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Revista Cultural y Gastronómica
E Para C uenc a y p ro vinc ia

Nº 49 Marzo 2018 Año V

N Edita ENTRE HOCESCultura y Gastronomía Cuenca

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CP L A Z A D E L A Y U N T A M I E N T O
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S JÁBAGA
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El RINCÓN DEL HUMOR.- por P. Lahuerta La última chela del desierto.-
Mi nombre es Luis y trabajo en una hamburguesería para poder pagar mi universidad, desde la
preparatoria aspiraba a ser escritor, y escribía sobre una persona llamada Kevin, 30 años y ya era
dueño de las más grandes empresas de México, tenía más dinero que Slim y Obama solicitaba
juntas y reuniones con él, las cuales Kevin rechazaba porque estaba demasiado ocupado
conversando con grandes famosos y aclamados artistas como Paul McCartney, Johnny Depp,
Eminem, Justin Bieber o Selena Gómez. Siempre llevaba flotas enteras de patrullas que le hacían
escolta mientras caminaba a uno de los últimos modelos de automóvil que tenía, subía en él y el
típico, al ponerlo en reversa chocar su Ferrari o su Mercedes, eso le molestaba ya que en caso
tenía que pedirle a uno de sus sirvientes que llamen a la compañía que le envíen un auto nuevo.
Sin duda una vida genial llevaba Kevin, yo en cambio que escribo la vida del hombre más
exitoso de todos los tiempos, me queme ayer con el asador de hamburguesas del puesto donde
trabajo.
Cierto día mientras barría la cocina, vi una bolsa de plástico tirada, y no la recogí, a pesar
de que vivo solo, tuve una extraña sensación de que yo era Kevin, y pensé que alguien más la
recogería, quizá uno de mis tantos mozos o sirvientes. No pensé eso en concreto, pero tuve esa
sensación e. Mi mente se aclaro por la noche cuando lo recordé, no soy Kevin, no soy un magnate
millonario amigo de Bon Jovi y dueño de las más grandes empresas mexicanas, soy Luis, un
fracasado que cursa la universidad y trabaja hamburguesería para poder vivir, me quedé dormido.
Al día siguiente me levanto, calzo las chanclas y voy al baño, al llegar a la cocina, resbalo
con una bolsa que había en el suelo y me doy un fuerte golpe en la cabeza. Quedé inconsciente.
Me despierto, estoy mareado, tardo un poco en recobrar la emoción del tiempo, y me dirijo
al aseo. Me baño y salgo. Me visto y me voy a peinar a mi cuarto. Pero… alguien se estaba
peinando ya, o más bien, lo estaban peinando, habían cinco personas a su alrededor, mojando,
cepillando y recortando las puntas de su cabello, ¿Y a quien estaba peinando?, o más bien, ¿Qué
rayos hacían ellos en mi casa? Invadían mi propiedad y podía poner una denuncia. Todos esos
pensamientos tuvieron menor importancia cuando la persona a la que peinaban giró hacía mí, en el
fondo ya sabía quién era y temía tener razón. Era Kevin. Me eche atrás, ¿Me he vuelto loco? ¿Me
he vuelto esquizofrénico? ¿Qué pasa?... Continuará.

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NUESTROS PUEBLOS .- POR ESPLA
Merendero de Jábaga
Muy cerca de Cuenca, los
pinares de estas tierras de
Jábaga. Populares desde tiem-
pos inmemoriales para mu-
chas actividades !!Que placer
llegarnos hasta éste pequeño,
aunque gran pueblo. Un lugar
que en los últimos tiempos ha
ido cambiando de manera es-
pectacular. Sus calles asfalta-
das y limpias,
Ayuntamiento de construc-
ción reciente con gente,
aunque poca en invierno,
siempre jovial. Jábaga carece
de una historia larga, ya que
estuvo siempre vinculada a la
capital por su cercanía a ella
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Hoy .-JABAGA
Pero si miramos la historia,
veremos que aquí comenzó a
gestarse la batalla de la
reconquista de la ciudad de
Cuenca una vez que las tropas
castellanas y los Caballeros
de la Orden de Santiago,
instalados aquí, en la vega
durante nueve largos meses,
tras los cuales decidieron
entrar a Cuenca por la Puerta
de San Juan, recordada por
todos por la espectacularidad
con que nos lo cuentan…- el
pastor Martin Alhaja que con
las pieles de sus ovejas ocultó
a las tropas-.
Jábaga es zona de influencia
de Lobetum zona de paso de
una de las calzadas romanas
que unían Segóbriga con la
serranía conquense. Utilizada
por las tropas del general
romano Julio Graco hacia
Cueva del Hierro (conocida
por sus minas), donde los
romanos obtenían el hierro
para fabricar sus armas y
herramientas las mismas que
utilizaban en las minas de
Horcajada de la Torre y
Carrascosa del Campo para la
extracción de speculum,
utilizado por los romanos
como cristales de ventanas, y
otros usos.
Tiene un interesante puente
romano. Jábaga fue famosa
por ser el campamento de
Pedro I el Cruel en su asedio a
Cuenca durante 3 años y por
ser ruta de las primeras habas
de cacao que los monjes del
Monasterio de Piedra trans-
portaron desde Sevilla al
Monasterio de Uclés y desde
allí, al Monasterio de Piedra
en Aragón, primer sitio donde
se fabricó chocolate en
Europa. Era llevado por las
antiguas calzadas romanas del
'speculum', que también si-
guieron utilizándose como
camino hacia Santiago a partir
del siglo XIII, desde el centro
de la Orden en Uclés pasando
por Jábaga y Chillarón.
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HOMENAJE A LA BANDERA EN FUENTENAVA DE JÁBAGA EN SU 45 ANIVERSARIO

Por Rafael Torres Muelas
El pueblo ha organizado en la acción militar de “Asturias 31”, que forma
diversos actos culturales y numerosas autoridades tanto parte de la Brigada
deportivos siendo el de ma- del municipio de Jábaga, “Guadarrama XII” heredera
yor relevancia el homenaje a como del Ayuntamiento de de la Brigada Acorazada y
la bandera. Cuenca, y del Gobierno ubicada en la Base de EL
Regional de la Junta de Goloso (Madrid). Este
Comunidades de Castilla-La homenaje del pueblo de
Mancha. Fuentenava de Jábaga

Con motivo de la celebra-

ción del 45 aniversario como
Ayuntamiento de Fuentenava
de Jábaga, este municipio
junto con la brigada
“Guadarrama XII” y la
Subdelegación de Defensa de
Cuenca, han organizado un
acto de Homenaje a la
Bandera de España. EL acto
militar que rindió honores a
la bandera comenzó a las
11:30 bajo un sofocante
calor, propio del estío presi-
diendo el mismo el Coman-
dante Ángel Rodríguez Gil,
del Regimiento de Infantería
“ Asturias 31” y el alcalde
de Fuentenava de Jábaga
José Luis Chamón, en la
plaza del Ayuntamiento.
Contando con la presencia
La bandera ha sido a la bandera viene a
portada por los vecinos del certificar el que ya se realizó
pueblo que la han entregado el 15 de octubre de 2014,
para ser izada bajo los demostrando el sentimiento
acordes del Himno Nacional. de lealtad que los pueblos
Seguidamente, ha tenido tienen a su país y a sus
lugar un acto de homenaje a fuerzas armadas por ser las
los que dieron su vida por encargadas de garantizar la
España, actuando el soberanía e independencia
profesor Herminio Carrillo, del territorio Español,
que ha puesto voz a la defendiendo su integridad
marcha militar “El Novio de territorial y el ordenamiento
la Muerte”.Finalizando con constitucional, según las
el desfile de la Unidad de funciones encomendadas en
Honores del Regimiento la Constitución de 1978.
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PROPUESTA OTORGAMIENTO MEDALLA DE ORO DEL MUNICIPIO DE
FUENTENAVA DE JABAGA, A S.M. EL REY FELIPE VI.

De conformidad con el vigente Reglamento de Honores y Distinciones del Excmo.

Ayuntamiento de Fuentenava de Jábaga (Cuenca), aprobado en Sesión Extraordinaria celebrada
el 13 de Junio de 2013 por el Pleno Municipal de Fuentenava de Jábaga y publicado en el B. O.
P. nº 92 de fecha 14 de Agosto de 2013 y en concordancia con los artículos 1, 5, 10 y 11, se
propone por el Alcalde-Presidente al Pleno de la Corporación Municipal:

PRIMERO:
CONCEDER Y OTORGAR LA MEDALLA DE ORO DEL MUNICIPIO DE FUENTENAVA
DE JABAGA, A SU MAJESTAD EL REY FELIPE VI, por los especiales merecimientos del
Jefe del Estado al Municipio de Fuentenava de Jábaga, con motivo de la Celebración del 45
Aniversario de su Constitución, aceptando la Presidencia de Honor del citado Aniversario, así
como denominar “Rey Felipe VI” al complejo deportivo Municipal de Jábaga, ubicado en el
municipio principal.

