Sunteți pe pagina 1din 20

ESTRUCTURA Y CONTINUIDAD HISTORICAS DEL PERU

POR
DANIEL VALCARCEL

INTRODUCCION PERIODIFICACION DEL PERU (1)


Desde el presente, aparece el Perú Para comprender nuestra estructura
como una viviente totalidad, cuyo ser históriconaciocal, arrancamos, metódica­
ha sufrido alteraciones a través del mente, de una instancia sintético-previa,
tiempo, es decir, que su desarrollo in- caracterizada por aparecer como una
tususceptivo muestra a una orgánica en­ posible totalidad en el tiempo y el es­
tidad histórica, indivisa y, a la vez, en­ pacio, visión inicial y esquemática enun-
riquecida por tales mutaciones. Abor­ ciable como Perú; pasaremos en segui­
dar, pues, el problema de la estructura da a otra instancia real y analítica, don­
y continuidad históricas del Perú signi­ de serán mostradas las partes diversas
fica penetrar en el tema de los entes que constituyen su integridad concreta,
antropológicos mediatos, genéricos, apo­ visión intermedia y taxada enunciable
yados existencialmente en individuos como P-e-r-u; y, por último, llegaremos
cuya multiplicidad es ocasión de que se a una necesaiia instancia sintético-ple-
haga patente un modo de ser colectivo na, donde la primitiva mención global
que yace en su caótica pluralidad. aparezca en su indubitable integridad,
No se trata de un problema acerca visión final y plena enunciable como
Perú.
de realidades o irrealidades, sino de Si el Perú (concepto sintético-previo)
enunciar grad js concretos de un cono­ como entidad supraindividual plantea
cimiento antropológico. Aquí el indivi­ un claro problema objetivo de conoci­
duo es un soporte de la colectividad, miento, dicho P-e-r-ú (concepto analíti­
pero esta precedencia no excluye la co­ co) será dividido, periodificado, tenien­
rrelación, sino que la exige. De tal suer­ do en cuenta su concreto proceso his­
te, que hablar del Perú y de los pe­ tórico. Para cumplir mejor con este
ruanos supone una íntima y necesaria propósito, se hace necesario utilizar de­
reciprocidad. Con ocasión de los perua­ nominaciones por convención unívocas.
nos se hace patente el Perú, y vicever­ Se utilizan, si a ninguna limitación sig­
sa; ambos encarnan realidades comple­ nificativa, los conceptos Período, Epoca
mentarias. El Perú sin los peruanos se­ y Momento para lapsos históricos de la
ría un concepto vacío; los peruanos sin más diversa extensión e importancia;
el Perú enunciarían una intuición ciega, no pasa esto con el concepto, indubita­
sin sentido; todo en función de una blemente subordinado, de Subépoca.
concomitante vida universal. Tiene esto Ahora bien: si en lugar de tan caó­
el perfil de lo apodíctico y ataca cual­ tica utilización consideramos al Período
quier paralogismo—o sofisma— de his­ como el concepto de mayor extensión
toriógrafos que limitan la vida histórica periodificativa—ya en cierta forma así
del Perú a la etapa puramente docu­
mental, como si entre sus lapsos predo­
minantemente arqueológicos e “históri­ (1) Véase del suscrito: Nuestra di­
cos” existiese algo más que una simple visión histórica (Rev. Letras, núm. 20,
diferencia metódica, emanada de recons­ Lima, 1941), Sobre el momento de la
truir nuestra vida colectiva pasada con emancipación (Ibíd., núm. 27, Lima,
1944), y para el cuadro de periodifica-
monumentos o documentos, respectiva­ ción, Teoría de la Historia (Ensayo)
mente. (Ibíd^ núms. 56-57, Lima, 1956).
utilizado por algunos historiadores—, ción (hasta 1919) y subépoca de Reno­
poseeremos un inestimable punto de vación o contemporánea.
partida metódico. La convención se con­ Entre estos lapsos históricos hállanse
creta entonces a emplear el concepto tres Momentos. El momento de la Con­
de Epoca como subordinado al de Pe­ quista—ocaso incaico y pórtico hispá­
ríodo. Subsumido por aquél, aparece nico—, entre los períodos Autóctono y
en forma natural el concepto de Sub­ Heteróctono, representando la suprema
época. Estos tres conceptos se aplican transición nuestra de culturas y corres­
a lapsos históricos de ritmo normal, de pondientes formas de vida; las épocas
fisonomía predominantemente “estática”. Preincaica e Incaica están enlazadas por
Frente a dicho grupo aparece el con­ el momento de las Confederaciones; y
cepto de Momento, con una caracterís­ entre las épocas Colonial y Republica­
tica presencia funcional, relacionante, na ubícase el momento de la Emancipa­
utilizable para entroncar entre sí a ción. Estas dos últimas transiciones
los Períodos y Epocas. Se trata de un muestran diferencia de matiz entre ex­
concepto predominantemente dinámico, presiones de una misma cultura histó­
aplicable a ciertos lapsos dueños de un rica, de lapsos políticos diversos, pero
ritmo histórico acelerado, gracias al subsumidos en la permanente unidad de
cual es posible reconstituir la orgánica un determinado período.
totalidad indivisa de estructuras histó­ Un correspondiente cuadro del Perú
ricas nacionales o universales. (instancia sintético-plena) de nuestro to­
Si dichos conceptos son aplicados sis­ tal proceso histórico sería el siguiente:
temáticamente al P-e-r-ú, descubrimos Para ingresar en el estudio genérico
objetivamente la presencia de dos pe­ del Perú, cabe señalar una compendia­
ríodos básicos en su proceso cultural: da bibliografía, cernida y al alcance del
el período Autóctono (hasta 1532) y el lector (3).
período Heteróctono (desde 1532), ca­
racterizados por su “purismo” y por su
mestizaje, por su limitación espacial y I.—PERÍODO AUTÓCTONO
por su universalidad, respectivamente.
Si a continuación observamos cada uno El período Autóctono muestra una
de estos períodos, descubriremos, a su estructura homogénea y una fisonomía
vez, sendas particiones. cultural casi autárquica, fruto de una
El período Autóctono comprende dos actividad propia de nuestro peruano an­
épocas: época Preincaica y época in­ tiguo. En todo orden, sus formas de
caica; y el período Heteróctono tam­ vida rezuman un aliento peculiar, tie­
bién abraza otras dos épocas: época nen una fisonomía homogénea, es decir,
Colonial (1532-1321) y época Indepen­ un típico “aire de familia” dentro de
diente (1821-1956), dependiente en lo la diversidad de sus matices. Precisa­
político-cultural e independiente en lo mente Max Uble, Julio C. Tello, Luis
político, respectivamente. E. Valcárcel y Jorge C. Muelle demues­
A su vez, la época Preincaica abar­ tran con sus trabajos que la cultura pe-
ca dos subépocas: subépoca Arcaica y (3) La Historia en el Perú, por
subépoca Chuvin-Tiuwanaco; la época José de la Riva Agüero (1.a ed. Lima,
Incaica presenta, asimismo, dos subépo­ 1910); Fuentes históricas del Perú, por
cas: subépoca de los Hurincuzcos y sub­ Rubén Vargas Ugarte (Lima, 1939) y
época de los Hunancuzcos; la época Co­ Manual de estudios peruanistas; Fuen­
lonial: Virreinato comprende dos sub­ tes históricas peruanas, por Raúl Po­
épocas: subépoca de los Habsburgos rras Barrenechea (Lima, 1955). El tex­
(1532-1700) y subépoca de los Borbones to de Historia del Perú, por Gustavo
(1700-1821); por último, la época Inde­ Pons Muzzo, utilizado en los cinco años
pendiente abraza—hasta el presente— de la Educación Secundaria. Salvo
cuatro épocas: subépoca Inicial (hasta omisiones, susceptibles de ser corregi­
das en futuras ediciones, la obra de
el gobierno d: Castilla, 1845), subépoca Porras Barrenechea es imprescindible
de Organización (hasta el Tratado de para un estudio del Perú según el ac­
Ancón, 1884), subépoca de Reorganiza­ tual estado de las investigaciones.
1
PERU (2). 1. Subépoca Arcaica.
2. Subépoca Chavín - Tiawa-
naco.
I. Período Autóctono.
a. Mo m e n t o de las C o n f e d e r a c i o n e s
B. Epoca Inkaica. 3. Subépoca Hurincuzco.
4. Subépoca Hanancuzco.
6. Mo m e n t o de la Con q u i s t a
5. Subépoca de los Habs-
Ç. Epoca Colonial: burgos.
Virreinato. 6. Subépoca de los Bor-
bones.
II. Período Heteróc- c. Mo me n t o de la E m a n c i p a c i ó n
tono. 7. Subépoca Inicial.
