Sunteți pe pagina 1din 282

«En estilo vivaz y atrapante los autores nos

tienen en vilo admirando la obra de Dios en la


formación de su hogar. Un hermoso regalo para
todas las edades, que llenará de inspiración, ter-
nura, reflexión y crecimiento espiritual» (Lic. Vi-
viana Hack de Smith).
«Tiene todos los condimentos que uno valora
en un buen libro: hacernos reír, llorar, emocio-
nar, viajar al pasado en imágenes salidas de nues-
tra propia nostalgia. Muchos necesitarían leerlo.
Yo diría que se trata de un nuevo género literario:
romanticismo espiritual» (Fernando e Isabel
Oberlín).
«Tengo en mis manos los originales de Ena-
morados y hallo que es un libro tan bello como
romántico y espiritual. Las cartas están exquisi-
tamente redactadas y son expresiones profundas
y sinceras de dos corazones que se aman» (Silvia
de Chiappero).
«Tan grato y sublime, Enamorados muestra
cómo Dios hace bellas y con sentido todas las co-
sas para los que lo buscamos de verdad!» (Dra.
Tania Boisseleau).
«Me he deleitado en la lectura y celebro ple-
namente que hayas decidido sacar a la luz este
maravilloso registro de cartas de amor. Creo que
es una fuente de inspiración y un modelo para es-
ta nueva generación. Lo he disfrutado mucho»
(Mis. Nora Velázquez Vda. de Bloj).
«Mientras leía pensaba qué bien que les ven-
dría a nuestros jóvenes leerlo. A veces veo con
preocupación sus corazones tan lejos, llenos de la
búsqueda de sus propios deseos, que al leer estas
cartas me dan nuevas esperanzas» (Pr. Alfredo
Ramos).
Enamorados
Cartas que se escribieron un seminarista y una maestra
durante el noviazgo y sentaron bases para el gran amor
de un matrimonio de más de cuatro décadas

Federico Bertuzzi
y Marta Panotto

Prólogo por Rubén Proietti


ENAMORADOS
Federico Bertuzzi y Marta Panotto
© Federico Bertuzzi
fedebertuzzi@gmail.com
www.recursosmisioneros.com / www.musulmania.com
Estilo: Viviana Hack de Smith
Tapas: Jonatan Bertuzzi
Fotos: en la cubierta, las dos primeras cartas que se
escribieron; en el interior, casi al final, tomadas en enero
y marzo de 1974
A menos que se indique otra cosa, los textos bíblicos
están tomados de la versión Reina-Valera 1960
© Sociedades Bíblicas Unidas
2016 Primera edición
A la memoria de mi queri-
dísima y recordada Marta, con
quien disfrutamos tan feliz
noviazgo y matrimonio.
¡Gracias, Jesús, porque eso
no fue otra cosa que tu miseri-
cordia infinita!
Contenido

Prólogo ................................................................................ 11
Introducción ...................................................................... 13
¡Ah, aquellos tiempos! ....................................................... 17

LAS CARTAS ..................................................................... 23


Abril de 1972.................................................................. 25
Mayo de 1972 ................................................................. 43
Junio de 1972 ................................................................ 64
Agosto de 1972............................................................... 85
Septiembre de 1972 ..................................................... 129
Octubre de 1972........................................................... 165
Noviembre de 1972......................................................207
Silencio epistolar ............................................................. 227
Enero de 1973 .............................................................. 231
Noviembre de 1973...................................................... 237
Diciembre de 1973 ....................................................... 245

Y el romance continuó… .................................................. 267


Carta abierta .................................................................... 271
Notas ................................................................................ 281

9
Prólogo

Conocí a Federico y Marta en 1978 cuando fuimos invita-


dos a colaborar con la cruzada de Luis Palau en Uruguay.
Allí comenzó una amistad que dura hasta la actualidad.
Siervos de Dios valientes y honestos, dos valores que se
reflejan en las cartas de «Enamorados» donde, al tiempo
que declaran su amor, relatan las vicisitudes por las que
atraviesan en su servicio al Señor y el estado de la Obra.
El lector descubrirá a lo largo de estas páginas cómo
un amor incipiente se transformó, con el obrar de Jesu-
cristo, en un matrimonio digno de imitar por su sujeción
y fidelidad al llamado de Dios. Como fruto de este amor
nacieron cuatro hijos, que conocen al Señor y lo sirven
hoy en diferentes lugares del mundo.
Este libro va a bendecir a muchos. No hay obras de este
tipo y no dudo que va a dar que hablar para la gloria de
Dios. Recomiendo, por lo tanto, calurosamente su lectura.
Pr. RUBÉN PROIETTI
Presidente ACIERA
Vicepresidente Alianza Evangélica Latina (AEL)
Buenos Aires, agosto de 2016

11
Introducción

Ponme como un sello sobre tu corazón, co-


mo una marca sobre tu brazo; porque fuerte
es como la muerte el amor; duros como el
Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego,
fuerte llama. Las muchas aguas no podrán
apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si
diese el hombre todos los bienes de su casa
por este amor, de cierto lo menospreciarían
(Cantares 8.6-7).

Esta es la historia de un amor, de los inicios de un gran


amor que perduró por más de cuatro décadas, signado por
la Providencia divina. En aquel tiempo éramos veinteañe-
ros. Estábamos enamorados de Jesús y nos enamoramos el
uno del otro, profundamente.
Corría el año 1972. Ella trabajaba como maestra de Músi-
ca en escuelas de la ciudad de Santa Fe, y quien esto escribe
era seminarista en Buenos Aires, cursando su tercer y penúl-
timo año de Teología. Los casi 500 kilómetros que nos sepa-
raban nos obligaron a valernos del correo postal como medio
de comunicación. En aquellos primeros ocho meses nos es-
cribimos 64 cartas. Luego, 10 más hasta que nos casamos.

13
En total fueron 74 cartas en los casi dos años que duró nues-
tro noviazgo, todas incluidas en Enamorados.
Ellas expresan los sentimientos de mutua atracción y el
progreso que íbamos experimentando en nuestras relacio-
nes interpersonales. Los temas tenían que ver, entre otros,
con la familia, la iglesia, el trabajo, los estudios, la evange-
lización, la situación del país —sin omitir reflexiones bíbli-
cas, frustraciones, enfermedades, motivos de oración, ase-
soramiento pastoral, planes hacia el futuro, etcétera.
A pesar de su carácter estrictamente privado y confi-
dencial, hemos sentido libertad para desclasificarlas por-
que no hallamos razón para tener que mantenerlas ocultas
o avergonzarnos por algo que ellas expresen.
Al publicarlas como libro nos han movido los siguientes
pensamientos:
Primero, honrar la memoria de una mujer extraordinaria
que se llamaba Marta Elisabet Panotto, ¡mi primer, único y
gran amor! Jamás podría haberme imaginado una mujer
más bella e idónea. Coqueta y dicharachera cuando las cir-
cunstancias lo permitían, solemne y circunspecta cuando la
ocasión lo demandaba. Inteligente, risueña, con discerni-
miento espiritual, atractiva, multifacética. Consejera desta-
cada, oradora (aunque sufriera a mares preparándose), mú-
sica, pianista, directora de coros, artista (pintora), cocinera,
repostera, jardinera, imitadora, editora, amiga, esposa, ma-
dre, abuela, suegra, ama de casa… ¡una fuera de serie!
Nos dejó un legado imposible de cuantificar. Personas en
muchas partes del mundo fueron impactadas por su vida y
palabras. No tengo forma de agradecerle a Jesús por los 41
años de felicísimo matrimonio que nos regaló. Desde agosto
de 2015 sus restos descansan en Santa Fe, aguardando la
bendita esperanza de la resurrección en aquel día no lejano

14
cuando suene la trompeta final y descienda del cielo nuestro
amado Señor y Salvador. ¡Maranata! ¡Aleluya!
Segundo, dejarle a nuestros nietos (hoy son nueve) un
testimonio escrito, que aunque abarque un período de
tiempo breve que ni llega a los dos años, los ilustre sobre
aquella hermosa mujer que un día llegó a ser su abuela.
Que tanto los quiso, que oró por ellos cuando estaban en el
vientre materno, y que la distancia geográfica que los pudo
separar nunca fue impedimento para que estuviera pen-
diente de cada uno de ellos. ¡Qué gran mujer fue la Oma!1
Que su ejemplo los induzca a amar y servir a Jesús con to-
do el corazón, hasta el último aliento, como lo hizo ella.
¡Jamás se arrepentirán!
Tercero, ofrecer un aporte a la escasa literatura evangé-
lica de carácter autobiográfico y romántico, escrito desde
una perspectiva misionera, como fue la visión que nos
acompañó desde un comienzo.2
Cuarto, brindar a todo adolescente o joven, a cuyas ma-
nos pudiere llegarle un ejemplar, un camino que los orien-
te en esa etapa de la vida tan bella del noviazgo y les ani-
me, asimismo, a un fructífero servicio cristiano. Con tal
propósito hemos añadido al final una carta abierta, conte-
niendo una serie de consejos y sencillas lecciones aprendi-
das de la Biblia y de los años de servicio en la Obra.
Con el fin de preservar el sabor original en que fueron
escritas las cartas hemos preferido dejar el texto práctica-
mente intacto. Los contados retoques editoriales que hici-
mos fueron: 1) añadir algunas aclaraciones entre corchetes
y notas al final del libro para una mejor comprensión; 2)
suprimir con puntos suspensivos entre corchetes unos po-
cos textos breves que estimábamos que no serían de inte-
rés para el lector; 3) mantener el tratamiento que cada au-
tor le daba al otro, es decir, el tuteo en el caso del semina-

15
rista y el voseo en el de la maestra; 4) ordenarlas cronoló-
gicamente por fecha de escritura y no de recepción, inten-
tando una mejor ilación entre ellas, aunque no siempre se
logró por las frecuentes demoras del correo postal.
Por lo demás, viendo cómo ha avanzado la hora, volvemos
a repetir —y nunca nos cansaremos de hacerlo— que ha sido
la gracia de Dios y ninguna otra cosa, la que nos encontró,
nos levantó, nos curó y nos transportó en sus brazos amoro-
sos hasta aquí, hayamos tenido conciencia de ello o no.
Y una palabra final para todo lector que aun no lo haya
hecho: ¡entregue su vida a Jesucristo! Fue Él quien derra-
mó su sangre —hasta la última gota— para que viles peca-
dores como somos alcancemos el perdón y la vida eterna
por su gracia infinita.
FEDERICO BERTUZZI
Santa Fe, Argentina, 7 de agosto de 2016

16
¡Ah, aquellos tiempos!

I
—¡Hola! ¡Buenas noches! ¿Cómo andás? —preguntó el
seminarista.
—¡Bien! ¡Gracias! ¿Y vos? —fue la contrapregunta de la
maestra.
—Bien, bien… Mirá, me gustaría conversar con vos en
algún momento, si podés.
—Sí, claro, ¡cómo no! ¿De qué se trata?
—Mmm… de si te interesaría servir en la Obra y de algo
que podría llegar a cambiar tu vida.
—¡Epa! Bueno… ¿y hasta cuándo te quedás en Santa Fe?
—Hasta pasado mañana, lunes, que a la noche vuelvo a
Buenos Aires.
—Entonces, ¿podría ser mañana, domingo?
—¿Dónde y cuándo te conviene?
—Y… ¿te parece en el bar de enfrente?
—¿Hora?
—Digamos… a eso de las 18. Porque a las 19 tenemos el
«aire libre» en la estación del Belgrano y a las 20, ¿no es
que te toca predicar a vos para cerrar la serie de Semana
Santa?
—Sí, claro, entonces quedamos para mañana, a las 18, ¿eh?

17
Estaban parados en la puerta de ingreso de Nordeste,3
sobre bulevar Gálvez, a punto de entrar para asistir al culto
de Semana Santa del día sábado.

II
Ese mismo fin de semana festivo se hacía en la Feria
Rural la Exposición Agrícola-Ganadera Anual de la región.
Y precisamente el domingo por la tarde era la doma de po-
tros. Curioso como era y por no perderse lo que nunca ha-
bía visto, ahí fue, con el resultado de que se le hizo tarde y
llegó con algunos minutos de retraso a la cita. Bajó de un
salto del colectivo de la línea del 16 antes de que éste se de-
tuviera en la parada de la plaza, frente a la iglesia, y corrió
en diagonal hasta el bar de la esquina acordado.
Allí estaba ella, esperándolo en la vereda.
—¡…!
—¡Disculpame! —intentó excusarse con voz agitada—.
Es que el 16 se demoró una barbaridad en pasar. Vengo de
ver la doma de potros en la Rural…
Tomaron un cafecito, rápido, no más de 30 a 40 minu-
tos; no debían faltar al aire libre de las 19 ni llegar tarde al
culto de las 20, el de domingo de Resurrección, donde en
ambos eventos el predicador invitado era ese jovencito de
23 años.
Y se hablaron por primera vez. Hacía un año que gusta-
ba de ella y seis desde que se conocían. Le expresó sus sen-
timientos y la importancia de si lo acompañaría en el lla-
mado ministerial. La cita en el café terminó, también la
reunión al aire libre y el culto de Resurrección.
—Como sabés, mañana vuelvo a Buenos Aires —le dijo
despidiéndose por la noche—. ¿Nos veremos mañana to-
davía?

18
—Sí, claro, iremos varios a la estación para despedirte.
Pasarían los años y ella no lograría «perdonarle» a su
pretendiente aquella impuntualidad de la primera cita…
¡por culpa de unos caballos!

III
Estación del Ferrocarril General Belgrano. Recorrido:
Santa Fe a Buenos Aires. Salida: 21.45 horas. Llegada:
8.30 horas. Plataforma Nº 2.
Varios de la iglesia, efectivamente, fueron a despedirlo
ese lunes por la noche. No volverían a verse antes de un
mes. Entre ellos estaba también ella. Se trató de apenas
pocos minutos. Estaban todos abajo en el andén cuando el
guarda hizo sonar el pito. Rápido se despidieron y el semi-
narista de un salto subió al vagón. Parado sobre el estribo
y agarrado del pasamanos, extrajo del bolsillo interno del
saco que llevaba puesto, un sobre y, estirando un brazo, se
lo alcanzó a la maestra. Sorprendida, lo tomó con las dos
manos y lo guardó en su cartera.
La locomotora a vapor, a lo lejos, estaba poniendo al
convoy en movimiento.
—¡Es una carta para vos! Quiero que la leás y me digás
qué pensás.
Ella lo siguió un trecho con pasos cada vez más apresu-
rados a medida que el tren ganaba velocidad.
—¡Chau! ¡Buen viaje!
—¡Hasta la vuelta! ¡Chau!
La velocidad del tren y la gente que aún quedaba en el an-
dén dificultaba cada vez más la visión. Sin embargo, perma-
neció inmóvil sobre el estribo, con la mirada clavada en
aquella maestra, cuya hermosísima figura se iba achicando a
medida que se alejaban, hasta que al fin la perdió de vista.

19
IV
Esa primera carta aguardaba una respuesta. Pero cómo
recibirla si no había dejado dirección alguna a donde en-
viarla. Consciente de la omisión preparó y envió ese mis-
mo martes que llegó al IBBA4 una segunda carta, esta vez
sí, con la dirección faltante. Ella no se hizo esperar y man-
dó su respuesta el viernes. De ahí en más, no pararían de
circular en ambos sentidos: de Santa Fe a Buenos Aires y
de Buenos Aires a Santa Fe. Carta va, carta viene.
Eran todas manuscritas (a excepción de dos que fueron
a máquina), con papel-papel, de una, dos, tres o cuatro ho-
jas, a ambos lados. Con estilográfica o con birome. Siem-
pre había un sobre a mano para meterla adentro y mojar
con la lengua el pegamento de cierre. Al correo o a la esta-
feta, pronto, ¡que ya cierran en unos minutos!
—¿Cómo la quiere mandar? ¿Simple, certificada o por
expreso?
—Por expreso llega antes, ¿no?
—Puede ser, depende, capaz que la entreguen por la
tarde… si fuera así, le llegará antes.
—Expreso, entonces.
—Llene el formulario y devuélvamelo. ¡El siguiente, por
favor…!
—¡…!
—Ah, disculpe, aquí tiene las estampillas para pegar.
—[…]
—Y aquí le doy el comprobante; guárdelo, por si tiene
algún inconveniente.
—¡Gracias! Hasta luego…
—Adiós, ¡el que sigue, por favor!

20
V
¿Teléfono? Carísimo, además no había telediscado. Se
llamaba al 19, larga distancia, y se solicitaba turno a la
operadora de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones
(la única que había).
—Señorita, ¿qué demora hay para Buenos Aires?
—Cincuenta minutos.
—Bueno, deme con el 73-7501.
—Setenta y tres, setenta y cinco, cero uno. ¿Es correcto?
—Sí, señorita, es correcto.
—Pues, espere y no se retire, que la vamos a llamar. Si
usted no está, se le cancelará el turno y tendrá que pedir
uno nuevo.
Así que a montar guardia en las inmediaciones del ne-
gro aparato.
Existían dos modalidades: número a número o persona
a persona. Esta última era algo más cara, pero aseguraba
hablar con la persona solicitada. La operadora tenía que
rastrear al destinatario y coordinar el horario de la llama-
da. Tres minutos era el mínimo y se podía indicar el tiem-
po máximo que debía durar.

VI
El seminarista la venía observando desde hacía un año,
cosa que aparentemente supo disimular muy bien. Todo
un año orando para saber si esa hermosa joven de 24 años
llegaría a ser su esposa o no. ¿Debería esperar todavía más
tiempo? Como la situación no daba para más se dijo a sí
mismo: «Haré el intento, si agarra viaje, bien; y si no re-
sulto serle un buen partido, ahí nomás lo dejamos. Insistir,
no voy a insistir». No iba a forzar ninguna situación. Si sa-
lía naturalmente, señal sería de que Dios estaba detrás.

21
Flechado que estaba, ahora la tenía bien «fichada».
Tampoco se privó de realizar ciertas averiguaciones con
algunos amigos.
El momento oportuno había llegado con este nuevo via-
je a Santa Fe. Ese fin de semana largo, con la campaña de
Semana Santa en Nordeste, quedaría marcado para siem-
pre en la vida del seminarista y de la maestra: el sábado al
atardecer en la puerta de la iglesia, el domingo por la tarde
en el café de la esquina, el lunes por la noche en el andén
de la estación… ¡y aquella primera carta!
Comenzaba una historia maravillosa de amor…

22
LAS CARTAS
Abril de 1972
Santa Fe, lunes 3 de abril de 1972

Apreciada Marta:
Como prometido ayer, te escribo ahora algunos pensa-
mientos, ideales o «requisitos» que debería llenar, según
mi entender, mi futura esposa. No están escritos en orden
de importancia. Surgen de mi mente libremente, así como
de algunos apuntes que había hecho con anterioridad. Re-
pitiendo lo que ya charlamos ayer, la decisión al escoger
marido o esposa, es la mayor decisión del ser humano,
después de la conversión. El último tiene alcance eterno, el
otro para esta vida solamente. Por eso no lo tomes mal si
te resulto demasiado cauteloso y no «avanzamos» como
los demás. Como dijiste, lo más importante es conocer y
hacer la voluntad de Dios.
Todavía no nos hemos comprometido ni siquiera a un
noviazgo. Ojalá nos demos pronto cuenta si el Señor nos
da luz verde para seguir adelante. En asuntos de amor jue-
gan fuerzas humanas y sentimentales que son de las más
fuertes. Y ellas tienen poder para dominar nuestra mente,
pensamientos, ideales, gustos… y demás cosas. Uno se deja
influenciar subjetivamente, y ve las cosas «color rosa», y
hasta se puede llegar a engañar a sí mismo.
Dedicarse a la Obra en forma full time no es nada fácil
ni imposible tampoco. El Señor me salvó hace más de cin-

26
co años. Sé que me llamó para servirle. Ahora bien, esto
requirió que tomase una decisión personal en cuanto a ese
«llamado». Me costó trabajo hasta someterme a Su volun-
tad. Pero ahora lo hago voluntariamente. Pienso en el
enorme sacrificio de Cristo por mí, y me quedo insatisfe-
cho viendo que aún dándole toda mi vida me quedo corto.
Es lo mínimo que podría hacer en señal de gratitud por su
salvación.
El ministerio como obrero cristiano, evangelista, misione-
ro, pastor, o lo que sea, y el equivalente para la mujer, es algo
muy esquivado por los hijos de Dios. De ahí que haya escasez
de siervos y siervas en todas las iglesias. Por eso, como Jesús
dijo, hay que calcular bien el precio antes de comenzar algo.
Llevar la cruz de Cristo, es algo que se escoge voluntariamen-
te. Trae sus privaciones, dificultades y problemas, pero tiene
esperanza de gloria futura, con recompensa inimaginable. Y
por qué no decirlo, también sus gozos y bendiciones aquí en
la tierra aun (Marcos 10.29-30).
Bueno, al grano por fin. Querida Marta, para que lo
pienses, si tú llegaras a ser mi compañera, eso podría sig-
nificar que tengamos que:
1. Viajar a cualquier campo misionero o país del mundo.
2. Aguantar falta de comodidades: agua, luz, alimentos...
3. Separarnos de la familia y las amistades.
4. Pasar meses a solas.
5. No poder llevar una vida privada e íntima por las vi-
sitas que se recibirán continuamente.
6. Tener un futuro sin planes propios, pero seguro en
las manos de Dios.
7. No tener una entrada fija. Aprender a vivir, depen-
diendo en cuestiones económicas, por la fe.
8. No tener hijos o postergar su llegada.
9. Soportar quejas y problemas ajenos.

27
10. Aprender alemán o algún otro idioma, eventualmente.
Además, en cuanto a la vida espiritual:
1. Amor ferviente por Cristo.
2. Amor ferviente por un mundo que perece.
3. Disposición a dar tu vida por Cristo y su Obra.
4. Vivir una vida por encima de un cristianismo bara-
to, común y estandarizado.
No pretendo que mi mujer sea perfecta. ¡Nada de eso!
Pero quisiera conocer tus ideales y pensamientos. Ojalá yo
pudiese cumplir siempre con lo que escribí arriba. Pero es
mi deseo vivirlos diariamente. ¿Con cuáles tendrías quizás
dificultad en aceptarlos? ¿Qué te resultaría más difícil?
Habría otras cosas en cuanto a la vida familiar y hoga-
reña, al carácter y a la vida matrimonial que dejaríamos
para una próxima.
Quisiera conocer por tu parte, lo que tú anhelas, y hasta
qué punto podría hacerte feliz. Estoy convencido que po-
niendo las cosas de antemano en claro se evitan muchos
problemas. Discúlpame que la presente resulte bastante
fría e impersonal o formal.
Aguardo con ansias tu respuesta, y me despido con un
fuerte abrazo, hasta la próxima.
Tuyo en Él,
Federico

28
Buenos Aires, martes 4 de abril de 1972

Querida Marta:
Esta carta va a ser corta, y más aún porque la estafeta
cierra dentro de pocos minutos, y yo recién me levanto de
una siestita que me eché.
Llegué a Retiro a eso de las 8. ¡Viajamos más de once
horas! ¡Todo un récord! En Rosario se sentó al lado mío un
señor. Resultó ser un hermano que se había convertido a
Cristo hace tres años en una iglesia de Alberdi (Rosario).
Fue la primera vez en la Argentina que estuve sentado al
lado de un evangélico.
Comenzamos la semana de énfasis espiritual, con una
profunda apelación a llevar una vida de adoración al Se-
ñor. ¡Cuánto me hace falta aprender en ese sentido acer-
carme al Señor!
Querida Marta, te habrás dado cuenta que delante de
otra gente disimulé bastante mis sentimientos hacia ti. Pe-
ro es inevitable que algunos ojos sagaces se hayan dado
cuenta. Y no faltarán las lenguas que lo divulguen. El de-
seo de mantenerlo oculto era hasta tanto tengamos una
confirmación de Dios de que podemos proseguir.
Quizás sería conveniente que te aclare que, aparte de
Rudy [Schramm] y mi mamá, también Pepe [Medina] está

29
enterado; luego de la reunión de oración me preguntó. Él fue
quien me dio «informaciones» de ti algunas semanas atrás.
No sé si tienes mi dirección:
Instituto Bíblico Buenos Aires (IBBA)
Pampa 2975, Capital Federal, Tel 73-7501
Encomendándote en las manos de Cristo, te abraza
fuerte,
Federico

30
Santa Fe, viernes 7 de abril de 1972

Querido Federico:
¿Sabés una cosa? A la hora que vos llegabas a Buenos
Aires, aquí en casa teníamos el placer de recibir a un agra-
dable viajero a quien no conocía: don Ricardo Huck.5
Venía de Córdoba, acompañado por dos muchachos de
apellido Guzmán, cuñados de mi hermano Abel, a la vez
uno de ellos, novio de la hija de don Ricardo. Desayunaron
en casa y enseguida siguieron para Entre Ríos. Pasamos
unos momentos hermosos con ellos, ya que este hermano
Huck es una persona tan sincera y agradable. Además, nos
hizo reír bastante.
Al regresar, ayer, pasaron otra vez y compartieron el
almuerzo con nosotros. Te aseguro que estoy encantada
con ese hombre: qué agradable espíritu fraternal, qué
hermoso espíritu misionero.
Cuando vengás te contaré lo que charlamos con él. Co-
mo sabés, él fue a Entre Ríos para concretar lo del cam-
pamento. Estaba muy contento porque consiguió el lugar
para hacerlo: es en el edificio de la escuela de una iglesia
luterana, en Crespo, los días 29, 30 y 1º.
Como te había prometido, hace tan sólo unos momentos
recibí tu cartita, con mucha alegría, y estoy tratando que esta

31
llegue cuanto antes a tus manos. Estaba esperando la tuya
con bastante ansiedad pues yo no tenía tu dirección.
Concretamente, respecto al contenido de lo que me diste
en Santa Fe y lo que habíamos conversado, me da mucha se-
guridad tu forma de actuar hacia mí y de expresarte. Yo no
podía esperar otra cosa —me refiero a los «requisitos»— ni lo
esperaba tampoco. Te agradezco el que seas tan práctico,
porque eso me ayuda a ubicarme en la realidad de nuestra si-
tuación y de lo que significa dar la vida al Señor.
Referente a las cosas que mencionás, en primer lugar creo
que, aunque no me siento capaz de sobrellevarlas, no debo
considerarlas sino a la luz de lo que señalaste en segundo lu-
gar: el amor ferviente a Dios y a los hombres sin Cristo. En
esto está mi interés principal porque pienso: ¿habrá algo que
un cristiano no esté dispuesto a hacer o sufrir, si la fuerza
que le empuja es el amor profundo a Dios?
Estoy convencida que todo es posible cuando se ama a
Dios en verdad, no sería otra cosa que andar por el camino
«más excelente» de 1 Corintios 13. En este sentido te digo
con bastante tristeza que hace ya algún tiempo me mostró
el Señor que no estoy amándole como debiera. Esto ha ve-
nido a ser como una carga en mí. Desde entonces, estoy
orando al Señor que me conceda la gracia de amarle por
sobre todas las cosas.
Te pido, querido Federico que, en la medida de tu fe,
implorés al Señor por mí en este sentido. Es mi más gran-
de necesidad en estos momentos. Las demás cosas se me
presentan como absolutamente secundarias, excepto, claro
está, nuestro motivo común.
En cuanto a vos, quiera el Señor librarme de mi total in-
competencia si es que me ha escogido para ocupar ese
honroso tercer lugar en tu vida.6

32
Me preguntas qué cosa me resultaría más difícil. Vuelvo a
decirte que todas, aunque difíciles, son posibles en el poder
de Dios. Pero hay una que desde el punto de vista humano es
la que me costará más, quizás por mi carácter: es el hecho de
quedarme sola, por mucho tiempo, en algún lugar.
Vos me has expresado tus ideales sobre la base de tu lla-
mamiento al servicio del Señor. Si Dios me está llamando a
mí, entonces mis ideales referente al hombre a quien yo ame
no podían ser otros que los que vos expresaste. Quisiera de-
cirte, entonces algunas otras cosas, a manera de confirma-
ción o complemento: ese hombre ha de ser alguien que:
1. Ame al Señor profundamente
2. Sea quien me ayude a amarle a Él de la misma for-
ma, a crecer en su conocimiento
3. Sea quien me estimule con profunda comprensión a
seguir adelante en medio de las adversidades que la
vida nos presente
4. Dispuesto en amor, a comprender y soportar cada
uno de mis errores y debilidades
5. Disponga de un carácter tierno y bondadoso, pero
firme a la vez, que pueda infundirme confianza y
protección
6. Que sea mi «cabeza», en el sentido exacto en que la
Palabra de Dios lo enseña.
Federico, vos sobrepasás todas estas cosas, así me pare-
ce hasta donde te conozco. Creo que podría ser muy feliz a
tu lado; quiera Dios que vos podás serlo conmigo, si es que
así debería ser...
Quiero hacerte esta pregunta, no por simple curiosidad,
sino porque me es importante saberlo en estos momentos:
¿qué te llevó a pensar en mí como una posibilidad de ser tu
compañera? Me pregunto esto porque pienso que vos co-

33
nocerás a tantas buenas chicas, que aman al Señor, y que
con toda seguridad reúnen las mejores condiciones.
Espero que entiendas todo lo que te he dicho hasta aquí.
Te digo esto porque no tengo mucha habilidad para expre-
sar mis pensamientos, menos aun escritos. Lo que no te
resultara claro, decímelo.
Quiero que me digás, Federico, cuál es la forma más
adecuada de tratar a tu mamá. Yo supongo que para ella va
a ser bastante difícil que llegués a tener una novia. ¿Cómo
recibió lo que le dijiste? Yo quisiera tener la mejor actitud
posible hacia ella.
Espero recibir pronto tu carta. Yo creo que alcanzaré a
contestar, pero igualmente quisiera que me digás en la
próxima cuándo venís. Qué lástima que el campamento de
Entre Ríos coincide exactamente con la Convención.7
Aunque quizás podrías ir un poco a los dos lugares. Lo im-
portante es que vengás (por lo menos para mí).
Ayer, don Ricardo quiso que tocara el piano, justo
cuando yo tenía que irme a la escuela. Toqué un poco no-
más, algunos coritos que le gustaron mucho; hasta copió
música y letra de uno. Terminó invitándome para su equi-
po y dijo que pasará muy pronto otra vez. Te dije que creía
que Dios nos hablaría también a través de las circunstan-
cias. Yo estoy poniendo mucha atención a esto.
Bien, Federico, es el momento de terminar. Confío en
que el Señor nos dirá pronto lo que debemos decidir. Gra-
cias porque Él nos ama y no permitirá que erremos si le es-
tamos buscando sinceramente y sin forzar nada. Que la
mano de nuestro Dios te guíe y proteja cada día, es el pro-
fundo deseo de mi corazón.
Te recuerda con profundo afecto,
Marta

34
Buenos Aires, lunes 10 de abril de 1972

Querida Marta:
¡Por fin recibí hoy tu carta! No recuerdo haber esperado
una carta tan intensamente como ésta. El correo cambia
mucho, ya que en otras ocasiones recibí contestación de mi
madre en la misma semana de haberle escrito, ¡y simple!
Así que estoy seguro que todavía esta semana recibiré no-
ticias tuyas.
Estando a la espera, pensaba si alguna vez tuve también
semejante ansiedad por las cosas de Dios, y en especial, si
existiese en mí un anhelo semejante por la Segunda Veni-
da de Cristo. Y sinceramente reconozco, que aunque sé que
su Venida está por demás cerca, mis deseos que se realice
tan glorioso acontecimiento son escasos. «Esperad en Él
en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vues-
tro corazón [planes, ideales, noviazgo, futuro, sentimien-
tos, etcétera]; Dios es nuestro refugio» (Salmos 62.8).
Me alegró la noticia de don Ricardo. Recibí también hoy
carta suya, confirmándome lo que me escribiste sobre
Crespo. En forma verbal hablaremos más al respecto.
Hoy retornamos a las aulas, luego de una semana de es-
cuchar mensajes muy prácticos y espirituales para llevar
una vida cristiana victoriosa. El tiempo será el mejor juez
de las decisiones y consagraciones que se hicieron. Varios

35
estudiantes fueron tocados por Dios para rendirse comple-
tamente a Él.
Anoche estuve en la Iglesia Bautista de Belgrano, que fun-
dó Pluis. En el boletín figuraba el fallecimiento de D. Los-
seau. Él había sido uno de los miembros fundadores de ella.8
Dejo el tema «generalidades y chismes» para retornar a
tu carta. Te agradezco por tu sinceridad y franqueza. No
tengas cuidado, pues la he entendido totalmente. Me tomé
el atrevimiento de subrayar algunas frases muy oportunas.
«No forzar nada», como dices, es lo más indicado en el
desarrollo de nuestras relaciones. ¡Cuán fácil es apresurar
las cosas! Abraham se apresuró y quiso por su cuenta ha-
cer lo que Dios dijo que Él haría a su tiempo. Así se juntó
con Agar para tener un descendiente que Dios le había
prometido de Sara. No supo esperar hasta que el Señor di-
jera: «¡Ahora!». Hasta el día de hoy más de 100 millones
de árabes y judíos están en conflicto y guerra. No supo es-
perar en Dios y su hijo Ismael fue el patriarca de esa raza
árabe que está convulsionando actualmente a todo el
mundo. Quiero aprender de esta ilustración de la Biblia.9
Querida Marta, no te hagas muchos problemas con res-
pecto a mi madre. Trátala normalmente. Ella te aprecia a
ti. Ella sabía de mis intereses en ti antes de la conversación
que tuvimos el domingo 2. Así que al contarle, estaba
«prevenida». Su reacción fue de lo más natural. Bah!, me-
jor dicho no tuvo reacción… quizás porque cuando se lo di-
je estaba en la cama por dormir. Su deseo siempre ha sido
que encuentre a una buena mujer e idónea. Y creo que te
ve a ti como tal.
La otra pregunta, más difícil, la he dejado a propósito al
final, por ser más difícil de contestar. Es cierto, he conoci-
do en diferentes países y en la Argentina a «muchas» chi-
cas. Pero tan simplemente como hermanas en Cristo. Con

36
otras, con las cuales he tenido un contacto más duradero
(por ejemplo, en la iglesia o en el IBBA, donde nos vemos y
tratamos regularmente) no encontré a ninguna a quien
pudiese mostrarle simpatía o amor, sea por su carácter,
falta de espiritualidad o no sé qué…
Si hay algo que entra por los ojos, eso es el amor. Y así
lo creo en este caso contigo, querida Marta. No lo digo so-
lamente por tu bonito parecer, sino por haber visto tam-
bién tus modales, carácter y simpatía, además de tus otras
cualidades espirituales y culturales. No puedo decirte cuál
fue primero, no porque no quiera, sino porque lo ignoro.
Ojalá esté Dios detrás de todo, y sea Él quien me haya
«abierto los ojos».
No termino esta carta sin hacerte una pregunta que me
mueve desde hace días y que no te la hice en Santa Fe,
aunque hubiese querido: ¿habías pensado alguna vez en
mí, antes de que hablásemos, y cuándo y por qué?
Con profundo afecto, te abraza,
Federico

37
Santa Fe, miércoles 12 de abril de 1972

Querido Federico:
Aunque no lo creas, tu carta de hoy resultó serme una
agradable sorpresa. Sinceramente, no la esperaba, pues, de
acuerdo a los cálculos que había hecho en base a la demora
de tu anterior, tendría que haber esperado hasta el fin de
semana. Por lo visto, el correo está a nuestro favor; ¡ojalá
dure por mucho tiempo su buena voluntad!
Creo que aquí en la iglesia pocos son los que quedan por
enterarse de lo nuestro. Pero me parece también que no
nos debería afectar ya que hemos tenido la mejor inten-
ción de mantenerlo a un nivel íntimo y salió de otra forma.
Quizás Dios haya querido que sea así […]. El domingo [do-
ña Bárbora] la señora del pastor me saludó en una forma
muy especial, con gran alegría de su parte, por cierto.
Pienso que otra cosa que favoreció esto, ha sido que un
buen número de personas que te aprecian a vos y a mí, es-
taban deseando algo así.
Me gustó mucho esta cartita tuya. Aquí la tengo delante
mío, porque hay una pregunta que debo responder y tengo
que leerla bien. Pero un poquito más adelante, ¿eh?
Federico, no me has dicho cuándo venís. Me gustaría
bastante si fuera para la Convención. Creo que iré si no to-
dos, algunos días. Hablando de esto, hay un grupo de

38
nuestra iglesia y de la del Centro que estamos ensayando
para cantar en el coro de la Convención. Éste se formó con
gente de diversos lugares (Entre Ríos, Buenos Aires, Santa
Fe, etcétera) que están también aprendiendo las cancio-
nes. Vieras qué lindas son. El sábado fuimos a Paraná para
ensayar y debemos ir una vez más antes de las reuniones.
En realidad, yo no voy a cantar pues mi voz no se compo-
ne, pero he de acompañar al coro en el piano.
He notado en ese grupo un lindo espíritu de alabanza y,
aunque no es nada correcto desde el punto de vista técni-
co, sin embargo, alegra el corazón. Y esto es lo más impor-
tante, si se hace sinceramente para el Señor. El hermano
que dirige tiene un entusiasmo maravilloso, se nota que
ponen todo su corazón en esto.
Yo encuentro mucha satisfacción participando de estas
cosas, será porque me gusta la música de un modo tan es-
pecial. A veces he pensado que si no hubiera sido una hija
de Dios, la música hubiera ocupado el centro de mi vida.
Bien, pasemos a cosas más importantes para nosotros.
Gracias por tu respuesta a mis preguntas. Está claro. Ahora
me toca a mí responder, aunque justamente esa pregunta
que me hacés hubiera preferido responderla personalmente,
para aclararte una serie de detalles secundarios que en cierta
forma han influido para que yo adoptase una determinada
actitud, por la cual me había regido hasta el momento.
Yo había pensado en vos, sí, ¿cómo no?, pero como una
imposibilidad. Desde que viniste [de Alemania] yo pensé que
eras un muchacho por demás excelente, como cristiano y
como persona. He admirado siempre tu vida de relación con
el Señor, tus dones naturales. Sos un muchacho fuera de se-
rie, por todas estas cosas y otras más. Yo me ubiqué ensegui-
da, casi inconscientemente, en el pensamiento: «no seré yo,
justamente, la compañera de tal persona», «no se fijará ja-

39
más en mí». Esto que te acabo de decir fue algo muy fugaz,
¿no? Después no pensé más nada.
Además, te diré cuál era mi ubicación personal respecto
a fijarme en alguien: me había hecho el firme propósito
(que pude cumplir con la ayuda del Señor) de que no debía
permitirme el enamorarme, ni tan sólo gustarme algún jo-
ven del que no tuviera muestras evidentísimas de su inte-
rés por mí, y no sólo esto, sino también a la vez, del que no
tuviera, aunque no fuera la certeza, por lo menos la espe-
ranza de que pudiera venir de la mano de Dios. ¿Me en-
tendés el trabalenguas?
Es decir, que como yo nunca advertí nada de tu parte
hacia mí, no se dio lugar en mí ni siquiera una posibilidad;
por lo tanto, no me tomé el trabajo de alimentar el más
mínimo pensamiento o sentimiento. En suma: siempre he
tenido la convicción de que Dios iba a proveer, de modo
que yo no tendría que hacer nada ni fijarme en nadie.
Pero ahora, desde hace un tiempo relativamente breve, las
cosas cambiaron, porque se dieron esas condiciones que te
mencioné antes y entonces… creo que algo nuevo y muy gra-
to sucedió en mí. Para ser un poquito más explícita, en vos
he pensado siempre como en alguien extraordinario. Pero en
vos, como ese joven a quien justamente yo puedo querer,
bueno… para esto último me di licencia hace poquito. ¿He
sido clara? Siempre me queda esta duda; es que a través de
mis años de escuela, la gramática y la redacción no sólo no
han sido mi fuerte sino mi gran debilidad. En todo caso po-
dríamos ampliar este tema cuando conversemos.
Orando siempre por vos y porque el Señor nos dé una
pronta confirmación, me despido con profundo afecto,
quedándome a la espera de tu muy preciada respuesta.
Con cariño,
Marta

40
Buenos Aires, domingo 16 de abril de 1972

Querida Marta:
Sabía que tu contestación debía tenerla para este fin de
semana. Y efectivamente, así fue. Llegó ayer tu carta. Mu-
chas gracias por ella, y por haberme contestado la pregun-
ta que te había hecho en la anterior. Podremos hablar más
cosas en forma personal cuando vaya para Santa Fe. Toda-
vía no conozco el programa para el campamento en Cres-
po, pero es casi seguro de que vaya; así como tampoco me
quisiera perder la Convención en Paraná, ya que jamás
asistí a ninguna de ese tipo. Aunque hasta la fecha ignoro
todo en cuanto a Crespo, creo que no sería imposible para
ti que te acercases en alguna oportunidad allí. Hay unos
40 kilómetros entre Crespo y Paraná. Así que espero que
podamos conversar sobre lo nuestro en forma privada, con
calma y más tiempo. Y otra cosa que no debiéramos olvi-
dar, querida Marta, es aprovechar toda oportunidad que
tengamos para orar y presentarnos al Señor.
También pensé yo, que como dice la Escritura «no hay
nada oculto que no haya de manifestarse»; pero que fuese
tan rápido el «sistema noticiero» de la iglesia no me lo es-
peraba. Había palpado con anterioridad de parte de algu-
nos, ciertas insinuaciones en cuanto ti y a mí, así que nadie
habrá estado desprevenido. Pero quisiera decirte algo para

41
cuando vaya a Santa Fe. Sería mi deseo, luego te explicaré
los motivos más detalladamente, que dentro de la iglesia, y
cualquier otra actividad cristiana, actuásemos como si nos
ignoráramos completamente. Esto no sería fingir ni ser hi-
pócritas. Pero tiene varias ventajas.
No te contesté la carta ayer, pues enseguida después de
haberla leído, tenía que salir a una iglesia en Boulogne
(Unión Evangélica), donde por la noche prediqué a la so-
ciedad de jóvenes. Eran unos 40 en total, bastante activos
la mayoría. Hablé sobre la importancia del estudio de la
Biblia en el devocional privado. Creo que algunos se dieron
cuenta de tener que disciplinarse en ese aspecto funda-
mental en la vida del discipulado. Esta mañana fui a una
iglesia de Palermo (bautista) y ahora pienso salir a una
concentración en Plaza del Congreso que marchará a la
Casa de Gobierno, ya que ayer se había designado como
Día Nacional de Oración y Ayuno por la Pacificación Na-
cional. Creo que lo organiza Juan Carlos Ortiz y otros. Me
interesa ver lo que será.
Esperando verte muy pronto, querida Marta, te saluda
en el amor de Cristo,
Federico

42
Mayo de 1972
Buenos Aires, martes 2 de mayo de 1972

Querida Marta:
Al poner la fecha en ésta, me acuerdo que hoy se cumple
el primer mes, ya que fue el 2 de abril que charlamos en el
café frente al templo. Gratísimo recuerdo será para mí esa
fecha.10
Anoche a las 23.30 llegamos al IBBA. Los últimos 80 a
100 kilómetros antes de llegar a Buenos Aires marchamos
a paso de tortuga por la cantidad de coches que regresaban
a la capital. Uno debe estar siempre agradecido por la
mano protectora del Señor, viendo cómo nos guarda y pro-
tege. Comenzaré, al menos por unas semanas, a ordenar-
me un poco más en mis estudios, visitas, tiempo de ora-
ción y meditación y otras cosas, de las cuales es muy fácil
salirse. También comenzaremos a trabajar en la fundación
de una nueva iglesia en San Andrés, como te había dicho.11
Ruego tus oraciones para que tenga sabiduría suficiente
de cómo hacer las cosas y sirva de testimonio para que al-
mas sean convertidas. La oración tiene un poder sobrena-
tural. No en sí la oración sino Dios, quien obra a través de
ella. ¡Cuánto más intensamente debiéramos practicarla!
He notado en varias oportunidades el apoyo de las oracio-
nes de otros en mi vida, y por eso me doy cuenta cada día

44
más, que es una de las armas más poderosas con que con-
tamos.
Querida Marta, hay algo que me está preocupando y
dando qué pensar. Lo he notado en estos días que estuvi-
mos juntos y me pesa por ti. Es lo siguiente: tu carácter es
alegre, cosa que aprecio y quiero mucho, pero el mío no lo
es. Y por eso pienso si te podría hacer verdaderamente fe-
liz con un temperamento que no apoyaría al tuyo. Como
hablamos, la pareja debe complementarse mutuamente,
pero en nuestro caso, lamentaría muchísimo, si por mi
culpa tú te sintieras privada de una mayor libertad de ex-
presión. A mí me agrada y me viene muy bien tener al lado
una mujer con el temperamento tuyo… y lo necesito, pero
pienso que quizás para ti esto no resulte muy agradable y
alentador. No sé, sólo transmito al papel algunos pensa-
mientos y espero que Dios, a medida que vaya dirigiendo
nuestros pasos, pueda ir amoldando mi carácter a la forma
en que a Él y a ti le agradan.
Todos los que vieron tu foto, al igual que mi vecino [Al-
do] Simón, elogiaron mi buen gusto al elegir. ¡Y no es para
menos! Las fotos no mienten, ¿eh?
Termino aquí, esperando tu respuesta y orando para
que Dios te muestre su plan para tu vida, te abraza,
Federico

45
Santa Fe, sábado 6 de mayo de 1972

Querido Federico:
Tus cartas siempre llegan a mí de mañana, cuando estoy
haciendo mi devocional o preparando algo para la escuela.
En el caso de esta última, vino a mis manos justamente
cuando estaba orando y pensando algunas cosas acerca de
nosotros. Entre ellas… el tema que es de tu preocupación,
según me decís.
Evidentemente, lo nuestro no será nada fácil. Eso lo sé
conscientemente y vos también, ¿verdad? Lo bueno estará
en que podamos ir superando todos los escollos, con toda
sabiduría y comprensión que el Señor nos pueda brindar.
Es cierto que la correspondencia es nuestra gran aliada
y gracias a ella podemos «conversar» un poco. Pero hay
algo que nunca nos podrá dar: esa familiaridad, esa con-
fianza en el trato que únicamente surge de una relación
personal. Por eso creo que un día juntos tiene más valor
que cien cartas, siempre que sepamos aprovecharlo. Lás-
tima también que las veces que vengás, no podremos dis-
poner de todo el tiempo que quisiéramos y necesitamos,
porque tanto vos como yo tenemos que atender todas
aquellas cosas que debemos: iglesia, familia, reuniones es-
peciales, etcétera. Y muchas de estas cosas no se pueden
evitar.

