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INTERPONGO DETENCIÓN DOMICILIARIA.-

Señor Juez Ejecución:


AUGUSTO RICARDO CORONEL, abogado
(To. 34 Fo. 424 CPACF.) correo:20-14171604-3, defensor de Hugo Cesar
PEÑA, manteniendo el domicilio procesal constituido en Lavalle 1567,
9°piso dpto."901" de esta Ciudad, en causa Nro. 142.822 del Juzgado de
Ejecución n°4, a V.S. respetuosamente digo:
En tiempo y forma interpongo la incorporación al
instituto de PRISION DOMICILIARIA promovida respecto de Hugo Cesar
PEÑA, motivada en la delicada situación de salud que está atravesando, y
que tiene como muestra la presentación del día 20 de enero de 2016, en el
que se detalla los problemas de salud que está atravesando.
Esta defensa considera que están dadas las
condiciones para realizar una nueva Junta Médica para que se expida sobre
la concesión de este instituto.
En el que como punto de partida se debe valorar
que el Sr. Peña, se presentó espontáneamente a cumplir la condena que se
le impusiera en la investigación penal ó sea es un ciudadano que cumple
con las imposiciones de la ley.

Atento los últimos acontecimientos donde he


solicitado urgente atención médica de mi defendido, ya que desde hace tres
días se encuentra con fiebre y pus segregado por el pene, mancha en su
ropa interior. Además tiene chuchos de frío, mucha fiebre
(Chuchemia),decaimiento, necesidad de dormir todo el día.
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Además que no cuenta con medicación


alguna para poder llevar adelante su situación de salud. Y en la unidad se
le ha informado que no hay médicos ni enfermeros hasta dentro de quince
días, sumado a la nueva pericia médica que se acompaña, realizada por el
perito de parte Dr. Roberto Agarie, considera esta defensa que se dan todas
las condiciones objetivas para solicitar la detención domiciliaria.

La asistencia médica del S.P.F NO proveyó


continua y adecuada atención médica a PEÑA.
Que habiendo llevado a cabo un minucioso
estudio de los informes de médicos en autos, surge claramente que el
estado de salud del interno Peña no es controlado por los profesionales del
establecimiento penitenciario de modo que se da lo previsto en el primer
extremo previsto en la ley 26.472 por cuanto, la privación de su libertad
impide la recuperación y/o el tratamiento adecuado de su dolencia.
Esta defensa está segura que su salud mejoraría si
el interno obtuviera el régimen de arresto domiciliario, máxime cuando lo
que en definitiva requiere es un control periódico que no es dispensado en
su lugar de alojamiento.

No es interés de la defensa hacer una crítica al


servicio penitenciario, pero conocemos el tratamiento que se le dispensa a
los internos dentro de los Complejos Penitenciarios, en los penales es
conocida la falta de atención que lamentablemente inunda las cárceles de
nuestro país.
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Que lo que le ocurre ahora al detenido tiene como


antecedente lo ocurrido año pasado en el que PEÑA, no fue tratado dentro
del S.P.F por especialistas de las dolencias que padecía (Traumatología por
el tendón de aquiles, Nefrología, Urología, Flebología, etc), sino por un
médico clínico que se desempeña dentro de la Unidad y algún enfermero
que lo pueda asistir frente a las contantes ausencias de aquél. En
consecuencia, teniendo presente las falencias que se presentan en el
Servicio Penitenciario Federal para el suministro de la atención y
medicación, como así también de los diversos traslados demorados por
problemas administrativos ( falta de movilidad ) a fin que sea evaluado por
el profesional que posee la historia clínica en su nosocomio de cabecera, mi
pupilo debió esperar muchos días para poder ser asistido por médicos
capacitados para tratar sus dolencias.
Que ya en una oportunidad ha sufrido distintos
avatares, desde la no atención, hasta el retraso en una internación, todo esto
figura en su legajo de historia clínica.
Peña cuando necesita traslado y tratamiento
rápido en caso de urgencia. Ni el S.P.F, ni el Hospital de Marcos Paz están
capacitados ni calificados para atenderlo, dado que en ninguno de los dos
establecimientos cuentan con especialistas en sus dolencias. Resulta
imposible sacar "turnos" en un hospital extra muros cuando hay una
emergencia (como sugiere el a quo en la resolución recurrida).
La clínica La Merced de Martín Coronado es el
lugar mas cercano donde pueden atenderlo, y se encuentra a 50 km del SPF
Nº2 de Marcos Paz. Ello implica un viaje de una hora y media si es que se
consigue camión o ambulancia para trasladarlo. Ese tiempo de demora en
caso de una urgencia, puede generar un daño irreparable en el estado de
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salud de Peña. Se debe considerar también que fue su familia -a través de


