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Índice

Resumen……………………………………………………………………………….…………..2

Abstract……………………………………………………………………………………………..2

Introducción………………………………………………………………………………………...2

Algunas precisiones conceptuales………………………………………………………………3

La negociación………………………………………………………………………….…….……6

La mediación………………………………………………………………………….……………6

Conclusión………………………………………………………………………………………….7

Bibliografía………………………………………………………………………………………….9

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Resumen

La convivencia escolar es un requisito esencial para que se desarrolle el proceso de


enseñanza aprendizaje. Pero últimamente ha adquirido más relevancia la temática de
conflictos de distinta índole que ha desestabilizado esa convivencia. Por lo tanto, este
artículo realiza un relevamiento de algunos artículos académicos especializados sobre los
conflictos áulicos y las distintas maneras de resolución pacífica de los mismos, como así
también el análisis de algunas investigaciones sobre el tema.

Palabras claves: conflicto, resolución pacífica, proceso, convivencia escolar.

Abstract

The school cohabitation is an essential requirement in order to develop the learning


process. But lately this school cohabitation has been threatened by the appearance of
different matter problems that have not established that living. For that reason, this article
carries out a development of some academic articles which are specialized in not only
school conflicts and the different ways of pacific problem resolutions, but also in the
analysis of some research on this topic.

Key words: conflict, pacific resolution, process, school cohabitation.

Introducción

El sociedad del siglo XX ha sufrido un quiebre en el cambio de siglo. El siglo anterior


se caracterizó por la prevalencia del estado de bienestar permitiendo una mejora en el
nivel de vida de grandes sectores de la población, aunque en menor grado en aquellos
países subdesarrollados. En la parte educativa se incita al abandono de la pedagogía
tradicional o positivista, fuertemente punitiva, prevaleciendo la imagen del estudiante al
que hay que contener, entender, no estigmatizar y a quien se debe guiar en el proceso de
enseñanza aprendizaje, de tal manera que él mismo construya sus propios conceptos
dentro de un aprendizaje lo más significativo posible.

Pero en los últimos años, la convivencia escolar se ha visto perturbada por una gran
cantidad de conflictos, los cuales no hacen más que reflejar la realidad de la sociedad.
Resolverlos se ha transformado en un problema dado la complejidad de los mismos. Los
directivos y docentes han intentado diversas estrategias con variados resultados.

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Este no es un problema que se refleja sólo en Argentina, sino que ya se han hecho
estudios en varios países de Europa y América.

Este artículo tiene por objetivo analizar los conflictos que tienen lugar en la comunidad
educativa y dar a conocer que estrategias se pueden utilizar para resolverlos de manera
pacífica. Para ello se ha indagado en bibliografía actual, específicamente revistas
especializadas en el tema que presentan estudios de campo.

Algunas precisiones conceptuales

Antes de comenzar con el estudio del tema, es pertinente hacer algunas precisiones
conceptuales.

Conflictos. Violencia. Agresividad. Estas tres palabras parecerían estar de moda en los
establecimientos educativos del siglo XXI. Muchas veces se las trata como sinónimos
cuando en realidad no lo son, aunque tienen aspectos en común. Por eso, no podemos
adentrarnos a analizar el tema sin antes dejar en claro lo que entendemos por conflicto,
violencia y agresividad.

Cuando hablamos del término violencia, Aramendi (2009), “remite a la fuerza, de la


coacción directa o indirecta respecto a personas y objetos” (p. 64). Arellano (2007)
manifiesta también que la violencia es todo aquello que impida el desarrollo físico, moral y
psíquico de una persona. Cuando se trata de maltrato sostenido entre iguales lo
denominamos bullying.

El vocablo agresividad desde el punto de vista etimológico, se lo entiende como ir en


contra de alguien, lo cual le da una connotación negativa. Pero también puede entenderse
como esa iniciativa que permite al ser humano salir adelante a través de los conflictos

El conflicto, sin embargo, “se refiere a cualquier diferencia o desacuerdo que se


manifiesta en cualquier momento y/o situación (…) se requiere de dos partes relacionadas
(ya sean individuos, grupos, comunidades o estados-nación), divididas por causa de
intereses u objetos percibidos como incompatibles” (Arellano, 2007, p. 29, 30). Por lo
tanto, hablar de conflictos implica hablar de problemas relacionales.

Hablar de resolución pacífica de conflictos implica trabajar con dos intereses


antagónicos donde se debe encontrar un punto de equilibrio que satisfaga a las dos
partes implicadas. Una tendencia muy difundida en el ámbito escolar así como también en

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otros ámbitos, lleva a entender el conflicto con una carga negativa. Se busca ocultar el
conflicto, porque si sale a la luz podría dar cuenta de inoperancia en el trabajo, nos da
vergüenza, se niega, se disimula, es sinónimo de fracaso, conlleva tiempo y esfuerzo
resolverlo, tiempo que puede emplearse en otra cosa que creemos más productiva.
Arellano (2007) concibe al conflicto “como fase de proceso” que posee las mismas
características evolutivas de una persona: “nace, crece, se desarrolla, es decir, se
transforma pudiendo desaparecer y/o disolverse permanecer relativamente estacionario
de no resolverse, también puede crecer llevando a niveles mayores de confrontación de
las partes” (p. 31).

