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Definición, signos y síntomas, y etiología de las siguientes patologías infantiles:

Neuroblastoma

El Neuroblastoma es un cáncer poco común del sistema nervioso simpático – la red nerviosa que envía los mensajes
desde el cerebro a través del cuerpo. Es el tumor más frecuente durante los 2 primeros años de vida y, después de los
tumores del sistema nervioso central como conjunto, el tumor sólido más frecuente del niño. En total representa el 8-10% de
los tumores pediátricos. Su incidencia estimada es de 1 por cada 7.000 recién nacidos vivos, lo que supone que en USA se
diagnostican unos 700 nuevos casos cada año y en España unos 50. El NB es un tumor embrionario y la edad media al
diagnóstico es de 2 años, teniendo en cuenta que el 90% se diagnostican antes de los 5 años. Los tumores pueden
formarse en el tejido nervioso de la glándula suprarrenal (el sitio más frecuente) pero también en el cuello, tórax, abdomen o
pelvis. También pueden estar diseminados en otras áreas o sistemas del cuerpo, como los huesos o la médula ósea.
Se desconoce el origen o qué causa el neuroblastoma. En cualquier caso es la presencia de células anómalas que
persisten en el desarrollo normal del sistema nervioso simpático. No existe ninguna evidencia actual que indique una
asociación clara con ningún factor ambiental, químico, biológico o por irradiación y el desarrollo del neuroblastoma.
El tratamiento del neuroblastoma varía en función de diversos factores, fundamentalmente el estadío de la enfermedad y la
edad del paciente. El programa terapéutico debe estar orientado a minimizar el uso de aquellas sustancias más tóxicas,
como la quimioterapia o la radioterapia, y fomentar el tratamiento de la inmunoterapia, un modelo de tratamiento diseñado
para eliminar directamente las células del neuroblastoma reforzando las defensas del cuerpo.

Síntomas
Los síntomas iniciales del Neuroblastoma son muy vagos y en general incluyen la fatiga y pérdida del apetito.
Síntomas por lo demás ambiguos en un niño de tan corta edad. A medida que la enfermedad progresa pueden aparecer
síntomas determinados por la localización del tumor. Si es en el abdomen, puede aparecer un vientre algo hinchado, dolor
abdominal, y estreñimiento o diarrea. En el pulmón, localización rara, puede dar sensación de dificultad respiratoria. Si
afecta la médula espinal será la debilidad muscular y dificultad para caminar. Si es en el sistema nervioso central puede dar
dolor de cabeza, alteraciones de la visión, o alteración en el tamaño de los ojos. Algunos niños sufren dolor en los huesos y
articulaciones, sobre todo si existe un tumor afectando en especial alguno de ellos. En cualquier caso todos estos síntomas
son comunes a muchas otras enfermedades, muchas de ellas banales, cuadros gripales, infecciones digestivas o
respiratorias, etc. y otras graves pero más frecuentes como la enfermedades reumáticas, infecciosas o neurológicas.

Diagnóstico
El diagnóstico del neuroblastoma está acompañado del nivel o grado de enfermedad que padece el niño. Para ello el
equipo médico especialista en oncología pediátrica debe realizar además de una historia clínica y una exploración física
adecuada, una serie de exámenes complementarios que serán los que ayudarán a determinar el estadío y alcance de la
enfermedad al objeto de adecuar el tratamiento. Se necesita la biopsia del tumor, el aspirado medular o su biopsia y el
examen de orina. El resto de las pruebas ayudan a confirmar el diagnóstico y sirven para medir la extensión y su
estadío. Tomografía Axial Computerizada TAC – Resonancia Magnética

Estadíos
Conceptos sobre los estadíos Estadíos de la enfermedad
Estadiaje del Neuroblastoma Estadiaje Estadío 1 El tumor se halla en la zona en la que ha crecido no hay diseminación
no significa evolución ni metástasis y puede ser extirpado por completo mediante cirugía.
Cada Estadío es un TIPO de Estadío 2A El tumor se halla en la zona en la que ha crecido no hay
Neuroblastoma diseminación ni metástasis y no puede ser extirpado por completo mediante
No se pasa de Estadio 3 a 4, ni de 1 a cirugía.
2A Los 4 son 4 desde el inicio. Con Estadío 2B El tumor se halla en la zona en la que ha crecido y no es posible
afectación local y diseminada. extirparlo por completo mediante cirugía. Se observan células de neuroblastoma
Si es Estadío 4 no fue 3 antes. en los ganglios adyacentes al tumor.
Un diagnóstico más temprano implica Estadío 3 El tumor no puede ser extirpado completamente mediante cirugía y
menos diseminación o menos tamaño puede:
del tumor pero el mismo TIPO de
neuroblastoma. IMPORTA saber si hay Estar diseminado al otro lado del cuerpo y presenta invasión de los ganglios
o no amplificación del Myc Eso Sí debe adyacentes
saberlo Permanecer confinado en la zona donde apareció, pero afecta los ganglios de la
zona de la otra parte del cuerpo
Permanecer en la mitad del cuerpo donde apareció y afecta a ganglios de
ambos lados del cuerpo
Estadío 4 El tumor está diseminado a los nódulos linfáticos, la medula ósea, el
propio hueso, hígado, y/o otros órganos (excepto en los definidos como estadio
4S).
Estadío 4S solo es aplicable a niños menores de un año. El tumor se halla en la
zona donde crece, como en los estadíos 1 y 2, pero algunas células pueden
alcanzar la médula ósea, el hígado o el hueso.

Retinoblastoma

El retinoblastoma es el tumor ocular más frecuente en niños. Se origina a partir de la retina en desarrollo y
habitualmente se presenta en pacientes menores de 3 años. Es un raro tumor canceroso de una parte del ojo llamada
retina.

Causas
El retinoblastoma es causado por una mutación en un gen que controla la forma como las células se dividen. En
consecuencia, las células se multiplican fuera de control y se vuelven cancerosas.
En aproximadamente la mitad de los casos, esta mutación se desarrolla en un niño cuya familia nunca ha tenido cáncer en
el ojo. En otros casos, la mutación está presente en varios miembros de la familia. Si la mutación es hereditaria, existe un
50% de probabilidades de que los hijos de una persona afectada también tengan la mutación. Por lo tanto, estos niños
tendrán un alto riesgo de desarrollar retinoblastoma.
Los signos y síntomas del retinoblastoma incluyen:
- Reflejo blanco o resplandor en una o ambas pupilas del niño cuando se exponen a la luz (como en una fotografía tomada
con un flash). Toda la pupila suele aparecer blanca o rosa. El resplandor blanco de la pupila se llama leucocoria.
- Estrabismo (los ojos no parecen mirar en la misma dirección) o movimientos de los ojos no coordinados.
- Enrojecimiento e inflamación de la parte blanca del ojo.
- Visión borrosa. Los niños pueden toparse con cosas porque no pueden ver con claridad. A veces no pueden comer
alimentos en un lado de su plato o jugar con los juguetes porque parte de su visión está bloqueada.
- Dolor en los ojos.
- Bizquera.
- Agrandamiento del ojo (buftalmos).
- Ojo que sobresale de la órbita del ojo (proptosis).

El cáncer generalmente afecta a niños menores de 6 años. Se diagnostica con mayor frecuencia en niños entre 1 y 2 años
Hay síntomas de retinoblastoma raros como:
- Heterocromía. Cada iris es de un color diferente.
- Hifema. Sangre delante del iris.
- La pupila no disminuye(no se estrecha) cuando se expone a la luz brillante.
- Dolores de cabeza. Pueden estar asociados con retinoblastoma trilateral (un tipo de cáncer cerebral infantil que puede
desarrollarse junto con al retinoblastoma en ambos ojos).
Tipos de Retinoblastoma
El retinoblastoma se puede clasificar en función de su causa, de cómo crece y de dónde se encuentra.

(a) Retinoblastomas clasificados por causa: Tres tipos de retinoblastoma son clasificados de acuerdo con cómo se
produjo la mutación del gen RB1:
- Retinoblastoma no hereditario. En algún momento después de la concepción, el gen del retinoblastoma (RB1)
mutó por casualidad (mutación esporádica) en una célula del retinoblasto del ojo. La mutación genética hace que el
retinoblasto se divida fuera de control y forme un tumor canceroso. Sólo las células tumorales del retinoblastoma
tienen la mutación del gen RB1. Alrededor del 60% de los retinoblastomas no son hereditarios y se producen solo en
un ojo (retinoblastoma unilateral).
- Retinoblastoma hereditario esporádico. Nadie más en la familia ha tenido retinoblastoma sino que la mutación del
gen RB1 ocurrió en el óvulo o el esperma de los padres (mutación germinal) antes de la concepción (unión del óvulo y
espermatozoide). Todas las células del niño contendrán la mutación del gen RB1. Alrededor del 30% de todos los
retinoblastomas son de este tipo y se producen en ambos ojos (retinoblastoma bilateral).
- Retinoblastoma familiar. Los niños con retinoblastoma familiar tienen un padre o familiar con retinoblastoma. El niño
heredó la mutación y todas las células en el cuerpo contendrán una mutación del gen RB1 (mutación de la línea
germinal). Alrededor del 10% de todos los retinoblastomas son retinoblastomas familiares y se producen en ambos
ojos (retinoblastoma bilateral).
Al retinoblastoma familiar y al retinoblastoma hereditario esporádico también se les llama retinoblastoma hereditario.

(b) Retinoblastoma clasificado por cómo crece


Tres tipos de retinoblastoma son clasificados de acuerdo con cómo crecen:
- Retinoblastoma endofítico. Es un tumor que crece a través de la capa interna de la retina. Un patrón de crecimiento
endófito se asocia generalmente con trozos de tumor que flotan en el humor vítreo y acuoso (siembra vítrea).
- Retinoblastoma exofítico. Es un tumor que crece entre las capas de la retina. A menudo causa un desgarro en la
retina (desprendimiento de retina).
- Retinoblastoma difuso infiltrante. Es un tipo raro de retinoblastoma que no suele formar un tumor sino que las
células tumorales crecen a lo largo de la retina. Este tipo de retinoblastoma tiende a ser de crecimiento lento y se
encuentra generalmente en niños en edad escolar.

(c) Retinoblastoma clasificado por dónde se produce


Tres tipos de retinoblastoma son clasificados de acuerdo con dónde se producen:
- Retinoblastoma intraocular. El cáncer se encuentra sólo en el ojo. El retinoblastoma no se ha propagado a tejidos
alrededor del ojo o a otras partes del cuerpo.
- Retinoblastoma extraocular. El cáncer se ha diseminado fuera del ojo a tejidos alrededor del ojo o a otras partes
del cuerpo.
- Retinoblastoma trilateral. Se produce cuando un tumor en la glándula pineal (pineoblastoma) del cerebro se asocia
con un retinoblastoma bilateral. La glándula pineal es una glándula en el cerebro que controla el ciclo de sueño y juega
un papel en la maduración sexual. El retinoblastoma trilateral usualmente ocurre 20 meses o más después de que se
diagnostica el retinoblastoma en ambos ojos. Se desarrolla en aproximadamente el 5%-15% de los niños con
retinoblastoma.

Osteosarcoma

El osteosarcoma es el tipo más frecuente de cáncer de huesos, y representa aproximadamente un 3% de los cánceres
que ocurren en la infancia. Aunque hay otros tipos de cáncer que, a la larga, se acaban extendiendo a partes del esqueleto,
el osteosarcoma es uno de los pocos cánceres que se empiezan a desarrollar en los huesos y a veces se propaga (o
hace metástasis) a otras partes del cuerpo, generalmente, los pulmones u otros huesos.
Puesto que el osteosarcoma se suele desarrollar a partir de los osteoblastos (las células que ayudan a crecer a los
huesos), tiende a afectar a los adolescentes que están experimentando el estirón propio de la adolescencia. Hay una mayor
incidencia de osteosarcoma en los niños que en las niñas, y la mayoría de los casos de osteosarcoma afecta a la rodilla.
La mayoría de los osteosarcomas surgen a partir de errores aleatorios e impredecibles en el ADN de células óseas en
proceso de crecimiento durante periodos de intenso crecimiento óseo. En la actualidad, no existe ninguna forma eficaz de
prevenir este tipo de cáncer. Pero, con un diagnóstico y un tratamiento adecuados, la mayoría de los niños con
osteosarcoma se recuperan.

