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MUJER
SEXO FUERTE
La otra mirada
Mujer
sexo fuerte
RIL editores
bibliodiversidad
Rodrigo Forés Vega
Mujer
sexo fuerte
La otra mirada
612.6 Forés Vega, Rodrigo
F Mujer, sexo fuerte. La otra mirada / Rodrigo
Forés Vega. – – Santiago : RIL editores, 2010.
130 p. ; 21 cm.
ISBN: 978-956-284-731-5
«ÀiÃÊiÊ
iÊUÊPrinted in Chile
ISBN 978-956-284-731-5
Derechos reservados.
Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo I
La mujer sana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Mujer: el sexo fuerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
El verdadero sexo fuerte: solo cuando la mujer está sana . . . . . . . . . 22
Aspectos que definen a la mujer sana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Historia de avances y descubrimientos de la mujer
como sexo fuerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Capítulo II
La producción hormonal, eje de vida de la mujer sana . . . . . . . . . . 39
Desórdenes hormonales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Nociones mínimas del aparato genital femenino . . . . . . . . . . . . . . . 42
Ovario y hormonas, una relación fundamental. . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Capítulo III
Falla Ovárica Parcial (F. O . P.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Definición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Clasificación de síntomas según edad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Dificultades para interpretar f.o.p. y otra forma de observarla . . . . . 65
Cómo evaluar la presencia de f.o.p. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Experiencias reales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Capítulo IV
En busca de una sexualidad femenina plena a través de la
producción normal de hormonas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Frenación hormonal o anovulación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Compensación hormonal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Dificultades de las mujeres con f.o.p. frente al sexo y la vida . . . . . 93
Cuadros infecciosos en la infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Las mamas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
La menstruación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
La menopausia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
¿Es lo recurrente característica de sanidad? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Conductas de la mujer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
En camino a la sexualidad plena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Dos consecuencias ineludibles a propósito de la
cura de f.o.p.: la mujer sana y el mundo laboral . . . . . . . . . . . . . . 113
Violencia intrafamiliar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Capítulo V
Experiencias para compartir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Mitos que dificultan el tratamiento de f.o.p. . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Cambiando la vida: historias destacadas de pacientes . . . . . . . . . . 119
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Esta es una nueva forma de mirar a la
mujer en su totalidad, definiendo lo que
significa ser mujer y las enfermedades
más frecuentes que las hacen perder
sus condiciones innatas. Es para mí un
enfoque de amor, admiración y respeto
por todas ellas. Avanzar en este conoci-
miento ha sido mi misión a lo largo de
toda una vida profesional.
1. El equilibrio emocional.
2. La maternidad.
3. La sexualidad.
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introducción
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Capítulo I
La mujer sana
Mujer: el sexo fuerte
egún mi experiencia clínica, el sexo femenino es sin lugar
S a dudas el verdadero sexo fuerte. Una mujer sana está más
adaptada al mundo que cualquier hombre. Tiene la fuerza y po-
see la capacidad de resolver todos los problemas que enfrenta,
y manifiesta un comportamiento excelente en cualquier función
que desempeñe. La mujer sana es la que permite que se genere
y se perpetúe la vida. Es el pilar fundamental en la relación fa-
miliar y de pareja, permitiendo que esta se desarrolle en forma
plena. Basta observar el destino de la mayoría de los hombres
solos para darse cuenta de la diferencia en este punto. Además,
desde una perspectiva netamente biológica e instintiva la mu-
jer lleva la delantera. La mujer es la que manda en la relación
sexual. Ella es la que determina los tiempos y las frecuencias.
La mujer, en el período de plena producción de hormonas,
entre la pubertad y la menopausia es indiscutiblemente más
fuerte que su compañero. Hay múltiples estadísticas que de-
muestran que la mortalidad por infartos de corazón, cerebrales,
muertes por cánceres y otras patologías es mucho más frecuente
en hombres que en mujeres en esta etapa de la vida. Posterior a
la etapa de la menopausia, y en mujeres que no son tratadas con
hormonas, estas cifras tienden a equipararse.
