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ORFANDAD

La Real Academia Española de la Lengua define Orfandad


como:

“El estado de aquel menor de edad a quien han faltado su


padre y su madre o alguno de los dos. Es la falta de ayuda, favor,
valimiento o amparo en la que una persona se encuentra.”

Pero, más allá de esto: Es una deplorable condición de


abandono, rechazo, autocompasión, agresión y desesperanza,
cuya existencia se espera de aquellos que no han experimentado
la Renovación en Yeshúah Hamashíaj y que, por lo tanto, son
verdaderos huérfanos.

Todos los que hemos pasado de la Muerte a la Vida Eterna,


de las Tinieblas a la Luz Admirable, y de la Orfandad Legítima a
la Hidalguía1, paradójicamente, hemos mantenido una persistente
condición de Orfandad Ilegítima, ficticia en cuanto a su razón, a
derecho, de ser… Pero real, en cuanto a la incapacidad de
acogernos a los Beneficios de la Paternidad de Hashem.
Nuestra Orfandad persistente nos ha impedido alcanzar, de
manera definitiva, a nuestro Abbah (Heb.: Papá), y disfrutar,
plenamente, de Su Comunión Paternal.

1
Condición de: “Ser hijo de alguien.”
De la Muerte y de las Tinieblas, hemos pasado con nuestra
enfermedad clandestina, cuyos síntomas siguen siendo los
mismos, tanto aquí como allá: Rebelión, autocompasión, ira,
temor, desesperación, codicia, mentira, depresión, venganza,
inferioridad, rencor, manipulación, soledad, victimización, lujuria,
envidia, gula, hipocresía, autosuficiencia, inmoralidad, desdén,
delirio, murmuración, orgullo, indiferencia, ínfulas, rechazo, fuga,
doblez de ánimo, evasión y muchísimos más.

Esta enfermedad y todo el conjunto de sus síntomas


conforman un perverso y penoso mal, una dolencia crónica,
degenerativa y mortal que se puede denominar: Concupiscencia,
adicción, vicio, o codependencia… Que, no sólo nos induce a
cometer, crónica y persistentemente, la misma estirpe de
transgresiones, sino que: Profundiza, empeora, o agrava el mismo
mal, en forma progresiva, hasta llevarnos a una etapa terminal en
la que, ya sin fuerzas: Quedaremos expuestos, a merced de
cualquier molestia, de cualquier “resfriado banal” que, sin duda:
¡Precipitará nuestra muerte!

Hakaddosh-Baruj-Huh nos exhorta a descubrir la Orfandad.

Estamos acostumbrados a practicar, disfrutar, a esconder y a


justificar las manías que, indefectiblemente, destruyeron a
aquellos que fueron nuestros maestros del vicio…

Esas adicciones, si no hacemos “algo”, terminarán


matándonos también y, además, acabarán con la vida de los que
nos rodean, a los que, en la actualidad, inculcamos nuestro
“especial estilo de vida”, el Camino de la Maldad...

¡Confesemos nuestras faltas, nuestra codependencia y los


síntomas de nuestra orfandad: Propongámonos no seguir siendo
“huérfanos desgraciados” por el resto de nuestras cortas y
miserables existencias!...

Dejemos el vicio y seamos fuertes en la abstinencia


absoluta…
Entremos en un proceso de Restauración en el que, con la
ayuda de otros como nosotros, el Eterno nos auxiliará para
modificar los distorsionados patrones de conducta…

Recuperémonos y seamos libres, al fin, para disfrutar de


todos los Beneficios que, junto con el Derecho de ser reconocidos
como de hijo que Adonái, Hashem mantiene a nuestra
disposición…

Sólo así podremos tratarlo como Abbah, para que, a los


huérfanos que nos rodean, no sólo los llamemos hermanos, sino
que los tratemos como… ¡Eso que decimos!

Es necesario destacar que me he estado refiriendo, por un


lado, al hijo del Eterno que vive en Orfandad Paradójica…
Absurda… Ridícula… Y, por el otro, al que vive de acuerdo con
su Estatus Legítimo de hijo de D’os, es decir, de hijo libre.