su cobertura médica- quién consiguió lugar para asistirlo con las
instalaciones necesarias, no fué ni el Servicio Penitenciario ni el juzgado.
Consideramos que esta última situación de
urgencia SI agravo su estado de salud, ya que de haber sido atendido a
tiempo muy probablemente su salud no habría llegado a un estado de
gravedad tal, como lo es una insuficiencia renal aguda.
De haberse encontrado Peña en arresto
domiciliario, la atención no hubiera demorado más que algunas horas, y
hubiera recibido la asistencia médica que corresponde, y no la de sus
compañeros de pabellón.
Independientemente de ello, la recuperación de
Peña en el lugar donde se encuentra cautivo parece imposible, ya que el
hacinamiento de los encausados en las unidades carcelarias y la falta de
higiene, entre otros aspectos, no permiten que los internos puedan
progresivamente encaminarse al principio rector de la sociabilización.
Es notorio, que el padecimiento que acarrea mi
pupilo, obliga a reconocer la contrariedad de su encierro carcelario con la
genérica garantía de respeto a la vida, a la integridad física, psiquica y
moral de toda persona, así como también del reconocimiento constitucional
al individuo que se encuentra privado de su libertad, el principio de
humanidad en el tratamiento penitenciario, exigiendo en esa etapa de
ejercicio del poder punitivo estatal el respeto a la dignidad inherente al ser
humano y la proscripción de cualquier forma de tratamiento cruel,
inhumano o degradante.
No quiero resultar reiterativo pero Peña ha
solicitado que lo atiendan muchísimas veces en el S.P.F. y han hecho caso
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omiso a sus reclamos. No se ha cumplido nunca la atención de 24 horas que


propone el galeno, desoyendo el Complejo, no sólo a aquél sino a lo
requerido por el juez de que lo asistan con esa frecuencia.
La finalidad resocializadora (preventivo especial)
debe guiar la ejecución de la pena impuesta en la presente causa, y aún
cualquier otra razón de prevención general que pudiera alegarse, ha de
satisfacerse de un modo que no implique un perjuicio para la salud de mi
pupilo, pues no puede haber resocialización allí donde la persona se
deteriora por el encierro carcelario. De modo que el cumplimiento de los
fines de la pena impuesta ha de llevar al encierro a sus límites de
razonabilidad, y esa es la razón que ha inspirado la reforma legislativa que
la Ley 26.472 introdujo en del Código de Fondo.
Ya se venía sosteniendo el agravamiento de su
estado de salud con el grado de intensidad que el legislador quiso proteger,
y siguiendo la sana doctrina que marca el artículo 32 y concordantes de la
ley 24660., ese grado de intensidad ha ido en aumento.
Peña sigue padeciendo de INSUFICIENCIA
RENAL CRONICA y ya la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación
Penal –causa nro. 11.581 “Rodríguez Menández, José Emilio s/recurso de
casación, rta. 29/4/2010- ha sostenido que: “…en contextos de
enfermedades crónicas y progresivas, el medio físico y social en el que se
halla el doliente, no sólo no ayuda a su estabilidad médica sino que,
además, aumenta el riesgo de su empeoramiento. En consecuencia, la
medida de morigeración solicitada por la defensa, tiende a contrarrestar
dichas circunstancias y favorecer los cuidados afectivos que resultan de
vital importancia para su mejoramiento. Ello, toda vez que el ámbito
familiar del recurrente aportaría mayores posibilidades de controlar los
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padecimientos físicos que lo asolan. No debemos soslayar que la reforma