En cualquier reunión de gente de tercera edad, el número
de mujeres es siempre más del doble del número de hombres. La
mujer tiene más sobrevida que el hombre en relación al tiempo
de vida de ambos sexos.
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Mujer sana
Yo pienso que históricamente se ha considerado sanas a
mujeres que no lo estaban y que, de esta manera, se les ha exigi-
do rendimiento de sanas, sin saber que estaban enfermas, a mu-
jeres que no tenían esa condición. Por lo tanto, no podían ren-
dir como mujeres sanas, ni menos cumplir con los roles propios.
En el nuevo concepto de mujer sana reuní las potenciali-
dades que le son propias a todas las mujeres que gozan de ese
estado, que no son pocas, y por las que, como hombre, no pude
dejar de sentir más que admiración, ya que como se ha señala-
do antes, ellas fueron abundantemente dotadas de condiciones
extraordinarias para cumplir a cabalidad los roles que les fue-
ron asignados.
El tema fundamental para mí siempre fue rescatar la im-
portancia del ovario para la mujer y cómo podía avanzar en el
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capítulo i: la mujer sana
pensar que una mujer sea una buena madre si tiene trastornos
en su estabilidad emocional. Incluso pudo haber sido madre
por accidente, graficando una niña con terribles irregularidades
menstruales, con serios trastornos en su desarrollo personal y
nula sexualidad, o que haya sido hasta violada y fecundada, y
haya continuado adelante con su embarazo; es difícil que en
estos casos pueda cumplir a cabalidad con todos sus roles.
El desconocimiento del concepto f.o.p., que describiré más
adelante, impide ver a la mujer sana, y ha provocado que mu-
chas mujeres hayan vivido la vida pensando o creyéndose sanas,
estando, no obstante, enfermas, y han recurrido a todas sus re-
servas físicas, morales, religiosas y económicas para sobrevivir,
tratando de cumplir los roles que entienden como propios, con
la tremenda dificultad de no tener desarrolladas las facultades
para ello, por estar sin una producción hormonal completa.
Es difícil pensar, dada la maravilla de la naturaleza, que el
género femenino, en una gran mayoría, fue condenado a vivir
con desórdenes hormonales. Esto involucra una serie de sínto-
mas y signos que, por ser frecuentes las mujeres, prácticamente
los han asumido como parte natural de su condición de mujer, y
han convivido cotidianamente con ellos. Además, en este mun-
do globalizado y exigente tienen el consuelo de que muchas
padecen los mismos males, y terminan por aceptar aquellos sín-
tomas como inherentes a su condición de ser, y piensan que
los nuevos tratamientos que surgen en el mundo les asegurarán
respuestas definitivas y eficaces a sus trastornos «normales».
Después de haber tratado por años a muchas mujeres que
estaban enfermas, y luego de haber escuchado los cambios
que conseguían después de mejoradas, he podido cambiar el
concepto para evaluar a estas mismas mujeres, pero desde una
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Capítulo II
La producción hormonal,
eje de vida de la mujer sana
Desórdenes hormonales
l concepto básico de mi teoría es la producción hormonal.
E Una secreción hormonal correcta va a significar todo un
mundo de bondades para la mujer. La premisa fundamental, y
absolutamente clara, por ser lo más evidente y que constato por
las pacientes, es que un aparato genital femenino conveniente-
mente estimulado e impregnado por hormonas en secreción co-
rrecta, responderá al estímulo correcto para su función normal.
Por el contrario, es prácticamente imposible lograr respuestas
correctas en un aparato genital insuficientemente estimulado y
no impregnado por las hormonas sexuales femeninas.
La mujer no es solo su aparato genital, sus funciones invo-
lucran sin ninguna duda cuerpo y mente.
La complejidad y la imposibilidad, a pesar de los avances
tecnológicos, de aclarar las causas más frecuentes de las fallas
de la función del ovario, nos han mantenido durante los últimos
50 años en una actitud pasiva. Pienso que no hemos realizado
los esfuerzos suficientes para solucionar los conflictos de salud
que afectan a la mitad de la población mundial, las mujeres.
