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La ley de: Éste es tu momento

Para ser exitoso, hoy debo vivir al máximo cada momento.

Hugh Long era un sucio alcohólico hombre de la calle divorciado


dos veces. Vivía debajo de un puente y mendigaba en un semá-
foro para mantener su vicio. En la guerra de Vietnam había sido
prisionero de guerra y sus captores le habían arrancado todos los
dientes, uno por uno, con unas pinzas, para torturarlo. Aún peor,
una enfermedad atacó sus ojos y empezó a perder la vista lenta-
mente. Estaba más lejos que nunca del éxito… bueno, eso parecía
para algunos.
Un día, muy de mañana, se levantó y subió al techo de una granja.
Empezaba a amanecer y mientras los rayos del sol comenzaban a
cubrir el techo del viejo edificio en el que estaba sentado, empezó
a orar y llorar. Estaba cansado de vivir de esta manera y quería
cambiar. Clamó a Dios y le invitó a tomar control de su vida. In-
vitó a Jesús en su interior. Éste es el detonante para una vida po-
sitiva.
Desde ese momento cambió su vida. Dios lo tocó y sanó su vista
en ese instante mientras lloraba. Él tomó la decisión de seguir los
principios de Dios. Aprendió que Hoy era el mejor día de su vida
porque decidió que cada día que él viviera sería el mejor y eso
trajo a su vida una actitud positiva. Él empezó a dar gracias y a
dar lo mejor de él, sin que importaran las circunstancias externas.
Dejó de tomar, empezó a juntarse con otro grupo de personas, se
casó nuevamente con una increíble mujer con quien tuvo una hija
y consiguió un trabajo en una de las constructoras más grandes

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Hoy es tu mejor día

de su ciudad.
En su empleo, cada día daba lo mejor de sí porque era el mejor
día de su vida. Había tareas que nadie quería hacer y, cuando otra
gente no quería hacer el trabajo difícil, él se esmeraba y hasta pe-
día que le dieran esas tareas difíciles.
Con el tiempo empezó a ascender puestos. El dueño y presidente
de la empresa iba a jubilarse y estaba buscando a alguien confiable
que tomara su lugar. Hugh fue elegido por el presidente por su
constante espíritu de servicio.
Muchos trabajadores que tenían más tiempo en la empresa y es-
taban “más calificados”, llenos de envidia, no estaban de acuerdo,
pero Hugh había demostrado que él era digno de ser presidente.
Cada día que él era presidente de la constructora era el mejor día
para la empresa. Trabajó muy duro, con esfuerzo y dedicación,
después de años, compró la constructora.
Hoy vive en su rancho que cubre más de seis kilómetros cuadra-
dos de terreno. Tiene cientos de cabezas de ganado. Construyó
un lago a un lado de su casa, y tiene una alberca con jacuzzi. Su
familia y amigos están cerca de él y vive completamente satisfe-
cho. Hace pocos años vendió la constructora y se jubiló siendo
multimillonario.

El señor Hugh es un clásico ejemplo de éxito. La ley que imple-


mentó dice: “Éste es el día que hizo Dios, me gozaré y me alegraré
en él”.1 Dios hizo este día especialmente para ti. Él te lo da con
mucho cariño. Dios te dio este regalo. Por eso se llama “presente”.
Como sólo tienes este momento y sólo podrás vivir este día una
vez, vívelo al máximo.
¿Te gustaría vivir el éxito como el señor Hugh? Creo que todos

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La ley de: Éste es tu momento

anhelamos ser felices y alcanzar nuestros sueños. Para alcanzar


tus sueños, empieza a vivir cada día con gratitud y da lo máximo.
Eleva tus expectativas acerca de ti, de tu día y de tu vida. Espera
cosas grandes cada día y cada momento.
Cuando me preguntan en la calle: “¿Cómo estás, Salomón?”, con-
testo: “Hoy es el mejor día de mi vida”, porque ayer ya pasó y ma-
ñana todavía no llega, sólo tengo este día, ¡más vale que sea hoy!
Cada día que tengo es el mejor. Todos los días son buenos. Hasta
el día que yo muera será el mejor día de mi vida. Yo le digo a mi
esposa que quiero que ponga en mi lápida esta frase: “Hoy es el
mejor día de mi vida”. Le dije que si quiere poner debajo de allí, “el
mío también”, pues qué bueno, porque también es su mejor día.

