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Clasificación sintáctica de los verbos

© Justo Fernández López

Clasificación tradicional de los verbos según su comportamiento


sintáctico

auxiliares
copulativos
transitivos
intransitivos
Exclusivamente pronominales
Ocasionalmente pronominales
predicativos
Reflexivos
pronominales
Recíprocos
Con valor pasivo
Construcciones impersonales
Causativos pronominales

 Verbos auxiliares: ser, haber, estar


 Verbos copulativos: ser, estar, parecer
 Verbos predicativos o verbos plenos [Vollverben]:
 Verbos transitivos: con complemento directo (acusativo)
 Verbos intransitivos: sin complemento directo (acusativo)
 Verbos pronominales: acompañados de un pronombre
reflexivo
 Exclusivamente pronominales: arrepentirse, quejarse,
jactarse
 Ocasionalmente pronominales: llamar / llamarse
 Reflexivos: peinarse / afeitarse / lavarse
 Recíprocos: saludarse / tutearse
 Con valor pasivo: se venden libros
 Verbos causativos en forma pronominal: cortarse el pelo
 Construcciones impersonales: se oye ruido
Los verbos auxiliares se usan para formar las formas compuestas
de los verbos, la pasiva y las perífrasis verbales: He comido. Ha
sido premiado. Están reunidos. Está escribiendo una carta.
Los verbos copulativos son ser, estar o parecer. Los verbos ser,
estar y parecer funcionan como verbos predicativos cuando les
acompaña un complemento que no es un adjetivo: Ahora estoy en
Madrid. Esto parece oro. Este animal es un armadillo.
Los verbos predicativos son los que encierran la idea de un
predicado y siempre expresan estado, acción o pasión del sujeto al
que se refieren. Podemos decir que el verbo predicativo es todo
aquel que no funciona como copulativo, es decir, todo aquel que no
sea ser, estar o parecer. Los verbos predicativos pueden ser
transitivos o intransitivos.
Los verbos transitivos son aquellos que dejan pasar la acción, y
ésta (la acción) recae sobre una persona u objeto. Esta persona u
objeto es el complemento directo (acusativo): Le da un regalo para
su cumpleaños. Vamos a tomar un café.
Los verbos intransitivos no necesitan de un complemento directo
(acusativo) para completar la acción: Los secuestrados aún viven.
Corre muy ligero. Muchos verbos se usan como transitivos o
intransitivos según los casos: Corre los cien metros lisos en un
tiempo récord.
Los verbos pronominales son verbos que van unidos a un
pronombre reflexivo de igual persona que el sujeto del
verbo: marcharse, arrepentirse, avergonzarse, alegrarse, asombr
arse, casarse. A este grupo pertenecen los verbos exclusivamente
pronominales, los reflexivos y los recíprocos, que son los que
implican a varios sujetos que realizan la misma acción y la reciben
mutuamente.
Los verbos exclusivamente pronominales se conjugan
obligatoriamente con un
pronombre: arrepentirse, quejarse, jactarse, dignarse, etc
(no se puede decir yo arrepiento, él queja). Ese pronombre no
es reflexivo. Estos verbos expresan procesos que suceden en el
sujeto, y poseen una voz especial, llamada voz media. No son
reflexivos porque no es una acción que vuelva sobre sí misma, sino
que se produce en el interior del sujeto. En estos verbos
pronominales, el pronombre es un morfema constitutivo del verbo,
no un complemento como en los verbos reflexivos. Otras clases de
verbos pronominales son:
Los verbos recíprocos son verbos transitivos que tienen por
sujeto a dos o más personas, animales o cosas que ejercen una
acción sobre los otros, al mismo tiempo que la reciben de ellos. Por
ese motivo, los verbos recíprocos sólo se conjugan en las tres
personas del plural; jamás en singular: Los amigos se saludan. Nos
tuteamos todos. Estos verbos se construyen como los reflexivos, y
para no confundirlos con estos, a veces es necesario añadir ciertas
locuciones para reforzar el matiz de reciprocidad: los unos a los
otros, mutuamente, recíprocamente, los dos. Para reconocer este
tipo de se recíproco, basta con añadir al final de la oración
expresiones como: el uno al otro, el uno del otro, el uno con el otro;
o bien, mutuamente, recíprocamente, entre sí.
Los verbos reflexivos son verbos transitivos cuya acción se
refleja o recae sobre el mismo sujeto que la realiza: Yo me lavo.
Ella se peina. El sujeto y el objeto son la misma cosa. Para
reconocer si el se es reflexivo, basta con añadir al final de la oración
"a sí mismo(s)", y si el significado de la oración no varía en
absoluto, no queda duda de que el se es reflexivo.
La RAE (Esbozo 1973: § 3.5.1) define así los verbos:
«Los verbos que no llevan complemento directo se
llaman intransitivos, aunque los acompañen otros
complementos: Antonio murió en el hospital; El alumno estudia con
ahínco. Si tienen complemento u objeto directo, se
llaman transitivos. Poniéndole un complemento directo a un verbo
intransitivo pasará a ser transitivo: El alumno estudia con ahínco
las lecciones. [...]
Verbos como morir, vivir, quemar, dormir, etc., se prestan mal a
que haya una persona muerta, vivida, quemada, dormida, distinta
del sujeto. Pero en ocasiones cabe extraer de la propia significación
del verbo un complemento directo: Morir una muerte gloriosa;
Dormir un sueño tranquilo; Vivir una vida miserable. Hay siempre
en ello cierta tautología, que a veces tiene valor estilístico. Estos
verbos son intransitivos por naturaleza. [...]
Muchos verbos transitivos se construyen a menudo como
absolutos, sin complemento directo, por ser este innecesario o
hallarse sobreentendido. Decimos de un ciclista que abandonó en
la segunda etapa de su carrera; un cartero puede decir, al terminar
su trabajo, que ha repartido. [...]
Numerosos verbos transitivos pueden emplearse con
significación causativa o factitiva. En tales casos el sujeto no
realiza por sí mismo la acción del verbo, sino que ordena, encarga,
dirige o costea la acción que otro ejecuta: Carlos III construyó la
Puerta de Alcalá. Un verbo normalmente intransitivo como dormir,
toma significado transitivo-causativo en dormir a un niño.»
Alcina y Blecua (1975: § 7.4.2) clasifican los verbos intransitivos
en:
a) Verbos existenciales: abundar, estar, existir, morir,
parecer, ser, vivir.
Algunos se construyen como transitivos con un complemento
tautológico: Mi abuela murió una muerte piadosa.
b) Verbos de movimiento: andar, bajar, caer, subir,
caminar, errar.
Pueden aparecer con predicativos: Miguel salió primero en la
competición, o con complementos directos: Bajó la escalera
solo.
c) Verbos de acción: crujir, debutar, estornudar, fracasar,
gesticular.
Muchos pueden aparecer con predicativos: Sonrió
complacido, y con complementos directos: El enfermo tosió
sangre.
d) Verbos seudo-impersonales: bastar, caber, convenir,
disgustar. Con estos verbos el sujeto generalmente es
inanimado y lleva complemento indirecto: A mi mujer le
gustan los muebles antiguos.
La hipótesis de la inacusatividad de Perlmutter (1978)
Ergativitätshypothese

