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Posiciones de las diferentes sectas

Mormones

La Resurrección

Tarde o temprano todos vamos a morir. Nuestro cuerpo y espíritu se separarán por un corto tiempo.
A la reunión de éstos dos se le llama la resurrección. Las escrituras nos enseñan de la resurrección
de Cristo: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho
(1 Corintios 15:20.) Jesucristo después del tercer día de su muerte, llegó a ser la primera persona en
resucitar. Su espíritu y su cuerpo se reunieron de nuevo. La diferencia siendo que su cuerpo ahora
era perfecto e inmortal. Por medio de Jesucristo cada persona en la tierra recibirá este mismo
privilegio sin importar su comportamiento.

“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los
muertos.

Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados (1 Corintios
15:21-22.)

Después que Jesucristo resucitó, se apareció a varias personas, se reunió con sus apóstoles y les dio
más instrucciones antes de partir al cielo. La Biblia contiene estos relatos de las apariciones de
Jesucristo. La Biblia es una parte esencial de las escrituras de los mormones. Junto con la Biblia
también se utiliza otro libro que habla acerca de las apariciones de Jesucristo después de Su
resurrección. La diferencia es que este libro habla de la visita de Jesucristo a las Américas después
de Su resurrección. Jesucristo profesó ante sus apóstoles que tendría que visitar a otros para darles
también instrucción y la oportunidad de salvación.

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y
habrá un rebaño, y un pastor (Juan 10:14-16.)

Estas otras ovejas eran los del continente americano. Jesucristo se les apareció y les enseñó las
marcas de los clavos en sus manos y en sus pies y les dio enseñanzas pertenecientes a la salvación.
La resurrección será un evento maravilloso. Nuestro cuerpo será restaurado y cualquier
imperfección será eliminada. Las enseñanzas del Salvador nos permiten tener este gran
conocimiento pero también nos indican el camino para que no solo nuestro cuerpo sea perfecto pero
también nuestro espíritu tenga un gozo perfecto.

Testigos de Jehová

Los Testigos de Jehová sostienen que la resurrección física de Cristo no ocurrió. Los Testigos de
Jehová alegan que "Habiendo dado su carne por la vida del mundo, Cristo nunca podría haberla
tomado de nuevo y tornarse otra vez un hombre."

Los Testigos de Jehová usan a su favor versículos como 1 Pedro 3:18: "Asimismo, Cristo padeció
una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad
muerto en la carne, pero vivificado en espíritu." Pero convenientemente los Testigos de Jehová
obviamente toman este versículo fuera de contexto ya que no leen el versículo siguiente, que dice "y
en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados..." Este versículo habla de Jesús antes de Su
resurrección.

Existen diferentes teorías de lo que Jesús hizo en los días transcurridos desde la hora de su muerte
en la Cruz del Calvario y el momento de su resurrección, pero nos parece a nosotros que la
explicación más plausible es que Jesús fue ante a los espíritus que estaban prisioneros desde hacía
tiempo y les proclamó la verdad y algunos creen que en ese momento estos espíritus fueron
elevados al cielo. Fue después de esto que resucitó en su cuerpo físico.

Los Testigos de Jehová afirman que si el cuerpo de Jesús fue resucitado, entonces el sacrificio no
fue permanente, sino que fue retirado. El problema aquí es que no entienden la naturaleza del
sacrificio. El sacrificio expiatorio de Cristo fue el derramamiento de Su sangre, no simplemente la
pérdida de Su cuerpo. Considere las siguientes Escrituras que demuestran esto:

"porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar
por vuestras almas, pues la misma sangre es la que hace expiación por la persona." (Levítico 17:11).

Note que es la sangre, y no el cuerpo, lo que convierte la expiación en una realidad.


"Y según la Ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay
remisión." (Heb. 9:22).

Note que el derramamiento de sangre lo que hace real el perdón. "Con mucha más razón, habiendo
sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira..." (Rom. 5:9).

Note que somos justificados por la sangre derramada de Cristo. "esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada para perdón de los pecados" (Mateo 26:28).

La sangre de Jesús fue derramada para el perdón de nuestros pecados

Hasta el libro de los Testigos de Jehová, "Razonando a partir de las Escrituras", dice: "Su sangre
derramada tiene valor para proveer liberación a otros"(p. 306). Al menos entienden que el
derramamiento de sangre es importante. Sin embargo, muestran su error al decir que el sacrificio no
fue válido si el cuerpo de Jesús resucitó. Apoyar esta posición representa una herejía, lo que se
define como un error en materia de fe sosteniendo este error con pertinacia. La Palabra de Dios dice
que: "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15:50). Carne y sangre
se refieren al estado natural (Ver además Génesis 29:14; 2 Samuel 5:1 y Efe. 6:12). Pero después de
Su resurrección, Jesús dijo "…un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo." (Lucas
24:39). Cada palabra de la Biblia es inspirada. Jesús dijo "carne y huesos". Yo creo que esto se debe
a que Su cuerpo resucitado no tiene sangre. ¡Toda había sido derramada! (Ver Mateo 26:28)

El cuerpo de Jesucristo fue resucitado y el sacrificio de su sangre se mantuvo vigente. Él fue


resucitado para mostrar que el sacrificio fue aceptable al Padre y que la muerte ya no tenía poder
sobre él ni sobre todos aquellos cristianos que nos hagamos partícipes de su sacrificio vicario,
aceptando aquella muerte y resurrección. Su sangre fue derramada y el resultado es que tenemos
perdón por nuestros pecados. Su cuerpo resucitó, Su sangre permaneció derramada.

Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Sorbida es la muerte en victoria».
¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, porque el aguijón de la muerte es
el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 Corintios 15:54-57
Testigos de jehová

Los Testigos de Jehová y la Resurrección de Jesús

La organización El Atalaya dice que Jesús no resucitó de entre los muertos en el mismo cuerpo con
el que murió (Usted Puede Vivir Para Siempre en el Paraiso de la Tierra, [You Can Live Forever on
Paradise Earth] páginas 143-144). Más bien, dicen que Él resucitó como una criatura espiritual y
que el cuerpo material de Jesús fue llevado por Dios el Padre. Por lo tanto, ellos niegan la
resurrección física de Cristo. ¿Es realmente importante creer que Jesús fue resucitado físicamente
de entre los muertos? ¡Definitivamente sí!