Causas
- El osteosarcoma es el cáncer óseo más común en niños. La edad promedio de diagnóstico es a los 15 años. Los
niños y las niñas tienen una probabilidad similar de desarrollar este tumor hasta finales de la adolescencia, cuando
se presenta con mayor frecuencia en los varones. El osteosarcoma también es común en personas de más de 60
años.
- No se conoce la causa. En algunos casos, el osteosarcoma es hereditario. Al menos un gen se ha relacionado con el
aumento del riesgo. Dicho gen también se asocia con el retinoblastoma familiar. Este es un cáncer ocular que se
presenta en niños.
- El osteosarcoma tiende a ocurrir en los huesos de:
- La espinilla (cerca de la rodilla)
- El muslo (cerca de la rodilla)
- El brazo (cerca del hombro)
- El osteosarcoma se presenta con más frecuencia en los huesos más grandes, en el área del hueso con el índice de
crecimiento más rápido. Sin embargo, puede ocurrir en cualquier hueso.
Síntomas del cáncer de Osteosarcoma
El síntoma más común es el dolor óseo persistente incluso en reposo y que puede despertar por la noche y si se
asienta en una extremidad (brazo o pierna) el enrojecimiento e hinchazón de la zona, las limitaciones de movimiento o
las fracturas patológicas del hueso, también son habituales:
- Dolor óseo
- Limitación funcional (Ej. cojera)
- Hinchazón
- Enrojecimiento
- Fractura ósea

Diagnóstico del Osteosarcoma


Las pruebas diagnósticas están encaminadas a determinar la extensión y el tipo histológico del tumor y es necesario realizar
pruebas objetivas de imagen y una biopsia de la lesión para certificar el tipo y grado de diferenciación celular del
osteosarcoma. La analítica de sangre no es específica. Una elevación de la LDL (lactato deshidrogenasa) y de la FA
(fosfatasa alcalina) junto con la clínica descrita apoyan un diagnóstico inicial pero no son suficientes por si solas.
- Biopsia del hueso
- Radiología simple
- Gammagrafía ósea
- Tomografía computerizada TAC
- Resonancia magnética RM
- Tomografía por emisión de positrones PET

Factores de riesgo para padecer osteosarcoma infantil


El osteosarcoma se ve con más frecuencia en adolescentes varones. Los adolescentes diagnosticados de osteosarcoma
tienden a ser altos para su edad, lo que sugiere que el rápido crecimiento óseo favorece el desarrollo de esta enfermedad.
Los niños que han heredado uno de los síndromes de cáncer rarostambién tienen un mayor riesgo de desarrollar
osteosarcoma. Estos síndromes incluyen el retinoblastoma (un tumor maligno que se desarrolla en la retina, una parte del
ojo, generalmente en niños menores de 2 años) y el síndrome de Li-Fraumeni (un tipo de mutación genética hereditaria, o
cambio en los genes de la persona).
Puesto que la exposición a la radiación es otro desencadenante de las mutaciones en el ADN, los niños que han recibido
radioterapia para episodios previos de cáncer también tienen un mayor riesgo de padecer osteosarcoma.
Síntomas del osteosarcoma
Los síntomas más comunes del osteosarcoma son dolor e hinchazón en el brazo o la pierna. Tiende a afectar a los
huesos largos del cuerpo, como los ubicados encima y debajo de la rodilla o en la parte superior del brazo, cerca del
hombro.
El dolor puede empeorar al hacer ejercicio físico o por la noche, y se puede formar un bulto o hinchazón en el área
afectada hasta varias semanas después de que empiece el dolor. El dolor que despierta al niño repetidamente por la noche
o el dolor en reposo son síntomas especialmente preocupantes.
En el osteosarcoma que afecta a la pierna, el niño puede empezar a cojear de forma inexplicable. En algunos casos, el
primer signo de la enfermedad es una fractura en el brazo o en la pierna, que ocurre porque el cáncer ha debilitado el hueso
y lo ha hecho más vulnerable a la rotura.
Si su hijo presenta cualquiera de estos síntomas, es importante que lo lleve al médico.

Tratamiento
El tratamiento del osteosarcoma en los niños incluye la quimioterapia (el uso de medicamentos para destruir las células
cancerosas y reducir el cáncer) seguida de la cirugía (para extirpar las células cancerosos o tumores) y luego de más
quimioterapia (para destruir cualquier célula cancerosa que pueda haber resistido y minimizar las probabilidades de que
reaparezca el cáncer).
La cirugía suele permitir extirpar con eficacia el cáncer de huesos, mientras que la quimioterapia ayuda a eliminar las
células cancerosas que permanecen en el cuerpo.
Tratamiento quirúrgico
Los tratamientos quirúrgicos del osteosarcoma consisten en la amputación o bien en la cirugía de salvamento de la
extremidad. Hoy en día, la mayoría de los adolescentes que padecen osteosarcomas de brazo o de pierna se tratan con
intervenciones de salvamento de la extremidad en vez de mediante amputación. En la cirugía de salvamento de la
extremidad, se extirpa el hueso y el músculo afectados por el osteosarcoma, lo que deja un hueco que se rellena
mediante injerto óseo (por lo general, procedente de un banco de huesos) o bien, y con más frecuencia, con una prótesis
especial de metal (pieza artificial). La prótesis se puede adaptar al tamaño del hueco.
El riesgo de infección y de fractura es mayor cuando se utiliza tejido óseo procedente de un banco de huesos. Por lo
tanto, las prótesis de metal se usan más a menudo para la reconstrucción del hueso tras la extirpación del tumor. Si el
cáncer se ha extendido a nervios y vasos sanguíneos adyacentes al tumor original, la amputación (la extirpación de la
extremidad junto con el osteosarcoma) suele ser la única opción posible. Cuando el osteosarcoma se ha extendido a los
pulmones u otras zonas, también se puede acudir a la cirugía para extirpar los tumores en esas zonas.
Quimioterapia
La quimioterapia se suele administrar tanto antes como después de la operación. Elimina pequeñas concentraciones
de células cancerosas en el cuerpo, incluso aquéllas demasiado pequeñas para que se puedan detectar mediante pruebas
de diagnóstico por imagen. A los niños o adolescentes con osteosarcoma se les administran los medicamentos de la
quimioterapia por vía intravenosa (a través de una vena). Estos medicamentos entran en el torrente sanguíneo y actúan
eliminando el cáncer en las partes del cuerpo a las que se ha extendido, como los pulmones u otros órganos.
Efectos secundarios a corto y a largo plazo
La amputación tiene sus propios efectos secundarios, tanto a corto como a largo plazo. Una persona joven tarda un mínimo
de 3 a 6 meses en aprender a usar una pierna o un brazo protésico (artificial), y esto es solo el principio de un largo proceso
de rehabilitación psicológica y social.
En el caso de la cirugía de salvamento de la extremidad, la persona suele empezar a doblar la rodilla o la parte del cuerpo
afectada casi de inmediato. Se puede utilizar una máquina de movimiento pasivo continuo (MPC), que flexiona y endereza
continuamente la rodilla, para mejorar el movimiento cuando el tumor afectaba a tejidos circundantes a la rodilla.
La fisioterapia y la rehabilitación, aplicada durante un período de 6 a 12 meses tras la intervención, suelen permitir que el
niño ande, al principio con la ayuda de un andador o muletas y luego sin ningún dispositivo asistencial.
Las complicaciones iniciales de la intervención incluyen la infección y la cicatrización lenta de la herida quirúrgica. Así
mismo, es posible que sea necesario sustituir la prótesis metálica o el injerto procedente del banco de huesos conforme el
niño vaya creciendo, aunque hay algunas prótesis que se adaptan al proceso de crecimiento.
Otros problemas tardíos pueden incluir la fractura del injerto procedente del banco de huesos o que el injerto no se una bien
al hueso del niño, lo que podría requerir más operaciones.
Muchos de los medicamentos que se utilizan en la quimioterapia también se asocian al riesgo de problemas a corto y a
largo plazo. Los efectos a corto plazo incluyen la anemia, el sangrado anormal y un mayor riesgo de infección debido a la
destrucción de la médula ósea, así como lesiones renales e irregularidades en la menstruación.
Probabilidades de curación
Se han descrito tasas de supervivencia del 60% al 80% para osteosarcomas que no se habían extendido más allá del
tumor, pero la supervivencia siempre dependerá del éxito de la quimioterapia.
Sarcoma de Edwing

El sarcoma de Ewing es un tumor canceroso que crece en los huesos o en los tejidos blandos próximos a los huesos. Se
puede desarrollar en cualquier parte del cuerpo, pero afecta en mayor medida a brazos, piernas, costillas, columna vertebral
y pelvis. El tratamiento del sarcoma de Ewing incluye una combinación de quimioterapia, cirugía y/o radioterapia. Con un
diagnóstico temprano y un tratamiento apropiado, muchos de los niños que lo desarrollan tienen buenas probabilidades de
recuperase.
Signos y síntomas
Debido a que la mayoría de los casos de sarcoma de Ewing se dan en adolescentes o en niños mayores de 10 años, suele
pasar inadvertido o bien se diagnostica equivocadamente como "dolores de crecimiento" (por su inicio lento y gradual) o
como una lesión deportiva, por la similitud de los síntomas.
Es frecuente sentir dolor en el lugar del tumor, así como hinchazón o sensación de calor. El dolor puede aumentar al hacer
ejercicio físico o durante la noche, y es posible que se forme un bultito blando en el área afectada pocas semanas después
de la aparición del dolor. Si el tumor afecta al hueso de una pierna, el niño puede cojear. También puede tener un poco de
fiebre.
Si el cáncer se ha extendido, o ha hecho metástasis en otras partes del cuerpo, como los pulmones o la médula ósea,
también pueden aparecer síntomas en esas partes del cuerpo. En algunos casos, la primera señal de la enfermedad es la
fractura de un brazo o de una pierna, que ocurre porque el cáncer ha debilitado el hueso y lo ha hecho más vulnerable a las
fracturas.
Diagnóstico
Para diagnosticar un sarcoma de Ewing, el pediatra examinará al niño, hará una entrevista a la familia sobre los
antecedentes médicos del paciente y solicitará radiografías, una resonancia magnética y/o una gammagrafía ósea para
detectar cualquier cambio en su estructura ósea.
Para poder dar un diagnóstico, se debe obtener una muestra del tejido del tumor (biopsia). Para hacer una biopsia de aguja,
el médico utilizará una aguja larga y hueca para extraer una muestra del tumor. Se suele utilizar anestesia local (un
medicamento que duerme el área para que la persona no sienta dolor). El médico también puede solicitar una biopsia
abierta, en la que se extrae una parte del tumor en el quirófano mientras el niño permanece dormido durante toda la
operación bajo anestesia general.
Si se diagnostica un sarcoma de Ewing, es posible que el médico solicite pruebas de diagnóstico por imagen
complementarias para saber si el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo. También solicitará otras pruebas para
asegurarse de que los órganos vitales, como el corazón y los riñones, funcionan con normalidad y tolerarán bien el
tratamiento. Una vez iniciado el tratamiento, la repetición de estas pruebas ayudará a determinar la eficacia del mismo y a
saber si el cáncer se sigue propagando o no.
Quimioterapia y radioterapia
El tratamiento del sarcoma de Ewing depende de muchos factores, como el tamaño y la ubicación del tumor y si la
enfermedad se ha extendido mediante metástasis. La mayoría de los pacientes con sarcoma de Ewing se someten a
quimioterapia para matar las células cancerosas y reducir el tumor, antes de quitarlo con una operación o de recibir
radioterapia, y también para impedir la propagación de las células cancerosas a otras partes del cuerpo. También se
administra quimioterapia después de extraer el tumor para asegurarse de que las células cancerosas no reaparecen.
La quimioterapia suele durar entre 6 meses y un año. Durante el tratamiento, se requiere que el niño permanezca varios
días en el hospital cada 2 ó 3 semanas. Algunos niños necesitan ingresar en el hospital entre sesiones consecutivas debido
a complicaciones o a los efectos secundarios, como la fiebre o las infecciones. Los medicamentos que se utilizan en la
quimioterapia se administran por vía intravenosa (es decir, a través de una vena).
Si es necesaria una operación, se puede administrar radioterapia para reducir el tumor antes de la extirpación. La
radioterapia también puede ser recomendable en lugar de la operación, cuando esta última sería demasiado peligrosa o
difícil por la ubicación del tumor. Durante la radioterapia, se dirigen rayos X de alta energía hacia el lugar donde se
encuentra el tumor para destruir las células cancerosas y evitar que sigan creciendo y multiplicándose.
La mayoría de los niños que reciben radioterapia no deben pasar la noche en el hospital, pero deben acudir al hospital 5
días a la semana durante varias semanas seguidas.
Extracción quirúrgica
Después de un ciclo de quimioterapia y tal vez de radioterapia, la mayoría de los tumores se extirpan quirúrgicamente. Es
posible que el tejido extirpado se deba reemplazar por un injerto de tejido vivo, procedente del cuerpo del mismo paciente,
de un donante (por lo general de un banco de huesos) o por un injerto de tejido artificial (elaborado con metal u otro material
sintético). Si el tumor ha afectado a nervios y vasos sanguíneos que rodeaban el tumor original, la amputación (extirpación
de parte de la extremidad junto con el tumor) será la única opción.
Efectos secundarios
La amputación tiene sus propios efectos secundarios, tanto a corto como a largo plazo. Para que un niño o un adolescente
aprendan a utilizar una pierna o un brazo ortopédicos, suelen necesitar un mínimo de 3 a 6 meses. Y eso solo es el principio
de un largo proceso de rehabilitación psicológica y social. De todos modos, muchos niños comprueban que acaban
retomando sus actividades favoritas al cabo de cierto tiempo.
Las complicaciones iniciales de la intervención incluyen la infección y la cicatrización lenta de la herida quirúrgica. Así
mismo, es posible que sea necesario sustituir la prótesis metálica o el injerto procedente del banco de huesos a medida que
el niño vaya creciendo, aunque hay algunas prótesis que se adaptan al proceso de crecimiento.
Muchos medicamentos utilizados en quimioterapia también implican riesgos para la salud tanto a corto como a largo plazo.
Los efectos a corto plazo incluyen la anemia, sangrados anómalos y un mayor riesgo de infecciones debido a la destrucción
de la médula ósea, así como lesiones en los riñones, el hígado o el corazón.
Algunos de estos medicamentos aumentan el riesgo de inflamación de la vejiga y de presencia de sangre en la orina. Años
después de haber recibido quimioterapia para tratar un sarcoma de Ewing, los pacientes presentan un mayor riesgo de
desarrollar otros tipos de cáncer y pueden tener problemas de fertilidad.
Pronóstico
Si el sarcoma de Ewing se diagnostica pronto y no se ha extendido, un niño tiene hasta un 70% de probabilidades de curase
del cáncer.
Causas de sarcoma de Ewing
Las causas exactas del cáncer de huesos primario son desconocidas. El desarrollo del sarcoma de Ewing puede estar
relacionado de alguna manera con épocas de crecimiento rápido del hueso, lo que puede explicar por qué se ven más
casos en los adolescentes. Al igual que otros tipos de cáncer, no es contagiosa y no puede ser transmitida a otras personas.
Signos y síntomas del sarcoma de Ewing
El dolor es el síntoma más común de cáncer de hueso. Sin embargo, los síntomas pueden variar dependiendo de la
posición y el tamaño del cáncer. Puede haber algo de hinchazón en la zona afectada si el tumor está cerca de la superficie
del cuerpo y puede llegar a ser sensible al tacto. El cáncer de hueso a veces se descubre cuando un hueso se rompe
después de que el niño tenga una pequeña caída o accidente.