Los verbos intransitivos requieren un solo argumento, pero se


distinguen en la relación semántica que se establece entre el
argumento y el verbo.
Dos tipos de verbos intransitivos:
«La clase de verbos intransitivos es una clase heterogénea que
incluye formas con distintas propiedades semánticas y sintácticas.
Se debe a Perlmutter (1978) la distinción entre dos clases de
verbos intransitivos: los inergativos y
los inacusativos o ergativos. El trabajo de Perlmutter se
enmarca dentro del modelo conocido como Gramática Relacional.
Burzio (1981, 1986) incorpora la llamada ‘Hipótesis de la
Inacusatividad’ a la Teoría de la Rección y el Ligamiento, en la
gramática generativa, donde la distinción entre las dos clases de
verbos intransitivos es unánimemente aceptada.
Los dos tipos de verbos tienen en común que requieren un solo
participante o argumento cuya realización sintáctica es la de sujeto,
pero se distinguen en la relación semántica que se establece entre
el argumento y el verbo.
Los verbos inergativos (llorar, reír, saltar, toser) denotan
actividades o procesos que dependen de la voluntad de un agente.
Los verbos inacusativos son verbos que denotan bien estados o
bien eventos no agentivos (logros), como existir, aparecer, llegar,
florecer, crecer, etc., cuyo único argumento se interpreta como el
elemento que recibe la acción o en el que se produce o manifiesta
la eventualidad que denota el verbo: i.e. el argumento de este
verbo es tema o paciente. El término ‘tema’ se utiliza
habitualmente en los trabajos de gramática generativa con
referencia a los que otras gramáticas denominan ‘paciente’.
Esta diferencia en cuanto al carácter semántico del único
participante en la acción verbal es crucial para distinguir entre las
dos clases de verbos intransitivos. Los agentes se realizan
sintácticamente y de un modo uniforme como sujetos de la oración
tanto con verbos transitivos (activos) como con verbos inergativos.
Los temas o pacientes se realizan como objetos de los verbos
transitivos (activos) y como sujetos de algunos verbos
intransitivos, los que hemos denominado ‘inacusativos’. Por
tanto, los verbos inacusativos comparten propiedades de los
verbos transitivos y los inergativos: como los inergativos están
asociados a un solo argumento, pero ese único argumento se
interpreta como el objeto lógico del verbo transitivo: es un objeto
nocional, a pesar de ser un sujeto sintáctico, en contraposición con
el único argumento de un verbo intransitivo inergativo que es a la
vez sujeto nocional y sujeto sintáctico.
Alternancia causativa:
Prueba de que el sujeto sintáctico de un verbo inacusativo y el
objeto de un verbo transitivo tienen la misma función semántica es
la llama ‘alternancia causativa’:
Juan rompió el vaso
frente a
El vaso se rompió.
La primera es una construcción transitiva causativa que se
construye con una agente (Juan) y que expresa un evento que
denota un cambio de estado en su argumento objeto (el vaso). La
segunda, es una construcción inacusativa que se construye con un
solo argumento: el elemento que sufre el cambio de estado que
denota la eventualidad del verbo. La relación semántica entre el
verbo romper y el sintagma nominal el vaso es la misma en las dos
construcciones: en ambos casos se trata del paciente o tema
‘afectado’; varía su realización sintáctica: objeto en la
construcción transitiva y sujeto en la construcción inacusativa. Las
gramáticas se han referido a verbos como romper en su uso
inacusativo como “verbos pronominales” en cuanto que se
construyen con se. Es importante señalar, sin embargo, que si bien
muchos de los verbos que aparecen en construcciones inacusativas
entran dentro de la clase de los verbos pronominales (romperse,
secarse, agrietarse) hay muchos verbos inacusativos que no son
pronominales.»
[Mendikoetxea, Amaya: “Construcciones inacusativas y pasivas”.
En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática
descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española
/ Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 25.1.1.2, p. 1579-1580]
«En resumen, distinguimos entre los verbos intransitivos dos
clases sintácticas: verbos inergativos y verbos inacusativos. Los
verbos inacusativos son aquellos cuyo sujeto sintáctico es un objeto
nocional, i. e. su función semántica es la de tema (afectado o no
afectado). Dentro de los verbos inacusativos distinguimos dos
grandes clases semánticas: los verbos de cambio y ubicación y los
verbos de existencia y aparición; las diferencias semánticas entre
estas dos clases de verbos encuentran manifestación en su sintaxis.
[...]
Los verbos inacusativos son intransitivos en cuanto que están
asociados a un solo argumento o participante que es el sujeto
sintáctico, pero comparten con los verbos transitivos la naturaleza
semántica de ese argumento, que es un objeto nocional (tema o
paciente). Además de hablar de ‘verbos inacusativos’, hemos de
hablar también de ‘construcciones inacusativas’ que parecen
derivarse de construcciones transitivas correspondientes, como es
el caso de las construcciones inacusativas con se y las
construcciones de pasiva perifrástica.» [o. cit., p. 1584 y 1587]

unitransitivo Con objeto directo ( = dos argumentos


transitivos
s o participantes)
ditransitivos Con objeto directo e indirecto (= tres
argumentos o participantes)
Con sujetos agentivos: expresan
inergativos eventos de causa interna (jugar, bailar,
llorar, reír, saltar, toser) cuando existe
una propiedad inherente al único
intransitivo argumento del verbo que es
s responsable de que se realice el evento
(Perlmutter que denota el predicado.
1978) Con sujetos no agentivos: verbos de
emisión percibida
sensorialmente: brillar, chirriar,
apestar, amanecer.
Con sujetos Verbos de cambio
no-agentivos, de estado o
inacusativos sujetos que ubicación, que
o ergativos designan al pueden tener o no
[alternancia que variantes
causativa: los padece: existi transitivas: romper(se
sujetos de los r, florecer, ), abrir(se),
verbos aparecer, hundir(se), secar(se),
inacusativos llegar, crecer, hervir,
se realizan crecer. Su palidecer, florecer,
como objetos sujeto levantarse. El tema o
de los verbos sintáctico es paciente es afectado.
transitivos y su objeto Pueden ser:
como sujetos nocional. El a) de causa externa,
de algunos argumento es b) de causa interna:
inacusativos] un tema o agentivos o
paciente. no agentivos
Denotan Verbos de
estados o existencia y
eventos no aparición: aparecer,
agentivos llegar, existir, ocurrir,
(logros). venir, emerger,
No forman suceder.
una clase El tema o paciente es
semántica no afectado.
uniforme, sino
que se dividen
en dos clases.
Las
diferencias
semánticas
entre estas
dos clases
encuentran
manifestación
en su sintaxis.
Hay verbos intransitivos por naturaleza
intransitivos con usos transitivos, sin que por ello se
con usos deban clasificar como transitivos. Son
transitivos verbos que se pueden construir con
complementos tautológicos (‘objeto
interno o cognado’): Morir una muerte
gloriosa. Dormir un sueño tranquilo.
Vivir una vida miserable.

Las construcciones pasivas como construcciones inacusativas

«El hecho de que el sujeto sintáctico de un verbo inacusativo sea


su objeto nocional ha llevado a numerosos autores a establecer un
paralelismo entre las construcciones con verbos inacusativos y las
construcciones pasivas. Este paralelismo se observa de forma más
clara cuando comparamos una oración transitiva activa como
Juan cerró las puertas. [transitiva activa]
con su construcción inacusativa y pasiva equivalentes
Las puertas se cerraron. [inacusativa]
Las puertas han sido cerradas. [pasiva]
Si la construcción inacusativa se puede definir como aquella en la
que el objeto nocional (tema o paciente) se realiza sintácticamente
como sujeto, las construcciones pasivas son entonces un ejemplo
de construcciones inacusativas, incluso cuando se forman con
verbos que no tienen usos inacusativos (p. ej. construir: El puente
ha sido construido frente a *El puente se construyó (él solo).» [o.
cit., § 25.1.3]
«Hay que diferenciar cuidadosamente las oraciones inacusativas
con se de las oraciones pasivas von se. Formalmente, no hay
diferencias entre estos dos tipos de oraciones. Así una oración
como
La puertas se cerraron
es ambigua: (i) una interpretación inacusativa y (ii) una
interpretación pasiva en la que hay implícito un agente con
intencionalidad a una causa externa que no se menciona porque
interesa únicamente destacar la acción verbal.
Se hundió el barco {él solo/por sí solo} [inacusativa]
Se hundió el barco {intencionadamente/para cobrar el seguro}
[pasiva]
El contraste es más claro con verbos que pueden formar pasivas
con se, pero que por su significado no pueden aparecer en
construcciones inacusativas, como construir o divulgar, ya que no
pueden expresar eventos que se realizan de forma espontánea sin
la intervención volitiva de un agente.» [o. cit., p. 1587]

