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Escuela de:

Psicología

ASIGNATURA:

Historia de la psicología

TEMA:

Trabajo final sobre aportes de Gustav T, Franz Brenato, Herman Ebbinglaus


Participante:

Mary Esther Fernández 15-3494

Facilitador:

Esperanza Minervino
Introducción

El presente trabajo da a demostrar los diferentes aportes de los Autores Gustav T.,
Franz Brenato & Herman Ebbinglaus donde cada uno de ellos aporta sobre la
historia de la psicología. Aportes que ayudan en la evolución de la psicología.

La Psicología es el estudio científico de la conducta y la experiencia, de cómo los


seres humanos y los animales sienten, piensan, aprenden y conocen para adaptarse
al medio que les rodea. La psicología moderna se ha dedicado a recoger hechos sobre
la conducta y la experiencia, y a organizarlos sistemáticamente, elaborando teorías
para su comprensión. Estas teorías ayudan a conocer y explicar el comportamiento de
los seres humanos y en alguna ocasión incluso a predecir sus acciones futuras,
pudiendo intervenir sobre ellas.
GUSTAV THEODOR FECHNER

(1801-Leipzig, 1887) Filósofo alemán. Médico de formación, fue profesor de


física (1834-1840) y de filosofía (desde 1846) en Leipzig. Concebía a Dios en el
mundo como el alma en el cuerpo y que las almas individuales son partes del
alma divina; también defendía la correlación entre lo físico y lo psíquico (ley de
Weber-Fechner, según la cual la intensidad de la sensación es igual a la
intensidad del logaritmo del estímulo). Sus principales obras son Zend-Avesta o
sobre las cosas del cielo y del más allá (1851) y Elementos de
psicofísica (1860).

Gustav Theodor Fechner

Hijo de un pastor protestante, se trasladó en 1817 a Leipzig para estudiar


medicina; allí permaneció ya toda su vida. Una vez doctorado en tal materia, se
dedicó, a pesar de las dificultades económicas, a los estudios de física, y en
1834 llegó a profesor titular de esta disciplina en la Universidad de Leipzig. Sin
embargo, sólo ocupó la cátedra durante seis años, debido a que una grave
dolencia nerviosa, que le atacó sobre todo a los ojos debido a los esfuerzos
realizados en el estudio de los fenómenos luminosos, le llevó al borde de la
ceguera y le obligó a solicitar el retiro en 1840.

Tres años después sanó inesperadamente, y en 1846 volvía a la enseñanza,


aunque como profesor de filosofía: los temas filosóficos, secundarios o
marginales en la primera etapa de su actividad, le absorbieron por completo
durante los años de la dolencia, con lo cual empezó para Fechner la fase de la
especulación filosófico-metafísica. Su concepción panteísta y panpsiquista le
indujo a admitir la existencia de alma incluso en los organismos inferiores, a
considerar animada toda la tierra, como lo es el cuerpo del hombre, y, al mismo
tiempo, a negar el criterio monadista de las almas separadas; juzgaba todas las
formas individuales como grados relativos de animación en el ámbito del
espíritu superior y omnicomprensivo que es Dios.

Ello suponía una concepción poético-filosófica destinada a combatir el


materialismo, pero conciliando las exigencias de las ciencias de la naturaleza
con las de una metafísica espiritualista. Sin embargo, lo que mayor celebridad
confirió a Fechner fue la creación, posteriormente, de la psicología
experimental (psicofísica): mediante el estudio de los vínculos existentes entre
las series de procesos físicos y psíquicos, llegó a establecer una relación
matemática entre la sensación y el estímulo, la ley de Fechner-Weber, por él
denominada de Weber en honor del fisiólogo que había sido su maestro.

Estudió asimismo, siempre como psicólogo, los hechos estéticos, con un


criterio sensualista y hedonista. Fue amigo de Lotze, quien, más joven que él,
buscaba por otros caminos la conciliación entre mecanismo e idealismo. Lleno
de curiosidad por todos los aspectos de la experiencia (al final se ocupó incluso
del espiritismo y de la metapsíquica), Fechner fue una figura ejemplar de
maestro, noble, activo y sediento de verdad.

