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FORMULO DENUNCIA POR POSIBLES DELITOS DE ACCION PUBLICA.

ACOMPAÑO COPIAS. SOLICITO SE PROVEAN LAS MEDIDAS PROPUESTAS.

Sr. Juez Federal en Turno de La Plata:


JORGE OMAR CASTILLO, DNI 12.805.409, con domicilio
real ………………., actualmente detenido en la Alcaidía La Plata
III, sita en la Avenida 520 de la Localidad de Melchor
Romero, con el patrocinio letrado del Dr. CESAR ALBARRACIN,
Abogado, Tomo 608, folio 358 de la CFALP, con domicilio
electrónico 20229967615, y domicilio procesal en calle 49
número 1097 de la Plata, a VS me presento y respetuosamente
digo:
I. OBJETO.
Que vengo por el presente a formular denuncia por la
posible comisión de delitos de acción pública, a tenor de
las consideraciones de hecho y de derecho que de seguido
formularé.
Se plantea la presente ante esa justicia de excepción
(a) por encontrarse eventualmente involucrados miembros del
Estado Federal y del Poder Judicial de la Provincia de
Buenos Aires, con lo que se encontraría comprometida la
administración de justicia con el alcance previsto en los
artículos 5 y 6 de la CN; (b) porque el caso implica la
vulneración de garantías con rango constitucional y puede
resultar comprometida la responsabilidad Internacional del
Estado Central por la violación a los artículos 7.1, 7.2,
7.3, 7.5 y 11.1 de la CADH; y, fundamentalmente (c) porque -
según se explicará- resulta razonable suponer que los hechos
puedan eventualmente encuadrar en alguno de los delitos a
los que hace referencia el artículo 3 inciso 5 de la Ley 48
(artículo 170 del CP).
II. HECHOS.
Me encuentro detenido desde el día 20 de Junio de
2017.
Tanto la imputación que se me ha dirigido como el
desarrollo del proceso en su integridad son fruto de una
serie de decisiones y actuaciones absolutamente irregulares
e ilegítimas por parte de los funcionarios judiciales
intervinientes.
En el contexto de esas irregularidades, que llevaron a
que me encuentre ilegítimamente detenido, se me ha pedido
una importante suma de dinero a cambio de mi liberación.
Se agrega a lo dicho que la persecución penal en mi
contra tiene su evidente génesis en la presión que habría
ejercido un representante del Poder Legislativo Nacional.
Finalmente, el contexto mismo del proceso, ha sido
dolosamente aprovechado por referentes del gobierno federal
para motorizar una campaña mediática que afectó
ilegítimamente mis derechos personalísimos con el único
objeto de obtener un supuesto rédito político.
II.1. Irregularidades certificadas jurisdiccionalmente
y procesos en trámite contra los funcionarios
intervinientes.
No es intención del suscripto generar, por vía
indirecta, la revisión de la actuación de los órganos
judiciales intervinientes.
De hecho, las irregularidades que operan como telón de
fondo de los hechos que aquí se denuncian, ya fueron
planteadas -como corresponde-, ante los órganos respectivos,
y muchas de ellas se encuentran constatadas
jurisdiccionalmente.
A. Así, en primer término, debo destacar que, según lo
ha declarado la Sala de Feria de la Excma. Cámara Penal de
Lomas de Zamora (Resolución del día 26 de enero del
corriente), el auto de prisión preventiva (que es el que da
base a mi actual detención) fue dictado por el Juez de
Garantías fuera del plazo legalmente previsto en la ley
vigente y aplicable.
Del mismo modo, La Cámara ha reconocido que -al
fenecer el plazo- debió disponerse mi inmediata libertad.
Sobre esta base, resulta claro, como primera premisa,
que al momento en que el Juez de Garantías dictó el auto de
prisión preventiva, él mismo se encontraba incurso -al menos
desde el punto de vista objetivo- en la tipicidad del
artículo 143 inciso 1° del CP.
B. En segundo lugar, y tal como se expuso también por
la vía procesal respectiva, ha quedado acreditado que la
Sala III de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal
de Lomas de Zamora ha incurrido en una demora grave -y
absolutamente injustificada- a la hora de resolver las
apelaciones contra la prisión preventiva.
Ello surge de la sentencia dictada por la Sala III del
Excmo. Tribunal de Casación de la Provincia de Buenos Aires
del día 8 de Febrero del corriente.
Específicamente, en esta sentencia, y ante la gravedad
de las demoras, se decidió comunicar los antecedentes del
caso a la Suprema Corte de Justicia de la Provincia.
C. En tercer lugar, la Cámara Penal de Lomas de
Zamora, ha reconocido que el Fiscal actuante ha venido
violando el debido proceso al sustraer del conocimiento de
la Defensa -y de los mismos jueces- elementos de prueba
incorporados al proceso, como es el caso de las escuchas
telefónicas y de las filmaciones existentes sobre el
procedimiento policial abusivo llevado a cabo en mi
domicilio.
Y lo que es mas grave aún, pese a lo resuelto, el
Fiscal continúa a la fecha ocultando esos elementos a los
intervinientes en el proceso.
Acompañamos copias de las distintas resoluciones que
acreditan la violación constitucional referida y el insólito
levantamiento del Fiscal ante una resolución judicial firme.
D. En cuarto lugar, y me refiero ahora a
investigaciones en curso, por decisión del Juez de Garantías