46
Esto, con respecto a las cosas objetivas, a las circuns-
tancias que no dependen exclusivamente de nosotros. Pero
está la otra parte, que es la más importante a mi entender.
No quisiera que te preocupés porque yo soy, como de-
cís, alegre de carácter y vos no. Es cierto que existe esta di-
ferencia, pero lo realmente valioso sería que ambos poda-
mos ser como somos cada uno y a la vez tener un enten-
dimiento y afinidad profundos. En mi caso te dije al co-
mienzo que también pensaba en esto, pero no en el sentido
de lamentar tu manera de ser, sino más bien en cómo po-
dría yo adaptarme perfectamente a ella y sentirme plena-
mente feliz. De ningún modo pienso que esto es imposible,
sólo que hay que buscar el camino.
Me da tranquilidad el saber que te gusta como soy. No
estaba muy segura de ello.
Quiero cumplir con algo que te debía: hablarte de mi
carácter. Vos conocés sólo un aspecto visible del mismo,
pero hay otras cosas también. Ocurre lo siguiente: por una
característica de mi personalidad o carácter, a mí me pasa
que puedo reaccionar espontáneamente, ser simpática,
alegre, natural y sentirme muy cómoda cuando la persona,
o personas o ambiente que me rodea se me brinda de la
misma manera, en la misma proporción. Por el contrario,
si no siento esa comunicación, si advierto aprehensión,
cautela, distancia, entonces sucede en mí algo —muy a pe-
sar mío, por cierto— que me cierra, me inhibe; se corta
instintivamente esa espontaneidad que es, en suma, como
soy y como me gusta ser en realidad. Eso tendría que ex-
plicártelo mejor, darte otros detalles, pero no puedo aquí,
no terminaría más.
En el caso nuestro, está la realidad de que nosotros no
éramos amigos antes (me refiero en el sentido de la con-
fianza amigable, que va más allá de las charlas serias o de

47
los temas espirituales). Esto, claro está, por el tipo de ca-
rácter que tenés. Yo no la busqué tampoco, por esa actitud
mía de la que te hablé antes. Pero no importa. Debemos
tratar de lograr esto cuanto antes, ¿no creés? A mí me gus-
taría que vos tomaras la iniciativa conmigo, en todas estas
cosas. No sé porqué soy así, pero lo prefiero.
Es cierto, todavía no tengo mucha naturalidad en mi
trato hacia vos, pero llegaré a tenerla si hacés todo lo que
esté de tu parte para que así sea. Yo también lo haré.
Hay alguito más, y es respecto a la expresión de los sen-
timientos. Mirando un poco hacia atrás me parece que ha
faltado bastante de parte de los dos. El amor es algo muy
lindo, pero hay que expresarlo y alimentarlo. Es cierto que
esto viene solo, de a poco, pero no debemos descuidar este
aspecto, que es muy importante.
Bueno Fede, te pido, resumiendo, que no tengás ningún
cuidado, temor o cualquier otra cosa en tu trato hacia mí.
Yo no sé si hay algo en mí que te molesta, detiene o algo
que querrás saber, no sé... En ese caso podés decírmelo
con toda libertad. Podés preguntarme lo que quieras, ser
conmigo como quisieras ser. Desearía que me digas todas
las cosas: lo que te gusta, lo que no te gusta, en fin, que
obrés con la mayor libertad.
No sé si te parece complicado todo lo que has leído hasta
aquí, pero no creas que lo es tanto, ¿eh? Lo que ocurre es que
si yo te dijera todas estas cosas en una conversación perso-
nal, tomaría otro cariz que el que tiene cuando uno las lee. A
mí suele pasarme que lo que está escrito me parece como
más serio, más importante, pero no es así. En este caso te pi-
do que tomés como si te las estuviera diciendo en una charla
cualquiera, nada especial y entre otras cosas.
Aquí en mi dormitorio tengo colgado un texto; es un
cuadrito muy sencillo, pero se lee en él una verdad precio-

48
sa de la Palabra de Dios. Es ese texto que me leíste hace
poco, aquí en casa: «Encomienda al Señor tu camino, y es-
pera en Él». Yo creo en esto. Y cada día le pido al Señor
que me conceda la fe suficiente para descansar en tan ex-
traordinaria promesa.
Sé qué orás por mí. Yo lo hago por vos. Los dos lo ha-
cemos por nosotros. El Señor no falla a sus hijos. Esto es lo
que hasta el momento me da tranquilidad interior, porque
es evidente que Cristo guía nuestras vidas y solo Él sabe
qué es mejor para nosotros.
Aurelia [Dalinger] me preguntó ayer acerca de una carta
que tenías que darle. Ella la está esperando. No sé si te ol-
vidaste de dársela, en todo caso podrías mandársela.
Margarita [Kölln] me habló por teléfono para decirme
que habían invitado a los chicos del Hogar12 para cantar
en un festival folclórico en Esperanza, el día 24 (con moti-
vo de la fecha patria). Ella quisiera que cantaran en esa
oportunidad, de modo que yo haré lo que esté de mi parte.
Por supuesto que me acordé que venís, pero vos llegás
muy tarde, ¿no es cierto? Yo pensé que según a la hora que
llegués podrías ir conmigo. De lo contrario, me llamarías
al día siguiente. El día 25, justamente, los jóvenes de Espe-
ranza invitaron a Nordeste para un picnic allá. No sé qué
se resolverá. De todos modos nosotros, creo que nos con-
vendría quedar en libertad en este sentido, sin comprome-
ternos a estar presentes. En todo caso, veríamos aquí lo
que más convenga, ya sea que vayamos o no.
El martes pasó Gastón José con las chicas. Almorzamos
en casa y siguieron viaje. Estaban muy contentos con el
campamento.
No me habías dicho nada de esa obra en San Andrés. Por
lo menos no me acuerdo que me hayas contado. Deseo que te

49
use el Señor eficazmente allí. Ah, tenés que sacarte pronto la
foto, ¿eh?, mirá que yo también quiero tener una.
Ya voy terminando; quisiera seguir algunas hojitas más,
pero no lo haré porque entonces voy a tener que llevarte el
«paquete» personalmente. Será hasta muy pronto.
Recibí el sincero cariño de quien piensa en vos,
Marta

50
Buenos Aires, miércoles 10 de mayo de 1972

Querida Marta:
¡Cuánto me alegró recibir hoy tu carta! La verdad es que
la esperaba con mucha impaciencia de hacía días. El vier-
nes pasado había recibido contestación de mamá a la carta
que le envié junto con la que iba dirigida a ti. El correo
tardó tan sólo un día. Menciono esto para notar las varia-
ciones en la demora. Y a la tuya la estaba aguardando con
gran insistencia, de manera tal, que los muchachos me es-
taban cargando varios días. La recibí con alegría. Cuando
la leí me dejó algo triste, pero volviéndola a leer, me di
cuenta que no era tan negativa como había pensado al
principio. La verdad es que tuve mis temores al enviarte la
última. Y me alegro de haber recibido tu respuesta. Estaba
esperando algo así, porque sabía que eso que dices no lo
habíamos tratado.
Querida Marta, te aseguro que me gustas en todo. Todo tu
ser, externo e interno, tu temperamento y espontaneidad, me
agradan mucho. No debes tener ninguna inseguridad al res-
pecto. ¿Por qué crees que me mantuve tanto tiempo obser-
vándote para al fin elegirte como mi compañera? Puedes es-
tar convencida, que si hubiese habido «algo» que me des-
agradase, no lo hubiera hecho, y tú sabes que me gusta ser
detallista (como me dijiste una vez cuando estuvimos con los

51
muchachos en el bar frente a la estación de ómnibus, en di-
ciembre pasado). Me he enamorado de ti, dándome cuenta
de cómo eres, y no de cómo deberías ser.
Si en la anterior te decía que lamentaba algo, esto era
más bien el hecho de pensar que quizás no te podría hacer
feliz como tú quisieras ser. Tú conoces mi condición y lo
que te puedo ofrecer. Yo anhelo intensamente que nuestro
noviazgo, y futura relación como cónyuges, sea de la más
dichosa y feliz. No me importaría tanto la felicidad y placer
mío, como el poderte hacer a ti verdaderamente feliz. Sa-
bes que charlamos, que entre los matrimonios, los únicos
que tienen derecho (o deber) de ser felices, son aquellos
cuyos cónyuges son cristianos.
Pero cerrando aún más el círculo, aquellos que están
dedicados a la Obra son, y debieran ser en todo caso y
momento, los más felices de todos. Esto, repito, lo deseo
con todo mi corazón, y jamás me podría perdonar a mí
mismo, si yo fracasase al no hacer todo lo que está a mi al-
cance para que tú seas realmente feliz. Esto abarcaría to-
dos los aspectos de nuestra relación: moral, espiritual, se-
xual, económico, etcétera.
Quisiera que sigas siendo como eres. Me gustas así. Tu
espontaneidad y amabilidad me encantan. Tu simpatía es
contagiosa, y veo que voy a tener que aprender muchas
lecciones de ti para mi vida. Espero que el Señor me ayude
en ese sentido. Él es quién va modelando nuestro carácter
en el transcurso del tiempo. Watchman Nee dice en uno de
sus libros, que la obra de Dios en nuestras vidas es un pro-
ceso que dura años, sí, muchos años: toda la vida. Los que
son más dóciles, experimentan, sin embargo, una madurez
más prematura en la formación de su carácter cristiano.
Creo que nuestro amor, querida Marta, va a ir creciendo
cada vez más. Al menos eso es lo que opino, y siento a la

52
vez en mi corazón hacia ti. No creas que si esto no se exte-
rioriza de la manera convencional y acostumbrada, que sea
algo fingido, tibio o anormal. Con respecto a lo que dices,
que la expresión de nuestros sentimientos ha faltado bas-
tante, estoy completamente de acuerdo. Yo esperaba que
me mencionaras algo sobre ese asunto tan importante. Por
otra parte, te diré que ese tema no es nuevo para mí sino
que lo llevo pensando desde hace tiempo, meses. Esto que
te digo, tal vez sea mejor que lo aclaremos personalmente.
Pero al menos lo intentaré en forma escrita. No creo que
sea manifestación de amor genuino las formas de tratarse
entre novios como lo vemos en la televisión, en las pelícu-
las sexy o en las fotonovelas baratas. Lamentablemente,
muchas de esas cosas o conceptos se introdujeron en el
ambiente evangélico. Así se ha formado una identificación
de prácticas mundanas (originadas en este mundo occi-
dental corrupto) como distintivo del amor.
Estoy seguro que estarás de acuerdo conmigo. El amor
es para mí algo mucho mayor y, sobre todas las cosas, pu-
ro. Las expresiones de nuestro amor no pueden ser calcu-
ladas ni premeditadas; si no dejaría de ser amor, ya que el
amor nace de los sentimientos, y éstos no se pueden pro-
ducir o fabricar cuando uno quiere. Esto tendremos que
definirlo: hasta qué punto podremos (concretamente ha-
blando) estrecharnos la mano, besarnos, abrazarnos, aca-
riciarnos, etcétera.
Como joven, te darás cuenta que mis deseos son bien
reales, y seguramente más poderosos que en los senti-
mientos femeninos. Esto puede ser peligroso, inclusive pa-
ra ti, si no determinamos conscientemente y de antemano,
hasta qué límite podremos mostrar nuestros afectos y sen-
timientos. Pensemos en este aspecto en lo que Dios diría, y
a la vez en lo que el mundo y la iglesia opina.

53
Te agradezco por haberme dado libertad en mi trato ha-
cia ti. Mi actitud hacia ti se basa, y se basará en el respeto,
ya sea físico como espiritual. Con el tiempo nos iremos co-
nociendo mejor y nos tendremos mayor confianza en el
trato. Estas «escapadas de fin de semana» de 1.000 kiló-
metros lo impiden bastante.13 Pero creo que Dios sabe to-
do, y está dentro de sus planes que sea así, al menos por el
momento.
Querida Marta, cómo quisiera que estuvieras más cerca.
Te había dicho que visites el IBBA. No sé en qué quedará
eso. El pensamiento de que vengas para estudiar por uno o
dos años, o cuatro (¿tal vez?) ronda por mi mente. ¿Qué
opinas al respecto? Ora para que el Señor te dé claridad en
ese asunto. De mi parte opino que sería ideal, no sólo para
poder estar juntos, sino también para aprender, estudiar,
testificar, y trabajar para el Señor mientras nos prepara-
mos. No quiero apresurar nada ni forzarte tampoco. Sólo
expreso algunas ideas.
Viajaré a Santa Fe (Santiago 4.15) el jueves 24 para lle-
gar a casa a la madrugada del 25. Así que aprovecha para
ir a Esperanza. ¡Que el Señor te utilice para su gloria allí!
La carta para Aurelia era solamente un horario-
programa del IBBA. Se la puede pedir a mi madre. Yo la
había dejado arriba de la mesita del living. Foto ya me sa-
qué. Estoy esperando su entrega.
Termino con algo que Dios me dio esta mañana en mi
devocional: Mateo 26.6-13 (algo precioso). La mujer de-
rramó su perfume (estimado en 500.000 pesos de moneda
nacional) para ofrecérselo a Jesús. Lo más preciado y va-
lioso que tenía. Un acto único en su vida. Era en gratitud.
¿Estamos dispuestos a ofrecer lo mejor que tenemos, lo
más preciado, al Señor? «Derrochar» una vida para Cristo,
como dirían los demás apóstoles (¡que eran creyentes!).

54
Ellos se enojaron. Hicieron cálculos. Tenía otros planes
más sociales. «Podría haberse […] y haberse […] para qué
ese desperdicio» (vv. 8-9). Estos pensamientos mezquinos
hacia Jesús son una molestia (v. 10), y un impedimento en
nuestra vida y en la de la iglesia. «Demos lo mejor al maes-
tro», como dice un himno.
Bueno, no fue mi intención terminar con un sermón…
se me escapó. Aguardando tu respuesta, recibe los cariños
de quien te ama,
Federico

55
Santa Fe, lunes 15 de mayo de 1972

Querido Federico:
Aunque recibí tu carta el sábado, contesto hoy lunes
porque sábados y domingos en el correo no pasa nada y
como no quisiera que ésta se duerma en algún buzón por
ahí… entonces creo que es mejor así.
Muy clara tu carta. Muchas gracias por muchas cosas y
porque me entendiste bien. Estoy de acuerdo en todo lo
que me decís. Es en general mi manera de pensar también.
Es muy cierto lo que me decís respecto a todas aquellas
cosas que el mundo practica y acepta como lógico y que
también hemos aceptado, en gran parte los hijos de Dios.
Estaba pensando en esto justamente, pero no sólo en el
aspecto que vos mencionás: expresiones de amor, sino
también en muchos otros aspectos de la vida. Costumbres,
prácticas, hábitos que uno se va permitiendo muy de a po-
quitito por cierto y que «no tienen nada de malo». Lo
alarmante de esta situación es precisamente que estas co-
sas llegan a estar en un modo permanente en nosotros; ni
nos damos cuenta ya. Y después, cuando queremos saber
qué cosas nos enfrían, nos oscurecen nuestra visión del
Señor, resulta que no encontramos nada, no recordamos,
no somos conscientes de nuestros pecados.

56
Esto me ha pasado a mí (y me pasa a veces), y he estado
pidiendo al Señor que me ayude a redescubrir esas peque-
ñeces y también a tener fuerzas para cambiar de actitud.
En general creo que —entre otras cosas— esta es la reali-
dad del pueblo evangélico hoy y lo que ocasiona tanta
frialdad, ¿no te parece? Y volviendo al tema mismo de que
me hablás, claro, no me refería en absoluto a expresiones
en ese nivel, sino a las propias del amor con las caracterís-
ticas que mencionás: puro, respetuoso, etcétera.
Aquí los planes han cambiado bastante, en relación al
25 de Mayo y ese fin de semana. Por empezar, mis padres
han decidido, hasta ahora, viajar a Córdoba esos días, des-
de el jueves al domingo. Generalmente, vamos todos en
ocasiones así pero esta vez (no te asustés) no será así. Yo
no iré por varios motivos «muy justificados», ¿no creés?
Por supuesto, es que vos venís, y además el viernes trabajo
como cualquier otro día. Eso sí, tendré que quedarme sola
en casa, pero esto no es importante. Quela14 también irá.
Ella no anda muy bien estos días y este paseo de dos o tres
días puede venirle bien.
Por otra parte, decidimos no ir a Esperanza el día 25,
pero en cambio se programó un día de camping en la quin-
ta de la familia Cueli, aprovechando que estará el señor
Cueli y nos invitó. La idea es también que algunos pueden
llevar un familiar o amigo inconverso.
Ayer fue el cumpleaños de doña Sara [von Arnstedt], esa
viejita que es miembro de la iglesia, y que creo conocés, ¿no?
Fuimos a visitarla un grupo de mujeres y, aunque ella no
puede asistir a la iglesia, sin embargo, está muy bien infor-
mada. No se cansaba de felicitarme y decirme que no podía
haber recibido mejor noticia. Pasamos un momento muy
lindo conversando con una anciana tan agradable, de vida
cristiana ejemplar. Estaba tu mamá también.

57
Te mando esa foto del viaje que hice con los chicos del
Hogar. Margarita me regaló dos iguales por equivocación.
Yo entonces te regalo una. No es mucho, ¿no?, pero a lo
mejor te guste tenerla.
Sobre la posibilidad de ir al IBBA, no puedo decirte na-
da concreto por ahora, pues creo que para algo así debo
tener seguridad interior de parte del Señor. No quisiera
desobedecerle si está en sus planes, pero tampoco quisiera
decir que sí… porque sí nomás.
En general soy un poco miedosa e indecisa ante cualquier
cosa para la que tenga que tomar una decisión definitiva, por
eso necesito tener seguridad. Yo sé que orarás por mí en este
sentido. Por mi parte he comenzado a hacerlo y entonces el
Señor nos dirá a los dos lo que deba suceder.
Te agradezco todas las expresiones tan agradables que
tenés para conmigo, pero me preocupa pensar que yo no
soy tan así como a vos te parezco; que no vas a aprender
mucho de mí. Es que yo veo y siento tantas cosas negativas
en mi vida que los demás quizás no lo perciban. A lo mejor
llegués a desilusionarte de mí en muchas cosas. Yo estoy
luchando contra unas cuantas fallas de mi carácter, y me
resulta difícil. Por ejemplo, hay ocasiones, en que me vuel-
vo marcadamente tímida e introvertida y esto hace que no
proceda como debiera. Pero no solo esto. De todas mane-
ras voy a dejar por aquí nomás.
En estos días tengo que preparar una serie de trabajos
para la escuela: un montón de papeles que exige la buro-
cracia y que luego de ponerles un sellito irán a parar a al-
gún cajón. Pero mientras tanto no se puede librar uno de
hacerlos. Hojas y hojas, con cuadros, esquemas y demás.
Estaba pensando que podrías haber ayudado, ya que tenés
tan buena mano para estas cositas pero… tengo que entre-
garlos pronto y no te puedo esperar. Intentaré hacerlos

58
como si me hubieras ayudado (es decir, muy prolijo y con
buenísima letra).
Y bien, ya podrás seguir estudiando (o lo que estabas
haciendo cuando ésta llegó y te interrumpió), porque voy a
terminar. Saludos a tus compañeros que algún día conoce-
ré. Quiero ir alguna vez (pronto) para allá pero todavía no
sé cuándo podría ser. No pierdo las esperanzas de que apa-
rezca pronto la oportunidad.
Querido Federico, a través de estas líneas recibí mi pro-
fundo cariño que el Señor aumentará cada día para bendi-
ción de nuestras vidas. Gracias por tu amor.
Tuya,
Marta

59
Buenos Aires, jueves 18 de mayo de 1972

Querida Marta:
Cuando bajé para almorzar, pasando por la recepción
para ver si había «novedades», recibí tu carta. Apenas si la
pude abrir en la mesa, y me quedé con las ganas de leerla,
la metí en el bolsillo, y recién la leí después de comer, en
mi pieza. Resulta que este mes me toca servir en la mesa, y
no se me tolerarían ciertos privilegios mientras la atiendo,
como por ejemplo, leer tu querida carta. Muchas gracias
por ella, y también por la bonita foto. Lindo grupo de chi-
cos y más linda aún la directora del grupo. Al menos estás
de cuerpo entero, pero no es por criticar, estás demasiado
«chica» y no puedo observarte como quisiera. Por suerte,
la próxima semana, si el Señor lo permite, entonces tendré
la oportunidad de verte «en vivo y directo».
Lástima que los trabajos los tengas que presentar pronto.
Hubiese sido un placer para mí haberte ayudado. No me
cuentas lo que tiene Quela. Dale mis saludos, así como a tus
padres, por si no los alcanzo a ver cuando vaya para allá.
No debes preocuparte que yo piense de ti algo que tú no
eres… o algo así como te expresas. Me gustas como eres.
Además, hemos de fijarnos que Dios no mira con nuestra
vista las cosas. Y deberíamos ir adquiriendo cada vez más
esa conciencia de valorar a los humanos por sus vidas es-

60
pirituales (1 Samuel 16.7). Dios mira el corazón, mira las
intenciones, actitudes y propósitos. Es precisamente allí,
en lo profundo de nuestra mente, donde el Espíritu Santo
debe actuar, examinarnos (Salmos 139.23-24) y amoldar-
nos al carácter de Cristo. Y aquí fracasamos la mayoría.
Nos preocupamos demasiado en adornar al hombre exte-
rior, sus apariencias, gestos y modales, y descuidamos el
interno. Debemos invertir el orden, entonces lo otro será
una consecuencia. La boca hablará de lo que abunda en el
corazón: Cristo.
Dos motivos de gratitud y oración: «Encuentro» es la
casa que se alquiló en San Andrés para fundar una iglesia.
La semana pasada comenzamos pintando y en junio lo ha-
remos con la obra personal en el barrio. Eduardo [Crema]
(21) recibió a Cristo como Salvador y vendrá a las clases
nocturnas.15
Termino aquí, ya que prontito cierran la estafeta.
Un beso fuerte,
Federico

61
Buenos Aires, lunes 29 de mayo de 1972

Mi querida Marta:
Habiendo tenido justo nueve horas de viaje, llegué lo
más bien —aunque algo cansado— al IBBA. Hasta Rosario
no se sentó nadie al lado mío, así que me pude estirar algo
y dormir, aunque de a ratos. Tuvimos tres horas de clases
esta mañana. Varios fueron los que me preguntaron por
Santa Fe, y especialmente, «por la novia».
Esta tarde prácticamente no pude hacer nada de los de-
beres asignados o estudios que tendría que hacer. Vinieron
a mi pieza unos muchachos con algunas inquietudes, otros
con problemas, y sentí la necesidad de dedicarles tiempo y
orar con ellos. La dificultad en mí radica en no saber decir
lo que pueda ser un buen consejo. Necesito mucha sabidu-
ría para esto. Ojalá el Señor me la conceda y pueda utili-
zarla para su gloria en estos casos. Ayúdame, querida Mar-
ta, con tus oraciones en este respecto.
Te estoy profundamente agradecido a ti por los días de
compañía que pudimos tener juntos en Santa Fe. Fueron
para mí de mucha dicha y satisfacción. Nuestro amor va
siendo cada vez más intenso. Nos vamos conociendo cada
vez mejor y nuestra confianza va también en aumento. Y
esto me llena de alegría y gratitud.
Ya me he estado fijando y veo que faltan 19 días para

62
que podamos vernos nuevamente. Espero poder aguantar
con la calma suficiente hasta entonces. Quiero que detrás
de todo esto esté el Señor dirigiéndonos, o mejor dicho, no
detrás sino encima, arriba de todo. Él debe ocupar el pri-
mer lugar en nuestras mentes, y jamás ha de ser desplaza-
do de ese lugar; no importa lo noble y digno que sean las
otras cosas que quisieren usurparlo. ¿Me explico?
Mi deseo es que ese amor nunca se enfríe: el que le de-
bemos a Dios, y el que nos tenemos mutuamente. Since-
ramente, me siento esta vez incapaz de expresar en forma
suficiente mis sentimientos hacia ti, querida Marta. Me
quedo corto, sencillamente. Pero si esta breve frase pudie-
ra resumirlo todo, lo digo: ¡te amo!
Sigamos al Señor en sus pisadas bien de cerca. Así no
erraremos nunca, y con gozo podremos algún día expresar
que hicimos lo que a Él le agradaba. Busquemos su gloria
ante todo y bajo cualquier precio.
Te abraza con un beso grande,
Federico

63
Junio de 1972
Santa Fe, domingo 4 de junio de 1972

Liebes Schätzchen! [Querido tesorito!]


Wie geht’s dir? [¿cómo te va?] A mí bien, pero algo tris-
te porque hoy es domingo (22) y… ¡ni noticias tuyas! Tu
mamá me dijo hoy que recibió tu carta ayer, y yo no, ¿por
qué? El lío del correo finalizó ya aquí, y ayer terminaron de
poner todo al día. Además, mi papá fue varias veces a re-
volver los montones de cartas, expresos y certificadas, y
nada. Estuve esperando todos los días en vano. Espero que
mañana tenga la grata recepción; entonces, ésta ya estará
viajando quizás; en ese caso, para que no se armen líos de
cartas cruzadas quisiera que la tomes como respuesta y me
contestés enseguida otra vez. Quedamos así, ¿está claro?
Estoy escribiéndote desde la cama, pero no estoy en-
ferma, ¿eh? Simplemente, que llegué de la reunión, cené y
se me ocurrió que, aparte de hacer lo que estoy haciendo,
las frazadas son muy acogedoras, ¿no creés? Por eso es que
la letra no me está saliendo muy prolija. Pero a vos te in-
teresa más su contenido que su belleza (como a mí) de
modo que me atrevo a hacerlo así.
Quela vino de Córdoba el lunes por la noche y el miérco-
les al mediodía [mi hermano] Rubén se la llevó a Ramallo
para que esté unos días con ellos, de modo que sigo sin

65
compañera. Como estuve sola hoy, me invitó Martha de
Folta a almorzar con ellos y me quedé allí hasta la tarde.
Mis padres volvieron bastante tristes de Córdoba por el
estado espiritual de muchos creyentes allá […]. Eso es un
desastre, Federico, vieras las cosas que dicen y a la posi-
ción que han llegado. Allá el asunto del movimiento [ca-
rismático] hizo estragos; a esto se suma que las iglesias es-
taban (y están) frías. Entonces, el desbande fue general y,
los que no se fueron con el nuevo grupo, optaron por irse
también… pero a ningún lado [...]. Están completamente
rebelados contra las iglesias locales, no creen en ellas, ni
en los que asisten a ellas, ni en los siervos que las guían.
Consideran que todo es una farsa […]. Me decía mi papá
que es difícil conversar con ellos porque tienen tal enredo
de ideas y hablan tanto que no te permiten seguir un ar-
gumento coherente.
Te cuento algunas cositas de aquí […]. Eduardo [Zara-
zaga]16 tuvo un accidente con la moto. Chocó con un ca-
mión y salvó su vida porque el Señor así lo quiso, pues hu-
biera podido ser algo muy grave. Felizmente, sólo se gol-
peó una pierna y está haciendo reposo en su casa. Hoy
fuimos con David y Martha a saludarlo.
Otra noticia triste. Te pido por favor, Fede, que orés
también por la señora de Cueli. Mañana tendrán que in-
ternarla para observación y posterior operación. Tiene tu-
mores en el pecho. Hace mucho tiempo que estaba enfer-
ma de esto, pero se mantenía con un tratamiento. Ahora le
colocaron rayos y parece que por efecto de éstos le recru-
deció la enfermedad y le aparecieron durezas, como pie-
dras y muy grandes. Ella está animada y confiando en el
Señor. Esta noche yo le decía, al conversar con ella, algo
acerca de la confianza en Dios. Entonces, me dijo que ano-
che durmió bien y profundamente, por lo que no lo había

66
podido hacer en noches anteriores, pues estaba sumamen-
te preocupada, pero que se dio cuenta que el Señor todo lo
sabe y puede, y ahora descansa en esto. Me admira ver su
tranquilidad; te aseguro que nadie diría que está pasando
por esto, pues se la ve tan amable y risueña como siempre.
Dios en su gran amor solo puede hacer esto.
Bueno Federico, hasta ahora te he contado cosas bas-
tante negativas, pero puedo dar gracias al Señor que no es
así con respecto a nosotros. Estoy muy contenta por los
días que pasamos juntos, lástima que fueron poquitos. Pe-
ro ya vendrán más, ¿no es cierto? Lo que ocurre (a mí por
lo menos) es que cada vez que venís me cuesta más verte
partir y temo que llegará un momento en que me resultará
sumamente difícil. Te tengo aquí cerquita, debajo del cris-
tal de mi mesita. Ahora te estoy mirando y puedo hacerlo a
cada momento cuantas veces quiera, pero no es lo mismo.
Sos muy bueno y paciente conmigo, y yo te quiero, pero
no sólo por esto sino por todo lo que significás para mí y por
lo que sos en realidad. Vos sí que tendrás que ayudarme bas-
tante a mí a superar algunas cosas raras de mi personalidad
(las tengo aunque digas que no) y esto será posible si tenés
paciencia y comprensión. Yo creo que sos muy capaz.
Me estaba olvidando de pedirte que me mandés el
nombre del director del IBBA. Me lo pidió Juan Folta por
lo que tiene que mandarle a Aurelia. Dale mis saludos a tus
compañeros. Espero que no pasará mucho tiempo para
que los conozca. Contame cómo te va en el estudio y de-
más actividades. Voy a dejar aquí para que ésta no esté tan
gorda y pesada… y entonces se demore en llegar. Espero tu
cartita rápido, ¿eh?
Te recuerdo siempre con profundo cariño. Recibí este
saludo como expresión de mi sincero amor por vos,
Marta

67
Buenos Aires, martes 6 de junio de 1972

Meine liebe [mi querida] Marta!


Herzlichen Dank für deinen Brief! (Muchas gracias por
tu carta). La verdad es que pensando en los problemas del
correo santafesino, me había resignado a no esperar con-
testación tuya por varios días más… pero ¡cuál sería mi
alegría al recibir hoy tu carta! No entiendo cómo estando
en el mismo Correo Central, recibas correspondencia en
forma más atrasada, que la misma que mandé a mi madre.
Vamos a tener que hablar seriamente con don David Pa-
notto para que ponga en orden eso, ¿eh?17
Veo que te pesa el estado espiritual de algunos herma-
nos en la iglesia. Los he tenido en cuenta en mi tiempo de
oración que terminé hace un ratito. Como dices, es la ora-
ción muchas veces lo más importante que podemos hacer.
Dios nos muestra a veces el estado interno de nuestros
semejantes y nos hace ver la sequedad espiritual que están
atravesando. Con una carga y profundo pesar por el estado
espiritual que están pasando, podemos de esa manera in-
terceder a favor de ellos. Creo, sinceramente, que la ora-
ción es un ministerio, que es tanto y más efectivo que pre-
dicar, aconsejar u otro tipo de actividad cristiana.
Últimamente, he estado viendo que uno de los ardides
más sutiles del diablo es hacernos pensar y creer que el

68
tiempo que dedicamos a la oración —si bien no es tiempo
perdido— lo podríamos haber utilizado en hacer cosas más
productivas (y sobre todo, visibles). Quisiera disciplinarme
mucho más en este sentido y llevar una vida constante. Pe-
ro habrá que pagar el precio para ello.
Le di a nuestro director, Jack Shannon, la dirección de
don Folta, pues él le iba a escribir a Aurelia (ya que parece
haber perdido su carta y yo tampoco sabía su dirección
exacta). Así que puedes decirle que envíen lo que pensa-
ban, y a la vez ella recibirá su contestación.
Aunque queden 10 días tan sólo para que, Dios median-
te, podamos volver a vernos, no te olvides en escribirme,
¿eh? Sabes con qué ansiedad espero siempre tus contesta-
ciones. Son ellas el vínculo que expresa nuestro amor,
nuestros sentimientos y deseos mutuos.
El domingo, ya que me preguntas por algunas activida-
des (cosa que contaría más bien en forma personal) co-
menzamos con el trabajo en San Andrés, pero en forma
evangelística. Todavía no está totalmente arreglada la ca-
sa. Faltan terminar de pintar algunas celosías, paredes y
techos. También rasquetear y encerar algunos pisos de
madera. Pero no podemos perder más tiempo en ese tra-
bajo preliminar. Así que comenzamos dándonos a conocer
a nuestros vecinos. Salimos de dos en dos, recorriendo ca-
sa por casa y entregando en forma personal un sobre ce-
rrado, conteniendo una carta de presentación y objetivos
de «Encuentro», y un folleto La Voz.
Próximamente, volveremos haciendo unas encuestas
para establecer un mejor contacto; y también con Biblias,
etcétera. La gente se mostró abierta (algunos) y otros bas-
tante sospechosos. Te menciono los nombres de los inte-
grantes del equipo para que los recuerdes en oración: se-
ñor [David] Constance y señora [Betty], Eduardo [Ramí-

69
rez] (pastor recibido el año pasado) y su novia Elvira [Zu-
kowsky], Miguel [Yaconis], Graciela [Ramírez]. Pasamos
momentos lindos estando juntos. Envío con ésta unas car-
tas que había escrito a Rodolfo [Bermúdez], Cándido [Ra-
mírez] y Luis [Castillo], para que oren por Encuentro.
Tengo que preparar para [Arnoldo] Canclini para ma-
ñana (él nos da Periodismo) una lección para jóvenes, de
dos páginas de extensión, como si se fuera a imprimir.
Ayer entregamos un trabajo sobre el evangelio de Juan. Yo
escogí el tema «El Espíritu Santo en el evangelio de Juan».
Lo hice en 12 páginas a máquina. Hoy tuvimos examen de
Daniel. Es un libro maravilloso. Vemos mucho de lo que
Samuel Libert habló acerca de Israel.18 Estamos viviendo
en los días finales de la historia de la humanidad. ¡Resta
estar preparados y apresurarnos para aquel día glorioso!
Aunque podría seguir escribiéndote, dejo aquí, pues en
unos minutos cierran la estafeta. Son las 17.45.
Recibe los sinceros afectos de quien te ama mucho,
Federico

70
Buenos Aires, miércoles 7 de junio de 1972

Meine liebe Braut! [mi querida novia!]


Te extrañarás de esta segunda carta. Pero ayer quise es-
cribirte sobre este papel [membretado], pero no lo pude
hacer pues no conseguí ninguna hoja, ya que el profesor
Constance no estaba para pedírsela.
Lo que no te pregunté en la de ayer, pues en el apuro se
me pasó por alto: dónde aprendiste «mein liebes Schätzen» y
lo demás. Me alegró mucho y me dejó sorprendido. Yo ya sa-
bía, que quien tiene buen oído para la música, lo tiene tam-
bién para los idiomas.
Hoy el día está nublado, lloviznando y hace bastante
frío. No es muy alegre y alentador el clima. Pero estoy con-
tento. Me sé en las manos de Cristo, y eso me da gozo. Y
otra cosa que me alegra y reconforta es pensar en ti, queri-
da Marta. Y doy gracias al Señor por la forma en que Él
nos ha unido. Sigue fiel a Cristo en todo y testifica de Él en
cuantas oportunidades tengas.
Esperando Antwort [respuesta] de tu parte, te abraza
con mucho Liebe,
Federico

71
Santa Fe, jueves 8 de junio de 1972

Querido Federico:
Bueno, ahora sí andamos bien parece, con «don Co-
rreo». Mi carta demoró un día, la tuya dos, como es lo
normal, y entonces no hay de qué quejarse, además… yo te
estoy contestando muy enseguida.
Mis conocimientos de alemán no son muy avanzados,
de modo que no puedo entender lo que me decís, «lieber»
Fede. Por ahora podrías mandarme la traducción, y esa se-
ría también una manera de aprender, ¿no creés?
Comencé a leer el librito que me prestaste [El verdade-
ro discipulado]. Voy despacio porque es para pensar bas-
tante en cada cosa que dice. Te confieso que me asusta y
me preocupa porque, aunque quisiera de todo corazón vi-
vir en forma cabal esa vida de verdadero discípulo, me en-
cuentro en realidad bastante lejos de ella. No obstante, si-
go creyendo que Dios puede hacer en nosotros todos los
cambios que fueren necesarios, si queremos. Y yo quiero.
Leí el libro sobre Moody [Porqué Dios usó a Moody]. Es
maravillosa la vida de ese hombre de Dios. Pero quiero
preguntarte una cosa: ¿qué opinión tenés sobre lo que ex-
pone acerca del «bautismo» del Espíritu Santo? Me llamó
la atención esa experiencia particular de Moody, aunque

72
creo que no se trata de lo que predican el movimiento o los
pentecostales.
Mi papá me estuvo explicando algo —lo leyó él tam-
bién— de acuerdo a su interpretación y propia experiencia,
pero yo quiero saber lo que vos pensás.
Gracias porque orás por nosotros. La oración puede
«hacer volver de su mal camino» a los hombres, dice la Pa-
labra de Dios, ¿no? Lástima que no ejerzamos la fe sufi-
ciente en esto.
El pastor [Alberto] Ziegler (el que tuvo los estudios en la
Convención) estará con nosotros el 20 de junio, en la
reunión de la Asociación. Pero estaba pensando cómo va-
mos a hacer, Federico, porque esto es en Rafaela, y si tenés
que viajar el mismo 20 a la noche, deberías estar relativa-
mente temprano en Santa Fe. Las reuniones son a partir
de las 15, en dos períodos. Bueno, ya trataremos de pla-
nearlo mejor cuando vengás.
Estuve en tu casa el martes a la noche un ratito. Voy a
tratar de visitar a tu mamá cuantas veces me sea posible y
hacer que no se sienta tan sola.
Bien, mein lieber Federico. Aquí no se cierra la estafeta
pero yo debo ir a almorzar y luego irme a la escuela, pero
antes… pasaré por el correo para realizar una importante
diligencia. Espero tu cartita (y más te espero a vos).
Te quiero mucho,
Marta

73
Buenos Aires, sábado 10 de junio de 1972

Meine liebe Marta!


Hace una hora recibí tu carta. Estaba seguro que recibi-
ría noticias de meine liebe Braut todavía esta semana. Si
no recuerdo mal, lo que te escribí en alemán en mi penúl-
tima era agradeciéndote la carta recibida (traducción bas-
tante mala, ¿no?).
Ya tendremos oportunidad de planear lo que haremos el
20. Por de pronto espero que tengamos suficiente tiempo
para estar juntos. En algunas ocasiones, cuando prediqué
sobre la importancia del tiempo devocional en la vida del
creyente, utilicé un ejemplo muy bonito sacado de la vida
de los novios. Hay tres cosas que los novios quieren en sus
encuentros:
1. Estar solos
2. Prolongadamente
3. Frecuentemente
Nuestro tiempo con el Señor debiera guiarse por estos
principios de amor hacia Dios. Y yo lo he predicado, pero
sólo habiéndolo observado en otras parejas. Pues qué linda
experiencia es ahora para mí practicar eso, no sólo en mi
relación con Cristo sino también contigo, querida Marta.

74
El tema del bautismo del Espíritu Santo es largo y com-
plicado. He hablado con pentecostales y del movimiento.
He leído lo que enseña «nuestra» doctrina fundamentalis-
ta conservadora. Pero creo que lo mejor —como siempre—
es volver a la Biblia y seguir sus enseñanzas. Por supuesto,
que toda posición teológica o doctrinal que tenga algún
cristiano estará siempre coloreada por su propia experien-
cia personal. Sin embargo, esa experiencia nunca debe sa-
lirse de las enseñanzas bíblicas (aunque ocurra lamenta-
blemente tanto y con tanta frecuencia). No tengo ahora
presente cuál fue la experiencia de bautismo del Espíritu
Santo de Moody (no lo recuerdo). Pero hace unas semanas
terminé de leer un libro (en alemán) de R. A. Torrey (del
mismo autor que el que tú leíste) titulado: Der Heilige
Geist: sein Wesen und Wirken [El Espíritu Santo, su per-
sona y su obra, Verlag Elmer Klassen, Frankfurt, 1967,
160 pp.]. Es un libro muy bueno y muy sano.
Torrey trabajó junto con Moody, y este último le solicitó
que predicara más a menudo sobre el Espíritu Santo. En
este libro también se menciona el «bautismo del Espíritu
Santo». Pero se aclara que si el autor viviese en nuestros
días, hubiera escogido otro término, por las confusiones a
que se presta utilizándolo así como hacen los pentecosta-
les. Quizás, lo más apropiado sería «plenitud» o «llenura»
del Espíritu Santo (Efesios 5.18). Los pentecostales afir-
man que esta experiencia es única, y se manifiesta siempre
(y esto es lo erróneo) con el don de lenguas.
Aparte de algunos pocos ejemplos sacados de los He-
chos, en los cuales podemos ver que al ser llenos los discí-
pulos hablaron en lenguas, no tenemos ninguna otra refe-
rencia en las epístolas que indique que deba ser necesa-
riamente así. Al contrario, el Espíritu Santo reparte como
Él quiere los dones a cada uno (1 Corintios 12.10). Por eso,

75
implorar en especial por algún don específico, aparte de no
tener base bíblica, me resulta como pretencioso, atrevido y
caprichoso. Toda persona renacida ha recibido el Espíritu
Santo. Lo que se necesita es —y esto no podemos negarlo—
estar día a día, momento tras momento, llenos del Espíritu
Santo. Hemos de rogarle que Él nos llene y que lo posea-
mos —o mejor dicho— que el Espíritu Santo nos posea,
domine y controle todo nuestro ser: intelecto, voluntad y
emociones.
Torrey cuenta que cuando le preguntaban si había reci-
bido la segunda bendición («bautismo del Espíritu» como
opinan los pentecostales) él les respondía que sí; y no so-
lamente que había recibido la segunda bendición sino
también la tercera, la cuarta, la quinta, la sexta… la núme-
ro 300, la 350, y que estaba esperando la 358 (por decir
algún número).
Muchos viven gloriándose de experiencias pasadas, con
las cuales cubren de una manera muy «inteligente» su de-
rrota y fracaso espiritual presente. Creo que lo importante
no es cuándo ni cómo recibí el Espíritu Santo, sino más
bien: ¿estoy ahora, hoy y aquí, lleno de su presencia? Dios
es un Dios del presente, y como tal está más interesado por
nuestra vida espiritual actual, que por la pasada o futura.
Personalmente, querida Marta, estoy convencido de que
nos hace falta estar completamente rendidos a la sobera-
nía y guía del Espíritu Santo. Deberíamos enfatizar mucho
más esta doctrina. Únicamente cuando Él puede obrar con
libertad y no es bloqueado por nuestros pecados, veremos
abundantes frutos que le glorificarán.
De nuevo, se me escapó otro sermón. Pero dejando a un
lado la teología… ¿qué de tu tratamiento de la garganta
que tienes que hacerte? A no ir postergando el asunto para
más adelante, ¿eh?

