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Espacio= Extensión del universo donde están contenidos todos los objetos sensibles que coexisten

Sitio= extensión que ocupa cada objeto sensible

Lugar=Tiempo y ocasión de oportunidad que puede ser ocupado

Definición de Sitio de Memoria según el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur
(IPPDH):

“Sitio de memoria: Siguiendo los criterios del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH),
se consideran sitios de memoria todos aquellos lugares donde se cometieron graves violaciones a los derechos
humanos, o donde se resistieron o enfrentaron esas violaciones, o que por algún motivo las víctimas, sus familiares o las
comunidades los asocian con esos acontecimientos, y que son utilizados para recuperar, repensar, y transmitir procesos
traumáticos, y/o para homenajear y reparar a las víctimas”

Definición de Sitio de Memoria en la Argentina:


“Según la Ley Nacional 26.691, sancionada el 29 de junio de 2011, se declara Sitios de Memoria del Terrorismo de
Estado a los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio o donde
sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal desarrollada durante el terrorismo de Estado
ejercido en el país hasta el 10 de diciembre de 1983.”

Definición de Sitio de Memoria en Chile según una Página Web de Turismo de Ilustre Municipalidad de
Santiago:

“La ciudad de Santiago mantiene en la memoria, los hechos que han marcado su historia, uno de ellos, el Golpe
Militar de 1973 y los sucesos que se desencadenaron a partir de uno de los episodios más determinantes y
dramáticos de la historia de Chile.

Esta sección propone un recorrido por algunos de los sitios recuperados y las placas y memoriales instalados en
recuerdo de quienes sufrieron violaciones a sus Derechos Humanos durante la dictadura cívico militar que rigió al
país entre 1973 y1989. “
“Son espacios que buscan difundir los hechos e invitan a reflexionar sobre el pasado, el presente y el
futuro.”
Revista Observatorio Cultural

Los sitios de memoria: Recordar para reparar y construir

Juan. E. Serrano
Equipo de Políticas Culturales, Departamento de Estudios, CNCA.

Desde el retorno de la democracia, espacios en los que se cometieron violaciones de derechos


humanos durante la dictadura han sido recuperados y transformados en “sitios de la memoria”. Estos
lugares son gestionados por agrupaciones de derechos humanos con el doble objetivo de reparar
simbólicamente a las víctimas en acorde con la legislación internacional y transmitir a las futuras
generaciones estos trágicos episodios, combatiendo así el olvido de la represión de la dictadura. Las
máximas autoridades han reconocido recientemente la importante labor cultural y pedagógica de los
sitios en pos de la construcción de una democracia justa.

Genealogía de un concepto

En el campo académico, la noción de sitio o lugar de memoria encuentra su origen en la obra del
historiador francés Pierre Nora (1984), coordinador del monumental proyecto Les lieux de mémoire,
que vio la luz en la década de 1980 en siete volúmenes compuestos por 135 artículos y más de
5.600 páginas, en el que participaron casi 100 autores. Este estudio realizó un inventario crítico de
los espacios físicos y simbólicos sobre los que la nación francesa funda y transmite su identidad. El
éxito de la obra fue tal que inspiró proyectos similares en otros países y llegó a desbordar la
academia para instalarse en el sentido común de la sociedad.[1] Esta caracterización nos invita a
tomar en cuenta la dimensión cultural de los sitios de la memoria como espacios que la comunidad
decide preservar con el fin transmitir valores éticos sobre los que fundar una identidad común
ciudadana (Halbwachs, 2004; Candau, 2006; Lavabre 2009). Entendemos así, por ejemplo, la
necesidad democrática de preservar espacios como el campo de exterminio de Auschwitz, sitio de la
memoria europeo por excelencia, cuya misión no es otra que impedir el olvido de la barbarie
totalitaria que recorrió el continente el siglo pasado. De eso se sigue que la destrucción de espacios
donde se cometieron de crímenes contra la humanidad no tiene cabida en democracia. En este
sentido, y tal como afirma el filósofo Tzvetan Todorov (1995), la eliminación de pruebas y la
manipulación del pasado son un elemento característico de las dictaduras totalitarias, adictas a los
“abusos de la memoria”, siendo en este sentido paradigmático el caso de la masacre de Katyn en
Polonia. Una lógica de gobernar el presente controlando el pasado desde el maniqueísmo mesiánico
tan finamente plasmada, en un registro literario, por George Orwell en 1984 y Milan Kundera en La
insoportable levedad del ser.