número 4 de Lomas de Zamora y del Procurador General de la
Provincia de Buenos Aires, se ha dispuesto separar a todos
los Fiscales del Departamento Judicial de Lomas de Zamora en
la investigación del posible delito de abuso de autoridad
que podría haber cometido el Fiscal actuante en el proceso
en que se me tiene detenido.
Esta investigación, que actualmente se encuentra en
trámite ante la Fiscalía número 1 de Berazategui, tiene por
objeto evaluar la actuación absolutamente irregular del
Fiscal Scalera y del personal policial a su cargo en la
intrusión en mi domicilio cometida el día de mi detención.
No viene al caso referir aquí los pormenores y alcance
de ese proceso penal en curso.
Pero a modo de síntesis, puede decirse que la base del
planteo surge porque “…el Agente Fiscal Scalera autorizó a
que el allanamiento se haga en horario nocturno pese a que
no se daban ninguno de los supuestos legales que lo
justificara. Por sugerencia, imposición o, en coordinación
con autoridades políticas, dispuso la intervención de la
policía bonaerense, que él mismo había apartado del caso por
encontrarse involucrada. Enfocó la investigación sobre mi
persona, precipitando el procedimiento una vez que se
tuvieran noticias del posible involucramiento de importantes
jefes policiales que dependen de la actual conducción
ministerial. Evitó cualquier posible contralor cruzado por
parte de otras fuerzas, que estuvieron presentes en todos
los otros allanamientos de relevancia. No estuvo presente en
la diligencia ni designó a ninguno de los funcionarios de la
Fiscalía para que lo haga. Omitió ordenar que se filmara o
grabara el ingreso. Autorizó –o no impidió- la irrupción
violenta. Autorizó –o no controló- la difusión de imágenes
mías en los medios de comunicación nacional. Sustrajo el
conocimiento del caso de las autoridades judiciales
competentes. Omitió todo análisis crítico posterior a la
regularidad del proceder policial. Omitió ordenar el
relevamiento objetivo de rastros.”
A tal punto llega la falta de objetividad y la
existencia de intereses personales, que pese a la orden de
la Cámara Penal, dispuesta mediante resolución firme, el
Fiscal interviniente persiste en ocultar las filmaciones
existentes y que tiene a su exclusiva disposición.
E. En quinto lugar, un Juez de la Provincia, ha
denunciado que la Fiscalía actuando pudo haber perdido o
sustraído escuchas telefónicas incorporadas al caso.
Ese hecho está siendo objeto de investigación en la
IPP 07-00-071651-16 caratulada “Violación de elementos
probatorios dte. Juzgado de Garantías número 8 en IPP
23.652”.
Como expresamos en uno de los incidentes actualmente
en trámite, el hecho es particularmente grave si se
considera que existen funcionarios que se encontraban
investigados (entre ellos, al menos dos efectivos de la
policía de la Provincia de Buenos Aires y un efectivo de la
policía federal).
A lo dicho se agrega que se ha dejado trascender, en
innumerable cantidad de intervenciones públicas, que en los
hechos que se investigan –y a los que se refieren las
escuchas- existirían responsabilidades policiales, políticas
y hasta judiciales, al punto que una Diputada Nacional que
integra la Alianza de Gobierno, ha formulado diversas
presentaciones ante las máximas autoridades de la provincia,
tal como lo referiremos luego.
Así, según se publica por ejemplo en
https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2017/05/25/, se
releva que en el mes de Mayo del año 2017, la Diputada Elisa
Carrió, habría presentado diversas notas al Vicegobernador
de la Provincia y al Procurador General en las que expresó
que existiría un “…complejo entramado integrado por jueces,
fiscales, funcionarios municipales, policías y barras
bravas, que favorecería el desarrollo criminal alrededor de
la inmensa feria de compras La Salada, en Lomas de Zamora…”
En la misma publicación, se refiere a las "…escasas
investigaciones que terminan en elevaciones a juicios y
condenas en las numerosas denuncias contra los policías de
Budge por abuso policial, violencia, armado de causas y
pedido de coimas…” concluyendo que "…La conexión política,
judicial y policial es, cuanto menos, muy cercana…”
En este contexto, el hecho de que se haya perdido
parte del material probatorio que se había obtenido en las
escuchas, y que estaban en custodia de los funcionarios que
integran el elenco de quienes se sindican públicamente como
sospechados, concede al caso un evidente cariz de gravedad
institucional.
Consta además en el expediente que -en forma
llamativa- la Fiscalía viene negando el acceso de los
defensores a las escuchas incorporadas al proceso, actitud
que había sido convalidada –sin explicación razonable
alguna- por parte del Juez de Garantías y que,
insólitamente, se mantiene en la actualidad pese a que la
Cámara Penal ordenó -mediante resolución firme- que ese
material sea puesto a disposición de la Defensa.
La negativa -de por sí irrazonable- de la Fiscalía a
que la defensa pueda controlar el contenido de las escuchas
incorporadas al caso, se ha tornado directamente ilegítima
desde el momento en que el Fiscal ha decidido -por escrito-