76
Te agradezco por tu interés en visitar a mamá. Me preo-
cupa siempre bastante su soledad. Pero pienso que tus vi-
sitas le ayudan mucho. Sigue adelante, en lo posible. Salu-
dos a tus familiares.
Te abraza muy fuerte,
Federico

77
Buenos Aires, jueves 22 de junio de 1972

Mi muy amada Marta:


Hace apenas unos instantes que me levanté de mis rodi-
llas. Estuve alabando a Dios por su grandeza. Acababa de
leer el testimonio que dio Moisés a su suegro Jetro y la
reacción que provocó en él. El testimonio de Moisés glori-
ficaba únicamente a Dios y su obra maravillosa de libera-
ción. Él ni siquiera se menciona. El suegro se llena de ale-
gría al escuchar eso y también bendice a Jehová, sacrifica,
y tiene luego comunión íntima con los otros hijos de Dios
(Éxodo 18.1-12). Creo que dar testimonio de lo que signifi-
ca Cristo para nosotros, cómo obra y lo que hizo, es una de
las maneras más eficaces de predicar el evangelio.
Daba también gracias en mis oraciones por ti, querida
Marta. Veo que nuestra amistad va creciendo cada vez
más. Lo tomo como una cosa del Señor, y por eso puedo
bendecirle por habernos unido. Me llena de satisfacción y
alegría al pensar que todo esto proviene del Señor. Y me
gozo también al haber podido apreciar nuevamente en es-
tos días pasados algunas de tus cualidades. Tu carácter
dulce, tu sonrisa, tu temperamento dispuesto para las
bromas y chistes, así como tu seriedad en las cosas espiri-
tuales, me muestran que seguramente eres la mujer para
mi vida. También al observar tus dotes como líder (co-

78
brando el pasaje o dirigiendo a los niños) o siendo de in-
fluencia sobre otros, me hablan de una personalidad firme.
A la vez noto que no ignoras en absoluto los problemas
de la actualidad (en el mundo y dentro del pueblo de Dios)
y creo no equivocarme si digo que con tu madurez tus con-
sejos serán sabios y bien recibidos.
No pienses que estoy exagerando o tratándote de ensal-
zar y alabar vanamente. No quiero en absoluto que esto
que te digo te enorgullezca, pues todo lo que tenemos y
somos se lo debemos al Señor. Ya lo sabes y por eso sé que
al mencionarte los comentarios anteriores lo sabrás apre-
ciar correctamente. Pero lo hago para comunicarte —no
sólo como enamorado, sino objetivamente— que todas
esas cualidades y virtudes me llenan de satisfacción y con-
firman mi decisión.
Si en una anterior decías que te resultarían más difíciles
las partidas, puedo decirte que a mí también me ocurre lo
mismo. Y si viste una sonrisa en mis labios cuando nos
despedimos, ella ocultaba una cierta tristeza que embar-
gaba mi corazón. Pero creo firmemente que Dios nos irá
guiando y dirá cuándo hemos de estar juntos. Réstanos no
adelantarnos a Dios en sus planes, pero tampoco atrasar-
nos. Pienso que bien pudiera ser que esta separación geo-
gráfica entre nosotros, así como de tiempo (ya que nos
vemos una vez por mes) servirá, o sirve, como preparación
espiritual mediante la oración intercesora. A la vez pode-
mos recapacitar mejor los costos que demandará un ma-
trimonio consagrado al servicio del Rey de reyes.
El señor Constance, que viajó para Paso de los Libres,
tuvo que cambiar el recorrido a último momento con mo-
tivo de las inundaciones en Entre Ríos. Así que viajó para
Santa Fe, justo en el mismo tren que sufrió el accidente.
Salieron, gracias a Dios, con el susto solamente. Yo «casi

79
lo mato» al enterarme que tuvo que esperar casi todo el
sábado en Santa Fe para hacer la combinación y no fue a
casa por ignorar mi dirección […]. Dejo aquí. Son las 17.45
y la «conocida» estafeta cierra a las 18.
Aguardando la tuya, te abraza con mucho cariño,
Federico

80
Santa Fe, domingo 25 de junio de 1972

Querido Federico:
No se le podría haber ocurrido mejor cosa a Raquel
[Grazioli] que viajar hoy a Buenos Aires. No sé si habrá al-
go tuyo para mí entre las miles y miles de cartitas que
duermen aquí, unos cuantos metros debajo de mis pies,19
de todas maneras creo que encontré algo mucho más efec-
tivo que el correo y que vos también podrás usar (si que-
rés) ya que Raquel volverá dentro de poquitos días.
Ayer tuvimos una reunión femenil hermosa, aquí en
nuestra iglesia, con la unión de cuatro sociedades femeni-
les: las de aquí más El Trébol, Esperanza, Rafaela y Co-
ronda. Había mujeres inconversas también y el templo es-
taba totalmente colmado. Creo que llegamos a 100 perso-
nas (sólo mujeres). Luego tuvimos un refrigerio. Ah, hubo
tres manifestaciones.20 Cantó el corito que estuvimos pre-
parando y creo que salió bastante lindo. Estuve conver-
sando con la señorita Pluis y lo primero que hizo fue felici-
tarme por la noticia. Me dijo también que te había visto
hace poco. Estuve charlando después un largo rato con
Raquel y ya al final cuando nos despedíamos, me cuenta
que viajaba a Buenos Aires. Enseguida hicimos trato. Le
dije a tu mamá también y como ves, ella pensando en ali-
mentar a su hijito, te envía algunas cositas dulces.

81
El viernes fui, como siempre, a Esperanza. Estaban al-
gunas personas de Buenos Aires, miembros de la comisión
del Hogar, entre ellos el pastor Roberto Dergarabedian a
quien conocés, ¿no? Él por lo menos dice que te conoce
bastante y me dio «informes». Resulta que Margarita me
tenía preparada una sorpresa, junto con estos señores:
como falta poquito —se dijo— y aprovechando la presencia
de los visitantes, hizo una fiestita para mi cumpleaños. Me
cantaron el cantito los pibes, había una torta muy linda, en
fin, fue algo muy grato para mí, que no imaginaba siquie-
ra. Dergarabedian me estuvo cargando todo el tiempo con
vos. Y los otros también. Me hicieron reír bastante. Ade-
más, me hicieron un obsequio muy bonito que tengo el
propósito de compartir con vos cuando vengás. Es decir,
yo ya dispuse que es de los dos. Luego me trajeron hasta
Santa Fe en el auto del pastor, y se volvieron a Esperanza.
Ahora es el mediodía. Esta mañana predicó Luis Casti-
llo. Hizo una revisión de todo lo que escuchamos en Rafae-
la, pues el pastor le pidió. Esta tarde voy un ratito a tu ca-
sa, antes de la reunión.
Bien, mi querido Fede, creo que te he puesto al tanto de
todo lo ocurrido desde que te fuiste. Aunque lo pensé an-
tes, en el momento en que te fuiste me olvidé mandarte
mis saludos a tus compañeros que siempre me nombras: a
los de la habitación y a todos los de Encuentro, que no
puedo nombrarte porque no recuerdo sus nombres, pero
vos podés hacerlo.
¿Tenés mucho estudio estos días? De todas maneras, el
Señor te ayuda siempre, ¿no es cierto?
¿Viste cómo se pasan rápido los días cuando estás aquí?
Después, otra vez se vuelven lentos y pesados para cami-
nar. Bueno, aunque esto no es en realidad, para nosotros
es así. Espero que estas dos semanitas que tenemos por

82
delante se muevan más aprisa que de costumbre, ya que
con el correo no tenemos que hacernos muchas ilusiones.
Y si no, no importa: sos mi amorcito y me querés mucho,
¿no?
Mira Fede, te mando la dirección de esa chica que te di-
je, porque yo no tengo ni idea de las distancias, pero te pi-
do por favor que si esto te queda incómodo y vas a tener
que perder de tu tiempo, no te preocupes, ¿eh? (te lo digo
en serio). Es la siguiente: Srta. Rosa Bachor, A. del Valle
465, Villa Ballester. Ella me daría una dirección de Estados
Unidos para pedir un material de música evangélica mo-
derna, que envían gratuitamente.
El domingo próximo es el cumpleaños de Jorge Folta.
Sería lindo si podés saludarlo, aunque sea por teléfono, en
nombre mío también.
Bien, liebes Schätzen, voy terminando pues me quedan
algunas cositas por hacer antes de salir. Oro por vos y no
dudo que también lo hacés por mí. Te pido en especial que
lo hagas en el sentido de que esté lo suficientemente alerta
y preparada para conocer con claridad los planes de Dios
para el futuro nuestro respecto al servicio al Señor.
Tu mamá anda bastante bien de ánimo éstos días, creo.
El jueves estuvo en la reunión de oración, y la volví a ver
ayer y hoy. Será hasta muy pronto, entonces. ¿Puedo con-
fiar en que Raquel traerá algo al volver?
Te saluda con amor,
Marta

83
Buenos Aires, martes 27 de junio de 1972

Jehová cumplirá su propósito en mí


(Salmos 138.8).

Meine liebe Marta!


Deseo que en tu día, el Señor de la gloria te llene de su
presencia y te colme de bendiciones. Es mi anhelo también
que Él te muestre claramente en cada circunstancia los pa-
sos que has de tomar. Orando por ti en tus 25 julios [el 2
de julio era su cumpleaños], con mucho amor,
Federico

84
Agosto de 1972
Santa Fe, martes 1º de agosto de 1972

Hola, mi querido:
¿Cómo has llegado? Espero que muy bien. Creo que en
estos momentos tendrás bastante apetito, porque son las
12 aquí. Estuve haciendo algunas cositas en casa y recién
termino. Todavía no preparé nada para la escuela, pero
como cada cosa tiene su lugar… te escribo a vos primero.
Estoy muy contenta por los días que pasamos juntos.
Han sido hermosos, ¿no? Creo que en esto estamos muy
de acuerdo. Estaba pensando que de los 24 días que estu-
viste [en Santa Fe] nos hemos visto todos los días a excep-
ción de uno. Ha sido un regalo muy agradable del Señor.
Estoy recordando también los lugares y circunstancias
que hemos vivido, las visitas, los paseos. Ha sido todo pre-
cioso… lástima que tengamos que afrontar esta otra reali-
dad, la que comienza hoy. Pero todo tiene su razón de ser,
su significado para nosotros y para el Señor.
Mirá bien lo que te voy a decir: estoy mirando el calenda-
rio (Cachamai) y veo que como el 17 es feriado, si yo pudiera
conseguir el viernes libre, serían cuatro días en lugar de dos
los que podría estar allá. Voy a intentarlo. Averiguaré qué
posibilidades hay de conseguir esto (creo que ninguna). Co-
mo nosotros tenemos un recurso muy eficaz —pedir este día
al Señor— te propongo que vos me des una ayudita desde

86
allí. Yo aquí haré todo lo posible también. Entonces, si es la
voluntad de Dios, podré estar con vos más tiempo, y si no…
bueno, creo que nos hemos de conformar lo mismo. Podrías
ir viendo si va a haber lugar allí en el IBBA esos días, si no
podríamos arreglar de otra forma.
Orá siempre por mí, Fede, porque me doy cuenta, y me
pesa, que no tengo la suficiente energía espiritual que en-
tiendo debería tener para poder vivir una vida de servicio y
santidad constantes. Es un poco el problema de muchos:
entendemos con la cabeza mucho más de lo que vivimos
con el corazón. Anhelo, sinceramente, conocer más al Se-
ñor Jesús.
Mein lieber, ya estoy esperando tu carta. No escribás
tan cortito, ¿eh? Mis saludos cordiales para Roberto [Ro-
jas], Rubén [Darino] y Pablo [Darraïdou]. A estos últimos
ya estoy por escribirles, quizá mañana (no te doy permiso
para que les leas la carta, ¿eh?). Cariños especiales para
Aurelia. Decile que la recuerdo siempre y que me escriba
unas líneas ahora que terminó el lío de los «correanos».21
Me despido hasta muy pronto.
Te besa con mucho amor,
Marta

87
Buenos Aires, martes 1º de agosto de 1972

Meine liebe Marta!


Recién acabo de levantarme de una siestita que tuve que
mandarme, debido a que estaba bastante cansado después
del viaje. Mi acompañante era una señora que se había ca-
sado hacía tan sólo cuatro meses. Después de charlar y
presentarle mi testimonio del Señor brevemente, me en-
tregué al sueño hasta Rosario. Y de allí hasta Buenos Aires.
Al descender en puente Saavedra llovía torrencialmente.
Recién cayó otro chaparrón.
Estoy estrenando mi flamante lapicera Parker «a cartu-
cho». Ella se porta muy bien y mi mano pronto terminará
por acostumbrarse perfectamente a ella.22 Aquí continúa
todo como de costumbre. A la mañana se hicieron las ins-
cripciones. Tomo nueve materias. Muchos preguntan por
Santa Fe, y más específicamente, por mi amada Marta,
alegrándose al saber que vendrás a Buenos Aires, espe-
cialmente los muchachos de la pieza. Rubén se lamentó
que para ese fin de semana (19-20/8) no va estar en Bue-
nos Aires, ya que va a visitar a algunos familiares en Gene-
ral Pico (La Pampa).
Querida Marta, no sabes lo contento que he estado estos
días pasados en Santa Fe y Córdoba. Me he sentido muy
feliz a tu lado. Creo que hemos podido conocernos mejor.

88
Seguramente habrás descubierto varias fallas más en mi
vida. Pero espero que eso no haya influido negativamente
en ti. Me gustas mucho así como eres. Mi amor por ti va
creciendo cada vez más y te llevo siempre presente en mis
pensamientos. Creo que detrás de esto puedo apreciar la
mano del Señor, y es por eso que oro para que Él te quiera
guiar, fortalecer y llenar del conocimiento del Señor Jesu-
cristo. Lo único que me llena de disconformidad, es el te-
ner que estar nuevamente separados y poder comunicar-
nos tan sólo por el papel. Pero creo, que si esto es así, ha
de tener su motivo y Dios sabrá por qué.
A la mañana cantó un coro de 42 voces de un colegio
menonita de los Estados Unidos que está haciendo una gi-
ra por Sudamérica. Lo hicieron muy bien y los comenta-
rios de los «músicos de acá» eran también favorables.
Por ahora, va esta cartita para que me puedas contestar
bien pronto.
Te abraza muy fuerte, alguien que te quiere y ama mucho,
Federico

89
Buenos Aires, viernes 4 de agosto de 1972

Meine liebe Marta!


Muchas gracias por tu cartita que recibí hace unos mo-
mentos. No estaba esperando carta tuya para escribirte,
pues desde que te escribí el martes, me quedé con las ga-
nas y la «responsabilidad» de escribirte una más extensa.
Eso trato de hacer ahora, aunque no sé si la terminaré de
este tirón, ya que tengo que hacer algunas diligencias en el
centro antes de las 17.30.
Deseo contarte todo lo que siento interiormente hacia
ti. No soy poeta y me resulta difícil expresarme en forma
«romántica». No me interesan las tradicionales y premedi-
tadas cartas de amor. Creo que ellas no pueden expresar
un sentimiento genuino de amor, pues son formales. A ve-
ces, en las librerías veo que se venden algunos libritos con
instrucciones «profesionales» de cómo lograr buenos efec-
tos con las cartas amorosas que se envían. Nunca he leído
nada de eso.
Lo que te puedo expresar sería tan sólo un intento de
manifestarte lo mucho que te amo. En forma escrita uno se
ve obligado a expresarse más definido, pensar mejor y ra-
zonar tanto más que en un diálogo. Se sistematizan mejor
los motivos y actitudes. Quiero ahora evitar hacer un aná-
lisis filosófico del amor. Pero no puedo evitar preguntarme

90
por qué motivo anhelo estar a tu lado. Tenerte junto a mí.
Me encanta estar a tu lado, charlar, chistear o realizar algo
contigo. Hay una fuerza que me atrae hacia ti. Es la fuerza
del amor. Un amor que nos está uniendo cada vez más. Y
como lo habrás advertido nos hace ir amoldándonos el uno
al otro en forma evidente. ¡Qué cosa misteriosa es ese in-
flujo del amor!
Mi querida Marta, no es que quiera decirte halagos con
algún fin oculto y secundario, pero tengo que repetirte (y
seguramente no será ni por acaso la última vez) que te
amo mucho. No sólo por tus cualidades, talentos o belleza
sino mucho más por lo que eres y significas para mí. Me
resulta a veces un poco difícil decir ciertas cosas en la cara.
Me inhibe expresar mis sentimientos a alguna persona di-
rectamente. Habrás notado que no soy expresivo en ese
sentido. Pero quizás sea un buen medio el hacerlo por es-
crito, al escribirte que te llevo en mis pensamientos y que
no puedo separarme de ti con mi mente. Veo todo esto
como una nueva experiencia por la cual el Señor quiere
hacerme pasar y creo que es conforme a su voluntad. Te
veo a ti como un regalo que Dios ha colocado delante de
mí.
¿Qué nos aguarda en el futuro? ¿Qué será de nuestras
vidas? Pensaba hoy si estaremos viviendo juntos, ¿por
cuánto tiempo será: un año, cinco, cincuenta...? ¿Volverá
el Señor antes? Es mi deseo ardiente que Él vuelva cuanto
antes. Quisiera que eso aconteciese hoy mismo. Me gusta-
ría saber que el mundo ha sido evangelizado completa-
mente, y que los millones (¡y son seguramente más de
2.000!) que aún no oyeron de Cristo, hayan recibido el
mensaje de salvación. La tarea es gigantesca. Los recursos
humanos son limitados.

91
Pero tenemos por Padre a un Dios todopoderoso que hace
tiempo comenzó su obra sobre nosotros. Pero, a pesar de que
hay miles que deben ser alcanzados y ganados para Cristo,
desearía —si fuera posible— que nuestro Señor regresase hoy
mismo a buscarnos. Poseemos una esperanza gloriosa. Es al-
go fantástico lo que nos aguarda (pero, ojo, no confundirlo
con algo novelesco o utópico, ya que es real y verídico). Sin
embargo, ya que no sabemos cuándo acontecerá, seguimos
con nuestras tareas y planes «aquí abajo». Nos gozamos en
la esperanza que tenemos y también aprovechamos de la fe-
licidad que tenemos en este mundo. Y dentro de esa felici-
dad, estás tú, liebe Marta, para mi vida.
(23.55) Hace un ratito llegué. Estuve por el centro. En-
tre otras cosas, el cancionero del YMCA (Sociedad Cristia-
na de Jóvenes) está agotado y desde hace muchos años que
no se reimprime. No pude, por tanto, conseguírtelo. Veré
si el lunes puedo charlar con Bongarrá («capo» de la Es-
cuela Cristiana Evangélica).
Por favor, especifícame en tu próxima qué títulos tienes
(provincial, nacional…) para poder presentar datos concre-
tos de tu preparación.
La dirección de París todavía no la pude conseguir.
El edificio de la Asociación Cristiana de Jóvenes es
realmente asombroso: tiene siete pisos, dos piletas cubier-
tas y calefaccionadas, varios salones de juegos y deportes,
comedor, etcétera. Es una enorme instalación en Corrien-
tes y Reconquista (bien en el centro). Es como un club. El
pastor y doctor [Jorge] León, que es también profesor en
el IBBA, es director del departamento Cultural del YMCA.
Tiene el asesoramiento espiritual de más de 6.000 socios a
su cargo. La gran mayoría no son evangélicos.
Después de allí fui a una campaña del Janz Team (equi-
po Janz), que vino recientemente de Alemania para reali-

92
zar trabajos evangelísticos en Buenos Aires, y la próxima
semana en Ramírez (Entre Ríos) y Misiones. Hay varios
integrantes que han venido: pianista, evangelista, cantan-
te, organizador, responsable del seguimiento. Estuve char-
lando luego de la reunión con algunos de ellos y volveré el
lunes a hacerlo, pues me interesa conocer sus métodos y
formas de trabajo. Uno de ellos, egresó de Brake (Instituto
Bíblico donde estudié en Alemania). Había alrededor de
unas 1.000 personas en el salón. Realizan un buen trabajo.
Antes de que me olvide: al mediodía me comunicaron que
el próximo sábado tendré el mensaje en una concentración
de jóvenes de Buenos Aires de la Alianza. Deberá ser un tema
inspiracional y de desafío. Ora por favor —lo necesito mu-
cho— para que reciba el mensaje verdaderamente de «arri-
ba». Quisiera poder hablar tan solamente lo que pueda servir
de utilidad para los oyentes. Muchos jóvenes creyentes están
dormidos, otros desorientados y confundidos. Necesitan ser
sacudidos y revolucionados con el poder de Jesucristo.
Acuérdate entonces, por favor, por este sábado 12, para que
pueda ser utilizado con Su poder. Tus intercesiones van a
ayudar a este motivo mucho.
(Sábado 5) Recién subo de almorzar. Actividades de es-
ta mañana: desayuno, devocional, limpieza del edificio,
limpieza de la pieza y antebaño.
A ver si puedo terminar ésta hoy. Hay tantas cosas que
quisiera escribirte… no sé por dónde continuar. Quisiera
más bien tenerte cerca mío y evitar escribirte.
En el almuerzo pregunté al director Shannon. No hay
ningún inconveniente de que vengas. Estoy haciendo eso
que me dijiste, de pedirle al Señor por si quiere que vengas
esos cuatro días.
Esta siesta vienen al IBBA chicos de las iglesias de Bue-
nos Aires para una función de títeres. Se esperan alrededor

93
de 200. Estuvieron bastante tiempo preparando el decora-
do, argumento, personajes, iluminación, sonido, etcétera.
No conozco muy bien el guion, pero conduce a que los chi-
cos sepan que Dios los ama y por eso deben amarse entre
sí. Es otra forma de presentar el mismo mensaje. Hemos
de estar siempre alertas y ver todas las formas que haya de
anunciar el evangelio. Aunque jamás dependerá el «éxito»
de los métodos o formas. Será sólo una unción renovada
del Espíritu Santo lo que podrá adelantar la Obra de Cristo
en la tierra. Y para eso debemos entregarnos a una vida de
oración y consagración más intensa.
El folleto adjunto (¿Me conoce?) lo buscamos esta semana
de la imprenta. Cometieron varios errores de diagramación y
tipografía. No se atuvieron a las indicaciones que les había
dado. La próxima vez, quizá salga mejor, aunque a esa im-
prenta decidimos no ir más. Ojalá que Señor quiera utilizar
ese folleto para entablar contacto con almas hambrientas de
la verdad. Tengo que hacer un pequeño cartelito y soporte
para colocarlos a la entrada del IBBA.
Los muchachos te mandan saludos y se alegraron al sa-
ber que escribirías. Roberto [Rojas]23 todavía anda sin tra-
bajo. Eduardo [Crema] viene a las clases nocturnas. Aure-
lia también. Está viviendo con su hermana en Avellaneda.
La veré nuevamente el martes.
No había pensado en eso de que nos vimos 23 días se-
guidos. También para mí fue un privilegio muy grande y lo
veo como un regalo del Señor, el haber estado junto a ti.
He pasado horas muy hermosas a tu lado. No veo cuándo
llegue el momento de verte nuevamente.
Me alegra por otra parte el saber de tus deseos de cono-
cer mejor al Señor Jesucristo. A mí también me pasa lo
mismo. Pero no debes afligirte si ves tus faltas. Todos las
tenemos y es preciso que al darnos cuenta de ellas, nos

94
volquemos de todo corazón al Señor, buscándole y pidién-
dole que nos vaya perfeccionando y madurando. ¡Pobres
de nosotros el día que perdamos el hambre por Dios y nos
volvamos autosuficientes!
Para finalizar un pensamiento de Números 8.21-22: los
levitas tuvieron que purificarse, lavarse y limpiarse de toda
inmundicia para recién después poder comenzar el minis-
terio asignado en el tabernáculo. Nuestro trabajo para el
Señor nunca podrá ser acepto delante de sus ojos si antes
no estamos completamente limpios del pecado por medio
de la sangre de Jesucristo.
Espero con ansias, mi amor, tu carta.
Con un abrazo muy fuerte,
Federico

95
Santa Fe, sábado 5 de agosto de 1972

Enséñame, oh Señor, tu camino y guíame


por senda de rectitud (Salmos 27.11).

Dios siga llenando tus horas de alegría, en especial en


este tu día de cumpleaños [7 de agosto]. Es el deseo muy
sincero de quien te ama.
Te recuerda con especial cariño (y nostalgias),
Marta

96
Buenos Aires, martes 8 de agosto de 1972

Meine sehr geliebte Marta!


Wie geht’s Dir? (cómo te va). ¡No sabes cuánto me alegró
poder escuchar tu voz ayer! Lamento que hayas tenido que
insistir dos veces. Tengo las fotos tuyas en la Biblia. Cada
tanto las miro y me hago la ilusión de tenerte al lado. Ahora
mismo las estoy mirando y recuerdo los momentos que pa-
samos juntos, deseando que vuelvan a repetirse pronto. Co-
mo era de suponer, esa foto tuya también me desapareció,
pero tan sólo por un día. Los muchachos me la sacaron. Lue-
go apareció solita en el mismo lugar. Muchas gracias por tu
tarjeta —es hermosa— y por tu llamada.
Aurelia manda saludos. No ha escrito a casi nadie, y me
dijo que era debido a la situación en que se encontraba, al
no estar definitivamente ubicada y a la crisis. Ahora está
con su hermana, y va a comenzar a trabajar en una fábrica.
(Miércoles 9) Ayer tuve que interrumpir debido a que
vino un muchacho, Pedro (22), a charlar. Es un contacto
por una audición radial. Estuvo también otra vez y conver-
samos por casi tres horas. Está muy deseoso de aprender
más de la Biblia. Cree todo lo que ella dice, pero no conoce
a Cristo personalmente (caso similar al mío antes de con-
vertirme). Va a tomar algunas clases nocturnas, como lo

97
hizo ayer por primera vez. Recuérdalo también en tus ora-
ciones, por favor.
Unos 20 metros frente a mí, mirando por la ventana, se
encuentra también sobre un cuarto piso, el salón de canto
de una escuela de chicas. Escucho ahora que están cantan-
do la Marcha de San Lorenzo, y me imagino que tú estarás
haciendo algo similar a casi 500 kilómetros de distancia a
esta misma hora (17). Algún día quisiera verte y oírte en-
señando en esa escuela.
Hace unos minutos que me levanté de orar —cosa que ha-
go también regularmente por ti para que conozcas mejor a
nuestro glorioso Señor Jesucristo—, y estoy tratando de po-
ner en práctica o imitar algo que Dios me ha mostrado en es-
tos últimos días en la vida de Moisés. Moisés tuvo que en-
frentarse con multitud de problemas, quejas, decisiones y
pruebas a diario. Si lees Números 14.4-5; 16.3-4; 20.5-6 ve-
rás que el pueblo, o parte de él, se le presenta con sus quejas
y protestas. Lo acusan injustamente. Le achacan culpa, mala
intención, lo critican como mandamás y tirano, etcétera, pe-
ro Moisés, lejos de comenzar a defenderse o argumentar su
manera de proceder, hace algo casi en forma automática: se
postra delante de Jehová. Expone su situación al Señor en
oración y clama a Él. Y como no podía ser de otra manera,
Dios le responde. Entonces estaba en condiciones de enfren-
tar los problemas y dar respuestas de Dios.
Nosotros, por el contrario, siempre estamos a la defen-
siva si nos atacan, hacemos nuestra propia justicia, y to-
mamos decisiones que nos parecen correctas. Quisiera
aprender a consultar inmediatamente cualquier cosa con
nuestro Padre, pedir guía y sabiduría a Él. Nos hace tanta
falta esa dependencia absoluta y total de Dios en todas las
cosas, aún las más pequeñas que ocurren a diario.

98
Conseguí una dirección de París. René Padilla reco-
mendó al Sr. Winston John que es amigo suyo. Es el rector
de la Faculté Libre de Theologie Evangelique, 85 Avenue
de Cherbourg, 78 Vaux-sur Seine, que ha de quedar cerca
de París. Quizás pueda conseguir otra.
Hemos recibido la otra partida de libritos de OM [Ope-
ración Movilización]. Pregúntale a Anita [Poloha de Sch-
ramm] cuántos quiere que le reserve y/o mande.
Roberto continúa sin trabajo todavía. Esto lo deja bas-
tante intranquilo, ya que van como tres meses en esta si-
tuación. No toma clases nocturnas, porque quiere descan-
sar la mente, dice. Necesita de nuestras oraciones.
Saluda a tus padres y a Quela.
¿Podrá cumplirse el próximo fin de semana Filemón 22,
aunque por supuesto que adaptándolo un poco en perso-
najes y circunstancias, eh?
Querida Marta, recibe un abrazo y un beso llenos de
amor hacia ti.
Federico

99
Santa Fe, viernes 11 de agosto de 1972

Querido amorcito:
Esta semana he tenido mucha suerte: una habladita y
dos cartitas. ¡Muchas, pero muchas gracias! Una por día
está lindo, ¿eh? Ayer recibí la más gordita, que me gustó
mucho. Hace unos momentos llegué del Instituto Superior
de Música, de mi clase de Armonía, y estaba esperándome
la otra. Es que la anterior llegó bastante atrasada, por eso
se amontonaron pero… no está mal. Ahora, eso sí, yo tengo
que contestarte las dos juntas, pues no me has dado tiem-
po, pero espero que ésta me salga como para dos y no una.
Lamentablemente, no creo que salga hoy, pues ya son las
13, y me están llamando a almorzar y vos sabés que hoy,
por ser viernes, estaré en casa recién cerca de las 22. Pero
lo intentaré.
No te puedo asegurar nada todavía respecto a que pue-
da conseguir el viernes libre. Ayer averigüé algo pero no
me supieron decir con exactitud, pues no estaban al tanto
de las reglamentaciones las personas que consulté y, quien
puede hacerlo —la directora— está faltando por enferme-
dad. Pero tengo una esperancita que sí se va a poder. Creo,
entonces, que te diré lo que sea directamente por teléfono.
Bien. He terminado de almorzar y sigo otro ratito hasta
que me vaya a la escuela. ¿Sabés una cosa? ¡Qué casuali-

100
dad! Pensando en lo que me dijiste, que estabas escuchan-
do la marcha de San Lorenzo, ese día a esa hora justo, jus-
tito, estaba repasándola yo también con los pibes del quin-
to grado.
Hace un rato hablé con Anita. Me dijo que quiere los libri-
tos. Podés mandarles unos 10 ó 15 de cada uno, más o menos
como la vez anterior, dice. Especialmente, Pseudo discipula-
do y Demasiado maravilloso para creerlo (el que me dejaste
para que yo lo lea, no fue posible pues mi papá se lo llevó pa-
ra regalárselo a un señor que conversó con él, y no alcancé a
leerlo). Estrategia cristiana todavía tiene algunos.
¿Sabes que casi comienzo un curso de alemán? Pero la-
mento tanto que no podré hacerlo por cuestión de hora-
rios. El curso es muy interesante y relativamente fácil,
pues es sin el estudio de la gramática, con diapositivas y
cintas magnetofónicas y demás, muy moderno. Estuve en
la primera clase el miércoles a la noche con Raquel [Gra-
zioli] y Martita de Ibarra, pues ellas se habían entusiasma-
do para hacerlo, pero ya te digo, me será imposible, pues la
otra clase es los viernes a las 20.
Por otra parte, no quisiera cargarme con demasiadas
cosas, porque después uno anda preocupada por cumplir
en todos lados como se debe y si no podés se te arma el lío,
¿verdad? Creo que con este asunto de Armonía ya tengo
bastante, pues debo hacer muchos trabajos escritos y estu-
diar el piano. Después que comencé, pensé: ¿en qué me
metí yo?, pero estaba pensando hoy que si el año próximo
dispusiera el Señor que yo esté en Buenos Aires, podría
tratar de seguir estudiando allá y me sería muy útil tener
este año aprobado aquí, en este Instituto, que está muy
bien conceptuado en el país por su jerarquía. De manera
que todas las cosas tienen una razón de ser si Dios lo per-
mite, y en este caso, pude ver que sea así.

101
Te envío lo que me preguntás referente a los títulos, pa-
ra averiguar en algunas escuelas evangélicas.
1. Maestra Normal Nacional
2. Profesora de Educación Musical
3. Profesora de Piano, Teoría y Solfeo
El número 2 es un título provincial, otorgado por el Li-
ceo Municipal de Santa Fe, es el curso que me exigen aquí
y habilita para trabajar en las escuelas primarias de la pro-
vincia. Este título se puede nacionalizar, pero después de
unos largos trámites en Buenos Aires. El número 3 es
otorgado por un conservatorio particular.
Además, pueden ser importantes otros antecedentes,
como ser:
1. Cursé cuatro años en el Instituto Superior de Música
de la UNL [Universidad Nacional del Litoral], te-
niendo aprobados los cursos Preparatorio I y II, y
varias materias del I Magisterio.
2. Asistí a varios cursillos de la especialidad, entre ellos
la IV Conferencia Interamericana de Educadores
Musicales, realizada en Rosario, en 1970.
3. Actualmente, curso el primer año de la carrera Ar-
monía Especializada, en el Instituto Superior de
Música de la UNL.
Actualmente me estoy desempeñando como:
1. Maestra de Educación Musical de la escuela provin-
cial Nº 9 de Santa Fe.
2. Profesora de Audioperceptiva en el Coro de Niños
del Liceo Municipal de Santa Fe.
3. Si querés, quizá pueda servir para algo la actividad
del coro en el Hogar Infantil, pero esto, por supues-
to, como una información nomás.

102
Todo lo que te dije anteriormente, datos y antecedentes,
parecen mucho quizás, pero no son tanto. De todas maneras
te los mando porque yo he andado ya en estas cosas y sé que
cualquier pavadita tiene su importancia. Todos los datos y
cosas que te he dado se pueden documentar perfectamente,
pero creo que no los necesitás por ahora; en caso de presen-
tarse algo concreto, entonces sí podría yo preparar un mon-
tón de papeles para la burocracia argentina.
Lamento tanto, querido, que no pueda continuar ahora,
no tengo más tiempo y debo irme. Además, veo que por el
apuro mi letra deja bastante que desear. Un besito y hasta
esta noche. Ah… muchas gracias porque me querés tanto,
creo que es demasiado para mí. Muchas veces pienso que
yo no tengo ni hice nada valioso como para que me des tu
amor. Entonces, llego a la conclusión de que así son las co-
sas que Dios hace para sus hijos, regalos de amor, de gra-
cia, sin cálculos. Quiero devolverte de la misma manera,
con la misma intensidad, el cariño que me das. Ahora en
serio: adiós.
Aunque para vos sólo ha transcurrido una partecita de
segundo entre una línea y otra, en cambio para mí han
transcurrido unas cuantas horas. Son las 23 y estoy por
acostarme. Me fue bien, gracias a Dios, en la escuela y en
Esperanza. Cuando llegué a la escuela esta tarde, me dijo
la vicedirectora (señorita Sedrán, tu pariente): «¿Viste lo
que hicieron para vos?». Yo no sabía de qué se trataba, en-
tonces me explicó que había escuchado en la radio que el
gobierno dispuso un permiso especial, por esta única vez,
para faltar uno de los dos días sándwiches que hay la se-
mana próxima, por otras causas justificadas que no sea en-
fermedad, a todos los empleados públicos, ¿qué te parece?
Ella se reía y me insistía que lo habían hecho especialmen-
te para mí. De todos modos debo hablar el lunes para ave-

103
riguar con seguridad si yo también estoy comprendida —
como reemplazante— en esta hermosa disposición.
Volviendo a la señorita Sedrán, me ha dicho que se acuer-
da de vos pues te ha visto antes de que te fueras a Alemania
[en 1966]. Quisiera verte ahora otra vez y me pidió que le di-
ga cuando estés aquí y prediqués en la iglesia, pues quiere ir
a escucharte. Tus tías le hablan siempre de vos.
Gracias por la dirección, ya se la di a Aurelia. Gracias
también por averiguar lo del cancionero. Sos muy atento y
servicial conmigo.
El domingo estuvimos almorzando otra vez en tu casa.
Tu mamá está bien y mejor de ánimo estos días. Ella se
preocupa bastante por doña Margarita [Bertalot] y es una
buena ayuda y compañía para esta ancianita. Este domin-
go pasado se descompuso otra vez y a la tarde fuimos a
verla con tu mamá, ya estaba un poco mejor.
Comenzaron a pasar [por Canal 13] las películas Moody
para niños. Lo hacen los jueves de 11 a 12. Anita ya ha re-
cibido algunas cartitas de madres que piden el librito que
se ofrece.
Antes de que me olvide: Anita me dijo que al enviarle
los libros, debés mandarle un detalle o boleta y que no te
olvides de esto.
Estoy orando por vos para mañana.
Me gustó también el folleto del IBBA. Está muy lindo e
interesante, a pesar de las fallas (que yo no sé cuáles son).
Muy buena la redacción, ¿eh? Diez puntos, aunque [Ar-
noldo] Canclini diga otra cosa.
Muy bonita la tarjeta para mi mamá. Ella, muy contenta
y agradecida.
Estoy con un poco de sueño y creo que ya no estoy es-
cribiendo bien. Por eso me despido por hoy y hasta cuando

104
te hable. Estoy feliz de poder volver a verte pronto. Te
quiero mucho. Otra vez, gracias por tu amor por mí.
Un besito y todo el cariño de quien te ama,
Marta

105
Buenos Aires, lunes 14 de agosto de 1972

Mi deseada y querida:
¡Qué alegría fue recibir hoy tu carta! Con decirte que la
abrí en el almuerzo, mientras todos me estaban cargando y
diciendo que en la mesa no se lee. Por supuesto que no les
llevé mucho el apunte y le di una ojeada. Me alegró tam-
bién mucho poder tener la esperanza de verte ya el jueves.
Sólo que esta expectativa dudosa: ¿cuándo? me deja algo
intranquilo, y quisiera no verte el jueves sino que llegases
hoy mismo si esto fuera posible.
Pero creo que esto me da (nos da) un buen entrenamiento
en la paciencia. Estaba pensando en estos momentos, que
me sucede como en cuanto a la Segunda Venida de Cristo.
Sabemos que va a regresar. Le veremos y nos gozaremos con
gozo inefable. Va a ser pronto. Pero el día y la hora nadie lo
sabe. Eso sí, debemos esperarle y anhelar que venga lo más
pronto posible. Y así como lo deseo con todo el corazón, que
Cristo vuelva pronto para reunirnos con Él, deseo lo mismo
para estar con mi querida Marta. Pero hemos de sujetarnos a
los planes de Dios. Él tiene un tiempo para cada cosa y he-
mos de someternos a eso también.
Recién acaba de irse un joven, Richard McMullin (30),
que estuvo trabajando con OM en México y España, pero

106
ahora se dedica a distribuir Nuevos Testamentos entre los
hebreos en las grandes ciudades.
Escribo esta carta por si quizás llega hasta el miércoles.
Si es que no me llamaste antes, el miércoles tengo a mi
cargo la reunión de oración entre las 20.30 y 21.30. La te-
lefonista atiende hasta las 22.30. Termino brevemente
aquí. Te deseo un buen viaje, y te deseo con todo corazón,
Federico

107
Santa Fe, lunes 21 de agosto de 1972

Mi querido Federico:
Hace más o menos dos horas que llegué —muy bien,
gracias al Señor— a pesar de un pequeño inconveniente
que luego te contaré.
Estoy escuchando la hermosa melodía de las Danzas
alemanas, de Mozart. Me encanta este disco que me rega-
laste (estuve bastante tonta ayer y creo no te di las gra-
cias). Vos viste que soy así, bastante inexpresiva, ¿no?, lo
cual lamento mucho, siempre, y quisiera cambiar en este
sentido. Volviendo al disco, es precioso y ya estoy pensan-
do en que lo escucharemos juntos cuando vengás. La mú-
sica en general me impresiona y emociona mucho, aunque
no parezca; y ahora, por ejemplo, creo que por las circuns-
tancias, produce en mí una cierta tristeza, añoranza diría
yo, pues el día de hoy por cierto, es en mucho diferente al
de ayer y anteayer.
Estoy bastante triste por haber tenido tan poco tiempo
allá. Pero también a la vez me siento feliz de haberlo hecho
aunque sea tan poquito. Además, he pasado a tu lado, en
todo momento, mucha alegría a pesar del frío y llovizna.
Esto último, gracias a Dios, no significó mucho para noso-
tros (aunque temblamos un poco, ¿eh?).

108
Te estoy profundamente agradecida por tu atención pa-
ra conmigo. Porque has tratado de darme lo mejor en todo
momento, en todos los detalles. Por supuesto —coincido
exactamente con la opinión del pastor [Samuel] D’Amico
acerca tuyo.
Ah, por las dudas te digo que no te preocupés respecto a
mí, acerca de las cargadas que varios te hicieron, que vos
«siempre la tenés con Alemania y los alemanes» y demás.
Cuando ellos me dijeron estas cosas, yo les seguí un poco
la corriente simplemente por el chiste, no porque lo crea
así, ni porque lo hubiera notado o me haya molestado. En
este sentido, tengo un buen concepto de vos, y sé que no es
como lo decían, aunque creo con seguridad que ellos lo ha-
cen sólo por cargarte y no porque lo piensen así en serio.
Te repito, nuevamente, que me gustó todo y estuve muy
contenta. Me gustó el IBBA, me gustaron las personas (me
gustaste vos).
Te cuento lo que me pasó esta mañana. Tuve un viaje en
general bueno, aunque creo que en otra oportunidad no
vendré más en tren (y no me gusta que vos tampoco lo ha-
gás) pues es bastante molesto. Me daba la impresión de es-
tar sentada en algún banco del hall de la estación Retiro,
donde el ajetreo y el ruido es continuo. Creo que es impo-
sible dormirse o descansar allí, por eso no quisiera que
viajés más en tren, total la diferencia [económica] no es
tanta y creo que vale la pena pagarla pues está retribuida
con creces en cuanto a comodidad y por qué no, en cuanto
a seguridad también, ya que me parece que los ferrocarri-
les argentinos no son de fiarse (hasta que venga el «hom-
bre» [Perón] y estimule a los del gremio).
¿Sabes que más o menos un kilómetro antes de entrar a
la estación [del Belgrano] se descarriló el tren? El vagón
anterior al que yo viajaba quedó atravesado en las vías y el

109
que yo ocupaba también se salió un poco, pero hacia el la-
do opuesto del otro. Gracias el Señor yo no me asusté para
nada, pues aunque escuché un ruido y cimbrón bastante
fuertes, pensé que era algo normal en ese tramo de entra-
da, donde hay tantas vías y cruces y demás. Tuvimos que
descender allí nomás todos, entre las vías y el barro, y lle-
gar caminando hasta la estación.
Gracias a Dios que esto no tuvo ninguna consecuencia
desagradable ya que el tren avanzaba muy lentamente en
esos momentos. En seguida yo pensé que el Señor es muy
bueno y guarda a sus hijos, pues le había pedido cuando
partimos que nos librara de accidentes y peligros. Cuando
llegué a casa y se lo conté a mis padres, mi mamá me dijo
que ella había estado orando por mí en ese mismo mo-
mento en que ocurrió esto, a las 8.20. Ya le dimos muchas
gracias al Señor porque me guardó.
No tengo sueño en estos momentos y espero no tenerlo
por el resto del día, pues hoy me toca andar hasta las 20 en
la escuela y el liceo. Cuando termine la carta llamaré a tu
mamá.
Recién vuelvo de hablar por teléfono. Me llamaban de
una escuela para hacer un reemplazo largo. Me pedía «por
favor» la mujer, pues no consiguen a nadie y no sé quién le
dio mi teléfono. Volví hasta aquí, tomé la lapicera y… ¡otra
vez! [sonó el teléfono]. Esta vez era del liceo, también para
un reemplazo. Por supuesto, no acepté ninguno pues no
quiero enloquecerme tan pronto, además no necesito ha-
cer esto. Te cuento esto porque como ves, aquí hay trabajo
de sobra para mi especialidad. Pero, ¿ocurrirá allá [en
Buenos Aires] lo mismo?
El sábado tendremos la reunión del Hogar Infantil aquí.
Los chicos van a cantar en esta oportunidad, por eso te pi-
do que orés.

110
Por favor, averiguá sin falta lo de Roberto y contame
qué pasó. Sería muy bueno si la señora [Ita] de Terrano-
va24 tratara de ayudar a Aurelia, más que nada en el senti-
do espiritual y fraternal. Vos también, Fede, tratá de ha-
cerlo, dentro de las limitaciones que tu condición de hom-
bre te impone, pero de todas maneras, creo que es muy
necesario para ella […].
Mi amorcito, muchos saludos a tus compañeros, a la se-
ñora de Terranova, a las chicas de la pieza en la que estuve
[hospedada] y a las otras también. Muchos saludos a Ro-
berto, a quien espero que no haya ocurrido nada grave. Te
espero lo más pronto posible, pero no quisiera que dejés
de hacer las cosas importantes que tengás allá (reuniones
o compromisos con alguna iglesia). Ahora, si fuera con al-
guna chica… entonces sí podrías postergarlo para otra
oportunidad lo más lejana posible.
Bien, mi querido, dejo por aquí hasta la próxima. Voy a
usar el sobre que me diste anoche pues todavía no compré
ninguno. Estoy esperando tu carta (que me llegará muy
pronto). Recibí todo mi cariño y agradecimiento.
Con profundo amor, te besa,
Marta

111
Buenos Aires, lunes 21 de agosto de 1972

Mein liebes Schätzlein!


Ich hoffe Du bist gut angekommen (espero que hayas
llegado bien). La verdad es que estoy muy contento de que
hayas venido. Te lo agradezco mucho. Me he sentido muy
feliz a tu lado, gozándome con tu compañía. Fueron por
cierto cortos los días, pero muy importantes para mí. Otro
regalo del Señor, como le escribo a mi madre. Los comen-
tarios que se escuchan de ti por el IBBA son muy halaga-
dores para la novia de Federico, así como para el privile-
giado de poseerla.
Querida Marta, es mi deseo profundo que en todo nues-
tro futuro noviazgo busquemos, ante todo, tener la apro-
bación del Señor, tratando de agradarle en todos los asun-
tos posibles. Creo que la única base para un matrimonio
feliz es la vida cristocéntrica de ambos cónyuges. Esta vida
rendida al señorío de Jesucristo trae, como lógica conse-
cuencia, una vida de servicio para su gloria. Discúlpame si
repito en mis cartas algunos pensamientos o quizás te
pueda cansar con mi falta de originalidad.
Como Pablo decía: «para mí no es ninguna molestia re-
petir lo que ya les he escrito» (Filipenses 3.1, VP), así tam-
poco lo es para mí. De la misma manera quiero que tú tam-
bién me cuentes cuáles son tus pensamientos, deseos, anhe-

112
los, preocupaciones, dudas, etcétera, que puedas tener.
Hemos de aprender a ayudarnos, amonestarnos y alentar-
nos mutuamente. Sigo con 1 Tesalonicenses 4.18 y 5.1.
Por otra parte, deseo que puedas ser una fiel testigo de
nuestro Señor en la [escuela Juan José] Paso. Seguramen-
te, encontrarás formas de poder hacerlo, ya que el Señor te
abrirá las puertas para ello, si se lo pides.
Recién acabo de hablar con Roberto (15.30). Efectiva-
mente, chocó ayer. Tuvieron que ir ambos a la clínica. A él
le dieron ocho puntadas en la ceja. Al otro (más o menos
de 30 años), puntadas en ambas cejas y fisura en la claví-
cula. Había quedado desmayado. Las bicicletas hechas un
ocho. Pero ahora está bien, muy contento y haciendo chis-
tes por teléfono como si nada hubiera ocurrido. Venía ace-
lerado, sin freno, por calle oscura. Eso fue todo, al estilo
telegrama. Después voy a charlar más con él.
Mi amor, te dejo por ahora. Ich liebe Dich sehr viel [te
amo mucho],
Federico

113
Buenos Aires, martes 22 de agosto de 1972

Mi amor:
¡Qué suerte haber recibido ya hoy tu carta que me en-
viaste ayer! Sabía que me escribirías pronto, pero no me
imaginaba que hoy podría leerla. ¡Cuánto me llenó de ale-
gría! ¡No sabes cuánto te amo y te aprecio! Nuevamente, te
expreso que no puedo escribirte lo que siento ahora en mi
corazón, pues las palabras escritas no me alcanzarían. Ha-
ce apenas unos instantes, cuando estaba terminando de
orar, tuve que agradecer nuevamente a Dios por ti. Le di
gracias porque creo que eres un regalo de Él para mi vida.
La mano de Dios obrando es evidente, y pasado el tiempo
uno se da cuenta por qué sucedieron las cosas de esta for-
ma y no de otra.
Estoy seguro que Dios nos estaba guardando el uno al
otro para que podamos unirnos. Si no, no podría expli-
carme cómo una chica como tú, con la vida que tienes, tus
virtudes y talentos, no haya quedado comprometida antes
con otro muchacho. Pero nuestro Salvador tiene sus pla-
nes que son maravillosos, y como tales siempre nos dejan
asombrados. Por eso es que estoy agradecido a Dios por
haberte conocido, por poder amarnos, y por poseer la es-
peranza de que en un día no muy lejano podamos unirnos
definitivamente (al menos en esta tierra).

