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ANTROPOLOGÍA PARA ¿LA SALUD?

MICHEL VANESA PORTELA SÁNCHEZ

REGENCIA DE FARMACIA
UNIVERSIDAD
IBAGUÉ
2017
ANTROPOLOGÍA PARA ¿LA SALUD?

La dinámica socio cultural del nuevo mundo, entendido ello como la nueva
construcción de una sociedad global exigió el replanteamiento del estudio de la
salud desde todas las aristas posibles con la incorporación de elementos
generalmente excluyentes al concepto, así, el avance académico y del conocimiento
universal entre comienzos y el tercer cuarto del siglo XX, trajo consigo la aplicación
de múltiples conceptos antes aislados para indagar en nuevas formaciones
culturales, tecnológicas y sociales que se yerguen sobre el campo de la salud, por
lo que entonces fue necesario replantear las perspectivas de estudio de la misma y
reconfigurar incluso su fundamentación, no obstante ello no quiere decir que el
conocimiento existente y previo fuese invalidado o que la nueva concepción del
estudio de la salud sea una forma absoluta de entender su desarrollo, por el
contrario, solo se aportan herramientas adicionales para entender como ella se
instituye en cada sociedad, pues la divergencia entre una y otra acepción social
exige dar respuesta a procesos particulares y no a concepciones generalizadas,
cuando ello sea posible y necesario.
Así, esa incorporación de nuevos elementos al estudio de la salud, tornó imperioso
discernir en primer momento entre los conceptos de salud y medicina, pues la
acepción generalizada casi que ha llegado a generar una relación sinonímica entre
ambas concepciones, cuando aunque relacionadas, claramente difieren
estructuralmente, dado que mientras la primera se refiere al estado de bienestar
físico y mental de una persona la segunda apunta a la forma en que se garantiza el
mejor estado de la primera, es decir, aunque conceptos complementarios, difieren
en su fundamentación, por lo que en virtud de dicha diferenciación, el estudio sobre
el mejor estado de salud en la persona desde esta fundamentación académica se
pretende orientar desde la forma de su mantenimiento pero reconociendo la
existencia de agentes conceptuales externos, es decir, como el entorno puede influir
en el estudio de esa perspectiva médica.
Por ende, un elemento crucial en la nueva forma de entender el desarrollo médico
trajo consigo la aplicación del elemento antropológico para entender como el medio
en que se desarrolla ese concepto de medicina puede volatilizar y con ello modificar
el término, aislando su acepción absoluta y generalizada, como respuesta a la
influencia del entorno, no obstante, ello ha generado más preguntas que respuestas
y muchas veces ha permitido generar yerros de interpretación entre la mejor
definición de medicina para cuando ello se va a poner en práctica, dicho de otra
forma, la generación de esa relación medicina – antropología, sacude las bases de
la construcción conceptual de medicina pero cuando ello va a ser visto en la
práctica, pues aunque académica o teóricamente tiene incidencia desde la
estructuración del conocimiento, lo cierto es que en la experiencia o puesta en
funcionamiento es donde se verá si es benéfica la existencia de dicha relación casi
que simbiótica o por el contrario ello aleja a la medicina de su fin último, lograr y
mantener el mejor estado de salud de las personas, por ello, es importante
preguntarse con antelación a cualquier desarrollo, si ¿la inmersión de la
antropología en la medicina disminuye su efecto y aleja la posibilidad de la
consecución de su fin último?.