desobedecer la orden judicial emanada de la Cámara
(acompañamos copias de las resoluciones respectivas).
No hace falta explicar que este ilícito, cometido por
el propio Fiscal en el proceso, evidencia por sí mismo la
existencia de las circunstancias de excepción y gravedad a
la que nos referimos.
F. En sexto lugar, el Procurador se encuentra
evaluando la sustitución del Ministerio Público Fiscal de
Lomas de Zamora para la sustanciación de otro proceso
iniciado con motivo de la información introducida por una de
las personas procesadas, consistente en el hecho de que el
Fiscal interviniente habría celebrado reuniones con personas
imputadas y habría practicado interrogatorios irregulares,
con el fin intentar obtener información de cargo respecto de
mi persona.
Acompaño copia de esa declaración.
II.2. El pedido de dinero a cambio de mi libertad.
II.2.1. En el contexto de estas irregularidades, y
mientras algunas de ellas se cometían (como la irrazonable -
y, en principio, inexplicable- demora de la Cámara en dictar
resolución), se me ha pedido la suma de U$S 400.000
(cuatrocientos mil dólares) a cambio de mi libertad.
Las circunstancias personales, de tiempo y espacio las
podré precisar ante VS.
II.2.2. Adelanto que el pedido se me hizo en nombre de
dos de los Jueces de la Cámara Penal de Lomas, un tal “Puma”
-que luego supe que se correspondería con Rodríguez- y un
tal Bravo.
Esto lo dije públicamente.
Y lo dije antes de que la Cámara dictara la resolución
confirmando la prisión preventiva.
Esta resolución, precisamente, se adoptó con la firma
de estas dos personas, pese a que el Tribunal está integrado
también por un tercer integrante.
Puedo acompañar copia del registro de audio y video
con el reportaje que se me hiciera el día 7 de Febrero de
2018 en horas de la tarde para la radio AM 1300.
II.2.3. El dinero me fue pedido en forma insistente
por quien en ese momento era mi Defensor Particular, el Dr.
Jorge Fiasche Sieri.
El hecho sucedió en la Unidad en la que me encuentro
alojado, durante noviembre y diciembre de 2017
II.2.4. Desde el momento de mi detención, fui
asistido, hasta diciembre del año 2017, por los Dres.
Fiasche y Terrarosa.
En su carácter de defensores, me han visitado en
innumerables ocasiones en la Unidad Carcelaria en la que me
encuentro alojado (Alcaidía La Plata III dependiente del
Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires).
Debe existir registro en la Unidad de todas las
visitas.
En todas ellas asistieron ambos defensores en
conjunto.
Salvo en la feria judicial de invierno -en que
Terrarosa tomó vacaciones- y en las dos oportunidades en que
el Dr. Fiasche se apersonó para concretar la exigencia
dineraria referida.
Reitero que si se piden los registros de ingreso de
Abogados podrá constatarse esta circunstancia.
II.2.5. A tal punto han llegado los manejos espurios
por parte de la Cámara, que el pedido dinerario tomó estado
público durante el mes de diciembre del año 2017
Y de hecho, el propio Dr. Fiasche se ha referido por
escrito al tema, negando en absoluto -como no podía ser de
otra manera- que haya sido enviado para formularme el
requerimiento de dinero.
El escrito se encuentra incorporado a la IPP 23652
antes citada.
II.2.6. Escapa a mi conocimiento si el Dr. Fiasche
mantuvo o no reuniones o conversaciones telefónicas, por sí
-o por interpósita persona- con alguno de los integrantes de
la Cámara mencionados.
De hecho, no me resultaría posible saberlo.
Lo que sí puedo afirmar es que el Dr. Fiasche me
refirió que su contacto con los camaristas se daba a través
de otro abogado, de apellido Dorrego, profesional que ha
representado a varios de los coimputados en mi causa.
Me encuentro detenido intentando defenderme por medio
de los únicos carriles admisibles, que son los
constitucionales y legales.
Pero como persona que sufre la privación de libertad
pese a mantener su estado de inocencia, y que además ha sido
víctima de múltiples injerencias arbitrarias por parte del
Estado y de diversos funcionarios, no puedo más que efectuar
la pertinente denuncia frente a la gravedad de los sucesos
que vengo refiriendo.
II.2.7. Como consta en la denuncia que se ha
formulado, estuve a punto de ser asesinado a sangre fría por
parte de los agentes policiales que envió el Dr. Scalera a
mi domicilio.
De esto hay constancias públicas, que no parten de mi
persona, sino del propio efectivo policial que iba a
ejecutarme.
Efectivo que, también he acreditado, tenía gravísimos
problemas psicológicos y antecedentes de agresiones con
armas.
En este contexto, la exigencia de dinero, efectuada
por supuesta sugerencia de los Jueces de la Cámara Penal que
se encontraban demorando la resolución del caso mientras se
prolongaba mi privación -ilegítima- de la libertad,
representa un ataque más -uno más- a mis derechos más
básicos y elementales y, además, configura, en mi humilde
criterio, una actividad delictiva compatible con la
tipicidad del artículo 170 del CP.
II.2.7. No puedo dejar de destacar que la Cámara se
tomó más de cinco (5) meses para resolver lo que debió
decidir en cinco (5) días (conforme artículo 443 del CPPBA)
