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EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

PROTAGONISTA: ANDRÉS HURTADO, ESTUDIANTE DE MEDICINA


MONTANER: Hurtado sintió aversión por Montaner. Las primeras palabras entre
Montaner y Hurtado fueron poco amables. Montaner hablaba con una seguridad de todo
algo ofensiva; se creía, sin duda, un hombre de mundo. Estos dos eran contrarios en
varias opiniones.
Era enemigo de lo violento y de lo exaltado, perezoso, tranquilo, comodón. Blando de
carácter, daba al principio de tratarle cierta impresión de acritud y energía, que no era más
que el reflejo del ambiente de su familia, constituida por el padre y la madre y varias
hermanas solteronas, de carácter duro y avinagrado. perdió el curso, y abandonándose
por completo empezó a no ir a clase y a pasar el tiempo haciendo el amor a una
muchacha vecina suya. Posteriormente pasó a depender de Aracil laboralmente.
ARACIL: Andrés experimentaba por Julio Aracil bastante antipatía, aunque en algunas
cosas le reconocía cierta superioridad. Demostraba casi siempre una crueldad sin
brutalidad. Aracil y Montaner, les hacía huir de lo estruendoso, de lo vulgar, de lo bajo.
Esta idea, de una serie de obstáculos, era la idea de Aracil. Él consideraba una locura el
pensar que habían de encontrar un estudio agradable. A Julio, su gran sentido de la
realidad le engañaba pocas veces. Julio se mostraba muy independiente Aracil se las
arreglaba y al cabo del mes, no sólo le quedaba el duro de su tía, sino que tenía dos o
tres más. Aracil era un poco presumido, se cuidaba el pelo, el bigote, las uñas y le
gustaba echárselas de guapo. Su gran deseo en el fondo era dominar, pero no podía
ejercer su dominación en una zona extensa, ni trazarse un plan, y toda su voluntad de
poder y toda su habilidad se empleaba en cosas pequeñas. La omnipotencia del dinero le
parecía a Aracil algo sublime. Julio soñaba con viajar por el Oriente, y aseguraba siempre
que, de tener dinero, los primeros países que visitaría serían Egipto y el Asia Menor. Aracil
era de acomodarse a las circunstancias, para él no había cosas desagradables; de
considerarlo necesario, lo aceptaba todo. Con su sentido previsor de hormiga, calculaba
la cantidad de placeres obtenibles por una cantidad de dinero. Esto constituía una de sus
mayores preocupaciones. Si se convencía de que una cosa de treinta céntimos la había
comprado por veinte, sentía un verdadero disgusto. Julio leía novelas francesas de
escritores medio naturalistas, medio galantes; estas relaciones de la vida de lujo y de vicio
de París le encantaban
ITURRIOZ : Iturrioz le pareció un hombre seco y egoísta, que lo tomaba todo con
indiferencia; luego, sin saber a punto fijo hasta dónde llegaba su egoísmo y su sequedad,
encontró que era una de las pocas pocas personas con las que se podía hablar y con él
comenzó a entablar conversaciones de tono filosófico

