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1 Esta traducción de la versión original ha sido realizada por Etelvina Richard, a cargo del Centro Superior de Lenguas Modernas de
la Universidad de Cádiz.
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chas de las cuales están relacionadas con la a ser un tanto idiosincrásica y, de hecho, a
necesidad de avanzar hacia una perspectiva menudo se formula con una buena dosis de
que procure personalizar la enseñanza por intuición. En este sentido, este proceso es
medio de un compromiso con toda la clase distinto a los procedimientos sistemáticos
(Ainscow, 1999). A este respecto son perti- que se les enseña a los estudiantes de profe-
nentes muchas ideas sobre una educación sorado durante las etapas de su preparación
K&8M
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académica, pues se trata, en gran medida,
a la pedagogía inclusiva es el modo en que de un proceso continuo de formulación y
los profesores conceptualizan las ideas so- reformulación de patrones ya establecidos.
bre la diferencia.
W 7 7
% 7
-
Así, por ejemplo, en un estudio reciente de siguiente, tiene lugar sin querer entre bam-
Florian y Black-Hawkins (2010) se concluye balinas en el devenir de su trabajo diario. De
que las diferencias hechas dentro del aula – 9
9M
9
+
&-
por ejemplo, el caso de los alumnos a los que mento de entrar al aula y observar el humor
se les pide que realicen actividades más sen-
X
<
7
%
cillas o se les da menos trabajo, o bien reci- no concluye cuando inicia la clase es funda-
ben la ayuda de un auxiliar docente– ocasio- mental. Es más, a menudo las decisiones más
na que los alumnos perciban a estos últimos M
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como diferentes. Además, el riesgo que esto clase, por medio de lo que se conoce como
acarrea es que al asignar actividades de un proceso de improvisación (Ainscow, 1999).
nivel que se considera apropiado para cada Más allá de la improvisación, las investi-
alumno se está colocando, de hecho, un te- gaciones en este terreno señalan que el ras-
cho por sobre lo que estos alumnos pueden go distintivo que caracteriza a los planes de
lograr. Florian y Black-Hawkin proponen
<
7 7-
un modelo que consideran más inclusivo y cipación de los alumnos es el modo en que
en el que los docentes crean un abanico de
posibilidades del que los alumnos deciden emplea los recursos disponibles –y en espe-
“cómo, cuándo, dónde y con quién” desean cial, los recursos humanos– para apoyar la
aprender, en condiciones diseñadas para enseñanza. Concretamente, existe la eviden-
dar respuesta a las necesidades individuales cia contundente –por ejemplo, Johnson y Jo-
de cada alumno. Los autores también sugie- hnson (1999)– que señala el potencial de los
<
8
&7 enfoques que estimulan la cooperación entre
que tomen sus propias decisiones y ejerzan
&
más control sobre su propio aprendizaje. del aula que ayuden a maximizar la partici-
V8/7
7
% pación, y a su vez la consecución de niveles
<
9 altos de aprendizaje para todos los alumnos
atender la diversidad se advierten ciertos de la clase. Por otra parte, dicha evidencia
patrones (Ainscow, 1999). Habitualmente indica que la aplicación de tales prácticas
los profesores con experiencia desarrollan
'
&
K 7 7'
una variedad de formatos de unidades di- participación de los “alumnos excepciona-
dácticas que se convierten en su repertorio les”; por ejemplo, los alumnos que son nue-
y a partir de los cuales crean nuevas com- vos en una clase, los niños provenientes de
posiciones que estiman adecuadas para ca- distintos orígenes culturales y aquellos con
da caso en particular. Es aquí donde toman discapacidades. No obstante, es importante
en consideración una serie de factores que hacer hincapié una vez más en la necesidad
se interrelacionan, tales como el tema a en- de contar con la habilidad adecuada para or-
señar, la edad y la experiencia de la clase, questar este tipo de práctica escolar, ya que
las condiciones físicas del aula, los recursos el trabajo grupal cooperativo mal gestiona-
disponibles y su propio estado de ánimo, do generalmente conlleva al desperdicio de
para así adaptar uno de sus planes de cla- tiempo valioso e incluso da lugar a numero-
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9 7
% sas interrupciones de la clase.