Leucemia
La leucemia es un cáncer de los glóbulos blancos (un tipo de células de la sangre). Es el tipo más común de cáncer en
niños. Las células sanguíneas se forman en la médula ósea. Los glóbulos blancos ayudan a su organismo a combatir
infecciones. Sin embargo, en personas con leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales. Estas células
reemplazan a las células sanguíneas sanas y dificultan que la sangre cumpla su función. La leucemia puede desarrollarse
lenta o rápidamente. La leucemia aguda es un tipo de crecimiento rápido y la leucemia crónica crece lentamente. Los niños
con leucemia suelen tener uno de los tipos agudos.

Los síntomas incluyen:


Infecciones
Fiebre
Pérdida del apetito
Cansancio
Sangrar o amoratarse con facilidad
Inflamación de los ganglios linfáticos
Sudores nocturnos
Dificultad para respirar
Dolor en los huesos o en las articulaciones
Los factores de riesgo para la leucemia en niños incluyen: tener un hermano o hermana con leucemia, tener ciertos
trastornos genéticos o recibir tratamiento con radiación o quimioterapia. Generalmente, la leucemia infantil se cura con el
tratamiento. Las opciones de tratamiento incluyen: quimioterapia, tratamiento con otros medicamentos y radiación. En
algunos casos, un trasplante de médula ósea y de células madre puede ayudar.
Además, muchos de los síntomas de la leucemia en niños pueden tener otras causas, y la mayoría de las veces estos
síntomas no son causados por leucemia. No obstante, si su hijo presenta cualquiera de ellos, es importante que un médico
le examine para que se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.
Las células leucémicas también podrían invadir otras áreas del cuerpo, lo cual también puede causar síntomas. Síntomas
causados por bajos recuentos de glóbulos rojos (anemia): los glóbulos rojos llevan oxígeno a todas las células del cuerpo.
Una disminución de glóbulos rojos puede causar:
Cansancio (fatiga)
Debilidad
Sensación de frío
Mareo o aturdimiento
Dolores de cabeza
Dificultad para respirar
Piel pálida
Síntomas causados por bajos recuentos de glóbulos blancos:
Las infecciones pueden ocurrir debido a una escasez de glóbulos blancos normales. Los niños con leucemia pueden
contraer infecciones que no parecen desaparecer o pueden contraer una infección después de otra. Aunque las personas
con leucemia a menudo pueden tener un recuento alto de glóbulos blancos debido a que tienen muchas células leucémicas,
estas células no protegen contra las infecciones de la manera en que lo hacen los glóbulos blancos normales.
La fiebre es a menudo el principal signo de infección. Sin embargo, algunos niños pueden presentar fiebre sin tener una
infección.
Síntomas causados por bajos recuentos de plaquetas: las plaquetas en la sangre normalmente ayudan a detener el
sangrado. Un número disminuido de plaquetas puede causar:
Tendencia a presentar fácilmente moretones y sangrados
Sangrado nasal frecuente o severo
Sangrado de las encías
Dolor de huesos o de articulaciones: este dolor es causado por la acumulación de células leucémicas cerca de la superficie
del hueso o dentro de la articulación.
Inflamación del abdomen: las células leucémicas se pueden acumular en el hígado y el bazo y causar que estos órganos
aumenten de tamaño. Esto podría notarse como llenura o inflamación del abdomen. Generalmente las costillas inferiores
cubren estos órganos, pero cuando están agrandados a menudo el médico los puede palpar.
Pérdida de apetito y de peso: si el bazo y/o el hígado se agrandan demasiado, pueden presionar otros órganos, como el
estómago. Esto puede ocasionar que el niño se sienta lleno después de comer solo una pequeña cantidad de alimentos,
produciendo pérdida de apetito y pérdida de peso con el tiempo.
Ganglios linfáticos inflamados: algunas leucemias se propagan a los ganglios linfáticos. Se pueden observar o sentir
ganglios agrandados como masas debajo de la piel en ciertas áreas del cuerpo (tal como a los lados del cuello, en las áreas
de las axilas, sobre la clavícula o en la ingle). También puede ocurrir inflamación de los ganglios linfáticos que se
encuentran en el interior del pecho o del abdomen, pero ésta sólo puede observarse mediante estudios por imágenes, como
CT o MRI.
En los infantes y los niños, los ganglios linfáticos a menudo se agrandan cuando combaten una infección. Un ganglio
linfático agrandado en un niño con mucha más frecuencia es un signo de infección que de leucemia, pero un médico lo debe
revisar y hacerle un seguimiento minucioso.
Tos o dificultad para respirar: algunos tipos de leucemia pueden afectar a las estructuras en el centro del pecho, tales como
los ganglios linfáticos o el timo (un órgano pequeño ubicado frente a la tráquea, el conducto de respiración que conduce a
los riñones). El agrandamiento del timo o de los ganglios linfáticos en el pecho puede presionar la tráquea, causando tos o
dificultad para respirar. En algunos casos en que el recuento de glóbulos blancos es muy alto, las células de la leucemia
pueden acumularse en los pequeños vasos sanguíneos de los pulmones, lo que también puede causar dificultad para
respirar.
Hinchazón en la cara y los brazos: la vena cava superior (superior vena cava, SVC), una vena grande que transporta sangre
desde la cabeza y los brazos de regreso al corazón, pasa cerca del timo. Un timo agrandado puede presionar la SVC
causando que la sangre “retroceda” en las venas. A esto se le llama síndrome de la SVC, y puede causar inflamación en el
rostro, cuello, brazos y la parte superior del tórax (algunas veces con una coloración roja azulada de la piel). También puede
causar dolores de cabeza, mareos y, si afecta el cerebro, un cambio en el conocimiento. Este síndrome puede ser
potencialmente mortal y requiere tratamiento inmediato.
Dolores de cabeza, convulsiones y vómito: unos pocos niños tienen leucemia que ya se ha propagado al cerebro y la
médula espinal cuando reciben el diagnóstico. Esto puede dar lugar a síntomas tales como dolor de cabeza, dificultad para
concentrarse, debilidad, convulsiones, vómitos, problemas de equilibrio y visión borrosa.
Erupciones en la piel, problemas en las encías: en los niños con leucemia mieloide aguda (AML), las células leucémicas se
pueden propagar a las encías, causando inflamación, dolor y sangrado. Si se propagan a la piel, puede dar origen a
pequeños puntos de color oscuro que pueden parecer una erupción común. Una acumulación de las células de la AML
debajo de la piel o en otras partes del cuerpo se llama cloroma o sarcoma granulocítico.
Cansancio extremo y debilidad: una consecuencia poco común, pero muy grave de la AML es el cansancio extremo, la
debilidad y dificultad en el habla. Esto puede ocurrir cuando un gran número de células leucémicas causa que la sangre se
vuelva demasiado espesa y se haga más lenta la circulación a través de los pequeños vasos sanguíneos del cerebro.
De nuevo, es probable que la mayoría de los síntomas presentados anteriormente se deban a una dolencia distinta a
leucemia. Aun así, resulta importante que un médico le examine para determinar y tratar la causa de los síntomas, de ser
necesario.

El Tumor de Wilms (TW) es un tipo de cáncer renal que ocurre en niños.


Causas
El TW es la forma más común de cáncer del riñón en la infancia. Se desconoce la causa exacta de este tumor en la mayoría
de los niños.
La ausencia del iris del ojo (aniridia) es una malformación congénita que algunas veces está asociada con el TW. Otras
malformaciones congénitas ligadas a este tipo de cáncer renal incluyen ciertos problemas de las vías urinarias y la
hinchazón de un lado del cuerpo, una afección llamada hemihipertrofia.
Es más común entre algunos hermanos y gemelos, lo cual sugiere una posible causa genética.
La enfermedad ocurre más frecuentemente en niños de acerca de 3 años de edad. En muy pocos casos, es vista en niños
mayores de 15 años de edad, y en adultos.
Síntomas
Los síntomas pueden incluir cualquiera de los siguientes:
Dolor abdominal
Color anormal de la orina
Estreñimiento
Fiebre
Malestar general o ansiedad (malestar)
Presión arterial alta
Aumento del tamaño de un solo lado del cuerpo
Pérdida de apetito
Náusea y vómitos
Hinchazón en el abdomen (hernia o masa abdominal)
Sudoración (nocturna)
Sangre en la orina (hematuria)
Pruebas y exámenes
El proveedor de atención médica realizará un examen físico y hará preguntas acerca de los síntomas de su hijo y su historia
médica. Se le preguntará si tiene antecedentes familiares de cáncer.
Un examen físico puede mostrar una masa abdominal. También se puede presentar hipertensión arterial.
Los exámenes incluyen:
Ultrasonido abdominal
Radiografía abdominal
BUN
Radiografía de tórax
Conteo sanguíneo completo (CSC), puede mostrar anemia
Creatinina
Aclaramiento de creatinina
TC del abdomen
Pielografía intravenosa
Análisis de orina
Se pueden requerir otros exámenes para determinar si el tumor se ha propagado.

Tratamiento
Si a su hijo le diagnostican con TW, evite picar o presionar sobre el área abdominal del niño. Tenga cuidado durante el baño
y manipulación para evitar lesionar el sitio del tumor.
El primer paso en el tratamiento es establecer el estadio del tumor. La estadificación ayuda al proveedor a determinar cuán
lejos se ha diseminado el cáncer y planear el mejor tratamiento. La cirugía para extirpar el tumor se programa lo más pronto
posible. Los tejidos y órganos circundantes pueden ser removidos si el tumor se ha extendido.
La radioterapia y quimioterapia se inician frecuentemente después de la cirugía, dependiendo del estadio del tumor.
La quimioterapia dada antes de la cirugía también es efectiva en prevenir complicaciones.

Expectativas (pronóstico)
Los niños cuyo tumor no se ha diseminado tienen una tasa de curación del 90% con el tratamiento apropiado.
Posibles complicaciones
El tumor puede volverse muy grande, pero generalmente permanece autoencerrado. La diseminación del tumor a los
pulmones, hígado, huesos o cerebro es la complicación más preocupante.
Se puede presentar hipertensión arterial y daño renal como resultado del tumor o de su tratamiento.
La extirpación de un TW de ambos riñones puede afectar la función renal.
Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el proveedor de su hijo si:
Descubre una masa en el abdomen de su hijo, sangre en la orina u otros síntomas del TW.
Su hijo está recibiendo tratamiento para esta afección y los síntomas empeoran o se presentan nuevos síntomas,
principalmente tos, dolor torácico, pérdida de peso o fiebres persistentes.