También creo que no nos hemos hecho cargo de sus sufrimien-
tos en forma responsable. Y esto nos pasa la cuenta, ya que
las mujeres con trastornos hormonales de causa desconocida,
o provocados por acciones terapéuticas, son las encargadas en
la mayoría de los casos de la educación de nuestros hijos. Lo
que trae consecuencias negativas porque le estamos exigiendo a
una mujer enferma un desempeño normal; es decir, le pedimos
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La vulva
La vulva comprende los labios mayores, menores, el clíto-
ris, el vestíbulo y las glándulas anexas. Con sus estructuras es
la puerta principal en la sexualidad, por esto es necesario que
deba tener buenas condiciones de tonicidad, textura, sensibili-
dad, consistencia, temperatura, humedad y lubricación, entre
otros requisitos para una óptima relación sexual.
Pero en el momento del parto debe de tener otras condicio-
nes. En ese trance debe tener la capacidad de poder distender-
se a su máxima potencialidad. Ambas funciones tan opuestas
deben ser cumplidas por el mismo órgano y esa potencialidad
o esa capacidad para cumplir papeles tan opuestos dependen
fundamentalmente del momento hormonal en que se encuen-
tra la mujer. Esto descrito para la vulva es igualmente válido
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capítulo ii: la producción hormonal
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Clítoris
Es un órgano análogo al pene masculino, que proporciona,
por su gran cantidad de terminaciones nerviosas, mucha sensi-
bilidad en esa zona genital. En el momento de la estimulación
sexual se erecta, aumentando la superficie de sensibilidad.
La vagina
También cumple un rol muy importante en la sexualidad
al desempeñar dos funciones trascendentales al acatar la orden
de la acción hormonal: sexualidad plena y vía de paso del feto
en el parto. El cumplimiento exitoso de ambas capacidades es
propio de una mujer sana.
Por lo tanto, un vaginismo, una anorgasmia, una sequedad
vaginal, una dispareunia (dolores vaginales en el acto sexual),
una dificultad para percibir las sensaciones propias del órgano
y muchas otras patologías sexuales corresponden a trastornos
de la impregnación propia del órgano con relación a las hor-
monas. Es difícil pensar que el órgano normalmente estimulado
por acción de las hormonas sea incapaz de cumplir con su fun-
ción propia, con relación a lo sexual.
Con relación a la vía del parto, también es difícil pensar
que no la puede cumplir. Calificar a algunas mujeres de «es-
trechas» es una ligereza, así como catalogar a alguien por sus
manifestaciones también lo es, sin determinar qué ocasiona esas
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capítulo ii: la producción hormonal
Útero
Órgano blanco principal. Recibe por excelencia la acción
de las hormonas femeninas, lo que se expresa por la regla (que
es la respuesta del útero a la acción de las hormonas). El útero
ha sido, por la facilidad de su observación y por la evidencia de
la menstruación, el que ha recibido, desde siempre, el protago-
nismo para definir los conceptos de mujer sana o enferma. Esto
lo determinan sus reglas. Si son regulares o no. Si hay faltas o
no. Si hay algún tipo de anormalidad o no.
Desde el punto de vista sexual cumple funciones que fa-
cilitan el orgasmo. A través de su gran movilidad permite la
secreción de las prostaglandinas, que son las que participan en
las contracciones musculares propias del orgasmo.
Con relación al embarazo, permite la nidación y el cre-
cimiento del feto. Para cumplir con estos propósitos debe en-
contrarse con la impregnación hormonal adecuada previa al
embarazo. Si esto no fuera así, surgirán distintas dificultades
de nidación, conservación y crecimiento adecuado del feto, ex-
ceptuando las mal formaciones propias de cualquier órgano.
Trompas de falopio
La función de las trompas en la relación sexual tiene que
ver con la participación, probablemente, con sus secreciones en
la facilitación del acto sexual y luego en la fecundación, lubri-
cando el trayecto que debe recorrer el espermio depositado en
la vagina al encuentro con el óvulo.
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Ovario
El ovario cumple con la compleja función denominada
ovulación. Esta consiste en la selección y crecimiento de un fo-
lículo que termina en la producción del óvulo y su transforma-
ción en cuerpo lúteo, es decir es una masa que se forma en el
ovario al producirse la ovulación, siendo la responsable de la
producción de progesterona. Esta masa desaparece lentamente
dejando una cicatriz en el ovario, si se produce embarazo crece
el cuerpo lúteo hasta el comienzo del tercer mes de gestación.