de la ley 24.660 supo articular entre sus fundamentos: “... que la
posibilidad de que en esos casos la ejecución de la pena continúe en prisión
domiciliaria se fundamenta esencialmente en razones humanitarias. Que la
finalidad de la ejecución establecida en el artículo 1º de la ley 24.660 debe
ceder en los casos previstos en el artículo 33 ante irrenunciables
imperativos humanitarios. Que en estos supuestos la permanencia de los
condenados en un establecimiento carcelario podría llegar a constituir una
violación de lo establecido en el artículo 18 de la Constitución Nacional;
artículo XXV, in fine, de la Declaración Americana de Derechos y Deberes
del Hombre; artículo 5º de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
artículos 7º y 10.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos;
artículo 5º.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto
de San José de Costa Rica y artículo 9 de la ley 24.660..." (Adla, XLVI-B,
1107; XLIV-B, 1250)”. En este sentido entiendo que, si bien la
enfermedades que padece Rodríguez Menéndez no se pueden calificar
como terminales, las complicaciones que pueden desatarse -de las que ya
hay prueba de ello-, no pueden dejar de recibir un tratamiento particular al
momento de evaluarse las peticiones cursadas…”. También la misma Sala,
en la causa Nro. 12.233 “Kleiman, Manuel Horacio s/recurso de casación”
rta. 23/6/2010, ha señalado que: “…el interrogante pertinente resulta ser si
el ámbito de un domicilio particular, aportaría mayores posibilidades de
controlar los padecimientos físicos que asolan al encausado o, en otros
términos, si la permanencia en la unidad de detención no devengaría en una
aflicción por fuera de la inmanente a la pena propiamente dicha (…)
Razones humanitarias llevan a realizar una lectura de la normativa alegada
bajo los axiomas del derecho natural que se traducen en los principios “pro
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homine”, “pro libertatis”, principio de mínima intervención o “última ratio”


y principio de humanidad de las penas, entre muchos otros. El hecho de
haber sido condenado por la comisión de un delito, no permite soslayar de
modo alguno los derechos básicos que deben garantizarse a todo individuo,
so riesgo de hacer incurrir a nuestro país en responsabilidad internacional.
Así, los arts. 11 DADDH, 25-1 DUDH, 12.1 PIDESyC, entre otros,
garantizan el derecho a la salud para todos los hombres, sin distinción
alguna a los fines de su efectivización…”.
Para esta defensa la condición de que Peña cuente
con mas de 70 años de edad, sí es una condición determinante para ser
incluido en el instituto de prisión domiciliaria
Hay infinidad de fallos de la Excelentísima
Cámara de Casación en la que se ha otorgado esa modalidad de detención
basándose únicamente en lo referido a la edad. Sin perjuicio de la
jurisprudencia que pudiera citar, para evitar la abundancia, me conformaré
con citar lo expresado por algunos doctrinarios: El Dr. Eugenio Zaffaroni
clarifica el tema cuando se refiere al sentido que en la exégesis penal debe
darse a las normas que otorgan un beneficio al encausado utilizando el
verbo “podrá”, como el art. 13 del Código Penal y el art. 33 de la ley
24.660. Cuando se hallan reunidos los requisitos para el otorgamiento, (en
el caso que el beneficiario sea mayor de setenta años), “tiene derecho a
reclamarlo y el tribunal tiene el deber de acordarlo”.- Lo contrario –
agrega- implicaría sacar al beneficio “del ámbito de los actos judiciales y
remitirlo a la categoría de un acto político, es decir, del uso de una facultad
casi arbitraria del tribunal, que asimilaría su naturaleza a la de la gracia o
perdón” (Eugenio Raúl Zaffaroni: “Tratado de Derecho Penal”, Parte
General, Tomo V, Ediar, Bs.As., 1983, página 182. Análogas reflexiones
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formula el mismo autor en la antes citada obra “Derecho Penal – Parte


