndoles pensar que he estado siguiendo a Dee como un cachorrito perdido o puedo
darles suficiente para tenerlos fuera de mi espalda sin traicionar la confianza de ella en
mí.
—Ja, ¡te atrapé, hijo de perra! —Mi cabeza se mueve bruscamente hacia Coop,
quien se levanta del suelo, soplando la dona que debió haber caído. Finalmente, nota lo
espesa que se ha vuelto la tensión en la sala, porque nos mira a todos con una ceja
arqueada por unos segundos antes de encogerse de hombros y llenarse la boca con media
dona de su bocado rescatado.
—Eso es repugnante, Coop —refunfuña Axel desde el otro lado de la mesa.
—Lo que sea —murmura con la boca llena—. ¿Qué demonios los tiene a todos
ustedes hijos de perra todos nerviosos? Greg luce como si se hubiera cagado en sus
pantalones. —Ríe, pero continúa comiendo sin cuidado. Muy típico de Coop, odia
meterse en nuestra mierda, siempre lo ha hecho. Siempre ha preferido ser el amante del
grupo. Solo que se ha convertido en un tipo de amor diferente últimamente.
—¿Quizás quieras explicarme por qué siento que acabo de meterme en
problemas con papi? —pregunta Axel con sarcasmo.
—No realmente. —Cruzo mis brazos sobre mi pecho y rezo para tener la
fortaleza para permanecer en mi asiento si continúan con esta conversación.
—¡Al carajo con eso! Quizás vayamos al por qué pensarías que no estaría
preocupado por Dee cuando he estado cerca por más tiempo que tú. Estás actuando como
si tuvieras algún derecho sobre ella y todos sabemos que ella siguió delante de cualquier
diversión que ustedes tuvieran al principio.
Así de fácil, salto de mi asiento golpeo las palmas de mis manos en la mesa con
un fuerte estallido. Axel luce como si estuviera aburrido con la conversación. No tengo
que mirar a Coop para ver que ha dejado de comer y finalmente nos ha dado su atención.
Pero, ¿Greg? Este hijo de perra tiene las pelotas de realmente mirar con
suficiencia. Se pone de pie y con la mesa entre nosotros, se mueve para estar justo frente
a mi rostro antes de continuar moviendo su boca.

84
—¿Qué? ¿Golpea cerca, Beck? Quizás es tiempo de simplemente dejar de
intentar que se fije en ti. Dejar de alimentar sus juegos. Me mordí mi lengua cuando me
dijiste que no condujera cuando ella estuvo en el hospital, pero me estoy enfermando y
jodidamente cansando de verlos jugar a su pequeña mierda de secundaria.
Ni siquiera le doy un segundo para respirar después de que ofrece ese montón
de mierda. Me estiro hacia atrás y lo golpeo en la mandíbula con el poder suficiente para
lanzarlo sobre su culo. Palmeo la mesa de nuevo y balanceo mis piernas por encima de
esta, aterrizando junto a su figura caída.
—¡Qué carajos! —Axel se pone de pie y se mueve para alejarme de Greg, pero
se detiene en seco cuando levanto la mirada y encuentro sus ojos.
—Ni siquiera pienses en tocarme en este momento. Puede que me venzas en
tamaño, pero en este momento, tengo a la ira de mi lado y te arrasaré en el maldito suelo
si das un paso más.
Me vuelvo hacia donde Greg está apoyado contra la pared de la sala de
conferencias, limpiando la sangre de su labio. Puedo ver la ira en sus ojos, pero luce más
confundido sobre por qué lo golpeé. Hemos peleado antes, todos nosotros, pero nunca he
puesto mis manos sobre uno de mis hermanos por ira.
Inclinándome cerca para que sepa que hablo en serio, mantengo mi voz baja y
nivelada.
—No te sientes aquí y finjas siquiera tener una idea de lo que está sucediendo
entre Dee y yo. Voy a decirlo una vez y solo una vez, porque todavía me vuelve
jodidamente loco pensar en ello. —Respiro profundamente, sin romper el contacto visual
con Greg ni una sola vez. Quiero que entienda por qué estoy lívido.
»Meses, Greg, demonios, cerca de un año y medio, esa mujer te ha necesitado y
ni siquiera has podido jodidamente verlo. No tienes idea de qué demonios está pasando
con ella y te lo diré ahora mismo, si quieres saberlo depende de ti, pero no lo oirás de mí.
Lo que voy a jodidamente informarte es, ¿esos juegos que crees he estado alimentando?
Esos juegos mantuvieron viva a la mujer que amo. La ayudaron a sanar y, más importante,
esos juegos que piensas que estoy jugando me dan más derecho sobre ella de lo que nunca
has tenido. Nunca vuelvas a cuestionar mi relación con Dee cuando no tienes idea de qué
demonios estás hablando.
Sigue mirándome, su mandíbula tensa y sus ojos escupiendo fuego. Justo cuando
pienso que ha decidido hacer pucheros en el rincón en lugar de responder, abre su boca.
—¿Realmente vas a ponerte de pie ahí y actuar como si no hubieras sido un
idiota abatido durante dos estúpidos y jodidos años? Demonios, estás tan mal que ni
siquiera puedes verlo.
—No sigas abriendo tu boca porque estás enojado de que golpeara tu culo.
Se pone de pie y se mueve hacia adelante para estar frente a frente. Sigo
flexionando mi puño, tratando de purgar la violencia de mi cuerpo.
—No abro mi boca, Beck. ¿No puedes manejar un poco de verdad? Todos la
hemos visto ir de aquí para allá, saliendo, riendo y divirtiéndose. ¡No puedes sentarte aquí
y actuar como si ella estuviera viviendo dos vidas! Me habría dado cuenta si me
necesitara.

85
Mi mandíbula cae después de toda esa mierda y entonces río. Me río con tanta
fuerza que tengo que alejarme de él y agarrarme mis costados.
Me toma unos minutos porque la ira todavía está muy presente. Levantando mi
mano para decirle que espere, me da unos segundos para recomponerme. Solo me quedo
allí encorvado, intentando mantener mi respiración bajo control. Ahora que ha pasado la
hilaridad de lo ciego que está con respecto a alguien que afirma conocer y amar como una
hermana, recupero la sobriedad rápidamente.
—Sabes, no sé por quién siento más pena ahora. ¡Dee por esconderse detrás de
toda esa felicidad falsa porque no pensaba que podías molestarte en estar ahí o tú! Eres
quien afirma amarla como si fuera tu familia, pero eres tan jodidamente estúpido que no
pudiste verlo. —Lanzo mis manos al aire y me alejo de él antes de golpear su trasero de
vuelta al suelo—. Incluso puedo pasar por alto el momento en que conociste a Melissa y
toda la tormenta de mierda que siguió. Tuviste tus propios problemas pesados y, créeme,
hermano, entiendo que fueran muy pesados, pero antes de eso, hubo casi un año en que
no pudiste ver una mierda. Demonios, quizás lo viste y no te importó, porque oye, ella
aun así estaba sonriendo, ¿cierto? —Le devuelvo sus palabras y me vuelvo hacia Axel.
Él solo está allí de pie, pero ahora me está mirando con todas las preguntas que sabía que
tendría si abría la lata de gusanos.
—Jódete, Beck. ¿Qué te da el derecho de sentarte aquí y actuar como si fueras
mejor que cualquier de nosotros? —me gruñe Greg, pero comete el error de agarrar mi
hombro para llamar mi atención de nuevo hacia él.
Me vuelvo más rápido de lo que él esperaba y lo agarro por la parte delantera de
su camiseta, empujándolo contra la pared lo suficientemente fuerte que juro que escucho
la pared agrietarse.
—Gané ese derecho la primera vez que tuve que detenerla de ingerir una botella
de píldoras. —Me alejo, enojado conmigo mismo por ceder ante él cuando claramente
quiere provocarme—. Tengo mucha rabia acumulada respecto a esto, Greg, y realmente
sería prudente que cerraras tu jodida boca. Ahora. —Recorro la longitud de la sala, mis
manos en mis caderas y mi respiración todavía llegando rápidamente.
—Creo que es hora de que limpiaras el aire, hermano —dice Coop desde la mesa.
Lo miro y me encuentro con sus ojos; me da una pequeña inclinación de cabeza y la
tensión en mis hombres cae.
—¡Joder! —Golpeo una de las sillas antes de volverme y caminar hacia mi
asiento. Greg, todavía claramente molesto, se dirige a su asiento y se sienta. Axel
mantiene su mirada en mí antes de tomar su asiento junto a Greg. Me río ante la ironía de
esos dos de un lado y yo, solo, en el otro. Coop se aclara su garganta desde su asiento en
la cabecera de le mesa y tomo eso como mi señal para hablar.
—No es mi lugar contárselo a ustedes y siento que estoy traicionando a Dee al
abrir mi boca. —La lucha, toda esa ira, se va en segundos y solo me siento… solo.
—Seguro que haría todo mucho más fácil si entendiéramos qué carajos fue toda
esa mierda —dice Axel en frustración.
—No me gusta que mis lealtades sean cuestionadas, Beck. Y malditamente
seguro que no me gusta ser golpeado en el rostro. Melissa va a golpear tu culo,
embarazada o no.

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—Honestamente, merecías eso y más, Greg. He mantenido mi boca cerrada por
respeto a Dee, pero sobre todo porque lo había tenido cubierto. Estuve allí cuando ella
me necesitó y continuaré estando allí para ella. —Vuelvo mi atención hacia Axel,
respirando profundamente antes de dirigirme a él—. En primer lugar, no pretendo ser
irrespetuoso, Ax, por lo que estoy a punto de decir, así que entiende eso y mantén tu
temperamento bajo control. —Me da un apretado asentimiento. Mirando de nuevo a Greg,
continúo—. Justo antes de que pasara toda la mierda en la vieja casa de Izzy y Dee, Dee
y yo comenzamos a salir. Era nuevo, tan nuevo que no llegamos a anunciar una mierda a
nadie antes de que todo se fuera abajo. Luego con Greg en el hospital, casi muriendo y
mierda, no era un buen momento. Izzy necesitaba a Axel y Greg estaba sanando. Por lo
tanto, Dee estaba sola.
—¿Qué diablos quieres decir con que estaba sola? ¡Vivía en mi maldita casa!
Izzy estaba allí. Yo estaba allí. ¡Ella no estaba sola! —El gruñido de Axel prácticamente
confirma lo que pensaba. Por supuesto, está a la defensiva.
—Te dije que no pretendía ser irrespetuoso, Axel, y lo digo en serio. Pero a pesar
de que estaba frente a tu nariz, estabas tan ocupado con Izzy que no viste nada. Piensa y
me refiero a que realmente pienses. ¿Cuántas veces se sentaba en ese pequeño rincón en
tu oficina que le diste para trabajar? ¿Cuántas noches la encontraste vagando en la planta
baja? Piensa realmente en lo que no pudiste ver porque toda tu atención estaba en Izzy.
Ni siquiera te estoy culpando porque Izzy te necesitaba, pero Dee también necesitaba a
alguien. —Bajo la mirada y junto mis pensamientos. Odio pensar en esos meses atrás—.
Me llamaba cada noche y la escuchaba llorar hasta que se dormía. Cada ruido en tu casa
la aterraba. Luego, finalmente la convencí de conseguir un apartamento en el complejo
de Maddox, pensando que estaría mejor. Pasé unos cuantos meses sin dejar su lado. —
Tengo que detenerme y aclarar el nudo en mi garganta. Jesús, esto es más difícil de lo que
pensé que sería.
»La primera vez que casi se quitó su vida, me llamó primero. Me dio el tiempo
suficiente para llegar allí y me tomó casi una semana calmarla lo suficiente para pedir
ayudar. Solo lo intentó una vez más después de eso, pero me tenía allí. Eso sucedió un
mes antes de que ella me alejara. Empezó a ver a una terapeuta y mantuve estrecha
vigilancia sobre ella. Me ha tomado casi un año ver los signos de vida volviendo de nuevo
a ella. Lo ocultó, pero si todos ustedes le hubieran dado un buen vistazo, habrían visto lo
rota que estaba. —Levanto mi mirada para encontrarme con sus ojos.
Coop tiene una mirada de entendimiento en su rostro que me hace pensar que no
estaba tan perdido como pensé que lo había estado. El rostro de Axel está libre de
emoción, pero puedo ver la sorpresa en sus ojos. Cuando finalmente me encuentro con
los ojos de Greg, el crudo dolor que está lavando sus rasgos me sorprende.
—No tenía idea. —Su voz incluso suena inexpresiva.
—Sí, lo sé. —Le ofrezco una pequeña sonrisa, pero nada de comprensión. Estas
personas deberían haberlo visto y saber que han pensado que ella estaba jugando juegos
solo rompe mi corazón por ella—. Esos juegos que piensan que estaba jugando, los tipos
con los que estuvo saliendo, todo eso. Esa era su manera de actuar como si estuviera bien
para que no le hicieran preguntas. No quería que lo supieran y todavía no sé por qué estaba
tan determinada a que permanecieran desorientados.
—¿Qué podemos hacer? —Axel está sosteniéndolo apretado, pero luce como si
estuviera a punto de romper cosas pronto. No le gusta que su familia esté herida y tiene

87
que saber que cuando Izzy lo descubra, va a ser difícil para ella saber que ha estado igual
de ciega que el resto de ellos.
—Ustedes tres no hagan una mierda. Ella confía en Maddox. Sé que ha hablado
con él sobre algo de esto, pero no sé cuánto le ha contado. Además, con él sabiendo todo
lo que ha estado pasando, a ella le resulta más fácil hablar con él. Va a encontrarse con
Izzy a almorzar hoy, así que Axel, no me sorprendería si fueras necesitado no mucho
después. En este momento, Dee es mía y seguiré haciendo lo que he estado haciendo.
Descubriremos quién es este hijo de perra y será mío para lidiar. Luego seguimos adelante
como la familia que somos.
Asiente en señal de entendimiento, pero Greg se empuja de la mesa. Abre la
puerta, sale y la golpea detrás de sí.
—Dale un segundo para lidiar con esto. No puedes esperar que no valore el
hecho de que básicamente ha ignorado a Dee cuando lo necesitaba. —Axel tiene razón.
En este punto, es un cara o cruz sobre quién va a manejar mejor esto, Greg o Izzy.
Toma casi treinta minutos antes de que Greg vuelva. Entra hacia donde estoy de
pie junto a la ventana y me atrae hacia un abrazo. Le doy palmadas en la espalda un par
de veces y le permito que tenga eso. Por más frustrado que esté, sé lo seria que se toma
sus relaciones con las mujeres de su vida. Sabía que no sería fácil para él saber que alguien
lo necesitó y que no lo vio.
—No te castigues, Greg. Está en el otro lado ahora. Incluso después de esa
mierda en la oficina, tiene esta fuerza en ella que me hace saber que va a estar bien.
Se aleja y me mira con claro dolor en sus ojos.
—Gracias por estar allí para ella cuando no pude verlo.
Asiento y volvemos a la mesa. Sé que esto no ha terminado. Dee va a tener que
terminar esto y perdonarlo antes de que puedan seguir adelante. Y juzgando por la
expresión en su rostro, él también lo sabe.
Pasamos el resto de la mañana repasando lo que sabemos de su ataque. Lo cual,
básicamente, es casi nada. Adam Harris no ha vuelto a su trabajo desde el viernes antes
del ataque. Todavía está todo en su apartamento, excepto que este ha sido destrozado
como si hubiera tenido que salir a toda prisa. Su familia no tiene idea de dónde podría
estar. El atacante de Dee había estacionado tan lejos de su oficina que su vehículo no
quedó registrado en ninguna de las imágenes de seguridad y él nunca sacó su máscara en
el rango de las cámaras.
No tenemos nada. Y todo lo que me llevo de esta reunión es la profunda
sensación en mis entrañas de que esto va a empeorar antes de que mejore.

88
15
Dee
Estoy más nerviosa por mi almuerzo con Izzy de lo que pensé que estaría. Sé
que esta no será una reunión divertida para ponernos al día y chismear. Se sentirá
devastada cuando le cuente todo lo que le he ocultado.
Beck se fue preocupado por mí esta mañana porque sabía lo que pasaría hoy.
Pero, también se fue sabiendo que yo necesitaba hacer esto por mí cuenta, y ni una sola
vez me cuestionó.
Solo puedo esperar que cuando llegue a casa y le cuente lo que tengo que decirle
a Izzy, aún siga queriendo quedarse junto a mí.
Es tiempo de liberarme de todo este dolor.

Acabo de salir de la ducha cuando escucho un golpe en la puerta. Pienso en


encerrarme en el baño y esconderme, pero después de unos segundos de calmar mi
respiración, soy capaz de luchar contra el pánico.
Me visto rápidamente con los pantalones y la camiseta que Beck dejó en el suelo
esta mañana, voy hacia la puerta con sólo un ligero temblor en mis extremidades. Tan
silenciosamente como puedo, me arrastro hasta la puerta y miro a través de la mirilla.
Cuando veo a Maddox mirando fijamente la madera maciza, sonrío levemente, respiro
profundo para calmar mis nervios, y abro la puerta.
—Hola, Mad. —Sonrío y le dejó espacio para que entre.
—Hola. —Me mira, con sus labios apenas moviéndose, antes de que se dirija a
la cocina.
—Voy a alistarme, ¿de acuerdo? —grito tras de él.
—Síp.
Sacudo la cabeza y pongo el seguro a la puerta antes de volver arriba.
Me lleva más tiempo de lo normal alistarme. ¿Qué se pone una para ir a almorzar,
sabiendo que está a punto de romper en pedazos el corazón de su mejor amiga? Me decido
por un par de jeans ajustados, una blusa verde azulado y mis tacones de cuatro-pulgadas
color azul verdoso favoritos. Un maquillaje ligero y unas cuantas palabras de ánimo más
tarde, estoy lista para enfrentar el día.
—Izzy viene en camino —le digo a Maddox cuando entro en la cocina. Él está
de pie junto a la estufa, comiendo algo del tocino que sobró del desayuno—. ¿Quieres un
plato? ¿Tal vez te pueda preparar algo fresco?
—Lo sé y no.

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—Ah, ¿está bien? Sabes que no tienes que estar aquí, ¿verdad? Estaré bien sola.
—Sonrío, haciéndole saber que realmente estaré bien, pero no se mueve.
Solo me mira con esos ojos aterrorizadores, termina los últimos dos pedazos y
se lava las manos. —Puedes creer que estás bien a solas, pero, igual me quedaré. Tú y
Izzy hagan lo suyo, y si me necesitas cuando acaben, entonces me quedaré hasta que Beck
vuelva a casa. Sino, igual me quedaré. —Y con eso, se da la vuelta y camina a través de
la casa. Lo escucho acomodarse en la sala, encender la TV, y los sonidos bajos de una
basura deportiva llenan el aire.
Bueno… está bien entonces.
Me pongo a limpiar la cocina, tratando de mantener mi mente clara. Izzy llega
rebotando aproximadamente una hora más tarde con Nate contoneándose en su cadera, y
lo que parece toda su casa en la bolsa alrededor de su hombro.
—¡Oye, tú! —Deja caer la bolsa y pone de pie a Nate antes de venir a darme un
abrazo—. ¡Te extrañe! Parece que Beck quiere tenerte toda para él.
Trato de sonreír, pero las mariposas en mi estómago se están volviendo locas.
Ella se da cuenta y me sonríe débilmente. Aparto la mirada de ella cuando escucho cesar
los pequeños pasos de Nate y los sonidos de sus grititos.
Oh, vaya.
—Oh, vaya. —Ella hace eco de mis pensamientos. Ambas nos quedamos ahí,
mirando a Maddox, quien tiene a Nate en el aire, y tiene la sonrisa más grande que he
visto en su rostro. Todo su comportamiento cambia justo frente a nosotras. La dura e
inaccesible mirada que tiene normalmente, se ha ido, y es reemplazada con un hombre
realmente demasiado guapo para su propio bien.
—Puedo ver por qué Emmy está tan colgada por él —susurra en mi dirección.
—No estás mintiendo.
Ambas nos reímos y Maddox voltea la cabeza en nuestra dirección. La
despreocupada sonrisa que había en su rostro apenas unos segundos antes, ahora se ha
ido. Casi parece enojado por haber permitido que apareciera en primer lugar.
—Cuidaré a Nate mientras ustedes dos hacen sus cosas de chicas. —Se va con
Nate riendo en sus brazos. Oigo una puerta chasquear en la distancia, y sé que debe haber
bajado al sótano donde Beck mantiene todo su equipo de entrenamiento.
—Así que, supongo que no comeremos realmente, ¿eh? —Ella deja escapar una
risita nerviosa, pero se detiene cuando la miro y niego con la cabeza—. No lo creí. De
alguna forma sabía que no querías ponerte al día.
—Vamos, es un día bonito, así que, ¿por qué no nos sentamos en la terraza
acristalada?
Ella agarra una botella de agua de la bolsa de pañales y me sigue.
—Sólo escúpelo, Dee. Me está matando. Toda la noche estuve preocupada por
lo que querías decirme. Me di cuenta por el tono de tu voz que algo está pasando, pero no
puedo averiguar qué demonios podría ser. —Sus ojos verdes lucen tan oscuros cuando
está preocupada. Se muerde el labio y juguetea con sus manos.

90
Empiezo por el principio y le cuento sobre mis padres, los chicos con los que
solía salir, y cómo terminaron todas esas relaciones. Le cuento que no tenía ningún amigo
de verdad hasta el día que la conocí. Ella lo asimila todo, moviendo la cabeza de vez en
cuando para hacerme saber que me está escuchando. Me doy cuenta que se está enojando
cuando menciono lo mal que se habían puesto las cosas con mis padres, pero se mantiene
en silencio.
Entonces le cuento todo aquello de lo que solo he hablado con la Dra. Maxwell
y Maddox. Finalmente revelo los secretos que he guardado acerca de su exmarido durante
mucho tiempo. Sólo deja escapar unos jadeos horrorizados, y su mano sale disparada para
sostener la mía cuando relato la forma en que irrumpió en mi oficina y me golpeó.
—Debí haber hecho más para sacarte de allí, Izzy. Estaba tan asustada de lo que
él haría. Podía verlo en sus ojos. No sé cómo, pero lo sabía. Me quedé ahí y dejé que te
hiciera daño, Izzy. —Cuando me encuentro con su atribulada mirada y veo las lágrimas
en sus ojos, se me rompe el corazón, y las lágrimas que he estado conteniendo comienzan
a caer libremente.
—Te has estado castigando a ti misma todo este tiempo, ¿verdad? —Asiento con
la cabeza, pero antes de que pueda abrir la boca, me interrumpe—. Brandon era un
hombre enfermo, Dee. No tienes idea de lo mucho que me duele saber que él puso sus
sucias manos sobre ti, pero nada de lo que pasó durante mi matrimonio es culpa tuya. —
Está tratando de mantener sus emociones bajo control, pero el temblor en su voz la delata.
Me detengo por un segundo para estar lista para terminar mi historia, y miro
hacia afuera, al hermoso jardín del patio trasero. Debo haber estado en silencio durante
un rato, porque su pregunta susurrada me hace saltar.
—¿Qué no me estás diciendo, Dee? Te conozco. ¿No hay más allí? —Su voz me
ruega que lo niegue.
—Sí, hay más. —Tomo otro aliento y me vuelvo para ver su rostro inundado de
dolor—. Cuando él finalmente se cansó de usar su puño me dijo que, si trataba de ponerme
en contacto contigo de alguna manera, te mataría —susurro en un sollozo. Sus lágrimas
se desbordan rápidamente, y sé que tengo que sacar el resto antes de que ella empiece a
llorar en serio—. Y luego... luego tomó lo único que quedaba por quitarme.
Ella empieza a negar con la cabeza rogándome que me calle.
—Lo siento, lamento tanto no haber estado allí cuando me necesitaste, ¡pero dijo
que te mataría! Traté de estar pendiente de ti, pero tenía tanto miedo de que, si trataba de
advertirte siquiera, él te alejaría de mí por completo.
Su cuerpo se estremece con sus sollozos, y es difícil saber quién llora más fuerte
en este punto. Me agarra y me hala en un doloroso y fuerte abrazo. Nos sentamos allí,
meciéndonos juntas durante un tiempo antes de que se aleje.
—Él te violó, ¿verdad? —pregunta un par de minutos más tarde, su voz es
tranquila a pesar de que sus manos tiemblan violentamente.
—Sí, lo hizo.
Si ella no hubiera saltado ligeramente pensaría que no me había escuchado
puesto que hablé muy bajo.

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—Estoy intentando procesar esto. Realmente estoy... ¡Ni siquiera puedo captar
todo esto, Dee! ¿Por qué no me lo dijiste hace años? ¿Incluso después de que se había
ido? ¿Pensaste que te culparía? Dios, ¡nunca! Estoy triste porque tuviste que pasar por
eso sola. —Se seca los ojos con su camisa y trata de calmarse—. Eres como mi hermana,
Dee. ¿Por qué no pudiste contármelo?
—Porque no sabía cómo. Parece muy simple ahora, mirando hacia atrás; pero en
ese entonces, todo lo que veía era a otro hombre volverse un monstruo. Ni siquiera era
por la violación, Izzy. Eso fue terrible, pero he sobrevivido. Estaba preocupada por ti y
lo que pasaría si no encontraba una forma de salvarte.
Ella agarra mi mano y la sostiene firmemente. —Me salvaste. Esa noche que te
llamé, me salvaste la vida ese día y todos los días después de ese. Me habría gustado que
me hablaras de esto hace años, pero gracias por decírmelo ahora. Por confiar en mí con
esto.
Nos quedamos cada una con su propio dolor durante unos minutos, cuando siento
su mano estrechar la mía. —No has acabado, ¿verdad? Si hubieses acabado, no te verías
así. —Sus ojos están abiertos de par en par y aterrados con el miedo a lo desconocido que
tengo que contarle.
—No he terminado.
—Jesús, Dee —Ella niega con incredulidad—. Dime, por favor. —Su voz
suplicante me da el último empujón que necesito.
Le cuento sobre el dolor que sufrí tras el ataque final de Brandon. Cómo su
ataque hace clic en algún interruptor dentro de mí. Cómo me hacía sentir, como si
estuviera ahogándome en la pesadilla que él creó. Cómo no tenía esperanza de escapar.
Le digo todo acerca de mi lucha con la depresión, y lo concerniente a lo que el médico ha
diagnosticado como Trastorno de Estrés Postraumático provocado por el ataque. Por un
segundo, creo que es necesario detenerme o contar algunas mentiras y restar importancia
a lo mal que me puse mentalmente, pero sé que tengo que sacar todo esto a fin de seguir
adelante. Ella está llorando, sollozando, y jadeando en busca de aire para el momento en
que termino.
—¡Dios mío, Dee! —Me agarra y me abraza fuerte otra vez, llorando en la curva
de mi cuello—. Lo lamento tanto, tanto. He estado tan absorta con Axel, Nate y la vida,
que he sido una amiga terrible.
—No, Iz. No has sido una amiga terrible. Solo has tenido otras prioridades,
nunca te culpé, ni una sola vez. Por favor, no creas eso. No te conté esto para hacerte
sentir mal. Te lo dije porque, si no dejaba salir todo, nunca sería capaz de seguir adelante.
Quiero continuar. Estoy lista para luchar por mi felicidad ahora, y no podría hacerlo con
esto entre nosotras, incluso si no sabías que estaba ahí. —Estoy tan orgullosa de mí por
sacarlo sin derramar una sola lágrima. Odio ver a Izzy triste, pero, saber que soy
suficientemente fuerte para pasar por esto y hacerle saber cuán difícil han sido los últimos
años, me da una sensación de paz que no tenía antes. Estoy un paso más cerca de estar
sana, y eso me hace sentir como una persona completamente diferente.
—No sé cómo podrías perdonarme por no ver cuánto sufrías —susurra, mirando
fijamente el jardín.
—Izzy, eso es fácil. No hay nada que perdonar. Te amo.

92
Me sonríe, limpia sus ojos otra vez con su camiseta, y extiende sus brazos para
abrazarme nuevamente.
—Por favor, dime que no hay nada más.
—No lo hay. Sé que no es fácil de oír, pero gracias por escucharme. No tienes
idea cuánto miedo tenía de contarte todo eso.
Ella se inclina hacia arriba y me brinda una sonrisa débil. —No me ocultes cosas
otra vez. Entiendo en qué pensabas al guardártelo, pero no lo hagas de nuevo. Eres una
de las personas más importantes en mi vida, Dee, y no quiero que vuelvas a pensar que
hay algo que no puedas contarme.
—Ahora lo sé. Sin embargo, me ha costado una gran cantidad de citas médicas,
muy costosas, comprenderlo realmente. Estoy cansada de reservar y ocultar partes de mí
a aquellos que me aman.
Nos quedamos sentadas en silencio durante un rato, sólo ofreciéndonos
mutuamente la fuerza que necesitamos. Sé que está sufriendo, y realmente no hay nada
que pueda hacer al respecto. Es mi mejor amiga, mi hermana, y una de las personas más
importantes en mi vida. Pero, esto es algo que tiene que tomar y procesar por su cuenta,
con la ayuda del esposo que la ama, superarlo.
Es una sorpresa, y sé que va sentirse mal por esto, lo cual es comprensible, pero
también sé que nuestra amistad es mucho más fuerte, porque no hay nada interponiéndose
entre nosotras ahora.
Se levanta para irse una hora después, y cuando la veo alejarse, lo hago con la
claridad de que todo va a estar bien.

93
16
Dee
—¿Dee? ¿Estás despierta? —Sonrío y me dejo caer más hondo en la bañera,
disfrutando de los efectos relajantes que el agua caliente está teniendo sobre mí—. ¡Dee!
—Puedo escucharlo entrar en pánico ligeramente cuando no respondo enseguida.
—Estoy en el baño —grito a través de la rendija de la puerta. Podría dejarlo
preguntarse dónde estoy, pero sé que está preocupado. No fue fácil conseguir que se fuera
esta mañana para empezar, así que sería cruel hacerlo buscar más tiempo de lo que ya ha
hecho.
Entra a través de la puerta y patina hasta detenerse cuando me ve sentada en la
tina con las burbujas rodeándome. Le doy una amplia sonrisa, y disfruto del hecho de que
su cuerpo se dispara visiblemente.
—Jesucristo… —murmura en voz baja.
—Me encontraste. —Me río cuando sus mirada se aparta de donde habían estado
mirando fijamente mi pecho. Me aseguro de que todavía estoy cubierta bajo las burbujas
antes de mirar su rostro.
Se aclara la garganta un par de veces y se ajusta a sí mismo. Me río cuando veo lo
mucho que simplemente estar en esta habitación lo afecta.
—¿Estás bien, Beck? —pregunto, empujándome hacia arriba en la bañera. Luce
como si pudiera desmayarse mientras mis pechos desnudos se despejan de las burbujas.
Se me endurecen los pezones al instante al ver la mirada de lujuria pura que se apodera
de él.
—Dee, si no quieres comenzar nada, entonces por favor, cúbrete. —Su voz es casi
suplicante.
Mi cuerpo se calienta cuando veo el contorno de su erección contra sus vaqueros.
Mi boca se hace agua y tengo que presionar los muslos juntos para evitar tocarme.
—No me mires así —suplica.
—¿Así cómo? —pregunto con fingida ignorancia.
—Me estás mirando como si no hubieras comido en años, y simplemente te trajera
una cena de carne. —Suena tenso, casi hasta el punto del dolor.
Le sonrío y le doy una mirada más, lentamente acariciando con mis ojos.
—Por favor, ¿me pasarías una toalla?
Él presiona una palma contra su entrepierna y gime cuando se gira a agarrar la
toalla que he dejado en el lavabo. Se para allí con la mano apretada fuertemente en la tolla
y la cabeza inclinada. El agua casi ha desaparecido por completo en el momento en que
se da la vuelta con los ojos firmemente cerrados.

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—No tienes idea de lo que haría para poder llevarte a la cama y mostrarte durante
horas lo mucho que he soñado con este momento. Han sido seis largos meses desde que
he estado dentro de ese apretado cuerpo y, cuando te tenga otra vez, y créeme, nena, te
tendré de nuevo; va a ser para siempre esta vez. —Abre los ojos, y el fuego que veo
ardiendo profundamente dentro de ellos me quita el aliento.
En silencio, asiento con la cabeza y acepto la toalla que está sosteniendo. Se
inclina y me planta un rápido beso en los labios antes de caminar hacia la puerta abierta.
Cuando noto la forma ligeramente extraña en que está caminando, una risita nerviosa
burbujea. Golpeo una mano sobre mi boca para tratar de detenerme, pero se gira y
entrecierra los ojos hacia mí.
—Esto no es divertido, Dee. Estoy tan duro ahora mismo que no me sorprendería
si mis bolas se pusieran azules.
—¡Lo siento, de verdad! —Levanto las manos en señal de rendición, pero noto mi
error dos segundos demasiado tarde. La toalla cae de mi cuerpo y se agrupa alrededor de
mis pies, dejándome de pie delante de él completamente desnuda. Él gruñe bajo en su
garganta, el sonido tan poderoso que mi coño late. Jesús, eso es caliente.
Con más fuerza de voluntad de la que le creí posible, se gira rígidamente y camina
el resto del espacio hasta la puerta, cerrándola suavemente detrás de él. Me paso los
siguientes treinta minutos tratando de controlar mis propias hormonas, pero rápidamente
me doy cuenta de que no hay mucho que pueda hacer para calmar el infierno ardiendo
dentro de mí. Lo quiero con una sed consumidora.