Para tratar de dar respuesta al planteamiento anteriormente esbozado, es
importante iniciar desde la concepción de la antropología en la intromisión de la
medicina y con ello en la salud, por ende es importante determinar que su presencia
o la ausencia parcial de ésta (enfermedad), no siempre suele estar determinada por
factores internos o propios del funcionamiento orgánico de la persona, sino por el
contrario, más allá, ello puede estar ligado a la forma de vida y el desarrollo social
o el medio en que se desenvuelve la cotidianidad de la persona, es decir, un
problema de salud desde esta perspectiva deja de ser netamente médico para
convertirse en uno de también de índole social, es decir, no se excluye una u otra
posición, solo se agregan ambas perspectivas, por ende, la configuración de la
medicina se extiende o se deja influenciar por campos de la practica social, es decir
por la antropología misma, iterando que ello se da siempre y cuando se tenga
claridad de que esta acepción considera que los problemas de salud no solo se ven
determinados por factores externos sino que también modifica las costumbres y la
dinámica social misma.
Para complementar esa perspectiva, es importante e imprescindible definir la
antropología como aquella ciencia social que se encarga de estudiar al hombre a
través de su entorno tanto social como culturar, es decir, visto como parte integrante
de una colectividad, o como fue dicho por García (2007), “La antropología es una
disciplina que estudia totalidades significantes (la cultura, la sociedad, el ritual, la
institución, el patrimonio...) desde conclusiones extraídas de la observación, la
experiencia y la interacción con personas en un terreno tan cercano al sentido
común como a la voluntad de aquellas por construir su propia vida", lo que es
entendido como el estudio del hombre en virtud de su naturaleza social pero desde
la perspectiva de las interacciones con ese medio, ello como pilar inicial para ilustrar
porque la antropología puede influir o ha influenciado en el estudio de la medicina y
con ello en la salud.
Si bien la teoría generalizada ha inculcado en el medio académico que el estudio de
la enfermedad y la salud provienen de una concepción netamente científica,
apoyado ello en lo expuesto por Dubos (1975) en su doctrina de la etiología
específica, en la que refiere que siempre en el estudio de las enfermedades es
posible identificar un agente causante de naturaleza específica, delimitando el
campo al estudio biológico y por ende científico, lo cierto es que dicha concepción
del pensamiento universal en lo que ha salud refiere ha tenido que ser revaluado,
pues la prestación de servicio médicos en cifras crecientes exponencialmente no
han aportado significativamente a la reducción de las enfermedades y a la aparición
de epidemias, pues los niveles de salud de muchos pueblos no se acompasan con
la realidad en que estos viven, dejando casi que la carga absoluta de la recuperación
en la prestación de un servicio médico eficiente, donde si bien ello es importante, lo
cierto es que no es el punto de mayor relevancia, dado que con ello se ha inculcado
una concepción de curación antes que de prevención, lo que sin duda aleja a la
medicina de su fin último, que como ya fue dicho, no es más que lograr y mantener
el bienestar físico y mental de las personas, es decir, que todos los seres humanos
sean saludables, si la amplitud del término permite dicha analogía, por lo que
entonces ha sido necesario estudiar al ser humano en su integralidad, dejando de
lado el individualismo del estudio médico, donde todo proviene del funcionamiento
interno de la persona y la eventual aparición de virus adquiridos por el entorno pero
recayendo nuevamente sobre el desarrollo individual o el funcionamiento propio del
ser, sin llegar a considerar como el ambiente, como la construcción social de su
entorno y la influencia culturar de su formación pueden conllevar a la presentación
de múltiples padecimientos, como pueden eliminarlos o más importante aún como
pueden aportar a prevenirlos.
