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El verde tiene una fuerte afinidad con la naturaleza y nos conecta con ella, nos
hace empatizar con los demás encontrando de una forma natural las palabras justas.
El rojo aporta también confianza en sí mismo, coraje, valentía y una actitud optimista
ante la vida. Éxito, triunfo, guerra, sangre, fuerza, pasar a la acción y alcanzar sus
metas. Las personas muy atrevidas lo llevan.
Pero tiene su aspecto negativo y puede expresar rabia. También puede producir
demasiado nerviosismo y excitación, por eso no es aconsejable pintar un dormitorio
en rojo, porque nos impediría conciliar el sueño.
Este color libera las emociones negativas, le hace sentir menos inseguro, menos
penoso, más comprensivo con los defectos de los demás y le aporta ganas de
perdonarlo todo.
Es ideal para el espíritu. El color albaricoque o melocotón, es ideal para los nervios.
Poca gente se viste de naranja, porque es un color con mucha fuerza, incluso osado,
pero cuando uno necesita animarse y sentirse con fuerzas y la moral alta, es ideal. Si
vamos a una entrevista, es muy atrevido, pero no cabe duda que daremos una imagen
de seguridad en nosotros mismos, alegría y mucha energía.
El azul marino, nos hace sentir relajados y tranquilos, como el inmenso y oscuro mar
durante la noche. Cuando tengamos la necesidad estudiar y aprender cosas y nos
cueste concentrarnos, meditar durante 10 minutos visualizando el color azul marino, es
perfecto, porque nos ayudará a relajarnos, a concentrarnos y activa nuestra retentiva,
por lo que nos será mucho más fácil.
Hay gente que opina que una habitación para niños en edad de estudiar ya en serio,
deberían pintarla en color azul marino. Sería lo ideal para que estudien bien y que les
cunda. Es un color que les ayuda a centrarse.
El azul claro y el azul cielo, nos hacen sentir tranquilos y protegidos de todo el alboroto
y las actividades del día; también es aconsejable contra el insomnio.