Después de nuestro incidente en el baño, caminamos sobre cáscaras de huevo uno


alrededor del otro. Ambos andamos con rodeos, sabiendo que detrás de cada mirada
robada y caliente, no deseamos nada más que colisionar juntos en lo que promete ser la
más salvaje de las reuniones.
Cuando me mira, de nuevo, como si acabara de follarme contra la encimera en la
que estoy preparando la cena, dejo caer de golpe el cuchillo. El calor sexual entre nosotros
ha espesado la habitación con tensión. Casi se siente como una niebla de deseo cubriendo
cada centímetro del espacio que nos rodea.
—Creo que podría necesitar saltarme la cena.
Baja los platos y camina desde donde estaba poniendo la mesa. No me muevo.
Sigo sosteniendo la encimera de mármol como si mi vida dependiera de ello, tengo miedo
de que, si quito las manos, aunque sea por un segundo, podría destrozar la ropa
arrancándola de su cuerpo.
No lo siento al principio, pero sé que está de pie justo detrás de mí. Puedo sentirlo
a él y a su calor corporal calentándome la espalda. Lucho contra la urgencia de darme la
vuelta y lanzarme a él. Cuando me retira con la mano el cabello del hombro y sus labios
se presionan ligeramente contra mi cuello expuesto, me tiembla el cuerpo violentamente.
—Te deseo tanto, Beck. —La desesperación en mi voz hace que mis mejillas se
calienten, y dejo caer la cabeza, molesta con mi cuerpo por su desvergüenza.
—Y yo también te deseo tanto, así que no creas que esto no es difícil para mí,
también. No voy a ir a ninguna parte, Dee. Podrías pensar que estás lista, y no tengo duda

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de que tu cuerpo lo está, pero lo quiero todo. Mente, cuerpo, alma y corazón. Te prometí
que cuando finalmente llegáramos allí, iba a valer la pena la espera. Cuando te abras
completamente a mí… Nena, ni siquiera creerás lo bueno que va a ser. —Mordisquea
suavemente mi cuello antes de retroceder y tomar los platos que había abandonado. Me
toma más tiempo calmar el calor en mi cuerpo.
Entiendo lo que hace, pero es más que difícil explicarle a mis hiperactivas
hormonas que necesitan contenerse. La última vez que lo tuve dentro de mí fue otro
momento de debilidad y, aunque fue alucinante, como siempre, aun así, me dejó
insatisfecha porque huí en medio de la noche. Seis meses es mucho tiempo para desear a
otra persona. Me detengo en seco cuando imágenes muy vívidas de él con alguien más
llegan flotando a través de mi mente. No sé por qué nunca se me ocurrió que podría haber
estado con otra persona, pero ahora que el pensamiento me ha aparecido en la cabeza, no
hay nada que pueda borrarlo. Se me acalambra el estómago con la idea de él y una mujer
sin rostro.
—¿Beck? —Se gira con el ceño fruncido arruinando su hermoso rostro, inclinando
su ceja en señal de pregunta. Trago, tratando de calmar mis emociones—. No tengo
derecho de preguntar esto, sé que no, pero… ¿ha habido alguien… eh, alguien más? —
susurro la pregunta, pero sé que me escucha porque su rostro se suaviza.
Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa y sus ojos se oscurecen.
—¿Estás celosa?
Lo miro cuando su tono bromista me golpea.
—No te burles de mí, Beck. Sé que no tengo derecho ni siquiera a estar molesta
por el pensamiento, mucho menos a preguntarte sobre el mismo. Yo te alejé y lo entiendo,
lo hago. Pero… simplemente quiero saber. Necesito saber.
Él no camina hacia a mí, y aprecio eso, ya que me está dando un poco de espacio.
Mi mente es un revoltijo de preguntas. Por un lado, sé sin lugar a dudas que aquí es donde
estoy destinada a estar. Ya no temo que él vaya a cambiar, pero sigo estando asustada de
lo desconocido. Ahora sé que esto es normal con cualquier relación, pero sigue allí. Saber
que he alejado a este hombre durante tanto tiempo, independientemente de lo que ha
estado sucediendo en mi cabeza, es lo que me mata. Ni siquiera lo culparía si hubiera
habido alguien más.
—Mírame, Dee, y me refiero a que me mires en verdad. —Me da un segundo, y
simplemente lo miro a los ojos, esperando por sus siguientes palabras—. El día en que tu
ebrio culo siguió y siguió con las razones por las que el chocolate es mejor que el sexo,
me tuviste enganchado. Podrías haberme alejado físicamente; pero, en realidad, no fui a
ninguna parte, y si piensas en ello el tiempo suficiente, sabes que no te dejé. Incluso si no
hubiéramos tenido el puñado de noches juntos durante todo este tiempo separados, no
había manera en que habría sido capaz de excitarme por otra mujer. No cuando mi
corazón siempre ha sido tuyo. Así que no, Dee, no ha habido ninguna otra persona, y no
habrá nadie más. Esto es lo más largo que hemos ido sin fallarnos entre nosotros, y puedo
esperar el tiempo que le tome a tu cabeza ponerse al corriente con tu corazón. —Sonríe y
no es una sonrisa de tristeza. Es una de aceptación. Y en ese mismo momento, sé sin lugar
a dudas que no merezco a este hombre, pero lucharé como el infierno para ser digna del
amor que está ofreciendo.

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—Por si sirve de algo, sólo has sido tú para mí, también. —Hago eco de sus
palabras. Su sonrisa se vuelve aún más grande antes de terminar de poner la mesa.
Un cómodo silencio llena el aire, y después de sentarnos y empezar nuestra
comida, él se aclara la garganta. Levanto la mirada, esperando la pregunta que he sabido
que se acercaba, pero no estoy segura de que esté lista para responder.
—¿Cómo salió todo con Izzy hoy? —Termina de cortar una pieza de su pollo,
pero lo detiene a medio camino de su boca cuando siente que mi nerviosismo se apodera
de mi rostro. Decirle a Izzy lo que Brandon me hizo había sido una conversación dolorosa,
pero palidecerá en comparación de cuán devastador será decirle a Beck.
Creo que siempre supe que contarle a él sería lo más difícil. He tenido un miedo
muy real de que él me miraría de otra manera si sabía todo lo que había jugado un papel
importante en mantenerme alejada de él. Como si fuese a pensar que soy algo dañado,
contaminado e indigno. Las cosas habrían sido mucho más fáciles si no hubiese estado
temerosa de decirle. Me tomó un tiempo, pero ahora puedo decir que él me habría
ayudado a superarlo en ese entonces y aun así me habría querido.
—No fue fácil. —Asiente y espera a que continúe—. Creo que fue una de las
conversaciones más difíciles que alguna vez tendré en mi vida.
—¿Cómo se lo tomó?
—Mejor de lo que pensaba que lo haría. Estará bien porque es Izzy.
Sonríe, volviendo a su comida por unos pocos bocados. Ambos sabemos cuán
fuerte Izzy es ahora, ya que tiene a Axel a su lado, sé que será capaz de superar esto y no
dejará que nos afecte.
En cierto modo, tener la fuerza para decirle a Izzy es lo que me da fuerza para
tener esta conversación.
—Me gustaría contarte lo que hablamos, si esto está bien. —Apresuro la última
parte de modo que no me acobarde antes de terminar.
Detiene lo que está haciendo, baja el tenedor, y me da toda su atención.
—He terminado de comer si quieres hablar ahora. —Su entusiasmo me da el
empujón final para hablar. Él ha estado esperando este momento desde que me cerré y lo
empujé lejos. Esperando pacientemente a que me abriera.
—Por qué no limpiamos todo, y luego vamos a sentarnos a algún lugar y tomamos
una copa. Creo que vas a necesitarla. —Me levanto y hago mi mejor esfuerzo por ignorar
la mirada preocupada en su rostro.
Sonrío cuando entro a la cocina con nuestros platos, porque sé, sin ninguna duda,
que estoy preparada para tener esta conversación. No sólo eso, sino que finalmente puedo
ver con claridad que, una vez que consiga esto, no habrá nada que quede interponiéndose
en nuestro camino.

97
17
Dee
Terminé de limpiar nuestro desastre de cena y salí a la sala, donde Beck está en el
teléfono con su hermana, Julie. El teléfono sonó justo cuando terminamos la cena y,
aunque está ansioso por nuestra conversación, respondió con una sonrisa.
Rodeo el sofá y le paso una cerveza antes de instalarme a su lado. Tira de mí cerca
con la mano que no está sosteniendo el teléfono y sonríe.
—Sí, Jules, lo sé. Prometo que estaré en casa para visitarte pronto. Sí. No, no he
olvidado cómo funciona un teléfono. Sí, ella está genial. —Deja de hablar y mira a mis
ojos, y le da un ligero apretón para hacerme saber que está preguntando por mí.
He hablado con Julie, su hermana más joven, un par de veces por teléfono, y una
vez cuando vino de visita. Es un amor y conectamos al instante. A su otra hermana,
Peyton, no la he conocido en persona, pero por las veces que he hablado con ella por
teléfono, puedo decir que es igual que Julie. Ambas comparten el mismo enorme corazón
y el alma compasiva que tiene Beck.
—Creo que mamá dijo que vendría de visita en algún momento del próximo mes.
Ya sabes cómo es; quiere esperar hasta que tú y Pey puedan venir con ella. —Se ríe de lo
que sea Julie dice en respuesta.
Me acomodo en su pecho y disfruto de la sensación de su voz vibrando contra mi
cuerpo. Esto se siente tan bien, compartir este momento con él, a pesar de que es sólo
es uno pequeño. Hacer las cosas que las parejas normales dan por sentado, se siente como
un gran logro para mí. Cuando cuelga el teléfono y se vuelve hacia mí, atrapando mi
sonrisa, me ofrece una tan grande de regreso.
—¿Por qué esa sonrisa?
—Sólo estoy disfrutando el momento. —Mi sonrisa se desvanece cuando me doy
cuenta de que es hora de tener esta conversación con él—. ¿Cómo está Julie? —pregunto,
tratando de ganar algo de tiempo para calmar las mariposas en mi estómago.
Da un resoplido, moviendo la cabeza un par de veces. Obviamente, me conoce lo
suficiente para saber mis tácticas dilatorias.
—¿De verdad quieres saberlo o prefieres me quede aquí y deje que te calmes un
poco de tiempo antes de hablar? —No está molesto, sólo es honesto.
—Realmente me conoces, ¿verdad? —Me río en voz baja—. Realmente quiero
saber cómo está, pero también necesito un segundo para ordenar mis pensamientos.
—Entiendo. Tenemos toda la noche. Jules está bien. Se queja de alguna clase que
está tomando. No para de hablar sobre cómo no debió haber esperado hasta tener
veintiocho años para volver y obtener su título. Se las arreglará, sin embargo. Dice que
mamá quiere venir de visita, especialmente ahora que se enteró de que fuiste herida. No

98
te preocupes, nos compró algo de tiempo. —Su sonrisa se agranda cuando habla de su
familia. Es muy afortunado de haber venido de una familia tan amorosa. Incluso sin un
padre, nunca faltó amor en su vida.
—Me encantaría volver a verlas. —No creo que me diera cuenta de lo cierto que
era esa declaración hasta ahora. A pesar de que sólo he conocido a Julie en persona, he
hablado con las otras mujeres en su vida un par de veces cuando le enseñaba a su madre
cómo usar FaceTime.
—También me gustaría eso. —Me apoyo en él, y los dos nos sentamos aquí
durante unos minutos en un silencio cómodo. Bebe un par de tragos de su cerveza, y me
paso el tiempo pensando cómo iniciar esta conversación.
—Realmente no estoy segura de que realmente haya una manera fácil para
comenzar esto. Supongo que sería muy fácil tomar el camino más corto y sólo darte mis
diarios que la Dra. Maxwell me hizo escribir. —Una risita nerviosa brota antes de que
pueda acallarla—. Bueno. Empecemos con mi padre.
Se sienta allí y me da el silencio que necesito, frotando su pulgar lentamente contra
mi hombro desnudo.
»La primera vez que mi padre me golpeó, tenía cinco años y me había olvidado
de hacer la cama. Esa, fue también la primera vez de muchas, que me dijo que deseaba
que nunca hubiera nacido. No fue fácil vivir con mis padres. Mi madre era tan
desagradable como él, excepto que sus palabras eran su arma preferida. Aprendí muy
temprano en la vida que mejor sería mantener la cabeza gacha y asegurarme de que hacía
todo lo que querían. —Le doy un vistazo y puedo decir que está enojado, conteniéndolo
para que pueda terminar.
»No voy a mentir y fingir que mi infancia fue muy buena. Tenía una niñera que
me dio tanto amor como pudo, pero cuando fue capturada dándome furtivamente Barbies
para que jugara, mis padres le despidieron. Voy a saltar todos los detalles sórdidos, pero
lo que estás imaginando da probablemente en el clavo.
Su mano se flexiona ligeramente en mi hombro, pero cuando miro, asiente
tensamente hacia mí para que continúe.
»Sé que mi padre es la semilla que empezó mi miedo a los hombres y las
relaciones. No hubo una sola relación en que yo no hubiese sido una vía para la gente que
quería acercarse a mi padre y el dinero de la familia. Eso ayudó a la creencia de que los
hombres no hacen más que cambiar, después de que consiguen lo que quieren. la Dra.
Maxwell dice que, dado que no tuve ninguna relación masculina positiva hasta mis veinte
años y mi amistad con Greg, tiene sentido que mantenga alguna tonta creencia de que
todos los hombres se transforman. —Muevo mi cuerpo así lo puedo mirar a los ojos.
Necesito verlo y asegurarme de que entiende la siguiente parte—. Por favor, sé que veo
esto ahora. Realmente lo creo. Sé que yo estaba proyectando mis temores en ti, pero
estaban tan profundamente integrados en mí que no creo que hubiese podido simplemente
apagarlos, y no tienes ni idea de lo mucho que lo siento por eso.
Él sonríe tristemente y toma mis manos entre las suyas.
—Lo sé, bebé. Nunca dudé de que estabas luchando contra algo fuera de tu
control.
—Dios, no merezco tu comprensión.

99
—Oye, deja eso. No dudes de tu valor propio, no conmigo. —Su tono no deja
espacio para la discusión y asiento con la cabeza.
—Estoy aprendiendo. A veces me siento como si estuviera perdida por completo
porque no tengo ni idea de lo que estoy haciendo aquí, pero te puedo decir que no eres
como ellos. Solo me toma tiempo. No debí haberte agrupado nunca con ellos.
—Dee, tan sólo podemos marchar sobre lo que sabemos, y nunca viste nada que
pudiera hacerte creer que yo no era como esos imbéciles.
Me siento allí durante unos cuantos segundos, reuniendo mis fuerzas para la
siguiente parte. —¿Alguna vez te dije que yo presenté a Brandon y a Izzy?
Sus ojos se abren antes de que niegue con la cabeza.
—Sí, fui yo. Puse a mi amiga con el hombre que casi me la arrebató. Siempre me
he preguntado qué habría ocurrido si jamás los hubiera presentado. Hasta hace poco, no
había más que culpabilidad carcomiéndome, pero Izzy me ayudó a darme cuenta de que
no pude haberlo sabido. Ahora lo entiendo, pero no es más fácil.
»Realmente pensé que era uno de los buenos. —Me río débilmente—. Que tonta
fui.
Toma mis manos otra vez y espera a que yo continúe.
»Me tomó alrededor de un año después de que se hubieran casado darme cuenta
de lo equivocada que había estado. Comenzó a apartarse y la veía cada vez menos. No
me di por vencida, sin embargo; seguí llamando y tratando de ir a verla. Creo que pasó
una buena semana de mis constantes llamadas antes de que ocurriera. Sé que estaba siendo
irritante, pero sólo quería hablar con Izzy.
No me doy cuenta de que me he desconectado hasta que su mano aprieta la mía
casi dolorosamente. Miro hacia arriba de donde he estado mirando nuestras manos. Tengo
que cerrar los ojos cuando veo el dolor en sus ojos. Sabe que esto está a punto de volverse
realmente feo.
—Está bien, Dee. Estoy escuchando.
—¿Seguro que quieres saber el resto?
Él asiente con la cabeza bruscamente y suspiro.
—No me di cuenta hasta hace poco, con la ayuda d la Dra. Maxwell, por qué tuve
un momento tan difícil después de que estalló todo el asunto con Brandon. Yo sabía que
te apartaba por miedo, pero ni siquiera yo podía entenderme a mí misma. Tienes que
entender que nunca he conocido una relación positiva con un hombre, así que cuando
empezaste a acercarte, me asusté. Eres tan perfecto en el exterior que me aterrorizó más
allá de lo que te puedas imaginar, que pudieras cambiar tan fácilmente como todos los
demás. —Me detengo cuando gruñe, pero hace un ademán para que continúe—. Correcto.
Así que, con eso, es posible que entiendas un poco mejor por qué su ataque fue un
detonante para mí. Aproximadamente dos años después de su matrimonio, él me acorraló.
Te ahorraré los detalles morbosos, pero, ¿como me veía hace unas semanas? Eso no es ni
de cerca la forma en que me dejó, sólo que él lo llevó mucho más lejos.
Salió disparado del sofá, tirando de golpe su cerveza al suelo. Mantengo mis ojos
en dirección a la formación de espuma líquida que se vierte fuera de la botella volcada.

100
Sabía que él me miraría de manera diferente, pero sigue doliendo estar en lo correcto.
¿Por qué querría a alguien tan jodida?
—¿Puso las manos en ti? ¡Hijo de puta! Si no estuviera ya muerto, jodidamente
lo mataría. Destriparía a ese hijo de puta. —Se pasea delante del sofá, gruñendo cada
palabra con disgusto—. ¡Joder! —Mantiene el ritmo durante unos minutos antes de parar
en seco y mirarme. Sacudiendo la cabeza, una expresión de absoluto terror se apodera de
sus características. Miro en cámara lenta cómo lo comprende antes de que pueda
decírselo. De alguna manera, sólo lo sabe, y cuando veo toda su ira volver en un dolor tan
grande que se pone de rodillas delante de mí, termina mi mundo—. No, no, no…
No puedo moverme de mi lugar en el sofá. Mi pecho se agitaba con la fuerza de
mis emociones. Mis lágrimas queman a medida que caen por mi cara y aterrizan en mi
regazo. No puedo ni moverme para limpiarme los ojos. Se mueve rápidamente hacia
donde estoy sentada, su cabeza golpea mi regazo, y sus brazos se envuelven alrededor de
mi cintura. Cuando sus hombros empiezan a temblar con las emociones en conflicto a
través de él, mis lágrimas brotan más rápido, y un sollozo se me escapa de la garganta.
Ese sollozo parece romper con su sufrimiento en silencio levanta rápidamente su
cabeza, desenvuelve sus brazos, y me tira hacia su regazo. Sus fuertes brazos se envuelven
alrededor de mí otra vez, y empuja su cara en mi hombro. Me aferro a él, absorbiendo su
calor, tratando de calentar mi cuerpo y ahuyentar el dolor.
Él no rompe el dominio sobre mí cuando nos tira hacia atrás al sofá, todavía
asegurándose de que estoy en su regazo y segura en sus brazos.
—Lo lamento —ofrezco débilmente.
Él se ve sorprendido, pero la desesperación desaparece de su cara.
—¿Qué? Mi Dios, Dee, ¿qué tienes que lamentar?
Me encojo de hombros y simplemente sacudo la cabeza.
—¿Has pensado que esto era tu culpa durante todo este tiempo? Oh, nena. —Él
me tira contra su pecho y nos mece ligeramente—. Lo que ese bastardo te hizo no es tu
culpa, Dee. Nunca fue tu culpa. Él era un hombre enfermo, perturbado. Me mata pensar
que pasaste por eso, y lo hiciste sola. Desearía que pudieras haberte abierto y me lo
hubieses contado antes, pero entiendo por qué no lo hiciste. ¿Es por eso que seguiste
huyendo?
—Sí. No creo que alguna vez pueda demostrarte cuánto lamento por todo lo que
nos he hecho pasar. Te vi a ti y toda tu perfección, y me recordó la forma en que fue
cuando yo se lo presenté por primera vez a Izzy. Creo que siempre supe en el fondo que
nunca me atacarías, pero ese miedo estaba tan arraigado, no importaba lo que hiciera, no
podía separarlos. Y luego, cuando todo sucedió, era como un interruptor apagándose.
Sabía que se había ido, pero mi mente no podía sacar el miedo. Estaba en todas partes que
miraba, y cada vez que miraba en el espejo, podía ver lo que me hizo. Te castigué por lo
que él hizo, y lo hice una y otra vez. —Hago una pausa para limpiarme los ojos y sonarme
la nariz. Se mantiene en silencio y me deja acabar.
»Me ha tomado todo este tiempo hacer retroceder esos sentimientos, borrar todas
las redes oscuras de mi depresión. No puedo agradecerte lo suficiente por obligarme a
empezar a ver a alguien, porque sin eso no creo que jamás hubiera sanado. Durante un
tiempo, fue un montón de ensayo y error, tratando de averiguar lo que funcionaba mejor

101
con mi trauma. la Dra. Maxwell me dice que todavía habrá contratiempos. Algunas
personas no siempre superan realmente el trastorno de estrés postraumático, pero
aprenden a vivir con ello, y eso es lo que he estado haciendo. Vivir con ello. No me puedo
sentar aquí y decir que alguna vez voy a ser completamente despreocupada y estar curada,
pero estas últimas semanas contigo a mi lado me han dado toda la esperanza que alguna
vez he necesitado, de que voy a superar esto.
Cuando todavía no habla, sólo me mantiene sujetada firmemente y la mirada
perdida en la distancia, comienzo a preocuparme de que no me haya escuchado. Por eso
digo lo único que se me ocurre para hacerle entender dónde estoy ahora. De que estoy
finalmente lista para él y todo el amor que alguna vez ha ofrecido.
»Tu amor me ha salvado —le susurro.

102
18
Beck
Tu amor me salvó.
Sus palabras siguen haciendo eco a mí alrededor, enroscándose alrededor del dolor
que ha llenado mi corazón desde que empezó a hablar.
Tu amor me salvó.
Puedo sentir su cuerpo temblar, la aprieto con más fuerza para que sepa que aún
estoy aquí, pero no puedo hablar debido al nudo que se ha instalado en mi garganta.
Siempre supe que tenía una historia difícil, pero nunca, ni en mis pensamientos más locos,
pude haberme imaginado todo el dolor por el que pasó.
Tiene mucho sentido ahora. Todas las veces que me alejó con miedo en sus ojos.
Cada vez que miraba a uno de los chicos y tenía esa extraña mirada, como si esperara que
uno de ellos se pusiera en modo “Hulk” o algo.
Hay mucho arremolinándose dentro de mí. Quiero matar de nuevo a ese hijo de
puta. Quiero ir a encontrar a su padre y enseñarle a meterse con alguien de su tamaño.
Quiero encerrarla en esta casa y no dejar nunca que nadie se le acerque lo suficiente como
para cortarla siquiera con un papel.
Tu amor me salvó.
Todo lo que quiero desde el día que la sentí huir es probarle cuánto la amo y que
sepa que estoy aquí para ella. Me mata saber lo mucho que ha sufrido, pero con eso viene
la claridad de que ella finalmente, jodida finalmente, está en la misma página que yo.
La aprieto más contra mi cuerpo cuando siento sus sollozos hacerse más fuertes.
Finalmente me doy cuenta que no he dicho una sola palabra desde que ella terminó de
hablar. Tengo que trabajar en tragarme mi propio dolor. Limpio las lágrimas de mi rostro
y aclaro mi garganta un par de veces hasta que me siento confiado de hablar sin sufrir un
colapso.
—Nena, mírame. Por favor, mírame.
Sacude la cabeza y se hunde más contra mi cuerpo.
—Vamos, ¿dónde está mi gata salvaje? —suavizo mi voz, froto su espalda y la
beso una y otra vez. Rezo en silencio solo para que me mire, para que vea toda la
comprensión y amor que necesita de mí ahora mismo. Así verá que estoy aquí y que nunca
me iré—. Dee, te lo ruego, por favor, mírame. Mírame. Deja entrar mi amor. Por favor,
bebé—. Ella tiene la boca pegada a mi hombro, así que cuando habla, no puedo
entenderla. Aún llora, pero al menos su cuerpo ha dejado de estremecerse
violentamente—. Repítelo. No puedo entender.
Ella levanta la cabeza y sus ojos rojos, llenos de lágrimas, simplemente me miran
fijamente. Le sonrío, haciéndole saber que todo va a estar bien, y ella deja escapar un

103
suspiro tembloroso. Cierra los ojos durante unos segundos, pero cuando los abre puedo
ver, no sólo a la antigua Dee a quién he añorado de manera extrema, brillando hacia mí;
sino también puedo ver todo el amor del que ella ha estado huyendo. Está mirándome
intensamente, e incluso con los ojos hinchados y la cara enrojecida, nunca la he visto más
hermosa.
—Oh, nena. Te amo tanto.
Su respiración se dificulta, nuevamente, al oír mis palabras. No pasa mucho
tiempo antes de que abra su boca, y cuando finalmente pronuncia las palabras con las que
he estado soñando tanto tiempo, la sensación de paz que me impacta es poco menos que
un milagro.
—También te amo, John Beckett. Te amo con todo mi corazón lleno de cicatrices
—. Sonríe débilmente y le respondo con una sonrisa tan grande que me duele la
mandíbula.
—¿Por fin eres mía? —pregunto, sin dejar de sonreir.
—No… —Hace una pausa y mi corazón se detiene—. Por fin eres mío.
Todo el dolor anterior y la tristeza desaparece de su rostro, y me mira con su
amplia sonrisa, sus ojos inyectados en sangre llenos de amor y confianza. Ella me mira
como si fuera una mujer completamente nueva, y doy un segundo de agradecimiento por
ser afortunado de tener a esta mujer en mi vida.
—Lo que sea funciona, pero finalmente somos uno. —Acuno sus mejillas y llevo
mis labios a los suyos. Sabe a lágrimas mezcladas con esperanza. Sabe a cielo.
—Te. Amo. —Puntúo cada palabra con un beso antes de atrapar sus labios en un
lento y calmado beso.
Sus manos están por todo mi pecho, tirando de mi camiseta. Cuando sus manos
frías me levantan la camiseta y presiona mis abdominales, me estremezco con el
escalofrío que recorre mi cuerpo. Suelta una risita y es como música para mis oídos. Me
separo de su boca para quitarme la camiseta y luego la suya. Desabrocha su sostén y lo
tira al suelo. Me toma un segundo mirar cada pulgada de su piel expuesta, absorbiendo
su bronceada perfección. Sus pezones se endurecen bajo la atención de mis ojos, y acuno
cada uno de sus grandes pechos, frotando cada pezón con mi pulgar antes de apretarlos
ligeramente. Echa la cabeza hacia atrás sobre sus hombros y gime bajo desde su garganta.
La muevo para que se monte a horcajadas sobre mí en el sofá y tomo su trasero
con mis manos antes de atraerla contra mi erección. Ella toma mi rostro entre sus manos
antes de apoderarse de mis labios y besarme profundamente. Su lengua sale y se enreda
con la mía mientras comienza a empujarse contra mi regazo.
Aparto mi boca y apoyo mi frente contra la suya. Los dos estamos resollando
profundamente. Cuando se desplaza ligeramente y su coño caliente se frota contra mi
dolorosa erección, gruño.
—Dee, habré acabado incluso antes de tener la oportunidad de quitarme los
pantalones si vuelves a moverte. Dame un segundo. Luego te llevaré hasta nuestra cama
y te mostraré cada onza de amor que tengo en mi cuerpo para ti.
Me toma mucho más que un segundo calmar mi cuerpo lo suficiente para no temer
correrme en los pantalones si ella tan solo respira. Cuando por fin puedo sentir algo de

104
sangre volver a mi cabeza, pongo mis manos debajo de su culo y me pongo de pie.
Instintivamente envuelve sus piernas con fuerza alrededor de mi cintura y deja caer su
cabeza en mi cuello. Empieza a besar, lamer y chupar ligeramente mi cuello y todo el
progreso que acabo de hacer en controlar mi palpitante erección, sale volando por la
ventana.
—Dee... —le advierto, cuando empieza a chupar el lóbulo de mi oreja.
Se ríe y su cálido aliento baila en mi húmeda oreja. Tengo que parar en medio de
la escalera porque el impulso de correrme en los pantalones es casi demasiado. Mi polla
ha anhelado a esta mujer durante meses, y finalmente es mía. No hay manera en el infierno
de que explote a menos que su mojado coño esté apretado fuertemente alrededor de mí.
Finalmente se apiada de mí, y soy capaz de volver a subir las escaleras. Cuando
llego al pasillo, parece de una milla de largo y no la corta distancia que sé que es. Aprieto
los dedos contra sus nalgas y empiezo a caminar. Cada vez que mis bolas se frotan contra
la tela de mis pantalones, gimo. Cuando finalmente cruzamos el umbral de la habitación,
dejo escapar el aliento que he estado conteniendo.
Por fin.
Por fin ha llegado el momento de hacer esta mujer mía.
Quito mis manos de su culo y paseo mis dedos lentamente sobre su cuerpo hacia
su pecho. Cuando golpeo sus caderas, sus piernas se tensan alrededor de mi cintura para
mantener su agarre en mí. La sensación de su piel cálida contra las palmas de mis manos
me hace cerrar los ojos y dejar caer la cabeza hacia atrás. Ella toma la oportunidad para
dejar besos y lamidas húmedas contra mi cuello expuesto. Mordisquea mi garganta antes
de bajar y hacer un camino de besos hasta uno de mis pezones. Cuando sus dientes lo
muerden casi dolorosamente, aprieto mi agarre en su cintura.
Caminando rígidamente hacia el borde de la cama, la bajo hasta que su trasero
encuentra el colchón. Doy un paso atrás cuando coloca sus manos detrás y se inclina hacia
atrás. Sus tetas quedan al aire, implorando por mi boca. Lamo mis labios antes de pasar
mis ojos por su cuerpo y encontrar su mirada. Sus ojos están en llamas, sus mejillas
encendidas, y todos los signos de su tristeza anterior han desaparecido por completo. Le
lanzo un beso antes de caer de rodillas, envolver mis brazos alrededor de sus piernas y
tirar de ella hasta que su trasero cuelga fuera de la cama. Cuando se recuesta sobre el
colchón, deja escapar un grito que se convierte rápidamente en un gemido cuando froto
mi nariz contra su estómago y empiezo a besar a lo largo de la cinturilla de sus jeans.
—Me estás matando —gime, pasándose las manos por el estómago. Tengo que
detenerme cuando arrastra sus manos por su cuerpo y aprieta sus tetas, antes de tirar de
cada pezón suavemente. Su rostro me muestra cuánto lo está disfrutando.
—Mierda. —Tengo que quitar una de mis manos de su pierna para empujarla
dentro de mis pantalones y empuñar mi polla. Aprieto tan fuerte como me atrevo, para
evitar correrme. Sólo verla darse placer a sí misma es casi demasiado—. Dee, por favor,
detente. —Ella sacude la cabeza, perdida en su propio mundo—. Dee —digo
bruscamente. Sus ojos se abren rápidamente y sus manos dejan de acariciar y pellizcar—
. Por favor, permíteme. Si sigues con eso no seré capaz de contenerme.
—No quiero que te contengas. Ha sido demasiado tiempo. —Dios, me encanta su
voz cuando está tan cerca de venirse. Se vuelve más profunda, más ronca. Joder.