General”, escrita con la colaboración de Alejandro Alagia y Alejandro
Slokar, págs. 908/910).-
Ese límite etario, el legislador no lo fijó en forma
arbitraria sino que tuvo en mira las pautas constitucionales, convencionales
y las reglas internacionales referidas a la ancianidad y vulnerabilidad que
ella conlleva. Veamos:
La Constitución Nacional en su art. 75 inciso 23,
le ordena al Congreso proteger a los ancianos. Expresamente dice que:
“(Igualdad de oportunidades) Legislar y promover medidas de acción
positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el
pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y
por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en
particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas
con discapacidad.”
Así, la detención domiciliaria cumple con el
mandato constitucional de asegurar la igualdad real de oportunidades y de
trato de los ancianos detenidos respecto de los demás presos que están en
mejores condiciones de soportar los rigores inevitables del encierro
carcelario, ampliamente reconocidos por la doctrina y jurisprudencia
actual.
Respecto al goce de los derechos a los que se
refiere el inc. 23 del art. 75 de la CN y a la oportunidad real de hacerlos
efectivos, no debe olvidarse que la Corte Suprema de Justicia de la Nación
en los precedentes “Dessy Gustavo G." (rta. el 19/10/95) y “Romero
Cacharane, Hugo Alberto s/ ejecución penal” (rta. el 09/03/04); estableció
que la pena de prisión solo restringe la libertad ambulatoria, y que los
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detenidos conservan todos los demás derechos y garantías de la persona


humana cuyo efectivo goce, considerando las especiales limitaciones de los
ancianos, se persigue facilitar con la detención domiciliaria.
En este sentido cobra vocación aplicativa lo
sostenido por el Dr. Gustavo Hornos en la causa nº 14.800 “Musa Azar” de
esa Sala IV, en la que afirmó que “…puesto que el requisito etario… es
independiente de los requisitos que hacen referencia a la salud del
imputado … advierto que no parece razonable negar el arresto domiciliario
a alguien que tiene más de 70 años por el mero hecho de que no pruebe
serios problemas de salud … .Por ello, puesto que los jueces del tribunal
oral rechazaron el arresto domiciliario solicitado por la defensa con
fundamento exclusivo en que no existía un grave riesgo para la salud y la
vida de su asistido, entiendo que lo resuelto no resulta razonable (de
conformidad con lo establecido en el artículo 1 de la C.N.).”
Ahora bien, Peña, insisto, además de todo lo
expresado respecto a sus problemas de salud que hacen peligrar su vida en
forma inminente, dichas limitaciones, conjugándolas con la cuestión etárea,
refuerza mi convencimiento en cuanto a que se le otorgue la prisión
domiciliaria solicitada. Por ello, y considerando que el arresto domiciliario
no es más que una modalidad de detención y no un beneficio liberatorio, y
atendiendo también al principio “pro homine” que debe estar presente en
cada pronunciamiento jurisdiccional, entendiendo que la situación de
PEÑA encuadra en el supuesto del artículo 10 inciso d) del Código Penal,
según la redacción de la ley 26.472.
La concesión del arresto domiciliario no debe ser
interpretado como una facultad discrecional del Juez, sino como un derecho
de las personas en conflicto con la ley penal que se encuentren en los
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supuestos descritos por la ley. Por otro lado, si bien la Ley 26.472 ha
enumerado los referidos seis supuestos de sustitución del encierro
carcelario por arresto domiciliario, no debemos entender que dicha
enumeración constituye numerus clausus. Por el contrario, ante algún caso
que no esté previsto en la textualidad de la ley, pero sí encuadre en su
“espíritu” por involucrar a personas con un elevado nivel de vulnerabilidad,
se deberá promover una interpretación amplia, acorde con los principios de
la Constitución Nacional y los tratados internacionales de derechos
humanos a ella incorporados.

