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LOS CUATRO HOGARES DEL CRISTIANO

Salmo 23:1–6

La palabra “HOGAR” es maravillosa. Trae vívidos recuerdos.


Es la base de nuestra sociedad, allí aprendemos a vivir juntos.
Risa del niño; canción de cuna; fortaleza del padre y corazón de madre.
Es la primera escuela e iglesia, allí aprendemos lo correcto y bueno.
Es refugio, comodidad, alegría, cariño, que nada puede superar.
Es el lugar donde la cafetera al hervir canta de felicidad.

I. HOGAR PATERNO: EL CUIDADO DE DIOS


Donde nacimos llegando como bebés, dependientes de nuestros padres.
El niño no teme el futuro, sabe que sus padres son sus pastores.
Madre corrige sin herir, suaviza con ternura, maestra sin diploma.
Es el combustible que mantiene el fuego del hogar siempre ardiendo.
Es cual pastora para que “nada falte” en el constante suministro.
“Pastos delicados”. Es fortaleza y el normal crecimiento. Es salud.
“Aguas de reposo.” Es refrigerio en tiempos bochornosos (Ef. 6:1-3).

II. HOGAR NUPCIAL: LA DIRECCION DE DIOS


El que formamos con el ser amado. La ciudadela de nuestro descanso.
La vida no sólo debe ser trabajo sino reposo para orientarnos.
Con el sueño reponemos nuestras fuerzas gastadas (Sal. 127:2).
Este hogar, es la realidad de un maravilloso sueño (Gén. 2:21).
Adán fue creado social, afectuoso y cortés. “No halló ayuda.”
El hombre se enamora no de lo que ve sino de lo que sueña. (Can. 2:16).
La mujer no fue sacada de la cabeza del hombre ni de los pies, sino bajo de su brazo y
cerca del corazón para ser amada.

III. HOGAR ESPIRITUAL: LA PROTECCION DE DIOS


En Luc. 10:34-35, vendó heridas, llevólo al mesón y pagó el gasto.
El v. 5 habla de tres cosas: 1. la mesa; 2. el aceite y 3. la copa.
Figura de la comunión, la unción y adoración con gozo rebosante.
Mesa alimento; aceite la unción del Espíritu Santo y la copa la abundancia.
“Confortará mi alma”, restaura y aviva la senda a seguir.
Valle de sombra no espanta; él está donde hay dos o tres. (Mat. 28:20).

IV. HOGAR CELESTIAL: LA ABUNDANCIA DE DIOS


Empieza primavera, sigue el verano, el otoño y acabamos en invierno.
El creyente no llega a su fin sin la escolta del bien y la misericordia.
No sólo BIEN; como pecadores necesitamos de su misericordia.
No sólo MISERICORDIA; como pobres necesitamos de su bien.
Va delante como pastor (Jn. 10:4), y a los costados el bien y misericordia.
He aquí la garantía de Dios “ciertamente” y para siempre. (Fil. 1:6).
PREPARANDOSE PARA LA ETERNIDAD
Amós 4:4–13

Pocas veces se habla de la muerte, es asunto dejado atrás.


Al estudiar al hombre; se prepara en distintos órdenes; no morir.
Espera vivir, triunfar en la vida, nunca piensa en la eternidad.

I. ¿POR QUE DEBEMOS PREPARARNOS?


Porque habrá un encuentro con Dios. Habrá un día de cuentas.
Algunos afirman que nacemos inocentes y que se nos pegó el mal.
Pero Dios habla diferente que los hombres (Sal. 51:5; 14:1-4).
Nuestra mayor responsabilidad es poseer un alma inmortal.
“La vida no es la vida que vivimos, la vida es el honor, el recuerdo.
Por eso hay muertos que en el mundo viven, y vivos en el mundo, muertos.”

II. ¿PARA QUE PREPARARNOS?


1. Dios lo dice. 2. La experiencia lo confirma (Ecl. 12:7).
Debemos recordar que somos polvo y que poseemos un espíritu.
Prepararnos, porque Dios conoce nuestro pasado, presente y futuro.
En el calendario de Dios hay año, mes, día y hora para partir.
Dios sabe de nuestras flaquezas, peligros y posibilidades.

III. ¿COMO PREPARARNOS?


Se habla de ser buenos, de obras buenas, de ceremonias y ritos.
El camino más seguro es el trazado por Dios en su Palabra.
1. Arrepentimiento para con Dios. 2. Fe en el Señor Jesucristo.
Arrepentimiento es el reconocimiento de nuestra condición.
Fe es el descanso en Aquel que vino a buscar y a salvar al pecador.
Rom. 5:1. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz …”

IV. ¿CUANDO PREPARARNOS?


Dice el texto: “prepárate” ¿cuándo? En la vida sólo hay dos días.
Hoy y la eternidad. Nuestra disponibilidad es HOY. (2 Cor. 6:2).
El que pierda esta batalla la perderá para siempre. HOY debe ser.
Por lo que sé sólo a tres clases de personas Dios no podrá condenar:
1. Los niños inocentes; la sangre de Cristo les alcanza. (Stg. 4:17).
2. Los locos, por ser irresponsables de sus actos. “Consumado es”.
3. El pecador que acepta a Jesús como Salvador. Murió por mí.

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