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Teoría de la crítica

Díaz Reck Malena Legajo 81540/7

Una posibilidad de vida. Escrituras íntimas Alberto Giordano Beatriz Viterbo


Editorial, 2006

A lo largo de cuatro capítulos Giordano, en Una posibilidad de vida. Escrituras íntimas,


recorre distintos textos que tratan lo íntimo: cartas personales, memorias, autobiografías
noveladas, diarios íntimos, escritos por autores en su mayoría argentinos,
latinoamericanos, un argentino que escribe en francés, un francés nativo y un
estadounidense. Estas obras del género “escritos del yo”, le interesan a Giordano más
allá de la lengua en la que están escritas.

El volumen trata sobre narraciones autobiográficas de Tununa Mercado, un relato de


Roberto Appratto, una carta de Julio Cortázar, el diario íntimo de Ángel Rama, cartas
familiares de Puig, las novelas autobiográficas de Hervé Guibert y de Pablo Pérez, los
diario de John Cheever, Charles du Bos, Alejandra Pizarnik y Julio Ramón Ribeyro, las
memorias de Adolfo Bioy Casares, y la autobiografía de Héctor Bianciotti lo que se
inscribe claramente en el giro autobiográfico de la literatura.

Aparece la idea de lo íntimo que toma de un texto de José Luis Pardo en el que:

Lo íntimo no sería tanto “una sutil gradación de lo privado”, como una dimensión
irrepresentable de la subjetividad, una reserva de indeterminación que escapa a la
dialéctica simple en la que lo privado y lo público se oponen para poder
complementarse.

…La intimidad, que habla de lo íntimamente desconocido que “aparece en el


lenguaje como lo que el lenguaje no puede (sino que quiere) decir” según Pardo,
está siempre ligada al arte de contar la vida, a la posibilidad que tienen las palabras
de suspender su significación para transmitir sentimientos y emociones en estado
efectivamente puro. (207)
“Hace algunas semanas, en una mesa redonda sobre Puig, me preguntaron cuál de sus
novelas era mi preferida” (13). De este modo, el autor engancha al lector mostrando sus
gustos literarios y a lo largo de la lectura vamos a encontrar sus experiencias personales,
sus vivencias, opiniones, produciendo en quien lo lee el doble encuentro con el crítico y
con el autor comentado. Desde nuestra perspectiva, Alberto Giordano al escribir sobre
estos textos, al leer y pensar acerca de los escritos sobre lo íntimo de escritores, se siente
conmovido e impulsado a reflexionar y a escribir sobre su propia intimidad. Un ejemplo es
su respuesta a esa pregunta - La traición de Rita Hayworth – que le da pie para discurrir
acerca de la relación compleja entre padres e hijos. Habla de los personajes de la novela
pero cuenta sus vivencias filiales y paternales: “En mis experiencias como hijo ya había
tenido ocasión de descubrir su existencia (la verdad doble de la paternidad)” (14) y más
adelante “…no podía dejar de recordar mi nueva y enigmática condición, de preguntarme
por lo que esas verdades que atesoré como hijo estarían diciendo ahora de mi
experiencia como padre” (15). Otro ejemplo: para comentar Intima de Roberto Appratto, el
crítico titula el ensayo Algo sobre mi padre, donde Giordano introduce al lector
preguntándose acerca de cuál era la imagen de su padre que más le gustaba recordar
para consolarse de su desazón por haberlo dejado solo en la clínica. El crítico media entre
el lector y la obra a la que se refiere desocultando su propia subjetividad.