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Es aquí donde podemos aprender de los nes deterministas sobre la capacidad de los
países económicamente más pobres del Sur, alumnos (Hart, Dixon, Drummond y McIn-
en donde los recursos limitados de los que '" V
97]
-
disponen han llevado a reconocer el poten- cas docentes, los investigadores trabajaron
cial “del niño tutor” a través del desarrollo estrechamente con un grupo de docentes
de los denominados programas “Niño-a- que había rechazado la idea de la capacidad
Niño”. Tales experiencias sugieren que los +@<
7]
niños constituyen en sí mismos un recurso centradas en la capacidad imponen restric-
infrautilizado, que puede dinamizarse pa- ciones al aprendizaje infantil, dando lugar a
ra derribar las barreras a la participación <
&
&7-
en clase y contribuir así a incrementar las ración con sus pares.
7
7K+ 7 8- Los investigadores sostienen que la idea
cio de todos los miembros de la clase. Un de la capacidad como inteligencia innata ha
aspecto interesante que cabe mencionar es acabado por considerarse como “un modo
que los recursos esenciales para que esta natural de referirse a los niños” que resume
práctica surta efecto están disponibles en lo sus diferencias percibidas. Señalan luego
inmediato dentro de cualquier clase. De he- que, en Inglaterra, que dicho concepto se ve
cho, cuanto más numerosa sea la clase, ma- ^+ 7*
<
yor será la cantidad de recursos potenciales hace que para los docentes sea fundamental
disponibles. El factor importante aquí es la la comparación, categorización y agrupa-
capacidad del docente para dinamizar esta
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&7
7
energía que se halla en gran parte sin explo- de proporcionar una educación adecuada y
tar –una situación que nos lleva a formular estimulante para todos. Así pues, por ejem-
la el interrogante de cómo se puede ayudar plo, se espera que los inspectores escolares
a los docentes a desarrollar esta manera de controlen que enseñanza distingue entre los
trabajar. alumnos “más capaces”, “medios” y “menos
capaces”. En este contexto, lo que se entien-
de por capacidad no se hace explícito, lo que
Lección 2: Las prácticas inclusivas da margen a los docentes para interpretar las
dentro del aula suponen la dinamiza-
&
7
ción de los recursos humanos disponi- propias creencias y opiniones. No obstante,
cabe indicar que el énfasis de la política en
el establecimiento de los objetivos y las me-
la participación y el aprendizaje. didas del valor añadido del progreso dejan
poco margen para aquellos docentes que re-
chazan la idea establecida de las capacidades
mensurables para aferrarse a sus principios.
Desarrollando prácticas Mediante el análisis minucioso de las
inclusivas prácticas y las ideas de sus compañeros do-
centes, los investigadores se propusieron
Recientemente en el Reino Unido, se han
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llevado a cabo dos estudios que analizan potenciadoras” de entender la diversidad
detenidamente la manera en que evolucio- de los alumnos. En resumen, esto supon-
nan las prácticas que atienden de manera dría –sostienen– la gestión de las pautas
/
&8 de logros y respuesta con un “espíritu de
destacar que, en ambos proyectos, participa- transformabilidad” por parte de los profe-
ron investigadores que trabajaron en cola- sores, por medio de la búsqueda de lo que
boración con profesionales de la educación. se puede hacer para mejorar la capacidad
El primer estudio, Learning without Limits de cada niño en su clase para aprender y
(Aprender sin límites), estudió las formas de las condiciones en las que su aprendizaje
de enseñar que están libres de conviccio- pueda prosperar de forma plena y efectiva.