SEGUNDO:
Corresponde a la Corporación Municipal no solo expresar su gratitud en nombre de todo el
municipio de Fuentenava de Jábaga, con ésta Medalla de Oro del Municipio, sino también el
reconocer la excepcionalidad de S.M. El Rey Felipe VI como Jefe del Estado, en beneficio y
colaboración con la celebración del 45 Aniversario de la Constitución del Municipio de
Fuentenava de Jábaga.

TERCERO:
La concesión de la Medalla de Oro del Municipio de Fuentenava de Jábaga tendrá el carácter de
condecoración y su concesión habrá de reservarse a méritos singulares que en este caso
concurren en la persona de S.M. El Rey Felipe VI, por haber prestado notable colaboración y
servicio al Municipio con motivo de la Celebración del 45 Aniversario de la Constitución del
Municipio y por haber aceptado y dispensado la Presidencia de Honor, según Credencia Nº
259/2017 de la Casa de S.M. El Rey, de fecha 28 de Septiembre de 2017.

CUARTO:
Sirva esta propuesta del Alcalde Presidente como instrucción razonada del expediente, en donde
se determinan los méritos y circunstancias que aconsejan la concesión y que se rigen por la
aplicación del actual Reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Fuentenava de
Jábaga y que al tratarse de la concesión de Honor al Jefe de Estado, corresponde al Pleno de la
Corporación Municipal .
Por todo lo cual, y en base a cuanto determina el vigente Reglamento de Honores y Distinciones
del Ayuntamiento de Fuentenava de Jábaga, elevo la siguiente propuesta al Pleno de la
Corporación Municipal de Fuentenava de Jábaga, en su sesion Extraordinaria del 15 de
Diciembre de 2017, el :

* EL OTORGAMIENTO DE LA MEDALLA DE ORO DEL MUNICIPIO DE FUENTENAVA

DE JABAGA, A S. M. EL REY FELIPE VI.

En Fuentenava de Jábaga a 15 de Diciembre de 2017

EL ALCALDE-PRESIDENTE

Fdo. José Luis Chamón Mota

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CUENTOS DE LAS HOCES POR TANIN.- LA CARRERA CICLISTA.

Se ruega no entorpezcan el desarrollo de la carrera, evitando
dejar caballerías cerca de la carretera que puedan afectar y poner
en peligro a los ciclistas...Se espera la máxima colaboración por
parte de todos los vecinos, apostándose en las cunetas y arcenes
de la carretera a fin de dar vistosidad a la carrera.
El final de la carrera se comunicará con la sirena del coche
de la Guardia Civil.”Cuando terminé de leerlo en voz alta, miré
Tanin orgulloso a todos.
Mi padre tenía una sonrisa en su boca y mi madre me miraba
Han pasado los Munici- orgullosa.
pales y han dejado un papel Mi abuelo, me estaba dando unos golpes en la espalda como
en el que se avisa que el do- felicitación.
mingo hay una carrera ci-
clista.
Lo he leído atentamente,
como si fuera un ejercicio de
lectura en la escuela.
“Se comunica a todos los
vecinos de la Hoz del
Huécar, que el domingo 26
de Junio de 1966, se celebra-
rá una carrera ciclista de
aficionados consistente en
una contrarreloj por equipos,
promovida por la Delegación
Nacional de Deportes de
Cuenca.
Salida a las 10 horas Mi abuela empezó a rezongar por las molestias que iban a
desde Carretería, frente a causar la dichosa carrera.—No tienen perdón de Dios, decía
Notario. mientras limpiaba junto a mi madre, los judíos que iban a
Meta en Plaza del Ayun- preparar el día siguiente en la olla de barro.—Mira que hacer la
tamiento de Palomera. maldita carrera en domingo, el día del Señor.—No entiendo
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como el Obispo Don entendía que se escalara con una bicicleta, tendrían que llevarla
Inocencio permite que pasen a la espalda, o colgando, o a lo mejor era una bicicleta con
estas cosas, continuaba mi clavos que se clavaban en la piedra y así subía.
abuela con su cantinela.—No O lo hacía como en el circo que vino el año pasado en la
sé a dónde vamos a parar feria y que iba con una bicicleta por una cuerda.
decía mirando al techo. Si, eso debía de ser, que subía por la piedra con la bicicleta
Mi madre, disimulaba una sobre la cuerda que colgaba.
sonrisa ante el evidente
enfado de mi abuela.
Toda la semana la pasé
especialmente nervioso ya
que recordaba que hacía unos
días, en el nodo del cine Ale-
gría, salió un tal Bahamontes,
que le había ganado una ca-
rrera ciclista a todos los
franceses y que también
había ganado un premio
como escalador de montaña
con bicicleta, en un sitio
llamado Giro en Italia.
Yo salí un poco sorpren-
dido que alguien retara a Eso era muy difícil y por eso salía en el nodo.
todos los franceses a correr Cuando viera a Juanito, le diría que si veía a un escalador
en bicicleta y encima les subiendo la piedra en bicicleta, no lo echara ya que le había
ganara. ganado a todos los franceses y que no quería coger nidos, sino
Pero lo más extraño es ganar premios y que además salía en el nodo del Alegría.
que alguien quisiera escalar Mi abuelo, comentó que podíamos subir todos a Palomera a
con una bicicleta y recordaba visitar a un amigo quinto suyo y que le había dicho muchas
el escalador de la cueva de la veces que subieran a pasa el día a su casa en el pueblo.
zarza, el que quería robar Esa mañana, muy temprano, pues sabíamos que luego no nos
nidos de urraca y romper las dejarían, mi padre y mi abuelo engancharon la burra parda al
piedras, pues eso, que no carro, pusieron unas sillas enea para que se sentara mi abuela y
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mi madre y los demás el tiempo que tardé en cambiar de estrategia

Mi padre y mi abuelo, lo el.—Abuelo, ¿a qué edad empezaste a conducir el carro?—
hacían andando, y yo conse-
guí después de mucho es-
fuerzo e insistencia que me
dejaran sentarme en una las
varas del carro.
Mis hermanas, muy
modosas, pero nerviosas por
la novedad, se sentaron
dentro del carro, en las cajas
de madera.
Después de andar unos
kilómetros, mi abuelo optó
también por subirse al carro
y sentarse junto a mi abuela ¿Cuando eras pequeño te dejaba tu padre conducir el carro
y mi madre. Mi padre final- cuando estaba él?—Cuando conducías el carro siendo pequeño
mente, se subió en la otra y te dejaba tu padre ¿pasó algo malo?— ¿Cuándo condujiste el
vara del carro, dirigiendo carro tu solo?— ¿A que puedo conducir el carro si estáis
desde ese puesto el. Yo, le vosotros con migo? — ¿A que no puede pasar nada si lo guío
pedí insistentemente, que me un rato? —Abuelo a que...—Para, para, me dice mi abuelo
pasara las riendas de la burra comprendiendo mi estrategia, sonriendo ante la mirada
y así guiar el carro. Mi divertida de mi padre.—Anda y déjale que lo haga un rato, la
padre, en un principio, hacía burra no necesita que se le guie y estaré atento, le dice a mi
caso omiso de mis insisten- padre guiñándome un ojo.—Pero eso sí, debes hacerlo desde
tes requerimientos de traspa- dentro de la caja del carro.
so de riendas, pero después Antes que terminara de decirlo, me había aupado e intro-
de un rato escuchándome pe- ducido dentro del carro, haciendo señas a mi padre para que me
dirle el traspaso de las rien- cediera las riendas. Después de hacerse mucho de rogar me las
das, comenzó a cansarse, pasó, lo que tuvo como consecuencia que el resto del viaje me
mandándome al poco tiempo mantuviera de pie, en el centro de la caja, con gesto serio y
que me callara y no le diera concentrado. Continuará.
la murga. Mi silencio duró
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El Saco de Cuenca. Por el Dr. Miguel Romero Saiz

