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Movimientos sociales y derechos huma nos en la Argentina

/ Pablo Vommaro ... [et.al.]; compilado por Brenda Perey ra y


Pablo Vommaro. - la ed. - Buenos Aires: Fundaci6n Centro de
Integraci6n, Comunicaci6n, Cultura y Sociedad • CICCUS, 2010.

368 p. ; 23x16 cm.

ISBN 978-987·1599-28-8

1. MovimientosSociales. 2. Derechos Humanos. 3. Historia


Argentina 1. Vommaro, Pablo II. Pereyra, Brenda, comp. III.
Vommaro, Pablo, comp.

CDD303.484

Fecha de catalogaci6n: 07/06/2010

Diseno y armado de interior y tapa: Sol Osorio

lIustraeion de tapa: Pablo Lôpez

© Edieiones CICCUS

W Bartolomé Mitre 4257 PB "3" (C1201ABC)

'11(54 11) 49 81 63 18

"à cieeus@eieeus.org.ar

~ www.eieeus.org.ar

Primera edieiôn: julio de 2010

Heeho el deposito que marea la ley 11723.

Prohibida la reprodueei6n total 0 pareial dei eontenido de este libro en

eualquier tipo de soporte 0 formato sin la autorizaeion previa dei editor.

Con el auspicio de:


SIT Study Abroad
a progrom of World Leomlng

Impreso en Argentina
Printed in Argentina
INDICE

PROLOGO 7

INTRODUCCION 9

PROCESO HISTORICO ARGENTINO

1. HISTORIA SOCIAL Y POLÎTICA


DE LA ARGENTINA CONTEMPORANEA 17
Gabriela Fernandez

2. UNA DÉCADA DE REFORMAS ESTRUCTURALES.


EL CASO DE ARGENTINA ENTRE 1989 Y 2001 53
Martin Armelino

MOVIMIENTOS SOCIALES Y DERECHOS HUMANOS:

ALGUNOS CONCEPTOS CENTRALES

3. DERECHOS HUMANOS: FUNDAMENTOS


FILOSOFICOS y PERSPECTIVAS POLfTICAS 79
Daniel Berisso
Maria Marta Quintana

4. DERECHOS HUMANOS, POBREZA y DESARROLLO 107


Paola Cyment

5. LOS ESTUDIOS SOBRE LA MOVILIZACION SOCIAL:


TRADICIONES ACADÉMICAS y ENFOQUES TEORICOS 131
Maria Inés Fernandez Alvarez
Virginia Manzano
Marcelo Pautasso
Matias Triguboff
359
6. CIUDADANfA y MOVIMIENTOS SOCIALES.
PENSANDO EN SU INTERRELACION
y CONSTANTE TRANSFORMACION 157
Brenda Pereyra

ESTUDIOS DE CASOS

7. CUANDO BUENOS AIRES PARECfA


UNA GRAN ASAMBLEA: PROCESOS SOCIALES
y PRACTICAS POLÎTICAS TRAS LA CRISIS DE 2001 177
Matias Triguboff

8. (RE) PENSANDO LAS ORGANIZACIONES SOCIALES EN


LA ARGENTINA CONTEMPoRANEA.
COMENTARIOS EN TORNO A DOS EXPERIENCIAS DE
ORGANIZACION SOCIAL EN LA ZONA SUR
DEL GRAN BUENOS AIRES 203
Pablo A. Vommaro

9. EMPRESAS RECUPERADAS.
ELEMENTOS TEORICOS PARA SU ANAuSIS 245
Carlos E. Martfnez
Andrés Ruggeri

10. HISTORIA RECIENTE DE LAS


ORGANIZACIONES MAPUCHE EN LA ARGENTINA 265
Laura Kropff

Il. LOS CAMPESINOS SANTIAGUENOS


y SU LUCHA POR UNA SOCIEDAD DIFERENTE 291
Rubén de Dios

360
UNA MIRADA LATINOAMERICANA

12. LOS PROTAGONISTAS DEL CAMBIO SOCIAL


EN EL NUEVO CONTEXTO LATINOAMERICANO 333
Ricardo A. Dello Buono

SOBRE LOS AUTORES 353

361
3. DERECHOS HUMANOS: FUNDAMENTOS
FILOSÔFICOS y PERSPECTIVAS POLITICAS

Daniel Berisso
Maria Marta Quintana

Introducciôn

Para introducirse en la problematica de los "derechos humanos" es indispen­


sable contextualizar su nacimiento histôrico en la Modernidad. Esta época
se inicia a fines del siglo XVI en la regiôn insular de Europa y se expande
durante los siguientes siglos por el resto deI continente. Se puede afirmar que
los derechos humanos ingresan en el escenario histôrico, polftico y social de
Occidente como una demanda de la nueva dase burguesa y de sus filôso­
fos, frente al poder y los privilegios de las monarquias. En consecuencia,
no resulta exagerado afirmar que la Dedaraciôn de los Derechos deI Hom­
bre y dei Ciudadano, prodamada por la Revoluci6n Francesa de 1789, y la
Constituci6n norteamericana de 1787 se constituyen como el nuevo marco
interpretativo de las luchas politicas y sociales en el mundo entero.
No obstante, en el piano de la politica internacional sera recién después
de la Segunda Guerra Mundial cuando la tematica se instale de manera
crucial en el escenario publico; 10 que tendra por resultado la Dedaraciôn
Universal de los Derechos Humanos de 1948. Sin embargo, hay que destacar
que la aprobaciôn de ese documento no implicô un consenso internacional
inmediato. Fueron muchos los paises que ampanlndose en tradiciones cul­
turales 0 principios religiosos espècificos, en el derecho natural y en otras
formas dogmaticas no aceptaron ni ratificaron la DecIaraciôn. Por consi­
guiente, no se pudo garantizar su vigencia. Mas aUn, fueron numerosas las
divergencias respecto de la caracterizaciôn de la "naturaleza humana': De.
ello se siguieron arduas discusiones en vistas a la tipificaciôn deI delito de
"genocidio" -posterior a los crimenes nazis-, las cmiles aUn hoy son objeto
de debate cada vez que se analizan los alcances y los limites deI concepto
(Feierstein, 2007: primera parte).

79
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

En ese mismo contexto de posguerra comenzaron a crearse y,a divul­


garse las organizaciones no gubernamentales dedicadas al tema, y los
gobiernos a denunciar y sancionar violaciones por parte de otros paises.
El sistema internacional ampli6 su presencia y actividad en este campo,
al tiempo en que se torn6 indispensable redefinir y reencuadrar la cues­
ti6n: "... hasta entonees dominada por las confrontaciones entre Occidente
y el bloque comunista, partiendo de la premisa de que las violaciones a los
derechos humanos pueden afectar a poblaciones que viven en cualquier
régimen politicd' (Jelin, 2005: 511). Sin embargo, coma enfatiza Elizabeth
Jelin, desde su momento fundacional el debate acerca de la jurisdicci6n
territorial en torno a la soberania deI Estado-naci6n y/o la aceptaci6n de
instancias judiciales internacionales, ha sido constante.
La intenci6n de este capitulo consiste en revisar: a) la ~énesis moderna
de estos derechos y atender a las tensiones resultantes respecto de estos;
aunque aclarando que no nos eentraremos en la problematica propiamente
juridica de los derechos humanos, sino en sus diferentes fundamentaciones'
te6rico-filos6ficas; b) las criticas modernas y posmodernas a la cosmovi­
si6n liberal de los derechos humanos; y c) la problematica de los derechos
humanos en Argentinaen relaci6n al terrorismo de Estado (1976-1983).

Antecedentes y fundamentos de los derechos humanos

Definiciôn dei concepto

;.A qué nos referimos cuando hablamos de "derechos humanos"? Para


intentar bosquejar una respuesta primero debemos comenzar por analizar
el concepto.
La f6rmula "derechos humanos" puede ser tomada en dos sentidos:
a. en sentido amplio u omnicomprensivo, 10 que alude al hecho de que
en cuanto todas las normas juridicas se dirigen directa 0 indirecta­
mente a los hombres. todos los derechos son humanos -aunque este
sentido no aporta nada a la definici6n; y,
b. en sentido restringido y relativo a alguna cuesti6n espedfica, general­
mente relacionada con violencias 0 violaciones que se denuncian en
casos especificos como, por ejemplo: torturas, privaciones ilegitimas
de la libertad, discriminaciones, abusos en protocolos de investiga­
don. sometimientos sexuales, etc .


