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(PROCAE)
Mayo de 2006
fluorescentes compactas
2
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN
13. BIBLIOGRAFÍA
3
1 - INTRODUCCIÓN
Hasta hace menos de dos décadas la aparición de armónicos en las redes de distribución se
limitaba a la zonas con demanda industrial, donde era posible encontrar cargas con
comportamiento alineal tales como hornos de arco y rectificadores. Éstas aparecían a
menudo enmascaradas por el resto del consumo, constituido por motores eléctricos, hornos
de resistencia y alumbrado, este último en gran parte incandescente o de descarga gaseosa
de baja distorsión.
4
2 - LA DEMANDA DEL SECTOR RESIDENCIAL
La presencia del gas natural que llega a la mayoría de las viviendas, ya sea por conductos o
envasado, ejerce una notable incidencia en las características del consumo eléctrico
residencial, en la Argentina. Es así que, a diferencia de otros países, es casi inexistente el
calentamiento del agua, en los hogares, por medios eléctricos. En lo que se refiere a la
cocción, apenas el microondas compite con las hornallas y el horno alimentados por gas. En
cuanto a la calefacción de los ambientes se puede observar una relación también favorable
al consumo de gas frente a la posible utilización de estufas eléctricas o equipos de aire
acondicionado frío-calor. Un elemento que ha registrado un notable incremento en los
últimos años es el equipo de aire acondicionado tipo “split”, sólo para frío, Este se ofrece
como un dispositivo de bajo costo y sencilla colocación
Fuera de esta calificación podemos incorporar a aquellos artefactos que por sus
características intrínsecas serían causantes de desfase o deformación, pero este
comportamiento fue corregido por el fabricante o por el usuario.
En la clasificación anterior es preciso diferenciar el peso relativo de cada una de las cargas
mencionados en cuanto a su aporte a la demanda eléctrica total de la vivienda. Por ejemplo
la conexión de una estufa de 1000 Watt frente a otras posibles cargas conectadas (heladera
150W, televisor 100W, LFC 20W) modifica en forma notable la característica del consumo.
Es por ello que en este estudio se deberán plantear diferentes escenarios donde se deberá
analizar la variación de la característica de la demanda total de una vivienda frente a la
conexión de diferentes cargas.
5
3 - INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS VARIABLES ELÉCTRICAS EN UN CIRCUITO
CON COMPONENTES ARMÓNICAS
I = I 12 + I 2 2
2 + I 3 +....
U = U1
Q = U I1 sen ϕ1
S = UI
El cálculo del Factor de Potencia (FP) en estos circuitos no difiere del conocido para el
comportamiento puramente senoidal:
P
FP =
S
U I 1 cosϕ 1
FP =
UI
I cos ϕ I
FP = 1 1 = 1 cos ϕ
I I 1
Donde la relación I1/I se denomina “factor de contracción (k)” y representa un índice del
grado de distorsión de la onda de corriente. Así, si ésta fuera senoidal pura valdría 1 con lo
cual el factor de potencia sería igual al cosϕ1 en coincidencia con lo que se conoce para
régimen senoidal. En la literatura especializada se denomina a este último “factor de
potencia de desplazamiento” ya que su origen tiene en cuenta el desfase entre tensión y
corriente.
6
Se verán ahora tres ejemplos que aclaran en forma suficientemente ilustrativa estos
conceptos. Las Figuras 3-1, 3-2 y 3-3 muestran los oscilogramas de la tensión aplicada y la
corriente durante el funcionamiento de tubos fluorescentes (TF) con diferentes tipos de
balastos.
Así se observa en la figura 3-1 el comportamiento de un Tubo Fluorescente (TF) con balasto
electromagnético donde el desfase entre tensión y corriente dan lugar a un bajo factor de
potencia de desplazamiento, mientras que el factor de contracción “k” se mantiene próximo a
1 como resultado de una onda de corriente con poca distorsión.
0.8 400
u
0.4 200
i
Corriente [A]
Tensión [V]
0 0
-0.4 -200
-0.8 -400
Fig. 3-1. Formas de ondas de corriente y tensión para un TF con balasto convencional
(k = 0,981; cos ϕ1 = 0,54; FP = 0,539)
400 4
u
200 2
Corriente [A]
Tensión [V]
i
0 0
-200 -2
-400 -4
Fig. 3-2. Forma de onda de corriente y tensión para un TF con balasto electrónico sin filtro
(k = 0,488; cos ϕ1 = 0,97; FP = 0,476)
En la Fig. 3-3 se muestra el resultado al que se puede llegar, con la incorporación de filtros
al balasto electrónico. Se observa que el mejoramiento de la forma de onda se traduce de
inmediato en una disminución de distorsión armónica y un simultáneo mejoramiento del
factor de potencia.
7
0.4 400
0.2 200
Corriente [A]
Tensión [V]
0 0
-0.2 -200
-0.4 -400
Corriente Tensión
Fig. 3-3. Forma de onda de corriente y tensión para un TF con balasto electrónico con filtro
(k = 0,976; cos ϕ1 = 0,95; FP = 0,929)
Otro ejemplo a tomar en cuenta que se muestra en la Fig. 4-3 donde se muestra la forma de
onda de la corriente que toma un televisor.
Los valores que se observan en el gráfico difieren poco del caso ya analizado para un TF
con balasto electrónico sin filtro que muestra un comportamiento similar.
Como concepto general se puede decir que el agregado de capacitores, en circuitos con
distorsión en la onda de corriente, sólo puede compensar el reactivo que aporta la primera
armónica. Es decir, la correcta introducción de capacitores puede acercar, hasta colocar en
fase, a las ondas de tensión y corriente de la fundamental. Es inútil tratar de mejorar la
situación más allá de este límite ya que si persiste el bajo valor del FP esto se deberá a la
distorsión que determina un valor del factor de contracción menor que la unidad.
8
4 - DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA DE ANÁLISIS
Las muestras de tensión y corriente son recibidas desde el adquisidor en 25 o 50 ks/s (miles
de muestras por segundo) lo que permite representar un ciclo, de frecuencia igual a 50 Hz,
utilizando 500 o 1000 valores respectivamente permitiendo una gran exactitud en los
resultados.
La planilla de ingreso de datos presenta el aspecto del Cuadro 1-4. En ella se observan
celdas de control que permiten monitorear el correcto funcionamiento del proceso. Por
ejemplo: el valor eficaz de la corriente se calcula por integración numérica a partir de los
datos, pero también es calculado nuevamente utilizando para ello el valor eficaz obtenido
para cada armónica. Estos valores se controlan a su vez con la lectura de un instrumento de
verdadero valor eficaz, dispuesto al efecto al realizar la auditoría. En forma similar se
controlan las otras variables que se muestran.
Con los datos ingresados y previa verificación de los controles se debe abrir el archivo de
resultados donde encontramos tres planillas dispuestas en otras tantas hojas de impresión.
En la primera hoja de dicho archivo se observan: (Cuadro 2-4) la representación temporal de
un ciclo de la tensión, un cuadro con los valores de módulo y fase de las componentes
armónicas hasta el orden 50, el valor eficaz, el valor medio, el valor pico a pico y el factor de
forma de la señal. De la segunda hoja (Ver Cuadro 3-4) se obtiene una información similar
para la corriente.
Finalmente en la tercera hoja (Ver Cuadro 4-3) se encuentra una representación temporal de
tensión y corriente en un mismo gráfico en el que es posible observar el correspondiente
desfase. Se destacan además los valores de las potencias activa, reactiva, aparente y de
deformación, así como los valores de factor de potencia de la primera armónica, factor de
contracción y factor de potencia de la poliarmónica.
9
<== CARGAR VECTOR TENSION EN "A"
CARGAR VECTOR CORRIENTE EN "F" ==>
Ingresar valores en celdas amarillas (ver también hoja 2)
1º) Resetear con "0" 2
2ª) Calcular tensión colocando "1"
3º) Calcular corriente colocando "2"
CONTROLES
Umáx = 320
Umin = -320
Imax = 0,632
Imin = -0,632
U medido [Volt] = 224,2
U por int.numérica = 224,1204676
U por armónicos = 224,1173445
I medido [Ampere]= 0,1618
I por int. numérica = 0,161863152
I por armónicos = 0,161529218
P medida [Watt] = 18,98
P por int. numérica = 18,515456
P= U*I* cos FI(1) = 18,5537822
F.P. = P/U*I = 0,510393223
F.P. = Fc * cos FI(1) = 0,511449715
10
Cuadro 2-4 – TENSIÓN
11
LÁMPARA FLUORESCENTE COMPACTA - 20 W
50 2
40 [ms]
0
30
0 5 10 15 20
20 -2
10 -4
0
-6
13
17
21
25
29
33
37
41
45
49
1
13
Cuadro 4-4
P=VALOR MEDIO18,51546
Medido 18.98
Valor Máximo.= 0,632 Valor Máximo.= 320
400 0,7
300 0,5
200
0,3
100
0,1
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 -0,1
-100
Tensión [Volt]
-0,3 Corriente [Amper
-200
-300 -0,5
-400 -0,7
Tiempo [milisegundo]
Los siguientes valores son aproximados, para un THD de la tensión mayor del 5% pierden
(1) =
Potencia Activa [W] = U * I * cos FI 18,5538
14
5 - CARACTERÍSTICAS ELÉCTRICAS DE LOS USO FINALES EN EL SECTOR
RESIDENCIAL
Se describirán las características eléctricas de las cargas que integran nuestra base de
datos consignándose su potencia activa, su factor de potencia, el valor eficaz y el contenido
armónico de las corrientes. Además, para cada caso se observará la forma de onda de la
corriente y su desfase respecto a la tensión aplicada.
Para este estudio se ha confeccionado una base de datos en la cual se encuentran los
registros de formas de onda de las corrientes (para 25 ks/s, es decir 500 puntos por ciclo) de
cada una de las cargas presentes en el sector residencial para diferentes marcas y modelos
de artefactos. La característica individual de cada una de las cargas seleccionadas para el
armado de los diferentes escenarios se detalla en cada una de las figuras del presente
capítulo. En estas se destacan los valores de la distorsión armónica total de la corriente
(THD), el factor de potencia (FP), el factor de contracción (k), el coseno fi, los valores
eficaces y máximos de la corriente en Ampere y las potencias activas en Watt, para cada
uno de los artefactos.
15
Fig 2-5 - Heladera
16
Fig. 4-5 - Radio
17
Fig. 6-5 - TV 20 pulgadas
18
Fig. 8-5 - Microondas
19
Fig.10-5 - Lámpara de escritorio con balasto magnético
Fig. 11-5 - PC
20
Fig. 12-5 - Impresora en standby
21
Fig. 13-5 - Lavarropas
22
Fig. 15-5 - Tubo fluorescente
23
6 - EL FACTOR DE POTENCIA EN EL SECTOR RESIDENCIAL
En el Cap. 2 se han agrupado las cargas eléctricas residenciales según distintos patrones de
comportamiento numerándolas desde I a IV. Según este punto de vista se confeccionó el
listado de la Tabla 1-6 donde se visualiza la pertenencia a cada grupo de cada uno de los
equipos ensayados, cuyos valores característicos fueron presentados en el Cap 5.
En los grupos III y IV se identifican algunos artefactos de uso domiciliario en los cuales es
posible mejorar el factor de potencia mediante el agregado de capacitores. El caso de una
heladera (grupo III) es típico de aquellos equipos en los que es posible llevar valor del Factor
de Potencia hasta 1. En el ejemplo de la Fig. 1-6 se observa que esto se cumple para un
valor de capacitancia entre 14 y 16 µF. Simultáneamente se obtienen los menores registros
en la corriente absorbida.
24
1,20 1,40
1,00 1,20
1,00
0,80
0,80
Ampere
cos fi
0,60
0,60
0,40
0,40
0,20 0,20
0,00 0,00
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22
micro Farad
[A]
1,2 0,50
0,45
1
0,40
0,35
0,8
0,30
0,6 0,25 FP
0,20 Ief
0,4
0,15
0,10
0,2
0,05
0 0,00
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Micro Farad
No resulta normal encontrar artefactos que respondan al grupo IV. Como se verá en el Cap.
7 esto es más usual en el caso de las cargas combinadas. No obstante en el listado se
identifica un equipo de audio que reúne las características de este grupo. Resulta nada
frecuente la corrección de FP en este caso, no obstante a modo de ejemplo se muestra la
25
Fig. 3-6 donde se observa que el agregado de capacitores sólo consigue llevar el FP a 0,8
como máximo valor posible coincidente con el valor de cos fi = 1.
1,20
1,00
0,80
FP
0,60
cos fi
0,40
0,20
0,00
0,5 1 1,5 2 2,5 3
micro Farad
Respecto a las cargas puramente resistivas, como los secadores de pelo (nº 9 de la tabla 1-
6) no debemos llamarnos a engaño. Para este caso se ha analizado la característica que
presenta este aparato en su posición de máximo. Distinto es el caso de su funcionamiento a
media potencia, el que, en muchos casos, se obtiene mediante el agregado de un diodo en
serie lo cual presenta una fuerte demanda con característica distorsiva, con el agregado de
una componente continua en la onda de corriente.
Otro elemento a considerar debido al uso en los hogares, y aún en los comercios, es el tubo
fluorescente con balasto electrónico sin filtro. Para este caso ya no es válido el clásico
agregado de capacitores dentro del mismo artefacto, modalidad que se practica para
corregir el factor de potencia en estos elementos cuando están provistos con balasto
magnético. La respuesta que presentan estos tubos provistos de balasto electrónico es
similar a la mostrada para las lámparas fluorescentes compactas.
26
7 - ESCENARIOS DE ACTUACIÓN SIMULTÁNEA DE CARGAS RESIDENCIALES
El notable incremento en las ventas de equipos de aire acondicionado (sólo frío, tipo split de
bajo costo) ocurrido en los últimos años, es motivo de preocupación de las distribuidoras. El
uso de estos equipos incrementa en forma notable el consumo residencial. Se estima que
en los meses de mayor temperatura se duplica el consumo de una vivienda luego de su
instalación. Por tratarse de cargas de características lineales, generalmente de bajo factor
de potencia, el comportamiento eléctrico de la vivienda, se ve afectado sensiblemente. En
los modelos que se analizarán no se considerará este nuevo aporte. Tampoco se tendrá en
cuenta, en iluminación, el posible reemplazo por equipos integrados por LEDs, tecnología de
muy bajo consumo que seguramente mostrará su inserción a corto plazo.
Como primer ejemplo se conectarán sólo un televisor y un tubo fluorescente con balasto
magnético, Fig. 1-7. En este caso, el televisor aporta la característica distorsiva a la onda
resultante y el tubo fluorescente el desfase. Como ya se ha dicho, el factor de potencia
podrá corregirse mediante el agregado de capacitores hasta un máximo coincidente con el
coseno fi igual a 1. Como prueba de esta afirmación se muestra la Fig.2-7 en la cual se
observa la evolución del factor de potencia y el coseno fi cuando agregamos capacitores en
un entorno del valor 5,8 µF – correspondiente a coseno fi máximo – obtenido por cálculo.
27
µF FP cos φ
1,10
0 0,76 0,82
1 0,79 0,86 1,00
Si se quiere extender el estudio a una mayor cantidad de LFC conectadas se obtiene los
valores de FP que se muestran en la Fig. 4-7.
28
Fig. 4-7. Factor de potencia resultante de la conexión simultánea de 1 TF y LFCs.
Casos de combinación de cargas como el visto en último término suelen ser presentados
como ejemplos de cancelación de armónicas. En el consumo residencial este fenómeno se
presenta con frecuencia cuando combinamos cargas, cuyo bajo FP se debe al desfase, con
otras cargas en las que, el reducido valor del FP se debe a la distorsión.
También es posible registrar una disminución en el THD con la consecuente mejora del
factor de potencia cuando se combinan cargas fuertemente distorsivas.
En la Tabla 1-7 se muestran tres posibles ejemplos donde se observa la variación en el THD
y el FP que se obtiene al conectar LFCs en forma simultánea con un televisor y con una PC
y con ambos simultáneamente.
La Fig. 5-7 muestra, en primer lugar, la clásica forma de onda que se registra cuando se
encuentra conectada sólo una LFC. En la Fig. 6-7 se muestra el resultado para el caso en
29
que se conectan 10 lámparas “idénticas”. Se observa un efecto de “llenado” de la onda que
produce una notable disminución del THD con el consiguiente aumento en el FP
31
Fig. 9-7. Conexión simultánea de 2 LFC + radio + L.esc.+PC
Para el reemplazo de las LFC se ha tomado la relación de potencias que expresan la mayoría de los
fabricantes, relación que se considera optimista, en cambio el factor de potencia de la LFC elegida para
el modelo es de los más bajos que se encuentran en plaza. De este modo:
32
Fig. 10-7. Conexión simultánea de 2 LFC + radio + L.esc.+PC+ Secador de pelo
33
8 - LA INCORPORACIÓN DE LA ILUMINACIÓN FLUORESCENTE COMPACTA
Con el objetivo de mejorar la eficiencia, a principio del siglo XX, se comenzó a estudiar la
posibilidad de utilizar el fenómeno de ionización de los gases, para la producción de luz,
dando lugar a las lámparas de descarga. Con las primeras lámparas se obtuvo una mejora
en el rendimiento, pero con poco éxito en cuanto a las temperaturas de color que se
lograron. Intentando mejorar este problema se observó que la radiación ultravioleta que se
origina en una lámpara de descarga se convierte en radiación visible al incidir sobre
“fósforo”. La aplicación de este fenómeno dio lugar, en 1938, a la aparición de las lámparas
fluorescentes.
El tamaño de los “tubos fluorescentes” resultó una limitación para muchas aplicaciones,
fundamentalmente en la iluminación de las viviendas. Nuevas tecnologías aplicadas al
diseño de estos equipos pudieron conseguir una notoria reducción de sus dimensiones. El
montaje de estos “nuevos tubos” sobre una base con rosca Edison normalizada permitió el
simple reemplazo de las lámparas con filamento incandescente.
