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Como rezar el Santo Rosario

Adoración al Santísimo
COMO REZAR EL SANTO ROSARIO
1. CREDO DE LOS APOSTOLES:
Creo en Dios Padre todo poderoso Creador del cielo y de la
tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que
fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de
Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los
infiernos; al tercer día resucito entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre
todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la
comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

2. ACTO DE CONTRICCION
¡Señor mío Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador
Padre y Redentor mío; por ser voz quien sois y por qué os
amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
haberte ofendido y no haberte amado propongo firmemente
no volver a pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta Te ofrezco mi vida, obras y trabajos en
satisfacción de mis pecados. Así como os lo suplico, así
espero y confió que en vuestra bondad y misericordia infinita
me los perdonareis y me daréis la gracia para enmendarme y
para perseverar en vuestro santo servicio hasta que el fin de
mis días. . Amén.
3. OFRECIMIENTO DEL ROSARIO
Ofrécenos este Rosario en honor y gloria a la Santísima
Trinidad.
En agradecimiento por los beneficios recibidos.
Por las benditas almas del purgatorio.
Por el Papa y por nuestro Obispo, por la santa madre iglesia
Católica; por los sacerdotes en especial por ……………(el
sacerdote por el cual hemos decidido orar)
Por las religiosas y religiosos, seminaristas y laicos
consagrados.
En expiación y reparación por todos nuestros pecados y los
del mundo entero.
Por la conversión de los pecadores y por nuestro celo
apostólico
Por los agonizantes, encarcelados y enfermos.
Para pedir las virtudes de la humildad, pureza, obediencia,
fidelidad, oración y caridad.
Por todos los directores y futuros directores de nuestra
comunidad y de todas las comunidades Católicas del mundo
entero.
Por la paz del mundo y en especial la de nuestro País ………..
Por la perseverancia de todos los que han sido
evangelizados, para que el Señor infunda Celo Apostólico y
suscite vocaciones santas.
Por todos los servidores públicos y gobernantes.
Por todos los que se dedican al negocio del narcotráfico,
robo, pornografía, prostitución, brujería, y el aborto; para que
Dios ilumine sus conciencias y se arrepientan.
Por todos los que están en pandillas, consumen drogas,
licor, cigarrillo, ven pornografía, van a prostíbulos, compran
cosas robadas, abortaron, o van a abortar; para que Dios les
des contrición de corazón y se arrepientan.
Por todas las personas que he llevado a pecar y por todas
aquellas con las que he pecado, para que el Señor infunda
en nosotros, un auténtico arrepentimiento y una verdadera
conversión.
En especial pido por todos mis enemigos aquellos que me
odian y me han hecho o quieren hacerme daño, para que se
conviertan y para que Dios me dé la gracia de perdonarlos y
amarlos.
5. INVOCACION AL ESPIRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del
Inmaculado Corazón de María, tu amadísima Esposa. (3 veces).

SE INICIAN LOS MISTERIOS

Misterios Gozosos (Lunes y Sábados Pág.6)


Misterios Luminosos (Jueves Pág. 9)
Misterios Dolorosos (Martes y Viernes Pág. 11)
Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingos Pág.14)

1 Padre Nuestro 10 Avemarías 1 Gloria


1 PADRENUESTRO: Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación y líbranos del mal. Amén.

10 AVEMARÍAS: Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor


es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

1 GLORIA:
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
6. JACULATORIAS
María es Madre de gracia y Madre de misericordia
R/ En la vida y en la muerte, ampáranos Madre Nuestra
Sea amado y adorado en todo momento
R. Jesús en el Santísimo Sacramento.
¡Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego
del infierno, lleva al cielo a todas las almas y especialmente
a las más necesitadas de tu misericordia.
El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos noche
y día a la Reina Celestial.
Ven divina voluntad, ven a reinar en nuestro Corazones y en
los del mundo entero.

7. ORACION POR EL PAPA Y LAS


BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria por las
intenciones del Santo Padre, para ganar las indulgencias de
este Santo Rosario.

Padrenuestro, Avemaría, y Gloria.


Ánimas del purgatorio ¿Quién las pudiera aliviar?
R. Que Dios las saque de penas y las lleve a descansar.
Padrenuestro, Avemaria

Concédeles Señor, el descanso eterno


R/ y brille para ellas la luz perpetua.
Descansen en Paz,
R/ Amén.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia
de Dios, descansen en paz.
R/ Amén.
8. LA SALVE
Dios te salve, Reina y Madre, Madre de misericordia, vida, dulzura
y esperanza nuestra. Dios te salve a ti clamamos los desterrados
hijos de Eva; a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas.
¡Ea, pues, Señora abogada nuestra! Vuelve a nosotros esos tus
ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh
dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor
Jesucristo. Amén.

9. ORACION A SAN JOSE


San José, que tu poder se extienda sobre todas nuestras
necesidades, tu puedes hacer posible lo que parece imposible.
Protege con paternal amor todas nuestras familias e intereses.
San José, Padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo y verdadero
esposo de la Santísima Virgen María, ruega por nosotros y por los
agonizantes de este dia. Amén.

San José varón prudente y justo intercede por nosotros ante el


santo de los Santos, la Trinidad Santísima. Amén.

10. ORACION A SAN MIGUEL ARCANGEL


San Miguel Arcángel defiéndenos en la pelea. Se nuestro amparo
contra la maldad y las asechanzas del demonio. ¡Reprímele Oh
Dios como rendidamente te lo suplicamos!
Y tú, Príncipe de las Milicias Celestiales armado del Poder Divino,
Precipita al infierno a Satanás y todos los espíritus malignos
que para la perdición de las almas, vagan por el mundo. Amén.

