Sunteți pe pagina 1din 8

ESTRUCTURA PRODUCTIVA.

DIAPO. 2

Empecemos por decir las definiciones de:

ESTRUCTURA: En sociología, la Estructura social es el concepto que describe la


forma que adopta el sistema global de las relaciones entre individuos

PRODUCTIVIDAD: Es la relación entre la producción obtenida por un sistema de


producción o servicios y los recursos utilizados para obtenerla.
DIAPO 3
CAPITALISMO: es un sistema económico en el que los individuos privados y las
empresas de negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y
servicios mediante complejas transacciones en las que intervienen los precios y
los mercados.

DIAPO 4
ANTECEDENTES

El sistema económico que se ha hecho predominante en Occidente desde los


siglos XVII y XVIII es el capitalismo.

Al tratar de los siglos XVII y XVIII, deben mencionarse dos aspectos que
caracterizan ese primer período del capitalismo. Primero, la técnica y la industria
estaban en sus comienzos en comparación con el desarrollo que alcanzaron en
los siglos XIX y XX; y segundo, que todavía seguían ejerciendo una influencia
de las prácticas económicas de la cultura medieval. Así, se consideraba
anticristiano y antimoral que un comerciante intentara atraer los clientes de otro
reduciendo los precios o por cualquier otro incentivo

DIAPO 5
El más importante de ellos era que la sociedad y la economía existen para el
hombre, y no el hombre para ellas. No se consideraba saludable ningún progreso
si perjudicaba a un sector cualquiera de la sociedad.

No obstante los grandes cambios que han tenido efecto en el interior de ese
sistema, hay todavía algunos que han perdurado a través de toda su historia, y, en
relación con esos rasgos comunes, es legítimo emplear la palabra capitalismo
para denominar el sistema económico existente durante todo ese período.

DIAPO 6
Esos rasgos comunes son:

1) la existencia de hombres política y jurídicamente libres.


2)el hecho de que hombres libres (trabajadores y empleados) vendan su trabajo
al propietario de capital, mediante un contrato.
3)la existencia de un mercado como mecanismo que determina los precios y
regula el cambio de la producción social.
4) el principio de que cada individuo actúa con el fin de conseguir una utilidad para
sí mismo, y, sin embargo, se suponga que, a causa de la acción competidora de
muchos, resulte para todos la mayor ventaja posible.

DIAPO 7
En el siglo XIX cambia la actitud tradicionalista del siglo XVIII, El hombre va
dejando cada vez más de ocupar el centro del sistema, y ese lugar lo van
ocupando los negocios y la producción. El hombre deja de ser "la medida de todas
las cosas" en la esfera económica.

El elemento más característico del capitalismo del siglo XIX fue la explotación
despiadada del trabajador; se creía una ley natural o social el que miles de
trabajadores vivieran a punto de morirse de hambre. Se suponía que el propietario
de capital procedía en forma moralmente correcta si, en busca de ganancia,
explotaba al máximo el trabajo que alquilaba.

DIAPO 8
En la actualidad todo el mundo cree que actúa de acuerdo con su propio interés,
cuando en realidad está determinado por las leyes anónimas del mercado y del
mecanismo económico. El capitalista individual amplía su empresa no
primordialmente porque quiere hacerlo, sino porque tiene que hacerlo, ya que el
aplazamiento de nuevas ampliaciones significa retroceder. Realmente, cuando un
negocio crece, hay que seguir haciéndolo cada vez mayor, se quiera o no. En
nuestros días no es la ley del mercado lo único que tiene vida propia y gobierna a
los hombres, sino también el progreso de la ciencia y de la técnica.

DIAPO 9
Si la riqueza de la sociedad correspondiera a las necesidades reales de todos los
individuos, su distribución no constituiría ningún problema: cada individuo tomaría
del producto social todo lo que quisiera o necesitara, y no habría ninguna
necesidad de reglamentaciones, excepto en el sentido de la distribución. Pero,
fuera de las sociedades primitivas, esta condición no se ha dado nunca hasta
ahora en la historia humana.

DIAPO 10
En los siglos pasados las necesidades fueron siempre mayores que la suma total
del producto humano, y, en consecuencia, había que reglamentar la manera de
distribuirlo, cuántos y cuáles podían satisfacer óptimamente sus necesidades, y
qué clase social habría de contentarse con menos de lo que necesitaba.

En las sociedades más avanzadas del pasado, esto se decidía por la fuerza.
Ciertas clases tenían poder para apropiarse lo mejor del producto social y para
asignar a las demás clases el trabajo más duro y más sucio y una parte menor del
producto. Con frecuencia, la fuerza estaba complementada con la tradición social
y religiosa, la cual es una fuerza psíquica tan poderosa entre el pueblo, que
muchas veces hacía innecesaria la amenaza de la fuerza física.