Por todo lo expresado, entiendo que la


detención de PEÑA en el domicilio cumpliría la manda constitucional:
no estaría siendo sometido a una mortificación innecesaria, que la ley
prohíbe y que la seguridad del proceso en este caso no exige.
Se encuentra el estudio del Dr. Roberto Agarie
que claramente en sus conclusiones manifiesta que su estado "aamerita
facilitar un cuidado que otorgue menor margen a un fantasma como lo es
la embolia pulmonar".
Sumado a que en su análisis dice que es
necesario salvaguardar la idea del cuidado del daño corporal y que es
necesario un mecanismo de atención y control que disminuya cualquier
posibilidad de daño en la persona.-
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Por último, aclaro que Peña se presentó ante la


justicia en cada oportunidad en que se le requirió su presencia, eso
demuestra su falta de peligrosidad y de fuga.
Corresponde entonces convocar a una nueva Junta
Medica y estudiar la situación de Peña para concederle el derecho a la
detención domiciliaria.
El domicilio cuenta con las condiciones
necesarias para los recaudos de seguridad perimetral, tal como se analizara
en su momento, se encuentra la Av. Los Olivos n°1800, Abedules Lote 28,
es barrio cerrado en la localidad de Pablo Nogues, Partido de Malvinas
Argentinas, Provincia de Buenos Aires..
En ese domicilio será cuidado por su pareja Sra.
Sandra Aracelis Esteves, dni:16497292, quien se hará cargo de todas sus
atenciones. Se aclara que esta señora ya vive en el lugar.

Por todo lo reseñado, solicito otorgue la prisión


domiciliaria a Hugo Cesar PEÑA, ello en función de lo normado por los
arts. 10 inc. a) del Código Penal, art. 33 de la ley 24660 y art. 32 de la ley
24672 ambas de ejecucion penal, como así también los numerosos tratados
internacionales de derechos humanos con jerarquia constitucional
incorporados en el art. 75 inc. 22 de nuestra Carta Magna.
S-

Tener presente de lo expuesto y proveer de


conformidad que
SERA JUSTICIA.
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AUTOS Y VISTOS:
Para resolver la situación del condenado Hugo Cesar Peña (de
nacionalidad argentina, nacido el 9 de febrero de 1944, identificado con
DNI n° 4.603.520 y actualmente alojado en el Complejo Penitenciario
Federal II de Marcos Paz) en el presente legajo nro. 142822 del registro de
la Secretaría Única de este Juzgado Nacional de Ejecución Penal nro. 4.
RESULTA:
Que el nombrado resultó condenado por sentencia definitiva de fecha
3 de agosto de 2010 recaída en la causa nro. 2293 del Tribunal Oral en lo
Criminal nro. 17 de esta ciudad, a la pena de ocho años de prisión
(conforme fs. 2/64), por resultar coautor penalmente responsable del delito
de promoción de la prostitución de un menor de diesciocho años de edad,
cuyo agotamiento operará el 16 de marzo de 2022.
Que a fs. 527/32 la defensa particular requirió se disponga la
incorporación de Peña en el régimen de arresto domiciliario. Fundó su
pretensión en su delicada situación de salud, que no cuenta con medicación
alguna y no se le proveyó una continua y adecuada atención médica por
parte de los profesionales del establecimiento penitenciario de modo que se
daría el supuesto contemplado en la ley 26.472 por cuanto la privación de
su libertad impide la recuperación y/o tratamiento adecuado de su dolencia.
Que de tal manera el padecimiento que acarrea Peña obliga a
reconocer la contrariedad de su encierro carcelario con la genérica garantía
de respeto a la vida, a la integridad física, psíquica y moral de toda persona,
así también del reconocimiento constitucional al individuo que se encuentra
privado de su libertad, el principio de humanidad en el tratamiento
penitenciario, exigiendo en esta etapa de ejercicio del poder punitivo estatal
13