San Miguel Arcángel, con tu luz ilumínanos, San Miguel con tus
alas protégenos, San Miguel arcángel con tu espada
defiéndenos. Amén.
11. ORACION AL ANGEL DE LA GUARDA
Santo Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en el
cielo en paz y alegría, junto con todos los santos, con Jesús,
José y María a quienes doy el corazón y el alma mía, Amén.
12. ORACION FINAL
Contigo voy virgen pura y en tu poder voy confiado pues yendo
en ti amparado mi alma volverá segura.
Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes; ven con
migo a todas partes y solo nunca me dejes y ya que me amas
tanto como verdadera madre haz que me bendiga el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

MISTERIOS GOZOSOS (LUNES Y SÁBADOS)


1.- La Encarnación
Tema para la reflexión:
Vocación y Disponibilidad ante Dios.
Meditemos El “sí” de María.

Aquella jovencita de Nazaret no podía imaginarse que Dios la


había elegido como Madre del Salvador. Por eso se sorprende
del anuncio del ángel, que viene a decirle cuál es su vocación,
lo que Dios espera de ella. Y María dice SI, un sí que va a
cambiar la historia, porque en ese momento el Hijo de Dios se
encarna en sus entrañas purísimas y empieza la redención.
Oración:
Enséñanos Madre Nuestra, a decir siempre que sí a Dios.
Amen

2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima


Santa Isabel
Tema para la reflexión:
La Fe y humildad.
Agradecimiento a Dios que se ha fijado en nosotros.
Meditemos María siempre está dispuesta a servir.
Cuando María se entera de que su prima Isabel la necesita,
(porque es ya mayor y está esperando un hijo), no lo duda un
momento, se pone en camino para prestarle su ayuda. No
repara en que está lejos, en que tiene que cruzar los montes,
porque las dificultades quedan allanadas por el amor. Y acude
donde sabe que la necesitan.
Oración:
Señora y Madre mía, que aprenda de ti a estar siempre
disponible para servir a los demás. Amén.
3.- El nacimiento del Hijo de Dios en Belén
Tema para la reflexión.
Lección de amor y de entrega.
Te adoro con devoción, Dios escondido.
Meditemos cuando María da a luz al Salvador.

Los hombres le cierran las puertas al Hijo de Dios, que va a


nacer en un portal, en pobreza extrema. María no se queja,
sabe que lleva en sus entrañas la salvación del mundo, y
acepta con gozo, humildemente, la voluntad de Dios. Y en una
noche fría se deja calentar por el cariño de José y el calor de
unos animales.
Oración:
Madre del Salvador, dile al Señor de mi parte que también
quiero que nazca en mi pobre corazón. Amén.

4. La purificación de Nuestra Señora


Tema para la reflexión:
Vivir la pureza en cuerpo y alma
"Os ruego que ofrezcáis vuestros cuerpos como hostia viva y
agradable a Dios".
Meditemos en la pureza de Maria.
María es Inmaculada, no hay en ella mancha alguna de
pecado, porque Dios ha querido llenarla de todas las gracias.
Ella, que es Virgen y Madre, se acerca al templo para su
purificación: no le importa someterse a las leyes de los
hombres que no tenían vigencia para ella. Y en su humildad
quiere mostrarnos el valor de la pureza.

Oración:
Madre purísima, enséñanos a vivir teniéndote a ti como
modelo, dejando de lado las insinuaciones vacías del mundo.
Amén.

5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo


Tema para la reflexión:
Cumplir la voluntad de Dios.
Hágase, cúmplase, sea por siempre bendita y alabada la
santa y agradabilísima voluntad de Dios. Amén
Meditemos como María acepta los planes de Dios.

¡Qué desasosiego el de María y José que no encuentran al


niño Dios! Ellos, como nosotros en algunas ocasiones,
perdemos de vista a Dios: ellos sin culpa por su parte, y sin
embargo nosotros lo perdemos porque nos buscamos a
nosotros mismos y vamos a lo nuestro.

Oración:
Que aprendamos de ti, María a buscar sin descanso al
Señor, y aceptar sus planes, sabiendo dejar de lado los
nuestros.

MISTERIOS LUMINOSOS (JUEVES)


1. El Bautismo del Señor
Tema para la reflexión:
La filiación divina.
Somos hijos de Dios en Cristo por el bautismo.

Meditemos: El Señor se deja bautizar por Juan en el Jordán


AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
y una voz desde el cielo muestra al mundo quién es: el
Salvador, el Mesías esperado, el Hijo de Dios Altísimo. Dios
Padre y Dios Espíritu Santo están al lado de quien tanto
tiempo ha deseado el Pueblo de Israel. Estamos llamados a
ser hijos en el Hijo, a recibir también nosotros el bautismo
que nos hace hijos de Dios, herederos del cielo.

Oración: Señor que sepamos, valorar este sacramento y


agradecidos pongamos por obra lo que de él se deriva.

2. Las Bodas de Caná


Tema para la reflexión:
María mediadora de todas las gracias.
Haced lo que Él os diga.

Meditemos: Jesús ha sido invitado, con sus discípulos a una


boda, y allí también está María. Se acaba el vino y María,
atenta a todos los detalles, como buena madre, se da cuenta
y no quiere que los novios queden mal. Pide, pues a Jesús
que anticipe su manifestación como Mesías, y logra el gran
milagro de la conversión del agua en vino.

Oración:
María, que sepamos acudir a ti en todo momento, porque
sabemos que eres siempre el atajo que nos conduce a Dios.
Amén.