Ovario y hormonas,
una relación fundamental
Las hormonas son agentes químicos producidos por células
o tejidos endocrinos específicos llamados glándulas. Provocan
grandes cambios en determinadas células o sistemas, a pesar de
su accionar en cantidades pequeñas. Los ovarios se encuentran
ubicados a cada lado de la pelvis. Representan la fuente más
importante de producción de estrógenos y progesteronas. Son
dos cuerpos con forma similar al de una castaña. Cada ovario
contiene dos tipos distintos de estructura glandular: los folí-
culos de Graaf, que secretan estrógeno, y el cuerpo lúteo, que
secreta progesterona y algo de estrógeno. Los estrógenos y la
progesterona son responsables del desarrollo de los caracteres
secundarios, que marcan las diferencias entre el hombre y la
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Capítulo III
Falla Ovárica Parcial (F. O . P.)
Definición
orresponde a una producción inadecuada de hormonas
C por el ovario, que es muy difícil de cuantificar con los ele-
mentos habituales de la clínica ginecológica. Lamentablemente
al no integrar el concepto propuesto «mujer sana», no puede
discriminar a cabalidad quién es quién, y se confunden sanas
y enfermas.
Sintomatología de F. O . P.
Los síntomas más relevantes los clasifico en: centrales, lo-
cales y generales:
Los síntomas centrales: son trastornos que afectan a la psi-
quis y los centros reguladores centrales, provocando depresión,
irritabilidad, agresividad e intolerancia y cansancio intenso. En
el centro regulador de la temperatura provocan una inestabi-
lidad frente al frío o al calor, que las vuelve muy friolentas o
acaloradas, sin la regulación correcta frente a los cambios pro-
pios del clima. Además, es muy frecuente un dolor de cabeza
persistente y muy intenso que es inclusive invalidante.
Los síntomas locales: se presentan en forma de tensión y
dolor mamario, distensión abdominal, dolor de piernas, cola
y espalda. También se manifiestan trastornos en la piel, como
edemas, característicos en las zonas delicadas, como la parte
baja de los párpados, dando origen a las ojeras, manchas y gra-
nos en la piel, con caída del pelo y fractura de uñas.
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Clasificación de síntomas
según edad
Las inquietudes de las pacientes en la consulta varían según
la edad. De ahí que resulte interesante presentar una clasifica-
ción al respecto:
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Caso frecuente:
«mina fraude», cuidado con las que parecen y no lo
son, o como dice el refrán popular «la suerte de la fea
la bonita la desea»
Se trata de mujeres con un excelente físico, que cumplen
con los cánones de belleza establecidos por la sociedad, con ma-
mas de buen tamaño y forma, y además un buen desarrollo pel-
viano, de piernas gruesas y contorneadas; pero presentan una
severa disfunción sexual y actitudes inmaduras para su edad.
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Experiencias reales
Con el tiempo y a partir de mi práctica como médico, co-
mencé a darme cuenta de que si una mujer no estaba en lo más
alto de la jerarquía de los sexos, entonces lisa y llanamente esta-
ba enferma. Si carecía de la fuerza descomunal que le regaló la
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Francisca, 28 años
Este es uno de los casos más recordados. Francisca llegó a
mi consulta por pérdida de líquido vaginal. Anteriormente ha-
bía sido tratada por distintos especialistas durante varios años.
El cuadro mejoraba temporalmente, pero meses después volvía
a presentar la misma sintomatología. Esta era tratada con óvu-
los, cremas y, en ocasiones, con comprimidos. Paralelamente se
trataba a su pareja. En los controles de papanicolau siempre
aparecía inflamatorio inespecífico. Esta situación la impulsó a
pedir una opinión más, y así llegó a mi consulta.
Al examen físico destacaba una gran inflamación vulvar
y perianal, con enrojecimiento, y un tejido muy delicado que
se rompía con facilidad frente a cualquier manipulación, como
el simple acto de introducir un espéculo vaginal. Además, sus
mamas presentaban gran cantidad de nódulos. Al indagar con
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Marta, 32 años
Hace bastantes años fui sorprendido por un caso especial.