114
Las dudas y ciertos temores que tenía al comienzo de
nuestro noviazgo se van desvaneciendo. Es que uno recibe
la confirmación divina para proseguir adelante. Bajo «du-
das» entiendo una cierta intranquilidad o estado de alerta
que me cohíbe a entregarme totalmente; tener ciertos re-
paros y reservas. Pero ahora me es cada vez más evidente
que nuestra unión no procede tan solamente de un afecto
humano como lo podría tener cualquier otro mortal, sino
que veo la mano invisible de Dios como causante de esto.
Quizás alguno podría opinar que esto se debe a que uno
está más enamorado que al principio, y por eso se ciega y
valora a la novia en forma subjetiva y no imparcial, estan-
do afectados sus sentimientos. Esto lo podría refutar, ale-
gando que he buscado al Señor y deseado hacer su volun-
tad. Y Él jamás nos pondría a alguien en el camino para
que nos enamoráramos para luego hacernos pasar una
mala jugada. Sinceramente, pedí a Dios tiempo atrás, que
me dé una mente completamente rendida a su voluntad, y
en este asunto le dejé completa libertad: si debería tener
novia o no, si quedar soltero o casarme. Nunca le pedí en
este aspecto por algún deseo que tuviera, ya que carecía
del conocimiento de su voluntad sobre el estado civil que
habría de tener.
Debido a eso, te aprecio entonces, mi querida y amada
Marta, como ya dije antes, como un regalo divino (Romanos
8.28). Eso me llena de satisfacción y gozo en lo profundo de
mi alma. Te abro mi corazón para expresarte lo que siento y
te confieso que muy contadas veces en mi vida he hecho algo
similar, en el sentido de expresar mis sentimientos más ín-
timos. Pero entre nosotros, pienso que es necesario que lo
haga. No te estoy presentando ningún melodrama y ojalá en
todo se manifieste la aprobación del Señor y se cumplan sus
designios perfectos para nuestras vidas.

115
Cuando ayer le expliqué a la señora de Terranova lo
apurado que estuvimos a último momento (eso es común
en mí, voy a tener que cuidarme mejor en el cálculo del
tiempo) y di tus saludos, me contestó: «¡Usted tiene una
novia fabulosa!» Y estoy de acuerdo con ella.
Me animé ayer y coloqué la foto en un cuadrito sobre el es-
critorio [de mi habitación]. Creo que no va a haber problemas.
Veo que has de estar muy ocupada allí en Santa Fe. Es-
tuve haciendo algunas averiguaciones referente a tu profe-
sión. En otra oportunidad te diré más al respecto.
Anoche saludé brevemente a Roberto Casino, que vino a
ayudar a trabajar un poco en el coro del IBBA con el profe-
sor [Ricardo] Voth.
De Roberto [Rojas] no tengo otras noticias, aparte de
las que tuve cuando le hablé ayer. Espero que esta noche
aparezca por acá y conozca algunos detalles más. No te
preocupes, pues se encuentra bien.
Hoy llegó también una carta de Gudrun [Keller]. Quiere
saber cuándo voy para Santa Fe, para hacerme escuchar
un casete que le enviaron de Alemania con saludos de don
Ricardo Huck, adonde menciona su interés en mi partici-
pación en la formación de una asociación evangelística.
También me cuenta Gudrun que la iglesia alemana estaría
dispuesta a sostenerme financieramente. No hay más deta-
lles al respecto, y por eso quisiera saber más exactamente
acerca de esta oferta.
¡Ya lo creo que aparte de suerte, el Señor los protegió
durante ese percance! [con el tren]. En septiembre pienso
escuchar esas Danzas alemanas. Gracias por las otras co-
sas que me mencionas. Me dan tranquilidad y me ayudan
a comprenderte mejor. Dejo aquí. Hasta la próxima.
Con un beso muy fuerte,
Federico

116
Santa Fe, jueves 24 de agosto de 1972

Mi muy querido Fede:


Tengo ante mí tus dos cartas. El correo está en una de sus
buenas épocas parece, y tenemos que aprovecharla, ¿eh? Tu
expreso fue más que eso, un telegrama, pues llegó al día si-
guiente y tus dos cartas han llegado día por medio, de modo
que he tenido la alegría de tener una ayer y otra hoy.
Me hace feliz el saber que me querés tanto. Nunca he
tenido ningún tipo de inquietudes respecto a vos como
persona, como hijo de Dios y como lo que serías capaz de
darme: todo tu amor. Pero en cambio los he tenido respec-
to a mí, en el sentido de preguntarme si seré capaz de
brindarme a vos de la misma forma, con igual intensidad,
si sabré hacerlo.
Te digo esto porque, aunque te quiero mucho yo tam-
bién, y cada día sos motivo de gratitud y alabanzas al Se-
ñor de mi parte, hay momentos en que me siento bastante
apocada interiormente y me asusta que me valores de una
manera tan grande, viendo en mí cualidades o talentos que
quizás no lo son tantos ni tan loables, y entonces tengo
temor de fallarte, pues, aunque sé que los hijos de Dios
somos diferentes a los demás y el Señor nos da de su gra-
cia restaurándonos y haciéndonos cada vez mejores, tam-
bién por su Espíritu podemos ver que hay tantas cositas

117
que están donde no debieran, y otras que faltan donde ha-
ce tanto debieran estar.
Lo que ocurre, a mi manera de ver, es que quizá los de
afuera no alcanzan a advertir esas deficiencias en la di-
mensión real como uno mismo las puede ver.
No me entendás mal: vos no sos uno de afuera para mí,
pero me refiero a la apreciación de una personalidad a otra
y también a las otras personas que se forman un concepto
bajo una primera impresión. No estoy haciéndome la hu-
milde, de ningún modo, ni tampoco es esto un recurso pa-
ra que volvás a decirme cosas tan lindas (que me gustan
mucho, por cierto, y las espero). Es, sencillamente, lo que
creo con toda sinceridad y siento que debo decírtelo. En
algunas personas a veces ocurre que las pocas buenas cua-
lidades que posee se las ve primero que las otras y, poco a
poco, ante un mayor conocimiento, van apareciendo y en-
tonces uno comienza a pensar: «Ah, pero en esto o aquello
no es como yo pensaba».
Por favor, mi amorcito, no pensés que yo te estoy es-
condiendo algo o que te estoy preparando por si me des-
cubres en alguna. De ninguna manera. Y me sentiría muy
pobre y triste si me conformara con dar a conocer, a vos y
a los demás, un lindo panorama exterior solamente. Por
eso te pido que, aunque estés muy enamorado de mí y me
quieras mucho, pensés (aunque más no fuera alguna vez)
que quizás no sea tan extraordinaria como vos me ves, y
luego te preguntés si me querrías lo mismo.
De ninguna manera he de cansarme de recibir tus bre-
ves sermoncitos. No sólo eso, sino también te doy gracias
por ellos, puesto que vos habrás de ayudarme mucho en
mi vida espiritual como hasta ahora. Vos tenés un fervor
por el Señor y sus cosas que yo admiro y quisiera imitar.
Tenés uno de los dones más valiosos y hoy bastante esca-

118
sos: predicar el evangelio, y gran facilidad para entrar en la
evangelización personal. Me gustaría serte realmente idó-
nea en este sentido, encontrar la misión justa que me con-
cierne a tu lado de parte del Señor.
Me da mucha tranquilidad que esté creciendo en vos la
seguridad respecto a nuestro noviazgo. Esto por supuesto,
como un reflejo, produce seguridad también en mí. Me da
mucha garantía para seguir adelante con mayor confianza.
Te pido que tengás paciencia conmigo si considerás que
soy bastante fría respecto a comunicar mis sentimientos.
En esto sí que te gano por mucho, ¿eh? Lo que te puedo
asegurar es que no quisiera ser así en absoluto, pero así es
en realidad y tengo la esperanza de cambiar positivamen-
te, aunque sea en forma lenta. Creo que el Señor me ayu-
dará y me irá dando en este sentido de lo mucho que me
falta. ¡Me decís siempre cosas tan agradables en tus car-
tas!, pero me doy cuenta que ni aún en esto te correspondo
de igual forma, no tengo esa facilidad.
Esta noche (son las 23 ahora) estuve en la iglesia con tu
mamá. Le di tu monicarta,25 la de la estación. Ella está
bien y de muy buen ánimo. No recibió nada tuyo todavía
hasta hoy.
Al salir de la reunión, en la esquina de la iglesia hubo
uno de los tantos líos que han habido hoy aquí: un grupo
de muchachos prendieron fogatas e hicieron barricadas
con piedras y maderas que sacaron del edificio que está en
la esquina (calle Sarmiento). Pudimos presenciarlo desde
la puerta del templo. Gritaron un poco y desaparecieron
corriendo. Todo el día ha estado revolucionado aquí con
motivos del sepelio de uno de los guerrilleros muertos en
Trelew, un muchacho [Alejandro] Ulla,26 a quien conocí en
la Escuela Normal. Gente, policías, corridas, gases, todo el

119
día y por toda la ciudad. Es terrible el estado de convulsión
que se está viviendo. Sin dudas de que el fin está cerca.
Me da mucha tranquilidad lo de Roberto. Creo que
aprenderá bastante a través de esta experiencia. Dale mis
saludos.
Qué bien que Roberto Casino vaya al IBBA por el coro.
Tiene gran habilidad para eso.
Bien, mein lieber, lamento que ésta no haya podido salir
hoy pero confío que pronto estará en tus manos. Yo tam-
bién estoy muy contenta por tenerte en mi camino y en mi
vida. Sin duda que hemos de reconocer la mano del Señor
siempre en cada detalle. Indudablemente, hemos avanza-
do en forma considerable en nuestras relaciones hasta hoy,
a pesar de los paréntesis de separación, y por mucho que
nos reste todavía, no nos ha de faltar la mano de nuestro
buen Dios guiándonos como hasta ahora.
Mi querido, hasta la próxima. Gracias por no demorarte
nada en escribirme. Te envío un saludo muy cariñoso lleno
de amor para vos.
Te besa,
Marta

120
Buenos Aires, sábado 26 de agosto de 1972

Mi amor:
Muchas gracias por tu carta que recibí hace unos mo-
mentos (mejor dicho, hace unas horas). Recién acabo de
subir [a la habitación]. En la capilla tuvieron una reunión
los pastores evangélicos de Buenos Aires de diferentes de-
nominaciones. Estaban los principales «capos» de las igle-
sias. El motivo era determinar qué hacer con la evangeli-
zación para el año próximo con Luis Palau (para hacerla
en masa, en algún estadio).
Concluyendo, decidieron reunirse nuevamente para
orar y buscar la dirección del Señor. ¡Qué bueno que está
latente en muchos de ellos ese deseo de programar algo en
base a lo que Dios haya manifestado antes, y no al revés.
Lástima que los bautistas y hermanos libres no estaban
presentes (salvo algunos que emigraron al movimiento)
pues como siempre, para salir un poco de lo común y ser
exclusivistas, no pertenecen a la Federación Argentina de
Iglesias Evangélicas [FAIE] (institución esta que agrupa a
todas las denominaciones).
Mi amor, voy a cortar. Son las 15.50 y tengo que salir
con Roberto a Villa Tesei, pues me invitaron a predicar.
Esta noche continuaré.

121
(Domingo 27) No pude continuar anoche debido a que
me acosté tarde. Te mandan saludos y preguntaron cómo
te fuiste de Buenos Aires. Ahora tampoco voy a poder es-
cribir mucho, pues dentro de unos minutos salimos para
Encuentro.
Amorcito, me llena de alegría recibir tus cartas, y cono-
certe mejor a través de lo que me expresas. Quisiera ayu-
darte en todo lo que pueda y esté a mi alcance. No tengas
ningún tipo de temor. Nunca pensé que me estarías ocul-
tando algo. Así que nunca me hecho problema por eso. Me
gusta tu manera de ser y tu actitud. Por eso, no quisiera
que te esfuerces a ser diferente de lo que eres. Bien que
veas cosas en tu vida que deberían cambiar —y ojalá que lo
veamos siempre, ya que nos falta tanto para llegar a ser
como Cristo—, pero sé siempre Marta, genuina como eres,
con tu propia personalidad.
Pienso que hemos recibido un carácter y nuestra perso-
nalidad se ha formado de una manera determinada. En esa
forma de ser debemos entregarnos al Señor, y Él nos utili-
za en base a lo que tenemos. Cada cual, con su personali-
dad, puede alcanzar a personas determinadas, a las cuales
el otro no podría llegar. Y nos hemos de conformar así co-
mo somos y dar gracias al Señor por ello.
Otra cosa diferente es si tenemos un carácter pecamino-
so, arrebatado, soberbio, liviano, etcétera, que contradiga
las enseñanzas y modelos de la Biblia. Según Efesios 4.31;
5.4 y Colosenses 3.8 esas malas cualidades del viejo hom-
bre deben desaparecer y ser suplantadas por las de Colo-
senses 3.12-14 que, en resumidas cuentas, se pueden sinte-
tizar en el amor. Así que Marta, no te hagas demasiados
problemas. Además, mientras más nos vayamos conocien-
do y comprendiendo, a medida que pase el tiempo, más
vamos a ir amoldándonos el uno al otro y adaptándonos.

122
Recuerdo que mi madre me dijo hace años, que los ma-
trimonios felices se los reconoce porque los cónyuges se
asemejan. No sé si se puede firmar esto como una defini-
ción, pero creo que es cierto, no en la parte externa facial,
pero sí en los modales, actitudes y formas de ser.
Me gustas mucho en tu manera, y no me gustaría que
seas de otra manera que no fuera la tuya. Me gustas cuan-
do eres dulce y cariñosa. Me hace sentir feliz y seguro tu
amor hacia mí. Creo poder decir, sin temor a equivocarme,
que nos comprendemos muy bien. Todavía no hemos ago-
tado los temas que deberíamos tratar, pero estamos de
acuerdo en todas las cosas. Viendo otros noviazgos —aun
entre evangélicos— podemos y debemos dar gracias a Dios
por nuestras buenas relaciones.
Mi querido amorcito, como en todos los casos, pasando
el tiempo van a aparecer dificultades, problemas, malen-
tendidos, disgustos, etcétera. Lo menciono pues sabemos
que son inevitables en cualquier noviazgo o matrimonio.
Así que no nos extrañemos si algo de esto llega a pasar al-
gún día (ojo, no estoy anticipando nada extraño, no te
creas, ¿eh?). Lo menciono para expresarte que sobre todas
las cosas, aún en las negativas que pudieran venir, el Señor
ha de estar encima de todo, y Él es el único que da la paz,
el amor y la comprensión mutua. Sé que Él lo va a hacer y
vamos a ser también felices en todo. ¿No te parece?
Dejo aquí. Son las 9.33 y recién vino David [Constance]
para avisarme que salimos.
(Lunes 28) Ayer estuvimos en Encuentro. Dedicamos un
tiempo bastante prolongado al mediodía para orar. Hubo
confesión de pecados, que nos ayudó a todos a acercarnos
sinceramente a Cristo. Dios contesta las oraciones. ¡Gloria
sea a Él! Mientras orábamos por nuestros vecinos, tocan el
timbre, voy a atender y eran tres niños que querían saber

123
cuándo hay reuniones. El próximo domingo vendrán.
Con Eduardo oramos para tener la oportunidad de ha-
blar con alguna persona claramente del evangelio, y al salir
por la tarde [para hacer visitas], pudimos hablar largo y
tendido con una señora y otro hombre (de tendencia iz-
quierdista) que quieren que los visitemos la próxima sema-
na. Es maravilloso ver cómo hay corazones abiertos y de-
seosos de conocer la verdad. La señora se llama Cristina de
Corti, y el señor, Gasso. Tenlos presentes en tus oraciones.
Creo que siempre vengo pidiendo tus oraciones, pero
nunca te he agradecido por ellas. Lo quiero hacer en esta
oportunidad. Las aprecio mucho y son para mí muy im-
portantes. Dos motivos más: el próximo domingo tenemos
la reunión de canto, a la cual asisten muchos jóvenes de di-
ferentes partes. Tengo que dar el micromensaje (5 minu-
tos). Para ser breve, es más difícil. Pídele al Señor que me
dé de su Palabra algo desafiante.
A la noche tendré también que presentar el trabajo de
OM en la iglesia de D’Amico y hablar también sobre el
barco Logos. No quisiera que sea un informe solamente
sino un llamado a la movilización de los creyentes. Desde
ya, muchas gracias por tu apoyo en oración. Creo que es el
arma más poderosa con que contamos.
Mi querida Marta, espero que te vaya todo bien en el
trabajo y en la iglesia. Te extraño mucho, pero me puedo
consolar (conformar) con la foto que tengo delante mío
sobre el escritorio. Me hace recordarte con mayor intensi-
dad, queriendo tenerte más cerca.
Bueno, termino ofreciéndote mi más profundo amor y
cariño,
Federico

124
Santa Fe, miércoles 30 de agosto de 1972

Muy querido Fede:


Estaba mirando en el calendario que faltan bastantes
pocos días para que vengas: unos ocho o nueve, ¿no? Creo
que tu mamá te escribió diciéndote que este fin de semana
vienen Jorge y Raquel [Folta] a Santa Fe, por si acaso te
podrías colar, pero por lo que me contás en tu carta, veo
que tenés bastantes cosas que hacer esos días allá. Bueno,
no importa, por un lado, pues tenés que emplear muy bien
tu tiempo, pero por el otro… importa bastante, ¿no?
El sábado tuvimos la reunión del Hogar aquí, en la igle-
sia Del Centro. Estuvo bastante linda a pesar del mal
tiempo reinante: llovizna, viento y frío, sábado y domingo
íntegros. Me acordaba de la semana anterior cuando an-
dábamos bajo el paraguas por las calles de Buenos Aires.
Esta tarde estuve en un velatorio. El del padre de la se-
ñorita Sedrán. Vi allí a todos tus parientes, aunque sólo
pude saludar a [tu tía] Aurora y conversar un poquito con
ella. Al llegar a la escuela me enteré, y entonces, como te-
nía una hora libre, fui hasta allá [sala de velatorios], pues
queda a cinco cuadras de la escuela. Esta señorita (Emilia
Sedrán) y su hermana, ambas solteras y un poco grandes,
estaban muy tristes, ya que eran muy unidas a su padre —
un viejito de 84 años— desde que murió su madre hace 21

125
años. Estuve hablando unas palabras con ella, y le dije que
pronto iría a visitarla. Estaba pensando que podríamos ir
juntos allí, en alguna oportunidad.
Esta semana estuvo enferma mi mamá, en cama, con
una gripe y bronquitis bastante fuertes, de modo que tuve
un poco más trabajo que el de costumbre (cociné todos es-
tos días y según parece, bastante bien, pues mi papá y
Quela siguen en pie).
Sabía de la reunión que me contás que hicieron los pas-
tores en el IBBA, pues leí el anuncio de la misma en la re-
vista «Primicia Evangélica». Mandaron esta semana unas
cuantas aquí de regalo. Leí también que Palau está predi-
cando por Canal 9 todos los viernes a la noche. Esta revista
en realidad me gusta poco pues está ahora dedicada a ha-
cer propaganda al movimiento, casi en forma exclusiva.
Ayer conversé con tu mamá por teléfono. Estaba preo-
cupada porque no recibía tu carta. Recién ayer le llegó, por
eso me habló. A pesar que la mandaste el mismo día, ha
habido casi una semana de diferencia en recibirla (la ver-
dad, no está del todo mal que haya sido así y no al revés).
Me contó que te llamó por teléfono. Estos días estuvo otra
vez con dolores de cabeza muy fuertes, aunque ahora ya
anda bien. Lo malo es que no avisa a nadie cuando está así
sino después que pasó.
Mi querido, voy a dejar un poco por hoy pues todavía
me toca hacer de cocinera, y ya está por llegar mi papá pa-
ra la cena. Todavía no sé qué le voy a dar... en fin, algo
tendrá. A veces pienso cómo voy a hacer cuando tenga que
cocinar todos los días, para inventar siempre algo distinto.
¡Ah, qué dilema el de las pobres amas de casa! Un besito.
Hasta luego.
(Jueves 31) Hoy ha amanecido un día muy lindo, con mu-
cho sol y frío también. Escuché en el informativo que en

126
Buenos Aires también hay bastante baja temperatura. Espe-
ro entonces que no estés pasando mucho frío. Debes cuidarte
así no te resfrías y venís bien sanito la semana que viene.
Estoy muy de acuerdo con vos acerca de que el Señor
nos está guiando con tanta bondad a nosotros. Claro que
sé que llegaremos a tener algún un tipo de problema en
cierto momento, pero respecto a ello pienso lo mismo que
me decís en tu carta. No podría ser de otra forma. A veces
pienso que no tenemos mayor dificultad hasta ahora por-
que estamos tan poco tiempo juntos.
Tiene sus marcadas desventajas estar separados, pues
lógicamente el enfoque o reacción normal que tienen los
integrantes de una pareja que se encuentra por un breve
tiempo después de un paréntesis muy largo, será bastante
diferente al de aquellos que pueden verse tantas veces co-
mo quieran. Es cierto que uno está metido en el pensa-
miento del otro casi continuamente (además, ayudándose
con alguna fotito que esté a mano). Pero con estos dos
elementos (retratos y recuerdos) estamos corriendo el
riesgo de idealizar bastante al otro.
Lo hacemos hablar, andar, reír, pensar, etcétera, en si-
tuaciones reales o imaginarias, todo eso en el interior de
nuestra mente y corazón. Y entonces, cuando llega el
(¡muy feliz!) momento de estar un tiempito juntos, mu-
chas cosas coinciden con lo que habíamos «maquinado»
durante la ausencia y quizás otras no. Bueno, esta es una
simple reflexión nomás. Siempre sobre la base de que
nuestro Señor, que nos conoce sobradamente bien a cada
uno, ha previsto de antemano para sus hijos lo que les
conviene para su verdadero bien; por lo que esto no viene
a ser una preocupación ni mucho menos.
Pasando a otra cosa, mi querido, yo te amo así como
sos, y espero crecer mucho más en este sentido para tu

127
mayor felicidad. También siento mayor seguridad respecto
a la voluntad de Dios para nosotros y es motivo de gratitud
diaria el haber llegado ya hasta donde nos encontramos,
en el largo camino que tenemos que recorrer todavía.
Como siempre, espero tus noticias ni bien ésta entre al
buzón. Mis saludos para todos los amigos que conocí allá.
En especial a Graciela [Ramírez] y Alicia [Dienner], quie-
nes fueron muy amables conmigo, también Alejandro [Ja-
ruchik], Pablo [Darraïdou], el cordobés [Enio Chiarparín],
[Guillermo] Sedaca y también Roberto [Rojas].
Te besa, con profundo cariño,
Marta

128
Septiembre de 1972
Buenos Aires, sábado 2 de septiembre de 1972

Meine sehr geliebte Marta!


Soeben habe ich Deinen lieben Brief erhalten (acabo de
recibir tu querida carta). Sabía que más del sábado no podría
tardar hasta recibir contestación. Hace apenas unos instan-
tes que David [Constance] se fue para Encuentro. Me dio
permiso para quedarme «en casa» para escribirte y hacer
otros trabajitos (unos folletos para niños y una nueva impre-
sión del folleto ¿Me conoce? que vamos a sacar con mimeó-
grafo,27 pues resulta mucho más barato). Así que de este
modo pienso terminar de un solo tirón la presente.
He releído tu carta y me gusta tu forma de pensar. Estoy
muy de acuerdo con lo que dices. Veo que tienes una men-
te muy despierta y puedes captar con facilidad las cosas.
También considero como tú, que la distancia no nos ayuda
mucho en conocernos, pero no pierdo las esperanzas que
el próximo año pueda ser diferente la situación, ¿no? Dios
abrirá o cerrará las puertas según Él considere convenien-
te o no que vengas al IBBA. De eso no tengo dudas. Y creo
que eso sería para ti, y para mí, muy conveniente en todo
sentido. Por supuesto que no ignoro lo que eso significaría
para tu familia, Quela, tu profesión, etcétera, y es por eso
causa de preocupación también para mí.

130
No quisiera, mi querida Marta, ocasionarte ningún tipo
de problemas —en ningún sentido— ni siquiera que llegues
a tomar ningún tipo de decisiones sin que estés plenamen-
te convencida de su necesidad y eficacia. Y en este sentido,
de que vengas aquí el año que viene, tampoco quisiera
apurarte a tomar ningún tipo de decisiones, aunque por
supuesto no es necesario que te mencione cuáles son mis
deseos.
Es importante conocer la voluntad de Dios y la Biblia
nos exhorta a que seamos entendidos en conocerla. En
Efesios 5.17 dice: «entendidos de cuál sea la voluntad del
Señor». En Romanos 12.2 se nos enseña que no confor-
mándonos al mundo actual y renovando la mente a la
mente de Dios, podremos comprobar «cuál sea la buena
voluntad de Dios», que dicho sea de paso, es «siempre
agradable» (como dice allí).
En primer lugar, es agradable a Dios, y esto debemos
tener siempre en mente, analizando, investigando y exa-
minando si lo que hacemos está dentro de Sus planes per-
fectos («comprobando lo que es agradable al Señor», Efe-
sios 5.10) y nos da su aprobación. No sólo debemos con-
formarnos en hacer lo que Él nos exige y ordena sino nues-
tra obediencia ha de ir más allá, tratando de agradarle aun
en los detalles más pequeños, en cosas que sabemos que a
Él le gustaría.
En segundo lugar, el hacer esa voluntad de Dios es tam-
bién agradable para nosotros. Estoy convencido de que no
existe dicha más grande sobre la tierra, que saber que uno
está haciendo Su voluntad. Esto no significa que se va a
tener siempre delante un lecho de rosas, ni mucho menos,
pues estamos llamados a seguir a Aquél que llevó una vida
de humillación, pobreza y sacrificios. Pero al hacer esto,
siempre nos llenará de satisfacción.

131
Otra forma de conocer la voluntad de Dios es mediante
el método infalible que encontramos en Santiago 1.5. Es
una promesa maravillosa. Dios da a todos sabiduría, ¡y
cuánto la necesitamos para conocer su voluntad! La da a
todos y abundantemente. El requisito: orar con fe, creyen-
do que Dios la da, y aún agradecer anticipadamente, que
conforme a su promesa Él nos la dará. He puesto en prác-
tica esto, y puedo decirte que nunca me ha fallado y pude
resolver muchos problemas y decidir correctamente frente
a diversos dilemas que he tenido.
Bueno, vaya todo un sermón que me he mandado, «sin
querer queriendo» para que estés firme y segura en lo que
habrás de hacer el próximo año.
En tercer lugar, y por último, la paz de Dios —ese senti-
do de reposo, tranquilidad y quietud que uno siente en lo
profundo del corazón—, debe gobernar nuestros corazones
(Colosenses 3.15). Cuando esa paz es alterada, sentimos
intranquilidad y no podemos decir un sí categórico a lo
que hacemos, es una señal evidente que no estamos dentro
de su voluntad. Me alegro desde ya por los momentos jun-
tos que podremos pasar la semana que viene.
Han llegado un montón de jóvenes de las iglesias del in-
terior al Primer Congreso Vocacional. Se hace esto para
dar a conocer al IBBA y llamar a jóvenes al ministerio cris-
tiano. Están durmiendo con nosotros en las piezas, en col-
chones gomapluma (o sintéticos) bien finitos (pensando
en los que hacen falta para la Asociación). Si la carta no
tiene buena ilación es debido a que fui interrumpido varias
veces, y te podrás imaginar que el IBBA está en estos mo-
mentos revolucionado con tanta gente y movimiento.
Me gusta mucho la postal. Hacía tiempo que le había
«echado el ojo», pues me agradó el motivo. Muchas gra-
cias por ella. ¿Puedo esperar todavía quizás alguna breves

132
líneas tuyas? Te reitero nuevamente mi profundo afecto y
amor que siento por ti, querida Marta.
Recibe un sincero abrazo y beso de quien mucho te
ama,
Federico

133
Buenos Aires, miércoles 4 de septiembre de 1972

Mi caro amorcito:
¡Vaya qué sorpresas las que recibí hoy! Hoy no almorcé
en el IBBA. Me había invitado [Roberto] Jarczak (el de la
Comisión de Radio y Televisión) para poder charlar con él.
Había ido con el propósito de pedirle «algún dato, acomo-
do o informe para la posible posibilidad de cuándo (si pu-
diera ser) quizás, y tal vez…» venga mi amor a Buenos Ai-
res. Me dio alguna sugerencias y charlamos también la co-
locación de filmes en los canales de televisión.
Después me llevó en coche a CAVEA (Centro Audiovisual
Evangélico) y le entregué al hermano [Osvaldo] Casati los
bocetos para el long-play de negros spirituals. No me ase-
guró nada. Si no lo imprimen para Navidad, será para
principios del próximo año. Quedaron en avisarme.
Pues al regresar, cual no sería mi sorpresa encontrar
noticias tuyas (no las esperaba para hoy). Para mí también
fue un motivo de gozo y gratitud al Señor saber acerca de
la posibilidad de que vengas a Buenos Aires. Me ha dado
mucha alegría esto, sinceramente. Y pienso que Dios ha de
tener más de una sorpresa preparada para ambos el pró-
ximo año. ¡Toda nuestra gratitud sea a Él!
(Jueves 5) Mientras tuvimos reunión de oración ano-
che, me escapé un ratito para hablarle por teléfono a Jorge

134
Folta. No me podía comunicar varias veces que intenté.
Raquel me dijo que me había estado llamando toda la tar-
de, sin encontrarme. Ahora, lo que no sé, es qué tipo de
reunión se va a tener el jueves 12 por la tarde, donde ten-
dré que predicar. No me supo informar más tu prima, del
pedido que le había hecho su padre de informarme a mí.
Quisiera saber más o menos de qué se trata para que pue-
da ir preparado.
Desde ya, pido tus oraciones a mi favor para esa oca-
sión. Al darme ella con Jorge, éste me dijo lo que me con-
tabas de [Kent] Balyeat. Tendría ganas de hablarle ahora
mismo al pastor [Ignacio] Loredo, pero mejor me quedo
tranquilo y espero a que te conteste a ti. ¿O quieres que te
hable antes de viajar a Santa Fe?
Al igual que tú, querida Marta, me siento avergonzado y
gozoso delante del Señor, al contemplar todo su amor y
cuidado que tiene para conmigo. Me doy cuenta que no lo
merezco en absoluto, pues todo lo que procede de mi carne
es miserable, aun cuando aparente bien intencionado para
los de afuera. A través de todas las «falluteadas» que le ha-
cemos, sin embargo, su fidelidad no varía. Esto me llena
de gratitud hacia Él.
Otro motivo que me da gozo, es saber que Él contestó
otras oraciones respecto al folleto ¿Me conoce? (del IBBA).
Una persona [que tomó un folleto] se relacionó con nosotros,
pasamos la dirección al pastor de la zona donde vive ella, y
ayer me comentaba el secretario del IBBA que días atrás se
convirtieron varios miembros de su familia. Habíamos roga-
do que Dios utilice ese papel (folleto) para que algunas almas
sean salvas, y así fue. Hemos de aprovechar mucho más esa
arma poderosa que poseemos, la oración, si queremos que el
mundo entero sea alcanzado para Cristo.

135
Aquí en el IBBA, como ocurre generalmente para estas
fechas primaverales todos los años, los vientos amorosos
parece que soplaron bastante fuerte, pues en estas últimas
semanas (mejor dicho en una) se «arreglaron» tres pare-
jas. Son de segundo y tercer año. Algunos se las traían
desde hacía tiempo. Parecía como si fuese por contagio.
Veremos en qué queda todo esto.
Cuando te despaché mi anterior, me di cuenta que mi
pensamiento con respecto a la música había quedado in-
concluso. Lo que te quería decir —y es obvio que sabes— es
que muy poco y nada podré (pero quiero) ayudarte en tus
actividades musicales. Quisiera más bien que me enseñes
en cuanta oportunidad tengamos lo que yo sea capaz de
asimilar y pueda servirme. Lamento que no encontrarás en
mí el apoyo que bien te vendría para seguir desarrollándo-
te en la música y el canto, pero te aseguro por otra parte
que puedes contar conmigo (aunque sólo sea moralmente)
para que sigas adelante con ese hermoso talento (no sé ex-
presarme, mejor [lo hacemos] verbalmente).
Mañana tendré que llevar a la imprenta un nuevo folleto
que va a imprimir la Alianza Cristiana y Misionera (ACyM).
Tengo que terminar unos dibujitos todavía.
Aún no sé cuándo, exactamente, viajaré. Si no puedo sa-
lir en un colectivo que viaja a Resistencia con rusos, lo ha-
ré (Santiago 4.15) el miércoles 11 a las 19 desde Retiro, pa-
ra llegar a la madrugada del 12.
Desde ya me estoy alegrando por la oportunidad que
tendré de verte. Te extraño mucho, mi amorcito, y desearía
que estos días pasen mucho más rápido.
Con mucho y profundo amor por ti,
Federico

136
Santa Fe, jueves 7 de septiembre de 1972

Querido Fede:
Lamento no haber estado en casa esta mañana cuando
llamaste. En realidad, tendría que haber estado, por lo ge-
neral es así; pero hoy y ayer fui a trabajar a otra escuela de
mañana (la Presidente Beleno). Necesitaban reemplazante
y como es tan difícil conseguir me pidieron este favor. En
realidad, no hubiera querido hacerlo pues me resulta un
poco cansador luchar con los pibes mañana y tarde, pero
tenían esta necesidad y no me pude negar. Por eso no me
encontraste en casa.
Quela dice que te entendió muy poco lo que le decías,
pero creo que escuchó lo principal: que no venís. Yo ya es-
taba imaginándolo pues tu mamá me llamó por teléfono
contándome su conversación con vos, y que todavía no es-
tabas seguro de lo que ibas hacer. Aunque ella no quería
saber nada de que vinieras dos fines de semana seguidos y
me lo recalcó a mí.
Bueno, yo creo que si querés estar en el casamiento de
tu compañero [Alfredo Tosolini],28 no podrás hacer otra
cosa que cambiar tu viaje.
En cuanto a nosotros, «ya que hicimos treinta, hagamos
treintaiuno» según el dicho popular, y esperemos una se-

137
manita más. Me da lástima que este lunes, por ser el día
del Maestro, yo estaré libre todo el día, y el otro ya no será
así; hubiéramos tenido un día más (eso si pensabas —o
pensás todavía— quedarte hasta el lunes).
Estoy de acuerdo con tus reflexiones sobre la voluntad
de Dios. Yo te he dicho desde un principio, creo, que algo
que me haría sentir profundamente triste y frustrada, sería
contradecir a sabiendas la voluntad de Dios. El tener cla-
ras evidencias respecto a algo, pero por no estar dispuesta
o por conveniencias personales, no llevarla a cabo.
Por eso es que, respecto al tema específico que habla-
mos, yo no digo que no. Es más, en principio, estoy dis-
puesta a hacerlo y estoy orando por ello, pero la realidad
es que hasta el momento tengo un cierto desconocimiento
interior, una falta de definición. La verdad es que no sé
bien cómo expresarme, pero posiblemente me entendás.
Creo que tendría unos cuantos problemas si me fuera pero
no es esto lo que más me importa en estos momentos.
Bueno, de esto se puede charlar todavía en otra oportuni-
dad, pues el tema no está agotado, ¿no?
Olvidaba decirte que ya me estaba extrañando por tu
carta que no llegaba. Recién hoy llegó, ¿sabes?, junto con
la llamada telefónica.
Este fin de semana estuvieron Jorge y Raquel [Folta], y
Lydia [Poloha de Orne], pero yo no los pude ver pues no
fui a la iglesia. Me contó por teléfono Raquel que el sábado
fueron a cantar con el coro del Seminario29 a la Universi-
dad de La Plata y tuvieron una experiencia un poco amar-
ga pues los estudiantes se les reían en la cara cuando ha-
blaron y cantaron cosas de Dios.
Bueno, mi queridito, para que ésta salga pronto, tendrá
que ser breve, además que… «lo bueno, si breve, dos veces

138
bueno» (si es que a ésta se la puede llamar buena). Creo
que podrás escribirme todavía antes de que vengás, ¿sí?
Hasta muy pronto, te saluda con profundo cariño, quien
mucho te quiere,
Marta

139
Buenos Aires, viernes 8 de septiembre de 1972

Mi deseado amorcito:
La verdad es que en vez de escribirte estas líneas hoy,
tendría ganas de irme aprontando para viajar a Santa Fe,
como tenía programado desde hace algunas semanas. La
carta de mamá que recibí el lunes, sin embargo, me hizo
entrar en un conflicto por algunos días: cuándo debería
viajar. Pues el casamiento de [Alfredo y Cristina] Tosolini
el sábado 16 ya estaba comprometido desde hacía meses.
Te puedes imaginar, tesoro mío, cómo me dejó esto de te-
ner que postergar —aunque sea por una semanita más— el
tan ansiado viaje para poder verte nuevamente. Así, medio
dudoso como estaba, decidí tener que viajar la próxima
semana.
Creo que el Señor me habló claramente ese día por me-
dio de un versículo en mi devocional: Deuteronomio
32.52. Moisés, a pesar de todos los anhelos, deseos e in-
tenciones que había tenido de entrar en la amada y prome-
tida Canaán, se le prohibió hacerlo. Y así tuvo que confor-
marse y quedarse al otro lado del Jordán. Sinceramente,
me cuesta mucho comprender el grado de resignación que
debió aprender y la madurez espiritual alcanzada, como
para no ponerse a protestar y quejarse de esa «injusticia»
de Dios. Tuvo que aguantárselas y no pudo darse el lujo de

140
estar a donde tanto hubiera querido estar. Y yo doy gracias
a Dios, pues Él siempre nos habla de alguna manera a tra-
vés de la Biblia y esto nos reconforta y alienta.
Otra cosa. El ruso Alejandro [Jaruchik] va a viajar para
la celebración del 25º aniversario de una iglesia eslava en
Margarita (Santa Fe). Así que haremos el viaje juntos has-
ta Santa Fe y él continuará viaje luego.
Invitamos para mañana sábado a los del Seminario para
jugar al vóley y ping-pong, etcétera. Vendrán por la mañana.
¿Te has recuperado plenamente de tu gripe? Debes cui-
darte mucho, pues estos días son traicioneros. Y tu madre,
¿cómo se encuentra de salud? Dale mis saludos, igual que
a tu padre y Quela. Por aquí las chicas y otros muchachos
te retribuyen los saludos.
Recibe mis más cálidos deseos de que nuestra relación
pueda llenarte de plena felicidad durante toda tu vida. A
mi muy querida maestrita, en su día 11/9 (si es que llega el
lunes), la besa con mucho amor,
Federico

141
Buenos Aires, lunes 11 de septiembre de 1972

Meine liebe!
Muchas gracias por tu carta que acabo de recibir. Espe-
ro que en el presente día puedas descansar de tus activida-
des acostumbradas y lo pases bien. Desde ya, ¡mis más cá-
lidos afectos a la maestrita de mis amores en su día! En el
comedor me preguntaron si yo te había escrito felicitándo-
te por el día del Maestro.
Por cierto que te tengo a no más de unos 30 centímetros
delante de mis ojos, en la foto que sacó David. La tengo
siempre sobre mi mesa. Esto me hace sentir, aunque sea
un chiquito, más cerca tuyo. Y no veo el día que pueda es-
tar de vuelta allá para verte nuevamente. Ojalá el Señor
nos quiera conceder días de verdadero acercamiento y co-
nocimiento mutuo. Desde ya, estoy a tu disposición para lo
que quieras que hagamos y tratemos lo que debamos. Qui-
siera que me puedas contar cómo te va en todo sentido.
Así podremos ayudarnos mutuamente, compartiendo
nuestros problemas y bendiciones.
Por mi parte, doy gracias —como tú también lo haces—
por ti cada día, y no dejo de implorar que Dios te dé cono-
cimiento de Su voluntad y te llene del Espíritu Santo.
Como te había contado en la anterior (si no me equivo-
co) el sábado vinieron los del Seminario. Entre ellos esta-

142
ban Jorge, Hugo y Luisa. Conversamos un poco de todo.
Así que la muy pícara de mi querida novia hace lo mismo
que mi mamá: cuando se enferma y tiene que guardar ca-
ma no avisa a nadie sino hasta que se mejora y levanta. Pa-
rece que han adoptado el mismo sistema, ¿no? ¡Ajá! ¡Que
no vuelva ocurrir, eh! Mamá me lo había dicho por telé-
fono antes. Supongo que ya estarás bien sanita.
Los del Seminario nos ganaron algunos partidos, y
nuestras chicas a las suyas en vóley. Como desde hace por
lo menos tres años, esta vez tampoco podía fallar, y es por
eso que también tuvimos un «otro sábado lluvioso» al en-
contrarnos con ellos.
En Encuentro seguimos adelante. Tenemos varias casas
que podemos volver a visitar y, sinceramente, estoy admi-
rado de los corazones abiertos que encontramos. Es un
trabajo de paciencia, y debemos proseguir cuidando esos
contactos.
Tesorito mío, te dejo unos versículos que leí esta maña-
na: 3 Juan 2 y 13-14. Hasta prontito.
Te amo mucho,
Federico

143
Santa Fe, martes 12 de septiembre de 1972

Muy querido Fede:


Hoy recibí tu cartita del viernes (llegó el martes, no el
lunes, pero tiene el mismo valor). Te iba a escribir igual,
pues después que envié la anterior, David [Folta] me habló
para que te dijera algunas cosas antes que vengas, para
que vayas pensando. Él quería escribirte pero anda dema-
siado atareado con su nueva casa, por eso me pidió que yo
lo reemplazara ya que a él le parecía que «algunas veces yo
te escribo». Se trata de lo siguiente:
¿Sabés que la campaña de evangelización en la carpa es
de 10 al 15 de octubre, no? Entonces, él quería hacerte un
pedido oficial, en nombre de la comisión, para ver qué po-
sibilidades tendrías de colaborar el fin de semana anterior
(sábado 7, domingo 8), organizando con [el pastor] Mozzi
y no recuerdo quién más, la visitación en la zona de la car-
pa. Por supuesto que ya antes se hará algo, pero esos días
serían los más intensivos. Si esto no te fuera posible, en-
tonces él decía que sería tan bueno como lo anterior, si
podés estar algunos días durante la campaña, teniendo en
cuenta que el 12 (jueves) es feriado. Yo no sé cómo anda-
rán tus cosas para esos días, respecto a estudios o exáme-
nes u otro compromisos pero… creo que no estaría mal si
vinieras, ¿no creés?