Obras de Gustav Theodor Fechner


Su temprana obra El librito de la vida después de la muerte (1836), animada
por un soplo poético y religioso, sigue siendo una destacada expresión del
misticismo alemán, tal y como se fue formulando después del Romanticismo.
En ella Fechner examina el destino del alma humana, en sus pasos sucesivos
a los grados superiores de la existencia. La muerte, liberando al hombre de su
cuerpo, al igual que su nacimiento le había liberado de las tinieblas del vientre
materno, eleva al individuo hacia unas formas más altas de vida, en las que,
puro espíritu entre espíritus puros, podrá, sin por ello pasar a otro mundo,
compenetrarse con las cosas bellas terrenales, de las que su cuerpo le tenía
alejado, al igual que le impedía una comunión verdaderamente íntima con los
espíritus a los que quería. El autor adopta la idea cristiana de la vida como una
prueba; las acciones buenas y malvadas del hombre seguirán actuando más
allá de la vida terrenal, según un principio paralelo al físico, por el que no se
pierde ninguna forma de energía. El alma humana es como el campo de una
lucha entre espíritus buenos y malos, favorecidos, unos u otros, por la buena o
la mala voluntad del hombre.

De acuerdo con su teoría de un animismo general de la naturaleza, que


expondrá ampliamente en el Zend-Avesta y en las obras sucesivas, Fechner
estudia en Nanna (1848) la vida de las plantas, refutando la opinión común que
les niega un alma y rechazando las tentativas científicas de interpretar sus
funciones desde un punto de vista quimicofísico. La intuición espontánea, que
se refleja en una larga tradición legendaria y mítica, parece inspirar la hipótesis
de una animación del reino vegetal. La observación de las reacciones ante el
mundo externo y de la vida interior de los vegetales, según Fechner, lo
confirma.

Naturalmente el alma de las plantas es de naturaleza distinta de la de los


animales, pero no puede considerarse inferior en grado; representa más bien (y
en ello Fechner anticipa las observaciones de Bergson) otra dirección de
desarrollo. Su individualidad está menos desarrollada; es más profunda su
adherencia a la vida del ambiente donde está radicada y del que no se mueve.
Por ello carece de memoria e inteligencia, incluso en grado ínfimo; está más
bien hincada en el curso de la vida, toda ella presa de la sensibilidad:
sensación y reacción estrechamente fundidas y conjuntas. Es posible que,
precisamente por ello, disfrute de una sensibilidad más intensa y difusa, en la
que todavía no se anuncia la diferenciación de los sentidos singulares. De ello
parece derivar esa impresión de integridad, de pureza vital que da la planta.
En Zend-Avesta, obra publicada en Leipzig en 1851 y que se parece al texto de
Zoroastro por cierta afinidad de concepción, Gustav Fechner expone su
concepción poético-filosófica del mundo, una metafísica fundamentada con
bases empiricocientíficas, afín por sus directrices a la de Lotze, y más tarde a
la de Wilhelm Wundt. Fechner sabe que tal metafísica es una simple hipótesis,
pero una hipótesis racional fundada sobre bases científicas, y la formula de
acuerdo con las exigencias ideales del espíritu.
Para Fechner el universo, tal como aparece a nuestra concepción objetiva y
como la ciencia objetiva y abstractamente determina en sus leyes, no es más
que una apariencia de la realidad. Lo íntimo de esta realidad ha de buscarse
más bien (y aquí está claro el influjo de Schopenhauer) a través de la analogía
con nosotros mismos; a la objetividad material corresponde una objetividad
espiritual, y al cuerpo, el alma. Todos los seres están animados en diverso
grado, y tal animación se revela en la armonía de su estructura: desde los
cristales minerales a las plantas y desde los animales al hombre, en grados y
formas distintos. Animados están también la Tierra y los astros, y las almas
individuales reposan en la unidad de un alma suprema que funda y gobierna,
en su íntimo sentido teleológico, todas las leyes naturales.

El mundo y Dios se identifican para Fechner, aunque no en el sentido de un


monismo panteísta, pues el alma suprema deja subsistir (y halla incluso en ella
su complemento necesario) la individualidad de las almas, y la unidad que en
ellas se realiza es la unidad en un plano más elevado en que sólo ella vive. La
conciencia del valor de la individualidad es tan viva en Fechner que admite la
inmortalidad de las almas. El nacimiento es el paso de un germen de vida a su
florecimiento, la muerte es el desenvolvimiento del mismo germen en forma
más elevada, libre de los limites de la corporeidad primitiva en una
espiritualidad y corporeidad nuevas. La inmortalidad, por tanto, no consiste en
un más allá, sino que está en el propio mundo, en un plano que nuestra
sensibilidad no alcanza, pero no por eso deja de ser real y de estar inserto en
la armonía viviente del universo.