Derechos humanos: fundamentos filos6ficos y perspectivas politicas

Se puede firmar que el sentido amplio no aporta nada para una posible
definici6n. Mientras que el sentido restringido sefiala que los derechos
humanos pueden ser objeto de violaci6n. Cabe preguntarse, entonces: tqué
son los derechos humanos? lAdmiten una definici6n?
Existe un amplio consenso en la afirmaci6n de que los "derechos huma­
nos" son los derechos fundamentales de la persona humana, tomando a esta
en sus tres dimensiones: coma ser fisico, psiquico y social. Cada una de
estas dimensiones se corresponde con concepciones y etapas deI pensa­
miento antropol6gico, las cuales fueron consumando una visi6n mas inte­
grai acerca de 10 que se considera persona. Como aclara Russo: "Partiendo
de esas tres dimensiones se pue den ordenar derechos fundamentales reco­
nocidos 0 reivindicados de la persona humana. Asi, por ejemplo, en la pri­
mera dimensi6n podemos encontrar el derecho a la vida, a la subsistencia
y a la integridad fîsica; en la segunda los derechos a la libertad de pensa­
miento y de creencia y el derecho a educarse, y en la tercera el derecho
a participar en la vida cultural y civica de la comunidad, los derechos de
asociacion, de reuni6n, de igualdad de trato, etc:' (1992: 24).
Asumiendo que estas dimensiones se han ido conceptualizando y con­
templando en el transcurso de la historia, hay que precisar que mas que
hablar de una "tematica': es necesario hablar de una "problematica" de los
derechos humanos. Esto ultimo nos lleva a resaltar el dinamismo de la
cuesti6n en oposici6n a una concepci6n estâtica de estos derechos.

Los derechos humanos en el contexto moderno: la tradicion liberal

Como afirma Norberto Bobbio: "El reconocimiento y protecci6n de los


derechos humanos estan en la base de las constituciones democraticas
. modernas" (Bobbio, 1991: 14). Desde la concepci6n deillamado "libera­
lismo politico': segun autores coma Locke 0 Kant, son derechos -libertades
y garantias- deI hombre en tanto hombre. Es decir, derivados de la natura­
leza humana y con el fin de imponer limites al poder de los Estados res­
pecto de la libertad de las personas. Dicha limitaci6n de la esfera estatal es
una caracteristica central de la constituci6n moderna deI orden publico.
Esto es, de 10 que se denomina "estado de derecho':
Constituyen ejemplos de tal esfera de derechos, en el orden liberal, el
derecho a la vida, a la integridad ffsica, a la libre asociaci6n y expresi6n
publica de ideas, a la educaci6n y la libertad de câtedra, a la privacidad, a la
informacion publica, a la igualdad de oportunidades. La consagraci6n de
estos derechos da cuenta de 10 que se ha dado en llamar "la libertad de los
modernos': Esto Ultimo significa que, si para los antiguos (representantes
81
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

dei mundo antiguo y medieval) la lucha por la libertad consistia en la resis­


tencia de las mayorias ante un principe autocratico, el problema moderno­
liberal se traslada a la esfera de la defensa de las libertades deI hombre ante
Una virtual "tirania de la mayorià: El nuevo orden busca poner limites a la
obstruccion de la iniciativa individual y al atropello a las minorias, hechos
que amenazan seriamente el curso progresivo de la historia. En este sen­
tido, el criterio de "derechos humanos" nace asociado a una consideracion
deI hombre en tanto hombre, coma "sujeto de derecho': y conlleva la limita­
don de los Estados en defensa deI pluralismo y la "discusion publicà: unica
herramienta Hamada a garantizar el desarroHo creciente de la humanidad.
Ahora bien, es necesario recordar que a diferencia del paradigma antiguo­
medieval, en el que la ley que preside el orden social procede del universo
metafîsico centrado en Dios,l la edad moderna se caracteriza por un para­
digma 0 cosmovision antropocéntrica (centrada en el hombre). Esto significa
que el hombre se independiza de la determinadon de Di6s en la constitucion
de la esfera publica y el orden pasa a concebirse de acuerdo a la figura deI
"contrato social': Esto ultimo supone la incidencia fundamental de la volun­
tad de "todos los hombres" en la institucion y determinacion de gobiernos y
sistemas de leyes. Por consiguiente, la ciudadania se extiende a todo hombre
por el hecho de ser hombre, dando lugar al establecimiento deI principio de
"autonomfa': de autodeterminaci6n de sujetos y pueblos, y al reconocimiento
de la dignidad universal e inviolabilidad de la persona humana en el trato
entre los hombres y en la relacion de los hombres y los Estados.

Derecho natural vs. Derecho positivo

En ese mismo marco de la Modernidad, partiendo de una distind6n clâsica


en el lenguaje de los juristas, se alude a dos tipos de derechos: naturales
y positivos. Los primeros se deducen (se siguen) de una consideraci6n ua
priori" de la naturaleza humana. Los segundos, son aqueHos impuestos por
pactos y convenciones historicas. Seg6.n Bobbio esta es una distind6n en

1. Ya se trate dei mundo cultural griego-aristotélico. donde se concibe un dios impersonal 0


principio metafisico ordenador dei Kosmos racionaI; ya se trate dei universo medievaI con
su Dios personaI creador trascendente dei mundo terrenaI, pero con determinante inciden­
da en sus instituciones, en ambos casos estamos ante la presencia de sistemas esencialistas
donde la ley (nomos) que preside el orden social, emana dei universo metaftsico. En otras
palabras, la edad antigua y medievaI se caracteriza por un paradigma 0 cosmovision teocén­
trica (centrada en dios). Por 10 tanto, estamos ante sistemas que alientan la «teonomia" 0
sujeci6n dei sujeto humano a la estructura trascendente dei cosmos, organizada en toma 0
a partir de dios.

82
Derechos humanos: fundamentos filosôficos y perspectivas politicas

" cuanto al origen de los derechos que no obstante puede relacionarse con una
. clasificacion en cuanto alfundamento de los mismos (Bobbio, 1991: 14-52).
En relacion a 10 anterior, la tradicion dei derecho anglosajon utiliza
los términos moral right para referirse al contexto de validez/legitimidad
moral y legal right, en 10 referente a 10 que tiene sancion/legalidad juridica.
La teoria liberal-iusnaturalista de los derechos humanos considera que el
derecho positivo debe adecuarse al derecho natural y que la esfera de la
"legalidad" debe poder fundamentarse en formas anteriores a la constitu­
cion deI "Estado civil" -ya presentes en el "estado de naturaleza': coma por
ejemplo la dignidad de la persona humana.
Por su parte, los positivistas de los siglos XIX y XX acusan a los seguidores
deI derecho natural de oscurantistas e irracionales, por apelar a supuestos
metafisicos anteriores al Estado, y en consecuencia carentes de fundamento
cientifico (Russo, 1992: 28).

Naturales

Derechos
en cuanto
alorigen
< Positivos

Moral rights
en cuanto
al fundamento
< Legal rights

Lo cierto es que en la actualidad la cuestion de los Derechos Humanos


no se reduce a la enumeracion de un catalogo de derechos fundamentales.
En su consideracion intervienen diversas variables que no siempre con­
fluyen armonicamente. En otras palabras, cada avance en los derechos de
algunas personas pue de implicar el retroceso de los privilegios de otros.
7. De igual manera, en el pIano intemacionalla aspiracion a encontrar reglas
; i comunes para los Estados choca con el principio de soberania, el cuallos
inviste a cada unD de la facultad relativamente excluyente de crear sus pro­
pias normas y tomar sus propias decisiones (Russo, 1992: 28).
Otra importante consideracion en la teoria liberal de los derechos huma­
nos es aquella que distingue entre "libertad negativa" y "libertad positivà:

83
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

La primera alude a la facultad de ampliar la libertad individual -siempre


dentro de margenes compatibles con la libertad de terceros. Ello implica
que el Estado no debe tener injerencia en los asuntos personales, siempre
y. cuando el ejercicio de los derechos de unos no obstruya el ejercicio de
\Ios derechos de otros. En este casa se habla de "derechos negativos': en el
lsentido de que estos se sintetizan en la no intervendon dei Estado en el
rlesarrollo de las libertades individuales. Por su parte, el concepto de "liber­
t~ positiva" contempla la intervendon en favor de derechos ligados a la
éalidad de vida y la equidad que deben ser promovidos y defendidos por el
Estado en su roI nivelador de las desigualdades sociales. Esto significa que
mientras la libertad negativa pone énfasis en la integridad de la persona
privada, la segunda nodon refiere a la funcion asistencial deI Estado. 0 sea,
a la esfera publica.
Para aclarar la distincion con un ejemplo se puede observar la diferen­
cia entre concebir el derecho negativo a la salud y el derecho positivo a la
asistenda sanitaria. En el primer caso, el Estado simplemente garantiza la
ausencia de coercion fisica sobre los ciudadanos, y la asistencia médica (en
tanto, derecho negativo) se concibe coma un servicio privado. Mientras que,
en el segundo, el Estado garantiza asistencia sanitaria para todos sus ciu­
dadanos, independientemente de cuales sean sus posibUidades economicas
por cuanto se trata de un derecho positivo. Con esta diferencia, se pone de
manifiesto la tension mencionada mas arriba: garantizar la asistencia sani­
taria implica un mayor gasto fiscal, solventado con recursos provenientes
de impuestos yen consecuencia, una limitacion a la propiedad privada. No
obstante, si el Estado solo garantiza el derecho negativo a la salud, limita el
ejercicio de los derechos sociales, econornicos y culturales, desentendién­
dose de la situacion de vulnerabilidad de una gran parte de la sociedad.