El mercado moderno es un mecanismo de distribución que se regula


automáticamente, y así se elimina la necesidad de usar la fuerza en la sociedad.
Naturalmente, la ausencia de fuerza es más aparente que real. El obrero que tiene
que aceptar la tarifa de salarios que se le ofrece en el mercado de trabajo se ve
obligado a aceptar las condiciones del mercado porque de otro modo no
sobreviviría. Así, la "libertad" del individuo es en gran parte ilusoria.

DIAPO 11
El funcionamiento económico del mercado descansa sobre la competencia de
muchos individuos que quieren vender sus mercancías, así como desean vender
su trabajo o sus servicios en el mercado de trabajo.

Otro factor que constituye el modo capitalista de producción es que en este


sistema la finalidad de toda actividad económica es la ganancia.

DIAPO 12
Ahora bien se nos ha dicho que la actividad económica sólo tiene sentido si su
consecuencia es una ganancia, es decir, si ganamos más de lo que gastamos en
el acto de producción. Para vivir, aun el artesano precapitalista tenía que gastar en
materia prima y en los salarios de sus aprendices menos de lo que percibía como
precio de su producto. En toda sociedad que sostiene una industria, el valor del
producto vendible tiene que exceder al costo de producción a fin de conseguir el
capital necesario

DIAPO 13
Nuestro problema está en que nuestro móvil para producir no es la utilidad social,
no es la satisfacción que produzca el proceso del trabajo por sí mismo, sino las
utilidades derivadas de las inversiones. La utilidad de su producto para el
consumidor no tiene por qué interesar en absoluto al capitalista individual. No
quiere esto decir que el capitalista, psicológicamente hablando, sea arrastrado por
un ansia insaciable de dinero.

DIAPO 14
En el sistema actual, el ingreso puede ser totalmente independiente del esfuerzo o
el servicio personal. El propietario de capital puede ganar sin trabajar. La esencial
función humana del cambio de esfuerzo por dinero puede convertirse en la
manipulación abstracta de dinero para obtener más dinero. Resulta esto
absolutamente claro en el caso del propietario ausentista de una empresa
industrial. Lo mismo da que sea propietario de toda la empresa o que sólo sea
accionista de ella. En cualquier caso, hace utilidades con su capital y con el
trabajo de los demás, sin tener que hacer ningún esfuerzo por sí mismo.
DIAPO 15
Lo que caracteriza la distribución del ingreso en el capitalismo es la falta de una
proporción equilibrada entre el esfuerzo y el trabajo de un individuo y la
consideración social que se le concede en forma de compensación financiera. En
una sociedad más pobre que la nuestra, esa desproporción tendría por
consecuencia extremos de lujo y de pobreza mayores de lo que tolerarían
nuestras normas morales

DIAPO 16
Uno de estos efectos es la desvalorización del trabajo, de los esfuerzos y las
habilidades del hombre. Otro es que, mientras que mi ganancia esté limitada por
mi esfuerzo, mis deseos también están limitados. Por otra parte, si mi ingreso no
es proporcionado a mi esfuerzo, no habrá limitaciones para mis deseos, ya que su
satisfacción es cosa que depende de las oportunidades que ofrecen determinadas
situaciones del mercado, y no de mis propias capacidades.

DIAPO 17
El capitalismo del siglo XIX fue un capitalismo privado.
La gente veía y aprovechaba nuevas oportunidades, actuaban económicamente,
buscaban métodos nuevos, adquirían riqueza tanto para la producción como para
el consumo, y gozaban de esa riqueza. Este placer de la riqueza, aparte de la
competencia y de la busca de utilidades, es uno de los aspectos fundamentales
del carácter de las clases media y alta del siglo XIX. Es de la mayor importancia
señalar este rasgo ya que, en lo que respecta al placer de la riqueza y del ahorro,
el hombre actual difiere tanto de sus abuelos. La manía del ahorro y de la pro-
piedad, realmente, se ha convertido en el rasgo característico de la clase más
atrasada, la clase media baja,

Tenemos aquí uno de los ejemplos en que un rasgo del carácter social, que fue en
un tiempo el de la clase más avanzada, se ha convertido, en el proceso del
desarrollo económico, en anticuado, por así decirlo, y ha sido conservado por los
sectores que menos han evolucionado.