1ª Corintios 15:14 dice: “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es
también vuestra fe.” En otras palabras, si Jesús no resucitó de entre los muertos, entonces, el
Cristianismo es una perdedera de tiempo y nosotros todavía nos encontramos en nuestros delitos y
pecados. Es obvio que la doctrina de la resurrección de Jesús es un elemento vital y esencial del
Cristianismo. ¿Pero qué acerca de los Testigos de Jehová? ¿Son exactos en sus declaraciones al
negar la resurrección de Jesús en cuerpo y afirmar una resurrección netamente “espiritual”? La
respuesta es un no rotundo.

Es obvio por las propias palabras de Jesús en Juan 2:19-21 que Él Mismo se levantó de entre los
muertos:

“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantare. 20Dijeron luego los
judíos: ‘En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?’ 21Mas
él hablaba del templo de su cuerpo.”

Juan 2:19-21 es una clara profecía de la resurrección de Cristo. Note que Él dice que levantará “este
templo.” Juan el apóstol nos clarifica que “este templo” era realmente el cuerpo físico de Jesús. Por
lo tanto, el cuerpo físico de Jesús fue levantado de entre los muertos. Esto es simple; sin embargo,
los Testigos de Jehová no creen en las propias palabras de Jesús.

Para poder ayudarle a ver el error de la posición de El Atalaya y proveerle con la herramienta para
refutar los argumentos de ellos, he reunido la siguiente lista de argumentos usados por los Testigos
de Jehová para sostener la posición de ellos.

1. 1ª Pedro 3:18 dice: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.”
Éste versículo es utilizado por los Testigos en un intento para mostrar que Jesús no fue resucitado
de entre los muertos físicamente, sino como una clase de criatura espiritual.

El uso por parte de ellos de esta Escritura para sostener su posición es incorrecto debido a que este
versículo no dice que Jesús fue resucitado como una criatura espiritual. Dice que Jesús fue
“vivificado en espíritu.” ¿Qué significa esto? Muy simple: significa que Jesús fue resucitado en un
cuerpo imperecedero. Esto es lo que 1ª Corintios 15:35-45 dice cuando se refiere al cuerpo como
sembrado en corrupción pero resucitado en incorrupción; sembrado en deshonra pero resucitado en
gloria; sembrado en debilidad pero resucitado en poder; y así sucesivamente. Jesús fue el “Ultimo
Adán”, un espíritu dador de vida. Pablo está tipificando la resurrección del cuerpo y está hablando
en este pasaje acerca de la resurrección de todos los Cristianos los cuales serán resucitado en
cuerpos físicos pero vivificados espiritualmente exactamente iguales al cuerpo de Jesús.

2. La Biblia dice que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios (1ª Corintios 15:44-
50). Por lo tanto, el cuerpo físico de Jesús no podía ser plantado ya que estaría en contradicción con
este versículo.

En lo que los Testigos de Jehová fallan es que después de Su resurrección Jesús dijo: “Mirad mis
manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos,
como veis que yo tengo.” (Lucas 24:39). Note que Jesús no dijo: “carne y sangre”, Él dijo: “carne y
huesos”. Esto es debido a que la sangre de Jesús fue derramada en la cruz. La vida está en la sangre
y es la sangre la que nos limpia de pecado. “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la
he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de
la persona.” (Lv 17:11). Lea también Gn 9:4; Dt 12:23 y Jn 6:53-54. Jesús estaba señalando que Él
era diferente: que tenía un cuerpo, pero no un cuerpo de carne y sangre. Era de carne y huesos.

3. Los Testigos de Jehová enseñan que Jesús manifestó formas físicas diferentes para convencer a
Sus discípulos que Él había sido resucitado.

Esto es falso por un número de razones. Primero, significaría que Jesús estaba engañando a Sus
discípulos para que creyeran que había resucitado en Su cuerpo cuando realmente no lo había
hecho. Segundo, esto va en contra de la clara enseñanza de Jesús Mismo cuando dijo que Su propio
cuerpo seria levantado. Jesús dijo en Juan 2:19:21: “Respondió Jesús y les dijo: Destruid este
templo, y en tres días lo levantare. 20Dijeron luego los judíos: ‘En cuarenta y seis años fue
edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?’ 21Mas él hablaba del templo de su cuerpo.”
Los Testigos de Jehová niegan claramente las propias palabras de Jesús. Cuarto, 1ª Timoteo 2:5
dice: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”
Se dice que Jesús es un hombre; en la conjugación del presente simple de cualquier idioma. Si Él no
hubiera resucitado físicamente ¿cómo entonces la misma Escritura lo registra como “Jesucristo
hombre”?

4. Jesús se manifestó en cuerpos diferentes después de la resurrección de la misma forma como los
ángeles tomaron forma humana en el Antiguo Testamento para mostrarles a Sus discípulos que Él
había sido resucitado.

Una vez más, esto contradice lo que Jesús dijo en Juan 2:19-21 que Él se levantaría de entre los
muertos…físicamente. Además, Jesús no es un ángel, contrario a lo que los Testigos de Jehová
creen. Jesús es Dios es carne: Jn 1:1, 14; Jn 8:58; Col 2:9; Fil 2:5-8.

Los Testigos de Jehová enseñan que Jesús no resucitó de entre los muertos con el mismo cuerpo
con el que murió. Esta es una peligrosa doctrina que contradice la Biblia y que condena a aquellos
que la creen a una destrucción eterna ya que negarla, es negar también que Jesús conquistara la
muerte. Los Testigos de Jehová necesitan guardar las propias de Jesús en mente cuando dice:
“Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” (Jn 2:19). Juan dice que Él estaba hablando de su
propio cuerpo en el versículo 21; por lo tanto, las palabras de Jesús son ciertas: Jesús resucitó de
entre los muertos con el mismo cuerpo con el que murió. También, en Su ascensión las personas
miraron cómo subía para estar con el Padre viendo cómo Jesús ascendía al cielo en cuerpo; un
espíritu no es visto. Esta es la razón por la cual en la Biblia también se dice que Jesús, el hombre, es
el mediador entre Dios y el hombre. (1 Ti 2:5). Jesús no es un ángel o una criatura espiritual como
mediador. El es Jesús el hombre.

