Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
El concepto de pecado se debe a Lucien FEVBRE, con la intención, según manifiesta VILAR,
de alertar sobre los errores y las omisiones más graves y comunes que se cometen en Historia.
1- ANACRONISMO
Es ver el pasado con los ojos del presente y pasarlo a través de nuestros propios prejuicios
y estándares. Es el primer pecado y el más común.
Pensar que en el siglo XVI era “normal” no ser cristiano, hablar de “europeos”, no reparar
en la ausencia de muchos términos que fueron creados luego de la época en estudio (utillaje
mental), que en el ejemplo del autor (siguiendo a Febvre) serían los términos posteriores al siglo
XVI.
Anacronismo de Signo Inverso: 1984 de G. Orwell o Un mundo Feliz de A. Huxley, que
trasladan al futuro sus preocupaciones por el presente, en este caso de la época de la posguerra.
Muchos conceptos usados actualmente para describir procesos y épocas antiguas no
habían sido inventados, por lo que ésta es también una forma de anacronismo.
Reconstruimos de acuerdo a nuestros prejuicios y a nuestras imágenes estándar. El juego
de ambos factores (empírico y social) encierra la dinámica natural del cambio en la historia de la
ciencia.
4- DETERMINISMO
Determinismos creados por las diferentes corrientes científicas: de clima y raza (según los
positivistas), económico (según los marxistas), que da la primacía de todos los sucesos de la
sociedad a lo económico, relegando otras causas a un lugar menor.
Siguiendo a HOBSBAWM, Cortés Riera se preocupa en distinguir entre un componente de
marxismo vulgar o marxista en el análisis científico.
La Endogamia, como fenómeno que evita la disgregación del patrimonio y de los linajes,
pero que quien la establece es la Iglesia a través de las dispensas matrimoniales.
Los determinismos también han influido para mantener la estabilidad de determinadas
sociedades, como la de Nueva España, por períodos extremadamente prolongados.
Determinismo de Signo Inverso: esto es seguir a Weber pero hacerle decir que la causa
del capitalismo es el protestantismo.
5- PROVINCIANISMO
Es el pecado de creer que nuestra localidad y nuestra propia formación son el centro o el
ombligo del mundo, y que fuera de ellas nada vale la pena o despierta interés.
Provincianismo es cerrarse a la semiología, la lingüística, la paleontología o la física
cuántica. La complejidad pide una nueva integración entre cultura humanística y cultura científica.
El INDIVIDUALISMO es una tendencia muy del mundo hispánico: le tememos a las
comunidades de discurso, y allí afloran la crítica, la duplicación de temas, la envidia y los celos.
LA “HISTORIA LOCAL” NO EXISTE: todo está conectado.
7- ACRITICISMO
Los investigadores creen a ciegas lo que leen u oyen, lo que indica falta de análisis crítico y
de rigor historiográfico.
Cada vez que ejercemos la autocrítica, que comprobamos nuestras ideas a la luz del
mundo exterior, estamos haciendo ciencia. En cambio, cuando somos autoindulgentes y acríticos,
cuando confundimos esperanzas con hechos, caemos en la pseudociencia y la superstición.
8- CRONOLOGISMO
Linealidad en las explicaciones históricas.
El cronologismo aun goza de muy buena salud en las explicaciones históricas.
Fueron los positivistas los que lo llevaron a sus últimas consecuencias, ya que pensaban
que ordenar los hechos históricos en una rigurosa cronología daba explicación por sí misma a
tales hechos históricos: las famosas cadenas de causa y efecto.
Es ineludible dejar atrás la Historia-crónica y marchar hacia una Historia-investigación,
una explicación del pasado y no su simple descripción.
En respuesta a este pecado es que podemos ver temporalizaciones como la de Hobsbawm
y su “Largo s. XIX” o “Siglo Corto”, en referencia al s. XX (lo sitúa entre 1917 y 1991). El tiempo no
es un absoluto sino que depende del observador, diría Einstein.
La razón por la que este pecado ha tenido tan larga vida es porque la cronología ha sido,
desde los inicios de la civilización y quizá antes, el primer instrumento comparativo y jerarquizador
de lo sucedido. Por ello muchas veces la exposición histórica sólo conoce un tiempo
unidimensional, en el que los sucesos posteriores siguen a los anteriores y se hacen comprensibles
gracias a éstos.