Las generaciones de Derechos Humanos

Segtin Bobbio, los derechos humanos son "historicos" en tanto su vigencia


J
e inclusion en los preambulos constitucionales y tratados intemacionales ha
sido fruto de un proceso "gradual" motivado por luchas y defensas de "nue­
vas libertades ante viejos poderes" (Bobbio, 1991: 14-52). Este autor adopta
una posicion relativista en cuanto al fundamento porque considera imposi­
ble encontrar una justificacion absoluta de estos. Este relativismo no afecta
su validez en el contexto deI mundo occidental. puesto que convoca mas a
la 1area institucional de defenderlos y contribuir a su cumplimiento. que a la
~ Jabor de una fundamentacion Ultima de raiz filosOfica.
Derechos humanos: fundamentos filos6ficos y perspectivas politicas

En cuanto a la historicidad de los derechos, la periodizacion mas difun­


dida, tàmbién retomada por Bobbio, es la que recurre a la caracterizacion
de "generaciones de derechos" para referirse a las distintas etapas en el
desarrollo historico de los derechos humanos. La propuesta de tres genera­
dones de derechos humanos (que el pensador italiano ampHa al nu.mero de
cuatro y se extiende a mas generadones en otros autores), fue sostenida por
Karel Vasak2 en 1979. La clasificadon de este autor sirvio de inspiradon a la
Carta de los Derechos Fundamentales de la Union Europea.
A continuacion se exhibe una sintesis inspirada en la version de Bob­
bio, la cual propone la identificacion de cuatro generaciones de derechos
humanos -aunque con algunas vacilaciones respecto a la diferencia entre
las dos ultimas.
~ Derechos de primera generacion: Son los derechos -civiles y poHti­
cos- propiamente modernos y liberales. que surgen de las conquistas
derivadas de la Revolucion Norteamericana (I776) Yla Revoludon
Francesa (I789).
1. Derecho a la libertad individual
2. Derecho a la seguridad
3. Derecho a la libre expresion
4. Derecho a la privacidad
5. Derecho a la libertad de asociacion
6. Derecho a la libertad de residencia
7. Derecho a la nacionalidad
8. Derecho a la libre asociacion politica
9. Derecho al voto.
~ Derechos de segunda generadon: Son los derechos economicos,
sociales y culturales, que parten dei constitucionalismo social y deI
Estado de Bienestar <ie mediados delsiglo XXr
son.incorporados a
la Declaracion Universal de los Derechos Humanos de 1948.
1. Derecho a la seguridad social
2. Derecho al trabajo
3. Derecho a la asociacion gremial
4. Derecho a la asistencia médica y servicios sociales basicos
5. Derecho a la educacion basica libre y gratuita.

2. Jurista y profesor universitario checo-francés. Fue Director y posteriormente asesor deI


Area de Derechos Humanos de la UNESCO.

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Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

~ Derechos de tercera generacion: Empiezan a plantearse en la déca­


da deI setenta sobre la base de una creciente preocupacion por los
efectos toxicos deI desarrol1o industrial sobre el planeta (hacia 1982
ya aparecen los primeros datos sobre el agujero de la capa de ozo­
no). Son derechos a la preservacion y no contaminacion deI medio
ambiente.
~ Derechos de cuarta generaci6n: son aquellos derivados de los efec­
tos de la investigaci6n biologica y de los peligros de la manipulaci6n
genética y otras aplicaciones de la técnica a la vida de las personas.
Es de importancia en este contexto el surgimiento de la Bioética, a
partir de la década dei 70, coma respuesta desde marcos reflexivos
institucionales, coma los comités de ética hospitalaria, a problemas
derivados de los descubrimientos cientmcos en el area de la salud y
las nuevas tecnologias biomédicas.

Critica a la concepcion liberal de los derechos humanos

La crÎtÎca desde los derechos sociales

La Modernidad no es solo liberal. Junto a los modelos de la I1ustracion y el


encidopedismo, la teoria positivista 0 la deI derecho natural, puede hal1arse
en el contexto de ésta otra vertiente de pensamiento, surgida al calor dei
romanticismo en el siglo XIX, de incuestionable vigencia en el mundo con­
temporâneo: el pensamiento dialéctico hegeliano-marxista.
De acuerdo a la concepcion dialéctica, la libertad no es algo "dado" sino
que debe hacerse, esta es, conquistarse en y con la pnictica histOrica de los
hombres. Pero esta empresa de "realizar" la libertad consiste en un proceso
que "avanzà' en base a la superacion de contradicciones 0 conflictos socio­
politicos. En estos conflictos hay siempre un sujeto que se define coma
"sujeto de la historia': siendo quien, a partir de su lucha, impulsa el sen­
tido de libertad y racionalidad que constituye el destino Ultimo deI género
humano. La posicion dialéctica fluctûa entre la interpretacion tipicamente
marxista, donde la dase social (el proletariado) se constituye en incuestio­
nable "sujeto"; y una versi6n mas bien "populistà' que afirma que el feno­
mena denominado "pueblo" pasa a ocupar ese lugar. En todos los casos, y
de acuerdo a esta amplia cosmovision, los derechos humanos de corte libe­
raI se conciben coma una pantalla ideol6gica debajo de la cual se oculta la
permanente reproduccion y satisfacci6n de los beneficios dei hombre occi­

86
Derechos humanos: fundamentos filos6ficos y perspectivas politicas

dental, propietario y burgués. Se cuestiona el caracter puramente "formal"


de la democracia liberal, alentando la praxis transforma dora de la socie­
dad y, por 10 tanto, poniendo énfasis en la segunda generacion de derechos
(economicos, sociales y culturales). El derecho a la resistencia ante la opre­
sion y la protesta social ganan terreno a la mera proclama de los derechos
civiles y polîticos (primera generaci6n).
La teoda puramente liberal considera que la contradiccion principal en
toma a la vigencia de los derechos humanos es la distincion autoritarismo­
democracia. Segnn su perspectiva todo el problema se reduce a que los
autoritarismos 0 dictaduras violan los derechos humanos, mientras que las
democracias los respetan. La version cdtica delliberalismo, de cuno socia­
lista 0 populista, senala el peligro de democracias puramente formales donde
la persistenda de necesidades bâsicas insatisfechas pone de manifiesto una
renovada postergaci6n de los derechos humanos, aûn en el contexto deI
Estado de derecho. Por 10 tanto, no bastarfa con la razonable impugnacion
de las dictaduras en nombre de la "normalidad institucional': sino que habria
que considerar otras contradicciones de enorme inddencia en el cumpli­
miento efectivo de los derechos bâsicos. Deberia inc1uirse la opci6n deI tra­
bajo, enfrentado a la logica deI capital, 0 la de la liberacion ante la dependen­
da, coma auténticas vias de profundizadon deI marco democratico.
Respecto de esto ûltimo, hay que advertir que en las sociedades Iatinoa­
mericanas las "democracias formaI es" se han interpretado coma estructuras
"dependientes': atadas a decisiones imperialistas provenientes de los paises
centrales. De ahi que la critica ailiberalismo, en base a dichos sustentos
ideo16gicos, se haya visto dotada de mayor carga de realismo en las regio­
nes pobres 0 emergentes deI planeta, donde el.Estado modemo-liberal ha
asumido reiterada y sistemâticamente el roI de Estado autoritario. Especifi­
camente, en América Latina, en mas de una oportunidad se ha desocultado
coma el sodo incondicional de las dictaduras militares, principalmente
en la década deI setenta, a través de la implantacion de pollticas autorita­
rias que combatian tanto al Estado de derecho coma al roI asistencial del
Estado, buscando reducirlo a un "estado minimo" -respecto de la planifi­
cacion de la economia, la redistribucion de la riqueza y la asistencia social.
Aunque 10 retomaremos mas adelante, podemos adelantar que el saldo de
estas politicas, instaladas a través deI régimen dei terrorismo de Estado, no
fue otro que la desaparicion/muerte de un nûmero considerable de militan­
tes provenientes deI campo popular.
En sintesis, elliberalismo, coma doctrina abstraida de los procesos socia­
les e hist6ricos, postula la divisa de "reduccion deI Estado" tanto en sus pode­
res (liberalismo politico) como en sus funciones (liberalismo economico).