105
Ni siquiera intento tomarme mi tiempo, me inclino hacia delante, le quito los
pantalones con un solo tirón y los lanzo por encima de mi hombro. Su ropa interior
simplemente me molesta porque está en el camino del único lugar que mi cuerpo ansía.
Agarro un lado delicado y tiro, arrancándosela. Meto mi mano debajo de su trasero,
levanto sus caderas del colchón, y llevo mi boca directo a sus empapados pliegues.
—Empapada, nena... tan jodidamente mojada. ¿De quién es este coño? —Me pego
a su clítoris y chupo duro, esperando a que me responda.
—¡Tuyo! ¡Es tuyo! ¡Oh, Dios! —Mete su pequeña mano a través de mi cabello e
inmoviliza mi cabeza mientras levanta sus caderas y descaradamente se frota contra mi
lengua. Ronroneo cuando el dulce sabor de su deseo golpea mis papilas gustativas cuando
se corre en mi lengua.
Lamo lentamente, bebiendo cada gota de su adictivo sabor antes de apartar mi
cabeza de su mano y dejar un sendero de besos por su muslo. Verla acostada sobre su
espalda en esta cama, completamente desnuda y en el resplandor de un clímax del
infierno, hace que mi polla se endurezca más de lo que creía posible. Mis bolas ya están
bien apretadas contra mi cuerpo, justo a punto de explotar en cualquier momento.
Doy un paso atrás, sin dejar que mis ojos se aparten de su cuerpo. Ella ni siquiera
se mueve. Sus piernas aún cuelgan a un lado de la cama, su cabeza está inclinada hacia
un lado, y su cabello castaño se derrama a su alrededor. Mis vaqueros son los primeros
en irse. Los desabrocho y bajo la cremallera lentamente, sosteniendo mi polla con la otra
mano para que no vaya en su propia misión de encontrar ese delicioso coño.
Cuando por fin estoy desnudo, sigo de pie, acariciando arriba y abajo mi hinchada
polla con movimientos lentos. Finalmente abre los ojos y me ve de pie entre sus piernas
abiertas, y deja escapar un gemido que va directamente a mi polla, la cual palpita
dolorosamente en mi puño.
Las palabras no son necesarias, no para nosotros, y definitivamente no ahora. Sus
muros han bajado… No, no han bajado, han sido completamente destrozados. No hay una
sola pizca del dolor que ha estado en sus ojos durante los dos últimos años. No, mi chica
tiene su amor resplandeciendo brillantemente y su corazón palpitando en sincronía con el
mío.
Inclinándome, tomo sus labios en un profundo, lento e intenso beso. Nuestras
lenguas se aparean juntas en una danza tranquila, y cuando presiono mi cadera contra la
suya, y mi pene es abrazado por sus labios hinchados, gimo en su boca. Ella separa sus
labios y comienza a deslizarse contra mi pene, dejando que su humedad me cubra en
cuestión de segundos. Sus dedos se clavan en los músculos de mi espalda, casi hasta el
punto del dolor, cada vez que golpeo su clítoris. No pasa mucho tiempo antes de que el
fuego comience a quemar lentamente su camino por mi espalda, y los primeros hilos de
mi orgasmo comiencen a acelerarse a través de mi cuerpo. Tengo que apartar mis caderas
de su húmedo calor, ganándome que me clave nuevamente sus uñas cuando intenta
mantenerme cerca.
Sin perder mi conexión con su boca, llevo mis manos hasta sus caderas y la
levanto, deslizándola hacia atrás para poder trepar tras ella. Permaneciendo de rodillas,
muevo su cuerpo de modo que se recueste sobre sus hombros con sus caderas en el aire,
justo donde las necesito para inclinarme y penetrarla. Sus manos vuelven a sus tetas y
tiran de sus pezones, otra vez. Inclinándome hacia adelante, suelto una de sus caderas el

106
tiempo suficiente para ubicarme, y luego empujo hacia adelante despacio. Ambos
gruñimos cuando nos unimos por completo. Mis bolas descansan contra su culo y sus
paredes abrazan mi polla casi estrangulándola. Maldita sea, me siento en casa.
Unos lentos empujes después el placer se vuelve demasiado. Engancho sus piernas
con mis brazos, despatarrándola ampliamente para poder ver su coño recibir mi pene.
Mirar, mientras se vuelve mía.
—Míranos. —Con cada sílaba empujo mis caderas hasta que puedo sentir sus
labios contra mi pelvis. Giro las caderas y aprieto mi agarre en sus piernas antes de salirme
casi por completo. Espero a que me mire antes de empujar a casa.
—¡SÍ! Oh, mierrrr, ¡SÍ! —Sus manos se deslizan de sus tetas y empuña las sábanas
de la cama, aferrándose a lo que sea que pueda anclarla al mundo, porque si su orgasmo
está cerca de ser tan fuerte como el mío promete ser, va a necesitar ese agarre.
Dejo caer sus piernas y me inclino hacia adelante para presionar mi pecho contra
el suyo, empujándome más profundo dentro de sus paredes. Mi mano izquierda soporta
la mayor parte de mi peso sobre su cuerpo, mientras la mano derecha inicia el lento viaje
desde su cadera hasta su cuello. Meto mi mano en su espesa melena e inclino su cabeza
para poder aplastar mis labios sobre los suyos. La forma en que se siente su cuerpo
mientras estoy profundamente enterrado es intoxicante. Envuelve sus piernas alrededor
de mí, y empiezo a empujar dentro y fuera. Es dolorosamente lento, pero no quiero que
esto termine. Puedo sentir nuestros cuerpos convirtiéndose en uno. Su corazón late
rápidamente contra mi pecho y el mío responde a cada latido.
Me echo hacia atrás y la miro a los ojos, apoyando mi frente en la suya. Miro mi
cuerpo meciéndose contra el de ella. Levanta sus manos y sostiene mi rostro, haciéndome
levantar la mirada.
Sé que está cerca, porque jadea y gime cada vez que empujo a casa. Se empuja
hacia arriba, me besa suavemente, y luego susurra contra mis labios—: Se siente tan... tan
diferente, bebé.
Gime cuando dejo de empujar y giro mis caderas de nuevo, golpeando ese punto
en su interior que hace crecer la humedad que cubre mi polla.
—Sí, justo ahí es como se siente que seas, por fin, mía. —Y con eso, empujo y le
doy a su cuerpo lo que pide silenciosamente.
No mucho después de que grite mi nombre y apriete mi polla, el ansia que ha
estado quemando con su delicioso dolor en mis bolas estalla mientras me vacío dentro de
su cuerpo, dándole todo lo que tengo en mí.
—DEE… —gimo su nombre y hundo mis dedos en la suave piel de sus caderas.
Empujo un par de veces más antes de hacerlo una última vez, y ruedo de manera que su
cuerpo descanse sobre el mío. Ambos respiramos apresuradamente, y sus estrechas
paredes aún aprietan mi polla, rogándome no salir.
—Te amo malditamente demasiado —susurra en mi oído.
—Yo también te amo. Siempre lo he hecho y siempre lo haré. —Puedo sentir su
sonrisa contra mi mejilla, y con los brazos envueltos apretadamente alrededor del otro y
nuestros cuerpos conectados, ambos cerramos los ojos, y por primera vez, en mucho
tiempo, duermo en completa paz.

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Creyendo y dejando ir

108
19
Dee
Paz.
Así es como este tipo de amor se siente. Mi mente y corazón están trabajando
juntos en completa armonía, y ya no despierto deseando poder desaparecer. Me despierto,
y lo primero que hago es sonreír, porque he sido bendecida.
Todavía tengo algunos días malos. Momentos en los que me asusto debido a
alguna estupidez, pero Beck siempre está ahí para recordarme que no hay nada en este
mundo que él no vaya a hacer para mantenerme a salvo y feliz.
Ha pasado una semana desde que tuvimos nuestra charla, y desde entonces, hemos
pasado casi cada segundo juntos encerrados en su casa, para que el mundo no pueda
tocarnos. Llamó a Axel en algún momento de la mañana después de que nos
desprendimos de todo lo que se interponía entre nosotros. No creo que él esté feliz al
respecto, pero aun así le dijo a Beck que se tomara un tiempo libre.
Beck se fue a la oficina hace una hora ya, y hoy marca el primer día que estamos
separados desde que fue a su reunión de la semana pasada. Le resté importancia cuando
me preguntó si necesitaba que Maddox viniera a esperar conmigo.
La verdad es que todavía me pone nerviosa estar sola, pero sé que tengo que
aprender a mantenerme en pie sin que Beck me sostenga. Tengo que tomar las medidas
necesarias para librarme de este miedo.
La razón principal por la que no quiero a nadie aquí es porque hoy voy a llamar a
mis padres. Hoy, por fin, voy a hacerles saber lo mucho que han arruinado por completo
los primeros veinte años más de mi vida. Hoy, voy a acabar con mis padres, y con cada
jodido problema que me han creado; y olvidar para siempre que alguna vez existieron.
Después de comer algo ligero para el desayuno, me instalo en la terraza de atrás
con el teléfono y una copa de whisky con sabor a café. Sí, necesito todo el valor que pueda
conseguir.
Me quedo mirando al teléfono en mi mano antes de poder hacer que mis dedos
marquen los diez números que me conectan a mis padres. Al pulsar el último número y
colocarme el teléfono al oído, tomo una respiración profunda para tomar fuerza y me
preparo.
—Residencia de los Roberts, habla Collette.
—Collette, es Denise Roberts. ¿Puedo hablar con Annabeth? —Siento la
necesidad inmediata de lavarme la boca cuando digo el nombre de mi madre. Me toma
todo dentro de mí para hablar normalmente y mantener el sarcasmo fuera de mi tono.

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Realmente sólo quiero preguntarle a Collette si se me permite hablar con la perra rabiosa
de la casa.
—Un momento, por favor, señorita Denise. Déjeme ver si la señora de la casa está
disponible para llamadas.
Tiene que estar bromeando. ¿La señora de la casa? Qué puta broma.
En el momento en que finalmente salgo de espera y la voz molesta de mi madre
se apodera de la línea, estoy a punto de colgar y decir al diablo con ello.
—¿Qué pasa, Denise? Estoy en medio de mi masaje de dos veces por semana, por
lo que, ¿puedes hacer esto rápido? —Aparto el teléfono y mi mandíbula cae cuando sus
palabras penetran. ¿Realmente esperaba otra cosa? No. Quiero reír cuando me doy cuenta
de lo innecesaria que es esta llamada.
—Bueno, madre, siento mucho haber interrumpido tu puto masaje.
Jadea, y puedo imaginármela presionando su mano contra su pecho, en estado de
shock por la asquerosa boca de su hija.
—Vigila tu boca cuando estás hablando conmigo.
—Es un poco tarde para maternalismo, Annabeth, ¿no te parece? —Comienza a
hablar, pero interrumpo rápidamente antes de que pierda mi liderazgo en esta
conversación—. Aquí está la cosa, vieja puta bruja. Puedes ser mi madre de nacimiento,
pero eso es sólo porque no tuve opción de escoger a los idiotas que decidieron tener sexo
una vez, y nueve meses después, nació su accidente. No, no elegí entonces, pero ahora sí.
He querido decirte esto desde hace años, pero hasta hace poco, no tenía lo que se
necesitaba para realizar esta llamada.
»Eres un sucio, repugnante, pedazo de mierda, y yo hubiera estado mejor fuera,
en el sistema, que siendo criada por ti y Davison. Te odio. Te he odiado durante los
últimos treinta y un años de mi vida, y por primera vez, la idea de decírtelo no me da
pánico. Quiero que le hagas saber a Davison que esta será la última vez que me hablen.
A partir de hoy, están muertos para mí. ¿Entiendes, Annabeth? Tu hija ha muerto.
Tomo una respiración profunda y cierro con fuerza los ojos. Mis piernas están
rebotando en su lugar, y sé que estoy a segundos de vomitar.
—Bueno, creo que un correo electrónico habría sido suficiente. Adiós, Denise.
El clic de ella al colgar el teléfono me hace saltar. Parece que no puedo quitar el
teléfono de mi oído. La conmoción de que ella no reaccionara, ni una vez, cuando
finalmente le hice saber lo que pienso de ella, es abrumadora.
Debería estar triste. Tal vez derramar una lágrima o volverme un poco loca, pero
no hay nada. Nada, salvo el gran peso del dolor que me han causado en los últimos años,
desapareciendo de dentro de mí.
Agarro mi café de la barandilla y tomo un largo trago, disfrutando de la quemadura
del whisky mezclado con él. Cuando aparto la taza de mi boca y siento mis labios curvarse
en una sonrisa, sé que todo está finalmente bien. Mi vida es totalmente perfecta, y no hay
nada que pueda quitarme este sentimiento.

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Para el momento en que me levanto del sofá en el porche trasero, es casi la hora
del almuerzo. Beck ya ha llamado dos veces para ver cómo estaba, y la última vez que
llamó le dije que mejor no me llamara de nuevo. Lo amo por querer asegurarse de que
estoy bien, pero los dos necesitamos empezar a volver a la normalidad. Nuestra
normalidad. Juntos.
Después de un almuerzo rápido, me siento a empezar a responder correos
electrónicos. He disfrutado de mi descanso del trabajo, mi descanso forzado, pero ahora
es el momento de volver a la carretera, por así decirlo. La primera orden del día es
comenzar la limpieza de la tienda de la sucursal de Carolina del Norte. Hablé con Chelcie
el otro día sobre la venta de la empresa y tener que mudarse hasta aquí para ayudarme a
hacer funcionar las cosas. Estoy lista para dejar que el trabajo sea mi prioridad número
uno, y centrarme en vivir mi vida.
Llamada.
—Hola, Chelc, sólo estaba pensando en ti. —Cuando escucho su llanto suave, la
sonrisa en mi cara se desvanece—. ¿Chelcie? ¿Qué pasa?
—Oh Dios, Dee. Pensé que había terminado, ¿sabes? Las cosas han sido tan
tranquilas por aquí, pero... Recibiste una carta hoy. —Suena aterrada, y lo único que hace
es alimentar el temor cerrándose lentamente sobre mí.
—Chelcie, ¿qué dice? —Estoy muy orgullosa de mí misma por hacerme sonar
mucho más tranquila de lo que me siento. Trago un par de veces para calmarme y esperar
a que ella hable.
—Hay fotos, Dee. Tienen fotos de ti y de mí.
Mi corazón está latiendo fuera de control. Oh Dios mío.
—¿Hay algo más? —Las lágrimas fluyen por mi cara y mis manos tiemblan tanto
que no tengo ni idea de cómo soy capaz de sostener el teléfono.
—Hay un mensaje —susurra de nuevo.
—¿Y?
—Dijo... Dios, dijo que si no entregas a Adam o doscientos mil dólares a finales
del mes, van a borrar la deuda de otras maneras. ¡Dee! ¡¿Qué diablos significa eso?! —
En el momento en que termina, está sollozando.
Me doy unos minutos para enloquecer antes de tratar de pensar una solución.
—Chelcie, escúchame. Quiero que recojas tus cosas y vayas directamente a casa.
Cierra la puerta y no le respondas a nadie. Empaca lo más que puedas y ven aquí. Tengo
que llamar a Beck y hacerle saber lo que está pasando, pero te quiero aquí donde sé que
estarás a salvo.
Ella está en silencio durante tanto tiempo que tengo que apartar mi teléfono para
asegurarme de que no colgó.
—Chelc, ¿entiendes?
—Sí, Dee. Voy a estar allí por la mañana. ¿Prométeme que estás a salvo?

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—No te preocupes por mí. Preocúpate por ti. Ven aquí, Chelcie. Todo va a estar
bien. Asegúrate de traer todo lo que te enviaron por correo y trata de no tocarlo, ¿de
acuerdo?
—Estaré allí.
Rápidamente cuelgo el teléfono y llamo de inmediato a Beck. Después de ponerlo
al día, me dice que compruebe cada puerta y me mantenga alejada de las ventanas. Sé que
está preocupado, pero está tratando de ocultarlo para no asustarme.
—Estoy bien, Beck. Estoy muy bien. Solo ven a casa, ¿vale? —Creo que no me
di cuenta hasta este momento que no estoy tan asustada como lo habría estado hace meses.
Estoy preocupada, pero principalmente por Chelcie. Sé que Beck no dejará que nada me
suceda, y hasta que llegue aquí, no creo que vaya a ser capaz de detener la sensación de
que no tengo manera de controlar lo que sucede.
Compruebo todas las puertas y me aseguro de que la alarma está activa antes de
hacer mi camino al piso de arriba. El único lugar donde sé que voy a sentirme cien por
ciento segura es en la cama de Beck, donde puedo tirar de la colcha a mi alrededor y dejar
que su olor me envuelva.

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20
Beck
En el segundo en que cuelgo con Dee, reúno al resto de los chicos en la oficina
para así poder ponerlos al tanto de lo que está pasando.
—Ella no sabe si hay más. La carta no llegó aquí, lo cual me hace pensar que él
quiere que ella crea que sabe más de lo que sabe. Hay una razón por la cual se la envió a
Chelcie en la oficina y no aquí.
Axel mira alrededor por un segundo, pensando sobre los hechos que tenemos. Lo
cual es básicamente un montón de nada.
—No me gusta esto. ¿Cómo es posible que este Adam de mierda se haya ocultado
todo este tiempo?
—Necesitamos la carta. Tal vez podamos sacarle algo. Es una posibilidad remota,
pero justo ahora es todo lo que tenemos. —Coop se sienta y por una vez no termina una
frase con algún comentario listillo.
Todos estamos preocupados. Este chico nos tiene agarrados por las pelotas, y a
ninguno nos sienta bien.
—Necesitas llevar a Dee a casa. Déjanos preocuparnos por la mierda que podamos
hacer aquí. —Maddox empuja la pared después de darme mis órdenes y azota la recién
remplazada puerta contra el muro en su apremio por salir de la habitación.
Greg se inclina hacia adelante en su asiento frente a mi escritorio, apoyando los
codos sobre sus rodillas.
—Tiene razón. Nos encargaremos de esta mierda, y si surge algo, te llamaremos.
Solo ve y asegúrate de que ella está bien. Si decides venir mañana, entonces que venga
contigo.
—¿Realmente no creíste que me quedaría aquí hoy? Vete muy a la mierda, Greg.
Todo lo que tenía planeado era ponerlos a ustedes imbéciles al tanto antes de ir a casa con
mi mujer. —Empiezo a empacar mi ordenador portátil y cualquier otra cosa que creo
podría necesitar si decido empezar a trabajar fuera, desde casa, hasta que esta mierda
acabe. Solo restan días del mes, así que, a pesar de lo que pensamos, nos queda un corto
período de tiempo antes de que la fecha límite con la que trabajamos venza.
Greg va a abrir la boca, pero lo detengo mientras rodeo el escritorio para irme.
—No, ¿de acuerdo? Entiendo por qué lo dices, y está bien, pero no confundas el
que quisiera asegurarme de que todos ustedes sepan lo que está pasando con que no la
ponga primero. Todo lo que hago es para asegurarme de que su felicidad y bienestar están
antes que cualquier otra cosa.
—Entendido.

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Lo dejo aún sentado frente al escritorio, y me dirijo afuera hacia mi camioneta. Le
ofrezco a Sway un rápido saludo mientras camino por la acera llena de escarcha dorada y
paso junto al salón de belleza. Él sonríe y me saluda en su usual manera extravagante, y
como es normal con él, no hay forma en que no puedas sonreírle de vuelta. Algo sobre
Sway es que, cuando las cosas están empezando a presionarte y tu humor está tan cerca
de la mierda como pueda ponerse, Sway siempre hace el mundo un poco más brillante.
Lanzo mi bolsa en el asiento del pasajero y despego del estacionamiento, en
dirección a Dee tan rápido como puedo.

Dee abre de un tirón la puerta del garaje en el segundo en que apago la camioneta.
Cuando la veo de pie en la entrada con una pequeña sonrisa en su rostro, dejo salir la
respiración que estuve conteniendo durante todo el camino a casa. Supe por su llamada
telefónica que lo está manejando mejor de lo que yo podría haber imaginado, pero me
preocupaba que con el tiempo que me llevara llegar a casa, podría haber empezado a
enloquecer. Verla ahora, y ver que realmente está bien, me ayuda a desenredar un poco
el nudo que se ha instalado en mis entrañas.
—Hola, tú —susurra cuando subo los dos peldaños que llevan dentro de la casa.
Levanta sus brazos y los envuelve alrededor de mi cuello, abrazándome con
fuerza.
—Hola, tú también. ¿Estás bien?
Se separa un poco y asiente. —Estoy bien, preocupada por Chelcie, pero bien.
—Es una chica lista. ¿A qué hora dijo que llegaría? —Cuando suelta mi cuello y
me quita el bolso, mi cuerpo instantáneamente extraña el contacto. La sigo a través del
recibidor, hasta la cocina. Suelta la mochila y me pasa una cerveza del refrigerador.
Mientras me siento a la mesa, la alcanzo y la siento en mi regazo. No la quiero más que
a un pie de distancia de mí ahora, no hasta que pueda calmarme un poco más.
—Saldrá pronto. Hablé con ella hace casi quince minutos y acababa de poner las
cosas en su auto. Le tomará entre seis y ocho horas llegar, así que, supongo que en algún
momento a mitad de la noche. Tiene la dirección de la casa. Sabe que puede llamar en
cualquier momento, y que esperaremos por ella.
—¿Cómo lo está llevando? —Estoy un poco preocupado de que haga ese viaje
sola, pero sé que está mucho más segura aquí de lo que estará allá donde nadie puede
protegerla.
—Creo que bien. Es decir, tan bien como puede estarlo, cuando una amenaza de
muerte básicamente aterrizó en su regazo. ¿Qué vamos a hacer, Beck? A menos que
encontremos a Adam y hagamos que nos ilumine un poco al respecto, no veo qué más
podamos hacer.
La estudio por un segundo mientras bebo otro sorbo de cerveza. Realmente parece
completamente bien. Tal vez un poco desconcertada, pero eso es de esperar. No hay ojeras

114
bajo sus ojos que me hagan pensar que podría estar teniendo un revés. No, mi gata salvaje
está preparada y lista para luchar.
—Intentemos enfocarnos en lo positivo, ¿vale? Estás bien, Chelcie también y no
hay manera en el infierno de que algún puto enfermo se acerque a ninguna de ustedes.
Cuando Chelcie llegue, podremos dar un vistazo a las cosas y mirar lo que le envió. Por
ahora, déjame disfrutar tu delicioso trasero en mi regazo.
Me golpea el brazo juguetonamente y sonríe.
—Cerdo. —Se rie y saboreo cada segundo de ello.

—Beck. Beck, despierta.


Cuando el suave aliento de Dee y sus bajos susurros me despiertan de uno de los
sueños más ardientes que he tenido en mi vida, inmediatamente la busco y la acerco más
a mí. Su cuerpo desnudo frotándose contra él mío enciende más el deseo que quema
dentro de mí.
—¡Beck! No podemos empezar nada ahora.
Su risa me atraviesa, y mi ya adolorida y dura polla late. Sus pequeñas manos
presionadas contra mi pecho hacen que me arda la piel. Ella no protesta mucho cuando
empiezo a besarle el cuello.
—Dios, sabes bien. —Continúo besando a lo largo de su clavícula, ignorando su
protesta. La única cosa en que puedo pensar es en empujarme dentro de su acogedor
cuerpo. Mi polla ruega por una liberación que solo su cuerpo puede proveerme—. Tan
jodidamente bien —murmuro contra su pecho antes de meter un pezón erecto a mi boca,
enroscando mi boca alrededor de la punta, y chupándolo gentilmente.
—Beck, por favor… No seré capaz de detenerte pronto, y Chelcie acaba de llamar.
Maldición, eso se siente tan bien. —Deja de hablar y empuja su mano a través de
mi cabello, sosteniéndome contra su pecho.
Justo cuando estoy a punto de empujar profundamente entre sus piernas, sus
palabras finalmente cobran sentido. Dejo caer mi frente contra su pecho e intento
contenerme.
—¿Cuánto tarda? —Dios, duele detenerme. Estoy cerca de rogarle que
simplemente me toque. Todo lo que tomará es un par de caricias de su suave mano para
que explote, pero quiero estar con ella… dentro de ella.
—¿Qué? —Sus ojos están nublados con deseo, y sé que, si alguno de nosotros
será suficientemente fuerte para detenerse antes de que vayamos más lejos, entonces
tendré que ser yo.
—¿Cuánto tarda Chelcie en llegar aquí? Por favor dime que no está por tocar la
maldita puerta. —Ni siquiera puedo levantar mi cabeza de su pecho. Su coño está
abrazando mi polla, y por mucho que me encantaría tirarme hacia atrás y luego presionar
dentro de ella, sé que si Chelcie está cerca, esta es la última cosa que debo estar haciendo.

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—Relájate, cariño. Está a unos treinta minutos. —Antes de que pueda siquiera
moverme, enrolla su mano alrededor de mí, levanta sus caderas para que pueda separarme
de ella, y en el segundo en que hay suficiente espacio entre nuestros cuerpos, alinea mi
polla con su entrada. Con un movimiento que enorgullecería a una estrella porno, se
empuja con sus pies y se entierra profundo en mi polla. Ni siquiera me da la oportunidad
de moverme primero. Simplemente continúa moviendo su cuerpo contra el mío.
—Si quieres hacer todo el trabajo, todo lo que tienes que hacer es decirlo. Puedo
ver a mi gata salvaje ansiando salir a jugar.
Ella no habla, solo sigue usando el colchón para empujarse. Sus paredes se
contraen y abrazan mi pene con fuerza cuando hablo.
—¿Te gusta usar mi polla, Dee? ¿Te gusta cómo se siente cuando tomas lo que
necesitas? —Gime y puedo sentirla humedecerse aún más. Dejo que la fuerza en mis
brazos y muslos aflojen y la presiono profundamente en la cama—. Te hice una pregunta.
¿Te gusta usar mi polla?
Cuando se da cuenta que no la dejaré moverse, finalmente me mira. Sus ojos están
tan repletos con éxtasis que el color marrón claro normal se ve casi negro. Parpadea un
par de veces antes de que una sonrisa maliciosa se forme en su hermoso rostro sonrojado.
Pasa sus manos por mi pecho y las lleva hasta mi cuello antes de acercarme más hasta
que estamos nariz con nariz.
—Me gusta casi tanto como cuando tiras mis piernas sobre tus hombros y penetras
mi cuerpo tan fuerte que estoy segura que puedo sentirte en mi garganta.
Jesucristo. Mi mujer sabe justo qué decir para conseguir lo que quiere y justo
ahora, puedo decir que me está rogando que la folle duro.
—¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres que tome esas largas piernas y las enrolle
alrededor de mi cuello como una maldita corbata? Asegúrate, Gata salvaje, porque justo
ahora, te necesito como no lo creerías. —Me inclino hacia atrás, sosteniendo sus delgadas
caderas para no perder nuestra conexión, y me tomo un segundo para disfrutar la vista.
Ella ya está palmeando sus tetas, acariciándolas, y apretando sus arrugados pezones. Su
cuerpo está levantado ligeramente de mi agarre en sus caderas. Está completamente a mi
merced justo ahora, y cuando empujo hacia adelante poco profundo, sé que está a solo
unos segundos de rogar por ello. Sus piernas están envueltas alrededor de mí y sus talones
intentan clavarse en mi trasero para empujarme más adelante—. Respóndeme. —Me
empujo otro poco, y cuando sus paredes se cierran y una ráfaga de humedad abraza mi
polla, casi olvido todo excepto tomar lo que ambos queremos—. Ahora.
Sus ojos se abren de inmediato ante mi firme orden, y queman mi interior. —¡SÍ!
Fóllame, Beck. Tómame duro.
Ni siquiera termina la frase completa antes de que lance sus largas piernas sobre
mis hombros, me ponga de rodillas, y levante su cuerpo del colchón con mis manos en
sus caderas. Sus brazos caen de sus tetas y los usa para soportar su cuerpo. La he tomado
en esta posición antes, con todo su peso apuntalándose en su espalda superior y hombros,
pero nunca tan duro como planeo hacerlo.
—¿Estás bien? —digo entre dientes, doblando mis dedos contra la suave piel de
sus caderas.

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—Si no te mueves pronto, te voy a lastimar. —Jadea y aprieta sus piernas
alrededor de mi cabeza—. Por fa…
Con un empuje rápido y potente, finalmente me permito tomarla. Mis bolas
golpetean contra su culo con cada estocada, y no pasa mucho antes de que sus gritos hagan
eco a través de mi habitación. Se ve tan malditamente hermosa con sus piernas alrededor
de mi cuello, su cuerpo perfectamente bronceado ruborizado por el deseo de acoger cada
brusco bombeo de mis caderas, y sus ojos me bañan con cada onza de amor que he ansiado
de ella.
El cien por ciento completo de aceptación de todo lo que siempre he soñado con
darle.
Haciendo una breve pausa, coloco su cuerpo en el colchón, bajo sus piernas de mi
cuello, y lentamente me deslizo dentro y fuera de su húmedo calor. Sus ojos parpadean
cuando se da cuenta de que he cambiado el curso, pero cuando presiono mi pulgar contra
su hinchado clítoris, rueda los ojos hacia atrás. Junto nuestras caderas apretadamente y
continúo frotando mi pulgar contra ella. Justo cuando siento que está a punto de caer de
la cima, me tiro hacia atrás. Sus ojos arden con frustración y me río.
—¿Mi gata salvaje quiere jugar? —Dios, espero que sí, porque la forma en que su
cuerpo se siente cuando estoy enterrado hasta las bolas en su humedad es casi demasiado
buena.
—¡Deja de jugar y fóllame!
No debí haberme reído, porque en el segundo en que sonrío y suelto una risotada,
ella se aprovecha.
Me empuja con sus piernas y las manos contra mi pecho. De alguna manera, me
las arreglo para agarrar sus caderas y mantenernos conectados mientras rodamos. Sus
manos se disparan para obtener un buen agarre. Una mano se envuelve alrededor de la
cabecera, y la otra sale volando, chocando contra la mesita de noche. Ella ni siquiera
pausa cuando los sonidos de vidrio rompiéndose y madera estrellando contra el suelo se
mezclan con nuestros gemidos.
Me monta duro y rápido. Sus piernas fuertes empujan y se clava contra mi pene
erecto. La ayudo a levantarse cuando puedo sentir que está cerca del orgasmo, hundiendo
mis pies en la cama para hacer coincidir cada movimiento con un empuje de mis caderas.
—Te sientes tan bien, tan bien... amo cómo me amas. —Gimo cuando sus palabras
se envuelven alrededor de mí, y aprieta más sus caderas.
—Estoy cerca, bebé. —Y con eso, se deja caer, echa la cabeza hacia atrás y grita
mi nombre. Tengo sólo unos cuantos segundos para disfrutar de la vista antes de voltear
nuestros cuerpos otra vez, y tomar lo que mi cuerpo ansia. No hay nada mejor que sentirla
venirse contra mi pene, su humedad tan resbaladiza que incluso mis bolas están
recubiertas, y con cada empuje, su cuerpo me sostiene tan apretado que siento como si
me pidiera que no lo deje nunca. Sí, cuando mi mujer se viene con fuerza alrededor de mi
pene, no hay nada mejor.
—¡Oh, Dios, Beck! ¡Voy a venirme otra vez! ¡Más duro, por favor, bebé, más
duro! —Sus piernas se envuelven alrededor de mis caderas y sus dedos se clavan en mi
espalda. La picadura de dolor producido por sus uñas rompiendo mi piel es todo el
combustible que necesito. Fuego se desplaza por mi espalda y se envuelve alrededor de

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mis bolas. Doy una estocada más antes de vaciar hasta la última gota de mí dentro de su
cuerpo.
No sé cuánto tiempo nos quedamos así, con mi cuerpo cubriendo el suyo, y mi
pene deslizándose lenta y perezosamente en su empapado coño. Cuando me bajo de su
cuerpo, los gemidos que salen de ambos rayan el límite de lo desesperado. Inclinándome
hacia arriba, la miro. Su cabello es un desorden de ondas alrededor de su cabeza, sus ojos
están cerrados, y su rostro sonrojado. La única pista que tengo de que aún está despierta
es la pequeña sonrisa en sus labios hinchados.
Presiono mis labios contra los suyos y le devuelvo la sonrisa cuando abre los ojos.
—Creo que deberíamos pensar en dejar esta cama antes de que no pueda
detenerme de tomarte nuevamente.
Ella sonríe y asiente con la cabeza.
—Venga. Si nos damos prisa, podemos bañarnos antes de que llegue Chelcie.
Probablemente no sería una buena idea abrir la puerta contigo deslizándote por mi pierna.
Se ríe mientras sale de la cama y comienza a ir hacia el baño. Cuando se da cuenta
de que no voy detrás de ella, se detiene y vuelve a mirar a donde sigo tumbado en la cama.
Mi una vez floja polla ahora está dura como roca y lista para más. Joder, sólo el
pensamiento de mi semen dentro de ella, deslizándose por su pierna, hace que cada parte
posesiva de mí ruja.
Impulsándome con la cama, voy hacia ella. Se ve confundida por un segundo hasta
que agarro su cuerpo y camino hacia el baño. Sus piernas se envuelven alrededor de mis
caderas por instinto.
—Chelcie va a tener que superarlo. Sólo la idea de mi semen por todo tu cuerpo
es la cosa más jodidamente caliente que pudiste haber dicho. Mierda, Dee. Me haces
querer venir sobre todo tu cuerpo para que todos sepan que eres mía.
—Eso suena algo desastroso, cariño. —Se ríe, tirándose hacia atrás para ver cuán
serio estoy, lo que hace que la risa muera en sus labios—. ¿No puedes hablar estar
hablando en serio?
Sin molestarme en responder, me ocupo con abrir el grifo del agua y entrar a la
ducha, girando para que el agua me caiga en la espalda hasta que esté cálida.
—Oh, Dee, ahora que eres mía, no hay casi nada que no haría para asegurarme de
que el mundo sepa que estás tomada.
Ella no protesta mucho cuando la empujo contra la ducha y poseo su cuerpo de
nuevo. Sus brillantes ojos y su traviesa sonrisa son toda la confirmación que necesito de
que entiende lo que digo

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21
Dee
Por suerte para nosotros, aunque Chelcie dijo que estaría aquí dentro de media hora,
le había tomado realmente una hora. Finalmente llegó a la entrada de Beck y aparcó detrás
del garaje justo cuando yo estaba bajando las escaleras para esperarla. Mi cabello estaba
todavía completamente mojado, pero por lo menos ya no olía a sexo.
Una pequeña sonrisa se forma cuando pienso en cuán enérgico se puso Beck. Me
encanta cuando me toma duro, pero esta noche, me tomó duro y rudo, y no hubo un
segundo de ello que no me gustara.
—Te ves feliz, Dee —comenta Chelcie desde donde está sentada en la mesa de la
cocina, sacándome de mi fantasía.
Beck había ido a estacionar su auto en el garaje, llevar su equipaje a la habitación
de invitados y ojear la carta que había recibido. Creo que realmente sólo sabía que tenía
que desaparecer, mientras que Chelcie calmaba su pánico. Al segundo que ella entró en
el camino de entrada, estacionó de golpe el auto y se lanzó a mis brazos. Ni siquiera se
había apagado el motor antes de salir corriendo.
Dejó de llorar hace apenas unos cinco minutos. No se ha movido del asiento en que
se dejó caer, y puedo decir que, a pesar de que ha dejado de llorar, no ha sido capaz de
dejar de temblar.
—Lo estoy, Chelc. Lo estoy realmente. —Sonrío débilmente y llevo las tazas de
café que acabo de preparar—. Toma, tengo una sensación de que no dormiremos por lo
pronto. ¿Quieres que hablemos? —Agarro su mano fría y le ofrezco la única cosa que
puedo, mi fuerza. Sé sin lugar a dudas que, si yo no tuviera a Beck a mi lado durante todo
esto, estaría sintiéndome de la misma manera que Chelcie. Sola, con miedo, y sin
esperanza. Esta no es la primera vez que me he dado cuenta de lo lejos que he llegado en
mi propia sanación, sino que justo aquí, en este momento, me doy cuenta de que, por fin,
por fin, tengo todo el poder sobre mi propia felicidad. Ya no temo al amor que Beck tiene
para ofrecer, sino que tampoco tengo el peso de todos los fantasmas de mi pasado
ahogándome nunca más.
Estoy mentalmente libre de todo el dolor que he estado cargando. Ahora, todo lo
que tengo que hacer es superar este lío y disfrutar de la vida, he estado huyendo demasiado
tiempo.
Es hora de aceptar el amor y la fuerza que me ofrecen, y luchar con cada aliento de
mi cuerpo para asegurarme de que gano.
El profundo suspiro de Chelcie me saca de mi momento mental 'ajá'. No me gusta
saber que está preocupada, pero sé lo fuerte que es, y si alguien tiene el poder para superar
esto sin cicatrices, es mi chica.