D. Epoc a Indepen­ 8. Subépoca zación.
de Organi­
diente: 9. Subépoca de Reorgani­
República. zación.
10. Subépoca de Renovación.
(2) Los Períodos precédense por números romanos (I y II); las Epocas, por
letras mayúsculas; las Subépocas, por números árabes; y los Momentos, por letras
minúsculas.

ruana es una, aunque diversificada en aporta valiosas sugerencias a la solución


múltiples estilos locales (4); cabe decir de nuestros problemas sociales contem­
que hay una integración sobre la si­ poráneos y a los foráneos. En su pos­
multánea multiplicidad, una unidad na­ trer manifestación, alcanzó a elaborar
cional en la variedad de nuestros loca­ una vida estatal concreta como sólo en
lismos antiguos. Y, como ahora, el Perú las utopías habíase descrito. No es que
autóctono tuvo sus dos principales áreas fuese una sociedad perfecta e idílica,
en la sierra y en la costa, mientras la donde todo era bueno, ni que allí la
selva fué lugar indómito (5), separado justicia campease omnímoda o la moral
por una “cabecera”, tierra típicamente o las otras manifestaciones de la vida
fronteriza, de límite constante entre humana—siempre en trance de perfec­
nuestra “civilización y barbarie” anti­ tibilidad—; es un mundo análogo a los
guas. otros, con tremendas desigualdades y
Una vida colectiva organizada se for­ deficiencias relativas a un modo de vida
jó gradualmente en este lapso histórico, distinto. Hay castas de privilegiados que
cuya forma más elevada—la incaica— se superponen sobre otras, es decir, una
clásica diferencia de grupos humanos.
(4) Hecho recalcado explícitamente Pero no existió la explotación y miseria
por L. E. Valcárcel. cruel que conocemos en la cultura occi­
(5) Actualmente, esta región se en­
cuentra en inicial trance de domeñación, dental y sus epigonos, por ausencia del
gracias a una fuerza mecánica y a una frenético desnivel que el dinero genera
sistematización planificada antes desco­ a costa del trabajo creador de riqueza,
nocida. Aunque es necesario decir que sin embargo subvalorado en demasía, y,
una continuidad y apoyo plenos a las como consecuencia, el reparto y consu­
Misiones de jesuítas y franciscanos,hu­ mo fueron de beneficio general. Existió
biera aportado a nuestro siglo xx con­ una mayor adecuación entre la sociedad
secuencias muy apreciables. Especial­ y el hombre de ese mundo peruano
mente la rebelión de Juan Santos Ata- autóctono, en función de un colectivis­
hualpa (1742 y sgs.) significó un retro­
ceso y la pérdida de pacientes esfuerzos. mo constructivo. Si se tuviese que se­
jado en la arquitectura, escultura y pin­ rales Pukara, Tiawanaco propiamente
turas. Sus edificios de piedra consti­ dicho, Pukina o Atacama, Kollawa y
tuían poblaciones defendidas por mu­ Santa. En su primitivo territorio se en­
rallas; sus templos presentan una for­ cuentra el antiguo lago sagrado del Ti­
ma piramidal, con una o más platafor­ ticaca, que constituye la gran Pacarina
mas superpuestas y atravesadas por ga­ o fontana de donde toda vida brota.
lerías interiores. Los adoratorios de La civilización de Tiawanaco es im­
Chavín aparecen revestidos de una arci­ portante y sugestiva. Sus monumentos
lla endurecida al fuego. Posee una es­ descubren una gran habilidad lítica y
cultura lítica bastante avanzada, con fi­ una rica fantasía, y tienen capital im­
guras en alto y bajo relieve. Se han portancia para el estudio genético de
encontrado en sus templos y tumbas la cultura peruana. Inti y Quilla—el
variedad de estatuas y utensilios de pie­ Sol y la Luna—hacen huir la oscuridad
dra. Predominan las estelas, obeliscos del mundo y son los padres de Manco
y cabezas de seres fantásticos zoomor- Cápac y Mama Odio, fundadores del
fos, cuerpos descuartizados y órganos Imperio Incaico. En la leyenda del ori­
seccionados. Su cerámica es monocorde gen del Tawantinsuyo, la hermenéutica
en negro, gri; o rojo, con impresión histórica nuestra encuentra una impor­
de madera o piedra, mostrando incisio­ tante alusión a una acción constructiva
nes o esculpidos que representan figu­ originaria del grupo meridional Kolla.
ras ornamentales. Su cerámica presenta Según Tello, los caracteres que tipi­
el cántaro globular de base plana, cue­ fican a la civilización de Tiawanaco
llo tubular grueso, arqueado, con bor­ son: “el uso de los sillares de piedra
des también gruesos en los platos y os­ pulida, rectangular o paralelepípedos
tentando decoraciones acanaladas o pli­ en la construcción de sus grandes edi­
sadas. Las representaciones demoníacas ficios en la sierra y el del adobe rec­
o míticas tienen como base común la tangular, imitando estas piedras, en la
cabeza del felino. Es corriente encon­ costa; pórticos adornados con alegorias
trar el dibujo de un dragón de cuerpo de dioses y demonios en las que figuran
alargado, monstruo felinoide antropo- una divinidad principal al centro y
morfizado u ornitoformo o ictiomorfo, otras secundarias a los lados, dispues­
con predominio del felino. Los mayores tas en hileras, y todas colocadas enci­
hallazgos del estilo cultural Chavín han ma de una serpiente o dragón a la ma­
sido encontrados en el Callejón de nera de pedestal; estatuas de piedra e
Huaylas (Departamento de Huaraz), va­ ídolos antropomorfos grandes o gigan­
lles de Santa, Nepeña, Casma, Pativil- tes, ataviados con ropa adornada con
ca, Supe, Huaura, Ancón, lugares cerca­ las mismas alegorías que ostentan los
nos a Lima, Paracas y Ocucaje. También pórticos; cerámica figurativa que repro­
en las cercanías de Huánuco; y en la duce igualmente estos Ídolos de varo­
costa norte aparecen restos Chavín en nes y mujeres ataviadas con ropa que
el valle de Chicama, Lambayeque, Piu- lleva la misma clase de alegorias; un
ra, parte meridional del Ecuador; y en conjunto determinado de dioses y de­
el sur del Perú se han efectuado ha­ monios reconoscibles por ciertos carac­
llazgos en la cuenca del Pucará. Común teres específicos siempre constantes, en
es en todas partes hallar restos de Cha­ el que figuran un dragón felinoide, un
vín sepultados bajo los restos dejados varón y una mujer con utia orla de
por otros granos culturales. rayos alrededor de la cabeza; una al­
Tiawanaco tiene su sede en la parte paca o Wari Willka, portadora de fru­
meridional andina. La gran unificación tos, y una figura humana cadavérica con
inicial peruana—por lo menos en lo el rostro descarnado que lleva en la
que hasta ahora se sabe—está represen­ mano un hacha, y un cuerpo humano
tada por un esfuerzo aimará. Su cuna decapitado o sólo la cabeza. Además
se ubica en la meseta del Kollao, y de estos personajes principales, figuran
constituyó el llamado Imperio de Tia­ otros secundarios, como el buitre, la
wanaco. Su área de irradiación es ex­ serpiente y el pez, que actúan como
tensa y comprendería los estilos cultu­ agentes de los primeros”.
Precisamente se ha señalado como ciones regionales, construidas a base de
posible cuna de la civilización Tiawa- intereses circunstanciales, de alianzas
naco la cuenca del río Pucara, por ha­ convenientes. Es decir, que un signo del
berse hallado restos de una cultura que eclipse tiawanaquense como fuerza po­
precede a Tiawanaco, y donde Tello en­ lítica orgánica es la proliferación de
contró la “casi totalidad de los dioses señoríos más o menos poderosos o frac­
y demonios que aparecen en las otras cionamiento del Perú, hecho que ter­
culturas de origen” tiawanacoide. Su minará en lo político con la hegemonía
avanzado tipo de alfarería muestra cla­ incaica y un predominio de su cultura.