Inacusatividad en italiano y en español

«Veamos qué pruebas se han dado para motivar estas diferencias


de clases de verbos intransitivos.
Burzio (1986) muestra que hay una diferencia en el
comportamiento de los verbos intransitivos
italianos arrivare y telefonare. Cuando estas construcciones
aparecen con un sujeto preverbal cuantificado, sólo los verbos
como arrivare permiten ser pronominalizados por el clítico ne:
Arriveranno molti esperti.
‘Llegarán muchos expertos.’
Ne arriveranno molti.
‘NE llegarán mucho’.
Telefoneranno molti esperti.
‘Telefonearán muchos expertos.
*Ne telefoneranno molti.
‘NE telefonearán muchos.
Si ambos verbos intransitivos tuvieran la misma estructura, esta
diferencia resultaría misteriosa.» [Campos, Héctor 1999: § 24.4.2]
Otros factores distintivos:
La pronominalización con ne sólo es posible con complementos
directos en italiano: Gianni ne inviterà molti. *Gianni ni parlerà a
molti.
Los verbos intransitivos inacusativos requieren el auxiliar essere en
italiano para formar los tiempos perfectivos, los inergativos
seleccionan avere.
«Esto demuestra que hay dos tipos de verbos intransitivos:
aquellos en los que el sujeto actúa como el sujeto de los verbos
transitivos y aquellos en los que el sujeto actúa como el
complemento directo. Burzio observa además que el sujeto de los
verbos que permiten ne se interpretan como ‘paciente’ o ‘tema’,
papel temático que generalmente llevan los complementos
directos. [...] Esta diferencia entre verbos inacusativos, por una
parte, e intransitivos, por otra, ha sido justificada en muchas otras
lenguas, incluso en lenguas muy alejadas del italiano, como por
ejemplo el japonés.» [ebd.]
¿Es posible motivar esta diferencia en español?
Según Campos (1999), en italiano se observan marcas
morfosintácticas claras que caracterizan a los verbos inacusativos
frente a los inergativos, mientras que en español muchas de estas
diferencias están ocultas detrás de una morfología más opaca
(ausencia de concordancia en el participio en voz activa, un solo
auxiliar haber en tiempos compuestos, ausencia del clítico
partitivo, etc.
No obstante, hay algunos factores que prueban la existencia de
esta diferencia en español:
El español mantuvo hasta el siglo XVI la distinción
entre ser y haber como auxiliares perfectivos. «En un estadio
anterior tanto del español como del catalán, sí se manifestaba
morfosintácticamente la diferencia entre los verbos inacusativos y
los verbos intransitivos en sí.» (Campos)
La prueba más clara es que con los verbos transitivos e inacusativos
es posible la construcción absoluta de participio:
Terminadas las labores, saldremos a beber una copa.
Una vez salido el sol, nos entraremos a la mar.
Una vez partido el autobús, ...
Comprados los terrenos, enseguida empezaron a edificar.
*Ladrados los perros ...
*Estornudada la nena ...
*Conocida a María, Juan decidió abandonar la bebida.
Otra diferencia entre los verbos intransitivos y los verbos
inacusativos es que el sufijo –dor / -tor, que implica la idea de un
agente, se puede usar tanto con verbos transitivos como
intransitivos
escribir > escritor.
trabajar > trabajador.
correr > corredor.
Sin embargo con verbos inacusativos no es posible:
ir > *idor
venir > *venidor
morir > *moridor
En el tiempo pretérito, no hay restricciones en el uso
del se impersonal con los verbos intransitivos, pero con los verbos
inacusativos no resulta natural el pretérito:
Se trabajó todo el día ayer.
?Se llegó temprano a la oficina ayer.
«Estas diferencias sugieren que hay dos tipos de verbos
intransitivos: los intransitivos en sí y los verbos inacusativos. Estas
pruebas apoyan la existencia de los verbos inacusativos como una
clase diferente de los verbos intransitivos.» [Campos, Héctor 1999:
1568]

Semántica y sintaxis de los verbos inacusativos

«Para Perlmutter (1978), la inacusatividad viene determinada por


la semántica del verbo y aparece codificada en su sintaxis. Aunque
forma y significado aparecen, pues, fuertemente ligados en la
formulación inicial de la hipótesis de la inacusatividad, lo cierto es
que los diversos estudios sobre estos verbos dentro de las
gramáticas formales se han centrado bien en la semántica, bien en
la sintaxis de los verbos inacusativos y sólo recientemente se ha
intentado derivar el comportamiento sintáctico de estos verbos de
ciertos componentes de su significado. En realidad, existen dos
aproximaciones al estudios de los verbos inacusativos: (i) la
aproximación sintáctica, que niega que se pueda determinar el
comportamiento formal de los verbos inacusativos a partir de
ciertas propiedades de su significado, y (ii) la aproximación
semántica, que niega que la inacusatividad aparezca de algún
modo codificada en la sintaxis.
Levin y Rappaport Hovav (1985) identifican estas dos
aproximaciones en el capítulo introductorio a su estudio sobre la
inacusatividad en inglés. El trabajo de Rosen (1984, 1988) dentro
del marco de la Gramática Relacional es quizás el ejemplo más claro
de la aproximación sintáctica, mientras que la aproximaxión
semántica tiene uno de sus exponentes en Van Valin (1990), dentro
del marco de la llama Role and Reference Grammar.»
[Mendikoetxea 1999: § 25.1.2]
«Un análisis exhaustivo de los verbos en español ha de especificar
necesariamente para esta área de la gramática, como para muchas
otras, cuál es la relación entre la semántica (léxica) de los verbos
y sus propiedades morfosintácticas.» [ebd.: § 25.5]

«Las nociones de 'estado' y 'evento' se refieren a la clasificación
aspectual o Aktionsart de los verbos. Se distinguen tres tipos de
eventualidades, siguiendo el análisis de Vendler (1967):
a) eventos estativos o estados: saber, amar, ser inteligente,
b) actividades o procesos que, siendo dinámicos, no hacen
referencia al punto final de la eventualidad: reír, llorar,
nadar, y
c) actuaciones o transiciones (que, a su vez, se dividen
en logros y realizaciones) también denominadas en
sentido genérico 'eventos', que expresan el cumplimiento o
finalización de la eventualidad: llegar, morir, florecer, pintar,
construir, romper.
No existe una relación directa entre la pertenencia de un verbo a
una de las tres clases aspectuales y su clasificación como transitivo
o intransitivo. Así, aunque muchos de los verbos transitivos
denotan eventos en sentido genérico, también los verbos
transitivos denotan estados y entre los eventos encontramos
verbos típicamente intransitivos como llegar, morir y florecer.
Entre los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran
principalmente los verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos
transitivos que dependiendo de la determinación de su objeto se
clasifican bien como actividades (comer pizza, construir casas),
bien como eventos o actuaciones (comer(se) una pizza, construir
la casa). Una vez distinguidas dos clases de verbos intransitivos
(inacusativos e inergativos) es posible establecer una relación más
directa entre significado aspectual y clase verbal.» [Mendikoetxea
1999: § 25.1.1.1, p. 1578]