Adventista

LUNES – LA ESPERANZA DE LA RESURRECCIÓN

En la creación, “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida”. Como resultado, “fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7). Mientras Dios mantiene el
aliento de vida en las criaturas vivientes, estas viven. Pero, cuando él quita el aliento de vida, las
criaturas mueren y regresan al polvo (Sal. 104:29; Ecl. 12:7). Esta no es una decisión arbitraria de
Dios; es la consecuencia inevitable del pecado. Sin embargo, las buenas noticias son que, a través
de Cristo, hay esperanza. Incluso ante la muerte.

Lee Juan 1:1 al 4. ¿Qué está implícito en estos versículos, que nos muestra el poder de Jesús para
resucitar a los muertos?
Cristo tiene vida en sí mismo, pues él es la vida (Juan 14:6). Él creó todas las cosas y tiene el poder
para dar vida a quien él desee (Juan 5:21). Por lo tanto, él puede resucitar a los muertos.

¿De qué forma ocurre la resurrección? Luc. 8:54, 55.

Según la Biblia, la resurrección es el proceso inverso de la muerte. La vida es restaurada cuando el


aliento de vida regresa de Dios. Así fue como Lucas explicó la resurrección de la hija de Jairo.
Después de enterarse de que la niña de doce años había fallecido, Jesús se dirigió hasta su casa y
dijo a las plañideras que la niña dormía. Entonces, “tomándola de la mano, clamó diciendo:
Muchacha, levántate. Entonces su espíritu [pneuma] volvió, e inmediatamente se levantó” (Luc.
8:54, 55). Ante el mandato divino de Jesús, el principio de vida impartido por Dios retornó a la
niña. El término griego utilizado por Lucas, pneuma, significa “viento”, “aliento” o “espíritu”.
Cuando la Biblia lo utiliza en relación con los seres humanos, nunca denota una entidad consciente
capaz de existir separada del cuerpo. En este texto claramente se refiere al aliento de vida.

La muerte es tan común que la damos por sentada. Entonces, ¿cómo podemos aprender a confiar en
las promesas de Dios acerca de la vida eterna, aun cuando, por ahora, la muerte parece ser la
vencedora?

MARTES – LA RESURRECCIÓN Y EL JUICIO

Lo que hemos estudiado hasta ahora podría llevarnos a pensar que la resurrección será solamente
para unos pocos. Pero, Jesús afirmó que llegaría el tiempo en el que “todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y […] saldrán a resurrección” (Juan 5:28, 29; énfasis añadido). Creyentes y
no creyentes, justos y pecadores, salvos y perdidos, todos serán resucitados. Tal como lo declaró
Pablo: “ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos” (Hech. 24:15).

Si bien todos, finalmente, seremos resucitados de entre los muertos, cada uno tendrá uno de dos
destinos eternos. ¿Cuáles son estos? Juan 5:28, 29.

La universalidad de la resurrección no significa que en el día final todos serán llevados a una vida
eterna, maravillosa y feliz. “Los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para
vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (Dan. 12:2).
La Biblia enseña que Dios juzgará la vida de todo ser humano, decidiendo el destino eterno de cada
persona que alguna vez vivió (Ecl. 12:14; Rom. 2:1-11). La ejecución de la sentencia divina, no
obstante, no ocurre de inmediato o luego de la muerte de cada individuo, sino solamente después de
su resurrección. Hasta entonces, tanto los salvos como los perdidos descansan inconscientes en el
polvo de la tierra. La resurrección, en sí misma, no es ni una recompensa ni un castigo. Es la
precondición para recibir la vida eterna o la condenación eterna.

Al referirse a las dos resurrecciones, Jesús indicó que nuestro destino será decidido sobre la base de
la calidad moral de nuestros actos (buenos o malos). Este hecho, sin embargo, no significa que son
las obras las que nos salvan. Al contrario, Jesús enseñó claramente que nuestra salvación depende
exclusivamente de nuestra fe en él como nuestro Salvador (Juan 3:16). ¿Por qué, entonces, son
tomadas en consideración las obras? Porque estas muestran si nuestra fe en Cristo y nuestra entrega
a él son genuinas o no (Sant. 2:18). Nuestras obras demuestran si aún estamos “muertos en”
nuestros “delitos y pecados” (Efe. 2:1) o “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús,
Señor nuestro” (Rom. 6:11).

Medita en el destino final que nos espera a cada uno. Si hay alguna cosa interponiéndose entre la
vida eterna y tú, ¿por qué no eliges, ahora mismo, deshacerte de eso? Después de todo, ¿puede
haber algo más valioso que la vida eterna?

Espiritismo

Espiritismo prueba que nunca existió la Resurrección, ni de Jesús, ni de Lázaro, ni la hija de Jairo,
ni del hijo de la viuda de Naím; ellos dormían dijo Jesús de Nazareth…

Las grandes religiones hablan de la Resurrección de Jesús, de Lázaro, la hija de Jairo, del hijo de la
viuda de Naím; pero el Espiritismo prueba que nunca existió la resurrección de ninguno de ellos.
Jesús mismo al referirse a Lázaro y a la hija de Jairo, dijo que ellos dormían dijo Jesús de
Nazareth…

Al desaparecer el cuerpo fisico de Jesús en vida cuando su sepulcro fue abierto derrota el mito de la
"Resurrección de la Carne" que los cristianos y la Biblia tanto defienden. ¿Qué ocurrió entonces con
su cuerpo, que hubiera demostrado la "Resurrección de Jesús"?
Esta incógnita, ha sido explicado por los Espíritus en el Libro de Génesis espiritual, codificado por
Allan Kardec.

Catalepsia. Resurrecciones

La Génesis - Allan Kardec - Capítulo XIV

29. La materia inerte es insensible; el fluido periespiritual también lo es, pero transmite la sensación
al centro sensitivo que es el Espíritu. Las lesiones dolorosas del cuerpo repercuten, pues, en el
Espíritu como un choque eléctrico, por intermedio del fluido periespiritual, cuyos hilos conductores
parecen ser los nervios. Se trata del influjo nervioso de los fisiólogos, quienes, por desconocimiento
de las relaciones de ese fluido con el principio espiritual, todavía no han podido hallar una
explicación para todos sus efectos.