ras vinculaciones con Chavín. Si se acep­ Son estos poderosos señoríos los que
ta una primitiva conquista del Cuzco constituyeron el mayor obstáculo para
y Urubamba por los kollas, se tendría la hegemonía quichua, luchando mu­
una cabal explicación de la “alfarería chas veces con tal tenacidad, que los
híbrida” encontrada. incas combinaron sagazmente la fuerza
A manera de conclusión, insertamos y un admirable tacto político para re­
una cita de Tello: “Contemplada esta ducirlos. En la costa norte es célebre
civilización Tiawanaco como un todo y la Confederación Chimú—sobre base
en sus diversas manifestaciones, hace la Mochica—, cuyos importantísimos res­
impresión de un viejo árbol, cuyas raí­ tos tienen su cabal representación en
ces estuvieron en la cuenca del Titi­ las ruinas de Chancan—en los subur­
caca y que desde allí avanzaron en di­ bios de Trujillo—; en la costa sur pue­
versas direcciones, principalmente a lo de citarse el señorío de Chincha—cuyo
largo de la costa peruana. También en poderoso Curaca fué visto por los es­
esta civilización hay otro carácter, que pañoles entrar al lado de Atahualpa al
si bien es casi panandino, se halla me­ recinto de la plaza tapiada de Caja-
jor desarrollado e ilustrado, y es lo marca, y fué muerto en la sorpresiva
concerniente, en primer lugar, al ca­ refriega—; en la sierra central, el se­
rácter agrícola de los dioses, que siem­ ñorío Yarowilca—así llamado por Hua-
pre están en asociación con frutos y man Poma de Ayala, grupo políticoso-
plantas comestibles, y, en segundo lu­ cial prácticamente desconocido que la
gar, a que dichos dioses tienen su de­ arqueología principia a tener en cuen­
rivación de un molusco, símbolo del ta—; y, por último, la Confederación
huevo cósmico. Este molusco es un ca­ de los Chankas, cuyas huestes aguerri­
racol, y de él salen las formas en un das en cierto momento pusieron en gra­
principio sencillas de los dioses y de­ ve peligro la estabilidad del Imperio
monios que van transformándose en Incaico, señorío éste que paralelamente
aves, serpientes, felinos y llamas o al­ se estabilizaba y expandiría progresiva­
pacas, y que, al humanizarse, se con­ mente, proceso hegemónico cuyo des­
vierten en divinidades cargadas de atri­ arrollo tiene analogías que recuerdan al
butos.” del Imperio Romano.
a) Momento de las
Confederaciones B. Epoca Incaica.
El tremendo esfuerzo unificador ini­ Esta transitoria etapa de dispersión
cial de Tiawanaco, en un Perú relati­ política concluye con la aparición de la
vamente de extensión muchísimo ma­ máxima representación estatal autócto­
yor—recordemos la diferencia de comu­ na: el Imperio de los Incas. La nueva
nicabilidad—, explica su no muy per­ era histórica tiene como punto de par­
sistente dominio político y su mayor tida a Manco Cápac, personaje epóni-
influencia cultural. Al declinar Tiawa- mo cuyo nombre vive inmortal en la
naco viene un típico lapso de transición, leyenda—como Rómulo o Simmu Ten-
caracterizado por una confusión inicial, no—. Su esfuerzo políticosocial signi­
al que seguirá un lapso de estabiliza­ fica ya un señero esfuerzo unificador
ción mediante alianzas locales y la apa­ del grupo quichua, cuya efectividad y
rición política de poderosas Confedera­ mensaje—desde un punto de vista de
acción colectiva propiamente nuestra— Fuentes históricas peruanas dice: “Una
no ha sido superado aún en el Perú. de las características de la civilización
Aunque el impulso inicial parece ve­ incaica que más defrauda a los etnólo­
nido del Sur, arrancar del mítico lago gos es el contraste entre sus adelantos
Titicaca, su ubicación histórica tiene al políticos y sociales y el atraso de algu­
Cuzco como foco básico de irradiación nos de sus procedimientos técnicos y
hacia el resto de la sierra y de la cos­ formas culturales. El Imperio socialista,
ta, foco ubicado entre montañas, pára­ cuya perfección gubernativa alucinó a
mos y bosques, entre pueblos tan ague­ los filósofos del Renacimiento y del si­
rridos como los chankas y los kollas. glo xviii, no alcanzó el sistema de escri­
A diferencia de la época anterior, la tura fonética que los antropólogos exi­
que corresponde al Tawantinsuyo tiene, gen a los pueblos como pasaporte para
a la vez, aspectos arqueológicos, histó­ salir de la etapa de la barbarie e in­
ricos y etnográficos. Los españoles que gresar en la civilización. Los incas se
lograron ver el Imperio y los años ini­ dan, pues, el lujo de ser a la vez bár­
ciales del lapso hispánico han dejado baros en lo cultural y supercivilizados
crónicas importantes. Fué salvada una en política. í, a despecho de míster
tradición oral de boca de indios viejos, Morgan, desbordan los casilleros y se
descendientes de gente noble indígena resisten a una clasificación.”
o antiguos funcionarios imperiales, y
fueron recogidas supervivencias suscep­ B. Subépoca Hurincuzco.— La etapa
tibles de una rápida desaparición. Un histórica con que se inicia el imperio
boceto cultural insustituible lo redactó del Tawantinsuyo está representada por
el mestizo cuzqueño, de noble sangre la subépoca Hurincuzco o de los go­
indígena, Garcilaso de la Vega el Inca, bernantes del bajo Cuzco, que compren­
en la primera parte de sus Comenta­ de desde Manco Cápaz hasta Cápac
rios Reales (Lisboa, 1609), única que Yupanki. Dentro de la tesis del Impe­
éste viera impresa. Sin embargo, es ne­ rio Incaico como un organismo político-
cesario recalcar que la inicial visión social que evoluciona progresiva, lenta
orgánica de la dinastía incaica aparece y orgánicamente, ésta es una etapa de
con Del Señorío de los Incas, de Pedro preparación para un lapso segundo de
Cieza de León, el más equilibrado de rápidas conqnistas.
los cronistas. Asimismo, visión funda­ Garcilaso de la Vega el Inca sostiene
mental es la de Pedro Sarmiento de una tesis equilibrada y de auténtico ca­
Gamboa, algo prejuiciosa, pero acerta­ rácter histórico, susceptible de verificar
da en lo político. Otra aportación es la a través de la historia universal. Pri­
crónica del mercedario fray Martín de mero el pueblo quichua va afianzándo­
Murúa, cuyo definitivo texto está en se mediante la conquista y unificación
trance de publicación por el profesor de pueblos cercanos al Cuzco. Una vez
de la Universidad de Madrid Manuel fortalecido y cohesionado en su estruc­
Ballesteros Gabrois, texto que fuera tura interna, plenamente dominado su
dado a conocer por éste en el Primer contorno cercano, toma impulso y cum­
Congreso Internacional de Peruanistas, ple sus conquistas de carácter “ecumé­
realizado en Lima el año 1951. Adelan­ nico”. Aquello de la monotonía de las
tando una afirmación, puede conside­ conquistas incaicas en Garcilaso—última­
rarse como un permanente aporte ecu­ mente repetida con poca originalidad—
ménico del Tawantinsuyo su organiza­ es una impertinencia e ingenuidad si
ción económirosocial de tipo colectivis­ recordamos que el primitivo plan de
ta, cuyo mensaje tiene sugerencias pre­ Garcilaso en su primera parte de los
cisamente para el mundo contemporá­ Comentarios Reales fué ocuparse de .la
neo. historia cultural incaica, como lo dice
Juicio que puede ayudar a una mejor en un pasaje a la introducción de su
comprensión del mundo cultural incai­ traducción de los Diálogos de Amor,
co, a su adecuada ubicación histórica, de León Hebreo, en 1586, hecho des­
ha sido enunciado por Porras Barre- tacado con inteligencia y oportunidad
nechea cuando en el capítulo IV de sus por José Durand en el Symposium
dedicado a Garcilaso en Lima el año a la creación de una vida estatal orgá­
1954. La parte adjunta relacionada con nica y permanente, de un Estado de
las guerras y victorias de los incas cons­ derecho en un inestimable mundo de
tituye, pues, una consecución de Garci­ hecho.
laso a la modalidad histórica imperan­ 4. Subépoca Hanancuzco.—La dinas­
te. Y, lo que es más importante, con tía comienza con Inka Roca y concluye
sostenido análisis Durand verifica y ru­ con Wayna Kápac, cuya etapa comple­
brica la clásica veracidad de Garcilaso mentaria y postrera está representada
en multitud de asuntos, siguiendo las por sus dos hijos cuzqueños: Wáscar
huellas críticas de Riva Agüero, el apor­ y Atawalpa, cuya posición será aborda­
te documental de De la Torre y Del da oportunamente.