¿Qué criterio ordena los ensayos a lo largo del libro? A veces el hilo que une los distintos
artículos en un mismo capítulo es evidente. Por ejemplo en el primer capítulo,
íntegramente dedicado a Puig o el tercero que consta de artículos referidos a diarios de
escritores y novelas autobiográficas. Sin embargo, en el segundo es más difícil darse
cuenta cómo hilvana los cuatro ensayos que lo integran: dos sobre textos de Tununa
Mercado, uno de Appratto y el último sobre un prólogo que Cortázar escribe para una
antología de Felisberto Hernández. Una respuesta tentativa sería que el autor desarrolla
el tema de un encuentro auténtico con lo sentimental en la escritura; el acto de narrar
como “un ejercicio doble de reflexión e impersonalidad” (56) como dice Mariana Bonano1,
“por medio del cual el yo narrativo se aproxima a lo desconocido de sí y, en el encuentro
con la literatura, experimenta lo íntimo de cada vivencia. Se puede decir que la literatura
habla de la intimidad cuando para contar una vida renuncia al biografismo y se aventura a
la narración de un proceso.”

1
http://revistatelar.ct.unt.edu.ar/index.php/revistatelar/article/view/135 (05/12/2017)
Analizando este capítulo nos encontramos con la voz del ensayista que juega todo el
tiempo con la distancia de la perspectiva crítica. Ejemplo de ello es la historia de un niño
que extravió a sus padres en la narración de Tununa Mercado: En estado de memoria: la
escritura de los recuerdos. Durante varios meses el niño vivió las angustias de la orfandad
hasta que otro azar lo volvió a reunir con su familia perdida (46). La escritora recuerda
esta historia no como un testimonio de la dicha reencontrada, sino como de la
imposibilidad de curar ciertas heridas, estableciendo de esta manera una relación con el
propio exilio que vivió entre 1974 y 1983. Giordano dice que Mercado:

habla de la escritura como otro exilio, como una exploración que ignora los
resquicios en los que habrá de entrar y las trampas que le tenderá el simple trazo
sobre el papel a la que se entrega un sujeto que ya no puede reconocer un territorio
como propio. (46)

Otra vez, en la reseña sobre Intima de Appratto, lo que destaca Giordano al referirse a la
relación con el padre es que no la reduce a una relación unívoca: enternecedora o
crispada. No es un escrito que ceda a la blandura o al olvido o al deseo de tener una gran
capacidad afectiva o un pariente entrañable para mantenerse fiel a la verdad. Appratto
recorre los caminos ambiguos de la rememoración en los que la generosidad y el
desinterés se cruzan continuamente con el egoísmo y el autoritarismo, a diferencia de
Cortázar, al que Giordano le critica su escritura que le veda la posibilidad de un encuentro
autentico con lo sentimental.

En muchos momentos el lector se desconcierta y levanta la mirada, como dice Barthes,


preguntándose ¿Quién es el narrador? ¿Alberto Giordano? ¿Tununa Mercado?
¿Appratto?

Lo mismo le sucede a quien lee porque está siguiendo una anécdota de un texto
reseñado y aparece un recuerdo vivencial de Alberto Giordano o de otro escritor. Esto
sucede por ejemplo, en el ensayo sobre Adolfo Bioy Casares que comienza con una carta
que Alejandra Pizarnik, poco antes de suicidarse, le escribe a Silvina Ocampo, en la que
le dice:

“que la ama “SIN FONDO”, le dice que querría tenerla desnuda a su lado leyéndole
un poema y después, en el colmo de la exaltación amorosa y el patetismo, le ruega
que le haga un “lugarcito” en ella, que la ayude, que la cure, que no haga que “tenga
que morir ya”. (153)
El lector interesado espera seguir leyendo acerca de esta historia pero cae en la cuenta
de que sólo era un ejemplo para mostrar la relación que tenía Adolfo Bioy Casares con su
esposa Silvina Ocampo.

Para concluir esta reseña decimos que Giordano se desdobla en su tarea crítica como
lector conmovido y gozante y pensador profundo y erudito, yendo y viniendo desde su
propia mismidad a la de los textos que trabaja, porque plasmar la experiencia del pasado
es imposible pero la “imposibilidad esencial es, antes que el término ya establecido de un
recorrido, la condición de posibilidad para una nueva tentativa de desbordar el límite de lo
posible, es decir, la posibilidad de un recomienzo” (170)

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