Entonces la participación de la antropología en la salud, permite verla como
resultado proveniente del proceso matemático donde la constante es el individuo y
las variables son el ambiente físico y social, es decir, es la adaptación del ser
humano a dichos factores externos, permitiendo agregar a la definición del concepto
de medicina y con ello al sistema de salud, del análisis interdisciplinario, donde la
identificación de un problema de salud se vea como consecuencia tanto de agentes
nocivos (patógenos), como del ambiente, en el entendido de sus costumbres, la
forma de vida, el medio cultural, el desarrollo demográfico del territorio, el área
geográfica, las relaciones políticas, las variables socioeconómicas, los valores e
incluso la historia del lugar de residencia, elementos tan diversos pero de inigualable
importancia para lograr entender el desarrollo de una enfermedad y con ello la
solución o eliminación de la misma, pues pártase de un ejemplo, donde una gripa
se desarrolla en una ciudad como Bogotá donde el medio ambiente, la calidad del
aire, el tráfico y la altitud pueden propiciar su formación, ahora, tómese un municipio
como Uribía en la zona del Cabo de la Vela, donde las condiciones climatológicas,
del territorio, de la cultura y de los servicios públicos pueden influir de forma muy
diversa a como se dio en la ciudad inicialmente nombrada, es decir, ello solo refleja
que para diagnosticar efectivamente un padecimiento e indagar en la solución de
éste, es importante determinar todos los factores externos que bien pueden influir
aunque a primera vista ello parece no tener relevancia.
Por ende, lo que hasta ahora aquí se trata de establecer es que la participación de
la antropología en la medicina no puede ser visto como un proceso que la aísla de
la consecución de sus fines, por el contrario aporta herramientas, elementos y
fundamentos para ampliar su campo de visión y con ello de acción, dicho de otro
sentido, la relación se torna simbiótica, donde la medicina aporta el conocimiento
científico pero la antropología el conocimiento del entorno para acompasarse en
aras de la consecución de un fin común, para el logro de la salud en la particularidad
pero con miras a la colectividad.
Esta concepción claramente no es de fácil asimilación pues ello implica en tanto la
intromisión del carácter científico en la cotidianidad y de ésta en el estudio de la
ciencia de la salud, problema que parece no tener mayor trascendencia pero que si
se mira con detenimiento trae más aristas a estudiar que corrientes unificadoras que
asimilen de una vez por todas la inexorable existencia de esa relación simbiótica.
Así, resumiéndose lo anterior, el planteamiento que se ha esbozado genera un
panorama de estudio extenso en tanto el estudio de la medicina o la solución de
una enfermedad no es más que la consecuencia o el resultado del estudio de la
cultura de un pueblo y su forma de vida con todo lo que ello implica, sin dejar de
lado el más minúsculo elemento integrador, que en últimas se logran asociar a los
niveles de salud, así, de acuerdo con ello, lo que se considera es que la forma de
vida de un pueblo, no del individuo netamente, puede convertirse en un generador
de factores patógenos, retómese el caso del municipio de Uribía y el área del Cabo
de la Vela, donde no solo concurren factores socio económicos, políticos y del
territorio sino que además con mayor influencia se identifican factores etnológicos
dada la presencia de un gran porcentaje de población indígena, donde se estima
que cerca de 100.000 indígenas wayuu se encuentran en el municipio y un total de
260.000 en el departamento de la Guajira, es decir, la cosmovisión de esta
población es claramente diferente a la de la población occidental en general, tanto
su forma de vida y su desarrollo social está dado por su cultura, lengua y religión,
aunado a los graves problemas de analfabetismo que se ubica en un 60% de la
población, según el censo del año 2005, entonces las condiciones en que viven su
cotidianidad son claramente afectadas por el territorio pero determinadas por la
cultura, así, la generación una enfermedad puede no estar dada simplemente por
las condiciones climatológicas o del área geográfica sino por la forma en que se
desenvuelven y llevan su vida, por ende, aplicar criterios de prevención para este
tipo de áreas resulta ser una tarea diferencial al de otras áreas donde existan
condiciones relativamente similares, por lo que no puede pretenderse realizar un
estudio universal existiendo condiciones tan particulares y diferentes a las de la
generalidad.