DIAPO 18.
Explotación capitalista.
La explotación, tal como tenía lugar en el siglo XIX, era la ley del mercado la que
condenaba a un hombre a trabajar por un jornal de hambre, y no la intención o la
avaricia de otro individuo. Nadie era responsable ni culpable, nadie podía hacer
cambiar las circunstancias. Se trataba de las leyes de hierro de la sociedad, o así
parecía al menos. En el siglo XX desapareció en gran parte la explotación
capitalista tal como era habitual en el siglo XIX. Ahora se basa en el principio
común a todas las sociedades de clases: el empleo del hombre por el hombre
.
DIAPO 19
Desde que el capitalismo moderno "emplea" trabajo, la forma social y política de
esa explotación ha cambiado; lo que no ha cambiado es que el propietario de
capital emplea a otros hombres con el objeto de tener utilidades. El concepto
básico de explotación no tiene nada que ver con que los modos de trato humano
sean crueles o no, sino con el hecho fundamental de que un hombre sirve a otro
para fines que no son los suyos, sino los del patrón. El concepto de empleo del
hombre por el hombre no tiene nada que ver ni aun con la cuestión de si un
hombre emplea a otro o se emplea a sí mismo. El hecho sigue siendo el mismo:
que el hombre deja de ser un fin en sí mismo y se convierte en un medio para los
intereses económicos de otro hombre o de sí mismo, o de un gigante impersonal,
el mecanismo económico.
El uso del hombre por el hombre es expresivo del sistema de valores que sirve de
base al sistema capitalista.

DIAPO 20
El capital, pasado muerto, emplea la vitalidad y la fuerza del presente.
En la jerarquía capitalista de valores, el capital ocupa lugar más elevado que el
trabajo, las cosas acumuladas más que las manifestaciones de la vida. El capital
emplea trabajo, y no es el trabajo el que emplea capital. La persona que tiene
capital manda a la persona que "sólo" tiene su vida, su destreza humana, su
vitalidad y su productividad creadora. "Las cosas" están por encima del hombre. El
conflicto entre capital y trabajo es mucho más que el conflicto entre dos clases,
más que la lucha por una participación en el producto social. Es el conflicto entre
dos principios de valoración:
el conflicto entre el mundo de las cosas y su acumulación y el mundo de la vida y
su productividad

DIAPO 21
No hay ninguna autoridad que nos intimide, pero estamos gobernados por la
autoridad anónima del conformismo. No nos sometemos a ninguna personalidad,
no tenemos conflictos con la autoridad, pero tampoco tenemos convicciones
personales propias, casi no tenemos individualidad, casi no tenemos la sensación
de nuestra identidad.

DIAPO 22
En el capitalismo han sobrevenido cambios radicales en la técnica industrial, en la
economía y en la estructura social, entre el siglo XIX y mediados del XX. No son
menos señalados y fundamentales los cambios en el carácter del hombre, no
cuando quizás tengan su origen en el siglo pasado o aun antes. Para comenzar
con una aseveración negativa, en la sociedad occidental contemporánea van
desapareciendo cada vez más los rasgos feudales y se va manifestando de
manera cada vez más clara la forma pura de sociedad capitalista.

DIAPO 23
El cambio más claro del siglo XIX al XX es el de la técnica, el mayor uso de la
máquina de vapor, del motor de combustión interna, de la electricidad, y el
comienzo del empleo de la energía atómica. El proceso se caracteriza por la
creciente sustitución de trabajo manual por trabajo mecánico, y además por la
sustitución de la inteligencia humana por la inteligencia de las máquinas.

A mediados del siglo XX hallamos una tendencia cada vez más marcada al
empleo de máquinas reguladas automáticamente, que tienen su propio "cerebro" y
que han causado un cambio fundamental en todo el proceso de producción.
DIAPO 24
El cambio técnico en el modo de producción es causado por la creciente
concentración de capital, que a su vez lo necesita. El aumento del número de
empresas pequeñas está en proporción directa con el aumento de grandes
colosos económicos. "Las compañías menores que venden a las grandes o les
compran, es muy probable que sean influidas por ellas en medida mucho mayor
que por otras compañías pequeñas con las que hagan operaciones. En muchos
casos la continuidad de la prosperidad de la compañía pequeña depende de la
protección de la grande y convertirse en un monopolio.
Su influencia política puede ser enorme. En consecuencia, si la mitad
aproximadamente de la riqueza corporativa está controlada por doscientas
grandes sociedades anónimas, y la otra mitad por compañías pequeñas, es justo
suponer que mucho más de la mitad de la industria está dominada por aquellas
grandes empresas.

DIAPO 25
El número de hombres de empresa que trabajan para sí ha disminuido
considerablemente.
Veintisiete mil empresas gigantes, que constituyen sólo el 1 % del total de
empresas en Estados Unidos, emplean más del 50 % de toda la gente ocupada
hoy en negocios, mientras que, por otra parte,1.500,000 empresas individuales (no
agrícolas) emplean sólo el 6 % de todas las personas que trabajan en negocios.