Prevención
Para los niños con un conocido alto riesgo de TW, se pueden sugerir exámenes utilizando ultrasonido de riñones.

Nombres alternativos: Nefroblastoma; Tumor renal - Wilms

Signos
Antes del diagnóstico de tumor de Wilms, la mayoría de los niños no presentan ninguna señal de cáncer y, en general,
actúan y juegan de manera normal. Con frecuencia, uno de los padres descubre un bulto firme y liso en el abdomen del
niño. Es común que la masa alcance un tamaño considerable antes de ser descubierta; el peso promedio de los tumores de
Wilms es de 1 libra (450 gramos) en el momento de recibir el diagnóstico.
Algunos niños también pueden presentar náuseas, dolor abdominal, presión arterial elevada (hipertensión), sangre en la
orina, pérdida del apetito o fiebre.
Aun cuando los tumores de Wilms suelen ser grandes en el momento de su detección, la mayoría de ellos no se ha
extendido a otras partes del cuerpo. Esto hace que resulte más sencillo tratarlos que si las células cancerosas se hubiesen
extendido (hecho metástasis) a otras partes del cuerpo.
Diagnóstico
Para confirmar el diagnóstico de tumor de Wilms y determinar el estadio de la enfermedad, se realizan varios estudios. Es
posible que se recurra a los siguientes estudios:
Ultrasonido (o ecografía): suele ser la primera herramienta que se utiliza para diagnosticar la enfermedad. En este estudio
se utilizan ondas sonoras en lugar de rayos X para generar una imagen de la zona que el médico desea ver.
Tomografía computada: produce una imagen de un corte transversal de un órgano por medio de rayos X. Es sumamente útil
para la detección de tumores y para determinar si el cáncer se ha extendido a otras zonas del cuerpo.
Resonancia magnética: utiliza ondas de radio y potentes imanes para producir imágenes detalladas de las partes internas
del cuerpo. Esto permite obtener imágenes más complejas, que les dan a los médicos la posibilidad de ver si el cáncer ha
invadido alguno de los principales vasos sanguíneos cerca de los riñones.
Radiografías: se utilizan para buscar las zonas con metástasis, especialmente en los pulmones.
Centellogramas: utilizan pequeñas cantidades de material reactivo para resaltar áreas de huesos afectados, si es que existe
alguna.

Análisis de laboratorio: como los análisis de sangre y orina. Permiten verificar el estado general de salud del paciente
para detectar cualquier efecto secundario adverso del tratamiento, como un bajo recuento de glóbulos blancos o rojos.
La probabilidad de que el tumor de Wilms sea hereditario es tan baja que no existen análisis para determinar qué personas
podrían pasar la enfermedad a sus hijos. Sin embargo, algunos factores genéticos, como síndromes con
ciertas malformaciones, pueden incrementar las probabilidades de desarrollar la enfermedad. Quienes tienen antecedentes
familiares o personales del síndrome de Beckwith-Wiedemann (una afección en la que los órganos internos son más
grandes de lo habitual), el síndrome WAGR (caracterizado por malformaciones en el iris, los riñones, el tracto urinario y los
genitales) o el síndrome de Denys-Drash (malformación en los genitales) tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad.
Los niños que poseen factores de riesgo de desarrollar un tumor de Wilms deben realizarse ecografías cada tres meses
hasta los 6 ó 7 años para descartar la enfermedad. Quienes presentan un riesgo más elevado tal vez deban continuar
durante más tiempo con las ecografías.

Tratamiento
El tratamiento se determina de acuerdo con varios factores. El más importante es el estadio del cáncer en el momento del
diagnóstico, acompañado por la condición o la histología de las células cancerosas cuando se las observa en un
microscopio. Una histología "favorable" indica que las probabilidades de cura son buenas mientras que los tumores con una
histología "desfavorable" son más agresivos y difíciles de curar. Aproximadamente el 95% de los tumores de Wilms tienen
una histología favorable.
Los médicos utilizan un sistema de estadificación para describir el grado del tumor con metástasis. Es sumamente útil para
determinar el pronóstico (posibilidad de cura) y el tratamiento. Por ejemplo, los niños con una variante muy agresiva de la
enfermedad deben recibir un régimen intensivo de medicación para tener las mejores probabilidades de curarse. Un niño
con una enfermedad menos invasiva debe recibir la cantidad mínima necesaria de medicación para reducir los efectos
secundarios a largo plazo por la toxicidad.
Los estadios son los siguientes:
Estadio I: El cáncer está presente únicamente en un riñón y es posible extirparlo totalmente por medio de una cirugía.
Aproximadamente el 41% de los tumores de Wilms se detectan en el estadio I.
Estadio II: El cáncer se ha extendido más allá del riñón y afecta la zona que lo rodea, pero se puede extirpar totalmente
con una cirugía. Aproximadamente el 23% de los tumores se detectan en el estadio II.
Estadio III: El cáncer no se ha extendido más allá del abdomen, pero no es posible extirparlo totalmente con una
cirugía. Aproximadamente el 23% de los tumores se detectan en el estadio III.
Estadio IV: El cáncer se ha extendido a partes distantes del cuerpo; generalmente, a los pulmones, el hígado, los
huesos y/o el cerebro. Aproximadamente el 10% de los tumores se detectan en el estadio IV.
Estadio V: El cáncer está presente en ambos riñones cuando se realiza el diagnóstico (también recibe el nombre de
"tumores bilaterales"). Aproximadamente el 5% de los tumores se detectan en el estadio V.
El tratamiento más utilizado para tratar los tumores de Wilms es la cirugía. En los casos de estadio I al IV, se realiza una
nefrectomía total, que consiste en la extirpación del cáncer junto con todo el riñón, la uretra (conducto que transporta la
orina del riñón a la vejiga), la glándula suprarrenal (glándula productora de hormonas que se ubica sobre el riñón) y el tejido
graso circundante. Como los pacientes que se encuentran en el estadio V presentan cáncer en ambos riñones, la
extirpación de ambos provocaría insuficiencia renal y obligaría a realizar un transplante de riñón. Por lo tanto, los médicos
suelen extirpar la mayor cantidad de cáncer posible y conservar la mayor cantidad de tejido renal sano para evitar tener que
recurrir a un transplante.
Sin importar el estadio y la histología, todos los planes de tratamiento suelen incluir tanto cirugía como quimioterapia. En los
estadios más avanzados, también puede ser necesario utilizar terapia de rayos. En la quimioterapia se utilizan fármacos (de
administración oral o intravenosa) que llegan al torrente sanguíneo, circulan por todo el cuerpo y matan a las células
cancerosas sin importar dónde se encuentren. En la radiación se utilizan rayos X de gran potencia para matar células
específicas en diferentes zonas del cuerpo.

Factores de riesgo
Algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer tumor de Wilms son:
Raza afroamericana. En los Estados Unidos, los niños afroamericanos corren un riesgo ligeramente mayor de tener
un tumor de Wilms que los niños de otras razas. Los niños asiático-americanos parecen tener un riesgo menor que los
niños de otras razas.
Antecedentes familiares de tumor de Wilms. Si alguien en tu familia tuvo tumor de Wilms, tu hijo tiene un riesgo más
elevado de contraer la enfermedad.
El tumor de Wilms tiene mayor incidencia en los niños que presentan ciertas anomalías o síndromes al nacer, entre
ellos:
Aniridia. En la aniridia, el iris (la parte de color del ojo) se forma de manera parcial o está ausente.
Hemihipertrofia. «Hemihipertrofia» significa que un lado del cuerpo, o una parte de este, es mucho más grande que
el otro lado.
El tumor de Wilms puede producirse como parte de síndromes raros, entre ellos:
Síndrome WAGR. Este síndrome comprende el tumor de Wilms, la aniridia, anomalías en el sistema urinario y los
genitales, así como discapacidades mentales.
Síndrome de Denys-Drash. Este síndrome comprende el tumor de Wilms, enfermedades renales y el
pseudohermafroditismo masculino, por el cual un niño nace con testículos pero presenta características femeninas.
Síndrome de Beckwith-Wiedemann. Los niños que padecen este síndrome suelen ser de un tamaño
considerablemente mayor que el promedio (macrosomía). Otros signos pueden ser que los órganos abdominales
sobresalgan en la base del cordón umbilical o tener una lengua grande (macroglosia), órganos internos agrandados y
anomalías en las orejas. También existe un mayor riesgo de padecer tumores, entre ellos, un tipo de cáncer de hígado
llamado «hepatoblastoma».
Prevención
No hay nada que tú o tu hijo puedan hacer para prevenir el tumor de Wilms. Si tu hijo presenta factores de riesgo de tumor
de Wilms (por ejemplo, síndromes que se sabe que están asociados con este trastorno), el médico puede recomendar
ecografías periódicas de los riñones para detectar anomalías renales. Si bien estos análisis para la detección no pueden
prevenir el tumor de Wilms, pueden facilitar la detección de la enfermedad en un estadio temprano.

Linfoma Hodking

Señales y síntomas del linfoma de Hodgkin


Las personas con linfoma de Hodgkin pueden presentar los siguientes síntomas o signos. A veces, las personas con linfoma
de Hodgkin no manifiestan ninguno de estos cambios. O bien, la causa de estos síntomas puede ser una afección médica
diferente que no sea cáncer. Entre los síntomas frecuentes causados por el linfoma de Hodgkin se incluyen los siguientes:
- Inflamación no dolorosa de los ganglios linfáticos del cuello, las axilas o el área de la ingle que no desaparece en
pocas semanas;
- Fiebre sin razón aparente que no desaparece;
- Pérdida de peso sin explicación;
- Sudores nocturnos, que generalmente empapan;
- Prurito, picazón generalizada que puede ser intensa;
- Fatiga;
- Dolor en los ganglios linfáticos que se desencadena con la ingesta de alcohol;
- Si los ganglios linfáticos del tórax están afectados, pueden causar dificultad para respirar, tos o molestia torácica.
- Si le preocupa algún cambio que ha experimentado, hable con su médico. Su médico le preguntará desde cuándo y
con qué frecuencia ha tenido el (los) síntoma(s), entre otras preguntas.
Esto es para ayudar a determinar la causa del problema, es decir, el diagnóstico.
Determinación del estadio en el linfoma de Hodgkin según los síntomas
Si el diagnóstico es linfoma de Hodgkin, el médico también puede utilizar determinados síntomas para ayudar a describir la
enfermedad en un proceso que se denomina determinación del estadio. Cada estadio puede subdividirse en las
categorías “A” y “B”.
La categoría A significa que una persona no ha tenido síntomas B, enumerados a continuación.
La categoría B significa que una persona ha tenido uno o más de los siguientes síntomas:
- Pérdida de peso sin razón aparente de más del 10 % del peso corporal original durante los 6 meses anteriores al
diagnóstico.
- Fiebre sin razón aparente, con temperaturas superiores a 38 ºC (100.4 ºF).
- Sudores nocturnos que empapan. Muchas personas con linfoma de Hodgkin dicen que la ropa de dormir o las
sábanas de la cama estaban tan mojadas que tuvieron que cambiarlas durante la noche. En ocasiones, se producen
sudoraciones importantes durante el día.
Si se diagnostica cáncer, el alivio de los síntomas sigue siendo un aspecto importante de la atención y del tratamiento para
el cáncer. Esto también puede denominarse manejo de los síntomas, cuidados paliativos o atención médica de apoyo. Se
puede tener linfoma de Hodgkin y sentirse perfectamente bien. Sin embargo, el linfoma de Hodgkin a menudo puede causar
síntomas.

Protuberancia(s) debajo de la piel: El síntoma más común del linfoma de Hodgkin es una protuberancia en el cuello,
debajo del brazo o en la ingle que es un ganglio linfático agrandado. Por lo general no duele, aunque es posible que sienta
dolor en el área después de consumir alcohol. Es posible que la protuberancia aumente de tamaño con el paso del tiempo,
o puede que nuevas protuberancias aparezcan cerca de la primera (o incluso en otras partes del cuerpo).
Sin embargo, el linfoma de Hodgkin no es la causa más común de inflamación de los ganglios linfáticos. La mayoría de los
crecimientos de los ganglios linfáticos, especialmente en niños, son causados por una infección. Los ganglios linfáticos que
crecen debido a las infecciones se denominan ganglios reactivos o ganglios hiperplásicos. A menudo, estos ganglios duelen
al ser tocados. Si la causa es una infección, el ganglio debe volver a su tamaño normal en el transcurso de varias semanas,
una vez desaparecida la infección.