119
—Estoy aquí, Chelcie. He tenido un poco más de tiempo para aceptar el hecho de
que Adam ha convertido mi vida en este lío, pero por favor, dime que sabes que los chicos
no permitirán que nos pase nada.
Ella asiente, pero no habla. Mi corazón se rompe un poco cuando veo una sola
lágrima caer de sus ojos. Ella me mira, sus ojos marrones oscuros rogándome que aleje
todo y lo solucione.
—Ni siquiera sé cómo expresar lo que siento en este momento, Dee. Siento que fue
ayer cuando estabas en el hospital, y estaba aterrorizada de que no despertaras. Saber que
el pervertido aún está por ahí, vigilándonos, es tan espantoso.
—Lo sé. No voy a mentir. Cuando pienso en alguien por ahí observando cada uno
de mis movimientos, me siento de la misma manera. Vamos a superar esto, y luego
podremos mirar atrás y reírnos. —Sonrío, pero sé por la mirada en su cara, que ella sabe
que sólo intento aligerar la situación.
No hay nada bueno acerca de este lío. No tenemos idea de dónde está Adam, e
incluso si lo hiciéramos, no sé lo que siento sobre entregarle a alguien a un psicópata,
independientemente de lo que me ha hecho para ponerme en esta situación. No hay
manera de que pueda conseguir todo ese dinero, e incluso si pudiera, no se le daría. Mi
única esperanza es que los chicos tengan suerte y encuentran alguna pista oculta en cuanto
a quién es... o encontremos a Adam y obtengamos respuestas.
—¿Y si no lo encuentran? ¿Qué se supone que debemos hacer, pasar el resto de
nuestras vidas en la clandestinidad? ¡Este tipo te golpeó, Dee! ¡Te golpeó tan horrible que
casi no despertaste! Este no es sólo un capullo de poca monta. ¡Esto es enorme! —Está
empezando a ponerse histérica, y no tengo ni idea de cómo responderle. Solo asiento con
la cabeza y sostengo su mano con más fuerza.
Beck entra en la habitación unos minutos más tarde y se sitúa en el umbral. Su cara
se ve dura, y puedo decir por la forma en que se contiene, que no está feliz. Mi estómago
se tensa de miedo, pero rápidamente la alejo. Tengo que mantener la compostura,
demostrarme a mí misma que puedo manejar esto y también ser la roca que Chelcie
necesita.
—Coop y Maddox llegarán en unas pocas horas. Es tarde, y no hay mucho que
podamos hacer a las tres de la mañana, por lo que tira el café, y ve a dormir un poco —
dice Beck. Se acerca a Chelcie y se agacha junto a su asiento. Espera a que ella lo mire
antes de colocar la mano sobre su hombro, ofreciéndole la fuerza que necesita—. Nadie
va a hacerte daño, Chelc. Tú y Dee están a salvo, y yo no me iré de aquí hasta que
resolvamos esto, ¿de acuerdo?
Ella asiente con la cabeza, traga saliva un par de veces para tratar de calmarse, pero
pierde la lucha. Miro con mi corazón desgarrándose como su cuerpo cae hacia adelante y
solloza en sus manos.
Beck esta frente a ella levantándola de su asiento y envolviéndola en sus brazos. Él
me mira, y le doy un pequeño asentimiento de cabeza para que sepa que estoy bien. Parece
más que preocupado por el hecho de estar sosteniendo a otra mujer delante de mí. Le doy
una sonrisa y extiendo la mano para apretarle el brazo y que sepa que no estoy molesta.
Chelcie lo necesita y sé lo reconfortante que son esos brazos fuertes. La sigue sosteniendo
mientras ella solloza en su pecho, frota su espalda, y le asegura que todo va a estar bien.
Ni una sola vez aparta sus ojos de mí.

120
Si no estuviera ya locamente enamorada de este hombre, lo habría hecho en este
momento. Verlo sostener a una de mis amigas más cercanos mientras se desmorona sólo
constata la certeza de que realmente haría cualquier cosa para asegurarse de que yo, y
todos los que amo, están protegidos y felices.
Te amo. Digo en silencio.
Te amo. Responde.
Me levanto de mi asiento y boto nuestras tazas de café. Caminando hacia dónde
stán, envuelvo mis brazos alrededor de la espalda de Chelcie y le doy un beso en la mejilla
antes de dirigirme a la habitación.
Los sonidos de alguien desplazándose por las escaleras vienen unos diez minutos
después de haber salido de la cocina. No toma mucho tiempo para que la puerta se abra y
mi corazón se hinche cuando veo a Beck delineado contra la luz del pasillo. Él entra en
la habitación a oscuras, desnudándose mientras continúa andando hacia la cama. Giro y
me pongo de lado, y lo espero... ese momento en que se desliza en la cama y se acerca,
llevándome a un profundo abrazo y rodeándome con su protección.
—¿Estás bien? -—susurra en mi oído.
—Lo estaré —respondo con honestidad. Porque, lo estaré. Vamos a superar esto, y
nada va a interponerse en mi camino ahora—. Lo estaré —repito.
Él no contesta, pero, por otra parte, no es necesario. Sólo me aprieta con más fuerza,
presionando su pecho contra mi espalda, su barbilla en mi cuello y sus brazos apretados
alrededor de mi cuerpo. En poco tiempo su sosegada respiración coincide con la mía.

121
22
Dee
—¡Levántense y brillen, pequeños monstruos cachondos!
Salto cuando la voz de Coop resuena a través de la habitación de Beck.
Frenéticamente tiro de las sábanas encima de mi cuerpo desnudo, pero dada la mirada en
el rostro de Coop, es demasiado tarde y ya ha visto mis tetas.
—Buenas tetas, Dee.
Síp, definitivamente no se las perdió.
—Cabronazo, deja de mirarla de esa manera.
Sin preocuparse por su desnudez, Beck salta fuera de la cama y se abalanza hacia
él. Toda mi vergüenza desaparece cuando veo su firme culo “lo suficientemente bueno
para comerlo” mientras sale corriendo detrás de Coop. Suena como una manada de
elefantes corriendo por la casa mientras que Beck lo persigue.
—¡Hermano, si tu polla me toca, voy a vomitar! —grita Coop, y su voz se transmite
por toda la casa. Suena tan asustado que ya ni siquiera puedo contener la risa.
Empiezo a reírme tan fuerte que pierdo el agarre sobre la sábana. Sin siquiera
preocuparme por mi estado de desnudez, bajo de la cama para vestirme, limpiándome las
lágrimas que mi risa me ha ocasionado.
Con mi espalda desnuda hacia la puerta, me agacho para recoger la camisa que Beck
tiró anoche, pero cuando una tos masculina golpea mis oídos, salto y me paro. Jodida
mierda. Sé que no es Coop porque puedo escuchar sus arcadas y los gritos de Beck más
lejos en la casa. ¡Mierda!
—Por favor, ¿dime que eres lo suficientemente caballero para estar de espaldas a
mí? —Mi voz tiembla y mi rostro está en llamas.
—No sería exactamente capaz de disfrutar de la vista si lo hiciera. Buen culo, Dee
—La risa de Maddox resuena a través de la habitación antes de escuchar la puerta cerrarse
y sus pesadas botas alejándose de la puerta.
Me apresuro a ponerme encima algo de ropa. Estoy tan avergonzada que mi rostro
se siente como si pudiera estallar en llamas. Gracias a Dios Beck está ocupado con Coop
porque estoy bastante segura de que su cabeza explotaría si supiera que sus dos amigos
me han visto desnuda.
Beck irrumpe de nuevo en la habitación con sus manos cubriendo su polla. Quiero
reír, pero cuando veo su rostro, sé que no sería la mejor idea. Me mira, de pie en el lavabo
cepillando mi cabello, antes de caminar hacia mí. Sus manos caen y observo con
fascinación como se pone más duro con cada paso. Lamo mis labios y él gruñe. Mis ojos
se encuentran con los suyos en interrogación, y me responden con puro y crudo calor.

122
Camina directamente hacia mí y sin una palabra, quita la ropa de mi cuerpo, me
levanta, así que mi culo está apoyado contra el tocador, y embiste dentro de mí. Sus
movimientos son frenéticos y su ritmo se acelera. Lame y muerde a lo largo de mi cuello
y sus dedos se clavan en mis caderas a medida que golpea dentro de mí. No toma mucho
tiempo para que ambos estemos casi al borde. Sus labios se estampan contra los míos,
comiéndose mis gritos mientras yo trago sus gruñidos.
Él libera mis labios, y con su polla todavía profundamente dentro de mí, sostiene
mi mirada.
—No te bañes. Quiero saber que todavía estoy dentro de ti cuando bajes por esas
escaleras y te sientes en la mesa. Cuando esos imbéciles estén sentados en la misma
habitación que tú después de ver lo que es mío, quiero saber que aún estoy en ese dulce
coño.
Bueno. Vaaaaaale, entonces. Asiento, y cuando sale de mi cuerpo, ambos nos
vestimos en silencio antes de bajar tomados de la mano.

Chelcie luce diferente esta mañana. Todavía puedo ver el persistente temor en sus
ojos, pero ahora, también luce… ¿nerviosa? Hemos estado sentados alrededor de la mesa
durante unos treinta minutos, simplemente charlando mientras comemos el desayuno que
los chicos trajeron. Durante todo el tiempo, Chelcie sigue mirando a Coop antes de
rápidamente apartar la mirada. No ha comido mucho, pero sigue empujando la comida
alrededor del plato y frunciendo los labios.
¿Qué demonios?
Sé que ellos se enrollaron mientras estuve en el hospital el mes pasado, pero Chelcie
me dijo que fue sólo una vez, y sabe bien que no debe enredarse con Coop y sus andares
mujeriegos. Sé que no siente nada por él, y conociendo a Coop tan bien como lo hago, sé
que él tampoco por ella. Él es completamente ajeno a la incomodidad. Simplemente llena
su cara con más y más comida.
Beck me aprieta la pierna, y miro hacia él. Inclina su cabeza hacia Chelcie y sólo la
sacude una vez. Sé que me diría si supiera algo, así que asiento con la cabeza y sigo
comiendo.
Terminamos el desayuno y me ocupo limpiando el desorden. Haré cualquier cosa
por conseguir algo de tiempo antes de que nos sentemos y hablemos sobre esta difícil
situación.
—¿Necesitas un poco de ayuda, Dee? —pregunta Maddox.
Me sonrojo al recordarlo viendo mi culo al aire antes.
—No, lo tengo todo bajo control. —Estoy cargando el último plato en el lavaplatos.
Puedo escuchar a Beck y a Coop hablando en la mesa y miro por encima para ver a
Chelcie todavía sentada allí en silencio.
—No te preocupes. Sólo porque conseguí un vistazo completo esta mañana no
significa que voy a secuestrarte y a disfrutar de una vista más cercana y personal.

123
Mi mirada sorprendida se apresura hacia la suya, y cuando veo sus oscuros ojos
danzando con humor, quiero patear su culo.
—¡No es gracioso, idiota! —Lo golpeo con el paño de los trastes antes de volver a
la mesa y sentarme.
—¿Qué fue todo eso? —pregunta Beck, mirando a Maddox con una mirada fija.
—Nada, sólo Mad siendo un idiota.
Sus ojos se entrecierran mientras mira a Maddox, quien simplemente levanta las
manos en señal de rendición.
—Bien, entonces… ¿podemos acabar con esto? —rompo el silencio, rezando para
que Beck lo deje pasar. Maddox podría ser el hombre más cerrado que he conocido, pero
sé que no habla en serio con sus comentarios. Al parecer ha mejorado su sentido del
humor durante la noche, y aunque sea a costa mía, es bueno verlo no tan cerrado.
—Deja de pensar en su culo —gruñe Beck, quitándome, en un instante, las
esperanzas de que simplemente podamos olvidarnos de esto.
—En serio, ¡sólo olvídalo! —espeto.
Beck rompe el concurso de miradas con Maddox para mirarme.
—¡Él te vio desnuda, Dee! ¿Quieres que simplemente me olvide de ello? —Su tono
es bajo y letal. Sé que está a segundos de volverse un completo y loco macho alfa.
—Oh, en serio… sabes, soy consciente de que me vio desnuda, pero también fue
un accidente. Cuando tú estabas corriendo alrededor de la casa con tu polla sacudiéndose
por todo el lugar para que todos la vieran, no me viste ponerme como loca. Oh no, me
estaba riendo, porque, ¡hola! ¡Es gracioso!
Sus fosas nasales se dilatan y sus ojos aún están entrecerrados, pero no dice nada.
¡AH! Juro que estos simios grandullones van a ser mi muerte.
—Deja tu mierda, John Beckett. ¿Y qué? Coop consiguió un rápido vistazo de mis
chicas y Maddox vio mi culo desnudo. ELLOS no son los que obtiene los beneficios de
poseer este cuerpo. ¡Es todo tuyo! No me puse como loca cuando todos en esta casa te
vieron, y apreciaría que pudieras bajar esa testosterona un poco. Así que, ¿podrías parar,
por favor?
—Esos dos bastardos no disfrutaron viendo mi polla, ¡pero sé que disfrutaron como
el infierno de ti!
¡Por el amor de Dios! Me toma un segundo bajar el tono de mi frustración, y si soy
honesta conmigo misma, es caliente como el infierno verlo ponerse todo celoso y
posesivo.
—¿Te estás olvidando del par de ojos muy femeninos que vieron por completo al
pequeño Beck?
Coop se atraganta con su bebida cuando termino de hablar. Maddox retumba una
risa que me sorprende lo suficiente para mirar en su dirección. Si no estuviera tan
frustrada con Beck en este momento, podría salivar por lo guapo que se ve. ¿Cómo es que
nadie ha notado, además de Em, lo apuesto que es? Incluso Chelcie parece estar
concentrada en todo lo que es Maddox Locke sonriendo y riendo.

124
—¡Dee! —Su gruñido me ha hecho volver mi mirada de nuevo a la suya.
—¿Qué?
—Ojos. En. Mí.
—¡Oh, exasperante hombre! —Me pongo de pie, me muevo hasta que estoy en su
regazo, y presiono mi boca en su oído—. Tus tetas, tu culo. De nadie más, más que tuyos.
Tuyos para tocar, lamer y besar. De. Nadie. Más. ¿Necesito seguir enlistando todas las
partes de mí que te pertenecen? Porque, nene, no tenemos tiempo suficiente para que
enliste cada parte de mi cuerpo. —Cuando termino de susurrar en su oído, me aparto y lo
miro a los ojos. Quiero que vea cuán en serio hablo y cuán ridículo es su acto de hombre
de las cavernas.
Sus ojos están ardiendo de emoción. Puedo ver cuán fuerte está trabajando en
controlar esta celosa urgencia suya. La lujuria y el deseo que brilla en sus ojos no me
sorprenden, pero cuando veo que su rostro se vuelve todo suave y mis palabras penetran
su gruesa cabeza, sé que lo capta.
Lo entiende. Él, de todo el mundo, sabe cuán grande es para mí admitir que le
pertenezco a alguien, pero, lo más importante, consigue que aquí en medio de sus
estúpidos celos, sea completamente suya.
En mente, cuerpo y alma.
Él cierra los ojos y tira de mí más profundamente en sus brazos. Los escalofríos
recorren mi cuerpo cuando presiona sus labios contra mi sien y los deja allí. Simplemente
me respira y toma el momento que necesita.
—Bueno, tan entretenido como es observar a Beck volverse loco, ¿por qué no nos
concentramos en la mierda en que hay que centrarse?
Miro a Coop, molesta de que interrumpiera mi momento con Beck. Me molesta que
toda esta mierda con Adam y el imbécil que envió la carta haya llegado en el peor
momento posible.
—¿Qué has averiguado? —pregunta Beck, nunca aflojando su agarre sobre mi
cuerpo. Su voz vibra a través de mi espalda, haciéndome temblar.
—No mucho de esa carta. Voy a dejarla con un colega de la estación de policía y
conseguir que la examinen por huellas dactilares. Sin sello, lo cual esperábamos, así que
alguien la dejó en la oficina o le pagó a alguien para que lo hiciera por él. De cualquier
manera, lo más probable es que no vayamos a conseguir ni una mierda de esa carta. Las
fotografías son todas locales. La mayoría de las de Chelcie son de ella yendo y viniendo
de Roberts Insurance. Nada que me lleve a creer que él sabe mucho sobre su vida personal,
lo cual también era de esperarse. Chelcie es solo su forma de sacudir a Dee porque sabe
de su amistad. —Maddox se detiene por un segundo, y aprovecho el momento para mirar
a Chelcie. Ella no se ve tan asustada como estaba anoche, pero aún luce preocupada.
»Tuve suerte con Adam Harris. Parece que es tan sigiloso como este otro imbécil.
Recuperé un rastro de su celular. Torre local, así que por alguna razón parece estar en el
área de Atlanta. Todavía estoy trabajando en el resto, pero no está usando ninguna tarjeta
bancaria o de crédito, sobre todo porque no tiene ningún dinero en esas cuentas. Hay un
par de moteles de mierda alrededor de donde su celular fue rastreado, pero nada de suerte
en encontrarle. Por ahora, él es nuestra preocupación número uno.

125
Cuando Maddox termina de hablar, dejo escapar el aliento que no me di cuenta que
había estado conteniendo. No tienen nada. Bueno, nada tranquilizador.
—Así que, ¿estás diciéndome que este tipo, Adam, es local y muy bien podría
extender la mano y jodidamente tocarme? —susurro. Noto que Chelcie se estremece por
el rabillo de mi ojo y lamento la forma en que dije eso.
—Nadie va a poner las manos sobre ninguna de ustedes. —El veneno detrás de la
promesa de Coop me sorprende. Creo que nunca lo he visto actuar así antes. Normalmente
se esconde detrás de su inmadurez de “no me importa una mierda”, pero este es un lado
de él que nunca he visto—. Lo digo en serio. No vamos a dejar que les ocurra nada. —
Aparta la mirada y todos nos quedamos en silencio durante un minuto, dejando que las
novedades de Maddox sean asimiladas.
Cuando el celular de Coop suena unos minutos después, salto en el regazo de Beck,
haciendo que gruña cuando aterrizo torpemente.
—Gracias por eso, nena —gruñe, ajustándome mejor en su regazo.
—Oh, lo besaré y lo haré sentir mejor después.
Coop comprueba el identificador de llamadas, y una gran sonrisa comemierda se
forma en su rostro. En movimientos apresurados, acepta la llamada, se pone de pie, y
coloca el teléfono en su oreja.
—¡Ash! Dios, es bueno escuchar tu voz.
¿Qué? ¿Quién demonios es Ash? Miro a Chelcie cuando la escucho jadear, y como
una maldita bombilla encendiéndose, todo tiene sentido. Maldición, sabía que debería
haberle dicho algo sobre involucrarse con él. Sin importar si fue una o un par de veces,
ella obviamente está molesta al saber que él está hablando con otra chica.
—Déjalo en paz, Dee. Hay que centrarse en otras cosas en este momento, y lo que
sea que está pasando entre estos dos no es de tu incumbencia.
Asiento ante las palabras susurradas de Beck, me siento y espero a que Coop regrese
a la conversación.
Nadie dice nada mientras esperamos. No puedo escuchar lo que Coop está diciendo,
pero por el tono de su voz, está feliz de escuchar de la chica que está en la línea. Vuelve
a entrar a la habitación unos diez minutos después con una enorme y estúpida sonrisa en
su rostro.
—¿Qué? —pregunta cuando es obvio que el estado de ánimo en la habitación ha
cambiado.
—Nada. Vamos a hablar sobre el plan de acción. —Beck es rápido para cambiar de
tema, y noto a Chelcie relajarse visiblemente.
—Ahora mismo, seguimos haciendo esto. Las chicas se quedan aquí, al igual que
tú. Axel sabe lo que está sucediendo, y todos estamos de acuerdo que la mejor protección
es, ya sea aquí o en la oficina. Cuando tengas que salir, Coop o yo nos quedaremos. Sé
que tienes unas cuantas instalaciones de seguridad esta semana. Si nos hubieras enseñado
cómo instalar esos bastardos, entonces podríamos haber hecho el trabajo, pero son estos
hijos de puta de alta gama y de lujo. Mi conjetura es que el su-des se dará a conocer
cuando los diez días estén cerca de finalizar. Hasta entonces, esperamos y tratamos de
encontrar a Adam.

126
—¿Qué demonios es su-des? —le pregunto a la habitación cuando Maddox deja de
hablar.
Coop deja de mirar alrededor de la cocina antes de darme su atención.
—Sujeto desconocido, nena. ¿Tienes algo de Cheetos?
—¡Jesús, Coop! ¿Podrías al menos fingir prestar atención? —ladra Beck,
haciéndome saltar.
Puedo decir que Beck está frustrado, sabiendo que no hay nada que podamos hacer
en este momento.
—Lo entiendo —digo dócilmente—. Así que nos sentamos y esperamos.
Esto no hace nada para ayudarme a tranquilizar. Independientemente de qué tan
segura me siento con Beck, y de su capacidad para protegernos a Chelcie y a mí, no tener
respuestas es francamente aterrador.
—No te preocupes. Vamos a atrapar a este idiota sin importar qué. —Las palabras
de Beck no ayudan.
“Sin importar qué” es la parte que me causa mayor preocupación. La idea de que la
felicidad que hemos conseguido de nuevo se desvanezca por alguna amenaza
desconocida, y sin saber cómo evitarla hace que me duela el corazón.
—Détente, Dee. Sólo confía en que haré lo que se necesite para mantenerte a ti y a
Chelcie a salvo.
Asiento ante las palabras de Beck y trato de seguir respirando, incluso aunque por
dentro, mi instinto me dice que no hay manera posible en que esto termine bien.

127
23
Beck
—¿Cómo estás tomando todo esto? —le pregunto a Dee más tarde esa noche
mientras estamos en la cama.
Levanta la cabeza de mi pecho y apoya la barbilla en su mano. Me mira durante
unos segundos, no delatando nada, antes de decir algo.
—Estoy asustada. Sé que no quieres oírlo, pero no importa qué tan segura me sienta
en tus brazos, no puedo evitarlo. Hay alguien por ahí que quiere hacerme daño, quiere
hacerle daño a Chelcie, y quién sabe a quién más. Beck, podría ser cualquier persona de
la calle. ¿Y si se trata de alguien junto a quien paso todos los días y no tengo ni idea?
—Lo entiendo, en serio. Sin embargo, tienes que creer y confiar en que vamos a
mantenerlas seguras a ambas. No voy a dejar que este idiota te aparte de mí, Dee. Por fin
te tengo en mis brazos, y que me jodan si alguien pone en peligro lo que tenemos.
Sus ojos se cierran brevemente y respira profundo. Sólo sigo frotando las manos
ligeramente contra su espalda. Daría cualquier cosa por quitarle este miedo, pero no
puedo. ¿No es maravilloso eso? Haría cualquier cosa por esta mujer y soy completamente
impotente en esta situación.
—Lo hago, lo juro. Sé que tú y los chicos harán todo en su poder para evitar que
algo malo suceda, pero eso no cambia el hecho de que la amenaza está aquí, y no tenemos
idea de cómo detenerla.
Puedo oír la desesperación en su tono. Muevo nuestros cuerpos para ponernos frente
a frente.
—Escúchame; has llegado tan lejos, Dee. No sólo con tus demonios personales,
sino que, nena, por fin has dejado ir todo. El dolor, el miedo, toda se ha ido y más vale
que creas que lucharé contra un ejército si eso significa que mantendré esta mirada de paz
en tus ojos. ¿Me escuchas? Me niego a dejarte sentir impotente o con miedo. Mientras
esté aquí, nunca, nunca, sentirás que la oscuridad te tocará otra vez. —Seco las lágrimas
que han escapado de sus ojos y la beso suavemente—. Para siempre, nena. Tú y yo para
siempre.
—Para siempre —repite con una sonrisa temblorosa.
Se hunde lo más cerca de mí que puede, envuelve sus brazos alrededor de mi cuerpo
y enreda sus pies con los míos. Ni una sola vez durante toda la noche su agarre amaina.
Mi chica sabe exactamente donde se supone que debe estar, y exactamente quién va a
mover el cielo y la maldita tierra para asegurarse que ni un solo cabello de su cabeza se
vea perjudicado.

128
Frustrado, ni siquiera se acerca a describir cómo me siento ahora. Han pasado ocho
días desde que nos sentamos todos en mi casa para poner las cartas sobre la mesa. Ocho
largos días sin nada. Ni una maldita cosa. El sospechoso no ha enviado otra carta, no ha
llamado, no ha enviado señales de humo... ni una maldita cosa.
Dee está haciendo todo lo posible, pero puedo notar que está preocupada. He estado
manteniendo una estrecha vigilancia sobre ella. Mi mayor temor es que vaya a empezar
a retraerse en sí misma de nuevo. Sé, por experiencia, que el TEPT no siempre desaparece
por completo. Algunas personas pasan toda su vida después de que terminan el
tratamiento y no tienen ni un revés, mientras que otras tienen factores desencadenantes.
Hasta ahora, no he visto nada que me lleve a creer que está pasándolo mal. Por ahora,
sólo tengo que esperar y observarla. Me prometió que si siente que las cosas son cada vez
más oscuras, va a llamar de inmediato al Dr. Maxwell.
Incluso a través de todo esto, ella permanece fuerte, y demonios, se siente bien. Es
probablemente la única maldita cosa buena que ha salido de todo esto. Tengo a mi chica
y ella se tiene a sí misma de nuevo.
Suspirando profundamente, lanzo mi pluma hacia abajo en mi escritorio y vuelvo
al último correo electrónico de Maddox. Al parecer, la última llamada de Adam en su
celular ha sido rastreada a algunas ciudades más lejanas. Él no parece pensar que
deberíamos estar preocupados todavía, pero sé que se siente el calor de las llamas cada
vez más cerca. Estamos capacitados para confiar en nuestros instintos. No pasamos años
luchando contra un ejército extranjero invisible para no tener un instinto afinado. El
problema está en camino, y al igual que en el extranjero, no tenemos ni idea en qué
dirección explotarán las cosas.
El timbre de mi teléfono me despierta de mis pensamientos. El identificador de
llamadas muestra “Greg llamando” y eso gana otro gemido de frustración. Él ha estado
llamando durante los últimos días, preguntando si puede pasar a hablar con Dee. He
estado tratando de evitarlo, ya que con todo lo demás arremolinándose a nuestro
alrededor, necesito que se enfoque. No importa qué, cuando él y Dee tengan su charla, va
a sentir, y lo va a sentir con fuerza.
—Beck —espeto.
—¿Estás bien, hermano?
—Casi tan bien como puedo estar. Listo para halarme el cabello si no comenzamos
a recibir respuestas pronto. ¿Cómo es posible que un hijo de puta sea un fantasma
completo? ¿Y este mierdecilla Adam? Ni siquiera es cuidadoso, y aun así no podemos
encontrarlo, joder. Somos malditos soldados entrenados y dos idiotas nos están
superando. Ni siquiera creo que frustrado se acerque a la forma en cuán cabreado estoy.
—Joder, se sintió bien sacar eso de mi pecho. No había querido apilar todo eso en Dee.
Ella sabe que estoy preocupado, pero no quiero que tome mis problemas además de sus
propios temores.
—Entiendo. Estos chicos van a meter la pata, y cuando lo hagan, vamos a estar allí.
—Suena tan molesto como yo, así que al menos sé que no estoy solo.
—¿Algo nuevo de tu lado?
—Nada. Maddox se quedó en la oficina toda la noche monitoreando las
computadoras. Por desgracia, ese idiota apaga su teléfono cuando ha terminado de hacer

129
una llamada. Independientemente del tipo de idiota que sea, al menos sabe su mierda
cuando se trata de rastreo.
—Eso es lo que temo, Greg. Podría estar en mi puerta, y no tendríamos ni puta idea.
—Necesito golpear algo. Sacarle la mierda a algo para deshacerme de todo este estrés e
ira.
—Tienes ojos en el lugar, y un sistema de seguridad que haría que la Casa Blanca
pareciera un juego de niños. Trata de respirar profundo por un minuto.
—No es tan fácil, Greg, ni siquiera cerca de ser así de fácil. Un día. Eso es todo lo
que nos queda hasta que supuestamente tenga que enfrentar alguna fecha límite imposible.
Y ahora se está volviendo loca. —Sé que no está acostumbrada a estar atrapada en el
interior, sin poder salir.
—¿Por qué no la traes a la oficina? Sé que no es el spa, pero por lo menos sale de
la casa, y todavía podemos mantener un ojo en las cosas aquí. —El sonido esperanzo en
su voz me hace estrechar los ojos. No me gusta cuestionar sus motivos, pero sé
exactamente por qué quiere que la lleve allí.
—No me tomes por un tonto, Greg. Sé que quieres hablar con ella, y no estoy
tratando de interponerme en eso, pero ¿estás seguro de que realmente necesita hacer esto
ahora? ¿En medio de toda esta mierda, deseas abrir esta caja de Pandora?
—Necesito saber, hermano. Me está matando el no saber, y pensando lo peor. En
todo caso, saber será mejor que los pensamientos que han estado rodando alrededor en
mi cabeza. Melissa piensa lo mismo que tú. Que tengo que esperar hasta que esto termine,
pero que me jodan, simplemente no puedo.
—Sí, te entiendo, pero esta mierda... Greg, asegúrate de que realmente quieres
saber, porque no puedes retractarte después. Te conozco, y sé cómo te sientes acerca de
las mujeres en tu vida. Ni siquiera voy a mentirte. Cuando Dee me lo contó todo, lo sentí
con tanta fuerza que la tierra tembló. Esa es mi mujer, mi vida, así que lo sentí y todavía
lo siento. Sé que ella es como una hermana para ti, y no importa si no hay una relación
entre ustedes dos como la que tengo con ella. Esa mierda dolerá. —Escupo las últimas
palabras, agarrando el teléfono con tanta fuerza que estoy seguro de que va a romperse—
. Diablos, viví la mayor parte de todo estando justo a su lado, y ni siquiera sabía ni la
mitad.
—Correcto. Eso no cambia las cosas para mí. Necesito saber, Beck. Ya lo he oído
de Axel. Izzy estuvo llorando durante casi tres días completos. ¿No crees que entiendo
que esta mierda es fuerte? Lo sé, y eso es lo que sigue corriendo por mi cabeza. Una de
las personas más importantes en mi vida estuvo sufriendo durante años, y no pude ver
una mierda. Necesito saber.
No hablamos después de eso. Puedo sentir mi cuello tensarse de la frustración, y
gruño en el teléfono. ¡Mierda!
—No se trata sólo de ti, Greg. No quiero que esto la haga retroceder —digo en voz
baja.
—¿Qué? —susurra, con voz mortalmente calmada—. ¿Hacerla retroceder de qué?