Cerro y, especialmente, los nuevos do­ Así como la etapa Hurincuzco cons­
cumentos sobre Garcilaso hallados en tituye un lapso de iniciación y tanteo,
Moittilla por Raúl Porras Barrenechea. la etapa Hanancuzco o del Cuzco alto
Todo lo que Garcilaso declaró deber representa una situación histórica plena
a otros autores pudo, haberlo callado de madurez cultural, dueña de una gran
en una época que era casi común ha­ capacidad expansiva y de poder agluti­
cerlo. nante. Gobiernan el Tawantinsuyo los
Por otra parte, la cautela y el estilo más célebres soberanos, como Pachacú-
de las conquistas incaicas que Garcilaso tec o Wayna Kápac, en una impresio­
describe tienen una lógica explicación nante sucesión. Sarmiento de Gamboa
genérica. Proceden de un pueblo con parece tomar como propiamente incai­
un característico factor de lento des­ ca sólo esta etapa, lapso de culminación,
plazamiento a pie. Por paradoja, co­ sí, pero no de exclusividad políticoso-
existen un adelanto social y político y cial incaica.
un retraso técnico. Recordamos, por Significativo es cómo apenas entran
ejemplo, que no utilizaron la rueda. los soberanos de la dinastía del Cuzco
Y por muy buenos que fueran sus ad­ alto, la tradición guarde el recuerdo de
mirables caminos, el Imperio traía una Inka Roca como el soberano que inicia
gran desventaja. Relativamente a la ve­ una labor educativa de auténtica dimen­
locidad de comunicación actual, el Perú sión estatal. Es el primer anuncio de
antiguo era muchísimo más grande, te­ una política imperial hegemónica, con
nía lo que es hoy la extensión casi de propósitos estatales de integral perspec­
Sudamérica. Lo admirable es que, en tiva.
tales condiciones, constituyese y pusie­ Hay instituciones v personajes gené­
se en marcha una organización estatal ricos característicos, que sustentan aquel
eficiente. edificio. Colaboran todas las casas. Exis­
Los gobernantes de la dinastía Hu- te una organización casi geométrica que
rincuzco recogen el legado antiguo e explica la eficiencia que contemplamos.
inician una nueva etapa histórica. Aun­ Sobre la sociedad autóctona aparece
que los elementos humanos son casi los una actitud pragmática, pero no fáusti-
mismos, la estructura y los matices, la co-pragmática, sino mágico-pragmática.
jerarquía de vida colectiva y la ade­ Es lo más cercano para expresar aque­
cuada organización que comienzan a lla realidad histórica. El Imperio tiene
imprimir, tipifican el más elevado his­ una élite en el gobierno. Pertenece o a
tórico autóctono. Que el poco conoci­ la nobleza o a los más aptos, que lle­
miento preincaico haya adjudicado a gan a obtener el privilegio de nobles.
los incas todo lo que aparece como Existe una alta política, nn alto clero,
nuevo y absolutamente propio es un generales y viceincas o Suyuyo-Apus. El
accidente inicial que el avance histó­ saber depurado está representado por
rico peruano irá rectificando. Los sobe­ el Amauta, el arte por el Haravicu, la
ranos del Hurincuzco representan el educación femenina por la Mamcona, la
combate de la barbarie, son los autén­ eficiencia y organización administrativa
ticamente civilizados de nuestro mundo cotidiana por los Kipucamáyocs. En
antiguo, no tar to en tal o cual aspecto cuanto a su expresividad, muestra el
particular, sino en el sentido de tender Tawantinsuyo un aspecto sui géneris.
El Kipu y el Kipucamáyoe—cordones y tura imperial incaica. Entre las formas
nudos de eolores y su descifrador—se de vida histórica antigua y el renovado
encuentran íntimamente vinculados. El Perú que hoy vivimos aparece este mo­
hombre y el signo se dan en indisolu­ mento de la Conquista, semillero de su­
ble correlación. El Kipu sirve de oca­ gerencias y explicaciones del presente
sión para que el Kipucamáyoe actua­ nuestro. Constituye la suprema transi­
lice hechos personalmente recordable^. ción de culturas y correspondientes for­
Y habría géneros de Kipus. El símbolo mas de vida peruanas.
gráfico tiene su expresión en la Kilca El momento de la Conquista es un
—voz recogida por vocabularios diver­ corto lapso que, prácticamente, corre
sos—; Molina el cuzqueño, llama Po- entre la invasión del Imperio Incaico
quen-Cancha a una casa donde existían por las huestes de Pizarro y Almagro
y la muerte de Pizarro. Pero lo que
tales pinturas ideográficas, entre cuyas
narraciones se conservaban la historia ocurrió en una década es tan importan­
de cada uno de sus incas. te para la futura vida del Perú, que su
conocimiento es básico e insustituible.
La vida social incaica presentaba des­
igualdades concretas, pero justicia eco­
Se derrumba el colosal Imperio Incai­
nómica en función de un sabio colec­ co y sucede la progresiva sustitución
tivismo. Un estudio que hay que seguir política y cultural hispánica. Con esto
en parte es El Imperio socialista de los
aparece una generación nueva, elemen­
Incas, de Luis Baudin. Precursor autóc­to humano que constituye la más im­
tono del socialismo futuro en Occiden­ portante base del viviente Perú contem­
te, muestra el Tawantinsuyo una pro­ poráneo: el mestizo.
ducción dirigida, circulación restringida,
' Desde Panamá arranca una corriente
reparto y consumo justos y adecuados. meridional que conducirá al sojuzga­
En los últimos tiempos del Imperio miento del bajo y alto Perú, conexa a
—en el primer tercio del siglo XVI— otra atlántica que subirá del Río de
brota una necesaria crisis que sacude la Plata. Para el Perú es decisiva la
la estructura dirigente incaica. Sus con­
empresa de Ptnamá. Tras dos tanteos
quistas norteñas lo mantuvieron casi y un afianzamiento oficial de la empre­
siempre alejado del Cuzco. A su alre­ sa, viene la invasión, la conquista y la
dedor va creciendo una generación nue­ transculturación. De manera simultánea
va, cuyo representante típico será Ata-aparece en el Perú incaico un lapso
walpa, príncipe nacido en el Cuzco, pe­de renovación, de crisis, propio de los
ro desarrollado en el ambiente de una organismos jóvenes y necesitados de ne­
generación renovadora, forjada en las cesarias rectificaciones. La nobleza tra­
novísimas conquistas y cuya prolongada dicional es derrotada en los campos de
separación de la sede cuzqueña había batalla por un grupo de “nobles por
dado lugar a la estructuración de una privilegio”. Pero en la etapa inicial des­
élite de nuevo estilo. Al fallecer el inca
tructiva y no consolidada Atawalpa es,
Wayna Kápac se produce el choque en­ a su vez, vencido por los españoles, que
tre los dos hijos, que a la vez repre­ insertan la vida cultural peruana en una
sentan dos tendencias: Wáscar, engreí­ estructura propiamente universal.
do representante de la capitolina noble­ El Imperio Incaico se deshilacha y
za cuzqueña, eminentemente cortesana agosta al empuje hispánico. Colabora
y decadente, y Atawalpa, tipo dé men­ al derrumbe—sin saberlo—la nobleza
talidad nueva, con deseos reformistas cuzqueña vencida, cuyo portavoz es
ante las fallas tradicionales. Sin embar­
Manco II, ingenuamente esperanzado en
go, esta gran experiencia histórica que­
el auxilio foráneo para retornar al tro­
daría truncada por sucesos imprevistos.no. También significan ayuda concomi­
tante y de enorme valor las disidencias
JI. PERÍODO HETERÓCTONO originadas por la diversidad regional de
los antiguos peruanos sojuzgados y en­
1. Momento de la Conquista. — Es globados en el Tawantinsuyo.
lapso histórico ya heterogéneo, pero El primer memento es de penetración
viven aún los fragmentos de la estruc­ hasta el Cuzco—Hmite de la goberaa-
ción de Nueva Castilla—; Pizarro se­ dan de injustas, manteniendo el respeto
ñorea la novísima tierra, mientras Al­ al rey. Pero es una lucha cuyo término
magro avanza a su parcela meridional se avizora.
de la Nueva Toledo. Sigue una reacción Con la creación del Virreinato del
armada quichua de Manco II—ya desen­ Perú se produce un inusitado crecimien­
gañado—, fracasado intento que deter­ to de nuestra jurisdicción. La reducida
minará la formación de un reducto no­ Nueva Castilla conviértese en un Virrei­
ble incaico en las montañas de Vilca- nato que comprende toda Sudamérica,
bamba hasta la época del virrey Tole­ menos el Brasil. (Aquí miraremos sólo
do. Pero la ambición y lucha entre los el territorio correspondiente a la Au­
capitanes vencedores, Pizarro y Alma­ diencia de Lima, dejando el resto para
gro, determinará la pasajera suprema­ quien corresponda.) El gran aconteci­
cía de Pizarro, cuya muerte violenta miento peruano inicial está represen­
trae el caos y aporta la ocasión para tado por la rebelión de Gonzalo Piza­
que la Corona disminuya las desmesu­ rro, cuyo análisis es contribución im­
radas consecuencias iniciales hechas a prescindible para el exacto conocimien­
los primeros conquistadores e implante to de la génesis y proceso virreinal
el Virreinato. nuestro. Autor básico, con investigacio­
Despierta desde este lapso histórico nes la mayoría inéditas, y parco en pu­
un claro interés por recoger los hechos blicaciones es Rafael Loredo, dedicado
y las costumbres. Especialmente los por entero a una tarea monográfica ex­
sacerdotes se acercan al indio por el haustiva con respecto a la rebelión ci­
idioma. Como es sabido, el dominico tada. Sus hallazgos básicos y su tenden­
fray Domingo de Santo Tomás—futuro cia a profundizar en un tema antes que
catedrático sanmarquino — se convierte ganar en extensión, sin embargo, pro­
en el padre de la filología-peruana. Au­ porcionan a nuestra historiografía una
tor básico para estudiar esta etapa es saludable defensa contra el anacronis­
Raúl Porras Barrenechea. Su esfuerzo mo que vicia muchos laboriosos tra­
representa un examen analítico y de or­ bajos.