De esta manera, en la mayoría de los países con pasados dictatoriales, la recuperación y


preservación de los sitios de la memoria representan hoy día un instrumento de reparación simbólica
de las víctimas de violaciones de derechos humanos expresada en el espacio público y dirigida, por
tanto, al conjunto de la sociedad. En este sentido, cabe destacar el trabajo de sistematización
realizado por Instituto de Políticas Públicas sobre Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH, 2012),
así como la puesta en común de experiencias y aprendizajes en la gestión de sitios de todo el mundo
en el seno de la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia y la Red de Sitios de Memoria
Latinoamericanos y Caribeños.
Los sitios de memoria en Chile

En Chile, los sitios de memoria expresan por tanto la voluntad democrática de impedir que episodios
tan trágicos como fundamentales para el país caigan en el olvido y puedan por ello repetirse en el
futuro. Así quedó recogido en el Informe Valech en 2010 al establecer que para ahondar el
aprendizaje colectivo y la calidad democrática de nuestro país es necesario declarar “los principales
centros de tortura como monumentos nacionales y la creación de memoriales y sitios recordatorios
de las víctimas de violaciones a los derechos humanos y violencia política.”[2]

Sentado lo anterior, los sitios de la memoria chilenos contrastan con las dificultades experimentadas
en otros países a la hora de elaborar políticas públicas de la memoria (Gensburger 2010, Aguilar
2008, Lefranc 2004). Debemos destacar por tanto la fructífera colaboración existente en nuestro país
entre las autoridades públicas y la sociedad civil que, si bien no ha estado siempre exenta de
conflictos, se esfuerza en respetar la autonomía de las agrupaciones de derechos humanos, las
verdaderas protagonistas de la gestión de los sitios.

Esta labor fue impulsada con la creación en 2009 del Instituto Chileno de Derecho Humanos, a la
que su sumó la labor del Consejo de la Cultura y las Artes, gracias a la inclusión del “rescate de la
memoria histórica y el diálogo intercultural como motor de identidad” y “la defensa de los derechos
humanos y el respeto por las minorías” como valores inspiradores de la acción pública en la Política
Cultural 2011-2016 (CNCA, 2011, p.52). Cabe destacar del mismo modo los actos de
conmemoración del 11 de septiembre en 2016, en los que participaron por primera vez autoridades
ministeriales, acudiendo a la Villa Grimaldi, el Estadio Nacional o el Estadio Víctor Jara.3 El Ministro
del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Ernesto Ottone R., participó en los actos visitando la
antigua Clínica Santa Lucía, centro de detención y tortura de la DINA. Este reconocimiento
institucional ha sido posible gracias
a la exitosa gestión de los sitios de la memoria desarrollada desde mitad de los años 1990. A
continuación presentaremos someramente algunos de los principales sitios de la memoria chilenos.

1. Villa Grimaldi
El primer sitio de la memoria recuperado en Chile fue la Villa Grimaldi, antiguo Cuartel Terranova,
donde se calcula que pasaron cerca de 4.500 prisioneros políticos de los cuales al menos 228 son
detenidos desaparecidos. El sitio se encuentra gestionado desde 1996 por la Corporación Parque
por la Paz Villa Grimaldi, siendo declarado Monumento Histórico por el Decreto Exento N° 264 del 27
de abril 2004.4 El decreto justifica esta medida así:

“Que, luego del Golpe de Estado de 1973, Villa Grimaldi pasa a poder de la Dirección de Inteligencia
Nacional (DINA), que la transforma en su Cuartel Terranova, siendo el centro de detención, tortura y
exterminio más importante del país, desde 1973 hasta fines de la década de los ochenta. Que, el
Parque Por La Paz Villa Grimaldi, luego de ser un lugar de detención y tortura, se ha convertido en
un lugar de promoción de los derechos humanos, siendo el único sitio de estas características que
se logró recuperar y conservar en América Latina, por lo que se convierte en un ejemplo del
‘Patrimonio del Dolor’, que acoge a las personas de distintas ideologías políticas, creencias religiosas
y edades, constituyéndose,
además, tanto en lugar de encuentros masivos como a nivel personal e íntimo.”

2. Estadio Nacional
El Estadio Nacional, inaugurado en 1938, fue el centro de prisioneros más grande después del golpe
de Estado de 1973, además de ocupar un lugar en nuestra memoria colectiva debido a su larga
historia, siendo testigo entre otros eventos del Mundial de Fútbol de 1962. El estadio fue declarado
Monumento Histórico por el Decreto Exento nº 710 del 11 de septiembre de 2003 en respuesta a la
iniciativa surgida de la sociedad civil por el Comité Proyecto Estadio Nacional, Memoria Nacional.
Dicho comité, que
contó con un gran apoyo nacional e internacional, institucional y social, impulsó el proyecto de
intervención del estadio concebido por los arquitectos Claudia Woywood Rodríguez y Marcelo
Rodríguez Whipple, nieta e hijo del arquitecto Alejandro Rodríguez Urzúa, detenido y desaparecido
en julio de 1976.

