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Bluefield Indian & Caribbean University

(BICU)

Maestría

En Educación y Mediación Pedagógica

Grupo

Sinergia Cultural

Idania Isabel González Martínez

Eje Temático
Epistemología y Educación

Epistemología del estudiante rural: una nueva mirada


(Ensayo)

Paiwas, RACCS

27 de noviembre 2017
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Mis estudiantes ocupan un lugar muy importante en mi vida. Gracias a ellos me


mantengo motivada para mejorar cada día en el ámbito personal y profesional. Por ello, a
través de este ensayo pretendo exponer a grandes rasgos como mis estudiantes construyen
su epistemología, destacando los factores que mayor relevancia tienen en la construcción de
su proceso epistemológico.

Para empezar, es oportuno destacar que la “epistemología es el nombre que le damos


a la disciplina que se ocupa del conocimiento”. Es decir, en ella se aborda lo relacionado con
“la fuente del conocimiento”, “el proceso” del mismo y “cómo se valida el saber” (Nagmanovich,
2008 p. 3). De manera, que quiero hablar de lo que saben mis estudiantes, de la forma en que
han aprendido y como habilitan esos conocimientos.

Es válido señalar que, el conocimiento “no es algo separado y que se baste a sí mismo,
sino que está envuelto en el proceso por el cual la vida se sostiene y se desenvuelve”. Además
“por lo general una misma persona participa de múltiples formas de conocer y de legitimar su
saber”. “Cada vez más estudiosos del conocimiento del conocimiento en sus diversas formas
tienden a considerar que este no existe independientemente de los otros aspectos de la vida
humana” (Nagmanovich, 2008 p. 6).

Es decir que hay diversas formas de aprender, o diversos factores que contribuyen con
la construcción del conocimiento en el individuo. Entre esos elementos se destacan la familia,
formadora por excelencia de seres humanos; la vida cotidiana como punto de partida, la
comunidad, que también aporta al proceso epistemológico y por último la escuela, como centro
integrador de la epistemología.

La familia, entidad formadora por excelencia del ser humano

Tengo la dicha de trabajar en la modalidad de secundaria a distancia en una comunidad


considerada semi urbana, así que la mayoría de mis estudiantes son jóvenes que han nacido
y crecido en el campo. Sus familias al igual que ellos, nacieron y crecieron de la misma manera.

Si bien es cierto, las familias a las que pertenecen mis estudiantes poseen un bajo nivel
de escolaridad por tratarse de campesinos, algunos apenas letrados, todos ellos poseen un
amplio caudal de información relacionada con la tierra, el ganado, Dios, la naturaleza y todo lo
que les rodea, información que por supuesto transmiten a sus hijos.
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Por tanto, mis estudiantes además de leer y escribir, han adquirido conocimientos
empíricos acerca de la agricultura y ganadería. Además conocen como sobrevivir diariamente,
dando respuestas a necesidades básicas del ser humano. Ellos tienen conocimientos acerca
de cómo alimentarse, asearse, convivir en sociedad y la manera en la que pueden salir
adelante, mejorando su estilo, sus condiciones de vida y sobre todo su situación económica.

Resulta muy fácil asumir que la mayor parte de conocimientos que poseen mis
estudiantes, las han adquirido en su seno familiar. Es en la familia donde se aprende desde lo
más sencillo como comer, vestirse, asearse, convivir, resolver problemas y situaciones que se
presentan a diario. Situaciones sencillas cuando somos muy pequeños y que van
incrementando su nivel de complejidad y abstracción a medida que crecemos.

La realidad es que la familia es el centro de aprendizaje por excelencia. En la familia se


aprende de diversas maneras, escuchando, mirando, haciendo y sobre todo con el ejemplo y
con el trabajo. Se aprende a través de explicaciones de la realidad como afirma Maturana
(1990 p. 26) “la realidad es una proposición explicativa de una clase o de otra”. En la familia
se aprende mucho, no solo viendo o escuchando, o haciendo, se aprende haciendo mucho
uso del lenguaje, de la razón, de la enseñanza intencionada y también de la informal.