denación científica del momento de la Concretamente, la subépoca de los
Conquista, lapso plagado de errores y Habsburgos comprende la historia vi­
divagaciones subjetivas hasta sus reno­ rreinal del Petú desde el siglo xvi has­
vadores trabajos. Dentro del grupo de ta finalizar el siglo xvn, lapso en que
la Sociedad Peruana de Historia, Ella se organiza y afianza el Estado y la
Dunbar Temple aporta un importante cultura hispánica en el Perú y Amé­
ensayo sobre la descendencia de Wayna rica. En la práctica, la autoridad del
Kápac, trabajo cuya total publicación virrey limeño será nominal para los te­
se hace imprescindible. Entre los ex­ rritorios alejados de la capital nuestra.
tranjeros, necesario es mencionar a Y aparte de Toledo—que llegó hasta
Prescott. Potosí—, ninguno efectuó una auténtica
visita del territorio, no ya virreinal, si­
no audiencial.
C. Epoca Colonial: El primer virrey de efectivo gobierno
Virreinato. será don Antonio de Mendoza—también
primer virrey de Méjico—, quien pone
2. Subépoca de los Habsburgos.—El en marcha la máquina administrativa
Virreinato constituye la nueva fase de del novísimo virreinato meridional. Des­
un Perú renovado. Una convulsión ini­ pués de su muerte, el levantamiento de
cial, derivada de conflictos entre el he­ Hernández de Girón no pone peligro a
cho y el derecho, dan lugar a un lapso la estabilidad virreinal. Es un momento
convulso. Presente Blasco Núñez de epigonal generado por la gran rebelión
Vela como inicial virrey, brota incon­ que encabezara Gonzalo Pizarro, ase­
tenible la reacción de los conquistado­ sorado por su genial colaborador don
res, que se sienten menoscabados en Francisco de Carbajal.
sus omnímodos privilegios. Pretenden Entre comienzos de la segunda mitad
erguirse contra las nuevas leyes, que til­ del siglo xvi y mediados de este lapso,
aparecen virreyes que limpian el am­ bre su historia. El Cuzco tendrá dos
biente y organizan la administración. Universidades: primero la de San Igna­
cio de Loyola, y a fines de aquella cen­
Su típico representante es Toledo, quien
persigue hasta extinguir el foco de re­turia, la de San Antonio, todavía exis­
sistencia de la dinastía Hanancuzco y, tente. En Huamanga se creará, a media­
dos de la segunda mitad del xvii, la
con innecesaria crueldad, ajusticia al úl­
timo inca, Túpac Amaru. Y de repente Universidad de San Cristóbal. Son fun­
se hace notorio también un nacimiento dados Colegios de caciques en Lima y el
de la alta cultura, dirigida por penin­Cuzco.
sulares, eclesiásticos y civiles, donde La generación de criollos comienza
abreva la novísima generación criolla. a desempeñar importante papel en nues­
La creación de la primera Universidad tra cultura. Aparecen I ob primeros rec­
americana, con doble título real y pon­tores peruanos en impresionante suce­
tificio, se da en Yalladolid el 12 de sión, a diferencia del siglo anterior.
mayo de 1551 y el 25 de julio de 1571, Aparecen cronistas mestizos como el
egregio cuzqueño Garcb.aso de la Vega
respectivamente. (Méjico tendrá R. C. en
Toro el 21 de septiembre de 1551; mien­el inca, o cronistas indios como Hua-
tras su bula, dada en la última década man Poma de Ayala. Destacan teólogos
y juristas—en cánones y leyes o ambos
del siglo xvi, hace referencia explícita
a la Universidad de San Marcos) (6). Derechos—; y florece un típico fervor
La fundación de la Universidad limeña religioso entre los peruanos, cuya re­
constituye la iniciación, ininterrumpida,
presentación más alta la tienen Santa
de la cultura académica en el Perú des­ Rosa de Lima y el beato fray Martin de
de el siglo XVI hasta nuestros días. A Porres. Y en este siglo, precisamente,
la Universidad de San Marcos seguirá destacan los cronistas conventuales como
la creación de Colegios Mayores, como el agustino fray Antonio de la Calan-
el de San Martin en 1582 y el de San cha, el franciscano fray Diego de Cór­
Felipe y San Marcos en 1592, año en doba y Salinas o el dominico fray Juan
que también es creado el Seminario de de Meléndez. Entre los virreyes, cabe
Santo Toribio. En el Cuzco los jesuí­ recordar al literato príncipe de Esqui­
tas fundarán un plantel, y el obispo ladle, al religiosísimo conde de Lemos
don Antonio de la Raya creará el Co­ y al organizador duque de la Palata.
legio de San Antonio. 3. Subépoca de los Borbones.—Un
La reforma universitaria es propicia­
gran acontecimiento es punto de parti­
da por el claustro en 1571, alimentada da de este lapso histórico precursor. Al
por el virrey Toledo, cuya participa­ fallecer Carlos II deja el trono a Fe­
ción en la reorganización de San Mar­ lipe V, con lo que la Europa cae bajo
cos tiene sus etapas decisivas con las signo francés. Luis XIV será temido,
Constituciones que promulgó en 1578 y como lo fué Carlos V en el xvi. Jurado
1581. Entre tanto, el virrey completa su
y reconocido en el Perú, llegan de re­
obra, legislando y visitando el territo­
pente las noticias de aquella guerra ci­
rio, poniendo el Virreinato del Perú envil, conocida bajo el nombre de “Gue­
condiciones estatales. Y los Concilios,rra de Sucesión", inicial impacto en la
a la vez que discuten cuestiones espe­ conciencia política ingenua de una mi­
cificas, determinan derroteros básicosnoría criolla hispanoamericana.
para la educación del indio. La etapa borbónica podría dividirse
En el siglo xvii se afianza la adminis­
en tres etapas, diferenciables de mane­
tración y la educación virreinal. San ra más o menos clara: la primera, ab­
Marcos se completa con los estudios desolutista, de tipo político tradicional
Medicina y la enseñanza de las Mate­ que, sin embargo, a lo largo de nues­
máticas. El agustino Calancha y León tro siglo xvin presenta dos matices: uno
Pinelo escribirán sendos opúsculos so­absolutista ultramontano, y otro, abso­
lutista ilustrado o renovado; la segun­
ló) Sobre el problema genético de da etapa aparece en el Perú—e Hispa­
noamérica—con ocasión de saberse las
las Universidades de Lima y de Santo noticias acerca de la invasión napoleó­
Domingo, el suscrito prepara un libro.
nica y la prisión de Fernando VII. Las tencias", cátedra perteneciente a la Fa­
Juntas peninsulares crean un novísimo cultad de Teología. (Vease revista Do­
ambiente de limitación política al re­ cumenta, núm. 2. Lima, 1949-50, un en­
dactar la Constitución de 1812. En Amé­ sayo y documentos inéditos publicado«
rica el constitucionalismo tendrá éxito por el suscrito.) Su futura actuación
en gran parte, pero será tardío para está en conexión íntima con el movi­
el foeo revolucionario bonaerense. La miento ilustrado y personajes que cola­
.Constitución es jurada en Lima con jú­ boran con Carlos III. Posteriormente,
bilo renovador. La tercera y postrer tomará contacto con la Francia revolu­
etapa es la del separatismo, cuyo lapso cionaria y retornará a España durante
constituye el llamado momento de la el gobierno de Carlos IV, en actitud de
Emancipación. franca retractación. En cambio, Llano
El absolutismo tradicional predomi­ Zapata permanece en constante actitud
na en el Perú hasta entrada la segunda intelectual—sin haber estudiado en la
mitad del siglo xvm, en cuyo lapso se Universidad—, con muchas limitaciones
advierte un aíracensamiento que va cre­ sociales por su origen ilegítimo. Pasa a
ciendo entre nuestros intelectuales. Las España y no retornará ya al Perú, como
noticias llegadas ál Perú de los altiba­ Olavide. Sus Memorias, referentes a la
jos de la lucha civil española conmue­ América meridional, tienen ahora me­
ven la actitud política latente del crio­ nor valor, por considerarse repetición
llo. Es de afirmar—con cargo de rati­ en gran parte de lo escrito por León
ficación documental—cómo la casta pri­ Pinelou-como lo ha demostrado un tra­
vilegiada limeña, acostumbrada al régi­ bajo, todavía inédito, de F. Alvarez
men de los Austrias, tuvo implícitos y Brnn—, pero queda su Epistolario y
simultáneos reparos contra el novísimo opúsculos con noticias importantes para
sistema borbón en su generación anti­ el estudio de] siglo XVIII peruano. Cas­
gua y simpatía en la nueva. Por esto tro representa al estudioso con una ac­
•—aparte de secretos mandatos oficia­ titud marcadamente universal, y que
les—se recalcará la legitimidad del nue­ contrasta ron su existencia regional.