3. La Proclamación del Reino de Dios


Tema para la reflexión:
El apostolado.
Llamamiento a extender el Reino de Dios con obras y
palabras.
Meditemos: “ He venido a proclamarla buena nueva, el
Evangelio”. Con el comienzo de su vida pública, el que va a
ser Redentor del hombre mostrará, con hechos y con
palabras el mensaje de salvación para todo el mundo. Jesús,
que hace nuevas todas las cosas ha venido para ofrecernos
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
la Palabra definitiva de Dios, que es Él mismo. El mensaje
que proclama es algo más que seguir unas normas o
mandamientos determinados, es vivir su vida en nuestra vida,
es adherirnos a una persona, a Él, a Jesucristo.
Oración:
Señor que estemos receptivos, a dejar que cales en
nosotros, y a llevarte a los demás.
4. La Transfiguración del Señor
Tema para la reflexión:
Afán contemplativo.
Quiero ver tu rostro, Señor, no me lo escondas.
Meditemos cuando el Señor sube al monte Tabor, con
sus íntimos Pedro, Santiago y Juan, y se transfigura delante
de ellos. La ley y los profetas (toda la historia del Pueblo de
Israel) quieren avalar la presencia de Cristo en el mundo y se
muestra la gloria de todo un Dios que ha querido hacerse
hombre para llevar al hombre a Dios. Estamos llamados a la
contemplación, a esa unión íntima con Dios que nos lleve a
hacernos una misma cosa con Él.

Oración:
Señor que a través de la oración viva contigo, esa intimidad
de amor a la que me has invitado. Amén.

5. La Institución de la Eucaristía
Tema para la reflexión:
El Señor alimento del alma.
Recibirlo con pureza, humildad, y devoción.
Meditemos La Última Cena, el momento de la
despedida: El Señor que ha estado con los suyos dándole
de todo lo suyo, ahora quiere darse plenamente y se ofrece
como holocausto, se ofrece como alimento. Es el preludio, el
prólogo de su entrega en la cruz. En la Santa Misa se
renueva este sacrificio del Calvario, es el Sagrado Banquete.
Esto es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre. Y el Señor nos vuelve
a atraer hacia Sí, para ser para nosotros alimento de vida.
Oración:
Que te recibamos, Señor, como mereces, con el alma limpia,
sin sombra de pecado, y para ello que seamos asiduos en
recibir tu perdón en el sacramento de la confesión. Amén.

MISTERIOS DOLOROSOS (MARTES Y VIERNES)


1. La oración del huerto
Tema para la reflexión: Orar.
Perseverancia a pesar de las pruebas, internas y externas
Meditemos La oración del Señor. Jesús quiere preparar el
momento de su entrega total para salvar al hombre, y lo hace
rezando, elevando su mente y su corazón al Padre. Es un
diálogo lleno de abandono, y de confianza, sabiendo poner
todo en sus manos.

Oración:
Señora y Madre mía, te pido que sobre todo en las
circunstancias difíciles, crezca mi unión con Dios, y me
abandone plenamente en Él. Amén.

2. La flagelación del Señor


Tema para la reflexión:
Espíritu de sacrificio.
"Suplo en mi carne lo que falta a los padecimientos de
Cristo".
Meditemos el sacrificio que exige la entrega: Jesús es
azotado sin compasión, y no se queja. Nosotros también nos
encontraremos, de una forma u otra, con dificultades y
contradicciones, que nos golpearán por fuera o por dentro.
¿Qué actitud podemos tomar? ¿La rebeldía? ¿El reproche a
Dios?

Oración:
Madre Nuestra, enséñanos a hacer de las incomodidades, de
los problemas, de los reveses de la vida, una forma de crecer
y de amar sin condiciones. Amén.

3. La coronación de espinas
Tema para la reflexión:
El “Ecce homo” El Rey de cielos y tierra, sin gloria humana.
Y la respuesta de los hombres: "crucifícale".
Meditemos el reinado de amor. Aquellos hombres, que no
se dan cuenta de que tienen delante al Hijo de Dios, siguen su
burla, y lo coronan de espinas. Sin embargo allí, delante de
ellos, humilde, respetando hasta ese extremo su libertad, el
Rey de cielos y tierra se deja humillar. ¿Dónde está el
verdadero reinado? ¿En el triunfo humano, en las alabanzas?

Oración:
Virgen y Madre nuestra, ayúdanos a reconocer la grandeza
de reinar no avasallando a los demás, sino brindándoles amor
sin pedir nada a cambio. Amén.

4. Jesús con la cruz a cuestas, camino del


Calvario
Tema para la reflexión:
La cruz inesperada.
Llevarla gustosamente, después “alegría y paz ”.

Meditemos en la cruz que Dios nos manda: Jesús carga


con la cruz, una cruz que no es suya, porque es la cruz de
nuestros silencios, de nuestros desprecios, de nuestros
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
pecados. Y la lleva para que la nuestra sea menos pesada.
Nos encontramos con la cruz y la rechazamos, a veces con
arrogancia, sin darnos cuenta de que Jesús la ha santificado,
y quiere que sea nuestra santificación.

Oración:
Madre dolorosa, que no pasemos por alto nada que nos haga
semejante a tu Hijo, por doloroso que sea. Amén.

5. La crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo


Tema para la reflexión:
Hacer la voluntad de Dios hasta el final.
Para ganar la última batalla, ante la muerte.
Rendirnos ante el Señor.

Meditemos la Gratitud ante la redención: En el monte


Calvario crucifican a Jesús, como un malhechor, como un
bandido. Es el precio de nuestra redención. Abre sus brazos
y quiere estrechar con ellos a todos los hombres, para
decirles hasta dónde llega el amor de Dios.
Oración:
Virgen de la Soledad, que contemplaste a tu Hijo en la cruz,
enséñanos a ser agradecidos, a responder generosamente al
amor que Dios nos ha mostrado. Amén.