Síntomas generales (no específicos)


Algunas personas con linfoma de Hodgkin tienen lo que se conoce como síntomas B:
- Fiebre (puede ser intermitente durante varios días o semanas) sin una infección
- Sudoración profusa durante la noche
- Pérdida de peso involuntaria (al menos 10% del peso del cuerpo durante seis meses)
- Estos síntomas también son importantes para determinar la etapa del linfoma de Hodgkin y el pronóstico de una
persona. Otros posibles síntomas del linfoma de Hodgkin son:
- Picazón (comezón) en la piel
- Sentir cansancio
- Pérdida del apetito
- Algunas veces el único síntoma puede ser sentirse cansado todo el tiempo.
- Tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho
Si el linfoma de Hodgkin afecta a los ganglios linfáticos dentro de su pecho, la inflamación de estos ganglios puede
comprimir la tráquea y hacerle toser, o usted puede presentar dificultad para respirar, especialmente cuando se acuesta.
Algunas personas pueden presentar dolor detrás del esternón.
Tener uno o más de los síntomas que se presentaron anteriormente no significa que usted tiene definitivamente linfoma de
Hodgkin. De hecho, es más probable que muchos de estos síntomas sean causados por otras afecciones, tal como una
infección. No obstante, si se presenta cualquiera de estos síntomas, pida a un médico le examine para que se pueda
determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.

Linfoma No Hodking

El linfoma no Hodgkin puede causar muchos síntomas y señales diferentes dependiendo del tipo del linfoma y su
localización en el cuerpo. En ocasiones, puede que no cause ningún síntoma sino hasta que crece bastante. Algunos
síntomas y señales comunes son:
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Fiebre
- Sudoración y escalofríos
- Pérdida de peso
- Cansancio (agotamiento extremo)
- Hinchazón del abdomen
- Sensación de llenura después de comer sólo una pequeña cantidad de comida
- Dolor o presión en el pecho
- Tos o dificultad para respirar
- Ganglios linfáticos hinchados
El linfoma no Hodgkin puede causar que los ganglios linfáticos se hinchen (agranden). Cuando esto ocurre en los ganglios
linfáticos cercanos a la superficie del cuerpo (tales como los ganglios linfáticos a los lados del cuello, en la ingle o en las
axilas, o encima de la clavícula), éstos pueden percibirse como protuberancias debajo de la piel. Estos generalmente no son
dolorosos. Aunque los ganglios linfáticos hinchados son un síntoma común de linfoma, con más frecuencia son causados
por infecciones. Los ganglios linfáticos que crecen como reacción a una infección son denominados nódulos reactivos o
nódulos hiperplásicos y son, con frecuencia, dolorosos al tacto.

Síntomas generales
El linfoma no Hodgkin a menudo causa síntomas generales, tales como:
- Fiebre
- Sudoración y escalofríos, especialmente por la noche
- Pérdida de peso inexplicable
- Sentir mucho cansancio
- Infecciones graves o frecuentes
- Tendencia a presentar fácilmente moretones o sangrados
- Síntomas de linfoma en el abdomen
Los linfomas que comienzan o crecen en el abdomen (vientre) pueden causar hinchazón o dolor en el abdomen. Esto podría
deberse a ganglios linfáticos u órganos (como el bazo o el hígado) agrandados, aunque también puede ser debido a la
acumulación de grandes cantidades de líquido.
Un bazo agrandado puede causar presión en el estómago, lo que puede ocasionar pérdida del apetito y sensación de
llenura después de sólo comer pocos alimentos.
Los linfomas en el estómago o los intestinos pueden causar dolor abdominal, náuseas o vómitos.
Síntomas de linfoma en el tórax
Cuando el linfoma comienza en el timo o en los ganglios linfáticos en el tórax (pecho), esto puede causar presión en la
tráquea, que se encuentra en esta misma zona, lo que puede causar tos, dificultad respiratoria, o una sensación de dolor o
presión en el pecho.
Síntomas de linfoma en la piel
Es posible que los linfomas de la piel se puedan ver o palpar. Éstos a menudo aparecen como bultos o protuberancias
debajo de la piel de color rojizo a púrpura que causan picazón. Tener uno o más de los síntomas que se presentaron
anteriormente no significa que usted tenga definitivamente linfoma. De hecho, es más probable que muchos de estos
síntomas sean causados por otras afecciones, tal como una infección. No obstante, si tiene cualquiera de estos síntomas,
consulte a un médico para que se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.

Rablomiosarcoma.
Es un tumor canceroso (maligno) en los músculos que van adheridos a los huesos. Este cáncer afecta principalmente a los
niños.
Causas
El rabdomiosarcoma se puede presentar en muchos lugares del cuerpo. Los lugares más comunes son la cabeza y el
cuello, el sistema urinario y el reproductor, y los brazos y piernas. La causa del rabdomiosarcoma se desconoce. Es un
tumor muy poco común. La gran mayoría de los niños con rabdomiosarcoma no presentan factores de riesgo conocidos.
Síntomas
El síntoma más común es una masa que puede o no ser dolorosa.
Otros síntomas varían según la localización del tumor.
Los tumores en la nariz o en la garganta pueden causar sangrado, congestión, problemas para deglutir o problemas en el
sistema nervioso si se extienden al cerebro.
Los tumores alrededor de los ojos pueden causar protrusión ocular, problemas con la visión, hinchazón alrededor del ojo o
dolor.
Los tumores en los oídos pueden causar dolor, hipoacusia o hinchazón.
Los tumores vaginales y vesicales pueden causar problemas para iniciar la micción o tener deposiciones, o a control
deficiente de la orina.
Los tumores en los músculos pueden llevar a que se presente una protuberancia dolorosa y se pueden confundir con una
lesión.
Pruebas y exámenes
El diagnóstico con frecuencia tarda en realizarse debido a que no hay síntomas y porque la aparición del tumor puede
coincidir con una lesión reciente. El diagnóstico oportuno es importante porque este cáncer se disemina rápidamente.
El proveedor de atención médica hará un examen físico completo. Le harán preguntas detalladas acerca de los síntomas y
su historial médico.
Los exámenes que se pueden ordenar incluyen:
Radiografía del tórax
Tomografía computarizada del tórax para buscar diseminación del tumor
Tomografía computarizada del sitio del tumor
Biopsia de la médula ósea (puede mostrar que el cáncer se ha diseminado)
Gammagrafía ósea para buscar diseminación del tumor
Resonancia magnética del sitio del tumor
Punción raquídea (punción lumbar)

Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de rabdomiosarcoma y del sitio en el cual se encuentra.
Se usará radioterapia o quimioterapia, o ambas, antes o después de la cirugía. En general, la cirugía y la radioterapia se
usan para tratar el sitio primario del tumor. La quimioterapia se utiliza para tratar la enfermedad en todos los sitios del
cuerpo.
Nombres alternativos
Cáncer del tejido blando - rabdomiosarcoma; Sarcoma del tejido blando; Rabdomiosarcoma alveolar; Rabdomiosarcoma
embrionario; Sarcoma botrioides

Los factores de riesgo del rabdomiosarcoma incluyen las siguientes enfermedades hereditarias:
Síndrome de Li-Fraumeni.
Blastoma pleuropulmonar.
Neurofibromatosis tipo 1 (NF1).
Síndrome de Costello.
Síndrome de Beckwith-Wiedemann.
Síndrome de Noonan.
Es posible que los niños que al nacer pesaron mucho o que presentaron un tamaño mayor de lo normal tengan aumento del
riesgo de rabdomiosarcoma embrionario.
En la mayoría de los casos se desconoce la causa del rabdomiosarcoma.
Un signo del rabdomiosarcoma infantil es una masa o inflamación que crece cada vez más.
Es posible que el rabdomiosarcoma infantil, además de otras afecciones, cause signos y síntomas.

Los signos y síntomas que se presentan dependen del lugar donde se forma el cáncer.

Tamaños del tumor.


El tamaño de un tumor se compara con el tamaño de una arveja (1 cm), un maní (2 cm), una uva (3 cm), una nuez (4 cm),
una lima (5 cm), un huevo (6 cm), un durazno (7 cm), y un pomelo (toronja) (10 cm).
Estadio 2: En el estadio 2, el cáncer se encuentra en un sitio "desfavorable" (cualquier área que no está definida como
"favorable" en el estadio 1). El tumor mide menos de cinco centímetros, y no se ha diseminado a los ganglios linfáticos.
Estadio 3: En el estadio 3, el cáncer se encuentra en un sitio "desfavorable" (cualquier área que no está definida como
"favorable" en el estadio 1) y se presenta una de las siguientes situaciones:
El tumor mide menos de cinco centímetros, y el cáncer se diseminó a los ganglios linfáticos cercanos.
El tumor mide más de cinco centímetros y es posible que el cáncer se haya diseminado a los ganglios linfáticos
cercanos.
Estadio 4: En el estadio 4, el tumor tiene cualquier tamaño y es posible que el cáncer se haya diseminado a los ganglios
linfáticos cercanos. El cáncer se diseminó a partes distantes del cuerpo, como el pulmón, la médula ósea o el hueso. El
sistema de agrupamiento se basa en determinar si el cáncer se diseminó y si todo el cáncer se extirpó con la cirugía.
Grupo I. El cáncer se encontró solamente en el sitio donde empezó y se extrajo completamente mediante cirugía. Se
tomó tejido de los bordes de donde se extrajo el tumor. Un patólogorevisó el tejido al microscopio y no
encontró células cancerosas.
Grupo II. El grupo II se subdivide en los grupos IIA, IIB y IIC.
IIA: el cáncer se extrajo mediante cirugía, pero un patólogo observó en el microscopiocélulas cancerosas en
el tejido que se tomó de los bordes de donde se extrajo el tumor.
IIB: el cáncer se diseminó a los ganglios linfáticos cercanos y se extirpó el cáncer y los ganglios linfáticos mediante
cirugía.
IIC: el cáncer se diseminó a los ganglios linfáticos cercanos, se extrajo el cáncer y los ganglios linfáticos mediante
cirugía y se presenta por lo menos una de las siguientes situaciones:
Un patólogo revisó en un microscopio el tejido que se tomó de los bordes de donde se extrajo el tumor y observó
células cancerosas.
Se extirpó el ganglio linfático más alejado del tumor y un patólogo lo revisó al microscopio y observó células
cancerosas.
Grupo III
El cáncer se extirpó parcialmente mediante biopsia o cirugía, pero todavía queda un tumorque se puede observar a
simple vista.
Grupo IV
Cuando se diagnosticó el cáncer, este ya se había diseminado a partes distantes del cuerpo.
Se encuentran células cancerosas mediante una prueba con imágenes; o
Hay células cancerosas en el líquido que rodea el cerebro, la médula espinal; o en los pulmones, o en el líquido
del abdomen; o se encuentran tumores en esas áreas.
El grupo de riesgo se basa en el sistema de estadificación y en el sistema de agrupamiento.
El grupo de riesgo describe la probabilidad de que el rabdomiosarcoma recidive (vuelva). Cada niño tratado por
rabdomiosarcoma deberá recibir quimioterapia para disminuir la probabilidad de que el cáncer recidive. El tipo de
medicamento contra el cáncer, la dosis y el número de tratamientos que se administren dependen de si el niño tiene
un rabdomiosarcoma de riesgo bajo, riesgo intermedio o riesgo alto.
Se utilizan los siguientes grupos de riesgo:
Rabdomiosarcoma infantil de riesgo bajo
A continuación se describe el rabdomiosarcoma infantil de riesgo bajo:
Tumor embrionario de cualquier tamaño que se encuentra en un sitio "favorable". Puede quedar parte
del tumor después de la cirugía, que se ve con un microscopio o sin este. Es posible que el cáncer se haya
diseminado a los ganglios linfáticos cercanos. Las siguientes áreas son sitios "favorables":
El ojo o el área alrededor del ojo.
La cabeza o el cuello (pero no en el tejido cercano a la oreja, la nariz, los senos paranasales o la base del cráneo).
La vesícula biliar y los conductos biliares.
El uréter o la uretra.
Los testículos, los ovarios, la vagina o el útero.
Un tumor embrionario de cualquier tamaño que no se encuentra en un sitio "favorable". Puede quedar tumor después
de la cirugía que se ve solo con un microscopio. Es posible que el cáncer se haya diseminado a los ganglios
linfáticos cercanos.
Rabdomiosarcoma infantil de riesgo intermedio
A continuación se describe el rabdomiosarcoma infantil de riesgo intermedio:
Un tumor embrionario de cualquier tamaño que no se encuentra en un sitio "favorable" de lista anterior. El tumor que
queda después de la cirugía se ve sin microscopio o con este. Es posible que el cáncer se haya diseminado a
los ganglios linfáticos cercanos.
Un tumor alveolar de cualquier tamaño que se encuentra en un sitio "favorable" o "desfavorable". Puede quedar
tumor después de la cirugía, que se ve sin microscopio o con este. Es posible que el cáncer se haya diseminado a
los ganglios linfáticos cercanos.
Rabdomiosarcoma infantil de riesgo alto
El rabdomiosarcoma infantil de riesgo alto puede ser de tipo embrionario o de tipo alveolar. Es posible que se haya
diseminado a los ganglios linfáticos cercanos y se diseminó a uno o más de las siguientes partes:
Otras partes del cuerpo que no están cerca del sitio donde inicialmente se formó el tumor.
Líquido alrededor del encéfalo o la médula espinal.
Líquido en el pulmón o el abdomen.