Marta me confesaba muy acongojada su problema. Era ninfó-
mana. Me contaba que tenía una necesidad imperiosa de tener
y tener relaciones sexuales. A pesar de esto le resultaba difícil
lograr orgasmos. Debido a sus deseos sexuales exacerbados,
sus compañeros en principio se mostraban felices, pero al poco
tiempo se aburrían y la abandonaban. Había compartido ex-
periencias con numerosos «partners», pero no había logrado
consolidar una relación estable. Además, por formación cultu-
ral, no participaba en sus relaciones más que con un hombre
a la vez, situación que la complicaba, ya que necesitaba más.
Le expliqué que nunca había tratado a una paciente con esas
características, pues lo usual era absolutamente el caso con-
trario. Lo más cercano que había escuchado al respecto era la
frase popular mencionada por mi abuela: «esa fulanita tiene
fiebre uterina».
Marta poseía síntomas que habitualmente se aprecian en
las mujeres que consultan por disfunciones sexuales «en me-
nos». Y claros síntomas de inflamación de su aparato genital,
con pérdida de líquido, que ella describía como reflejo de es-
tar «siempre lista» para la sexualidad. Sin embargo, se trataba
de una secreción propia de la inflamación y no la secreción
cristalina que se expele en el momento del estímulo sexual
por las glándulas anexas propias de la función. A pesar de mi
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capítulo iii: falla ovárica parcial
Claudia, 20 años
La situación de Claudia se presentaba diametralmente
opuesta a la de Carolina. Ella había realizado su crisis puberal
completa a los 11 años. Era la niña símbolo de su colegio; la
presidenta del centro de alumnas, poseía una madurez envidia-
ble, además de ser reconocida por sus pares y profesoras como
modelo dentro del alumnado. Ingresó a la Universidad con las
mejores calificaciones y a la carrera que siempre quiso, en la
Universidad de su elección. Al cursar su segundo año comien-
zan las inseguridades, depresión, irritabilidad, trastornos bulí-
micos, irregularidades menstruales, reglas abundantes, doloro-
sas, posteriores a un intenso síndrome premenstrual.
Luego de consultar con varios especialistas llega a mi con-
sulta. Diagnostico una f.o.p., que evidentemente había presen-
tado con posterioridad a una pubertad completa, pues todas
sus características físicas eran normales y propias del desarro-
llo. Sin embargo, por la f.o.p., la producción de hormonas era
inadecuada. Esto se traducía en un desequilibrio hormonal cau-
sante de su enfermedad. Inmediatamente inicié el tratamiento
correspondiente a f.o.p., y en unos cuantos meses normalizó
por completo su situación conductual; se cambió de carrera y
se transformó en una mujer feliz y sana, superando incluso su
exceso de peso.
Como ginecólogos sabemos que las carencias hormonales,
si son reemplazadas en forma cíclica, remedando un ciclo de
producción hormonal normal, vamos a lograr, en el caso de
Carolina, que realice su pubertad; y en el caso de Claudia, que
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Magdalena, 52 años
Se presentó a mi consulta por una severa depresión, que se
inicia inmediatamente después de su menopausia, con intento
de suicidio e inmersa en una crisis familiar. Había sido tratada
con terapia de remplazo hormonal, con resultados desastrosos,
ya que intensificaron sus molestias y sin mayor respuesta en el
cuadro depresivo. Fue derivada a tratamiento psiquiátrico sin
tener respuesta, a pesar de los fármacos utilizados. Ella llega a
mi consulta acompañada de su marido en estas condiciones,
ambos desesperados por no encontrar respuestas. A Magdalena
le diagnostico una f.o.p., que una vez tratada, sí se pudo iniciar
terapia de remplazo hormonal sin mayores complicaciones, re-
cuperando su condición de normalidad y pudo en forma pro-
gresiva ir disminuyendo los medicamentos para su cuadro psi-
quiátrico. Posteriormente mantuvo el tratamiento de reemplazo
por varios años, hasta los 59 años en que voluntariamente de-
cide suspender por encontrarse viuda. Realizo en forma normal
la transición desde la terapia a quedar sin hormonas de reem-
plazo, tolerando los cambios propios de la ausencia de hormo-
nas como cualquier mujer que llega a la menopausia sana.