130
Me di cuenta de mi error justo cuando las palabras salieron. Si tuviera alguna
esperanza de despistarlo antes, ahora se ha ido. Él va a saber con esas palabras que
probablemente es tan malo como lo ha imaginado.
—Voy para allá. Si quieres tener esta charla, está bien, pero estoy en camino.
Cuando escucho la desconexión del teléfono, bajo el auricular de golpe y empujo
hacia atrás mi escritorio con la fuerza suficiente para hacer que mi silla se estrelle. Maldita
sea. Parece que tengo que ir a informar a Dee que una tormenta se acerca.

131
24
Dee
Necesito salir de esta casa, y no poder hacerlo cuando quiera es probablemente la
única razón por la que estoy tan ansiosa de salir. En este punto, ni siquiera me importa a
dónde diablos vaya. Sólo quiero ver algo más que las paredes de la casa de Beck. Chelcie
está manejando todo esto mucho mejor que yo. Eso, o sólo sabe ocultarlo mejor. Creo se
ha pintado y repintado las uñas de los pies unas cincuenta veces. He tratado de conseguir
que me diga lo que está pasando con ella y Coop, pero simplemente evade la pregunta. Si
no pensaba que algo estaba pasando antes, definitivamente lo hago ahora.
Esta mañana ha sido excepcionalmente aburrida. Parece que hemos terminado todo
el trabajo para la próxima semana. Cuando todo lo que tienes es tiempo, es increíble las
cosas que se terminan. Me he puesto en contacto con un agente de bienes raíces que
conozco en Carolina del Norte, y le dije que quiero vender. Hecho. No quiero ver nunca
más ese edificio de nuevo. Hasta el momento, no ha habido ningún problema con mis
clientes. Ellos saben que todavía manejaré sus negocios; simplemente no va a ser desde
el mismo estado.
El asegurado con el que Adam se había metido no estaba muy feliz cuando me
explicó la situación. Por suerte, ya que sólo habían sido unos cuantos cientos de dólares,
acordaron adoptar una solución con el fin de no presentar cargos.
Sin importar cuántas veces le expliqué la situación, sé que nunca habrá una
posibilidad de conseguir negocios con ellos o alguien cercano a ellos en el futuro. Por
primera vez en casi diez años, el trabajo que amo se está convirtiendo en algo que odio.
Acabo de terminar de enviarle un correo electrónico al agente que maneja la venta
de Roberts Insurance, en Carolina del Norte. Las cosas pintan bien para una venta rápida.
No esperaba conseguir un cliente dentro de la primera semana de poner el anuncio, pero
hasta el momento, hay dos empresas con intereses fuertes. Gracias a Dios.
—¿Dee?
Sonrío cuando la voz de Beck proviene desde la casa hasta la cubierta donde estoy
relajándome con Chelcie. Cierro mi portátil y miro por encima de ella.
—Ya vuelvo. ¿Necesitas algo?
Ella levanta la vista de su ordenador por un segundo, niega y devuelve su atención
a lo que está trabajando.
Entro por las puertas dobles, de vuelta a la sala de estar. Camino hacia donde
escucho sus pasos pesados haciendo eco desde el frente de la casa. Doblo la esquina en
el vestíbulo y casi choco con Beck.
—Detente ahí, Chico grande, ¿dónde está el fuego? —La sonrisa en mis labios se
escapa cuando noto la mirada en sus ojos—. ¿Qué pasa? —le susurro.

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No responde de inmediato. Me tira a sus brazos y me sostiene. Mi ansiedad
asciende. En realidad, podría ser cualquier cosa, mientras tengamos a un maldito enfermo
allí afuera observando todos nuestros movimientos. —Beck, por favor, háblame.
—Greg está en camino. Lo intenté. Realmente lo hice. Sé que no estás lista para
tener esta conversación, pero no quiso aceptar un no por respuesta. Me sentaré con ustedes
si me necesitas, pero creo que necesita saber lo que realmente pasó. —Sus ojos están
rogándome compresión, y entiendo lo que está diciendo. Hasta que Greg sepa todo, todo
esto no va a estar fuera del camino y en el pasado.
—Está bien —digo envolviendo mis brazos alrededor de él, dejo que su olor
reconfortante y fuerte cuerpo alivien algo de la tensión en mí—. Sé que te sentarías allí
conmigo, y eso significa un mundo, pero ambos sabemos que no deseas volver a abrir esa
herida. Lo hemos superado, y no quiero ver ese dolor en tus ojos otra vez. Necesito hacer
esto por mi cuenta.
—¿Estás segura?
Sus brazos me aprietan más y sonrío contra su pecho. ¿Qué he hecho para merecer
a este hombre?
—Sí, cariño, estoy segura. —Retrocedo y miro a sus ojos amorosos—. Es algo que
tengo que hacer. Tengo que dejar de apoyarme en ti en busca de fuerza. —Me ofrece una
pequeña sonrisa y un gesto de comprensión—. Te amo. Gracias por entender.
—Te amo, también. —Sus labios se presionan contra mi frente y cierro los ojos
disfrutando su caricia—. No me gusta salir cuando sé que podrías necesitarme, pero lo
entiendo. ¿Qué tal si llevo a Chelcie a la oficina? Estoy seguro de que le encantaría visitar
a Sway, salir de la casa, y tener a su culo loco consintiéndola. Es casi la hora de comer de
todos modos, por lo que alguien puede relajarse al lado con ella mientras Sway hace lo
suyo.
—Eso suena perfecto. Voy a ir a quitarme mi pijama. ¿Me buscas antes de salir?
Me da otro beso suave, pero persiste cuando mi lengua baila por sus labios, pidiendo
acceso. Cuando finalmente nos separamos, él me tira para otro fuerte abrazo antes de irse
por la casa, llamando a Chelcie.
Con una respiración profunda, me dirijo escaleras arriba para estar lista para la
llegada de Greg.

Beck había venido a decirme que Greg estaba aquí antes de salir con una Chelcie
emocionada. Independientemente de las razones por las cuales salen de la casa, estoy feliz
de que ella pueda respirar un poco de aire fresco. Tal vez cuando termine esta
conversación de corazón a corazón, podré convencer a Greg de que me deje salir, también.
Sería mejor que aprovechara a estos simios grandes que ofrecen su protección.
Caminar por las escaleras y a través de la gran casa de Beck me hace sentir como
que estoy caminando la longitud de diez campos de fútbol. Sabiendo que Greg está
esperando y que la conversación con él no va a ser una buena y feliz, hace que el paseo
sea aún más desalentador. Lo escucho moviéndose alrededor de la cocina cuando llego al
pasillo que conduce al salón. Tomo una respiración profunda y salgo de mi santuario
oculto. Su cabeza se mueve bruscamente alrededor cuando escucha mis pasos en el suelo

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de madera. Puedo sentir la distancia entre nosotros en la energía flotando a través de las
habitaciones.
—Hola. —Sonrío débilmente mientras camino alrededor de la silla de cuero grueso
en la que Beck y a mí nos encanta acurrucarnos, y paso mis dedos por la parte de atrás,
esperando recomponerme a mí misma mediante algo que Beck ha tocado. Puede sonar
estúpido, pero sólo ese pequeño toque me hace sentir como si estuviera aquí conmigo.
Greg no habla. Sólo está de pie detrás de la barra de desayuno, hecha de media
pared que separa la cocina y la sala de estar. Sus ojos azules, que normalmente tienen
nada más que bondad y amor, están nublados con preocupación. Dios, odio esto. Desearía
que él pudiera haber permanecido simplemente ajeno a toda esta mierda.
—¿Quieres ir a sentarte al aire libre? Hace una tarde agradable. —Trato de sonreír
de nuevo, pero aún se queda parado mirándome—. ¿Puedes decir algo, por favor?
Rompe el contacto visual y mira a un lado, mirando fijamente al espacio. Sé que
está pensando, porque pasa las manos por su cabello un par de veces, deja caer su cabeza,
y sostiene la parte posterior de su cuello, simplemente negando ligeramente.
—Por favor.
Su cabeza se eleva y el dolor detrás de sus ojos me aprieta el corazón. Entre Izzy y
Greg, creo que siempre sabía que él iba a manejar peor las cosas. A pesar que ni siquiera
nos conocíamos cuando la mayor parte de esta mierda pasó, a él no le importa. Soy su
familia, y si algo le pasa a su familia, siente como si fuera su propio dolor.
Toma unos minutos más antes de caminar hacia mí. Sus ojos nunca dejan los míos
hasta que me veo obligada a mirar hacia otro lado cuando su pecho se estrella contra mi
cara. Sus brazos me envuelven en un apretado abrazo. Sólo se para ahí, abrazándome
como si tuviera miedo de que si me deja ir, voy a volar lejos. Se lo concedo, deslizando
mis brazos alrededor de su torso grueso y sosteniéndolo apretadamente. Su corazón se
acelera contra mi oído, y su respiración está llegando en rápidos jadeos. Mi corazón se
rompe un poco, sabiendo que no hay manera de explicar esto sin hacerle un daño mayor.
—Lo siento —murmuro contra su pecho.
—¿Estás bromeando? ¿Qué demonios tienes que lamentar? —Retrocede, mis
brazos caen de su cuerpo y cuelgan sin convicción en mis costados. Su cálido agarre
contra mis bíceps me mantiene de pie cuando veo la emoción en su rostro.
—No fue mi intención hacerte daño. Siempre hemos sido capaces de decirnos todo,
pero esto... esto era algo con lo que no sabía qué hacer. Me ha tomado mucho para llegar
a este punto, Greg. Tuviste tanto con qué lidiar este último año que, incluso si hubiera
estado dispuesta a hablar, no había manera de que pudiera haber puesto este peso sobre
ti. No con todo lo que estaba pasando con Melissa y Cohen.
Las cosas se pusieron un poco locas durante unos meses, cuando Greg casi perdió
a su hijo a causa de un abuelo loco. Sin mencionar el drama por el que pasó con esa puta
con la que solía dormir. Ahora que Melissa tiene casi seis meses de embarazo de sus
gemelas, y todos son felices, finalmente, las cosas están definitivamente en un lugar mejor
para que lo deje entrar. Él tiene a alguien que le ayudara a aliviar su mente de esto.
—Dios, Dee. Sabes que haría cualquier cosa para ayudarte. Has sido mi familia
durante años. Cuando la familia te necesita, por cualquier razón, estás ahí. ¿No te das

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cuenta de lo mucho que la gente en tu vida te ama? —Se ve tan confundido. Maldita sea,
esto no va a ser bueno.
—Ven, vamos a sentarnos.
Él deja ir mis brazos y lo sigo. Camino de nuevo alrededor de la silla de Beck, una
vez más pasando mis manos a través del suave cuero. Cierro los ojos e imagino su
hermoso rostro, sonriente y lleno de amor. Dejo que mi cuerpo se llene con su amor y
abro los ojos con nueva determinación.
Me siento en el sofá y palmeó el cojín junto a mí. Greg sonríe y sacude la cabeza
ante mi acción. Lo he visto hacer eso un millón de veces con Cohen, así que sabe que este
es mi pobre intento de quitar algo de peso en esta oscuridad que está arremolinándose a
nuestro alrededor.
—Simplemente voy a empezar por el principio y por muy duro que esto va a
sonar… por favor, déjame terminar antes de que digas algo.
Él asiente y tomo una profunda respiración antes de empezar a contar mi historia.
No se mueve una vez que empiezo a hablar. Comienzo con mi infancia y hago mi
camino a través de la escuela secundaria. Sus ojos se endurecen un par de veces, sobre
todo cada vez que menciono a mi padre. Hago una pausa durante un segundo antes de
decirle sobre Brandon irrumpiendo en mi oficina. Sé que él será capaz de manejar esa
parte, pero sería una exageración pensar que será capaz de controlar su ira cuando se
entere de cuán feo estuvo. Mis ojos han estado observando mis dedos juguetear con un
hilo de mi camisa, mientras trato de encontrar la manera de decirle el resto.
—¿Dee? —Levanto la mirada y veo su mirada desconcertada. La pregunta en sus
ojos y el asentimiento de comprensión me muestran que se da cuenta de que ésta es la
parte mala que he estado ocultándole—. Continúa, por favor.
Abro la poca un par de veces antes de lograr sacar las palabras. Mantengo mis ojos
fijos en él a medida que le cuento sobre el primer ataque que Brandon hizo contra mí, la
violación, y el temor que evitó que salvara a Izzy antes de que ella finalmente fuera capaz
de liberarse. Me apresuro para conseguir decir cada palabra, porque con cada minuto que
pasa, veo una pequeña parte de uno de mis mejores amigos hacerse pedazos y separarse
en un millón de piezas.
—No creo que alguna vez lidiara con ello. Al menos no como una persona normal
lo haría. Lo enterré y seguí con mi vida de la única manera que conocía en ese momento.
—Hago una pausa y aparto la mirada de sus ojos enojados durante un segundo, tratando
de calmar mis nervios—. Cuando él lastimó a Izzy, esa vez en el apartamento que
teníamos, creo que fue el inicio. Beck se dio cuenta y no me dejó derrumbarme, pero ni
siquiera él podía salvarme de mí misma. Tuvimos la semana más increíble juntos antes
de que todo explotara y la luz se apagara en mi vida.
Sus ojos se entrecierran en una pregunta, pero no me interrumpe. —Fue un par de
semanas después de que Izzy fue herida. Había estado empujándolo lejos y haciendo todo
lo posible para mantenerlo en una pequeña caja, de modo que no se abriera paso hasta mi
corazón, pero Beck hizo su camino. —Sonrío recordando aquellos primeros días—. Ni
siquiera tuvimos la oportunidad de decirle a alguien. Es curioso cómo funciona. Todo el
mundo pensaba que habíamos estado jugando estos juegos de alcoba durante los últimos
años, pero en realidad, él ha sostenido mi corazón todo el tiempo. —Niego con la cabeza.

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Todavía no puedo creer que Beck fue el único que alguna vez notó mi dolor. Bueno, Beck
y Maddox, pero Mad nunca dejó saber que había estado observando silenciosamente mi
lucha privada.
»Ni siquiera me molestaba que ustedes no lo notaran, ¿sabes? —susurro las
palabras, pero él se sacude cuando termino de hablar. Muevo mis ojos de nuevo hacia su
rostro y me estremezco cuando veo sus ojos y labios tensos. Tengo que apartar la mirada
para conseguir decir el resto. Parte de mí quiere gritarle, pero sé que las palabras de enojo
que pudiera decir, no las merece, y conociéndolo, se está castigando a sí mismo peor de
lo que yo alguna vez podría. No es culpa de nadie más que mía que me cerrara y no
supiera cómo procesar el dolor. Usé la máscara que necesitaba usar y los bloqueé. Era mi
propio peor enemigo.
»Después de que fuiste disparado y todas las cosas con Brandon finalmente
terminaron, algo dentro de mí se cerró. No sabía cómo lidiar con todo. Los recuerdos de
lo que él me había hecho a mí y a Izzy. No podía ver más allá del temor que él había
traído de regreso cuando estaba atada en sus implacables manos. Ver la vida de Izzy tan
cerca de ser arrebatada, y a ti, Jesús, Greg, verte casi morir. Me cerré. La depresión ni
siquiera se comparaba con el resto de las batallas embravecidas dentro de mí. Beck estuvo
ahí a cada paso del camino durante meses hasta que finalmente tuve éxito en apartarlo.
—Mantengo los ojos fijos en los suyos mientras termino mi historia. Le cuento las veces
que Beck salvó mi vida, la terapia que he estado tomando para el trastorno de estrés
postraumático, y todo lo demás. Cuando la primera lágrima cae de sus ojos, casi tengo
que dejar de hablar, pero de alguna manera, me las arreglo para llegar hasta el final.
Cuando las últimas palabras salen de mi boca, él da un gran suspiro tembloroso. Se
levanta del sofá y se acerca a la ventana que da al patio trasero. Puedo ver su reflejo en el
cristal. Sus ojos están cerrados fuertemente, y lo veo luchar con su control. Justo cuando
estoy a punto de abrir la boca y suplicarle que diga algo, lo que sea, sus ojos se abren y
se gira, simplemente mirándome. Sus ojos están llenos de lágrimas no derramadas, y su
manzana de Adán sube y baja con la fuerza de sus emociones. Abre los brazos, y me
muevo rápidamente de mi lugar en el sofá. Son sólo unos cuantos pasos, pero cuando sus
brazos se envuelven alrededor y se aprietan sobre mi cuerpo, dejo escapar un sollozo. Él
entierra su cabeza en el hueco de mi cuello, y puedo sentir la humedad de sus lágrimas
contra mi hombro. Su enorme y poderoso cuerpo se está sacudiendo con la enormidad de
su dolor. Nos quedamos aquí por mucho tiempo, simplemente ofreciéndonos entre sí la
fuerza necesaria. Sé que él necesita asimilar todo, y si tenemos que estar aquí de pie
durante horas, entonces que así sea.
Para el momento en que se retira, mis propias lágrimas tienen húmeda la tela de su
camisa. Sus ojos están secos, pero inyectados de sangre, y la tristeza en su mirada hace
que mis propias lágrimas se precipiten de regreso.
»Lo siento —repito mis palabras anteriores. Él niega con la cabeza y me ofrece una
pequeña sonrisa.
—De la forma en que lo veo, no tienes nada de que disculparte, Dee. Por mucho
que me destroza saber que estabas luchando con todo eso y no le dijiste a nadie, te veo
ahora en el otro extremo de todo ese dolor, y no podría estar más orgulloso. Beck es tu
roca y, nena, incluso si no hubiera sido tan estúpidamente ciego estoy bastante seguro de
que él es el único que alguna vez habría sido capaz de ayudarte a salir adelante. Dios, me

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está carcomiendo saber lo que has estado viviendo. —Sacude la cabeza, evidentemente
tratando de calmar las emociones que he sacado.
—No te culpo. No quiero que pienses eso, ni una sola vez, durante todo este tiempo,
te culpé por no ver. Yo no quería que vieras. Me escondí y puse la felicidad en el extremo.
No puedes castigarte a ti mismo cuando hice todo lo posible para asegurarme de que no
pudieras ver. Eso está en mí, Greg. —Puedo decir que no está de acuerdo conmigo, pero
no discute.
—Ya no me ocultes cosas, Dee. La familia no hace esa mierda. —us ojos pierden
un poco de la tristeza, y su tono se vuelve brusco.
En silencio dejo que algo de la preocupación abandone mi cuerpo cuando me doy
cuenta de que lo peor ha pasado.
—No lo haré, lo prometo.
—¿Estás bien… con todo lo que está sucediendo ahora mismo? ¿No estás
pasándolo mal o algo?
Sé lo que está preguntando. Quiere saber si me estoy hundiendo y necesito un
chaleco salvavidas.
—Sí, Greg. Realmente estoy bien. Estoy preocupada, pero creo que eso es bastante
normal. He llamado a la Dra. Maxwell un par de veces desde que volví del hospital. Ella
me ha ayudado a permanecer en el camino, y para ser honesta, no siento los ganchos de
mis viejos temores en absoluto. Soy más fuerte ahora. Entre todas mis técnicas para hacer
frente y todo lo que es John Beckett, estoy bastante cerca de lo normal. Todavía tengo
mis momentos, pero la mayor parte del tiempo, son unas cuantas pesadillas las que me
mantienen despierta, e incluso esas aparecen con menos frecuencia.
—¿Y Beck? ¿Ustedes dos están bien?
—Estamos increíble. —La convicción detrás de esas palabras hace que la sonrisa
de Greg salga, y por primera vez desde que llegué aquí, la sonrisa que devuelvo no es
forzada, y lava todo el dolor de mi cuerpo como una cascada. El pensamiento de Beck y
todo el amor que compartimos es suficiente para sanar incluso la más profunda de mis
heridas.
—Gracias por decírmelo. Sé que no fue fácil, pero no voy a mentirte, duele como
el infierno, pero me alegra que me dejaras entrar, —Toma una respiración profunda y me
mira a los ojos con fuerza—. Si alguna vez me ocultas mierda como esa de nuevo, voy a
dejar que Melissa te patee el culo por mí.
Ambos reímos, y sólo así el estado de ánimo mejora, y a pesar del dolor que persiste
en sus ojos, sé que todo va a estar bien.

137
25
Beck
Estoy a dos segundos de trepar por las paredes de mi oficina. He estado aquí por
casi dos horas y no he oído nada de Greg o Dee. Axel y Coop me han estado dando espacio
y estoy agradecido por ello. Axel vino cuando llegué y casi le arranqué la cabeza con uno
de los libros que le lancé.
Coop ni siquiera se molesta. Me echa un vistazo y sigue caminando más allá de
mi oficina hasta que oigo la puerta de la suya cerrarse. Emmy es la única con quien he
podido hablar e incluso eso ha sido con un ladrido en mi tono.
Maddox se sacrifica por el grupo y pasa las siguientes dos horas al lado con
Chelcie. Sway no acosa a Maddox tanto como al resto de nosotros e incluso cuando lo
hace, Maddox no parece demasiado molesto al respecto.
El golpe en mi puerta me saca de mis pensamientos y levanto la mirada para
encontrarme con los ojos vacilantes de Coop.
—Tengo que irme por una hora aproximadamente. Tenemos otro caso de
perseguir y fotografiar. Otra rica ama de casa que está convencida de que su esposo está
durmiendo con su secretaria. —Se ríe y sacude su cabeza—. Esto es exactamente por qué
mi culo jamás permitirá que una chica me enganche. Terminaría siendo un caso en tu
escritorio para perseguir y fotografiar.
—Sabes, lo mejor que me ha sucedido es que Dee corresponda a mi amor, así que
nunca veré de dónde vienes desde allí. —Permítele a Coop aligerar la bola de plomo en
mi estómago. ¿Dónde demonios están Dee y Greg?
—Tomaré tu palabra en eso, hermano. Sabes que los respeto a ustedes imbéciles
y a sus relaciones, pero esa mierda no es para mí. No soy el tipo de chico que valga el
problema de alguna chica. Demasiados problemas de mamis.
—Todos tenemos nuestros propios problemas para aguantar, Coop. Conseguirás
tu felicidad un día. —Frunzo el ceño cuando veo la mirada seria que está poniendo.
—No esperes eso. De todas formas, ¿necesitas algo mientras estoy fuera?
Sacudo mi cabeza, pero antes de poder responder, mi teléfono suena. Le hago un
gesto con la mano y golpeo el teléfono para responder, dejando que la tensión caiga de
mis hombros cuando oigo la voz de Dee proviniendo por la línea.
—¡Oye! ¿Adivina qué?
Suena feliz, así que al menos puedo dejar de imaginármela escondida como una
bola en el armario.
—¿Qué es eso?

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—¡Finalmente voy a salir de la casa! Y antes de que empieces a decirme un millón
de razones por las que no debería salir, no tienes que preocuparte. Greg está conmigo.
Vamos a pasar a agarrar algo de comida para llevar antes de ir a ti. ¿Le preguntarías a
todos si quieren algo?
No puedo evitar sonreír cuando su tono golpea mis oídos. No hay ni siquiera una
pizca de la tristeza que he estado esperando. Sé que la charla que tuvieron no fue fácil,
pero también sé que Dee no es la misma persona que era unos meses atrás. Hoy ha
probado lo lejos que ha llegado. Mi chica es fuerte y lo hizo todo por su cuenta.
—Sí, nena, dame un segundo.
Tararea en acuerdo y dejo su llamada en espera el tiempo suficiente para ir a
preguntarle a Axel y Emmy qué quieren.
—¿Estás ahí?
—¡Síp!
Mi corazón se expande un poco más con cada palabra que habla. Sí, ella tiene esto
bajo control.
—Vas a tener que llamar a Maddox o Chelcie. Ella ha estado al lado por un par
de horas ahora con Maddox haciendo guardia. Coop salió para reunirse con un nuevo
cliente, pero lo que sea que le traigas está bien. —Termino diciéndole lo que quieren Axel
y Emmy antes de recordarle que agarre su pistola y que mantenga su bolso con ella todo
el tiempo. Con su garantía y el conocimiento de que sé que Greg la protegerá, colgamos
y comienzo mi nueva secuencia de preocupaciones.
No estaría tan tranquilo como lo estoy sabiendo que ha dejado la seguridad de mi
casa si no supiera que tiene protección. Puede que yo no esté allí, pero Greg puede
manejar cualquier cosa que surja y el hecho de que porte su arma oculta no hace daño.
Esa fue una de las primeras cosas que hicimos cuando volvimos a casa desde
Carolina del Norte. Después de que estuvo lo suficientemente bien, salí y le compré una
Glock propia y luego fuimos a conseguirle un permiso para porte oculto. Aún no ha tenido
oportunidad de disparar, pero sabe cómo usarla y solo saber que tiene alguna manera de
protegerse por sí misma hace que pueda respirar más fácilmente.
Los treinta minutos que le lleva entrar a mi oficina parecen una eternidad. He
estado tan cerca de pasearme de un lado a otro de la habitación cuando ella entra
alegremente. Estoy de pie junto a la ventana de mi oficina y me tomo un momento para
apreciarla antes de poder moverme. Está usando una camiseta negra sin mangas y un par
de pantalones cortos blancos que cubren lo suficiente para hacerla decente. Sus largas
piernas bronceadas y, por supuesto, tiene un par de tacones blancos y negros a lunares.
Las cosas que le hacen esos zapatos a mi cuerpo deberían ser ilegales.
—Sal de tu trance, guapo. Tendrás que esperar para poner en acción todos esos
pensamientos sucios volando por tu mente hasta que lleguemos a casa. El almuerzo está
servido. —Camina su culo sexy hacia mi escritorio y comienza a vaciar los contenidos de
su bolsa. Dejo escapar un gemido doloroso cuando se inclina para recoger un paquete de
salsa de soja que cayó de la bolsa. Maldita sea, ¡ese culo! Se ríe y me lanza mi tenedor
antes de sentarse y comenzar a comer sin mí.

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Me toma unos segundos antes de que pueda hacer que mi polla se calme y entonces
camino hacia ella. Me agacho y la beso profundamente antes de tirar mi silla más cerca a
ella. Comemos en un cómodo silencio, ambos lo suficientemente felices de estar juntos
en este momento. Sé por qué he estado tan ansioso; necesitaba ver por mí mismo que ella
estaba realmente bien. Incluso si no dice las palabras, sé que está aquí porque después de
la charla con Greg me necesitaba y maldición si eso no se siente jodidamente genial.
Realmente lo entiendo más claramente, lo lejos que hemos llegado. Antes, ella se
cerraba a mí y no me permitía pensar que me necesitaba. Ahora… ahora ni siquiera tiene
que pensarlo. Me necesitaba, así que vino y me tuvo.
—¿Dónde está Greg? —Me está volviendo loco no saber cómo fueron las cosas,
pero no quiero presionarla a que hable a menos que quiera. Principalmente, solo quiero
asegurarme de que está realmente bien.
—Está comiendo en la sala de conferencias con Axel. Les traje su comida a
Maddox, Chelcie y Sway antes de tomar el pequeño sendero de felicidad para llevar aquí.
Lo juro, no entiendo cómo ustedes le permiten a Sway que deje eso en la acera.
Se ríe y sacudo mi cabeza, recordando cuando Sway pasó dos días enteros
pintando la acera frente a nuestro negocio con franjas color oro… con brillo moteado por
todo el lugar. Lo molestamos por eso, pero tiene un punto. No hay nadie que pueda
caminar por esa ridícula pintura sin una sonrisa.
—De todas formas, dejé lo de Emmy con ella, pero estaba al teléfono cuando
entré, así que iré a ponerme al día con ella cuando terminemos nuestra cita para almorzar.
—Se vuelve hacia su comida de nuevo, toma un par de bocados antes de cerrar lo que
queda y dirigirse hacia el refrigerador en mi oficina para guardar el resto.
Lanzo los envases vacíos de mi comida en el bote de basura y tiro de ella en mi
regazo cuando se dirige a tomar asiento en su silla. Suelta una risita y envuelve sus brazos
alrededor de mi cuello.
—Oye —susurra contra mis labios.
—Oye. —Casi no suelto la palabra antes de que sus labios se aplasten contra los
míos. Toma mi boca en un beso duro que me demuestra lo desesperada que había estado
de llegar aquí. Respondo a cada movimiento que hace. Nuestras lenguas bailan juntas y
no toma mucho tiempo antes de que su beso se vuelva más caliente.
Me alejo y le doy un minuto. Sus ojos aún están cerrados y su respiración sale en
rápidas ráfagas contra mi rostro. Se toma un momento antes de que sus labios se curven
en una hermosa sonrisa. Se siente como si se me hubiera entregado el mundo entero en
mis manos cuando me da esa sonrisa. Es la que he estado anhelando durante tanto tiempo.
No hay nada falso o forzado en ello. Cuando abre sus ojos, la cegadora alegría que es
como un fuego ardiente dentro de ella se derrama. Le devuelvo la sonrisa y dejo que el
resto del estrés y preocupación del día salgan de mí.
Apoya su cabeza contra mi hombro y se mueve para estar más cómoda en mi
regazo. Mantengo un brazo alrededor de su espalda para soportar su cuerpo, pero agarro
sus pequeñas manos y envuelvo la mía alrededor de estas, frotando su piel sedosa con mis
dedos.
—Las cosas fueron bien hoy.

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Asiento y le doy el espacio que necesita para seguir hablando.
—Se lo tomó tan duro como pensaba que lo haría, pero al final tienes razón.
Necesitaba saberlo y yo me siento mucho más… más libre. —Se ríe y el sonido me
envuelve. Cierro mis ojos y saboreo este momento entre nosotros.
—Él va a estar bien. Sé que esto no es algo que solo superará, pero tiene a Melissa
y Cohen para ayudarlo a atravesarlo. —Se inclina hacia arriba, libera sus manos y
enmarca mi rostro. Sus pulgares frotan los rastrojos de barba un par de veces antes de
llevar su boca hacia la mía, dándome un pequeño beso antes de alejarse.
—Y yo te tengo a ti.
Sonríe y en ese momento puedo verlo. Ha salido adelante y finalmente está
dejando ir todas, cada una, hasta la última de las cosas que le han estado haciendo daño.
Como un mar de globos siendo liberados hacia el cielo, casi la puedes ver físicamente
dejando ir todo.
—Siempre.
Si es posible, su sonrisa se vuelve más grande antes de apoyar su cabeza de nuevo
y envolver sus brazos alrededor de mi pecho. Con nuestros corazones latiendo juntos y
una paz como no he sentido en mucho tiempo estableciéndose a nuestro alrededor, solo
disfruto este momento.
Greg camina por la puerta de mi oficina y vuelvo mi cabeza para ver qué necesita.
Asiente y me da una mirada que confirma lo que dijo Dee. Él está bien, pero va a necesitar
un poco de tiempo antes de poder seguir adelante de lo que ahora sabe que no es lo que
pensaba. Se queda de pie por unos minutos y mantiene sus ojos en la espalda de Dee. No
sé lo que está pasando por su mente, pero entonces levanta su mirada silenciosamente y
me ofrece un infierno de mirada. Tiene su aprobación, aceptación y felicidad de que Dee
está en buenas manos. Esa es la mirada de un hombre que ha aceptado la responsabilidad
de Dee como si fuera de su propia sangre, dejando ir y permitiendo que me haga cargo de
ese honor.

141
26
Dee
Después del almuerzo con Beck, paso algo de tiempo con Emmy mientras
esperamos que Chelcie termine con Sway. De acuerdo con el último gruñido de una única-
palabra en la llamada telefónica de Maddox, está siendo felizmente “mullida como un
jodido pájaro”. Comienzo a reírme tan fuertemente que casi dejo caer mi teléfono cuando
me cuenta que Sway ya ha intentado sentarse en su regazo dos veces. Esos chicos pueden
jugar todo lo que quieran, pero en secreto aman la atención de que Sway no sea tímido al
lanzarse sobre ellos.
—Tenemos que conseguirle un hombre a Sway. No cualquier hombre, sino que
necesitamos a alguien que pudiera estar junto a esos chicos C.S. y pertenecer allí. Grado
A certificado, material de chico bueno.
Emmy levanta su mirada desde donde está ingresando algunas notas de una
reunión que tuvieron los chicos más temprano y deja caer su mandíbula.
—No estás pensando en serio en jugar a Cupido, ¿cierto?
—¿Por qué no? No debería ser tan difícil encontrar a alguien para él. Apuesto que
si revisáramos la Craiglist4 en este momento, ¡habría un millón de hombres buscando
compañeros!
Emmy resopla.
—Sí, quizás si estuvieras en el mercado para comenzar a ejercer de proxeneta. No
puedes escogerle un hombre de Craiglist… Eso simplemente es sucio.
—Está bien entonces, señora Sabelotodo, ¿dónde te gustaría encontrarle un
hombre? —Me cruzo de brazos y me hago la ofendida.
—Uh, qué tal, no quiero. Tengo suficientes problemas con mis propias citas, por
no mencionar elegir a alguien para alguien más. —Vuelve su atención de vuelta a su
computadora, ignorándome efectivamente.
Lo que sea. Me vuelvo de la recepción y aprecio su vestíbulo. Estuve sorprendida
cuando Greg me contó que los chicos hicieron su propia decoración. El vestíbulo es
bastante oscuro, pero aun así acogedor. El escritorio de Emmy es el centro de atención
cuando entras por la puerta, literalmente, la primera cosa que puedes ver. Luego, por
supuesto, está el logo de Security Corps en grandes letras negras detrás de su cabeza. Las
paredes son de un gris oscuro y a cada lado de Emmy hay dos finos sofás negros. Ambas
salas de estar tienen una mesa de café gris con varias pilas de revistas de mierdas sobre
estas. Finalmente, convencimos a los chicos de que añadieran algunos detalles en rojo

4
Craiglist: Es un sitio web de anuncios clasificados con secciones dedicadas al empleo, vivienda, contactos
personales, ventas, ítems, servicios, comunidad, conciertos, hojas de vida y foros de discusión.