Que, en forma ilegal y antijurídica, dispuso en
sucesivas oportunidades la suspensión del trámite recursivo.
Que, los motivos invocados, además de resultar
carentes de toda lógica y juridicidad, fueron desestimados
con contundencia por el Tribunal de Casación Penal en una
resolución que no tiene precedentes en la Provincia y que
motivó que la Cámara resuelva en cinco horas lo que no había
resuelto en los cinco meses previos.
En esta resolución, del día 8 de Febrero del
corriente, concedió la morigeración a una decena de
coimputados.
Todos ellos, como resulta claro, han permanecido en
prisión varios meses más de los que correspondía.
II.2.8. Cerrando el punto, tengo entendido que no he
sido la única persona a la que se le efectuaron exigencias
dinerarias mientras se prolongaba la privación de la
libertad y se dilataba -sin explicación razonable- la
decisión de la Cámara.
De hecho, Adrián Castillo -sobrino mío- y Hugo
Castillo -mi hermano- también habrían sido objeto de
similares requerimientos a cambio de sus respectivas
libertades y de sus familiares mas cercanos -de Leandro
Castillo y Gladis Arrieta, esposa de Hugo-.
El hecho se habría concretado en período análogo, en
la misma Unidad Carcelaria, con la única diferencia que el
encargado de transmitir el pedido fue el defensor que tenían
en su momento, de apellido Trava.
Entiendo que ambas personas pueden testificar sobre
este hecho.
II.3. Presiones políticas y campaña mediática
violatoria de la privacidad y del principio de inocencia.
II.3.1. Como vine exponiendo en diversas
presentaciones, las detenciones no se explican por la
prueba, sino por la voluntad –reiteramos, expuesta
públicamente- de determinados funcionarios y actores
políticos de que se me someta a encarcelamiento.
Si se analizan las declaraciones públicas, como la
antes citada de la Diputada Nacional Elisa Carrió, y el modo
en que se han sucedido los distintos actos procesales, se
advertirá que las decisiones intrusivas contra mi persona –
sobre la que se centraron los comentarios y pedidos
políticos- son consecuencia exclusiva, directa y explícita
de esas opiniones y presiones extraprocesales.
La misma Legisladora antes nombrada, reconoció que al
poco tiempo de que ella hiciera la denuncia, se produjo mi
detención, expresando textualmente: “…hicimos toda la trama
y a las dos semanas estuvieron los allanamientos…”.
La gravedad de esta afirmación exime de mayores
comentarios.
II.3.2. En la misma entrevista se menciona la
intervención del Procurador General para lograr las
detenciones y allanamientos (en lo que configuraría un
escándalo institucional).
Y se pretende exhibir como un mérito que se haya
presionado a la justicia para que se proceda a privar de la
libertad a los imputados.
Esto se expuso en el Programa de Almuerzos de la Sra.
Mirta Legrand.
De hecho en el proceso penal existen transcripciones
de audio incorporadas mediante actuaciones notariales.
Se hizo “..una trama…” y se obtuvieron los
allanamientos.
Así de claro y sencillo.
II.3.3. Hasta el momento en que comenzaron a ejercerse
estas presiones políticas, antes de que se “arme la trama”,
el suscripto ni siquiera figuraba como imputado y mis
teléfonos jamás habían sido intervenidos (pese a haberse
dispuesto decenas de intervenciones de otras personas
durante años).
Sin que haya variado en absoluto el panorama
probatorio del caso, pasé de testigo y denunciante a
imputado y detenido.
Lo que hubo en el medio no fueron elementos de prueba,
sino presiones políticas, reuniones y llamados de
legisladores nacionales y miembros del poder ejecutivo,
“tramas” armadas fuera del proceso pero que, como se vio,
terminaron pesando en el caso más que la prueba y su
análisis razonado.
No hacen faltan explicaciones más elaboradas para
entender lo que ha sucedido y para comprender que no se
trata de excitar el análisis de la justicia de excepción TCP
sólo por la evidente injusticia del caso particular sino –
fundamentalmente- porque se ha actuado de un modo contrario
a los pilares básicos del Estado de Derecho y la República
y, más específicamente, de los límites constitucionales y
legales de la competencia funcional de quien instigó este
atropello procesal.
II.3.4. El cuadro se completa con la publicidad
posterior al procedimiento, donde distintos funcionarios
políticos afirmaron –entre otras cosas, contra la
prohibición del artículo 18 de la CN- que yo era un mafioso
(“https://www.youtube.com/watch?v=tGt0pRKgMvI”),aprovechando
diversos medios para difundir imágenes que afectan
innecesariamente mi privacidad y dignidad (por ejemplo,
transmitiendo en vivo mis imágenes saliendo esposado de mi
casa)
La celeridad con las que se difundieron las escuchas y
filmaciones, contrasta a la vez escandalosamente con el
hecho de que, por ejemplo, se haya negado –hasta la fecha-
la posibilidad de que mi defensa pueda acceder a las
grabaciones fílmicas que registran la irrupción de los
efectivos policiales en mi casa, o que pueda tener una copia
de las escuchas de las que dispone la Fiscalía –parte de las
cuales, como se dijo, fueron sustraídas o extraviadas y,
otras, expuestas ilegítimamente en los medios masivos de