Depende de ti hacer de cada día el mejor día. Es una decisión. Esto


no significa que no vayas a tener problemas o dificultades, porque
todos los tenemos, pero puedes aprovechar este día al máximo, a
pesar de las circunstancias. Decide vivirlo plenamente, venga lo
que venga, porque no estás solo al tratar de cambiar tu actitud
hacia cada día, Dios te dará el poder para querer y hacer su vo-
luntad. Tal vez has tenido muchos días malos, pero hoy todo eso
cambiará porque hoy puedes decidir ser feliz.
Hoy es el primer día del resto de tu vida. Si estás leyendo este libro
en un café, en tu casa, en un consultorio, en la escuela, en el par-
que, en la cárcel o dónde sea, quiero decirte que hoy es tu mejor
día porque puedes cambiar tu vida desde este momento.
Inicia una nueva vida hoy. No importa el pasado. A partir de hoy
puedes mejorar y crecer.
Verás, tu futuro algún día será tu presente y tu presente algún día
será tu pasado, sólo importa hoy.

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Hoy es tu mejor día

Dónde quiera que voy me gusta sonreír y animar a la gente. Si voy


a la tienda, al trabajo, a mi casa, a la iglesia, me gusta preguntarle
a la gente si están viviendo el mejor día de su vida. Siempre me
miran con sorpresa y luego dicen: “sí, tienes razón, hoy sí es mi
mejor día.” Entonces pasa algo increíble: cuando animo a alguien
más, eso me anima a mi y estoy aún más feliz.
Hay muchas cosas en la vida que no puedes controlar, excepto
cómo decides tomar las cosas. Muchas personas me han dicho
que el mejor día de su vida fue cuando se casaron o cuando nació
su bebé y eso es bello, pero, si ése es el caso, ¿para qué quieres se-
guir viviendo? Ya tuvieron el mejor día de su vida y se acabó. No
habrá mucha expectativa para el futuro si ya viviste tu mejor mo-
mento. Pero si crees que todavía mejores cosas pueden suceder,
vivirás con expectativa. Y donde hay fe para el futuro, hay poder
para el presente. Lo bueno es que hoy puedes crear momentos
inolvidables estés dónde estés.

Un hombre que siempre estaba de malas subió al elevador de una


edificio; el encargado del elevador, muy sonriente, lo recibió con
un caluroso “buenos días”. El hombre, como casi nunca estaba de
buenas, lo miró con enojo mientras subía al piso deseado. El en-
cargado empezó a silbar una alegre melodía. El hombre gruñón,
aun más enojado, bruscamente preguntó: “¿Por qué estás tan con-
tento?” A lo cual el encargado espondió: “Es que es la primera vez
que vivo hoy y como nunca lo he vivido antes, estoy con la expec-
tativa de las cosas buenas que pasarán, para poner lo mejor de mí”.
Qué buena forma de ver la vida ¿no crees? Los dos hombres es-
taban viviendo el mismo día, en el mismo lugar. Sólo que uno de
ellos tenía algo muy preciado, algo que vale más que el oro. Él

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La ley de: Éste es tu momento

sabía que podía cambiar su mundo si cambiaba su forma de ver


ese día.
Hoy no es “un día más”. Hoy es la primera vez que vives este tiem-
po. Cada día tienes que mirar todo como si estuvieras viéndolo
por primera y última vez, ¿por qué? porque la primera mirada
mantiene emoción en tu vida y la última mantiene gratitud en tu
vida.
La palabra de Dios dice: “Enséñame a contar mis días, que traiga a
mi corazón sabiduría”.2 Vive cada día intencionalmente.
La madre Teresa de Calcuta dijo: “Voy a pasar por esta vida una
sola vez. Cualquier cosa buena que yo pueda hacer o alguna ama-
bilidad que pueda hacer a algún humano, debo hacerla ahora,
porque no pasaré de nuevo por aquí”.
La vida es demasiado corta como para no disfrutar cada día. Hay
gente que dice seré feliz cuando me jubile o cuando reciba un au-
mento o me promuevan. Pero la vida pasa de prisa y si no la dis-
frutas ahora, ¿cuándo?