vo soberano en diversas ocasiones por Siendo taneño de nacimiento, pasó- en
las autoridades civiles y eclesiásticas. realidad toda su vida en el Cuzco y sus
Con el marqués de Castell-dos-Rius se pueblos. Destaca como teólogo, doctri­
hace patente el afrancesamiento cultu­ nero ejemplar, colaborador de los pre­
ral—apenas iniciado el xvm—y cunde lados que gobernaron la diócesis, pe­
la imitación. El virrey crea la mentada dagogo activo y formador de la nueva
Academia en su palacio, a cuyo seno generación cuzqueña desde el rectorado
acuden los más célebres ingenios lime­ del famoso colegio de San Bernardo
ños. Pedro Peralta y Barnuevo, nues­ Abad, historiador con su famosa Re­
tro gran polígrafo colonial, representa lación del Cuzco, publicada en Madrid
al elemento peruano de transición fa­ el año 1795 y colaborador, en sus últi­
vorable a las novedades borbónicas. Y mos años, del famoso Mercurio Perua­
junto con la intromisión cultural, vie­ no. Dentro del grupo noble indígena,
ne la penetración económica permiti­ nacen en la última década de la pri­
da y la ilícita del comercio francés. mera mitad del siglo xvm los famosos
Hay que tener en cuenta, asimismo, que caciques José Gabriel Túpac Amaru y
por entonces se hace notorio un per­ Mateo García Pumacahua. Es importan­
ceptible debilitamiento de los grandes te recordar el año 1742. Brota en la
comerciantes limeños. montaña un levantamiento indígena, en­
Es importante la aparición de una cabezado por Juan Santos Atahualpa,
generación novísima en Lima y en pro­ cuyo radio de acción, si bien estuvo
vincias. Podría señalarse a los lime­ limitado a la selva, presenta, en cam­
ños Pablo de Olavide y Eugenio de bio, una duración inusitada durante
Llano Zapata y al tacneño Ignacio de cerca de doce años. Y dentro de suce­
Castro. Olavide hizo carrera académica sos locales que trascienden, el famoso
inicial en San Marcos, siendo catedrá­ terremoto de 1746, que prácticamente
tico regente de “El Maestro de las Sen­ obliga a reconstruir por completo la
ciudad de Lima. La etapa del absolu­ precursor, al lado de Rodríguez de
tismo tradicional se debilita y deja Mendoza, que en el siglo xviii gira en
paso al absolutismo renovado, progre­ mucho alrededor de la personalidad de
sista o ilustrado más o menos a media­ Baquíjano. Morales Duárez es un ju­
dos de la segunda mitad del siglo xvin, rista y maestro universitario que vive
expulsados ya los jesuítas, cuyo aleja­ oscuramente en el siglo x v iii. Se con­
miento súbito significó un caos y un vierte de repente dé un importantisimo
descenso del nivel educativo peruano politico al finalizar la primera década
hasta la aparición de nuevos maestros del siglo xix, con ocasión de viajar a
y la influencia de novísimos criollos España, colaborar con los constitucio­
como Baquíjano y Carrillo, que retor­ nales y fallecer de presidente de las
na de España ganado ya por la co­ Cortes de Cádiz, el año 1812. Unanúe
rriente ilustrada. significa el aporte científico-positivo
Al iniciarse la segunda mitad del si­ renovador. Su obra de maestro sanmar-
glo xviii nacen cuatro grandes repre­ quino, sus iniciativas para fundar el
sentantes del progresismo nuestro: el Anfiteatro Anatómico a fines del si­
chachapoyano Toribio Rodríguez de glo xviii y el Colegio de Medicina de
Mendoza (1750), el limeño José Baquí­ San Fernando en la primera década del
jano y Carrillo (1751), y en 1755, el siglo xix, son básicas para nuestra cul­
limeño Vicente Morales Duárez y el tura.
ariqueño Hipólito Unanúe. La acción A mediados de la segunda mitad del
de este grupo es ya notoria en las dos siglo xviii, nace otra generación, cuya
últimas décadas del siglo x v iii, en nues­ obra se hará patente en la centuria pos­
tro siglo xix colonial, y llega hasta la terior. Baste citar los nombres de Ma­
etapa inicial de la República en el caso nuel Lorenzo de Vidaurre, Javier de
de Unanúe y concuerda con el final Luna Pizarro, José Mariano de la Riva
del momento emancipador en el de Ro­ Agüero o Mariano José de Arce. Para­
dríguez de Mendoza. lelamente, se produce la visita de Are-
Este clérigo norteño es el educador che, con fines predominantemente eco­
por antonomasia de la generación que nómicos y ua grande malestar se hace
luchará por la independencia política patente. Hay movimientos en todo el
del Perú. Desde el novísimo Colegio de Perú. La Memoria del virrey Guirior
San Carlos irá moldeando a .la juventud señala numerosos conatos locales y tam­
dentro de ideas renovadoras. Es un bién es importante en este aspecto la
progesista antes que un revolucionario de Jáuregui. En el Archivo General de
intransigente. Baquíjano y Carrillo es Indias están los procesos del cacique
el catedrático que desea cambiar la vida Pumayalli Tambobuacso—que participó
universitaria. Fracasa en su movimien­ en el conato cuzqueño del criollo Lo­
to reformista. Las Constituciones que renzo Farfán de los Godos, en la pri­
en 1771 Amat promulgó—y que modi­ mera mitad del año 1780—, de José
ficaban el régimen de las “Antiguas, Gran Quispe Inga. Ambos fallecieron
Añadidas y Modernas” de 1735—no ha­ cuando Túpac Amaru iniciaba su movi­
bían variado el concreto ambiente de miento. También las de Pedro Nolasco
San Marcos. (Véase del suscrito Refor­ Zimbrón Pacheco, cacique y gobernador
ma de San Marcos en la época de Amat. del pueblo de Checras, en la provincia
Lima, 1955.) Baquíjano intenta desde el de Chancay, y los alborotos de Arequi­
claustro una renovación, siendo vencido pa, las alteraciones producidas en el
al no salir nominado en las elecciones Alto Perú por los hermanos Catari.
del 5 de agosto de 1783. Pero su gesto Sobre este convulsionado panorama,
perdura y la docencia de San Marcos se alza la rebelión epónima de José
redactará, poco después, un proyecto de Gabriel Túpac Amaru. Su sentido social
Constituciones que la presión externa es característico y precursor de sucesos
no dejó prosperar. Como jurista y como políticos separatistas muy posteriores,
hombre de avanzadas ideas, Baquíjano pero precursor no consciente. Y es que
tiene especialisima importancia, a punto la bandera de la reivindicación social
tal, que me permito calificarlo de co- conmueve, de paso, los cimientos de la
estabilidad virreinal. Su movimiento de Tupac-Amaru (Tupac) y de los tres
sabe a paradoja. En un mundo donde hermanos Catari, que conmovieron la
es omnímodo el sentido de autoridad, región audiencial de Charcas. En Hua-
un mestizo de ascendencia noble incai­ rochirí también aparecerá Felipe Velas-
ca se presenta por sí como defensor del co Tupac-Inca Yupanqui. Como epílo­
rey y juez implacable de las malas au­ go, muchos peruanos serán desterrados
toridades. Pero como se trata de un sis­ a España, se creará una nueva Real
tema político solidario, las autoridades Audiencia en el Cuzco; los corregido­
barón aparecer su movimiento como res serán sustituidos por los intenden­
destinado precisamente a lo contrario tes y subdelegados y aparecerá un vi­
de lo que pretende. Lo señalan como rrey ilustrado: Francisco Gil de Taboa-
movimiento destinado a quitar a Car­ da y Lemus, oue apoyará la publicación
los III sus dominios, y éste aprueba los del Mercurio Peruano.
