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El Existencialismo: Heidegger, Sartre

El existencialismo afirma la supremacía de la existencia sobre la esencia. Tomó como objeto de


análisis, no la humanidad –abstracción-, sino al hombre individual –concreción-, tal como es aquí y
ahora. Surgido como una angustiosa búsqueda de respuestas a la crisis provocada por el derrumbe
socio-político y moral, producido, sobre todo en Europa, como consecuencia de la catástrofe de las
dos “guerras mundiales”, (1914-1918 y 1939-1945), tuvo gran resonancia emotiva en la sociedad,
por enfocar temas como la angustia, la náusea, la ansiedad, la soledad; temáticas todas enraizadas
en la propia vida de las personas. El existencialismo utiliza el método fenomenológico, planteado
por Husserl, aplicado a la existencia humana concreta. Dentro del existencialismo se dan diversas
corrientes: desde un existencialismo ateo o materialista. (M. Heidegger, A. Camus, J.P. Sartre), hasta
un existencialismo que se abre a la trascendencia (Miguel de Unamuno, K. Jaspers, G. Marcel).

Martin Heidegger
La obra que supone la elevación de Heidegger a la primera línea de la filosofía es Sein und Zeit (El
ser y el tiempo). Esta obra comienza con el planteamiento de la pregunta por el ser como pregunta
fundamental de la filosofía. Es la pregunta fundamental porque todo reconocer entes, sea teórico o
practico, presupone un cierto modo de entender que es el ser. Toda consideración de la realidad, de lo
que es, exige una previa consideración de cuál es el sentido del ser mismo (Sinn des Seins). Por eso
podemos decir que es la vez pregunta fundacional de todo pensamiento filosófico, que en tanto que
pretende llevar a cabo un análisis de la realidad, de la praxis y de la teoría que se desarrollan sobre
ella, ha de plantear previamente esta cuestión. Heidegger mostrara cómo en el mismo comienzo
griego de la filosofía esta pregunta está presente.
Que la pregunta por el sentido del ser se muestre fundamental no significa que, de hecho, cualquier
filosofía que aparezca en la historia se manifieste con conciencia de esa fundamentalidad.
Heidegger califica es problema como “olvido del ser”, entendido como el olvido de un
planteamiento fundamental para la filosofía. Este olvido, sin embargo, no es trivial. Se debe, más
bien, al hecho de que la tradición ha considerado respondida la cuestión por quienes dieron
comienzo a la filosofía planteándola. Lo que ocurre es que un análisis de esas respuestas pone de
manifiesto no solo su indeterminación, vaguedad y carga de prejuicios, sino también que se ha
perdido el sentido mismo de la pregunta. A este a este análisis de la ontología tradicional, revelador
del progresivo olvido de la cuestión del ser, se lo denomina destrucción de la ontología, y muestra
las limitaciones de roda la ontología elaborada con un lenguaje en principio adecuado sólo a la
caracterización de entes, entre lo ontológico y lo y lo óntico.
Jean-Paul Sartre
El existencialismo de Sartre fundamentalmente está basado sobre la analítica existencial de
Heidegger, cuya misma temática suele utilizar, aunque con originalidad y profundidad. He aquí
algunos puntos fundamentales.
Ontología fenomenológica existencial: El punto de partida de Sartre es la contingencia o pura
facticidad de la existencia humana, sin nada que la conforme o determine antes o después, “Por
definición, la existencia no es necesidad. Existir es estar ahí simplemente; los existentes aparecen en
escena, se dejan encontrar, pero nunca pueden ser deducidos”.
De estas pura contingencia o facticidad del ser, Sartre extrae sus continuas afirmaciones de que el ser
es absurdo, irracional e, incluso, “obsceno”. En su ontología, Sartre establece un valor primario y
principal: la consciencia (conciencia), que él llama “pour-soi”= “para sí”, y que choca con las cosas,
que es lo que él denomina “en-soi”= “en-sí”. –El “en-sí” es el hecho dado de las cosas, que son
idénticas a sí mismas y se imponen a la conciencia (consciencia) (el “para-sí), dejándose encontrar
para ella. El “para-sí” es el hecho de la consciencia (conciencia) o el “para-sí” es nada, piensa Sartre,
porque su propia espontaneidad de contactar con el “en-sí”, esto es, con las cosas, la hace escapar
continuamente de toda determinación. La consciencia es siempre consciencia de alguna cosa y, por
tanto, nunca es dada en sí misma, ya que “es lo que no es, y no es lo que es”. “la consciencia no es
otra cosa que la pura anonadación del en-sí”.
Sin embargo, la consciencia (conciencia), siendo nada tiene una “pasión por ser”. Por eso el hombre
ha imaginado un “en-sí”, capaz de crear contingencia, esto es Dios. “pero la idea de Dios es
contradictoria y nos perdemos en vano. El hombre es una pasión inútil”. La idea de Dios es
contradictoria, dice este filósofo existencialista, por cuanto reuniría en una sola entidad él “en-sí” y
el “para-sí” , esto es, el Ser y la Nada.

Ética existencialista: Dado que esta libertad absoluta del hombre se da en un ser en “situación”,
decir, enmarcado en un condicionamiento circunstancial e histórico, que la libertad trasciende
continuamente, el hombre debe comprometerse, para evitar verse encerrado en su condicionamiento
histórico, a crear valores y a elegir proyectos, que salvaguarden la responsabilidad de su esencia, no
solo individual, sino también universal o colectiva. Y de esta gran responsabilidad del hombre,
abandonado a la nada de su consciencia (conciencia), nace radicalmente su angustia existencial.
-El compromiso asumido por Sartre, sobre todo en última parte de su vida, ha sido el compromiso
marxista, fundamentado no en la dogmática ortodoxa soviética, si no en los escritos del Marx joven,
interpretado en términos existencialistas.

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