Clasificación de los verbos según la RAE: NGLE 2009

Desde la publicación de la Gramática de la lengua castellana (1847)


de Andrés Bello se habla de
verbos reflexivos y cuasireflexivos o pseudoreflexivos. Andrés
Bello, en su Gramática (1847), introdujo el término de
construcción cuasi-refleja para hacer referencia a las oraciones
que, si bien no tienen un sentido inequívocamente reflexivo, se
asemejan a las oraciones reflexivas (Ana se ha maquillado esta
mañana) por presentar junto al verbo una forma pronominal átona
de tipo reflexivo o reflejo; esto es, un pronombre átono (me, te,
os, nos, etc.) que coincide en los rasgos de persona con el sujeto,
cuando éste se halla presente en el esquema de la oración
(Vosotros os preocupáis por nada), y que, en tercera persona,
adopta la forma específicamente reflexiva o refleja se (El niño ya
se ha dormido). El término abarca, a todas las construcciones
pronominales de carácter no reflexivo: medias o anticausativas (La
pobre mujer se emocionó al recibir el ramo), pasivo-reflejas (Se
registraron todas las habitaciones), impersonales-reflejas (Se come
muy bien en este restaurante), así como oraciones constituidas por
un verbo inherentemente pronominal (Este chico se queja de todo).
«En la proposición refleja, según lo dicho, una misma persona es
agente y paciente; pero hay varias especies de construcciones en
que la reflexividad no pasa de lo material de la forma, ni ofrece
al espíritu más que una sombra débil y oscura. Las llamaremos
construcciones cuasi-reflejas; y entre ellas señalaremos en
primer lugar aquellas con que solemos expresar diferentes
emociones o estados del alma, y en que el verbo es de suyo
activo, y admite acusativos oblicuos, y el sujeto significa seres
animados o que nos representamos como tales, en singular o
plural, y en primera, segunda o tercera persona. Cuando se dice:
«La muerte nos espanta», «el peligro los acobarda», «el viento
embraveció las olas», hay acción y pasión. Consideramos la
muerte, el peligro, el viento como seres activos que afectan al
objeto designado por el acusativo oblicuo. Mas otra cosa es
cuando se dice que «nos espantamos de la muerte», que «se
acobardan a vista del peligro», que «las olas azotadas por el
viento se embravecieron»; gramaticalmente parece decirse que
el sujeto obra en sí mismo produciendo el espanto, la cobardía,
el embravecimiento; pero ésta es una imagen fugaz que
desaparece al instante, un símbolo con el cual enunciamos
meramente la existencia de cierta emoción o estado espiritual,
verdadero o metafórico, cuya causa real se indica por alguna
expresión accesoria (de la muerte, a vista del peligro, azotadas
por el viento).
Son muchos los verbos activos que se prestan a esta especie de
construcciones cuasi-reflejas de toda persona: «Yo me alegro»,
«Tú te irritas», «Ella se enfada», «Nosotros nos avergonzamos»,
«Vosotros os maravilláis», «Ellos se horrorizan», «se amedrentan»,
«se regocijan», «se asombran», «se pasman».
Pero verbos hay que sólo admiten acusativos reflejos, formando
con ellos construcciones cuasi-reflejas de toda persona: «Me
jacto», «Te desvergüenzas», «Se atreve», «Nos arrepentimos»,
«Os dignáis», «Se quejan». Estos verbos se
llaman reflejos o pronominales, para distinguirlos de los
verdaderos activos, que admiten acusativos de todas clases. El
título que suele dárseles de recíprocos es impropio, porque jamás
significan reciprocidad, y lo que figuran oscuramente en fuerza
de sus elementos materiales, es una sombra de acción que el
sujeto ejerce en sí mismo.» (Gramática de la lengua
castellana, 1847, § 759-761).
Ya las Gramáticas de la RAE de 1771 y 1796 proponían
llamar pronominales a los verbos que se conjugan con los
pronombres personales átonos (clíticos) sin que el sujeto y el
complemento directo sean referentes (reflexivos).
«Los verbos que nunca se usan sin pronombres personales, no
debieran llamarse recíprocos, ni reflexivos, sino pronominales.»
La Gramática de Alcina Franch / Blecua (1975: § 5.5) ya advertía
que la reflexividad no es un rasgo relevante para clasificar un verbo
por su significado. Para estos autores, las construcciones
pronominales incluyen las construcciones con sentido reflexivo,
recíproco, expresivo, incoativo, obligadas, medio, pasivo,
impersonal.
«Los términos como reflexivos y recíprocos según expresan acción
que se cumple en el mismo sujeto que la ejecuta o acción que se
intercambia entre los varios agentes que constituyen el sujeto, se
han considerado rasgos irrelevantes para una clasificación del
verbo por su significado.»
El Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (Madrid,
1977: § 3.5.4) hace notar que el DRAE califica como pronominal a
todo verbo o acepción que se construya en todas sus formas con
pronombres reflexivos.
«Las oraciones de verbo reflexivo son aquellas en las que el
sujeto es a la vez agente y paciente porque la acción vuelve de
un modo u otro sobre el sujeto que la realiza. Pero con los verbos
causativos el sujeto no es propiamente agente, sino que indica
únicamente que el sujeto encarga la acción, sin que él la realice
por sí mismo: Se hizo un traje nuevo. En muchos verbos la
reflexividad del acto se va atenuando de tal manera que los
pronombres solo indiquen una participación o interés en la acción
producida. Las gradaciones van borrando el carácter reflexivo
primario del pronombre: desde los llamados dativos éticos yde
interés (Ella se tomó el café), hasta las expresiones con verbos
intransitivos, que se llaman seudorreflejas por sentirse ya muy
distantes del significado propiamente dicho, como: Me voy; Mi
vecino se ha muerto; Me salí del despacho. En estos ejemplos, el
leve matiz de percepción o participación, que el pronombre
denota, distingue con claridad estas oraciones de las activas. En
ciertos casos se llega a tal distancia del sentido reflexivo, que
para dar a entender que el agua sale de la bañera decimos que La
bañera se sale. Hay verbos que actualmente no admiten más
formas de expresión que la pronominal. Tales son arrepentirse,
atreverse, quejarse, jactarse. Esto llevó al DRAE a calificar
como pronominal a todo verbo o acepción que se construya en
todas sus formas con pronombres reflexivos. “La calificación
de reflexivos, que el mismo Diccionario aplicaba antes
uniformemente a estos verbos, no era propia para todos estos
matices significativos o expresivos. En cambio, la de pronominal,
aunque atiende únicamente a la forma, abarca los significados
reflexivos y los que no lo son.»
El Diccionario de la lengua española de la RAE, a partir de la
decimonovena edición (1970), ya no califica el
verbo lavarse ni alegrarse como reflexivo, sino comopronominal. Y
todos los verbos que se pueden conjugar con los pronombres
reflexivos (clíticos), tengan sentido reflexivo puro o no, llevan la
abreviatura: U. t. c. prnl. (= usado también como pronominal.
El DRAE emplea para la clasificación de los verbos las
abreviaturas siguientes:
tr. (transitivo)
intr. (intransitivo)
prnl. (pronominal)
U. t. c. prnl. (usado también como pronominal)
A pesar del cambio de nomenclatura de la RAE, algunos
gramáticos, como Marcos Marín (1980: § 13.8) siguieron
clasificando los verbos como transitivos, intransitivos, reflexivos,
reflexivos formales o gramaticales y recíprocos.
«Los reflexivos formales o gramaticales son las construcciones
cuasi-reflejas de Andrés Bello (Gramática de la lengua castellana
destinada al uso de los americanos, 1847). Son reflexivos
formales, pues en su forma aparece un pronombre reflejo, pero
no por el sentido. En todos ellos hay que considerar el pronombre
reflejo como un falso Objeto Indirecto o un falso Objeto
Directo: alegrarse, emocionarse, acordarse, olvidarse,
imaginarse, creerse, etc.»
En el Glosario de la terminología gramatical. Unificada por el
Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 1986, § 153, publicada
por Alonso Marcos, se define el verbo transitivo como “aquel cuya
acción pasa a una persona o cosa distinta del sujeto que la ejecuta”.