3. Estadio Víctor Jara


El estadio Víctor Jara, ex-Estadio de Chile fue inaugurado en 1969 cambiando de nombre en 2003
en homenaje al cantautor popular quien fuera detenido, torturado y asesinado en el recinto. El lugar
fue declarado Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico por el Decreto nº 483
del 2 de marzo 2010. Dicho decreto resalta la importancia histórica del lugar dado que el estadio:
“fue el primer recinto deportivo techado en Chile. Fue sede del Festival de la Nueva Canción Chilena,
una de las expresiones más importante de la música popular en los años 1969, 1970 y 1971 y en
este marco cabe señalar que el año 1969 obtuvo el primer lugar “Plegaria de un labrador” de Víctor
Jara y el lugar donde se estrenó la Cantata Santa María de Iquique de Luis Advis, interpretada por el
grupo Quilapayún, en el año 1970. Que, a contar del 11 de septiembre de 1973 el Estadio Víctor Jara
fue utilizado como centro de detención por la Junta Militar de Gobierno. (…) En noviembre de 1973,
el Ministro de Interior de la Junta de Gobierno, anunció que el Estadio Nacional había ‘quedado
completamente despejado’ y que 109 detenidos serían trasladados al Estadio Chile. Desde ese
momento y hasta julio de 1974 el ex-Estadio Chile se transformó en el principal centro de detención
de la capital.”

4. Londres 38
El edificio situado en la calle Londres de Santiago fue uno de los tantos recintos clandestinos
utilizados por la DINA durante la dictadura. El lugar fue declarado monumento histórico tras la
presentación del Colectivo de Detenidos Sobrevivientes y Familiares y Compañeros de Detenidos
Desaparecidos de Londres 38 por el Decreto Exento nº 1.413 del 4 de octubre 2005. En julio 2009,
tras la celebración de mesas de trabajo para elaborar un proyecto para este sitio histórico, en las que
participaron agrupaciones de derechos humanos, expertos y representantes públicos, se creó la
entidad encargada actualmente de la gestión del lugar: Londres 38, Casa de la Memoria.5 El decreto
mencionado justifica la importancia de este sitio del siguiente modo:

“Que dicho recinto fue uno de los centros de detención, tortura y exterminio de detenidos políticos
más importante de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), durante el primer año de dictadura
militar, hasta septiembre de 1974. Que durante el período en que operó la Dirección de Inteligencia
Nacional (DINA) en Londres 38 (actual Londres 40), los agentes de esa organización hicieron
desaparecer
o ejecutaron alrededor de 94 personas (81 hombres y 13 mujeres) que ingresaron a ese recinto
como detenidos políticos, (…) Que si bien está localizado en un sector declarado Zona Típica o
Pintoresca, la protección del inmueble radica en su valor histórico, derivado del destino que se le
asignó durante el primer año de la dictadura militar.”

Conclusión
De esta manera vemos como un modelo propiamente chileno de políticas de la memoria ha sido
constituido desde la experiencia en gestión de los sitios. Un modelo inspirado en un proyecto de país
(Garretón 2003, Stern 2004, 2010) con una vocación de permanencia en más allá de la temporalidad
institucional y desde la autonomía frente a posibles instrumentalizaciones políticas. Los sitios de
memoria previenen así la privatización del sufrimiento y el recuerdo asumiendo tanto la dificultad
como la necesidad de sacar lecciones de la historia que favorezcan la convivencia desde la
pluralidad y el respeto a los valores democráticos.

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[1] La noción de “lugar de la memoria” fue introducida en el diccionario Le Grand Robert de la


Langue Française de 1993 con la siguiente definición: “unidad significativa de orden material o ideal,
a la que la voluntad de los hombres o el trabajo del tiempo convirtieron en un elemento simbólico de
una determinada comunidad (citado por Candu, 2006, p.111).”