MISTERIOS GLORIOSOS (MIÉRCOLES Y DOM.)

1. La Resurrección del Señor


Tema para la reflexión:
La alegría de Cristo que vence a la muerte.
La Lealtad. “Los apóstoles son leales; enemigo de la
perseverancia es el desaliento el abandonar. ”

Meditemos el triunfo de Jesús: Es el primer día de la


semana y las mujeres quieren hacer el último servicio al
Señor: ungir su cuerpo. Y se encuentran con algo
inesperado: el sepulcro vacío. Cristo ha vencido a la muerte y
queda así culminada la redención.
Oración:
Nos alegramos contigo, Madre nuestra, y te pedimos a ti,
que supiste estar al pie de la cruz, que sepamos mantener
firme la esperanza en la victoria de Cristo. Amén.

2. La Ascensión del Señor


Tema para la reflexión:
Cristo que nos abre a la esperanza del cielo, y anima a sus
apóstoles a extender el Reino de Dios.

Meditemos la llamada al apostolado. Jesús ha estado


con sus discípulos cuarenta días para darles la alegría de su
compañía, y las últimas instrucciones. Pero llega el
momento de la despedida, es el momento de actuar, de llevar
el mensaje de Cristo por todos los rincones del mundo.
Oración:
Virgen María, que sepamos estar muy llenos de Dios, y que
sintamos la urgente responsabilidad de prender con el fuego
de su amor a todos los que encontremos en nuestro camino.
Amén.

3.- La Venida del Espíritu Santo


Tema para la reflexión:
Alegría de estar en el camino seguro dentro de la Iglesia
porque está iluminada por el Espíritu Santo.
Meditemos el nacimiento de la Iglesia: Los apóstoles se
quedan en Jerusalén esperando la venida del Espíritu Santo,
y María, en medio de ellos, les enseña a perseverar en la
oración. Es así como nace la Iglesia, para hacer presente a
Dios en medio de los hombres a lo largo de toda la historia.
Oración:
Virgen María, tú que eres Madre de la Iglesia, enséñanos a ver
en ella no una institución lejana, sino la casa común de los
creyentes, que ha querido Dios para llevar al mundo su
mensaje de salvación. Amén.

4.La Asunción de Nuestra Señora a los cielos

Tema para la reflexión: María, que es nuestra esperanza,


nos muestra un anticipo de la resurrección gloriosa.

Meditemos la esperanza del cielo: Tú, María has sido


creada por Dios como la más excelsa de las criaturas, y ahora
el Señor no ha querido que tú, su Madre Santísima,
conocieras la corrupción del sepulcro, por eso te abre las
puertas del cielo. Eres así nuestra esperanza más firme,
porque nos muestras un anticipo de lo que será nuestra
resurrección gloriosa.

Oración:
Virgen Maria que tengamos en nuestro corazón esos anhelos
de cielo para estar, junto a ti, contemplando el rostro de Dios.
Amén.
5. La Coronación de María como Reina y Señora de
todo lo creado
Tema para la reflexión:
Estamos en la corona de la Virgen.
Dios nos ha marcado con el sello de la vocación.

Meditemos la intercesión de María: Padre, Hijo y Espíritu


Santo han salido a al encuentro de María para coronarla, porque
es Reina del cielos y la tierra. Ante ti, María los ángeles y los
santos te colman de su alabanza, porque eres Hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, Templo y
Sagrario de la Santísima Trinidad.

Oración: Porque eres la omnipotencia suplicante,


acudimos a ti María, sabiendo que no vas a desechar nuestras
súplicas, Virgen gloriosa y bendita. Amén.
ADORACION AL SANTISIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
INTRODUCCION

Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha


salvado, aún contra mi propia voluntad. Gracias, Padre mío,
por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. Gracias,
Dios mío, por Tu inconmensurable compasión que tuvo
piedad de mí. La única recompensa que puedo darte en
retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi
dolor y mi miseria.

Estoy delante de ti, Espíritu de Amor, que eres fuego


inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia,
quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi
consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y
adoración.

Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu Divino


Corazón innumerables gracias para mí y para todas las
almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos.
Permite, oh Jesús, que estas horas sean verdaderamente
horas de intimidad, horas de amor en las cuales me sea
dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene
reservadas.
Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a Ti y te
suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu
Corazón Inmaculado.

¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón


por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro
profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en
todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es
ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo
Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la
conversión de los pobres pecadores.

ACTO DE FE Y ADORACION

Creo, oh Jesús, con mi más viva fe, que estás realmente


presente, aquí, delante mío, bajo las especies Eucarísticas;
Tú, el Verbo eterno del Padre, engendrado desde todos los
siglos y encarnado luego en las entrañas de la Virgen Madre,
Jesucristo Redentor y Rey. Creo, realmente, que estás
presente en la verdad inefable de Tu Divinidad y de Tu
Humanidad.

Jesús, eres el mismo de Belén, el divino Niño que aceptara


por mí, el aniquilamiento, la pobreza y la persecución. Eres
el Jesús de Nazaret, que por mi amor abrazó el
ocultamiento, las fatigas y la obediencia. Eres el Divino
Maestro, aquel que vino para enseñarme las dulces verdades
de la fe, a traer el gran mandamiento del amor: Tu
mandamiento. Eres el Salvador Misericordioso, el que te
inclinas sobre todas mis miserias con infinita comprensión y
conmovedora bondad, pronto siempre a perdonar, a curar, a
renovar. Eres la Víctima Santa, inmolada para gloria del
Padre y bien de todas las almas. Eres el Jesús que por mí
sudó sangre en el Huerto de Getsemaní; quien por mí sufrió
la condenación de tribunales humanos, la dolorosísima
flagelación, la cruel y humillante coronación de espinas, el
martirio cruel de la crucifixión. Eres quien quiso agonizar y
morir por mí. Tú eres Jesús Resucitado, el vencedor de la
muerte, del pecado y del infierno. Quien está deseoso de
comunicarme los tesoros de la vida divina que posees en
toda su plenitud.