comunicación-.
Sobre este punto, entendemos que la autorización del
Juez para permitir la grabación de las conversaciones
telefónicas no contempla la posibilidad de que las mismas –
que no dejan de estar protegidas por la privacidad- sean
distribuidas por la Fiscalía o los Funcionarios Políticos
entre los medios de comunicación, circunstancia que –además-
contribuye a establecer conclusiones públicas negativas
sobre personas que aún conservan su estado de inocencia.
Y si a ello se suma el hecho antecedente de que la
misma Fiscalía habría extraviado o perdido parte de ese
material, y que actualmente se niega a proporcionar una
copia a la defensa contraviniendo una resolución judicial
firme de la Cámara, es evidente que se trata de acciones y
conductas que trascienden el trámite propio de un proceso
penal y proyectan sus consecuencias sobre la credibilidad de
la administración de justicia y el apego –o no- de los
funcionarios actuantes a la constitución y la ley.
II.3.5. En conclusión, entendemos que en el caso han
existido, además de las posibles conductas delictivas
mencionamos en el punto anterior, presiones políticas
previas, decisiones que fueron frutos de esa presión y un
esfuerzo por aprovechar políticamente el procedimiento a
través de la difusión de escuchas, imágenes y mensajes que
vulneran la privacidad, el derecho a la imagen, el honor y
el estatus de inocencia de todos nuestros asistidos.
II.3.6. A todo lo dicho se agrega que buena parte del
objeto procesal se ha construido con deliberada violación de
las reglas de jurisdicción y competencia.
Por un lado, el Fiscal, el Juez y la Cámara se han
arrogado intervención sobre casos de jurisdicción federal.
Así lo ha explicado mi defensor en un incidente que se
encuentra en trámite.
Para ser breves, se expuso allí que dos de los delitos
que se investigan, pertenecen a la esfera de la justicia
federal, según lo establece expresamente la ley 48, de modo
que la Provincia –y sus agentes- carecen de toda clase de
potestad persecutoria o jurisdiccional sobre los mismos.
Se dijo también que, tratándose de una cuestión de
competencia en razón de la materia, debió ser declarada de
oficio y que los actos cumplidos en contravención a esas
normas legales son nulos de nulidad absoluta.
II.3.7. Por otro lado, se explicó también que el Dr.
Scalera ha sustraído del conocimiento del Fiscal y del Juez
competente el hecho suscitado en el marco de la irrupción
violenta concretada –bajo sus órdenes- en mi domicilio.
Esto está claramente detallado tanto en la denuncia
penal como en el escrito por el cual se promovió la
declinatoria de competencia en favor de Mercedes, que hoy se
encuentra también en trámite y a cuyos términos me remito.
II.3.8. Y en tercer lugar, el grave hecho antecedente
por el cual la Fiscalía de Cámaras decidiera quitar el
proceso del Fiscal que estaba interviniendo para, a partir
de ello, disponer la intervención directa de ese órgano en
la Investigación, lo que –en nuestro modo de ver- resulta
ilegítimo tanto en abstracto como en concreto, porque si se
analiza el modo en que se ha aplicado la medida, se
advertirá que se instrumentó con la única finalidad de
perseguir a mi familia, omitiendo toda indagación sobre los
verdaderos responsables de los hechos que se ventilan y, a
la vez, incurriendo en un llamativo silencio sobre la
posible participación de quien –aún hoy- reviste la
condición de Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires (a quien no sólo no se investigó, sino que se le
terminó confiando la co-conducción de los allanamientos, con
el insostenible resultado que se comentara en la denuncia).
El modus operandi denunciado, se habría proyectado a
otros casos resonantes.
Ver, en ese sentido: https://www.infobae.com/deportes-
2/2018/03/30/el-sospechoso-cambio-en-la-justicia-en-una-
semana-clave-para-los-moyano-en-la-causa-por-lavado-de-
activos-en-independiente/
II.4. La irregular demora de la Cámara y la
consecuente privación ilegítima de la libertad.
Este punto, que no resulte esencial en cuanto a lo
fáctico, pero que tiene cierta relevancia jurídica, fue
explicado por mi defensa en el Recurso de Casación deducido
contra el rechazo parcial del Habeas Corpus oportunamente
deducido.
Se había dicho al deducir el Hábeas Corpus que “…a la
demora del Juzgado de Garantías en conceder los recursos –
casi un mes desde su interposición-, se sumó una nueva
demora –desde la concesión- de tres (3) meses para la
realización de la audiencia oral en Cámara y, a partir de
allí, han pasado a la fecha cuarenta y cinco (45) días sin
que se haya dictado resolución.”
Se sostuvo sobre esa base que “…si se confronta lo
actuado con la Ley, se observará, por un lado, que la
audiencia oral se celebró fuera del plazo que establece el
artículo 447 del CPP. Esta norma prevé, específicamente, que
la audiencia debe realizarse dentro de un plazo de diez (10)
días desde recibidas las actuaciones. A ello se suma que la
resolución, como establece ese mismo artículo en su remisión
al artículo 108 del CPP, debe dictarse dentro de los cinco
(5) días.
Por ello, se recordó que “…tal como se establece en la