Correspondiente de la Real Academia de la Historia. Cronista Oficial de la ciudad
de dos batallones de zuavos, teniente coronel de la reserva
primero de Guías, 4º y 6º de de Toledo don Francisco de la
Valencia y 1º de Cuenca, tres Peña, pero con solo 150 hom-
escuadrones y cuatro piezas de bres que tenía a sus órdenes,
montaña. no era posible atendiese a
Mientras tanto las tro- cubrir una línea tan extensa
pas de la guarnición, aumen- como la encomendada.
tadas en unos 150 voluntarios
Miguel Romero Saiz
que se habían podido reunir,
Ninguna de las Sali-
ocupaban los puntos que pre-
das que las tropas de Cuenca
viamente tenían designados,
hacían por algunos puntos de
prontas a rechazar el ataque.
la provincia, intentando hacer
Pero el día 13, en el
alarde de su fuerza –prác-
momento que el gobernador BAR - MESÓN
ticamente mínima- pudo
daba órdenes de tocar diana,
engañar a los carlistas hacer-
esperando los carlistas que ese San Francisco 20 969213214
ca de la verdadera situación de
fuera su toque, aparecieron en CUENCA
los defensores de la ciudad, y
el horizonte rompiendo con un Recibió, pues, órdenes
nada bastó para impedir el
nutrido fuego de artillería y de replegarse al casco de la
ataque que don Alfonso tenía
fusilería, al que la plaza pudo población, verificándolo con
proyectado.
contestar enérgicamente. El tal sangre fría y lentitud que
En efecto, en la noche
combate estaba empeñado y no hasta media hora después de
del 12 de julio, apenas el
cesaría hasta pasadas setenta haber salido del barrio el
gobernador militar había par-
horas después. último soldado, no se atrevie-
ticipado al ministro de la
Aquella tarde se hizo ron los carlistas a penetrar en
Guerra que de un momento a
preciso abandonar el barrio o el mismo, creyéndolo toda-vía
otro esperaba ser atacado, las
arrabal de la Carretería, no ocupado. Primera noticia falsa
tropas de don Alfonso tomaban
comprendido en la línea de la dada por los carlistas
posiciones en las alturas que
defensa, pero que el gober- cuando dijeron en sus partes
dominan la plaza, cortaban las
nador había creído poder de- oficiales que habían obligado a
aguas y el telégrafo y empla-
fender. Hallábase encargado los defensores de la Carre-
zaban la artillería. Dicha
de su conservación el bravo tería a huir después de un
vanguardia estaba compuesta
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encarnizado combate. Claro
está que fue decisión propia
del gobernador La Iglesia,
voluntariamente, al observar
que eran pocas tropas para su
defensa y su ayuda era más
estimable y necesaria en el
propio casco de la población.
Al anochecer se presentaba en
la puerta de Madrid, un
parlamentario del titulado jefe
de Estado mayor general car-
lista don Cayetano Freixa,
quién en nombre de don
Alfonso intimaba a los sitia-
dos a rendirse. Como no po-
día ser menos, la contestación
del brigadier La iglesia era la
esperada, diciéndole que esta-
ban dispuestos a cumplir con
su deber defendiendo la plaza
hasta el último extremo.
Después de este inci-
dente, cuatro nuevos batallo-
nes incrementaban las tropas
carlistas y con ese aumento
intentaban un nuevo asalto al
amanecer del día 14 del que
serían nuevamente rechazados
a pesar de la gran diferencia
de tropas.
Mientras un vivo fue-
go de cañón era dirigido al
interior de la ciudad, dos
fuertes grupos de soldados se
lanzaron contra los defenso-
res: por un lado, un grupo
atravesaba el Huécar preten-
diendo conseguir su objetivo;
por otro, intentaban tomar las
ruinas del titulado castillo y
que no era otro, que las ruinas
de la Inquisición. Pero, el
fracaso volvía a ser su acción
final.
Cuando se estaba en
plena refriega de aquel día 14,
una intensa polvareda hacía
crear ilusiones a los sitiados,
pensando que por fin llegaban
las tropas de rescate; sin em-
bargo, cuando todo era alegría
se tornó en tremenda desilu-
sión y destreza, al comprobar
que aquella polvareda repre-
sentaba a los tres batallones y
un escuadrón de la llamada
brigada de Gandesa que man-
daba el coronel Agramunt,
cura de Flix.
Con tales refuerzos, no
es extraño que los carlistas
mantuvieran el fuego constante
para seguir intimidando e im-
pedir que los soldados libe-
rales se entregasen al descanso
En este estado se
llegaría a la madrugada del
día 15, el día fatídico. El peli-
gro era por momento cada vez
más inminente; los soldados
estaban muertos de cansancio;
su único alimento en aquellos
días, sin haber podido separar-
se de las aspilleras, había con-
sistido en pan y vino; muchos
voluntarios habían ido desapa-
reciendo y apenas quedarían
unos 50 sobre las armas; de la
población, en la cual el espí-
ritu carlista dominaba, ningún
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auxilio podía esperarse, y ni
aún quedaba, por último, el
recurso de refugiarse en el mal
llamado castillo, porque, si
bien la parte que daba al
exterior podía considerarse
inexpugnable, era hacia el
interior un edificio abierto y
ruinoso que ninguna seguri-
dad ofrecía.
La resistencia había
sido hasta aquel momento todo
lo enérgica que se podía
desear, y el enemigo, aunque
tan numeroso, completamente
desalentado por el mal éxito de
sus ataques, empezaba a des-
confiar del buen resultado de
sus operaciones.
Después de cuarenta y
ocho horas de un vigoroso
ataque decidieron, los carlis-
tas, presentarse a don Alfon-
so, con objeto de manifestarle
la imposibilidad que ofrecía la
toma de la primera línea de la
ciudad de Cuenca, aconse-
jándole retirarse al punto que
su Alteza tuviese a bien
ordenarles. Sin embargo, el
infante, contaba con inteligen-
cias en la plaza y tenía exactas
noticias del escaso número de
sus defensores y la situación de
desánimo que presentaban, por
lo que contestó a sus jefes que
siguieran sin descanso, insis-
tiendo en ese intento de pene-
trar.
El cabecilla Villalaín fue
llamado directamente por el
mismo don Alfonso y se le
encargó el asalto definitivo con
todas las fuerzas disponibles
que se contaban. Con tal
ejercicio, el propio jefe carlista
dijo a sus tropas:“A todos los
jefes y oficiales de la línea de
ataque. Autoriza-do por su
alteza el Infante General en
jefe, ordeno a todos los jefes y
oficiales que atacan la ciudad
rebelde, que en el término de
una hora avancen, taladren e
incendien, si es preciso, los
edificios que se conveniente
hasta desalojar al enemigo, y
de verificarlo, será pasado por
las armas sin contemplación el
jefe u oficial que no cum-pla
esta orden, previos los auxilios
espirituales.”Con tal treme-
bunda y terminante orden, era
de esperar que el nuevo asalto
se llevase también a cabo con
terrible decisión y energía,
pero nada de esto iba a obligar
a los denodados voluntarios a
evitar la defensa con éxito. Sin
embargo, poco después, a las
diez y media de la mañana, se
les abría, como por ensalmo,
la puerta falsa de una casa de
la calle de la Moneda, y en
cortos instantes comienzan los
carlistas a extenderse por las
inmediaciones, comenzando
también, por parte de la guar-
nición, una defensa heroica,
que constituye la página más
brillante de la defensa de
Cuenca. Continuará.-
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Nueva serie de relatos por Pedro Lahuerta.- Desvelado
Pedro Lahuerta
Llevo toda la noche sin
pegar ojo, la tormenta me ha
jodido literalmente. Son poco
más de las cuatro y media de
la mañana, es muy de noche
aún pero bueno que más da si
de todas formas tengo que
levantarme antes de las seis
para comenzar mi dura y
aburrida jornada laboral.
Pues nada, me levanto y
mientras tomo un café en
cualquier sitio, llega la hora.
Busco alguna cafetería,
pero claro todavía no hay
nada abierto, supongo que es
demasiado temprano. De
pronto, restallando cual látigo
en carpa de circo, el agudo
silbato del tren rompiendo la
soledad de la incipiente ma-
ñana. ¡Coño, el tren!, y como
se oye de claro y de fuerte a
pesar de estar un poco lejos de la estación. Será que va a llover.
Cuando yo era un niño los viejos decían eso. Decían que cuando
se oye desde toda la ciudad es que estamos metidos en aguas, o
quizás sea simplemente una lánguida pero a la vez fuerte
llamada del tren viéndose ante un futuro tal vez más negro que
él mismo.
No sé si por una u otra cosa, pero la verdad es que he
llegado a estremecerme y creo que me llegaré hasta la estación.
Me apetece ver el tren ésta mañana con su constante ajetreo, con
sus cosas. Gente con cara de mala hostia. Niños insolentes
muertos de sueño. Adolescentes descarados y malcarados via-
jando por motivos de trabajo. Otros posiblemente de médicos a
la gran urbe. Quizás algunos con suerte de vacaciones. Pero y
porqué no tomaba yo también ese tren que estaba a punto de
partir y que yo no sabía hacia donde se dirigía…quizás hacia lo
desconocido, o tal vez hacia una nueva aventura, qué más daba.
Pues nada, me paso por taquilla. Quiero tomar ese tren le
digo al taquillero, él, a modo de saludo suelta una especia de
bufido y antes de soltar el billete, y con cara de pocos amigos
me reclama el importe como si pensara que no se lo iba a pagar,
no le di la menor importancia, quizás tuviera problemas en su
casa… posiblemente fuera eso.
.Sentado en una confortable butaca en un moderno tren,
todo parecía que iba por buen cauce. Recién puesto en marcha