Para Alonso Marcos, “los verbos transitivos pueden usarse en forma
reflexiva y en forma recíproca”. De modo que los así llamados
verbos reflexivos son simplemente verbos transitivos en los que el
objeto directo tiene el mismo referente que el sujeto.
Gómez Torrego (Manual de español correcto, Madrid, 1991, pp. 89-
90) es más explícito: El verbo con valor reflexivo no es un verbo
pronominal, sino un verbo transitivo con el que los pronombres
átonos actúan como objeto directo o indirecto.
«Cuando el pronombre personal átono desempeña función de
objeto directo o indirecto, con valor reflexivo, no debe hablarse
de verbo pronominal: Juan se lavó. Juan se puso el abrigo. En
estos casos se trata de los verbos lavar y poner y no
de lavarse y ponerse, pues los pronombres correspondiente
actúan como objeto directo en el primer caso y objeto indirecto
en el segundo. Funcionalmente son estructuras equivalentes a
las de Juan lavó a Juan. Juan puso el abrigo a Juan.»
Para Rafael Lapesa (Estudios de morfosintaxis histórica del
español. Madrid, 2000, pp. 817 ss.), los así llamados “verbos
reflexivos” propiamente dichos son simplemente verbos transitivos
en los que el significado del verbo “reflexivo” es el mismo que
cuando es transitivo o de acción, solo que su complemento directo
tiene el mismo referente que el sujeto de la acción. Sin embargo,
para las otras construcciones en las que no hay un objeto directo
correferente con el sujeto, Lapesa cita la calificación de “cuasi-
reflexivos” de Andrés Bello, y los denomina “reflexivos interiores”
porque presentan en forma “reflexiva” (pronominal) un sentido
distinto al que cuando son transitivos, cosa que no ocurre con los
“reflejos” propiamente dichos.
«La construcción reflexiva propiamente dicha es aquella en que
el significado del verbo es el mismo que cuando el verbo es
transitivo y de “acción”, y en la que el objeto directo se refiere al
mismo ser o cosa que el sujeto. Así, no varía el sentido del
lexema verbal entre desatarse y “desatar a otro”, matarse y
“matar a otro“, lavarse y “lavar algo”, mirarse y “mirar a otro”,
etc. Este reflexivo puede reforzarse con a mí mismo, a ti mismo,
etc., refuerzo que nos ayudará a distinguirlo.»
Finalmente, la RAE, en la Nueva gramática de la lengua
española (2009), clasifica los verbos, según sus funciones
sintácticas, en transitivos, intransitivos y copulativos. Algunos
transitivos y muchos intransitivos puede ser, a su vez,
pronominales. Los así llamados verbos “reflexivos” no forman
ninguna clase especial, son simplemente verbos transitivos cuyo
objeto tiene el mismo referente que el sujeto. Desde el punto de
vista semántico, los verbos se pueden agrupar en dos grandes
clases semánticas: clases aspectuales y clases nocionales.
«Las funciones sintácticas adscritas a cada verbo permiten
distinguir entre los TRANSITIVOS (preparar),
los INTRANSITIVOS (bostezar) y los COPULATIVOS (ser).
Pueden ser, a su vez, PRONOMINALES muchos del segundo
grupo (enamorarse) y algunos del primero (creerse una historia).
Unos pocos verbos intransitivos son o no pronominales en función
de factores geográficos (enfermarse ~ enfermar).
Teniendo en cuenta su naturaleza nuclear o subsidiaria respecto
de otra categoría, se distingue entre los VERBOS PLENOS y
los AUXILIARES, estos últimos divididos a su vez en varios
grupos, según el tipo de perífrasis a que den lugar.
Las clases semánticas de verbos se agrupan en dos grandes
bloques: clases aspectuales y clases nocionales.
Las CLASES ASPECTUALES de verbos se llaman
también CLASES EVENTIVAS porque se establecen en función
de los tipos de eventos o sucesos (acciones, estados o procesos)
que designan. Así pues, tales agrupaciones, que tienen
numerosas consecuencias sintácticas, se establecen a partir del
modo de acción de los verbos o de los predicados verbales. Se
distinguen asimismo varias CLASES NOCIONALES de verbos.
Estas clases agrupan los predicados verbales de acuerdo con
numerosos criterios semánticos: verbos de percepción, de
voluntad, de pensamiento, de movimiento, de lengua, de
reacción afectiva, etc.» (RAE: Nueva gramática de la lengua
española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 1.9k)
«El morfema pronominal átono que caracteriza a los verbos
pronominales no es argumental, por lo que no le corresponde
propiamente una función sintáctica. Así, el morfema se no
constituye el complemento directo de despertar en El niño se
despertó, sino un segmento que forma parte de la constitución
léxica del verbo despertarse. Los mismos pronombres pueden
ser también reflexivos, y en tal caso se interpretan como
argumentos.» (RAE: NGLE 2009, § 41.7.1c)
Extendiendo las propiedades sintácticas del verbo a las oraciones,
se pueden dividir estas en transitivas, intransitivas y copulativas.
Las llamadas “oraciones reflexivas” pueden ser transitivas,
intransitivas y copulativas, en lo que coinciden con las recíprocas.
No constituyen, pues, una clase distinta, sino clasificaciones
cruzadas de los tipos anteriores.
«Es habitual en la tradición extender a las oraciones ciertas
propiedades sintácticas del verbo con el que se construyen. De
acuerdo con este criterio clásico, que se acepta aquí, las
oraciones suelen dividirse en TRANSITIVAS (Los pájaros
sobrevuelan los campos), INTRANSITIVAS (Su segundo hijo
nació ayer) y COPULATIVAS (El día está fresco).
Las primeras se forman con verbos transitivos; las segundas, con
intransitivos, y las terceras, con verbos copulativos. Algunos
gramáticos entienden que es posible reducir las copulativas a las
intransitivas, puesto que los verbos copulativos no tienen
complemento directo. Se añaden a veces otras clases a este
paradigma, pero suele aceptarse que esos nuevos grupos
establecen en realidad subdivisiones de los anteriores, o bien que
introducen clases formadas con criterios que se cruzan con los
señalados. Así, las oraciones PASIVAS (El escándalo fue
difundido por la prensa) se pueden asimilar a las intransitivas y,
en parte –piensan algunos gramáticos–, también a las
copulativas. Es importante resaltar que el análisis de los tipos de
oraciones en función de la naturaleza del predicado se convierte
a menudo en el estudio del predicado mismo. Así, los verbos que
se construyen con complementos de régimen pueden ser
intransitivos (Confío en ti) o transitivos (Te invito a cenar). La
necesaria distinción entre unos y otros no afecta a la clasificación
oracional, pero es pertinente para el análisis de las clases de
predicados verbales que se distinguen en español.
Algunos gramáticos tradicionales añadían al paradigma de los
tipos de oraciones que se distinguen en función de la naturaleza
del predicado las oraciones REFLEXIVAS. No obstante, estas
oraciones pueden ser transitivas (Se cuida a sí mismo),
intransitivas (Solo confía en sí mismo) y copulativas (Siempre es
igual a sí mismo), en lo que coinciden con las recíprocas. Así
pues, no constituyen una clase distinta, sino clasificaciones
cruzadas de los tipos anteriores.
En general, predomina en la actualidad la opinión de que las
propiedades específicas de algunos componentes de las
oraciones no determinan necesariamente TIPOS ORACIONALES:
la presencia de una negación, la ausencia de un sujeto léxico o
la de un complemento directo, la relación entre un pronombre y
su antecedente, la presencia de un cuantificador comparativo,
etc., no son sin duda rasgos sintácticos relevantes, y deben
analizarse de manera exhaustiva en relación con los demás
componentes de esas estructuras. Sin embargo, no constituyen
características gramaticales que hayan de definir de manera
obligatoria un PARADIGMA ORACIONAL.» (RAE: NGLE 2009, §
1.13j-k)
Un mismo verbo puede ser:
1. transitivo no reflexivo: Pedro golpea a Juan.
2. transitivo de acción refleja: Pedro se golpea (a sí mismo).
3. transitivo de acción recíproca: Pedro y Juan se golpean el uno al
otro.
4. pronominal intransitivo no reflexivo: Pedro se golpeó en un brazo
al caer.
5. pronominal transitivo: Pedro se golpeó la cabeza contra la pared.