última de las normas citadas, ‘Los Jueces y los Miembros del
Ministerio Público estarán obligados a cumplir y a hacer
cumplir los plazos establecidos durante el procedimiento,
máxime en las cuestiones de urgencia. Siempre se entenderá
de urgencia la causa que mantenga a personas privadas de su
libertad.”
La CIDH ha dejado sentado, en el precedente “Maqueda”,
que los imputados en causas penales tienen derecho a
revisión en doble instancia del fallo y de todos los autos
procesales importantes.
A la vez, nuestro Código Procesal Penal establece
expresamente el derecho del imputado y la defensa de
recurrir el auto de prisión preventiva (artículo 164 del
CPP).
A ello se agrega, además, que para el trámite
recursivo se prevén, como se reseñó recién, plazos
específicos, como modo de asegurar, por un lado, la tutela
judicial continua y efectiva (artículo 15 de la Constitución
Provincial) y, a la vez, que el proceso se desarrolle en
plazos razonables y sin dilaciones indebidas (artículo 2 del
CPP, artículo 8.1 y 8.2 de la CADH)
En efecto, el artículo 15 de la Constitución
Provincial prevé que “La Provincia asegura la tutela
judicial continua y efectiva, el acceso irrestricto a la
justicia, la gratuidad de los trámites y la asistencia
letrada a quienes carezcan de recursos suficientes y la
inviolabilidad de la defensa de la persona y de los derechos
en todo procedimiento administrativo o judicial”
A la vez, el artículo 168 de nuestra Carta Magna
insiste al prever que “Los tribunales de justicia deberán
resolver todas las cuestiones que le fueren sometidas por
las partes, en la forma y plazos establecidos al efecto por
las leyes procesales. Los jueces que integran los tribunales
colegiados, deberán dar su voto en todas las cuestiones
esenciales a decidir. Para que exista sentencia debe
concurrir mayoría de opiniones acerca de cada una de ellas”.
El acceso a la jurisdicción –garantía de rango
constitucional- no solamente se garantiza con la posibilidad
de peticionar ante las autoridades, sino que verdaderamente
se plasma con la posibilidad de recorrer el camino procesal
hacia la resolución final sin estancamientos, ni
convirtiendo al proceso en una vía de tránsito interminable.
La afectación de la razonabilidad temporal, a través
de la morosidad y dilaciones inútiles, trae aparejada la
conculcación del derecho a una jurisdicción oportuna y, por
lo tanto, eficaz.
Es clara la CADH cuando establece que “Toda persona
tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro
de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por
la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter ”.
Como enseña Bidart Campos, "el derecho a la
jurisdicción no consiste solamente ni se agota con el acceso
al órgano jurisdiccional. Al acudir a él sólo se cumple una
primera etapa. El desarrollo subsiguiente importa un
despliegue del derecho a la jurisdicción que
fundamentalmente requiere: a) que se cumpla la garantía del
debido proceso, cuyo meollo radica en el derecho de defensa;
b) que la pretensión se resuelva mediante la sentencia que
debe ser: b') oportuna en el tiempo; b'') debidamente
fundada; b''') justa.”
Además, nuestra C.S.J.N. desarrolló, desde 1968, una
jurisprudencia uniforme según la cual, ante todo, el derecho
a un juicio penal rápido proviene de la inviolabilidad de la
defensa en juicio consagrada en el art. 18 de la
Constitución Nacional (leading case “Mattei” [Fallos
272:188]).
Al poner en relación este derecho a un juicio rápido
del art. 18 de la Constitución Nacional con los Tratados
Internacionales de Derechos Humanos que rigen para
Argentina, desde fecha posterior a “Mattei”, la C.S.J.N. ha
sentado una doctrina judicial constante que conduce incluso
a la finalización de los procesos en los cuales el imputado
ha sido sometido a una duración del enjuiciamiento penal
violatoria de sus derechos fundamentales (ver Fallos
297:486; 298:50; 298:312; 300:226; 300:1102; 303:917;
306:1688; 310:1476; 312:597; 312:2187; 312:2434; 316:1328;
316:365; 316:2063; 318:665; 321:2826; 322:360; 323:982,
entre muchos otros más).
En este contexto argumental, se postuló que “…si las
dilaciones indebidas pueden llevar incluso al decaimiento de
la potestad persecutoria o sancionatoria del Estado, como
mucho más razón esas pautas deben aplicarse cuando lo que se
discute son dilaciones indebidas en relación a la
tramitación de medidas restrictivas de la libertad previas a
la sentencia, porque allí además opera el principio de
inocencia y el carácter excepcional y de última ratio de la
coerción personal.”
Se dijo entonces que por ello, nuestro CPP ha fijado
como regla en el artículo 2 del CPP que “Toda persona
sometida a proceso tiene derecho a ser juzgado en un tiempo
razonable y sin dilaciones indebidas. El retardo en dictar
sentencia o las dilaciones indebidas, cuando sean
reiteradas, constituyen falta grave”, concepto que se
reitera, con especial referencia a los procesos con personas
privadas de la libertad, en el artículo 108 del CPP y que va
en sintonía con los ya citados artículos 140 y sstes. del
ritual.
Por lo dicho, resulta claro que la manda de los