LULÚ: la chica era simpática y graciosa. Tenía los ojos desnivelados, uno más alto que
otro, y al reír los entornaba hasta convertirlos en dos rayitas, lo que le daba una gran
expresión de malicia; su sonrisa levantaba las comisuras de los labios para arriba, y su
cara tomaba un aire satírico y agudo. No se mordía la lengua para hablar y decía
barbaridades. Estaba marchita por el trabajo. No había en ella dique para su desenfreno
espiritual, y cuando llegaba a lo más escabroso, una expresión de cinismo brillaba en sus
ojos. Era, sin duda, una mujer inteligente con una aspiración mayor por ver, por enterarse,
por distinguirse, que por sentir placeres sensuales. A Hurtado le agradaba, pero hubiera
sido imposible para él pensar que pudiera llegar a tener con Lulú más que una amistad.
Lulú bordaba para un taller de la calle de Segovia, era buena para los viejos y para los
enfermos, comprendía sus manías, sus egoísmos, y se reía de ellos. Era también
servicial; no le molestaba andar con un chico sucio en brazos o cuidar de una vieja
enferma de la guardilla. En el fondo de su falta de ilusión tenía esta muchacha una idea
muy humana y muy noble de las cosas. A ella no le parecían mal el adulterio, ni los vicios,
ni las mayores enormidades; lo que le molestaba era la doblez, la hipocresía, la mala fe.
Sentía un gran deseo de lealtad.
- Iturrioz: Es el tío de Andrés y otro de los personajes principales de la novela, dada la importancia que
tenía su persona para Andrés. Se convertirá junto a Lulú en el mejor amigo de nuestro protagonista.
Andrés discute con él todo asunto que se le ocurre, esperando en cierto modo, palabras de apoyo.
Iturrioz es quien contempla en compañía de otro médico a Andrés en su lecho de muerte tras el
suicidio.
- Lulú: Parece, en un principio, que no va a tener tanta importancia como cobra al final: se convierte en
la esposa de Hurtado.
En el primero, se nos presenta como un producto marchito por el trabajo, la miseria y la inteligencia, se
da una descripción física de ella y se la presenta en contraste con su hermana Niní. Antipática y
graciosa, con sonrisa de malicia, lúcida y mordaz...
En el segundo, habla de su carácter. Es un personaje con un fondo muy humano y muy noble,
tolerante, desenfadada, franca, no aceptaba derechos ni prácticas sociales.
Lulú siente, al igual que Andrés, esa ternura por los seres desvalidos; es sincera, tiene el afán de
analizarlo todo... A medida que transcurre la novela Andrés se da cuenta de que está enamorado de
ella, tanto que al final representará para Andrés el prototipo de mujer inteligente y guapa.
Es un personaje insignificante en principio, que cobra un desarrollo autónomo y, progresivamente, se
hace más importante en la novela hasta convertirse en un personaje principal. Muere al dar a luz a su
hijo, el cual también muere, lo que desencadenará en el suicidio de Hurtado
- Andrés Hurtado: Es el protagonista de la obra. Su familia es de ideas derechistas, totalmente
opuestas a las suyas. Era un joven inquieto e interesado en aprender todo cuanto pudiera,
sobre todo sobre la medicina, carrera que eligió por sí mismo. Es un personaje antisocial
que siente desprecio por el rico y simpatía por el pobre, odia la sociedad, le hace sentirse
mal. Las ganas de aprender, leyendo libros de todo tipo, le llevaban a pensar mucho en
cuestiones filosóficas que discutía siempre con su tío Iturrioz. Estas preguntas eran sobre
todo existenciales, y se las plantea más que nunca tras la muerte de su hermano Luisito.
Estas preguntas le perturbaban interiormente y finalmente acaban con su vida. La muerte
de su mujer, Lulú, después de tener un niño muerto, le hunden en una depresión que no
soporta y opta por suicidarse.
ANDRÉS: Es el protagonista de la historia. Es un estudiante de medicina en busca de
respuestas a su existencia y a su vacío de conocimiento. Su profesión de médico le
permite conocer a numerosos personajes, tanto de estudiante (Aracil, Montaner) como
médico, ya sea haciendo prácticas o el los distintos puestos de trabajos, que le permiten
conocer también algunos pueblos y sus costumbres. A lo largo de sus vida, se le
presentan muchas ilusiones, pero con su posterior decepción. Estas experiencias las
compartía con su tío Iturrioz, que le proporcionaba consejos. Conoce a Lulú hasta que
acaba fatalmente suicidándose.
Andrés es un chico en principio muy curioso e interesado, con gran pasión por la lectura.
Es una persona muy crítica, y así se presenta en numerosos fragmento en los que se
enfrenta a personajes, recriminandoles su actitud. Andrés está en contra de la
desigualdad, de las costumbres anticuadas de España, a la cual critica con dureza. Es un
chico triste, desencantado, tiene una visión pesimista de la vida, que va en aumento
conforme recibe los reveses de la vida. También es muy escéptico, tanto con lo religioso,
como con lo amoroso.
RESUMEN DE LA OBRA

La historia comienza cuando Andrés Hurtado comienza sus estudios de medicina en


Madrid , allí conoce a dos de sus primeros amigos: Julio Aracil y Montaner . En el principio
aparte de presentar a los personajes, se presenta la situación familiar de Andrés: Vive con
su padre, Pedro Hurtado , con el cual tiene una relación pésima, y sus hermanos y
hermana. Destacan su hermano Luisito, al que tiene gran aprecio, y su hermana
Margarita, a la que poco a poco va teniendo en mayor estima.
A lo largo del relato, Andrés conoce a distintas personas, ya sea por coincidir en la carrera
universitaria o por trabajos o cursos en hospitales, como el San Juan de Dios.
En un baile en casa de las Minglanillas, Hurtado conoce a Lulú, personaje de suma
relevancia en la última parte de la obra.
Su hermano, Luisito, cea enfermo de tubercolosis, por lo que se ven obligados a mudarse
a un pueblo de Valencia, él, don Pedro y Margarita, donde el aire es más limpio.
Finalmente se hospedaron en casa de sus tíos en la capital, por culpa, en parte, al
egoísmo del padre. Mientras permanecía en Madrid, recibió una arta del padre diciendole
que Luisito había muerto.
Posteriormente se muda un pueblo castellano, Alcolea del Campo, donde se consagró
como médico titular. Allí mientras se hospedaba en una pensión conoce a Dorotea, la
dueña, con quien mantiene relaciones justo antes de abandonar el pueblo.
Vuelve a Madrid y se encuentra con la noticia de que se va a declarar la guerra a EE:UU
Se reencuentra con sus conocidos: Montaner, Aracil y especialmente con Lulú, que cobra
importancia. Andrés consigue un puesto de médico de higiene.
Más tarde, Lulú y Hurtado son pareja, y Andrés consigue un nuevo empleo en una revista
científica gracias a su tio, Iturrioz. Comienza la etapa más feliz de Hurtado, quien prevee
que algo malo va a ocurrir, por su característico pesismismo.
En efecto, Lulú queda en cinta y pierde al hijo, y no solo eso sino, que encima muere ella
también a consecuencia del parto. Andrés ante todo este revés de la vida, toma la
decisión de envenenarse y suicidarse sin dolor.

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