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aquel moderno artefacto,
apenas habíamos salido de la
estación, un niño comienza a
darme el coñazo, ¡oiga señor!
¿a que no sabe usted lo que
significa el nombre de éste
tren?... pues no, contesto de
mala gana.
El pero niño
explícito me lo comenta con
pelos y señales. Muy bien
guapo, eres muy listo. Pues
se muchas cosas más señor.
Yo me hice el dormido a ver
si el jodido niño me dejaba
en paz de una vez. No tardé
mucho en estar en brazos de
Morféo.
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Señor, señor…¿Qué coño pasa niño?. Perdón, pensaba
que era el niño de antes. Pues no, soy el revisor, por favor, su
billete, si, enseguida…¿Cómo va usted aquí?. Muy bien,
gracias, muy cómodo. No se lo discuto que vaya cómodo, pero
usted tiene billete de segunda y va en primera. Lo siento yo pedí
un billete y me dieron éste, pagaré la diferencia. No, no es
posible, debe usted irse a segunda clase. Tampoco se está mal
aquí, creo que me apetece tomar alguna cosa en la cafetería.
Como no llevo equipaje me cuesta poco cambiarme de
compartimento y aquí en el mini bar del tren se está muy bien,
con su musiquita y demás.
El café no es ninguna maravilla, por tanto pido un
descafeinado con leche y un pedazo de tarta que tiene buena
pinta. Qué bien he desayunado, en efecto, la tarta estaba
deliciosa. Bien me ha sentado, me encuentro un tanto eufórico.
¿Y una copita?...¿por qué no?. Camarero por favor ¿me pone
una copa?. Enseguida señor. Oiga, sírvame otra copita. Mire que
le va sentar mal. No otra y nada más, total solo llevo dos o tres.
No, lleva usted cuatro señor. Pues póngame otra que dicen que
no hay quinto malo.
Quizás fueron las copas, ya que no tenía costumbre de
beber y menos tan de mañana, pero la verdad es que no recor-
daba absolutamente nada más, no sabía donde estaba, parecía la
muy habitación de una clínica u hospital, si era un hospital…¿o no?,
estaba un tanto confuso y aturdido. ¿Qué había pasado?, ¿Quién
me había llevado hasta allí, hasta aquel extraño hospital.
De pronto, acude una enfermera, o ¿era médica?, no sé,
pero lo cierto es que de alguna manera, me recordaba la tarta del
tren, buenas tardes o noches, o lo que sea. No has dado ni una
guapo, buenos días, dijo aquella hermosa mujer.
Solo por verte merece la pena ponerse enfermo, bromeé.
Muy bien, me alegro por ti. Menos mal que has despertado y
además de buen humor, ya temíamos por tu vida. Continuará.
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en Cuenca sino en todas

las ciudades. Era la
mentalidad de la época. Fin.
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EDITORIAL
Queridos lectores continuamos con el año V esperando poder seguir entreteniéndoles por mucho
tiempo. Buscando historias, anécdotas y cualquier cosa que nos sugieran y nos quieran enviar ustedes
los lectores a nuestro correo electrónico. Seguimos formando equipo.- Pedro Lahuerta, Nisa Molina,
Miguel Romero, Tanín, Manuel Amores, Espla, Marques de Ballesteros, , Pedro Darkas, Fernando
León Cordente, Rafael Torres Muelas, Eulalio López Cólliga y José Luis Coll
Gracias a todos. Sin vuestra valiosa colaboración no sería posible ésta entrañable revista.
Viendo temas de interés y lo más amenos posible. Cosas de Cuenca, sus pueblos, sus parajes, sus
fiestas, sus gentes, opiniones e historias.
Estamos para atenderles gustosamente.-
Pedro Lahuerta.- Director y entrevistas. Nieves Salcedo.- Finanzas y editora
EQUIPO Q-ATRO
ENTRE HOCES Cultura y Gastronomía Cuenca
CALLE COLEGIO ESTUDIO Nº 2 PTAL 3 2º A ARCAS (CUENCA)
TELEFONOS 969253378, 659405582 y 676400115 elviejolibrerodecuenca@gmail.com

DEPÓSITO LEGAL CU-170- 2013 DE 11-10-

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HISTORIAS QUE ME CUENTAN.- Por Nisa Molina EL MITO INCA

les así que se hagan merece- criaturas, y termina de darles

dores de más y mayores su muy especial lección de
castigos a su ceguera, pues modestia, puesto que han
los hombres, al ver que su podido comprobar cómo lo
insensata y torpe conducta que recibieron gratuitamente
les ha llevado a la destruc- puede perderse también por
ción de su maravilloso la sola voluntad del dios
Nisa Molina entorno, abundase perdido creador. Ya con los humanos
con ella la recién creada vida agrupados en torno suyo, se
…y a su llamada nadie de los
vegetal y animal, incluso po- dirige a un lugar que se
recién nacidos a la luz acude.
niendo en peligro su propia y llamará Cosco (el centro, la
El dios se encuentra solo y
reciente existencia, ahora se posterior Cuzco), en donde
entristecido en el sitio Cacha,
vuelven totalmente arrepentí- establecer el Inca Uira Cocha
con la triste realidad de la
dos de sus faltas hacia el su primer reinado, pero dan-
desobediencia de sus hijos.
benefactor dios Uira Cocha do a un ser humano, a uno de
La evidencia es irrefutable y
la fórmula obligada para dar
a entender quién manda
sobre el mundo ha de venir
en forma de una devastadora
lluvia de fuego, una acción
de castigo y de purificación,
que sirve tanto para recordar
el poder del Ser Supremo,
como para llevar al buen
camino a los soberbios hu-
para pedirle clemencia, im- los arrepentidos hombres, el
manos. La lluvia de fuego
plorándole también su perdón mando de la primera ciudad y
que sale de las entrañas de la
sin altivez, con sentida hu- el centro del primer imperio
tierra a través de los volcanes
mildad. El buen dios se con- que existe sobre el planeta, y
de Cacha hace cundir oportu-
tenta con comprobar que se este primer jefe, el primer In-
namente el temor entre los
ha logrado aquella deseada ca directamente designado
estúpidos humanos, evitando-
vuelta al buen camino de sus por la divinidad es el legen-

