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Explicarles cuáles son los sentimientos que se tienen en un proceso de duelo, cuáles son las diferentes fases
por las que se pasa, y normalizar lo que están experimentando. Es aconsejable relacionar todo esto con un final
del proceso donde se pueda visualizar un futuro con esperanza de cambio en torno al dolor, la ansiedad y la
tristeza.
La carta de despedida.
Una de las tareas que pediremos a los miembros del grupo para hacer en casa es una carta de despedida. Con
esta intervención comenzamos la parte final de la etapa emocional e iniciamos el paso a la última etapa, la del
cierre. Por tanto, será una intervención a llevar a cabo en las últimas sesiones de esta fase del proceso.
Invitaremos a los pacientes a escribir una carta donde expresen aquellas cosas que necesiten decirle al
fallecido, o aquello que no pudieron decir en la despedida real, bien porque no se despidieron, bien porque la
despedida resultó ser insuficiente. En esta técnica de intervención, el asunto de mayor importancia es cómo se
hace el final de la carta. Es necesario que al final de la carta, el doliente se despida con un “adiós” o un “adiós
para siempre”. Buscamos que la persona definitivamente renuncie a esa relación, renuncie a recuperar a la
persona, y acepte que se ha marchado y que no va a volver. Esto es lo que le permitirá dejar marchar al
fallecido y aceptar su pérdida. Cada miembro del grupo leerá la carta uno por uno, mientras el resto
permanecerá en silencio escuchando y dispuesto para apoyar y proteger a la persona en lo que necesite.