Las primeras lámparas fluorescentes compactas, con rosca Edison, cuya comercialización
en el mercado argentino comenzó hace poco más de una década, poseían un balasto
magnético incorporado en su base. El avance de la miniaturización de los componentes
electrónicos permitió incorporar una fuente de alimentación de la lámpara de características
muy elaboradas eliminándose la necesidad del balasto magnético. Este dispositivo
electrónico puede entregar la energía necesaria a una frecuencia distinta a la de la red
eléctrica.
Se llega así a las LFC que se comercializan en la actualidad (ver Fig. 1-8). El balasto
electrónico transforma en continua la energía que recibe de la red. Para ello dispone de un
rectificador con filtro capacitivo a su entrada, luego se realiza nuevamente la inversión a
alterna a la frecuencia requerida. El rectificador de entrada es el causante de la forma de
onda, de la corriente absorbida, tan lejana de la senoidal, que ya se ha mostrado repetidas
veces a lo largo del texto. Algunas LFC poseen filtros a la entrada de su fuente de
alimentación, con lo que se consigue una muy buena aproximación a una corriente senoidal.
Técnicamente este problema se encuentra resuelto; su aplicación o no, es simplemente un
problema de costos.
34
En las lámparas de más reciente fabricación, la mejora del color logró superar una de las
principales barreras que se oponían, por razones estéticas, al uso residencial. También la
adaptación de los formatos permite el fácil reemplazo de las lámparas incandescentes. A
pesar de su notable reducción, en los últimos años, el costo inicial se mantiene como un
impedimento para el cambio.
Fig. 1-8 Lámparas fluorescentes compactas con balasto de alta frecuencia incorporado en su
base.
Los valores de potencia, flujo luminoso, factor de potencia, valor eficaz de la corriente y la
posible equivalencia con una lámpara incandescente son muy variables en la oferta que
ofrece el mercado, dependiendo además, de la temperatura de color de la lámpara, entre
otras cosas.
Se desarrollarán algunos cálculos para una lámpara elegida al azar entre marcas de primera
línea que existen en el mercado argentino según se consigna el la Tabla 1-8.
La información presenta datos redundantes pero no especifica el valor del factor de potencia
que se calcula a continuación:
FP = 24/(220*0,18) = 0,6 que resulta mayor o igual a 0,5 como se indica en la Tabla 1-8.
El fabricante indica además que esta lámpara es equivalente a una Lámpara Incandescente
de 120 W. Aceptando esta relación1 se deduce que la potencia se reduce 5 veces mientras
la corriente se reducirá de acuerdo con el siguiente cálculo;
1
La información al público que suministran los distribuidores muestra, en la mayoría de los casos una relación 5 a 1. Las
mediciones realizadas en distintos laboratorios conducen a valores que oscilan entre 4 y 5 veces.
35
I (LI) = 120/220 = 0,55 A por lo tanto: I(LI)/I(LFC) = 0,55/0,18 = 3 veces
P ≤ (0,15 Φ ) + 0,0097 Φ
P ≤ (0,24 Φ ) + 0,0103 Φ
Siendo:
P
I (%) = ⋅ 100
Pr
Siendo:
Averiguar
Pr = 0,20 ⋅ Φ para Φ ≤ 34 lm
36
siendo:
Clase Condición
B I < 60%
C 60% ≤ I < 80%
D 80% ≤ I < 95%
E 95% ≤ I < 110%
F 110% ≤ I < 130%
G I ≥ 130%
II
III
IV
P ≤ (0,24 Φ ) + 0,0103 Φ
37
Como la P calculada según la fórmula anterior es mayor que la potencia de la lámpara
(26,74>24) queda descartada su clasificación como A, por lo que debemos calcular la Pr
para definir su posible clasificación desde la B hasta la G.
Así:
Pr = 0 ,88 Φ + 0,049 Φ ,
P 24W
I= ⋅ 100 = ⋅ 100 = 20%
Pr 116W
38
9 - LA APLICACÍON DE LA NORMATIVA DEL ENRE PARA LA DETERMINACIÓN DEL
FACTOR DE POTENCIA
La presencia de altos niveles de reactivo en las redes eléctricas impide que se transmita
toda la potencia activa para la cual están dimensionadas por lo que es motivo de
preocupación permanente de las empresas que comercializan la energía eléctrica. El
esquema tarifario vigente en el área metropolitana de Buenos Aires prevé la aplicación de
recargos en la facturación que penalizan el consumo con bajo factor de potencia.
Así, los habituales controles que se efectúan en tarifa 3 (grandes consumos) se han
extendido a los consumos menores, en particular al sector residencial. Al no existir registros
de energía reactiva2, en este último caso, la reglamentación actual permite una medición
puntual. Si los valores obtenidos de esta forma dan lugar a un FP menor que 0,85 la
compañía distribuidora puede intimar al usuario y aplicar las penalizaciones establecidas si
la situación persiste.
Se trascriben a continuación los aspectos mas destacados del Contrato de Concesión de las
empresas distribuidoras del área metropolitana de Buenos Aires y de la reglamentación del
ENRE que se refiere al tema.
CONSIDERANDO:
ARTICULO 1.- Las mediciones de verificación del factor de potencia a los usuarios de
2
En la actualidad algunas distribuidoras están instalando instrumental electrónico que permite el registro de energías activa
y reactiva.
39
las distribuidoras EDENOR S.A., EDESUR S.A. y EDELAP S.A. correspondientes a
las tarifas Nº 1, pequeñas demandas, y Nº 2, medianas demandas, deberán realizarse
de acuerdo con una de las opciones descriptas en el Anexo a este acto del que forma
parte integrante……..
OPCIONES DE MEDICION:
Se admitirá que la energía activa sea registrada mediante los medidores de energía
utilizados para la facturación.
El “excedente de reactivo” se castiga con una multa, que se calcula en base al cos fi, de
acuerdo a lo reglamentado en el contrato de concesión, cuyos párrafos mas destacados se
transcriben a continuación:
CAPITULO 1 :
Inciso 1) La Tarifa Nro. 1 se aplica para cualquier uso de la energía eléctrica a los usuarios
cuya demanda máxima no es superior a los 10 kW.
Inciso 3) Los cargos que anteceden, rigen para un factor de potencia inductivo (cos fi) igual o
superior a 0,85. LA DISTRIBUIDORA se reserva el derecho de verificar el factor de potencia;
en el caso que el mismo fuese inferior a 0,85, está facultada a aumentar los cargos
indicados en el Inciso 2), según se indica a continuación:
40
- cos fi < de 0,85 hasta 0,75: 10%
- cos fi < de 0,75: 20%
Cuando el valor medio del factor de potencia fuese inferior a 0,60, LA DISTRIBUIDORA,
previa notificación, podrá suspender el servicio eléctrico hasta tanto el usuario adecue sus
instalaciones a fin de superar dicho valor límite…….
Se deduce que se debería emplear equipos que registren potencia activa y reactiva para las
mediciones instantáneas o equipos que registren energía activa y reactiva durante un
mínimo de 24 hs. Si las magnitudes indicadas en la reglamentación se corresponden con las
definiciones convencionales de potencias, la aplicación de las expresiones recomendadas
conducirá al cos fi en ambos casos. De esta forma, este valor, sólo coincidirá con el Factor
de Potencia cuando se registre un comportamiento senoidal en las formas de onda de
tensión y corriente.
41
Ejemplo numérico
42
La potencia aparente surgirá del producto de los valores eficaces de la corriente y la tensión
Debido a que la onda de tensión es senoidal los valores de la potencia activa y reactiva
corresponderán sólo a aquellos que derivan de la fundamental de la onda de corriente:
El valor 0,72, que se encuentra dentro del límite penalizable, corresponde al “verdadero
factor de potencia” y es aquél que registran los instrumentos electrónicos de verdadero valor.
El valor que surgiría de la aplicación de la Res 209/95 del ENRE y que erróneamente
denomina Factor de Potencia es:
Se observa entonces que la aplicación de las expresiones citadas por el ENRE conducen a
un resultado erróneo fuera del límite penalizable.
QN = S2 – P2
43
La aplicación de la expresión de cálculo recomendada por el ENRE conduce ahora a:
1347
FP = = 0,7198
1347 2 + 1299 2
Valor que coincide con aquel calculado anteriormente para el denominado “verdadero FP”.
S
Q
P
φ
Fig. 3-9. Relación geométrica entre las potencias en juego en un circuito con cargas
alineales.
QN
44
10 - UN ANÁLISIS EN BASE A CONSUMOS DE ENERGÍA
Valores que, luego, introducidos en la expresión del ENRE, permiten obtener el FP medio.
No resulta simple, en cambio, la obtención del factor de potencia medio para un periodo
determinado, utilizando simulaciones, para un régimen con comportamiento no senoidal. La
energía activa se puede obtener fácilmente utilizando la expresión recién vista, No resulta
tan simple obtener el valor de la “energía no activa” EN que se obtendría a través del registro
realizado por uno de los nuevos medidores electrónicos.
El problema surge al querer sumar las QN . Se recuerda que esta “potencia” contiene un
componente que tiene en cuenta el desfase y otro que depende de la deformación de la
forma de onda de la corriente. A continuación se muestran dos ejemplos con valores
extraídos del programa de análisis, cuyas facilidades ya han sido ampliamente utilizadas a lo
largo de este trabajo. En el primer ejemplo Tabla N° 10-1, se observan los valores
característicos de un tubo fluorescente de 40 W y de dos LFC actuando por separado y
luego actuando en conjunto.
Tabla 10-1
Artefactos conectados P QN
TF 49,46 88,26
2 LFC 43,75 75,28
SUMA 93,20 163,54
45
Se observa que la potencia activa total es igual a la que se obtiene mediante la suma de los
dos equipos actuando por separado. No sucede lo mismo con la QN ya que el desfase y la
deformación no admiten una superposición lineal. El comportamiento de estos dos usos
finales ya se analizó en el capítulo 6, donde se lo mostraba como uno de los tantos casos de
supresión de armónicos. No sorprende, entonces, que la QN sea menor cuando actúan
simultáneamente.
Para el caso donde las cargas sólo presentan una débil alinealidad, las potencias totales
pueden obtenerse por el procedimiento habitual en circuitos libres de armónicos, es decir,
sumando en forma algebraica tanto las potencias activa como reactiva En la Tabla 10-2 se
muestra este caso considerando primero la actuación individual de una heladera y un tubo
fluorescente con balasto magnético y luego su comportamiento simultáneo. Se observa
ahora, que los valores de P y QN que se obtienen en ambos casos son sensiblemente
iguales.
Tabla 10-2
Artefactos conectados P QN
TF 49,46 88,26
Heladera 177,22 217,50
SUMA 226,68 305,76
En México se desarrolló el programa ILUMEX con dos proyectos, en los que se regalaron
lámparas a hogares en comunidades con distintos niveles sociales en Puebla y Querétaro y
en la que se compararon, para cada localidad, lo que ocurría con comunidades pares en las
que no se conectan lámparas ahorradoras. Se estableció que, efectivamente, las LCFs
reducían los picos de demanda por las noches y que, además, no reducían, de manera
significativa el factor de potencia. Estas demostraciones, involucraron a las áreas
responsables de las redes de distribución de CFE y permitieron que éstas corroboraran los
impactos positivos del uso de las LCFs.
Lo dicho justifica la razón por la cual la normativa internacional no resulta tan estricta en la
exigencia de elevado factor de potencia para las LFC de baja potencia. Como ejemplo se
muestra en la Tabla un extracto de la norma ANSI C82.77-2002
46
Tabla 10.3 Residential integrally ballasted medium screw base compact light sources
Input Power (P) Minimun PF Maximun Line
Current
THD(fundamental)
P ≤ 35 Watt 0.5 200%
35W < P < 60 W 0.8 80%
60W< P < 100W 0.9 50%
P > 100 W 0.9 20 %
La mayoría de los trabajos internacionales se preocupan por analizar como se ven afectadas
las redes de distribución si se produce un aumento sustancial en el uso de LFC en las
viviendas, sin preocuparse demasiado por la modificación del factor de potencia en cada una
de ellas. En realidad, el aumento del THD de la corriente en las instalaciones de las
distribuidoras y la disminución del factor de potencia en cada vivienda, se encuentran
íntimamente vinculados, aunque los efectos queden enmascarados si sobre la red en
estudio coexisten otras cargas con respuesta lineal.
47
11 - EFECTO SOBRE LAS REDES DE DISTRIBUCIÓN ELÉCTRICA
1) El primer efecto presenta un apreciable beneficio para las redes, ya que la disminución de
la corriente se produce en coincidencia con el pico de la demanda permitiendo, de esta
forma, un mayor aprovechamiento de la capacidad instalada. Esto explica el motivo por el
cual muchas distribuidoras de energía eléctrica se han convertido en las mayores difusoras
de esta tecnología.
Fig, 1-11. Curva de demanda horaria para los principales usos finales en viviendas de
Buenos Aires.
Fuente Grupo de energía y Ambiente de la FIUBA.
En la Fig. 2-11 se observa la demanda del SADI, excluido el Sistema Patagónico, para un
día hábil de invierno mientras que la Fig. 3-11 lo muestra para un día feriado. Se puede
apreciar el achatamiento de la meseta que se extiende de las 8 de la mañana hasta las
18hs. A pesar del feriado, el pico de la demanda difiere muy poco.
48
MW
13/07/2005
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
hs
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24
MW
17/07/2005
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
hs
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24
MW
05/01/2005
16000
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
hs
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24
NOTA: las cifras históricas indicadas en el cuadro fueron superadas nuevamente el 16 de febrero de
2006 cuando la temperatura en la Ciudad de Buenos Aires Superó los 34°C. La potencia alcanzó la
cifra de 16.577 MW.
En una ponencia presentada por el Ing. Vicente Cartabbia [118] de la distribuidora EDENOR
se expresa:
50
Fig. 1. Perfil de la TDT - armónicas - a lo largo del día.
En los trabajos [114] y [120] se completa la información anterior con un detallado análisis
estadístico. De estos se destacan los resultados obtenidos para una de las distribuidoras
monitoreadas:
Con los datos se obtiene un perfil de la TDT a lo largo del día. Para ello, el total de registros
de 15' fue separado en 24 sub lotes, uno por cada hora. El resultado obtenido aparece en la
Figura 4 (Repite la Fig1 del ejemplo anterior) en valores por unidad.
Se observa que se presentan los valores más bajos en horas de la madrugada, existiendo
dos picos, uno en horas del mediodía y otro mayor en horas de la noche. El comportamiento
en las otras dos Distribuidoras es similar. Este perfil recuerda a la curva de carga de
usuarios Residenciales.
51
El crecimiento del THD es coincidente con el crecimiento de la demanda, lo que indica que
los sucesivos aportes de carga presentan similar contenido armónico.
Gothelf, N., “Power quality effects of CFLs — A field study”, presentado en Right Light 4
Copenhague, 1997, Anales, vol. 2, pp. 77-81.
El propósito del estudio fue evaluar el efecto del uso de LFCs sobre la distorsión
armónica de la alimentación eléctrica. El estudio fue realizado por Harmonizer,
Power Quality Consulting, AB en Estocolmo, Suecia, por encargo de NUTEK, el
ente estatal para la promoción de nuevas tecnologías de uso eficiente de la
energía.
Seis LFCs con balasto electrónico fueron instaladas en cada una de un grupo de
17 casas unifamiliares conectadas a la misma subestación. Sólo una de las
casas tenía calefacción eléctrica por lo cual la iluminación representaba una
parte importante de la demanda total. La conclusión preliminar fue que la
instalación masiva de las LFC sólo tuvo un impacto marginal en la estación
transformadora, etc., y que dicho impacto fue mucho menos que el de aparatos
electrónicos del hogar tales como televisores, videocaseteras, computadoras,
transformadores y cargadores de baterías. En la subestación, la corriente de
armónicos aumentó en sólo 0,63 A, que es despreciable. Sorprendentemente, el
52
estudio reveló que la instalación de las LFC resultó en una reducción de la
distorsión en la tensión de 0,2%.
El propósito del estudio fue evaluar si la operación de las LFC puede afectar el
sistema de distribución eléctrica. El estudio consideraba una zona residencial
con suministro subterráneo.
Moreover, CFLs can be used by electric utilities in demand side management (DSM)
programs to reduce peak demand levels and defer the cost of expensive infrastructure
upgrades.
Compact fluorescent lamps (CFLs) offer significant advantages in terms of energy savings,
but they may be a cause of reduced quality of supply. As all modern industries demand high
quality of supply, it justifies an investigation of this issue.
Some critics contend, however, that concentrated levels of CFLs can pose problems for
electricity distribution grids by introducing current and voltage distortions that can degrade
power quality. As part of the IFC/GEF Poland Efficient Lighting Project, a three-year $5
million initiative created by the International Finance Corporation (IFC) and funded by the
53
Global Environment Facility (GEF), a DSM Pilot activity was implemented in which more than
33 000 CFLs were installed in targeted Polish cities to determine the effects of concentrated
CFL levels on peak demand and power quality. Studies from this DSM Pilot conclude that
power quality degradation is minimal and does not pose a threat to grid performance
CFLs with THD and power factor correction circuitry are available in the market but these
models are more costly
#1Conclusion
Based on findings from the PELP DSM Pilot, data suggest that CFL installations, even in
concentrated levels, do not contribute significantly to voltage distortion in electricity
distribution networks. Moreover, only slight increases in current distortion and neutral wire
currents were observed and no increase in reactive power in the substation feeders was
recorded. This conclusion is supported by other studies conducted by utilities and
universities.