Tal vez dices “todo esto suena muy bonito, pero ¿qué tengo que
hacer para recordar que cada día es el mejor día de mi vida?” Yo
creo que es muy cierto el viejo refrán que dice: “Vive este día como
si fuera el último y algún día acertarás”. No sabemos exactamente
qué nos espera mañana, entonces vivamos hoy al máximo.
La Ley del Momento dice: “Dios te hizo en este momento de la
historia a propósito y con un fin específico”.
La reina Ester, en la Biblia, tenía que ir delante del rey y arriesgar
su vida para pedirle que librara a todo su pueblo de una matanza.
Era un momento difícil en su vida, pero su primo Mardoqueo le
dijo: “Quién sabe si para este momento has llegado”3. Le dijo ¿Quién

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Hoy es tu mejor día

sabe?, porque sólo Ester podía saber si iba a vivir el momento que
Dios había dispuesto para ella y marcar su destino para siempre.
Ella tenía que tomar una decisión de vivir hoy al cien por ciento,
de vivir su propósito, de vivir su mejor momento y dar todo.

Cuando piensas en todas las cosas maravillosas que Dios te pro-


mete, puedes emocionarte, estar feliz, tu gozo está basado en las
leyes de Dios. Por ejemplo, la Palabra de Dios dice: “Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece”,4 “ninguna arma forjada contra ti pros-
perará”,5 “con amor eterno te amé”,6 “pensamientos de paz tengo
acerca de ti”7 y muchas otras promesas que están escritas en la
Biblia.
Cuando sabes esto, te gozas y el gozo del Señor es tu fuerza. Por
lo tanto tienes más energía, más creatividad, más habilidad para
perdonar, para avanzar. Empiezas a entender que HOY es un gran
día. Un día lleno de esperanza.
John Johnson dice: “Hombres y mujeres son limitados no por su
lugar de nacimiento, ni el color de su piel, sino por el tamaño de
su esperanza.” No estás loco. Tu gozo viene de algo real. La reali-
dad es que Dios hizo este día para ti y te ama. Hoy es el mejor día
de tu vida y se va a poner mejor.

Tal vez vives en el ayer pensando que los tiempos pasados fueron
mejores y por eso no puedes vivir plenamente, porque no vives en
el presente. O puede ser que vivas recordando el pasado porque
te acuerdas cómo te lastimaron o cómo no tuviste oportunidades.
Siempre estás pensando en el pasado, así que no aprovechas el

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hoy. Quizá seas un soñador y pienses que solo en el futuro todo


estará perfecto. Piensas en lo que vas a hacer en tantos años y eso
está bien, pero no puedes permanecer mucho tiempo pensando
en el futuro tampoco. A lo mejor, siempre estás pensando que
algo malo te va a suceder en el futuro y estás lleno de preocupa-
ciones. Le temes a lo que vendrá y a la incertidumbre. No puedes
seguir viviendo así.
Un reconocido autor sobre liderazgo, recomienda lo siguiente:
Dedica 5% de tu pensamiento al pasado, 5% al futuro y 90% al
hoy.