Cinco patologías infantiles de tipo dermatológicas. Incluir acciones de enfermería para


cada una.
Cuidar la piel de un bebé con productos adecuados puede prevenir la presencia de enfermedades de la piel más comunes
en los niños, ya que protegen la barrera cutánea natural.

Dermatitis atópica. Es una reacción alérgica a la piel que se presenta en forma de inflamación, enrojecimiento. Puede ser
causada por diversos factores como alergias, piel reseca y estrés.
Queratosis pilar. Es muy similar a la piel de gallina. La queratina forma tapones duros dentro de los folículos pilosos.
Pitiriasis alba o jiotes. Manchas blancas en cara o cuerpo inducidas por la exposición solar.
Xerosis. Se trata de la sequedad extrema de la piel, da una apariencia áspera, con escamas.

1.- Dermatitis Atópica (Eccema)


Es una reacción alérgica que se caracteriza por presentar una piel seca, enrojecida, agrietada, engrosada y
ocasiona mucha comezón. Es más común en bebés, sobre todo entre los 2 y 6 meses de edad y puede reaparecer en
cualquier etapa de la vida.
La distribución y forma de las lesiones van cambiando de acuerdo al crecimiento del niño. En los bebés, las lesiones
ocurren por lo general en el cuero cabelludo, cara, tronco, codos y rodillas. En cambio en la niñez y primeros años de la
adolescencia, las lesiones aparecen en los pies, áreas flexoras (pliegue anterior del codo, pliegue posterior de la rodilla) y
en el cuello.
El tratamiento se basa en cuidar la piel afectada, como por ejemplo, tratar en lo posible de no rascarse, utilizar crema de
esteroides tópica u otros medicamentos recetados por el médico, mantener las uñas cortas o colocar guantes cuando se
trata de niños muy pequeños.
También se recomienda lubricar la piel con ungüentos como vaselina líquida, cremas o lociones 2 a 3 veces al día. Es
importante que los productos para la piel no contengan alcohol, color, fragancias u otros químicos. Además, es de gran
ayuda instalar un vaporizador en el lugar donde está el menor.
Por otra parte, se sugiere evitar el consumo de alimentos que producen alergia, como el huevo, berries (frutilla, arándano,
frambuesa, etc.), tomate, chocolate, queso y pescado. No lave su ropa con detergentes fuertes y evite el uso de lana.
También se recomienda no exponerse a cambios súbitos de temperatura o al estrés, pues provoca sudoración.
En el momento del baño, procure que sea corto y fresco. No frote las zonas afectadas por un tiempo prolongado y aplique
cremas lubricantes cuando la piel esté mojada, pues atrapará la humedad en la piel.

2.- Dermatitis por contacto


Se caracteriza por la aparición de lesiones como ronchas o ampollas que causan comezón y aparecen en parches o líneas
localizadas en el sitio de contacto que ocasionó la lesión. Por ejemplo, si es una reacción por contacto con pulseras, aretes,
collares, hebillas de cinturones, entre otros, las lesiones se observan en el sitio en donde el objeto roza la piel.
Su origen puede ser alérgico o irritante, es decir, por contacto con sustancias químicas que son tóxicas a la piel. Las causas
comunes de dermatitis por contacto se deben a la hiedra venenosa, roble, piel de zapatos, níquel, algunos medicamentos
tópicos como la neomicina, lanolina, entre otras.
Las recomendaciones de su cuidado son similares a la dermatitis atópica y su tratamiento incluye retirar el contacto con el
alérgeno o sustancia irritante. Además, el médico puede recetarle esteroides tópicos y de ser necesario
unantihistamínico para aliviar la comezón.
3.- Dermatitis del pañal
Es uno de los trastornos más comunes en los bebés menores de un año y generairritación, enrojecimiento, descamación y
picazón en la zona que cubre el pañal. Esta dolencia se produce por llevar los pañales sucios demasiado tiempo, el roce
que provocan al llevarlos muy apretados o porque el bebé es sensible a determinados detergentes para lavar la ropa,
jabones, toallitas higiénicas o las sustancias que componen al mismo pañal. Además, el plástico del pañal impide que el aire
circule libremente en el interior, creando un campo de cultivo para la proliferación de hongos y la aparición de erupciones.
Cuando la dermatitis del pañal dura más de tres días, generalmente se debe a que la afección es provocada por un tipo de
hongo llamado "Candida albicans", el cual provoca erupciones de color rojo, abultadas y con pequeños puntos que se
extienden más allá de la zona, como los pliegues de la piel, tronco anterior y la espalda del bebé.
El tratamiento consiste en cambiar a menudo los pañales para evitar que esté en contacto por un tiempo prolongado con las
heces y orina, además de limpiar la zona con agua y algodón.
Al igual que las anteriores dermatitis, se debe lubricar el área cubierta por el pañal con ungüentos y proteger con pomadas
para evitar rozaduras. En caso de infección por hongo, su pediatra le indicará una crema especial.

4.- Dermatitis seborreica (Costra láctea)


Es una dolencia cutánea muy común en los lactantes y se pueden distinguir escamas blancas o amarillentas en áreas
grasosas, como el cuero cabelludo, zona de las cejas o dentro del oído y, en algunos casos, presentan enrojecimiento.
Se recomienda untar con vaselina líquida o aceite en la zona afectada una media hora antes del baño, pues reblandece el
área. Luego, lave la cabeza frotando con jabón o shampoo neutro. No trate de sacar las escamas con sus uñas u otro
elemento filoso.
Si la dolencia se extiende por más tiempo, puede requerir del uso de esteroides tópicos de baja potencia y el uso
de shampoos con agentes keratolíticos y anti-hongo.

5.- Urticaria
Es una afección común en la infancia y niñez, en donde los menores afectados por dermatitis atópica tienen mayor
tendencia a padecerla. La gran mayoría de estos casos son transitorios, es decir, se resuelve tras un periodo corto, mientras
que en forma muy poco frecuente se presenta la urticaria persistente o urticaria crónica que tiene una duración más
prolongada.
La urticaria transitoria ocurre tras una infección viral, bacterial o parasitaria; ingesta de ciertos alimentos (nueces,
chocolates, mariscos, huevo, leche, fresas); picadura de insectos; exposición a animales; ciertas sustancias como el látex,
hiedra venenosa o a medicamentos (penicilina, cefalosporinas, aspirina, dipirona). También se han observado casos de
urticaria por ejercicio, calor o frío extremo y exposición prolongada al agua o a vibración.
La erupción en la piel aparece al poco tiempo del contacto con el alérgeno y causan mucha comezón, están enrojecidas,
levantadas y tienen forma de grandes ronchas que miden entre 2-15 mm de diámetro. Pueden juntarse y desaparecer a los
pocos minutos y volver a reaparecer. Además, es usual que se inflamen los tejidos blandos tales como párpados, labios,
genitales y extremidades, lo que se denomina "angioedema" y cuando involucra los tejidos de la vía aérea puede
comprometer la función respiratoria del paciente.
El tratamiento se basa en el uso de antihistamínicos orales. El cuadro suele resolverse en un par de días, en donde se debe
identificar la posible causa para futuras situaciones. Cuando la reacción es más severa y se acompaña de angioedema,
puede requerir otros medicamentos como adrenalina para proteger la vía aérea.

6.- Impétigo
Es una infección cutánea muy contagiosa que es causada por dos tipos de bacterias, tanto por estreptococos como
por estafilococos.
Ésta se manifiesta con costras amarillas o doradas que generalmente aparecen en elrostro, la parte superior del tronco y
los brazos. En los niños además con mucha frecuencia se compromete la nariz.
Esta afección es provocada cuando los niños se encuentran expuestos a condiciones higiénicas deficientes y hacinamiento,
como por ejemplo, en algunos jardines infantiles. El impétigo puede estar precedido por una infección de vías respiratorias
superiores reciente, como un resfriado u otra infección viral.
El tratamiento del impétigo consiste en el uso de antibióticos sistémicos, es decir vía oral por un periodo de 7 a 10 días. Si
las lesiones son escasas y el cuadro clínico parece ser leve, puede ser que el médico opte por un tratamiento local de 15
días.

Cinco patologías infantiles de tipo geniturinarias. Incluir acciones de enfermería para cada
una.
Básicamente podemos distinguir entre dos tipos de infecciones urinarias: la de vías urinarias altas (riñones) y vías urinarias
bajas (uréteres, vejiga y uretra). La infección alta o de riñones se conoce como pielonefritis, mientras que la de vías bajas se
llama cistitis.
La pielonefritis es una infección importante y que hay que saber reconocer lo antes posible. Se manifiesta con fiebre muy
elevada acompañada de escalofríos (hasta 40 o 41º de fiebre), afectación del estado general, y dolor en la región lumbar.
En cualquier caso, una pielonefritis es una infección potencialmente grave, que si no se trata adecuadamente puede dejar
daño irreversible en el riñón, que puede perder en parte su función.
La cistitits o infección de vías bajas no es tan grave como la anterior, aunque si no se trata también puede progresar a
pielonefritis. Los síntomas en este caso son distintos: no hay fiebre alta (como mucho, febrícula), y aparece dolor abdominal
en el bajo vientre, escozor al orinar, y sensación de micción incompleta. Los niños con cistitis van muchas veces al baño,
pero orinan muy poco cada vez. La orina suele tener un olor y color distinto al habitual.
En los recién nacidos y bebés de pocos meses, cuyo sistema inmune todavía no está completamente desarrollado, los
síntomas pueden manifestarse no de forma tan evidente, a veces con fiebre no muy alta, rechazo de la alimentación,
vómitos, y falta de ganancia de peso…, síntomas muy inespecíficos que pueden ser comunes a infecciones en otras áreas.
Por ello, dentro del protocolo habitual de manejo de la fiebre en los bebés pequeños, cuando no hay un foco claro para ésta
siempre se hace un examen de orina para descartar la infección urinaria como causa de los síntomas.