Esta interrupción puede ocurrir por la amputación de un miembro o por algún nervio seccionado,
pero también en forma parcial o general, y sin que haya lesiones, en los momentos de
emancipación, de gran sobre excitación o preocupación del Espíritu. En ese estado el Espíritu no
piensa en el cuerpo, y en su actividad febril atrae hacia sí, por decirlo de algún modo, al fluido
periespiritual que, retirándose de la superficie, produce allí una insensibilidad momentánea. Se
podría también admitir que en ciertas circunstancias se produce en el propio fluido periespiritual
una modificación molecular, que le quita transitoriamente la propiedad de la transmisión. A eso se
debe que, muchas veces, en el ardor del combate, un militar no perciba que está herido; que una
persona, cuya atención está concentrada en un trabajo, no oiga el ruido que se hace alrededor suyo.
Un efecto análogo, aunque más pronunciado, se produce en algunos sonámbulos, en la letargia y en
la catalepsia. Finalmente, del mismo modo se puede explicar la insensibilidad de los
convulsionarios y de ciertos mártires. (Véase la Revista Espírita, enero de 1868: “Los Aïssaouas, o
los convulsionarios de la calle Le Peletier”.)

La parálisis no tiene en absoluto la misma causa, pues allí el efecto es puramente orgánico; los
nervios mismos, los hilos conductores ya no son aptos para la circulación fluídica; se trata de las
cuerdas del instrumento, que se han alterado.

30. En ciertos estados patológicos, en que el Espíritu ha abandonado el cuerpo y el periespíritu sólo
está unido a él por medio de algunos puntos, el cuerpo presenta todas las apariencias de la muerte,
de modo que se enuncia una gran verdad cuando se dice que en esos casos la vida pende de un hilo.
Ese estado puede durar más o menos tiempo, e incluso ciertas partes del cuerpo pueden entrar en
descomposición, a pesar de que la vida no se ha extinguido definitivamente. Mientras no se haya
cortado el último hilo, el Espíritu puede, ya sea por una acción enérgica de su propia voluntad o por
un influjo fluídico extraño, igualmente poderoso, ser llamado de vuelta al cuerpo. Así se explican
ciertos casos en los que la vida se prolonga contra todas las probabilidades, así como también
algunas supuestas resurrecciones. Es una planta que vuelve a brotar, como a veces sucede, de una
única fibra de la raíz. Pero cuando las últimas moléculas del cuerpo fluídico ya se han separado del
cuerpo carnal, o cuando este último llegó a un estado irreparable de degradación, el regreso a la
vida es imposible.74

74 Véanse ejemplos en la Revista Espírita, “Sr. Cardon, médico”, agosto de 1863; “Una
resurrección” (La mujer corsa), mayo de 1866. (N. de Allan Kardec.)

Resurrecciones

La hija de Jairo

37. “Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla, y en cuanto desembarcó una gran multitud se
reunió alrededor suyo. Entonces, un jefe de la sinagoga, llamado Jairo, vino a su encuentro y, al
aproximarse a él, se postró a sus pies, y le suplicaba con insistencia, diciendo: ‘Tengo una hija que
está en el momento extremo: ven a imponerle las manos para curarla y salvarle la vida’. ”Jesús fue
con él, acompañado de una gran multitud que lo oprimía. ”Mientras (Jairo) aún estaba hablando,
llegaron unos de la casa del jefe de la sinagoga, y le dijeron: ‘Tu hija ha muerto; ¿por qué habrás de
ocasionarle al Maestro la molestia de seguir adelan-te?’ Jesús, no obstante, en cuanto oyó eso, le
dijo al jefe de la sinagoga: ‘No temas, solamente ten fe’. Y a ninguno le permitió que lo
acompañase, salvo a Pedro, Santiago y Juan, hermano de Santiago. ”Al llegar a la casa del jefe de
la sinagoga, vio Él un alboroto de personas que lloraban y proferían grandes alaridos. Entrando, les
dijo Él: ‘¿Por qué hacéis tanto alboroto, y por qué lloráis? Esta niña no ha muerto, sólo está
dormida’. Y se burlaban de Él. Habiendo hecho que toda la gente saliera, llamó al padre y a la
madre de la niña y a los que habían ido con Él, y entró en el lugar donde la niña estaba acostada. La
tomó de la mano y dijo: Talitá cum, que significa ‘Hija mía, levántate, te lo ordeno’. En ese mismo
instante la niña se levantó y comenzó a andar, pues tenía doce años, y quedaron todos maravillados
y sorprendidos.” (San Marcos, 5:21 a 24, 35 a 42.)

Veamos este mismo hecho según citado en la biblia.

Lucas 8:40-56

La Biblia de las Américas (LBLA)

Jairo ruega por su hija

40 Cuando Jesús volvió, la multitud le recibió con gozo, porque todos le habían estado esperando.
41 Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial[a] de la sinagoga; y cayendo a los
pies de Jesús le rogaba que entrara a su casa; 42 porque tenía una hija única[b], como de doce años,
que estaba al borde de la muerte. Pero mientras El iba, la muchedumbre le apretaba.
Jesús sana a una mujer

43 Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años y que había gastado en médicos
todo cuanto tenía[c] y no podía ser curada por nadie, 44 se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde
de su manto, y al instante cesó el flujo de su sangre. 45 Y Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha
tocado? Mientras todos lo negaban, Pedro dijo, y los que con él estaban[d]: Maestro, las multitudes
te aprietan y te oprimen. 46 Pero Jesús dijo: Alguien me tocó, porque me di cuenta que de mí había
salido poder. 47 Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y
cayendo delante de El, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual le había tocado, y
cómo al instante había sido sanada. 48 Y El le dijo: Hija, tu fe te ha sanado[e]; vete en paz.

Jesús resucita a la hija de Jairo

49 Mientras estaba todavía hablando, vino* alguien de la casa del oficial de la sinagoga, diciendo:
Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. 50 Pero cuando Jesús lo oyó, le respondió: No
temas; cree solamente, y ella será sanada[f]. 51 Y cuando El llegó a la casa, no permitió que nadie
entrara con El sino sólo Pedro, Juan y Jacobo[g], y el padre y la madre de la muchacha. 52 Todos la
lloraban y se lamentaban; pero El dijo: No lloréis, porque no ha muerto, sino que duerme. 53 Y se
burlaban de El, sabiendo que ella había muerto. 54 Pero El, tomándola de la mano, clamó, diciendo:
¡Niña, levántate! 55 Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y El mandó que le
dieran de comer. 56 Y sus padres estaban asombrados; pero El les encargó que no dijeran a nadie lo
que había sucedido.