144
Yo comencé ya el sábado y domingo pasado con la pre-
paración del coro unido. Hay bastante gente de las tres
iglesias, más de lo que yo esperaba. Estamos ensayando
los sábados y domingos después de las reuniones de la no-
che, una vez en Nordeste y otra en la iglesia Del Centro.
Así seguiremos hasta la campaña, pues queda muy poco
tiempo y recién comenzamos.
Estoy pensando que si querés que te acompañe el sábado
al casamiento de tu amigo [Tosolini], tendremos algunos in-
convenientes (nunca faltan) por cuestiones de horarios y
demás. Resulta que hoy me anunció la directora de la escuela
que el sábado a las 19.30 debo asistir obligatoriamente a un
acto, en representación de la escuela, con otra maestra. De
esto no me puedo salvar de ningún modo pues se me cuenta
la asistencia como un día común de trabajo. No tengo idea a
qué hora terminará eso o si me podré escapar antes.
Otra cosa es con respecto al ensayo del coro, que co-
mienza alrededor de las 21. Bueno, no te hagás problemas,
pues de alguna manera hemos de arreglar las cosas lo me-
jor posible cuando vengás.
Mi papá me preguntaba cuándo venís pues hubiera que-
rido que le ayudaras en la diagramación del dibujo y slo-
gan para la campaña. Pero ahora ya lo tiene hecho, con la
ayuda de todos un poquito aquí en casa. Lo hicimos cam-
biar de idea la Quela y yo y entonces salió otra cosa distin-
ta a la que vos habrás visto, ¿recordás?
Hasta muy pronto, querido flaquito, recibí mi profundo
cariño,
Marta

145
Buenos Aires, miércoles 20 de septiembre de 1972

Mi muy apreciado amor:


Desde ya, que la presente va a ser muy breve, y le segui-
rá una más extensa a la brevedad. Lo hago así pues me
quedé dormido más de la cuenta con la siestita recupera-
dora que me pegué. Son las 17.35 y quiero todavía escribir-
le a mamá para que se tranquilice.
Mi amor, me he sentido como te lo expresaba verbal-
mente, muy contento a tu lado. Fueron poquitos los días
pero creo que los aprovechamos bien. Me gustas mucho en
tu forma de ser y creo poder decir, sin equivocarme, que ya
te conozco bastante bien y sé de tu carácter. El conocerte y
sentir tu amor hacia mí me llena de gratitud, y en especial
a nuestro Salvador.
Antes de olvidarme: hablé con [Arnoldo] Canclini acer-
ca de lo que me comentaste sobre los derechos de autor
que se percibían recién a partir de la segunda edición. Él
no conocía tal disposición legal en la Argentina. Todo debe
estar estipulado en el contrato que se haya hecho. Pero de
esa ley no había escuchado que existiese. Y creo que él de-
be andar bien ducho en el asunto. Así que, vaya a saber
qué matufiada habrán hecho con ese librito de canto.
¡Ah!, el viaje fue bastante bien. Nos levantamos única-
mente en Rosario. Llegamos al IBBA a las 7.10. Todo el

146
mundo preguntaba cómo me había ido, y varios lo hicieron
para saber cómo se encontraba mi amor. Como te dije,
termino cortito aquí. Con mucho amor te besa,
Federico

147
Santa Fe, miércoles 20 de septiembre de 1972

Querido:
Creo que estoy haciendo lo que debo (y quiero) hacer,
algunas horitas antes que vos, pues son las 13 ahora y
calculo que habrás terminado de almorzar hace unos mo-
mentos nomás, y ya estarás horizontal, recuperando las
fuerzas perdidas. Confío en que han tenido ustedes un
buen viaje y feliz llegada a Buenos Aires.
Yo fui hoy a la clase de piano. Al volver compré un rami-
to de unas flores muy bonitas que me gustan a mí, para es-
trenar el florero tan lindo que me trajiste. Quedó precioso;
me hubiera gustado mucho que lo veas. Lástima que no se
puede.
Hoy recibí una carta de Sharon Burtis, de los Estados
Unidos. Yo le había contado de las «buenas noticias» de por
aquí. Y me contesta urgente mandando muchas felicitacio-
nes, incluso en el remitente, en un sobre lleno de florcitas.
Ah, dicen sus padres que debemos esperarlos a ellos para ca-
sarnos, ¡que no lo hagamos antes, por favor! Y bueno, creo
que van a tener tiempo para volver sin apuro, ¿no?
Estaba pensando que podrías haber pedido el negativo
de la foto que tenés a David, para mandar allá si es necesa-
rio. Además, me hubiera gustado tener una a mí también.

148
Pienso que podrías escribir a Alemania, porque creo que
iríamos viendo la voluntad de Dios a través de lo que te res-
pondan. El Señor puede dar vuelta las cosas y hacer que nos
concedan ese sostén. Además, Él sabe que no hay un deseo
carnal, que de una u otra forma, sea como Él lo disponga.
Bueno cariño, se termina el papelito. ¿Te entusiasmaste
con el sobre gordito? Pero después de tanto, no te di anoche
la carta para Roberto. Saludos a los muchachos de la pieza.
Espero la próxima con alguna impaciencia, pero no hay
más remedio.
Recibe todo mi cariño y amor por vos,
Marta

149
Buenos Aires, sábado 23 de septiembre de 1972

Mi amor:
Recibí la carta tuya, y me hice las ilusiones por lo gordi-
ta que era. Pero no era todo para mí. Así que me quedé con
las ganas de haberte escuchado (leído) más tiempo. De to-
dos modos, me alegró mucho ella. Le di a Roberto la co-
rrespondiente parte.
Aurelia estuvo el jueves por aquí y preguntó por vos. Te
manda muchos saludos y creo que se ha propuesto escribir
a Santa Fe. Parece que le gusta el trabajo adonde está y me
contó que está más animada que durante las semanas an-
teriores. Viene todos los martes y jueves a las clases noc-
turnas y parece que lo disfruta mucho. Allí, de vez en
cuando nos saludamos y charlamos algo durante los minu-
tos de los recreos. Me invitó para el domingo 1º de octubre
para ir a almorzar a la casa de la hermana. No sé cómo ha-
cer con el tiempo para cumplir con las obligaciones en En-
cuentro, pero le dije que sí.
Ayer le hablé al Hermano (con mayúscula) [Haroldo] Sta-
cey que trabaja con Cramer. Ellos pertenecen a la Fundación
Evangélica Argentina [FEA] y tienen el estudio de grabación
CAVEA y la unidad móvil «Dios llega al hombre». Me dijo que
Cramer vive en Córdoba. Vendrá para Buenos Aires el vier-
nes 6 de octubre y partirá para Rosario, a donde visitará al-

150
gunas iglesias […] para poder estar en Santa Fe el 9. Por al-
gunas otras referencias, este hermano tiene un buen mensa-
je. Predica bien sencillo y es muy chistoso. Ellos se sujetan a
los planes y programas de las iglesias que los invitan. Luego
de allí continúan viaje para Entre Ríos, Corrientes, etcétera.
Viajan por todo el país predicando el evangelio.
Por otra parte, no tengo la última palabra de si los del
IBBA podrán ir. Espero la confirmación de Pablo y Alicia.
El director dijo días atrás que no quieren que durante esos
días se tomen responsabilidades de ningún tipo, para po-
der descansar y estar bien preparados para las semanas fi-
nales de clase que van a ser bien duras.
Así que los que puedan ir, sería en forma privada y no
como de parte del coro o cuarteto. Dile a tu padre que ni
bien lo tenga confirmado te comunico.
Anteayer fui a visitar a Miguel Lara, en Lanús. Pero resul-
ta que no estaba, pues trabaja. Tengo que hablarle por telé-
fono al trabajo. La señora de González que me atendió man-
da saludos a tu padre. Fui a ver a la vuelta de su casa la igle-
sia a la cual asiste Miguel: era Nueva Apostólica, y según me
expresó ella, a él no le gusta, pero no sabe dónde hay otra.
Trataré de relacionarlo con alguna, aunque no conozco muy
bien la zona pues está como a una hora de aquí.
Esta tarde tengo que hablar en una reunión casera en
barrio Norte, mañana predicar en Villa Tesei, y el lunes
tengo a mi cargo el devocional del IBBA para presentar la
forma de vender las Biblias en las estaciones de ferrocarril.
Pensamos hacer ese trabajo en [la estación] Belgrano R
como lo hicimos años anteriores.30
Como ves, mi querida Marta, nunca faltan las oportuni-
dades, pero lo que sí me falta es una mayor unción del Es-
píritu Santo. Estoy deseoso de que el Señor me quiera uti-
lizar. Hasta cierto punto, estoy cansado de la mediocridad

151
en que nos desenvolvemos como cristianos y veo la necesi-
dad de una renovación de nuestras vidas espirituales, de
tener más poder espiritual, de poder ayudar a otros a vivir
como verdaderos discípulos de Aquél que renunció a todo
lo que poseía para salvarnos.
Es mi anhelo que Cristo se manifieste cada día en mi vi-
da, en forma más evidente, y que otros puedan conocerlo a
Él personalmente. La vida sin frutos para Él es lo más des-
alentador. Pero gracias a Dios que tenemos la victoria y
podemos ser más que vencedores. Esto me llena de gozo.
Ayer pasamos en la capilla del IBBA la película «La Tie-
rra Santa». Vinieron como cien personas nuevas del ba-
rrio. Gran cantidad de judíos.
No voy a poder concluir esta carta sin hacer alguna
mención personal. No porque tenga que hacerla sino por-
que lo siento en mi corazón. Veo en tu carácter madurez y
un temperamento estable. Eso me da mucha tranquilidad
al saber que tienes una personalidad formada. Además, me
gusta el buen gusto que tienes, que lo he observado en re-
petidas ocasiones, durante nuestros paseos, observando
las casas, en el vestir, y en tantas otras cosas.
Me hace sentir realmente feliz, y el pensar que algún día
—como Dios disponga— podamos unirnos en matrimonio.
Tenerte como mujer sería mi dicha aquí en la tierra y po-
der gozarnos juntos durante el resto de nuestras vidas has-
ta que vuelva Cristo.
Mi querido amorcito, recibe mis más cálidos afectos de
ternura,
Federico

152
Santa Fe, lunes 25 de septiembre de 1972

Querido amorcito:
Todavía no he recibido nada más de vos, aparte del «te-
legrama» del día que llegaste. Bueno, digo telegrama pero
creo que me pasé, pues fue algo más que eso y te doy mu-
chas gracias. Mirá cómo son las cosas, esta vez tu mamá la
recibió antes que yo. El jueves a la tarde se la llevó el carte-
ro Mauricio [Jiménez], y mi papá me trajo al día siguiente
a la mía. Cosas del correo. Esperemos que no se les dé por
hacer huelgas o algo parecido, aparte que aumentar bas-
tante las tarifas dentro de muy poco.
Paso a contarte algunas cositas. Tu mamá, según me pa-
rece, anda bastante bien de ánimo. Hablé con ella por telé-
fono y entre otras cosas me dijo que ella confiaba en la
oración sincera, pues nosotros no podemos hacer otra cosa
desde aquí (referente a Puppi). Ella trata de hacer cosas,
salir, no pensar demasiado en esto.31 El jueves estuvo en el
culto de oración. El sábado se fue a las conferencias anua-
les de los hermanos libres. El domingo estuvo en nuestra
iglesia a la mañana, y por la tarde fue con doña Adelina
Sartor a la reunión de oración por la campaña en la iglesia
Del Centro.
Luego que terminó, como era temprano, quiso ir otra
vez a los hermanos libres, y fuimos las tres. Allí estuvimos

153
hasta que se hizo la hora de ir a nuestra iglesia, al culto de
la noche. Le gusta salir, especialmente con doña Adelina y
parece que se entienden bien. Tu mamá me decía ayer de-
lante de la hermana Sartor: «A esta Adelinita hay que pin-
charla un poco para que salga también». Las conferencias
estuvieron muy lindas. Muchas de estas cosas supongo que
te las contará tu mamá.
El coro marcha bastante bien, gracias al Señor. Aunque
tenemos que hacer los ensayos en horarios que son un po-
co cansadores para todos, sin embargo, hay bastante entu-
siasmo y apoyo. Aprendimos ya tres himnos y creo que
podrá ir uno más. Quiera Dios sigamos así. No ocurre lo
mismo en cuanto las reuniones de oración. Ayer a la tarde
éramos sólo diez personas y teniendo en cuenta que se tra-
ta de la Asociación es lamentable, ¿no? De esos diez, solo
tres o cuatro se puede decir que éramos jóvenes, los demás
personas bastante mayores. Ya se han hecho unas cuatro
reuniones, y a partir de la primera, que fue la más nume-
rosa, ha ido decreciendo notablemente el interés y la asis-
tencia. Yo no sé qué ocurre aquí, te imaginarás lo triste
que está don Folta al ver las cosas así. Pero no es todo ne-
gativo, pues hay algunos que muestran verdadero interés y
están trabajando.
El viernes hubo reunión administrativa [en Nordeste]. Yo
no estuve, pues como ya sabés, ese día voy a Esperanza, y
aunque otras veces he ido igual al volver de allá, esta vez me
sentía un poco cansada y en el ómnibus decidí no ir. Luego
me enteré igual cómo estuvo: como siempre, pocas personas
(la anterior no se pudo hacer por falta de gente, yo fui al vol-
ver de Esperanza y encontré cerrado). Bueno, entre las cosas
que se trataron está el asunto pastor, y como habíamos con-
versado aquí, hay la decisión de invitarte a vos en forma ofi-
cial. Como no había mucha gente se decidió hacer una

154
reunión extraordinaria el domingo 8 de octubre, a la maña-
na, para que todos se enteren de esto y se decida el pedido
oficial de la iglesia a Federico Bertuzzi.32
Ya podemos empezar a orar bastante por esto, ¿no? Vos
sabés más o menos lo que yo siento respecto a esto: no me
agrada mucho. Pero no quisiera ser un tropiezo para lo
que Dios disponga, aunque no me guste. Yo sé que hay un
buen grupo que te aprecia de corazón y te valora desde el
punto de vista espiritual y la bendición que significaría pa-
ra la iglesia y demás, y esto es sincero. Pero tampoco faltan
los que ven la «salvada» en cuanto a lo material, y esto es
lo que a mí no me cae.33 Bueno, de todos modos es un mo-
tivo muy importante de oración.
¿Ya escribiste a Alemania?
Fede, no sé si me decís algo respecto a los muchachos
que ibas a invitar. De todas maneras te pido que lo antes
posible me mandés a decir algo concreto, ¿eh?, si uno, si
dos, si cuatro, o si ninguno. ¡Hacé todo lo posible para que
vengan!
Hoy recibí una carta de Roberto Dergarabedian en la
que me pide, entre otras cosas, que yo integre la comisión
del Hogar Infantil. Aunque esto no es lo más importante,
te digo muy de paso nomás, que esto significaría tener que
hacer algún viajecito a Buenos Aires… y Rosario también,
una vez por mes más o menos. Tengo que responder ur-
gente antes del viernes. A mí me interesa muy en especial
la obra del Hogar y la creo importante, aunque difícil. Po-
siblemente acepte esto luego que piense bien si estaré dis-
puesta a ayudar en serio en lo que se necesite. Bueno, en
realidad estaría dispuesta, pero me refiero más que nada al
asunto tiempo, porque a veces uno se mete en muchas co-
sas y no hace ninguna bien. Tengo que hablar todavía con

155
otros aquí, que también serían designados para integrar en
otra condición, a esta comisión de ayuda al Hogar.
Hoy hace un mal tiempo aquí y llueve bastante. Esto
hace que me acuerde de vos. El día de la primavera fue
hermosísimo, mejor imposible, y sé que allá también. Me
acordé ese día también de vos porque me hubiera gustado
tanto que estés aquí… Bueno, no sólo estas poquitas veces
te he recordado. Demás está decirte que no necesito para
nada acordarme de vos, porque siempre estás en mi pen-
samiento, y entonces creo que es una redundancia acor-
darse de alguien en quien se está pensando.
Bien, mi amorcito, he llegado al final por hoy. Estoy es-
perando mucho esa «más extensa» que me prometiste.
Deseo que pronto tengás a ésta en tus manos, si es que tal
cosa resultara muy satisfactoria para vos.
Adiós, mi querido, hasta muy pronto, te besa,
Marta

156
Buenos Aires, jueves 28 de septiembre de 1972

Mi querido tesorito:
Por supuesto que tu querida carta me resulta «muy sa-
tisfactoria», como expresas en tu último párrafo de la que
recibí hoy. La estaba aguardando con ansias. No me expli-
co cómo no habías recibido todavía la más «extensa» (que
por cierto tampoco resultó muy extensa que digamos).
A pesar que dispongo de las tardes libres, me extraña
cómo se pasa el tiempo de ligero, y entre una cosa y otra,
se vuela. Recién se fue (lo fui) a un muchacho que quería
charlar conmigo. Le dije que vuelva dentro de una hora
debido a que lo que estoy haciendo ahora es «imposterga-
ble». Una carta del hermano [Cándido] Ramírez que recibí
el viernes pasado, y que comencé a contestarle el lunes, no
he podido terminarla todavía.
Hace un rato podría (tendría) que haber salido con Ale-
jandro [Naivirt] (el «alemán» de Entre Ríos) a vender Bi-
blias en la estación de ferrocarril, pero como yo estaba
orando cuando vino a mi pieza, lo dejé plantado. Por otra
parte, el secretario del IBBA me pidió si podía ir esta tarde
a la imprenta a buscar las muestras de unos tratados que
se van a imprimir (de los cuales tengo que dibujarle algu-
nas ilustraciones) y le dije que quizás podría ser mañana.

157
En esta Semana de la Biblia debía haberse colocado una
mesa y un cartel sándwich en la vereda del IBBA, como el
año anterior, para la venta. Pero tampoco me hice el tiem-
po para ello.
Con lo que te expresé antes vas a pensar que estoy ocu-
padísimo. No es cierto. Lo que me preocupa e intranquiliza
es el hecho —no de estar ocupado— sino de no alcanzar a
hacer todas las cosas que veo que podría haber hecho. Y
sin lugar a duda, que mucho de esto se debe a que me falta
organizarme mejor en la distribución del tiempo y saber
valorar las cosas por el orden de prioridad que tienen.
De todos modos me conformo pensando que nunca po-
dremos alcanzar a hacer todo lo que nos parece. Importan-
te es cumplir con fidelidad en las pequeñas cosas que se
nos asigna. Dios va a retribuir conforme a nuestra fideli-
dad y no de acuerdo a la cantidad. Recuerdo que eso me
insistía mi pastor [Willy Lehmann] en Berlín.
Me alegro que hayas recibido esa invitación para formar
parte de la Comisión del Hogar Infantil. Tu participación
la valoran mucho y seguramente va a ser una buena posi-
bilidad de ayudar (seguir) en ese trabajo. Quiera nuestro
poderoso Señor guiarte y ungirte con su sabiduría para
que sirvas de bendición a esas docenas de niños desampa-
rados y carentes de amor. ¡Qué importante es que ellos se-
pan del amor de Dios, pero a la vez, experimenten ese
amor en los brazos extendidos y los corazones abiertos de
quienes realmente están interesados en ellos!
Y sé que tú, querida Marta, tienes un corazón especial
de amor para los niños. Vayan mis deseos y oraciones, pa-
ra que el Señor te utilice en el cargo que ocupes, además
del de la música.
He mandado la carta a Alemania, pero no precisamente a
la DMG [Deutsche Missionsgemeinschaft, es decir, Fraterni-

158
dad Misionera Alemana] sino a don Ricardo [Huck]. Le expli-
qué cuál era la situación y le pedí aclaración sobre algunos
puntos. Espero que me conteste pronto. El viernes pasado vi-
sité al pastor [Alberto] Ziegler y charlamos sobre el asunto. No
me aconsejó nada concreto, pero estima mucho a Ricardo.
Querida, como en el asunto del noviazgo, así también
pienso que es en este aspecto. Hace más de un año, cuando
pensaba en ti y comencé a interesarme por mi actual que-
rida y preciosa novia, pensaba que si el Señor me la ha
puesto delante de mí, unos meses más o menos no ten-
drían importancia. Y así, esperando en Él, sé que el Señor
nos ha unido, ¿no es cierto? Y con respecto a las ofertas e
invitaciones para la Obra debe pasar algo similar, pienso.
Así que los apresuramientos para no perder alguna
oportunidad, creo que no corren en esta carrera cristiana.
Eso sí, en cuanto a la evangelización del mundo y en las
oportunidades para servir a otros, no podemos ni debemos
esperar. Hemos de actuar en el momento.
Faltan diez minutos para que cierren la estafeta, mi
amor. Al mediodía me habló Luisa Grazioli diciéndome
que viaja esta noche a Santa Fe. La verdad es que me hu-
biese gustado viajar también, para verte a ti.
Ayer tuvimos el picnic anual. Fue un día regio de sol y
una quinta de seis hectáreas de unos hermanos libres (la
familia Andrés, que son millonarios). ¡Cómo me hubiera
gustado que estuvieses conmigo!
Me imaginaba que la iglesia me haría alguna invitación.
Por supuesto, no podré responder nada por el momento, y
comprendo muy bien cuáles han de ser tus sentimientos al
respecto. Sigamos orando por este motivo. Una hermosa
promesa de la Biblia: Josué 23.14.
Te abrazo con mucho amor,
Federico

159
Santa Fe, jueves 28 de septiembre de 1972

Mi muy querido Federico:


Pienso que en algunos minutos que me quedan antes de
ir a la escuela, podré contestar tu querida cartita que recibí
ayer.
¿Qué tal andás? Espero que muy-muy bien. Yo, gracias
al Señor también, sin mayores novedades, aparte de contar
con una muela menos en mi boca, que esta mañana me sa-
có el dentista. Es una de esas que no sirven, según los
odontólogos, más que para molestar a los demás dientes y
cariarse pronto. En realidad, la mía no estaba muy bien,
por eso dejé que la sacaran. Pero me siento muy bien, ¿eh?
Mañana debo ir otra vez al dentista.
Anoche fui a visitar a Cándido Ramírez con mi mamá y
Quela. Está bastante mejorado, aunque la semana pasada
había tenido un atraso en el proceso de la enfermedad;
después que vos lo viste. Esto es una prueba seria para
ellos, pues aparte de la dolencia en sí, le significa un es-
fuerzo económico muy grande, por remedios y demás. Pe-
ro tanto él como Juana se sienten muy confortados y tran-
quilos. Todos los hermanos lo visitan con mucho cariño y
les está siendo de mucha bendición. Anoche tuvimos un
momento muy lindo de oración.

160
Me alegra mucho que Aurelia ande mejor. Dale mis sa-
ludos y decile que siempre espero sus líneas.
Me había olvidado de contarte en la anterior que otra
cosa que ocurrió en la iglesia es que se disolvió la comisión
de música. Esto lo resolvió la comisión de diáconos junto
con el pastor y después lo propusieron en la reunión ad-
ministrativa. Juan había hablado conmigo, diciéndome
que esto era «lo más conveniente» por ahora. Es decir, que
yo me encargue del armonio y el coro… y listo. Al no poder
Erika [Poloha], y no tener (según ellos) quien pueda ocu-
par su lugar […] entonces el camino más corto fue ese. En
fin, sólo el Señor sabe qué es lo más conveniente y qué no
lo es, ¿verdad?
Bueno, Federiquitito (así te decía tu mamá cuando eras
pequeñito), el reloj me dice que debo detenerme por aquí,
pero al volver de la escuela he de concluir.
Qué lástima que no podrá salir hoy ésta como es mi de-
seo. Dentro de unos minutos debo ir a la reunión de ora-
ción. Cuando llegué de la escuela, recordé que mañana de-
bo presentar las calificaciones de los pibes. Me puse a bus-
car el registro y… ¡no lo encuentro por ningún lado! Esto
es algo personal y no se puede extraviar. Además, si así
fuera, tendría que pasar un momento de lo más desagra-
dable. Me asusté bastante y revolví todo, aunque en reali-
dad yo suelo dejarlo siempre en el mismo lugar, pero allí
no estaba. La única posibilidad es que esté en la escuela.
Pensé entonces que tenía que hablarle a la vicedirectora y
explicarle.
Antes de hacerlo estuve orando para que esto salga
bien, pues ella podría llamarme la atención y enojarse bas-
tante, ya que debería haberme preocupado unos días an-
tes. Me puse en las manos del Señor y llamé, aunque con
cierto temor. Gracias a Dios, esta señorita no se enojó para

161
nada y me aseguró que lo había visto en la escuela. Maña-
na temprano iré a retirarlo. Te cuento esta historia, que no
tiene nada de original ni interesante para vos, simplemen-
te porque pude comprobar que nuestro buen Señor está
listo para sacarnos de cualquier apuro, y contestar la ora-
ción. Esto me hizo sentir su interés continuo por mí. Estoy
ahora tranquila y agradecida.
Ya he vuelto de la iglesia y continúo entonces con mi
trabajo literario. Estoy sola en estos momentos pues mi
papá está pintando los carteles para la campaña, y mamá y
Quela se han ido a la iglesia El Rey de Paz, pues hoy co-
menzaba la serie evangelística con el pastor Libert. Por
eso, en medio de este silencio que me rodea, te extraño
más, amorcito.
Mañana me espera un día bastante ocupado desde tem-
prano (yo llamo temprano a las 7, ¿está bien?) pero espero
contar con la ayuda del Señor en todo.
Muchas veces pienso con preocupación por qué estare-
mos viviendo bastante lejos de lo que es la vida cristiana
normal, como iglesia del Señor y como individuos. Es cier-
to que cansa la mediocridad, Fede, y no sólo eso, sino que
impide mucha de la verdadera alegría de ser cristianos.
Cuando escribo esto, me viene a la mente el versículo de
Salmos 62.8 que leyó hoy don Jorge: «Esperad en Él en
todo tiempo, oh pueblos». Quiera Dios que nunca perda-
mos esta esperanza.
Te agradezco mucho tus palabras para mí, aunque sigo
pensando que las cosas no son tan así y que tus juicios —se
comprende— no pueden ser muy objetivos ya… ¿no creés?
Ya que estamos en esto, quiero expresarte que aunque
no soy muy expresiva que digamos, sos para mí un mucha-
cho excepcional, en muchos sentidos, y antes que nada
como creyente. Yo sí que jamás me perdonaría el entorpe-

162
cer la vida de un joven que quiere servir (y sirve) al Señor
como vos lo hacés. Esto es en cierto modo uno de los serios
motivos de oración para mí: el llegar a ser una compañera
ideal para vos, pues creo que me falta para eso. Bien, mi
querido, aunque son pasadas las 23 tengo un trabajo que
hacer, no comenzaré entonces otra hoja.
Me despido besándote con profundo afecto,
Marta

163
Buenos Aires, viernes 29 de septiembre de 1972

Alabad a Jehová, porque Él es bueno; porque para


siempre es su misericordia (Salmos 118.1).

2/4/1972 – 2/10/1972

Querida Marta:
En nuestro medio año de noviazgo, valga la presente
como un muy pequeño y sencillo recuerdo de quien mucho
te ama. Es mi oración que Dios quiera cumplir sus propó-
sitos en tu vida y en la mía, para glorificación de su propio
Nombre.
Tuyo,
Federico

164
Octubre de 1972

165
Santa Fe, lunes 2 de octubre de 1972

Mi muy querido Federico:


He tenido el placer de recibir hoy, como vos querías
(calculaste muy bien y el correo te ayudó) la bonita tarjeta
con un significado tan especial para los dos. Hace exacta-
mente seis meses que el Señor trajo algo nuevo a nuestras
vidas, muy hermoso por cierto. Quiera Él continuar la obra
que ha comenzado, dándonos la sabiduría y el amor que
necesitamos y deseamos, para su gloria y para nuestra feli-
cidad. Quiero yo también enviarte un saludo muy especial
en este día y avisarte que me felicito mucho por tan feliz
acontecimiento.
Sabes, amorcito, me siento contenta de compartir que, a
pesar de mi propia pobreza, el Señor quiere guiarme y está
obrando respecto a la posibilidad de ir a Buenos Aires.
Anoche finalizó la serie con Libert en la iglesia El Rey de
Paz. Estuvo un cuarteto formado por alumnos del Semina-
rio, acompañado por su profesor Kent Balyeat, quien estu-
vo conversando conmigo por varias razones. Creo que vos
lo conoces, ¿no? Estuvo en la Convención [en Paraná] di-
rigiendo el Coro del Seminario; en esa oportunidad yo lo
ayudé con el piano.
Al saludarme me dijo que sabía que yo iba a Buenos Ai-
res el año que viene, a «calle Pampa». Le pareció muy bien

166
esto que le había contado Raquel de Folta. Mirá si será pí-
cara esta prima mía, supongo que lo habrá hecho en base a
sus propios deseos e intuiciones y también, porqué no, a
alguna «sugerencia» de por allí.
Le dio mucha risa al yanqui cuando le aclaré que yo no
le había dicho nada de esto. Le dije que esto era algo sobre
lo cual estaba orando y que entre otros, una de las cosas
que debía solucionar era el asunto del trabajo. Me dijo en-
tonces que él venía a ofrecerme, sabiendo que voy para
allá, un trabajo como maestra de Música de la escuela que
tiene la Iglesia Bautista de Nueva Chicago. Están buscando
mucho y no consiguen y le pidieron a Balyeat que les ayu-
dara a encontrar una. Me dijo también que, seguramente,
ellos querrán que trabaje asimismo en la música de la igle-
sia. Esto se vería, ¿no? Quedamos que él le diría al pastor
esta posibilidad, quien me va a escribir. Además, en Bue-
nos Aires se están haciendo cursillos de música en las igle-
sias (bautistas) y para esto también necesitan gente.
Te aseguro, Fede, que me dio mucha alegría porque, sin
hacer yo absolutamente nada, surgió esta posibilidad. Yo
no digo que esto se concretará. No sé, puede ser que sí o
que no. Pero me doy cuenta que el Señor se ocupa y si es
su voluntad que yo vaya, me dará la salida necesaria. Por
favor, querido, te pido que orés concretamente por esta
posibilidad.
El sábado en la tarde estuve en ese acto de los ex docen-
tes de la escuela Paso, que se había suspendido cuando es-
tuviste, ¿recordás? Allí me encontré con tus tíos Antonio y
Arminda [Bonet] y Aurora [Bertuzzi]. Pude saludarlos y
conversar, pero poco pues me tuve que ir antes al ensayo
del coro. Aurora «me mostró» a sus viejas amigas del alma
y les decía: «Se las muestro porque anda medio enredada

167
con mi sobrino Federico». Algunas de esas viejitas te co-
nocían a vos. Te imaginás los halagos que recibí, ¿no?
El coro marcha lindo, gracias a Dios. Anoche, como to-
dos querían escuchar a Libert, ensayamos después de la
reunión allá. Balyeat lo escuchó y le gustó mucho. Yo le
pedí que lo dirigiera, allí nomás lo hizo, ¡y tenías que ver
qué hermoso salió! Los muchachos del cuarteto se metie-
ron entre nosotros, uno de ellos acompañaba con la guita-
rra y se armó el coro. Balyeat tiene una habilidad y simpa-
tía muy grandes y lo aprovechamos muy bien, pues nos dio
una serie de indicaciones muy valiosas, además de hablar-
nos acerca del ministerio que un coro puede tener. Yo es-
taba muy contenta porque, aunque siempre les digo algo
parecido, es bueno que escuchen una voz nueva.
Él dijo algo muy importante: la gente ya no escucha, ca-
si, los sermones o conferencias, pero sí gusta de escuchar
música y canto, y entonces puede llegar el mensaje de esta
manera. Ayer, domingo, ellos fueron a la radio LT9, y es-
tuvieron en el programa «Peiso Show», muy moderno, pa-
ra gente joven y muy escuchado aquí. Cantaron, los repor-
tearon, tuvieron oportunidad de dar un testimonio claro y
Libert pudo predicar. En total 15 minutos, regalados. Esto
fue posible, decía Balyeat, por el canto; de otro modo no
hubieran conseguido ni un minuto, ni un anuncio gratis.
Cuando estaban en ese programa, los llamaron por telé-
fono del Canal 13 preguntando si podían ir hoy a la mañana.
Ellos están llegando a Buenos Aires, pero quedaron com-
prometidos para la próxima vez que vengan, que será el 1º de
diciembre, cuando nos visite el Coro del Seminario aquí.
Me dijo Luisa Grazioli que habló con vos. No pude saber
en detalle, pues estábamos todos apurados anoche, sólo
me pudo decir eso. Estuve en tu casa ayer. La noto bastan-
te bien a tu mamá. Cortamos muchas naranjas y nos reí-

168
mos bastante con un invento que hicimos para que las fru-
tas no caigan al suelo y se rompan. Los carteles para la
campaña están listos, quedaron preciosos. Libert fue a ver-
los anoche con mi papá y quedó encantado. Quiere que sa-
quen algunas diapositivas y se las manden.
Bien, mi querido, ya voy a terminar.
Creo que la próxima podrás decirme algo concreto so-
bre los muchachos, si vienen, y también cuándo exacta-
mente vendrás vos.
Recibí todo mi cariño y una sincera expresión de amor
por vos.
Te besa,
Marta

169
Buenos Aires, martes 3 de octubre de 1972

Mein lieber Schatz!


Gracias por tu cartita que recibí hoy. La estaba esperan-
do, como todas tus cartas, con ansias.
Algunas muelas mías están todavía pendientes para co-
rrer la misma suerte que corrió la tuya. Mi tío Antonio
[Bonet] me dijo que «la próxima vez que vaya, me la haga
sacar». Pero como todavía no me molesta, no me he deja-
do ver por su consultorio.
¿Pudiste encontrar el registro? ¿En qué habrá estado
pensando mi dulce maestrita para dejar para último mo-
mento la calificación de sus alumnos, eh?
En las tardes por lo general estoy en mi pieza. Pablo
atiende la biblioteca (le faltan tan sólo 17 días para casarse
por el civil), Alejandro y Rubén trabajan afuera; así que yo
me quedo solo con diversas tareas.
Como tú mencionas, también yo te extraño mucho y mi
mente divaga pensando en los momentos pasados juntos
con anterioridad (que fueron siempre muy hermosos para
mí), o imaginándome lo que estarías haciendo ahora, o
cómo y dónde estaríamos juntos en el futuro. ¿Cuántos de
estos sueños se realizarán? No sólo mientras estoy en la
pieza te recuerdo con cariño, sino casi en cualquier lugar y
circunstancia. Querido amor: aún cuando «mis juicios no

170
pueden ser muy objetivos ya» (como me escribes sobre mi
valoración de tu persona), sin embargo, no tienen necesa-
riamente porqué ser contrarios a los objetivos. En definiti-
va, o que objetivo o subjetivo, o como sea, me gustas mu-
cho y de igual manera te aprecio y amo. Me llenas de gozo
y satisfacción. ¡Ojalá que el Señor siga guiándonos en su
camino y nuestras vidas permanezcan siempre totalmente
sujetas al señorío y dominio de Jesucristo!
Es mi oración que puedas seguir desempeñando fielmente
tu ministerio en la iglesia con el valioso talento musical que
posees. Tú sabes que no comprendo casi nada de eso. Por
supuesto que te habrás dado cuenta de todo lo que he fanfa-
rroneado con mi título de profesor [de Teoría y Solfeo], adi-
vinando algunas piezas radiales, y otras cositas más. A duras
penas soy capaz de distinguir un instrumento de otro, pero
puedo decirte que me gusta mucho la música […].
También me causa mucha dificultad discernir la calidad
artística de lo que escucho. Seguro que ya te cansarán mis
expresiones: ¡qué buena música!, ¡qué bien que cantaron!,
¡es lindísimo!, por aquellas interpretaciones que quizás te
hagan doler tus oídos. Lo sé. A mí me pasa algo similar
cuando alguien elogia algún dibujo, cuadro, letras, etcéte-
ra, que yo no los puedo aceptar como buenos, artística-
mente. Entonces, me molesta que los demás pasan por alto
los defectos. Volviendo a la música, y en especial a la igle-
sia, espero y deseo que puedas tener mucha paciencia y
gracia divina para esta tarea. Búscate la colaboración de
otros hermanos(as) con ese talento y que te apoyen.
He comprobado una vez más cómo el Señor contesta
oraciones. Estuve orando durante el mes pasado para que
me concediese conducir algún alma a que acepte a Cristo
como salvador. El mes se estaba acabando y ciertas dudas
me acosaban, sobre si recibiría oportuna contestación a

171
mis ruegos. Había llegado el último día de septiembre y no
sabía de nadie que se hubiera convertido. Ese sábado pa-
sado comencé a tener convicción que el Señor tendría que
escuchar mi oración de todo un mes. Luego que pasamos
«Los inquietos» [película de Billy Graham] en el IBBA,
charlé con un pibe, Ángel (11) que quería recibir a Cristo.
Estaba ya preparado y es muy despierto. En su oración ex-
presó: «Señor, perdona mis muchas maldades». Otro se-
ñor, Carlos, también oró conmigo diciendo recibir a Cristo,
aunque quedó inseguro.
No sé… Antes que terminase la película se retiraron tres
muchachos: Rubén, Mario y Alberto para charlar con al-
guien. Rubén (17), el más interesado y tocado, después de
haber charlado como una hora, dijo que quería recibir a Cris-
to. Al hacerle la invitación para ese momento, dijo que no,
que lo quiere pensar bien, pero que volvería esta semana.
Desde el principio, me aclaró que estaba lleno de mentiras y
que se encontraba vacío. Ora por favor por ellos, para que se
conviertan, y que los otros puedan crecer. Esto me mostró
nuevamente cómo el Señor escucha y contesta nuestras ora-
ciones. ¡Gloria sea a su Nombre por ello!
El domingo fui a almorzar a la casa de Isabel (hermana
de Aurelia). Estaban ellas dos y otros dos muchachos más.
Estuve solo alrededor de dos horas, pues tenía compromi-
so con Encuentro. Les daré tus saludos esta noche. Prácti-
camente, no hay posibilidad de que viaje alguien del IBBA
para cantar en Santa Fe.
Mi amor, te abraza fuerte y besa,
Federico

172
Santa Fe, jueves 5 de octubre de 1972

Querido Federico:
Voy a contestar dos cartas tuyas. Cuando ya había ce-
rrado la última, recibí la que enviaste el día anterior a la
tarjeta. De modo que tuve dos en el mismo día. Hoy recibí
tu última y te felicito porque esta vez has estado muy escri-
tor (no me puedo quejar). Ahora yo no tengo la culpa que
vos hayas recibido menos, ¿eh?, porque, si me llegan dos
juntitas, yo te contesto en una sola, pero «que vale por
dos» (¿será?).
¡Ah…! te pesqué un error en tu ortografía alemana: has
escrito «mein» en el lugar de «meine». Bueno, bueno, creo
que eso no debería suceder, ¿eh? Eso se deja para mí, pero
no para un experto ciudadano germano.
Qué lástima que no puede venir nadie de allá. Hubiera
sido tan lindo. Igualmente, trataremos de arreglarnos. Los
carteles ya están colocados: uno en Primera Junta y San
Jerónimo, y el otro en el lugar de la carpa. Anoche coloca-
ron el último. Hay un grupo que está trabajando bastante,
gracias a Dios. Ya están listos los afiches, falta pegarlos en
las paredes. Esta tarde, desde las 17, comienza la salida por
el barrio repartiendo invitaciones. Esto se hará todos los
días, desde hoy hasta la campaña.

173
Estoy pensando que ya te he contado casi todas las noti-
cias que tenía en la anterior, y desde entonces no hay ma-
yores novedades.
Desde ahora hasta fin de año tendré un período bastan-
te agitado en todas mis actividades. Casi siempre ocurre lo
mismo, pues es al finalizar el año cuando se debe concluir
con todo lo que se está haciendo. En la escuela me toca,
como siempre, preparar algún número musical para la
clausura de clases. Todavía no tengo idea de qué puedo
hacer; ando sin inspiración y la fecha se me viene encima.
Tendremos que hacer algunas presentaciones con el Coro
de Niños del Liceo, también con el de Esperanza. Pronto
comenzaremos con el programa de Navidad y en medio de
todo lo anterior, quisiera estudiar lo suficiente como para
hacer los exámenes de Piano y Armonía. A veces me entra
ansiedad cuando pienso en todo lo que tengo que hacer,
pero luego recuerdo que otras veces, con la segura ayuda
del Señor, he podido concluir con todo.
Mi amorcito, ¡no te enojés si esta es tan cortita! Es que
ya debo irme a la escuela y quisiera despacharla cuando
baje, para no esperar hasta el regreso, ¿sí? Te agradezco
todo cuanto me das de vos mismo. Es muy valioso para mí.
Ya crearemos entre los dos una nueva postura filosófica
acerca de lo objetivo-subjetivo. Sobre este asunto ha sido
muy concluyente tu planteo.
Recibí los cariñosos saludos de quien te ama y espera
pronto,
Marta

174
Santa Fe, sábado 7 de octubre de 1972

Mi querido:
Aunque creí que la anterior sería la última de mi parte
—por esta vez, por supuesto— veo la necesidad de contes-
tar la que recibí hoy; espero que llegue antes de que volvás.
¿Así que la primavera hace de las suyas por allá? Bueno,
lo que aquí hizo el otoño, allá lo hacen las flores.
Recién llegó María Luisa de Chito, para hacer los him-
narios conmigo. Son las 14.30 y tengo un poco de sueño,
pero moviéndome un poco se me irá. La haré esperar un
momento hasta terminar la presente, vale la pena, ¿no?
Me imaginaba que te iba a gustar la noticia de la con-
gregación de Nueva Chicago. Respecto a eso, prefiero que
no hablés con [Ignacio] Loredo, me gustaría esperar y ver
qué me dice él, sin ningún tipo de influencia. De todos
modos, esperar un día más o menos no es nada para el Se-
ñor, ¿no?
Con relación a tu predicación, será el 12 a la tarde, para
los creyentes de las iglesias de aquí y alrededores. Estare-
mos en plena campaña. Yo no soy quien puede decirte lo
que has de hablar, pero en cuanto a la orientación, creo
que debe ser de apelación, que aquí en general están (es-
tamos) bastante dormidos e influenciados por tradiciones
que vienen de años.

175
Creo que deberías venir casi totalmente preparado. Así
podés descansar el 12 en la mañana y levantarte un poco
más tarde. La primera reunión será a las 10.30. Yo estaré
allí, pero estoy pensando que podrías descansar y venir
sobre la hora del almuerzo, que será en ese depósito de Ca-
li, donde estuvimos esa otra vez, ¿recordás?
Hoy hace un día muy lindo aquí. Espero que así sean los
próximos. Esta mañana me compré unos zapatos, que creo
que no te van a gustar, pues son muy altos y con algunos
huequitos. ¡Qué cosa, lo que es la moda!, ¿no?
Debo terminar, amorcito, pues ya vinieron a buscarme
para comenzar el trabajito. Queda muy poco tiempo para
que nos encontremos, de manera que se perdona la estre-
chez de ésta, ¿sí?
Te saluda, como siempre, con gran cariño, esperando
verte muy pronto, tuya,
Marta

176
Buenos Aires, martes 17 de octubre de 1972

Meine sehr geliebte Marta!


Como ves, pude llegar lo más bien al IBBA, gracias al
Señor. Fue la primera vez que no bajé en Rosario ni en Ba-
radero. Pude dormir, aunque sea de a ratos. Antes de lle-
gar a Buenos Aires, como media hora antes, reventó una
de las ruedas traseras y tuvimos un retraso de como media
hora. Estuve «alambrando» por si llegaba tarde. A las 7.30
entré al IBBA, y cuál no sería mi sorpresa al recordar en-
tonces que la primera hora la tenía libre. No había motivo
para tener prisa.
Esta noche le hacemos la despedida de solteros a Pablo
y Alicia. Varios me preguntaron por ti. Roberto tomó cla-
ses hoy. El trabajo que tenía en la Celulosa Argentina lo
perdió. De nuevo anda en la búsqueda.
Tengo que agradecerte por los días que pasamos juntos.
Gracias por tu compañía, y por haberte llegado siempre
hasta casa. De veras que hubiese tenido muchas ganas de
seguir charlando aquello que dejamos casi inconcluso ano-
che, antes de salir en taxi. Es una pena, que a mí se me
ocurren las cosas importantes siempre a último momento.
Tengo esa tendencia de dejarme estar en las cosas que re-
quieren atención importante. Necesitaré mucho de tu ayu-
da para corregirme también en ese aspecto.

177
Vuelvo por otra parte a reiterarte mi completa disposi-
ción a ayudarte en todo sentido. Quisiera serte útil en toda
tu vida. Eres de mucho valor para mí, querido amorcito, y
te amo mucho. Por eso, mi deseo es serte una ayuda en to-
do sentido, ya sea física, sentimental y espiritualmente.
Espero que el Señor me conceda la gracia suficiente como
para cumplir con mi deber de hombre.
Pienso que el matrimonio es algo maravilloso. Es un
complemento muy importante para la vida, que requiere
de la adaptación de los cónyuges, y como toda cosa, esto
demanda su tiempo. Con paciencia —y bajo la guía del Es-
píritu Santo que está en nuestros corazones— iremos des-
cubriéndonos más y más, para agradarnos mejor y com-
plementarnos. Te ruego que me disculpes las fallas y debi-
lidades. Tengo esperanzas de que Cristo va a seguir ha-
ciendo su obra en mi vida, en lo mucho que me falta toda-
vía, en todo tipo de madurez.
Termino esta cartita expresándote con letras solamente,
el gran afecto que siento por ti. Con mucho amor,
Federico

178
Santa Fe, martes 17 de octubre de 1972

Querido Federico:
Espero hayás llegado muy bien esta mañana. Yo fui a la
iglesia anoche, luego de la estación, y aunque encontré a
todos reunidos muy amigablemente, ya no quedaba ni una
gota de asado. Te imaginarás cómo me cargaron cuando
llegué, ¿no? Don Cramer y señora estaban muy contentos.
Anoche mismo seguían viaje a Paraná. Al despedirse me
dijo él que la próxima vez que vendría a Santa Fe sería pa-
ra mi casamiento. Es bastante chistoso, ¿no? Me parece
entonces que no va a venir muy pronto que digamos…
Una de las cosas que me pesa es si yo llegaré a ser una
preocupación para vos, por lo que conversamos anoche. Te
agradezco enormemente tu cariño y comprensión. Creo que
yo sería igual si las cosas fueran al revés. Pero no me con-
formo con esto. En mi concepto, pienso que deberíamos
charlar (más íntimamente) no sólo alguna vez, de tanto en
tanto, sino casi continuamente. Pero en la práctica podés ob-
servar que a mí me es muy difícil aún de vez en cuando. Creo
que deberíamos intentar hacerlo siempre (aun cuando ten-
gás que ser vos el que toma la iniciativa). No sé, pero pienso
que quizás me ayude esto a lograr un cambio, aunque sea
lento. Ayer no teníamos casi tiempo y podría haberte dicho
muchas cosas más en este mismo sentido.