transitivo con complemento


directo: Come algo antes de
salir.

transitivo con valor reflexivo complemento y sujeto tienen


verbo el mismo referente: Me
afeito.

transitivo con valor recíproco interacción entre dos


personas: Se aman y se
admiran mutuamente.

transitivo pronominal No me creo esa historia.


intransitivo sin complemento directo: No
comas tan de prisa.

intransitivo pronominal Esas manchas solo se van


con lejía.

pronominal inherente Arrepentirse de un pecado.

pronominal con un dativo El pulgón se ha comido el


expresivo de interés rosal.
La luz se está comiendo el
color de los muebles.

Se tiende a pensar que todo verbo que en infinitivo lleva


un se enclítico es un verbo reflexivo: morirse, asustarse, alegrarse.
En realidad los verbos reflexivos propiamente dichos no
existen como una clase particular de verbos. Únicamente existen
verbos utilizados como tales, ya que todos los verbos pueden
usarse también de forma reflexiva cuando el sujeto resulta ser al
mismo tiempo el objeto o el beneficiario de la acción que
realiza: Lavarse, afeitarse, peinarse, lavarse la cara, afeitarse la
barba, peinarse el pelo. Cuando no es este el caso, se trata de un
verbo pronominal que es inherentemente pronominal o que alterna
el uso pronominal con el uso transitivo o intransitivo (cambiando la
mayoría de los casos de significado).
En realidad, no existen “verbos reflexivos”, sino oraciones o
construcciones reflexivas que se caracterizan por la presencia de
un pronombre reflexivo (me, te, se, nos, os, se) y en las que el
sujeto es al mismo tiempo el objeto o el beneficiario de la acción
del verbo: La madre se lava (a sí misma). La madre se lava la cara
(lava su cara). Los verbos usados en las construcciones reflexivas
pueden usarse también en oraciones no reflexivas: La madre lava
al niño. La madre le lava la cara al niño.
Los verbos que aparecen acompañados de un pronombre o clítico
sin función de complemento del verbo, reciben el nombre
de verbos pronominales. El pronombre forma parte del verbo y
no puede ser sustituido por un sintagma nominal: Imaginarse algo
> Me imagino algo; pero no se puede decir Me imagino algo a mí
mismo. Hay verbos exclusivamente pronominales, es decir, que no
se pueden emplear sin el pronombre: arrepentirse, quejarse,
vanagloriarse (no existe el verbo *arrepentir, *quejar,
*vanagloriar). Y hay muchos verbos que presentan una forma no
pronominal y otro pronominal, con diferencia de matices en el
significado: ir / irse, marchar / marcharse, dormir /
dormirse, clasificar / clasificarse, etc. Los efectos peculiares de
sentido de los verbos con alternancia pronominal pertenece al
léxico y no a la sintaxis, al diccionario más que a la gramática.
La Nueva gramática de la RAE no habla de verbos reflexivos ni de
oraciones reflexivas, sino de interpretación reflexiva de algunos
pronombres o de algunos predicados o construcciones.
«Los reflexivos son pronombres personales que requieren un
antecedente en su propia oración, aunque puede situarse de
manera más restringida en otros entornos. Así, en Yo me conozco
bien, el pronombre me es reflexivo porque hace referencia a la
misma persona que el sujeto de la oración (yo), que es su
antecedente. Los pronombre sí, se (en este uso) y consigo son
inherentemente reflexivos. Los demás pueden ser o no reflexivos
en función del contexto sintáctico, por lo que no están marcados
morfológicamente para esa interpretación. Así, puede decirse Lo
guardaste para ti (ti es aquí reflexivo), pero también Lo guardé
para ti (donde ti no es reflexivo). En cambio, el contraste Lo
{*guardé ~ guardó} para sí muestra que sí solo admite la
interpretación reflexiva, y que su antecedente es aquí el sujeto
de guardó. Adquieren, de manera análoga, la interpretación
reflexiva los pronombres subrayados en Yo me cuido mucho o Tu
hijo es un egoísta y quiere todos los juguetes para él, pero no la
adquieren los marcados en Elvira te cuida mucho o Compraste
varios juguetes para él. Se asimilan a los reflexivos los pronombres
que aparecen con los verbos pronominales
(me arrepiento, te adentras, se digna, nos referimos...), aunque
no desempeñen ninguna función sintáctica.» [RAE: NGLE-Manual,
§ 16.2.2ª]

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Clasificación semántica de los verbos
© Justo Fernández López

Clasificación de los verbos por su aspecto léxico o Aktionsart

Por Aktionsart (‘modo de acción’, ‘cualidad de la acción verbal’,


‘clase aspectual’, ‘aspecto léxico’) se entienden las cualidades
temporales propias de la situación designada por un verbo o una
predicación. Suele concebirse como una característica inherente de
los lexemas verbales y se llama también ‘aspecto léxico’ o
semántico.
Muchos trabajos de lingüística general suelen seguir a Vendler
(1967) clasificando los verbos aspectualmente en cuatro tipos
de Aktionsart: estados, realizaciones, actividades, logros.

state Evento Situaciones no dinámicas.


Estados no Los estados son imperfectivos y no
Zustände dinámico forman pasivas perifrásticas.
. Ej.: saber, conocer, querer, amar,
Un tener, ser alto, ser listo, ser
estado inteligente, etc.
es un Sind imperfektiv (durativ), nicht
evento resultativ: beinhalten kein Ereignis.
que no
ocurre
sino que
‘se da’.

activities / Evento Situaciones dinámico durativas


processes dinámico atélicas: sin referencia al punto final
Actividades o que de la eventualidad.
Procesos ocurre y Ej.: andar, correr, caminar, leer,
Vorgänge progresa escribir, nevar, comer, reír, llorar,
Tätigkeiten en el nadar, etc.
tiempo.
Evento Sind imperfektiv bzw. durativ, nicht
no resultativ.
delimita
do.
accomplishment Evento Situaciones dinámico durativas
Realizaciones dinámico télicas.
Zustandswechsel. delimita Ej.: correr la maratón, escribir una
mit zeitlichen do que carta, pintar, construir, recuperarse
Verlauf. progresa de una enfermedad, etc.
Ausführungen. hacia un Sind perfektiv: Entwicklungen mit
límite Resultat / durative Ereignisse mit
interno. Abschluss.
achievement Evento Situaciones dinámicas puntuales, sin
Logros dinámico duración.
Ergebnisse. delimita
Zustandswechsel do, de Ej.: alcanzar la cima, nacer
ohne zeitlichen duración encontrar, reconocer, morir, llegar, fl
Verlauf. muy orecer, etc.
Handlungen. breve, Sind punktuell, resultativ:
sin punktuelles Ereignis.
fases:
culmina
en un
punto.