Para que siempre sea tu mejor día, recuerda estas diez cosas:
1.
2. La vida es un regalo de
Dios que debemos agradecer.
3. La verdad es que sólo pasarás
por este día hoy, entonces aprovéchalo.
4. S
Si vives cada día bien, verás el resultado positivo de
una buena vida.
5.
Nadie llega a ser exitoso por el azar,
haz lo correcto hoy para que mañana estés en un buen lugar.
6. Toda tu vida es este momento, este día.
7. Este día sé feliz no por-
que “algo bueno” suceda, sino porque Dios es responsable por ha-
certe feliz. No dependas de cosas externas para tu felicidad.
8. Deberíamos ver el hoy como si fuéramos
un niño con juguete nuevo.
9.
10. Mientras alcanzas tus sueños, disfruta el re-

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Hoy es tu mejor día

corrido.

Cuando decidas depender de Dios cada día de tu vida, serás feliz.


El problema es que muchas personas piensan que es la respon-
sabilidad de otras personas o cosas hacerlos felices. Cuando yo
estaba recién casado, pensaba que la responsabilidad de hacerme
feliz era de mi esposa. Lo curioso es que ella pensaba lo mismo
acerca de mi y ambos nos frustramos porque ni uno ni el otro era
feliz. Hemos llegado a entender que la responsabilidad de nuestra
felicidad es de Dios: si Dios me hace feliz voy a poder dar más a
mi conyuge y a mi familia.
La Biblia dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme
a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.8
Dios se ocupa de tus necesidades físicas y emocionales. Actual-
mente parece que mucha gente está enojada y no disfruta su día
porque fulano de tal no hizo lo que debía, o porque está lloviendo,
o por una mala cara, etcétera, pero no pueden esperar que cosas
externas pasen para que tengan un buen día.
Una mujer que se llama Marci Shimoff parece siempre estar de
buenas. Cuando le preguntan “¿porqué estás tan feliz, Marci?” Ella
siempre contesta: “No hay razón para no estarlo”. 

He entendido que para que sea mi mejor día, debo disfrutar mi


rutina diaria. Maurice Maeterlinck lo dijo de esta manera: “Lo me-
jor de los viajes es el antes y el después”. Aprende a disfrutar las
cosas pequeñas de la vida.
A mi me encanta disfrutar un amanecer, comer, dormir, escuchar

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buena música, trabajar y, claro, descansar. Disfruta la risa de tus


hijos, las palabras sabias de papás, un café con un buen amigo.
Disfruta las cosas grandes e “importantes” de la vida, pero tam-
bién disfruta las cosas pequeñas, los detalles.
El presente es perfecto, por lo tanto vive hoy al máximo. Prover-
bios dice: “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
que va en aumento hasta que el día es PERFECTO”.9 Cuando de-
cides vivir hoy al 100%, tu vida, en conclusión, es una vida plena,
llena de satisfacción y propósito.
No estás aquí por azar. Tú tienes un llamado, un momento espe-
cífico en la historia. Dios te hizo y te puso en este tiempo porque
tiene un plan especial y único para ti.

Decide ser feliz hoy. He aprendido que si no estás feliz donde estás
hoy, no serás feliz en otros lugares. Puede ser que estes esperando
ser feliz hasta que te den el ascenso en tu trabajo. Hay mucha gen-
te así en el mundo pero déjame decirte una cosa: cuando te den
el ascenso no serás feliz, porque querrás otra cosa para “ahora sí”
ser feliz.
No importa lo que te pase, no importa lo que tengas o no tengas,
sólo importa si has decidido vivir hoy al máximo en el lugar en
que Dios te puso. Habrá gente que querrá robar tu gozo, pero no
dejes que nada ni nadie te manipule.
Habrá días de crecimiento, de carácter, en los que tendrás que de-
cidir ser feliz a pesar de las circunstancias difíciles. En esos días
recuerda que ese tiempo difícil va a pasar. Tal vez Dios te puso ahí
para ayudar a una persona.
Si estás donde Dios quiere que estés, cumpliendo con tus respon-
sabilidades, eres igual de exitoso hoy que el día que veas tu sueño

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Hoy es tu mejor día

hecho realidad.