El hijo de la viuda de Naím

38. “Al día siguiente Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím; lo acompañaban sus discípulos y
una gran multitud. Cuando estaba cerca de la puerta de la ciudad, sucedió que llevaban a sepultar a
un muerto, hijo único de su madre; y esa mujer era viuda; estaba con ella una gran cantidad de
personas de la ciudad. Cuando la vio, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ‘No llores’. Después,
aproximándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron, y entonces dijo Él: ‘Joven,
levántate, te lo ordeno’. Al instante el joven se sentó y comenzó a hablar. Y Jesús se lo devolvió a
su madre.

”Todos los que estaban presentes quedaron sorprendidos, y glorificaban a Dios, diciendo: ‘Un gran
profeta ha surgido entre nosotros’, y ‘Dios ha visitado a su pueblo’. El rumor de ese milagro que Él
había hecho se propagó por toda la Judea y por todas las regiones circunvecinas.” (San Lucas, 7:11
a 17.)

39. El hecho de devolver a la vida corporal a un individuo que se encontrara realmente muerto sería
contrario a las leyes de la naturaleza y, por lo tanto, milagroso. Ahora bien, no es necesario que se
recurra a ese orden de hechos para explicar las resurrecciones realizadas por Cristo. Si las
apariencias engañan a veces a los profesionales de la actualidad, los accidentes de esta clase debían
de ser mucho más frecuentes en un país donde no se tomaba ninguna precaución en ese sentido, y
donde el entierro era inmediato.89

89 Una prueba de esa costumbre se encuentra en los Hechos de los Apóstoles, 5: 5 y siguientes;
“Ananías, al oír esas palabras, cayó y entregó el Espíritu, y todos los que oyeron hablar de eso
fueron tomados de gran temor. Seguidamente, algunos niños vinieron a buscar su cuerpo y, luego de
llevarlo, lo enterraron. Pasadas unas tres horas, su mujer (Safira), que nada sabía de lo que había
sucedido, entró. Y Pedro le dijo… etc. En el mismo instante, ella cayó a sus pies y entregó el
Espíritu. Aquellos niños, al regresar la encontraron muerta, y llevándola, la enterraron junto al
marido”. (N. de Allan Kardec.)

Así pues, es muy probable que en los dos casos mencionados más arriba, se tratara apenas de un
síncope o una letargia. El propio Jesús afirma positivamente, con relación a la hija de Jairo: Esta
niña no ha muerto, sólo está dormida. Si se considera el poder fluídico que Jesús poseía, nada hay
de sorprendente en el hecho de que ese fluido vivificante, dirigido por una voluntad poderosa, haya
reanimado los sentidos entorpecidos; que incluso haya hecho volver el Espíritu al cuerpo cuando
estaba listo para abandonarlo, mientras que el lazo periespiritual todavía no se había cortado
definitivamente. Para los hombres de aquella época, que consideraban muerto al individuo tan
pronto como dejaba de respirar, se trataba de una resurrección, de modo que lo manifestaban de
muy buena fe; no obstante, lo que había en realidad era una curación y no una resurrección en la
acepción legítima del término.

Veamos este mismo hecho según citado en la biblia.

Lucas 7:11-17

La Biblia de las Américas (LBLA)

Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín

11 Aconteció poco después[a] que Jesús fue a una ciudad llamada Naín; y sus discípulos iban con
El acompañados por[b] una gran multitud. 12 Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, he
aquí, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de
la ciudad estaba con ella. 13 Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores. 14 Y
acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y Jesús dijo: Joven, a ti te digo:
¡Levántate! 15 El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su
madre. 16 El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido
entre nosotros, y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y este dicho que se decía de El, se divulgó por
toda Judea y por toda la región circunvecina.
Lázaro

40. En cuanto a la resurrección de Lázaro, digan lo que dijeren en contrario, no desmiente de ningún
modo ese principio. Alegan que él ya llevaba cuatro días en el sepulcro; con todo, se sabe que hay
letargias que duran ocho días, y más aún. Agregan que ya despedía mal olor, lo que es señal de
descomposición. Este argumento tampoco prueba nada, visto que en ciertos individuos el cuerpo se

descompone parcialmente incluso antes de la muerte, y en ese caso también exhala mal olor. La
muerte sólo se verifica cuando han sido atacados los órganos esenciales para la vida. Asimismo,
¿quién podía saber que Lázaro ya olía mal? Fue su hermana Marta quien lo dijo. Pero ¿cómo sabía
eso? Ella sólo lo suponía, porque Lázaro había sido enterrado cuatro días antes; sin embargo, no
podía tener ninguna certeza de ese hecho. (Véase el Capítulo XIV, § 29.)90

90 El hecho siguiente demuestra que la descomposición precede algunas veces a la muerte. En el


convento del Buen Pastor, fundado en Toulon por el padre Marín, capellán de las cárceles,
destinado a los reincidentes arrepentidos, se encontraba una joven que había soportado los más
terribles sufrimientos con la calma y la impasibilidad de una víctima expiatoria. En medio de sus
dolores parecía sonreírle a una visión celestial. Como santa Teresa,pedía sufrir más, aunque sus
carnes ya parecían harapos y la gangrena había devastado sus miembros. Por sabia previsión, los
médicos habían recomendado que enterrasen el cuerpo inmediatamente después del fallecimiento.
Pero ¡cosa extraña! Apenas la enferma exhaló el último suspiro, cesó el proceso de descomposición;
desaparecieron las exhalaciones cadavéricas, de modo que durante treinta y seis horas el cuerpo
pudo permanecerexpuesto a las plegarias y a la veneración de la comunidad. (N. de Allan Kardec.).