«El concepto de ‘evento’ (event), en su interpretación amplia, se


entiende como categoría general que consta de cuatro clases
aspectuales de predicados (Vendler 1967): ‘estados’
(states): saber, adorar, estar; ‘actividades’ o ‘procesos’
(activities-process): pasear, correr, leer; ‘realizaciones’
(accomplishments): destruir, comprar, pintar un cuadro; ‘logros’
(achievements): llegar, encontrar, morir. Según una interpretación
más estricta, los ‘estados’ están excluidos de la categoría de
‘evento’.» [Fernández Leborans 1999: § 37.6.2.1, n. 78]
«Con el término evento se alude a cualquier tipo de ‘situación’ o
‘acontecimiento’ denotado por un predicado. Se toma como
término neutro, frente a situación, que parece contar con un
“sabor” más estático, y frente a acontecimiento, dotado de una
connotación más dinámica. Evento engloba,
pues, acciones(acontecimientos llevados a cabo voluntariamente
por un sujeto agente), procesos (acontecimientos
desencadenados espontáneamente o causados por una fuerza
externa al proceso) y estados (situaciones que se mantienen a lo
largo de un periodo).» [Miguel 1999: § 46.1, n. 1]
Los eventos se pueden clasificar en cuatro clases:

no no avanzan: sin cambio estados


dinámicos
eventos dinámicos: no delimitados con actividades
implican duración
cambio delimitados: con realizaciones
actuaciones o duración
transiciones sin logros
duración

Las actuaciones o transiciones (Übergänge) se llaman eventos


en sentido genérico: expresan el cumplimiento o finalización de la
acción, es decir, acciones que van de un sujeto nocional a un objeto
externo a la acción del verbo. Se dividen
en realizaciones y logros.
Si un evento no ocurre, en sentido estricto no es un evento. Por
este motivo, muchos autores distinguen entre estados (‘eventos no
dinámicos’) y eventos (‘eventos dinámicos’).
«El término ‘realizaciones’ es una traducción del
inglés accomplishments en la clasificación que propone Vendler
(1967) para las clases aspectuales de los verbos. Vendler distingue
además ‘estados’ (p. ej. saber), y ‘actividades’ (eventos no
delimitados, p. ej. llorar, sonreír, etc.), además de ‘logros’ o
‘consecuciones’ (p. ej. llegar, nacer). Se trata, por lo tanto, de
una clasificación de verbos con respecto a su aspecto léxico
o Aktionsart, que es independiente, en principio, del aspecto
sintáctico (perfectivo o imperfectivo) de la oración, i. e. la manera
en la que se concibe la acción verbal (como terminada o no).
También es tradicional la distinción entre verbos semánticamente
imperfectivos (p. ej. saber) y verbos semánticamente perfectivos
(p. ej. construir).» [Mendikoetxea 1999: 1655, n. 28]
Los estados pueden ser eventos permanentes o no permanentes
(estativos). Los primeros denotan propiedades que no son
susceptibles de variación: ser alto o ser de Toledo. Los segundos
denotan propiedades que pueden variar: estar moreno o tener
hambre. Los verbos estativos permanentes están excluidos de las
relaciones temporales al no poder experimentar variación: *Miguel
era de Madrid desde siempre.
La clasificación de Vendler se basa en tres oposiciones aspectuales,
que permiten definir cada tipo como un complejo de rasgos:
 la dinamicidad opone los estados ([- dinámico]) a los
demás tipos ([+dinámico]),
 la puntualidad opone los logros ([+puntual]) a los demás
(durativos) y
 la telicidad opone las realizaciones ([+télico]) a las
actividades ([- télico]).
Una situación es télica si existe un término inherente a la misma
que debe ser alcanzado para que podamos decir que tal situación
ha tenido lugar (uno “ha corrido los cien metros lisos” cuando llega
a la meta y “ha escrito un libro” cuando lo termina).
Una situación atélica no posee un término inherente, tiene lugar
desde el momento que comienza y a partir de ahí puede
prolongarse indefinidamente (podemos decir que alguien “ha
corrido” algo desde el mismo momento en que empieza a correr).
«La novedad de la cuatripartición de Vendler (1967) estriba en que
toma en cuenta el parámetro de la duración, de ello resultan cuatro
clases de situación: estados, actividades – eventos dinámicos
con duración y sin límite -, realizaciones – eventos dinámicos con
duración y límite, y logros – eventos dinámicos con límite y sin
duración. Desde Vendler, la longitud del intervalo a lo largo del
cual se desarrolla un evento se utiliza como parámetro para
discriminar verbos delimitados durativos y verbos delimitados sin
duración (o puntuales). [...] Por supuesto, al hablar de eventos
puntuales se está llevando a cabo una simplificación
metalingüística: de hecho, todo evento necesita algo de tiempo
para tener lugar, en este sentido todos los verbos habrán de ser
(más o menos) durativos.» [Miguel 1999: § 46.3.2.5, n. 61, p.
3030]
Estados:
«Un estado es un evento que no ocurre sino que se da; y se da de
forma homogénea en cada momento del periodo de tiempo a lo
largo del cual se extiende. Un estado, por tanto, está léxicamente
incapacitado para expresar un cambio o progreso durante el
periodo de tiempo en el que se da; puesto que no avanza, no puede
dirigirse hacia un límite ni alcanzarlo. Se limita a mantenerse
durante un periodo de tiempo (en cada momento de él), de forma
que inherentemente no delimitado y durativo: continuo. En efecto,
un estado no puede “parar de darse”. Algunos estados pueden
cesar, “dejar de darse”, pero, mientras se dan, no se pueden
interrumpir, a diferencia de otros eventos que implican duración
pero son dinámicos, como andar o construir la casa. [...]
Los estados expresan propiedades inalienables del sujeto:
ser alto, conocer Roma, tener mal genio
y estados de hechos no modificables en tanto se mantengan las
condiciones de existencia del hecho en cuestión
conocer, odiar, querer, saber, ser joven, ser lunes, tener hambre,
tener tiempo
Por lo tanto, englobaremos dentro de esta clase los verbos que
expresan posesión
tener, poseer
los que indican permanencia en un estado o situación
contener, estar, existir, habitar, limitar, mantener, permanecer,
residir, rocear, ser
los que expresan duración inherente
continuar, durar, perdurar, seguir
verbos pseudoatributivos del tipo de
asemejarse, ser considerado, ser conocido como, ser
denominado, parecerse
y cierto grupo de verba dicendi, que se refieren a pensamientos,
emociones y sensaciones
amar, conocer, odiar, querer, respetar, saber, temer
En cuanto a las configuraciones sintácticas en las que entran los
verbos estativos, pueden ser tanto inacusativas (es el caso de los
existenciales y locativos:
estar, existir, faltar, habitar en un sitio, hallarse, permanecer,
quedar, sobrar, vivir
como transitivas
amar, conocer, contener, creer, implicar, limitar, mantener,
necesitar, odiar, poseer, querer, rodear, saber, temer, tener.
Entre los criterios que suelen usarse para distinguir los verbos
estativos, el más conocido es el de su incompatibilidad con la
perífrasis <estar + gerundio>:
*Juan está queriendo a sus abuelos.
*Juan está odiando a su primo.
La razón de la inaceptabilidad de las oraciones anteriores estriba
en que resulta semánticamente contradictorio expresar el progreso
en el tiempo de un evento que se caracteriza por no manifestar
avance o cambio. [...]
Si lo que define un estado es el hecho de que en el periodo de
tiempo en el que se da no experimenta ningún cambio o avance, lo
esperable es que no acepta la forma progresiva. Pero, dado que la
información aspectual de una oración no viene proporcionada en
exclusiva por el aspecto léxico del verbo, la presencia de
determinados modificadores adverbiales o de ciertos CCDD puede
dinamizar la información – estativa – atribuida al verbo como
unidad léxico; en este caso, el verbo queda capacitado para admitir
la forma progresiva, tal como se puede ver en los ejemplos
Te estoy queriendo cada vez más.
Juan está odiando a su primo en estos días más de lo que le he
habrán odiado en toda su vida.
En resumen, por lo que respecta a la distinción entre predicados
estativos y dinámicos, ‘un estado se da’, mientras que ‘un evento
dinámico ocurre’. Además de no ocurrir, un estado canónico es no
dinámico y no delimitado. Por ello, no acepta la perífrasis
progresiva o las locuciones poco a poco y después de, a menos que
el contexto lo dinamice.» [Elena de Miguel 1999: § 46.3.2.1]
Actividades o procesos:
«Cuando un evento dinámico dura y no se dirige hacia un límite
estamos ante lo que Vendler llamó una ‘actividad’ (activity). Se
incluyen en esta clase los verbos de movimiento continuo del tipo
de
andar, bailar, caminar, correr, nadar, vagabundear, vagar
los verbos que designan actividades que pueden servir para
describir al sujeto
cantar, escribir, fumar, pintar
en un sentido aproximado al de “ser cantante, escritor, fumador,
pintor”;
los verbos que denotan actividades físicas, no delimitadas
beber, comer, gritar, jugar, llorar, respirar, sonreír, toser
Suelen ser, en general, verbos intransitivos. Pero también existen
verbos transitivos que denotan actividades: aquellos cuyo CD no
cumple los requisitos para delimitar el evento como
beber cerveza, buscar trabajo, componer música, conducir
camiones, construir barcos, escuchar música, fumar puros.» [o.
cit., § 46.3.2.5]
Realizaciones o cumplimientos:
«Los verbos dinámicos y durativos dotados de límite fueron
denominados por Vendler ‘realizaciones’ o ‘cumplimientos’
(accomplishments). Entre ellos se incluyen los verbos de
movimiento que implican un cambio de lugar y lo mencionan de
forma explícita mediante un complemento locativo, como
acercarse a la pizarra, alejarse de la ciudad, correr los cien
metros lisos
los verbos de objeto afectado o efectuado como
construir una casa, derribar un edificio, dibujar una caricatura
los verbos de ejecución
cantar un aria, dirigir un programa de TV, explicar un tema, tocar
una sonata
Tanto los verbos de actividad como los de realización aceptan la
perífrasis <estar + gerundio>, puesto que progresan en el
tiempo.» [l. cit.]
Logros:
«Un verbo dinámico delimitado puede presentar una duración muy
breve, admitido que resulta pragmáticamente imposible carecer de
toda duración como podría invitar a pensar el término ‘puntual’ con
el que suele designarse a estos verbos; por otra parte, el contexto
sintáctico puede hacer variar la duración de un evento,
dependiendo de diversos factores.
Estos verbos dinámicos delimitados y de escasa duración fueron
denominados ‘logros’ (achievements) por Vendler. Son los que
describen un evento que tiene lugar en un instante temporal único
y definido: sin fases.
alcanzar la cima de un monte
estallar de ira
explotar una bomba
llegar a la meta
marcar un gol
nacer
reconocer una cara
morir
Se pueden encontrar verbos de escasa duración entre los verbos
de movimiento:
arribar, aterrizar, chocar, entrar, lanzar, llegar, partir, salir
entre los que indican cambio de estado
apagar(se), ahogarse, comenzar, desmayarse, encender(se),
estremecerse, explotar, marearse, morir, nacer, rasgar(se),
romper(se)
entre los verbos de posesión
adquirir, comprar, perder, vender
entre los verbos de percepción y de lengua
acordarse, darse cuenta, dar una respuesta, descubrir, entender,
oír un grito, olvidarse, pensar una palabra, preguntar, reconocer,
ver la cima
y otros
alcanzar, colocar, disparar, encontrar, firmar, marcar un gol
Los verbos escasamente durativos con estructura interna (con
fases) son los que ‘culminan en un punto’. Los logros
verdaderamente puntuales ‘ocurren’ en un punto y no presuponen
el paso a un estado que se mantenga o a una actividad que siga
ocurriendo. Los eventos de logro o escasamente durativos
comparten con los estados el no avanzar en el tiempo y no deberían
aceptar, por tanto, la perífrasis progresiva <estar + gerundio>.
Expresan un evento en el mismo instante en que ocurre, no
mientras progresa.» [o. cit., p. 3033-3034]
Realizaciones y logros:
Expresan eventos con un límite temporal intrínseco. Se trata de
verbos que, sin adverbios u otras frases delimitantes de tiempo,
implican una acción terminada. Estos verbos se agrupan bajo el
término de ‘télicos’.
Los verbos de movimiento