Sólo vivirás este día una vez, no lo volverás a ver. Lo que no das
hoy se pierde para siempre. No pierdas la oportunidad de vivir
este día al máximo.
Hace muchos años en China, había un mendigo que pedía arroz a
la entrada de la ciudad. La gente que se compadecía de él le daba
granos de arroz al pasar. Un día pasó el Emperador en su carruaje
y, parándose junto al mendigo, le pidió que le compartiera de su
arroz. El mendigo, como sólo tenía un puño de arroz, dio 3 granos
al rey. A cambio, el Emperador le dio 3 monedas de oro por cada
grano de arroz que le dio. El mendigo, viendo esto, le dijo: “Le doy
todo mi arroz”. El Emperador contestó: “Tuviste tu oportunidad
y ya pasó”.
Raras veces vienen etiquetadas las oportunidades. Vive pues tu
mejor momento hoy, da lo mejor de ti y disfruta de la vida este
día. Todos los días tenemos que dar el 100%, porque si damos
75% hoy y mañana 100%, sólo estaremos dando 175% en vez de
200%. Todo lo que no das ahora se pierde para siempre. Vive al
100% hoy, porque ayer ya no podrás hacerlo. Estoy seguro que
muchas veces has sido feliz y no te diste cuenta hasta después. Se
consiente de tu felicidad hoy. Vive al 100%.

Quizá sólo quieres sobrevivir en la vida y buscar la forma de que


nadie te quite lo que tienes. Temes fracasar y no creces, no me-
joras, no alcanzas tu potencial y no vives para lo que realmen-
te fuiste diseñado. Si tienes esta actitud mediocre serás como el
mendigo, que sólo dio lo mínimo para sobrevivir. Su mentalidad
era de pobreza, era de “apenas estoy sobreviviendo, ¿cómo le voy a

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La ley de: Éste es tu momento

dar al emperador?”; este hombre nunca va a tener mucho, porque


sólo dio un poco.
Decide vivir al máximo cada momento para que el día que mueras
puedas decir que moriste en tu mejor momento.
Hugh Long, la persona de quien les platiqué en el inicio de este
capítulo, dice: “Nunca he tenido un mal día en toda mi vida”. Re-
cuerdan que él fue prisionero de guerra, le arrancaron los dientes
uno por uno, se divorció dos veces y vivía debajo de un puente.
Ahora, si él nunca ha tenido un mal día, creo que tú y yo menos.
Mi hermano Adán dice: “Vives la buena vida y luego te vas al cie-
lo”. Vamos a decir esto cada mañana: “Viviré este día como si fuera
mi último día y, si lo es, será mi mejor momento”.
Recuerda que el éxito es el resultado de pequeños esfuerzos re-
petidos día tras día. Si te desalientas un día y te sientes triste, te
animo a que hables con Dios, leas la Biblia y leas este capítulo
nuevamente y verás que refrescante y provechoso será tu día.

Mi buen amigo Manolo Mancera escribió un comercial de tele-


visión que nos reta a ser felices y vivir al máximo, dice: “Atrévete
a soñar, atrévete a ser feliz, atrévete a emprender, a volar, a amar,
atrévete hoy, atrévete a ser grande, atrévete a ser feliz, atrévete”. Si
piensas que tu día no es el mejor, es porque no estás poniendo lo
mejor de ti. Es tu decisión hacer que cada día sea mejor.
Le preguntaron a un artista muy famoso que vendía sus pinturas
en miles y miles de dólares: “¿Cuál es tu mejor trabajo o pieza
artística?” A lo que respondió sin titubear: “La que sigue.” Tienes
que vivir la vida en una constante mejora. Si no estás viviendo tu
mejor día en este momento, quiero retarte y desafiarte a empezar
a vivirlo desde ahora. Tú puedes hacerlo. No hay excusas, ni pre-

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Hoy es tu mejor día

textos. Haz que cada día sea tu obra maestra.