sumarios casticos porque desde España Los postreros años del siglo xvm en
no puede—o no quiere—ver ]o que real­ el Perú traen la presencia de una no­
mente sucede en el virreinato nuestro. vísima generación. Su actividad se pro­
Túpac Amaru es un precursor del mo­ yecta ya sobre la época republicana.
vimiento social en el Perú y, a pesar Hay una atmósfera propicia al auto-
de él, será un precursor también de la conocimiento colectivo. Entre sus repre­
emancipación política. Su actualidad sentantes hay que recordar a Francisco
está en su mensaje social, pues los pro­ de Paula González Vigil o al organiza­
blemas que él señaló están aún vigen­ dor y discutido mandatario Ramón
tes (7). Castilla, cuya obra, por más que se
Derrotado y ajusticiado Tupac-Amaru, objete, es importantísima para el Perú
seguirá la rebelión encabezada por su del siglo xix independiente. Un perso­
primo hermano y sucesor Diego Cris­ naje que, nacido en 1787, murió pre­
tóbal Tupac-Amaru, mientras en el Alto maturamente ruando más se le necesi­
Perú apareceiá la interesantísima figu­ taba: el gran tribuno republicano José
ra de Tupac-Catari, caudillo que mu­ Faustino Sánchez Carrión, que, bajo el
chos lo confunden llamándole Catari seudónimo de El Solitario de Sayón,
a secas. El es un personaje en parte pone las bases doctrinarias del inicial
paralelo y en parte posterior a Tupac- estado independiente.
Amaru. Toma su nombre, Tupac-Catari, La invasión napoleónica produce un
lapso histórico de explícito fidelismo
(7) En lo general puede verse del absolutista, que rápidamente se trans­
suscrito Fidelismo y separatismo en el forma en un fidelismo constitucionalis-
Perú, separata de la Rev. de Historia ta. Hispanoamérica va pasando súbita­
de América. Méjico, 1954. mente a una situación separatista, cuyo
Sobre Túpac Amaru ha impreso el principal focc meridional es Buenos
suscrito: Rebeliones indígenas (Lima,
1946); La rebelión de Túpac Amaru Aires, mientras el Perú queda como el
(Méjico, 1947. Fondo de Cultura Econó­ baluarte virreinal. La Constitución de
mica, Col. “Tierra Firme”) ; La familia 1812 legaliza el constitucionalismo y se
del cacique Túpac Amaru (Lima, 1947); siente ya la división de los peninsula­
Indice de documentos referentes al jui­ res en absolutistas y liberales.
cio sobre legítima descendencia del úl­ Se jura la Constitución en Lima y
timo Inca Túpac Amaru. Ensayos y do­ hay protestas en las Provincias, por
cumentos publicados en la revista Le­
tras, órgano de la Facultad de Letras ejemplo, el Cuzco, por el retardo en
de la Universidad de San Marcos; Bo­ reconocerla. Con ocasión de alborotos
letín de la Biblioteca Central de dicha conexos brotará la gran rebelión de
Universidad; Mercurio Peruano. Sobre 1814. La gestan los hermanos Angulo,
la base de actuales investigaciones en el se fijan primero en el oidor Vidaurre y,
Archivo General de Indias, prepara una ante su negativa y fuga, encabeza el
segunda edición corregida y aumentada movimiento Pumacahua, indio regente
del movimiento del cacique Túpac Ama­ de la Audiencia del Cuzco y brigadier,
ru, y asimismo, tiene en preparación
un tomo sobre Cartas y Bandos de Tú­ que tan elevados servicios prestase a la
pac Amaru. Corona contra su hermano de casta, el
cacique José Gabriel Tupac-Amaru, en jos sobre fines del siglo xvm y sobre
1780. la Emancipación de José Agustín de la
Los españoles que se encontraban lu­ Puente Candamo, estudios acerca de Ins­
chando en el Alto Perú contra las hues­ tituciones de Ella D. Temple, opúscu-,
tes revolucionarias del río de la Pla­ los de Alberto Santibáñez Salcedo y
ta, pudieron sufrir grave descalabro, Emilio Hart Terré sobre arte colonial,
pero supieron, en última instancia, im­ los aportes de Juan B. Lastres al estu­
poner su mayor experiencia militar y dio histórico de la Medicina y la cien­
superioridad de armamentos. Y una cia colonial, contribuciones al conoci­
época de postrera represión domina en miento del periodismo colonial de José
el Perú. Los más altos centros intelec­ M. Vélez Picasso, ensayos sobre temas
tuales, como la Universidad de San locales y costumbres de Pedro Benve-
Marcos y el Convictorio de San Carlos, nutto Murieta, examen de aspectos bá­
son “visitados” por funcionarios expur- sicos del Derecho colonial de Vicente
gadores. Se siente ya en este lapso la Ugarte del Pino, estudio del quichua y
actividad renovadora de hombres naci­ sus aspectos coloniales de Teodoro Me-
dos a mediados de la segunda mitad neses, Jorge Zevallos Quiñones sobre
del siglo XVIII, como Riva Agüero o tópicos regionales. El Cuzco, Arequipa,
Vidaurre. La generación anterior toma Trujillo, Ayacucho, Puno, lea presentan
un papel de hombres de consulta, cuya grupos de estudiosos distinguidos, cuyo
trayectoria va pasando del fidelismo ab­ aporte a nuestra historia virreinal es de
solutista al constitucionalismo. Y cuan­ alto valor. Entre las instituciones que
do Abascal deja el poder, su sucesor, con más frecuencia contribuyen al co­
Pezuela, muestra la faz de un alto jefe nocimiento del proceso histórico colo­
militar abrumado, más que por tareas nial peruano están: el Instituto Histó­
administrativas, por problemas de índo­ rico del Perú, la Sociedad Peruana de
le militar. Historia, el Instituto de Historia de la
Posee el período Colonial: Virreinato, Universidad Nacional Mayor de San
una abundante bibliografía. Los inédi­ Marcos y su Instituto de Arqueología y
tos pueden séi ubicados en el Archivo Etnología, el Instituto Riva-Agüero de
Nacional de Lima, en el Archivo del la Pontificia Universidad Católica del
Cuzco y en diversos Archivos locales. Perú y el Centro de Estudios Históricos
En España, el clásico Archivo General Militares.
de Indias, el Archivo Nacional de Ma­
drid, los fondos de la Academia Nacio­ b) Momento de la
nal de la Historia, entre otros. Los édi- Emancipación.
tos son tan numerosos, que aquí sólo se
dará una brevísima reseña. Partiendo La Emancipación es en verdad una
de la imprenta hispanoamericana de guerra civil entre españoles-americanos
José Toribio Medina y la imprenta en y españoles-eui opeos, según nomencla­
Lima del mismo autor, sus adiciones, la tura de la época; es decir, entre pen­
Addenda, de Carlos A. Romero, y otras insulares y criollos, asesorados en par­
adiciones, las Fuentes Históricas Perua­ te por los mestizos y otras castas, que
nas, de Porras Barrenechea; el Manual luchan en ambos bandos. Lima, sede
de estudios peruanistas, de Vargas Ugar- del españolismo virreinal, se convertirá
te, y sus tomos de rol documental, te­ en la capital de los independientes,
nemos ensayos de Porras Barrenechea, mientras el Cuzco, sede del indigenis­
Vargas Ugarte—siglos xvi-xvm—, los mo, foco de las mayores rebeliones co­
sustantivos trabajos de Guillermo Loh- loniales, se transformará en la última
mann Villena para los siglos xvi-xvii, el capital y asiento del virrey La Serna,
ensayo sobre Tupac-Amaru, de otros postrer representante de Fernando VII.
movimientos indígenas, documentos so­ La ocasión del separatismo es un epi­
bre la época borbónica, una historia de sodio americano que brota de un proce­
la educación virreinal—en trance de pu­ so histórico todavía no bien estudiado
blicación—y una historia del lapso bor­ en el Perú. Después de repetidos fra­
bónico en el Perú, del suscrito, traba­ casos por el Alto Perú, planea San Mar-
tía libertar primero Chile y después in­ fracasos organizadores, brota la necesi­
vadir el Perú mediante una expedición dad de un objetivo balance historicista,
marítima. Logra ocupar la capital Lima orientado hacia un adecuado autocono-
y hasta jura la independencia, que no cimiento colectivo, esfuerzo de alusiva
logrará realizar de manera concreta. £1 madurez desde nosotros mismos para
caos de la inexperiencia sigue. En un eurumbar mejor que antes al Perú. Si
corto lapso, desde mediados de 1822 a es posible sugerir una periodificación
1823, siguen tres gobiernos: uno, eje­ de nuestra época, resalta la presencia
cutivo plural, que toma el nombre de de cuatro lapsos—parte de los cuales
Junta Gubernativa—tutelada por el Le­ han sido ya enunciados por J. Basa-
gislativo—, poco después suplantado por dre—, cuya continuidad pudiera ser no
el gobierno del gran conspirador Riva siempre positiva.