87
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

La critica desde la posmodernidad

Después de 1945 hay dos culturas bien delimitadas que reproducen en


materia de derechos humanos las contradicciones ideologicas de la Guerra
Fria. Una, es la tradicion comunista que -como se menciono- enfatizaba
los derechos economicos y sociales. La otra, es la tradicion liberal centrada .
en las libertades civiles y politicas. A partir deI Acta de Helsinki en 1975
-suscrita por la Union Soviética, EEUU y todos los pais es europeos- se
pretende consolidar una cultura occidental unificada en materia de dere­
chos humanos (Zavala). Con este proposito, el Acta proclama, en el orden
de las relaciones internacionales, el respeto por las libertades fundamen­
tales, la no intervencion en los asuntos internos de cada pais, la igualdad
soberana y el respeto de los derechos inherentes a la soberania.
Sin embargo, por esa época (y mientras en Latinoamérica dominaban
las dictaduras) en los circulos mas destacados deI mundo intelectual, iba
cobrando fuerza la ide a de la crisis de la Modernidad, coma fenomeno
revelador de la "barbarie" inscripta en el sena de los mismos procesos civi­
lizatorios. De este modo, se generaliza la puesta en cuestion tanto de aque­
Ha racionalidad formaI de wiio liberal, coma de la concepcion utopica de
la transformacion social y el "sujeto" de la historia. ,La crisis cobra expresion
filos6fica a través de los pensadores denominados "posmodernos': quienes
plantean la superacion deI sentido unitario de la historia (Vattimo), 0 la
diseminacion de focos de poder-resistencia (Foucault). En todos 10 casos
se formula la sospecha de que "detras" de la Declaraci6n Univers al de los
Derechos deI Hombre se oculta el primado etnocéntrico del mundo euro­
peo-occidental, que se asigna el privilegio de hablar en nombre de toda la
humanidad (Lyotard, Cf. 1991).
Se destaca, entonces, la "diferencià' por sobre la continuidad, y la "plu­
ralidad" por sobre la unidad; de 10 cual deriva la consideracion de histo­
rias mUltiples, coma asi también de diversos sujetos sociales. Se pone en
cuestion la raz6n (logos) occidental y el orden juridico-politico (nomos)
liberal-capitalista, 10 cual conduce, por una parte, a la relativizacion del
concepto de "derechos humanos" y, por la otra, a la consideracion de dichas
libertades en el marco de una pluralidad creciente de reclamos y frentes
de resistencia. Se procede a la valoracion de los margenes deI sistema y a
la consideracion de la dignidad de las mas variadas formas de vida. Estas
reivindicaciones comprenden derechos de género, de minorias sexuales, de
pueblos originarios y de culturas no-occidentales.
Las criticas que se le han hecho alliberalismo, por ellado de la filosofia
de "la diferencià' y el relativismo cultural, han dado lugar a reformulaciones

88
Derechos humanos; fundamentos filos6ficos y perspectivas politicas

donde reconocidos intelectuales ensayan una defensa tendiente a rehabili­


tar la fe en el occidente liberal. Estos emprenden una revision de criterios
tendiente a incorporar las minorias en el marco deI reconocimiento y la
participacion politica. Uno de éstos intelectuales, Will Kimlycka, describe
al multiculturalismo liberal como sistema que incorpora a esos grupos que
se ven a si mismos como "naciones", y que buscan reconocimiento nacio­
nal y autogobierno; y también a aqueUos "grupos culturales no nacionales"
como ser: inmigrantes y refugiados, como asi también grupos culturales
"no étnicos': como gays 0 discapacitados (Kymlicka, 2003: 62).
Lo que promueve el multiculturalismo no es solamente la "no discri­
minacion" 0 "la tolerancià: sino también "el explicito acomodo, reconoci­
miento y representacion en el seno de la sociedad mayor" (Cf. Ibid.). No
obstante, la critica que puede hacérsele a este "multiculturalismo liberal"
es su sospechosa funcionalidad a la sociedad de mercado; el enfoque de
las culturas como algo separado de las condiciones sociales, la omision del
planteo de las asimetrias al interior de cada cultura, la escasa 0 nula sensi­
bilidad para la interculturalidad 0 "fusion de horizontes" entre sujetos de
distintas procedencias culturales. 3
A proposito de la consideracion deI discurso de los derechos humanos
como formula estratégica de intervencion en determinados pais es, hay
autores como Ignatieff que advierten la necesidad de diferenciar el dis­
curso en si mismo del uso imperialista que se le ha dado. Ignatieff marca la
incoherencia4 de las potencias occidentales gue condujo, de parte de otras
culturas, a creer que los derechos humanos no son mas que una justifica­
don para el expansionismo occidental (Ignatieff, 2003: p. 30 Yss.).
Por su parte, Jack DonneUy afirma que la Dec!aracion Universal se cons­
tituyo fundamentalmente para obstruir la puesta en practica de valores
negativos propios de occidente, como el sexismo, el racismo 0 el antîsemi­
tismo; y no para imponer valores europeos al resto de las culturas. Frente

3. En re\aci6n a esto, ellibro No logo, de Naomi Klein muestra en unD de sus capitulos,
como las politicas identitarias y de representaci6n, defendidas por los j6venes universitarios
en Estados Unidos y Canada hacia fines de la década deI 80, obtuvieron como respuesta la
incorporaci6n de los grupos defendidos en esos reclamos: adolescentes, feministas, negros,
gays, a la "sociedad dei espectaculo" y a la cultura de los negocios: "Una vez que comenza­
mos a buscar nuevas fuentes de imaginerla de vanguardia, las identidades sexuales y raciales
por las que luchabamos fueron remplazadas por estrategias de contenido de marca y de
marketing sectorial" (Klein, 2003: 145).
4. Esta "incoherencià' dlsta de ser inocente, en mas de un caso responde a intervenciones
cuidadosamente planificadas. Segûn sostiene Dardo Scavino en su !ibm La filosoJfa actual,
eillamado "respeto por la diferencià' puede servir para "tolerar» la represi6n y las ejecucio­
nes en ciertos paises "wando las circunstancias 10 exigen" (Scavino, 2007: 153).

89
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

al relativismo extremo, que sostiene que las culturas encierran formas de


dignidad, absolutamente "autoctonas" e irreductibles, Donnelly defiende
los derechos humanos como universales. Sin embargo, la universalidad de
estos derechos no debe conducir al error de pensarlos coma invariables
y absolutos. SegUn Donnelly, la particularidad de los derechos humanos
es enteramente compatible con su concepcion universal. La universali­
dad debe entenderse, en primer lugar y desde un nivel mas bien filosofico,
coma condicion que se extrae de una vision antropologica que trasciende
a las culturas, y permite hablar de una dimension dei derecho propia deI
"hombre en tanto hombre': En segundo lugar, puede considerarse "univer­
saI" en el sentido de la aceptacion universal de los derechos por parte de
la mitad de los Estados deI mundo, que "han asumido la obligacion legal
internacional de poner en practica estos derechos al volverse partes de los
Convenios lnternacionales sobre Derechos Humanos" (Cf. DonneUy, 1994:
Introducdon). Sin embargo, segun el mismo autor, deben "permitirsè' y
hasta exigirse, "variadones en los detalles de su puesta en prâctica con el
fin de adecuarlos a las practicas culturales que se valoran y a los distintos
antecedentes historicos" (Ibid.).