Este proceso y desenvolvimiento de las almas está de acuerdo con el


progresar del universo, con el hecho de una perfección divina cada vez mayor,
a la que colaboran nuestra vida y nuestra actividad. En esta obra, como en los
demás escritos filosóficos de Fechner, la seriedad científica y el sentido crítico
de la posición de los problemas y de los limites de sus soluciones se funden en
una conmovida fantasía poética, en una curiosa armonía que da a su visión del
mundo una estructura muy semejante a la de los filósofos renacentistas, pero
sentida con un tono de nostalgia romántica frente a la rigidez que, en la
segunda mitad del siglo XIX, tomó la concepción mecánica y positivista de la
vida.
FRANZ BRENATO

Marienberg, actual Alemania, 1838 - Zurich, 1917) Filósofo alemán. Se ordenó


sacerdote católico en 1864, estado que abandonó diez años más tarde, en
1873. Investigó las cuestiones metafísicas mediante un análisis lógico-
lingüístico, con lo que se distinguió tanto de los empiristas ingleses como del
kantismo académico. Sus estudios en el campo de la psicología introdujeron el
concepto de «intencionalidad», que tendría una influencia directa en Husserl,
según el cual los fenómenos de la conciencia se distinguen por tener un
contenido, es decir, por «referirse» a algún objeto. Definió a su vez la
«existencia intencional», que corresponde, por ejemplo, a los colores o los
sonidos. Entre sus obras cabe destacar De la múltiple significación del ser
según Aristóteles (1862), El origen del conocimiento moral (1889) y Aristóteles
y su cosmovisión(1911).

Franz Brentano

Miembro de una familia de literatos e intelectuales, Franz Brentano se


encaminó bien pronto por el camino de los estudios, con una acentuada
predilección por la filosofía. Sinceramente católico, vistió en 1864 el hábito
talar; mientras tanto, había estudiado filosofía en Berlín y en Munich. Su ideal
ético-religioso fue el de un catolicismo liberal, ideal que después de la
definición del dogma de la infalibilidad del papa (1870) y de la rígida posición
adoptada por la Iglesia le llevó a una crisis de conciencia que culminaría (en
1873) con el abandono del hábito sacerdotal.

Paralelamente, sus estudios filosóficos derivaron hacia el aristotelismo: pero a


un aristotelismo moderno, francamente empírico en su planteamiento y en sus
métodos. Dedicó a la filosofía aristotélica numerosos trabajos, entre los cuales
cabe citar De la múltiple significación del ser según Aristóteles (1862) y La
doctrina aristotélica en el origen del espíritu humano (1911). En 1866 inicia,
como profesor auxiliar, su carrera de profesorado universitario; en 1873 es
nombrado para la Universidad de Würzburgo, donde su posición llega a
hacerse difícil; llamado en 1874 a Viena, comienza allí el período más fecundo
y feliz de su enseñanza. La novedad del planteamiento de los problemas
psicológicos y éticos le dio mucha fama y le permitió fundar una escuela en la
que se distinguieron especialmente Kraus y Husserl.

De 1874 es la edición de su obra maestra: Psicología desde el punto de vista


empírico, cuyo núcleo teorético sería expuesto años más tarde (1911) por el
propio autor en la Clasificación de los fenómenos psíquicos. Aceptando el
punto de vista aristotélico, conocido a fondo por el autor, la obra clasifica los
fenómenos psíquicos según la diferente manera como se refieren al objeto.
Brentano acepta la división en tres clases: representaciones, juicios y
relaciones afectivas (interés, amor). Se preocupa de defender esta distinción
particularmente contra todos los que no quieren ver entre representación y
juicio ninguna diferencia real. La representación quiere decir simplemente estar
presente en la conciencia; el juicio, tener por verdadero o por falso el objeto de
la representación.

La muy difundida opinión de que el juicio consiste en reunir o en separar en el


campo de nuestras representaciones, esto es, que el juicio sea un pensar que
pone en relación dos objetos, es criticada por el autor, mostrando que la
reunión de sujeto y predicado no es requisito necesario al juicio. Esto lo prueba
reduciendo los enunciados categóricos a proposiciones existenciales. Así,
pues, la proposición categórica "todos los hombres son mortales" tiene el
mismo sentido que la proposición existencial "no existe ningún hombre
inmortal". Aun insistiendo en la necesaria unidad de todos nuestros fenómenos
psíquicos, asigna a la representación el primer puesto, el segundo al juicio y el
tercero al sentimiento-voluntad, oponiéndose conscientemente a la tendencia
voluntarista de la psicología moderna.

n el apéndice a la traducción italiana de este libro, tomando de nuevo un motivo


desarrollado ya en la Psicología desde el punto de vista empírico (1874), define
la característica de toda actividad psíquica como la referencia a algo como
objeto. "Pero no es necesario que exista el objeto de mi pensamiento, sino que,
en el caso de una negación, se excluye expresamente el que exista; el único
término necesario de la relación psíquica es el pensador". De aquí sale clara la
posición fundamental neokantiana de Brentano (a pesar de que se mantenga
opuesto a corrientes todavía más próximas a Kant): espera poder hallar, en una
descripción de los fenómenos psíquicos concebidos como pura descripción de
la actividad del sujeto, la certeza absoluta sobre la cual fundar la objetividad del
saber. Por eso se llama "psicologismo" a aquella corriente que tuvo su punto de
partida en el pensamiento de Brentano.