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dario Allca Huisa, quien será
asimismo el generador de la
larga y poderosa estirpe de
los incas.
OTROS PRECURSORES
DEL IMPERIO
Entre los grandes mitos
está el de Manco Capac y su
hermana/esposa Mama Ocllo,
formando otra gran leyenda
sobre los precursores del
imperio inca. Manco Capac y
Mama Odia son -en este
mito- la primera pareja de
pobladores sagrados de la
tierra, los primeros incas que
se establecen en ella. Dice la
leyenda que surgieron al
mundo de aquí por la paca-
rina privilegiada del lago
Titicaca, en cuya isla fueron
puestos por la mano de Uira
Cocha, de acuerdo con lo que
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le había ordenado su padre,
el dios del Sol. Los dos her-
manos se unieron en matri-
monio, abriendo de este mo-
do el ritual de los matrimo-
nios del Inca con su hermana
Coya; Manco Capac se dedi-
có a fecundar la tierra con un
bastón de oro que Uira Cocha
le había dado, y haciendo
crecer las nuevas plantas, iba
creando beneficios para la
raza de los pobres mortales,
para quienes también iba
dando forma a los ríos y
arroyos, hacía brotar árboles
y pastos y construía ricas ha-
bitaciones en las que pudie-
ran vivir con decencia: mien-
tras, Mama Oclla se dedicaba
a hacer su gran tarea. ya que
era ella quien iba enseñando
a las mujeres las artes e in-
dustrias que les permitieran
sacar todo el provecho posi-
ble a las riquezas que su her-
mano producía; así, haciendo
prodigios, la real pareja llegó
hasta un lugar en el que, con
su mágico bastón de oro,
señaló el centro del imperio,
la futura ciudad de Cuzco
(Cosco, el centro). Pero hay
distintas versiones de la
llegada al mundo de Manco
Capac: una de ellas, en la que
se mezcla el relato de Manco
Capac y Mama Oclla con el
de los hermanos Ayar, hace
que Manco Capac aparezca
junto a otros tres seres bien
distintos; ya no son ellos, los
dos hermanos, quienes van a
estar en solitario al frente de
la creación del Imperio del
Inca.
APARECE PACHACAMAC
En este nuevo relato sobre
el origen del imperio inca, se
cuenta que Manco Capac está
con sus tres hermanos, todos
ellos hijos del Sol: Pachaca-
mac, una divinidad ancestral
que fue incorporado poste-
riormente al culto oficial in-
ca, y que era adorado desde
tiempos antiguos por los
pueblos de la orilla; Uira
Cocha, y otro dios sin
nombre. El primero de esos
hermanos es, precisamente,
Pachacamac, quien al salir a
nuestro mundo subió a la
cumbre más alta, para lanzar
las cuatro piedras a los cuatro
puntos cardinales, tomando,

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pues, posesión de todo lo que
abarcaba su vista y alcanza-
ron sus piedras. Tras él sur-
gió otro hermano, que
también ascendió a la cumbre
por orden del cuarto y menor,
del astuto y ambicioso Man-
co Capac, quien aprovechó
su confianza para lanzarle al
vacío y hacerse con el poder,
tras haber encerrado a Pacha-
camac anteriormente en una
cueva y haber visto cómo el
tercero, el buen Uira Cocha,
prefería dejarle solo, abando-
nando a sus terribles herma-
nos y aborreciendo sus mane-
jos por hacerse egoístamente
con el poder. Pero hay otros
relatos en los que, precisa-
mente, es el antiguo dios
Pachacamac quien oficia de
protagonista en el cuidado a
los humanos, como aquel que
recogió el padre agustino
Calancha a principios del
siglo XVII, en el que se narra
la siguiente leyenda: cuando
comenzó el mundo, no había
comida para el hombre y la
mujer que Pachacamac había
creado; cuando el hombre
murió de hambre, la mujer,
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que se había quedado sola,
salió un día desesperada a
rebuscar las raíces de las
hierbas que la pudieran man-
tener con vida; lloraba y
gemía, quejándose al Sol de
que la hubieran hecho nacer a
la luz del día para luego
dejarla morir de pobreza,
consumida por el hambre.
"Sola vivo en el mundo,
pobre y afligida, sin hijos que
me sigan; si Tú, Sol, nos has
creado, ¿por qué nos consu-
mes? ¿Cómo es posible que
si Tú eres quién nos da la luz,
te presentas tan malvado y
mezquino que me deniegas el
sustento?
"PACHACAMAC Y EL
DIOS SOL
El Sol, movido por la
compasión, bajó a la tierra,
poniéndose junto a ella, la
consoló y preguntó la causa
de su pesar, haciendo como
si ni siquiera supiera nada
sobre sus buenas razones
para lamentarse. Ella le contó
entonces cómo había sido su
pobre vida, su ansiedad y su
pena; el Sol, tocado por su
dolor, Ie dijo que arrancase
las raíces y, mientras ella lo
hacía. El la traspasó con sus
rayos y engendró en su
vientre un hijo. Nada más
hizo el dios Sol, que pareció
contentarse con haber man-
tenido aquella conversación
con la única superviviente de
los humanos, pero no fue así,
cuatro días más tarde, para su
gran regocijo, la mujer parió
un maravilloso varón, en
quien se podía averiguar su
divino origen; la buena mujer
era feliz, completamente se-
gura de que sus penas habían
acabado y que el alimento
sería ya abundante. Pero no
contaba con la reacción de su
creador, el insensible dios
Pachacamac, quien estaba in-
dignado porque el Sol era
ahora quien estaba recibiendo
la adoración que se le debía
sólo a él, y porque había na-
cido un hijo en contra de su
voluntad, tomó a la criatura
en sus manos, sin escuchar
los gritos angustiados de su
madre, pidiendo ayuda al
Sol, ya que el dios Sol era no
sólo el padre, Continuará.-

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SEMANA SANTA 1983 por Eulalio López Cólliga
Eulalio López Cólliga
Hoy diecinueve de abril
de mil novecientos ochenta y
cuatro, Jueves Santo, desde
Madrid escribió recordando
el mismo día.31 de marzo de
1983: hoy es Jueves Santo,
Atocha, las calles vacías, el
cielo medio nublado; Madrid
parece adormecido. La una
del mediodía. Flota en las ca-
lles un sentimiento de vacío y
soledad, la huida masiva ha
dejado las calles sin su habi-
tual trajín de coches y perso-
nas; ni siquiera en la cuesta
Moyano los libros tienen visi-
tantes. Semana Santa en Ma-
drid, me pregunto si esta
palabra tiene algún sentido, si
alguien puede sentir y vivir su
significado en este monstruo
irracional de cemento asfalto
y polución. Estación de Ato-
cha: tren con destino a avanzando dejando una estela de silencio y soledad, los pueblos
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Cuenca y salida a las 13 H. Y 43 min. situado en la vía 8; Entro
en el andén , Me sobra tiempo. Falta más de media hora, es lo
que pienso, pero cuando llego al tren me encuentro que está
abarrotado, busco sitio por todos los vagones, imposible, todo
está ocupado, incluso las plataformas de entrada y los pasillos,
todo el mundo está protestando que por qué no ponen más
vagones, el caso es que unas veces por qué no viaja nadie y otras
veces porque no se cabe, todo el mundo protestando. Al final me
quedo en el pasillo cerca de una plataforma donde va un grupo
de diez o doce jóvenes con equipos y tiendas de campaña, dicen
que han estado en Cuenca varios años en la Semana Santa,
algunos tienen familiares y además este año van a poder
participar en la procesión “de los borrachos”, algunos llevan los
palotes del tambor y se entretienen golpeando en el suelo al
ritmo de la última canción de moda que emite la FM del radio
cassette que llevan.
Sale el tren y avanza entre el desolador paisaje de hierros
oxidados, chatarra, desperdicios, aguas contaminadas, cientos de
chabolas. El sur. Las vías, el camino alucinante hacía viento del
monstruo que todo lo devora incluso la propia humanidad.
Vallecas, Villaverde, San Cristóbal de Los Ángeles, Pinto,
Valdemoro, Ciempozuelos… Aranjuez, ya un mundo diferente.
Los jóvenes arman la de Dios es Cristo cuando alguien quiere
pasar de un vagón a otro, Se levantan, cambian los bártulos
comadrita ¡que no se pueden abrir las puertas! Al final abren
pero si es alguna chica le hacen pasar un mal rato y se niegan
abrir la otra puerta, ¡hemos pagado billete! Nos vamos a estar
pisando constantemente -ya no abrimos más- pero cada vez que
quiere pasar otra persona arma del mismo griterío A cambiar los
equipos de acá para allá.
Ontígola, Ocaña, Noblejas, Villarrubia de Santiago, Santa
Cruz de la zarza, Tarancón; entre viñedos y Olivares el tren va
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parecen dormidos, primavera
en la flor del almendro y en el
verde de los trigos - lo prime-
ro que vamos a hacer es poner
las tiendas donde el año pasa-
do y después nos vamos a la
plaza mayor -luego hay que
comprar cinco o seis botellas
de resoli ¡la que agarro Pepe
el año pasado!,-
Se perdió entre la gente y
apareció a las doce- .Huelves ,
Paredes, Vellisca, Huete,-aquí
bajan algunas personas pero
el tren sigue abarrotado; Cara-
cenilla, Castillejo del Rome-
ral, tierras de transición
alcarria-mancha-serranía;
Cuevas de Velasco, Villar del
Saz de Navalón; entre chapa-
rras y romeros El tren se va
acercando a su destino, Fuen-
tes Claras de Chillarón,
Chillarón y Cuenca.
Vamos coger todo, nos
dejéis nada. Por el puente de
hierro el tren atraviesa el
Júcar casi seco. Son las cinco de la tarde. En cuanto se detiene el
tren la gente sale disparada, unas quinientas personas convierten
el andén en un hormiguero pero muy distante la estación se que-
da otra vez vacía. Corre la gente, la procesión ya ha comenzado.
Jueves Santo en Cuenca, de la estación al Cerrillo San Roque
las calles despobladas. Coches que esperan aparcados; llego a mi
casa, no hay nadie y veo una nota de mi hermana “ estamos en
la procesión “; dejo la bolsa que traigo y salgo a la calle.
Bajo a Carretería, no queda nadie, flota en el aire el misterio
de que algo sucede hoy, por la calle del agua subo hacia el
Salvador, ya se oyen las bandas de música, están desfilando los
pasos procesionales de la Archicofradía de Paz y Caridad.
Cuando llego a Alfonso VIII, está llegando el paso de Jesús
con la Caña. La calle está abarrotada, me acerco a la acera y
contemplo como avanza el paso. ¿Cuantos han pasado? -
pregunto a unas viejas que amablemente contestan: -El ángel,
Jesús orando en el huerto y la flagelación, han salido de San
Antón -me quedo su lado -.Es la primera vez que asisto a la
semana Santa de Cuenca. Me quedo un poco sorprendido. La
gente ocupa las aceras. Los hermanos avanzan en perfecto orden,
el silencio, se oía el golpe de las horquillas sobre los guijarros, la
sobriedad del paso, la falta de adornos y velas, la verdad es que
esperaba que se pareciese a la semana Santa de Córdoba que yo
conocía: “ bulla “, gritos, gente continuamente caminando, pasos
monumentales, imágenes bellísimas, adornos, perlas por doquier,
flores y saetas pero es lógico que no sea así pues toda
manifestación refleja el ser, vivir y sentir diferente de cada
pueblo.
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Sigo observando y me imagino la salida de la procesión