Casuistica y dilemas en torno a los derechos humanos

Es util estudiar los derechos humanos -como también la ética- teniendo


en cuenta los conflictos que pueden entablarse entre los distintos derechos
y valores en un contexto dado, mas que dedicarse a reproducir codigos 0
tablas de normas. Estos conflictos dan lugar a dilemas que afectan la toma
de decisiones en ese espado estratégico en que se cruzan derechos huma­
nos y responsabilidad politica. Resulta, por 10 tanto, recomendable como
ejerdcio imaginar posibles conflictos donde derechos de una u otra genera­
don compiten entre si 0 rivalizan al interior de una misma generadon.
A continuacion, se ensayan algunos posibles casos problemâticos:
1. En el marco de 10 que se considera la "primera generacion de dere­
chos humanos" puede verificarse la contradiccion siempre latente
entre derecho a la informacion y a la expresion publica de ideas
y el derecho a la privacidad. También a menudo se contradicen
derecho a la informacion y secreto de Estado. Estas divergencias
se producen en el marco de la distindon entre esfera publica y
esfera privada, y la frontera que delimita entre 10 "publico estatal"
y 10 publico coma "bien comM:

90
Derechos humanos: fundamentos fiIos6ficos y perspectivas politicas

2. El sintoma deI desdibujamiento de fronteras y el flujo migratorio


que caracteriza al mundo actual influye en el particular interés
que cobran los derechos humanos en el pIano de las politicas mi­
gratorias. Entre los migrantes se encuentran hombres y mujeres
en condiciones de extrema pobreza, cuya situaci6n es explota­
da sin escnlpulos de ningun tipo. En la Argentina de hoy, por
ejemplo, funcionan "talleres clandestinos donde personas -en
su mayorfa extranjeros procedentes de Bolivia- pueden trabajar
160 mas horas diarias a cambio de un dôlar, conformando una
vergonzante trama delictiva montada por afamadas marcas de
indumentaria, para SO$tener su negocio':s A este cuadro de explo­
taci6n, que reproduce la relaciôn premoderna de amo y esclavo,
se suma la demanda de los damnificados a favor de la defensa de
dicha indigna "fuente de trabajo", ante el comprensible riesgo de
que la desarticulaciôn deI sistema deI cual son victimas los hunda
en una miseria aun mayor.
3. Con respecto a los llamados "derechos de cuarta generaciôn" la
gama de conflictos y polémicas creee dia a dia en magnitud, con­
forme al desarrollo de la técnica y la aplicaci6n de ésta al servicio
de intereses estratégicos. Basta el ejemplo de la muerte de un hom­
bre por infarto, sucedida en diciembre deI ano pasado (2007). El
deceso se produjo tras el sometimiento de éste a ensayos clinicos.
El sometimiento de pacientes a dichos ensayos se contempla en
"protocolos" suscritos entre importantes laboratorios internacio­
nales y unidades asistenciales locales. Los documentos que se ha­
cen firmar en estos casos cumplen con los requisitos de "consen­
timiento informado" que prescriben los tratados internacionales
de bioética. También cuentan 0 deben contar, con la aprobaciôn
en Argentina de la Administraciôn Nacional de Medicamentos
(ANMAT). Sin embargo, se presume siempre el posible aprove­
chamiento de la extrema vulnerabilidad de pacientes y familiares
a la hora de suscribir un contrato de este tipo. Las pautas éticas
de la Organizaci6n Mundial de la Salud (OMS) contemplan esta
situaci6n de vulnerabilidad en casos muy generales.
4. La problemâtica de "derechos de tercera generaci6n" también va
creciendo en importancia al ritmo de los "avances tecnolôgicos"
que conspiran contra la preservaci6n deI ecosistema. Un tema

5. Texto tomado de un mensaje de la Defensoria del puebla de la Ciudad de Buenos Aires


(18-02-2008).

91
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

que merece especial atenci6n es el de los monocultivos forestales


-por ejemplo el monocultivo de ârboles para produdr papel, 0 el
de soja transgénica6 para alimentar animales- devastadores del
hâbitat y la natural biodiversidad. Un tema derivado deI destino
econ6mico de estas plantadones es su aprovechamiento en base
a la instalaci6n de "pasteras" 0 plantas productoras de pape!. La
instalaci6n de la pastera "Botnia" en las orillas deI rio Uruguay, a
la altura de la localidad de Fray Bentos (Uruguay) ha desatado las
protestas de pobladores dellado argentino (Gualeguaychu, Entre
Rios), que se agruparon y constituyeron la Asamblea Ciudadana
Ambiental de Gualeguaychu. Esta agrupaci6n viene desde hace
ya casi tres afios sosteniendo cortes de ruta, impidiendo el cruce
deI puente que une a ambas ciudades, en redamo por la reloca­
lizaci6n de la planta, debido a la alta presunci6n de elementos
contaminantes del medio ambiente en la producci6n de pape!. La
obstrucd6n de rutas y puentes, prâctica inaugurada por los mo­
vimientos de trabajadores desocupados, y que se ha hecho usual
en los Ultimos tiempos, es cuestionada por divers os sectores de
la sociedad, aducièndo al derecho a la libre circulaci6n y a la li­
bertad de comercio (derechos tipicamente "liberales" de primera
generaci6n versus derechos ambientales de tercera generaci6n)
5. Los intentos de explotaci6n deI campo 0 de instalaci6n de cir­
cuitos de explotaci6n turÎstica dan lugar a otra aplicaci6n de los
derechos humanos, que gîra en toma al tema de los desalojos ru­
rales. Puede tratarse de la expropiaci6n de tierras hist6ricamen­
te pertenecientes a comunidades originarias, cuya cultura des­
conoce el derecho liberal a la propiedad privada y, por 10 tanto,
carece de los titulos de propiedad que reclama el orden juridico
de una Estado nacional modemo. Es el caso de las comunidades
mapuches deI sur de Argentina y Chile y otras similares en La­
tinoamérica, que deben disputar el derecho a habitar las tierras
que hist6ricamente les pertenecen contra intereses de empresa­
rios que buscan apropiarse de esas parcelas con titulos de dudosa
legitimidad, a los efectos de su aprovechamiento comercial (con­
tradicci6n entre orden juridico liberal y derechos de segunda y

6. "Lahumanidadse nutri6 a través de suevoluci6n con mas de 80 mil plantas comestibles y con
unas tres mil de modo constante. Actualmente la hurnanidad depende de apenas ocho culti­
vos para la provisi6n deI 75% de sus alimentos". Ver: Vandana Shiva, "Soja simbolo de la des­
trucci6n de la naturaleza" en Revista: Futuros, nro 10, otofio 2007, Argentina/Uruguay, p. 20.

92
Derechos humanos: fundamentos filosôficos y perspectivas politicas

tercera generaci6n). En otros casos se actua de manera manifies­


tamente ilegal, como cuando se opera el desalojo de familias y
comunidades enteras, aun con titulo de propiedad, para expandir
en las hectâreas de tierra acaparadas el altamente rentable cultivo
de soja transgénica. Como forma de resistencia a esta situaci6n,
se conform6 el Movimiento Campesino de Santiago deI Estero
(MOCASE), agrupaci6n conformada por representantes de co­
munidades y campesinos locales que defiende los derechos de las
familias afectadas contra la violencia de sectores privados asocia­
dos a la violencia estatal.
6. Otro ejemplo de esta problemâtica gira en torno al Convenio de
la Organizaci6n Internacional del Trabajo (OIT) N° 169, "Sobre
pueblos indigenas y tribales en paises independientes" de 1989, el
cual reconoce:
': .. las aspiraciones de esos pueblos a asumir el con­
trol de sus propias instituciones y formas de vida y de
su desarrollo economico y a mantener y fortalecer sus
identidades, lenguas y religiones, dentro deI marco de los
Estados en que viven. Observando que en muchas partes
dei mundo esos pueblos no pueden gozar de los derechos
humanos fundamentales en el mismo grado que el resto
de la poblaci6n de los Estados en que viven y que sus
leyes, valores, costumbres y perspectivas han sufrido a
menudo una erosi6n".

.7. No obstante, en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) dedarada por


la UNESCO "Patrimonio de la Humanidad" (patrimonio de los
pueblos originarios que la habitan desde antes de la creaci6n deI
Estado-naci6n) desde el afto 2003, por su alto valor cultural y pai­
sajistico, la construccion de complejos hoteleros y de proyectos
tUrlsticos, dirigidos por sectores de altos recursos economicos,
deja marginados y exduidos a los habitantes de las comunida­
des quienes pasan a encargarse de los trabajos de servidumbre
o de servicios, generalmente "en negro'~ Como sefial6 el aboga­
do Oyharzahal Castro, en un encuentro sobre la problemâtica
de las tierras en 2005, 10 alarmante es que en ninglin articulo
de la legislaci6n provincial, que faculta al Po der Ejecutivo de la
Provincia para la "administracion" deI espacio, se menciona a
las Comunidades Originarias como sujetos de participadon y

93
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

decisiôn en el âmbito de la Quebrada. Por otra parte, los precios


de las tierras aumentaron a valores inconcebibles y han apare­
cido "viejos" dueiios redamando la propiedad sobre éstas, 10
cual continua erosionando la cultura, ahora objeto de consumo
turistico. En este contexto, una nueva tension se hace visible:·
entre el derecho consuetudinario, basado en el usa y la costum­
bre, y el derecho positivo de propiedad reconocido por el orden
juridico hegemonico dei Estado-naciôn occidental.