Un caso más concreto en donde el estudio del hombre en su entorno da luces de la
influencia del entorno para la generación de enfermedades, que es de público
conocimiento lleva a ubicarnos en el momento de la conquista, donde según lo dicho
por Rodríguez (2007), el desastre demográfico sufrido por los indígenas americanos
fue a raíz de los cambios que experimentó su forma de vida, pues no solo se
modificaron costumbres propias de su construcción cultural sino que además se
trajo consigo enfermedades desde el sarampión hasta la tuberculosis, las que hasta
entonces eran inexistentes en el territorio americano, no obstante, como lo señala
Morey (1979), más allá de las enfermedades y los factores patógenos, los cambios
en la forma de vida trajeron más graves consecuencias, retomando para ello el caso
de los llanos orientales, donde el estudio de comunidades indígenas seminomadas
lograron permanecer en cierta forma a salvo dada su forma de vida, no obstante,
con la agrupación que hicieran los jesuitas en los centros poblaciones de naturaleza
misional, las enfermedades y con ello las epidemias lograron un desarrollo
inusitado, es decir, ello puede dilucidar lo que hasta ahora se ha tratado de exponer,
donde el entorno influye en la generación de enfermedades, indudable es que los
factores patógenos traen la mayor carga de culpabilidad, el problema radica en
entender porque ellos se generan en determinada población, cuando de epidemias
se trata, o porque se desarrolla en determinado territorio con mayor incidencia que
en otras partes, por lo que es importante entonces entender la realidad de las
enfermedades tanto desde el funcionamiento orgánico del individuo como de su
papel dentro de una colectividad, entonces es inseparable su naturaleza social con
la causación de enfermedades, así es más importante comprender el papel de la
antropología en la explicación de los tratamientos médicos, así, además, puede
pensarse que la mortalidad en comunidades étnicas que sufren en mayor porcentaje
de epidemias está determinado no solo por la falencia del servicio médico sino que
por factores externos, que pueden ir desde formas de vida y concepciones culturales
hasta la falta de provisión de sanidad social y cambios abruptos en las formas de
vida, mediadas no solo por el despojo de tierras sino por la población de grupos
poblaciones extranjeros (de la localidad más no del país) en las áreas geográficas
que han ocupado ancestralmente.
A este punto el estudio académico ya no solo trata de demostrar como la
Antropología es herramienta importante para determinar las causas de las
enfermedades, lograr la cura y generar un proceso consiente y generalizado
proveniente de un plan de salud pública de prevención, ello con respeto de las
condiciones del entorno y la influencia que éste genera sobre determinada
población, sino además, se trata de ubicar ello en la realidad social del país, pues
si bien existen zonas bajo condiciones repudiables y de reproche al papel del
Estado, lo cierto es que la problemática suele evidenciarse más en grupos
poblaciones que comparten condiciones especiales o que están fuertemente
determinadas por patrones culturales y sociales como consecuencia de su
cosmovisión, como es el caso de los grupos indígenas, dinámica de estudio
académica que lleva a entender el replanteamiento del estudio de la salud para darle
paso a la perspectiva antropológica pero a su vez a generar un llamado de atención
para los planes de salud y el sistema de seguridad social obsoleto e ineficiente que
posee el país, donde éste se volqué a cambiar el fundamento que se centra en la
cura o eliminación de enfermedades, la identificación de éstas y la posibilidad de su
erradicación para darle paso a la generación de una medicina social, la
incorporación de preceptos antropológicos al estudio de la medicina en el país,
donde se indague por las causas como alternativa de prevención y no forma de
recuperación, donde se investigue como el entorno influye en el individuo pero para
la toma de decisiones en pro de transformar las condiciones sociales que
predominan en el país y construir con ello un precepto médico encaminado a la
persona y no a la enfermedad, es decir, es humanizar la medicina.