El ángel en el portón;
Con su verde, verde plata:
La oliva.
Por el puente San Antón,
El agua verde escarlata :
Fugitiva.
Una hermandad tras otra se van poniendo en movimiento:
“ Jesús orando en el huerto “,
El verde Júcar refleja:
Su condena.
El campo quedó desierto
El manto negro, la reja
Nazarena.
Avanza mientras la gente trata de ocupar los lugares más apropiados para contemplar
su paso:
Puente de la Trinidad,
“ La flagelación “ en danza :
El delirio.
De la paz y caridad
Jesús la tarde alcanza
Su martirio.
No los vi pasar pero contemplo ya como
Por la puerta de San Juan,
Va Jesús reo de muerte
Con la caña.
¿Qué velas te alumbrarán?
El sol se va por no verte,
¿Tanta saña?
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NUEVA SECCIÓN CUBA Por Pedro Darkas.- XIV
La Constitución de 1940 Artículo principal: Historia del constitucionalismo cubano
durante una visita a Washington D. C. en 1938.
…y en el continente africano. En Cuba está
presente de igual forma una gran comunidad
del antiguo espacio post soviético, así como
chinos. El último censo realizado en el 2012
evidenció un progresivo mestizaje de la
población. Entre los problemas insuficiente-
mente resueltos están el bajo porcentaje que
los negros representan en sectores de la eco-
nomía emergente, y su bajo acceso a las
remesas que se envían desde el exterior, debi-
do a la composición étnica de la emigración
cubana, mayoritariamente blanca y mulata.
Hospital Hermanos Ameijeiras.
Todos los ciudadanos cubanos residentes en
el país tienen derecho a recibir asistencia en
todas las instituciones de salud, la cual es
gratuita. El Estado garantiza el derecho a
recibir atención médica de la siguiente forma:
con la prestación de la asistencia médica y
hospitalaria gratuita, mediante la red de
instalaciones de servicio médico rural, de los
policlínicos, hospitales, centros profilácticos y
de tratamiento especializado; con la presta-
ción de asistencia estomatológica gratuita;
con el desarrollo de los planes de divulgación
sanitaria y de educación para la salud, exáme-
nes médicos periódicos, vacunación general y
otras medidas preventivas de las enferme-
dades. En estos planes y actividades coopera
toda la población a través de las organi-
zaciones de masas y sociales.
El Estado cubano concede a la mujer
trabajadora licencia retribuida por maternidad,
antes y después del parto, y opciones labo-
rales temporales compatibles con su función
materna.
Todo cubano tiene acceso a médicos, enfer-
meros, especialistas y medicinas. En la actua-
lidad, existen 22 Facultades de Ciencias
Médicas, distribuidas por todas las provincias
del país. Existen facultades que reciben solo a
estudiantes extranjeros como la Escuela Lati-
noamericana de Medicina en La Habana
(ELAM) y muchas otras en todo el país que
en la actualidad implementan un nuevo
modelo de educación bajo los convenios con
Venezuela en el marco de la ALBA, dando
oportunidad a estudiantes de bajos recursos
provenientes de Venezuela, Bolivia, Hondu-
ras y Ecuador alojados en residencias estu-
diantiles. La Salud Pública de la isla ha
ganado el reconocimiento de los organismos
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mundiales y regionales especializados. Cuba
brinda ayuda médica a otros países como
Bolivia, Honduras, Venezuela y muchos otros
Según información del gobierno, unos 50 000
cooperantes cubanos prestan servicios médi-
cos –de ellos 4000 son médicos, según la
prensa europea– en más de sesenta países. En
los últimos tiempos, destaca el envío en 2014
de varios cientos de médicos y enfermeros por
parte del Estado a África para ayudar a
combatir el brote de Ébola detectado en la
zona occidental del continente. Cuba posee
una de las más bajas tasas de mortalidad
infantil del mundo, con un índice de 5,3 por
cada mil nacidos vivos durante el año 2007.
La Universidad de La Habana, fundada en 1728.
Al alcanzar la independencia los sub-
siguientes gobiernos promovieron la educa-
ción en Cuba. Aunque este sector nunca gozó
de amplios recursos se debe reconocer que se
instauró un sistema de educación primaria
pública, gratuita y obligatoria. Debido a esto,
Cuba logró niveles de educación satisfactorios
al ser comparada con el resto de países de la
América Latina. Por ejemplo, en el año 1959
los niveles de analfabetismo oscilaban entre el
8,5%,l 23.Con el triunfo de la Revolución
Cubana se dio un impulso fundamental al
sector educacional. En 1961 se organizó una
campaña nacional de alfabetización. Esto hizo
que en la práctica se erradicara el analfa-
betismo en Cuba. De igual manera, la obliga-
toriedad de la educación se extendió al sexto
grado.
En la actualidad, la enseñanza en Cuba es
gratuita a todos los niveles desde los centros
escolares primarios, secundarios, politécnicos,
los bachilleres y las universidades. La Uni-
versidad de La Habana es un conjunto de
facultades especializadas que desarrolla el
último nivel educacional a los estudiantes que
hayan logrado obtenerla.
Es el centro de mayor importancia en la isla
y el más reconocido, posee eventos, y museos.
Existen además varios centros universitarios
de alto nivel y prestigio en cada una de las
provincias. Sus integrantes generalmente son
miembros de la Federación Estudiantil Uni-
versitaria. En mayo de 2008, Cuba figuró en
primer lugar entre los países de América
Latina y el Caribe en el informe sobre
Educación para Todos realizado por la
Unesco, ocupando el puesto 23 en la
clasificación global, liderada por Noruega.
Continuará.