El movimiento de Derechos Humanos en Argentina.


Dictadura, terror y desaparici6n (1976-1983)

En este apartado intentaremos plasmar, sin pretender agotar la cuestion,


una periodizacion de la situacion de los derechos humanos en nuestro pais.
-1 Para introducirnos en la problematica de los derechos humanos en
! Argentina, primeramente hay que tener en cuenta que si bien los paises
! de Latinoamérica habian sido muy activos participantes de la Dedaracion
\ Universalde 1948, sin embargo, ese encuadre no condujo a acciones poli­
\ t~cas concretas sino hasta la década deI setenta. Como afirma Elizabeth
"'felin: recién "a partir de ese momento la dec1aracion se fue convirtiendo
en un Marco legîtimo para la aCCÎôn politica, en un horizonte ético y en
un panimetro al cual diversos actores podian hacer referencia al condenar
o denunciar situaciones de violencia concretas en las que se encontraban"
(2005: 511). Esto significa que si bien existian demandas y denuncias de
violencia y violaciones anteriores a la dictadura de 1976-1983, no obstante,
no se encontraban circunscritas allenguaje y a la conceptualizacion de los
derechos humanos. Fue recién en ese contexto historico que la problemâ­
tica de los "derechos humanos" hizo su irrupciôn en el escenario poHtico
argentino; andada en la represion ilegal y dandestina desde el Estado.
En consecuencia, la nOCÎôn se convertira en un concepto organizador dei
Marco de interpretaciôn de la violencia politica instalada en el pais (Cf.
Jelin, Op.Cit.: 509) -de todos modos, hay que destacar que las organizacio­
nes solidarias tienen un origen anterior a esos eventos: en 1937 fue creada
la Liga Argentina por los Derechos deI Hombre (LADH), por iniciativa deI
Partido Comunista, la que se orientaba a defender y proteger a victimas de
la militancia politica, principaimente, de izquierda.

94
Derechos humanos: fundamentos filos6ficos y perspectivas polfticas

Los aflos previos al Golpe deI 76

A mediados de la década deI cuarenta el surgimiento dei peronismo acelera


un proceso de polarizaci6n politica que comienza a acentuarse en 1955 con
el derrocamiento y proscripci6n deI lider. Seguidamente, se abre un ciclo
de inestabilidades poHticas e institucionales en el paîs que coinciden con el
panorama mundial de la Guerra Fria -en la cruzada internacional contra el
comunismo y la Revolud6n cubana. En este contexto, nacional e internacio­
nal, las Fuerzas Armadas (FFAA) argentinas asumen la mision de combatir
contra esos "enemigos" deI orden y de los valores cristianos occidentales.
Habiendo incorporado las estrategias de Francia en Argelia, consideran
que la persecucion debe ser total, en tanto: el enemigo puede hal1arse en cual­
quier ambito de la sociedad. Al mismo tiempo se incorpora la Doctrina de
la Seguridad Nacional, de origen norteamericano, que también afirma que el
enemigo puede estar en cualquier âmbito de la socïedad, y que esa amenaza
repercute en la seguridad interna coma parte de la "estrategia subversivà: De
esta manera, la represion en el escenario publico comienza a incrementarse.
Conjuntamente una nueva concïencia sobre los derechos humanos
comienza a adquirirse y a reivindicarse. En 1969 se produce un levantamiento
en la provincïa de Cordoba, conocido coma el "cordobazd': una accion de
masas, popular, antidictatorial (que se opone al gobierno de Ongania), con
reivindicaciones sindicales, a la que el Estado responde con un recru de­
cimiento de la represion tornandola mas visible. Los militantes popmares
comienzan a ser perseguidos y detenidos y la tortura empieza a convertirse
en una modalidad cada vez mas comt'tn en el trato de los detenidos.
En agosto 1969 la Comision de Familiares y Amigos de Detenidos
(COFADE), de origen peronista, publica un folleto titmado Libro negro de
la Casa Rosada, donde denuncia los abusos de los militares que defienden
a un sistema capitalista inhumano y que ejerce el terror sobre las dases tra­
bajadoras urbanas y campesinas (Cf. Crenzel, 2008: 29). En 1973 se reitera
esa denuncia a prop6sito de la represi6n desatada por la autodenominada
"Revoluci6n argentina" (comandada por los militares, con una serie de gol­
pes internos entre el 66 y el 73, que habian derrocado al presidente cons­
titucional A. Illia), en el Foro de Buenos Aires. Se elabora un informe que
denuncia las leyes represivas y el accionar de la Câmara en 10 Penal Especial
que juzgaba a los guerrilleros. También se denuncia la tortura a los presos
poHticos e incluye la acusaci6n de algunas desapariciones (fdem).
Desde una perspectiva sociologica, como sostiene M. Svampa, por esos
afios la imagen que devuelve la socïedad argentina es la de una sociedad
movilizada para el cambio, que tiene por actores principales a la juventud,

95
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

al sindicalismo combativo y a los intelectuales ligados a una matriz desa­


rrolHsta (Cf. 2003). En ese escenario, luego de un largo exilio, Juan D. Per6n
regresa para asumir la presidencia, hasta su muerte el IOde julio de 1974.
Muerto ellider, asume la primera dama Isabel Martinez de Per6n. La
imagen que sobreviene entonces, es el de la crisis plural: politica, social
y econ6mica, acompaftada de una progresiva sensaci6n de vacancia de la
autoridad, y de la gravitaci6n cercana al poder deI sindicalismo peronista
tradicional y de sectores de extrema derecha comandados por el ministro
de Bienestar Social, José Lopez Rega. Se trata nada menos que deI ide610go
deI accionar de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A); organiza­
ci6n paramilitar ligada a organismos estatales de represi6n. En ese marco la
violencia proveniente deI Estado se intensifica cada vez mas, al tiempo en
que grupos insurgentes, de oposici6n, comienzan a concebir sus proyectos
en clave revolucionaria optando por la lucha armada como modalidad de
intervencion politica.
Si bien des de 1930, afto que aconteci6 el primer golpe de Estado inau­
gurando la serie de golpes sucesivos,7 alternados con breves periodos de
democracia, la sociedad argèntina se mostraba condescendiente con esta
modalidad de mediaci6n poHtica, igualmente, antes de concretar ellÛtimo
golpe, se llev6 a cabo una estrategia de "relegitimacion»: la campana de
lucha antisubversiva. Tai es asi que el9 de febrero de 1975 se dict6 el decreto
S N° 261 que dictaminaba: "neutralizar y/o aniquilar el accionar de elemen­
tos subversivos que actuan en la provincia de Tucumân~8 De este modo, se
pone en marcha el Operativo Independencia.

El golpe de Estado

Finalmente el 24 de marzo de 1976 las FFAA, en un acuerdo unânime de las


tres armas, representadas por los comandantes Orlando Ramon Agosti, Emi­
lio Eduardo Massera y Jorge Rafael Videla, asaltaron una vez mas la instancia
constitucional de la politica. Si bien estas fuerzas habian mantenido una inifl­
terrumpida cercania al poder, al punto de que "el alma deI poder polîtico se

7. Las Fuerzas Armadas siempre se mantuvieron cercanas al poder que entre 1930 y 1976.
Pues, eran nada menos que las guardianas. aliadas y representantes de los diversos pro­
yectos politicos de los sectores dominantes; mas predsamente, custodias de los intereses
de las burguesias agroexportadora e industrial. como asi también dei capital monopolico.
Cf. Calveiro, P.: Poder y desaparici6n. Los campos de desapariciôn en la Argentina, Colihue,
Buenos Aires, 2004, p. 7 Y 55.
8. Fuente: http://www.nuncamas.org/document