el respeto a la dignidad inherente al ser humano y la proscripción de


cualquier forma de tratamiento cruel, inhumano o degradante.
Que por otra parte resaltó que la edad de su asistido, es una
condicion determinante para ser incluido en el instituto de prisión
domiciliaria, dado que sin perjuicio que sus problemas de salud hacen
peligrar su vida en forma inminente, dichas limitaciones, conjugándolas
con la cuestión etárea refuerzan dicho convencimiento y atendiendo al
principio “pro homine” su situación encuadra en el supuesto del artículo 10
inciso d) del Código Penal, según la redacción de la ley 26.472.
Que finalmente hizo referencia al estudio del Dr. Roberto Agarie,
perito de parte, quien en sus conclusiones manifestó que su estado de salud
“amerita facilitar un cuidado que otorgue menor margen a un fantasma
como lo es la embolia pulmonar”, sumado a que es necesario salvaguardar
la idea de cuidado del daño corporal y que es necesario un mecanismo de
atención y control que disminuya cualquier posibilidad de daño a la
persona, aconsejando para una adecuada recuperación la detención
domiciliaria.
Que con el objeto de usufructuar el beneficio solicitado, propuso
como referente a la Sra. Araceli Estebes, con domicilio en la calle
Humahuaca n°378, 1° piso, depto. B de esta ciudad.
Que producidos y agregados que fueron los informes
correspondientes, se c orrió vista a la Unidad Fiscal de Ejecución Penal, la
que mediante el dictamen de fs. 637/8 se opuso a la incorporación
solicitada. Advirtió que a fs. 39/40, se halla agregada la resolución del
tribunal de origen en la cual surge la denegatoria a idéntica petición a la
que nos ocupa y a fs. 41/3, el rechazo de la Sala III de la Cámara Federal de
Casación Penal, al recurso intentado al respecto; que a fs. 331/5 obra la
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resolución de este Juzgado en la que se vuelve a denegar la prisión


domiciliaria, auto que fuera confirmado por la sala II de la Cámara
Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional a fs. 459/61.
Que indicó que en esta nueva oportunidad la defensa vuelve a basar
su petición en las previsiones del artículo 32, incisos a) y d) de la ley
24.660, por lo que señaló que con relación a la aplicación automática del
instituto por la mera observancia del requisito etario la Sala II de la
CNCCC ha tratado y sellado la cuestión y en lo que respecta al inciso a), la
situación de salud que en el presente incidente se verifica no dista la
existente en la incidencia anterior.
Que en ese sentido, señaló que los informes confeccionados por el
Cuerpo Médico Forense, dan cuenta de que el nombrado, más allá de las
patologías que padece, se halla en buen estado de salud en general
sugiriendo continuar con el tratamiento dispensado y con estricto control
médico periódico multidisciplinario y con acceso pronto a centro de salud
de alta complejidad para caso de urgencia.
Que en ese sentido reiteró lo expuesto en el dictamen emitido en la
incidencia anterior “(…) más allá de los problemas de salud enunciados,
sumada a la situación de encierro, en el caso la patología que padece no
constituye un factor de agravamiento de su estado de salud con el grado de
intensidad que el legislador quiso proteger a través de la alternativa de la
prisión domiciliaria y, por lo tanto, su situación no encuadra en las
previsiones del art. 32, incs. a) y d) de la ley 24.660” y de tal forma
mantuvo la postura negativa en cuanto a la prisión domiciliaria solicitada.
Que asimismo refirió que su asistido continúa padeciendo problemas
de salud y que la condición del detenido con más de 70 años de edad es
determinante para ser incluido en el instituto de prisión domiciliaria.
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Que por todo lo expresado esa parte entendió que la detención de