En la familia nunca se deja de aprender, a menos que se pierda a la familia por completo
y no se tenga la posibilidad de formar otra. En la familia, los miembros se corrigen mutuamente
en su forma de proceder, de actuar y de hablar. En la familia se comparten momentos de
intercambio de experiencias que enriquecen el conocimiento de cada integrante de la misma.
Nagmanovich (2008 p.4) en su obra Epistemología para Principiantes refiere que “el camino
del conocimiento no es una autopista que parte de la ignorancia para arribar al saber…sino
que los saberes se enredan, entrecruzan, atraviesan, distinguen y confunden con las
creencias, la sabiduría, la información, la comprensión, las explicaciones, la ciencia, las
opiniones…”

En la familia se inculcan valores, creencias, opiniones que constituyen la base para


sopesar información que llega diariamente a través de distintas fuentes. Mis estudiantes
asisten los domingos con su familia a una iglesia católica donde escuchan de Dios. En sus
hogares miran televisión o escuchan radios que bombardean con variedad de información a
toda la familia. Los padres desde pequeños enseñan a sus hijos e hijas las labores del campo.
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De modo que los jóvenes a los que yo trato de enseñar lengua y literatura o matemática ya
han iniciado su proceso epistemológico mucho antes de haber llegado a la escuela.

Así que resulta innegable el rol de la familia en la constitución epistemológica de mis


estudiantes, los cuales pese a no demostrar grandes habilidades en ciertas disciplinas del
saber, no son una hoja en blanco sobre la que hay que escribir, ellos ya traen de su hogar una
base de conocimientos muy basta y sólida que necesita ser consolidada y fortalecida para
mejorar en un fututo su calidad de vida y la de los suyos.

La vida cotidiana como punto de partida

Belli, (s.a p. 50) haciendo uso de la protagonista de la novela Sofía de los Presagios
refiere que ”los seres humanos tenían que pasar un largo aprendizaje para llegar a la madurez
y a la sabiduría, pero no bien la alcanzaban empezaban a declinar hacia la decrepitud y la
muerte”.

Ese largo aprendizaje del que habla la escritora nicaragüense se da a lo largo de toda
la vida. Se inicia en la familia, pero trasciende a la cotidianidad. Es decir, no solo se aprende
con la familia, se aprende cada día de existencia, con o sin la familia. La vida cotidiana tiene
que ver con las distintas tareas que debemos realizar todos los días tanto en el seno familiar
como fuera de él. Lo cotidiano tiene que ver más con el tiempo, que con el lugar, o con quienes.

Acerca del papel que juega la vida cotidiana en la consolidación de la epistemología de


cada individuo, Maturana (1990 p.17) refiere que “esta acción del conocer, de cómo
conocemos, cómo se validan nuestras coordinaciones cognoscitivas no es trivial para nada;
pertenece a la vida cotidiana, estamos inmersos en ello momento a momento.”

O sea, lo que dice el autor de la obra Biología de la Cognición es que en la vida cotidiana,
en el día a día, se da el conocer, se aprende y desaprende, se confirman o se amplían los
conocimientos empíricos adquiridos en la familia o en otros ámbitos.

En el caso de mis estudiantes, ellos en más de una ocasión han tomado la palabra en
el aula de clase porque tienen mucho que aportar. Se trata de conocimientos que coinciden
con lo que exponen algunos autores de los libros de texto, pero que ellos han adquirido en la
experiencia diaria aceptada, ya que de acuerdo con Maturana (1990 p.17) “somos
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observadores en el observar, en el suceder del vivir cotidiano del lenguaje, en la experiencia,


en el lenguaje”.

La vida cotidiana es una rica fuente de aprendizaje para el ser humano, porque aunque
“la inteligencia humana tiene su raíz en el código genético y en toda la evolución de la
vida en este planeta. Está influenciada por nuestra experiencia cotidiana, nuestra salud
física y mental, la dieta, el ejercicio que practicamos, las relaciones que tenemos y por otros
muchos factores” (Zohar, 2001).