Take Note:
-CFLs offer significant energy savings over conventional incandescent lamps
-CFLs do draw currents that are out of phase with the supply voltage
-data suggests that CFL installations do not contribute significantly to voltage distortion
-data suggests that only slight increases in current distortion and neutral currents occur in the
same situation
CTS page: CFLs offer energy savings but raise concerns regarding harmonic
27 de enero de 2004
N. de la R:
Clearly the major conclusion that can be drawn from even this limited series of experiments is
that there is significant mitigation that occurs for low powered non-linear distributed loads in
residences. Although this testing was concentrated on CFLs, it is expected that similar effects
54
would be found for TV sets, PCs, audio systems, and other loads that are relatively prolific in
total, yet have not directly been the cause of problems up to this point in time.
Currently available CFLs do not pose a power quality problem for users or utilities.
Experience indicates that utilities should not hesitate to fully recommend both low and high
power factor screw-in CFLs for residential customers and incentive programs, realizing that
most user/consumers will continue to prefer the lower priced non-PF corrected models.
Taken together, the benefits of such CFLs strongly outweigh any perceived near term risks
from power quality issues. Data presented in this paper underscores why there is very little
risk for utilities to endorse such products in the near term.
Specifically, the pilot aimed to reduce peak power loads in geographic areas where the
existing electric power grid capacity was inadequate to meet existing electric loads or soon
would be inadequate to meet future load growth.
55
12 - INSTRUMENTOS Y APARATOS EMPLEADOS
56
13 - BIBLIOGRAFÍA
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66
SECCIÓN 2
compactas
67
Sumario
1. Mercurio en el ambiente
a. Química
b. Ciclo Global del Mercurio
c. Bioacumulación y Biomagnificación
d. Exposición y efectos sobre la salud humana
e. Compuestos de mercurio tóxicos para la vida silvestre.
Ecosistemas vulnerables
2. Propiedades y usos del mercurio
a. Fuentes y circulación del mercurio en el medio ambiente mundial
I. Fuentes naturales de mercurio
II. Fuentes antropogénicas de mercurio
b. Producción de mercurio a nivel mundial
3. Lámparas fluorescentes compactas
a. Componentes. Principio de funcionamiento
b. Tipos de lámparas fluorescentes compactas.
c. Impactos ambientales asociados al uso de lámparas fluorescentes compactas
4. Lámparas fluorescentes compactas como residuos
a. Estados Unidos
b. Unión Europea
I. España
c. Sud África
d. Brasil
e. Argentina
5. Síntesis
a. Impactos Ambientales positivos
b. Impactos Ambientales negativos
c. Valorización económica de alternativas para trituración y separación de
componentes de lámparas para ser enviados a procesos de reciclaje
6. Referencias
68
1. Mercurio en el ambiente
a. Química
El mercurio se genera de manera natural en el medio ambiente y se encuentra en distintas
formas. Se trata de un metal pesado que en su forma pura se le conoce como mercurio
“elemental” o “metálico” (representado también como Hg(0) o Hg0). El mercurio elemental a
temperatura ambiente es un líquido blanco plateado brillante, y si no está encapsulado se
evapora parcialmente. Los vapores de mercurio son incoloros e inodoros. La producción de
vapores aumenta con el aumento de temperatura.
Rara vez se le encuentra en su forma pura, como metal líquido; es más común en
compuestos y sales inorgánicas. El mercurio puede enlazarse con otros compuestos como
mercurio monovalente (Hg(I)) o divalente (Hg(II)), formando muchos compuestos orgánicos e inorgánicos).
El mercurio se extrae como sulfuro de mercurio (mineral de cinabrio). A lo largo de la
historia, los yacimientos de cinabrio han sido la fuente mineral para la extracción comercial
de mercurio metálico. La forma metálica se refina a partir del mineral de sulfuro de mercurio
calentando el mineral a temperaturas superiores a los 540 º C. De esta manera se vaporiza
el mercurio contenido en el mineral, y luego se captan y enfrían los vapores para formar el
mercurio metálico líquido.
Algunos de los compuestos inorgánicos de mercurio son: sulfuro de mercurio (HgS), óxido
de mercurio (HgO) y cloruro de mercurio (HgCl2). La mayoría de los compuestos inorgánicos
de mercurio son polvos o cristales blancos, excepto el sulfuro de mercurio, que es rojo y se
vuelve negro con la exposición a la luz. Algunas sales de mercurio (como el HgCl2) son lo
bastante volátiles para existir como gas atmosférico. Sin embargo, la solubilidad en agua y
reactividad química de estos gases inorgánicos de mercurio hacen que su deposición desde
la atmósfera sea mucho más rápida que la del mercurio elemental. Esto significa que la vida
atmosférica de los gases de mercurio divalentes es mucho más corta que la del gas de
mercurio elemental.
Cuando el mercurio se combina con carbono se forman compuestos orgánicos de mercurio u
organomercuriales. Existe una gran cantidad de compuestos orgánicos de mercurio (como el
dimetilmercurio, fenilmercurio, etilmercurio y metilmercurio), pero el más conocido de todos
es el metilmercurio. Al igual que los compuestos inorgánicos de mercurio, el metilmercurio y
el fenilmercurio existen como “sales” (por ejemplo, cloruro de metilmercurio o acetato de
fenilmercurio). Cuando son puros, casi todos los tipos de metilmercurio y fenilmercurio son
sólidos blancos y cristalinos. En cambio, el dimetilmercurio es un líquido incoloro.
Varias formas de mercurio se dan de manera natural en el medio ambiente. Las formas
naturales de mercurio más comunes en el medio ambiente son el mercurio metálico, sulfuro
de mercurio, cloruro de mercurio y metilmercurio. Ciertos microorganismos y procesos
naturales pueden hacer que el mercurio en el medio ambiente pase de una forma a otra.
El mercurio elemental en la atmósfera puede transformarse en formas inorgánicas de
mercurio, lo que abre una significativa vía para la sedimentación de mercurio elemental
emitido.
El compuesto orgánico de mercurio más común que generan los microorganismos y
procesos naturales a partir de otras formas es el metilmercurio. El metilmercurio puede
formarse en el medio ambiente por metabolismo microbiano (procesos bióticos), así como
por procesos químicos que no implican a organismos vivos (procesos abióticos). Sin
embargo, se suele considerar que su formación en la naturaleza se debe sobre todo a
procesos bióticos. En la actualidad no se conocen fuentes antropogénicas (generadas por
seres humanos) directas de metilmercurio, pero, de forma indirecta, las liberaciones
antropogénicas contribuyen a los niveles de metilmercurio en el medio ambiente por su
transformación a partir de otras especies.
69
b. Ciclo Global del Mercurio
Como elemento químico, el mercurio no puede ser creado ni destruido. La misma cantidad
ha existido en el planeta desde que la tierra fue formada. Los suelos superficiales de la
tierra, las aguas y los sedimentos del fondo acuático se consideran los principales depósitos
biosféricos de mercurio.
El mercurio posee un ciclo en el ambiente como parte de actividades naturales y
antropogénicas. Los resultados de mediciones y modelos indican que la cantidad de
mercurio movilizada y emitida a la biosfera se ha incrementado desde el comienzo de la era
industrial.
Distintos tipos de fuentes de emisiones contribuyen a la carga total de mercurio atmosférico.
Una vez en el aire, el mercurio puede dispersarse y ser transportado a gran distancia de la
fuente de emisión. La distancia de este transporte y la eventual deposición depende de la
forma física y química del mercurio emitido. Hay estudios que indican que el tiempo de
residencia del mercurio elemental en la atmósfera puede estar en el orden de un año,
permitiendo la distribución a través de grandes distancias, tanto regional como globalmente,
antes de ser depositado en la tierra. El tiempo de residencia de los compuestos de mercurio
oxidado en la atmósfera es incierto, pero se cree que es del orden de unos pocos días o
menos. Aún después de depositarse, el mercurio es nuevamente emitido a la atmósfera sea
como gas o en asociación con partículas que se depositarán a su vez en otro sitio.
El mercurio bajo una serie de complejas transformaciones físicas y químicas forma un ciclo
entre atmósfera, tierra y agua. Como indica la figura, el mercurio emitido a la atmósfera
desde una variedad de fuentes, es dispersado y transportado en el aire, depositado en la
tierra, y almacenado o transferido entre suelo, agua, y aire
Source: Adapted from Mason, R.P., Fitzgerald, W.F., and Morel, M.M. 1994. The
Biogeochemical Cycling of Elemental Mercury: Anthropogenic Influences. Geochim.
Cosmochim. Acta, 58(15):3191-3198.
70
El mercurio se deposita en la tierra en diferentes formas y a diferentes velocidades,
dependiendo de su forma física y química. Las especies del mercurio están sujetas a una
más rápida remoción atmosférica que el mercurio elemental.
El mercurio mercúrico unido a partículas atmosféricas y en forma gaseosa es rápidamente
lavado por precipitaciones y también depositado en forma seca (depósito en ausencia de
precipitaciones). En contraste, el vapor de mercurio elemental tiene una fuerte tendencia a
permanecer en el aire y no es susceptible a ser depositado directamente en la superficie
terrestre.
Numerosos estudios de elevados niveles de mercurio en localizaciones remotas, donde el
transporte atmosférico y la deposición aparecen como los mecanismos primarios de
contaminación, proveen evidencia de la importancia de los patrones atmosféricos.
Source: Adapted from Winfrey, M.R. and J.W.M. Rudd. 1990. Review -- Environmental
Factors Affecting the Formation of Methylmercury in Low pH Lakes. Environ. Toxicol. Chem.
9:853-869.
El ciclo del mercurio y su partición en el ambiente son fenómenos complejos que dependen
de numerosos parámetros ambientales.
La forma del mercurio en el aire afecta tanto a la velocidad como al mecanismo mediante los
cuales se deposita en la tierra. La deposición húmeda aparentemente es el mecanismo
primario de transporte del mercurio desde la atmósfera hasta la superficie del agua y del
suelo.
Una vez en el sistema acuático, el mercurio puede existir disuelto o en forma de partículas y
puede sufrir transformaciones químicas.
Los sedimentos contaminados del fondo de las aguas de superficie pueden servir como un
importante reservorio de mercurio, aportando al ciclo durante décadas.
El mercurio tiene un largo tiempo de retención en suelos. Como resultado, el mercurio
acumulado en el suelo puede continuar migrando, por ejemplo a aguas, por largos períodos.
71
A las diversas formas de mercurio existentes (como mercurio elemental, y sus formas
orgánicas e inorgánicas) se las conoce como “especies”. La especiación es el término que
se suele usar para representar la distribución de determinada cantidad de mercurio entre
diversas especies.
La especiación desempeña un papel importante en la toxicidad y exposición al mercurio de
organismos vivos. También incide en el transporte del mercurio dentro de cada
compartimiento medioambiental y entre uno y otro, como la atmósfera y los océanos. Por
ejemplo, la especiación es un factor determinante para la distancia que recorre el mercurio
emitido en el aire desde su fuente de emisión. El mercurio adsorbido en partículas y
compuestos de mercurio iónico (divalente) cae sobre todo en el suelo y el agua cercanos a
las fuentes (distancias locales a regionales), mientras que el vapor de mercurio elemental se
transporta a escala hemisférica/mundial, lo que hace de las emisiones de mercurio una
preocupación de alcance mundial.
Además, la especiación es muy importante para la capacidad de controlar las emisiones de
mercurio en el aire. Por ejemplo, algunos instrumentos de control (como depuradores
húmedos) captan razonablemente bien las emisiones de compuestos inorgánicos de
mercurio, pero la mayoría de este tipo de instrumentos capta poco mercurio elemental.
c. Bioacumulación y Biomagnificación
Un factor muy importante de los efectos del mercurio en el medio ambiente es su capacidad
para acumularse en organismos y ascender por la cadena alimenticia. Hasta cierto punto,
todas las formas de mercurio pueden llegar a acumularse, pero el metilmercurio se absorbe
y acumula más que otras formas. El mercurio inorgánico también puede ser absorbido pero
por lo general en menores cantidades y con menor eficiencia que el metilmercurio. La
biomagnificación del mercurio es lo que más incide en los efectos para animales y seres
humanos. Al parecer, los peces adhieren con fuerza el metilmercurio; casi el 100% del
mercurio que se bioacumula en peces depredadores es metilmercurio. La mayor parte del
metilmercurio en tejidos de peces forma enlaces covalentes con grupos sulfhidrilo proteínico,
con lo que la vida media de eliminación resulta larga (aproximadamente de dos años). Como
consecuencia, se genera un enriquecimiento selectivo de metilmercurio (en comparación con
el mercurio inorgánico) cuando se pasa de un nivel trófico al siguiente nivel trófico superior.
En comparación con otros compuestos de mercurio, la eliminación del metilmercurio en
peces es muy lenta. En concentraciones ambientales constantes, las concentraciones de
mercurio en peces de determinada especie tienden a aumentar con la edad, como
consecuencia de la lenta eliminación del metilmercurio y una mayor ingesta debido a los
desplazamientos en los niveles tróficos que suele haber a medida que el pez va creciendo
(come cada vez más peces, y las presas son más grandes). Por eso, es común que los
peces más viejos tengan en sus tejidos concentraciones de mercurio más altas que los
peces más jóvenes de la misma especie.
Las concentraciones más bajas de mercurio se encuentran en peces pequeños no
depredadores y pueden aumentar varias veces conforme se asciende en la cadena
alimenticia. Además de la concentración en alimentos, existen otros factores que inciden en
la bioacumulación del mercurio. Son de capital importancia los índices de metilación y
desmetilación por efecto de las bacterias metiladoras de mercurio (ej., reductores de sulfato).
Cuando todos estos factores se combinan, el índice de metilación neta puede influir mucho
en la cantidad de metilmercurio que se produce y que puede ser acumulado y retenido por
organismos acuáticos.
Varios parámetros del entorno acuático inciden en la metilación del mercurio y, por ende, en
su biomagnificación, incluyendo pH del agua, longitud de la cadena alimenticia, temperatura
y material orgánico disuelto, tipos de suelos, etc. Las interrelaciones entre esos factores no
son muy bien conocidas, y no existe un solo factor que correlacione con la bioacumulación
del mercurio en los casos que se han estudiado.
72
Generalmente, el mercurio se acumula en la cadena alimenticia acuática de forma que los
organismos de los altos niveles tróficos presentan mayores concentraciones del metal. En
los niveles tróficos más altos están los piscívoros, incluyendo aves y mamíferos, animales y
humanos.
Las especies silvestres más grandes pueden alimentarse de peces que ocupan altos niveles
tróficos, como trucha o salmón, los cuales a su vez se alimentan de pequeños peces, Los
peces más pequeños se alimentan de zooplancton o invertebrados. El zooplancton se
alimenta de fitoplancton y los invertebrados de algas y detritos. Por lo tanto, el mercurio es
transferido y acumulado a través de varios niveles tróficos.
d. Exposición y efectos sobre la salud humana
La toxicidad del mercurio depende de su forma química y, por lo tanto, los síntomas y signos
varían según se trate de exposición al mercurio elemental, a los compuestos inorgánicos de
mercurio, o a los compuestos orgánicos de mercurio (en particular los compuestos de
alquilmercurio como sales de metilmercurio y etilmercurio, y el dimetilmercurio). Las fuentes
de exposición también varían notablemente de una a otra forma de mercurio. En cuanto a
los compuestos de alquilmercurio, de los cuales el metilmercurio es el más importante, la
fuente de exposición más significativa es la dieta, particularmente la dieta a base de
pescados y mariscos. En el caso del vapor de mercurio elemental, la fuente más importante
para la población en general son las amalgamas dentales, pero a veces la exposición en el
ambiente de trabajo puede ser muchas veces mayor. En lo que respecta a compuestos
inorgánicos de mercurio, los alimentos constituyen la fuente más importante para la mayoría
de la gente.
Las investigaciones de la última década muestran que los efectos tóxicos pueden generarse
a concentraciones más bajas, y que podrían afectar a más población mundial de lo que se
había pensado. Como los mecanismos de ciertos efectos tóxicos sutiles, y la demostración
de su existencia, son cuestiones sumamente complejas, todavía no se ha llegado a
comprender en su totalidad este problema.
Metilmercurio
Entre los compuestos orgánicos de mercurio, el metilmercurio ocupa un lugar especial
porque mucha población está expuesta a él, y su toxicidad está mejor caracterizada que la
de otros compuestos orgánicos de mercurio. Se considera que, dentro del grupo de los
compuestos orgánicos de mercurio, los compuestos de alquilmercurio (en particular,
etilmercurio y metilmercurio) son similares en cuanto a toxicidad (además, ambos han sido
utilizados como plaguicidas). En cambio, otros compuestos orgánicos de mercurio, como el
fenilmercurio, se asemejan más al mercurio inorgánico en lo que respecta a toxicidad.
El metilmercurio es un neurotóxico muy bien documentado, que puede provocar efectos
perjudiciales particularmente en el cerebro en formación. Además, este compuesto traspasa
con facilidad la barrera placentaria y la barrera hermatoencefálica; por eso es muy
preocupante la exposición durante el embarazo. Asimismo, algunos estudios indican que
incluso un pequeño aumento en la exposición al metilmercurio puede causar efectos
perjudiciales en el sistema cardiovascular y un incremento en la mortalidad. Además, el
Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Research on
Cancer, IARC, 1993) considera que los compuestos de metilmercurio pueden ser
carcinógenos para los seres humanos.
Para referenciar el nivel de exposiciones al metilmercurio, la dosis de referencia (DdR)
estimada por el Consejo Nacional de Investigación (National Research Council, NRC, 2000)
de los Estados Unidos para el efecto perjudicial más comúnmente aceptado como no letal
(efectos en el desarrollo neuronal) es de 58 microgramos por litro de mercurio total en
sangre del cordón umbilical, o de 10 microgramos por gramo de mercurio total en el pelo de
la madre.