artículos que se refieren a los plazos en que debe resolver
los recursos las Cámaras de Apelación y Garantías, resultan
de especial observancia cuando lo que se ataca,
precisamente, es una resolución de la cual depende la
privación de la libertad del imputado, porque la naturaleza
de los derechos en juego y, en especial, el hecho de que se
trate del encarcelamiento de una persona jurídicamente
inocente, reclama el respeto irrestricto a la legalidad como
principio especialmente aplicable en materia de coerción
procesal.
De modo que, también en el trámite de segunda
instancia, se ha producido una situación apartada de la Ley,
por lo que –encontrándose en juego la garantía de revisión
de un auto procesal importante, en palabras de la CADH-, se
encuentra directamente en crisis, nuevamente, la legitimidad
del encierro que –ahora- ha pasado otra vez a descansar
sobre la base de una actuación incompatible con el marco
constitucional y legal.
Es que si el imputado tiene derecho a la revisión de
la prisión preventiva en segunda instancia y la ley
establece además límites temporales precisos para que la
Cámara Penal convalide, o no, el pronunciamiento de primera
instancia, el hecho de que, sin justificación alguna, el
Tribunal de Alzada se aparte de esos límites legales
extendiendo así de facto el encarcelamiento preventivo, es
evidente que la medida de coerción pierde de ese modo todo
tipo de legitimidad sustancial.
En suma, también en este punto, ha existido una
decisión contraria a derecho que incluye la errónea
aplicación del artículo 110 del CPP, la inobservancia del
artículo 405 del CPP y vulnera indirectamente el derecho a
revisión de los pronunciamientos judiciales importantes ante
un tribunal superior (artículo 8.2. “h” de la CADH) en
relación con el derecho de ser juzgado en plazo razonable y
sin dilaciones indebidas (8.1. de la CADH).
Los hechos que se denuncian, y en especial, el pedido
de dinero para mi liberación, explican la razón de las -
aparentemente inexplicables- demoras en que se había
incurrido.
III. MEDIDAS URGENTES.
Por lo dicho, solicito que, una vez corrida la vista
pertinente al Ministerio Público Fiscal, se adopten como
medidas urgentes:
1.Solicitud de copias certificadas de la IPP en la que
me encuentro detenido (IPP número 23652/15 en trámite ante
el Juzgado de Garantías 3 de Lomas de Zamora).
2. Se pidan copias certificadas del expediente y de la
resolución adoptada por la Sala II de la Excma. Cámara Penal
de Lomas de Zamora el día 26 de enero del corriente con
motivo del Habeas Corpus presentado en mi favor.
3. Se requieran copias certificadas del expediente
tramitado con motivo de la “Queja por retardo de Justicia”
interpuesta en mi favor y con intervención de la Sala III
del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos
Aires.
4. Se requieran de la UFI 1 de Berazategui copias
certificadas de la IPP en trámite con motivo de la denuncia
formulada por mi actual abogado defensor relacionada con la
irrupción violenta concretada en mi domicilio.
5. Se requieran, a través de la Procuración General,
copias certificadas de todas las resoluciones adoptadas por
esa Procuración o por las Fiscalías Generales en virtud de
las cuales se asignen tareas de investigación penal a la
Fiscalía General a través de su Titular o alguno de sus
Adjuntos.
6. Se requiera informe a la Procuración General a fin
de que proceda a certificar si existe proceso penal en
trámite en el que se haya procedido a imputar o investigar
la actuación funcional del actual Jefe de Policía Fabian
Perroni.
7. Se requiera informe de titularidad de teléfonos del
Dr. Fiasche Sieri y se realice un amplio relevamiento de
llamadas entrantes y salientes, posicionamientos de antenas
y todo otro dato útil respecto del periodo en el que se
habrían desarrollado los hechos denunciados.
8. Se requiera informe a la Alcaidía Penitenciaria III
de Melchor Romero a fin de que informe detalle de cada uno
de las visitas registradas respecto del Dr. Fische Sieri,
identificando en cada caso fecha, hora de ingreso y egreso
y, especialmente, si fue solo o acompañado de algún otro
letrado o persona.
9. Se me cita a ratificar y/o ampliar la presente,
formulando todas las preguntas que se estimen conducentes.
10. Se cite a testimonial a Adrián y Hugo Castillo,
ambos actualmente alojados en la Alcaidía La Plata III, a
disposición del Juzgado de Garantías 3 de Lomas de Zamora.
10. Toda otra diligencia que VS. estime pertinente.
IV. COMPETENCIA:
La privación de la libertad que padezco se encuentra
materializándose en Melchor Romero, Partido de La Plata.
En el mismo lugar sucedió el requerimiento dinerario.
Por ello, y lo expresado en el punto II, considero que
VS resulta competente para intervenir en el caso, al menos
inicialmente,
V RESERVAS DEL CASO FEDERAL Y DE ACCIONAR ANTE LA
CIDH.
Los hechos descriptos importan desde ya la afectación
de garantías constitucionales además de constituir delitos
que –por haber sido eventualmente cometidos por agentes del
estado en ejercicio de sus funciones- tengo derecho a que se
esclarezcan castigando a los responsables (arg. artículo 18
de la CN).