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MI JUEVES SANTO PARTICULAR POR RAFAEL TORRES MUELAS
Rafael Torres Muelas
Me solicitan mis herma-
nos del “Amarrado” que es-
criba unas letras en su
revista digital de la herman-
dad que lleva el título de
“La Columna”. Con sumo
gusto me acerco a esta
publicación de índole anual
que sirve de canal de comu-
nicación entre hermandad y
hermanos.
Después de pensar du-
rante varios días, que tema
seleccionaría para intentar
acercarme a ella de forma
que pudiera resultar intere-
sante para el lector, me he
decantado por contar como
vive y siente mi corazón la
procesión de “Paz y Cari-
dad” en el único jueves que
aún continua brillando, y de
qué manera, el sol. Puesto
que resulta evidente que de
aquellos tres relucientes
jueves (Corpus Christi, y el
día de la Ascensión) en la
ciudad de Cuenca, sólo nos
queda Jueves Santo.
Aprovecho la oportuni-
dad que me ofrecen de
escribir en esta decana
revista digital, para señalar
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en ella que en la primera
procesión que este nazareno,
y de apellido de Cuenca,
participó fue en el desfile de
Paz y Caridad. En concreto,
acompañando a la Venera-
ble Hermandad de Jesús
Caído y La Verónica, allá
por los años ochenta. Justo
cuando empezaba a acercar-
me a esta hermosa e inigua-
lable pasión que dio como
fruto un flechazo hacia la
misma de por vida.
Recuerdo con la memo-
ria de cinco años, que me
llama altamente la atención
los numerosos e incontables
nazarenos que vistiendo tú-
nicas de diferentes colores
abigarrados, rebosaban por
los aledaños de la Parroquia
de la Virgen de la Luz,
momentos antes de la salida
de la procesión. Me daba
miedo cruzar el puente de
San Antón, y me agarraba
fuertemente a la mano de mi
padre, que como lazarillo
me llevaba a participar en
mi primer desfile nazareno.
Ahora, cada Jueves San-
to, que me voy acercando al
barrio de San Antón, vuelve
a mí de nuevo el recuerdo
imborrable de aquel primer
desfile. Mis primeras emo-
ciones, mis cinco sentidos
intentado captar todo lo que
llegaba a su alcance. La
Banda de Cornetas y Tam-
bores de la Guardia Civil
con sus gaitas y sus uni-
formes de gran gala que
hacían reflejar en el tricor-
nio en fieltro negro con
galardón dorado el intenso
sol del comienzo de la tarde,
dándole solemnidad a la
procesión. Perfectos toques
de tambores, que abrían de
par en par las entrañas del
alma para que entraran por
ellas escenas de una Proce-
sión de Paz y Caridad,
diferente y sin precedentes.
El talán triste y lastimero de
la campana que anuncia la
muerte con su clamor y
prosa abre el desfile de “Paz
y Caridad”. Surgía entonces
cruzando el río sobre aquel
puente de grande ojos el
“Cristillo”. A mí me llama-
ba la atención esta pequeña
imagen, porque me habían
contado que acompañaba a
los condenados a muerte el
día de su ejecución desde la
celda hasta el patíbulo y
desde éste hasta el lugar del
enterramiento. Al poco
tiempo, todo esto que se de-
cía de esta imagen lo co-
rrobora y cuenta el triste-
mente desaparecido Luis
Calvo Cortijo en el primer
video de la Semana Santa de
Cuenca, editado por la Caja
Rural.
Cuando lo tuve cerca me
imaginaba la escena y pen-
saba cómo sería el encuen-
tro del ajusticiado con la
mirada dulce del Cristillo.
Deduje que ésta sería recon-
fortante y esperanzadora.
Que cariño y afecto le tengo
a esta imagen, fue el primer
paso que llevé en hombros
junto a mi primo “Jesusito”
que al poco de sacarlo se lo
llevó al paraíso divino junto
a Él. Seguidamente desfi-

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laba el “Huerto de San
Antón”.
Me fijaba en su olivo
fresco y en la composición
de las figuras, pero no
llegaba a gustarme, (luego,
con el paso de los años,
sabría la respuesta). Me
gustaba más el que había
ido a ver con mi madre la
noche de antes, el que salía
de San Esteban, ese sí me
llamaba la atención. Su
enorme dimensión y ampli-
tud. El sonido de sus ho-
quillas y sobre todo la
fortaleza de esos súper-
hombres que lo portaban en
sus recios hombros. Tam-
bién me di cuenta que
apenas llevaba hermanos y
eso me entristeció mucho.
Le comentaba a mi madre
que a esa hermandad le
pasaba como a la nuestra de
la “Verónica” que apenas
salían hermanos.
Poco a poco iba con-
tando los pasos que iban
saliendo de la Iglesia de la
patrona de Cuenca. Sabía,
por mis primos, que nos
situábamos detrás de un
paso que solo llevaba una
cabeza y una corona con las
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manos cruzadas y un cordón
al cuello. El “Ecce Homo”
decían ellos, sin saber por
qué.
Como una escena de las
películas que se emitían por
la primera cadena de Tele-
visión Española, sobre la
vida y la muerte de Jesu-
cristo, en plena época de
Semana Santa, aparecía por
el pórtico de la iglesia
camino del puente, un Jesús
atado a una columna y de-
trás un fornido verdugo que
simulaba azotar brutalmente
al Señor. Concordar ese
“Paso”, con las escenas que
había visto en la película
días atrás, me consternaba y
producía inquietud interior.
Años más tarde, sigo
emocionándome y viendo
en la mirada del “Jesús
Amarrado de Cuenca”, una
dulzura acompañada de una
rica ternura que me expresa:
“Padre, perdónalos no saben
lo que hacen”.
Seguidamente iban los
hermanos de la “Caña” con
su túnica y capuz de color
granate. Su uniforme me
llamaba poderosamente la
atención, recuerdo que eran
muy pocos también en sus
filas, semejante a lo que nos
sucedía a todos los primeros
en desfilar a excepción de
las dos últimas hermandades
que llenaban considerable-
mente las filas de hermanos.
Recuerdo que llevaban tú-
nica de cola que arrastraban
por el suelo, no lo había
visto nunca, y también me
viene a la memoria un
hombre gordo con barbas
que con voz cuajada, de
registros graves, gritaba ¡La
Caña al hombro!
Con el tiempo lo conocí,
era José Luis Lucas Aledón,
todo un fenómeno social en
Cuenca. Quién me iba a
decir a mí, qué esta familia
de hermandad sería en un
futuro mi cofradía de la
tarde de Jueves Santo.
Era el turno del Ecce-
Homo de San Andrés. Tam-
bién vestían con capuz gra-
nate y cinturón de color
amarillo, colores estos dis-
tintos a los habituales en
nuestra Semana Santa, esta-
mos acostumbrados a ver en
los desfiles el predominio en
los hábitos del morado y
negro. Me fijaba mucho en
los soldados romanos que le
escoltaban a los lados muy
bien vestidos, me daba la
estampación el ver a una
Guardia Pretoriana. Por fin,
era nuestro turno. Todas las
hermandades que formaban
el desfile salían del interior
de la parroquia de la Virgen
de la Luz, a diferencia de la
“Verónica” que depositada
en un camión después de
haberla traslado desde la

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iglesia de los Padres Sale-
sianos, esperaba como si se
tratará de un paquete hasta
que le tocará desfilar. Triste
imagen aquella, que afortu-
nadamente después de mu-
cho luchar, se pudo conse-
guir que saliera del templo
dónde comienza el desfile.
Aún retumban en los
salones parroquiales de San
Fernando las voces de la
discusión acalorada que tu-
vimos Jesús Guijarro, Secre-
tario por aquel entonces de
la Hermandad, y un servidor
para que se votará en la
Junta General, salir desde
dentro de la iglesia. Consi-
guiéndolo por fin.
Una vez dentro del
desfile mis primos y yo,
comenzábamos la subida
por el puente de la Trinidad,
Palafox, en dirección a
la Plaza Mayor. El calor de
las primeras horas de la
tarde se dejaba sentir y de
qué manera. El árbol del
amor situado en la curva del
Conservatorio, recibía con
sus hojas en forma de cora-
zones y de color rosáceo a
las imágenes, que lenta-
mente pasaban rodeándolo.
Miraba hacia atrás y veía
desfilar a las dos últimas
hermandades que cerraban
el desfile del Amor Fra-
terno, llevaban muchos her-
manos, en particular la
hermandad de Jesús del
Puente, casi todos los ami-
gos que tenía, desfilan en
esa hermandad. El desfilar
de sus banceros era muy
lento con un ritmo caden-
cioso que simulaba que el
“Jesús” andaba cuesta arriba
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con la cruz sobre su
hombro.
La hermandad de la
Soledad del “Puente” cerra-
ba el cortejo procesional.
Siempre me ha gustado el
rostro de esta Virgen, por su
belleza, que combina sereni-
dad y dolor. Su mirada de
madre me es muy allegada
para mí. ¡Cómo si la viera
reflejada en alguien muy
importante para mí!
Era un espectáculo para
los sentidos fisiológicos,
percibir, sentir y contemplar
como ascendían las imáge-
nes. Como marcaban y se-
ñalaban con su lento andar,
las escenas de la Pasión del
Señor, relatadas en el evan-
gelio de San Juan. Alzad la
mirada y disfrutar. Se cola-
ba en nuestra hermandad el
artístico y bello sonido de la
marcha procesional de
“Mater Mea” del compo-
sitor Ricardo Dorado, proce-
dente de la Banda de
Música que llevaba detrás
del paso la Hermandad de
Jesús del Puente. Era una
complacencia y gozo para
los oídos.
Al llegar a la Puerta de
San Juan, sentimos desde
dentro de la “Verónica”, un
aire fresco que viene de la
sierra de Cuenca, que aplaca
la tarde calurosa que vivi-
mos. Paso a paso, llegamos
a la Plaza Mayor. Las imá-
genes se van colocando al
fondo de está, enfrente de la
Catedral simulando un ver-
dadero museo de esculturas
estéticas y primorosas de
nuestra Semana Santa. Toca
merendar en familia, el
bocadillo y la “mirinda” de
naranja. Reponer fuerzas
porque, según cuentan los
mayores, queda mucho
recorrido y se necesitan
fuerzas. Un largo descanso,
pues se estaban celebrando
los Santos Oficios del
Jueves Santo, con la misa
vespertina, que hace que
muchos lo aprovechen para
beber más de la cuenta
(malos años para la Semana
Santa, aquellos ochenta).Por
composturas inadecuadas,
casi nos quedamos sin ella.
¡Qué mal recuerdo!, me
pongo muy tenso cuando lo
recuerdo. Afortunadamente
aquellas conductas ya son
historia negra.
De nuevo el toque sin-
crónico de llamada de la
Banda de Cornetas y Tam-
bores de la Guardia Civil,
indicando que la Procesión
comienza a bajar en busca
de la parte nueva de la
ciudad. Cada Hermandad
iba ocupando su sitio en el
desfile. Me acopló en la fila
con mis hermanos de la
Verónica, y comenzamos a
descender. Los cereros nos
encienden las tulipas.
¿Cuántas habré roto desde
entonces? Confieso que una
por día. A la altura del
Oratorio San Felipe Neri,
escuchó el primer Miserere
en directo de mi vida, a
cargo del Coro del Conser-
vatorio dirigido por D.
Fortunato Martínez. Esto
produce un impacto maravi-
lloso en mí, que me da la
respuesta al porqué me
encontraba ahí, desfilando
en ese momento y por