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Capítulo IV
En busca de una sexualidad femenina plena
a través de la producción normal de hormonas
Frenación hormonal o anovulación
Anticonceptivos y sexualidad
esde el descubrimiento de las hormonas, estas se han usa-
D do «a ojo de buen cubero», es decir, «pongo un poco si
falta», «compenso un poco si sobra». A no ser que se trate de
trastornos extremos evidentes, donde se realiza un ciclo artifi-
cial completo logrando el resultado de una menstruación. En
este paraíso caímos todos cuando la anovulación propia los an-
ticonceptivos orales, nos dio un arma trascendental para frenar
al ovario definitivamente.
Para mí, esto fue el entierro prematuro de la glándula madre de
la mujer, el ovario, ya que al tenerlo sometido a anovulatorios, con-
trolábamos su maternidad y «regulábamos» su funcionamiento.
A mi parecer este ha sido el más grave error de la gine-
cología contemporánea. Puedo atestiguar, como dato anecdó-
tico, que hace más de treinta años que no lo prescribo en mi
ejercicio profesional. La verdad, lo que hemos hecho es anular
la función del ovario, la producción hormonal y la ovulación;
fenómenos íntimamente relacionados, procesos propios de la
adecuada producción hormonal y que son en sí mismos la base
del bienestar físico y psíquico de la mujer.
La armonía de la mujer depende de sus secreciones hormo-
nales. Si la frenamos debemos hacernos cargo de las consecuen-
cias. Sin embargo, por años este no ha sido el caso. Lo hemos
hecho en forma inocente y con impunidad. Pero al realizar este
«inocente» cambio, las mujeres sufren las consecuencias y se
quejan de los múltiples trastornos que padecen. No todas. Pues-
to que si tenemos la suerte de frenar un ovario con anticoncep-
tivo de dosis altas, en una mujer que tenía un nivel hormonal
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Compensación hormonal
Dada la frecuencia de los trastornos hormonales que
involucran de manera fundamental o complementaria gran
parte de las patologías que vive la mujer en el curso de la
vida, los ginecólogos hemos tenido en las hormonas un ele-
mento clave de nuestro arsenal terapéutico; y en la medida
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Las mamas
La mama es un órgano relacionado con la sexualidad y la
maternidad por las modificaciones que presenta en su función.
Por ser un órgano con clara acción hormonal, pero externo y
llamativo, que define la belleza femenina, es normalmente sobre
valorado por los varones y por las propias mujeres, puesto que
significa un porcentaje importante del éxito de la feminidad.
Este factor ha motivado todo tipo de intervenciones para que
luzca en medidas óptimas de tamaño, consistencia y formas,
emulando un prototipo de belleza. De esta manera, se le otor-
ga una importancia que escapa a sus funciones fundamentales:
participar, debido a su sensibilidad, en la sexualidad y en la
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La menstruación
Ha sido clásico llamar a la menstruación «regla», porque
se entiende que su presencia o ausencia define de alguna mane-
ra sanidad o enfermedad. La presencia de regla es en general
sinónimo de mujer sana. Al no presentar problemas en su re-
gularidad no se duda de que esa mujer en particular esté sana.
Sin embargo, la regla per se va acompañada de una cantidad
de fenómenos que le son propios y, en último término, de una
producción adecuada de hormonas por el ovario, que influyen
en la mujer desde el cabello a las uñas del pie. En todos estos
efectores de hormonas, u órganos hormono-dependientes, se
presentan signos y síntomas cuando la producción de hormo-
nas no es la correcta.
Considero el colmo que lograr una regla con anticoncep-
tivos sea considerado como el máximo éxito en una mujer que
era irregular o carecía de reglas, mientras no se ha solucionado
el problema fundamental que es su f.o.p.
El mayor problema es que, culturalmente, para la mujer
tener la regla como sea, en este caso lograda con anovulatorio,
es apreciado como signo de sanidad.