Jesús mío, Te encuentras aquí, presente en la Hostia


Consagrada, Santa, con un Corazón desbordante de ternura,
un Corazón que ama infinitamente. En Tu Corazón, Jesús,
encuentro el Amor Infinito, la Caridad divina: Dios, principio
de vida, existente y vivificante. ¡Qué dulce me es, Dios mío,
Trinidad Santísima, adorarte en este Sagrario en el que ahora
estás!

Por ello me uno a los Ángeles y Santos quienes, invisibles


pero presentes y vigilantes junto a Tu Sagrario, Te adoran
incesantemente. Me uno, sobre todo, a Tu Santísima Madre
y a los sentimientos de profunda adoración y de intenso
amor que brotaron de Su alma desde el primer instante de Tu
Encarnación y cuando te llevaba en Su seno inmaculado.

Y mientras Te adoro en este Sagrario, lo hago en todos los


del mundo y, especialmente, en aquellos en los cuales estás
más abandonado y olvidado. Te adoro en cada Hostia
Consagrada que existe entre el Cielo y la tierra.

Te adoro, Dios Padre, porque por medio de Cristo has


descendido hasta mi humanidad y porque, por Su Corazón
adorable, Te has unido tan estrechamente al hombre, a mí,
pobre criatura ingrata. Te adoro en este templo, santificado
por la presencia siempre actual de Tu Ser divino; me postro
hasta la nada, en adoración delante de Tu Majestad
Soberana pero, al mismo tiempo, el amor me eleva hasta Ti.

Te adoro, Dios Padre, y te amo; el amor y la adoración están


totalmente confundidos y mezclados en mi alma, tanto que
no sabría decir si más adoro que amo o si más amo que
adoro... Te adoro porque encuentro en Ti todo poder y toda
santidad, justicia y sabiduría; porque Tú eres mi Creador y mi
Dios. Te amo porque encuentro en Ti toda belleza, toda
bondad, toda ternura y toda misericordia. Te amo porque me
has hecho el regalo de un tesoro invalorable.

Jesús es mi tesoro, es mío y a cada instante puedo sacar de


El gracias a manos llenas, pues lo encuentro siempre
abundante. De El tomo cuanto necesito para pagar mis
deudas, para remediar mis necesidades, encontrar delicia,
ganarme una corona. ¡Qué don inefable es este Jesús con
Su Corazón desbordante de ternuras! Un tesoro que jamás
se agota: mientras más saco, él más aumenta.

Oh, Dios Padre, tanto has amado a tus criaturas que les
diste a Tu único Hijo y, para que la Majestad de Tu Verbo no
nos infundiese temor y nuestras almas se pudieran dirigir a
Él con confianza, lo revestiste de una carne semejante a la
nuestra. Lo has embellecido con las gracias más atrayentes
y, sobre todo, le has dado un Corazón infinitamente perfecto;
tanto que debía ser la morada de Tus delicias, porque Tú
divina plenitud vive en El y la más humilde de las criaturas
tiene allí su lugar de privilegio.
Ese adorado Corazón, inmenso como Tú, Dios mío, porque
te contiene, es también mi morada, pues me ama. En El me
encuentro con Tu divinidad y, al verme en este Sagrado asilo,
Tu justa ira se aplaca y Tu justicia se desarma.
Te adoro, Dios Padre, por Jesús y en Jesús. Adoro a Jesús,
Tu Hijo, quien por Su Humanidad es mi hermano y por Su
Divinidad es mi Dios. Te amo por Jesús y con Jesús. Te amo
por el Corazón de Jesús, que el amor hizo mío. Te amo en
Jesús. Por Él Te llega mi amor, por El puedo alcanzarte y
abrazarte.
R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita
y creo en Tu amor por mí.
* En el misterio sublime de la Unidad de Tu Naturaleza y de
la Trinidad de Tus Personas,R/.
* En la armonía de Tus perfecciones innumerables, R/.
* En la riqueza inagotable con que haces los seres de la
nada, R/.
* En la pacífica posesión de Tu eterna Bienaventuranza, R/.
* En la sabiduría infinita con que gobiernas todas las cosas,
R/.
* En la bondad inefable con que elevas al hombre a la
dignidad de hijo Tuyo,R/.
* En la Misericordia infinita con que toleras y conservas al
pecador, R/.
* En el misterioso decreto que estableció la Redención, R/.
* En el infinito abajamiento de Tu Encarnación, R/.
* En las humillaciones, en los ocultamientos, en los trabajos
de Tu vida terrena, R/.
* En los oprobios de Tu Pasión y muerte, R/.
* En la gloria de Tu Resurrección, de Tu Ascensión y de Tu
triunfo en los Cielos, R/.
* En Tu divino Corazón, abierto por la lanza en el Calvario, R/.
* En Tu divino Corazón revelado a Tus Santos en el
transcurso de los siglos, R/.
* En Tu divino Corazón que late de amor por nosotros en Tu
pecho adorable y presente en nuestros Sagrarios, R/.
* En Tu divino Corazón, desbordante de misericordia para los
pobres pecadores, especialmente en el Sacramento de la
Penitencia, R/.
R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita
y creo en Tu amor por mí.
* En Tu Sacerdocio, que a través de los siglos continúa Tu
obra de Misericordia y de salvación, R/.
* En Tu Vicario, que te representa visiblemente en la tierra,
R/.
* En la Iglesia, que conserva y dispensa a las almas los
tesoros de Tu divina gracia, R/.
* En su magisterio infalible, en su sabio gobierno, en su
inefable poder de santificación,R/.
* En María Santísima, Tu Madre, enriquecida con tantos
privilegios y constituida también Madre, Corredentora y
Abogada nuestra, R/.
* En la exhuberante fecundidad con que produces Santos,
R/.
* En la conmovedora generosidad con que dispensas tus
dones, R/.
* En el misterioso trabajo de la gracia en la intimidad de las
almas, R/.
* En el don purificador de tu Cruz, R/.
* En la maravillosa providencia con que sigues a cada
criatura en el curso de su vida, R/.
* En Tu gloria infinita, que comunicas a Tus elegidos
haciéndolos eternamente felices en el Cielo, R/.
Señor: La Iglesia, en la recitación del Gloria de la Santa
Misa, me invita a darte gracias por Tu gran gloria, me invita a
agradecerte, glorificarte y alabarte por lo que Tú eres, Dios
mío. Por este motivo, me es grato repetirte: Te doy gracias,
porque eres el Amor Infinito.