Lo anterior como un primer punto de discusión de inevitable relevancia, pero no
como único en la dinámica de antropología y medicina, iterando lo dicho al principio,
suele existir la concepción equivocada de que salud es sinónimo de medicina, lo
que bien puede ser cierto parcialmente pero no absolutamente, sin embargo, es
importante indagar en cuanto al concepto que de medicina generalmente se tiene,
del que suele ubicarse en el área de la alopatía, concepto que según Meza (2011),
proviene del aforismo griego de contraria constrariis curantur, es decir, lo contrario
se cura con lo contrario, o dicho de otra forma, los síntomas de combaten con la
aplicación de sustancias químicas que se oponen a su manifestación, es decir, es
una forma de tratar una enfermedad con fármacos o medicamentos de origen
químico, forma de medicina de común desarrollo y general aplicación en los
sistemas de salud pública universales, no obstante, es importante ubicar ello en el
campo de lo anteriormente dicho, si bien puede ayudar a contrarrestar
enfermedades, lo cierto es que eso es lo que hace, curar, más no prevenir, aunado
a que ello desconoce el fundamento del estudio de la antropología médica o de la
salud, donde el entorno influye en la generación de enfermedades, pues el estudio
de la salud desde esa perspectiva solo busca la forma de como el desarrollo
tecnológico y el avance científico generen curas para las enfermedades,
generalmente las más comunes, pues no solo existe el fin de curar sino el lucro
económico dinamiza fuertemente esta aplicación del cuidado de la salud, no
obstante, esta perspectiva comporta una visión de la medicina desactualizada que
se limita al individuo y desconoce la posibilidad del campo de acción integral que
puede tener el estudio de la medicina desde la concepción antropológica.
No obstante, ello aun no desata el segundo punto de convergencia entre la
antropología y la medicina, ya se habló desde la prevención, punto de mayor
énfasis, pero ahora, desde la cura, puede también darse aplicación del estudio
antropológico en la medicina, recuérdese que éste se encargaba de estudiar al
hombre en la relación con su entorno, pues bien, ello también hace necesario
permitir que ese entorno de una herramienta adicional al estudio de la salud, sin
descuidar lo hasta ahora dicho, pues converge de manera importante, como lo dice
Herrera y Lobo (1999), la medicina tradicional, (discusión que fue zanjada frente al
concepto de medicina alopática por Menéndez (1994)), entendida como la
practicada por comunidades étnicas y que proviene de la tradición oral ancestral, ha
tratado los problemas de salud desde una visión mucho más integral, al entenderse
la ocurrencia de estos problemas en virtud de los factores comunitarios del paciente,
no obstante, al tratar de vincularse ese saber ancestral con la medicina moderna,
parece no existir consenso en la forma de relacionarse, pues ha tratado de
racionalizarse el estudio médico que realiza el Chamán o el encargado de la salud
de una comunidad indígena partiendo de la búsqueda científica, desligándolo de su
cosmovisión para encausarlo en la visión moderna, concepción equivocada, pues
se convierte al chamán en un técnico que aplica un conocimiento repetitivo y
generalizado, es decir, desnaturaliza su papel y el aporte que a la medicina este
pueda realizar, desligándolo de su carácter político e incluso religioso que para las
comunidades puede representar y que es la muestra fehaciente de la cultura y la
vida en comunidad de diferentes grupos étnicos. Es decir, es importante estudiar el
entorno en el desarrollo médico común en aras de la prevención, pero también es
importante indagar en la forma en que las minorías étnicas desarrollan su sistema
de salud ancestral en la cura de las enfermedades, pues hasta el momento, las
comunidades que no han sufridos choques culturales fuertes no han visto
modificadas sus conductas ni su forma de vivir por tanto su salud está encomendada
a la autoridad médica, suponiendo que el término sea aplicable, de la comunidad,
que utiliza un sistema de medicinas naturales y que suele dar resultados, pero del
que poco se investiga y mínimo interés se demuestra en aplicar a la medicina
moderna, es decir, en este punto, la antropología de la salud o de la medicina, puede
no solo aportar al conocimiento de las causas para hallar soluciones y generar un
esquema de prevención, sino que además, cuando ello resulte insuficiente puede
aportar a la cura de las enfermedades mediante la incorporación de los saberes
autóctonos ancestrales.