UROLOGÍA PEDIÁTRICA
Las infecciones urinarias son el principal problema urinario en la infancia después de los escapes nocturnos (enuresis).
Aproximadamente el 3% de las niñas y el 1% de los niños sufren una infección urinaria (IU) antes de los 11 años. Muchas
de estas infecciones pasan desapercibidas, es decir, no son diagnosticadas porque los síntomas no siempre son obvios. Es
importante identificar y tratar las infecciones urinarias, pues si pasan sin tratamiento pueden desencadenar riesgos y
problemas renales para el niño.
¿QUÉ ES UNA INFECCIÓN URINARIA?
En condiciones normales la orina no contiene bacterias. Si bacterias de la piel de la zona genital y rectal entran en el tracto
urinario, subiendo por la uretra hacia la vejiga, pueden infectar la orina e inflamar la vejiga. Cuando las bacterias
permanecen en la vejiga la infección urinaria se denomina cistitis. Cuando las bacterias alcanzan el riñón se denomina
pielonefritis, esta acompañarse de fiebre y dolor y es mucho más grave que una cistitis. Estas infecciones no son
contagiosas.
¿CUÁLES SON LOS SIGNOS Y SÍNTOMAS DE UNA INFECCIÓN URINARIA?
El revestimiento de la vejiga, la uretra, los uréteres y los riñones se irrita e inflama con una infección urinaria, de modo
similar a lo que sucede con una infección de la nariz o la garganta. Los signos y síntomas de IU dependen de la edad. En
los niños pequeños pueden no ser claros y además el niño no sabe explicar como se siente.
Síntomas y signos de las infecciones urinarias
LACTANTES y hasta 1 año
Fiebre
Irritabilidad
Vómitos y diarrea
Rechazo del alimento
Ausencia de incremento
de peso
Orina maloliente (en pañal)
Niños MAYORES
Escozor o dolor al orinar
Micción frecuente
Fiebre
Dolor abdominal bajo (pelvis)
Dolor lumbar o en el flanco
Escapes de orina
Sangre en la orina
Los niños más pequeños pueden tener fiebre elevada, estar irritables y no comer. Sin embargo, a veces, la fiebre es baja y
el niño simplemente tiene nauseas, vómitos y mal aspecto. La orina del pañal puede tener un olor inusual. Niños más
mayores pueden orinar con frecuencia y quejarse de dolor en el área pélvica y abdominal. Si existe una infección del riñón,
el niño puede quejarse de dolor lumbar. También es posible que refieran dolor y escozor al orinar así como dificultad para
orinar con salida de orina a gotas, o bien con escapes. Como en los más pequeños la orina puede ser turbia y maloliente.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA UNA INFECCIÓN URINARIA?
Sedimento y cultivo de orina
El examen de la orina es la prueba imprescindible para diagnosticar la infección. La orina se examina bajo el microscopio y
si esta infectada aparecerán gérmenes y/o pus (leucocitos). Parte de la orina se cultiva en el laboratorio para poder
identificar con exactitud el germen y poder saber que antibiótico es el más efectivo. Esta parte del estudio (el cultivo)
requiere entre 2 y 6 días. Las bacterias más frecuentemente implicadas son la Escherichia Coli (abrev. E. Coli) y el Proteus.
La fiabilidad del sedimento y cultivo de orina depende del tiempo que pase desde la recogida de la muestra hasta el estudio
en el laboratorio. Si se recoge en casa debe conservarse en el frigorífico y transportarse en una bolsa con hielo.
La forma de recoger la muestra de orina depende de la edad del niño. Si todavía lleva pañales puede realizarse colocando
una bolsa de plástico adherida al área genital, mientras que a los niños más mayores se les pide que orinen en un
contenedor.
El principal problema de estos sistemas de recogida es que gérmenes normalmente presentes en la piel de los genitales
pueden recogerse en la muestra de orina y confundir respecto a si verdaderamente ésta esta infectada o contaminada. Por
ello, a veces se recurre a pasar un pequeño tubo de plástico (sonda) directamente por la uretra hasta la vejiga para recoger
la orina. Otro método es colocar una aguja (punción suprapúbica) directamente en la vejiga a través de la piel de la parte
baja del abdomen. La recogida de orina a través de la sonda o la aguja asegura que la orina recogida no está contaminada.
¿POR QUÉ Y CÓMO HAY QUE ESTUDIAR UN NIÑO TRAS UNA INFECCIÓN URINARIA?
Independientemente de la edad, la cistitis (infección de la vejiga) no suele cursar con fiebre ni producir lesión a largo plazo
en la vejiga o en los riñones. La pielonefritis (infección renal) en cambio, puede producir lesiones o cicatrices permanentes
en los riñones incluso después de un único episodio de infección. Esto es especialmente cierto en los niños muy pequeños.
Por otro lado, en algunos niños una IU puede ser un signo de que existe una anormalidad del tracto urinario que puede
predisponer a más problemas.
Por todo ello cuando el cultivo de orina confirma que existe una IU suele recomendarse la realización de más pruebas.
Algunos niños, sin embargo, presentan infecciones urinarias simplemente porque están predispuestos a ellas (del mismo
modo que otros lo están a resfriarse o a tener otitis).
Cuando la infección se ha tratado y curado, pueden recomendarse otras pruebas para evaluar anormalidades del tracto
urinario. Estas pruebas dependerán de la edad del niño y del tipo y características de la IU. Estas pruebas aportan
información diferente y a veces es necesario realizar más de una.
Ecografía de los riñones y la vejiga: emplea ultrasonidos para examinar los riñones y la vejiga. Puede mostrar algunas
anormalidades pero no todas las posibles anomalías urinarias. La ecografía no puede medir la funcionalidad del riñón. No
es dolorosa ni requiere ninguna punción o cateterizar la uretra.
Cistouretrografía miccional seriada (CUMS): esta prueba examina la uretra y la vejiga mientras esta se llena y se vacía. Se
realiza colocando un tubo de plástico (sonda) por la uretra para aplicar en la vejiga un liquido que se puede ver mediante
rayos-X. La vejiga se llena hasta que el niño orina. Este estudio informa de la existencia de anormalidades en la vejiga, la
uretra o los uréteres.
Urografía intravenosa: esta prueba se realiza con menos frecuencia. Permite examinar todo el tracto urinario por rayos-X
mediante la inyección de contraste en una vena del brazo. Esta sustancia llega por la sangre a los riñones, donde es filtrada
junto con la orina y sale por los uréteres y la vejiga, así permite ver si existe alguna obstrucción.
Pruebas nucleares o isotópicas: en estos estudios se inyectan en vena materiales isotópicos que muestran como funcionan
los riñones, que forma tienen y si la orina es eliminada de ellos de forma normal. Diferentes pruebas dan informaciones
distintas de los riñones y la vejiga. Estas pruebas nucleares o isotópicas no exponen al niño a más radiación de la que
recibiría en una radiografía convencional.
¿CÓMO Y POR QUÉ HAY QUE TRATAR UNA INFECCIÓN URINARIA?
Todos los niños con una IU deben ser tratados con antibiótico durante unos 7 días (minimo3 días) si se trata de una cistitis y
durante unos 10 a 14 días si se trata de una pielonefritis. La dosificación y duración del tratamiento varia en función del
antibiótico, la edad del niño y su estado general.
El tratamiento se debe comenzar inmediatamente tras el diagnóstico y mientras se obtiene el resultado definitivo del cultivo
de orina. Se elige un antibiótico que con alta probabilidad curará la infección, es decir que sea efectivo, pero también bien
tolerado y seguro. Las cefalosporinas cumplen estas propiedades y han sido ampliamente empleadas con esta indicación.
Cuando se dispone del cultivo definitivo de orina a veces es necesario cambiar de antibiótico. Asimismo, en los niños
menores de un año o en aquellos muy enfermos puede ser necesario el ingreso y el tratamiento antibiótico por vena.
Es muy importante completar los días de antibiótico prescritos aunque el niño haya mejorado mucho, pues si se interrumpe
el tratamiento los gérmenes pueden volverse resistentes al fármaco y la IU puede reaparecer.
Se realizará un análisis de orina de control al final del tratamiento para asegurar que se ha resuelto la IU.
Si el pediatra o el urólogo pediátrico considera indicado realizar estudios completos urológicos, suele ser útil mantener los
antibióticos hasta que se completen dichas pruebas.
Niños con infecciones urinarias pueden tener hábitos miccionales y defecatorios incorrectos; es importante intentar
modificarlos y seguir las normas básicas de higiene miccional.
Normas básicas de higiene miccional en niños
La retirada del pañal requiere tiempo, paciencia y entendimiento y debe ser realizada sin prisas, cuando el niño este
preparado.
Con frecuencia niños con IU tienen hábitos miccionales incorrectos. Es útil que establezcan un programa u horario de
micciones (diario miccional); deben orinar al levantarse, cada 2-3 horas durante el día y al acostarse. Deben aprender a
orinar en otros lavabos además del de casa, como el de la escuela y algunos lugares públicos. No es aconsejable insistirles
ni obsesionarles con la higiene de dichos lugares, pues en muchas ocasiones eso desencadena una inhibición del reflejo
miccional. Es también importante que aprendan a vaciar su vejiga por completo. Estos malos hábitos suelen desaparecer
con la pubertad.
La posición en el WC debe ser la adecuada; las niñas deben sentarse con los muslos separados, reclinándose hacia
delante y con los pies apoyados, los niños pueden orinar sentados o de pie.
La higiene genital es importante pero no debe exagerarse. En los niños no circuncidados la higiene del prepucio es simple:
solo debe mantenerse limpio y evitar las retracciones forzadas. La piel cambiará entre los 2 y los 4 años de edad y se
separará del glande, entonces debe realizarse también higiene al retraer el prepucio. Las niñas deben adquirir el habito de
usar el papel higiénico de delante hacia detrás después de la deposición para evitar arrastrar gérmenes del recto a la vagina
o la vejiga.
Aunque los patrones de frecuencia de deposición varían entre distintos niños, es importante que las heces sean blandas,
fruto de una dieta equilibrada. El estreñimiento debe evitarse pues favorece las IU.
Los niños deben beber líquidos cuando lo deseen sin forzar una ingesta de líquidos excesiva. El liquido mas saludable es el
agua.
Algunos niños tienen IU de repetición sin una causa obvia que lo justifique y pueden requerir dosis bajas de antibiótico de
forma mantenida; es la llamado quimioprofilaxis. Este tipo de tratamiento también se emplea cuando se diagnostica reflujo
vesico-ureteral. El objetivo es mantener la orina estéril, evitando que se infecte y la dosis prescrita es un tercio o un cuarto
de la dosis diaria normal. De esta manera el antibiótico es muy seguro incluso si se usa durante varios años y tiene escaso
o ningún efecto en la inmunidad global. En estos casos la tolerancia y la buena cobertura frente a diversos gérmenes es tan
o más importante que en la propia IU.
¿QUÉ ANORMALIDADES PUEDEN DESENCADENAR PROBLEMAS URINARIOS?
Muchos niños que sufren una IU tienen unos riñones y vejiga normales, pero aquellos que tienen una anormalidad deben
ser diagnosticados lo antes posible para intentar proteger los riñones de lesiones y cicatrices. Algunas de las anormalidades
que pueden detectarse a raíz de una IU son:
Reflujo vesicoureteral: Ocurre en hasta el 1% de los niños y con frecuencia estos presentaban dilatación renal (ectasia o
hidronefrosis) en las ecografías prenatales. En esta enfermedad mientras la vejiga se llena, la orina vuelve (refluye)
anormalmente hacia los uréteres y los riñones.
Obstrucción urinaria: el bloqueo del flujo de orina puede suceder a varios niveles del tracto urinario, especialmente en la
unión del uréter y el riñón y la unión del uréter y la vejiga. Otra causa más rara son las piedras en la vía urinaria que pueden
asociarse a una IU y cursar con obstrucción urinaria.
Disfunciones miccionales: aparte de los niños con enfermedades neurológicas conocidas (como los mielomeningoceles),
otros niños pueden tener disfunciones de la micción que pasan más desapercibidas y en las que la aparición de IU puede
ser un signo de alarma para buscarlas.
¿QUÉ EFECTOS A LARGO PLAZO PUEDEN TENER LAS INFECCIONES URINARIAS?
Los niños mas pequeños, especialmente durante el primer año de vida tienen un mayor riesgo de sufrir daño renal como
consecuencia de las IU. Este daño incluye cicatrices renales, retraso de crecimiento renal, deterioro de la función renal,
hipertensión arterial, etc. Por esta razón es importante que los niños con una IU reciban tratamiento pronto y sean
cuidadosamente evaluados.

Puntos a recordar
Las IU ocurren en aproximadamente el 3% de las niñas y el 1% de los niños antes de los 11 años de edad.
La existencia de una IU en un niño pequeño puede ser el signo de una anormalidad del tracto urinario que puede llevar a
problemas repetidos.
Los signos y síntomas de una IU en la infancia son muy variables; desde un leve escozor al orinar con un olor inusual en la
orina a dolor intenso y fiebre elevada.
La IU debe tratarse con antibióticos entre 3 y 15 días de duración dependiendo de la gravedad. Suelen usarse antibióticos
como las Cefalosporinas por su eficacia contra los gérmenes de la orina y su tolerancia.
Una IU no tratada puede desencadenar un daño renal grave.
Hable con su pediatra si sospecha que su hijo tiene una IU.

