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La historia afirma que Jeshu Ben Pandira nació entre el 125 al 105 A.C., él fue
puesto bajo la guía de Jehoshua, hijo de Perachia, quien fue uno de los
presidentes del Sanedrín, él fue el quinto desde Ezra, y estaba en línea directa
de la tradición oral. Sabemos que Ben Perachia comenzó a enseñar en el año
154 A.C., lo que significaría entre el 180-170 A.C., y esto indicaría que durante
el asesinato de los Iniciados (Inocentes) por Alejandro Janneaus alrededor del
100 A.C., él huyó a Egipto llevando con él al niño Jeshu. También sabemos
que hubo una persecución de los Rabinos por Alejandro cuando los Fariseos
se revelaron contra el rey.
El hecho interesante que emerge de todo esto es que Celsus dice que Jesús
no fue una verdadera Palabra, no un verdadero Logos, sino alguien que fue
bien versado en las artes de hechicería en Egipto. Debemos mantener en
mente que los Judíos tenían toda razón para detestar a los Egipcios y su
sabiduría. En los “Reconocimientos Clementinos”, es en la persona de Jeshu
Ben Pandira que Jesús se dice elevarse de nuevo como el mago. Los Judíos
no sabían nada de la historia de “Jesús de Nazaret” como un personaje
histórico, pero ellos sabían de un Jeshu que vivió una centuria antes. Epifanio,
un Gnóstico vuelto renegado, escribe que los Cristianos fueron forzados a
derivar su mítico Jesús de Pandira, y él da la genealogía del Jesús Canónico
en esta forma: Jacobo, llamado Pandira el Tigre, sedujo a María una virgen del
Templo, quien dio a luz a Jeshu. María se casó con José el hermano de
Cleofás.
Por lo tanto, esto prueba que en la cuarta centuria el linaje del Jesús Cristiano
fue trazado a Pandira, el padre de Jeshu quien fue un alumno de Ben Perachia,
y cuando ellos fueron a Egipto de uno de los grandes magos de ese país.
Tanto para los antecedentes de Jeshu, que fue convertido en el Jesús de los
Evangelios.
De las tradiciones que tenemos, Jeshu fue debidamente entrenado por los
Esenios en las orillas del Mar Muerto. Por otras fuentes, se sabe que él fue
enviado a la India, el Tíbet, Egipto y Persia y otras lejanas regiones, siendo
iniciado en las diversas hermandades. Hay también tradiciones de un joven
Judío que visitó a los Brahmanes, los Budistas y los Zoroastrianos, él les
enseñó muchas cosas maravillosas y constantemente se refería al Dios Interior
dentro del hombre.
El Espíritu Inmortal del Hombre fue siempre simbolizado por el Sol viajando del
oeste al este. El Sol nace siempre de una Madre Virgen- la Madre de todo lo
viviente. Ella da nacimiento al Legatus Inmortal de Dios, ella se vuelve la madre
de Dios sobre la tierra. El nacimiento toma lugar en la “Caverna de la Luz” que
siempre fue reconocida como el corazón del hombre. Esta es la Cueva y
Pesebre donde el “nuevo nacimiento” toma lugar. Es también la cueva del
renacimiento para el Sol en las profundidades inferiores del solsticio.
Encontramos que Justino Mártir habla de Cristo siendo nacido en el Establo de
Estabulo Augías, y luego toma refugio en la Cueva de la Luz.
Como con Casini, el difunto astrónomo italiano, decimos que la Cueva era el
lugar de nacimiento del Inmortal Hijo del Espíritu desde el año 2410 al año 255
A.C., en cuya última fecha el Solsticio pasó por el signo del Arquero, por lo
tanto ningún Logos pudo haber nacido en la Cueva de Abba Uddu o en el
Establo de Augías el 25 de diciembre después del fin del mayor ciclo Cósmico
de 25.860 años. Este hecho que el Solsticio se ha movido dentro del signo del
Arquero después del 255 A.C., no siempre sigue que el nuevo signo afectará
de inmediato, hay generalmente un lapso de alrededor de 300 años, esto
podría contar para los Gnósticos que afirman que Cristo nació en la Cueva de
Luz.
En el mito Gnóstico Jesús nunca pudo haberse vuelto hombre. Esto significa
que Jesús, en su aspecto mítico, es él quien está por venir. Como no hay una
letra “J” en el lenguaje Hebreo, el nombre Jesús se vuelve “Iessus” a quien los
Gnósticos llamaron el “Siempre Convirtiéndose en Uno” quien no podría ser
nada excepto la Divina Alma Crística del Hombre, que nunca muere
físicamente, pero que siempre viene cuando un niño nace en el mundo. Esto es
mostrado por Jesús afirmando estar en existencia antes de Abraham y no, aún
antes de la fundación del mundo.
Justo como el Jesús de Pablo es el segundo Adam, así es el Alma Divina del
hombre el segundo Adam, nacido del primer Adam- el Arquetipo Celestial. Así
el primer Adam fue el “solo engendrado Dios”, el dios que descendió dentro de
la Cueva de Luz para volverse la “Luz que ilumina a cada hombre viniendo al
mundo”. Ambrosio y Agustín identificaron a Jesús como el “Dios Escarabajo”,
porque el escarabajo es una criatura que es auto producida, identificada con
Jesús que hace todas las cosas, pero que él mismo no fue hecho.
El Niño Jesús u Horus fue el “joven” hasta la edad de 12 años, cuando ellos
fueron presentados al Templo, y la transformación del muchacho en un hombre
comienza, pero la completa adultez no es alcanzada hasta que ellos tuvieron
30 años de edad, y ellos se convirtieron en los representantes de la Paternidad.
Lo mismo con Osiris, quien desciende a la tierra como Horus, entrando en la
materia y haciéndose mortal, así Cristo desciende a la tierra como Jesús y se
vuelve un mortal. Así el Padre de Jesús fue la tierra, cuya consorte es María, el
cielo, Jesús es hecho un Messiah, y sufre vicariamente como el Salvador,
Redentor y Justiciero de hombres. Como en Egipto, Judas representa el Poder
Maligno y Jesús el Poder Benigno. Jesús es traicionado por Judas y luego se
levanta superior al Satán-Judas.
Jesús dice: “Yo soy el Camino, la verdad y la Luz” y Osiris también dice: “Yo
soy el Sendero por el cual ellos (los hombres) atraviesan el sepulcro de Osiris”.
Así, en efecto, el Jesús Cristiano y el Horus Egipcio son uno y el mismo mito,
representando el descenso desde en y el ascenso del Alma Divina del hombre
fuera de la tumba de la materia.