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Los investigadores explican que los profe- ideas de inclusión que consideraban como
sores de su estudio basaban su ejercicio en contradictorias con éste. No obstante, en la
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hacia opciones que han sido pasadas por al- tar algunas preocupaciones, tales como la
to de abordar el problema de las barreras a gran presión que puede ejercer sobre los
la participación y el aprendizaje. alumnos, la ausencia del contacto con sus
Todo esto implica que hacerse más inclu- compañeros, la estigmatización ocasionada
/
%^6%']M al ser apartado del contexto de las clases or-
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% 7]
dinarias y el costo asociado. El segundo en-
y de intentar desarrollar una cultura más foque, Enseñanza de grupos reducidos, se con-
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7
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sideró como un método que proporcionaba
que no podemos separar la inclusión de los una enseñanza focalizada en un ambiente
contextos en los que se desarrolla, ni de las relajado y de apoyo. No obstante, se advir-
relaciones sociales que puedan sustentar tió una serie de efectos negativos: algunos
o limitar ese desarrollo (Dyson, 2006). Es alumnos sufren al ser apartados de su clase
en la compleja interacción entre los indivi- y pueden sentirse estigmatizados, se pier-
duos, y entre grupos e individuos, que las den lo que se está enseñando en la clase
convicciones y los valores compartidos exis- ordinaria, y la enseñanza grupal no pro-
ten y cambian; y es imposible separar esas 7
% /
convicciones de las relaciones en las que se Los docentes de educación especial esgri-
plasman. & : &7 7 7
clases con el docente de la clase ordinaria;
y, a un nivel secundario, en muchas oca-
Lección 3: Trabajar con distintas siones sentían que no tenían conocimiento
formas de evidencia disponible
*
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7
&
K 7 Enseñanza colaborativa con dos docentes, fue
en general la modalidad más aceptada
alentar a los docentes a desarrollar
por ambos docentes. En este enfoque más
prácticas más inclusivas. miembros de la clase pueden acceder al
apoyo y, lo que es importante, les permite
permanecer en la clase y no perderse de su
contenido. Por otra parte, se observó que
Apoyo al aprendizaje las clases estaban mejores diseñadas. Sin
Conceptualizar la educación inclusiva embargo, este enfoque requiere de tiempo
como un proceso de educación en la diver-
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%
+
'
sidad suscita preguntas respecto a qué tipo que si no se contara con el los docentes de
de apoyo adicional cada alumno en particu- apoyo podrían sentir que cumplen la fun-
lar necesita, lo cual también trae aparejado ción de un asistente.
repercusiones en torno a los roles que deben En algunos países, el apoyo a los alum-
cumplir los docentes especializados. nos con necesidades educativas especia-
En el mundo se puede observar una va- les que asisten a escuelas ordinarias está
riedad de enfoques para dar apoyo a cada coordinado por la presencia de un docen-
alumno con necesidades educativas dife- te especialista entre el personal docente, a
rentes (Ainscow, 1999). Cada uno de ellos veces denominado coordinador/a de necesi-
presenta tanto ventajas como desventajas dades educativas especiales o, cada vez más,
potenciales. Así, por ejemplo, un estudio director/a de inclusión. Su trabajo involucra la
llevado a cabo por Takala et al (2009) so- coordinación del apoyo pedagógico de cada
bre el rol de los docentes de educación es- alumno, en ocasiones utilizando equipos de
pecial en Finlandia observa el uso de tres docentes asistentes que trabajan individual-
enfoques. El primero de ellos se denomina mente con los alumnos dentro de la clase.
Enseñanza particular con un docente de edu- Entre 1997 y 2008, el número de docentes
cación especial, y si bien esta modalidad se asistentes en Inglaterra creció de 60.600 a
consideró efectiva para proporcionar aten- 179.900, lo cual representa la cuarta parte
ción más centralizada, también hizo susci- de la fuerza laboral docente (DCSF, 2008).
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de educar a una gran variedad de alumnos conjunto limitado, pero en absoluto desde-
dentro de una misma escuela y (en su caso) ñable, de datos empíricos sobre la relación
en una misma aula. Incluir los alumnos con entre las actividades escolares de promo-
“problemas de comportamiento” en espe- ción de la inclusión y la participación de to-
cial dentro de la escuela y clase ordinarias dos los alumnos en las culturas, currículos
se considera a menudo difícil. Incluso a los y comunidades de sus escuelas. Partiendo
docentes más comprometidos les resulta di- de estos datos, el equipo revisor de Dyson
fícil vencer este desafío. propone una serie de recomendaciones en
Dyson luego sostiene que las escuelas al- relación a la política y la práctica. Proponen
tamente inclusivas se caracterizan por ser que las iniciativas para desarrollar una edu-
instituciones acogedoras y solidarias para cación inclusive deberían prestar especial
78- atención al desarrollo de “culturas inclu-
te, no por ello dejan de lado el compromiso sivas” y, en especial, al logro de un cierto
a mejorar los resultados de todo su alum- consenso en torno a los valores de inclusión
nado. De hecho, tienden a desplegar una dentro de las comunidades escolares. Esto
variedad de estrategias para mejorar el ren- llevó al equipo a la conclusión de que los
dimiento que es típica de todas las escuelas; directivos y otros dirigentes escolares de-
'7
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ben ser elegidos y formados en función de
como alumnos con necesidades educativas su compromiso con los valores de inclusión
especiales no parece impedir la aplicación y su capacidad para dirigir de forma partici-
de dichas estrategias. pativa. Finalmente concluye que el entorno
político externo debería ser compatible con
Los autores que tratan la cuestión de có-
%<
-
mo lograr que la educación sea más inclu-
tos den apoyo, y no infravaloren, los esfuer-
siva, suelen hacer especial hincapié en los
zos de las escuelas.