Después de haberme postrado para adorarte en el Corazón


de Jesús, quiero agradecerte. Te agradezco, mi Dios, porque
Tú eres el Amor y te agradezco por los dones de Tu amor. Y
ya que los dones más preciados, los de la vida sobrenatural,
nos los diste por Jesús, es también por El, con El y en El
que quiero elevar hasta Ti el himno de reconocimiento.

En unión con Jesús te agradezco, Dios Padre, por todas las


gracias personales que me has concedido. Tú me diste la
vida, sacándome de la nada y me la conservaste día a día
hasta este momento. Pero Tú Me has dado otra vida más
valiosa, la de la gracia, que me hace partícipe de Tu misma
vida divina y, después de la primera gracia con la que me
santificaste en el día del bautismo, ¡cuántas gracias me han
sido concedidas, que conservaron, aumentaron y, tal vez,
reconquistaron la vida sobrenatural!

Pienso en los dones de tu amor de los que tanto he gozado:


* En la Iglesia, que me has dado para que sea mi maestra y
guía hacia la eternidad.
* En los Sacerdotes, que me han otorgado los dones de Tu
amor.
* En los perdones continuadamente renovados.
* En la Eucaristía, que ha sido para mí, alimento, sostén y
consuelo.
* En la Virgen, que es mi buena Madre, mi consoladora, mi
ayuda, mi especial protectora en cada instante de mi vida.
* En el Paraíso, que me has preparado y que con Tu gracia
espero alcanzar.
Contemplo mi vida sembrada de alegrías y dolores y
comprendo que todo en ella ha sido amor. Todo, oh mi Dios,
porque de Tu Corazón amante no puede salir nada que no
sea gracia y amor.

Por todo ésto, R/: Te doy gracias, Dios mío.


* Por las alegrías que me has permitido gozar, así como por
los dolores y las pruebas con que has sembrado mi camino,
R/: Te doy gracias, Dios mío.
* Por las gracias conocidas y por las desconocidas, R/.
* Por los favores del pasado y los del futuro, R/.
* Por todo lo que has hecho en mí y por mí, y por todo lo que
todavía querrás hacer en el futuro, R/.
* Sobre todo, por haberme llamado al conocimiento de Tu
Amor y a consagrarme a él,R/.
* Por la luz y la alegría Tuyas, que estoy tan lejos de
merecer, R/.
* Por la luz y la alegría que el conocimiento de Tu Amor trajo
a mi vida, R/.
* Por la posesión de Tu amor que Te hace mío y a mí me
hace Tuyo, R/.
Pero no quiero y no puedo darte gracias sólo por mí. Te doy
gracias también por todos los dones que Tu Amor ha
derramado en la Iglesia. Por los beneficios otorgados a los
Ángeles y a los Santos, alabanzas perennes de Tu Amor. Y
sobre todo, por los beneficios innumerables que has hecho a
María Santísima, nuestra dulce Madre. Te doy gracias por
haberla hecho tan grande, tan santa, tan hermosa. Te doy
gracias por los privilegios que le concediste, por el trono de
gloria sobre el cual la colocaste, por la misión que le
confiaste. Te doy gracias por haber hecho de esta criatura
predilecta, una madre en la que puedo y debo colocar todas
mis esperanzas.

Para que mi reconocimiento sea más eficaz me permito, oh


Señor, vivificarlo con el amor. Por eso Te digo y Te repito: que
Te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi
mente y con todas mis fuerzas.

