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Cuando un hijo nace, lo amamos porque es nuestro hijo.

Pero
en realidad amamos un pequeño gran misterio. No sabemos
cómo es, qué características tiene, cuál será su vocación. No
sabemos, en definitiva, cuál es el querer de Dios para él. La
verdad es que no sabemos nada. De esta realidad surge como
una expresión de nuestro amor el respeto.

¿Qué es el respeto de los padres? Es una actitud de


consideración expectante y benevolente por lo que el hijo es,
por lo que puede ser, por lo que debe ser, según el querer de
Dios. Y en la medida en que el misterio de esa vida se va
revelando y los papás lo van descubriendo, lo acogerán y
empezarán a orientarlo con amor respetuoso. Esto les exige
una actitud de meditación y de diálogo sobre la realidad del
hijo, para ir descubriendo la voluntad de Dios que hay en él.

¿Qué han de respetar entonces en el hijo? Lo primero es


el respeto a su dignidad de hijo de Dios y a su dignidad de
persona. Porque cada hijo es creatura nacida por el amor de
Dios y habitada por Él. Y nuestro respeto en lo más profundo
se dirige a Dios y su presencia en el hijo. Y Dios lo quiere tal
como es: con esa realidad física, con esas cualidades
humanas, esas inquietudes y anhelos y también esas
imperfecciones. Y nosotros hemos de aceptarlo y respetarlo
tal como es.
Y eso incluye también, en segundo lugar, respeto al
proceso de su crecimiento y desarrollo. Es un respeto
activo que implica estimular, apoyar, motivar y comprender
ese desarrollo. Es un respeto que sabe que todo el proceso es
una búsqueda y una realización de ese ser personal, único,
original y libre que ha de llegar a ser nuestro hijo, según el
querer de Dios.

El Padre Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt,


exhorta al respecto: “ Tenemos que cuidarnos ante el
enemigo mortal del auténtico respeto: el molde. ¡Por favor,
no introduzcan moldes en la educación!”
Pero también a los hijos les corresponde tener la misma
actitud de respeto frente a sus papás, según el mandamiento
divino de “ honrar padre y madre” .

Y el mejor camino para conseguir este respeto de ellos, nos


indica San Mateo en su evangelio (7,12): “ Todo lo que
quieras que los demás hagan contigo hazlo tú con ellos” .
Creo que es difícil inventar un principio más sabio y rotundo
que éste. Aplicado a nuestro caso: ¿Quieres ser respetado?
¡Respeta! O como afirma el Padre Kentenich: “ respeto al ser
regalado por el educador, recibe como un eco, el respeto del
educando” .

Cuando existe respeto, esa consideración mutua -a pesar y a


través de todas las fallas- entonces la convivencia familiar es
llevadera, es agradable, es maravillosa. Este respeto tiene
que acompañar a todo amor, porque no hay auténtico amor
sin respeto. Y según el Padre Kentenich, el respeto es hoy en
día más necesario aún que el amor. Porque la carencia de
respeto ante todo lo vital, es una enfermedad de nuestra
época.

Los padres humanos. Si queremos previvir el Reino de Dios


acá en la tierra, los padres humanos deben ser verdaderas
autoridades paternales, reflejos de Dios. Lo que se busca, son
padres llenos de amor, padres generosos, comprensivos,
misericordiosos, tal como el Padre celestial lo es para con
nosotros. Y la pregunta es si nosotros estamos a la altura de
esa paternidad. ¿Qué hacemos nosotros si un hijo nuestro va
por un mal camino? ¿Qué hago p.ej. si un hijo me roba dinero
o falsifica un cheque de mi chequera? ¿Le rompo la cabeza?
¿O qué hago si una hija mía, soltera, está esperando familia?
¿La echo de la casa? ¿Cuál es mi reacción a situaciones de
este tipo? ¿Es una reacción de justicia, violencia, amor? ¿Soy
capaz de actuar como el padre del hijo pródigo, es decir, con
esa generosidad increíble, esa comprensión incomprensible,
ese amor misericordioso?

Son necesarios más padres de esta clase, de esta grandeza.


Que desarrollen una nueva paternidad, paternidad, humana y
divina a la vez.