142
alrededor del lugar para que al menos pareciera un poco más feliz y menos sombrío del
estilo “mi mujer me está engañando, la atraparás”.
Camino hacia la izquierda de su escritorio, agarró las revistas People más recientes
y comienzo a hojear las páginas.
—Emmy, tenemos que tomar una llamada importante en la sala de conferencias,
así que intercepta cualquier otra llamada y cuando venga Coop, dile que vaya allí. —La
voz de Beck desvía mi atención de la revista. Camina hacia mí y me da un breve beso—.
¿Estás bien aquí por un segundo? Estamos al final del pasillo.
Le sonrío y me estiro para tratar de frotar su ceño fruncido.
—Estoy bien. Emmy y yo estábamos discutiendo los beneficios de meternos en el
negocio del proxenetismo, así que ve y déjanos trabajar nuestra magia.
Él se aleja con una sonrisa y todos los rastros de su ceño se fueron.
—Estás loca —dice Emmy desde su escritorio, resaltando cada palabra con un
duro chasquido de su teclado.
—¡Pero me amas! —Ambas reímos, pero antes de que pueda volver a su trabajo,
le hago la única pregunta que sé que odia se le haga—. Entonces, ¿cómo están las cosas
con Maddox?
Ella pierde la pequeña sonrisa de su rostro y deja de hacer lo que está haciendo.
—Las cosas no son nada y no serán nada. Ese hombre es imposible.
—¿Te estás rindiendo? —Nunca esperé realmente que mantuviera su llama por él
tanto tiempo, pero había estado esperando que él al menos la dejara entrar cuando se diera
cuenta de lo increíble que es.
—Es lo mejor, Dee.
Antes de que pueda responder, Coop entra por la puerta bailando, pasando sus
dedos a través de su desordenado cabello rubio. Ambas reímos cuando nos damos cuenta
de la brillantina dorada cayendo de sus rizos.
—¡Esto no es gracioso! Juro que Sway tiene algún tipo de rastreador en mi
camioneta. Desde que Greg le dijo que yo era algún hada de la brillantina, encuentra la
necesidad de venir a bañarme con esa mierda.
No puedo reprimir la risa. Tengo que caminar hacia el escritorio y sostenerme para
no caerme y aprieto mis piernas para no mearme en mis pantalones como una niña
pequeña.
Estoy tan ocupada que me pierdo el segundo en que el ánimo cambia de ligero y
sonriente a mortalmente serio. Estoy limpiando las lágrimas de mis ojos cuando me doy
cuenta de algo por el rabillo de mi ojo. Veo el rígido rostro blando de Emmy y sus ojos
molestos antes de mirar a Coop donde está parado. Está congelado con su mano aún en
su cabello, pero su atención ya no está en la brillantina. Nunca, ni una sola vez en los dos
años que lo he conocido lo he visto así. El Coop juguetón y divertido ha sido reemplazado
con alguien que le haría competencia a Maddox. Luce absolutamente letal.
—Dee, mete tu trasero detrás del escritorio. Ahora. —La voz de Coop suena igual,
solo que mucho más dura. Intento moverme, pero al segundo en que me volteo, la figura
que está de pie en la entrada vuelve su atención hacia mí. Ni siquiera necesito enfocarme

143
en él para decir que está apuntando un arma justo hacia un lado de mi cabeza. El enfermizo
clic de él liberando la seguridad del arma es todo lo que necesitaba oír.
—Si piensas en moverte un jodido centímetro, pondré una maldita bala a través
de tu cabeza.
Pensarías que cuando escuchas la voz de alguien que sabes que claramente se ha
vuelto jodidamente loco que al menos sonaría demoníaco, pero no, Adam suena igual que
el chico de fraternidad sureño que contraté hace no mucho tiempo.
—Adam, deja el arma y deja ir a los chicos. Vamos a sentarnos tú y yo a hablar
—le ruego. Trato de tragar el nudo de miedo que se está arrastrando por mi garganta, pero
mi boca está completamente seca. Echo un vistazo a Emmy para ver que su rostro está
imposiblemente pálido y tiene lágrimas corriendo por su rostro.
¡Mierda! Está bien. Piensa, Dee… puedo sentir las garras de mi propio infierno
personal tratando de agarrar y tirarme hacia abajo, de nuevo hacia la oscuridad que
finalmente he superado, ¡pero que me condenen! De ninguna manera voy a superar eso
finalmente para encontrar mi propia felicidad, luego que algún cocainómano hijo de perra
me lo saque.
—¡No tengo nada que decirte! Todos ustedes, imbéciles, se han metido en mis
asuntos. ¿No creen que sé que me han estado buscando? ¡NO! ¡No voy a permitir que me
lleven a él! —Suena extremadamente drogado. Seguro, puedo llegar detrás del escritorio
y agarrar mi bolsa. Me aseguré de que mi Glock estuviera cargada antes de ponerla en mi
bolsa más temprano. Todo lo que tengo que hacer es acercarme un poco.
»¡NO TE MUEVAS JODIDAMENTE, PERRA! —Sus gritos de maníaco me
hacen saltar y me estiro para agarrar el escritorio para ayudarme a no carme.
—Por favor, Adam —ruego. Solo necesito comprar un poco de tiempo para llegar
detrás del escritorio. ¡Joder! ¡Por qué los chicos no han llegado! Seguro que… ¡Oh, Dios!
Están en la sala de conferencias. La sala de conferencias no solo está en la parte trasera
del edificio, ¡sino que está completamente aislada al sonido! Mi corazón se hunde cuando
me doy cuenta de eso, a menos que Maddox vuelva, no hay nadie para ayudarnos.
—¡No! ¡No! ¡NO! —Mi mente retrocede a cuando Brandon nos mantuvo a Izzy
y a mí como rehenes. Era el mismo tipo de loco, golpeando su cabeza con su pistola y
tirando de su cabello frenéticamente. La única diferencia es que Adam luce
completamente loco, mientras que Brandon podía esconder la suya debajo de su exterior
perfecto.
El arma nunca titubea cuando comienza a mecerse de adelante hacia atrás,
murmurando entre dientes. Sus ojos pequeños y brillantes miran a través de cada
centímetro del vestíbulo, haciendo una pausa para mirar lascivamente a Emmy detrás del
escritorio antes de que una sonrisa enfermiza curve sus labios.
—¿Quién es esa pequeña cosa? Seguro que te pareces mucho a aquella perra,
Chelcie. ¿Dónde está esa pequeña mierda? —Sus ojos inyectados en sangre se vuelven
hacia mí de nuevo y me estremezco cuando veo su expresión vacía.
—Ella no está aquí, Adam. Está de vuelta en Carolina del Norte. —Levanto mis
manos y espero que al mostrarle que no soy una amenaza, dejará caer su arma y nos dará
el tiempo suficiente para tomar el control. Puedo ver a Coop moverse ligeramente y sé
que está tratando de llegar a su arma. Es el único del grupo de hombres de Corp que

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mantiene su arma en un arnés de hombro y no hay manera de que pueda llegar a esta sin
llamar más la atención—. Adam —comienzo, tratando de asegurarme de que me está
mirando—. ¿Por qué no solo me dijiste que necesitabas ayuda? Te habría ayudado. —
Mantengo mi tono tranquilo y con suerte vacío del terror que está recorriendo mi cuerpo.
—¡No me estás engañando, Dee! Sé la perra poco disimulada que eres. —Su risa
sale completamente poseída—. No pudiste simplemente mantener tu nariz alejada de mis
asuntos. Noooo, ¡tuviste que meterte y joderlo todo! —Retrocedo un paso cuando vuelve
su atención hacia Coop—. ¡Deja de jodidamente moverte! —grita, acercándose un paso
a Coop. Es como una pesadilla de cuadrado que estamos formando. Emmy está detrás del
escritorio y yo estoy junto a este. Coop está de pie frente a Emmy con Adam en la entrada
apuntando el arma justo hacia él.
—Adam, por favor déjalos ir. Es conmigo con quien tienes problemas; estas
persona son solo inocentes espectadores. ¿Está bien? Iré contigo y podemos ir a buscar el
dinero y hacernos cargo de todo. —Se ríe de nuevo y sé que no vamos a razonar con él.
Necesito solo unos centímetros más y mi bolsa está justo allí en el suelo. Doy un
paso hacia atrás, engancho la correa de mi bolsa con mi tacón y trato de llevar mi pierna
lentamente donde no pueda verla. Afortunadamente, estamos en un ángulo donde no
puede ver la parte inferior de mi cuerpo dado que se ha movido más cerca de Coop.
—Adam, no quieres hacer nada estúpido. Déjame tener el arma y podemos ir al
fondo y resolver esto. ¿Quieres protección contra este tipo? Podemos hacer eso. Vamos,
Adam, dame el arma. —Coop se mueve un paso más cerca y uso la distracción para
agarrar la correa y levantar mi bolsa. Mi arma está en mis manos antes de que siquiera
tenga un segundo para notar que me he movido. El peso pesado se siente como la única
opción de vida en este momento.
—Oh, ¿en serio? ¿No quiero hacer nada estúpido? Ustedes, idiotas, no pueden
protegerme de D. Me encontrará y dado que ya soy un hombre muerte andante, no hay
mierda que me detenga de, oh, no sé, derribar la cabeza de la rubia primero.
Es como si el mundo comenzara a trabajar en cámara lenta. Adam se vuelve y
apunta su arma justo hacia la cabeza de Emmy. Ella jadea, pero ni siquiera se mueve.
Absoluto terror baña su cuerpo y se queda quieta como una estatua. Grito y voy a levantar
mi arma, pero antes de que siquiera la tenga a media altura de mi cadera, escucho el
sonido ensordecedor de la bala saliendo de la cámara. Y luego el espectáculo horroroso
de movimiento lento sigue rodando. Miro con temor impotente, muy fría mientras Coop
lanza su cuerpo hacia el costado. Su gran figura se sacude cuando toma la bala destinada
a la cabeza de Emmy.
—¡TÚ, HIJO DE PERRA! —grito y termino de levantar mi arma. Él solo ríe y
antes de que pueda golpear la seguridad y disparar, escucho otro disparo haciendo eco
alrededor de la habitación. Una quemadura como nada que haya sentido en mi vida abrasa
mi hombro izquierdo, pero ni siquiera vacilo. Este enfermo bastardo acaba de dispararle
a mi amigo y que me condenen si alguien más aquí recibirá una bala. Parece tomarme una
eternidad, pero en serio, solo han pasado segundos desde que Coop cayó al suelo, antes
de tomar una profunda respiración y disparar mi propia arma. Cuando el culetazo me
balancea hacia atrás, cierro mis rodillas y mantengo mis ojos fijos en el enfermo hijo de
perra que acaba de recibir mi bala entre sus jodidos ojos.

145
Dejo caer el arma y, con un sollozo, me precipito hacia donde está tendido el
cuerpo inmóvil de Coop en el suelo de baldosas negras. Mis oídos duelen por los gritos
que están haciendo eco en toda la oficina y me toma un segundo darme cuenta de que
están saliendo de mi propia boca. Cuando llego a su lado, me deslizo y caigo,
estrellándome contra el suelo junto a él.
—¡COOP! Oh, Dios… Zeke Cooper, abre tus ojos, ¡por favor! ¡AYUDA!
¡ALGUIEN AYÚDENOS! —Abre sus ojos por un segundo, pero se cierran de nuevo
justo cuando estoy tirando de su pesado cuerpo en mis brazos. Busco en su cuerpo, pero
cuando veo el agujero de oscuro color rojo en medio de su estómago, sé que esto no es
bueno.
»¡EMMY! Ven, Em, ayúdame.
Ella no se mueve.
—¡COOP, despierta, nene! Por favor, Dios… —Mis sollozos comienzan a hacer
eco a mi alrededor. Me recuesto, tiro de mi camiseta sin mangas en mi cuerpo y la
presiono contra su estómago. No sé si estoy va a ayudar, pero no voy a dejar de intentar
todo.
Sé que tuvieron que haber escuchado los disparos al lado. De ninguna maldita
manera no lo hicieron.
—¡MADDOX! Dios, POR FAVOR… —Sollozo, rogando por la única persona
que puede ser de ayuda ahora. A menos que los chicos allá atrás abran la puerta, no hay
manera de que puedan oír nada de lo que está sucediendo, pero sigo intentando.
»Coop, por favor… ¡quédate conmigo, Coop! —Mantengo la presión contra su
herida, pero cuando la sangre comienza a traspasar mi remera y a mojar mis manos,
comienzo a entrar en pánico.
—¡JODER! —Ni siquiera estoy segura cómo oigo el grito de Maddox sobre mis
sollozos, pero está a mi lado inmediatamente. Se saca su camisa y la pone encima de mi
mano—. Aprieta. No te muevas jodidamente.
Se inclina y habla al oído de Coop. Los ojos de Coop se abren e intenta asentir,
pero sus ojos se agrandan antes de que un húmedo y repugnante gemido salga de su
garganta. Miro con horror mientras tose una vez y una gran cantidad de sangre sale de su
boca. Trato de mover mi cuerpo para poder ofrecerle algo, lo que esa, pero mis rodillas
se resbalan y mi cuerpo casi se desliza, cayendo cuando pierdo mi tracción. Bajo la mirada
y noto la cantidad de sangre sobre la que estoy arrodillada.
—¡Maddox!
Le grito para que venga a ayudarme, pero está mirando a Emmy mientras ladra
órdenes al teléfono. Ella aún no se ha movido desde su lugar detrás del escritorio, lágrimas
aún cayendo por su rostro y su pequeño cuerpo sacudiéndose en olas tan violentas, sé que
está a dos segundos de entrar en shock. Mierda.
Veo un destello de color rosa fuerte y rubio cabello largo correr por delante de mí
por el pasillo hacia la parte trasera del edificio. Levanto la mirada por un segundo para
ver a Chelcie con sus brazos envueltos fuertemente alrededor de su vientre, sacudiendo
su cabeza de un lado a otro.

146
No lleva mucho tiempo antes de que Beck, Greg y Axel vengan corriendo por el
pasillo seguidos de un frenético y lloroso Sway. No pierden tiempo para entrar en acción.
No me muevo de mi posición y continúo presionando las dos camisetas empapadas contra
su sólido abdomen. Maddox termina de decirle a la operadora del 911 el resto de los
detalles antes de arrojar el teléfono a través de la habitación, donde se estrella contra la
pared.
—Lo tengo. Ve con Em —le dice a Maddox la voz áspera de Greg, llena de
emoción, cuando se mueve para volver con Coop. Se ve desgarrado por un segundo entre
el hombre que es como su hermano y la mujer contra la que ha estado luchando con sus
sentimientos. Con un pesado sollozo, se levanta del suelo y corre hacia donde ella está
sentada. Ella no se mueve, pero él la levanta de la silla y la lleva rápidamente hacia los
sofás—. Chelcie, busca una chaqueta, manta, ¡alguna jodida cosa ahora! —Su tono saca
su atención de Coop y corre por la oficina.
Llevo mi atención hacia los hombres rodeando a Coop y veo cada uno de sus
rostros. Llevan tanto dolor y pena. Así se ve el rostro de la desesperanza.
—¡No, no, no! Coop, Coop, quédate con nosotros. ¿Me oyes? —Sollozo y grito.
Ruego para que esté bien. Cuando los paramédicos entran y me dicen que me mueva del
camino, me niego al principio. Lo estoy manteniendo con vida. ¡Cómo pueden pensar en
pedirme que me mueva! Se necesita a Beck y Greg para apartarme de su cuerpo. Cuando
finalmente lo ruedan a la parte trasera de su plataforma, colapso y dejo escapar cada grito
y gramo de agonía que queda en mi cuerpo mientras Beck me abraza contra su gcuerpo.
Axel se va con Coop, Maddox se va en la segunda ambulancia con Emmy y cuando vienen
a decirme que tengo que ser revisada, lucho con uñas y dientes. Beck finalmente les dice
que tendrán que evaluarme mientras estoy en sus brazos.
Miro alrededor de la habitación mientras me aferro a Beck con todo lo que queda
en mi cuerpo y veo los rostros llenos de dolor de aquellos que quedan. Greg está de pie a
un lado hablando con uno de los policías. Otro está hablando con Sway en los sofás.
Chelcie, terminando de dar su declaración, viene a pararse cerca de donde Beck está
meciéndome en el suelo.
Recuerdo a Beck diciéndole a los oficiales que tendrían que seguirnos al hospital
antes de que recibir el resto de nuestras declaraciones. Greg termina y ayuda a Beck a
ponerse de pie del suelo para poder mantener sus brazos alrededor de mí. No me doy
cuenta hasta que estamos de camino al hospital que la razón por la que no podía ponerse
de pie por sí mismo es porque habíamos estado sentados en medio del resbaladizo charco
de sangre oscura que había dejado atrás el cuerpo de Coop.

147
27
Beck
Tres horas.
Tres dolorosas horas.
Ese es el tiempo que hemos estado aquí sentados esperando que la puerta cerrada
finalmente se abra. Esperando respuestas y rezando por un milagro. Cuando miro los
rostros de las personas a mi alrededor, sé que todos sabemos cuán sombrío luce esto.
Llegamos al hospital para encontrar a Axel en la sala de espera. Maddox no ha
dejado el lado de Emmy desde que la cargó hacia la ambulancia en la parte trasera de la
oficina. En este momento, está sentado en una de las duras sillas de la sala de espera con
el pequeño cuerpo de ella curvado en sus brazos. Dee mueve la cabeza de mi pecho el
tiempo suficiente para darle su declaración a la policía. Escucharla reproducir los
acontecimientos que nos llevan adonde estamos ahora mismo no hace nada para aliviar
el temor abrasador que está consumiéndome por dentro.
Coop fue disparado delante de nuestras jodidas narices y porque habíamos estado
atascados en alguna estúpida y jodida conferencia con algún estúpido y jodido oficial de
la ciudad que quería que vigiláramos a su esposa, no habíamos estado allí.
En este momento, Coop está luchando por su vida y no puedo evitar pensar que
esto es nuestra culpa. La única razón por la que cerramos esa puerta es porque no
podíamos dejar que las chicas escucharan al funcionario de la ciudad en el teléfono. Ocho
minutos después, tenemos a Sway abriendo la puerta gritándonos que vayamos a la parte
delantera.
Ocho minutos es todo lo que le tomó a nuestras espaldas girarse el tiempo
suficiente y ocurrió lo impensable. Justo. Bajo. Nuestras. Narices.
Ni siquiera puedo dejar que mi mente piense en lo cerca que estuve de perder a
Dee de nuevo. Cada vez que mi mente trata de ir por ese camino, me siento como si mi
corazón estuviera siendo arrancado de mi pecho. La muevo y tiro de ella todavía más
cerca de mi pecho. Necesito sentir que está viva y aquí conmigo.
Veo a Chelcie moverse, con los brazos aún envueltos alrededor de su estómago y
su rostro pálido aún goteando con alguna lágrima ocasional.
—¿Chelcie? —Espero a que me mire antes de continuar—. ¿Estás bien?
Salta ligeramente antes de que su cuerpo se quede quieto y sus lágrimas se retiren.
Mierda. No quiero molestarla más.
—¿Chelc?
Me mira. Con sus ojos vacíos y su cabeza se mueve lentamente hacia atrás y hacia
adelante. Suspiro y muevo uno de mis brazos del cuerpo de Dee. La siento contonearse

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más cerca para compensar la pérdida de mi brazo antes de quedarse quieta de nuevo. Le
hago señas a Chelcie para que se acerque. No pierde un segundo en correr por la
habitación y dejarse caer en la silla junto a nosotros. Envuelvo mi brazo alrededor de su
hombro y la tiro hacia mi pecho. Envuelve su brazo alrededor de Dee y de mí y deja
escapar las emociones que, obviamente, ha estado manteniendo. Dee se acerca y la abraza,
ofreciéndole algo de la fuerza que le queda. Nos quedamos aquí sentados por lo que se
siente como una eternidad antes de que se abra la puerta. Todos nos ponemos tensos,
esperando ver quién estará atravesando la puerta.
Me he acomodado en mi asiento cuando entran Izzy y Melissa. Izzy se precipita a
los brazos de Axel. Él deja caer el rostro en el cuello de ella y veo mientras los hombros
de él se sacuden. Lo ha retenido y no tengo ni idea de cómo. La única cosa que me evita
romperme es saber que tengo que ser fuerte para Dee en estos momentos. Melissa camina
tan rápido como su vientre le permitirá y Greg la encuentra a mitad de camino. Al igual
que Axel, sostiene a su mujer cerca y se quedan ahí parados. Ninguno de nosotros sabe
qué más hacer, pero seguimos rezando y tratamos muy duro de mantener nuestra mierda
junta.
Chelcie se aleja después de otros treinta minutos de llanto y se sienta de nuevo
contra su silla. Mantengo mi brazo alrededor de su hombro, con la esperanza de que el
poco consuelo que puede ofrecerle le ayude a lo que sea por lo que está luchando.
Dee se levanta de mi pecho y vuelve sus ojos enrojecidos hacia mí. Trato de darle
una sonrisa, pero ella niega con la cabeza.
—No creas que tienes que actuar de cierta forma por mí, Beck. Déjame ser tu roca.
Déjame estar allí para ti porque, nene, sé que estás sufriendo ahora mismo y yo estoy
aquí.
Sus palabras me sacuden hasta el suelo. He estado tan preocupado por dejar que
mi pena se muestre, que pudiera desencadenar algo en ella. Durante unos dos segundos,
pienso en lo jodidamente orgulloso que estoy en medio de la tragedia, mi Dee está de
vuelta y más fuerte que nunca. Aquellos dos segundos terminan y todo el miedo, el dolor
y la angustia que he sentido vienen corriendo a la superficie. Se da cuenta de mi
quebranto, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me tira hacia su cuerpo. Me doy
unos minutos para dejarlo salir antes de tomar unas cuantas respiraciones profundas y
calmantes y me alejo. Ella me da una sonrisa tambaleante y un pequeño beso en los labios.
—Alguien tiene que llamar a Ash —gruñe Greg desde donde él y Melissa han
tomado asiento frente a nosotros.
Miro hacia Chelcie, quien se ha endurecido de nuevo, antes de mirar a Greg.
—Sí. ¿Quieres que lo haga?
Me niega con la cabeza antes de besar a Melissa, frotar su vientre y se va a la
esquina de la habitación para poder tener algo de privacidad para hacer un infierno de una
llamada difícil.
Mantengo mis ojos sobre Greg todo el tiempo que está al teléfono. Su lenguaje
corporal me dice lo suficiente. Ash está volviéndose loco y Greg está haciendo todo lo
posible para mantener la calma. Cinco minutos más tarde, cierra el teléfono y vuelve de
nuevo a la habitación. Estoy seguro de que mis ojos están tan húmedos como lo están los
suyos en este momento.

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—Ash, afortunadamente, está a unos cuarenta y cinco minutos a las afueras de
Atlanta. Mi conjetura es que la puerta estará experimentando un infierno de tornado en
unos quince minutos, sin embargo.
Asiento y todos se ponen cómodos. Chelcie deja escapar un sollozo antes de salir
corriendo de la silla y entrar el baño adjunto.
—¿Qué es eso? —le susurro a Dee.
—No estoy segura. Ha estado actuando muy raro desde que ella y Coop… sí, solo
ha sido extraño.
No digo nada porque no estoy exactamente seguro de qué hacer con esto ahora.
Sé que es un hecho que Coop no se ha enganchado de nuevo con Chelcie. La última vez
que hablé con él, me dijo que solo fue una vez e incluso Chelcie había estado de acuerdo
en que no debería ocurrir de nuevo. De cualquier manera, no puede preocuparme por esta
mierda en este momento.
Veinte minutos es todo lo que se necesita para que la puerta se estrelle contra la
pared y una copia a carbón de metro noventa y cinco de Zeke Cooper se precipite en la
habitación. Asher Cooper, el hermano mayor de Zeke por diez meses y la única familia
que le queda. Siento a Dee jadear cuando se da cuenta quién es Ash.
—Santa mierda —susurra.
—¿Alguna noticia? —Su voz, más profunda y más áspera que la de Coop, resuena
a través de la habitación. No se está dirigiendo a nadie en particular; está tan desesperado
como lo estamos nosotros por algunas respuestas.
—Nada todavía. —Maddox rompe su silencio para contestarle.
—Ash. —Axel se pone de pie y tira de él en un abrazo. Tienen unas cuantas
palabras antes de que Asher se aleje y mira por la habitación antes de que sus ojos se
posen sobre mí. Siempre he sido más cercano a Coop que los otros chicos, así que lo sé
antes de que él empiece a caminar hacia mí.
Asher se acerca y se sienta a mi lado en el asiento que Chelcie dejó vacante.
—Por favor, dime lo que pasó, Beck. Tuve lo suficiente para detener mi jodido
corazón antes de saltar en la camioneta y ponerme en este camino.
Le doy un resumen descuidado en lo que pasó, haciendo una pausa para dejar que
Dee llene los espacios en blanco que no conocía, y veo cómo desaparece la esperanza que
Asher tenía cuando entró por la puerta.
—No me tires jodida mierda, Beck. ¿Cuán malo es? —Sus ojos, más oscuro que
el azul claro de Coop, están pidiendo que le diga que es solo algo menor.
—Es malo, Ash. Es muy malo.
Él asiente y se inclina hacia atrás. Lo veo juntarlo todo y endurecer su corazón,
preparándose para lo peor.
Ni siquiera un minuto más tarde, Chelcie finalmente sale del baño y solo se queda
ahí mirando a Asher como si hubiera visto un fantasma. Todo el color, o lo poco que le
quedaba, abandona su cara y pone su temblorosa mano contra su boca.
—¿Qué carajos? —gruñe Asher a mi lado.

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—¿Chelc? —La suave voz de Dee la saca del aturdimiento en el que está y sus
ojos rebotan entre Dee y Asher.
—¿Quién… quién eres? —pregunta ella, con una pizca de miedo en su voz.
—Asher Cooper, ¿quién eres tú?
Ella ni siquiera responde. Puedo oír su arcada antes de correr de regreso al baño
donde los sonidos de ella provienen a través de la puerta.
—Lo tengo —susurra Dee y sale de mi regazo por primera vez desde que llegamos
hace más de cinco horas.
Estiro las piernas mientras ella se encierra en el baño con Chelcie. No hay mucho
que pueda hacer acerca de los problemas de chicas cuando la chica no es mía.

A Dee le toma un tiempo sacar a Chelcie del baño. Ella lucía horrible y se
mantiene lanzándole miradas a escondidas a Asher. Dee me mira a los ojos y al instante
sé que el infierno que sea que está pasando con Chelcie es mucho más grande que una
chica enamorada de un examante. Sienta a Chelcie en una silla a mi otro lado y se sube
de nuevo a mi regazo. Antes de que apoyar su cabeza, solo me mira a los ojos. Veo lo que
está diciendo. Ya hablaremos más tarde y necesito estar preparado para esto. Asiento y le
doy un beso antes de que apoye su cabeza.
Dee está de regreso en mis brazos y nos sentamos aquí, continuando la espera. He
estado mirando el vendaje blanco que asoma de la manga de la camisa que lanzó antes de
salir de la oficina. Mi mente no puede entender el hecho de que si hubiera sido un par de
centímetros en la otra dirección, ella no estaría sentada conmigo. Cierro los ojos cuando
las imágenes de su sangrado en el suelo se vuelven demasiado. Tal como es, no creo que
nunca vaya a olvidar la imagen de Coop allí tendido, Dee cubierta con más sangre que el
suelo, trabajando desesperadamente en detener la sangre fluyendo del cuerpo de él.
Abro los ojos cuando las imágenes se vuelven demasiado y aflojo mi apretado
agarre sobre Dee cuando escucho su suave gruñido. Mierda. Toma cada fibra de mi
cuerpo convertir los pensamientos en mi cabeza de nuevo en las oraciones de esperanza
que he estado repitiendo desde que salimos de la oficina.

Pasan otras dos horas antes de que el médico finalmente venga a buscarnos. Su
rostro está desprovisto de emoción cuando se dirige a la sala y pregunta por la familia de
Zachariah Cooper. Asher se levanta y se acerca al médico con la espalda recta y la cabeza
alta. El doctor habla en voz baja, pero cuando el cuerpo de Asher comienza a agitarse y
su cabeza se sacude rápidamente, mi corazón se hunde. Miro hacia el resto de mis
hermanos mientras la comprensión de las noticias que han sido dadas se asienta. Ash deja
escapar un ruido tan doloroso que si mi corazón ya no hubiera estado partido en dos,
seguramente lo haría entonces. Dee se desliza fuera de mí sin decir una palabra y se pone
de pie, caminando hacia donde el médico sigue hablando.
—… hicimos todo lo posible, pero había demasiado daño.
Y así, las piernas de Ash pierden el poder de sostenerlo y lo agarro en lo que da
rienda suelta a su dolor. Miro por encima de su cabeza y me encuentro con los ojos de
Dee. Sus lágrimas están llegando rápidamente y con fuerza, pero ella me da una sonrisa

151
débil para que sepa que está manteniendo la cordura. No hay una sola persona en esta
habitación que no haya sido tocada por Coop de una manera u otra. Ninguno de nosotros
es capaz de mantener el dolor que estamos sintiendo, sabiendo que él no lo logró.
Zachariah “Zeke” Cooper murió como un héroe. Fue uno de mis mejores amigos,
mi hermano y murió salvando la vida de no solo mi mujer, sino también la de Emmy.

152
28
Dee
Coop se fue hace cuatro días.
Cuatro días desde que me senté en el hospital y observé a los hombres más fuertes
que conozco rompiéndose.
Y han sido cuatro días desde que Chelcie me dijo lo que le ha estado pasando.
Embarazada. Está embarazada y Coop nunca sabrá que va a ser padre. Esa única
vez que compartieron pudo haber sido sin ataduras mutuamente, pero ahora él se ha ido
y no hay nada que podamos hacer para cambiar eso. Sé que ella está teniendo dificultades
con las cosas. Ella y Coop pudieron no haber tenido sentimientos por el otro, pero eso no
cambia el hecho de que va a venir un bebé a este mundo que nunca conocerá a su padre.
Creo que la parte más difícil para ella en este momento es saber que nunca tuvo la
oportunidad de siquiera contárselo.
Tomo una respiración profunda y sigo aplicando mi maquillaje. Beck ya está
vestido con su uniforme de gala y si fuera para cualquier otra ocasión, podría apreciar lo
guapo que se ve. He elegido un sencillo vestido negro ceñido al cuerpo. Las mangas cortas
cubren lo suficiente de mis heridas curadas donde la bala rozó mi brazo. Agarro un par
de tacones negros de diez centímetros antes de bajar las escaleras y encontrar a Beck en
la cocina. Miro su espalda mientras se mueve para preparar una taza de café. Está
manteniendo su cuerpo rígido y sé que hoy le está costando emocionalmente.
Después de servir su taza, se gira, recoge la gorra de plato blanca y se apoyó contra
el mostrador, mirando su sombrero. Me acerco y tomo su rostro entre mis manos. No le
doy palabras. En este momento, no las necesita. Bajo su cabeza y coloco un suave beso
en sus labios. Cuando me apoyo de nuevo sobre mis talones, dejo mis palmas contra sus
mejillas. Sus ojos están cerrados, pero una sola lágrima se derrama desde el rabillo y rueda
en mis dedos. Mi corazón se está rompiendo por él en este momento y no tengo idea de
cómo tomar un poco de su dolor.
—Te amo —le recuerdo, al igual que he hecho todas las noches en los últimos
cuatro días.
—Y yo te amo. —Su voz está llena de emoción, pero luce como si estuviera
manteniéndose unido un poco mejor de lo que estaba hace dos minutos.
Chelcie baja unos diez minutos más tarde vestida con un vestido negro similar al
mío. Se ve un poco mejor que ayer y tengo que tomar esto como una marca del lado
positivo de las cosas. Me da una pequeña sonrisa antes de sentarse a esperar hasta que la
limusina llegue aquí para llevarnos a la funeraria. Dado que Izzy y Melissa están
compartiendo una niñera para los niños, vamos a ser la última parada antes de salir.
Respira profundo. Mantente fuerte. Sigo repitiendo esas cuatro palabras una y otra
vez. En su mayor parte, estoy manteniéndome unida mejor de lo que esperaba. La noche

153
que llegamos a casa desde el hospital, tuve que hacer una llamada privada a la Dra.
Maxwell. Después de explicar lo que pasó, estuvo más que dispuesta a ayudarme con mis
problemas a través del teléfono. Tomó cerca de una hora, pero cuando colgué el teléfono,
me di cuenta que viví algo terrible y no me estaba cerrando. Supe qué tenía que hacer sin
que nadie me lo recordara. Me vi siendo arrastrada por esos oscuros pensamientos y
miedos e hice la llamada que tenía que hacer. Discutimos sobre las señales de advertencia
que debería buscar, pero ella parecía bastante segura de que me estaba controlando de la
mejor manera posible.
También subrayó que le dejara saber a Beck que si necesita hablar, su puerta
estaría abierta para él. Hablamos de ello ayer por la noche y accedió en ir a hablar con
ella. Verlo sufrir en su dolor y saber que estaba culpándose por lo que pasó me tenía
preocupada. Nunca pensé que vería el día en que sería capaz de pagarle por todas las
cosas que hizo por mí en el pasado. O debería decir empezar a compensarlo.