DIAPO 26
Como ya lo indican estas cifras, paralelo a la concentración de las empresas es el
enorme aumento de empleados en las mayores de ellas.
Mientras que la antigua clase media, compuesta de agricultores, negociantes
independientes y profesionales, constituía anteriormente el 85 % de toda la clase
media, ahora sólo es el 44 %;
la nueva clase media han aumentado del 15 % al 56 % y está formada por
directores, profesionales asalariados, agentes de ventas, y empleados de oficina,

DIAPO 27
Otro cambio fundamental del capitalismo del siglo XIX al capitalismo
contemporáneo es el aumento en importancia del mercado interior. Toda nuestra
organización económica descansa sobre e! principio de la producción y el
consumo en masa. Mientras en el siglo XIX la tendencia general era a ahorrar, y
no a permitirse gastos que no pudieran pagarse inmediatamente, el sistema
contemporáneo es exactamente lo contrario.

Todo el mundo es incitado a comprar todo lo que puede aún antes de haber
ahorrado lo suficiente para pagar sus compras. La publicidad y todos los demás
medios de presión psicológica estimulan poderosamente la necesidad de un
consumo mayor.
DIAPO 28
Este proceso va de la mano con la mejora de la situación económica y social de la
clase trabajadora. El salario del trabajador y sus beneficios sociales le permiten un
nivel de consumo que habría parecido fantástico hace cien años. Su capacidad
social y económica ha aumentado en la misma proporción, y esto no sólo en
relación con el salario y los beneficios sociales, sino también con su papel humano
y social.

DIAPO 29
Otro hecho decisivo que conoce el hombre del siglo XX es el milagro de la
producción. Maneja fuerzas miles de veces más poderosas que las que la
naturaleza había puesto a su disposición: el vapor, el petróleo, la electricidad se
han convertido en servidores suyos y en sus bestias de carga.. El milagro de la
producción lleva al milagro del consumo.

DIAPO 30
En resumen, podemos decir que la estructura productiva del siglo XIX fue de
carácter competidor, acumulativo, explotador, autoritario, agresivo e individualista.
En el siglo XX. en vez de la orientación explotadora y acumulativa, encontramos la
orientación receptiva y mercantil. En vez de competencia, encontramos una
tendencia creciente al "trabajo en equipo"; en lugar de la tendencia a utilidades sin
cesar crecientes, el deseo de un ingreso fijo y seguro.

DIAPO 31
en lugar de explotación, la tendencia a compartir y generalizar la riqueza, y a
manejar tanto a otros como a sí mismo; en lugar de autoridad racional e irracional,
pero franca, encontramos la autoridad anónima, la autoridad de la opinión pública
y del mercado, en vez de conciencia individual, la necesidad de adaptarse y de ser
aprobado por los demás; en lugar del sentimiento de orgullo y de dominio, un
sentimiento cada vez mayor, aunque acentuadamente inconsciente, de
impotencia.

DIAPO 32
Ya no hay barreras tradicionales que impidan a nadie comprar lo que se le antoje.
Todo lo que se necesita es dinero, y cada vez son más las personas que lo tienen,
no quizás para comprar perlas legítimas, sino perlas artificiales, para comprar
Fords que parecen Cadillacs, para ropas baratas que se parecen a las caras, para
cigarros que son los mismos para los millonarios que para los obreros. Todo está
al alcance de todos, todo puede comprarse, todo puede consumirse. ¿Cuándo
hubo una sociedad en que ocurriera este milagro?

Los hombres trabajan juntos. Entran por miles en las fábricas y las oficinas, y
llegan en coches particulares, en trenes subterráneos, en autobuses; trabajan
juntos a un ritmo, ni muy rápido ni muy lento, pero juntos: cada uno forma parte del
todo. todos leen los mismos periódicos, escuchan la radio, ven películas, las
mismas para los que están en la cumbre que para los que están en el primer
peldaño de la escala, para el inteligente que para el estúpido. Producen,
consumen, gozan juntos, sin suscitar problemas. Ése es el ritmo de su vida.

DIAPO 33
¿Que clase de hombres necesita, nuestra sociedad.? ¿Cuál es el "carácter social"
adecuado al capitalismo del siglo XX? Necesita hombres que cooperen sin
rozamientos en grandes grupos, que deseen consumir cada vez más, y cuyos
gustos estén estandarizados y fácilmente puedan ser influidos y previstos.
Necesita hombres que se sientan libres e independientes, no sometidos a ninguna
autoridad, a ningún principio, a ninguna conciencia; pero que quieran ser
mandados, hacer lo que se espera de ellos y adaptarse sin fricciones al
mecanismo social.

DIAPO 34
BIBLIOGRAFÍA
Fromm, Erich, Psicoanalisis de la Sociedad Contemporánea, Ed. Fondo de
Culura Económica, 1990

Wikipedia, Internet

S-ar putea să vă placă și