96
Derechos humanos: fundamentos filos6ficos y perspectivas politicas

asentaba en el poder militar" (Calveiro, 2004: 8), la peculiaridad deI Ultimo


golpe de Estado es que llegaron para gobernar con un proyecto propio, de
"salvatajè: Puesto que su objetivo era hacer de la Argenttna otro pais, consi­
deraron necesario realizar, coma 10 llamaban con un cruel eufemismo, una
"cirugia mayor" con sus propios "quirOfanos": los campos clandestinos de
detencion-desaparicion de personas (Cf. Ibid.: 11). De esta manera, encua­
drada en la mira de ese proposito, la sociedad prontamente se transformo en
una "zona de guerrà' en la que era preciso identificar al "enemigo" deI Proceso
de Reorganizaci6n Nacional (PRN). De este modo, la politica se militarizo; 10
que equivale a decir que la realidad politica se polarizo a partir de la suposi­
d6n que existian bandos enfrentados (Cf. Corradi, 1996).
El accionar represivo dei Estado comenz6 a llevarse a cabo por medïo de
un doble despliegue: por un lado, las fuerzas oficiales (policia, gendarme­
ria, etc.) y, por el otro, las fuerzas paramilitares. La elaboracion de un plan
sistematico de represion dio forma a diversas practicas ilegales y clandes­
tinas con eI objetivo de neutralizar/eliminar cualquier forma de organiza­
cion popular, polftica, gremial, cultural. La prohibicion de emblemas y la
quema de libros eran parte deI mismo plan.
La desaparici6n forzada de personas fue la mas siniestra de esas formas
de represion. A partir de la misma se objetivo una decision de exterminio
politico de todos aquellos que fuesen considerados disidentes con el PRN.
Los operativos de secuestro, ejecutados por "grupos de tareas", constitu­
yeron una de las dos modalidades caracteristicas dei accionar represivo.
Los traslados a centros clandestinos de deteFlci6n, la incomunicacion, los
interrogatorios bajo tortura fisica y psicologica formaban parte de un cir­
cuito diseflado por el poder militar que acababa con la desaparicion de las
personas que eran secuestradas, "chupadas" en la jerga dei campo.
Claramente se trat6 de una aberrante VÎolacion a los derechos huma­
nos, principalmente, deI "derecho a la vidà'; como asi también, de otros
derechos civiles y politicos, cuyo ejercicio se vio vedado de hecho por la
supresion ilegal e ilegitima de la libertad civil y deI paradero de los deteni­
dos. Todo esto radicalizola evidencia de que la proteccion de los derechos
humanos no solo compete al Estado; pues, él mismo, puede violarlos. De
ahi la importancia de las organizaciones y de los organismos no guberna­
mentales abocados a la defensa de aquellos.
La otra modalidad desaparecedora fue la supresion de identidad de
niflos secuestrados con sus padres, 0 nacidos en cautiverio: 500 niflos roba­
dos por las Fuerzas Armadas. Desaparecidos la mayoria de ellos, atin hoy
se los busca. Ilegal e ilegitimamente inscriptos coma hijos biol6gicos de los
apropiadores, 0 bajo otras identidades por medio de adopciones fraudu­

97
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

lentas, privados de su verdadera historia y de las de sus padres (Cf. Abue­


las de Plaza de Mayo, 1988). Como sefiala Rosa Roisinblit, vicepresidenta
de Abuelas, no seria exagerado referirse a ello coma una nueva forma de
esclavitud en el sena deI siglo xx, en tanto, si bien la supresion de identidad
es un delito juridico que puede ser penado, al mismo tiempo, supone en la
constitucion de la subjetividad de una persona una herida irreversible en
el tiempo. El tiempo robado a un nifio-adulto, apartado ilegal e ilegitima­
mente, no puede ser devuelto. Aunque la restitucion de su historia, implica
una obligacion moral de toda la sociedad (Cf. Quintana, 2004).
En este escenario el surgimiento y desarrollo de los organismos de dere­
chos humanos no fue homogéneo aunque inicialmente todos hayan res­
pondido a la defensa de la vida. Las actividades principales rondaban alre­
dedor de la difusion y denuncia publica de las violaciones cometidas por
el terrorismo estatal y las acciones solidarias y de apoyo hacia las victimas
y familiares. Se conformaron dos tipos de organismos: los de "afectados"
directamente por las acciones represivas, entre eHos: Madres de Plaza de
Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de detenidos-desaparecidos;
y los de "no afectados". tales coma el Centro de Estudios Legales y Sociales
(CELS), la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el
Servido de Paz y Justicia (SERPAJ), el Movimiento Judio por los Derechos
Humanos (MJDH), entre otros. Estos Ultimos solian tener alg'lln dirigente
vfctima directo, 0 familiar de victima de violaciones a los derechos humanos.
En los organismos de "afectados" era mas dificil de visualizar la hete­
rogeneidad deI grupo en comparacion con el de los "no afectados~ debido
a que el motivo central de su union fue inicialmente el mismo, la recupe­
racion de alg'lln familiar desaparecido 0 detenido. Asi todo, las diferencias
internas se evidenciaban por la definicion orgânica de orientacion politica,
y en las diversas 0 espedficas tareas a las que se abocaban (Ej: Abuelas,
se oriento a la recuperacion de nietos). Otro factor de diferencia, fue el
tipo de conduccion politica 0 de liderazgo (Cf. Jelin, Op. Cil.: 517). Por su
parte, en los organismos de "no afectados~ por otro lado, era mas facil de
reconocer derta heterogeneidad debido a que participaban tanto familia­
res de victimas, coma politicos, religiosos. profesionales e intelectuales. Sus
actividades publicas, en comparacion con los organismos de "afectados':
fueron menores al inicio de la dictadura a causa de las estrategias de silen­
ciamiento deI aparato represor.
Cabe destacar que si bien estos organismos fueron en varias ocasiones
desacreditados, dos acontecimientos les otorgaron un gran respaldo, pro­
piciando un aumento en la denuncia publica de las violaciones cometidas
y la deslegitimacion dei accionar dei gobierno de facto: por un lado, la Ins­

98
Derechos humanos: fundamentos filos6fico!, y perspectivas politicas

peccion realizada por la Comision Interamericana de DDHH de la OEA


(1979) Y por el otro, la entrega deI Premio Nobel de la Paz a Adolfo Pérez
Esquivel coma miembro deI SERPAI en 1980. Esos sucesos permitieron la
publicacion nacional e internacional de la situacion argentin a, informacion
ya no plausible de ser reprimida 0 controlada.

Hacia la transicion democratica

Para esta época, transcurridos los dos primeros atlos de la década deI '80,
comienza a rumorearse la gestion de una negociad6n de salida dei régimen
militar, junto con Balbin y Alfonsm. A partir de esto los organismos de
derechos humanos ponen en marcha varios dispositivos de antidpadon
para denunciar y evitar cualquier tipo de autoamnistia (proyecto de ley)
militar y la emision deI "informe final': Las consignas no fueron las mismas,
algunos grupos quedaron en posiciones irreconciliables -asi fue coma en
1986 se produjo la division de Madres de Plaza de Mayo. También surgie­
ron varias denuncias al interior de la APDH. Una vez restituida la demo­
cracia, fines de 1983, el presidente electo RaUl Alfonsm dispuso la creaci6n
de la Comision Nacional sobre Desaparicion de Personas (CONADEP), la
que llevarfa adelante las investigaciones por los crimenes realizados por la
Ultima dicta dura y que culminaria con la publicacion deI Nunca Mas -texto
que recoge los testimonios de los afectados- en 1984.
Tiempo después, en el transcurso deI ano 1985, se les realizo un Iuicio
a las Juntas Militares (fueron tres Juntas las que gobernaron el pais, sucesi­
vamente), llevando a prision a los Altos Comandantes en Jefe de las FFAA.
Este fue un acontecimiento sin precedentes en Latinoamérica.
En el pIano de la condena social hay que destacar la vigencia que adqui­
rio la "teoria de los dos demonios': basada en la consideracion falaz de que
tanto los sectores representativos deI poder estatal represor, como aquellos
militantes populares de la resistenda habian viola do, unos y otros por igual,
los derechos humanos. La suscripd6n a esta particular "teoria" fue asumida
prindpalmente por aquellos sectores de las capas medias yaltas de la sode­
dad, que conciben un "ideal" de ciudadania abstraido deI escenario de las
contradicciones sociales y politicas. Sobre esta base, el contexto de enfren­
tamiento entre el estado terrorista y los diversos grupos insurgentes, propio
de la Argentina de los anos setenta, fue analizado desde la perspectiva de
una ciudadania asediada por dos fuerzas de idéntica extraccion maléfica. En
cambio, muchas de las versiones criticas de la teoria liberal de los derechos
humanos, en tanto no separan la ciudadania de la explotaci6n economica 0
la marginacion social y politica, consideran que de ninguna manera puede