73
Mercurio elemental y compuestos inorgánicos de mercurio
La vía principal de exposición al mercurio elemental es por inhalación de sus vapores. Cerca
del 80% de los vapores inhalados es absorbido por los tejidos pulmonares. Este vapor
también penetra con facilidad la barrera de sangre del cerebro y su neurotoxicidad está bien
documentada. La absorción intestinal de mercurio elemental es baja. El mercurio elemental
puede oxidarse en los tejidos corporales a la forma divalente inorgánica.
Se han observado trastornos neurológicos y de comportamiento en seres humanos tras
inhalación de vapor de mercurio elemental. Algunos de los síntomas son: temblores,
labilidad emocional, insomnio, pérdida de la memoria, cambios en el sistema neuromuscular
y dolores de cabeza. Se han observado asimismo efectos en el riñón y la tiroides. Las
exposiciones altas también han ocasionado mortalidad. En cuanto a carcinogenicidad, la
evaluación general del IARC (1993) concluye que el mercurio metálico y los compuestos
inorgánicos de mercurio no son clasificables en cuanto a carcinogenicidad para los seres
humanos. Por consiguiente, los efectos neurotóxicos, como la inducción de temblores,
podrían constituir el efecto crítico que sirva de base para la evaluación de riesgos. También
deberían considerarse los efectos en riñones, pues son el punto de destino crítico en lo que
a exposición a compuestos inorgánicos de mercurio se refiere. Puede que el efecto sea
reversible, pero como la exposición de la población general tiende a ser continua, el efecto
puede seguir siendo relevante.
e. Compuestos de mercurio tóxicos para la vida silvestre. Ecosistemas vulnerables
Los efectos adversos del mercurio en peces, aves y mamíferos incluyen la muerte,
disminución de la capacidad reproductiva, deterioro del crecimiento y anormalidades de
desarrollo y de conducta.
El metilmercurio es una toxina que ataca el sistema nervioso central mientras que los
riñones son los órganos más vulnerables ante el mercurio inorgánico. También se atribuyen
al mercurio efectos significativos en la reproducción, y el metilmercurio representa un riesgo
especial para los fetos en desarrollo pues penetra con facilidad la barrera placentaria y
puede dañar el sistema nervioso en desarrollo. Los efectos a nivel reproducción
preocupantes ya que pueden darse a concentraciones mucho menores que las que causan
toxicidad evidente.
En las aves, los efectos perjudiciales del mercurio en la reproducción pueden darse incluso
en concentraciones que no pasan de 0.05 a 2.0 mg/kg (peso húmedo) en huevos. Los
huevos de ciertas especies canadienses ya se encuentran dentro de este registro.
Durante los últimos 25 años se han duplicado e incluso cuadruplicado los niveles de
mercurio en focas anilladas y belugas de algunas áreas del Ártico canadiense y Groenlandia.
En aguas más cálidas los mamíferos marinos depredadores también pueden estar en riesgo.
En la flora el mercurio puede causar muerte o efectos sub –letales. Los efectos sub-letales
en plantas acuáticas incluyen envejecimiento, inhibición del crecimiento y disminución del
contenido de clorofila. En plantas terrestres esos efectos pueden incluir disminución de
crecimiento, daños en el follaje o en las raíces, e inhibición del crecimiento y funciones
radicales.
Ecosistemas vulnerables
Hay estudios recientes que sugieren que el mercurio ocasiona una reducción de la actividad
microbiológica vital para la cadena alimentaria terrestre en suelos de grandes partes de
Europa y posiblemente de muchos otros lugares del mundo con características edafológicas
similares. A fin de prevenir los efectos ecológicos del mercurio en suelos orgánicos se han
establecido límites críticos preliminares de 0.07-0.3 mg/kg de contenido de mercurio total en
el suelo.
74
En el ámbito mundial, la región del Ártico ha atraído recientemente la atención debido al
transporte a largas distancias del mercurio. Sin embargo, los efectos del mercurio no son en
absoluto exclusivos de la región Ártica.
El aumento en los niveles de agua asociados con el cambio climático mundial también
podría tener efectos en la metilación del mercurio y su acumulación en peces. Por ejemplo,
existen indicios de una mayor formación de metilmercurio en lagos pequeños y cálidos y en
muchas áreas recién inundadas.
Elimina Extrac-
Producción Suma,
Combustión Producción Produc- -ción ción
de hierro y fuentes
Continente de metales no ción de de artesa-
estacionaria acero en contabili-
ferrosos *5 cemento dese- nal de
lingotes zadas *3
chos *2 oro *4
De acuerdo a los destinos de las emisiones al ambiente y al tipo de emisión que llega a
cada medio, se puede establecer el siguiente ordenamiento:
• Agua – Ambiente acuático: Marino (océanos), agua dulce (ríos, lagos, etc.).
- Descargas directas a partir de sectores industriales y residenciales;
- Descargas indirectas vía sistemas de tratamiento de efluentes;
- Deposición de mercurio previamente emitido a la atmósfera;
- Infiltración hacia aguas subterráneas a partir de suelos contaminados con mercurio y
de vertederos de residuos sin sistemas de recolección y tratamiento de lixiviados;
- Escurrimiento de mercurio previamente depositado en el suelo.
78
- Aplicación de efluentes conteniendo trazas contaminantes en suelos agrícolas (usados
como fertilizantes);
- Uso de residuos sólidos provenientes de la incineración y de la combustión de carbón
con propósitos de construcción (cenizas);
- Entierro de personas con amalgamas dentales;
- Deposición de mercurio previamente emitido a la atmósfera.
Por otra parte, han estado llegando al mercado grandes cantidades de mercurio como
consecuencia de la sustitución y suspensión de la producción cloroalcalina a base de celdas
de mercurio en Europa y otras regiones. Los análisis de mercado indican que desde
mediados de los años 1990 se han comercializado a escala mundial entre 700 y 900
79
toneladas métricas de mercurio reciclado por año (lo que corresponde a aprox. 30% de la
producción primaria registrada).
La preferencia por la reutilización y el reciclado de mercurio con respecto a la extracción
tiene su contrapartida en el hecho de que un excedente ofertado en el mercado podría
abaratar los precios del mercurio incentivando su utilización y, por ende, la generación de
mayores cantidades de residuo. Distintas estrategias se están implementando como forma
de evitar esta situación, por ejemplo acuerdos entre las plantas de cloro-álcali que se
convierten o clausuran con las empresas dedicadas a la extracción a fin de que estas
últimas adquieran el excedente de mercurio proveniente de aquellas y lo envíen al mercado
en sustitución del mercurio primario.
En general, los datos de los países desarrollados indican que los fabricantes están dejando
de emplear mercurio excepto para los usos para los cuales se considera esencial. El cambio
parece estar en relación con la aparición de regulaciones que penalizan el uso de mercurio
en pinturas y pesticidas; con los esfuerzos por parte de la industria por reducir el contenido
de mercurio en pilas y lámparas; con el aumento de regulaciones para el control de
emisiones en la fuente y del contenido de mercurio en productos; y con la adopción de
programas de reciclaje. No obstante, muchos de los usos eliminados en los países de la
OCDE siguen vigentes en otras partes del mundo.
3. Lámparas fluorescentes compactas
a. Componentes. Principio de funcionamiento
Una lámpara fluorescente típica está constituida por un tubo de vidrio, previamente
evacuado, que se llena con un gas inerte (habitualmente argón) y una cierta cantidad de
mercurio líquido. En cada uno de sus extremos se dispone una espiral doble o triple de
tungsteno recubierto de una sustancia emisora de electrones, como óxido de bario o de
estroncio.
Durante el funcionamiento, estas lámparas de descarga poseen una atmósfera que contiene
vapor de mercurio a baja presión. Dentro de este plasma, los electrones libres acelerados,
por la aplicación de una diferencia de potencial entre los extremos de del tubo, colisionan
con los átomos del vapor contenido en el tubo de descarga. En este proceso, los choques
producen la excitación de los electrones de los átomos del vapor, que pasan a ocupar
orbitales de mayor energía. Cuando dichos electrones retornan a su órbita natural, los
átomos de mercurio emiten radiación ultravioleta de onda corta (254 nm). Los fotones del
ultravioleta tienen la capacidad de excitar al polvo fluorescente – normalmente un derivado
fosforado - con el que está cubierto el tubo internamente. Como resultado éste emite
radiación visible. Mediante una adecuada selección del material fluorescente se puede variar
el color de la luz.
Las lámparas fluorescentes tienen un menor consumo eléctrico y una mayor vida útil con
relación a las lámparas incandescentes de tungsteno. Asimismo, como la disipación de calor
es casi nula, se obtiene una economía indirecta en la ventilación y climatización de los
locales, reduciendo principalmente los requerimientos de aire acondicionado.
En la actualidad, estas lámparas fluorescentes se producen en dos modelos básicos:
normales y compactas.
82
Reducción del contenido de mercurio en lámparas fluorescentes
(best available technology)
Según la Secretaría del Interior de Estados Unidos, la industria luminotécnica redujo el uso
de mercurio de 57 toneladas en 1984 a 32 toneladas en 1997.
Durante el proceso de fabricación de LFCs, el mercurio puede ser emitido durante el
manipuleo, en la operación de inyección de mercurio; y a partir de lámparas rotas, derrames
y materiales residuales.
Es de resaltar que la producción de lámparas fluorescentes compactas en Argentina a la
fecha aparece como desestimable.
Uso de las lámparas
Durante su fase de uso las lámparas no representan ningún impacto ambiental negativo, si
más bien un potencial impacto ambiental positivo en términos de consumo de energía. La
utilización de LFCs está asociada a la implementación de políticas relativas al uso eficiente
de energía, estrechamente relacionadas con una utilización racional de los recursos
energéticos y de los recursos naturales en general. De acuerdo a los fabricantes,
comparadas con las lámparas incandescentes, las fluorescentes compactas proporcionan un
ahorro del 60% - 75% de energía.
La figura muestra las mejoras logradas en términos de eficiencia para diferentes tipos de
lámparas a través del tiempo expresadas en lúmenes/watt.
83
La utilización de menos energía por unidad de producto o servicio se traduce en un menor
deterioro del medio ambiente, ya sea porque disminuye la necesidad — o al menos la
posterga— en cuanto a la construcción de centrales eléctricas y refinerías de petróleo o el
desarrollo de yacimientos carboníferos y de hidrocarburos, o bien porque reduce las
emisiones de gases contaminantes, de gases de efecto invernadero y de partículas
resultantes de la combustión.
Los combustibles fósiles usados para la generación de electricidad emiten distintas
cantidades de contaminantes —dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, material particulado y
dióxido de carbono— siendo los primeros precursores de lluvia ácida, y el último el principal
responsable del calentamiento global.
Las lámparas pueden ser comparadas sobre la base de mercurio contenido por unidad de
iluminación producida. En donde se usan combustibles fósiles, un incremento en la eficiencia
energética en la iluminación es consistente con reducidas emisiones de mercurio. Por
ejemplo, de acuerdo a la matriz energética de Estados Unidos para la producción de
electricidad, las emisiones de mercurio a partir del uso de lámparas incandescentes resultan
tres veces mayores que las generadas utilizando lámparas fluorescentes compactas.
La cantidad de mercurio presente en las emisiones a partir de una planta generadora
depende de la eficiencia en la conversión y de los combustibles usados. Las lámparas
eficientes también pueden reducir, entre otros efectos, la generación de residuos nucleares,
las emisiones de gases invernadero, sin mencionar los costos de la provisión del servicio.
Las emisiones de mercurio asociadas a la producción de energía presentan importantes
incertidumbres. El carbón contiene más mercurio que otros combustibles fósiles, pero la
concentración exacta varía ampliamente, especialmente cuando se consideran las
emisiones de todo el ciclo del combustible (por ejemplo, el mercurio frecuentemente
condensa el los gasoductos).
Por supuesto, cada país (y planta generadora) es diferente. En el diagrama se muestra la
situación en 18 países de Europa occidental junto con la de US. Sobre cada barra figura el
porcentaje de reducción en mercurio que puede lograrse por reemplazo de incandescentes
por LFCs.
84
Las diferencias en el rango de reducciones desde 12% (Francia) a 67% (Dinamarca), se
deben a las clases de. combustibles usados en la generación de electricidad. En cinco de los
países (Luxemburgo, Islandia, Noruega, Suecia, y Suiza) no se consumen suficientes
combustibles fósiles en la producción de electricidad para compensar el mercurio contenido
en las LFCs.
En esos países, las energías hidroeléctrica y nuclear son dominantes, pero, aunque no se
cuente con datos exactos, deben considerarse las potenciales emisiones de mercurio
asociadas a esas tecnologías (movilización de mercurio “natural” a partir de la putrefacción
de vegetación en áreas inundadas y del mercurio movilizado durante la minería de uranio)
Los potenciales beneficios del ahorro energético se traducen en términos de disminución de
emisiones de los denominados gases invernadero, de conservación de recursos naturales, y
de disminución de emisiones de mercurio que, en menor o mayor medida, se producen
asociadas a las distintas fuentes de generación.
Para analizar los beneficios provenientes del uso de lámparas eficientes, y en relación al
contenido de mercurio en los combustibles fósiles, es importante recalcar que los contenidos
del metal varían de acuerdo al tipo de combustible, siendo las diferentes variedades de
carbón las que presentan los más altos niveles de mercurio, mientras que en el gas natural
se encuentran las menores concentraciones. Entre estos dos extremos se encuentran
valores intermedios correspondientes a los contenidos de mercurio de los diferentes
combustibles líquidos derivados del petróleo.
Los contenidos de mercurio también varían, para un determinado tipo de combustible, en
función del origen geográfico de ese combustible. Por otra parte el mercurio contenido en
petróleo y gas natural puede emitirse, debido a su alta volatilidad, durante las operaciones
de extracción, conducción y procesamiento, así como convertirse a distintas especies a lo
largo del proceso, lo que dificulta la obtención de un inventario de emisiones durante el ciclo.
Las tablas que siguen abajo sirven de ejemplo para demostrar las diferencias en los datos
que se pueden encontrar en la bibliografía aún para el mismo tipo de combustible. En ellas
también se puede observar la diferencia en el orden de magnitud de las emisiones de
mercurio provenientes de la combustión de gas natural y carbón, pudiéndose concluir que
aún en una matriz energética como la argentina en la cual prevalece el gas natural, una muy
pequeña participación, desde el punto de vista de la generación de energía, del carbón
representa una importante incidencia en términos de emisiones de mercurio.
La tabla a continuación muestra, como ejemplo, los datos sobre contenido de mercurio tanto
en carbón como en gas natural provenientes de diferentes investigaciones. Incluso puede
observarse que la Agencia de Protección Ambiental de EE UU (U.S. EPA) propone, para el
caso del gas natural dos valores; estos se corresponden con los reportados, por Chao y
Attari (1993), para las concentraciones máxima y mínima de mercurio medidas en el sistema
de distribución de gas natural en Estados Unidos.
0.2 µg/m3
Gas natural 5 µg/m3
0.02 µg/m3
Carbón 0.25 g/t 0.106 g/t
Fuentes:
Emission Factors Manual Parcom-Atmos Emission factors for air pollutants. Netherlands,
1992.
Locating and Estimating Air Emissions from Sources of Mercury and Mercury Compounds.
EPA, 1997
85
Utilizando estos factores de emisión y los datos sobre generación termoeléctrica en la
Argentina (Secretaría de Energía) se puede calcular la masa de mercurio emitido por esa
vía, por ejemplo para el año 2000, mostrando los diferentes escenarios que resultan de
considerar cada uno de los contenidos de mercurio antes mencionados:
Los datos muestran que aunque el gas natural aparece como el combustible más limpio no
deja de aportar a las emisiones globales de mercurio, y que el consumo de carbón, aunque
sea reducido, incrementa sustancialmente esas emisiones. Estas cuestiones han puesto en
el debate mundial la necesidad de desarrollar en implementar tecnologías eficientes en la
remoción del mercurio del flujo de gases provenientes de las instalaciones de combustión.
Calculando, a partir de los datos, los factores de emisión de mercurio por unidad de energía
para el escenario más negativo, se obtienen 0.0013 mg/kWh para el gas natural y 0.12
mg/kWh para el carbón. Como se mencionó, los combustibles líquidos presentan valores
intermedios en cuanto a factores de emisión; y en este sentido para efectuar una
comparativa se puede tomar el valor promedio dado por la Agencia de Protección Ambiental
de Estados Unidos (Locating and Estimating Air Emissions from sources of Mercury and
mercury compounds, 1997), esto es 0.016 mg/kWh.
60.00
50.00
40.00
mg de Hg
Incand Carbón
30.00
LFCs Carbón
20.00
10.00
0.00
1 2 3 4 5
años
86
0.600
0.500
0.400
mg de Hg
Incand GN
0.300
LFCs GN
0.200
0.100
0.000
1 2 3 4 5
años
8.00
7.00
6.00
mg de Hg
5.00
Incand Mix
4.00
LFCs Mix
3.00
2.00
1.00
0.00
1 2 3 4 5
años
A pesar de que los valores correspondientes a una sola lámpara son pequeños, sobre todo
los del gas natural que podrían llevar hasta a discutir sobre los rangos detectables por el
equipamiento de medición disponible, es dable observar el efecto acumulativo a través de
los años; efecto que se expande geométricamente si se considera todo el parque instalado y
el potencial de sustitución. También queda evidenciada la importancia de que la vida útil real
de la lámpara sea lo más larga posible.
En relación al uso de LFCs en sustitución de lámparas incandescentes los impactos
ambientales positivos resultan potenciales si no se atienden dos aspectos fundamentales: la
calidad de la lámpara y su forma de utilización.