procesos de colaboración, revisión y desa-
rrollo. Skrtic (1991), por ejemplo, destaca la Según este análisis, existe una serie de
importancia de aunar las distintas experien- principios generales de organización escolar
cias profesionales del personal docente. En y práctica del aula que deberían respetarse,
este contexto, a los niños que no se puedan en particular: a) la eliminación de las barre-
educar fácilmente en el marco de las rutinas ras entre los distintos grupos de alumnos y
establecidas de la escuela no son considera- el personal docente; b) el desmantelamien-
dos problemáticos, sino más bien como un to de programas, servicios y especialidades
desafío que obliga a reexaminar las prácti- aislados; y c) el desarrollo de enfoques pe-
<
&] 7- dagógicos (como los enfoques constructi-
tables y que sepan dar respuestas rápidas. vistas y el aprendizaje cooperativo a los que
Del mismo modo, nuestro trabajo (Ainscow, hemos hecho referencia) que permitan a los
1999) nos ha llevado a señalar ciertas “con- alumnos aprender juntos y no separados. El
diciones organizativas” –liderazgo compar- análisis también sostiene que las escuelas
tido, elevados niveles de participación del deberían establecer relaciones estrechas con
7 '
& 7
% los padres y comunidades locales, basadas
en el desarrollo del compromiso común con
conjunta, voluntad de investigar, etc.– que
los valores de la inclusión.
fomentan la colaboración y la resolución de
problemas entre el personal y que, por lo Las repercusiones que esta orientación
tanto, generan respuestas más inclusivas a puede tener en la práctica se ilustran en el In-
la diversidad. dex for Inclusion (Índice de inclusión) (Booth
Estos temas están respaldados por un y Ainscow, 2002) –instrumento de auto-eva-
análisis de la documentación internacional luación escolar. El Índice, utilizado en mu-
<
& chos países de todo el mundo, permite a las
promoción de la inclusión llevadas a cabo escuelas sacar provecho del conocimiento y
7
$'"]- las opiniones del personal, los alumnos, los
lisis arriba a la conclusión de que existe un padres o tutores y los miembros del consejo
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escolar sobre las barreras al aprendizaje y la sostiene que los enfoques actuales hacia el
participación existentes entre las “culturas, liderazgo escolar podrían interponerse a los
políticas y prácticas” vigentes de las escue- esfuerzos de mejora.
las para establecer el orden de prioridades Zollers et al. (1999) estudió 1000 escue-
del cambio. Al vincular la inclusión con los las estadounidenses y halló que aquellas
detalles de la política y la práctica, el Índice cuyas prácticas escolares inclusivas eran
anima a aquellos que lo aplican a construir
78 &
su propia visión de la inclusión, en base a su común: liderazgo visionario, colaboración,
experiencia y sus valores, cuando elaboran evaluación reorientada, apoyo al personal
las políticas y prácticas que desean promo- escolar y los alumnos, recursos económi-
ver o disuadir. El Índice es una herramienta cos, participación activa de los padres, y
que puede servir de apoyo al personal de adaptación curricular y prácticas efectivas.
las escuelas para perfeccionar los procesos Chadbourne (1997) también descubrió que
7
%&<
&- el rol que desempeñan los directores de
yor colaboración y participación y aporten las escuelas en la implementación de un
una coherencia al desarrollo (ver Rustemier programa de inclusión es crucial. A su vez,
y Booth, 2005).
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I "
las características comunes a los directivos
de escuelas en tres países (Portugal, Reino
Lección 5: Las escuelas inclusivas Unido y Estados Unidos)que lograron im-
pueden ser de diversas formas, pero lo plementar modos de trabajar inclusivos con
éxito: un compromiso inquebrantable con
existencia de una cultura organizativa
%
%
las responsabilidades y los límites, estilo
que contemple la diversidad del alum-
interpersonal de colaboración, habilidades
nado de manera positiva. para la solución de problemas y resolución
^
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%
la experiencia de otros colegas y relaciones
de apoyo entre los miembros del personal.
Liderazgo para la Todo esto plantea interrogantes sobre el
inclusión modo en que los dirigentes escolares llevan
a cabo el trabajo de fomentar la inclusión.