Peña en el domicilio cumpliría la manda constitucional por no estar siendo
sometido a una mortificación innecesaria, que la ley prohíbe y que la
seguridad del proceso en este caso no exige.
Que seguidamente transcribió las consideraciones efectuadas por la
División Asistencia Social de la Unidad Residencial n° 1 del Complejo
Penitenciario Federal n° II, las conclusiones efectuadas por los galenos del
Cuerpo Médico Forense y lo dictaminado por la Unidad Fiscal de
Ejecución Penal, para concluir que la situación actual de Peña merece su
incorporación al programa de personas bajo vigilancia electrónica creado
por resolución n° 1379 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del
26 de junio de 2015 y ampliada el 23 de marzo de 2016, por cuanto las
circunstancias del caso resultan expresa y objetivamente compatibles y
acordes con los presupuestos, fundamentos y finalidad previstas.
Que finalmente solicitó se cite a la víctima del delito a fin de que
brinde su opinión sobre la concesión del instituto.
Que habiendo sido oídas las partes, la presente incidencia ha
quedado en condiciones de ser resuelta, de conformidad con lo previsto en
el artículo 491 del Código Procesal Penal de la Nación.
Y CONSIDERANDO:
Que en ese sentido corresponde hacer referencia a los nuevos
informes confeccionados por la División Asistencia Social de cuya reseña
surge que de ser incorporado al régimen peticionado el causante se
domiciliaria junto con la Sra. Sandra Aracelis Estebes en un departamento
situado en la calle Humahuaca 3870, piso 1° B de esta ciudad. Que en
cuanto al vínculo que mantiene con la referente difiere en el tiempo que se
encuentra como pareja, puesto que aquella manifestó mantener una relación
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desde aproximadamente 3 años, a diferencia del interno quien refirió que la


misma data de 10 años. Que de acceder a lo peticionado continuará
atendiéndose en el Sanatorio Trinidad ubicado a San Isidro. Que el grupo
familiar se mantiene con los ingresos de la Sra. Estebes de la venta de
artesanías y de la jubilación de la madre de aquella, sumado a la
colaboración que podría aportarle sus hijos.
Que en conclusión, la Lic. Yanina P. Suarez (trabajadora social)
señaló que “se destaca que tanto de parte del interno como de la referente
se refleja escasa reflexión crítica y negación de asumir responsabilidad
por el tipo de delito que se le imputa, ubicándose en un mero cumplimiento
de la pena impuesta, sin implicarse subjetivamente en el tratamiento”.
Que del examen llevado a cabo por el forense Dr. Carlos A.
Baistrocchi Médico Forense, con la participación del Dr. Roberto Agaire
surge que “atento los antecedentes personales referidos, las condiciones
etarias del peritado y a los datos positivos del presente examen físico, se
sugiere continuar con el tratamiento actual, con estricto control médico
periódico multidisciplinario y su eventual pronto acceso a centros de salud
de alta complejidad en caso de una urgencia derivada de la patología
descripta ut supra”.
Que puesto los autos bajo estudio se advierte, contrariamente a lo
sostenido una vez más por la defensa, que el interno ha recibido en tiempo
y forma la atención médica necesaria para controlar sus padecimientos,
prueba de ello son las constancias rubricadas por los médicos tratantes que
surgen de fs. 712, 716, 717, 720 y 730, en la cual el común denominador
resulta ser que al momento del examen se encontraba en buen estado
general deambulando por sus propios medios, lo que denota el efectivo
cumplimiento por parte de la División Asistencia Médica en materia del
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cuidado del nombrado, de tal modo corresponde descartar el primer


extremo previsto en la ley 26.472 por cuanto, la privación de su libertad no
impide la recuperación y/o el tratamiento adecuado de su dolencia.
Que en tal sentido, no pueden dejar de advertirse las gestiones
efectuadas por el Servicio de Asistencia Médica con el objeto de lograr una
atención eficiente a los problemas que el interno precisa, el que por otra
parte, de las constancias de autos no surge que haya sufrido agravamiento,
infección o ausencia de elementos de higiene pertinentes. No se observa en
el caso como dicha situación de salud mejoraría si obtuviera el régimen de
arresto domiciliario, máxime cuando lo que en definitiva requiere es un
control periódico que es dispensado en su lugar de alojamiento.
Que equivoca los términos la defensa en cuanto a que no se le ha
provisto a su asistido de una atención de 24 hs, puesto que de ser así
debería contar con criterio médico de internación y ser tratado dentro de un
nosocomio, situación no acreditada ni solicitada por el perito de parte y
descartada por los galenos que lo examinaron, con lo cual su situación no
encuadraría dentro de los parámetros del inciso a) artículo 1 de la ley
26.472.
Que tampoco pudo demostrarse si las condiciones de encierro, más
allá de las manifestaciones formuladas por la parte, de ausencia de atención
médica, son las que implican que el trato brindado a Peña resulte indigno,
inhumano y/o cruel.
Que asimismo, ha quedado demostrado como se dijera en la
incidencia similar anterior que no es un paciente que padezca una
enfermedad incurable en periodo terminal, y que si bien es preciso que
cuente con una atención especializada en relación a sus dolencias, la
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defensa no acreditó porque razón los galenos pertenecientes al Hospital de