Por todo ello, el papel de la antropología en la consecución de los fines de la
medicina no solo no pretermite su logro, por el contrario propugna por este, permite
modificar la medicina moderna para extender su aplicación a grupos poblaciones
que ven afectada su salud por la ocurrencia común de epidemias, sirve como puente
entre las comunidades y las instituciones de salud y más aún, además permite la
confrontación de esquemas culturales en los sistemas de salud pública, pues es
importante entender que en un territorio tan diverso culturalmente y
etnográficamente, no pueden aplicarse los derroteros de las grandes urbes ni
siquiera las de las ciudades dentro del territorio nacional, por el contrario, el sistema
debe responder a la multiculturalidad, entendiendo que los problemas que se
suscitan en comunidades apartadas de la dinámica moderna de la globalización no
es un mero problema de educación, de formación o de comunicación, sino que
corresponde a todo un andamiaje de construcción cultural, una formación social y
una cosmovisión altamente diferenciada, lo que en muchas ocasiones hace
irreconciliable el papel del médico moderno con la cura de las enfermedades en este
tipo de comunidades, tal y como ha sido dicho por Morrón (2017) para el caso de la
Guajira, donde la mortalidad y la desnutrición infantil en la comunidad Wayuu
obedece a un problema estructural propio de su cultura, donde es la intromisión
equivocada de agentes externos la que ha generado la situación problémica que
hoy centra la atención del sistema de salud público colombiano, pues ello no
obedece a la presencia de patógenos en los niños de esta comunidad, sino que en
realidad obedece a un problema del entorno matizado por su cultura y su
construcción social, donde el Estado debe concurrir no a construir hospitales o
centros médicos que en nada servirán o solo paliaran la situación más no
erradicarán y evitarán su constante ocurrencia, por el contrario, el sistema de salud
debe desde una perspectiva antropológica indagar en los problemas que son
propios del entorno y que degeneran en esa situación, así, no solo es importante
reconocer su nivel de vida y la imposibilidad o el exabrupto que resultaría reformar
su tradición culturar para modernizar su comunidad, contrario sensu, lo que allí debe
es plantearse alternativas para reducir la incidencia negativa del entorno, pues la
geografía y la colonización en sus territorios han afectado considerablemente su
forma de vida y el desarrollo de su cotidianidad, trayendo consigo la presencia de
epidemias como la que fue objeto de planteamiento en este estudio y evidencia el
más claro ejemplo del papel relevante de la antropología en el sistema de salud y
más aún en el colombiano.
Es decir, en últimas, su papel no solo no obstruye el cumplimiento del fin de la
medicina, por el contario aporta a que sea posible en su universalidad, es decir, con
participación de todos los actores sociales y en favor de toda la colectividad, desde
la estructuración de un estudio interdisciplinario que tenga como pilares la
adaptación, el estudio del entorno, la investigación y el aprendizaje, lo que pueda
reflejarse en que la medicina se adapte tanto a los cambios propios del mundo
globalizado pero entienda la importancia del entorno en comunidades específicas,
se indague por los principales problemas que allí se suscitan y a partir de ello exista
un proceso metodológico de aprendizaje que se refleje en la generación de
soluciones y acciones concretas que desde la participación social y todo lo que ello
implica beneficien a la colectividad, sin importar su diferencia sociocultural, pues de
ello se deriva la universalización de la medicina en la búsqueda del bienestar físico
y mental de las personas, es decir, en la garantía del logro y mantenimiento de la
salud, así entonces la creación de equipos de medicina multidisciplinarios traen
consigo la sistematización de la información tanto médica en cuanto al tratamiento
de los factores patógenos y la realidad social que en determinado territorio y para
determinada población existe.
REFERENCIAS
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Económica.
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Morey, Robert. (1979). A joyful harvest of souls: disease and the destruction
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http://www.ugr.es/~pwlac/G24_51TomasAntonio_Rubio_Carrillo.html
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