[2 ]Para mayor información, ver www.indh.cl

[3] “Ministros visitan sitios de memoria a 43 años del golpe de Pinochet”, El Mostrador, 10 de
septiembre 2016, recuperado de www.elmostrador.cl;

[4] Para mayor información, ver http://villagrimaldi.cl

[5] www.londres38.cl

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Referencias bibliográficas*
Aguilar, Paloma (2008). Políticas de la memoria. Memorias de la política. El caso español en
perspectiva comparada. Madrid, Alianza Editorial.
Candu, Joël (2006). Antropología de la memoria. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) (2011). Política Cultural 2011- 2016. Santiago,
2011, (disponible en www.cultura.gob.cl)
Halbwachs, Maurice (2004). La memoria colectiva. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza.
Garretón, Miguel Ángel (2003). “Memoria y proyecto de país”, Revista de Ciencia Política, Vol. XXIII,
n.2, pp. 215-230.
Gensburger, Sarah (2010). Les Justes de France. Politiques publiques de la mémoire. París, Presses
de Sciences Po.
Instituto de Políticas Públicas sobre Derechos Humanos (IPPDH) (2012). Principios fundamentales
para las políticas públicas sobre los sitios de la memoria. Buenos Aires, Mercosur.
Jelin, Elizabeth (2001). Los trabajos de la memoria. Buenos Aires-Madrid, Siglo XXI.
Lavabre, Marie-Claire (2009). “La memoria fragmentada. ¿Se puede influenciar la memoria?”.
Revista de antropología y sociología: Virajes, 11, pp.15-28.
Lefranc, Sandrine (2004). Políticas del perdón. Madrid, Cátedra.
Nora, Pierre (ed.) (1992). Les lieux de mémoire. París, Gallimard.
Todorov, Tzvetan (1995). Los abusos de la memoria. Barcelona, Paidós Ibérica.
Stern, Steve (2004). Remembering Pinochet’s Chile: The Memory Box of Pinochet’s
Chile. Durham, Duke University Press Books.
___________ (2010). Reckoning with Pinochet: The Memory Question in Democratic Chile, 1989
2006. Durham, Duke University Press Books.
* La revista Observatorio Cultural agradece el aporte de Francia Jamett, Jefa de
la Unidad de Memoria y Derechos Humanos del Departamento de Ciudadanía
y Cultura del CNCA, a este artículo.
Sobre los “Lugares de la memoria”
Publicado el 5 noviembre, 2010 por lregala2
¿QUÉ SON LOS LUGARES DE LA MEMORIA?

Si además de considerar a la historiografía como una práctica cultural se toma en cuenta el vínculo que
entablará a la postre con la opinión pública, resulta interesante tomar en cuenta la noción lugares de la
memoria señalada por el historiador francés Pierre Nora.

Sobre la expresión “lugares de la memoria” (lieux de mémoire) hay que seguir la explicación que nos
proporciona su propio mentor cuando, en primer lugar, nos recuerda que este neologismo viene del latín,
de la tradición de la retórica antigua, de Cicerón y de Quintiliano, quienes aconsejaban asociar, para
fijar el orden del discurso, una idea a un lugar. Es decir, establecer un locus memoriae. Señala, asimismo,
que en nuestra época, la expresión apareció a fines de los años setenta en Francia a partir de un
sentimiento de pérdida de una historia –memoria es decir, de un contexto de la memoria en el que la
Historia había sido la principal formadora de la conciencia nacional. Dicho sentimiento de pérdida surgió
porque se hizo patente que un inmenso capital de memoria colectiva un stock de memoria histórica vivido
al calor de la tradición caía en la nada para no revivir más que a través de una historia científica y
reconstitutiva.

Un lugar de la memoria es un conjunto conformado por una realidad histórica y otra simbólica. Según
Nora, cuando un personaje, un lugar o un hecho es constituido como lugar de la memoria es que se está
desentrañando su verdad simbólica más allá de su realidad histórica. Se trata de constituir un conjunto
simbólico y advertir la lógica que las reúne. Por ejemplo, los Lugares de la memoria de la nación francesa
se plasman a decir del propio Nora en: lo inmaterial, la herencia de larga duración; lo material que
comprende el territorio con sus fronteras, el patrimonio y los hombres y, finalmente lo ideal, las ideas
fuerza. Pero Pollak agrega que esos diferentes puntos de referencia son indicadores empíricos de
memoria colectiva de un determinado grupo, una memoria estructurada con sus jerarquías y
clasificaciones.

Nora ha aclarado que los llamados lugares de la memoria no se reducen a monumentos o acontecimientos
memorables; a objetos puramente materiales, físicos, palpables y visibles que generalmente son utilizados
por los poderes públicos. Especifica que “lugar de la memoria” es una noción abstracta, puramente
simbólica, destinada a desentrañar la dimensión rememoradora de los objetos que pueden ser materiales
pero sobre todo inmateriales. En consecuencia, un lugar de la memoria no comprende un inventario
exhaustivo ni tiene alcance enciclopédico, tampoco es una simple referencia.
Puede leerse más sobre el tema en Regalado de Hurtado yLiliana Clío, “Mnemósine. Estudios sobre
historia, memoria e historia del tiempo presente.” Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica
del Perú; Fondo Editorial Universidad Nacional Mayor de San Marcos 2007

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