En cuanto a la calidad, distintas magnitudes deben considerarse. El flujo luminoso (lm) sirve
como guía para el reemplazo de lámparas incandescentes por sus equivalentes compactas
fluorescentes; la eficacia luminosa (lm/W) que permite la comparación del efectivo ahorro de
energía producido a partir del uso de fluorescentes compactas en lugar de incandescentes; y
la vida útil, es decir las horas de servicio que se espera entregue la lámpara antes de falla o
agotamiento.
Estos parámetros tienen gran importancia en cuanto a la satisfacción del usuario, pero
resultan más relevantes en la evaluación de los impactos ambientales. La implementación
de eficaces programas de promoción de uso eficiente de energía requieren de mecanismos
de control y certificación de cada producto presente en el mercado, así como de la adopción
de una norma de etiquetado que contenga información completa y confiable sobre las
magnitudes antedichas.
87
La forma de utilización es un aspecto muy sensible ya que, dependiendo exclusivamente del
comportamiento humano, influye grandemente en la vida útil real de la lámpara; esto es que
a mayor tiempo de funcionamiento de encendido mayor será la duración del producto. La
siguiente tabla proporcionada por Osram resulta demostrativa:
Esto debería ser considerado en los programas de promoción de uso eficiente de energía a
la hora de diseñar estrategias de educación e información al usuario, quien debería ser
capaz de identificar las localizaciones que justifican el uso de LFCs, y hasta de cambiar sus
hábitos, ya que el justificativo de “apagar la luz al salir” relativo a las incandescentes en
función del impacto positivo de un ahorro energético, puede revertirse en el caso de las
fluorescentes compactas debido al impacto negativo de una mayor rapidez de la entrada de
la lámpara en la corriente de residuos.
Fase disposición
Las lámparas fluorescentes compactas como parte de la corriente de residuos representan
los impactos ambientales negativos asociados con los elementos y sustancias que las
componen. En particular, a los efectos de este trabajo, interesan los impactos ambientales
inherentes al mercurio, elemento indispensable para el funcionamiento y las características
de bajo consumo energético de este tipo de lámparas.
Como se dijo anteriormente, la rotura de lámparas es una fuente antropogénica dispersa de
emisiones de mercurio que se adicionan al ciclo global, y aunque el contenido de mercurio
por lámpara es muy pequeño, la tendencia a un consumo cada vez mayor de ellas está
asociado a la generación de mayores volúmenes de residuos a gestionar.
En términos de complejidad en la gestión de residuos, por un lado la fragilidad de las
lámparas las hace susceptibles de rotura en las distintas etapas de recolección, transporte,
transferencia, procesamiento, y disposición; por otro lado la dispersión en la generación
resulta un desafío a la hora de diseñar sistemas de recolección diferenciada.
La alta probabilidad de rotura de lámparas, en cualquier etapa de manipuleo y antes de
llegar a su destino final, implica cierta emisión de mercurio a la atmósfera. Cuánto mercurio
será emitido a la atmósfera a partir de la rotura de lámparas fluorescentes ha sido objeto de
debates. La cantidad emitida parece estar en función de distintas variables, especialmente la
temperatura. Aunque no existen descripciones exactas, existen datos de que a medida que
el bulbo envejece una creciente cantidad de mercurio líquido elemental es convertido en
compuestos sólidos de mercurio – principalmente HgO- y una cierta cantidad del mercurio
elemental presente originariamente se unirá al vidrio.
88
En un experimento diseñado (Departamento de Protección Ambiental de New Jersey) para
recrear un típico escenario de gestión de residuos, con rotura durante el manipuleo y
almacenamiento temporal en contenedor descubierto antes de su disposición final, se
encontró que la tasa a la que el mercurio es emitido varía proporcionalmente con la
temperatura, lo cual era esperable debido a la mayor volatilidad del mercurio a altas
temperaturas.
También las tasas de emisión son consistentes con estimaciones anteriores (Lindberg et al)
las cuales sugieren que aproximadamente el 18% del mercurio contenido en lámparas
fluorescentes es emitido en un período de 8 horas durante las operaciones de trituración. El
estudio indica que a temperaturas entre 4 y 30ºC, aproximadamente entre el 17 y el 40% del
mercurio contenido en lámparas fluorescentes rotas será emitido durante un período de dos
semanas, con mayores tasas de volatilización correspondientes a mayores temperaturas. Un
tercio de esas emisiones ocurrirán durante las primeras 8 horas después de la rotura.
El patrón de emisión, con una rápida emisión inicial declinante a una tasa lentamente
decreciente, sugiere que por lo menos algo del mercurio en las lámparas está en una forma
que puede vaporizarse rápidamente, tal como pequeñas gotas de mercurio elemental. Si
este es el caso, el movimiento de piezas rotas podría causar el aumento de emisiones.
El lento decrecimiento de la tasa de emisión después de las primeras 8 horas puede reflejar
la gradual emisión de formas de mercurio menos volátiles, tales como las adsorbidas en las
superficies internas del bulbo. También es posible que la declinación en la emisión refleje la
oxidación del mercurio. Si significativas cantidades de mercurio son oxidadas en el tiempo, la
mezcla de lámparas rotas con otros residuos podría reducir la tasa de emisión del mercurio.
Las extrapolaciones a partir de este estudio tiene sus limitaciones ya que persisten muchas
incertidumbres, por ejemplo sobre contenido de mercurio por lámpara o sobre los
procedimientos de gestión de residuos. Sin embargo, el estudio sugiere que pueden existir
elevadas concentraciones de mercurio (excediendo la concentración de referencia dada por
la EPA de 300 ng/m3) en la atmósfera cercana a lámparas rotas recientemente
Internacionalmente, los destinos de los residuos sólidos urbanos vienen siendo la
disposición en tierra, la combustión, y el reciclaje.
La disposición apropiada de residuos sólidos en el suelo, resulta de la implementación del
sistema de vertederos, construidos según las reglas del arte, y provistos de sistemas de
captación y tratamiento de gases, y de recolección y tratamiento de lixiviados. Los lixiviados,
provenientes de los procesos químicos, físicos y biológicos ocurridos dentro de la masa de
residuos a través de las distintas etapas de la vida del vertedero, son una potencial fuente de
contaminación para suelos y aguas subterráneas como consecuencia de su migración, y si
el vertedero no cuenta con la adecuada aislación.
En 1980, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA) determinó que el
mercurio puede migrar desde un vertedero de residuos sólidos municipales en
concentraciones significativas en el lixiviado, hasta alcanzar los acuíferos, proveedores de
agua de consumo humano. Esta conclusión llevó a regular a las lámparas conteniendo
mercurio como residuos peligrosos.
En 1990, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA) modificó el
método mediante el cual se determina si un residuo es clasificado como peligroso. El nuevo
método, de medición de toxicidad en lixiviados (Toxic Characteristic Leaching Procedure,
TCLP), tenía por objeto reproducir el proceso de lixiviación dentro del vertedero a lo largo del
tiempo. Este método incluye mercurio, plomo, cadmio, y otros elemento peligrosos. Para el
mercurio, pasar la prueba requiere un residuo menor a 0.2 miligramos por litro al final de la
determinación.
En 1991, la NEMA (National Electrical Manufacturers Association) alertó a la EPA sobre la
gran variabilidad que el test presentaba al ser aplicado a lámparas, y desarrolló una norma
específica para la preparación de muestras a ser sometidas al TCLP (LL-2-1997 -
89
Procedures for Pin-Based Compact Fluorescent Lamp Sample Preparation and the TCLP;
LL-6-1999 - Procedures for Integral Electronic Compact Fluorescent Lamp Simple
Preparation and the TCLP).
El reciclaje de lámparas fluorescentes involucra la separación de vidrios, partes metálicas y
polvo fluorescente (en el cual se encuentra la mayor parte del mercurio contenido en una
lámpara usada). Existen tecnologías para destruir las lámparas y separar los materiales de
manera efectiva para ser reincorporados al mercado. Después de la extracción del mercurio,
el vidrio recuperado se vende a fabricantes de fibra de vidrio, los metales se envían a
fundición, y el polvo de fósforo y el mercurio (después de ser destilado) pueden reinsertarse
nuevamente en el proceso de fabricación de lámparas.
Aún sin contar con tecnología para el reciclaje, la trituración de las lámparas resulta una
buena opción para reducir el volumen de residuos a manejar. Los equipos trituradores
modernos cuentan con sistemas para el control de emisiones de mercurio. La trituración
reduce los costos de transporte y almacenamiento, a la vez que minimiza las emisiones
provenientes de roturas accidentales. El material triturado puede ser embalado en
condiciones de seguridad hasta que las instalaciones para el reciclaje estén disponibles
localmente, o bien para ser transportado hacia otros mercados consumidores.
Debido a que, en el mercado, el valor de los productos recuperados es bajo, el reciclaje de
LFCs no resulta económicamente rentable por lo cual los usuarios o el sector gubernamental
deben pagar por el apropiado tratamiento de estos residuos.
Hasta hace poco tiempo, en donde existen instalaciones para la incineración de residuos
municipales no se hacían previsiones con respecto a las emisiones de mercurio. Hoy en día,
se entiende que para una mejor gestión de lámparas fluorescentes es indispensable su
desviación de cualquier práctica de combustión.
En la Argentina, aunque existe un marco normativo que respaldaría la gestión
ambientalmente compatible de residuos sólidos domiciliarios, las prácticas se mantienen
muy por debajo de los objetivos esperables. La existencia, en algunas ciudades importantes,
de “rellenos sanitarios” no implica que en su construcción se hayan utilizado las más
eficientes medidas de aislación, ni que se hayan instalado las tecnologías de control de
emisiones (líquidas y gaseosas) necesarias. La proliferación de basurales a cielo abierto es
muy común.
Los sistemas de recolección y transferencia presentan una calidad despareja en la región,
desestimándose las medidas de higiene y seguridad laboral pertinentes. Sea por la no
existencia de procedimientos para la manipulación, o por la utilización de vehículos
compactadores, la rotura de lámparas se da mucho antes de que estas lleguen a su destino
final.
La carencia de información entre los ciudadanos propicia la falta de cuidados a la hora de
manipular residuos domiciliarios en general, y de lámparas fluorescentes en particular. Los
usuarios de lámparas fluorescentes deberían ser alertados sobre la conducta a seguir en
caso de rotura accidental, y sobre el manipuleo de lámparas como residuo (sin previa
rotura).
La implementación de programas de recolección diferenciada con el fin de desviar a las
LFcs agotadas de la corriente general de residuos, es una opción viable si se cuenta con
instalaciones de trituración y empaque y/o de reciclaje, sea a nivel local o a distancias que
resulten costo – efectivas. De otra forma, existe el riesgo de acopiar importantes volúmenes
de residuos peligrosos con destino incierto.
Aunque la preocupación está frecuentemente focalizada en las LFCs, tal vez debido a que
se venden como reemplazo de las incandescentes libres de mercurio, otras lámparas de
descarga contienen significativamente más mercurio por lámpara. Por ejemplo, el mercurio
presente en las LFCs vendidas en Europa representa el 5% del mercurio total de todas las
lámparas (la fuente principal son los tubos fluorescentes). De acuerdo al Consejo Europeo
90
de Iluminación, el mercurio proveniente de todas las lámparas representa el 0.2% (5.2
tons/año) del mercurio contenido en los productos vendidos en Europa.
Cobrando cada día mayor jerarquía en la gestión integral de residuos sólidos se encuentra la
reducción en la generación de los residuos. La reducción es una estrategia que comienza en
el diseño del producto, a través de la reducción de cantidades de materiales utilizados para
su elaboración, de la reducción del contenido o la sustitución de sustancias tóxicas, y del
logro de una mayor durabilidad. En el caso de las lámparas fluorescentes compactas, las
principales industrias del sector han venido obteniendo éxitos en el desarrollo de modelos
más pequeños y livianos, con decrecientes contenidos de mercurio, y con vidas útiles más
largas. Sin embargo, una eficaz reducción requiere que el consumidor esté en capacidad de
premiar esos esfuerzos a la hora de tomar la decisión de compra.
De lo expuesto surge que son importantes las posibilidades de controlar las emisiones de
mercurio provenientes de las LFCs como residuos a través de mejorados sistemas de
gestión. A la vez, muchos esfuerzos deberían desarrollarse para controlar que las lámparas
que entran al mercado local se correspondan con la mejor tecnología disponible a nivel
global, esto significa reducidos contenidos de mercurio por lámpara y mayor vida útil.
4. Lámparas fluorescentes compactas como residuos: situación internacional
a. Estados Unidos
El Acta de Conservación y Recuperación de Recursos (RCRA), es una enmienda del Acta
de Disposición de Residuos Sólidos de 1976. Las metas fijadas por RCRA son:
• Proteger la salud humana y el ambiente de los peligros que implica la disposición de
residuos
• Conservar energía y recursos naturales a través de la recuperación y el reciclaje de
residuos
• Reducir o eliminar la cantidad de residuos generados, incluyendo los residuos peligrosos
• Asegurar que los residuos son gestionados de forma que se protejan la salud humana y
ambiental
Para lograr esas metas, RCRA establece tres programas distintos, aunque interrelacionados:
El Subtítulo D, programa para residuos sólidos, alienta a los estados a desarrollar planes
integrados para la gestión de residuos sólidos industriales no peligrosos y residuos sólidos
municipales, fija criterios para vertederos municipales y otras instalaciones de disposición de
residuos sólidos, y prohíbe la existencia de basurales a cielo abierto.
Se focaliza en los gobiernos estatales y locales como las entidades primarias de
planificación, regulación, e implementación para la gestión de residuos sólidos no peligrosos.
EPA provee a esos organismos de información, guías, política y regulaciones a través de
talleres y publicaciones que los ayudan en la toma de decisiones en lo referente a residuos
sólidos, para obtener beneficios ambientales y económicos a partir de las actividades de
reducción en origen y reciclaje, y para requerir mejoras o clausura de las unidades de
disposición de residuos sólidos ambientalmente incompatibles.
Para promover el uso de unidades seguras para la disposición de residuos sólidos, EPA
desarrolló un criterio federal para el diseño y la operación apropiados de vertederos y otras
instalaciones. Muchos estados han adoptado esos criterios en sus programas.
El Subtítulo C, programa de residuos peligrosos, establece un sistema para el control de
residuos peligrosos desde el momento en que son generados hasta su disposición final (de
la cuna a la tumba).
El objetivo del programa es asegurar que los residuos peligrosos son manejados en forma
tal que la salud humana y el ambiente sean protegidos. Para esto hay regulaciones para la
91
generación, transporte, tratamiento, almacenamiento, o disposición de residuos peligrosos.
En términos prácticos, esto implica regular a un gran número de actores.
Las regulaciones identifican primero los criterios para determinar qué residuos sólidos son
peligrosos, y luego establece requerimientos para tres categorías de manipuladores
(handlers) de residuos sólidos peligrosos: generadores, transportistas, y tratadores. Además,
el Subtítulo C fija un conjunto de estándares técnicos para el diseño y la operación seguras
de las instalaciones de tratamiento y disposición. Esos estándares están diseñados para
minimizar las emisiones al ambiente. Más aún, las regulaciones sirven para desarrollar los
procedimientos para el otorgamiento de los permisos requeridos por el Acta para cada
instalación.
Una de las diferencias primarias entre el Subtítulo C y el Subtítulo D es el tipo de residuos
que cada uno regula. El Subtítulo C regula sólo residuos peligrosos, un subconjunto de los
residuos sólidos, mientras que el Subtítulo D maneja residuos sólidos no peligrosos.
El Subtítulo I regula los tanques subterráneos de almacenamiento de sustancias peligrosas y
derivados del petróleo.
Componentes de RCRA:
• Acta – La ley que describe la clase de programa de gestión de residuos que el Congreso
quiere establecer. También designa las autoridades competentes.
• Regulaciones – El mecanismo legal que establece estándares o impone requerimientos
de acuerdo al mandato del Acta. Las regulaciones RCRA son promulgadas por EPA,
publicadas en el Registro Federal, y codificadas en el Código Federal de Regulaciones
(CFR)
• Guías – Documentos instructivos, desarrollados por EPA, sobre cómo implementar los
requerimientos del Acta o de las regulaciones.
• Política – Declaración desarrollada por EPA delineando una posición o dando
instrucciones sobre cómo debería ser llevado a cabo un procedimiento.
Cuando se habla del “Acta” se refiere a la ley aprobada por el Congreso. El término
“regulaciones” equivale a estándares y requerimientos desarrollados por EPA, por mandato
del Congreso, para implementar la ley
Las regulaciones son desarrolladas por EPA en un proceso establecido que incluye la
consulta pública. Cuando se propone formalmente una regulación, esta es publicada en un
documento oficial llamado Federal Register para notificar al público de la intención de EPA
de crear una nueva regulación o de modificar una existente y dar la oportunidad de presentar
comentarios. Luego de un período establecido para recibir los comentarios, EPA revisa la
norma propuesta de acuerdo a un proceso de revisión interna y tomando en consideración
los comentarios recibidos desde el público.
La norma final es promulgada en el Registro Federal. Las normas son compiladas
anualmente e incorporadas en el Código Federal de Regulaciones (CFR) de acuerdo a un
formato basado en el tema de la norma, cada título del CFR corresponde a una autoridad
regulatoria diferente. Las regulaciones de EPA están en el Título 40 del CFR.
Subtítulo C — Residuos Peligrosos
• Identificación de residuos peligrosos
Un residuo peligroso es un residuo con propiedades que lo hacen riesgoso o capaz de tener
un efecto adverso sobre la salud humana o sobre el ambiente. Determinar qué es un residuo
peligroso es fundamental y complejo. Los residuos peligrosos son generados por muchas
fuentes, desde residuos de procesos industriales hasta pilas o lámparas fluorescentes. Se
encuentran en muchas formas: sólidos, líquidos, gases, y barros.