Por todas estas razones, muchas veces se tiende a la homogeneización de criterios y


subjetividades en el aula para evitar los conflictos, perdiéndose la riqueza de la
diversidad.

Toda esta carga negativa del conflicto afecta por igual al estudiante y al docente, ya
que este último sufre irritabilidad, angustia, desgaste, desidia, abulia, apatía, llegando a
no encontrarle sentido a su tarea de educador. A estos síntomas que sufren algunos
educadores se lo ha denominado “burn out” que es una forma de malestar docente.

El conflicto entendido de esta manera, sin lugar a dudas que desgasta y que hace muy
difícil la convivencia en el aula. Pero ésta no es la única manera de entender al conflicto,
también se lo entiende como un proceso afirma Funes Lapponi (2000) que “es construido
por las partes en disputa y tiene un surgimiento, un desarrollo y un desenlace, y va
trazando un canal, crea una pauta de interacción” (p. 93). Enfocado el conflicto desde esta
perspectiva, puede tener connotaciones positivas si está bien trabajado. Pero ¿qué
beneficio aporta el conflicto entendido de esta manera? Primero se ve al conflicto como
necesario para la transformación en el ambiente educativo, promoviendo una resolución
pacífica de los mismos. Ahora el conflicto se ha transformado en una instancia de
aprendizaje, tendrá una dimensión educativa. En segundo lugar, mejorará el clima del
colegio y la gestión, mejorando la comunicación, la interdependencia y la autonomía.
Pensar una concepción crítica del conflicto se acerca más a la realidad que el estudiante
enfrenta y enfrentará en su vida diaria.

Si los conflictos son intrínsecos a la vida escolar ¿cómo pueden ser resueltos desde
esta postura crítica? Esta pregunta ha sido objeto de debate desde hace varios años en

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los establecimientos educativos. Tomemos por ejemplo algunos estudios realizados en
países de América y Europa que Aramendi (2009) menciona, y veamos sus resultados:

El 70% de los centros escolares franceses sufren problemas de violencia escolar. En el
año 2000 hubo más de medio millón de estudiantes implicados en hechos de violencia.

En Inglaterra se analizaron 25 escuelas secundarias y el 75% de los alumnos sufrió de


violencia.

Estados Unidos también arrojó datos preocupantes en esta materia: el 36% de los
estudiantes participaron en actos de violencia.

En España se encuestó a 3000 estudiantes de la escuela secundaria, arrojando como


resultado que el aula es el lugar más frecuente donde los chicos reciben agresiones de
todo tipo.

Etxeberría (2001) menciona cuán importante es este tema en Europa que ya hay
legislación al respecto, como por ejemplo:

El artículo 126 del Tratado de Maastrich de 1992 y el artículo 149 del Tratado de
Amsterdam firmado en 1997, recalcan que la calidad de la educación depende en gran
medida del clima áulico en el cual docentes y alumnos trabajan.

El Consejo de la Unión Europea en 1995 hablaba de la importancia que tiene la


relación familia-centro educativo y docente-comunidad en el éxito de la educación.

La Declaración del Consejo de Europa (1996) afirma que “todos los niños tienen
derecho a una infancia segura y bien atendida, que facilite el crecimiento de su potencial y
que los sistemas de educación deben esforzarse por facilitar en todo momento un entorno
de aprendizaje seguro y con atención adecuada, en el que los niños y jóvenes estén
protegidos y puedan llegar a ser adultos equilibrados capaces de participar en el
desarrollo de la sociedad”.

Si “el conflicto es constitutivo de la convivencia humana” (Pello Aramendi, 2009, p. 75),


debemos pensar entonces en cómo resolverlos de manera pacífica. Pasaré a desarrollar
entonces algunas de las estrategias que se pueden aplicar.

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La negociación

Para que dos o más partes en conflicto lleguen a un acuerdo, se debe abrir un camino
que resuelva ese conflicto, y es allí donde aparece la negociación. Para que ésta tenga
éxito hay algunos puntos que se deben tener en claro: conocer detalladamente el
conflicto, querer llegar a un acuerdo, quiénes son las partes implicadas, qué intereses
están en juego, cuál es la fuente de tensión y por qué o qué es lo que obstruye la
comunicación.

Es menester tener en cuenta también todos los posibles imprevistos que pueden surgir
en esta negociación, y estar preparados para solucionarlos.

La mediación

En el ámbito educativo quizás sea éste la vía más utilizada, teniendo como fin la
resolución del conflicto a través de la reconciliación y el acuerdo entre las partes. La clave
estará en la elección del mediador, pues será sobre éste en quien deba tratar con las
partes.