99
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

equipararse la violencia ejercida "desde el poder" con las formas resistentes


-aÛfl muchas veces violentas- que adoptan los sectores populares.
Entre quienes sostuvieron y aun sostienen la "teoria de los dos demo­
nios~ circulan versiones que, al equiparar sin reservas a las victimas deI
terrorismo de Estado con las victimas de las organizaciones guerrilleras,
generalmente se encuentran animadas por el oculto interés de reivindicar
las acciones de la dictadura.
Lo anterior abona la explicaci6n al hecho de que en una inusitada
maniobra de "marcha atnls': el gobierno alfonsinista haya dictado, en 1986
y 1987 respectivamente, las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida.
Ello posibilit6 que muchos militares responsables no fuesen juzgados, que­
dando impunes por los crimenes y delitos cometidos. Este durîsimo golpe
para los organismos, los familiares y la parte de la sociedad que exigia jus­
ticia, fue profundizado por la administraci6n deI presidente siguiente Car­
los Salil Menem. Durante su gobierno se recurri6 a las prerrogativas pre­
sidenciales deI indulto (1989, 1990) que dejaba en libertad a los militares
condenados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
ADos infames que opacaron toda esperanza de ver a los responsables de
una sistematica violaci6n a los DDHH en la carcel.
No obstante, en 1996 la justicia espafiola reabre las causas por los delitos
de terrorismo y genocidio en Argentina.
Ello no puede ser mencionado sin hacer la siguiente digresi6n: si bien
el concepto de genocidio 9 contaba con una historia en el ambito de las defi­
niciones juridicas, y en el pIano deI derecho internacional, sera luego de
los crimenes nazis que el término adquirira estatuto legal, plasmandose en
la Covencion para la Prevencion y la Sancion dei delito de Genocidio apro­
bada por la Naciones Unidas en diciembre de 1948. Ahora bien, respecto
de su dificultosa delimitacion y después de imbricados debates, se opto por
tipificar el deHto seglin ciertas caracterfsticas homogéneas de las victimas
(étnico, racial, nacional, religioso), y no por el caracter de la acci6n material
cometida. Por consiguiente, se excluyo de la definici6n el genocidio de gru­
pos polfticos -que se encontraba presente en dicha resoluci6n y que definia
al cri men en analogia con el homicidio, esto es, por el caracter de la accion-,
alegando que estos grupos carecen de la persistencia y permanencia de ras­
gos que definen a otros grupos, raciales por ejemplolO (Cf. Feierstein, Op.

9. Destaca Feierstein la existencia de consenso entre los historiadores acerca de que el tér­
mino fue creado por el jurista Raphael Lemkin a prop6sito de los delitos nazis. Cf. Op. Cit.
p. 33 Y ss.
10. A prop6sito habrîa que analizar los resabios esencialistas de la definici6n.

100
Derechos humanos: fundamentos fi1os6ficos y perspectivas politicas

Cit: 41). Esta decision conceptual tuvo un carâcter deliberado, puesto que,
coma comenta Feierstein: "muchos de los propios Estados que avalaban la
Convenci6n adujeron que la inclusion de los grupos polîticos podia poner
en riesgo la aceptacion de ésta por parte de una gran cantidad de Estados,
porque estos no querrian involucrar a la comunidad internacional en sus
luchas politicas internas" (Ibid.: 39).
Volviendo al casa argentino, la desaparici6n forzada de personas no
podia ser "técnicamente" considerada un genocidio, en tanto, no se podia
identificar un grupo con caracterîsticas homogéneas que hubiese sido
"blanco" dei accionar represivo dei Estado -10 cual, a su vez, tenia injeren­
cia en relacion a las penas y castigos impuestos a los represores, y a la pres­
criptibilidad 0 no, de los crimenes cometidos. Sin embargo, en 1997 el juez
espanol Baltasar Garzon reabrio una causa contra los militares argentinos
por los delitos de terrorismo y de genocidio. Haciendo un brillante esfuerzo
intelectual, que sentarîa precedentes al punto de extenderse al casa chi­
leno y la consiguiente detencion de Augusto Pinochet en Londres en 1998,
logro entablar una correspondencia entre la interpretacion de los hechos
y la tipificacion (ontologica) deI genocidio. Entre otras cosas, menciona la
pertinencia dei término "grupo nacional" para referir a los acontecimientos
ocurridos en Argentina, aduciendo que los perpetradores se propusieron
destruir un entramado de relaciones sociales 10 suficientemente signifi­
cativo coma para alterar la existencia dei conjunto. Por otra parte, seiialo
también la pertinencia deI término "grupo'religioso" en funcion deI dis­
curso publico de la dictadura militar, que se proponfa, entre otras cosas,
instaurar el "orden occidental y cristiano" (Cf. Ibid.: 49 y ss.).
Si bien esta cuestion merece todo un capitulo, simplemente agreguemos
que los esfuerzos hechos por Baltasar Garzon acercaron nuevamente los
caminos de la verdad y de la justicia -mostrando, una vez mas, que estos
caminos requieren de esfuerzo y voluntad politica para no separarse.
Por 10 anterior, durante el gobierno de Menem se acuso a Espafia de
inmiscuirse en los asuntos deI pais desocultando la tension entre las juris­
dicciones nacionales e internacionales, y la pugna de intereses a la hora de
penar las violaciones a los derechos humanos.
Respecto de la otra modalidad de desaparicion de personas, el robo de
ninos y la falsificacion de datos filiatorios, puede senalarse que en 1996 las
Abuelas de Plaza de Mayo hicieron la presentacion de una querella criminal
por el delito de sustraccion de menores, crimen no prescriptible, en tanto, se
sigue cometiendo el deHto a 10 largo de la vida deI niiio-adolescente-adulto
victima dei secuestro. La consecuencia fue el re-encarcelamiento de Videla,
Massera, y otros altos jefes implicados (Cf. Jelin, Op.Cit.: 549).

101
Daniel Berisso - Maria Marta Quintana

Asimismo, e16 de Marzo de 2001 el juez federal Gabriel Cavallo dispuso


declarar la "inconstitucionalidad e invalidez" de las leyes de Punto Final y
de Obediencia Debida, cuestion que posibilito la apertura y reapertura de
causas judiciales.
Por Ultimo, subrayemos que si bien la cuestion de los "derechos huma­
nos" no se agota en la problematica del terrorismo de Estado, no obstante,
en Argentina solo paulatinamente y de manera muy marginal esta nocion
fue haciéndose extenstva respecto de otras cuestiones y dimensiones liga­
das a los derechos economicos y sociales.

Conclusiones

De acuerdo al plan trazado en la introduccion se ha partido de la génesis


moderna de los derechos humanos. Estos se plantearon coma principios
basicos de dignidad y justicia, derivados deI orden de garantias y libertades
propias de un humanismo centrado en el sujeto, el contrato social y los
derechos deI individuo frente al Estado. Conforme a la advertencia inicial,
no abundamos en detalles juridicos, centrando mas bien el interés de este
trabajo en el marco cultural de los derechos y en el contexto de funda­
mentacion filosofica. Ambos dan cuenta deI estrato mas profundo de las
practicas legales y morales. Hablarde derechos es facil, 10 dificil es funda­
mentarlos y comprenderlos. El contenido de este capitulo, por 10 tanto, se
ha perfilado hacia el costado retlexivo y critico de practicas y teorias, tal vez
el modo mas fructifero de enseflar y revivir la dimension profundamente
humana de dichos relatos. Como dimension que ademas de normativa, es
viven cial, historica y culturalmente situada se abordo la critica deI libera­
lismo en base a criterios y demarcaciones que ilustran la distincion moder­
nidad-posmodernidad. Esta ultima distincion condujo a una serie de casos
conflictivos y polémicos que denuncian nuevas formas de victimizacion y
sujetos de derecho.
En 10 referente a la problematica de los derechos humanos en la histo­
ria de la Argentina reciente, reafirmamos que ésta se condensa en la idea
de "violacion a los derechos humanos': la cual comenzo a delinearse en
los aflos setenta en relacion a las victimas deI accionar deI aparato repre­
sor del Estado, durante la aludida dictadura militar. Puntualizamos que si
bien existian algunos organismos de DDHH con anterioridad, estos movi­
mientos convergieron en el contexto del terrorismo de Estado con un pro­
pOsito comun, aunque luego se harian visibles las diferentes estrategias de

102
Derechos humanos: fundamentos filos6fÏcos y perspectivas polfticas

intervenci6n polîtica, las cuales han generado divisorias entre los diferentes
organismos.
En general, tratamos de reconstruir la realidad variada y compleja de los
derechos bâsicos de mujeres y hombres, derechos cuya vigencia y efectivi­
dad creemos hay que sostener y defender con hechos e ideas. Resistiendo
la caida en clichés 0 la atenci6n a formulismos, tan demandados en materia
de derechos humanos, se busc6 ofrecer una visi6n razonada y problematica
de los mismos.

103
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