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siempre jamás cada Semana
Santa. Pasar los pasos por
las estrechas calles de
Solera y Peso, es todo un
alarde de fuerza y equilibrio
para los banceros, que ya
empiezan a notar que las
fuerzas fallan.
La noche empezaba a
entrar en el desfile y se
produce un rio de tulipas
encendidas que descienden
en busca del templo de
salida. Muchas horas de
desfile llevan ya mis
rendidas y tiernas piernas
El fugaz resplandor de
las luces que ilumina las
imágenes van proyectando
las sombras alargadas de
éstas, como si fueran lienzos
sagrados que flotan en las
paredes, con la oscuridad de
la noche cargada por com-
pleto en el desfile.
A la altura del jardinillo
de El Salvador, puedo
observar con detalle el
espectáculo de luces y
sombras que realizan las
imágenes al salir de la curva
de la calle del Peso. Las
largas horas de procesión
hacen mella en mí. Pero
tengo que llegar a San
Antón, -cómo sea- es un
reto. Me habían dicho los
mayores en la Junta General
que el buen nazareno sale de
la iglesia con la imagen y
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regresa con ella. No vale
quitarse. El caminar por la
puerta de Valencia se hace
lento, demasiado. Dicen que
la Virgen se ha quedado en
la calle del Peso, esto sigue
siendo igual que ahora.
Toca unificar la procesión,
se produce una parada en la
antiguo estacionamiento de
los Taxis.
Recuerdo que este hecho
lo aprovecharon muchos
nazarenos para hacer el
“éxodo”.
Con una procesión muy
mermada de nazarenos aco-
metimos la interminable
calle de Carretería. Aparece
en mí por momentos el
agotamiento y el decai-
miento con unas ganas locas
de abandonar mi sitio en la
procesión. Pero hay una
voz, dentro de mí que me
dice: ¡adelante, hay que
continuar!
Veo por la filas a mi
familia, que viene a reco-
germe. Me indican que me
quite y yo les digo que no.
Que me esperen en San
Antón, en la puerta de la
iglesia, que tengo que llegar.
El final ya es una
realidad y no imaginario.
Los banceros de “La Veró-
nica” lo saben. Por la calle
de Calderón de la Barca, el
ritmo en su andar se acelera,
los golpes en el suelo con
las horquillas de hierro son
bestiales, contagiados por
los banceros de delante que
han acelerado su ritmo en el
caminar. Me fijo y apenas
quedamos hermanos, no
exagero si digo qué no
vamos más de cuatro a cada
lado, y esto sucede en
todas las hermandades pri-
meras.
Vuelvo la vista para
atrás y me sorprende
observar que hemos perdido
a los dos Hermandades que
van detrás nuestra. Se ha
cortado la procesión. Hay
turistas y gente que no
saben que aún faltan dos
hermandades por llegar y
toman la calle. Por fin,
llegamos a San Antón,
entrada ya la media noche.
De nuevo el camión para
llevarse en su remolque la
carga de la Verónica hacia
la Iglesia de los Padres Sa-
lesianos. Regreso sin fuer-
zas a casa y al llegar a la
altura de la antigua fuente
de colores, hoy en día Plaza
del Nazareno, me encuentro
con las Hermandades del
“Jesús del Puente” y de la
Virgen de la Soledad, que
fieles a su caminar pausado
en el desfile, no dejan de
hacerlo hasta el final del
mismo, dónde les volverá a
recoger el Júcar. Camino de
casa agotado siento como
los tambores y clarines
comienzan ya a rugir, por-
que en unas horas comienza
el Amanecer Santo de
Cuenca.

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La cocina de la abuela Nieves
Gastronomía de la Edad Media III
Existen algunos muy deta-
llados en Alemania que infor-
man acerca de la ración diaria
consumida por algunos gru-
pos. Un documento del siglo
xiv indica que en Berlín,
Estrasburgo y Fráncfort del
Óder llegaban a consumirse
entre 500 g y 1 kg de carne
por día.
Pescados.Pesca de lam-
prea en una corriente, siglo
xv. Menos prestigioso que la
carne, el pescado ingería co-
mo alimento alternativo en los
días de ayuno religioso, tales
como la Cuaresma. De todas
formas, su consumo solo era
importante en las poblaciones
costeras. El arenque y el
bacalao eran habituales en las
costas del océano Atlántico y
del mar Báltico. El arenque
QUE LOS LIBROS EDITADOS POR ENTREHOCES
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tuvo gran importancia econó-
mica —que en parte aún con-
serva— en los pueblos del
norte de Europa y fue una de
las principales mercancías de
la liga hanseática. El arenque
ahumado elaborado en los
países costeros del mar del
Norte tenía un amplio mer-
cado que llegaba hasta las
fronteras lejanas de Constan-
tinopla. Si bien se consumía
pescado fresco, la mayor parte
era tratada para preservarla,
mediante las salazones (de las
que un ejemplo actual es el
bacalao), los ahumados, etc.
Las poblaciones del mar
Mediterráneo consumían una
amplia gama de moluscos
(ostras, mejillones, vieiras,
etc.), algunos de los cuales
procedían de ríos, como el
cangrejo. Comparado con la
carne, el pescado era mucho
más caro para las poblaciones
del interior, especialmente en
la Europa Central, lo que lo
vedaba como opción para la
mayoría. Hay que pensar que
los métodos de conservación
necesarios para transportarlo
en grandes cantidades eran
muy rudimentarios y se
centraban mediante el empleo
de especias aromáticas -más
en evitar olores que en
preservar realmente el pes-
cado.
LES RECORDAMOS A NUESTROS LECTORES
SE PUEDEN ADQUIRIR EN LIBRERIÍAS O
LLAMANDO A NUESTROS TELÉFONOS
Las luciopercas, las carpas,
las percas, las lam-preas y las
truchas eran los pescados de
agua dulce más comunes de
ver en los platos. Los días de
fasto también podían ingerirse
mamíferos marinos, tales
como las ballenas y las
marsopas. El castor era
considerado pescado debido a
que pasaba gran parte del día
en el agua.
Hierbas y especias Reco-
lectando pimienta. Ilustra-
ción procedente de una
edición francesa de Los
viajes de Marco Polo.
Las especias estaban entre
los productos de mayor lujo
disponibles. De todas ellas,
las más comunes eran la
pimienta negra, la canela (en
su variante más asequible la
cassia), el comino, el jengibre
y los clavos, algunos de ellos
importados desde plantacio-
nes de Asia y África, y eran
extremadamente caras.
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EN LA SERRANIA CONQUENSE
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