Parece probable, por lo tanto, que el desa- Lambert y sus colegas (1995) abogan por lo
rrollo de prácticas inclusivas requieran que que consideran una perspectiva construc-
se cuestione el pensamiento de los integran- /KM
&7-
tes de las escuelas y esto, suscita inevitable- ceso recíproco que permite a los participan-
mente interrogantes respecto del liderazgo. tes de una comunidad educativa construir
Un análisis reciente de la documentación M
&
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K
concluye que la diversidad del alumnado y determinación común de la escolaridad. Los
la inclusión representan cada vez más desa- autores se basan en esta perspectiva para
fíos claves para los dirigentes del ámbito es- & <
KM &7
7
-
colar (Ainscow y Sandill, 2010). Leithwood, so interactivo en el que participan tanto los
Jantzi y Steinbach (1999), por ejemplo, pro- alumnos como los docentes. Por consiguien-
ponen que, con el aumento de la diversidad, te, es necesario un liderazgo compartido,
las escuelas necesitarán sacar provecho de en el que el director de la escuela sea con-
la incertidumbre, tener una mayor capaci- siderado el líder de líderes. Las estructuras
dad para la resolución colectiva de proble- jerárquicas deben ser sustituidas por la res-
mas y ser capaces de dar respuesta a una ponsabilidad compartida en una comuni-
mayor variedad de alumnos. Sergiovanni dad que pasa a caracterizarse por valores y
(1992) también hace hincapié en el desafío esperanzas compartidas, de modo que mu-
que supone la diversidad del alumnado y chas de las funciones de control pertinentes
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a la dirección de la escuela pierden impor- bles– tiene mucho más que ver con el proce-
tancia o son incluso contraproducentes. so del aprendizaje social dentro de contextos
Los aportes teóricos y empíricos más úti- particulares y no tanto con la introducción
les son los que proporciona Riehl (2000), de técnicas especiales o la gestión organiza-
quien tras su amplio análisis de las inves- tiva. La utilización de distintas formas de
tigaciones en el campo del liderazgo, desa- evidencias como un medio para fomentar la
rrolla un “enfoque global de la administra- experimentación y la colaboración dentro de
ción y la diversidad escolares”. La autora una escuela constituye una estrategia funda-
concluye que los líderes escolares deben mental. Como señala Copland (2003), la in-
atender a tres grandes tipos de tareas: a) fo- dagación puede ser el “motor” que permita
&
/ M
8 /- 8
%KM
sidad; b) promover las prácticas inclusivas de estimular la participación en el aprendi-
en las escuelas; y c) crear lazos entre las es- zaje, y la “cola” que una a la comunidad en
cuelas y las comunidades. Riehl pasa luego torno a un propósito en común.
a considerar la forma en que estas tareas se Como he expuesto anteriormente, todo
pueden realizar, y para ello estudia el modo esto tiene importantes repercusiones en la
en que el concepto de la práctica, en espe- práctica del liderazgo en las escuelas, y en
cial la práctica discursiva, puede contribuir particular exige el esfuerzo coordinado y
a un total entendimiento del trabajo de los sostenido en torno a la idea de que el cam-
directores de las escuelas. Este análisis lle- bio de los resultados de los grupos vulne-
va a la autora a acercarnos una perspectiva rables es muy poco probable si no se pro-
positiva del potencial de los directores de ducen cambios en el comportamiento de los
las escuelas para desarrollar actividades in- adultos. Por consiguiente, el punto de parti-
clusivas y transformadoras. A modo de con- da deben ser el personal docente; de hecho
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Reconocimiento
Quisiera expresar mi agradecimiento a mis colegas Alan Dyson y Saira Weiner por
las contribuciones a las ideas que se presentan en este artículo.
Mel Ainscow (UK) es catedrático de la Universidad de Manchester y co-director
del Centro de Necesidades Educativas de la misma Universidad. Fue director, ins-
pector de la administración local y profesor titular de la Universidad de Cambrid-
ge. Reconocido internacionalmente por sus investigaciones en el ámbito de la edu-
cación inclusiva, ha dado conferencias y participado en proyectos llevados a cabo
en más de 100 países. Su labor como investigador –cuya característica particular
es la de colaborar con legisladores, profesionales de la educación y otros investi-
gadores– pretende hacer aportaciones al pensamiento y la práctica en contextos
particulares y al mismo tiempo generar conocimiento de mayor relevancia.
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