179
Me gusta y me parece bien que oremos, que hablemos
de las cosas espirituales y de otros temas interesantes
también; que visitemos y que paseemos, pero todas estas
cosas son una parte dentro del noviazgo nuestro y nos está
faltando un poco más de lo que te mencioné antes. Por su-
puesto, me estoy refiriendo a cuando estamos juntos per-
sonalmente, ya que lo que digamos por carta, aunque tiene
igual valor, no ayuda tanto (a mí, por lo menos) a crecer en
intimidad. Yo estoy orando bastante por esta manera de
ser mía y a veces no sé qué pensar cuando no veo mucho
progreso en mí, ya que creo que lo que pido es según su
voluntad y para ser una fiel hija de Dios.
Creo conocer más o menos algunos factores que contri-
buyeron a formar este carácter en mí, algunas circunstan-
cias vividas en diferentes etapas de mi vida, que quizás al-
guna vez pueda mencionártelas si vienen al caso. A pesar
de todo sigo creyendo que el Señor es poderoso para obrar
lo mejor en nosotros.
Bien, querido, he de terminar por hoy. Desearía que no
te aflijás por mí. Espero tu cartita mañana o pasado. Desde
ya muchas gracias por ella. Gracias también por los días
que estuviste en Santa Fe.
Creo que podrías hacer feliz a cualquier chica que haya
pensado en un hombre excelente como persona y como
cristiano, por lo tanto, también a mí. Te besa con cariño,
Marta

180
Buenos Aires, viernes 20 de octubre de 1972

Mi apreciado tesorito:
Muchas gracias por tu carta. Me causa mucha satisfac-
ción recibirlas. Los pensamientos en mi mente están cen-
trados en agradar al Señor y buscar su aprobación, pero
por otra parte, compiten un lugar contigo, mi querida
Marta, pues te llevo también dentro de mi corazón.
Volviendo a lo que te dijo Cramer con respecto al casa-
miento, ¿piensas que tendremos que esperar tanto necesa-
riamente? Nunca charlamos con respecto a fechas, pero
eso no significa que deba estar tan en el futuro. Por su-
puesto que no hemos de adelantarnos al Señor en sus pla-
nes, pero yo no sería de la idea de postergarlo tan a la lar-
ga. ¿Qué te parece?
No comprendo una frase en tu carta: «Creo que yo sería
igual si las cosas fueran al revés». No sé cuáles son esas
cosas. Como bien dices, veo que debemos charlar más ín-
timamente en lo que atañe a nuestras personalidades. A
veces no sé de qué charlar, y lo hago de cualquier cosa in-
significante. Cuando siento que no interesa al (a los) que
me escuchan, me callo enseguida.
Comparando con algunos otros compañeros, noto que
algunos tienen la enorme facilidad de sacar tema de cual-
quier «pavadita» y en la manera en que se expresan, pare-

181
ciera que fuera la cosa más importante del mundo. Es lógi-
co que los hay quienes utilizan eso para ocultar algún
complejo de inferioridad que poseen y por eso aparentan
ostentosamente sus cualidades narrativas o chistosas. Es
importante notar qué es lo que se esconde detrás de las
muchas charlas, chistes o expresiones de júbilo. Última-
mente me he dado cuenta de que mucho de eso —y princi-
palmente en nuestro ambiente evangélico— no es sino
carnal, temperamental.
Por otra parte, he visto que algunos muchachos y chicas
(por ejemplo, en el IBBA) que son de naturaleza callada y
pasarían inadvertidos en cualquier parte, son aquellos que
verdaderamente tienen un pensamiento profundo, anali-
zan las cosas a fondo y han adquirido madurez de carácter.
Y lamentablemente, muchos son los que ignoran esto, y
por eso, hasta cierto modo los menosprecian y consideran
«tontos» o que no están en la onda. Bueno, es tan comple-
jo todo este asunto.
Ayer nos decía Shannon que hasta los psicólogos no han
podido determinar los orígenes y principios que rigen
nuestro estado emotivo. La mente humana es una maravi-
lla y tenemos tantas cosas por descubrir dentro de noso-
tros mismos, que la vida entera no nos alcanzaría. Jere-
mías se pregunta con justa razón «¿Quién lo conocerá?»
(Jeremías 17.9) al corazón. Es evidente que sólo Dios es el
que prueba nuestros pensamientos. De ahí la necesidad de
examinarnos a la luz de las Escrituras, con el corazón
abierto y permitiendo que el Espíritu Santo ilumine nues-
tras mentes.
Como decía Shannon, refiriéndose a 1 Juan 3.19-21
(leer), Dios es muchísimo mayor que nuestro corazón, que
nuestros estados emotivos, que nuestras pasiones y carác-

182
ter, aún mayor que nuestra conciencia. Y por eso debemos
depositar nuestra confianza en Él. Así aseguraremos nues-
tros corazones delante de Él. Digo esto para que no te in-
quietes o preocupes, mi querido amorcito, sino para que
puedas descansar en el Señor en todo momento, respecto a
tu forma de ser.
Viendo las cosas como son, debo expresar mi gratitud al
Señor —y con todo mi ser— por el noviazgo. Dejemos de lado
todas las cosas que pudieran valorarse negativamente.
Me gozo pensando que es algo del Señor nuestra rela-
ción, nuestra amistad. Me da alegría que pudimos —a pe-
sar de la separación— pasar momentos juntos tan agrada-
bles. Me siento contento por poder amarte y expresarte
mis sentimientos. Me da satisfacción poder contemplarte,
en el presente y en el futuro como mi compañera idónea,
en la cual siempre he pensado. Me llena de gratitud por la
promesa de Proverbios 18.22, que espero algún día llegue
a concretarse.
¿Sabes que tu último párrafo me dio mucha tranquili-
dad? No estaba seguro de saber si creías que pudiese ha-
certe feliz. Ahora me atrevo a pensar que tal vez pudiese
llegar a traerte una vida realizada y feliz, aún con mi forma
de ser y vida que llevaremos. Quiero más y más que mi ca-
rácter y actitudes diarias sean las de Cristo. Eso haría de
mí una persona muy distinta. Espero que Dios continúe su
obra con su gran paciencia.
Espero tu cartita. Oraré para que puedas cumplir con
todas las tareas que te quedan por delante en este año.
¡Ah! otra cosa: oremos para que conozcamos cuál es el
plan de Dios para estas vacaciones de verano; qué es lo
que habremos de hacer. ¡Que podamos alcanzar a muchas

183
almas con el evangelio y llevarlas a una experiencia perso-
nal de salvación!
Deseándote lo mejor para tu vida, te abraza con mucho
cariño,
Federico

184
Santa Fe, viernes 20 de octubre de 1972

Muy querido Fede:


Hoy es viernes de tarde y yo tendría que estar en estos
momentos llegando a Esperanza. Pero no es así. Perdí el
ómnibus por una pizquita y no tenía otra posibilidad, pues
el que sigue es muy tarde. Ahora se me hace más agitado
alcanzar el ómnibus a tiempo, pues éste pasa cerca de la
escuela a las 17.50 y yo salgo a las 18. Me dan 15 minutos
para poder tomarlo, pero a veces, como hoy, tengo que ha-
cer algunas cosas hasta último momento y ¡zas!, lo pierdo.
Ya hablé a Margarita, que si Dios quiere, iré mañana tem-
prano a la tarde (la pobre no estaba, pues ya había salido
para esperarme a mí).
En estos días tuvimos un hecho triste aquí. A Susana
Castillo le hicieron cesárea el martes a la mañana y nació
una niñita, según parece, muy bien todo. Pero entre las 20
y 21 murió la chiquita. Lo peor es que se debió a un des-
cuido, pues las enfermeras la pusieron en la incubadora
(no la necesitaba) y no la vio ningún médico en todo el día
sino hasta que estuvo muerta. Esto fue algo muy triste, es-
pecialmente para Luis. Ella está muy confortada. Había es-
tado esperando con tantas ansias esta niñita. No veía las
horas de tenerla. Llamaba la atención las ganas que tenía
de tener otro hijo. Esto quizás haya sido porque no disfru-

185
tó de las otras dos nenas cuando eran bebés, ya que vinie-
ron en una época en que ella estaba tan enferma. Pero el
Señor cambia los planes nuestros, ¿no?
Junto con tu cartita recibí ayer también la de Dergara-
bedian. La tenía hecha desde hacía tiempo, pero quizás por
su enfermedad se atrasó en todo su trabajo. Allí me dice
que tuvo una hemorragia gástrica, que no saben qué la
ocasionó, y debe tener reposo absoluto hasta fines de no-
viembre. Me dice respecto a mí, algunas funciones que
quiere que yo cumpla como nexo entre Margarita y la Co-
misión del Hogar, de la cual seré integrante, junto con
Juan Carlos Tonón, de la iglesia Del Centro. Por ahora, no
habrá que viajar a Buenos Aires, parece (qué lastima).
Quisiera que le des mis saludos a Pablo y Alicia y mis
deseos de que el Señor le dé gran alegría y bendición en su
próximo matrimonio. Indudablemente, todo tiene su
tiempo, como dice el Eclesiastés, y nada llega ni se pasa
del momento establecido por Dios para sus hijos. De modo
que nosotros también tendremos nuestro tiempo. Quiera
el Señor darnos sabiduría para discernir el tiempo de cada
hecho en nuestra vida, sin apresurarlo ni retardarlo.
Querido, creo que los próximos días tendrás que estu-
diar bastante. Te va a quedar menos tiempo para pensar
en Santa Fe y «sus cosas», ¿no? Pero no importa, vale la
pena redoblar los esfuerzos por un poco de tiempo y ter-
minar con satisfacción lo realizado durante el año. Yo
también tendré que ponerme firme con todos mis com-
promisos. A esta altura del año las ganas de andar y hacer
cosas van menguando, pero de todas maneras tendré que
hacerlo. No creo que lo mío sea más pesado que lo tuyo
(estudiar siempre es peor), lo único que terminaré bastan-
te más tarde que vos, así que me vas a esperar a que yo fi-
nalice, ¿no?

186
Qué lástima que Dergarabedian no me dice nada sobre
lo del viaje de vacaciones. Todo se retrasó con su enferme-
dad, pues él es en realidad el que más se mueve. Trataré de
conseguir información lo antes posible.
¿No has decidido sobre el viaje a Chile? Decime también
cuándo tendrás los exámenes y cuándo venís.
No he recibido nada hasta ahora sobre lo del trabajo en la
escuela en Buenos Aires. Sigo esperando. De todos modos
vos podés estar atento ante cualquier posibilidad que aparez-
ca, aunque no sea eso. Yo no sé qué otra cosa se puede hacer
en este sentido. El hecho de que se abriera una puerta sería
para mí bastante claro sobre si debo ir o no.
Por otra parte, sé que no debo esperar que las cosas me
vengan servidas en bandeja, y yo misma tendría que andar
y buscar, pero esto, por las circunstancias, se me hace
también casi imposible. Por eso, creo que debo esperar y
ver qué puede surgir de la mano de Dios. ¿Vos qué opinas
sobre esto que te digo, querido?
En otro sentido, me preocupa el hecho de que no haya
mucho fervor en mí para servir al Señor. Muchas veces le
digo esto en oración, pero no por esto quisiera quedarme
de brazos cruzados. También creo que hay alguna relación
entre esto y el problema de mi carácter, del que hablamos
un poco. Por eso, desde un principio tuve en mente el pen-
samiento o preocupación de no llegar a ser lo que vos que-
rés como compañera.
Vos servís con entusiasmo y fidelidad al Señor, Fede, y
sos muy activo en este sentido. Esto para mí es a la vez que
admirable un respaldo muy fuerte. Yo no sé si podré llegar
a ser también así o tendré que aceptar de serlo en otra me-
dida. El caso es que lleguemos a complementarnos perfec-
tamente. Quiera así obrarlo el Señor en nosotros.
Mi amor: sos muy cariñoso y bueno, por esto te quiero

187
mucho y he de quererte más aún (así lo deseo de todo co-
razón), por eso te pido, si es que podés, que tengás pacien-
cia conmigo. Con profundo afecto,
Marta

188
Santa Fe, lunes 23 de octubre de 1972

Mi querido Federico:
Hoy estoy contestándote muy puntual, pues recibí tu
carta hace unos momentos. Espero que la salida de ésta no
se demore demasiado.
Te contesté en la anterior lo sucedido a los Castillo.
Puedo decirte ahora que es admirable cómo ellos han to-
mado este hecho. Ayer Luis habló unas palabras de testi-
monio en el culto de la mañana, que resultaron de bendi-
ción para muchos de nosotros. Él daba gracias a Dios por-
que hizo Su voluntad y ya estaban viendo la explicación de
la prueba, en la que muchas personas en el sanatorio, in-
cluyendo los médicos y enfermeras, estaban admirados de
la fortaleza y consolación que ellos tenían. Algunas perso-
nas voluntariamente pidieron a Luis la dirección de «esa
iglesia a donde ellos van». El médico que operó a Susana
estaba impresionado por la actitud de Susana y Luis.
En un momento también Luis oró en presencia del mé-
dico. Bueno, qué extraordinario es cuando el creyente
puede ejercer y disfrutar de lo que Dios ha hecho, justo en
el momento oportuno, ¿verdad? Esto demuestra que es
una fe verdadera y no sólo palabras, cuando viene la prue-
ba y se ponen en clara evidencia la fe y esperanza en Dios.

189
Ya tengo la fecha del viaje a Thea con los chicos del Ho-
gar. Es del 15 hasta el 23 de diciembre. Como verás, de lo
más difícil. Yo te digo que estoy todavía con bastante con-
fusión con respecto a cómo irán saliendo las cosas que
tengo que hacer. El mismo día 23 es la velada de Navidad
en nuestra iglesia. Yo tengo que encargarme de todo el
asunto música, casi en forma exclusiva, no porque lo quie-
ra sino por cómo han sucedido las cosas últimamente […].
Bueno, pero lo importante para mí es el tiempo para poder
hacer todo. No sé cuándo tendré los exámenes. Son en di-
ciembre. Si llegan a coincidir las fechas, creo que no podré
ir a Córdoba o por lo menos no todos los días. El problema
es también que debo estudiar bastante. Varios querían
aquí seguir en el coro grande y cantar para Navidad en va-
rios lugares.
Este fin de semana es la serie evangelística en la iglesia
Del Centro, y el siguiente, en la nuestra. En ambas debe-
mos cantar. Como ves, todavía no tengo claro cómo podría
conciliar todo esto. Yo quisiera que vayás conmigo a Thea,
pero no sé si estarás libre; por otra parte, sabés que segu-
ramente tendrás buen trabajo aquí en preparar algunos
arreglos para Navidad. Estas cosas siempre se dejan para
la última semana que es cuando sería el viaje. Yo no qui-
siera dejar nada por la mitad ni fallar en los compromisos
contraídos.
Creo también que cada cosa debe estar bien hecha. Se-
ría muy lindo si podés ir a Thea. Pero por otro lado, estoy
pensando ahora si yo misma podré ir. Por momentos me
entra ansiedad, pero pienso que con esto no gano nada y
trataré de tener plena confianza en que el Señor organiza-
rá todo de la mejor y más conveniente forma.
Mi papá me pide que te pregunte si pudiste ubicar al
muchacho de Coronda (Landa). Que en lo que te sea posi-

190
ble, te preocupes por él, por lo menos en ponerlo en con-
tacto con una iglesia o algunos jóvenes creyentes.
Me gustó mucho tu cartita. No puedo objetarte nada por-
que estoy plenamente de acuerdo con tu posición y muy
agradecida con aquellas cosas que se relacionan conmigo.
En esa expresión que no me comprendiste (bastante
imprecisa de mi parte) sólo te quise decir que yo obraría
hacia vos como lo estás haciendo vos conmigo —en com-
prensión y paciencia— si en lugar de ser yo quien tenga un
problema fueras vos. No recuerdo bien lo que te decía in-
mediatamente antes de esa expresión, pero mi pensamien-
to al decírtelo era simplemente retribuir tu cariño y buena
voluntad para conmigo. ¿Está algo más claro, amorcito? Es
que yo nunca consigo expresar concreta y claramente lo
que pienso.
Mirá, Federico, con eso del casamiento no quiero yo de-
cir precisamente que haya que esperar demasiado. Para
serte sincera, no había pensado todavía en este tema en
una forma seria porque de todos modos, no puede ser tan
pronto, ¿no? Me refiero a que por más pronto que quisié-
ramos hacerlo, no podría ser antes de un año y algunos
meses más. Al decirte este tiempo estoy pensando en el
año que te (o nos) falta en el IBBA y un pequeño margen
más. Ya sabés, además, que yo tengo poca imaginación
respecto al futuro y más bien recibo las cosas como van
apareciendo antes que de acuerdo a un plan determinado
de antemano. Por eso, lo que te expresé anteriormente
respecto a cuándo podría ser, bien podría ser totalmente
distinto, es decir mucho antes o mucho después.
En síntesis: que cuando nos estemos acercando al mo-
mento propicio, Dios nos va a dar evidencias de que así es.
Yo en realidad (y deseo que esto no te preocupe para nada)
soy por naturaleza algo miedosa para afrontar cualquier

191
cambio o hecho nuevo de mi vida. Por lo tanto, también
siento un poquito de eso al pensar en el matrimonio y los
consiguientes interrogantes: si podré, si seré capaz, si ser-
viré como esposa, si me adaptaré pronto, etcétera. Pero a
estos leves temores los acepto como naturales. Creo que a
otras chicas les pasa igual (y porqué no, a los muchachos
también).
Conociéndome como soy, estimo que esos temores se
acentuarán al fijar una fecha y acercarnos a ella. Pero
cuando de antemano sé que lo que haré es lo que debo,
desde el ángulo de la voluntad de Dios, entonces no los
tomo en cuenta (no los tomaré) para hacer o dejar de ha-
cer lo que deba.
Volviendo un poquito sobre ese tema creo, eso sí, que
tendremos que llegar a una maduración como pareja en
varias sentidos (emocional, espiritual, físico, conocimiento
casi exacto de la personalidad del otro, etcétera) y esto po-
dría verse retardado por dos cosas: por no estar más tiem-
po juntos y por mi manera de ser, tan cerrada, de la que ya
hablamos algo. Es quizá por tener esto en mente, que yo te
lo he dado a entender como algo no muy cercano. Pero
ninguno de los dos sabemos cuánto puede durar esta
adaptación. Podría muy bien ser breve, ¿no? Así lo deseo
yo también. Pero, breve o no, es necesaria, por lo menos es
lo que yo pienso. No sé si coincidimos en esta forma de
pensar, pues nunca, como decís, lo habíamos hablado.
Bueno, en principio, ya tenés un anticipo. Aunque tengo
espacio todavía, voy a cortar ya, pues me están interrum-
piendo bastante. Todos se vienen a charlar aquí, a mi lado,
y me buscan para almorzar.
Espero que esté todo claro, igualmente harás bien en
preguntarme lo que esté confuso. Por momentos noto bas-
tante tu ausencia. Pienso: «hoy debería estar aquí». Lás-

192
tima que no todo lo que queremos es posible. Pero algún
día lo será.
Recibí mi profundo cariño.
Te besa,
Marta

193
Buenos Aires, martes 24 de octubre de 1972

Mi deseado cariño:
Hace unos momentos recibí tu carta. Muchas gracias por
ella. Lamenté lo de Castillo. Ni bien pueda voy a escribirle si-
quiera algunas líneas. He ahí otra evidencia más de que el
seguir a Cristo no nos libra de problemas, desgracias y su-
frimientos. Hay cosas que a uno con el tiempo se les pueden
aclarar. Otras, directamente, nos quedan veladas durante es-
ta vida. Pienso que un día, en la eternidad, se nos aclararán
muchos interrogantes que tenemos en la actualidad.
De todos modos sabemos qué grande es la fidelidad de
Dios. Desde ya, que nunca alcanzaremos a comprender su
mente. Pero lo que Dios quiso revelar, lo hizo para que lo
obedezcamos y amemos (Deuteronomio 29.29).
Digo todo esto para que tengamos siempre en mente la
soberanía de Él en nuestra vida y no nos disgustemos si
acontece alguna vez algo contrario a nuestros planes y de-
seos. Job 1-2 es un caso que me llama profundamente la
atención y respeto. Me conmueve el corazón cuando leo la
fidelidad y sumisión suya (1.21-22). ¡Bendecir aún en las
malas! Quisiera tener semejante corazón y poder bendecir
siempre a nuestro Salvador.
Mi querido tesorito, no te dé cuidado tu carácter ni te
preocupes. Eres para mí un encanto y eso me hace sentir

194
muy feliz. Si te he querido desde un comienzo, ha sido así
como eres. Me llenas de satisfacción. Creo que nos vamos a
complementar muy bien, aunque por supuesto esto deman-
de su tiempo de adaptación (que incluso lleva su tiempo den-
tro del matrimonio). Al expresarte mi gran amor que siento
por ti no lo hago por ser un compromiso moral como novio,
ni para halagarte, sino porque es el sentimiento de mi cora-
zón.
Veo que tienes deseos sinceros de seguir sirviendo al Se-
ñor. Reconoces tus necesidades que tienes delante de Él y
sabes lo que significa una vida de oración. Además, tienes
una mente despierta y madurez para discernir las cosas.
Puedes captar con facilidad los problemas e ir al meollo en-
seguida. Veo que tienes un alma para el trabajo personal.
Querida, he conocido chicas en muchos lugares diferen-
tes, y puedo decirte con sinceridad, que las que reúnan es-
tas excelentes condiciones que tú posees, no abundan, ni
mucho menos. Tendría que seguir buscando mucho mu-
cho para poder encontrar otra chica que iguale a mi her-
mosa Marta. ¡Eres un encanto!
Por otro lado, no es que trate de hacerme el humilde, pero
creo que te equivocas bastante al valorar mi entusiasmo por
el Señor. Tengo marcadas en mi Biblia las palabras «fervien-
tes» (Romanos 12.11) y «ardientemente» (Judas 3) y quisiera
que llegue a ser una realidad de mi vida el poder ser una lla-
ma prendida que se consuma en el servicio a nuestro amado
Señor. Me falta muchísimo todavía y quisiera que valores mi
vida tomando como punto de referencia la Biblia y ninguna
otra persona que no sean los santos hombres de ella. Com-
probarás con desilusión todo lo que me falta.
La semana pasada fui a la oficina de Balyeat y queda-
mos en que él hablaría nuevamente con Loredo. Me va a
comunicar cualquier novedad que tenga. Entre otras cosas

195
que charlamos, mencionó que la Convención en Paraná
fue impactada por las voces del Coro de Niños. Parece que
no quisiera que te vayas de Santa Fe. Voy a seguir averi-
guando por otra parte también. Tengo el pálpito de que
nuestro Señor anda queriendo probar nuestra fe. Y no se-
ría extraño (pienso) que nos haga tomar una decisión (pa-
ra que vengas a Buenos Aires) para que por fe confiemos
en que Él se va a encargar de proveer los medios necesa-
rios para el mantenimiento material.
Esto quizás sería una prueba de fe, por supuesto no tan
sólo para ti, sino para mí también. Estoy descansando en
la confianza que seguro Él tiene preparado «algo». ¡Gra-
cias a Dios por su amor tan grande! Veremos lo que el
tiempo nos trae como respuesta.
Según el programa oficial los exámenes van desde el 10-
17/11 y el acto de clausura es el sábado 18. Así que volvería
enseguida después de esa fecha. No sé si te mencioné, pero
el trabajo en la costa atlántica se suspendió por falta de
apoyo de las iglesias. Respecto al viaje a Chile no tengo
nada claro todavía, ni tampoco los otros muchachos. Espe-
ro entonces poder ayudarte si necesitas alguna manito pa-
ra que termines bien tus múltiples trabajos que tienes.
¡Mucho ánimo y fuerzas para lo que te haga falta!
El domingo fui a predicar a Boulogne, a una iglesia de la
Unión Evangélica. Trabajan bastante allí. Prediqué sobre
Gálatas 5.16-25. Esta semana es el concierto en el IBBA.
Trataré de grabarlo para que puedas luego escucharlo.
Termino porque la hoja también se acaba. Recibe un beso
lleno de amor,
Federico

196
Buenos Aires, miércoles 25 de octubre de 1972

Lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesan-


do de rogar por vosotros; antes os instruiré en el
camino bueno y recto. Solamente temed a Jehová y
servidle de verdad con todo vuestro corazón (1 Sa-
muel 12.23-24).

Tesorito mío:
¡Qué grata sorpresa recibir dos días seguidos carta tuya!
No la esperaba para hoy, pero por cálculos en el calenda-
rio, uno de estos días tendría que haber sido. Y bastante
«gordita» ella, ¿eh? Me gusta mucho lo que me escribes y
estoy de acuerdo con todo lo que dices. Aunque te parezca
que no es así, tienes un estilo bien conciso y claro. Sé muy
bien lo difícil que resulta escribir sobre estos temas. Pues
en asuntos amorosos, como es lo que nos atañe a nosotros,
mi amorcito, las palabras son por demás inadecuadas para
expresar los sentimientos.
Esta no la voy a terminar de un tirón, pues quiero salir
para ir a visitar a Dergarabedian. Luego te contaré. Un be-
sito y hasta la vuelta (17.10).
(Jueves 26) Ya han pasado casi 24 horas y sigo hoy, jue-
ves. Fui ayer a la casa de Dergarabedian y no encontré a
nadie. Hoy hablé a Sociedad Bíblica, adonde él trabaja

197
(tampoco estaba) pero me dijeron que está mejor y ha
vuelto a sus actividades. Le hablaré de nuevo por teléfono.
Dile a tu padre que Miguel Landa vino la semana pasa-
da al IBBA y estuvimos charlando un rato. Ha reservado
una entrada para el concierto, así que espero que venga
mañana a la noche. Según tengo entendido ha ido, o va de
vez en cuando, a una iglesia Nueva Apostólica que está a
una cuadra de donde vive. No le ha gustado mucho que di-
gamos y le di la dirección de otra que no le quede muy le-
jos (es de la AC&M: Alianza Cristiana y Misionera) cuyo
pastor es profesor en el IBBA. Dijo que iba a ir. Afirmó que
sigue firme al Señor y lee la Biblia. Me dio la impresión
que es muy parco para expresarse. Aprovecharé para se-
guir charlando con él si viene mañana.
Anteayer, cuando volvía al anochecer, vi cómo estaban
apagando los bomberos un colectivo que habían incendia-
do frente a la estación Retiro. Toda la ancha avenida esta-
ba clausurada al tránsito. Sentía una extraña sensación al
no ver circular los vehículos y, por el contrario, ver tan só-
lo gente curiosa contemplando el espectáculo. Simultá-
neamente, hicieron lo mismo con otros coches en diferen-
tes puntos de la capital. ¡Parece que están bien organiza-
dos los terroristas!
Una cosa que me llena de gozo, es este muchacho Raúl
Agostino34 (19) que te conté que se había convertido la se-
mana anterior a que yo viajara a Santa Fe. Anoche apare-
ció con un matrimonio vecino y otro joven. Los trajo para
que les hablemos del evangelio. Ha habido un gran cambio
en su vida por el poder de Cristo. Eso es muy evidente. Es-
tuvo en tres colegios reformatorios y con 17 años entró en
la cárcel de Villa Devoto. Experimentó y vio cualquier clase
de atrocidades en esos lugares y ahora agradece por cómo
Dios lo rescató de esa vida. Quiere saber cómo poder al-

198
canzar a esa gente con el mensaje. Trataremos de visitar al
«pibe» Avellaneda para pedirle consejo al respecto. A cau-
sa de su conversión la madre amenazó con expulsarlo de
donde están viviendo. Recuérdalo en tus oraciones, para
que Dios le conceda un crecimiento sano, estabilidad en la
fe y un progresivo conocimiento de nuestro Señor Jesús.
¡Gracias porque sé que lo harás!
Anoche tuvimos la despedida del pastor D’Amico, que
ya salió esta mañana rumbo a Perú para luego seguir a Los
Ángeles (Estados Unidos). La familia lo seguirá en diciem-
bre. Me ofreció pastorear durante las vacaciones la iglesia.
David Constance me había hablado días atrás si no quisie-
ra hacer lo mismo, pero en Encuentro. Desde ya que no
pude aceptar y les expliqué que «tengo» que estar en Santa
Fe y no podría ayudarlos. Por supuesto. No podría ser de
otra manera, pues tengo allí a mi muy queridísima novia, y
no quisiera dejarla tanto tiempo «sola» o estar tan lejos de
ella.
Ayer estuvo por aquí Francisco Sánchez (ex alumno) y
contó que se va a casar con Clarita Simonet el 16/12/72.
No sé qué decirte sobre Thea. Me gustaría ir, pero qui-
siera estar seguro de lo que sea la voluntad del Señor al
respecto y qué habré de hacer específicamente esos días.
Pido al Señor que me (nos) dé sabiduría para saber esco-
ger o rechazar lo que corresponde.
Te adjunto un tratado recién salido de la imprenta. Se
imprimieron 50.000 y cuestan cada uno $ 0,06 (por si al-
guien quiere comprar allá). Algunos dibujos los saqué del
Nuevo Testamento Dios llega al hombre. El texto y la dia-
gramación es de Nonini.
Estoy muy contento con tu posición frente al matrimo-
nio. Miremos ante todo hacia «arriba» y esperemos todo
de nuestro Padre. Es maravilloso tener a un Dios como el

199
nuestro, ¿no es cierto? Él está velando por nosotros con
inmenso e incomprensible amor.
Querida, un consejito final: no descuides tus devociona-
les diarios en este último tiempo de trajines y actividades.
Te ama mucho,
Federico

200
Buenos Aires, lunes 30 de octubre de 1972

Mi querido amorcito:
Aunque no te «debo» contestación a ninguna carta, sin
embargo, con mucho gusto aprovecho esta oportunidad
para enviarte unas líneas por atención de Hugo Spero. Re-
cién lo conocí en la pieza de al lado y gentilmente se ofre-
ció de «mensajero». Conoce a tu madre también.
¿Cómo andas con los trabajos de fin de año? El viernes
pasado estuve charlando como una hora con Dergarabedian
en el salón de actos de Sociedad Bíblica. Anda bastante me-
jor, aunque debiera haberse quedado todavía unos diez días
más en casa. Hacía tres que se había levantado cuando lo vi.
Se lo veía un tanto cansado. Te envía saludos.
Durante su receso estuvo totalmente desconectado con
referencia al Hogar, aunque no de dejar de pensar en él.
Me estuvo comentando de cierto hermano de Rosario que
tiene algunas ideas bastante particulares, que a su modo
de ver, no favorecería el desarrollo del trabajo con los ni-
ños. Cuando le expresé la posibilidad de que vinieses a
Buenos Aires parecía que se le venía abajo la idea de tu co-
laboración que podrías prestar desde Santa Fe.
Desde el viernes hasta el domingo tuvimos el programa
Concierto de Primavera. Luego tendrás oportunidad de es-
cuchar algo. Estuvo muy bueno (aparte de mi valoración

201
como «laico»). El director Balyeat, que estuvo el sábado
aquí, no me dio noticias muy concretas, pero tampoco me
dijo que fuese algo imposible. La iglesia de Loredo necesita
una persona full-time.
Querida Marta, termino aquí, pues Hugo ya está por ir-
se. Saludos a tus padres y Quela. Ah, Miguel Landa estuvo
el viernes, y piensa volver para alguna clase nocturna. Con
besos de mucho amor te saluda,
Federico

202
Santa Fe, lunes 30 de octubre de 1972

Mi querido:
Con bastante retraso estoy contestando tus dos últimas
cartas, que recibí prácticamente juntas. La última llegó el
sábado, casi junta con otra sorpresa: Carlos Costa.
Vino a pasar el fin de semana aquí, porque sí nomás.
Hoy todavía está, pero según lo que dijo deberá viajar esta
noche a lo sumo, pues mañana trabaja. Estuvo unas horas
en el hotel España, de allí habló por teléfono, luego vino a
almorzar a casa, a la tarde se fue a lo de Mario Ibarra, y allí
está hasta hoy. Te diré que está bastante más reposado.
Tuvimos la impresión de que ha cambiado mucho. Habla
distinto, con más sensatez y asegura estar convertido. Yo
creería que sí también. Según dice, ya ha comprado casi
todo lo necesario para la casa y piensa adquirir un terreno;
además, tiene intenciones de casarse pronto. Asiste con la
novia regularmente a la iglesia bautista de Morón.
Juan Folta estuvo tratando de hablarte por teléfono al
IBBA la semana pasada cuando viajó a Buenos Aires, pero
no lo logró. Me decía que llamó a distintas horas del día
pero no contestaba nadie o daba ocupado.
Estos días han sido muy llenos de movimiento para mí,
y para otros también. El viernes no pude viajar a Esperan-
za porque debí quedarme a una reunión de la escuela. Fui

203
entonces el sábado después de almorzar. Volví justito para
estar a las 20 en la iglesia Del Centro, donde cantó el coro
de la Asociación. Ayer domingo, después de almorzar, es-
tuvimos trabajando con Pepe [Medina] y Anita en la pre-
paración del programa de Navidad. A las 18 otra vez a la
iglesia Del Centro, donde se realizó una linda reunión ju-
venil con el pastor Carlos Campbell, que fue el predicador
de la serie allí. Otra vez a nuestra iglesia y otra vez a la Del
Centro. Anoche cantamos el Padre Nuestro, pero sin bom-
bo ni guitarra… no nos dieron permiso. Salió muy lindo
igual, aunque un poco insatisfechos los del coro, que ya le
habían tomado el gustito a los instrumentos. Qué lástima,
¿no? Ideas de los hombres. Cuando terminamos la reunión
Juan [Folta] me expresó su complacencia por el coro, di-
ciéndome también que le pareció «mucho más lindo y le
llegó más sin bombo ni guitarra, lo cual le quitaba serie-
dad» […].
Estuvieron lindas las reuniones. Hubo varias manifesta-
ciones, unas diez más o menos, en los tres días. El miérco-
les comenzamos nosotros. Esta noche y mañana ensaya-
remos el coro de la iglesia, que anda bastante flojo, pues
no son muy responsables con los ensayos.
Amorcito, a mí se me complican las cosas cada vez más
en cuanto a actividades. Lo que no ocurrió en otros años
en el Liceo, en este tenía que ocurrir. Al director se le ocu-
rre hacer presentaciones del Coro de Niños con motivo de
la Navidad. Esto debería ser durante la semana del 18 al 23
(que es la fecha de Thea). Pero significa también que deba
continuar con ensayos aun después de terminadas las cla-
ses, y que deba hacerlo sola, pues mi compañera sale ahora
de licencia por maternidad. Yo estoy haciendo todo lo po-
sible para que esto no se haga. Es que, encima de todo, no

204
tenemos casi chicos: quedaron unos nueve o diez, y con es-
to no hay posibilidad de hacer algo pasable.
Hoy tuve que trabajar a la mañana en la escuela, rem-
plazando a la titular, enferma. Espero se sane pronto por-
que, sinceramente, me resulta cansador, aunque de todos
modos durará pocos días. ¡Gracias a Dios que no hay cla-
ses el 1º y 2º!
Federico, te agradezco mucho el consejo que me das, y
te puedo decir que yo me lo había dado a mí misma, con
respecto a los devocionales diarios. Justamente en estos
días me pasó que no dispuse del tiempo para hacerlo o si
lo hice fue a las disparadas. En esta época del año, donde
tengo varias cosas extras que hacer, otras veces también
me pasaba lo mismo. Te puedo decir que me preocupa el
hecho de distraer mi atención y tiempo entre tantas cosas
—por buenas y loables que sean— que influyen negativa-
mente para que mantenga un ritmo ordenado y seguro en
mi vida devocional. Es por eso que a veces me siento algo
preocupada y pienso si estaré haciendo lo que debo.
Supongo que estarás orando sobre la invitación de la
iglesia aquí. Yo también. Quería aclararte que no debés te-
ner en cuenta de ningún modo mi opinión, respecto de
eso, para tomar tu decisión. Yo no quisiera influir sobre
vos ni a favor ni en contra, pues no tengo la menor inten-
ción de entorpecer los planes que el Señor haya dispuesto
para tu vida. Si a mí me gusta o no eso es cosa aparte, ¿no?
Creo que yo debería aceptarlo cualquiera sea tu determi-
nación. Sigo pensando que no es esto lo que nos conviene
a nosotros, por lo menos en los comienzos. Pero aún así,
Dios sabe qué conviene más.
Ya se acerca la hora en que debo ir nuevamente a la es-
cuela. ¡Y me había olvidado!: en este mismo momento lle-
gó un pibe al cual le doy clases de solfeo. Mi querido, no

205
seguiré más por hoy. Espero tu próxima. Vos también an-
dás muy atareado me imagino. Deseo, entonces, que el Se-
ñor te ayude en todo y bendiga mucho. Recibí todo mi
afecto.
Con amor,
Marta

206
Noviembre de 1972
Buenos Aires, miércoles 1º de noviembre de 1972

Mi tesorito y amor:
Recién acabo de leer tu carta. De veras que la estaba es-
perando con muchas ganas. ¡Cómo me gustaría estar aho-
ra contigo! Espero que pueda tener paciencia para aguan-
tar estos días que quedan hasta que termine el año lectivo
y pueda volver a verte.
Esta mañana fui con Raúl [Agostino] a visitar al Pibe
Avellaneda35 (vive por el lado de la hermana de Aurelia).
No estaba. Nos atendió la madre, y con su hijo Roberto
viajamos al Hospital Evangélico donde está internado. Es-
tuvimos unos diez minutos, quizás, pero salimos impre-
sionados por su testimonio. Exhortó a Raúl a seguir fiel-
mente a Cristo y prepararse para servir al Señor con la Bi-
blia y la oración. Enfatizó mucho esto último. Dentro de
unos pocos días va a salir del hospital. Tiene alrededor de
60 años y está muy ferviente por el Señor. Raúl tiene inte-
rés de alcanzar a los presos con el evangelio, pero hay cier-
tas dificultades para entrar.
Voy a cortar aquí cerquita nomás. Tengo que ir a lo de
Coto [Gustavo de Navas] (por Avellaneda) a quien visita-
mos, ¿te acuerdas? Le hablé por teléfono y preguntaron
por ti, enviándote saludos. Si no lo hago hoy, difícilmente

208
tendré otra oportunidad este año. Un beso y hasta la vuel-
ta. Son las 14.50.
(Jueves 2) Después de exactamente 24 horas de inte-
rrupción continúo estas líneas. Te mandan muchos salu-
dos Lilian, su madre y Coto. Vieras qué grande está la ne-
na. Pude, al fin, hablarles un poco más detenidamente y
les conté la historia de Rut y algo de Elí (sacerdote) y Ana
(1 Samuel) pues la nena se llama Eliana Rut. Hice una
combinación de nombres para poder enganchar en la Bi-
blia y hablarles del Señor. Esperemos que un día no lejano
conozcan a Jesús. De todos modos tienen buen testimonio
de los evangélicos y eso es de mucho valor.
Es el Espíritu Santo quien tiene que mostrarles que es-
tán perdidos y deben acudir a Cristo. De ahí la urgente ne-
cesidad de que nuestras vidas, tesoro mío, sean llenas del
Espíritu Santo y vivamos en su plenitud. Para que esto su-
ceda debemos pasar mucho tiempo a solas en meditación,
estudio de la Palabra y oración. Debemos sacrificar nues-
tro tiempo y dedicarlo a eso. Me estoy dando cuenta cada
vez más, de que la obra es de Dios, y a menos que Él obre
avivamiento a su manera, no pasará nada.
Pero como alguien dijo con justa razón, «Dios no obra
sino en respuesta a las oraciones de su pueblo». En el libro
de 1 Samuel, que acabo de terminar de leer, se encuentran
alrededor de 45 menciones a la oración (o sus equivalen-
tes, como ser: adoración, consultar a Jehová, clamar, pre-
guntar, etcétera). Todas ellas recibieron contestación espe-
cífica de parte de Dios, excepto dos (14.37 y 28.6, 15) que
no la recibieron por causa del pecado. ¡Qué suerte que te-
nemos por Padre a un Dios que jamás falla!
Me encuentro por una parte gozoso al saberme en Sus
manos y dándome cuenta del privilegio enorme de cono-
cerle, pero por otro lado, me pesa saber que miles, sí, mi-

209
llones, están todavía perdidos. ¿Qué pasa con Vietnam,
Camboya, Tailandia, Japón, Corea y todos los otros países,
con decenas de millones de almas que no conocen a Cristo
y que ni siquiera oyeron hablar que hace dos mil años vino
el Salvador precioso? ¿Quién irá a ellos? ¿Tiene Dios nece-
sariamente que llamar a algún yanqui o europeo para que
sea misionero?
Pienso muchas veces, ¿cuándo llegará la hora en que la
«Argentina evangélica» despierte y vea su responsabilidad
para con el mundo? Nuestra mínima obligación es orar pa-
ra que Dios llame, prepare y envíe a trabajadores (Mateo
9.37-38). El gran Día del fin se acerca y queda poco tiem-
po. Creo que toda cosa que hagamos, que no se enfoque
desde esa perspectiva, está errada y no puede contar con la
aprobación de Dios.
Querida Marta, tal vez llegues a pensar que «me la tiro»
de espiritual o fanático. No lo creas. Conozco mi corazón y
sé cuán inconstante soy en mi amor al Señor. Por carta,
quizás, despierte otra impresión. Tal vez algo similar a 2
Corintios 10.10. Es mi deseo que pueda ser utilizado de al-
guna manera para acelerar su Venida.
Continúo orando por el pastorado. Casi estaría por de-
finirme en que busquen a otro pastor. Hablé con varios
aquí al respecto y me dijeron también, a no ser de estar
bien seguro de lo que es Su voluntad, no aceptarlo por
ahora. Además, el año que viene se van a presentar segu-
ramente otros ofrecimientos. No convendría apresura-
miento. No comentes por favor esto hasta que no decida-
mos lo que haremos, ¿eh?
Te agradezco mucho tu disposición a aceptar mi deci-
sión. Tus consejos son de gran valor para mí, y más consi-
derando la experiencia que tienes en estos asuntos del mi-
nisterio.

