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El carnaval es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma
cristiana, con fecha variable (entre febrero y marzo según el año), y que combina algunos
elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle.
La fecha del carnaval depende de la cuaresma, y que como bien sabemos ésta también
cambia cada año en función del calendario litúrgico. Las fechas de dicho calendario están
relacionadas con el ciclo lunar y acomodan los días para que el Jueves Santo siempre sea
luna llena (escogen el primer jueves de luna llena entre marzo y abril).
Ahora, ¿Por qué es tan importante que sea luna llena el jueves santo? pues cuenta la
historia, que la noche en la que el pueblo judío salió de Egipto, había luna llena y eso les
permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón.
Este acontecimiento lo celebran en la pascua judía, la cual siempre concuerda con noche de
luna llena. Con esto la iglesia puede asegurar que el jueves santo (cuando Jesús celebraba
la pascua judía con sus discípulos) era una noche de luna llena.
Por lo tanto concluyendo, el carnaval siempre se va a acomodar de tal manera que el último
desfile sea un día antes del Miércoles de Ceniza, el cual va a moverse de acuerdo al ciclo
lunar.
En Guatemala es tradición que los niños quiebren cascarones con confeti o harina y algunos
adultos se diviertan en fiestas nocturnas. Esta es una realidad diferente a lo que ocurre en
otros países, como Brasil, en donde los excesos de licor y sexo son considerados una
perversión.
El sacerdote Luis Ortiz considera que en el país esa fiesta no riñe con la Cuaresma y la califica
como una tradición lúdica.
“Es algo muy distinto, el modo infantil en el que se celebra el carnaval, donde los niños
quiebran cascarones y se tiran harina, es parte de una cultura y muy de Guatemala. Ese
modo de celebrar no riñe para nada con que al día siguiente comience la Cuaresma”, afirmó.
“Nosotros el carnaval lo celebramos, o se celebraba, al finalizar la novena del niño, el 2 de
Candelaria”. Johann Melchor, Historiador
El religioso ve el carnaval guatemalteco como una fiesta infantil que recuerda “mucho” los
orígenes que pudo tener, en el Renacimiento.
El historiador Johann Melchor coincide con el sacerdote al señalar que el carnaval
guatemalteco no pasa de quebrar cascarones y lanzar harina.
“Nosotros el carnaval lo celebramos, o se celebraba, al finalizar la novena del Niño, el 2 de
Candelaria —2 de febrero—. En ese momento se quebraban cascarones, pero de una forma
más tranquila, solamente como un juego o esparcimiento, y no de otra forma llena de
vicios”, refirió.
Permisividad
El sacerdote explicó que una vez asentado el cristianismo comenzó ese tipo de fiestas y que
en la Edad Media y el Renacimiento coincidía con los días anteriores al inicio de la Cuaresma,
tiempo durante el cual se organizaban desfiles de máscaras, disfraces y música, pero
“ciertamente no tenían nada que ver con lo que en este momento se ha convertido”.
“Ese modo de celebrar no riñe para nada con que al día siguiente comience la Cuaresma,
es algo lúdico”. Luis Ortiz Sacerdote
“El ánimo de esas fiestas a las que me refiero era una cultura del carnaval, que
lamentablemente ahora se ha convertido en unos días de permisivismo total, donde
podemos hacer lo que queramos, incluso abusar de la dignidad humana”, señaló.
Agregó: “Para los católicos empieza una época de solemnidad, un deseo de acompañar a
Jesucristo en los 40 días en el desierto y no hay nada más opuesto a ese espíritu de
penitencia y de cambio que el permisivismo en lo que se han convertido esas fiestas de
carnaval”.
Melchor indicó que al trasladarse los dioses romanos al cristianismo se sincretizó esa fiesta
pagana y se ubicó antes del periodo penitencial de la Cuaresma.
“El paganismo en Europa celebraba fiestas a diferentes dioses, sobre todo a Dionisio o Baco
—Dios del Vino, de donde viene el término bacanales—, y tomaban todos y se pasaban
disfrutando de la sexualidad”, explicó.