verbos de modo de
inergativos moverse:
correr, saltar, andar,
nadar, navegar,
intransitivos pasear = agentivos
verbos de denotan dirección
movimiento inherente:
inacusativos ir, venir, llegar, salir
denotan modo de
moverse:
botar, rodar,
girar = no agentivos
verbos de cambio de
posición:
sentarse, levantarse,
tumbarse
los verbos de cambio de ubicación
transitivos tienen variantes transitivas de causa
externa:
Juan se sentó. [intransitivo]
Juan sentó al niño. [transitivo]
[Mendikoetxea 1999: § 25.2.3.2]

Resumen

«Reproducimos aquí a modo de guía la conocida clasificación de Vendler


(1967):
Estados: Ama a Salomé.
Actividades: Camina por el parque.
Realizaciones: Construyó la casa.
Logros: Llegó a la estación.
Dentro de los estados, cabe distinguir dos tipos de predicados, los
estativos permanentes y los estativos no permanentes. Los
primeros denotan propiedades que, en condiciones normales, no
son susceptibles de variación como ser alto o ser de Cuenca; los
segundos, en cambio, denotan propiedades que sí pueden variar,
como estar moreno o tener hambre. Los predicados estativos
permanentes están excluidos de las relaciones temporales al no
poder experimentar variación. Por esta razón, no pueden ser
modificados por complementos adverbiales (CCAA) temporales,
como se muestra en los ejemplos siguientes:
*Juan era de Cuenca desde siempre,
*Juan viene de buena familia desde hace varios años,
ni por oraciones temporales, como podemos comprobar en los
ejemplos:
*Juan era de Cuenca cuando lo conocí,
*Juan venía de buena familia desde que nació,
ni aparecer en oraciones temporales, lo que podemos observar en
los ejemplos:
*María se quedó embarazada cuando Juan era de Cuenca.
*María se casó mientras Juan venía de buena familia.»
[García Fernández 1999: § 48.1.2.1]

«Las nociones de 'estado' y 'evento' se refieren a la clasificación
aspectual o Aktionsart de los verbos. Se distinguen tres tipos de
eventualidades, siguiendo el análisis de Vendler (1967):
a) eventos estativos o estados: saber, amar, ser inteligente,
b) actividades o procesos que, siendo dinámicos, no hacen
referencia al punto final de la eventualidad: reír, llorar,
nadar, y
c) actuaciones o transiciones (que, a su vez, se dividen
en logros y realizaciones) también denominadas en
sentido genérico 'eventos', que expresan el cumplimiento o
finalización de la eventualidad: llegar, morir, florecer, pintar,
construir, romper.
No existe una relación directa entre la pertenencia de un verbo a
una de las tres clases aspectuales y su clasificación como transitivo
o intransitivo. Así, aunque muchos de los verbos transitivos
denotan eventos en sentido genérico, también los verbos
transitivos denotan estados y entre los eventos encontramos
verbos típicamente intransitivos como llegar, morir y florecer.
Entre los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran
principalmente los verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos
transitivos que dependiendo de la determinación de su objeto se
clasifican bien como actividades (comer pizza, construir casas),
bien como eventos o actuaciones (comer(se) una pizza, construir
la casa). Una vez distinguidas dos clases de verbos intransitivos
(inacusativos e inergativos) es posible establecer una relación más
directa entre significado aspectual y clase verbal.» [Mendikoetxea
1999: § 25.1.1.1, p. 1578]

Bibliografía
García Fernández, Luis: "Los complementos adverbiales
temporales". En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta
(eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real
Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. II, § 48.1.2.1 (p.
3140).
Fernández Leborans, M. Jesús: “La predicación: Las oraciones
copulativas”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta
(eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real
Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. II, § 37.6.
Mendikoetxea, Amaya: “Construcciones inacusativas y pasivas”.
En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática
descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia
Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 25.1-5, p. 1577 ss.
Mendikoetxea, Amaya: “Construcciones con se: medias, pasivas e
impersonales”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta
(eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real
Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 26.1-6.
Miguel, Elena de: “El aspecto léxico”. En: Bosque, Ignacio /
Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua
española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999,
vol. 2, § 46.1-4, p. 2979 ss.

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