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Olvídate del IQ .

En el futuro lo importante será la inteligencia


digital

Image: Image: Reuters/Adnan Abidi

19 feb 2018
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De acuerdo con el magnate Jack Ma, la clave del éxito es la inteligencia emocional. Pero si desea ser respetado,
necesitará un "alto LQ, el coe ciente intelectual (IQ) del amor”.

Independientemente de que estemos de acuerdo o no con esta a rmación, falta algo clave en su lista. Este otro
tipo de inteligencia es fundamental para navegar la clase de imperio que fundó el mismo Jack.

Eso es cierto: a medida que nuestros estilos de vida se vuelven más hiperconectados, la inteligencia digital (DQ)
se torna fundamental para el éxito individual y el bienestar de la sociedad. El problema es que la mayoría de las
naciones del mundo podrían no comprender correctamente lo que es la DQ o no tener las verdaderas implicancias
bajo su radar.

¿Qué es la DQ y por qué es tan importante?


Muchas personas suponen que la DQ está relacionada con las habilidades necesarias para utilizar la tecnología
con mayor e cacia, por ejemplo, cómo depurar una computadora que no arranca o cómo utilizar todas las
funciones del teléfono inteligente. En realidad, esto no es la DQ. Otras personas piensan que la DQ signi ca limitar
el tiempo de pantalla, ser conscientes de los peligros del uso excesivo de pantallas para el desarrollo de los niños,
saber cuándo desconectarse de sus dispositivos y conocer las consecuencias relacionadas con la adicción y la
“intoxicación digital”. Si bien esta es una parte de la DQ, es solo uno de los ocho elementos principales que la
de nen.

De acuerdo con el DQ Institute, que acuñó esta sigla en 2016, la inteligencia digital es “la suma de las habilidades
sociales, emocionales y cognitivas que les permiten a las personas enfrentar los desafíos y adaptarse a las
demandas de la vida digital”. Las demandas de la vida digital no se incrementan tanto por los dispositivos que
utilizamos como herramientas sino por las plataformas, aplicaciones y experiencias a las que estas herramientas
brindan acceso.

Todos los años se lanzan nuevos medios y plataformas digitales, y su habilidad para captar nuestra atención
como usuarios aumenta constantemente, a la vez que niños cada vez más pequeños obtienen acceso sin tener la
preparación adecuada. En la actualidad, un niño de tan solo ocho años fácilmente puede obtener acceso
independiente a Internet de una forma u otra.

Pero, a diferencia de la IQ, que comúnmente se considera una inteligencia genéticamente determinada, la DQ se
debe construir día a día. Es un precursor fundamental para el desarrollo de las habilidades del siglo XXI para la
fuerza de trabajo futura ya que, al igual que los idiomas, se asimila con mayor e cacia a una edad temprana.

Según un estudio reciente, llevado a cabo con 38 000 niños de entre 8 y 12 años en 29 países diferentes, más de
la mitad estuvieron expuestos a al menos una amenaza en línea. Estas amenazas incluyen menor empatía digital
—lo que genera mayor ansiedad y mayores presiones sociales entre sus pares— excesivo tiempo de pantalla,
adicción digital, ciberacoso, engaño pederasta en línea, robo de identidad digital, mal manejo de la privacidad en
línea y exposición a operaciones digitales de desinformación.

Un dato aún más alarmante: los jóvenes de los países emergentes estuvieron 1,3 veces más expuestos que sus
pares que viven en países digitalmente avanzados.
El hecho de que un niño pueda obtener acceso al mundo en línea desde la palma de su mano, en cualquier
momento y en cualquier lugar, debe ser una gran preocupación no solo para padres y organizaciones de la
sociedad civil; los educadores, los organismos encargados de aplicar la ley, el gobierno, los medios de
comunicación e incluso las plataformas y marcas de consumo deben comprender las implicancias.

¿Qué podría signi car todo esto para la sociedad?


En general, los sistemas educativos de todo el mundo no están bien equipados para establecer las normas y las
pautas en torno a la vida en línea de los jóvenes ni para integrar esta construcción de la capacidad de DQ en sus
escuelas. Como consecuencia, los niños y los padres generalmente deben arreglárselas solos con muy poco
apoyo concreto.

Las consecuencias pueden ser devastadoras: en algunas partes del mundo, el uso de las redes sociales por parte
de personas sin preparación ha estado relacionado con el aumento de la tasa de suicidios en adolescentes. Un
fenómeno menos obvio, pero igual de importante para la sociedad, es la relación entre la DQ y la difusión de
información digital errónea (también conocida como “noticias falsas”). La capacidad para prosperar de los
canales de desinformación ha estado vinculada con el bajo nivel de DQ de los usuarios que comparten esta
información. Sin un sólido discernimiento de la información digital y sin habilidades de pensamiento crítico,
arraigadas desde una edad temprana, las personas están más propensas a compartir información falsa sin
comprender las consecuencias.

Según la opinión de Dhruv Ghulati, director ejecutivo de Factmata, “cada eslabón de la cadena —desde periodistas
hasta políticos, desde plataformas hasta organizaciones de medios— debe mejorar para combatir las noticias
falsas. Sin embargo, en última instancia, la responsabilidad recae en nosotros, los usuarios”.

Otras consecuencias menos obvias del bajo nivel de DQ incluyen el riesgo de sucumbir a la manipulación en línea,
muy poca conciencia respecto de los datos personales y una menor privacidad en línea. La situación es grave:
incluso exempleados de grandes plataformas digitales han formado una coalición para luchar contra los grupos
de poder de Silicon Valley, por sus temores respecto de los impactos que tendrán las redes sociales en los
jóvenes a largo plazo. Este no es un desafío que cada familia deba enfrentar por sus propios medios. Este es un
problema que debe abordar la sociedad en su conjunto.

¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial al respecto?

El DQ Institute se fundó en octubre de 2016, durante un taller del Foro Económico Mundial, a partir de la
colaboración entre una ONG de Corea del Sur, InfollutionZERO y la Universidad tecnológica de Nanyang en
Singapur. En marzo de 2017, en asociación con el Foro Económico Mundial, el Instituto lanzó el movimiento
#DQEveryChild. Su objetivo es formar una coalición mundial de partes interesadas para impartir educación de
inteligencia digital a cada niño, cubriendo las brechas de los sistemas educativos que no tienen los recursos ni la
experiencia para brindarles a los ciudadanos estas importantes habilidades.

En nueve meses, el movimiento se ha propagado rápidamente y se convirtió en una coalición de más de 100
miembros que ha llegado a más de 600 000 niños en más de 30 países y en 15 idiomas diferentes. Child DQ
creció un 10 % en promedio, lo que se tradujo en un 15 % de reducción de las amenazas en línea. Consulte la
página de impacto de la coalición para obtener más información sobre los objetivos logrados durante el año
2017.

El mundo necesita inteligencia digital. A medida que la Cuarta Revolución Industrial avance y nuestras vidas estén
cada vez más conectadas, la salud y la prosperidad de las sociedades en todo el mundo dependerán de la
inteligencia digital.
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Written by

Claudio Cocorocchia, Acting Head of Information and Entertainment System Initiative, Global Leadership Fellow,
World Economic Forum Geneva

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no del Foro Económico Mundial.

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