210
Haciendo un poquito de cálculos, veo que podré recibir
todavía al menos unas tres cartas tuyas, ¿no? Te abraza
con mucho cariño y nostalgia,
Federico

211
Santa Fe, lunes 6 de noviembre de 1972

Mi querido Federico:
Recién hoy, lunes, puedo contestar tu cartita que recibí
el sábado al mediodía, además de la que me enviaste con
Hugo Spero que retiré el jueves a la mañana. El sábado
otra vez fui a Esperanza a la tarde y anduve con el tiempo
justo para volver y estar en la reunión de la noche.
Ayer domingo tuvimos un día bastante agitado, pues a
la mañana, en lugar de Escuela Dominical y culto, se hizo
un estudio de dos horas con un pequeño intervalo, con el
pastor Libert. Esto fue algo sumamente interesante y muy
claro. Habló acerca del porqué no crecen las iglesias, la fal-
ta del poder del Espíritu Santo, de las imitaciones de Sata-
nás, etcétera, todo basado en diferentes citas del Génesis,
de lo ocurrido al pueblo de Israel. Podré contarte más de-
talladamente cuando vengás. A la tarde hicimos un refri-
gerio, con toda la iglesia, para el pastor Libert, quien cum-
plía 27 años de pastorado. Habló unas palabras, dijo que
ésta era una experiencia nueva para él, pues era la primera
vez que alguien, o alguna iglesia, le ofreció algo similar en
algún aniversario. Estaba con su esposa [Rosita].
Puedo decirte que la campaña estuvo muy positiva en
muchos aspectos y hacía bastante que no teníamos una
igual. Mucha gente todas las noches. Cada noche también

212
hubo buen número de personas inconversas. Los mensajes
de Libert fueron usados por el Señor. Este hombre ha
cambiado bastante (él mismo lo dijo) en los últimos años y
es evidente que tiene una seria autoridad de Dios. Se pue-
de notar en todos sus mensajes. Presenta un evangelio di-
fícil (en el sentido de que quien lo acepte sepa bien lo que
le va costar). Esto, quizás, tenga como resultado menos
manifestaciones, pero más auténticas. Así y todo pasaron
decididamente al frente entre quince y veinte personas.
Uno de los días se manifestó un matrimonio joven de Es-
peranza, que escuchó la invitación por radio y vinieron ex-
clusivamente a la reunión. Varios familiares de Cándido Ra-
mírez, entre ellos su mamá, por quienes hace tantos años
Cándido viene orando, se entregaron al Señor. También es-
tuvieron presentes el arquitecto Gronda, la señora e hija; no
sé si los conocés, ellos viven cerca del templo. Él es conocido
de Juan Folta. Estaban impresionados con el mensaje. La
señora se manifestó la segunda noche y la hija, anoche.
El sábado tendremos la reunión de jóvenes en casa, y
hemos invitado a todos los jóvenes que se convirtieron.
Ayer almorzamos con Quela en tu casa con tu mamá.
Ella anda bien, parece. Nos contó que habló con Aurora
para invitarla a las reuniones. Ella le contestó: «Nosotros
somos de otra religión». Viste, Fede, que a vos no te con-
testan así. Quizá sea porque te aprecian mucho y no se
animarían a decirte algo así. A veces pienso qué será me-
jor: si seguir diciéndoles o no hablarle más por un tiempo.
No pude terminar hoy antes de ir a la escuela. ¡Qué lás-
tima! Ahora estoy escribiéndote cuando he vuelto del Li-
ceo. Estoy sola, pues mis padres y Quela han salido.
No sé sinceramente, Federico, cómo me arreglaré aquí.
Hoy comencé a trabajar sola en el Liceo. Ya estoy notando
que mi voz comienza a cansarse. Pero no puedo evitar su

213
uso en el canto (que es donde más se esfuerza). Ya debo
empezar con las canciones de Navidad, con los chicos de la
iglesia y con los coros de la Asociación […]. No sé hasta
dónde podré llegar, quiera el Señor darme la voz y las
energías que necesito y que realmente sirvan estas cosas
para su alabanza y como mensaje. El 15 de noviembre a la
noche tendremos una reunión fraternal con la gente del
coro de la Asociación, pero no de ensayo, sino precisamen-
te para conversar sobre la importancia de esta actividad y
el ministerio que puede cumplir, etcétera, especialmente,
porque han surgido algunos problemitas que es necesario
aclarar. Entre otras cosas, por ejemplo: el coro cantó muy
lindo, pero eran «muy lindas» también ciertas minifaldas,
y esto disgustó a unos cuantos.
Creo que debo ir descartando la posibilidad de ir a
Thea, especialmente porque se superpone con las activi-
dades del Liceo. Pero sería, sinceramente, una pena para
mí, pues me hubiera gustado acompañar especialmente a
Margarita, quien tiene toda la responsabilidad y por mo-
mentos se siente algo abrumada. Cada vez más puedo
comprobar lo difícil que es esa tarea. Por momentos, de-
cepcionante, pues te parece como que echaras todo en una
bolsa sin fondo. Sabemos que no es así, gracias a Dios, pe-
ro no se puede evitar el sentirlo. Por eso, me gusta conver-
sar con Margarita cuando voy, y acompañarla lo más posi-
ble. Ya se fue ese matrimonio que estaba.
Tendré mucho gusto en oír lo que grabaste del concier-
to. No sé si ya habrás decidido algo, pero me parece difícil
que podás ir a Chile, ¿eh? El pastor Libert dijo aquí que se
suspendió el Congreso Latinoamericano que iba a realizar-
se allá. Es que el señor [Salvador] Allende no se agrada
mucho con la visita de extranjeros. Esto lo demuestra con
los 10 dólares diarios que cobran como impuesto por la

214
permanencia en el país. Había que disponer de 100.000
pesos nada más que para estar esos días en Chile, aparte
de cualquier otro gasto (viaje, hospedaje, etcétera). No iba
a ser muy concurrido este congreso, creo que han hecho
bien en suspenderlo.
Espero que podás recibir esas tres cartas que calculaste.
La verdad, te portás mucho mejor que yo con la corres-
pondencia, pero creo que estás gastando mucha platita con
los expresos. A mí me gustan mucho, indudablemente, pe-
ro lo que gusta cuesta, y no quisiera que se vean afectados
tus haberes.
Mi querido, estoy pidiendo al Señor que te ayude en los
exámenes. Aunque de todos modos sos muy estudioso y no
dudo que te irá bien.
Don Folta me pregunta a menudo: «¿Qué piensa Fede-
rico?», y qué pienso yo. Le digo que todavía no hay ningu-
na decisión tomada, pero me insiste que aunque sea «al-
go» digamos, a favor o en contra. Otros varios también me
preguntan qué pensás vos, qué pienso yo, qué pensamos…
y así siempre. Quizá pronto lo sepamos.
Mi amorcito, espero verte pronto, y a decir verdad, esta
vez se nos hace largo el retorno, pero no el de Perón.36 Es-
pero que tengás mucha paciencia conmigo y no creás que
tengo experiencia en el ministerio; lo que tengo sí, es mu-
cho por aprender.
En la esperanza de verte pronto te saluda con expresio-
nes de amor por vos,
Marta

215
Buenos Aires, jueves 9 de noviembre de 1972

¡Hola mi amor!
Mira que me hiciste esperar, ¿eh? Bueno, pero estás dis-
culpada porque se debió a tus muchas actividades. Com-
prendo perfectamente esa situación, y espero que puedas so-
brellevar todo. Hasta donde te sea posible, trata de delegar
responsabilidades en otros. Esto te aliviará bastante a ti. Cla-
ro que el problema es encontrar a quién o quiénes […].
Por aquí he pasado algunas experiencias muy gratas,
viendo principalmente la contestación específica del Señor
a las oraciones. La semana pasada oramos con Miguel (del
IBBA) para que se convirtiera alguna persona (al menos
una) en Encuentro, antes de que terminen las clases. El
domingo por la mañana, en su clase siete chicos manifes-
taron aceptar el regalo de Dios. Por la tarde, antes de salir
como equipo, Graciela, Miguel, Eduardo, Raúl y yo oramos
para que Dios envíe dos personas inconversas a la reunión
(ya que desde hacía tiempo no veíamos caras nuevas).
A las 19.30 llegó el primer señor. Comenzamos a las 20
la reunión y faltaba todavía la segunda persona por la cual
habíamos orado. Me quedé por eso en la vereda esperán-
dola y repartiendo folletos. Estaba seguro de que el Señor
tendría que enviarla, pues se la habíamos «demandado». A
las 20.15 llegó. Tuvimos un interesante estudio sobre Mar-

216
cos 1 y éramos 13 los presentes. A los nuevos les gustó mu-
cho. Cuando regresamos al IBBA nos juntamos al llegar y
dimos gracias a Dios por haber contestado nuestras ora-
ciones. Me acordaba de: «Conforme a tu fe te sea hecho».
Raúl, este muchacho que se convirtió hace un mes, sigue
adelante en la fe. Tiene algunos problemas con sus familiares
y en el trabajo (reconoce que se deben a su culpa) pero tiene
muchas ganas de hablar de Cristo. Ayer por la tarde visita-
mos el Instituto General Roca (reformatorio de menores
donde él pasó nueve meses internado). Charlamos una hora
y media en el despacho del director Panero. Tuvimos opor-
tunidad de hablarle de Cristo y cómo transforma las vidas.
Raúl se «salía de la vaina» para contarle su experiencia,
no sólo a él sino a los muchachos. En medio de la conver-
sación, le pidió permiso y oró por el director y los mucha-
chos. Dejamos una Biblia y un Nuevo Testamento como
donativo para la biblioteca y repartimos luego algunos
evangelios y otra literatura. Hay que solicitar ahora autori-
zación al juez de menores para que nos conceda permiso
para predicarles, pasar alguna película, etcétera.
Cuando regresamos al IBBA, tuvimos que dar gracias al
Señor, pues esta vez también había contestado nuestras ora-
ciones pidiéndole puertas abiertas para poder hablar de Él
(Colosenses 4.3). El espectáculo que se contempla en ese re-
formatorio es desesperante. Una manzana rodeada de un pa-
redón de cinco metros de altura, con 96 chicos y jóvenes de
hasta 18 años. No trabajan, no estudian, no hacen deporte.
Nada. Encerrados. Charlé con uno de 13 años: estuvo ha-
ciendo un «rechifle» (levantamiento); otro de 17 años, por
robo de automotores; otro por robo reiterado. Para algunos,
el estar ahí adentro, es la mejor escuela de delincuentes que
pueden haber visitado. Ojalá podamos entrar para hablarles
del evangelio de una manera más amplia.

217
Recién me acaba de hablar Delia Fleitas […]. Me pre-
guntaba si no podría pedirle una rebaja al doctor Tinao
(cobra 6.500 pesos por entrevista) para que pueda atender
a una hermana en la fe. El martes charlé un ratito con ella
y se encontraban muy deprimida y desilusionada. Un poco
más de lo acostumbrado. Parece que tiene angustia y está
disconforme. Le voy hablar a Jorge para ver si puede con-
seguir una consulta con Tinao.
A otra cosa. Estuve recorriendo varios colegios privados
que hay en las inmediaciones del IBBA. Prácticamente, hay
como uno por cuadra. Algunos de ellos son en inglés, por las
tardes. Me dijeron que te podrías inscribir ahora o si no el
año próximo. No pudieron asegurar nada concreto, pero re-
comendaron que como primer paso deberías registrar tu tí-
tulo para que ellos no tengan problemas con los inspectores.
Fui al Ministerio de Educación y me pidieron presenta-
ción de fotocopia autenticada de tu título original, tus do-
cumentos, y el formulario. Todo el trámite demora un día
y convendría que lo tengas hecho, no importa qué se deci-
da para el año próximo. Así que si te parece conveniente,
hazme llegar lo solicitado para que lo presente (sería mejor
que hacerlo el año próximo, pues puede haber más demo-
ras). Quizás lo puedas hacer llegar con mamá, depende de
cuándo ella venga aquí.
Mi amorcito, termino aquí. Son las 17.50. Te estoy ex-
trañando mucho. Ya me alegro por el tiempo que pasare-
mos juntos en las vacaciones. Sinceramente, con mucho
amor por ti, te besa,
Federico

218
Santa Fe, lunes 13 de noviembre de 1972

Querido Fede:
Hoy también ando un poco atrasada para contestarte,
pero confío en que mañana podrás tenerla si se porta bien
el correo.
Esta mañana hablé con tu mamá por teléfono. Ayer la vi
en la reunión de la mañana pero sólo pude saludarla. Me
dijo que hoy te llamaría, de modo que antes que recibas es-
ta carta quizá te enterés que mi mamá está enferma, inter-
nada en el sanatorio desde el miércoles a la tarde. Ella ha-
ce tiempo que tiene una afección en la vesícula, pero ha si-
do algo no muy fuerte y muy de vez en cuando. Ella es bas-
tante reacia para ir al médico y así ha ido dejando pasar el
tiempo. Ahora, hace unos 12 días, se sentía bastante mal,
por esta razón el miércoles fue al médico con mi papá. La
envió directamente a internarse porque se encontró con
un cuadro bastante serio. Estará ahora preparándola para
operarla (el miércoles o jueves).
Lo más triste de todo esto es que el médico le ha dicho a
mi papá con toda franqueza, que no tiene seguridad de lo
que puede encontrar al operarla, pues teme que por una
serie de síntomas que presenta, es muy posible que haya
algo malo. La afección de la vesícula, al dejar pasar tanto
tiempo sin atenderla puede haber degenerado en tumor.

219
Este fin de semana estuvieron mis dos hermanos con sus
señoras. Abel habló con el médico y éste le explicó en tér-
minos médicos la situación. Abel dice que el doctor tiene
serias razones para dar este diagnóstico, según le explicó y
él vendrá para estar en la operación. Ellos se fueron ano-
che, pero gracias a Dios se quedó [Josefina] la esposa de
Abel para ayudarnos un poco aquí en casa. Mi papá está en
el sanatorio con mi mamá, «viviendo» allí, es decir, duer-
me y come y está todo el día.
Yo tuve un trajín un poco fuera de lo común, pero me vino
como una real bendición el feriado del viernes. Ando algo
cansada pero no es esto un problema por ahora. Te puedo
decir que estamos bastante tristes por esto de mi mamá, pero
gracias al Señor no desesperados, porque sabemos que nues-
tras vidas y todo está en sus manos. Mi papá tiene un ánimo
muy bueno que nos ayuda a todos. Sé que orarás por esto,
Federico, y es lo que debemos hacer, y no otra cosa. Esto de
mi mamá llevará tiempo, y coincide con una época muy ata-
reada para nosotros. Quela tiene que estudiar bastante para
rendir inglés y yo con mis cosas que ya sabés. Pero estoy más
tranquila porque directamente no haré lo que no esté a mi
alcance, dentro de las circunstancias que se presentan. De
todos modos tengo bastante con el trabajo hasta diciembre
(el 7 terminan aquí las clases).
Ayer anunciaron la invitación que enviaste para el acto
de clausura [del ciclo lectivo del IBBA]. No creo que al-
guien pueda viajar, igualmente deseo que esté muy lindo.
Respecto a lo que me pedís que te envíe para la inscrip-
ción, te diré que me parece bastante tarde, pues todo ten-
dría que ser en esta semana: que yo haga aquí lo que me
pedís, que te lo mande y que vos volvás a las escuelas. Tra-
taré de intentarlo pero no sé qué posibilidades hay de que
disponga del tiempo para hacerlo, por las circunstancias

220
especiales de que te hablé antes. Además, imagino que en
estos días vos también andás estudiando mucho, ¿no?
Te pediré un favor: que hablés con Jorge Folta y le digás
que aquí se está buscando el lugar apropiado y ultimando
otros detalles, para la venida del Coro del Seminario. Que
yo recibí otra carta de Balyeat pero no me habla nada de
un posible cambio de fecha (en lugar del 1º, el 8) del que
Jorge había mencionado a Juan cuando estuvo. Quisiera
saber si lo que Jorge dijo era sólo una posibilidad o debe
ser tomado como una comunicación oficial de que cambia-
ron las fechas. Si es el 1º como en un principio, que no di-
gan nada, pero si hubo cambio, que lo comuniquen urgen-
te. Esto es muy importante para pedir el lugar. Decile
también que el sábado al mediodía podrán almorzar en el
Hogar Infantil sin problemas. No sabemos si será posible
una actuación por lo inadecuado de la hora (mediodía) pe-
ro trataremos de hacer algo. De todos modos supongo que
ellos están siempre listos como los boy-scouts, ¿no? Deci-
les estas cosas, por favor, para que se las comunique al se-
ñor Balyeat de mi parte.
Espero que cuando vengás podamos usar el tiempo de
la mejor forma posible, entre otras cosas, para conocernos
mejor y aumentar nuestra confianza.
Mi amorcito, al llegar a este lugar de la carta, tengo que
anular el favor que te pedí anteriormente. No es una to-
mada de pelo: resulta que hace un rato me llamó Luis Cas-
tillo y el asunto terminó en que yo llamé a Buenos Aires y
hablé con Raquel [Folta]. Estaba Balyeat allí y ya confir-
mamos todo lo que eran necesario. De modo que queda sin
efecto esa llamada a Jorge. Lamento haber empleado tanto
espacio para algo que no tiene utilidad, pero lo dejo como
está pues de lo contrario tendría que haber hecho la carta
de nuevo y esto demoraría su envío.

221
Raquel me dijo que estaban contentísimos porque habían
terminado ayer una campaña de evangelización en la iglesia
con unos hermosos resultados y muchísimas manifestacio-
nes. Dice que fue una experiencia extraordinaria. Parece que
hay un principio de algo nuevo en la iglesia del Señor.
Ayer tuvimos una reunión algo fuera de lo común en
nuestra iglesia aquí. Don Jorge tuvo un mensaje que le ha-
bía sido dado por el Señor en forma evidente. Muchos se
sintieron conmovidos y lloraban, y al terminar la reunión
de la Santa Cena, algunos hablaron espontáneamente pi-
diendo perdón o expresando su sentir. Hubo un espíritu
muy bueno como hace tiempo no había. Yo no pude escu-
char esta predicación porque estuve con los chicos [en la
guardería].
Querido Fede, ya debo irme a la escuela. Deseo que el
Señor te ayude mucho en los exámenes. Esta vez sí es cier-
to: ¡hasta muy pronto! Te besa con un gran cariño,
Marta

222
Buenos Aires, martes 14 de noviembre de 1972

Mi muy querida Marta:


Muchas gracias por tu carta. Ayer, como dices en la tu-
ya, me habló mamá y me enteró del estado de tu madre.
Por cierto que no ha de ser nada linda la situación en que
se encuentran ustedes en estos días. Me lo puedo imaginar
muy bien, y por eso, he comenzado a orar específicamente
por tu madre y el resto de ustedes.
Siempre en una situación semejante, uno se intranquili-
za, y más, no teniendo certeza de lo que puede ser. Seguro
que cuando recibas estas líneas ya estarán enterados de
cuál es el mal que afecta a tu mamá.
Mi amorcito, bien dices, que todo está en las manos de
nuestro Señor. Debido a esa conciencia que tenemos, que
no va a caer ni un pelo de nuestra cabeza al suelo sin el
consentimiento del Padre celestial, es que no necesitamos
afligirnos. Dios sabe muy bien las cosas que Él hace y lo
que conviene a sus hijos. Ojalá pudiésemos estar siempre
dándonos cuenta de este hecho. A mí me falta mucho
aprender sobre este respecto. Cuántas son las veces que
me preocupo o lucho por mi cuenta para solucionar pro-
blemas, en vez de descansar sosegadamente en Cristo.
Querida Marta, quisiera estar en estos momentos al lado
tuyo para ayudarte en lo que fuera posible o siquiera para

223
animarte. Lo de tu madre me afecta también a mí y ojalá que
no sea nada malo lo que se le halle. Querida, deposita toda tu
confianza en el Señor y sabe que Él es el único que puede for-
talecernos, consolarnos (2 Corintios 1.3-5) y hacer que per-
manezcamos firmes e inamovibles en la fe.
Me parece muy bien tu resolución de hacer tan sólo lo que
esté a tu alcance. Vas a necesitar muchas fuerzas, físicas y
mentales, para estas próximas semanas, así que trata de des-
cansar cuanto te sea posible. Duerme tus buenas ocho horas
y aliméntate bien, ¿eh? (quizás no tanto en cantidad como en
calidad, para que tengas energías suficientes). Valgan estas
recomendaciones como consejo muy amoroso, porque quie-
ro que estés muy bien cuidadita en todo sentido. Tal vez ten-
drías que suspender tus ensayos con el coro si te afecta la
voz. No es justo que tu garganta sea estropeada. Dile a tu
madre que oramos por ella los muchachos de la pieza.
Esta mañana Shannon me preguntó qué posibilidad
existiría para que el sexteto del IBBA pasase el viernes 24
del corriente por Santa Fe. Ellos también están de gira. Le
dije que pasaría también el coro del Seminario y que pien-
so que habría pocas posibilidades. Todavía tengo que con-
firmar en qué queda esto.
Comenzamos con los exámenes. Tenemos este año a ra-
zón de uno por día. Hasta ahora no han sido difíciles. El
viernes pasado, sobre Efesios, Filipenses, Colosenses y File-
món; ayer, Inglés; hoy, Educación Cristiana; mañana, 1
Juan, 2 Juan, 3 Juan, y Judas; y el jueves, Corrientes teoló-
gicas contemporáneas (en la cual ando medio flojo y es bas-
tante complicada). Gracias por tus oraciones. Son muy im-
portantes para mí.
Estamos medio intranquilos debido a que el banquete
está programado para este viernes 17, justo cuando viene
(si es que viene), Juan Domingo37 y la clausura el sábado

224
en la Iglesia Metodista Central. Si hay paro de transporte y
eventualmente algún otro lío, se verían afectadas estas ac-
tividades. Pero estamos decididos de hacerlas lo mismo.
Mamá quizás llegue el jueves por la mañana. Tal vez mi
regreso a Santa Fe se vea afectado por uno o dos días de
tardanza. ¿Podrás esperar estos días más? Éste año estoy
muy contento de haberlo terminado, y especialmente, por
tenerte a ti, querida. Significas mucho para mi vida. Du-
rante todos estos meses te he llevado presente en mis pen-
samientos y estoy agradecido realmente al Señor debido a
que Él nos unió de esta manera. A pesar de la distancia
nuestro amor ha ido en crescendo y esto es otro motivo de
gratitud. ¡Alabado sea su Nombre!
El domingo pasado estuvimos todo el día en Encuentro.
Tuvimos un almuerzo de despedida los del equipo. El ma-
trimonio Constance vive desde más de un mes allí y han
arreglado muy bien la casa. La cantidad de chicos que vie-
ne es constante (entre unos 15 y 20), pero no así la de los
adultos. Al despedirme de algunos contactos, dos de ellos
me recomendaron «cuidarme de las santafecinas». ¿Cómo
se habrán enterado que son peligrosas?
Mein liebes Schatz, termino aquí. Dudo que escriba otra
todavía. Así que será hasta muy prontito. Deseo mucho
verte y expresarte personalmente mi amor por ti.
Te abraza con mucho cariño,
Federico

225
Silencio epistolar

VII
Un primer período de intenso contacto epistolar había
concluido para los enamorados. Fueron ocho meses (abril
a noviembre de 1972) en que residieron en dos ciudades
distintas, por lo que la manera más conveniente para man-
tenerse comunicados era carteándose (hacerlo telefónica-
mente hubiera sido prohibitivo por los altísimos costos).
Le siguió hasta el casamiento un segundo período de 15
meses de «silencio epistolar» (diciembre de 1972 a marzo
de 1974), tiempo en que residieron simultáneamente en la
misma ciudad, sea la Santa Fe natal o Buenos Aires. Al
verse frecuentemente se les hizo innecesario contar con
cualquier contacto epistolar, y solo se cartearon cuando sa-
lieron de viaje: ella a Thea (enero de 1973) y la Patagonia,
y él a Chile (noviembre a diciembre).
En dicho período tuvieron lugar algunos acontecimien-
tos que tendrían gran significado de cara al futuro.

VIII
—¡Puf, llegué, aquí estoy de vuelta.
—¿A dónde te habías ido?

227
—A buscar los anillos, ¿no te acordás que el moishe nos
dijo que hoy podíamos pasar a retirarlos?
—Ah, sí, claro, se me había pasado, y te fuiste hasta el
centro y volviste bien rápido, ¿eh?
—Bueno, acá están, mirá qué lindos que son. Probate el
tuyo, a ver cómo te queda. El mío ya me lo probé y me cal-
za perfecto. A ver…
—Sí, me queda bien, mmhh. ¡y qué pulida que les dio el
amigo de calle Libertad! Y vos, a ver, mostrame, que quie-
ro vértelo puesto cómo te queda.
—¡Bárbaro!
—Sí, están hermosos, y son relindos, blancos, que pare-
cen de platino pero son de oro blanco.
—Bueno, entonces hacemos como habíamos hablado,
¿no?
—Sí, este viernes entonces.
—Dale. Yo me voy ahora a mi pieza a terminar de escri-
bir el sermón para Homilética, que Myron Voth nos pidió
que entregáramos mañana.
—Y yo, a seguir lavando ropa en el entrepiso, que toda-
vía me queda algo para terminar.

IX
Viernes 24 de agosto de 1973. Ambos volvían en el Mitre
de la obra práctica, en «Encuentro». Habían subido en la es-
tación de San Andrés y bajaron en Belgrano R. Caminaron
una cuadra y media por calle Pampa hasta el IBBA. Subieron
rápido por la escalera sin usar el ascensor: ella, directo a su
cuarto en el segundo piso, el de señoritas, y él a uno más
arriba, el tercero, de los varones. Se arreglaron ligero como
pudieron, bajaron, se encontraron en la recepción, y fueron a

228
tomar otra vez el Mitre, esta vez hasta Retiro. De ahí, con el
subte, hasta la estación de Carlos Pellegrini.
En 50 minutos estaban saliendo por la boca del subte a
plena Avenida 9 de Julio, frente al Obelisco. Cuando el
semáforo les dio luz verde cruzaron y llegaron a la plazole-
ta de la República, lado norte. En unos instantes localiza-
ron el monolito con la placa de bronce de la provincia de
Santa Fe y se pararon a su lado.
Eran aproximadamente las 20. Una noche de invierno,
diáfana, fresquita. El cielo, arriba, dejaba ver las estrellas,
no muchas por el smog y las luces de la gran urbe. Los
vehículos, abajo, circulaban incesante y alternadamente
por Corrientes y Pellegrini, con los faros encendidos y
dando ocasionales bocinazos. Los transeúntes desfilaban,
unos con paso apresurado; otros, los más, con paso de
procesión, en dirección al microcentro. Era viernes de no-
che y medio mundo salía a pasear, cenar, ir al cine, al tea-
tro. Pero el par de tortolitos permanecía de pie, sin inmu-
tarse por lo que acontecía a su alrededor, a metros del em-
blemático Obelisco.
Sin más preámbulos, elevaron al unísono una sentida
oración al Todopoderoso:
Señor, te damos infinitas gracias por haber-
nos guiado hasta este momento, a fin de que
unamos próximamente nuestras vidas en
matrimonio. Nos consagramos a Ti para ser
tuyos y servirte con pasión y fidelidad. Y que
en el tiempo de vida que nos concedas, sea-
mos instrumentos útiles en tus manos, obe-
dientes para extender tu Reino hasta lo úl-
timo de la tierra. En el nombre de Jesús.
¡Amén!

229
Sacaron los anillos de la cajita que traían, y antes de in-
tercambiárselos ella advirtió:
—Acordate de que como todavía somos novios, y no es-
posos, corresponde ponerlos en el dedo anular… ¡de la
mano derecha!
—Sí, mi amor, ya aprendí la lección que me diste, recién
después de casados lo cambiaremos a la izquierda.
—¿Un besito?
–No, ¡dos!
—Chuic, chuic.
—Chuic, chuic.
—¿Vamos ahora a cenar?
Y se fueron caminando lentamente, tomados de la
mano, hasta una conocida parrillada en la peatonal Lava-
lle, y allí cenaron.
Aquella noche, los dos enamorados de Jesús habían se-
llado un solemne compromiso de amor de por vida y de
servicio en la Obra. Su noviazgo, matrimonio, descenden-
cia y ministerio futuros habían sido rendidos, incondicio-
nalmente, ante los pies de Aquél a quien todo le pertenece,
todo lo sabe y todo lo puede.

230
Enero de 1973
Thea, domingo 14 de enero de 1973

Querido amorcito:
Son las 17.30 y recién terminó una reunión con todos
los que trabajarán en el campamento. Estaba el señor
Voth, me lo presentaron, pero creo que no entendió mi
nombre […]. Llegué muy bien. Dormí casi nada. Estoy en
una pieza muy chiquita con una señora y su hija. Todavía
no ha llegado toda la gente pero en total seremos 180.
Podés venir nomás, viernes o sábado, pues para vos ha-
brá lugar, hace unos momentos lo averigüé y me dijeron
que ¡sí!
En cuanto a mi trabajo aquí, creo que podré utilizar lo
que traje que vos, tesorito, tan amable me ayudaste. Ten-
dré que preparar un coro con los niños en el primer perío-
do (sábado a martes), y dar esas clases de miércoles a sá-
bado, mostrando lo preparado en el primer periodo, todo
siempre en colaboración con la señora de McGuckin (muy
simpática y linda). Todos convinimos en que el programa
está muy malo; en realidad no lo hizo un yanqui. Pero ya
se arregló todo. Balyeat no recibió mi carta pues está en
Thea desde el 28 de diciembre pasado, con la familia.
Hoy ha sido un día lindo, algo fresco, pero ¡qué lásti-
ma!, con bastante viento. Olvidé traer los lentes para sol.

232
Allí en el campo está practicando el equipo de Colón de
Santa Fe.
Te extraño y espero con muchas ganas que vengás. Un
beso y todo mi cariño, mein lieber,
Marta

233
Santa Fe, martes 23 de enero de 1973

Tesorito mío:
Con mucha alegría recibí tu tarjeta ayer lunes, cuando
volví de Esperanza. Por la mañana, antes de irme, el carte-
ro pasó sin traer nada. Pero la trajeron a la tarde. Te ex-
traño mucho en estos días, mi amor, y quisiera que nos
veamos pronto.
Antes que me olvide: Margarita me dio la lista de unos
seis a ocho chicos (todavía tengo que hablarle a David).
Recibió de Dergarabedian carta, un poco sorprendido por
el presupuesto que se le había pasado. Otra noticia no tie-
ne. El domingo almorzaron en casa Quela y Felisa. Una
noticia, ejem, bueno, no sé cómo llamarla; tu mamá me di-
jo que recibieron carta de [tu hermana] Noemí, que a fines
de febrero deja el trabajo y se viene para Santa Fe
(¡iúuuujuuu!). Me reservo los comentarios y conclusiones,
y dejo todo en las manos del Señor. Me sorprende ver su
fidelidad y cómo dirige nuestros pasos. ¡Gloria a Él!38
Otra cosa, mein Schatz, todavía no tengo decidida mi
ruta a Córdoba, pero me inclino a pensar que tal vez viaje
primero a Athos Pampa. Pero tal vez caiga antes en Thea.
Así que todavía no sé seguro cómo será. Desearía verte y
estar contigo en este mismo instante, amorcito lindo.

234
Carta de Huck: el retiro se hace en Paraná del 1 al 3 en
la iglesia bautista (falta confirmarse, en su defecto en
Crespo). El 3 al mediodía termina (tiempo para ir a Espe-
ranza). Te llevo siempre presente en mi mente, y siento es-
tar separado de ti. Te quiero mucho. Hasta muy pronto
(Santiago 4.15).
Con mucho amor,
Federico

235
Noviembre de 1973
Olavarría, miércoles 28 de noviembre de 1973

Mi muy querido amorcito:


En este instante acabamos de llegar desde Azul. El viaje
fue muy cortito. Apenas 47 kilómetros. Para no demorar
más pedí al pastor un papelito y él con mucha amabilidad
me ofreció su escritorio y su block de cartas. Aunque hace
apenas 24 horas que nos despedimos ya me está parecien-
do largo y pensé en vos muchísimas veces.
Te cuento algunas cositas. Ayer llegamos como estaba
previsto a Azul, a las 16 más o menos. En un momento,
luego de cambiarnos un poco, fuimos a la cárcel de encau-
sados. Tuvimos una actuación allí, no muy buena por cier-
tos fallos del equipo, que nunca faltan. Nunca había entra-
do a una cárcel y tuve una fuerte impresión y tristeza al ver
esa pobre gente. Los más buenos andaban sueltos y nos
ayudaron a bajar todas las cosas y acarrearlas. Luego de
una serie de controles de documentos y dinero, pasamos.
Bajaban los presos como hormigas por las escaleras y
un buen grupo estaba ya ubicado esperando. Luego de ins-
talar todo, en presencia de ellos, actuamos. Había también
seis mujeres, separadas por supuesto, por una reja. Una de
ellas, una señora de unos 50 años, lloraba casi todo el
tiempo y me miraba a mí y me sonreía. Me dio mucha pe-
na. Después nos invitaron a pasar al casino de oficiales y el

238
director de la cárcel nos ofreció un refresco y picada. Nos
atendieron muy bien.
¿Te acordás de mi primo [Alberto] Brarda, que vive en
Azul? Yo me acordé en el camino y estaba preocupada
pensando que no había averiguado su dirección, pero a la
tarde, conversando con el pastor Bernardini y señora, me
hablaron del «hijo de un pastor de Santa Fe, llamado
Brarda». Me dio mucha alegría pues yo estaba por pregun-
tarle a ellos. Convinimos en que al volver de la cárcel, él
me llevaría hasta la casa. Y así lo hicimos. Estaba ella [So-
nia] sola con el nene [Leandro]. Le dio una sorpresa bár-
bara y no podía creerlo. Los invitamos para la reunión de
la noche en la iglesia donde actuaríamos también.
El pastor me decía de ellos que casi ni van a la iglesia.
Se han dejado absorber mucho por las relaciones sociales
de él […]. Aunque ella habló con el pastor y le expresó su
sentir de insatisfacción y de estar en «gran deuda con el
Señor». A la reunión vino solo él. Estuve charlando un
buen rato y estaba muy contento de este encuentro.
A la noche, luego de la reunión, cenamos en casa del
pastor Bernardini, que vive en el templo mismo (casa pas-
toral). Allí también dormimos todos, porque detrás hay un
caserón antiguo con muchas piezas, donde funcionaba el
viejo Instituto Bíblico. Luego del desayuno y de cargar to-
do, partimos para aquí [Olavarría]. Azul es una linda y
próspera ciudad y también Olavarría.
Mi tesorito, es todo por ahora. El día es muy hermoso,
pero más hermoso es tu cariño para conmigo. ¿Cómo lle-
gaste [a Chile] con todos los bultos?
Fede querido, por favor, arreglá pronto lo de la fecha del
casamiento. Si te es posible mantenerla [2 de marzo de
1974] me gustaría mucho. Espero tu cartita preciosa en

239
Comodoro Rivadavia. Yo te escribiré luego desde allá a
Chile. Cuidate mucho en el viaje. Traeme música de Chile.
Flaquito, me despido entonces con un fuerte abrazo y
muchos besitos. Te quiero mucho, ¿sabés? Que el Señor te
proteja y bendiga es mi oración de cada día. Con profundo
amor te besa y ama mucho,
Marta

240
Santa Fe, viernes 30 de noviembre de 1973

Enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a


Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a
Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni
vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las
naciones (Isaías 66.19).

Queridísima mamita:
¡No sabes cuánto desearía estar a tu lado! Te extraño
mucho, y eso que estamos apenas unos días sin vernos.
¿Qué será más adelante? ¿Cómo andas, tesorito mío? No
sé si todavía recibiré noticias tuyas antes de que parta para
Chile el lunes. ¡Mira, la muy pícara se me ha ido a una de
las partes más australes del globo! Junta algunas tarjetas
postales del lugar ya que todavía no tenemos otra cámara
fotográfica. ¿Cómo te trata el frío, el viento, la nieve, etcé-
tera, por allá?
Quiero decirte que estoy muy contento contigo, de te-
nerte, de saber de tu amor y aprecio, de la gratísima com-
pañía experimentada contigo durante todos estos últimos
meses. Has significado muchísimo para mí (aunque tal vez
no lo hayas captado porque yo no lo expresé notoriamen-
te). Siento una dicha inmensa por tenerte como novia (fu-
tura esposa de pastor, ¿eh?) y doy gracias a Dios por ello.

241
Eres la mujer ideal para mi: hermosísima, simpatiquísima,
despierta, inteligente, toda una señorita (señora), madura,
bien equilibrada y ubicada, y con un sólido y muy valioso
respaldo espiritual. ¡Gracias por todo, una vez más, Marti-
ta querida!
El hecho de estar separados se debe a que estamos sir-
viendo al Señor. Ojalá que esto amplíe nuestra visión y nos
sirva para el futuro, en nuestro ministerio «transitorio» en
Santa Fe. Estoy orando por ti y también cuando ando por
allí, en cualquier parte y me acuerdo de ti, mando un men-
saje al cielo para que Dios te bendiga allí donde estés.
Hoy saqué el certificado internacional [de vacunación]
antivariólica. Entre ayer y hoy recorrí cinco hospitales pa-
ra conseguirlo (unos estaban de paro, otros lo aplicaban
otro día de la semana, etcétera). En la Administración del
puerto me lo dieron, luego de que me la apliqué [a la vacu-
na] en el Provincial.
El miércoles estuve en Nordeste. Sin que yo mencionara
nada, se nombró como motivos de oración la operación de
tu papá y a Quela. También se oró por tu viaje. Esta noche
a las 20.30 me reúno con los cuatro diáconos y el pastor
para tratar el asunto de fechas y otros detalles. Veremos
qué resulta.
Salimos del IBBA con ocho bultos (cinco paquetes, dos
valijas y un bolso; un bulto menos que cuando vinimos de
Berlín). Me ayudaron hasta [la estación de ferrocarril]
Belgrano R Raúl y Tito que estaban al lado. Cargamos to-
do en el primer vagón del Rosarino. En Rosario mamá me
ayudó a bajar las cosas por la ventanilla. En el Micro no
pagamos nada. A casa nos trajo un taxi. Llegamos a las
2.10. Todo bien. Antes de tomar el tren, recorrimos un po-
co por calle Florida. Me compré una billetera con monede-
ro interno.

242
Al despedirme de las chicas de tu piso, pasé a tu pieza y
Susana me mostró que te habías olvidado la cajita con las
flores y los «bichitos» de mar. La traje (lo menciono por si
te acordabas, para que no te hagas problemas).
No alcancé a hablarle a [Jacobo] Vartanian. Dale mis
saludos a la vuelta.
Encargos para hacer en Buenos Aires a tu regreso:
1. Pedir a Rogelio [Nonini] que te haga un certificado
de constancia de estudios, materias tomadas y traba-
jo realizado. No cuesta nada, pero en el futuro va a
ser de mucho valor. Si no se pide ahora, más adelan-
te va ser mucho más difícil hacerlo. ¡Es importante!
2. Hablar a Rubén [Darino] por el asunto del grabador.
Teléfono 658-9831.
3. Solicitar direcciones de: Jorge Bernardini, Carlos
Kint, Carlos Killy, Eduardo Pellegrina, Ricardo Pe-
rrugorría, y del equipo: Walter [Ortiz], Pancho
[Martell] y [Miguel] Palomino.
Muchas gracias desde ya, tesorito.
Pasé por lo de la señora de Longo. Me hizo entrar y
charlamos un rato. El hijo Eduardo termina antes de Na-
vidad. Le hablé también a Norma. [El misionero Roberto]
Burtis también me dijo que estaban preocupados por los
Panotto, por no saber adónde y cómo andaban.
Estuve, estoy y tendré todavía para rato en el asunto de
encarpetar, ordenar, archivar, tirar, etcétera, papeles,
apuntes, revistas, etcétera. Quisiera que estuvieses acá pa-
ra ayudarme a hacerlo, pues sé que no andas con vueltas
para tirar las cosas, como yo. Ordené 25 centímetros [api-
lados] de apuntes de los cuatro años en el IBBA. De paso,
iba evaluando y repasando lo aprendido.
De veras, me cuesta creer que con un cuarto de siglo de

243
existencia se acabe mi vida estudiantil. Comienza otra eta-
pa: producir. Se terminó mi etapa de «asimilación siste-
matizada y obligatoria de conocimientos». Ahora hay que
enseñar, crear, promocionar, anunciar, etcétera. ¿Podré?
La ayuda idónea que el Señor me proveyó creo que es más
que apta para ello.
Son las 11.50 y enseguida vendrá David [Folta] para lle-
varme a ver un chalet en vista en Guadalupe. En Mendoza,
tal vez pase por lo de mi prima Malena (hija de Luis).
Escribir esta carta me recuerda al año 1972, ¿a ti tam-
bién? Vida mía, te dejo epistolarmente, pero no espiritual
y amorosamente, hasta la próxima.
Te besa con mucho amor,
Federico

244
Diciembre de 1973
Santa Fe, domingo 2 de diciembre de 1973

Mi adorado tesorito:
¡Hola!, ¿cómo te va? ¡Chuic! No pude resistir las ganas
de escribirte, más quisiera tenerte al lado, besarte, abra-
zarte. Te extraño mucho, cariño mío. Sufro mucho tu au-
sencia y te necesito al lado mío. Tu dulce compañía, tu mi-
rada cariñosa, tus amorosas palmaditas, tus deliciosas ca-
ricias, tu voz tierna, fijas en mi memoria, me hacen desear-
te vehementemente. Te escribo estas líneas —aparte que
para recordarte y expresarte mi inmenso amor que siento
por ti—, para contarte algunas otras cositas.
El viernes estuve dos horas charlando con la «Junta en
Comando» (diáconos y don Folta). Arreglamos sobre fechas,
«demandas», requisitos y otras yerbas. Marcha todo bien.
Unánimes, todos me confirieron total autoridad y libertad
para pastorear la iglesia. Lo sabía de antemano (ya habíamos
charlado con Juan, ¿no?) pero me enfatizaron que no debo
llevar el apunte a la congregación sino rendir cuentas al Se-
ñor solamente. Esto me da mucha tranquilidad y vamos a
tener gran campo de acción, ¿no es verdad, tesorito?
El sábado y hoy hablé por teléfono a Buenos Aires.
Quedamos así: la ordenación es el domingo 6 de enero.39
Vendrá David Constance. Aparte, piensan invitar a Samuel
Libert y a Jorge D. Folta oficialmente. De este modo la

246
iglesia tendría a sus pastores por lo menos un domingo (el
siguiente) antes de que tomen rumbo a Misiones. El casa-
miento será el 2 de marzo de 1974 con el pastor [Carmelo]
Terranova. ¿Está?
Hoy, almorzando de mi tías allá en el décimo piso, nos
regaló Arminda (para nosotros, ¿no?) una jarra Pirex con
mediciones para harina, arroz, etcétera. Aurora preguntó
si nos podría regalar un juego de cubiertos Gamuza o algo
así, y le dije que no sabía, que iba a consultar con la «pa-
trona». Por el piano: tenemos que hacerlo tasar y luego in-
formar a la familia para decidir el precio a pagar. Saludos
de ellos (eso se dice por compromiso).
Fui a ver la casa en Guadalupe. Está a estrenar. Es regia.
Grande, un chalet, dos dormitorios, living, cocina, dos ba-
ños, pieza de servicios, garaje, asador doble, patio doble,
etcétera. Unos 65.000 pesos (¡regalado!). Falta terminar
frente y pisos. Desventajas: lejos, detrás del Seminario, ca-
lle de tierra, sin teléfono. Colectivos a dos, tres y cinco
cuadras. Es un problema. Las casas que se alquilan son
poquísimas. Todos venden. Alquileres altísimos. Veremos
qué pasa.
Me preguntaron varios cómo viajo a Chile. Y esta noche
recibí una noticia bomba, con bendiciones a raudales. Al
terminar la reunión Juan me entrega un sobre: varios
hermanos (anónimos) juntaron algo para mi viaje. Cru-
zando el bulevar lo abro y no lo podía creer, contaba un co-
loradito tras el otro: 80.000 pesos. La verdad que el Señor
se pasó, ¿no? Otra evidencia más de que el Señor es buení-
simo con nosotros. Imagínate, salí chocho de contento y
bendiciéndole. Por otra parte, contamos con el afecto a los
hermanos. Nos quieren mucho. Aunque hoy a la mañana
les hablé clarito y duro:

247
RELACIÓN IGLESIA Y NUEVO PASTOR
1. Amiga del pastor
2. Diezmera
3. Sujeta al pastor
4. Responsable
5. Visión amplia (para poder salir a otras partes)
Di oportunidad para hablar luego. Rosa [de Bermúdez]
preguntó sobre la duración y qué de los dos o tres años que
se rumoreó. Di a entender que no podemos fijar plazo.
[Otro hermano] «saltó» con que no es correcto decir que el
cristiano que no paga el diezmo está bajo maldición (yo leí
y afirmé sólo lo de Malaquías 3.9-10). A la noche lo agarré
solo y me dijo que él no daba el diezmo. Eso me tranquili-
zó en que yo no había sido demasiado duro con lo de la
«maldición» de la mañana. Bárbora mostró su gran alegría
y complacencia en que venga con Marta.
Termino. Pienso que mañana viajamos juntos varios
cientos (y mil) kilómetros por el Señor. Que Dios te bendi-
ga mucho. No escribo al dorso pues son ya 0.15 del
3/12/73 y quiero levantarme bien temprano. Tus papis no
me hablaron todavía. Saludos de mamá.
Te quiere mucho, tu novio,
Federico

248
Comodoro Rivadavia, martes 4 de diciembre 1973

Mi amorcito:
No creo que hayás llegado a Santiago mientras te escri-
bo, pero no dudo que cuando ésta te llegue, ya estarás allá.
Estoy «alambrando» un poco hasta recibir alguna noticia
tuya, de cómo te fue en el viaje. Espero que sea pronto.
Creí que podría haber una cartita tuya al llegar yo aquí, pe-
ro no fue así.
Fede, tengo muchas cosas que contarte desde la ante-
rior, pero no creo que pueda hacerlo por carta. De modo
que te diré sólo lo más importante.
Algo muy lindo para mí fue que a cada ciudad o pueblo
que llegamos para actuar: Azul, Olavarría o Puán, y al
mismo Comodoro Rivadavia, al entrar por las calles o al
llegar a la casa o al salón indicado, una de las primeras co-
sas que observábamos es el «famoso» signo de interroga-
ción40 en paredes, vidrieras o lo que sea. Eso me dio la idea
de que estabas cerquita o esperándome en cada lugar des-
conocido para mí.
Todas las actuaciones en cada lugar han sido variadas
en cuanto a resultados y aceptación. Luego te contaré de-
talladamente.
Ayer, a las 19 llegamos a Comodoro después de un viaje

249
de 18 horas. Salimos a las una y viajamos toda la noche y
todo el día, parando sólo lo necesario para comer, cargar
combustible o ir al baño. El viaje fue sin problemas y lle-
gamos antes de lo previsto. Pero igualmente cansador. En
cuanto a paisaje me desilusionó un poco, pues fue todo
muy árido y monótono, tanto Río Negro como Chubut, con
un camino recto sin ninguna curva.
Pero a unos 30 kilómetros antes de llegar aquí todo cam-
bia. Se vuelve muy montañoso y verde. Un paisaje bastante
parecido al de Córdoba.
Comodoro Rivadavia es una ciudad nada atractiva des-
de el punto de vista urbanístico y arquitectónico. Un des-
quicio. La mayoría de las casas están sin terminar, sin re-
voque, todas desprolijas, tanto fuera como por dentro. Ca-
lles muy mal trazadas. Casas pobres. Esto, sacando la par-
te exclusivamente céntrica, la que tampoco es muy linda
que digamos. Pero desde el punto de vista natural, es una
hermosura: recostada sobre altas montañas y llegando
hasta el mar.
La vista al entrar es magnífica: el contraste de las mon-
tañas marrones con el mar verde. Hay barrios enteros en
las lomas de las montañas. Las calles son ondulantes. Es
realmente hermoso el paisaje y nada común para nosotros.
Es una emoción ver tantos pozos de petróleo por cualquier
lado, desde las montañas más altas hasta el mismo mar.
Cristina [Bustamante] y yo estamos alojadas juntas en
la casa de una creyente, a una cuadra de la iglesia. Éste ba-
rrio es muy pobre y feo. La pieza donde estamos tiene un
techo de pedazos de cartón que parece que se van a caer.
Recién llegué y encontré la ropa blanca de la tierra que cae
por el techo.
Hay dos iglesias de la Alianza, las dos en el mismo ba-

250
rrio, a poca distancia una de otra, poca táctica. La de
[Raúl] Marengo, que es la única que conozco, se la ve por
fuera deteriorada y despintada. El 70 por ciento de los ha-
bitantes son chilenos. Hoy es la primera actuación. Yo ya
estoy lista para salir. Menos mal que para las reuniones
consiguieron un salón en el centro. Deciles a Pablo y Alicia
que hoy comí un plato típico chileno: son rosquitas de za-
pallo dulce, que se llama «picarones».
Están varios pastores desde la semana pasada, que vi-
nieron para ayudar a Marengo durante la campaña: Fan-
derwud, Gandini y Garrido. Comimos todos juntos, aquí al
lado de la casa de otro creyente, donde se reúnen varias
mujeres para preparar las comidas. Son muy ricas.
Estuvimos comiendo muy bien hasta ahora en todos la-
dos. La gente se desvive por darte lo mejor. Pero ocurre que
tarde o temprano tanta variación, y aguas tan distintas en
cada lugar, comienzan a afectar. Yo viajé ayer bastante des-
compuesta con fuerte dolor de estómago. Anoche le pasó a
Cristina. Hoy me siento bien gracias a Dios, creo que cuando
llegue a casa comeré papas hervidas ¡por una semana!
Mi anillo brilla mucho aquí por el clima muy seco. Hay
permanentemente viento, aunque no tan fuerte como pen-
sábamos. Está bastante fresco y oscurece tarde. A las 21.30
todavía es de día. Pensamos hacer turismo en algunos mo-
mentos libres ya que hay lugares muy lindos para conocer.
No sé nada de mi papá, cómo le habrá ido.
Querido flaquito, ya debo irme. Voy a terminar. Cariños
a Pablo y Alicia. Deciles que sus compatriotas son súper
serviciales aquí. Como ves, esta carta tiene un ritmo bas-
tante apurado.
(Miércoles 5) Mi querido, no pude ayer terminar pues
me sacaron volando. Pero ahora mismo voy a despacharla.