92
Para cubrir este amplio rango EPA ha desarrollado un sistema de identificación. Las
regulaciones contienen guías para determinar qué es exactamente un residuo peligroso y
cuáles están excluidos de las regulaciones, aún presentando características que los
ameritarían como tales. Finalmente, para promover el reciclaje y la reducción de la cantidad
de residuos entrante en el sistema RCRA, EPA provee exenciones para ciertos residuos que
son reciclables.
Distintos factores deben ser considerados antes de decidir si un residuo sólido debería ser
regulado como peligroso. Las regulaciones para ciertos residuos pueden ser impracticables
o incluso indeseables, independientemente de la peligrosidad que el residuo pudiera
entrañar. Por ejemplo, los residuos domiciliarios pueden contener sustancias químicas
peligrosas, como solventes y pesticidas, pero someter a los ciudadanos comunes a las
estrictas regulaciones para la gestión que impone RCRA crearía gran cantidad de problemas
prácticos. De acuerdo a esto, el Congreso de EE. UU y la EPA exencionaron o excluyeron
ciertos residuos, como los domiciliarios, de la definición y regulaciones de los residuos
peligrosos.
En RCRA §1004(5), el Congreso de EE. UU definió como residuo peligroso al residuo sólido,
o combinación de residuos sólidos, los cuales debido a su cantidad, concentración, o
características físicas, químicas, o infecciosas pueden:
a) Causar, o contribuir significativamente a, un incremento en la mortalidad o a un
incremento irreversible, o reversible pero que produzca incapacidad, enfermedad; o
b) Poseer un peligro actual o potencial sustantivo para la salud humana o para el
ambiente cuando es inapropiadamente tratado, almacenado, transportado, o dispuesto, o
gestionado de alguna manera.
Basado en esta amplia definición, el Congreso instruyó a EPA para que desarrollara criterios
más específicos para la definición de residuos sólidos y residuos peligrosos a través de dos
mecanismos: listando como peligrosos a ciertos residuos sólidos específicos (ej.. residuos
provenientes de ciertos procesos industriales o fuentes), e identificando determinadas
características (ej: propiedades físicas y químicas).
El primer paso, que el generador debe llevar a cabo en el proceso de determinar si un
residuo es peligroso, es verificar si el residuo es un residuo peligroso listado.
Existen cuatro listas: lista F, Lista P, lista K, lista U (40 CFR Part 261, Subpart D).
• Lista F – incluye residuos provenientes de ciertos procesos industriales. Debido a que la
generación de esos residuos puede ocurrir en diferentes sectores de la planta, los residuos
listados como F son conocidos como residuos provenientes de fuentes no específicas.
• Lista K – incluyen residuos provenientes de industrias específicas (fuentes específicas)
• Lista P y Lista U – estas listas incluyen sustancias químicas puras, o formulas
comerciales. Las sustancias químicas están incluidas en la lista P si son tóxicos agudos,
esto significa que son letales para los seres humanos en bajas dosis, o que hay
comprobación científica de sus efectos letales en organismos experimentales, o que causan
enfermedades irreversibles o incapacitantes. La lista U generalmente contiene sustancias
químicas que son tóxicas, pero también sustancias que muestran otras características, como
reactividad o ignición
Todos los residuos listados tienen un código de identificación que consiste en la letra
correspondiente a la lista seguido de tres dígitos.
Residuos característicos son aquellos que exhiben una propiedad medible que indica que
el residuo representa un riesgo tal que justifica su regulación como peligroso. Las
características resultan un suplemento esencial de las listas. Por ejemplo, algunos residuos
pueden no estar listados porque no se originan en un proceso industrial o una fuente
específica, pero poseer de todas formas riesgos para la salud y/o el ambiente. Como
93
resultado, el generador también debe determinar si sus residuos encuadran dentro de las
características peligrosas, estén o no listados. Los residuos que están listados y a la vez son
característicos pueden tener que cumplir con mayores requerimientos.
EPA decidió que las características de residuos peligrosos debían ser detectables a través
de un método estandarizado o por aplicación del conocimiento existente de las propiedades
del residuo. Con ese criterio se establecieron cuatro características: ignición, reactividad,
corrosividad, toxicidad.
La característica de ignición identifica a residuos que pueden arder fácilmente y sostener la
combustión.
La característica de corrosividad identifica a residuos ácidos o alcalinos que pueden corroer
o disolver tejidos, metales, u otros materiales.
La característica de reactividad identifica a residuos que pueden explotar, o reaccionar
violentamente, o emitir gases o humos tóxicos al reaccionar.
La característica de toxicidad identifica a residuos capaces de producir concentraciones
peligrosas de sustancias tóxicas en el lixiviado que puede migrar al agua subterránea.
Para predecir si un residuo en particular puede lixiviar al agua subterránea en niveles
peligrosos se utiliza el procedimiento para determinar toxicidad en el lixiviado (TCLP). El
generador debe recrear un líquido lixiviado de sus residuos similar al producido en un
vertedero que contiene una mezcla de residuos domiciliarios e industriales. Una vez que el
lixiviado fue generado de acuerdo al procedimiento, se debe determinar si contiene una o
más de 40 sustancias químicas tóxicas en cantidades que exceden los niveles especificados
por la norma.
Un residuo que pasa el TCLP no califica como residuo peligroso. El residuo que no pasa el
ensayo es categorizado como residuo peligroso y debe cumplir con los requerimientos de
RCRA, a menos que sea de origen domiciliario (exentos), o que sea generado en una
cantidad menor a 100 kilogramos mensuales (condicionalmente exentos).
• Residuos universales
EPA descubrió que someter algunos materiales comúnmente reciclados a las regulaciones
de residuos peligrosos era muy oneroso para muchos manejadores de esos residuos. Esta
carga tenía el potencial de desalentar el reciclaje. En respuesta a este problema, EPA
promulgó el programa de residuos universales, en mayo de 1995. Los requerimientos están
codificados en 40 CFR Parte 273.
El programa promueve la recolección y el reciclaje de ciertos residuos peligrosos
ampliamente generados. EPA intenta, a través del programa, facilitar las regulaciones para
las instalaciones que gestionan residuos universales, en particular permitiendo más tiempo
de acumulación.
Originalmente las regulaciones de residuos universales cubrían tres tipos de residuos
peligrosos: provenientes de pilas/bater, de pesticidas, y de termostatos. En julio de 1999
fueron adicionadas lámparas que implican residuos peligrosos.
Hay cuatro tipos de participantes regulados en el sistema de residuos universales:
manipuladores de pequeñas cantidades de residuos universales (SQHUW), manipuladores
de grandes cantidades de residuos universales (LQHUW), transportistas de residuos
universales, e instalaciones de destino.
EPA alienta a los ciudadanos a llevar a ese tipo de residuos a centros de recolección
establecidos a fin de asegurar correctas actividades de reciclaje o disposición.
b. Unión Europea
98
La directiva busca que se establezcan criterios armonizados a escala comunitaria que
reduzcan las disparidades entre las políticas nacionales, aumentando la eficacia del
reciclado.
La recogida selectiva es condición previa para asegurar el tratamiento y reciclado
específicos de los RAEE y es necesaria para alcanzar el nivel deseado de protección de la
salud humana y del medio ambiente. Con este fin, deben existir instalaciones adecuadas de
depósito y centros de recolección de RAEE, donde los particulares puedan acudir para
devolver sus residuos sin cargo alguno.
Los consumidores deben contribuir activamente al éxito de dicha recogida y debe
animárseles en este sentido.
Para que los sistemas de recogida de RAEE tengan éxito, es indispensable informar a los
usuarios sobre la obligación de no eliminar los RAEE como residuos urbanos no
seleccionados y de recoger de modo selectivo dichos RAEE, así como sobre los sistemas de
recogida y sobre la función que ellos desempeñan en la gestión de los RAEE. Esta
información implica el correcto marcado de los aparatos eléctricos y electrónicos que pueden
acabar en los contenedores de basura o en medios similares de recogida de los residuos
urbanos. El símbolo del contenedor de basura tachado deberá estamparse de manera
visible, legible e indeleble en los aparatos eléctricos y electrónicos que se pongan en el
mercado después del 13 de agosto de 2005. En casos excepcionales, si es necesario por
las dimensiones o por la función del producto, el símbolo deberá estamparse en el envase,
en las instrucciones de uso y en la garantía del aparato eléctrico y electrónico.
.
99
Anexo IB se detallan los productos de la categoría y específicamente las lámparas
fluorescentes compactas.
La Directiva requiere las lámparas sean recolectadas y recicladas, alcanzando una tasa de
recuperación de cómo mínimo un 80% en peso de las lámparas. En línea con el principio del
productor - pagador, la Directiva dispone que, con algunas excepciones, cada fabricante
financie los costos de recolección y reciclaje de los productos que ha enviado al mercado.
El establecimiento de la responsabilidad del productor es uno de los medios para estimular
el diseño y la producción de aparatos eléctricos y electrónicos que tenga plenamente en
cuenta y facilite su reparación, así como su reutilización, desmontaje y reciclado.
La Directiva determina que para las operaciones de tratamiento, valorización, y reciclado
deberán utilizarse las mejores técnicas disponibles, de acuerdo con los procedimientos
establecidos en la Directiva 96/61/CE. Los productores podrán organizar los sistemas que en
la etapa del tratamiento incluirán, como mínimo, la retirada de todos los fluidos y el
tratamiento selectivo de conformidad con lo estipulado en el anexo II de la Directiva, que en
el caso de las lámparas de descarga exige la eliminación del mercurio.
Todo establecimiento o empresa que realice operaciones de tratamiento debe obtener un
permiso de las autoridades competentes, en cumplimiento de los artículos 9 y 10 de la
Directiva 75/442/CEE. La dispensa de este permiso que se menciona podrá aplicarse a las
operaciones de valorización de RAEE a condición de que las autoridades competentes
realicen una inspección previa al registro a efectos de garantizar la aplicación del artículo 4
de la Directiva 75/442/CEE. Esta inspección tendrá por objeto verificar:
a) los tipos y cantidades de residuos que vayan a tratarse;
b) los requisitos técnicos generales que deban cumplirse;
c) las precauciones de seguridad que deban tomarse.
La Directiva hace una distinción entre usuario “privados” y “no privados”. Los RAEE
provenientes de fuentes privadas incluyen los residuos provenientes no solo de domicilios
sino también de establecimiento comerciales, industriales, institucionales, y otras fuentes, las
que, debido a su naturaleza y calidad, resultan similares a los domiciliarios.
Para los RAEE provenientes de productos puestos en el mercado antes del 13 de Agosto de
2005 (residuos históricos), la legislación europea requiere que los fabricantes financien
colectivamente la recolección, tratamiento, recuperación, y disposición. Debiendo
establecerse sistemas al que todos los fabricantes existentes en el mercado contribuyan de
manera proporcional, por ejemplo de acuerdo a su participación en el mercado. Durante un
período de transición de ocho años (hasta el 13 de Febrero de 2011), los fabricantes pueden
informar a los usuarios en el momento de venta de los nuevos productos, los costos de
recolección, tratamiento, y eliminación ambientalmente compatibles de los residuos.
Los legisladores esperan que los costos internalizados en el precio del producto permitan
sostener la recolección de todos los “productos históricos”.
Para los productos que se introduzcan en el mercado después del 13 de Agosto de 2005,
los fabricantes deben ser individualmente responsables de la financiación de los residuos
generados por sus productos y pueden cumplir con sus obligaciones de recolección y
tratamiento de RAEE ya sea en forma individual o a través de esquemas colectivos.
Como forma de asegurar que pueden cubrir los costos de la gestión de los futuros residuos,
los fabricantes deben participar en sistemas adecuados de financiación de la gestión de los
RAEE, un seguro de reciclado o una cuenta bancaria bloqueada.
Para los RAEE, de los denominados residuos históricos, provenientes de domicilios no
particulares, la Directiva requiere que la financiación de los costos de la gestión de residuos
sean financiados por los fabricantes, y “los Estados Miembros pueden como alternativa,
proveer que los usuarios diferentes de los hogares particulares sean parcial o totalmente
responsables de dicha financiación”. En cuanto a los RAEE no procedentes de hogares
100
particulares de productos puestos en el mercado después del 13 de agosto de 2005 los
productores aportarán a la financiación de los costos de gestión, pudiendo celebrar acuerdos
con dichos usuarios para estipular otros métodos de financiación.
La Directiva busca establecer un marco regulatorio común de un vasto rango de productos
reagrupados bajo el título de productos eléctricos y electrónicos. Sin embargo, existe una
gran diversidad de este rango de productos que puede ser verificada a través de parámetros
como peso, volumen, precio, uso, costos de reciclaje, y valor de recuperación.
Los temas que aparecen como más complejos al considerar la particular naturaleza de las
lámparas como residuos son: la distinción entre los residuos provenientes de los productos
presentes en el mercado antes y después del 13 de Agosto de 2005, y la distinción de los
orígenes, privado o no.
La Directiva dispone que los Estados miembros adopten las disposiciones legales,
reglamentarias y administrativas necesarias para dar cumplimiento a lo estipulado en ella
como muy tarde el 13 de agosto de 2004. De acuerdo a esto España dictó el REAL
DECRETO 208/2005, de 25 de febrero, sobre aparatos eléctricos y electrónicos y la gestión
de sus residuos.
El sector de la manufactura de lámparas de la Unión europea, que se agrupa en la European
Lighting Companies’Federation (ELC), apoya las iniciativas de la Directiva en pos de la
minimización de estos tipos de residuos así como de la promoción del reciclaje, y de la
reducción de la disposición de residuos. Sin embargo, ELC pide la revisión de algunas
disposiciones considerando: la dificultad de identificar el origen y la “edad” de un residuo
constituido por una enorme cantidad de unidades; el costo extra que implicaría diferenciar
entre origen privado y no privado, los altos costos de reciclaje en relación al precio del
producto, la estabilidad del mercado, y los esfuerzos ya hechos por el sector en cuanto a la
disminución de los impactos ambientales negativos de los productos.
ELC alerta sobre la posibilidad de que los costos de recolección y reciclaje adicionados al
precio de las lámparas mueva la decisión de los usuarios hacia la alternativa de lámparas no
eficientes. También destaca la especial naturaleza de las lámparas dentro de la masa de los
RAEE, debido a su pequeño volumen unitario, su fragilidad y su contenido de mercurio, todo
lo cual hace necesario que su recolección y transporte se lleven a cabo en condiciones
diferenciadas de otros aparatos eléctricos o electrónicos
Finalmente, ELC propugna un sistema de impuesto fijo para todos los tipos de lámparas, sin
importar si es un “residuo histórico” o no y cualquiera sea su origen (privado o no) que se
sustente en el compromiso ambiental de los productores de lámparas.
A pesar de la adopción de las medidas sobre la recogida, tratamiento, reciclado y
eliminación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), que se establecen en
la Directiva 2002/96/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, seguirán encontrándose
cantidades importantes de RAEE en los procesos de eliminación actuales. Aunque sean
recogidos selectivamente y enviados a los procesos de reciclado, es probable que los RAEE
sigan suponiendo riesgos para la salud y el medio ambiente debido a su contenido de
sustancias como el mercurio, el cadmio, el plomo, el cromo hexavalente, los PBB y los
PBDE.
De acuerdo a esto la Directiva 2002/95/CE del Parlamento Europeo y del Consejo tiene por
objetivo aproximar la legislación de los Estados miembros en materia de restricciones a la
utilización de sustancias peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos y contribuir a la
protección de la salud humana y a la valorización y eliminación correctas, desde el punto de
vista medioambiental, de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
La directiva dispone la sustitución de esas sustancias por otras más seguras en los aparatos
eléctricos y electrónicos, considerando que es la manera más eficaz de reducir de forma
importante los riesgos para la salud y el medio ambiente asociados a ellas.
101
Se espera que la restricción en el uso de tales sustancias incremente las posibilidades de
reciclado de los RAEE y su rentabilidad económica, y que disminuya el impacto negativo
sobre la salud de los trabajadores en las instalaciones de reciclado.
Las medidas previstas por la Directiva tienen en cuenta las directrices y recomendaciones
internacionales existentes, y se basan en la evaluación de la información científica y técnica
disponible, estipulando que los Estados miembros deben garantizar que, a partir del 1 de
julio de 2006, los nuevos aparatos eléctricos y electrónicos que se pongan en el mercado no
contengan plomo, mercurio, cadmio, cromo hexavalente, polibromobifenilos (PBB) o
polibromodifeniléteres (PBDE).
Sin embargo, a la vez dispone exceptuar determinados materiales y componentes de
aparatos eléctricos y electrónicos cuando su eliminación o sustitución mediante cambios en
el diseño o mediante materiales y componentes sea técnica o científicamente imposible o
cuando la sustitución tenga más efectos negativos que positivos para el medio ambiente, la
salud y/o la seguridad del consumidor. El mercurio en lámparas fluorescentes compactas
queda exceptuado si no sobrepasa los 5 mg por lámpara.
I. España
“Europa Pres, Junio 2005. General Electric, Osram, Philips y Sylvania han presentado
oficialmente la creación de Ambilamp, una asociación que nace para gestionar los residuos
procedentes de las lámparas. Esta asociación privada sin ánimo de lucro tiene como
principal finalidad dar cumplimiento a las obligaciones establecidas por el Real Decreto
208/2005, que traspone la Directiva RAEE sobre aparatos eléctricos y electrónicos y la
gestión de sus residuos.
Según esta directiva, cada productor deberá asegurar que los residuos de aparatos de
alumbrado por él puestos en el mercado serán recogidos de forma selectiva y tendrán una
correcta gestión ambiental. A tal fin, los productores establecerán sistemas para recoger y
gestionar el tratamiento de sus aparatos y financiarán los costes inherentes a dicha gestión.
Estos costes no serán presentados a los consumidores de manera separada en el momento
de la venta.