Por esta situación, si sólo miramos la regla, dejamos fuera
una gran cantidad de elementos de diagnóstico, de signos más
o menos complejos que acompañan al «fenómeno regla», y que
son también importantes, ya que la única forma de llegar a una
evaluación plena del proceso hormonal femenino, es evaluando
como un todo la mayor cantidad de señales que siguen la pro-
ducción hormonal del ciclo menstrual.
La ausencia de regla, en oposición a lo anterior, ¿quién
duda que no esté relacionada con una enfermedad, o por lo
menos, con un embarazo? Esta evidencia simplista del concepto
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mujer, sexo fuerte
La menopausia
La menopausia es un proceso normal en la vida de la mu-
jer, que merece un capítulo aparte y que se caracteriza por el
término de la producción de óvulos por el ovario, por ausen-
cia de folículos. Es el fin de las menstruaciones. Como proceso
normal, es vivido en forma diferente por la mujer sana, quien
no presenta grandes síntomas y va poco a poco perdiendo las
condiciones propias producto de la secreción hormonal.
Distinta es la situación de la mujer que llega a la menopau-
sia con un historial de múltiples falencias, o en algún momento
de ella, a causa de f.o.p. Estas mujeres han pasado más de la
mitad de sus vidas enfermas. El problema es grave para la mujer
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capítulo iv: en busca de una sexualidad femenina plena
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Conductas de la mujer
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capítulo iv: en busca de una sexualidad femenina plena
Mujeres ninfomaníacas
Al haber tratado por años pacientes ninfomaníacas, tengo
la tranquilidad de saber que sus males corresponden a una for-
ma de f.o.p., que de alguna manera exacerba el deseo en estas
mujeres, que en su mayoría logran orgasmos incompletos muy
superficiales. Incluso algunas que son multiorgásmicas, después
de ser tratadas y mejoradas, comparan las nuevas repuestas en
forma tremendamente satisfactoria, y esa búsqueda de algo que
no encuentran, y que por fin logran, las libera totalmente y se
acaba su enfermedad.
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capítulo iv: en busca de una sexualidad femenina plena
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capítulo iv: en busca de una sexualidad femenina plena
Violencia intrafamiliar
En mi consulta he recibido cientos de parejas con expe-
riencias de maltrato y violencia intrafamiliar. Al tratar a la mu-
jer con f.o.p., pude comprobar por sus testimonios y relatos,
que las cosas son ahora más fáciles, que empiezan a tener res-
puestas más normales, que se suaviza la relación y se facilita la
convivencia. En el plano sexual también relatan cambios sig-
nificativos, porque la mujer empieza ahora a tener deseo, que
antes no existía. Y a pesar de los múltiples problemas como
golpes, insultos, negación de dinero, borracheras, infidelidades
conocidas por ella, le resulta más fácil satisfacer el deseo con
su compañero de siempre, porque comprende que ella era la
causa y consecuencia de lo que de alguna manera ella verbali-
za como «yo lo obligué». Aunque parezca inaceptable lo antes
dicho, multiples experiencias con parejas me han demostrado
que la violencia entre ellos se genera en el desconocimiento de
que esa mujer se encuentra con f.o.p., es decir está enferma y
tiene tratamiento. Al tomar conocimiento los consultantes de la
situación, la mayoría de los hombres en ese instante tienen una
reacción de acogida, manifestándolo con acciones como, dán-
doles un beso, tomándoles la mano, la abrazan con ternura y
hasta lloran juntos. No faltan lo más osados que exclaman con
alivio, «¡luz al final del túnel!». Y ven que existe la posibilidad
de tratar y revertir lo que les está pasando.
Después de tantos testimonios con el mismo desenlace, o
parecidos con pequeñas variantes, no tengo duda que existe
una relación innegable entre f.o.p. y algunos tipos de violencia
intrafamiliar de diversas expresiones.
Hay antecedentes jurídicos de no haber condenado un cri-
men ejecutado por una mujer bajo síndrome premenstrual. Lo
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mujer, sexo fuerte
más seguro es que esa mujer tenía f.o.p. Esto revela en extremo
cómo no tener conocimiento de esta nueva patología: f.o.p.
oculta y nubla la causa orgánica del desorden mental desde
donde se invalida la justicia.