En el siguiente esquema muestro algunas características de


cada uno de esos tipos de sujeto:
EL HIJO HUÉRFANO EL HIJO LIBRE
Dice: “¡Te necesito!” Dice: “¡Te amo!”
Se defiende No se defiende
No está seguro de su Está seguro de su Identidad
Identidad
Desconoce la Paternidad Exalta la Paternidad de
de Adonái Adonái
Por su vida lo perdió todo Por todos ofreció su vida
Se resiste Se abandona en el Padre
Cuestiona Obedece
Juzga Perdona
Discute y arrebata. Escucha y enseña.
Demanda Acepta
Se frustra Se goza
Dice: “¿Entiende?” Dice: “¿Me explico?”
Lo empujan Camina
Se queja Agradece.
Roba Pide
Se oculta Se muestra.
Confunde Aclara
Miente Es veraz
Se justifica Se disculpa
Es morboso y murmura Es comprensivo e intercede
Elige el sufrimiento Le ocurre el dolor
Muere por un desamor El Amor lo hace vivir día a
día
Necesita convertir las Se alimenta de la Palabra de
piedras en pan Hashem
El oro determina sus Su Obediencia a D’os
prioridades determina sus prioridades
Busca la fama Mantiene su Dignidad
Requiere ser reconocido Se deleita en el anonimato
que reconoce la Esencia
Distinta, Apartada y Pura del
Eterno
Tan sólo existe Vive intensamente
Dice: “¡Lo haré si Dice: “¡D’os lo haría si
D’os...!” yo...!”
Es indiferente ante lo Vuelca las mesas de los
deplorable de su templo, cambistas infiltrados en su
pero trata de allanar templo
templos ajenos
Está tan enfermo como No tiene secretos
sus secretos
Manipula para obtener Enseña a dar y a recibir
Especula Sabe escuchar y dialogar
Pide lo que piensa que Recibe del Padre lo que Éste
necesita sabe que necesita
Muestra incoherencia Muestra coherencia entre lo
entre lo que cree y lo que que cree y lo que vive
vive
Se desvive por lo que Vive lo que cree
otros creen

Un hijo libre es aquél a quien el Eterno ha sacado de


Egipto (las Tinieblas), de quien ha evacuado la Oscuridad, en
quien ha sustituido lo tenebroso por Su Luz y a quien, finalmente,
y con certeza de su Identidad, ha hecho regresar al Mundo, no
para ser asimilado, sino para ser Su utensilio probado y
examinado, a favor de la emancipación de otros seres humanos.

Quien sólo ha sido sacado y se ha resistido a dar los


siguientes e imprescindibles pasos, es el huérfano que pretende
poner condiciones al Eterno para ver la posibilidad de dignarse a
caminar.

Este pensamiento, es tan bizarro y distorsionado que se


puede igualar al de quien cree que Adonái está obligado a hacer
tanto Su parte como la de él... ¡Y en ese orden!... La de Él y...
Veremos si la suya.

¿Cuántas Bendiciones del Padre se hallan confiscadas en la


mazmorra de nuestra Orfandad? ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar
hasta que “alguien” se dé cuenta o admita que D’os nunca hará lo
que a ese “alguien” le corresponde?

La Emunah/Fe requiere deMaaséi Emunah/Actos de Fe: De


los primeras nueve Makot/Golpizas dadas a Egipto, Israel fue
librado, por parte de Hashem, en forma incondicional, pero, de la
muerte de los primogénitos, sólo lo consiguió al creer y llevar a
cabo las instrucciones del que habita en la Alta Mansión: Apartar
el cordero, probarlo, examinarlo, sacrificarlo a los cuatro días,
colocar su sangre en los dinteles de las puertas y comer toda su
carne, en otras palabras: ¡Israel hizo su parte!… ¡D’os hizo la
Suya!

En Shabbat Hagadol2 (Heb.: El Shabbat de Aquél que es


Grande) Yeshúah entró a Yerushalaim para ser probado y
examinado, y, después de haber calificado, como nadie lo hizo, ni
lo hará jamás: Ofreció Su vida en el madero y resucitó a la salida
del siguiente Shabbat, en Jag Hamatzot (Heb.: Fiesta de los Panes
Ácimos), durante los primeros días de la Sefirat Haómer (Heb.:
Cuenta de la Gavilla), la cual conduce a la manifestación del
Poder del D’os Neemán (Heb.: Fiel, Leal), en Shavuot.