El servicio de Coop fue una de las cosas más emocionales que jamás había
experimentado. Todos los chicos llevaban el uniforme de gala y se los veía impresionante.
Ni siquiera me sorprendió ver a Asher sentado al frente y en el centro con un uniforme
propio. Todos los chicos se sentaron junto a Asher y los cinco “hermanos” de Coop
estaban sentados estoicamente. No se inmutaron cuando los fusiles se dispararon, ni una
contracción en sus rostros cuando la corneta empezó a tocar y cuando Asher fue
presentado con la bandera que había sido cubierto el ataúd de Coop, cada uno de ellos
mantuvo sus rostros hacia adelante y los ojos en Coop.
No se movieron hasta que la última persona se hubo alejado de la tumba. No fue
hasta que Izzy me agarró la mano para llamar mi atención del cementerio que me di cuenta
que aquellos hombres fuertes se agrietaron un poco.
No había visto a Sway desde ese día. Sabía que había cuidado a los niños de Izzy
y Melissa cuando fueron al hospital y que había cerrado el salón durante los últimos dos
días por respeto a Coop.
Ver a Sway caminando por la hierba, zigzagueando para evitar pisar cualquier
señal fue casi demasiado. Su normal atuendo extravagante se ha ido y en su lugar hay un
traje negro de ajuste perfecto. Su peluca rubia de marca se ha ido y su cabello normal que
nunca he visto antes está peinado cerca de su cuero cabelludo. No hay nada acerca de esta
versión de Sway que haya visto antes.
Hizo esto por Coop.
Sé que esperó a que el servicio terminara y la multitud se despejara antes de
presentar sus respetos. Melissa se acerca y toma mi otra mano y estamos aquí sentadas
esperando a ver qué sucede después. Desde donde estamos, tenemos una vista perfecta de
la escena. Los cinco hombres observan mientras Sway se acerca al ataúd y coloca un
frasco de vidrio en la parte superior. Tiene una hermosa cinta roja, blanca y azul atada
alrededor de la parte superior y cuando mis ojos captan el contenido, un sollozo burbujea
antes de que pueda detenerlo. Él presiona su mano contra la madera junto a la jarra llena
de brillantina dorada y hunde su cabeza. Se toma unos minutos antes de acariciar la parte
superior dos veces y enderezarse de nuevo.
En este punto, todos estamos sollozando sin control, pero lo que es más
sorprendente para mí es que los cinco hombres al otro lado del camino se han roto.

154
Obviamente, Coop le había comentado a su hermano en algún momento sobre toda la
broma de la brillantina porque incluso sus ojos están brillando a pesar de la pequeña
sonrisa en sus labios. Estos grandes, fuertes y orgullosos hombres no están ni siquiera
intentando detener las lágrimas que están cayendo mientras observan a Sway con
pequeñas sonrisas.
Sway hunde su cabeza antes de caminar de vuelta en la dirección en que vino. Sus
hombros están doblados y sus suaves sollozos se arrastran detrás de él. Se dirige a su auto
y se va. No ha quedado ni un solo ojo seco mientras todos miramos el hermoso frasco de
vidrio lleno de efervescencia de felicidad.

155
29
Dee
Han pasado dos semanas desde que nos despedimos de Coop. Algunos días son
más difíciles que otros, pero las cosas están empezando a volver a la normalidad
lentamente. Asher ha tomado la otra habitación de invitados en la casa de Beck y las cosas
entre él y Chelcie son un poco incómodas. Ella no le ha dicho a nadie más que a mí sobre
el bebé y respeto sus deseos, por lo que me lo guardo para mí, pero eso no significa que
me sienta bien por ello. Asher debería saber que hay una parte de su hermano que vivirá,
y para bien o para mal, Chelcie necesita dejarlo entrar en su vida para que su niño conozca
una parte de su padre.
Beck ha ido a hablar con la Dra. Maxwell tres veces y puedo ver que realmente
está ayudando. Hemos pasado casi todas las noches en vela en los brazos del otro solo
hablando. Me siento más cercano a él de lo que nunca antes he sentido. Ha estado aquí
para mí cuando me despierto en un sudor frío cuando los acontecimientos de ese día se
manifiestan en mis sueños. Sus palabras suaves y cálido abrazo son las únicas cosas que
quiero cuando vuelven esos oscuros momentos. Hay momentos en los que lo atrapo
mirando al vacío y sé que esos son los momentos en los que está pensando en Coop.
En realidad, nadie sabe cómo salir completamente hacia adelante desde esto. Cada
vez que el grupo está junto, siempre está ese momento en que alguien comprueba la
puerta, esperando a que Coop venga a irrumpir con algún comentario gracioso. No
podemos dejar de desear que pudiéramos ver sus azules ojos parpadeantes con humor una
vez más.
El dolor es un bastardo.
Asher decidió quedarse por un tiempo. Sé que está tomando la muerte de su
hermano más duro que todos nosotros. Ha habido unas cuantas noches en que vuelve a
casa borracho, fuera de sí y tropezando en su habitación. El sonido de su agonía haciendo
eco a través de las paredes es abrumador y no tengo ni idea de cómo aliviar su dolor. Una
cosa es segura, no está curando y, en este punto, no estoy seguro de que quiera.
Hoy estamos mudando a Chelcie a mi apartamento. La única cosa que ha llevado
a casa la muerte de Coop es que el mañana nunca está prometido y nunca debería ser una
excusa para no vivir tu vida al máximo. Sin remordimientos y sin miedo a lo desconocido.
Así que hoy Chelcie comenzará un nuevo capítulo de su vida en Georgia y yo empezaré
la mía con el hombre que amo.
—¿Estás segura de que no te quieres quedar otra noche, Chelc? Sabes que siempre
eres bienvenida aquí.
Ella sonríe débilmente, pero continúa recogiendo lo último de su ropa. No tiene
mucho, solo dos maletas de ropa que trajo y una caja de cosas que no quería dejar atrás.

156
—No, necesito estar sola en este momento. Necesito averiguar adónde voy desde
aquí.
—¿Estás bien? Sé que hemos hablado de ello, pero ¿cómo estás lidiando con todo
esto? —Me siento en la cama y tomo sus manos cuando ella va a empacar un poco más.
Sé que está tratando de evitar esta conversación que necesitamos tener.
—Me encanta que estés preocupada por mí, Dee, pero estoy muy bien. Solo
desearía haber tenido la oportunidad de decirle, ¿sabes? No tuvimos ese tipo de relación,
pero eso no cambia el hecho de que él habría sido un gran padre. —Se sienta a mi lado y
juega con la camisa en sus manos—. Me aseguraré de que nuestro hijo sepa quién era su
padre y que murió como un héroe… todos los días, Dee.
Tengo que ahogar las emociones que amenazan con colarse a través del nudo en
la garganta. Dios, lo extraño.
—Creo que necesitas hablar con Asher. Está fuera de control sobre esto y necesita
algo a lo que aferrarse. Algo que lo mantendrá empujando hacia adelante. Este pequeño
bebé será una parte de su hermano, su sobrino o sobrina. Necesita saber que hay algo
positivo.
No habla durante un tiempo y justo cuando estoy lista para ir con mi más reciente
ronda de “convencer a Chelcie”, se desplaza sobre la cama.
—Lo haré. Deja que me instale en el apartamento y luego lo haré ir una noche.
Creo que es algo que necesita hacerse lejos de todos los demás.
Seguimos empacando el resto de la ropa y salimos. La puerta de Asher está bien
cerrada, pero sé que está ahí. Vino alrededor de las cuatro de la mañana y no ha salido
desde entonces. Lo comprobé a la hora del desayuno, pero estaba inconsciente. Su
habitación tenía el olor desagradable a humo, alcohol y sexo barato. Le quité los zapatos
y lo cubrí con una manta antes de salir de su habitación.
Beck está esperando fuera por nosotras cuando finalmente bajamos. Me saca el
aliento cada vez que lo veo. Así de simple, es perfecto. Está usando pantalones cortos y
una camiseta de la USMC5. Su gorra de béisbol de la Universidad de Georgia ensombrece
sus ojos, pero sé que me está mirando. Me acerco al coche de Chelcie y lanzo la bolsa
que llevo en el maletero. Ella no pierde el tiempo con saludos o despedidas, simplemente
deja caer la bolsa, salta en el asiento del conductor y se va.
—¿Adónde te diriges, guapo?
Su sonrisa torcida hace arder mi ropa interior.
—A ninguna parte. Esperando a Maddox. Al parecer, sucedió alguna mierda con
Emmy anoche. —Deja caer los ojos, pero no antes de que vea lo preocupado que está.
La verdad es que todos hemos estado preocupados por ella. No ha hablado con
nadie y no por nuestra falta de intentos. Se pasó todo el tiempo en el hospital en los brazos
de Maddox, pero cuando fuimos a salir, se arrastró fuera de su regazo y se acercó a
Melissa. Ella y Melissa han sido siempre las más cercanas de nosotras, pero todavía estoy
sorprendida de que dejara a Maddox. Incluso en el funeral de Coop, no habló con nadie.
Estuvo de pie junto a Melissa y nunca alejó los ojos del ataúd.

5
USMC: United States Marine Corps

157
—¿Que está pasando? Por favor, no me lo ocultes porque piensas que no puedo
manejarlo. Tú y yo ahora, Beck. Te necesito tanto como tú me necesitas, así que no me
alejes porque te preocupa cómo voy a manejar las cosas. Soy más fuerte hoy debido a ti,
por lo que deja que te ayude cuando me necesitas.
Él no dice nada durante un segundo, pero deja escapar una respiración apresurada,
mirando a otro lado antes de volverse hacia mí.
—Se ha ido. Él fue a su casa para ver cómo estaba y ella se había ido. Parece que
se fue a toda prisa, pero se tomó el tiempo para dejar una nota. Él no me dijo los detalles
acerca de lo que dijo, pero está en camino hacia aquí para que podemos averiguar qué
hacer a continuación.
—¿Qué? —Durante todo el tiempo que estuvo hablando, mi mente seguía
preguntándose y dando vueltas sobre lo que realmente estaba diciendo. ¿Emmy se ha ido?
No hay manera. No dejaría a su familia.
—Es por esto que no quería decir nada. Sé que vas a molestarte por esto, Dee.
Solo confía en que nosotros nos hagamos cargo de todo, ¿está bien? —Él me toma en sus
brazos y respiro su olor amaderado y trato de no entrar en pánico, pensando en Emmy por
ahí sola y asustada.
—Tienes que encontrarla, Beck. Tienes que hacerlo.
—Lo haremos. Te lo prometo, la encontraremos.
Sonrío débilmente y voy a irme cuando su voz me detiene cerca de mi auto.
—Oye, ¿déjame buscar Ash y déjalo ir contigo? Me sentiría mucho mejor de que
estés por la ciudad si lo tuvieras contigo. Iría yo misma, pero esto debe ser manejado.
Chelcie va a enloquecer cuando aparezca con Asher, pero solo asiento y espero a
que corra a despertar al oso. Diez minutos más tarde, un Beck con el ceño fruncido y un
Asher enfadado salen. Él no dice una sola palabra en el trayecto de quince minutos al
apartamento; diablos, estoy bastante segura de que se durmió al segundo en que comencé
a conducir.

Después de dejar a Beck, me dirijo hacia el apartamento para ayudar a Chelcie a


desempacar. No se necesita mucho tiempo para conseguir instalarla y, en realidad, no
estoy segura de que ella siquiera me necesitara allí. Todo el mobiliario está puesto y ya
han trasladado toda mi ropa y artículos personales a lo de Beck, mi nueva casa. Ash se
lanza en el sofá al momento en que entramos por la puerta. Chelcie luce horrorizada de
que él esté aquí, pero cuando sus ronquidos comienzan a hacer eco alrededor de la
habitación, se calma.
Chelc estando cansada hace que sea fácil hacer lo menos posible, pero aun así nos
las arreglamos para trabajar un par de horas antes de terminar por el día.
Antes de dejar la habitación de invitados que he tenido que establecer como una
oficina, me vuelvo y me dirijo al gigante elefante que está desmayado en el sofá.
—Piensa en lo que he dicho, ¿está bien? —Le doy un abrazo rápido, esperando
que al menos piense en ello. Solo sé que en el fondo, Asher necesita esto. No lo conozco
lo suficiente como para saberlo a ciencia cierta, pero sé que para mí, saber que Coop
todavía está alrededor de alguna manera, alivia el dolor.

158
—Te prometo que lo pensaré. ¿Me… me harás saber saber cómo lo está llevando?
¿Solo mantenerme al tanto? —Ella no se encuentra con mis ojos, lo que no se parece a
ella en absoluto.
—Claro, y llama si necesitas cualquier cosa. Maddox está a unos pisos arriba, así
que si te asustas o algo, solo llámalo. Sé que él es todo taciturno y malhumorado, pero es
uno de los mejores para tener a tu lado.
Puedo decir que no está de humor para que me quede, así que después de un rápido
adiós, sacudo a Ash para despertarlo y nos vamos. A pesar de que no viví aquí tanto
tiempo, aún es difícil dejar el único lugar que he pensado como mi santuario. Saludo con
la mano al portero y me dirijo a mi auto, agarrando mi teléfono para llamar a Beck antes
de volver a casa.
Casa.
Mi casa con Beck.
Así como, mi casa que comparto con el hombre que amo.
Tengo una gran sonrisa en mi rostro cuando contesta. Asher se deja caer en el
asiento del pasajero e inclina la cabeza contra la ventana. Todavía en silencio.
—Hola —gruñe en el teléfono.
Me estremezco cuando escucho su voz. Realmente no hay manera de describir la
forma en que ese hombre me hace arder.
—Oye. Estoy dejando el apartamento ahora. Voy a pasar por la tienda antes de
volver a casa. Pensé que podría hacer el pollo relleno que tanto te gusta para la cena de
esta noche y tengo que recoger algunas cosas, de todos modos. ¿Hay algo que quieras que
agarre para ti?
—No, salvaje. Todo lo que necesito es a ti.
—¿Maddox todavía está ahí?
—En realidad, no estamos allí. Él necesitaba que consultara algo en las
computadoras en la oficina, así que vine aquí muy rápido. Debería estar justo detrás de ti
después de terminar con todo esto. —Suena tan estresado. Con todo lo que ha estado
lidiando, no estoy sorprendido. No solo la pérdida de Coop, sino ahora Emmy. Trabajo,
preocuparse por mí y no saber quién demonios me atacó lo está carcomiendo. No hemos
oído nada desde que le disparé a Adam. Por lo que sabemos, ese idiota ha terminado con
nosotros, pero Beck no lo dejará ir.
—¿Emmy? —pregunto, porque en realidad no hay ninguna necesidad de decir
nada más. Él sabe que voy a preocuparme por ella. Es por eso que no quiere que yo sepa.
—Sí, Emmy… te pondré al corriente más tarde, pero de acuerdo a su carta, no va
a volver. Se va a quedar con un amigo o alguna mierda en Florida. Hay más, pero te lo
diré cuando llegue a casa.
Ahí está esa palabra otra vez. Casa. Dios, se siente bien.
—Prométeme que me lo dirás, Beck. Necesito saber lo que está pasando o nunca
dejaré de preocuparme por ella.

159
—Lo sé. No quería ocultártelo antes. Solo me preocupas, Dee. No puedes
culparme allí. Con toda esta mierda, solo necesito protegerte. No puedo explicarlo mejor
que eso. Necesito protegerte, incluso si es de tu propia mente.
¿Cómo puedo estar molesta cuando lo pone así?
—Lo entiendo, lo hago, pero soy mucho más fuerte de lo que piensas. Te amo por
querer asegurarte de que estoy bien. Solo no me excluyas. Si las cosas se ponen
demasiado, prometo decírtelo.
—Sí, seguro que lo eres. Joder, estoy muy orgulloso de ti. —Puedo oír la sonrisa
en su voz y coincide con la de mi rostro.
Nunca pensé que me sentiría tan bien por dejarme ser libre de todas las redes en
las que estaba atrapada. Ser amada por John Beckett es la mejor sensación del mundo.
Terminamos nuestra llamada y salgo del garaje. Con una sonrisa en mi rostro, me
apuro de terminar mis mandados para poder llegar a casa y los brazos de mi hombre.

160
30
Dee
—¿Ash? —Estoy medio tentada a dejar su trasero sentado en mi auto. Demonios,
he estado sentada aquí por los últimos diez minutos intentando levantarlo. Si no fuera por
el ángulo incómodo en el que su cabeza ha caído, dejaría su trasero aquí. Bueno, eso y
estoy bastante segura de que aún huele a bar y sexo. No es una combinación placentera
cuando están atrapados juntos en un auto.
»¡ASHER!
Ahí… veo un movimiento esta vez.
—¡En serio! —Suspiro en frustración—. Asher James Cooper, ¡malditamente
despiértate y sal de mi auto!
Espía con un ojo azul oscuro y solo me observa.
—¿Por favor? —gimoteo. Sus labios se mueven ligeramente y dejo salir la
respiración que estoy aguantando. Por primera vez en dos semanas, sus labios se han
levantado del ceño que ha tomado residencia permanente en su apuesto rostro.
—La próxima vez, no tienes que gritar tan fuerte. —Abre la puerta y desdobla su
largo cuerpo de mi auto. Espero que comience a caminar por el sendero a la puerta
principal, pero se voltea y camina al maletero del auto. Se para ahí por unos minutos,
mirando alrededor. Incluso con resaca y aflicción, aun parece mantenerse alerta. O al
menos eso trata.
Sacudo mi cabeza y salgo, camino alrededor del auto y me estiro para sacar las
provisiones del maletero. Las grandes garras de Asher cruzan frente a mí y agarran las
grandes cantidades de provisiones. Lo miro caminar a la casa y escucho el sonido de él
desactivando la alarma, antes de darme cuenta que me ha dejado una bolsa y la leche. ¿En
serio? Ese hombre estaba desmayado dos segundos atrás y ahora está cargando mis
grandes bolsas de provisiones como si fueran nada.
Ni siquiera intentando entender cómo demonios lo está haciendo, comienzo a
caminar por el sendero. Incluso con la pequeña carga que me dejó para que llevara, aún
tengo mis brazos llenos entre mi bolso, maletín y bolsas de comida. Mi teléfono comienza
a sonar en mi bolsillo trasero mientras camino por el umbral y dentro de la casa.
Quizás si no hubiera estado tan distraída escuchando Love Sex Magic, el tono que
Beck colocó para cuando él llama, podría haber notado lo silenciosa que está la casa.
Ni siquiera tengo dos pies dentro de la casa cuando me detengo en el acto; todo lo
que estoy llevando cae al piso. Siento la leche explotar y derramarse contra mis piernas,
pero no me puedo mover. Solo me detengo ahí, viendo los ojos fríos como el hielo del
hombre que me golpeó y luego me dio por muerta.

161
Debería estar preocupada por mí en este momento, pero en lo único que puedo
pensar es en Asher. ¡Él entró antes que yo! Debería estar justo aquí. Incluso sabiendo que
no está en ningún lugar cerca peleando, ¡debería estar justo aquí!
Oh, Dios, por favor, ¡permite que esté bien!
—Hola, Denise. Fue muy dulce de tu parte dejar el detalle de guardaespaldas y
solo al borracho por una vez. Tú, querida, eres una mujer difícil para encontrar sola estos
días. —Se ríe, pero el sonido es tan mecánico, como si no estuviera acostumbrado a reír
y no supiera cómo hacerlo creíble.
Me quedo embobada viéndolo, luchando para batallar las garras de miedo tratando
de hundirse en mi piel y manteniéndome congelada en el lugar. Cuando se mueve para
dar un paso hacia mí, finalmente salgo de mi aturdimiento.
No, ¡jodidamente no! Estoy tan harta de que todos traten de quitarme mi felicidad.
Esto va a terminar ahora, ¡sin importar qué!
—Oh, pequeña Dee, había esperado tanto que te comportaras como la última vez
que estuvimos juntos.
Salto cuando se mueve para agarrarme y cuando resbala con la leche derramada
por todo el lugar, salgo a través del vestíbulo y cuesta abajo por el pasillo. Miro por las
puertas que paso antes de llegar a la sala. Nada de Asher a la vista. No es hasta que patino
dentro de la cocina que lo veo en el piso frente al refrigerador. Uso el segundo que me
toma asegurarme que su pecho se está levantando para sacarme los tacones y moverme
detrás de la barra de desayuno. Me quedo allí de pie ahí, mis dos tacones en mis manos y
espero, mirando el pasillo donde lo escucho venir.
—¡Dee! ¿Adónde fuiste, pequeña niña?
Maldición, incluso su voz es terrorífica.
—Tenías que ser una estúpida puta con esto, ¿no? —Entra a la cocina y me paro
frente al cuerpo tendido de Asher, protegiéndolo con todo lo que tuve tiempo de agarrar…
mis tacones de diez centímetros. Le echo un vistazo al juego de cuchillos, pero está muy
lejos de mí para alcanzarlo sin hacer que este maldito me agarre.
—¡¿Qué quieres?! ¡No tengo tu dinero, jodido enfermo! Adam se ha ido, ¡¿y qué?!
—estoy escupiendo molesta y agradecida de que el miedo que sentí al principio se haya
ido. No lo voy a dejar ganar. Escucho a Asher gruñir, pero no miro abajo. Solo va a tomar
un segundo de mi pérdida de concentración sobre el tipo antes de perder mi ventaja.
Se para frente a mí con su rostro duro y sus manos apretadas. Una vez más, está
vestido de negro, pero esta vez no está escondiendo su rostro. Es bastante impresionante
cuán apuesto es. Su piel está bronceada, cabello grueso y negro y esos ojos… sus ojos no
son lo que ves en un hombre al que te acercarías en un bar. En lugar de eso, sus ojos
reflejan el alma del diablo. Me estremezco de solo pensar en toda la maldad nadando en
esas profundidades azul pálido.
Comienza a dar un paso más cerca de mí, pero antes de que pueda completar el
movimiento, grito y le arrojo uno de mis zapatos, acertando justo en el centro de su frente.
Si no estuviera tan preocupada por su reacción, me reiría con la imagen que se hizo. Mi
zapato amarillo brillante viaja a través de la habitación, el tacón golpea su cabeza y se
despega del resto del zapato con la fuerza de mi tiro.

162
—¡Perra! Si no pensara que causaría más problemas de lo que vale, partiría tu
jodido cuello en dos por esa mierda. —Limpia la sangre corriendo debajo de sus ojos
antes de entrecerrarlos hacia mí—. Considera eso tu última advertencia. No jodas
conmigo.
Me río. Realmente… ¿que no lo joda? No solo sus propias manos me hirieron,
sino que por la mierda que lanzó en mi regazo, perdimos a Coop. Planeo joderlo con
fuerza.
Sus ojos se entrecierran sobre mí incluso más y va a dar otro paso, pero le arrojo
mi otro zapato. Lo esquiva fácilmente, pero antes de que pueda moverme, arremete y me
agarra por la cintura. Trato de luchar, pero su fuerza lo hace imposible. No soy lo
suficientemente fuerte, sin importar cuánto luche. Me balancea hasta que mi espalda está
presionada contra su duro pecho. Comienzo a jadear cuando me doy cuenta que ahora
tiene el control.
—Pequeña perra —gruñe y cierro mis ojos con fuerza, intentando hacer que mi
cuerpo no se apague—. Voy a decir lo que vine a decirte y voy a divertirme un poco.
Nadie me hace jodidamente sangrar sin pagar el precio.
Trato de liberarme, pero aún tiene sus brazos envueltos apretadamente alrededor
de mi cuerpo, fijando mis brazos a mis costados de manera que no pudiera mover ni un
centímetro si hubiera querido. Trato de patear mis piernas, pero pone su cuerpo contra la
pared como apoyo y dobla una de sus piernas sobre ambas de mis piernas.
¡Joder!
—Escucha con cuidado y asegúrate de que en realidad escuches lo que tengo que
decir. Mi empleador está muy complacido de que te encargaras de toda la situación de
Adam, que nos quitaras el problema de ponerle una bala en la cabeza.
Desafortunadamente, eso aún deja la deuda sin pagar, pero está dispuesto a tomar el hecho
de que sacrificaste amablemente a uno de los tuyos en lugar de un pago monetario. Una
lástima lo de tu amiguito, pero la sangre que derramó es suficiente para mi jefe. Una
persona menos hurgando en su negocio. Ahora, aquí está tu pequeña advertencia. Retira
a tus perros callejeros antes de que alguien salga herido. Sé que odiarías ver a tu novio
con agujeros de bala por todo su cuerpo, ¿mmm?
Su cálido aliento contra mi cuello me da náuseas. Mi piel se eriza en el lugar donde
acaricia mi cuello. Cuando sigue hablando de Coop, hablando de su vida como si no fuera
nada, quiero matarlo. Si quería someterme, va a estar tristemente equivocado. Cada
palabra fuera de su boca aviva la rabia quemando dentro de mí.
—¿Entiendes, pequeña perra? —Su mano se aprieta contra mi cuello cuando me
toma mucho tiempo responderle y, por una vez, no hay ni un gramo de miedo.
—Sí. —Gruño la palabra, mi pecho agitado y mi boca hecha agua por pelear.
—Perfecto. Ahora, divirtámonos un poco.
Aligera su agarre; tengo el breve destello de esperanza hasta que siento su mano
agarrar mi entrepierna dolorosamente. Eso es todo lo que necesita mi cuerpo para volverse
duro como piedra y el miedo invade de nuevo. Es como Brandon una y otra vez.

163
—¿La pequeña perra decidió dejar de jugar a hacerse la difícil? ¿Lo va a tomar
como una buena puta? —Lleva su mano hacia arriba y agarra mi pretina antes de darle
un tirón fuerte y empujar mi cuerpo al suelo.
El dolor penetrante de mi cabeza golpeando algo sólido parece aclarar el miedo
que ha empezado a nublar mi mente. Levanto la mirada a este hombre sin nombre y todas
las cosas que desearía haberle hecho a Brandon vienen emergiendo a la superficie.
—¡NO! ¡No esta vez! —Me apresuro a ponerme de pie y lo embisto. Mis uñas
rasguñan y arañan su rostro. Mis pies, piernas, rodillas, todo lo que puede ser de apoyo,
golpean su cuerpo. Gruñe y bloquea lo que puede, pero tengo la ventaja de agarrarlo
inesperadamente. Nunca pensó que pelearía, pero tengo mucho que perder como para
quedarme abajo y dejarlo ganar—. ¡Maldito hijo de perra!
Comienzo a moverme tan rápido y tan potente como puedo, golpeándolo con cada
miembro. Para el momento en que finalmente logra empujarme toscamente, estoy
respirando pesadamente y cubierta en sangre. Su sangre. Dejo que una sonrisa curve mis
labios cuando pienso en lo bien que se siente pelear. No solo estoy peleando por la vida
de Asher y la mía. No, estoy peleando por todo lo que este hombre y su empleador nos
han quitado.
Esto es por Coop.
Esa es la última cosa que se filtra a través de mi rabia antes de recogerme y arrojar
mi cuerpo contra el suyo de nuevo. Logra dar unos pocos golpes, pero no tiene nada contra
mí ahora. Tengo mucho que perder y mucho me mantiene luchando. Mi furia violenta es
casi algo vivo que respira.
Empujo con fuerza contra su cuerpo, pateo y golpeo con mi pie en su entrepierna
y observo con satisfacción cuando se estrella en el suelo. Justo cuando estoy a punto de
patearlo de nuevo y chocar con su cabeza, soy tirada hacia atrás. No puedo concentrarme
alrededor de la sed de sangre. Quiero matar a este hijo de perra con mis propias manos.
Jadeando toscamente, finalmente ubico la esencia que está rodeándome.
Beck.
Mi Beck está aquí.
—Te tengo, gata salvaje.
Y así, me cuelgo en él y la pelea se drena de mi cuerpo.

164
31
Beck
No hay palabras para describir cómo me siento cuando camino a mi casa y veo la
puerta abierta de par en par, las cosas de Dee revueltas en un charco de leche y los sonidos
de una pelea viniendo dentro de mi casa. Saco mi arma de la funda a mi lado y comienzo
a caminar sobre el desastre de mi puerta principal.
Mientras viva, nunca olvidaré apresurarme a mi casa y encontrar a mi gata salvaje
peleando con todo lo que tiene contra un hombre casi el doble de su tamaño. Ni siquiera
sé lo que está diciendo; todo está saliendo incomprensible, palabras irreconocibles. Antes
de que pueda alcanzarla, lleva su pierna hacia atrás y golpea su entrepierna con una patada
de los infiernos. Va a patearlo de nuevo, pero la engancho por la cintura y la tiro hacia mi
cuerpo. La sensación de alivio que siento cuando su cuerpo está junto al mío es
inimaginable.
Está a salvo.
Está peleando.
¡Y voy a matar a este hijo de perra!
—Te tengo, gata salvaje.
Su cuerpo se relaja contra el mío. La adrenalina, la pelea, sale de su cuerpo.
—Te tengo —susurro de nuevo.
—Oh, Dios —solloza— ¡Asher! —Se suelta de mi agarre y la veo correr detrás
de la barra y caer al piso. No tengo tiempo de preguntarle si está bien porque veo a este
hijo de perra que estaba tratando de herir a mi mujer comenzando a levantarse.
—Jodidamente no lo creo. —No muevo mi arma de su cabeza cuando le digo a
Dee sobre mi hombro que llame al 911—. ¿Quién CARAHOS eres?
No mueve ni un músculo. Nada, pero sus ojos se entrecierran.
—No te preguntaré de nuevo. Irrumpiste en mi casa, tocaste a MI mujer y ni
siquiera sé qué demonios le hiciste a mi amigo. No será difícil poner una maldita bala en
tu jodido cráneo y hacerlo funcionar a mi favor, así que no me pongas a prueba. ¿Quién.
Eres. Tu?
Su sonrisa crece antes de hablar.
—Nico Slater. Tu mujer es jodidamente deliciosa.
Se lame los labios y no tengo que pensar dos veces. Dejo salir una ronda y sonrío
cuando es tirado hacia atrás con la fuerza de la bala golpeando en su hombro.
—No jodas conmigo. —Camino sobre su cuerpo decaído y me paro sobre él—.
¿Para quién trabajas?

165
Sus labios presionan con fuerza y mira lejos con una mueca.
—¡Contéstame!
No dice ni una palabra, así que levanto mi bota y presiono contra su hombro
sangrando. El alarido de dolor que deja salir trae una sonrisa a mi rostro.
Me inclino y presiono mi arma contra su frente.
—¿Para. Quién. Trabajas? —Con cada palabra que digo, golpeo su cabeza con el
cañón de mi pistola. Puede ser una mierda dura, pero no hay nada más aterrador que tener
una pistola cargada apuntada a tu cabeza.
—Dominic Murphy.
¿Qué carajos dice?
—¿Estas bromeando?
Sacude su cabeza y gime cuando presiono con más fuerza contra su hombro. Dom
Murphy ha estado en nuestro radar desde que fundamos Corps Security. No es un secreto
que tiene sus manos en casi todo lo sucio que puede ser encontrado en el sureste.
Especialmente en Atlanta, pero nunca ha habido ni una hebra para conectarlo con nada.
Es esencialmente un fantasma con escorias haciendo el trabajo por él mientras se reclina
como un rey.
—Bien podrías matarme. Estoy muerto, de todas formas.
—No te daría la satisfacción, jodido enfermo. —Empujo mi mano vacía hacia
atrás y aterrizo un golpe en su sien que hace que sus ojos se volteen en su cabeza.
Desmayado.
Metiendo mi pistola de nuevo en mi funda, camino despacio hacia donde Dee está
sentada en el piso con la cabeza de Asher en su regazo. Solo está pasando su mano a
través de su cabello y susurrándole suavemente. Sus ojos no están abiertos, pero puedo
decir que está despierto.
—Un segundo, nena. —Salgo apurado de la cocina al garaje, agarro la cuerda de
uno de los estantes y hago un trabajo rápido volviendo dentro de la casa para asegurar
bien a este Nico hijo de perra. Ni siquiera hace una mueca de dolor cuando arrojo su
cuerpo atado contra la pared.
Volteándome, me apresuro al lado de Dee.
—¿Estás bien? —La reviso, asegurándome que no haya nada presionando.
—Estoy bien. Estoy bien.
Ella levanta la mirada y cuando la miro a los ojos, me doy cuenta que tiene razón.
Obviamente está conmocionada, pero no hay nada más detrás de sus ojos que alivio.
—Realmente estoy bien, Beck. Un poco asustada, muy conmocionada, pero no
iba a dejar que ese idiota gane.
—Lo hiciste bien, jodidamente bien. Joder, Dee, ¡creo que tomaste diez años de
mi vida cuando vine y te vi yendo cabeza a cabeza con ese chico!
Asher hace ruido y abre los ojos.
—¿Podrían callarse? Me duele la cabeza. Nunca voy a tomar de nuevo.