Además, los productores de aparatos de alumbrado podrán participar por sí mismos o junto
a otros agentes económicos en uno o varios sistemas integrados de gestión (SIG), que
deberán ser autorizados por la administración central y por las comunidades autónomas en
las que se implanten territorialmente. A tal efecto, la creación de un SIG específico de
Lámparas tiene como objetivo dar cumplimiento a las obligaciones establecidas por el RD en
cuanto a la recogida y reciclaje de los residuos eléctricos y electrónicos, en su categoría
número 5.
Productos incluidos en el RAEE
Dentro de la categoría 5, de aparatos de alumbrado, recogida en la directiva RAEE, hay que
distinguir entre luminarias para lámparas fluorescentes (excluyendo a las luminarias de
hogares particulares); lámparas fluorescentes rectas; lámparas fluorescentes compactas;
lámparas de descarga de alta intensidad; lámparas de sodio de baja presión; y otros
aparatos de alumbrado utilizados para difundir o controlar luz con exclusión de las bombillas
de filamento. Ambilamp se responsabilizará de la recogida y reciclaje de las lámparas de los
productores adheridos.
Dentro de las responsabilidades de Ambilamp se han establecido cuatro grandes acciones:
el establecimiento y desarrollo de un sistema de recogida efectivo; facilitar a todas las
compañías involucradas los servicios prestados por la asociación mediante el
102
correspondiente contrato de adhesión; realizar o promover estudios, investigaciones y/o
actividades científicas y tecnológicas encaminados a la minimización de los residuos de
lámparas, y llevar a cabo labores de fomento, educación o divulgación que contribuyan a
cumplir con objetivos de protección y mejora del medio ambiente. José María Soria, director
general de Ambilamp, señaló que la forma de financiación de esta asociación provendrá del
cobro de 0,30 euros por lámpara vendida a cada empresa asociada. Asimismo, según
Soria, se pretende reciclar hasta 2007, un 30 por ciento de las lámparas de nuestro país, y
en 2011 un 70 por ciento de las mismas, teniendo en cuenta que actualmente el porcentaje
de reciclado es aproximadamente de un 5 por ciento.
Mediados de agosto
Desde el próximo 13 de agosto de 2005, los productores deberán hacerse cargo de las
lámparas usadas, siempre y cuando se sustituyan por una compra de lámparas que
incluyan la tasa visible en el precio. En este sentido, está considerado productor el que
fabrica o vende aparatos bajo marcas propias; el que vende aparatos fabricados por
terceros cuya marca no figura; el que adquiere en otro estado miembro de la UE; el que
importa de terceros países; y el que vende a distancia o por Internet. Asimismo, no se
considerará productor al distribuidor si la marca del productor figura en el aparato y el
propietario de dicha marca está registrado en el Registro de Establecimientos Industriales”.
Todos los productores de lámparas deberán inscribirse o estar inscritos en el Registro de
Establecimientos Industriales, facilitando su nombre, certificado de adhesión a un SIG
autorizado o justificación de su propio sistema individual, además de información trimestral
de las lámparas puestas en el mercado afectadas por el RD. Este es uno de los principales
problemas con los que se encuentra España, tal y como comentó Jaime Alexandre, director
general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, en la
presentación.
Según Alexandre, este sistema de Registro de Productores y penalizaciones a
defraudadores está poco definido. Además, desde el propio Ministerio se están teniendo
diversas reuniones con las comunidades autónomas con el fin de unificar criterios a la hora
de aplicar el RD. Otros problemas que la asociación junto con la Administración están
intentando resolver tienen que ver con la falta de experiencia en logística inversa, la alta
dispersión del residuo, la falta de capacidad de reciclaje de lámparas, las penalizaciones a
delitos ecológicos ambiguas, y la dificultad añadida que originan algunas comunidades
como Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Por contra, Cataluña, Baleares, Madrid y Levante
son las áreas que mejor están preparadas en cuanto a la logística inversa.
Logística inversa
Para lograr cumplir los objetivos medioambientales fijados por el RD 208/2005, Ambilamp
se ha propuesto fabricar un modelo de logística inversa de residuos de lámparas que
cubrirá el mercado profesional y el doméstico. La asociación seleccionará aquellos puntos
de recogida municipales y profesionales habilitados para el depósito de residuos de
lámparas por parte de los usuarios finales. El objetivo es concentrar la gestión de recogida
en puntos con posibilidades de mayor acumulación y subcontratar la logística a gestores de
residuos que los acumularán para su posterior envío a las plantas de tratamiento. Para la
recogida de residuos de profesionales Ambilamp establecerá a través de la distribución de
material eléctrico un sistema de recogida desde los puntos limpios para hacer frente a la
recogida inversa del residuo. En este sentido, desde la asociación se ha señalado que la
inversión en contenedores que se colocarán en dichos puntos limpios asciende a los 2
millones de euros. Asimismo, se solicitará la colaboración de Adime en el SIG a través de
los principales puntos de venta de sus asociados. El distribuidor estará informado en todo
momento sobre la operativa de recogida, con unas directrices claras y sencillas. Por otro
lado, Fenie participará en el SIG entregando las lámparas usadas al distribuidor.
103
Financiación
Para las lámparas puestas en el mercado después del 13 de agosto de 2005 (residuos
nuevos), el productor será el responsable de los costes de la gestión de los residuos
procedentes de sus propias lámparas. Los aparatos que se pongan en el mercado a partir de
esa fecha se marcarán identificando a su productor y se etiquetarán con un símbolo
determinado. Asimismo, los productores pueden aplicar un coste adicional en el precio de
las lámparas que pongan en el mercado, denominado tasa visible, que tiene como objetivo
financiar la gestión de los residuos históricos (los puestos en el mercado antes del 13 de
agosto de 2005).
La junta directiva de esta asociación está compuesta por José María Soria como director
general; Javier Payno (vicepresidente de Sylvania Lighting International) como
vicepresidente; Benito Rodríguez (director general de Osram) como presidente; David
Mayolas (director de marketing para España y Portugal de GE Lighting) como vocal; y Juan
Carlos Enrique (director de marketing de Lámparas para España y Portugal de Philips
Ibérica) como tesorero. Tal y como quedó definido en la presentación de Ambilamp, la
responsabilidad compartida entre los fabricantes y la sociedad tiene que servir para
preservar el medio ambiente y crear las condiciones necesarias para un desarrollo
sostenible, cuidando los recursos que hemos de legar a las futuras generaciones.”
c. Sud África
Como datos de base para el taller se consideró que alrededor de 4 millones de LFCs fueron
vendidas en SA en 2001 y que las ventas proyectadas para los siguientes 10 años eran de
30 millones. Que la cantidad de TFs vendidos por año eran aproximadamente 15 millones. Y
que se estimaba que por año se acumulan en SA 300 toneladas de residuos de mercurio a
partir de la disposición de lámparas fluorescentes
• El National Department of Water Affairs and Forestry (DWAF) sólo tiene capacidad para
controlar la disposición en términos de impactos sobre la calidad de agua. No posee un
área responsable de otros aspectos relacionados con la disposición de LFCs dentro de
un sistema integrado de gestión de residuos.
• Se necesita más información sobre usuarios, cantidades, y formas de disposición
actuales de LFCS.
104
• El alto costo de encapsulación resulta un incentivo negativo para los pequeños y
medianos procesadores y los municipios. También resulta preocupante la carencia de
rellenos para residuos peligrosos, particularmente para ciudades distantes.
• Los requerimientos legales en recolección y disposición están actualmente focalizados en
grandes generadores, y se estima que solo un 5% de las lámparas descartadas están
siendo correctamente manejadas, el resto finaliza en vertederos para residuos generales
(de los cuales sólo unos pocos cuentan con liners de aislación) o en basurales a cielo
abierto.
• Existe falta de preocupación en cuanto al contenido de mercurio en TFs y LFCs, el
impacto del mercurio, la disposición segura, y en la falta de responsabilidad tanto de
gobiernos locales como de las industrias (por ejemplo en cuanto al etiquetado de
productos)
• Hay poco o ningún incentivo en separar las lámparas, y los gobiernos locales prestan
poca atención a la recolección diferenciada.
• Los residuos peligrosos domiciliarios, incluyendo las LFCs, se recolectan y estiban sin
ningún tipo de clasificación en categorías.
a la hora de analizar cuáles son las opciones y métodos disponibles para lograr metas a
corto y mediano plazo en términos de una gestión integrada de residuos se vio que existía
consenso en que una jerarquía en la GIRS, como soporte de la Estrategia Nacional de
Gestión de Residuos, estaba requiriendo una extensiva implementación. En Sud África
todavía el esfuerzo está puesto en lo referente a la disposición (end of pipe), y se requiere
priorizar los potenciales riesgos a la salud asociados a las actuales prácticas de disposición.
Las prioridades para el medio y largo plazo enfatizan la necesidad de desarrollar una
estrategia más integrada (de la cuna a la tumba) para un amplio rango de opciones.
105
destacó la importancia de que un etiquetado en los productos informe sobre las posibilidades
de reciclaje y sobre el contenido de mercurio.
Finalmente, se trató la necesidad de conocer la viabilidad económica de una planta de
recuperación de mercurio, de indagar sobre las potenciales fuentes otorgadoras de
financiamiento para tal proyecto, y la factibilidad de recuperar y reciclar otros componentes
de las LFCs.
Una conclusión importante fue el reconocimiento de que a falta de fabricantes locales que
consuman los materiales recuperados, la alternativa debía ser la exportación de esos
materiales a plantas en el exterior del país. Quedando en claro que no debería desarrollarse
un sistema de recolección diferenciada hasta contar con la organización de todas las etapas
de la gestión integrada: almacenamiento, transporte, tratamiento, recuperación y disposición,
con su respectivo financiamiento.
Como conclusión, y en reconocimiento de que los residuos provenientes de TF y LFC
necesitan ser considerados como parte del “paquete” de sustancias peligrosas, como las
pilas u otros residuos domiciliarios, se resaltaron como elementos indispensables de la
gestión: un adecuado marco legal, procedimientos de control, responsabilidad compartida
entre distintos actores, identificación de obstáculos para la implementación de la gestión,
integración del tema dentro de la política de los distintos niveles gubernamentales, fuentes
de financiación, educación pública, e investigación.
d. Brasil
Para las normas brasileras, un residuo proveniente de una lámpara de vapor de mercurio
debe ser clasificado como residuo peligroso – Clase I, caracterizado como tóxico TL según
el test de lixiviados (Norma ABNT NBR 10.005), y con código de identificación D008.
De acuerdo al especialista Claudio Raposo, considerando las características de peligrosidad
de los residuos de lámparas de mercurio se tornan necesarias las siguientes
consideraciones con respecto a la gestión de esos residuos:
• El mayor peligro que se presenta durante la gestión de los residuos de LFCs es la
liberación de mercurio cuando las lámparas se rompen. Las cantidades de vapor de
mercurio metálico emitidas aumentan en proporción directa con el número de lámparas
rotas. Además, el mercurio contenido principalmente en el polvo fluorescente puede ser
liberado al ambiente por un período de tiempo y a una velocidad que dependen de
condiciones físico químicas (temperatura, pH, humedad, etc) del medio en que se encuentra.
Las formas oxidadas de mercurio pueden ser fácilmente convertidas a metilmercurio por
influencia de bacterias anaerobias de tipo metanogénicas. El metilmercurio puede ser
extremadamente tóxico, contaminar ecosistemas y producir efectos adversos sobre la salud
humana.
• Las lámparas inservibles deben ser mantenidas intactas, acondicionadas y embaladas,
preferiblemente en su envase original o colocadas en contenedores especiales hasta su
destino final. Las lámparas rotas deben ser separadas inmediatamente por medio de un
sistema al vacío y acumulados en contenedores especiales dotados de filtros de carbón
activado, capaces de retener emanaciones de mercurio.
• Los residuos deben ser almacenados en áreas separadas y demarcadas como área de
acumulación de residuos peligrosos. En ningún caso las lámparas deben ser quebradas para
ser almacenadas, lo que podría causar contaminación ambiental o exponer al trabajador.
• Deben mantenerse cuidados especiales en las operaciones de carga, manipuleo o
transporte de contenedores, evitando golpes que podrían provocar la implosión de muchas
lámparas.
• En cuanto a la salud ocupacional y la seguridad en el trabajo, la legislación brasilera, a
través de las Normas del Ministerio de Trabajo y Empleo establece como límites:
106
a) De tolerancia biológica para el ser humano, una concentración de 35
microgramos de mercurio por gramo de creatinina urinaria (Programas de Controle
Médico de Saúde Ocupacional/NR-7, Anexo I, Quadro I);
b) De tolerancia en el ambiente de trabajo , una concentración de 0.04 miligramos
de mercurio por metro cúbico de aire, para 48 horas de exposición semanal
(Atividades e Operações Insalubres/NR-15, Anexo 11, Quadro 1).
En locales cerrados, el ambiente de trabajo debe ser monitoreado, con registros dos veces
al día. Los trabajadores que manipulan grandes cantidades de lámparas deben usar equipos
de protección individual, tener prohibido comer y fumar durante las operaciones, y ser
sometidos a exámenes médicos periódicos.
• En locales contaminados, deben adoptarse procedimientos específicos, por ejemplo: (a)
usar soluciones acuosas de sulfuro de calcio (CaS) para cubrir el área afectada por la rotura
accidental de lámparas e inhibir la vaporización de mercurio, (b) limpiar las superficies
expuestas con solución de fosfato de sodio (Na3PO4), (c) utilizar esponjas absorbentes de
mercurio (Ecolights Northwest 1998).
• El transporte de este tipo de residuos debe encuadrarse en las regulaciones del
Ministerio de Transporte para sustancias tóxicas. Se deben aplicar símbolos para el
manipuleo y el acondicionamiento de acuerdo con la norma ABNT NBR 7.500 – Transporte,
almacenamiento y manipuleo de materiales.
Las consideraciones a que llega C. Raposo a través de los estudios realizados son:
• En Brasil, los residuos de lámparas están siendo incorporadas a la masa de residuos
comunes. Existe una laguna con respecto al tema en la legislación brasilera, lo que ha
contribuido a la adopción de medidas erróneas e inadecuadas, las cuales vienen
provocando, a lo largo de los años, contaminación de ecosistemas y efectos adversos sobre
la salud humana.
• Aunque el reciclaje es una actividad ya presente en el país, solamente una pequeña
parte del sector productivo, interesado en la certificación de Normas ISO 14000, hace uso de
estas actividades a su propio costo. El sector público, considerado como un gran generador
de este tipo de residuos, salvo rarísimas excepciones no está imbuido de la necesidad de
descontaminación.
• Los residuos de lámparas de mercurio son residuos peligrosos – Clase I, porque
presentan concentraciones de mercurio que exceden los límites establecidos por la Norma
Brasilera de Residuos Sólidos – ABNT NBR 10.004.
• Específicamente, los residuos de lámparas fluorescentes representan peligro debido al
contenido de mercurio, y deben ser manipulados y destinados adecuadamente. Esto es de
vital importancia en la medida en que se considera el ciclo de vida de estos productos, ya
que es en su fase final (descarte) que se verifica el mayor impacto ambiental negativo.
En cuanto a la legislación referente al descarte de residuos de lámparas, C. Raposo indica
que:
• Una legislación brasilera para el descarte de residuos de lámparas de mercurio está
segmentada y restringida a una ley estatal (Río Grande do Sul), a dos proyectos estatales
(Bahía y Minas Gerais) y a una ley municipal (ciudad de San Pablo). Solamente las lámparas
fluorescentes son objeto de estas legislaciones. Las legislaciones estatales hacen mención a
la gestión de residuos de lámparas formando un conjunto con otros tipos de residuos, como
baterías de teléfonos y pilas. Sin embargo, las lámparas poseen características que las
diferencian de otros productos, principalmente en términos de concentraciones de mercurio,
fragilidad del producto y dificultad de ser mantenidas intactas, las que justifican necesidades
de gestión específicas.
107
• Una tendencia explicita en los proyectos de ley en trámite acompaña a la legislación
vigente en los principales países de la Comunidad Europea en la cual la responsabilidad por
los residuos es competencia de los fabricantes (fabricante contaminador). Mientras tanto las
prácticas que se vienen llevando a cabo en Brasil van en sentido contrario siendo el
generador del residuo el que debe hacerse cargo del destino de los residuos (usuario
contaminador), una tendencia a la adopción del sistema existente en EUA.
• Una legislación brasilera sobre residuos sólidos (ABNT NBR 10.004) considera como
límite regulatorio para el mercurio 100 mg de mercurio por kilogramo de residuos o de 0.1
miligramo por litro en tests de lixiviación (Norma ABNT NBR 10.005). Este límite es la mitad
del límite regulado en EUA, lo que deja dudas en cuanto a la calidad ambiental de dos
productos similares importados en relación a los residuos generados por ellos respecto de la
norma brasilera en vigencia. Este cuadro se puede agravar si se consideran, por ejemplo,
los productos similares importados de países asiáticos (China, Taiwán, Corea del Sur, etc).
• No existe una legislación abarcativa, a nivel federal, para la gestión de ese tipo de
residuos, que contemple la manipulación, la recolección, el almacenamiento, el trasbordo, el
transporte, el tratamiento, o la disposición final.
109
e. Argentina
110
En las normativas derivadas de la Ley 24.051 se incorpora una nueva categoría mediante el
Decreto 897/02. En el se reconoce que existe cierta clase de residuos que revisten
características peligrosas cuya particularidad consiste en ser materiales y/o elementos
diversos contaminados con sustancias residuales peligrosas; y precisa que entre dicha clase
de residuos peligrosos corresponde mencionar a los sólidos contaminados con alguno o
algunos de los residuos identificados en el Anexo I, y/o con aquellos residuos que en virtud
de presentar alguna de las características enumeradas en el Anexo II de la Ley de Residuos
Peligrosos, que hacen necesaria una gestión diferenciada de los residuos no peligrosos. En
su artículo 1 el Decreto 897 impone agregar tales residuos, englobado en la categoría
sometida a control Y 48, al Anexo I de la Ley Nacional N° 24.051 de Residuos Peligrosos, y
su Decreto Reglamentario N° 831/93
Por otra parte, aclara que es convicción de la Autoridad de Aplicación que de acuerdo con
los principios de colaboración empresaria ambiental y responsabilidad social corporativa, el
dictado de la resolución debería constituirse en un antecedente a efectos que el sector
privado en particular, asuma la necesidad de internalizar en su política empresaria los costos
de los impactos ambientales resultantes de su actividad.