Pese a la fecundidad y relativa tranquilidad de sus primeros años en Viena, las


disputas político-religiosas de Brentano con la opinión y las autoridades y las
polémicas filosóficas con los estudiantes y ex alumnos acabaron amargando su
enseñanza; así, en 1880 abandonó la cátedra y prosiguió su actividad de
profesor libre hasta 1895, año en que se ausentó para siempre de Austria
diciéndole adiós en un célebre trabajo: Mis últimos votos para Austria (1895).
Desde entonces vivió casi siempre en Florencia, donde había encontrado
estimación y afecto en el grupo que se reunía en torno a Papini, Vallati y
Calderoni en la revista Leonardo.

HERMAN EBBINGLAUS
Barmen, 1850 - Halle, 1909) Psicólogo alemán que fue el primero en estudiar
científicamente la memoria. Estudió en la Universidad de Bonn, donde obtuvo
su doctorado en 1873. Contribuyó de manera notable al convencimiento de que
los métodos de análisis cuantitativos eran aplicables a los procesos mentales
superiores.

Hermann Ebbinghaus

Realizó una gran cantidad de experimentos muy fiables para las fechas en las
que eran desarrollados. Con estos experimentos intentó formular leyes
fundamentales de la memoria humana. Realizó una prueba, con el fin de
explorar la memoria, conocida como el "test de lagunas", basada en la
repetición de frases en las que se habían omitido voluntariamente algunas
palabras. Con este trabajo no sólo esperaba que se pudiera trabajar en la
comprensión de la naturaleza del aprendizaje y el olvido, sino que tuviera un
valor práctico en el terreno educativo.

Estos trabajos, recientemente, se han visto sometidos a fuertes críticas que se


basan en que su interés era más bien el de la adquisición de hábitos de
repetición verbal en lugar del estudio de la memoria tal y como opera en
situaciones de la vida diaria. Entre sus obra pueden destacarse The
Intelligence of School Children (1897), Memory (1913), Textbook of
Experimental Psychology, vol. 1 (1902), vol. 2 (1908).

El alemán Hermann Ebbinghaus comenzó sus estudios sobre la


memoria investigando su propia capacidad memorística.

Basándose en las ideas de Locke y Hume, (que sugerían que recordar algo
implica una asociación entre ideas por los rasgos que comparten) decidió
poner a prueba tal efecto sobre la memoria.

Por tanto, creó 2.300 sílabas carentes de significado (para evitar, así, el
efecto de asociación que hemos comentado), las agrupó en listas y registraba
cuántas recordaba. El procedimiento era sencillo: leía una de las listas
deteniéndose durante una fracción de segundo en cada sílaba, realizaba una
pausa de 15 segundos y procedía con la siguiente lista hasta que podía recitar
una serie rápidamente y sin errores. Asimismo, fue variando la longitud de las
listas, los intervalos de aprendizaje, etc.

Las conclusiones que extrajo fueron las siguientes:

 El material con sentido (como un texto breve o un poema) es


recordado durante un tiempo diez veces mayor que el carente de
significado.
 Hace falta menos tiempo para reproducir la información que se
ha estudiado con empeño.

 Las primeras y las últimas repeticiones eran las más eficaces para
memorizar las listas (los llamados efectos de primacía y re cencia).

 Se tarda más en olvidar la información que hemos pasado un mayor


tiempo memorizando.

 Reproducimos de una forma más fiel la información


justamente después del aprendizaje.

 Olvidamos muy rápidamente durante la primera hora tras el


aprendizaje y se va suavizando la curva de olvido según va pasando el
tiempo. Así pues, pasadas nueve horas tras el aprendizaje habremos
olvidado aproximadamente un 60% de la información hasta que,
finalmente tras 24 horas, alcanzaremos dos tercios de “olvido”. Sin
embargo, también tenemos que tener en cuenta que estos datos (que
estudiamos y ahora hemos olvidado) los vamos a poder re aprender
muchísimo más rápido y con mayor facilidad si en un futuro nos
vuelven a hacer falta.
BIBLIOGRAFIA

Historia de la psicologia / Thomas H.

Historia de la psicología / David Hothersall.

Historia de la psicología / Elena Quiñones


CONCLUSIONES

Como puede darse cuenta el lector, hoy en día, la psicología Contemporánea es una disciplina
independiente de la Filosofía. Y así mismo tiene su propio objeto de estudio que la conducta y
los procesos mentales de los seres humanos.

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