* A Ti, que eres el amor infinito,


R/: Te amo, Dios mío.
* A Ti, que me has salvado por Tu amor,
R/: Te amo, Dios mío.
* A Tí, que me ordenas amarte, R/.
* Con todo mi corazón, R/.
* Con toda mi alma, R/.
* Con todo mi espíritu, R/.
* Con todas mis fuerzas, R/.
* Por encima de todos los bienes y honores, R/.
* Por encima de todos los placeres y las alegrías, R/.
* Más que a mí mismo y que a todo cuanto me pertenece,
R/.
* Más que a mis padres y que a mis amigos, R/.
* Más que a todos los hombres y ángeles, R/.
* Por encima de todas las cosas creadas en el cielo y en la
tierra, R/.
* Solamente por Ti mismo, R/.
* Porque Tú eres el Sumo Bien, R/.
* Porque Tú eres infinitamente digno de ser amado, R/.
* Porque Tú eres infinitamente perfecto, R/.
* Aunque no me hubieras prometido el Paraíso, R/.
* Aunque no me amenazaras con el infierno, R/.
* Aunque me probases con la miseria y la desventura, R/.
* En la abundancia y en la pobreza, R/.
* En la prosperidad y en el infortunio, R/.
* En los honores y en los desprecios, R/.
* En las alegrías y en los dolores, R/.
* En la salud y en la enfermedad, R/.
* En la vida y en la muerte, R/.
* En el tiempo y en la eternidad, R/.
* En unión al amor con que todos los Santos y Ángeles Te
aman en el Cielo, R/.
* En unión al amor con que Te ama la Bienaventurada Virgen
María, R/.
* En unión al amor infinito con que nos amas eternamente/,
R/: Te amo, Dios mío.
Oh, Dios mío, que posees en una abundancia incomprensible
todo cuanto puede haber de perfecto y digno de amor,
extingue en mí todo amor culpable, sensual y desordenado
hacia las criaturas, y enciende en mi corazón el fuego
purísimo de Tu amor, a fin de que ame sólo a Ti, por Ti, hasta
el punto que, consumido en Tu santísimo amor, pueda yo ir a
amarte eternamente en el Cielo, con los elegidos. Amén.
Señor, ahora quiero hacer ante Ti reparación. Oh, Jesús,
Víctima divina de nuestros altares, grande y único Reparador,
yo también me uno a Ti para cumplir, contigo y por medio
Tuyo, el oficio de pequeña alma reparadora.

Y me dirijo también a ti, oh Madre mía, para que así como en


el Calvario ofreciste al Padre a Tu Jesús, que se inmolaba por
su gloria y por la salvación de las almas, así renueves en
este momento el místico ofrecimiento en mi lugar.
En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado ofrece, oh Virgen
dulce, los dolores de Jesús junto a los Tuyos, para invocar la
Divina Misericordia sobre mí y sobre el mundo entero.
Después de haberte dado gracias por Tus dones sin fin,
¿cómo puedo no confundirme a la vista de mis culpas y de
mis infidelidades? ¡Con cuánta ingratitud y frialdad he
respondido a tus beneficios!

Postrado ante Ti, que tanto me has amado, lleno de


confusión y de arrepentimiento, invoco Tu perdón y Tu
Misericordia.
* Por el mal uso que hice de los dones naturales recibidos:
mi vida, mis energías, mi tiempo, mis sentidos, mi
inteligencia, mi lengua,
R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!
* Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley, R/.
* Por los deberes descuidados o mal cumplidos, R/.
* Por el bien que pude hacer y no hice, R/.
* Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas
inclinaciones del orgullo, de la vanidad y del egoísmo,
R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!
* Porque no practiqué el mandamiento de caridad, como Tú
lo ordenaste,
* Porque dejé estériles en mí tantas gracias, R/.
* Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad, R/.
* Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los dones
de Tu amor, R/.
* Por haber preferido muchas veces a las criaturas y las
satisfacciones humanas, en lugar de Ti y de tus
consolaciones, R/.
* Por la poca fidelidad y generosidad con que he vivido mi
consagración, R/.
* Por la falta de fe y abandono en tu amor, R/.
* Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia, R/.
* Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a Tu
cruz, R/.
Me confundo en Tu presencia, oh mi Dios.
Me arrodillo a Tus pies.
Me postro junto a Ti, oh Jesús, Hostia Divina, Redentor y
Salvador mío, como un día la Magdalena. Y si bien es cierto
que soy indigno de Tu amor, estoy seguro que tendrás para
mí, la misma ternura misericordiosa.
SALMO 51 (50) MISERERE

Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,


por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco,
mi pecado sin cesar está ante mí;
contra Ti, contra Ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí.
Por que aparezca tu justicia cuando hablas
y tu victoria cuando juzgas.
Mira que en la culpa ya nací,
pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser,
y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme el son del gozo y la algría,
exulten los huesos que machacaste Tú.
Retira tu faz de mis pecados,
borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón,
un espíritu dentro de mí renueva;
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
Vuélveme la alegría de tu salvación,
y en espíritu generoso afiánzame;
enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación,
y aclamará mi lengua tu justicia;
abre, Señor, mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio,
si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
reconstruye las murallas de Jerusalén!
Etonces te agradarán los sacrificios justos,
--holocausto y oblación entera--
se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Amén.
Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita Misericordia el
perdón por mis innumerables culpas, ofensas y negligencias me
permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.
Pienso en los innumerables pecados que se cometen en el
mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones,
pecados de los súbditos y de los gobernantes; pecados de
orgullo, de sensualidad y de codicia; pecados de pensamiento,
de palabra, de obras y de omisión.

Por todos estos pecados y por los pobres infelices que los
cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu infinita
misericordia. Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el
Huerto de los Olivos y sumergieron Tu alma santísima en un mar
de tristeza.

No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar con ellos;


que has querido "hacerte pecado", para borrar los nuestros; no
olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre, para
rescatar a Tus hermanos culpables.

Oh Jesús, Te ruego renueves Tu ofrecimiento al Padre,


presentándole nuevamente Tus llagas; muéstrale las espinas,
los flagelos y los clavos que traspasaron tus carnes; pero,
especialmente, hazle ver Tu Corazón herido y rebosante de amor
por El y por nosotros, y pide Su perdón.
Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas nuestras culpas es
Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el mundo culpable.
Busca las ovejas que se alejaron de Tu redil y muéstrales cuán
grande es la potencia de Tu amor de Salvador.

Y ya que Tu Corazón está herido por las culpas de los más


íntimos, para los que renuevan el beso de Judas o la negación
de Pedro, también para ellos, oh Jesús, invoco Tu perdón. Que
ninguno de ellos cumpla el gesto desesperado de Judas, sino
que Tu gracia los induzca, como a Pedro, a una reparación de
amor.
LETANIAS AL SAGRADO CORAZON DE JESUS

V: Señor, ten piedad de nosotros.