Veamos este hecho según expuesto en la Biblia:

Muerte de Lázaro

11 Y estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana
Marta. 2 María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le
secó los pies con sus cabellos. 3 Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús[a]: Señor, mira, el
que tú amas está enfermo. 4 Cuando Jesús lo oyó, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino
para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella. 5 Y Jesús amaba a
Marta, a su hermana y a Lázaro. 6 Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó
dos días más en el lugar donde estaba. 7 Luego, después de esto, dijo* a sus discípulos: Vamos de
nuevo a Judea. 8 Los discípulos le dijeron*: Rabí[b], hace poco que[c] los judíos procuraban
apedrearte, ¿y vas otra vez allá? 9 Jesús respondió: ¿No hay doce horas en el día? Si alguno anda de
día no tropieza, porque ve la luz de este mundo. 10 Pero si alguno anda de noche, tropieza, porque
la luz no está en él. 11 Dijo esto, y después de esto añadió[d]: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido;
pero voy a despertarlo. 12 Los discípulos entonces le dijeron: Señor, si se ha dormido, se
recuperará[e]. 13 Pero Jesús había hablado de la muerte de Lázaro[f], mas ellos creyeron que
hablaba literalmente del sueño[g]. 14 Entonces Jesús, por eso, les dijo claramente: Lázaro ha
muerto; 15 y por causa de vosotros me alegro de no haber estado allí, para que creáis; pero vamos a
donde está él. 16 Tomás, llamado el Dídimo[h], dijo entonces a sus condiscípulos: Vamos nosotros
también para morir con El.

17 Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días que estaba en el sepulcro. 18 Betania estaba
cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros[i]; 19 y muchos de los judíos habían venido a casa de
Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. 20 Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, fue a su encuentro, pero María se quedó sentada en casa. 21 Y[j] Marta dijo a Jesús:
Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Aun ahora, yo sé que todo lo que
pidas a Dios, Dios te lo concederá. 23 Jesús le dijo*: Tu hermano resucitará. 24 Marta le contestó*:
Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final. 25 Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la
vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, 26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.
¿Crees esto? 27 Ella le dijo*: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo[k], el Hijo de Dios, el que
viene[l] al mundo. 28 Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a su hermana María, diciéndole en
secreto: El Maestro está aquí, y te llama. 29 Tan pronto como ella lo oyó, se levantó* rápidamente y
fue hacia El.

30 Pues Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta le
había encontrado. 31 Entonces los judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando
vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar
allí. 32 Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole:
Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 33 Y[m] cuando Jesús la vio llorando,
y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y
se entristeció[n], 34 y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron*: Señor, ven y ve. 35 Jesús lloró. 36 Por
eso los judíos decían: Mirad, cómo lo amaba. 37 Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que
abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera[o]?

Resurrección de Lázaro

38 Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido en su interior, fue* al sepulcro. Era una
cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella. 39 Jesús dijo*: Quitad la piedra. Marta, hermana del que
había muerto, le dijo*: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días que murió. 40 Jesús le dijo*: ¿No te
dije que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra. Jesús alzó los ojos a lo
alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo
dije por causa de la multitud que me rodea, para que crean que tú me has enviado. 43 Habiendo
dicho esto, gritó con fuerte voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, los pies y las
manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo*: Desatadlo, y dejadlo ir.

Ahora, en el Libro de genesis, veamos los siguiente:

Ítem #65 - Libro de Génesis Espiritual Capítulo XV - Allan Kardec...

"...Se lo sepultó como se hace comúnmente con los cuerpos, y todos pudieron verlo y tocarlo.
Después de su resurrección, cuando Jesús quiso dejar la Tierra, no murió nuevamente: su cuerpo se
elevó, se desvaneció y desapareció sin dejar ningún rastro, prueba evidente de que ese cuerpo era de
naturaleza distinta de la del que pereció en la cruz.

Así pues, de ahí debemos concluir que, si fue posible que Jesús muriese, eso sucedió porque Él
tenía un cuerpo carnal. Debido a sus propiedades materiales, el cuerpo carnal es la sede de las
sensaciones y de los dolores físicos que repercuten en el centro sensitivo o Espíritu"

"Nota de Frank: Considero que este acontecimiento de la desaparición del cuerpo físico de Jesús,
nos da una luz hermosa de un cambio de naturaleza física a una espiritual del cuerpo de Jesus. Fue
el momento en que DIOS convirtió un Espíritu Superior encarnado en Jesús que estaba en su
cuerpo físico y propenso a la Materia perecedera en un Cuerpo Espiritual fluídico de un Espíritu
PURO y PERFECTO es entonces que el Cuerpo físico desaparece de la tumba y Jesús el Nazareno,
se desvanece.

Este hecho derrotó el mito de la "Resurrección, pues se esperaba que Jesús apareciera resucitado
vivo cuando se abrió el sepulcro, pero el cuerpo de Jesús no estaba allí."

Se necesitaba el cuerpo vivo de Jesús, para demostrar que Jesús había resucitado, pues es así que se
contempla el concepto de la Resurrección. Las apariciones que ocurrieron luego, demostró que
Jesús se materializaba en cada aparición, claramente explicado en el Espiritismo, como una
actividad del Periespíritu.

Este es un tema muy interesante con mucha lógica, explicado por Allan Kardec y los Espíritus de la
Codificación Espirita. En el Libro de Génesis - Capítulo XV

Definicion del termino: "Resurrección"

El término «resurrección» [del sustantivo latino resurrectĭo, -ōnis; derivado del verbo resurgo
(resurrexi, resurrectum -3.ª declinación): levantarse, alzarse, resurgir, renacer] hace referencia a la
acción de resucitar, de dar nuevo ser o nueva vida.

En el caso de la hija de Jairo y el de Lázaro en la Biblia, Jesús explicó que ellos no habían muerto
que solo dormían,

Frank: Lázaro estaba durmiendo

Frank: Jesús siempre habló de que Lázaro, estaba dormido, y por eso lo fue a despertarlo y grito
Lázaro levante. Ellos malinterpretaron a Jesús. Habían pensado bien pero los escribas añadieron que
ellos mal interpretaron.

y sus cuerpos siempre estuvieron allí, pero esto no ocurrió con Jesús el Nazareno, su cuerpo se
desvaneció en el sepulcro cerrado y sellado por Poncio Pilato, por lo tanto no hubo evidencia de que
Jesus Resucito.
Concluyo este artículo en lo que el Espiritismo ha definido de una manera factible, creíble, lógica y
razonable la desaparición del cuerpo de Jesús. A pesar de todas las precauciones tomadas por los
fariseos y los soldados romanos que sellaron la tumba con el sello “Real” para evitar que el cuerpo
de Jesús desapareciera y que no tuviera, ni avalara la creencia de la "Resurrección" de Jesús, el
cuerpo de Jesús, desapareció.