251
Espero todavía escribirte desde aquí por lo menos una vez
más. Escribime pronto. ¿Te compraste el pantalón?
Te besa con gran cariño, tuya,
Marta

252
Santiago de Chile, jueves 6 de diciembre de 1973

Querido tesorito:
Mi Martita, te escribo a máquina porque lo hago más
rápido, y queremos salir ya para la ciudad, y deseo que
puedas recibir la presente aún estando en Comodoro Ri-
vadavia. Llegué muy bien ayer a las 21.50 a la casa de los
suegros de Pablo, aquí en San Bernardo, a media hora de
Santiago. Te mando algunos detalles bien ligerito, luego
será con más amplitud (o verbalmente).
Santa Fe a Villa María en bus. Pasé por lo de Enio
[Chiarparín] y cenamos en la casa de los Zandrino y con el
doctor [Miguel Ángel].
A medianoche continué en bus hasta Mendoza. Pasé el
día de mi prima Malena [Vallebella] y los chicos. Visité al
pastor [Santiago] Acuña.
El miércoles a la mañana salí en tren para Chile. Casi
diez horas atravesando la cordillera. Un espectáculo colo-
sal, imponente, gigantesco. Aduana, y nuevamente bus
hasta Santiago.
La gente es más pobre que del otro lado de la cordillera.
Hoy hace bastante fresco.
Querida Marta, tan sólo quería escribirte estas líneas
para que sepas que llegué bien, gracias al Señor. La má-
quina está bastante mal. Tesoro mío, espero con ansias tu

253
cartita. Recibe un muy fuerte abrazo de quien nunca te ol-
vida y te quiere y ama profundamente. Un besito y hasta la
próxima, que será dirigida a Santa Fe,
Federico

254
Comodoro Rivadavia, sábado 8 de diciembre 1973

Flaquito querido:
Sigo sin la más mínima noticia de tu parte. Lo que me
preocupa no es precisamente el pensar que no escribiste,
porque sé que lo has hecho, sino el no saber nada de cómo
llegaste, si estás en Chile o te desviaron a Cuba o qué sé yo.
No me imagino qué problema pudiste haber tenido, pues
igual pienso que si me escribiste desde Santa Fe, hace va-
rios días tendría que haberla recibido. Estoy esperando
llegar a casa para saber algo.
¿Cómo estás, amorcito? Seguramente te llama la aten-
ción el color de mi carta, pero he pensado que por ser las
últimas que te voy a enviar siendo novios, ¡no pueden de-
jar de ser originales! De modo que parate para recibir la
cartita color naranja. ¿Te gusta?
Hemos tenido ya cuatro presentaciones y faltan todavía
dos más. La de esta noche es doble, pues una es a las 21 y
la otra a las 23. Además de otra presentación en la radio
dentro de unos momentos, durante la mañana. Ah, son las
9 y estoy esperando a Guillermo que me iba a venir a bus-
car para llevarme al correo y al centro a buscar «algunas
cositas». Aquí todos dormían hasta hace un momentito.
Yo aprovecho para tener mi devocionalcito (Salmo 92) y
luego la cartita.

255
Como ves, no sé escribir sin renglones como vos tan
bien lo hacés, por eso tantas ondulaciones, ¿eh?
Te cuento otro poquito: todas las noches hubieron ma-
nifestaciones. Aquí la Alianza invirtió bastante plata
(800.000 pesos). Es una campaña del tipo oficial. No sé,
tengo mis dudas con todo esto. Como siempre, no se puede
saber hasta más adelante qué va a quedar como saldo.
Te estaba diciendo en la anterior que Pancho quiso un
signo de interrogación grande. Él compró nueve cartulinas
y dijo que lo cuadricularía para la ampliación. Así fue, nos
juntamos todos una mañana y cada uno trabajaba en una
cartulina. Salió bastante grande, más o menos tiene 1,70
metros de altura. Luego lo pintamos con témpera. ¡Si vos
hubiera visto a todos! Por supuesto, te recordamos y año-
ramos en esos momentos, todos, y yo más. Si lo vieras, Fe-
de, te asustás. Pero en general, y a primera vista, quedó
muy lindo. Está colocado en el escenario como fondo y es-
tá bárbaro. Lo más difícil fue pintar la sombra, que como
te imaginarás, tiene unas pifiadas terribles, pero los incau-
tos no pueden notarlo. Posiblemente, el señor Voth sacará
una foto para que lo veas.
Hablando de fotos, a Guillermo [Sedaca] la segunda no-
che le robaron la máquina fotográfica. Fue una amargura
muy grande para él y para todos, pues vale 400.000 pesos.
Él la tenía asegurada, pero solo en parte, y no podrá recu-
perar más que 150.000 pesos. Fue en el salón donde se ha-
cen las reuniones. Tuvo que hacer la denuncia.
Esta tarde, cuando vayamos al salón, voy a despachar
esta, si es que el correo funciona, pues pasamos por una
sucursal donde el pastor Raúl tiene una casilla para ver si
había algo, pero estaba cerrada. Hoy aquí es feriado de una
virgen. Si no puedo despacharla se la dejaré a Raúl para
que lo haga el lunes.

256
Ayer hicimos una excursión al cerro Chenque, de donde
se puede contemplar toda la ciudad, el mar y las monta-
ñas. Fue maravilloso, Fede. Es una vista extraordinaria
que tanto hubiera querido que vieras.
Amorcito, ya me doy por vencida de recibir nada aquí,
pues mañana domingo no pasa nada. Escribime por favor
urgente a casa [en Santa Fe].
Nuevamente, saludos a Alicia y Pablo. Ayer fue un día
que tuve mucha nostalgia y hubiera querido que estés
conmigo. Me sentía preocupada por falta de noticias. Oro
por vos para que el Señor te guarde y utilice mucho.
Recibí mi gran cariño.
Te besa con profundo amor y deseo de verte,
Marta

257
Santiago de Chile, miércoles 12 de diciembre 1973

Desde el primer día que dispusiste tu cora-


zón a entender y a humillarte en la presencia
de tu Dios, fueron oídas tus palabras (Daniel
10.12).

Mein sehr geliebtes Schätzchen!


Hoy a las 18 pude leer tus tan ansiadas y encantadoras lí-
neas. Fueron días muy ansiosos para mí, pues no tenía nin-
guna noticia de mi tesorito, ni sabía cómo había llegado a
Comodoro Rivadavia. Llegaron tres cartas (una para Pablo,
una tarjeta, y otra carta). Pablo dijo que demoraron tanto
pues van vía Punta Arenas (cerca de Tierra del Fuego) y lue-
go a Comodoro. ¡Qué alegría leer nuevamente tus queridas
letritas, Marta! Ayer escuchaba con encanto y mucha nostal-
gia tus palabras que dijiste en el concierto (en la grabación
que traje de Voth). Espero hayas recibido tres cartas a Co-
modoro (dos de Santa Fe y una de Santiago).
Ya creo que tendremos muchas cosas por contarnos. Y
más que eso, poder volver a estar juntos como tanto que-
remos. He estado todo este tiempo llevándote continua-
mente en mi memoria y rogando por ti. Siento que no me
puedo separar largo tiempo de ti y que me resulta difícil, y
para ti también. ¡Cuánto me gustaría que estuvieras «al ti-

258
ro» a mi lado! No veo la hora cuando podamos unirnos pa-
ra siempre en el matrimonio y poder consolarnos, alegrar-
nos, gozarnos y satisfacernos mutuamente. Si el Señor se
llega a retrasar todavía un poco, apenas faltarían dos me-
ses y medio para ese día tan dichoso.
En comparación con la última que te envié, ahora me
encuentro más tranquilo para escribirte. Son las 23.55 y
estoy semirrecostado en mi cama, en una casa al lado de la
iglesia del hijo del pastor anterior. El matrimonio está ya
durmiendo. Algunos perros ladran afuera. Reina silencio.
Es un barrio pobre en San Bernardo. Algunas calles de tie-
rra. Casas de adobe, esta no, es una de las mejorcitas.
Al llegar, me sentí un tanto frustrado por no salir las cosas
como estaban programadas. Pablo y Alicia están viviendo en
casa de los suegros de él. Ha habido una inesperada demora
en entregarle la iglesia y la casa pastoral en Villa Frei, que es-
tá en construcción. Me había invitado para que inaugure la
iglesia con una campaña, originalmente, pero debido a la
demora no se pudieron mudar aún, y así es que vine a parar
aquí. Eso me desalentó y desconcertó en relación al signifi-
cado de mi venida a Chile, siendo que podría haber adelan-
tado las otras cosas «importantes» en Santa Fe. Pero el Se-
ñor sabe por qué hace las cosas.41
Comencé por tirarme un «lance» el viernes pasado y
ahora continúo hasta el domingo que viene, con una serie
sobre «la vida cristiana victoriosa normal». Es una iglesia
antigua, que desde hace diez años no ha tenido crecimien-
to. Hay un grupo de jóvenes (hijos de evangélicos), incon-
versos y estaban peleados con los viejos. Creo que el Señor
está obrando y va a tocar a varios corazones para conver-
sión y consagración.42 El papá de Alicia, como es el tesore-
ro de la Misión, está siempre de viaje y no la puede atender
como debido. Pablo ha estado bastante desalentado y sin

259
apoyo de otros. Me sentiría muy feliz si el Señor se dignara
utilizarme para poder cambiar la situación y avivarla a la
iglesia. Creo que tus oraciones y la de «nuestros feligre-
ses» en Santa Fe van a ayudar a eso.
Hasta Santiago hay 40 minutos de viaje en «la» micro
(como se dice aquí). Lo hacemos muy a menudo al viaje.
Con Pablo hemos visitado varios lugares en la capital. En
el centro es bastante similar a Buenos Aires. Tengo el pro-
blema de que no puedo cambiar pesos por escudos. Hemos
recorrido seis o siete bancos (incluso el Central) y no cam-
bia ni reciben monedas latinoamericanas, y el dólar hasta
por ahí nomás. Suerte de que me avivé y cambié en Men-
doza 1.000 pesos por 6.500 escudos, de los cuales llevo
gastado la mitad. Mañana hablaré al Consulado [Argen-
tino] para que me informen sobre qué hacer.
Por las tardes me he dedicado a hacer visitas por el ba-
rrio. Por las mañanas salimos con Pablo. Me cuesta toda-
vía un poco comprender bien a los chilenos en su idioma.
Hemos ido a varias iglesias pentecostales (son los canutos
aquí). Mañana a las 16 me encuentro con V. Riveros en la
Primera Iglesia Bautista de Santiago. Es un joven, «el Ca-
sino» de los bautistas chilenos, que conocí en la Junta
Bautista de Publicaciones. Pero me advirtió que no hay
mucho en cuanto a cosas impresas. Trataré de sacarle lo
más posible para ti, mi querido amorcito.
La semana que viene piensan mudarse a Villa Frei (un
barrio de chalets y monobloques muy lindo). Quiero ir a
hacer todavía una disparada a Viña del Mar, en la costa del
Pacífico. Aún no puedo precisarte, ternura mía, cuándo es-
taré en Santa Fe, pero quiero decirte que deseo hacerlo lo
más pronto para verte. No me compré el pantalón pues no
me animé a hacerlo sin ti, ya que de esas cosas no entiendo
y necesito tu ayuda (como en tantas otras).

260
¿Cómo están tus papis? Háblale por teléfono a mamá y
dile que estoy muy bien, y saludos. También para los demás
hermanos, que los recuerdo y que oren. Son ahora las 0.35.
(Jueves 13) Puedes escribirme hasta el 19/12 a esta di-
rección (vale decir que llegue hasta esa fecha). ¿Pudiste ver
algunas casas o departamentos en Santa Fe?
Mil besitos para la chica más hermosa y encantadora
que he conocido en mi vida. Te quiere con un amor cada
vez más grande y entrañable,
Federico

261
Buenos Aires, miércoles 12 de diciembre de 1973

Querido Fede:
Aquí estoy, en la pieza donde viven las chicas, en Cons-
titución, junto a mis viejitos. Llegué ayer a la tarde a Bue-
nos Aires. Dormimos en Bahía Blanca, después de viajar
todo el día lunes desde las 5 hasta las 22, y ayer a las 7 vol-
vimos a salir para Buenos Aires.
El señor Voth me llevó directamente a casa de los Folta
en el Seminario, de modo que anoche dormí allá. Esta ma-
ñana me vine para aquí, y de ahora en adelante no sé más
nada seguro. Pensaba hacer como había planeado, quedar
el día aquí y luego seguir viaje a casa [a Santa Fe]… pero
todo se cambió.
Durante toda la gira, que fue linda en general, estuve al-
go preocupada por dos cosas: 1) no saber nada tuyo hasta
el momento; 2) la operación de mi papá.
Por lo primero sigo preocupada, Fede, amorcito, porque
veo que tenemos un desencuentro bárbaro, y no sé qué
ocurre con tu correspondencia. Pensaba preguntar a tu
mamá ni bien llegara, pero ahora tampoco puedo hacer
eso. Esta tarde voy al IBBA para ver si puedo averiguar el
teléfono de Rubén Darino, pues en guía no encuentro a
Calzaflex [donde él trabaja], y preguntarle si recibió algo o
si la casilla a la que te mandé estaba bien.

262
Por lo segundo, tengo motivos para estar aún más preo-
cupada. Ayer ni bien llegué, Raquel de Folta me contó todo
como fue. Fede, no puedo decirte todos los detalles, pero
lo que temíamos por mamá no fue y lo que no temíamos
por papá... ¡es!
Lo «operaron» los médicos del Correo el día miércoles
previsto, pero lo engañaron pues sólo fue una biopsia lo
que le hicieron. Después de una semana, cuando tuvieron
el resultado (tumor maligno), lo querían volver a operar y
y extirparle la cuerda completa, lo que equivaldría a dejar-
lo mudo, y le decía ese caballo que si no lo hacía rápido
luego tendría que sacarle hasta la laringe. A estas altura de
las cosas, decidieron ir al doctor que en un principio lo
atendió y que le cobraría los 200.000 pesos.
Los otros tipos le metieron unos tubos y le rompieron
adentro otras cosas que no entiendo bien. Este doctor le
dijo que si hubiera sabido lo que le iban a hacer no se lo
hubiera indicado jamás. Este Dr. Leucht lo volvió a operar,
sin anestesia total, en 20 minutos. Es un profesor especia-
lista en cuerdas [vocales].
Le extirpó el tumor, que era pequeño, y ahora por diez
días no puede hablar ni llorar ni toser ni nada. Están ha-
ciendo los últimos trámites para hacerle aplicaciones de
bomba de cobalto. Dice el doctor que lo tomó muy a tiem-
po pues estaba perfectamente localizado, sin raíces. Las
aplicaciones son sólo para prevención y para descartar
cualquier posibilidad futura. David [Folta] le dijo a Rubén,
mi hermano, que estemos tranquilos porque el cáncer en
las cuerdas vocales es como el de pecho, u otro, que se lo-
caliza perfectamente y, tomado a tiempo, puede extirparse
sin inconvenientes. Es distinto al de las vísceras. Así que
aquí está el viejito, con la tablita para escribir, esa que se

263
borra sola, y a puros ademanes, a más de los que ya hacía
naturalmente.
Fede, quiero que sepas que estoy tranquila en el Señor,
pues cada detalle en este episodio es una maravilla de Dios.
Te cuento algunos:
1. El día antes de operarse mi papá pensó que ya que
era el último día que podía hablar, iría a la Junta
Bautista a hablar con Jorgensen para pedirle trabajo
para Quela. Así lo hizo. A la mañana siguiente ya es-
taba la petisa allá, trabajando. Se lo concedieron en
seguida y está transformada. Entra a las 8 y sale a
las 18, y come con todos los demás, pues tienen co-
cinera ya que hacen horario corrido. Atiende el telé-
fono y lo que le pidan hacer. Va a ser compañera de
Cristina [Bustamante], que empieza el lunes con
[Arnoldo] Canclini.
2. Las chicas se quieren ir al Hogar Salvacionista pues
le quedaría a una cuadra y media de la Junta, pero a
mi papá le da lástima por [Jacobo] Vartanian. Pero
posiblemente se vayan nomás porque, además, es
mucho más cómodo y agradable que aquí. Todavía
no vi a Quela, ella llegará cerca de las 19. Este asunto
puso tan contento a mi papá, porque él dice que el
Señor lo guió a ir ese día porque lo tenía preparado.
Por ahora no le pagan mucho, creo que algo de 400
pesos la hora, pero lo más importante es lo otro,
¿verdad?
3. Mi mamá está desconocida. Tiene un ánimo, con-
fianza y tranquilidad admirables, como nunca antes.
Yo no podría imaginar lo que hubiera pasado con
ella si esto de papá pasaba un año atrás. En todo
puedo ver que el Señor es maravilloso por la forma
en que hace las cosas. Viste, Fede, ¡qué racha!, ¿no?

264
Primero, la operación de mamá, luego el accidente,43
después el problema de Quela, y ahora esto. Pero sin
embargo, Dios a cada circunstancia nos muestra su
mano en forma maravillosa. Yo sé que todas estas
cosas nos harán bien a todos, y al decir esto no pien-
so sólo en mis hermanos sino también en mí.
4. Las aplicaciones de cobalto tienen que ser 40, por lo
menos, y cada una vale miles de pesos. Superarían el
millón. Pero una enfermera de Constitución, no sé
bien los detalles, consiguió que sean gratis (!). Hoy
estuvo papá en ese hospital donde se las colocarían,
pero antes le sacarán una nueva muestra de sangre
porque dicen que muchas veces le ponen cobalto a
gente que no lo necesita. Es una institución muy se-
ria y garantizada y, además, tendríamos una confir-
mación del diagnóstico anterior. Después de esto
vendrán las aplicaciones.
Ahora que estoy aquí sentada y los miro a los dos dur-
miendo, no puedo menos que pensar que Dios me dio
unos padres magníficos y le doy gracias a Él por ellos.
Mi amorcito, en la anterior, anaranjada, te pedí que me
escribieras urgente a casa [en Santa Fe]. Ahora te pido me
escribas urgente aquí a: Montes de Oca 260, Buenos Aires
pues no sé cuándo regresaremos a casa. Mi papá tiene para
rato, así que es muy probable que pasemos Navidad aquí,
con Jorge Folta; Rubén y Angelita también vendrían. Todo
depende de cómo sigan las cosas aquí. Esto me hace pen-
sar en tu mamá, que yo había deseado que esté con noso-
tros en Navidad, pero vos ves, Fede, cómo se han venido
dando las cosas. Aunque no hay seguridad de esto pues se-
gún lo que diga el doctor nos vamos o nos quedamos.

265
No sé si escribirle a tu mamá. Pero con esto de papá no
sé qué decirle sabiendo cómo es ella. Decime qué hago.
Mi amorcito, no sé cuándo tendré la alegría de saber al-
go tuyo y recibir tus líneas. No sé cómo anda el correo chi-
leno tampoco, pero te pido que hagás lo posible por ha-
cerme llegar aquí tus noticias.
Contame qué hacés allá y cómo estás y cuándo venís. Te
pido que orés mucho por mi papá y por todos nosotros.
«Dichoso el hombre que en Dios confía».
Uno de estos días pasados, en Comodoro, leí Salmos
94.12-13 y aunque no sabía nada todavía, no sé porqué me
hizo pensar que debía esperar aflicciones, y en ese mo-
mento oré y le pedí al Señor que me preparara para reci-
birlas aunque no sabía qué. Bien, creo que el Señor lo hizo
así en mí. Ah, Anita tuvo un varón [Guillermo].
Tesoro, llego al fin. Te espero y extraño mucho. Te ne-
cesito mucho también. Recibí todo mi amor,
Marta

266
Y el romance continuó…

X
—Repasemos el programa, querida. ¿Cómo quedamos
con las marchas nupciales?
—Yo entro con mi papá y vos estás adelante, junto a tu
mamá, esperándome.
—Sí, pero yo me refiero a las marchas nupciales, las de
la entrada y de salida, ¿cuáles ponemos?
—A ver, hagamos al revés, es decir, vayamos de atrás
para adelante…
—¿Cómo?
—Pues que al terminar, ya como marido y mujer, toma-
dos del brazo, salgamos con la Marcha Nupcial de Wagner.
—Ajá, bien, eso a la salida, ¿y a la entrada, cuando vos
venís entrando de la mano con tu papá? Lo hacemos con la
otra, ¿cómo era que llamaba? Sí, la de Mendelssohn, ¿no?
—No, no, yo propongo que entremos con Let it be, de
los Beatles.
—¡Qué! ¿De los Beatles?
—Sí, pero tranquilo, sin la letra, sólo la melodía, que es
hermosa.
—Pero, tesorito, ¡el que se estará casando es el mismísi-
mo pastor de la iglesia! ¿Qué va a decir la gente? Recorda-

267
rás que hasta hace poco ni tocar guitarra ni bombo se podía,
¡y ahora vamos a meter a los Beatles dentro del templo!
Y se casaron con los Beatles a la entrada y con la marcha
nupcial de Wagner a la salida. ¡Precioso! Nadie objetó nada,
¡todos encantados! (bien que los mayores ni se enteraron de
que la primera melodía era la de los famosos roqueros).

XI
El hermoso noviazgo había sentado bases para un aún
más hermoso matrimonio. Aquella carta entregada en el
andén de la estación de trenes del Belgrano, con los 14 «re-
querimientos» fue sobradamente satisfecha. Vinieron los
hijos, cuatro: Erich, Evelyn, Marilyn y Jonatan. Y los nietos
(nueve por ahora), todos preciosos, uno más que el otro.
Marta continuó por unos años expresando su notable
talento musical como directora del Coro de Niños del Li-
ceo Municipal, ofreciendo actuaciones brillantes en los
más diversos escenarios. A principios de 1974 Federico fue
ordenado pastor y dos meses después se casaron, tras 23
meses de noviazgo. Atento al llamado ministerial recibido,
apacentó Nordeste durante los primeros años, y la apertu-
ra de diversas puertas le llevó a compartir la Palabra de
Dios en cinco continentes, contando siempre con la ayuda
inestimable de su fiel esposa.44
Los dos llegaron a jubilarse, ella primero, luego él. Lle-
vaban casi una década de servicio misionero en el extran-
jero cuando le detectaron a ella un cáncer avanzado de
esófago con metástasis que, sumado a la diabetes, la hiper-
tensión arterial y la dermatomiositis que padecía, los llevó
a regresar con urgencia al terruño. La batalla por la sobre-
vivencia duró un año y medio. Los dolores fueron por
momentos fuertísimos. Su esbelto cuerpo se fue consu-

268
miendo día a día, hasta acabar con sus 68 abriles. De sus
labios jamás se oyó una queja.
¡Vaya que la lloraron, pequeños y grandes, y su esposo,
más que ninguno!45 Esa novia dulce, devenida en esposa
amante, madre y abuela, había partido a las mansiones ce-
lestiales para fines de agosto de 2015.

XII
Cierto día, procurando hacer espacio deshaciéndose de
cosas viejas, en la habitación del fondo de casa, se produjo
un hallazgo impensado. En un rincón, sepultada bajo do-
cumentos, carpetas, fotografías, etcétera, se encontró una
vieja caja de zapatos.
—A ver, a ver… ¿qué habrá dentro?
—Con cuidado, papá, abrila despacito, no vaya a ser que
se rompa algo… ¡los años que ha de tener la pobre caja!
—Sí, seguro, pero fíjate que a pesar del tiempo no la
agarró la humedad ni los bichos.
—Son cartas, ¡un montón…!
—¡Hey! Sí, son las que nos escribíamos cuando estába-
mos de novios con tu mamá. ¡Mirá, parece que están to-
das, las mías y las de ella! ¡No lo puedo creer! Las tenía
bien guardadas la Mutti.46
Habían transcurrido 43 años desde aquella primera car-
ta. Y tres meses desde que había partido al cielo.
El hallazgo dio origen a este libro.

269
Carta abierta

A adolescentes y jóvenes:
El noviazgo es una de las etapas más bellas de la vida y
es de esperar que todo joven y toda señorita lo disfruten al
máximo. Estar enamorado es un hermoso sentimiento que
llena la mente y el corazón. Hace que una corriente de ad-
miración y cariño, inexplicables, fluyan hacia la persona
amada, y que de entre los millares, sea ella la única que lo
recepcione y devuelva en reciprocidad. Es algo bello, puro,
estimulante. Produce una fuerza interior irresistible. Y se
lo debe alimentar y cuidar. Sensible como es, cualquier
tontería o imprudencia puede herirlo, y hasta destruirlo
sin que nos demos cuenta.
En nuestros días atravesamos un tiempo difícil, donde
los valores se han trastocado. A lo malo se lo llama bueno,
y a lo bueno, malo. La televisión y el cine parecen ser los
principales propagadores del deterioro moral que experi-
mentamos. Los valores judeocristianos que forjaron a Oc-
cidente han sido desestimados y arrojados por la borda. La
nave de nuestra sociedad posmoderna se está inclinando
peligrosamente y da toda la impresión de que el naufragio
será inevitable.
Como cristianos no estamos inmunes al contagio. El

271
riesgo de amoldarnos está siempre latente. O nos enfren-
tamos con convicción o sucumbiremos ante el caos. Mu-
chos de los males que nos aquejan tienen que ver con la
apreciación y el enfoque que se tenga del amor, el noviaz-
go, el matrimonio y el sexo. Entremos, pues, en tema.
El noviazgo, bien llevado, debe conducir naturalmente
al matrimonio, una unión de por vida, ninguna conviven-
cia a prueba. La consigna es hasta que la muerte los sepa-
re. Nunca se nos hubiera ocurrido que el matrimonio po-
dría darse por concluido por otra razón que no fuera la
muerte. «Lo que Dios unió, no lo separe el hombre» (Mar-
cos 10.9). Ni por la incompatibilidad de caracteres, ni por-
que los proyectos de vida de cada uno son diferentes, ni
porque el amor se agotó y no se lo puede fabricar. Tonte-
rías. ¡Es un solemne pacto para siempre!
Hablamos de casamiento y nos referimos a que sea
«con papeles», es decir, con validez legal. Si hay verdadero
amor, habrá confianza mutua, y ninguno querrá asegurar-
se una puerta de escape por si la cosa no funciona. A es-
tampar las firmas, pues, ante las autoridades del registro
civil y darle entidad a tan sagrada unión.
Por más que las leyes humanas hoy lo admitan y hasta
lo favorezcan, estamos hablando de una unión entre un
hombre y una mujer, donde él es él y ella es ella, tal como
Dios los creó en un principio. Suponemos que nadie
deseará exponerse alegremente al juicio divino como el
que nos advierte Génesis 19 y Romanos 1.18-32.
Si uno de los novios conoce a Cristo, el otro también de-
bería conocerlo. La Biblia nos insta a no unirnos en «yugo
desigual con los incrédulos» (2 Corintios 6.14). Si tal rela-
ción despareja se diera, ¡detente! No pises el altar sin que
los dos sean del Señor. Es un error suponer que las cosas
cambiarán después de casados. Lo que no se arregla antes,

272
difícilmente se arregle después. Esto es válido para cues-
tiones espirituales como temperamentales, relacionales, de
prioridades, etcétera. «Después, cuando tengamos nuestro
nidito y nos hayamos acomodado, las cosas van a ser dis-
tintas» —¡pobres ilusos! Asegúrate de que tu media naran-
ja se haya convertido a Cristo, con una decisión no moti-
vada por intereses personales. Somete la experiencia espi-
ritual que dice tener a la prueba del tiempo y corrobora sin
premura que la misma sea auténtica.
Ten presente que te vas a casar con él, o con ella, pero
que también lo harás en cierto sentido con su familia y su
pasado. Todos somos en gran medida resultado del entorno
y de nuestra historia de vida. De ahí que deberás tener en
cuenta a sus padres, hermanos, abuelos y demás familiares,
y valerte de una buena dosis de comprensión para aceptar-
los y asumir el entorno del cual procede tu pareja.
Pero existen límites para todo. El que se casa, casa quie-
re, y conforme a lo que nos dice la Biblia en la primera pá-
gina «dejará el hombre a su padre y a su madre» (Génesis
2.24). Llegado el momento será necesario cortar el cordón
umbilical y conformar una nueva unidad. El mandato di-
vino de «dejará» hace referencia a una separación física y
emocional entre padres e hijos.
Si les pasara por la mente que como no tienen dinero
suficiente para comprar o alquilar una vivienda la opción
es quedarse a vivir con los progenitores, ¡recapaciten! La
carestía de la vida y el déficit habitacional suelen eternizar
los noviazgos y conspiran contra la pureza y la santidad.
Una convivencia con los padres podría limitar las expre-
siones amorosas y retrasar el desarrollo de la identidad
como pareja, además de ser motivo de fricciones que ni el
más espiritual podría evitar.
Propónganse que las cuentas pendientes sean lo más

273
cortas posible; que la noche no llegue sin que antes la ra-
bieta del día se haya aplacado o perdonado (Efesios 4.26).
Dejarlo para más adelante implicará la acumulación de
pendientes anteriores no resueltos que solo servirán de
obstáculo para un amor que debería crecer cada día.
Que el cine y la televisión muestren los modelos que quie-
ran, pero la castidad es el camino. «Aguantarse» hasta la no-
che de bodas sonará a anticuado, pero es el ideal divino y es
posible lograrlo. ¡Se puede, con la gracia de Dios! El disfrute
del sexo en el matrimonio es una de las bendiciones del
Creador. La Biblia requiere que «honroso sea en todos el ma-
trimonio, y el lecho [gr.: coito] sin mancilla; pero a los forni-
carios y a los adúlteros los juzgará Dios» (Hebreos 13.4). En
otras palabras, las relaciones sexuales dentro del matrimonio
deben valorarse como honrosas (nada sucio ni vergonzoso).
Pero fuera de este vínculo, exclusivo, las relaciones sexuales
entre solteros son fornicación, y entre casados, adulterio, en
ambos casos sujetas a la reprobación divina.
Conviene también advertir que a las caricias habrá que
ponerle límite, caso contrario llegará el momento del no re-
torno y de nada servirá apretar el freno porque este ya no
responderá. La joven o el joven que sabe hacerse respetar en
el noviazgo emite una buena señal para cuando estén casa-
dos. Pero si en el noviazgo no sabe imponerse con firmeza,
¿lo será cuando sean marido y mujer?
No corresponde violencia ni verbal ni mucho menos, fí-
sica. En los hogares se dan a veces situaciones dolorosas,
donde la mujer por lo general lleva la peor parte. No debe
permitirse desde un principio que nadie le ponga la mano
encima o le alce la voz. Si por flojera o por temor se con-
siente en faltarle el respeto, difícil será corregir la situa-
ción posteriormente.

274
A partir del Nuevo Testamento no existe más distinción
entre clero y laicado. No más casta sacerdotal: ¡todos so-
mos sacerdotes! Estamos llamados a servir como agentes
de cambio en una sociedad necesitada del Señor. Como
novios, aprovechen el tiempo y participen en forma con-
junta o separada —si asisten a distintas congregaciones—
de las actividades de cada una de ellas. Algunos novios se
ensimisman tanto que terminan cortando relaciones con
su grupo de jóvenes o la misma iglesia.
Corresponderá al varón ejercer el sacerdocio como ca-
beza del hogar. La religión no es cuestión de mujeres; es al
hombre a quien le cabe la responsabilidad indeclinable de
velar para que se respire una atmósfera de auténtica espi-
ritualidad en el hogar. Lo hará atendiendo a su esposa y
también a sus hijos. Y esa práctica debe comenzar en el
noviazgo. Si en esa etapa no lo practica, ¿quién le creerá
que lo hará cuando estén casados?
Nada puede unir más a los novios, emocional y espiri-
tualmente, que cuando leen la Biblia y oran juntos. No se
trata de santurronería. El ejercicio de estas prácticas espi-
rituales, aunque duren pocos minutos, tienen un efecto ex-
traordinario para afianzar las relaciones, corregir lo defec-
tuoso y atizar la llama del amor.
Y si tuvieran el pálpito o la certeza de que el Señor los
llama para servirle en la Obra, el noviazgo es un tiempo
maravilloso para irse preparando para el ministerio. El
llamado ministerial es un real privilegio, como era el caso
con el sumo sacerdote de la antigüedad, donde se recalca
que «nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado
por Dios» (Hebreos 5.4).
Como quiera que fuera, sea que tengan el llamado o no,
propónganse pasar siempre que puedan un tiempo devocio-
nal para leer la Biblia, orar y leer algún buen libro cristiano.47

275
Si este hábito se adquiere en el noviazgo no costará demasia-
do mantenerlo de casados o cuando lleguen los hijos.
Así que sobre todo:
¡Que Jesús sea el centro!
¡Que Él reciba todo honor y gloria!
¡Que nadie ni nada lo desplace de ese lugar!
Federico

276
277
FEDERICO ANTONIO BERTUZZI

Santa Fe 1948 Nacimiento


1955-1961 Primaria en Escuela José M. Amenábar
1962-1965 Secundaria en Escuela Industrial Superior
1965 Conversión a Cristo
Austria 1967 Bautismo
Alemania 1966-1968 Dibujos Animados en Academia de Artes Apli-
cadas y Moda de Berlín
1969 Teología Instituto Bíblico y Misionero Brake
Bs. As. 1970-1973 Teología en Instituto Bíblico Buenos Aires
1972-1974 Noviazgo
Santa Fe 1974 Ordenación al pastorado y casamiento
1974-1985 Pastor de Iglesia Bautista Nordeste
1975 Presidente del Consejo Pastores Santa Fe
1982-1988 Presidente de Misiones Mundiales
1988-1997 Director Nacional de Misiones Mundiales
1984-1997 Director Nacional de PMI
1997-1998 Director Ejecutivo de Comibam Internacional
1998-2004 Director de PMI Latinoamérica
1998-2003 Vicepresidente de PMI
España 2004-2008 Presidente de PMI
2008-2014 Coordinador de PMI Europa
2009-2014 Coordinador de CLAME 09
Santa Fe 2014 Retorno a la patria

PADRES HERMANOS
Francisco Bertuzzi y Else Tietz Francisco, Federico
David Panotto y Oracia Favaccio Abel, Noemí (†), Rubén, Marta (†), Raquel
(Quela)

278
MARTA ELISABET PANOTTO

Santa Fe 1947 Nacimiento


1954-1965 Primaria y secundaria en Escuela Normal
Nacional José de San Martín
1961 Conversión y bautismo
1961-1965 Educación Musical en Instituto Superior de
Música
1966-1968 Profesorado Educación Musical en Liceo
Municipal Antonia Fuentes del Arco
1969-1978 Directora Coro de Niños de la Municipalidad
de Santa Fe
1972-1974 Noviazgo
Bs. As. 1973 Teología en Instituto Bíblico Buenos Aires
Esperanza 1970-1974 Directora Coro de Niños del Hogar Infantil
Bautista de Esperanza
Santa Fe 1974 Casamiento
1974-1985 Directora coros, maestra Escuela Dominical,
tecladista en Iglesia Bautista Nordeste
1976-1985 Nacimientos de los hijos Erich, Evelyn, Mari-
lyn y Jonatan
España 2004-2014 Sociedad femenil, ministerio de alabanza en
Primera Iglesia Bautista de Granada
Santa Fe 2014 Retorno a la patria
2015 Fallecimiento

HIJOS HIJOS POLÍTICOS NIETOS


Erich Tania Boisseleau Simón, Stefano, Salvador
Evelyn Omar Barboza Nuyan, Daila, Eliel
Marilyn Nicolás Corso Timoteo, Donato, Brunella
Jonatan Cristina Chiappero (novia)

279
Notas

1 Oma: apodo cariñoso en alemán para «abuela».


2 Con tal enfoque son dignos de mencionarse, de Arnoldo Canclini,
Se casaron… y fueron útiles: historia del noviazgo de grandes misio-
neros, Clie, Barcelona, 1975, 192 pp.; y más de carácter general, de
Luis Palau, ¿Con quién me casaré?, Caribe, Miami, 1982, 128 pp., y
Sexo y juventud, Caribe, Miami, 1974, 80 pp.
3 Nordeste: forma abreviada para referirse a la Iglesia Evangélica

Bautista Nordeste, ubicada en Bulevar Gálvez 1650, Santa Fe, pasto-


reada en ese entonces por Jorge Folta, donde Federico y Marta eran
miembros.
4 IBBA: forma abreviada para referirse al Instituto Bíblico Buenos

Aires, ubicado en Pampa 2975, Belgrano, Capital Federal, auspiciado


por la Alianza Cristiana y Misionera.
5 Ricardo Huck: trabajó en diplomacia, dirigió Radio Transmundial

en Argentina, y realizó importantes campañas de evangelización en la


provincia de Entre Ríos, siendo Federico uno de sus primeros colabo-
radores.
6 Tercer lugar: Federico le había manifestado el orden de prioridades

que él sostenía: 1º) Dios, 2º) el ministerio, 3º) el matrimonio, en lugar


del conocido criterio de: 1º) Dios, 2º) el matrimonio, 3º) el ministerio.
7 Convención: forma abreviada para referirse a la Convención Evan-

gélica Bautista Argentina (CEBA) o a la asamblea general anual, que


en esa ocasión se celebró en la vecina ciudad de Paraná, Entre Ríos.

281
8 Habiendo fallecido en Santa Fe, el matrimonio de David y Martha

Folta llevó a Federico y Marta juntos al sepelio en el cementerio, no


sin cierta «complicidad».
9 Llamativamente, el pasaje bíblico al que hace referencia (Génesis

16) sería el texto sobre el que más predicaría durante su ministerio


(más de 220 veces), haciendo hincapié en la cristofanía que revela, el
amor divino expresado a Agar y su hijo Ismael (padre de los árabes y
del islam), y la herencia maravillosa en Cristo.
10 El domingo 23 de abril Federico pidió a David Panotto la mano de

su hija Marta.
11 La nueva iglesia que se estaba plantando era conocida como «En-

cuentro», ubicada San Martín, provincia de Buenos Aires, y era patro-


cinada por la Alianza Cristiana y Misionera.
12 Hogar: forma abreviada para referirse al Hogar Infantil Bautista,

en Esperanza, provincia de Santa Fe, donde Margarita Kölln era la di-


rectora y Marta tenía a su cargo el Coro de Niños.
13 Distancia aproximadamente de ida y vuelta entre Buenos Aires y

Santa Fe; el tramo de la autopista Santa Fe-Rosario (primera del país),


apenas se estaba construyendo.
14 Quela: apodo de Raquel, hermana menor de Marta.
15 Eduardo Crema: joven oriundo de Elortondo, provincia de Santa

Fe, con quien se conocieron viajando en colectivo en Capital Federal;


se convirtió a Cristo, estudió en el IBBA, se casó, y entró en el ministe-
rio pastoral.
16 Eduardo Zarazaga: joven convertido a Cristo en Nordeste, sucesor

de Federico en el pastorado, enviado a Italia como misionero. Su espo-


sa Beatriz Salvaj se convirtió con David Panotto, padre de Marta.
17 Con ironía se hace mención al deseo de que el padre de Marta,

como intendente del Correo Central, influyera para terminar con las
frecuentes huelgas que causaban demoras en la entrega de la corres-
pondencia.
18 Alusión a la temática que había desarrollado Samuel Libert en su

reciente visita a Nordeste como predicador invitado.


19 Se entiende, porque residían en el 8º piso del edificio del Correo

Central.
20 Manifestaciones: expresión utilizada para referirse a las personas

que respondían al llamado del predicador para convertirse a Cristo,


sea levantando una mano, poniéndose de pie, o pasando al frente.

282
21 Correanos: término incierto en el original que podría referirse a

los empleados del correo que con sus huelgas retrasaban la entrega de
la correspondencia.
22 Se refiere a la estilográfica que le había enviado de regalo, desde

Berlín, el Ing. Abdulmassih Hamra, refugiado sirio e íntimo amigo.


23 Roberto Rojas: joven con quien se habían conocido y amigado re-

cientemente, de trasfondo agnóstico, que se convirtió a Cristo, estudió


en el IBBA, se casó, y entró en el ministerio pastoral.
24 Ita de Terranova: su esposo, Carmelo, quien fue profesor, pastor y

evangelista, los casó el 2 de marzo de 1974.


25 Monicarta: término incierto en el original que podría referirse a

la primera carta que le entregó Federico en la estación de trenes de


Santa Fe.
26 La masacre de Trelew se había producido dos días antes, el 22 de

agosto, con el lamentable saldo de 19 guerrilleros acribillados.


27 Aparato manual o eléctrico que se usaba para imprimir.
28 Alfredo Tosolini: compañero de la secundaria, que luego de casar-

se con Cristina Ponce de León se convirtieron a Cristo y fueron muy


activos en Nordeste, hasta su temprano deceso.
29 Seminario: forma abreviada para referirse al Seminario Interna-

cional Teológico Bautista (SITB), en Flores, Capital Federal, donde es-


tudiaban los matrimonios Folta y Orne.
30 La Sociedad Bíblica Argentina tenía autorización para vender

ejemplares de la Palabra de Dios en los andenes de las estaciones de


ferrocarril y arriba de los trenes durante la Semana de la Biblia, en
septiembre.
31 Puppi: apodo de Francisco, hermano mayor de Federico, residente

en Berlín, que había tenido algunos desencuentros con la madre.


32 La invitación para tomar el pastorado de Nordeste se concretó en

las asambleas del 22 de septiembre y 8 de octubre de 1972, según


consta en el Libro de Actas, tomo II, actas números 7 y 8, respectiva-
mente.
33 Algunos suponían que como el nuevo pastor disponía de vivienda

propia (en realidad, se trataba de bienes de familia en condominio) la


iglesia se ahorraría tener que pagar un alquiler.
34 Raúl Agostino: joven que vivía en inmediaciones del IBBA y había

participado en actos delictivos; se convirtió a Cristo y predicaba ar-


dientemente el evangelio.

283
35 Pibe Avellaneda: conocido delincuente que se había convertido a

Cristo y desarrollaba un valioso ministerio evangelístico en la cárceles.


36 En aquellos días se hablaba mucho del inminente regreso al país

del expresidente Juan D. Perón, tras casi 18 años de exilio en España.


37 Efectivamente, Perón llegó al país ese 17 de noviembre.
38 El regreso de Noemí (hermana mayor) de Córdoba a Santa Fe faci-

litaría a Marta su traslado a Buenos Aires para estudiar en el IBBA.


39 El presbiterio de examinación y el acto de imposición de manos

para la ordenación pastoral se hicieron ese mismo día, como era cos-
tumbre entonces.
40 Se refiere a la publicidad que Federico había diseñado mediante

un signo de interrogación con el texto «Jesucristo: ¿qué tienes que ver


conmigo?», en alusión a la popular canción compuesta por Pacho
Martell, uno de los integrantes del coro.
41 Pablo Darraïdou le había escrito a Federico informándole de los

cambios de planes, pero dicha carta nunca le llegó.


42 Más de tres décadas después Federico se encontró en Europa con

el misionero Eliel Isla, que trabajaba en Rusia, y había consagrado de


adolescente su vida a Cristo en aquellas reuniones en San Bernardo.
43 El gravísimo accidente ocurrió sobre la ruta 11, yendo a predicar a

la Iglesia Bautista de Coronda, cuando un vehículo que iba delante hi-


zo una maniobra brusca que provocó que el auto en que viajaban diera
un tumbo triple, y la madre saliera violentamente despedida del auto.
44 En el libro Memorias (2ª edición ampliada, 440 pp.) se recopilan

las cartas de oración enviadas entre 1980 y 2015, es decir, un período


de tres décadas y media, donde dan cuenta de actividades ministeria-
les y vicisitudes familiares.
45 En el libro Hasta la muerte (150 pp.) se hace memoria a los últi-

mos días de Marta y se recogen numerosos testimonios de personas de


alrededor del mundo que fueron impactadas por su vida y consejos.
En elaboración.
46 Mutti: expresión cariñosa en alemán para «mamá».
47 Fueron de mucho provecho la lectura de los libros de Tim LaHaye,

La depresión, y El acto matrimonial, Vida, Miami; de Elam Daniel:


Cómo ser feliz en el matrimonio, Mundo Hispano, El Paso, Texas,
1984, 92 pp.; y de Herbert Miles, La felicidad sexual en el matrimo-
nio, Logoi, Miami, 1972, 160 pp.

284

S-ar putea să vă placă și