166
No toma mucho tiempo para que el sonido de sirenas comience a resonar a través
del aire. Asher ya está levantándose y amenazando con matar a Nico, que aún está
desmayado contra la pared.
—Ese maldito desgraciado me golpeó. Ni siquiera tuvo las bolas de agarrarme
como un hombre. ¡No! Solo esperó a que le diera la espalda y me atrapó. ¡Déjenmelo a
mí!
En cierto momento, tengo que empujarlo fuera de la habitación porque no deja de
ladrarles a los oficiales que den la vuelta y lo dejen terminar lo que empezó.
—Cálmate, Ash. No se merece una muerte rápida. Deja su trasero en prisión y
deja que el Gran Dick Don esté feliz por tener una nueva perra.
Sus ojos arden y la maldad que normalmente está presente ha regresado con una
fuerza cegadora. Por primera vez desde la muerte de Coop, puedo ver un poco del viejo
Asher regresando. No va a ser una batalla fácil, pero va a estar bien.
Toma un tiempo terminar de responder todas las preguntas, pero con Dee pegada
a mi lado, sana, nos acomodamos. Los detectives ni siquiera discuten cuando les explico
por qué Nico tiene una bala de mi arma en su hombro. Sin embargo, cuando descubrieron
que Dee es la razón por la que luce como si le hubieran sacado la mierda, no hay ni una
persona que no sonría por eso.
Nico Slater tiene orden judicial de arresto en cuatro estados adyacentes. Es un
traficante de drogas conocido, presunto ejecutor y buscado por las muertes de numerosos
individuos. Ha sido un fantasma para las autoridades durante los últimos tres años y no
hay duda en mi mente de que estará lejos por un largo tiempo.
Cuando Dee repite su mensaje al detective, la energía en la habitación se pone
eléctrica. No tengo que mirar para saber exactamente por qué. Puedo escuchar a Asher
jadeando, sus emociones son casi demasiado que controlar. Por suerte, ahora tenemos el
nombre del hijo de perra que puso todo esto en marcha y si conozco a Asher Cooper tan
bien como creo que lo hago, no hay nada que pueda detenerlo de vengar la muerte de su
hermano.
Seis horas después, la casa está vacía de todos los cuerpos de emergencia, la
entrada limpia de la leche y todos los otros desastres se han ido. La casa una vez más luce
como estaba antes de la tarde infernal. La única diferencia es que la pesada sensación de
aflicción y dolor de corazón está comenzando a afinarse. No me malinterpreten. Extraño
a Coop más y más cada día, pero saber que estamos un paso más cerca de derribar al
responsable hace que ese dolor sea ligeramente más soportable.
Por primera vez, Asher no está desmayado por la borrachera, pero está encerrado
en mi oficina buscando todo lo que puede de Dominic Murphy. Estoy seguro de que
llegará el día en que tengamos que pelear de nuevo, pero por hoy, por primera vez en los
últimos meses, los chicos buenos ganan.
Después de cerrar la casa, me dirijo escaleras arriba con un pensamiento en la
mente… tomar a mi mujer en mis brazos y recordarle cuánto la amo. Ha sido un largo
maldito camino, pero la mujer esperándome en nuestra habitación no soporta ni un hilo
de esas cuerdas que han estado sujetando su espalda y atándola abajo. No, no mi gata
salvaje. Está de regreso y, finalmente, es jodidamente mía.

167
Epílogo
Un mes después
Dee
Tuve mi última cita con la Dra. Maxwell hoy. Se siente más allá de liberador el
saber que no solo he tocado fondo, sino que también luché para superarlo. Incluso con
todos los obstáculos durante el camino, finalmente estoy en control de mi propia felicidad.
No, no solo he superado… estoy volando más alto de lo que jamás pensé fuera posible.
He abrazado el amor que nunca pensé que existiera y he conquistado cada una de las
barricadas que me ha retenido.
Las cosas con Izzy y Greg no volvieron a la normalidad inmediatamente. Ambos
retuvieron algo de culpa sobre todo lo que me pasó. Seguí diciéndoles que no deberían
sentir culpa sobre algo que no sabían. No quería que lo supieran, así que hice mi parte
para asegurarme que no lo hicieran.
Las cosas han sido perfectas últimamente. Estamos de vuelta en la amistad que
teníamos desde el día uno.
Aunque no todo está perfecto. Chelcie finalmente ha accedido a contárselo a
Asher. Desde que Asher comenzó a buscar a Dominic Murphy, ha estado canalizando
todo su dolor por perder a Coop en una nueva obsesión poco saludable. Todos queremos
que las personas que son responsables de la muerte de Coop sean atrapadas, pero Asher
no es capaz de hacer nada más. Come, duerme y respira venganza y sé que no soy la única
que está preocupada de cómo está afrontando las cosas. O no afrontando. Así que, después
de una larga charla con Chelcie, ha decidido que quizás si él sabe de su embarazo, será
capaz de enfocarse en las cosas positivas que quedaron de Coop. Es exagerado, pero a
este punto es todo lo que tenemos.
Se han vuelto más cercanos en las últimas semanas. Desde que vendí la sucursal
de Carolina del Norte, he tenido mucho de mi tiempo liberado. Tengo algunas personas
más aquí y he tomado un paso atrás a un rol menos activo. Chelcie, teniendo su tiempo a
la mitad también, ha asumido ayudar a Asher cuando le es posible. Le he prometido a
Beck que no meteré mi nariz en sus cosas, así que solo puedo esperar que ella sepa lo que
está haciendo y rezar para que no resulte herida al final.
Que Coop se haya ido es algo que notamos más y más cada día. Es difícil llenar
el vacío que una personalidad tan fuerte como la de él solía llenar. Sé, por un hecho, que
por mucho que viva, nunca habrá otra persona como Zeke Cooper. Los chicos han hecho
enmarcar una foto de Coop en toda su gran gloria sonriente y es uno de los focos
principales cuando entras en Corps Security. Es puro Coop… grande, sonriente y el
destello de travesura brillando en sus hermosos ojos azules. Debajo de la imagen, una cita
simple está grabada en el marco: “El mañana nunca es garantía; vive la vida al máximo y
nunca dejes de sonreír”. Nos lo quitaron antes de que estuviéramos listos, pero vivió su

168
vida sin complejos y sé que en algún lugar allá arriba esté coqueteando con ángeles y
viéndonos a cada uno de nosotros.
La única parte de las últimas seis semanas que no está arreglado es Emmy. Dios,
Emmy. Está adolorida y mucho, pero también está huyendo. Recuerdo a Beck
sentándome después de que toda la basura con Nico acabó y me explicara por qué no
estaba en casa.
Dijo que Emmy había dejado una carta renunciando a su cargo en Corps Security,
efectuándose inmediatamente. No dejó detalles de adónde iba, pero dijo que era muy duro
quedarse sabiendo que Coop estaba muerto porque recibió una bala que iba dirigida hacia
ella. Ella no necesitaba estar ahí, pero él sí. La culpa con la que estaba cargando era
inimaginable. Beck había ido a la oficina para enviar a Maddox al lugar que estaba
mostrando su GPS. Para mi sorpresa, Maddox había colocado un dispositivo de rastreo
en su auto casi un año atrás, junto con uno en su cartera y mantiene su teléfono rastreado.
Después de explicarme todo eso, soltó la bomba de que Maddox estaba tomando un
permiso de ausentarse para “buscar a mi chica y traerla a casa”. Sí, estuve más que
impactada de que Maddox proclamara a Emmy abiertamente. La última llamada que Beck
recibió de él fue tres noches atrás y no estaba cerca de traerla a casa.
Mi corazón se rompió por Emmy, pero tuve la sensación de que, sin importar lo
que suceda, tienen una subida delante de ellos. Después de lo que vi en la fiesta de Cohen
unos meses atrás, no tengo duda de que los demonios con los que él está peleando se están
autoconsumiendo. Incluso si logra traerla a casa, hay un montón de sanación necesaria.
No digo que Emmy sea menos importante que Maddox, pero algo me dice que las
cicatrices que él tiene son más profundas que las que nadie puede imaginar.

Me meto al estacionamiento del complejo donde están mi oficina, Corps Security


y el salón de Sway. Mi puerta está a unos buenos cuatro negocios debajo que la de los
chicos, pero el de ellos está justo al lado de la de Sway.
Después del funeral de Coop, ayudé a Sway a extender la acera de brillo dorado,
para extenderla todo el camino hasta mi puerta. Quería una pieza de eso cuando fuera a
trabajar. Es tonto, llamativo y a veces detestable, pero es nuestra cosa. Los propietarios
de otros negocios lo aman, pero de nuevo, es difícil no amar algo que haga Sway.
Solo he puesto un pie fuera del auto cuando noto a Sway a través de la ventana de
su salón. Está saludando como normalmente lo hace, ruidosamente. Me río por dentro y
camino hacia donde está. Para el momento en que llego a la acera, ya ha azotado la puerta
del salón para abrirla y está rebotando en sus tacones púrpuras de diez centímetros en
anticipación. Amo a este hombre.
—¡Dee! ¡Mi dulce, hermosa Dee! ¡Cuándo vas a dejarme tener tu maravillosa
colección de zapatos! ¡Debo tener esos tacones Chanel de dos colores con textura de
nudos! ¡No creas que no los noté, diablilla escurridiza! Te fuiste de compras sin Sway y,
oh, mi pequeña diva, ¡eso no está bien! —Se detiene, estoy segura por efecto dramático,
antes de continuar—. ¡Y ese atuendo! ¡Gira, gira! —Saca una de sus grandes manos de
sus caderas lo suficiente para hacer girar su dedo en un círculo—. Tienes el atuendo
perfecto. Oh querida, ¡es para morirse! Solo pude tener un vistazo de tu trasero. Debes
decirme tus secretos.

169
Está en lo correcto. Luzco malditamente bien, pero nuevamente, escogí este
atuendo para mi hombre hoy. Me he puesto uno de mis vestidos favoritos. El color rosa
claro luce increíble con mi bronceado y el dobladillo llega a la mitad del muslo, cubriendo
lo suficiente para que Beck no se ponga muy ansioso, pero dejando el resto de mis largas
piernas desnudas. Sé que tiene debilidad por mis piernas; nunca es tímido para
recordármelo… normalmente, cuando están envueltas alrededor de su cintura. El vestido
de estilo bandage está tan ceñido como es posible sin lucir vulgar, abraza mi figura y
empuja mis pechos hacia arriba. El busto es una onda en negro y líneas rosas que hacen
que mi ya generoso pecho luzca incluso más grande. Dos tirantes abrazan mis hombros y
envuelven mis bíceps. He terminado el atuendo con mis tacones negros de catorce
centímetros.
Me río y giro hasta que Sway deja de mover su dedo. Tiene la sonrisa más grande
en su rostro.
—¡Eres demasiado! Sé lo que estás haciendo. Vas a seducir a ese bombón tuyo.
No creas que no lo sé. Madre mía, lucía comestible hoy. Sexo andante, te lo digo. Ese
hombre es un orgasmo andante y parlante.
Echo mi cabeza hacia atrás y río porque no está equivocado. Beck es así de guapo.
—Sway, ¿qué te dije sobre fantasear con mi hombre?
Ladea su cabeza a un lado, empuja su cabello rubio sobre su hombro y pone sus
ojos en blanco.
—Entonces deberías poner una bolsa sobre su cabeza. —Se detiene y parece
distraerse por un segundo. Ni siquiera me molesto en abrir la boca porque sé que no ha
terminado—. Mejor aún, vas a necesitar comenzar a rellenar su ropa… hacerlo lucir bien
y grueso para que nadie lo mire. —Se ríe antes de tirarme en un abrazo. Envuelvo mis
brazos alrededor de su gruesa cintura y lo abrazo en respuesta.
—Eres un desastre, Sway, pero te amo. —Presiono mi mejilla contra su blusa de
seda y disfruto el momento. Sway puede ser demasiado para cualquiera, pero su corazón
es puro oro.
Se echa hacia atrás y su rostro se pone serio por un segundo. Mira a ambos lados
antes de moverme para que me incline más cerca.
—¿No lo has visto aún?
—¿Visto a quién? ¿A Beck? —Honestamente, no tengo idea de quién me está
hablando. Sé que Axel, Greg y Beck están aquí hoy. Asher está en casa trabajando desde
la oficina de Beck y Maddox todavía está… bueno, Maddox no está aquí. Me toma un
segundo realmente mirar a Sway y notar la emoción escrita en todo su rostro. Dios mío,
luce como si estuviera a punto de estallar.
Se inclina, aparta mi cabello largo y castaño de mi hombro y me susurra al oído:
—Al nuevo. ¡Oh por Dios! Mis sentidos me dicen que por fin hay esperanza para
uno de esos chicos. Mi equipo, Dee. ¿Me escuchas? Este está todo sobre el equipo arco
iris, ¡lo sé! —En el momento en que termina de “susurrar”, bien podría haberlo
simplemente gritado.

170
Me empujo hacia atrás y lo miro. No tenía idea de que había un chico nuevo. Lo
último que supe de Beck es que solo iban a contratar a una empleada que tomara el lugar
de Emmy hasta que ella regresara.
—Me tienes, Sway. No tengo ni idea, pero supongo que lo averiguaré pronto.
Ni siquiera me da la oportunidad. Abre la puerta de su salón y le grita a Brandy,
el duendecillo adorable como recepcionista, que va al lado para comerse con los ojos a
los bombones. Ella se ríe, claramente acostumbrada a esto de parte de Sway y lo despide
con la mano.
—¿Quiere decir que vienes conmigo?
Él no contesta, entrelaza nuestras manos y me tira hacia la puerta de Corps
Security. El vidrio está tintado, así que no podemos ver, pero eso no impide que Sway
vibre con emoción.
—¿Podrías calmarte? Vas a sacar mi brazo derecho de mi cuerpo.
No responde, pero al segundo que abro la puerta, se lanza dentro, tirando de mí
con él.
Sonrío al retrato de Coop antes de que mis ojos barran el escritorio de Emmy. He
estado tan acostumbrada a escuchar su dulce voz a lo largo de los años que la voz muy
masculina haciendo eco a través de la habitación me toma por sorpresa. Cuando veo lo
que tiene a Sway en nudos, puedo casi entender su ridículo comportamiento.
—¿Ves lo que digo? Precioso. —Ni siquiera trata de mantener la voz baja y el
objeto de sus ojos mira directamente hacia él con una enorme sonrisa.
¿Qué demonios estoy viendo en este momento? Este hombre es sin dudas
precioso. Su cabello rubio está perfectamente peinado, sin una sola pieza fuera de lugar.
Su rostro es casi demasiado perfecto… pómulos altos, mandíbula fuerte, gran sonrisa y
dientes perfectamente blancos. No sé desde donde estoy parada, pero sus ojos se ven casi
violetas. Su cuerpo está parcialmente oculto por la mesa de trabajo, pero por lo que puedo
decir, el resto es solo tan bueno como su rostro… hombros fuertes y un esbelto y
musculoso pecho.
Y la mejor parte, no ha quitado los ojos de Sway una vez. Infiernos, bien podría
ni siquiera estar en la sala. ¡Oh Dios mío! Quiero saltar y aplaudir mis manos como una
loca. Me siento como si estuviera viendo ese espectáculo casamentero ocurrir justo frente
a mí.
Él termina su llamada y coloca el receptor hacia abajo suavemente y vuelve los
ojos hacia Sway con una sonrisa.
—Dilbert. Es genial verte de nuevo.
¡¿Dilbert?! Solo hay tres personas que conozco que lo que llaman así. Su madre,
Greg cuando está molesto y Cohen… constantemente.
—Davey.
Me quedo aquí de pie con mi boca abierta y veo mientras Sway se acerca a Davey.
Ninguno de ellos ha dejado de sonreír. Quién sabe cuánto tiempo he estado aquí
asimilando todo. Cuando un cálido brazo se envuelve alrededor de mí. Salto, pero cuando

171
el delicioso olor de Beck flota hacia mí, sonrío tan grande como los dos pájaros
enamorados frente al escritorio.
Me giro, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y presiono mis labios en los
suyos para un rápido beso, pero no menos excitante. Cuando caigo sobre mis talones y lo
miro a los ojos, tan lleno de amor, mi sonrisa crece tan grande que duele.
—Oye —susurro contra sus labios.
—Oye. —Su sonrisa es tan derrite-bragas como la primera vez que lo vi y no
puedo evitar pensar en la suerte que tengo de que este hombre perfecto nunca se diera por
vencido conmigo.
—Tengo un regalo para ti.
Su sonrisa crece malvada y sus ojos se oscurecen. Sabe exactamente lo que quiere
decir cuando lo sorprendo en el trabajo con un regalo.
Paso mis manos por los músculos gruesos de su brazo y agarro una de sus manos,
girando sobre los talones para empezar a caminar. Lo escucho gemir y doy la vuelta para
ver sus ojos en mi culo.
—Ojos arriba, John Beckett. No quieres asustar a los niños. —Me río y señalo a
Sway y Davey. Ni siquiera se dan cuenta de nosotros, pero Beck entrecierra los ojos
cuando ve a Sway.
—¡Sway! ¡Te dije que dejaras de venir aquí y que quitaras tu baba de todo el
mostrador! Deja que David haga su trabajo.
Sway ríe y sacude la mano y Davey/David se sonroja. Oh, guau, Sway lo llamó
así. No puedo esperar a ver cómo se desarrolla.
Beck toma la iniciativa y comienza a pisar fuerte por el pasillo. Si está impaciente
por mí en su oficina o está frustrado con las normales travesuras de Sway, ¿a quién le
importa? Me está llevando adonde quiero estar y no podría importarme menos tener que
correr para seguirle el ritmo.
Cuando entramos en su oficina, cierra la puerta y hace clic en la cerradura con un
fuerte chasquido. Su cuerpo aplasta el mío antes de tener la oportunidad de girarme por
completo. Sus manos van directas a mi culo y sus dedos se hunden. Abro la boca cuando
siento la suya lamer mi labio inferior, pidiendo acceso.
—Dios, te extrañé —gimo contra sus labios antes de aplastar mi boca de nuevo
en la suya. Nuestras lenguas se deslizan y se enroscan juntas en un beso tan exigente que
nuestros dientes chocan entre sí y nuestra respiración se vuelve rápida en cuestión de
segundos.
—Solo han pasado dos horas… —No termina, simplemente hunde más sus dedos
y me levanta del suelo. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, pasa la mano por el
cuello hasta que puedo meter mis dedos por su cabello suave y palmeo su mejilla con la
otra mano.
Seguimos besándonos hasta que pone mi culo en su escritorio, obligando que mis
piernas y brazos caigan de su cuerpo cuando da un paso atrás.
—Bromista —lloriqueo cuando no hace un movimiento para volver a mí.

172
—Oh, diablos, no. No hay manera de que me llames bromista cuando llegas aquí
con ese aspecto. Buen Dios, Dee. Casi arranco ese vestido de tu cuerpo y te tomo allí
mismo, delante de Sway y David. —Se ajusta el pantalón que está haciendo un trabajo
pobre de ocultar su bulto grande.
—Bueno, ¿no es suerte que tu fuerza de voluntad sea más fuerte que la mía? —
Salto de la mesa, agarro el paquete que necesito de mi bolso y lo empujo hasta que cae
en el sofá contra la pared—. Siéntate y cállate. —Deshago su cinturón, desabrocho sus
pantalones y tiro de la cremallera lentamente. Cuando su polla duro como una piedra
brota, levanto mi frente en pregunta.
—Contigo alrededor, ¿realimente piensas que me voy a molestar con cualquier
restricción innecesaria?
Su tono de listillo muere cuando envuelvo una de mis manos alrededor de su
gruesa longitud. Lo acaricio unas cuantas veces, frotando mi pulgar a través de su cabeza,
disfrutando de la suavidad aterciopelada de su polla. Mi boca se hace agua y puedo decir
por la expresión de su rostro que está más que preparado para mi boca.
Alejo mi mano y quiero reír cuando se queja. Cuando pongo el paquete de mi
bolso en su línea de visión, trata de saltar. Empujo hacia abajo en sus caderas y le doy un
lametón mojado sobre su cabeza hinchada. Su cabeza cae hacia atrás y golpea contra la
pared. Rasgo el paquete y vierto una pequeña cantidad en mi boca, disfrutando del sabor
de la fresa y el chisporroteo contra mi lengua. Espero hasta que levanta su cabeza y sus
ojos se encuentran con los míos antes de bajar mi boca totalmente abierta a su polla. Uso
mi lengua y saliva para mover los Pop Rocks alrededor de mi boca, asegurándome de que
los suaves estallidos reboten en su piel sensible. El primero que arde y estalla en mi boca
hace que su cuerpo se ponga rígido antes de que sus dedos se empujen en mi cabello casi
dolorosamente. Hago una pausa, esperando a ver si me va a apartar, pero cuando sus
caderas comienzan a oscilar ligeramente, ese es todo el estímulo que necesito.
Poco a poco y con cuidado, sigo tomando su polla en mi boca, haciendo una pausa
un par de veces para poner más Pop Rocks en mi boca. Con cada chisporroteo y estallido
contra su eje, se queja en voz alta y sus dedos se contraen en mi cabello.
—Joder, Dee. —Respira—. Dios… maldición…
Llevo mi mano hacia arriba y rodeo mi puño a su alrededor, bombeando a su vez
con mi boca. Mi lengua se arremolina alrededor de su hinchada cabeza cada vez que
levanto la cabeza y lo envuelvo alrededor de su eje con cada deslizamiento. Sé que está
cada vez más cerca, así que dejo caer los caramelos al suelo y llevo mi otra mano para
acariciar sus bolas. No pierde el ritmo. Sus caderas se mecen con mi boca y mi canturreo
de excitación baila con sus gruñidos y gemidos.
—Dee, si no quieres que me corra en tu boca, aléjate. Ahora, nena.
Lo tomo más profundo hasta que tengo que relajar mi garganta para tirar de él aún
más profundo. Trago con los labios abiertos y la punta de su polla tan profundo como lo
puedo conseguir. Cuando siente la garganta estrecharse en torno a él, se va y respira mi
nombre.
—Deeeee…

173
No dejo de ordeñarlo hasta que el último temblor se estremece a través de su
cuerpo y luego quito mi boca con un pop. Me recuesto, descanso mi culo sobre mis talones
y sonrío ante su cara enrojecida.
—Lo siento, nene, no pensé en traerte el almuerzo, pero ahora que tengo el mío,
puedo correr y conseguirte cualquier cosa. —Sonrío tan inocentemente mientras puedo
antes de que él saque su cuerpo del sofá y golpee el mío contra el suelo en un ataque de
risa.
—Tú, mi gata salvaje, estás loca. ¿Dónde demonios escuchaste eso?
No estoy segura de si aún está preocupado por mi respuesta porque está demasiado
ocupado levantando mi vestido por mis piernas.
—No, Beck… esto era para ti.
Sus manos se detienen y me mira claramente confundido.
—Has estado trabajando duro, muchas horas y sé que estás estresado. Solo quería
hacer algo para aliviarte un poco la tensión que pareces tener pegada.
Su frente cae a la mía y cierra sus ojos.
Paso mis manos por su cabello y espero a que se ponga en control a sí mismo antes
de levantar mis labios, pidiéndole que me afloje. Finalmente, se levanta y se mete de
nuevo en sus pantalones.
—Date prisa en salir por la puerta antes de que cambie de opinión. No me gusta
ser el único que consigue algo de nuestro sexo amoroso.
—Tú, hombre perfecto. —Niego con la cabeza y acuno su mejilla—. Tengo un
montón de eso y esta noche, cuando llegues a casa, puedes devolver el favor. —Me
inclino hacia arriba y presiono un suave beso en sus labios, arreglo mi vestido y salgo por
la puerta.
Sway todavía está de pie en la recepción cuando salgo. Le ofrezco una sonrisa y
un saludo, pero ni siquiera gira su cabeza. Sigo yéndome y me dirijo al auto. Conduzco a
casa con una enorme sonrisa en mi rostro.

Beck
Cómo demonios logré atravesar resto del día después de que De se fuera estaba
más allá de mí. Cuando salió por la puerta, agarré el paquete de dulces que dejó en el
suelo y los metí en mi escritorio. Oye, nunca se sabe.
Hago una nota mental para averiguar quién le habló de ese pequeño truco para
poder darles las gracias. Mierda, cuando el primer estallido rebotó contra mi polla, no
sabía qué pensar, pero esa fue sin dudas la mejor mamada que había recibido. Joder, me
corrí con tanta fuerza que estoy bastante seguro de que perdí el conocimiento por un
segundo.
Me las arreglo para hacer alrededor de tres horas de trabajo antes de no poder
aguantar más. Ella me había drenado, pero tengo antojo de su cuerpo ahora. Digo un

174
rápido adiós a Axel y Greg antes de salir a la parte delantera. Sé que Sway se fue unos
treinta minutos después de que Dee lo hiciera, así que al menos no tendré que arrastrarlo
fuera para que el pobre David pueda trabajar un poco.
No es que importe, porque no hay manera de que esté de pie interponiéndome en
eso. David es un buen tipo y, claramente, no le importa la atención de Sway.
—Nos vemos más tarde, David —grito por encima del hombro. Le oigo decir
algo, pero mi mente está demasiado centrada en llegar a casa.
Cuando me estaciono en la calzada y noto que la camioneta de Asher se ha ido,
mi anticipación salta a través del techo. ¿Una noche a solas con Dee? No hay mucho que
me haría más feliz.
Me siento en mi camioneta por un segundo y pienso en la noche anterior y mi cena
con Dee.

—¿Quieres decirme por qué tuvimos que venir hasta Atlanta? ¿Me imaginé que
podríamos simplemente quedarnos en casa esta noche?
Sonreí y sacudí la cabeza.
—Nop. Por mucho que me encanta compartir nuestras noches con Asher,
necesitaba un tiempo a solas con mi chica.
Sonrió y agarró tomó mi mano mientras entrábamos al restaurante.
Continuamos una pequeña charla y disfrutando el uno del otro. Estas eran las
veces que más apreciaba. Durante mucho tiempo, no tuvimos esto, la conexión y la
compañía. El amor-que-todo-lo-consume siempre estaba ahí, pero ahora que se ha
reconocido y es devuelto, solo estar con ella hacía que todo el estrés y la preocupación
del trabajo cayera de mis hombros.
Después de pagar la cuenta, sonrió y tomó un bocado de su pastel de chocolate,
haciéndome sonreír mientras recordaba los días en que nos conocíamos el uno al otro y
su ridícula teoría de que el chocolate era mejor que el sexo.
—Te amo, ¿lo sabes?
Levantó la vista de su plato y sonrió.
—Sí, lo sé. Y te amo.
Antes de que pudiera tomar otro bocado, agarré el tenedor de su mano y moví el
plato fuera del camino, colocando la caja que había metido en mi chaqueta en su lugar.
—¿Qué es esto? No he olvidado algo, ¿verdad? —Dios, ella era adorable cuando
fruncía el ceño en confusión.
—Nop, no olvidaste nada. Elegí este hasta hace un par de semanas cuando Izzy
llegó a la oficina.
Su confusión creció y extendí la mano para frotar mi dedo sobre las arrugas entre
sus cejas.
Abrió la larga caja y vi formarse una sonrisa y la confusión desapareció.

175
—¿Cómo supiste que quería uno de estos? —Sacó el collar de la caja y tomó un
segundo para contemplar todo.
Izzy había entrado en la oficina hace casi un mes, vendiendo algunos tontos
medallones. Se mantuvo llamándolos medallones de alojamiento o cosas raras como esa,
pero cuando empecé a buscar a través de todo, la idea surgió en mi cabeza y no me pude
resistir. Fue pura suerte que Dee mencionara querer una de estas cosas de Origami Owl.
Vi su rostro contemplando todos los encantos que ordené en el interior del
medallón. Movió la pequeña llave que incluí y miró profundamente en el medallón. Me
senté hacia atrás y repasé la lista de verificación en mi mente. La llave añadida al collar
era para simbolizar que ella sostenía la llave de mi corazón, sí tan cursi como se puede,
pero es la verdad. Allí estaban las dos hechizantes palabras: fe y amor, las cuales ella
no debería necesitar ninguna ayuda para descifrar. A continuación, el encanto de una
casa que representaba a ella mudándose conmigo. El zapato de tacón alto, porque…
bueno, es Dee. Mi sonrisa creció cuando pensé en la barra de chocolate. Supe el momento
exacto en el que cayó el último encanto, un pequeño anillo de diamantes. Sus ojos se
dispararon y se encontraron con los míos. Tomé nota de su labio tembloroso y de sus
lágrimas antes de ponerme de pie y empujar mi silla hacia atrás y arrodillarme delante
de su asiento.
Tiré suavemente del collar de su agarre, lo puse alrededor de su cuello y lo
abroché. Pasé el dedo por la cadena, alrededor del medallón y golpeé la llave
enganchada en la cima. Al levantar la vista y mirarla a los ojos con una sonrisa, ella
trató de devolverla. Tirando de su mano izquierda hacia delante con una mano, empujé
la otra en el bolsillo del pantalón y saqué el anillo. Lo había estado llevando a este
cabrón alrededor de las últimas seis semanas, simplemente esperando el momento
perfecto.
—Desde el día que te conocí, supe que serías alguien por quien vale la pena
luchar. Hemos pasado por muchas cosas juntos y todavía se siente como si nuestro amor
fuera nuevo. No hay nada en este mundo que me haría más feliz que hacerte mi esposa.
Dee, nena, ¿quieres casarte conmigo?
Sus lágrimas se derramaron y su hermosa sonrisa brillaba. Su cabeza asintió a
través de su hipo mientras escuchaba las mejores palabras del mundo.
—¡Dios, sí!
Deslicé el anillo en su dedo y me puse de pie, tirándola de la silla al mismo tiempo
y tomé sus labios en un abrasante beso.
Con los otros clientes aplaudiendo en el fondo, besé a mi chica y le mostré lo
mucho que la amo con un solo beso.
Cuando por fin nos separamos para tomar aire, enmarqué su rostro con mis
manos y limpié las lágrimas con mis pulgares. Ella se quedó allí, sonriendo esa sonrisa
que nunca fallaba en ponerme de rodillas. La sonrisa que había desaparecido durante
tanto tiempo, pero cada día desde que había vuelto, le agradecía a mis estrellas de la
suerte.
Ella cree que la salvé, pero la verdad es que ella me salvó.
Su amor me dio un propósito, una razón y la fuerza para estar a su lado y luchar
contra cualquier guerra que se inicie en nuestro camino.

176
Con una sonrisa en mi rostro, me dirijo a la casa que comparto con la mujer que
amo, con toda la intención de arrastrarla hasta nuestra habitación y hacerla mía. Toda. La.
Noche.

177
Los problemas que Dee enfrentó durante su aparición en Axel,
Cage, y su historia en Beck son muy reales y pueden afectar a
cualquiera.

Te animamos a buscar más información sobre las enfermedades


mentales y la prevención del suicidio. Acudiendo, o visitando, las
organizaciones promotoras de la salud mental en tu país.

Si has pasado por una situación similar, o conoces de alguien que


lo haga, por favor, pide ayuda u ofrécela. Ninguna vida es inútil, y quizá
una simple palabra pueda hacer la diferencia.

178
Sobre la autora

Harper Sloan vive en una pequeña ciudad de Georgia a poca distancia de su


ciudad natal de Peachtree City. Ella (y sus 3 hijas) disfrutan de gobernar la casa que
llamaron 'El estrógeno Océano', para gran disgusto de su marido.
Harper tiene una obsesión enfermiza limítrofe con los libros; se la puede
encontrar frecuentemente pegada a su eReader. Disfruta con los reality de la TV y
películas románticas cursis.
Su tipo favorito de héroe es el tipo alfa súper. Harper comenzó a utilizar la
escritura como una forma de relajarse a la hora de dormir; y con una casa de locura era la
manera perfecta de relajarse.

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Créditos

Ministry of Lost Souls


Moderadora de Traducción Beautiful Coincidence
Tessa_
Moderadora de Traducción
Traducción e interpretación
Scherezade
Tessa_
Apolineah17
AymareK
Traducción e interpretación
Ione
Andrea
Kyda
Femme Fatale
Juan.
katherin.puentes
lauu lr
Corrección
Jodidamentesexynefilim Nora Greene
Ione rihano
Tessa_
cjuli2516zc
Correción de Estilo y Lectura Final
Ana War
Femme Fatale
Revisión y Lectura Final
Tessa_

180
Traducido, corregido y diseñado en:

http://ministryoflostsouls.foromotion.net/

http://beautifulcoincidence.net/

¡Visítanos!

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