Preguntas para la reflexión


1. ¿Cómo es la relación con mis hijos?
2. ¿Respeto a mis hijos o sólo exijo respeto?
3. ¿Consulto con mi cónyuge las decisiones?
equidad
Fomentar la igualdad en la convivencia familiar, un paso clave hacia la igualdad laboral Muchos niños
acompañando a sus padres en la soleada mañana de domingo de Madrid. (JORGE PARÍS) Alcanzar una mayor
implicación y participación del colectivo masculino en el ámbito doméstico y familiar es esencial de cara al
objetivo de la igualdad laboral. Un manual reúne varios consejos enmarcados en el 'Decálogo Europeo en
materia de corresponsabilidad', para fomentar la equidad lejos de los roles clásicos. ECO Actividad social
¿QUÉ ES ESTO? 22% 6 -1 20MINUTOS.ES. 09.04.2014 - 13:10h Los expertos sostienen que el papel del
hombre dentro del espacio doméstico, su implicación y su grado de cooperación y corresponsabilidad es un
aspecto clave en la convivencia familiar pero también un paso esencial hacia la igualdad real entre hombres y
mujeres, en todos los ámbitos, y especialmente en el laboral. El Decálogo Europeo en materia de
corresponsabilidad busca crear más igualdad y justicia entre génerosLa empresa Más Vida Red, entidad
especializada en el diseño de planes y servicios parapara generar bienestar laboral en las empresas, ha
desarrollado una campaña para fomentar la igualdad en la convivencia familiar entre los empleados de las
compañías a las que presta servicio. Se trata de un manual a disposición de los trabajadores donde se incluyen
una serie de consejos enmarcados en el Decálogo Europeo en materia de corresponsabilidad, especialmente
dirigido a los hombres. El documento intenta plasmar la visión de una sociedad moderna que busca más
igualdad y justicia entre géneros, muy lejos de los tradicionales y desfasados roles mujer-hombre. Los puntos
que se desarrollan hacen referencia a la actitud que debe adoptar el colectivo masculino para promover un
ambiente armonioso en la convivencia con la pareja, procurando ser partícipe de todo lo que acontece en el
ámbito familiar. Consejos para caminar hacia la corresponsabilidad Para alcanzar tal objetivo se sugieren las
siguientes pautas desde el Decálogo Europeo: 1. Más tiempo para compartir con tu pareja. Disfrutarás de una
vida en pareja de mayor calidad, teniendo más tiempo para compartir juntos. Siendo un hombre igualitario tu
pareja dispondrá del legítimo tiempo para dedicarlo a otras actividades2. Aumentará tu bienestar personal y
social ¿Estás preparado para compartir más tiempo en casa y colaborar con quienes quieres? Siendo un
hombre igualitario serás más feliz, y tu pareja dispondrá del legítimo tiempo para dedicarlo a las actividades que
desee. 3. Mejorará tu complicidad con tu pareja. Tendrás más libertad y autonomía para la compresión mutua, y
relaciones más satisfactorias y placenteras. Tendrás una mejor vida emocional. 4. Disfrutarás y conocerás mejor
a tus hijos/as. No te pierdas una de las cosas más importantes en la vida: participar en la crianza de tus hijos/as
y verlos crecer. Aumenta tu bienestar y autoestima y el de tus hijos/as compartiendo más tiempo juntos. 5.
Aprende nuevas competencias y habilidades ¿Alguna vez te has preguntando por qué es habitual que las
mujeres se organicen y compaginen mejor su vida conciliando los tres ámbitos: familiar, personal, y laboral? ¿Y
tú? Todo cambio nos brinda una oportunidad de aprender cosas útiles y mejorar nuestras condiciones de vida.
Asume tus responsabilidades y sé coherente con tus valores de igualdad 6. Comparte la carga de ser el
sostenedor de la familia. Un hogar que cuente con dos fuentes de ingresos será más confortable y menos
estresante que aquel en el que sólo el hombre es el soporte económico de la familia: comparte las
responsabilidades económicas. 7. Sé independiente conociendo por ti mismo cómo compaginar el cuidado de
los/as niños/as y las tareas domésticas. Tu autonomía no sólo ha de ser económica y profesional, sino además
doméstica. Intenta estar seguro de que estás viviendo con tu pareja por decisión propia y no sólo porque
necesitas a alguien que te realice las tareas domésticas que tú deberías hacer. 8. Aprende cómo cuidarte mejor
a ti mismo aprendiendo a cuidar a tu familia. Si aprendes a cuidar de ti mismo y de tus seres queridos, vivirás
mejor y más tiempo, aumentando tus hábitos saludables. 9. Asume tus responsabilidades y sé coherente con
tus valores de igualdad ¿Crees en la libertad y la justicia? Pon en práctica estos valores en casa. 10.
Conviértete en un buen ejemplo. Pon tu grano de arena en la construcción de una sociedad más justa:
conviértete en un modelo para tus hijos/as. Ayuda a que la siguiente generación se libere de estereotipos
pasados de moda. Con tu ejemplo, sentarás las bases de una ciudadanía responsable. Síguenos en Facebook
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Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2109347/0/igualdad-convivencia/hogar-familiar-conciliacion/paso-


hacia-igualdad-laboral-empleo/#xtor=AD-15&xts=467263
Escritores Actuales
Schwizer Nicolás

El respeto entre padres e hijos


El respeto entre padres e hijos

¡Los hijos ya no respetan!, solemos escuchar. Pero, ¿sabemos en qué


consiste el respeto de los padres hacia los hijos?

Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás
Schwizer

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