Toda expresión de la Fidelidad del Eterno, en estos


términos, requiere de un requisito: ¡Emunah puesta en acción!

No esperemos más que Hashem haga nuestra parte...


¡Hagamos la nuestra y el Eterno hará la Suya!

Permitamos que nuestra Emunah sea probada y examinada:


¡Entre, cuantas veces sea necesario, a las aguas del Yam Hasuf

2
El Shabbat que se halla justo antes del Primer Día de Pésaj.
(Heb.: Mar de los Juncos, en Occidente: Mar Rojo), con el agua
hasta los tobillos, luego hasta las rodillas, después hasta la cintura
y, finalmente, hasta el cuello... No importa cuántas... ¡D’os
separará las aguas para que pasemos en seco!... Dicho de otra
manera: “¡Si yo... Entonces D’os…!”

El huérfano real es el que no ha reconocido que Yeshúah es

Adonái y Mashíaj, y, por lo tanto, no ha experimentado la 


(JIDUSH: Renovación) que le otorga el Derecho de ser
reconocido como hijo del Eterno. El huérfano paradójico es el
que, aunque renovado, persiste en existir como si todavía fuese
huérfano.

El hijo libre es el sujeto renovado que, al fin, ha decidido


emprender, al lado del Rúaj Hakóddesh, la aventura definitiva, y
sin retroceso, de deshacerse de la Orfandad.

Los siguientes cuatro cuadros nos orientarán... ¡A nosotros,


hijos de D’os!... Para reflexionar... ¿En qué parte de la aventura
nos encontramos?
CUADRO N° 1
Orfandad paradójica severa

1. En la cueva, somos como un conejo asustado, que existe a


merced de todo
2. En realidad, no estamos haciendo absolutamente nada
3. Nuestro desempeño, para obtener buenos resultados, es
nulo
4. No atendemos a D’os
5. Somos totalmente codependientes (manipuladores)
6. Estamos bajo un engaño
7. Contemplamos muchas opciones de escape
CUADRO N° 2
Orfandad paradójica moderada

1. En el bosque, somos como un ratón huidizo, que sobrevive


totalmente a la defensiva
2. Hacemos todo lo que no se debe
3. Nuestro desempeño, para obtener buenos resultados, es
negligente
4. Atendemos a D’os, a regañadientes
5. Somos parcialmente codependientes (manipulador)
6. Estamos muy desorientados
7. Contemplamos algunas opciones de escape
CUADRO N° 3
ORFANDAD PARADÓJICA LEVE
1. En la trinchera, somos como una gallina cuidadosa, que
convive a la defensiva y, algunas veces, a la ofensiva
2. Hacemos, apenas, lo que es nuestro deber
3. Nuestro desempeño, para obtener buenos resultados, es
diligente, pero, no rara vez, negligente
4. Atendemos a D’os, pero, no rara vez, a regañadientes
5. Somos poco codependientes (manipuladores)
6. Nos sentimos cómodamente ubicados
7. Contemplamos muy pocas opciones de escape
CUADRO N° 4
Hijo libre (filialidad plena)

1. En la cumbre del monte, eres como un águila, que se


remonta a las mayores alturas, y que vive a intensísima
Plenitud
2. Hacemos sólo lo que Adonái nos ha permitido hacer
3. Nuestro desempeño, para obtener buenos resultados, suele
ser diligente
4. Atendemos a D’os, al instante, nunca a regañadientes
5. No somos codependientes (manipuladores)
6. Somos de los que hemos de estar, exactamente, en donde
Hashem quiere y cuando Él lo ha dispuesto
7. Hemos rechazado todas las opciones de escape, con tal de
permanecer sólo en Su Eterna Dimensión

“Pero la Senda de los Tzadikim


es como la luz del amanecer:
La que va en aumento… Hasta
llegar al Tzohar.”
(Prov 4: 15)

Rabino Conrado R. Umaña Rojas,


Kehillah Anshéi Hadérej,
(506) 358-1149, (506) 225-2500, cod. 1592,
yoetz@hotmail.com

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