La CADH establece, como ya se dijo, que “Nadie puede


ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su
vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o
reputación.” Y agrega que “Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra esas injerencias o esos
ataques.” (CADH, articulo 11)

Asimismo, la misma Convención establece que “Toda


persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter.” (artículo 8.1).

Ha dicho la Corte IDH que “[E]l artículo 8.1 de la


Convención (…) consagra el derecho de acceso a la
justicia. De ella se desprende que los Estados no deben
interponer trabas a las personas que acudan a los jueces
o tribunales en busca de que sus derechos sean
determinados o protegidos. A, su vez, el artículo 25 de
la Convención también consagra el derecho de acceso a la
justicia. (…) [L]a Corte ha señalado que éste establece
la obligación positiva del Estado de conceder a todas
las personas bajo su jurisdicción un recurso judicial
efectivo contra actos violatorios de sus derechos
fundamentales. (…) la garantía allí consagrada se
aplica no sólo respecto de los derechos contenidos en la
Convención, sino también de aquéllos que estén
reconocidos por la Constitución o por la ley. (…)
[L]a garantía de un recurso efectivo “constituye uno de
los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana,
sino del propio Estado de Derecho en una
sociedad democrática en el sentido de la Convención”, y
que para que el Estado cumpla con lo dispuesto en el
artículo 25 de la Convención no basta con que
los recursos existan formalmente, sino que los mismos
deben tener efectividad.” (Corte IDH, caso “Cantos vs.
Argentina).

Por lo dicho, entiendo los hechos denunciados reclaman


una amplia investigación por parte del Estado, en
especial, por encontrarse eventualmente involucrados
funcionarios públicos que habrían actuado con deliberada
intención de vulnerar garantías constitucionales básicas.

Por lo mismo, desde ya, dejamos formuladas las


pertinentes reservas.
VI PETITORIO:
Por todo lo dicho, solicito:
a) Se reciba la presente denuncia y se le de el
pertinente trámite.
b) Se corra vista al Ministerio Público Fiscal.
c) Se de inicio a la pertinente pesquisa ordenando las
diligencias investigativas conducentes a la
averiguación de la verdad.

PROVEER DE CONFORMIDAD
SERA JUSTICIA

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