Agüero, inicial choque que muestra la
tensión peruana endémica entre el Eje­ 4. Subépoca Inicial.—Está caracteri­
cutivo de orden y el legislativo de liber­ zada por las luchas internas, el caos y
tad; por último, el efímero gobierno la postración económica. Hay una cons­
de Tagle, marqués de Torre Tagle, es tante pugna entre autoritarios y libera­
un puente para que el Ímpetu irresis­ les. Los primeros, frente al desorden
tible de Bolívar llegue al Perú y con­ imperante, creen en la necesidad de un
sume la independencia. Sus triunfos en ejecutivo fuerte y sostienen ante todo
Junín y Ayacucho señalan al año 1824 el predominio básico de un orden pú­
como el filo de una época preñada de blico constructivo para la vida del nue­
esperanzas. vo Estado; mientras los liberales abo­
En este lapso convulso coexisten as­ gan por la vigencia irrestricta de las
pectos del régimen colonial y del re­ ideas democráticas republicanas en un
publicanismo augura!. Ambos grupos país donde todavía existía la esclavi­
están en pugna, hay separaciones. Los tud del negro y la servidumbre del in­
virreinales s e r á n constitucíonalistas, dio. Este lapso está jalonado de revolu­
como La Serna, o absolutistas, como ciones cruentas de gueiras con países
Olañeta. En el bando independiente, es­ limítrofes y destaca el omnímodo pre­
tarán presentes republicanos federales y dominio de los regímenes autoritarios.
republicanos unitarios; tendencia esta Además, el nerfil geográfico del Perú
última que se impuso al ser derrotados no se define. Hay una tendencia de in­
los monárquicos independientes y ser corporar a Bolivia, en consonancia con
ínfima la minoría de partidarios de un un grupo properuano en el Alto Perú.
régimen federal. Las personalidades más destacadas de
este lapso son Santa Cruz y Gamarra.
D. Epoca Independiente: El primero, que pudo haber sido pre­
República. sidente nuestro a la caída del régimen
bolivariano, pasa a ser gobernante de
Muestra el lapso republicano un típi­ Bolivia, después de haber sido manda­
co desgobierno estatal, que contrasta tario interino del Perú, mientras Ga­
con la madurez político-social de los marra depone a La Mar y se convierte
Incas y con el del gobierno y adminis­ en jefe del país, tras un fallido intento
tración virreinales. El advenimiento del de dominar a la naciente República bo­
nuevo Estado coge a las generaciones liviana. La situación parece inclinarse a
peruanas con clara inexperiencia en el favor de Santa Cruz, al crear la Confe­
manejo de los negocios estatales, inade­ deración Perú-Boliviana. Pero los exila­
cuación e impotencia para resolver sus dos peruanos ayudados por Chile, de­
problemas sociales, con una natural in­ rrumban a la Confederación, y Gama­
genuidad doctrinaria de notorio forma­ rra asume nuevamente el poder. Su
lismo. Surge entonces un proceso que muerte bélica en territorio boliviano
lenta—muy retardadamente—quiere ma­ trae un caos. Con este episodio, Perú
durar y llega basta nuestro presente, y Bolivia definen sus perfiles geográ­
plateando situaciones dignas de ser me­ ficos nacionales y aparece la señera
ditadas. A través de nuestros sucesivos figura de Ramón Cast'lla. El mayor
aporte a este lapso está dado por los ciales. Todos desean una renovación que
importantes trabajos de Jorge Basadre. mejore al Perú, pero casi todos cono­
Alberto Tauro araba de publicar un cen poco la realidad nacional; por esto,
Epistolario de Gamarra. En el siglo xix muchas veces caerán en la imitación
estudió este lapso Marrano Felipe Paz sin adaptar lo nuevo a las condiciones
Soldán. especificas del país. Los sucesivos en­
sayos y desilusiones deben dar paso a
5. Subépoci de Organización.—Desde una necesaria tregua - onstructiva del
Castilla arranca la verdadera organiza­ Perú, cuya revitalización humana, eco­
ción estatal de nuestra República. En nómica y cultural se hace necesaria en
sus dos intermitentes y progresistas go­ un ambiente de simultáneo orden y
biernos, y en el intermediario de José libertad.
Rufino Eehenique, aparecen las bases
generales de nuestra ordenación públi­ * * *
ca. Tales ensryos constructivos coinci­
den con la aparición del Huano como Un ancho campo de sustentación da
riqueza fiscal. Es época de luchas ideo­ base y sentido a nuestra actual vida his­
lógicas, como las de Bartolomé Herrera tórica, permitiendo adoptar puntos de
y Pedro Gálvez, Junto al enfoque ge­ vista adecuados, emrumbadores de nues­
nérico de Basadre, existen aportes espe­ tra acción futura. La analogía—no la
cíficos de Manuel Mújica Gallo, Jorge identidad—entre unos y otros hechos
Dulanto Pinilíos y Miguel Martínez. históricos constituye una impondera­
La actitud progresista y constructiva ble ayuda, porque la adecuación de me-
de Castilla—que para lo que tenía que tas propuestas tiene como base la expe­
hacer falleció prematuramente—es se­ riencia humana conocida a través de una
guida particularmente por los gobier­ historia que sea el fruto de laboriosas
nos de Balta, Pardo y Prado hasta la investigaciones. Sabiendo cómo acaecie­
llamada guerra del Pacífico, que mues­ ron pasadas formas de vida colectiva e
tra las deficiencias de nuestra Repúbli­ individual, estamos en una mejor situa­
ca. (Véanse las obras de Paz Soldán y ción para abordar nuestros problemas
Basadre.) actuales y solucionarlos progresivamen­
te, sin olvidar la característica manera
6. Subépoca de Reorganización.—A de vivir peruana y las influencias no
partir del Tr iado de Ancón, que da peruanas, cabe decir lo nacional y lo
término a la guerra peruanochilena, los internacional en nuestro presente y por
últimos años del siglo xix giran en tor­ venir.
no a Andrés Avelino Cáceres—héroe de El Perú autóctono, unificado por ac­
la concluida guerra—y Nicolás de Pié- ción serrana, muestra un esfuerzo orga­
rola, caudillo de inusitada aureola po­ nizado y una continuidad de vida co­
pular; la pugna se inclina a favor de lectiva tan sugestiva y rica, que pro­
Piérola, quien hace un /obierno famoso duciría asombro no ser seducido por el
al finalizar el siglo. La tensión de las embrujo de su emanación vital. Algo
dos primeras décadas del siglo actual análogo al peruano debe de sentir hoy
tienen como ¡us representantes a José el griego contemporáneo, el italiano, el
Pardo y Augusto B. Leguia. La cultura egipcio o el chino, es decir, todo hom­
peruana está representada, entre otros,
por hombres como Manuel González bre que pertenece a un país cuyo pasa­
Prada, Ricardo Palma, José de la Riva do es superior a su presente.
Agüero o Javier Prado. Cuando el mundo social autóctono se
derrumbó casi en su totalidad ante el
7. Subépoci de Renovación.—A par. impacto hispánico, vino para el Perú un
tir del año l'tiS, aparecen actitudes de enriquecimiento humano y una conexión
típica índole social. Arrancan genéricas colectiva de verdadera perspectiva ecu­
tendencias de. constituir el estado pe­ ménica pasiva como en lo activo estaba
ruano con el aporte no ya de castas de­ ocurriéndole al español. Esta conexión
terminadas, sino de todas sus clases so­ universal varía con la emancipación y
la República. Aparece el Perú sacudido tiva y orgánica. Existe en el Perú una
de cúratelas políticas, pero normalmente gran heterogeneidad somática y espiri­
adscrito a cúratelas sociales y culturales. tual, que debe ser reducida a su mí­
Todavía queda entre nosotros la dra­ nima expresión. Las supervivencias de
mática situación de gentes hermanas—a lo autóctono y de lo virreinal se en­
quienes férvidamente debemos amar— cuentran incrustadas en gran parte de
no incluidas aún en las ventajas que nuestras formas de vida actuales. Eli­
por derecho posee todo ciudadano. Qui­ minar su aporte negativo y aprovechar
zá los problemas que el cacique Tupac- su aspecto positivo es lo que nos per­
Amaro señaló en el siglo xvm están es­ mitirá arribar a una integración del
perando todavía una solución construc­ Perú actual, deseable y exigible.

S-ar putea să vă placă și