Los religiosos, seguirán defendiendo la "Resurrección”, que no puede ser probado ni


científicamente ni espiritualmente. Los seguidores religiosos seguirán creyendo en la resurrección,
lamentablemente, hasta Espiritistas Religiosos creen en la Resurrección de la carne y no en la
"Reencarnación" que el Espiritismo postula.

El término «resurrección» [del sustantivo latino resurrectĭo, -ōnis; derivado del verbo resurgo
(resurrexi, resurrectum -3.ª declinación): levantarse, alzarse, resurgir, renacer] hace referencia a la
acción de resucitar, de dar nuevo ser o nueva vida. Sea considerada un mito, una idea o un hecho, la
«resurrección» constituye un símbolo de la trascendencia,[1] que se relaciona en parte con la
creencia, ya presente en pueblos de la antigüedad, en la posibilidad de una «vida después de la
muerte».

Pero la concepción bíblica del término «resurrección»,[2] que experimentó una evolución lenta a
través de la Biblia hebrea, de los libros griegos del Antiguo Testamento, y del Nuevo Testamento, y
que continúa presente en el Judaísmo, en el Cristianismo, y en el Islam, no tiene punto de
comparación con el ideario antiguo de inmortalidad típico, por ejemplo, de la concepción griega.
Entendida en las Sagradas Escrituras primero como rescate del šeol, en algunos casos como retorno
a la vida anterior, y luego como continuidad en la vida eterna de toda la persona humana, el vocablo
«resurrección» termina por asumir con el cristianismo su acepción por antonomasia: la resurrección
de Jesucristo, resultante de la experiencia de la Pascua, de la cual sigue por extensión la
resurrección de los hombres. Este punto, debatido desde las primeras comunidades seguidoras de
Jesús de Nazaret hasta nuestros días, es -sin dudas- el centro y piedra angular de la fe cristiana, tal
como lo expresó taxativamente Pablo de Tarso a la comunidad griega de Corinto, renuente a creer
en la resurrección de los muertos: «Si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación, vacía es
también nuestra fe» (I Corintios 15:14).

1 Corintios 15:14

La Biblia de las Américas (LBLA)

14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe.

Mi opinión:, el acto de "resurrección" impone un cuerpo restituido, o que el cuerpo que había sido
crucificado saliera del sepulcro vuelto a la vida, y ¿donde estuvo el cuerpo de Jesús?. Había
desaparecido, no se tiene ninguna evidencia que el cuerpo había sido extraído, pues las
precauciones de una tumba cerrada y sellada con el anillo de Poncio Pilato, no había sido roto.

Ningun discípulo se había atrevido a defender a Jesús durante su acusación y muerte en la cruz del
calvario, y por lo tanto, tampoco se podían atrever a robarse el cuerpo de Jesús con la seguridad
impuesta por Poncio Pilato.

Como quiera que se mire, el concepto de “Resurrección”, al desaparecer el cuerpo de Jesús sin
ninguna explicación lógica, avala el hecho de que la Resurrección no existe, y la Biblia lo tergiverso
siempre, por ignorancia o por intención de engañar.

Si se hubiera extraído el cuerpo, tarde o temprano debió haber sido descubierto, y de algún modo
los perpetradores hubieran sido identificados. La desaparición del cuerpo de Jesús, los tomó a todos
de sorpresa. No se entendía el mundo de los Espíritus, ni tampoco la “materialización mediante el
periespíritu de los Espíritus”.

¡Viva el Espiritismo, lógico y razonable que resiste el peso del análisis de la razón y el tamiz de la
lógica!

CONCEPCIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA DE LA RESURRECCIÓN

AMOR DE LA VERDAD

[Frente a la extravagante e innovadora concepción de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo


que hemos visto en unpost anterior profesada por la pluma de Ratzinger (escrita en su libro Jesús de
Nazaret II), y que convierte a su autor en alguien alejado de la Fe Católica, y muy cercano, en el
modo de narrar, a las fabulaciones de Azimov (como dice acertada y humorísticamente un
comentarista); nos ha parecido necesario exponer el contrapunto católico de un sermón, del autor
abajo señalado, en el que brilla lo que la Iglesia siempre ha creído y con autoridad infalible siempre
ha enseñado. Feliz lectura en esta Pascua de Resurrección]
Iglesia catolica

Breve explicación de la doctrina católica sobre la resurrección que niegan los heterodoxos

Luis Fernando, el 17.08.13 a las 12:17 PM

En el último artículo del P. Juan Masiá, sacerdote y jesuita, sostiene una tesis que han repetido otros
heterodoxos antes que él. En España, concretamente, forma parte de la “teología” del sacerdote
Torres Queiruga, quien no tuvo reparo en decir en una entrevista que el día que se encontrara el
cuerpo de Cristo sería el más feliz de su vida.

Escribió el P. Masiá:

María murió y la enterraron, como Jesús murió y lo enterraron. La fe en la resurrección no necesita


una tumba vacía.

Como los heterodoxos no profesan la fe católica pero no tiene la coherencia suficiente como para
abandonar la Iglesia, y no quieren que se les ponga en el lugar que les corresponde -San Pablo no
habría dudado un instante en excomulgarles-, intentan tapar sus herejías tomándonos el pelo a los
demás. Es decir, ellos no creen en la resurrección, pero afirman que sí creen en la misma, aunque de
una manera diferente. Así por ejemplo, la resurrección de Cristo no consistió en que el cuerpo que
fue bajado de la Cruz se levantara y abandonara la tumba donde fue depositado. Queiruga lo explica
así al negar la historicidad auténtica de las aparición de Cristo una vez resucitado:

.. una piedad que tome en serio la fe en el Resucitado como presente en toda la historia y la
geografía humana —“donde están dos o tres, reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de
ellos” (Mt 18, 20)—, no puede pensar para él un cuerpo circunscribible y perceptible
sensorialmente.