Marcos Paz no se encuentran capacitados ni calificados para atenderlo.
Que en cuanto a la crítica sobre la obtención de los turnos médicos,
debe señalarse que se ha garantizado en todo momento el derecho a la
obtención de una asistencia médica oportuna e integral conforme lo
normado en el art. 143 de la ley 24.660, con lo cual toda decisión que
implique una gestión diferente a lo ofrecido por el Estado en modo alguno
le será vedado, máxime cuando dicha situación se encuentra prevista
específicamente en el art. 148 de la prenombrada ley.
Que de tal manera, en esta nueva oportunidad, la defensa no acreditó
de qué manera la situación médica y psicológica del encartado se ha visto
agravada ni tampoco si se produjo perjuicio o lesión alguno en sus
derechos, por cuanto en todo momento se ha respetado su integridad física,
psíquica y moral.
Que en relación al pedido de la defensa, centrado en la aplicación del
art. 32, inciso d) de la ley 24.660 habré de adoptar criterio similar al
utilizado en la anterior incidencia, puesto que no ha incorporado nuevos
argumentos que deban ser tratados para analizar el presente caso, a lo que
debe sumarse lo expresado por la alzada en el presente legajo en tanto
señaló que “(…) la solicitud que intenta morigerar las condiciones de
detención del condenado Peña, no encuadra en ninguno de los extremos
previstos en la norma, situación que exime de continuar con el estudio
acerca de si, en el caso, la prisión domiciliaria se conjuga pacíficamente
con los objetivos trazados en el artículo 1° de la ley de ejecución penal”.
Que ahora bien, sin perjuicio de que no habrá de condecerse la
prisión domiciliaria, se ordenará al Sr. Director del Complejo Penitenciario
Federal n° II de Marcos Paz disponga toda medida conducente a mantener
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y promover el continuo y progresivo mantenimiento del estado de salud


psicofísica, promoverlo de la dieta adecuada, medicamentos y tratamiento
recomendado por los profesionales del establecimiento y de la clínica
privada. Asimismo se requerirá se remita a este Juzgado de Ejecucion de
modo quincenal un informe del estado de salud y gestionar los traslados al
Hospital extramuros.
Por todo ello, y de conformidad con lo dictaminado por el señor
Fiscal y con lo previsto en el art. 491 del CPPN, art. 32 y 33 de la ley
24.660 y normativa concordante.
RESUELVO:
I. NO HACER LUGAR a la incorporación al instituto de
PRISION DOMICILIARIA promovida respecto de HUGO
CESAR PEÑA
II. ORDENAR al Sr. Director del Complejo Penitenciario
Federal N° II de Marcos Paz que disponga toda medida
conducente a mantener y promover el progresivo
mantenimiento del estado de salud psicofísica del interno
Hugo Cesar Peña, proveerlo de la dieta adecuada,
medicamentos y tratamiento recomendado por los
profesionales del establecimiento y de la clínica privada.
Asimismo se requerirá se remita a este Juzgado de Ejecución
de modo quincenal informe detallado del estado de salud y
gestionar los traslados al Hospital extramuros.
III. Comuníquese y notifíquese mediante cedula a diligenciar en el
día.

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