REFLUJO VESICOURETERAL
La orina se mueve entre los riñones y la vejiga a través de unos tubos llamados uréteres (hay uno para cada riñón). El
reflujo vesicoureteral (RVU) es el movimiento de la orina desde la vejiga hacia los riñones. Normalmente existe una válvula
entre el uréter y la vejiga que impide que la orina vuelva al uréter después de que ha entrado en la vejiga.
El RVU es diagnosticado mas frecuentemente en la infancia después que el niño ha tenido una infección de orina. En
aproximadamente un tercio de los niños con infecciones urinarias se encuentra reflujo. Por otro lado, el reflujo puede
producir infecciones urinarias debido a que la orina que permanece en los conductos (uréteres) favorece el crecimiento de
las bacterias. En ocasiones, la propia infección es la que produce el RVU.
Existen dos tipos de RVU. El reflujo primario ocurre cuando un niño nace con un defecto en la válvula que se encuentra
entre el uréter y la vejiga. La válvula no se cierra correctamente y la orina refluye desde la vejiga al uréter y eventualmente
puede llegar hasta los riñones. Este tipo de RVU puede mejorar e incluso llegar a desaparecer con el crecimiento del niño.
Los uréteres se alargan durante el desarrollo con lo que mejora el funcionamiento de la válvula. El reflujo secundario ocurre
cuando hay una obstrucción en el aparato urinario inferior. La obstrucción puede ser llegar a producir un mal funcionamiento
de la válvula.
La infección de orina es el síntoma mas frecuente del RVU. A medida que el niño crece pueden aparecer otros síntomas
como incontinencia de orina por la noche, aumento de la tensión arterial, proteínas en la orina e insuficiencia del riñón (daño
irreversible del riñón).
Las pruebas más comunes para mostrar la presencia de infección de orina son la analítica de orina y el cultivo de la misma.
Para diagnosticar el RVU se tienen que realizar fotografías del aparato urinario llamadas cistografía retrógrada que
consiste en la inyección de un material de contraste en la vejiga a través de una sonda.
El objetivo del tratamiento del RVU es la prevención del daño definitivo de los riñones. Las infecciones de la orina deberían
ser tratadas con antibióticos para evitar que llegue hasta el riñón. Los antibióticos generalmente corrigen el reflujo causado
por la infección. En algunos casos se necesita realizar una intervención quirúrgica para corregir el RVU primario.
Infección urinaria en niños
La infección urinaria es una infección de las vías urinarias. Este artículo aborda las infecciones urinarias en niños.
La infección puede afectar diversas partes de las vías urinarias, que incluyen la vejiga (cistitis), los riñones (pielonefritis) y la
uretra, que es el conducto que saca la orina desde la vejiga hacia fuera.
Causas
Las infecciones del tracto urinario (ITU) pueden ocurrir cuando entran bacterias a la vejiga o a los riñones. Estas bacterias
son comunes en la piel alrededor del ano. También pueden estar presentes cerca de la vagina.
Normalmente, no hay bacterias en las vías urinarias. Sin embargo, ciertos factores pueden facilitar la entrada o
permanencia de bacterias en el tracto urinario. Estas incluyen:
Un problema en el tracto urinario, llamado reflujo vesicoureteral. Esta afección, que normalmente está presente al nacer,
permite que la orina fluya de vuelta hacia los uréteres y los riñones.
Enfermedades del sistema nervioso o del cerebro (como mielomeningocele, lesión de la médula espinal, hidrocefalia) que
dificultan vaciar la vejiga.
Baños de burbuja o prendas de vestir demasiado ajustadas (niñas).
Cambios o anomalías congénitas en la estructura del tracto urinario.
No orinar con la suficiente frecuencia durante el día.
Limpiarse de atrás (cerca del ano) hacia adelante después de ir al baño. En las niñas, esto puede llevar bacterias hasta la
abertura por donde sale la orina.
Las ITU son más comunes en las niñas. Pueden ocurrir generalmente alrededor de los 3 años, a medida que los niños
empiezan su entrenamiento para ir al baño. Los niños que no fueron circuncidados tienen un riesgo ligeramente más alto de
ITU antes de 1 año de vida.
Niños con un problema llamado reflujo (reflujo vesiculorectal o RVR) son más propensos a tener infecciones.
Normalmente, cuando la vejiga se contrae, la orina no debe regresarse dentro del ureter.
Los niños pueden nacer con este problema o pueden tener otros defectos congénitos del sistema urinario que causen
reflujo.
Síntomas
Los niños pequeños con ITU pueden tener fiebre, falta de apetito, vómitos o no tener síntomas en absoluto.
La mayoría de las ITU en los niños solo involucran la vejiga. Si la infección se disemina a los riñones (llamada pielonefritis),
puede ser más seria.
Los síntomas de una infección de la vejiga en niños incluyen:
Sangre en la orina
Orina turbia
Olor de la orina fuerte o maloliente
Necesidad urgente o frecuente de orinar
Indisposición general (malestar)
Dolor o ardor al orinar
Presión o dolor en la parte inferior de la pelvis o en la espalda baja
Mojar la cama luego que se le haya enseñado al niño ir al baño
Las señales de que la infección puede haberse extendido a los riñones incluyen:
Escalofrío con temblores
Fiebre
Piel ruborizada, caliente o enrojecida
Náuseas y vómitos
Dolor lateral (costado) o de espalda
Dolor intenso en la zona abdominal
Pruebas y exámenes
Se necesita una muestra de orina para diagnosticar una ITU en los niños. La muestra se examina con un microscopio y se
envía a un laboratorio para realizar un urocultivo.
En los niños que no han aprendido ir al baño obtener una muestra de orina puede ser difícil. El examen no puede hacerse
usando un pañal mojado.
Las maneras de recoger una muestra de orina en niños muy pequeños incluyen:
Bolsa de recolección de orina. Se coloca una bolsa plástica especial sobre el pene del niño o la vagina de la niña para
recoger la orina. Este no es el mejor método debido ya que la muestra puede contaminarse.
Urocultivo en muestra por sondaje. Una sonda plástica (catéter) puesta dentro de la punta del pene en los niños o
directamente dentro de la uretra en las niñas, recoge la orina directamente de la vejiga.
Recolección de orina suprapúbica. Se coloca una aguja a través de la piel de la parte baja del abdomen y los músculos
hasta llegar a la vejiga. Se utiliza para recoger la orina.
Si esta es la primera ITU de su hijo, se pueden llevar a cabo exámenes imagenológicos para averiguar la causa de la
infección o para ver si hay algún daño al riñón. Los exámenes pueden incluir:
Ecografía del riñón
Radiografía tomada mientras el niño está orinando (cistouretrograma miccional)
Estos estudios se pueden efectuar mientras el niño tiene una infección. La mayoría de las veces, se hacen en un período
que va de semanas hasta varios meses después.
Su proveedor de atención médica considerará muchos factores al decidir si se necesita un estudio especial y cuándo, los
cuales incluyen:
La edad del niño y su historial de otras ITU (los lactantes y niños pequeños generalmente necesitan exámenes de control)
La gravedad de la infección y qué tan bien responde al tratamiento
Otras afecciones o defectos físicos que el niño pueda tener
Tratamiento
En los niños, las IU deben tratarse rápidamente con antibióticos para proteger los riñones. Cualquier niño de menos de 6
meses o que tenga otras complicaciones debe ser visto por una especialista inmediatamente.
En la mayoría de los casos será necesario que los bebés más pequeños permanezcan hospitalizados y se les administrarán
antibióticos a través de una vena. Los bebés mayores y los niños se tratan con antibióticos por vía oral. Si esto no es
posible, podrían necesitar recibir tratamiento en el hospital.
Su hijo debe tomar mucho líquido cuando le estén tratando una IU.
Algunos niños se pueden tratar con antibióticos por períodos de hasta 6 meses a 2 años. Este tratamiento es más probable
cuando el niño ha tenido infecciones repetitivas o reflujo vesicoureteral.
Después de terminar los antibióticos, el proveedor de atención de su hijo puede pedirle que vuelva a llevarlo para hacerle
otro examen de orina. Este puede ser necesario para comprobar que ya no haya bacterias en la vejiga.
Expectativas (pronóstico)
La mayoría de los niños se cura con el tratamiento apropiado. La mayoría de las veces, las infecciones repetitivas se
pueden prevenir.
Las infecciones repetitivas que involucran los riñones pueden hacer que se presente daño crónico a los riñones.
Cuándo contactar a un profesional médico
Llame a su proveedor de atención si los síntomas de la IU en su hijo continúan después del tratamiento o reaparecen más
de dos veces en 6 meses.
Llame a su proveedor de atención si los síntomas del niño empeoran. Llame también si su hijo presenta nuevos síntomas,
como:
Dolor de espalda o dolor de costado
Orina de olor fuerte, con sangre o decolorada
Fiebre de 100.4ºF (38ºC) a nivel rectal en los bebés o de más de 101ºF (38.3ºC) en los niños
Dolor de espalda baja o dolor abdominal debajo del ombligo
Fiebre que no desaparece
Micción muy frecuente o necesidad de orinar muchas veces durante la noche
Vómitos
Prevención
Las medidas que puede tomar para prevenir las IU incluyen:
Evite darle a su hijo baños de burbujas.
Procure que su hijo use ropa interior y prendas de vestir holgadas.
Aumente la ingesta de líquidos de su hijo.
Mantenga limpia la zona genital de su hijo para impedir que las bacterias se introduzcan a través de la uretra.
Enséñele a su hijo a ir al baño varias veces cada día.
Enséñele a su hijo a limpiarse la zona genital de adelante hacia atrás para reducir la propagación de bacterias.
Para evitar la recurrencia de las IU, el proveedor de atención puede recomendar antibióticos en dosis bajas después de la
desaparición de los primeros síntomas.
Nombres alternativos
ITU - niños; Cistitis - niños; Infección de la vejiga - niños; Infección renal - niños; Pielonefritis - niños
Otras enfermedades
Glomerulonefritis
Síndrome urémico hemolítico
Enfermedad poliquística del riñón
Hidronefrosis
Infecciones del tracto urinario
Con frecuencia, los problemas del tracto urinario se relacionan con un bloqueo que impide que la vejiga se vacíe por
completo y que suele producir reflujo urinario. Una obstrucción del tracto urinario puede provocar daño al tracto urinario y los
riñones, porque la orina regresa y se acumula en diversas partes del tracto. La acumulación de orina en la vejiga, los
uréteres o los riñones puede producir infección, cicatrización e insuficiencia renal a largo plazo.
Algunos de los trastornos que pueden provocar la obstrucción del tracto urinario son:
Megauréter
Válvulas posteriores de la uretra
Ureterocele o duplicación ureteral
Reflujo vesicoureteral
Vejiga neurogénica
Algunos trastornos del tracto urinario solo afectan a los hombres, y se relacionan en gran parte con la anatomía
masculina y el desarrollo fetal. Los trastornos que afectan a los hombres comprometen el pene, la uretra o los testículos.
Entre los trastornos urogenitales masculinos se incluyen los siguientes:
Testículos no descendidos o criptorquidia
Hidrocele
Hipospadias
Hernia inguinal
Micropene
Torsión testicular
Los trastornos del aparato genitourinario en los niños suelen detectarse mediante una ecografía fetal antes de su
nacimiento. Si no se detectan de este modo, los niños suelen desarrollar una infección del tracto urinario que impulsará al
médico de su hijo a realizar pruebas de diagnóstico especiales que podrían detectar una anomalía. Algunas enfermedades
del riñón aparecen más adelante o luego de que un niño padece una infección bacteriana o un trastorno inmunológico.
Enfermedades renales más comunes en niños

Los niños y bebés no están exentos de sufrir alguna enfermedad renal, por ello es importante conocer las que más afectan
a este sector poblacional para identificar síntomas y brindar una atención médica a tiempo.

La hidronefrosis ocurre cuando la orina se acumula en los riñones y no se drena de forma correcta a la vejiga, lo que
produce inflamación en los riñones y afectaciones severas en su correcto funcionamiento. Este padecimiento es muy común
en menores de edad del sexo masculino y puede deberse a defectos congénitos, cálculos renales, coágulos sanguíneos,
tumores o lesiones en el tracto urinario. Sus principales síntomas son dolor en la espalda, cintura, parte baja del abdomen, o
la ingle, infecciones renales o urinarias, incontinencia urinaria, fiebre, náusea y vómito.
El tumor de Wilm es un tipo de cáncer de riñón que afecta principalmente a niños de entre tres y cuatro años de edad,
afectando, generalmente, a uno de los riñones. Se desarrolla desde el feto, cuando algunas de las células de los riñones no
crecen y permanecen como células fetales, lo que forma una masa grande de ese tejido dando paso al tumor de Wilm que
presenta como principales síntomas el dolor estomacal, fiebre, sangre en la orina, hipertensión, pérdida del apetito, náusea,
vómito y estreñimiento.
La glomerulonefritis afecta a los glomérulos, que son diminutas estructuras dentro del riñón que filtran y limpian la
sangre al capturar sustancias innecesarias o tóxicas para desecharlas del organismo. Esta enfermedad, que tiene como
señales de alarma la aparición de sangre y espuma en la orina e inflamación por la mañana del rostro, pies, manos y
abdomen, es causada por herencia, lupus, diabetes tipo 1 y 2, hipertensión, VIH, hepatitis B y C e infecciones en las
válvulas del corazón o endocarditis.
La siguiente enfermedad es la Nefritis Intersticial Aguda, la cual vuelve a los riñones incapaces de filtrar
adecuadamente los desechos y líquidos de la sangre. En los niños es causada principalmente por infecciones como
las paperas, estreptococo y VIH, medicamentos, y afecciones al sistema inmunológico como el lupus.
Los indicios principales por los cuales podemos saber si un pequeño tiene este tipo de nefritisson fiebre, salpullido, dolor en
las articulaciones, debilidad, pérdida del apetito, sangre en la orina, entre otros.
Por último, los cálculos renales, material cristalizado en los riñones u otras partes del tracto urinario, se pueden presentar
también en los niños. Estos cristales están formados comúnmente por calcio, oxalato y fosfato.
Las causas por las que se pueden formar estos cálculos son exceso de oxalato, calcio o ácido úrico en la orina, bacterias
pequeñas que ayudan a formar los cálculos, anomalías hereditarias que provocan un incorrecto manejo de la cistina en los
riñones, por mencionar algunas.
Los cálculos renales presentan diversos síntomas como dolor repentino e intenso en un costado del cuerpo o en la región
media o baja de la espalda, dolor abdominal o en la ingle, náuseas, vómito, sangre en la orina e infecciones recurrente en el
tracto urinario. También algunos factores de riesgo que aumentan la posibilidad de que los niños y niñas sufran
de cálculos son no tomar suficientes líquidos, comer alimentos con mucha sal, tener familiares o padres
con cálculos o gota, sobrepeso y poca actividad física.

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