Es decir, para ese hereje, Cristo ha resucitado en el sentido de que allá donde haya dos cristianos
reunidos en su nombre, Él está presente. Se trata de una resurrección en la que no existe un ámbito
corpóreo, un cuerpo revivido y glorificado. Afirma Queiruga (negritas mías):

… nótese que cuando se intenta afinar, hablando, por ejemplo, de “visiones intelectuales” o
“influjos especiales” en el espíritu de los testigos , ya se ha reconocido que no hay apariciones
sensibles. Y, una vez reconocido eso, seguir empeñados en mantener que por lo menos vieron
“fenómenos luminosos” o “percepciones sonoras”, es entrar en un terreno ambiguo y
teológicamente no fructífero, cuando no insano. Esto no niega la veracidad de los testigos —si
fueron ellos quienes contaron eso, y no se trata de constructos simbólicos posteriores—, ni tampoco
que el exegeta pueda discutir si histórico-críticamente se llega o no a ese dato. Lo que está en
cuestión es si lo visto u oído empíricamente por ellos es el Resucitado o son sólo mediaciones
psicológicas —semejantes, por ejemplo, a las producidas muchas veces en la experiencia mística o
en el duelo por seres queridos— que en esas ocasiones y para ellos sirvieron para vivenciar su
presencia trascendente, y tal vez incluso ayudaron a descubrir la verdad de la resurrección. Pero
repito eso no es ver u oír al Resucitado; si se dieron, fueron experiencia sensibles en las que
descubrieron o vivenciaron su realidad y su presencia

Lo cierto es que hablar así no es, como pretende el teólogo gallego, “repensar” la resurrección, sino
simple y llanamente negarla. Vaciar de sentido una palabra no evita el error sino que lo hace aún
más grave. Sería mejor que dijeran directamente “yo no creo que hubiera resurrección alguna” a
intentar excusar su falta de fe con razonamientos perversos.

Hemos de partir del hecho de que la resurrección de Cristo, y la que tendrá lugar al final de los
tiempos, no es meramente una vuelta a la vida del cuerpo muerto. Es decir, Cristo no resucitó como
Lázaro, que luego volvió a morir. Y cuando resucitemos antes del juicio final, nuestros cuerpos no
pasarán de nuevo por la muerte física, pues estarán glorificados. Pero sin duda serán nuestros
actuales cuerpos los que resuciten. Así lo enseña el Denzinger (negritas mías):

429- … Él también sufrió y murió en el madero de la cruz por la salud del género humano,
descendió a los infiernos, resucitó de entre los muertos y subió al cielo; pero descendió en el alma y
resucitó en la carne, y subió juntamente en una y otra; ha de venir al fin del mundo, ha de juzgar a
los vivos y a los muertos, y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto a los réprobos como a los
elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios cuerpos que ahora llevan, para recibir según
sus obras, ora fueren buenas, ora fueren malas; aquéllos, con el diablo, castigo eterno; y éstos, con
Cristo gloria sempiterna.

Y así lo explica el Catecismo:

990 El término “carne” designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad (cf. Gn 6,


3; Sal 56, 5; Is 40, 6). La “resurrección de la carne” significa que, después de la muerte, no habrá
solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros “cuerpos mortales” (Rm 8, 11)
volverán a tener vida.
Y

997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en
la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo
glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible
uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

Los que niegan la necesidad de una tumba vacía para la fe en la resurrección -que por cierto forma
parte del Credo-, se oponen abiertamente a la enseñanza de la Iglesia. Cito de nuevo el Catecismo:

999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo”
(Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él “todos resucitarán con su
propio cuerpo, del que ahora están revestidos” (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo
será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp 3, 21), en “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44):

«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo
que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un
simple grano…, se siembra corrupción, resucita incorrupción […]; los muertos resucitarán
incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que
este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).

Por tanto, una cosa es afirmar, con San Pablo, que en nuestra resurrección nuestros cuerpos no serán
como son ahora y otra muy distinta decir que nuestros actuales cuerpos no resucitarán. Tendremos
cuerpos glorificados -al menos los que seamos salvos- pero se partirá de nuestra realidad corpórea
actual.

San Pablo dio instrucciones claras a Timoteo sobre lo que hay que hacer con los que se separan de
la Iglesia en esta doctrina:

Evita las profanas y vanas palabrerías, que fácilmente llevan a la impiedad, y su palabra cunde
como gangrena. De ellos son Himeneo y Fileto, que, extraviándose de la verdad, dicen que la
resurrección se ha realizado ya, pervirtiendo con esto la fe de algunos. (2ª Tim 2,16-18)
Aunque su alejamiento de la fe de la Iglesia en la resurrección sea diferente, Queiruga y Masiá - y
tantos como ellos- son los Himeneo y Fileto de hoy en día. Ahora bien, a diferencia de en tiempos
de los apóstoles, a los herejes se les permite permanecer dentro de la Iglesia, difundiendo el veneno
del error y pervirtiendo “la fe de algunos”. Y esos algunos hoy son miles, quizás millones.

A Dios gracias, el papa Francisco ha abordado este tema:

Desgraciadamente a menudo se ha intentado ocultar la fe en la resurrección de Jesús, e incluso entre


los mismos creyentes se ha insinuado la duda. Ha sido por superficialidad, o a veces, por
indiferencia, porque nos ocupan miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por
una visión de la vida puramente horizontal. Pero precisamente es la resurrección la que nos da la
esperanza más grande, ya que abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la
felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte puede ser derrotados. Y esto nos
lleva a vivir con más confianza las realidades cotidianas, a hacerles frente con coraje y compromiso.
La Resurrección de Cristo ilumina con una nueva luz estas realidades cotidianas. La resurrección de
Cristo es nuestra fuerza!

Esperemos que el Papa y los obispos en comunión con él hagan todo lo que está en su mano, que
dada su autoridad es mucho, para evitar lo que el Santo Padre considera una desgracia. Porque para
muchos fieles, entre los que me encuentro, lo que resulta verdaderamente escandaloso no es que
haya personajes que enseñan algo contrario a la fe de la Iglesia, sino que la autoridad eclesial no
haga casi nada para impedirlo. Y por más que nos tilden de fundamentalistas, talibanes o “los del
retrovisor", no podemos hacer otra cosa que levantar nuestra voz para rogar filialmente a quien
corresponde que se cumpla la voluntad de los apóstoles en relación a los falsos maestros que arrasan
el rebaño de Cristo. Y si nosotros calláramos, las piedras hablarían.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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