Este método es definido por Folger y Taylor citado por Arellano (2007) como:

La mediación es el proceso mediante el cual los participantes junto con la asistencia de una
persona o personas neutrales, aíslan sistemáticamente los problemas en disputa con el objeto
de encontrar opciones, considerar alternativas, y llegar a un acuerdo mutuo que se ajuste a sus
necesidades. (p. 38)

Como paso de cierre de la mediación debe redactarse un acuerdo que debe ser
firmado por las partes en cuestión y por el mediador, de tal manera de dejar por escrito
todos los puntos en que se han puesto de acuerdo para que no surjan conflictos
posteriores y asegurarse así su cumplimiento.

Lo que busca la mediación es formar sujetos que posean una actitud constructiva ante
los conflictos, que los puedan manejar pacíficamente buscando un balance entre las
partes y mejorando el ambiente educativo, que generen un ambiente de reflexión y de
autocontrol. Sin lugar a dudas que la mediación es un método creativo y que apunta a la
cooperación.

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Ninguna de estas, técnicas se podrán llevar a cabo si no existe una comunicación fluida
y de calidad, lo cual llevará a mejorar el clima de convivencia escolar, y nos ayudará a
considerar la diversidad y la diferencia como un valor.

Tanto la negociación como la mediación requerirán de una comunicación fluida y de


calidad, lo cual se manifestará en un clima de convivencia escolar mejorado, y ayudando
a considerar la diversidad y la diferencia como un valor.

No se puede dejar de mencionar la importancia de desarrollar programas de formación


docente a la altura de los problemas actuales. Arellano (2007) asegura que “la formación
del docente debe ser permanente y continua, respondiendo así a las necesidades de los
sujetos que participan en el hecho educativo” (p. 25). Algunos autores como Ander Egg
(2005), mencionan que estos docentes deberán llevar a la práctica educativa una cultura
para la paz que debe articular tres campos: cognitivo, afectivo y conductual. Esta práctica
educativa incluye cuatro dimensiones: educar para la autonomía (personas pacíficas,
serenas, seguras, con una mesurada confianza en sí misma y que sean capaces de
conocer sus limitaciones y vulnerabilidades), educar para la cooperación (ésta es lo
opuesto de la violencia y de la competitividad), educar para desarrollar la capacidad
empática (personas que sean capaces de colocarse en el lugar del otro) y educar para
afrontar los conflictos (enseñar que los conflictos forman parte de la convivencia, pero se
pueden resolver de forma pacífica apelando a la buena comunicación y al acuerdo).

Conclusión

La sociedad en general ha cambiado, y la escuela forma parte de ese cambio. La


sociedad dejó de ser contemplativa y admiradora de la realidad, para llegar a ser
hacedora de esta realidad. Dentro de estos cambios, uno de los que más preocupa a la
comunidad educativa en general, es la presencia de conflictos en el diario devenir escolar.
Ya quedaron obsoletos los métodos del siglo pasado, los docentes y los alumnos están en
la búsqueda de nuevos caminos para resolver los conflictos de manera pacífica, lo cual
conlleva una instancia de aprendizaje para todas las partes en cuestión.

Con esta política de gestión de conflictos, estamos poniendo en práctica lo que


Lapponi (2000) llama “paz activa”, es decir, “que la paz salga de los expertos de los foros
internacionales y de las ONGs y entre en nuestra vida cotidiana, a nivel personal, de aula,
de centro y comunitario” (p. 105).

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Sin lugar a dudas que queda un largo camino por recorrer, los métodos que se han
mencionado en el artículo son nuevos, están en un proceso de revisión continua donde
sólo el tiempo nos dirá cuán efectivos serán. Pero no es el único camino a seguir, hay
muchos expertos trabajando en este tema que sin duda mejorarán las ideas existentes y
aportarán nuevas.

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Bibliografía

Ander Egg, E. (2005). Debates y propuestas sobre la problemática educativa. Homo


Sapiens: Rosario.

Aramendi Jáuregui, P. (2009). Aprender a convivir: un reto en la educación secundaria


obligatoria. Educación y diversidad, 3, 61-105.

Arellano, N. (2007). La violencia escolar y la prevención del conflicto. Revista ORBIS.


Ciencias Humanas, 3 (7), 23-45.

Etxeberría Balerdi, F. (2001). Europa y violencia escolar. Revista Universitaria de


Formación del Profesorado, N° 41, 147-161.

Funes Lapponi, S. (2000). Resolución de conflictos en la escuela: una herramienta para la


cultura de paz y convivencia. Contextos educativos, N° 3, 91-106.

Furlan, A. (2005). Problemas de indisciplina y violencia en la escuela. Revista Mexicana


de Investigación Educativa, 10 (26), 631-639.

Martínez Otero Pérez, V. (2005). De la convivencia. Revista Iberoamericana de


Educación. N° 36, 33-52.

Puiggrós, R. (2002) Las importancias de las estrategias docentes para la resolución de


conflictos en el aula. Revista electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado.
5 (3).

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