Jeffrey Davis escribió una parábola que enfatiza este mensaje:

Más viejo estoy, más disfruto los sábados por la mañana. Tal vez sea
por el silencio al ser el primero que se despierta, o tal vez sea el gozo
de no tener que ir a trabajar. De cualquier forma, las primeras ho-
ras del sábado por la mañana son los que más disfruto. Hace unas
semanas, iba lentamente hacia el sótano… con una taza caliente de
café en una mano y el periódico en la otra. Lo que empezó cómo un
sábado típico se convirtió en uno de esas lecciones que la vida te da
de vez en cuando. Déjame platicártelo.
Le moví a la manija del radio para sintonizar un programa que es-
cuchaba los sábados. Mientras buscaba la frecuencia pase por una
estación dónde hablaba un hombre mayor con una señal muy fuer-
te y clara y una voz maravillosa. Ya sabes, el tipo de voz que debería
de estar en el negocio de radio. Estaba diciendo algo acerca de “mil
canicas” a la persona con la que hablaba. Estaba intrigado y me
detuve para ver que decía:
“Mira Tomás, parece ser que estás muy ocupado con tu trabajo. Es-
toy seguro de que te pagan bien pero es una lástima que tengas que
estar lejos de tu familia y hogar tanto tiempo. Es difícil de creer que
un hombre joven tiene que trabajar entre sesenta y setenta horas
por semana para apenas pasarla. Qué tristeza que te perdiste de la
obra de teatro dónde salió tu hija.”
Continuó diciendo “Déjame decirte algo Tomás, que me ha ayuda-
do a mí a mantener mis prioridades en buena perspectiva.” Y fue
ahí cuando empezó a explicar la historia de las “mil canicas”.
“Verás, me senté un día e hice unos cálculos matemáticos. Las per-

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La ley de: Éste es tu momento

sonas viven en promedio 75 años. Yo sé que unos más y otros menos


pero en promedio, la gente vive como 75 años. Así que multipliqué
75 por 52 y el resultado fue 3,900, que son el número de sábados que
una persona en promedio tiene para toda su vida.
Ahora, presta atención Tomás, voy a llegar a lo bueno. Esto se me
ocurrió hasta que tuve 55 años para pensar todo esto en detalle,
continuó diciendo, y para entonces ya había vivido más de 2,800
sábados. Así que me puse a pensar que si llegaba a vivir hasta los 75
años sólo me quedaban mil para disfrutar. Así que fui al mercado
y compré todas las canicas que tenían y fui a otros dos centros co-
merciales para juntar 1,000 canicas. Fui a la casa y los puse en un
contenedor grande de plástico transparente aquí junto a mis cosas.
Cada sábado desde entonces, he tomado una canica y lo he tirado.
Encontré que al ver cómo disminuían las canicas me enfocaba más
en las cosas que realmente importan. No hay nada que te pueda
ayudar a priorizar correctamente más que ver cómo tu tiempo en
esta tierra se agota. Ahora, déjame decirte una última cosa antes de
terminar aquí y llevar a mi preciosa esposa a desayunar.
Esta mañana, saqué la última canica del contenedor. Yo creo que
si llego al próximo sábado, entonces se me ha dado tiempo extra. Y
una cosa que todos podemos usar es un poco más de tiempo. Me dio
gusto conocerte, Tomás. Espero que pases más tiempo con tu fami-
lia, y espero toparme nuevamente contigo aquí en la radio.”
Podrías haber escuchado un alfiler caer cuando terminó este hom-
bre. Creo que nos hizo pensar a muchos. Había planeado trabajar
en mi taller esa mañana y luego iba a salir con unos amigos. En vez
de hacer eso, subí las escaleras a despertar a mi esposa con un beso.
Ven amor, voy a llevarte a ti y los niños a desayunar. ¿Por qué?,
preguntó con una sonrisa mi esposa. Nada especial, le dije. Es que
hace tiempo que no pasamos tiempo juntos con los niños en sábado.
Por cierto, podemos llegar al mercado de paso. Necesito comprar

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unas canicas.
Te animo que compres unas canicas y recuerdes que
.
5. Jeremías 31:3
6. Mateo 13:58
7. Romanos 10:17
8. 3 Juan 1:2
9. Hebreos 11:6

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