Hoy, parte de la violencia intrafamiliar puede explicarse
por enfermas de f.o.p., ya que se genera un círculo vicioso into-
lerable, en el que se van sumando maltratos, abusos de alcohol,
drogas , incesto, etc., provocando una escalada de violencia que
puede terminar en casos extremos, como en el asesinato.
Como una forma de avanzar, sería interesante investigar,
especialmente para este problema de violencia, en la sexuali-
dad de esas mujeres, y esto no porque estabilidad emocional y
maternidad plena no sean importantes sino porque la sexuali-
dad sería un aspecto más fácil de abordar con el simple hecho
de consultar la frecuencia sexual de la pareja, con encuestas
o entrevistas personales. En mi experiencia clínica, cuando la
frecuencia es de tres veces por semana o más, y deseada por la
mujer, no exciten problemas de violencia; al contrario, cuando
es menos frecuente y generalmente forzada, sí se genera violen-
cia intrafamiliar.
La mayoría de las mujeres tratadas en mi consulta por la
ausencia de deseo llegaban a una «actitud de cumplir» para
conservar la pareja, lo cual cada vez se hacía más difícil, por el
dolor que sentían y la ausencia de placer.
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Capítulo V
Experiencias para compartir
Mitos que dificultan el
tratamiento de f.o.p.
1. Pechos duros: «es mama sana y bella».
2. Secreción vaginal permanente: «estoy siempre lista».
3. La regla regular: «sinónimo de sanidad».
4. Tener síndrome premenstrual: «igual a ser mujer».
5. La mujer sana que funciona con plenitud sexual en la cul-
tura popular es castigada como «enferma de caliente».
6. Como las espinillas no son, ni han sido, signos de belleza
alguna, atentan contra el tratamiento, cuya presencia indi-
ca camino hacia la sanidad, porque al brotar espinillas, esto
implica que se está cumpliendo el proceso de crecimiento o
maduración hormonal, que nunca se había hecho.
7. Una mujer que no se ha desarrollado generalmente tiene
«carita de guagua», representando menos edad de la que
tiene, lo cual es socialmente muy valorado, pero nadie sos-
pecha que tras esa carita de guagua no hay una mujer, hay
una niña enferma.
8. Las curvas hormonales aceptadas como normales por to-
dos, después de los conceptos expuestos que nos obligaran
a obtener nuevas discriminando sanas / enfermas, pierden
sin duda valor.
Cambiando la vida:
historias destacadas de pacientes
Con mis primeras pacientes comenzaron a suceder hechos
impactantes, que me mostraron que yo no sabía nada de las mu-
jeres y que todos los mitos que decían que eran débiles, inestables,
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mujer, sexo fuerte
Un caso especial
El caso que más recuerdo fue el primero que me mostró
que existían relaciones entre fallas de la función del ovario y los
roles descritos. Se trataba de una paciente religiosa. Ella pade-
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capítulo v: conclusiones y experiencias para compartir
Matrimonio no consumado
Otro caso relevante fue el de una mujer de 26 años que
llevaba tres de casada. En esos tres años le había sido imposible
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capítulo v: conclusiones y experiencias para compartir
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Conclusiones
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Santiago de Chile, mayo de 2010
Se utilizó tecnología de última generación que reduce el
impacto medioambiental, pues ocupa estrictamente el
papel necesario para su producción, y se aplicaron altos
estándares para la gestión y reciclaje de desechos en toda
la cadena de producción.
Rodrigo Forés Vega
MUJER
SEXO FUERTE
Esta es una nueva forma de mirar a
la mujer como totalidad, definiendo las
enfermedades más frecuentes que la em-
pujan a perder sus condiciones innatas.
Desde un enfoque novedoso, basado
en la ginecología y la sexología, Forés
Vega presenta algunos problemas feme-
ninos recurrentes y aporta algunas cla-
ves de solución.
Además, se trata de un planteo basa-
do en el amor, la admiración y el respeto
hacia el género que, para el autor, está en
el origen de la vida y la felicidad.
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