Lo anterior, se demuestra claramente cuando mis estudiantes se destacan participando


y resolviendo situaciones propuestas en las distintas áreas del programa de estudio, pero que
se relacionan con su entorno, se trata de situaciones relaciondas con agricultura, ganadería,
pesca, caza de animales como venados, cusucos, guardatinajas, y otros. Además ellos
dominan cuestiones de deportes, política, transportes y vehículos automotor.

De manera que en la cantidad y calidad de la amplia gama de conocimientos que poseen


mis estudiantes juega un papel muy interesante la vida cotidiana que va más allá de la vida
familiar. La vida cotidiana es imprescindible para el progreso y desarrollo de la humanidad. Tal
es la importancia que hay quienes se atreven a afirmar que “la validez de la ciencia está en su
conexión con la vida cotidiana” y que “la ciencia es una glorificación de la vida cotidiana”,
porque no se concibe la “realidad independiente del observador” (Maturana, 1990).

La comunidad en el proceso epistemológico

De igual manera que interfiere en el proceso epistemológico la familia y la cotidianidad


influye también la comunidad en donde se desenvuelve el sujeto. Veamos porque lo considero
así. A mi ver, la comunidad es el espacio en donde el individuo nace, crece, se desarrolla,
estudia, se forma culturalmente y aprende infinidad de cosas.

La comunidad de mis estudiantes es considerada semi urbana por el Ministerio de


Educación, aunque la mayor parte de sus características indican que es meramente una zona
rural. Hay una ruta de acceso a la cabecera municipal, hay un centro escolar y una iglesia
católica. Se podría decir que esta comunidad está conformada por unas 500 personas
incluyendo a los niños. No hay centro de salud, ni lugar de recreación para los niños y el resto
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de la familia. Tampoco hay muchos negocios, solamente hay un establecimiento en donde


venden ropa y zapato y accesorios para el hogar.

Ahora bien, alguien podría decir que qué pueden aprender en esa comunidad tan sencilla mis
estudiantes. Yo pienso que además de aprender tantas cosas relacionadas con su
sobrevivencia, han aprendido mucho relacionado con la configuración de su personalidad.

El conocimiento no sólo tiene que ver con lo científico, también tiene que ver con todo
lo que creemos e influye en nuestro comportamiento. En la obra narrativa Sofía de los
Presagios, los personajes, habitantes de “Diriá, pueblo de brujos” dan una clara muestra de
todo lo que se sabe en las comunidades, se sabe en colectivo porque todos aceptan como
verdades absolutas las creencias y mitos que los rodean. Lo cual concuerda con lo que dice
Maturana cuando explica que una explicación es una reformulación de la realidad, pero
aceptada por alguien, de hecho sino se acepta esa reformulación, entonces no es una
explicación.

En esa obra, para todos los personajes es cierto que “no hay peor cosa que poner una
hembra a mandar”, que “las tres C del éxito son: cara, cuerpo y capital”, “que el orín de las
mujeres embarazadas es incompatible con los sapos” y que “nada es estático en el universo
ni siquiera el destino”, entre otras cosas bien interesantes, Belli (s.a p. 57, 69, 105-106). Ese
tipo de conocimientos podrían subestimarse en ocasiones por parecer triviales y no necesarios
para la vida, sin embargo, no debe ser así, ya que además del coeficiente intelectual y de la
inteligencia emocional, cientificamente comprobadas, existe también la inteligencia espiritual,
y a esta última es que resultan más útiles todos los elementos culturales que se adquieren en
la comunidad en la que se vive la vida familia y cotidiana (Zohar, 2001).

De modo que la comunidad en la que viven mis estudiantes, contribuye de manera muy
relevante en la configuración epistemológica de ellos, aunque a simple vista parezca muy
sencilla. A mi ver juega un rol muy destacado relacionado con la Inteligencia espiritual (IES)
de la que habla Zohar (2011 p. 28) ya que según ella “desde el punto de vista neurológico,
todo lo relacionado con la inteligencia está encauzado o controlado por el cerebro y sus
extensiones neurales. Un tipo de organización neural nos capacita para el pensamiento
racional, lógico y normativo, es decir, nos proporciona el CI. Otro tipo nos permite ejercer
nuestro pensamiento emocional, asociativo y reconocedor de pautas, es decir, nos brinda la
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IE. El tercero hace posible el pensamiento creativo, perspicaz, creador y quebrantador de


normas, es decir, nos da la IES” (Zohar, 2001).