R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,R./
V: Dios Espíritu Santo,R./
V: Trinidad Santa, un solo Dios,R./
V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.R./
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de
la Virgen María, R/.
V: Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios,
R/.
V: Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
V: Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
V: Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
V: Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
V: Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
V: Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad,R/.
V: Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
V: Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,R/.
V: Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes,R/.
V: Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
V: Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
V: Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de la
sabiduría y la ciencia, R/.
R: ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la
divinidad, R/.
V: Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
V: Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido,
R/.
V: Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,R/.
V: Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
V: Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
V: Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,R/.
V: Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
V: Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
V: Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
V: Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
V: Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,R/.
V: Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,R/.
V: Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
V: Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
V: Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren y
esperan, R/.
V: Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,
R/. ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/. perdónanos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/. óyenos, Señor.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R/. en Vos confío.
V: Sagrado Corazón de María,
R/. salvad el alma mía.
V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R/. salvad almas y salvad el alma mía.
SUPLICA

Antes de alejarme de este Santo Sagrario quiero, oh Jesús mío,


recurrir a las riquezas infinitas de Tu Corazón divino.
Consagrado a Tu amor, creo que no puedo pedir nada mejor que
la satisfacción de Tus mismos deseos. Son estos, Tus deseos
divinos, los que quiero presentar al Padre antes de terminar este
tiempo de gracias y en Tu nombre suplicar que los escuche.
El primer deseo de Jesús es la salvación de las almas; redimir al
mundo mediante el amor, establecer el Reino del Amor Infinito en
toda la tierra.
Permite pues, oh Jesús, que exprese mi ardiente voto de que se
establezca en todo el mundo el Reino de Tu Amor. Oh Amor
Infinito, viviente en el Divino Corazón de Jesús, hazte conocer de
los hombres a fin de que ellos Te amen como Tú quieres ser
amado.
El segundo deseo de Jesús es el de servirse, para este gran
trabajo, de los Sacerdotes; hacer de ellos obreros activos y, por
su intermedio, obrar en las almas y en el mundo.

Oh Jesús, Sacerdote eterno y Salvador del mundo, para rea-lizar


este ardiente deseo de Tu Corazón, multiplica las vocaciones.
Envía muchos y santos operarios a Tu mies.

Oh Jesús, haz de cada Sacerdote un verdadero sembrador de Tu


amor.

Te ruego por el Santo Padre, por los Obispos, por todos los
Sacerdotes que me han hecho bien... por todos los Sacerdotes.
Te pido, oh Jesús que los sostengas en las batallas, los confortes
en la soledad, los alientes en los fracasos, fecundes sus fatigas
y derrames en sus corazones el amor de Tu Corazón divino.
Señor, para celar Tu honra y Tu gloria,
R/: Danos Sacerdotes santos.
Señor, para aumentar nuestra fe, R/.
Señor, para sostener Tu Iglesia, R/.
Señor, para predicar Tu doctrina, R/.
Señor, para defender Tu causa, R/.
Señor, para contrarrestar el error, R/.
Señor, para aniquilar las sectas, R/.
Señor, para sostener la verdad, R/.
Señor, para dirigir nuestras almas, R/.
Señor, para mejorar las costumbres, R/.
Señor, para desterrar los vicios, R/.
Señor, para iluminar al mundo,R/.
Señor, para enseñar las riquezas de Tu Corazón, R/.
Señor, para hacernos amar al Espíritu Santo, R/.
Señor, para que todos Tus ministros sean luz del mundo y
sal de la tierra, R/.

Oh Jesús, Sacerdote Santo, Te pedimos con la mayor


humildad del alma, que aumentes las vocaciones
sacerdotales y que los formes según los designios de Tu
amante Corazón. Sólo así conseguiremos Sacerdotes santos
y pronto en el mundo no habrá más que un sólo rebaño y un
sólo Pastor. Amén.
ORACION CONCLUSIVA

Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado, Tú que en un


impulso de incomparable amor a los hombres, Tus hermanos,
hiciste brotar de Tu Sagrado Corazón el Sacerdocio cristiano,
dígnate continuar derramando sobre Tus ministros, los torrentes
vivificantes del Amor Infinito.
Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos, por Tu gracia,
instrumentos de Tu misericordia; obra en ellos y por ellos, y haz
que, después de haberse revestido totalmente de Ti, por la fiel
imitación de Tus adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por
el poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la
salvación del mundo.

Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la multitud de


los que aún duermen en las tinieblas del error; cuenta el número
de las ovejas descarriadas que caminan entre precipicios;
considera la turba de pobres, hambrientos, ingnorantes y débiles
que gimen en el abandono.

Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive verdade-


ramente en ellos, obra por medio de ellos y pasa de nuevo por el
mundo, enseñando, perdonando, consolando, sacrificando y
renovando los lazossagrados del amor, entre el Corazón de Dios y
el corazón del hombre. Amén.
Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda siempre
plenamente a los fines para los cuales la quisiste; haz que se
extienda y se consolide y conquiste todas las almas al Reino
dulcísimo de Tu Amor.
Oh, Jesús, he pedido Tu Reino. No es necesario que pida nada
para mí, tendré todo el resto por añadidura. Tú conoces lo que
necesito; mira y haz lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a
Tu Corazón, me abandono en Tu dulce Providencia y, mientras, Te
doy gracias por el don de estas horas de intimidad Contigo. Te
agradezco desde ya, unido a María, por todos los benificios que Tu
Amor me reserva aún en el tiempo y en la eternidad.
CÁNTICO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN:
"EL MAGNÍFICAT"

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra Mi espíritu en


Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de Su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el


Poderoso ha hecho obras grandes en mí; Su Nombre es Santo y
Su Misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con Su brazo, dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel Su siervo, acordándose de Su Misericordia, como
lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén

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