La ampliación del listado de materiales que hasta hoy son abarcados por este decreto podría
ser una estrategia para apoyar políticas de implementación de programas de gestión integral
de residuos provenientes de lámparas fluorescentes compactas, ya que diferentes
programas de recolección diferenciada, por ejemplo de aceites lubricantes residuales, se
vienen desarrollando en función de él.
En el año 2002, se aprobó la Ley 25.612 que establece los presupuestos mínimos de
protección ambiental sobre la gestión integral de residuos de origen industrial y de
actividades de servicio, que sean generados en todo el territorio nacional. Su completa
reglamentación debía dar lugar a la derogación de la Ley 24.051. De todas formas, esta ley
también excluye de su ámbito de aplicación a los residuos domiciliarios.
En 2004 fue sancionada la Ley 25916, que establece los presupuestos mínimos de
protección ambiental para la gestión integral de los residuos domiciliarios, sean éstos de
origen residencial, urbano, comercial, asistencial, sanitario, industrial o institucional. De
acuerdo al concepto de “presupuestos mínimos” la ley deposita la competencia en las
jurisdicciones locales, siendo las autoridades competentes responsables de la gestión
integral de los residuos domiciliarios producidos en su jurisdicción, y de establecer las
normas complementarias necesarias para el cumplimiento efectivo de ley. En el caso de los
residuos de LFCs interesa particularmente artículo 35 de la Ley 25916: “Las autoridades
competentes deberán establecer, en el ámbito de su jurisdicción, programas especiales de
gestión para aquellos residuos domiciliarios que por sus características particulares de
peligrosidad, nocividad o toxicidad, puedan presentar riesgos significativos sobre la salud
humana o animal, o sobre los recursos ambientales.”
5. SÍNTESIS
111
de disminución de emisiones de mercurio que, en menor o mayor medida, se producen
asociadas a las distintas fuentes de generación.
Al analizar los beneficios provenientes del uso de lámparas eficientes, y en relación al
contenido de mercurio en los combustibles fósiles, es importante recalcar que los contenidos
del metal varían de acuerdo al tipo de combustible, siendo las diferentes variedades de
carbón las que presentan los más altos niveles de mercurio, mientras que en el gas natural
se encuentran las menores concentraciones. Entre estos dos extremos se encuentran
valores intermedios correspondientes a los contenidos de mercurio de los diferentes
combustibles líquidos derivados del petróleo. Los contenidos de mercurio también varían,
para un determinado tipo de combustible, en función del origen geográfico de ese
combustible. Por otra parte el mercurio contenido en petróleo y gas natural puede emitirse,
debido a su alta volatilidad, durante las operaciones de extracción, conducción y
procesamiento, así como convertirse a distintas especies a lo largo del proceso, lo que
dificulta la obtención de un inventario de emisiones durante el ciclo.
Otro impacto ambiental positivo dado por el uso de las más “modernas” lámparas
fluorescentes compactas está referido a su situación como residuos y representado por los
éxitos logrados por los fabricantes en términos de reducción o prevención. Esto es así ya
que en los últimos años se han logrado importantes disminuciones en la toxicidad, a partir de
la utilización de menores contenidos de mercurio, tanto como reducciones de peso y
volumen por unidad; y fundamentalmente productos más durables.
Hasta ahora se han considerado los impactos positivos en relación al ambiente y en
términos de las fuentes de energía convencionales. Una evaluación más completa debería
considerar que al analizar la adopción de sistemas de energías renovables, de importantes
impactos ambientales positivos per se, los mayores valores de rendimiento luminoso se
encuentran en relación biunívoca con los mejores niveles de costo/eficiencia.
112
elementos distintos del mercurio, esos elementos también son perjudiciales para el ambiente
(ej. cadmio) y significativamente menos eficientes.
Dado que las emisiones de mercurio provenientes de las LFCs como residuo resultan más
fácilmente controlables, a través de una gestión integral de los residuos, que las producidas
a lo largo de la cadena de operaciones que involucran a los combustibles fósiles, en el
mundo se viene fomentando su utilización como estrategia de uso eficiente de energía.
113
Triturador 25 kgs de material Provisto de Monofásica Mínimo: un
portátil triturado y compactado rieles para operario
por carga = 170 LFCs (1) ser
montado
sobre una
van
Planta de 900 kgs por hora de Superficie Trifásica, Mínimo: un
trituración y lámparas enteras o requerida: 12 kWh operario
separación de pretrituradas de cualquier 8,0m x
componentes tipo = 6400 LFCs (1) 13,0m
(cubierta)
Amortización
Triturador portátil
Costo equipo (Libras) 6.300,00
Costo equipo (pesos) (*) 32.300,00
Cargas por día 4
Kilogramos procesados por día 100
Lámparas trituradas por día 680
Precio servicio trituración por lámpara
($/lámpara) 0,2
Entrada anual por servicio de trituración
(**) ($/año) 40.800,00
Período de amortización 10 meses
6. Referencias
Diagnóstico del mercurio en México, Primer borrador (Junio, 2000) - Instituto Nacional de
Ecología (INE), Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap).
Release of Mercury From Broken Fluorescent Bulbs - Michael Aucotta, Michael McLindenb ,
and Michael Winkac - Division of Science, Research and Technology - State of New Jersey
Fluorescent and HID Lamp Management - New York State Department of Environmental
Conservation http://www.dec.state.ny.us
LAMPRECYCLE.ORG - http://www.lamprecycle.org
Environmental Fact Sheet - Some Used Lamps Are Universal Wastes - EPA530-F-99-024
July 1999
Federal Register – Environmental Protection Agency -Tuesday July 6, 1999 - 40 CFR Parts
260, 261, 264, etc. Hazardous Waste Management System; Modification of the Hazardous
Waste Program; Hazardous Waste Lamps; Final Rule
115
The Management of Spent Electric Lamps Containing Mercury - September 1994
(Second Edition) National Electrical Manufacturers Association
116
CONCLUSIONES, Sección I
Es posible estudiar los valores que adquieren las potencias en circuitos monofásicos con alto
contenido armónico, utilizando modelizaciones que permiten lograr una muy buena
aproximación a los valores que se obtendrían mediante mediciones de campo. No resulta
simple, en cambio, este procedimiento si se quieren determinar las energías en juego para
un período establecido.
El análisis de los consumos de cada vivienda nos permite observar que el reemplazo de las
LI por LFC provoca una leve disminución del promedio bimestral del FP. Esto es
mayormente adjudicable al hecho que se retirarán lámparas que aportaban una importante
energía activa al consumo total, más que al aporte de carga distorsiva proveniente de las
LFC. Dicho de otro modo, el apagado de las LI provocaría igualmente una disminución del
FP, aún en el caso de no encender las LFC. Esto se debe a que, si nos independizamos de
la iluminación el FP promedio del equipamiento hogareño es relativamente bajo. Por ello,
resulta inexplicable la inexistencia de reglamentaciones que exijan el mejoramiento del factor
de potencia en heladeras, lavarropas, equipos de aire acondicionado u otros
electrodomésticos con mucha mayor incidencia en el consumo que las LFC. En estos casos
la solución se consigue en forma por demás económica con el agregado de capacitores.
Las corrientes armónicas que pueden aportar a la red las LFC de reemplazo, en los hogares,
quedan enmascaradas por otras cargas lineales. Además, se ha demostrado, que los
sucesivos incrementos de las corrientes derivadas de las LFC traen consigo notables efectos
de cancelación de armónicos. Distinto es el caso que podría presentarse en una instalación
trifásica destinada exclusivamente a iluminación donde se intente el reemplazo en todas las
luminarias. Para esta situación, mas allá del posible “efecto de llenado” en la onda de
corriente de cada fase, se observará un importante contenido armónico y un fuerte
incremento en la corriente de neutro.
117
Se han realizado varios estudios para determinar el impacto de la distorsión armónica de las
lámparas fluorescentes compactas provistas con balastos electrónicos, sobre las redes de
distribución en distintos países. La conclusión global es clara: la instalación masiva de
lámparas fluorescentes compactas no parece tener impacto apreciable sobre la distorsión
armónica en las redes de distribución eléctrica.
CONCLUSIONES Sección II
• Calidad
Durante la planificación de un programa de sustitución de lámparas incandescentes por
LFCs debería definirse, en principio, la calidad recomendada para tal sustitución.
Actualmente, las mejores tecnologías disponibles de fabricación a nivel mundial exhiben
productos con un contenido promedio de 5 mg por lámpara, y se caracterizan por generar
fuentes luminosas con largas vidas útiles. Sin embargo, persisten en el mercado productos
fabricados mediante viejas tecnologías asociables a los altos niveles de mercurio previos a
los esfuerzos en reducción, con vidas útiles inferiores a las de las más moderna y eficientes
(por ejemplo: 3000 horas vs 8000/10000 horas), y que resisten un número muy inferior de
encendidos.
Definir la calidad para el programa de sustitución debería conllevar no sólo consideraciones
de consumo de energía, sino también las relativas a impactos ambientales, privilegiando
aquellos productos de menor dosificación de mercurio y mayor vida útil.
Como forma de lograr la meta de sustitución por la alternativa de calidad especificada,
localmente podrían utilizarse diferentes estrategias, por ejemplo:
o Incorporación en el etiquetado de algún sello o leyenda certificable que, relacionado con
el contenido de mercurio del producto, facilite la elección por parte del comprador;
o Aplicación de incentivos o desincentivos arancelarios para la importación de productos en
función de su calidad;
o Implementación de una campaña de información/educación para el público en general, y
para distribuidores, vendedores, proyectistas, contratistas, y funcionarios públicos, en
particular.
• Gestión de residuos
Como los mayores riesgos inherentes a la presencia de mercurio en LFCs se presentan en
su fase como residuo, fundamentalmente asociados a eventuales roturas. La mejor
estrategia para minimizar esos riesgos resulta, entonces, diseñar una gestión específica
para ese tipo de residuos.
Como primer paso en la planificación de la gestión debería establecerse una jerarquía que
permita direccionar los esfuerzos e inversiones. En los países desarrollados se observa una
tendencia hacia la escala: reducción en origen, reciclado, y disposición segura.
118
La implementación de un sistema de gestión para las lámparas fluorescentes compactas
como residuos, requerirá de la planificación de las diferentes actividades de: manipuleo,
almacenamiento, transporte, tratamiento, y disposición, tomando en consideración la
peligrosidad de sus componentes, su fragilidad, y carácter disperso.
Dado que por las características de este tipo de residuos parece adecuado pensar en alguna
de las varias opciones de recolección diferenciada, deberían definirse mecanismos que
permitan asignar responsabilidades a los diferentes actores que intervienen a lo largo del
ciclo de vida de las lámparas; responsabilidades que deberían reflejarse en el diseño
financiero de la opción seleccionada. La asignación de responsabilidades está asociada a la
determinación obligaciones con respecto a la internalización de los costos de
implementación del sistema (fabricante -pagador o usuario- pagador), pero también está
relacionada con la definición de acciones que deberá llevar a cabo cada actor en cuestiones
de adecuación del residuo, almacenamiento, devolución, transporte, etc.
Al encarar el diseño de sistemas de recolección diferenciada se debe considerar que existen
tres tipos de consumidores de lámparas: industrial, sector servicios y pequeño consumidor.
En los dos primeros los sistemas de recolección específicos para LFCs se podrán desarrollar
con mayor facilidad, sobre todo en los casos en los cuales se hayan adoptado sistemas de
gestión ambiental, que en el ámbito de los pequeños consumidores para los cuales el
residuo representa un objeto engorroso del cual quieren desprenderse lo más rápidamente
posible, y que suelen ser más reactivos a los cambios de hábitos y a la adopción de
procedimientos establecidos.
De lograrse una cierta separación de las LFCs al término de su vida, deberá elegirse entre
dos posibles alternativas de acción, utilizando técnicas regenerativas o no regenerativas.
Las regenerativas son aquellas que consiguen sacar un provecho al residuo, sea mediante
reciclaje o reutilización. El producto vuelve al ciclo global de vida como materia prima
consiguiendo una mejor utilización de los recursos. Mientras que mediante las técnicas no
regenerativas los materiales no vuelven al ciclo de vida pero son tratados de forma que su
efecto sobre el ambiente sea mínimo y en algunos casos se almacenan los residuos en
espera de nuevas tecnologías que permitan reinsertarlos en el ciclo productivo.
Se debe considerar que la única forma de privilegiar la recuperación y el reciclaje del
mercurio proveniente de los residuos de lámparas, es contar con capacidad para el
tratamiento; capacidad acorde con la mejor tecnología disponible y que cumpla con los
estándares regulados para el tratamiento de residuos que exhiben características de
peligrosidad. A modo de ejemplo, se adjuntan datos y cotizaciones de un equipo triturador de
lámparas y de una planta de reciclaje.
A la hora de encarar la implantación de esas tecnologías, como en toda gestión de residuos
se impondrá decidir sobre la escala para la cual se diseñarán las instalaciones, los
mecanismos de participación pública y/o privada, las fuentes de recursos para la inversión
inicial, y la asignación de obligaciones en términos de afrontar los costos de operación y
mantenimiento (usuario y/o fabricante).
Con respecto a la experiencia local, no se registran actividades de reciclaje. En el Registro
de Operadores de Residuos Industriales de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable figuran algunos pocos tratadores que aceptan lámparas fluorescentes ya que
están autorizados a tratar la corriente de mercurio y sus compuestos (Y29) en el marco de la
Ley 24051 (de Residuos Peligrosos), mediante el método de encapsulamiento y disposición
en relleno de seguridad.
Uno de los problemas que se presentan al encuadrar a estos residuos como peligrosos
resulta de las prohibiciones que distintas jurisdicciones han establecido para el ingreso de
residuos peligrosos dentro de su ámbito.
Se estima que en función del Decreto 897/02, incorporar a las LFCs como parte de la
corriente Y48 (1) podría permitir salvar las barreras al tráfico interjurisdiccional a partir de la
estructuración de una logística dentro de un programa de gestión específico para estos
119
residuos. Sería importante, incluso, mantener un debate para determinar bajo qué
condiciones sería factible disponer estos residuos junto con la corriente general de residuos
domiciliarios.
También el diseño de programas específicos para la gestión de estos residuos, que deberían
establecer las formas de acondicionamiento, transporte, almacenamiento, reciclaje,
tratamiento, y disposición final garantizando la protección de la salud humana y ambiental,
podría encuadrarse en la reglamentación del artículo 35 de la Ley 25916 (2). Las ventajas de
los programas, como los que establece esta ley, son que acompañan a los cambios de
manera más flexible, posibilitan la divulgación de la información y facilitan los procesos de
participación y toma de conciencia, La comunidad toda, paulatinamente, va comprendiendo
la necesidad de cumplir con las regulaciones, mientras se van perfeccionando los
mecanismos de prevención en la medida que se aprende a considerar la escalada de
efectos que cualquier decisión puede conllevar.
Las campañas educativas para la prevención, el control de la contaminación, y la
minimización de los riesgos causados por la disposición inadecuada de este tipo de
residuos, tanto como para la divulgación de los beneficios del reciclaje y de la reutilización
del mercurio, resultan fundamentales para el alcance de las metas que se fijen, dentro de un
programa, en términos de recuperación de residuos de lámparas.
Los usuarios necesitarán conocer cuáles productos cumplen con las especificaciones de
eficiencia y compatibilidad ambiental generadas por los planificadores de los programas de
uso eficiente de energía y de gestión de residuos, para premiarlos con su decisión de
compra. También, en el caso particular de las LFCs, los usuarios necesitarán conocer bajo
qué condiciones conviene instalarlas (características de las luminarias, ciclos de encendidos,
condiciones de temperatura ambiente y humedad) y deberán ser informados acerca de cómo
lograr, a través de una mejor utilización, que la vida útil real de cada lámpara sea la indicada
por el fabricante o aún mayor.
Por otra parte, una vez que la lámpara se convierta en residuo, los poseedores deberán
saber qué actitud se espera de ellos: condiciones de manipuleo y almacenamiento ante
eventual rotura, devolución a puntos de recuperación o centros de venta, etc. El packaging
de lo productos podrá ser un vehículo adecuado para transmitir tales instrucciones.
Finalmente, estudiar el ciclo de vida de cada producto implica analizar los flujos de energía
y materiales en cada etapa “de la cuna a la tumba” , y esta práctica, que se va internalizando
en la planificación e implementación de las políticas en recursos naturales en los países más
desarrollados, demuestra la necesidad de la comunicación y del trabajo conjunto de distintas
áreas de la función pública, y de estas con los sectores de la producción de bienes y
servicios, de la investigación, de la educación, así como con los representantes de usuarios
y consumidores, para la búsqueda de consensos.
(1) Referente a todos los materiales y/o elementos diversos contaminados con alguno o algunos de los
residuos peligrosos identificados en el Anexo I o que presenten alguna o algunas de las características
peligrosas enumeradas en el Anexo II de la Ley de Residuos Peligrosos
(2) “Las autoridades competentes deberán establecer, en el ámbito de su jurisdicción, programas especiales de
gestión para aquellos residuos domiciliarios que por sus características particulares de peligrosidad, nocividad
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o toxicidad, puedan presentar riesgos significativos sobre la salud humana o animal, o sobre los recursos
ambientales.”
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