“Usamos la IES para avanzar con mayor plenitud hacia la persona desarrollada que
tenemos el potencial de llegar a ser. Cada uno forma su propio carácter por medio de una
combinación de experiencia y visión, una tensión entre lo que realmente hacemos y las
cosas mejores y más importantes que podríamos llegar a hacer”.

La escuela como centro integrador de la epistemología

Hemos llegado al momento de analizar como mis estudiantes llegan a la escuela. Pienso que
sin importar el nivel al que ingresen los estudiantes en un centro escolar ya saben mucho. Y
de eso ellos están muy seguros, lo demuestran cuando se les pregunta, cuando se les
presentan situaciones que analizar o cuestiones diferentes a las de su casa o cotidianidad.

Así que es válido afirmar que es un error muy grave el que se comete cuando se cree que la
escuela es el único lugar en donde se aprende.

La realidad es que la escuela es el lugar donde se integran distintos saberes. Es donde hay
interacción de distintas escuelas, la familia, la vida cotidiana y la comunidad. En la escuela el
docente es el que coordina el proceso de enseñanza aprendizaje, pero no el único que enseña,
al igual que el estudiante no es el único que aprende. Es decir, en la escuela todos aprendemos

En la escuela mis estudiantes agregan un poco de conocimiento científico y empírico a su


caudal de conocimientos. Porque cada experiencia es aprendizaje, aprenden a cada momento,
dentro y fuera del aula de clase. Aprenden del docente y de sus compañeros. Pero ha de
quedar claro, que no solo se aprende en la escuela formal. Sofía fue expulsada del convento
de Granada por su conducta, pero su aprendizaje nunca se detuvo, aprendió en su casa hasta
bachillerarse, sin embargo, siguió aprendiendo siempre hasta madurar su personalidad y lograr
superar sus temores y secuelas de su infancia. Me atrevo afirmar que en la escuela se
modifican algunos conocimientos, se enriquecen otros, y solo unos cuantos se descartan. En
la escuela se ponen a prueba las distintas capacidades para definir la epistemología de cada
uno de los estudiantes.
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Sofía dejó de asistir a la escuela, continuó sus estudios en casa, le tocó enfrentar serios
conflictos con los demás y consigo misma, no obstante, al finalizar la obra se percibe una mujer
madura, capaz de empezar de nuevo y formar con muy buen ejemplo a su hija.

Ya para concluir, la epistemología de cada uno de mis estudiantes es compleja para ser
comprendida. Ellos saben mucho sobre su medio (agricultura, ganadería, pesca, caza), saben
sobrevivir y comportarse en sociedad. Los factores que han interferido en su epistemología
son la familia como pilar fundamental en la formación del individuo, la vida cotidiana fuente
ineludible de aprendizaje y la comunidad como medio de validación y enriquecimiento
cognitivo. Cada uno de estos factores día a día contribuyen con la parte cognoscitiva de ellos
y la escuela lo que hace es darle forma a lo que ellos ya traen de su casa, de su experiencia y
de su entorno. La tarea de la escuela es crear un mejor ejemplar con la materia prima que ellos
ya llevan al aula de clase. Es por esto, que los docentes debemos ser muy responsable con
nuestra labor, empleando todo tipo de materiales didácticos y recursos metodológicos que
contribuyan a facilitar el intercambio de conocimientos significativos en el aula de clase.

Bibliografía

Belli, G. ((s.a)). Sofía de los Presagios. Letras de Bolsillo EMECE. Obtenido de


http//DescargarLibrosGratis.NET
Maturana, H. (1990). Biología de la Cognición. Temuco: Ediciones Universidad de la
Frontera.
Nagmanovich, D. &. (2008). Epistemología para principiantes. Buenos Aires, Argentina: Era
Naciente SRL.
Zohar, D. &. (2001). Inteligencia Espiritual (primera ed.). (M. Covián, Trad.) Barcelona:
PLAZA, JANÉS EDITORES S.A.

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